Bolivia Olímpica Capítulos VI Al VIII
Símbolos de los VIII Juegos y de la ODEBO. El año 1935 en la Junta encargada de preparar los festejos del Cuarto Centenario de la Ciudad de Bogotá, capital de Colombia, tuvo origen la idea de realzar tal acontecimiento histórico con una competencia deportiva extraordinaria similar a las que tenían desarrollo dentro del movimiento olímpico mundial, con la participación de los países que fueron liberados del dominio español por el insigne prócer sudamericano Simón Bolívar. Impulsor y hombre llave del proyecto fue Alberto Nariño Cheyne, Director Nacional de Educación Física de Colombia. Este dirigente se dedicó a organizar las Asociaciones Nacionales de cada uno de los deportes existentes en su patria y una vez alcanzado tan importante objetivo, fundó el Comité Olímpico Colombiano. Nariño Cheyne concibió así el plan de realizar unas justas deportivas internacionales distintas y aprovechando su concurrencia personal a la olimpiada efectuada en Berlín en 1936, este soñador americano tomó contacto, en su condición de presidente del Comité Olímpico de su país con los integrantes del Consejo Ejecutivo de la máxima entidad Olímpica Internacional, ocasión en la que presentó al conde de Baillet Latour un informe patentizando sus laudables intenciones. Los resultados fueron positivos y de carácter inmediato, ya que, el 16 de agosto de ese año, el presidente del COI le hizo entrega de un documento en el que, además de aprobar sus propósitos, aseguraba el patrocinio de la organización olímpica mundial a los Juegos Bolivarianos, reservando los mismos a la participación exclusiva de Bolivia, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela, las naciones de nuestro continente, vinculadas particularmente a la lucha libertadora de 1 Bolívar, y la verificación de la primera versión en la ciudad de Bogotá el año 1938, durante los festejos conmemorativos del IV Centenario de su fundación.
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