HISTORIA La subregión Colesuyo y sus etnias

Recibido: 05/03/2015 Waldemar Espinoza Soriano Aprobado: 15/05/2015 Universidad Nacional Mayor de San Marcos

RESUMEN Al suroeste de la cuarta región del imperio de los Incas, llamada Cuntisuso, y oeste del Collasuyu existía la subregión denominada Colesuyu. Comprendía las vertientes, laderas y llanuras del poniente, hasta las orillas marítimas. Por el norte comenzaba en lo ríos Chili y Quilca —Arequipa—, aunque más pronunciadamente desde el actual departamento de , acabando, por el sur, en la quebrada de Camarones, bien que otros documentos quinientistas aseveran que se extendía a partir de Camaná hasta el pequeño río de Pica-Loa. En consecuencia, encerraba valles y desiertos, aparte de las playas ocupadas por pescadores camancha- cas o changos que intercambiaban sus productos con labradores y ganaderos. Entre Collisuyo y el lago Puquinacocha (Titicaca) se interponía el ámbito Urcosuyo. Al este de la citada palude se encontraba la otra subdivisión llamada Umasuyo. Y más allá la nombrada Manca. No fueron creaciones de los incas, sino instauraciones hechas en edades más antiguas. investigaciones sociales  Palabras clave: Región y subregión, Moquegua, Quebrada de Camarones, Pica-Loa, Changos, agricultores, pescadores, ayllus, mitmas, enclaves.

The region Collisuyo and ethnic groups

ABSTRACT

Southwest of the fourth region of the empire of the Incas, called Cuntisuso, and west of Collasuyu existed subregion have called Vol.19 N°34, pp.81-110 [2015]  Collisuyu. He understood the slopes, slopes and plains of the west, to the sea shores. On the northern rivers began in Chili and Quilca —Arequipa—, although more sharply from the current department of Moquegua, finishing in the south, in the Camarones, though quinientistas documents assert that stretched from Camaná up the small river of Pica-Loa. Consequently, enclosed valleys and deserts, apart from the beaches occupied by fishermens or monkeys camanchacas exchanging their products with farmers and ranchers. Among Collisuyo and Lake Puquinacocha (Titicaca) Urcosuyo the field stood. To the east of that palude other subdivision called Umasuyo was. And beyond the Manca named. There were creations of the Incas, but unsaturations made in older ages.

Keywords. Regios and subregion, Moquegua, Quebrada de Camarones, Pica-Loa, Changos, Farmers, Fishermen, Ayllus, Mitmas, Enclaves. UNMSM-IIHS. LIMA, PERÚ 

81 WALDEMAR ESPINOZA SORIANO

Colesuyo (Collisuyo - Colecsuyo - Collecsuyo): Garcilaso rotundamente lo pronuncia Collisu- Las etnias de su entorno yo, región que se extendía hasta Tacama (Atacama), postrera en la costa llamada Patapata por los andi- o que hoy es el departamento de Moquegua, nos y Llanos del Perú por los hispanos; es tierra lar- antes, durante y después de los incas fue de- ga, angosta y mal poblada, añade que tardó en ser nominado Collisuyo y Collecsuyo. conquistada por los incas (1609:141). Coles o ccoles Lconfiguraba el poblado más importante. El les llamaban a sus habitantes (Pachacuti 1613: 244). topónimo Colesuyo fue el que prevaleció en el virrei- Por tanto Colesuyo fue el topónimo de una región nato y república. de origen preincaico que se extendía desde Camaná Su prestigio ya caminaba a paso firme desde an- y Arequipa, pero más que todo a partir de Torata y tes de los incas, aunque éstos como resultado de su Moquegua hasta la quebrada de Camarones en Tara- nueva estrategia geopolítica, no le reconocieron toda pacá, al norte del desierto de Atacama. En la parte de la prestancia que mereció durante el funcionamien- Moquegua, zona nuclear de esta subregión abarcaba to de Estados imperiales anteriores. No obstante lo desde las altas laderas de la sierra cordillera occidental cual, los colesuyos mantenían su fama entre las de- hasta la chaupiyunga; pero en lo demás comprendía más etnias del Cuntisuyo y Collasuyo, realidad fácil solo la chaupiyunga, por cuanto el litoral mismo con de demostrar con las citas que dieron sobre ellos los sus playas y caletas estaba ocupado por los pescadores habitantes de la costa norte durante la tercera expe- changos o camanchacas, de cultura paleolítica. Los dición de Pizarro. A éste y a sus compañeros les ha- de la subregión Cole o Coli, chaupiyunga y serrana blaron con admiración de los señoríos de Chincha y practicaban la ganadería, agricultura, textilería, alfa- Coli (Porras 1954). rería y otras manualidades, juntamente con muchas Sin embargo ha habido alguna confusión para colonias de mitmas collas, lupacas, pacasas, carancas aclarar de qué Coli se trata, por cuanto han existido y de otras etnias altiplánicas que bajaban a controlar hasta tres ámbitos con esta onomástica. Los aventu- nichos y enclaves ecológicos mesodérmicos. En su reros que acompañaban a Francisco Pizarro en su ter- área nuclear —Moquegua— se encontraban cinco cer viaje, en el mar de la isla de La Puná —en marzo cacicazgos o provincias étnicas autóctonas que fueron de 1532— escucharon hablar con admiración de los empadronadas por los visitadores españoles. Habla- «Caciques de Coli y Chepe», aunque con más asom- ban cuatro lenguas principales: en primer lugar la bro pintaban en su imaginario al reino de Chincha, el puquina, luego la coli, aymara y camanchaca, aparte mayor de la costa, región en la que también ubicaban de otros dialectos. La puquina prevalecía en muchos Coli y Chepi. ¿Ese Coli se refiere acaso al Collique ayllus de Atun-Colla, Moquegua y de ahí hasta Arica del valle del Chillón al norte de Lima, o tal vez al (Barzana 1594, 399). Colec de Moquegua al sur? Se puede aseverar —aho- Galdo Rodríguez aclaró que —de acuerdo a do- ra— que Coli es Colec, no exactamente el Collique cumentos del Archivo de la Blanca Ciudad— Co- localizado al septentrión de Lima, bañado por el río lesuyo comenzaba en lo más próximo de la ciudad Chillón que baja de Canta a través de Quives y Yangas arequipeña, en otras palabras en las comunidades para regar las heredades de Comas, Carabayllo, Con- de Yarabaya (1995: 55) y Copoata, ambas oriundas, cón y Chuquitanta. Todavía no se ha desvelado nada siempre empadronadas juntas, como aparecen en la en lo relacionado a Chepe. En 1533 el curaca mayor visita de 1549, no obstante ser curacazgos indepen-

2015  de Collique del Chillón se llamaba Acja (Estete 1533: dientes. Dicha visita establece que los «indios natura-

34  72). En no pocas ocasiones acudían los de Canta y les» pertenecen a las etnias: 1° de Yarabaya (parroquia Guamantanga para ayudar voluntariamente en las la- de San Lázaro) con su curaca Caya o Sicaya con 117 bores cocaleras de Quives, por sacar provecho de tal tributarios y un total de 719 habitantes. 2° Copoa- colaboración tanto durante el Tahuantinsuyo como ta (río Huasamayo) con su curaca Escapa, con 113 en el virreinato. En consecuencia el informe difundi- tributarios y un total de 522 habitantes. 3° Chichas do en la Puná nada tenía que ver con el Collique del (Guasacache) con 36 tributarios y un total de 156 río Chillón. Tampoco con el pequeño señorío de Co- pobladores. 4° Orejones (Yumina) con 6 tributarios

investigaciones sociales  llique, contiguo a Chiclayo en el área de Lambayeque. y un total de 226 personas. 5° Puquina o Poquina 82 LA SUBREGIÓN COLESUYO Y SUS ETNIAS

con 125 tributarios y un total de 642 almas. 6° Chule res del altiplano. Pero ahí no concluía la figura socio- (y Tambo), también puquina hablantes sin cifras de- geográfica y política, pues mucho más al sur existía mográficas. Los mitmas Orejones Yuminas aparecen otra subregión llamada que servía de escenario con sus curacas Chagua y Chalcovilca; por igual los para la vida a varias etnias, a semejanza de lo que ocu- Chichas de Guasacache bajo las órdenes de Omo y rría en el Tucumán. E Incluso en el extremo noroeste Llamato. Asimismo se habla de los mitmas residentes y norte Tupac Inca Yupanqui instituyó una subre- en Tambo (Ibíd: 56-58). gión o suyu conformada por Huancavilcas, Cayam- Pero antes es prudente porfiar que si bien el Ta- pis y Pastos, si bien por sublevarse contra el Estado, huantinsuyo fue demarcado, oficialmente, en cuatro Huayna Capac lo extinguió, anexándolos totalmente regiones: Chinchaysuyo, Antisuyo, Collasuyo y Cun- al Chinchaysuyo (Murúa 1600: 191; Montesclaros tisuyo, dentro de las dos postreras ya existían desde 1616: 151). mucho antes —con bastante seguridad desde el do- Hay que traer a colación que la Audiencia de minio Puquina o Tiwanaku— otras regionalizaciones Lima (fundada en 1543) alcanzaba, por el sur, hasta internas. Así por ejemplo, dos en el Collasuyo, la del el río Pica-Loa; al ser creada la Audiencia de Charcas oeste del Titicaca, denominada Urcosuyo, y la del este (1563) mermó su territorio contrayéndolo hasta el llamada Umasuyo. Por su lado, en la región Collasu- valle de Moquegua. La parte meridional de esta cam- yo se encontraba enclavada una subregión nombra- piña, con muchas chacras de ají y frutas, fue puesta da Colesuyo, cuyos habitantes recibían el gentilicio dentro de la jurisdicción de la Audiencia charqueña, de Kole-hake —gente de Cole— (Bertonio). Es un la que se alargaba hasta el valle de Copiapó, el pri- gentilicio que también puede ser pronunciado kolli; mero de la Capitanía General de Chile. Aquí hay tiene otras acepciones en aymara: 1° un árbol cuyo que plantear una interrogante: ¿El valle de Colesuyo nombre técnico es Buddleia incana, Budleya blanca, (Moquegua) fue partido entre dos Audiencias? ¿Efec- usado como excelente combustible. Su cocimiento tivamente Colesuyo comenzaba en la banda meri- es aplicado como astringente. Muy apreciado por su dional del dicho Valle? Lo seguro es que abrazaba las madera dura y compacta. 2° Kolli Atekaña: acodar a dos riveras. Aunque lo verídico es que, como ocurrió la tierra los pimpollos del kolli (Luca 83: 231), es con los incas, la vetusta subregión Colesuyo ya no decir, meter el vástago de esta planta debajo de tie- interesó a los españoles, para éstos ahora primaban rra, dejando fuera a la extremidad o cogollo, para que los intereses de economía política, de manera que la naciendo raíces en el mismo vástago, se forme otra provincia colonial de Colesuyo apenas quedó para nueva (DRA 1791: 159). 3° Coli es enmarañado, re- nombrar y determinar al corregimiento o provincia vuelto (Bertonio 1612, II: 50). de Colesuyo, poco a poco diluido hasta quedarse con El renombre de Colesuyo marchaba parejamente el de Moquegua. Bien que para los habitantes autóc- con la cuantiosa producción de ají, único sazonador tonos su toponimia tuvo larga duración. de prestigio, elevado por tal razón, a la categoría de Aunque muy pronto el virrey Francisco de Tole- moneda-mercancía una vez enjuto. do, incentivado por argumentos geoeconómicos de- En lo que, igualmente, no cabe dubitaciones es cretó la excepcionalidad de reincorporar dentro de la que el Colesuyo comprendía lo que ahora es la por- Audiencia de Lima al puerto y ciudad de Arica. Fue el ción occidental de las provincias de Arequipa e Islay corolario de la importancia adquirida por ser el punto y todo el departamento de Moquegua. Este último, de desembarque del azogue, insumo imprescindible investigaciones sociales  poblado por las etnias Ubina, Caruma, Pocsi (deno- para intensificar la extracción de plata en las minas minada Potosí por ciertos escritores apresurados), de Potosí, mineral que, a su vez, lo exportaban por el Omate, Cochuna, Puquina y «otros indios» que los puerto de Arica (Vázquez de E.1630: 439, 617). autores del siglo xvi no quisieron especificar por Pero si bien las etnias antes citadas constituían creerlos insignificantes. Lo censurable es que así se los colec-s nucleares, esta subregión comprendía más expresaran al referirse a cientos de mitmas lupacas espacio territorial. Juan Maldonado de Buendía, que que paraban en los valles de Torata y Moquegua con- visitó la provincia de Moquegua, en carta dirigida 34  trolando pisos y nichos ecológicos para suministrar al rey (La Plata, 25-III-1575) le expresa que dicha 2015  productos de clima mesotérmico y cálido a sus seño- provincia se alargaba desde el río de Arequipa hasta 83 WALDEMAR ESPINOZA SORIANO 2015  34 

investigaciones sociales  Mapa de la Subregión Collisuyo (Colesuyo). 84 LA SUBREGIÓN COLESUYO Y SUS ETNIAS

el Loa, con una longitud de 120 leguas —720 kiló- la Gobernación de Francisco Pizarro hacia el sur de metros—, y de 20 a 30 de latitud. La describe como Chincha, por un largo de 60 leguas de ésta, cubrien- tierra áspera de sierras y arenales en la que emergían do las tierras de los curacas de Coli y Chepi (AGI. muchos pueblecitos. Concretamente escribe: «hallé Lima 565, III). en ella ducientos y veinte y seis pueblos y redújelos Por el documento que se acaba de citar es evi- a veinte y dos, en que dejé señaladas trece doctrinas, dente que la costa de Moquegua a Tarapacá pertene- donde cómodamente en cada una de ellas podrá un ció a un territorio llamado Colesuyo. Justo, la villa cura administrar los sacramentos». También instituyó española de Santa Catalina de Guadalcázar de Mo- alcaldes y regidores indígenas con ordenanzas en los quegua fue, desde la fundación de esta demarcación pueblos principales (AGI. Lima 123). ¿A qué río de ya españolizada, considerada la cabecera del corregi- Arequipa se refiere, al Quilca o al Chili? Con seguri- miento de Colesuyo, así consta en la integridad de la dad a los dos, si consideramos que el Chili es el que documentación político-geográfica desde 1565 hasta cruza la ciudad arequipeña para confluir en el Quilca. el siglo xviii. Ahora corresponde al departamento y/o En lo que también hay certeza es que el valle de Tacna región de igual nombre. El mismo que ciñe desde la formaba parte de la «provincia de Colesuyo», como lo cordillera nevada hasta las playas marítimas. Berto- clarifica una cédula firmada por Francisco Pizarro en nio incluye la voz koli haque, indicando que es como 1538 al entregar la encomienda de Tacna a su primo distinguían a los habitantes yungas hacia el oeste, en Pedro Pizarro. Entre ellos le dio el pueblo de Tacana o Moquegua. Pachacutic Yanqui, al citar la expedición Tacna con su curaca Astaca y los principales Quilopa- de Pachacutec Inca Yupanqui hacia Condesuyos, ma- na, Cata, Conchariqu, Quiela y Omechipa, con 600 nifiesta que se desplazó por el Collao para dar con tributariosa en total (Barriga 1955, III: 116). los Colecs y camanchacas, a los que delata de «gran- De acuerdo a otros documentos guardados en des hechiceros», y de inmediato bajar por Arequipa el Archivo de Moquegua, en lo tocante al aspecto o Ariquipay. Son datos que señalan como Colesuyo humano, se confirma que los colecs poblaban des- Incaico fue dividido en dos: el del norte, adjudica- de Camaná hasta la desembocadura de la quebrada do a Cuntisuyo (Arequipa), y el segundo, el más ex- de Camarones, franja bastante angosta de 20 leguas tenso, al Collasuyo. No expresaron voluntad a favor como máximo (120 kilómetros). Lo que vale decir de su conservación, excepto los propios originarios que dicha zona estaba habitada por yungas agricul- colesuyos que continuaron guardando su tradición tores, nativos de tierras calientes, a los que se sumó demarcacional, y la de algunos funcionarios colonia- después una población colla y aymara para vivir cer- les, quienes, por lo menos durante el siglo xvi y gran canos a los camanchacas o pescadores del litoral, en parte del xvii prosiguieron escribiendo oficialmente otras palabras, hasta conformar una zona triétnica, «provincia de Colesuyo, alias Moquegua». Hasta que cada una especializada en actividades distintas y con por fin —en el xvii— quedó solamente «provincia sus propias autoridades nativas, aunque los pescado- de Moquegua». Lo demás ha sido echado al olvido. res subordinados socialmente a los agricultores. Lo El ámbito Colesuyo, tan alargado, ¿fue habitado que permite sostener que toda esa área, compuesta por una sola etnia de ese nombre bajo el gobierno de por valles, no formó necesariamente una unidad so- una diarquía? ¿O fue verdaderamente el apelativo de ciopolítica en el Intermedio Tardío o preincaico, sino una subregión enclavada en el oeste de Cuntisuyu, o que cada una de éstas agrupaciones componía un del Collasuyo? ¿O quizás una zona que, a semejanza investigaciones sociales  cacicazgo. En consecuencia, en este sector del litoral de lo sucedido en el imperio Chimor, sus señoríos los habitantes yungas estaban formados por los agri- existentes fueron desgarrado por los incas en valles cultores coles, carentes de un centro de poder, lo que autónomos desde Moquegua a Camarones, o hasta facilitaría para ser intervenidos y ocupados por gente Pica-Loa para restarles fuerza guerrera y política? No serrana, dominio que se acentuó en la época del Ta- hay documentación primaria para aclarar lo que su- huantinsuyo (cfr. Hidalgo Lehudé 2009: 152). cedió. Aunque por analogía con Chimor, nos inclina- Colesuyo fue una subregión notable, pues apa- mos a que fue fragmentada por los incas. 34  rece mencionada en la real cédula del 4 de mayo de Como recuerdo de los Colesuyos todavía persis- 2015  1534, mediante la cual prolongaron los límites de te la punta de Coles al suroeste de Ilo, a los 17.42° 85 WALDEMAR ESPINOZA SORIANO

de latitud sur. Exactamente a 32 millas al ONO del cualquier comarca del imperio. Los linderos del norte morro de Sama. Es muy saliente y baja en su extremi- y del este están limitados por empinadas cordilleras, dad occidental. Se eleva hacia el interior hasta llegar en las que surgen ostentosos los soberbios volcanes a ser terreno barrancoso. Es muy fácil de reconocerlo Tutupaca, Ubinas y , hasta las elevadas porque su terminal del oeste está formado por tres abras que dan paso a determinados caminos peato- islotes que se separan de ella, y son vistos con harta nales, como los de Moquegua y Torata hacia el país facilidad. Para ello basta doblar la punta de Coles la Lupaca (sur de Puno), vías que por no ser estatales costa al NO 14 al N, hasta la quebrada de Ilo. Los carecían de auténtica comodidad. Hacia la costa solo que navegaban cuidaban de no acercarse a la tierra poseía un río, llamado Tumilaca al correr por Torata, del S, apenas una milla, por estar totalmente con ro- y más abajo Moquegua. Colesuyo, tiene —en cam- cas, algunas de las que sobresalen 2/3 de milla (Gar- bio— hacia el interior las cabezadas del caudaloso cía y García 1863: 40). Las tortugas viven en el lado Tampupalla, orgullo de la moderna provincia de Is- opuesto de esa punta, exactamente en Pozolisa; los lay. Lo que demuestra que Colesuyo tenía dos hoyas que querían voltearlas iban por tierra, capturándo- distintas por donde vivían cinco etnias nativas y cien- las mar afuera, donde las encontraban boyando. Les tos de mitmas llegados del altiplano Lupaca. Y tanto amarraban la cola, suspendiendo al animal por arri- en la parte alta como baja los naturales hablaban el ba. En Punta Coles hay abundancia de lobos marinos aymara, con un ordenamiento social bastante homo- y sobre la pañolería se amontona mucho guano. La géneo. La cordillera volcánica de los Andes puede punta de Coles termina en el islote y su pañolería. Ya ser contemplada en la integridad de su hermosura y desde comienzos del siglo xx, muchos creen ver, a lo vigorosidad al recorrerla por la parte alta. Sobre los lejos, que el citado islote simula un campo sembrado profundos valles se empinan también majestuosos los de coles: verdura para preparar ensaladas (cfr Stiglich brazos de esos mismos 1922). Andes, por donde hay volcanes, picos nevados y Pasemos a examinar los valles y sitios más nota- cerros altísimos, que colindan con las pampas. Tam- bles de esta subregión: poco faltan cadenas de ásperos terrenos que quedan embellecidos por lagunas pintorescas, como la de Is- tunchaca y Los Ojos. Dueña a la vez de llanuras, unas Moquegua (Colesuyo nuclear) áridas y otras productoras de pastos naturales propios de las punas, por donde la ocupación principal era la Es necesario remontarnos al Horizonte Intermedio ganadería, mientras en las medías y bajas prevalecía la (Tihuanaco o Puquina). A su territorio lo tenían di- agricultura. El valle de Moquegua, a 1.367 msnm es vidido en tres macro-regiones: Umasuyo, Urcosuyo, ameno por el verdor de sus producciones. Tampoco Colesuyo y Manca. Las dos primeras en ambas már- le faltan aguas termales y minerales, a las que atribu- genes del Puquinacocha (Titicaca); mientras que la yen cualidades curativas recomendables. tercera o Colesuyo, área de sierras y arenales, exten- La parte marítima, una de las más ricas del litoral didas desde las altas vertientes cordilleranas hasta el por su pesca, estaba poblada de pescadores changos o mar, verdaderamente el hoy departamento de Mo- camanchacas (Pachacuti 1613: 197), éstos sí de usos y quegua, era la más significativa con pisos y nichos costumbres diferentes a las etnias anteriores. Estaban ecológicos desde lo más altos de la cordillera hasta en la desembocadura del Ilo u Osmore (Moquegua)

2015  los bordes de su no tan larga costa marítima en Ilo. que baja de los cerros de Carumas e Ichuña, bien que

34  Con todas las variedades geográficas e hidrográficas, su origen está marcado en las lagunas llamadas Los tiene producciones de infinidad de climas conforme Ojos. Su quebrada es en gran parte del año seca, para se sube o se baja por su territorio de Torata y Mo- cargar demasiado y hacer daño durante las lluvias se- quegua. Casi todos los caseríos y chacras estaban en rranas. En Ilo, precisamente, se desprende la punta el valle de Moquegua, que es amplio y verde gracias de Coles, al norte del cual se presenta el sosegado des- a sus producciones y buenos canales que regaban sus embarcadero de Pacocha, no lejos del antiguo Ilo. Por andenes. La sequedad del clima fue superado por el ahí brotaban algunas lomas, y además, próximo a este

investigaciones sociales  esfuerzo del ayni, minca y mita, como acontecía en lugar, está la mejor sal del sur del Perú; proliferaba la 86 LA SUBREGIÓN COLESUYO Y SUS ETNIAS investigaciones sociales  34  2015 

Área nuclear del Colesuyo 87 WALDEMAR ESPINOZA SORIANO

leña, gracias a sus bosques (Paz Soldán 1877). Los La zona nuclear de Moquegua comprendía Tora- naturales o autóctonos de Colesuyo hablaban el coli ta, Carumas, Ubinas, Omate, Puquina, Pocsi e Ichu- (Almonte 1813: 8) mientras que los miles de mitmas ña (Bueno 1765: 44-45). bajados del altiplano se entendían en aymara. Los En Cuanto a parcelas agrícolas en el sector de changos manejaban su propia parla. Omo, sembraban por igual los Carumas y Cochunas, Después de la caída de Tiahuanaco el liderazgo pero ningún pescador de Ilo. Por su clima magnífico puquina se desplomó, dando origen a una serie de producía desde papas y maíz hasta pacaes, lúcumas, reinos y señoríos, entre los que destacaron Jatuncolla, guayabas, coca, grana y ají. Conformaban enclaves Lupaca y Pacaje. Pero fue el segundo el que iba a te- de naciones de diferentes señoríos: altiplánicos y ner acceso al área Colec. oceánicos. Similar espectáculo se veía en Samegua, Fue en tiempo del cuarto Inca legendario, Ma- Escapalaque, Tumilaca, Siguas y La Chimba; por allí yta Capac, cuando la región de Colesuyo se puso vivían sin provocar enfrentamientos bajo la vigilancia en contacto con el curacazgo del Cusco. La cumbre del Imperio (cfr Galdo R. 1987: 139). del Cerro Baúl, próximo a Torata y a cinco leguas de Moquegua, fue el baluarte de la pertinaz resis- tencia de los cochunas (habitantes nativos de Tora- Etnia Ubinas ta), nombre de sus pobladores autóctonos, contra los expedicionarios incas (Pachacuti 1613: 128). «Provincia de Ubinas» la titula una provisión firmada Un sapa inca posterior se decidió incorporarlo a por Pizarro (22-I-1540. Barriga 1955, III: 21), la que su Imperio y adscribirlo a la cuarta región llamada incluía poblados notables: Matalache, Omate, Caca- Cuntisuyo. Este soberano se percató de la fertilidad huasi, Guata, Escamaqua, Cocotea, Sibaya, Camata, de la tierra y de su extensión capaz de recibir más Torata y el mismo Ubinas (Galdo R. 1995: 68). «La gente de la que tenía (Garcilaso 1609: 90). Motivó provincia de los Ubinas» le llama dos veces Vázquez entonces la creación de enclaves lupacas para que de Espinoza, en cuyo territorio se erguía el volcán ejercieran el liderazgo aymara y el control econó- de su nombre, que erupcionó en 1600 (1630: 468, mico sobre esta región, de tal modo que a partir de 477). Usufructuaban los terrenos de Torata y los mit- entonces el Cuntisuyo se sobrepuso al Colesuyo, en mas lupacas aprovechaban las chacras tanto en Torata la misma forma que la autoridad del Cusco se su- como Moquegua, comarcas de buenos y abundantes perponía sobre los lupacas. Éstos, con su gran señor recursos y copiosas provisiones, pese a que Torata te- Cari, jefe de Anan-Lupaca, tenía unidades domésti- nia un terreno muy quebrado con pequeños valles y cas de su señorío desde el valle de Moquegua al de llanos donde producían papas. Caían fuertes aguace- Zama; mientras que Cusi, señor de Lurín Lupaca ros de diciembre a marzo sin modificar notablemente solo controlaba a sus mitmas en Torata (Díez de SM el clima y la sequedad de su atmósfera. En sus cerros 1567: 14, 27. 125-130). Estos mitmas desplazados abundan los cactos de las variedades ciervo y toba. En en las arroyadas yungas, en la cantidad de más de un Torata la gente estaba especializada en la agricultura millar, sembraban lo que les faltaba en sus terruños y ganadería con miles de cabezas, para la que emplea- (Garcilaso 1609: 245). Cultivaban maíz, algodón, ban la técnica de las majadas, o sea, corrales dejados ají y coca, productos que intercambiaban por carne, por los trashumantes en busca de pastos naturales. lana y estiércol procedentes de la puna. Así fue como Preparaban chalona y pieles. La campiña de Torata

2015  los valles semicálidos de Moquegua y Tarata fueron tenía cinco kilómetros cuadrados de hermosa pers-

34  transformados en sendos enclaves dependientes de pectiva, todo en medio de una temperatura inmejo- Anansaya y Lurinsaya del reino Lupaca, gobernadas rable (Stiglich 1918). por Cari y Cusi, respectivamente. Buena parte de Sin sospecha, etnia perteneciente al Colesuyo y tales enclaves siguieron en posesión de los altipláni- Condesuyo, es mencionada como provincia o nación cos durante los siglos que duró el virreinato. Entre (Cieza 1553: 439), en la que fueron censados 532 los años de 1572 a 1574, todavía 676 tributarios tributarios y 2.745 exonerados, o sea 3.277 habitan- pertenecientes a la etnia Lupaca paraban en el Cole- tes reducidos en el pueblo de San Felipe de Ubinas.

investigaciones sociales  suyo (Gutiérrez F. 1574: 45). En efecto, los ubinas son mencionados con el ran- 88 LA SUBREGIÓN COLESUYO Y SUS ETNIAS

go de nación (Cieza 1553: 439). También como una dono, sobretodo desde la erupción del volcán Huay- de las etnias más septentrionales del Colesuyo, pues naputina en 1600, que cubrió con una gruesa capa de comprendía hasta las alturas de Ichuña; pero Ubinas material piroplástico. Lo mismo se puede decir de su mismo no queda a tantos msnm, como si está Ichu- infraestructura de canales de riego y reservorios que ña. Ubinas se sitúa al pie del volcán de su nombre, les abastecía de agua, ahora aun no rehabilitados. La ya cuando la quebrada de Ubinas se ha formado. Por cerámica que les pertenece es la llamada Churajón y ahí pasaba uno de los caminos de Puno a Arequipa, Chiribaya. La cerámica colla exhumada en su espacio así como otro que enlazaba las pampas ganaderas que prueba que fue escenario de enclaves ecológicos alti- se extienden desde Carumas a Ichuña. El pueblo de plánicos (González P. 2008: 126, 127). Le correspon- Ubinas dista 450 kilómetros de Moquegua y 70 de día Omate. Su clima es frío por estar al píe mismo de Omate (Stiglich: 1918). la cordillera volcánica del Quinistaquillas. Cuando se constituyó el corregimiento de Caru- Hay documentos que al referirse a éstos les llama mas y Ubinas de Colesuyo lo hicieron uniendo Ubinas, «y otros indios», que ascendían a 2.481 almas, de las Pococsi o Pocsi, Carumas, Cochuna, Omate, Quinis- cuales 475 pagaban tasa tributaria, pero los restan- taca, Puquin o Puquina, Cheque o Chiqui Mitmas y tes 2.006 no. Estaban poblados en las reducciones de Torata (Vázquez de E. 1630: 655). San Bernardo de Omate y San Salvador de Puquina (Miranda 1583 a: 175). Como es lógico la referida gente hablaba puquina, mientras que los demás de Puquina entendían por medio de la lengua cole. Se aprecia que las zonas altas, las estepas o pu- De mucho auge en el Estado imperial Puquina, lla- nas, estaban aupadas por los nativos, con sus respec- mado por los arqueólogos Tiwanacu (Tiahuanaco), tivos enclaves ecológicos en el litoral, inclusive con en cuya época tenía una enorme extensión, pero de- derechos al recojo de guano en sus islas marítimas, rrumbado este organismo político, sus relictos que- mientras que en las bajas o yungas permanecían los daron mayormente concentrados en la orilla oriental mitmas lupacas y collas. Son perfectamente ubicables de Puquinacocha —hoy Titicaca—, en la zona Ca- Puquina, Omate, Ubinas y Carumas, pero no todas llahuaya-Omasuyu y el espacio entero de Capachica, las que fueron sus reducciones. De Pocsi se conoce donde se sitúa el pueblo de Coata. Pero no solo por que, durante la república, fue anexada a la provincia allí, sino en cantidad mayor en la sierra de Colesuyo de Arequipa por estar más cerca de esta ciudad y —en (cfr Anónimo 1604 / Espinoza Soriano 1980: 150). cambio— muy lejana de la de Moquegua. Dividida en Anan y Urin, los localizados al oeste Lo que se acaba de anotar es solo un remanen- de Colesuyo y noreste de Moquegua, vivían entre los te. En épocas muy antiguas el grupo puquina, con 1.000 a 3.500 msnm, regado por un riachuelo tri- lengua propia, situado desde tiempos remotos en los butario del Putina cuando este ya tiene su quebrada contornos del lago Titicaca, al que Guaman Poma le bien formada. Constituye un valle interandino que llama con su auténtico topónimo: Puquina-Cocha, incluye dos regiones geográficas bien marcadas: 1° la avanzaron hasta el norte de Chile, sur del Cusco y costa a la altura de su desembocadura en el río Tam- Arequipa, desde Moquegua hasta Cobija. En su bo (Tambopalla), y 2° la sierra en su parte más alta. área se contaban muchas e importantes poblaciones, Su ámbito nuclear se alejaba 150 kilómetros de Mo- como la de Moquegua concretamente, y casi 50 más investigaciones sociales  quegua. Presenta una geografía de valles estrechos y en el Collao (cfr Barzana / Arriaga 1594: 399). Los alargados, y quebradas de vertientes escarpadas con puquinas, ya desde los años de Tiahuanaco e incai- andenes o terrazas escalonadas y acequias de regadío cos, fueron lentamente suplantados por los aymaras útiles pata la agricultura en el Intermedio Tardío y y otras etnias de habla quechua. Entre los misioneros Horizonte Incaico (1200-1540 d.C.), hasta ahora. del siglo xvi, el jesuita Alonso Barzana escribió una Sus ayllus asentados a lo largo del valle sustentaban gramática y diccionario de este idioma, que nunca su economía en una producción agrícola extensiva y fueron publicados. 34  desarrollada; lo demuestran las numerosas obras de En la visita toledana se contaron 125 tributa- 2015  andenería todavía existentes, si bien muchas en aban- rios puquinas incluidos dos curacas; 40 viejos; 131 89 WALDEMAR ESPINOZA SORIANO

muchachos y 346 mujeres. Total 642 personas. En erupciones, dicha primorosidad la transmite al cen- Yarabaya se numeraron 117 tributarios incluyendo tro poblado.. A 15 kilómetros de Omate hay aguas dos curacas, 19 viejos; 116 muchachos y 271 mu- termales, que descargan su líquido en el propio río jeres. Total: 523 personas. Los puquinas daban de Omate, que lo recorre bajando desde el altiplano de tributación 125 pesos 4 tomines de plata ensayada y Usuña. La vertiente es tan poderosa que salta de una marcada; 22 vestidos de algodón por mitades; que a banda a la otra. Queda a 125 kilómetros de Moque- 2 pesos monta 80 pesos; 20 fanegas de maíz a 6 to- gua (Stiglich 1918). Hay documentos de 1586 que le mines, suma 15 pesos. Total: 776 pesos 4 tomines. llaman «Repartimientos de Omate y Quinistaca», cu- La tasa de Yarabaya consistía en 460 pesos de plata yos habitantes vivían derramados. Practicaban capac- ensayada y marcada: 70 fenegadas de trigo valuado huchas o sacrificios humanos en honor a su volcán sa- en 90 pesos; 60 fanegadas de maíz valorizada en 60 grado, enterrando en sepulturas a hombre vivos (Fray pesos; 90 gallinas valuadas en 11 pesos y 2 tomines; Diego de Porres. Barriga 1942, III: 196). aparte de sembrar y cosechar una chacra del enco- El valle de Omate estuvo ocupado por mitmas mendero de ocho fanegas de maíz o de trigo tasado que dependían de las etnias Lupaca y Pacaje, despla- en 62 pesos. Todo montaba 671 pesos (Miranda zados temporalmente hasta allí para cultivar semillas 1583b: 242-243). de clima mesodérmico y cálido, como sucedía en las Hay fuentes documentales que ameritan como demás vegas de la región Colesuyo en terrenos de- los puquinas no solo tenían acceso a terrenos en el bidamente linderados para evitar contradicciones clima cálido del valle de Moquegua, sino también a entre sus beneficiarios. Omate, por lo tanto se trata- islas donde las aves marinas dejan sus excretas que ba de un espacio fragmentado entre diversos grupos se convierten en el mejor abono orgánico para la étnicos que dependían de sus señoríos nucleares del producción agrícola (Lima. AGN-DIE). Hay que área lacustre altiplánica, bien que reconocían simul- adicionar que no solo las comunidades de Puquinas táneamente la autoridad de curacas o mallcos locales Anansayasi no también los Urinsayas usufructuaban tocantes a sus mismas etnias. Se dividía en dos parcia- la isla guanera de Pocoguata, además de unas tierras lidades: Anansaya y Urinsaya. Fueron reducidos en el de enclave en el valle de Tambo. pueblo de San Lino de Omate, junto con los Quinis- Lo estrictamente Puquina que pudo sobrevivir tacas y Ansi (AGN. Lima. Tributos 148). en el Colesuyo desde el Intermedio Tardío hasta los La sede de su curacazgo autóctono estaba en Cu- siglos del virreinato, se localizaba al oeste del reino chuna, actual Torata, dividido en dos mitades: Anan Lupaca, regado por un riachuelo tributario del Puti- (Moquegua) y Lurín (Torata). Como en el resto de na cuando este ya tiene su quebrada bien formada. Su los Andes en dicho cargo se sucedían los más capaces; área nuclear distaba 150 kilómetros de Moquegua. de no haberlos se hacían cargo del oficio sus segundas Le tocaba Omate. Su clima es frío por estar al píe personas (Ms. Lilly Library. Washington). mismo de la cordillera volcánica del Quinistaquillas.

Carumas Omate Se ubicaba al noreste de Colesuyo, y aparecía de ex- En cuanto a Omate hay que expresar que se localiza tensión tan grande como Ubina o tal vez más; se di-

2015  al píe del volcán más temible, hermoso y cónico del lataba de este a oeste desde la cordillera de Caracha-

34  sur: el Quinistaquillas, llamado asimismo Huayna- ra, Pavico o Irpavi hasta el río que después se llama putina y Omate; su cumbre es muy rugosa con dos Tambopalla ­—o simplemente Tambo—. De norte a cráteres y 15 kilómetros de circunferencia. Las nieves sur aparecía tan vasto que va desde la división septen- de Omate proporciona al río Tambo una de sus venas trional del Vizcachas hasta terminar por el sur en los acuíferas más importantes. Como está ubicado al píe linderos de Chillihua y pie del nevado de este nom- del estético volcán Omate ya enunciado, verdadera bre y del volcán Tutupaca. Chillihua es una altura sublimidad erguido con imponencia en una vasta re- desértica no tan lejos de Torata, en que se bifurcaba

investigaciones sociales  gión removida en múltiples ocasiones por sismos y en dos el camino de Torata a Carumas y Lupaca; dista 90 LA SUBREGIÓN COLESUYO Y SUS ETNIAS

75 kilómetros de Moquegua. Carumas es tierra de Pococsi. Pocsi puna en plena cordillera, donde hay pampas tan am- plias como las de Vizcachas y Chilligua. Por lo tanto Pocsi, bien que en cierto papel figura como Potosí, practicaban la agricultura de tubérculos. Se alejaba por error del escribiente. Pertenecía a la subregión 125 kilómetros de Moquegua, cruzando por la altura Colesuyo y su ubicación precisa estaba al noroeste de La Apacheta y Torata. Desde allí se ve el Ubinas de las etnias Puquina y Omate; exactamente en las al noroeste, a 20 kilómetros de la quebrada de Ca- cabeceras de una quebrada que se forma, como es la rumas. Casi a 18 kilómetros de Carumas están las de Quequeña, su vecina, al píe de una llanura enorme aguas témanles de Putina, cerca de este ayllu; brota a originada por los arrastres sucesivos de tierra de los la superficie por todas partes con gran ruido, calien- empinados cerros contiguos y otros de la cordillera ta al suelo que lo circunda con grados tan elevados volcánica. Su agricultura pertenecía propiamente a que nadie podía pisar descalzo el piso (Stiglich 1918 los de puna y quebrada fría con peligro de algunas / 1922). heladas. Su proximidad a Puquina hacía que forma- En territorio Caruma también hubo mitmas ran un dúo casi aislado y por consiguiente muy liga- localizados en aguadas interandinas, al igual que en do en su felicidad. Por estar más cerca de la ciudad de Omate, Puquina e Ichuña, quienes fueron obligados Arequipa y muy lejos de la de Moquegua por cami- a recibir mitmas de Colla y Pacaje. Se les enfrentaron nos abruptos, fue anexada a la primera en el siglo xix los autóctonos de Chiribaya. Los carumas acusaron (Stiglich 1918). en cierta oportunidad a los mitmas Collas de entrar Los empadronadores toldanos encontraron a calladamente y sin consentimiento a sembrar un pe- 2.692 personas, de ellos 440 en edad de tributar y los dazo de tierra llamada Anata, por las que interpu- 2.257 exonerados de dicha carga económica. Vivían sieron una querella judicial ganada por los carumas en el pueblo de San Francisco de Pocsi. (Cañedo Argüelles 2004, 4: 24). En una visita pretoledana, temprana, en este cu- racazgo fueron registrados 415 tributarios y 2.096 Cochuna o Torata eximidos de aquel gravamen. Total: 2.511 poblado- res concentrados en las dos reducciones de San Felipe De la etnia Cochuna todavía no se puede explicar de Coata y San Cristóbal de Saco o Saro. Se dice que nada, pues ya no existen sus restos, la hipótesis es que también habitaban en el pago de Omo y otros en se extinguió sepultada por los relaves de una erupción Samegua, Estuquiña, Huaracani y Yaracachi. Junto a volcánica del Quinistaquillas, que provocó un indes- los mitmas de Chucuito recibían la predica cristiana criptible terremoto. Se sabe que erupcionó en 1600, de los dominicos (AAA. Málaga Núñez 1994: 162) 1604, 1687, 1715 y 1784. Le perteneció el pueblo de Empero el padrón toledano anota las siguientes Zunilata y su anexo Escapague. cifras: 199 tributarios incluidos dos curacas; 42 viejos; Es posible que se trate de los Chuna, una etnia 208 muchachos; 520 mujeres. Total: 975 habitantes. trasladada a Moquegua desde el altiplano, como cas- Cancelaban de tasa 886 pesos 4 tomines de plata en- tigo por haber practicado el uso de flechas envenena- sayada y marcada; 70 piezas de ropa de algodón, que das para liquidar a sus enemigos. Por cuyo motivo el a dos pesos de plata montaba 140 pesos; 30 fanegas incas que los conquistó dispusiera castigarlos cruel- de trigo a 6 tomines, o sea, 22 pesos 4 tomines; 20 mente quemándolos vivos. A los de menor culpabi- investigaciones sociales  hanegas de maíz a 6 tomines, montaba 15 pesos. 56 lidad les obligó a trasladarse en calidad de mitmas al gallinas a un tomin, rendía 19 pesos 4 tomines. Su- valle de Moquegua, a cinco leguas de su paraje, es maba la tasa de Carumas 1.083 pesos y 4 tomines. Sus decir 30 kilómetros (Vázquez de E. 1630: 531). Por costas: 20 pesos para el salario del cacique; 275 para la la distancia consignada dicha etnia debió estar ubica- doctrina; 24 para justicias y defensores. Pero habían da entre Lupaca y Pacajes. El traslado fue total, pues más carumas: 1.121 individuos de otro encomendero, ya no se les vuelve a mencionar en sus asentamientos cuyos 216 tributarios daban entre plata, algodón, tri- antiguos. 34  go, maíz y gallinas la suma de 1.177 pesos ensayadas y En el censo ordenado por el virrey Toledo se ha- 2015  marcados (Miranda 1583b: 237-238). llaron 87 tributarios y 344 liberados de tasa, reunidos 91 WALDEMAR ESPINOZA SORIANO

en el pueblo de San Mateo de Zunilata o Cunilaro. temporadas de secas serranas; cuando aumenta su Total: 431 individuos, a los que —las etnias veci- volumen viene por oquedades y angosturas que im- nas— les endilgaban el sobrenombre o apodo de ca- posibilitan su utilización. Bien que tierra adentro se pangos, o sea, cobardes o medrosos (Luca 1982: 219). ensancha en un gran llano en donde se juntan dos pe- Al ser fundado el corregimiento de la provincia queños ríos que descienden de la altipampa de Lupa- de Ubinas y Carumas le dieron nueve repartimientos: ca que, precisamente, se unen a este famoso valle de Ubinas, Pocsi, Carumas de Hernán Bueno, Carumas Moquegua (Vázquez de E.1630: 476). Un anónimo de Alonso de Carvajal, Cochuna, Omate, Quinis- de 1682 le llama Hilos; su caleta estaba casi despo- taca, Puquinas, Mitimaes de Diego de Peralta. Este blada, realmente de muy pocos a nada de habitantes corregimiento tenía en sí el valle de Moquegua que indígenas (RGI, I: CXLV). corre hasta el río Ilo, distrito del corregimiento de Valle ubicado al suroeste de Moquegua, com- Arica, que fue desmembrado de la Gobernación de prende gran parte de la quebrada de este nombre y Chucuito. En él cogían mucha suma de maíz para secciones del litoral marítimo bastante largas de norte llevarlo a las provincias del Collao y Chucuito en las a sur de su desembocadura. De clima aunque cali- alturas. El citado valle también produce frutales, gra- do es excelente permitiendo una buena agricultura y cias a su temple muy sano y bonancible (Miranda frutales, muchas chacras de maíz, guarangos, frijoles, 1583 a: 175 / López de C. 1630, II: 103). pallares, ají, etc., de gran aprecio entre los habitantes del reino Lupaca y otros del Altiplano. El río de Ilo o Moquegua baja de los cerros de Carumas e Ichuña, Manca marcando sus orígenes en las lagunas denominadas Los Ojos. Su valle produce abundante leña, bien que Así como por el oeste del altiplano Lupaca se ex- su quebrada es en gran parte del año sarmentoso por tendía hasta el mar el espacio Colesuyo, en lo que cargar demasiado y hacer daño con lluvias (Vázquez corresponde al este —también desde el lago Puqui- de E. 1630: 476 – 1409. / Stiglich 1918). nacocha— se expandía la región Manca. El eje que Sus asentamientos epónimos están localizados en separaba ambas regiones era el Puquinacocha. Pero Rocaverde, San Jerónimo de Ilo, Chiribaya Alta y el Manca no se encontraba inmediatamente de Carava- Algodonal en la porción baja del río, ya en el litoral; ya o Callavaya y Larecaja, sino más allá, en la región además del Yaral y Chenchén en el sector que bordea selvática. Se piensa que estas regiones suministraban a Moquegua. los productos alimenticios indispensables, adquiridos La cuenca del Osmore (Moquegua) comienza a en otras ecologías tropicales para satisfacer a los ha- 5.000 msnm, termina en el mar después de recorrer bitantes de las grandes alturas. Con esta delimitación una distancia aproximada de 140 kilómetros. Lo ali- ecológica el espacio Aymara adquiría el rol inherente mentan los ríos Tumilaca, Otora y Torata, que unidos a lo vertical en lo que atañe a la ubicación de pisos y a la altura de Moquegua forman el Osmore. Su cuenca nichos climáticos, tanto hacia la costa como al Anti- tiene un ancho máximo de 25 kilómetros. La ciudad tuyo. Manca está relacionado con mancaña o man- de Moquegua está en el punto más ancho, a 1.412 quiri: «comer». Se advierte que hubo dos direcciones msnm, zona de la mayor amplitud de tierra cultivable. claves para los aymaras del Altiplano (Casagne 5: 50). Las diversas alturas de las pendientes de las quebradas forman una ensanchada variedad de nichos ecológico

2015  (ONERN 1976). Por lo tanto, el valle tiene geografías

34  Ilo (Hilo, Ylo) distintas en su estrecho cauce. En el sitio de Yaral —a 55 kolímetros de Moquegua— se angosta para formar Cieza (1553: 425) lo describe como valle por el que un profundo cañón, desaparece en canales subterrá- salía un río de excelente agua. Su nombre antes, du- neos, motivando la tierra árida de 25 kilómetros. Más rante y después del incario siempre fue Hilo o Ylo o tarde reaparece a 400 msnm para formar el pequeño Ilo, como lo constata la documentación etnohistoria. valle de Ilo-Pocos a veces desemboca en el mar. Pero Pero el río que lo riega hoy es denominado Osmo- da lugar a manantiales utilizados en la agricultura. En

investigaciones sociales  re, realmente de escasa agua, pues desaparece en las los meses de garúas —de junio a octubre— aparecen 92 LA SUBREGIÓN COLESUYO Y SUS ETNIAS

lomas con herbazales empleados en la economía do- permanecían integrados en distinto grado al señorío méstica y agrícola; por su duración y abundancia las Chiribaya, por lo general gracias a la táctica de un apreciaban los naturales (Cobo 1653: 88). señor supremo, que ostentaba la autoridad superior La sociedad originada y desarrollada en este es- en el señorío; su influencia invadía lo económico y pacio costeño recibe, desde mediados del siglo xx, el cultural de los ayllus. Presidía los rituales, reforzaba la nombre de Chiribaya, que guarda similitud con el ideología política y mágico-religiosa. Él simbolizaba Tiahuanaco Tardío de la cuenca del Osmore-Moque- el vínculo entre las parcialidades, magnificado más gua, cuyos influjos culturales recibió. Su aparición cuando fallecía, manifestándolo a través de rituales. coincide con el final del orizonteH Medio (Szykulski Lo enterraban junto a otras personas. Constituía un 2010: 220). Centralizó su poder en el valle de Os- diminuto Estado con su gente dividida en clases y more No pararon hasta constituir un señorío con- rangos sociales, que lo exteriorizaban mediante sus formado por ayllus o comunidades económicamente tocados y maquillaje. En la situación de Moquegua- especializados, unidos bajo la autoridad de un señor Ilo, un solo valle constituyó un señorío; mientras en supremo, con jerarquías concéntricas, donde cada ay- otras partes dos y más valles podían formar un cura- llu tenía su unidad doméstica de elite, responsables cazgo fuerte mediante alianzas matrimoniales y con- de la producción y redistribución de bienes, entre sus quistas violentas, aunque más primaba las relaciones componentes. Todos estos aylluscas bajo el comando pacíficas apuntaladas en egalosr y enlaces conyugales. de un señor mayor que sobrepasaba al de los especia- Tan igual a los pueblos de otros valles de la costa listas y artesanos (Belan 1981: 27). andina, su gente supo adaptarse a su ecología apoya- Su manifestación social más significativa comen- da en una economía de subsistencia de tipo agrícola, zó en el ahora llamado El Algarrobal, con influyen- ganadero, de caza y pesca intercalados con trueques tes manifestaciones hacia el norte, es decir, al valle de productos regionales. Sus alfares fueron manufac- de Tambo (Islay) y por el sur hasta el valle de Azapa turas con decorados de superficie bastante atractivas (Arica). Tuvo estrecha relación con la cultura Chura- merced a los tintes extraídos de la cochinilla, del que jòn del valle de Arequipa: todo un despegue regional derivaban el matiz rojo. Del índigo obtenían los azu- sureño. Aparece aproximadamente en el 950 d.C. les y verdes. Sus camisas, bolsas y pañizuelos lo con- —cuando el Estado Puquina (Tiwanacu) se desinte- feccionaban con hilos elaborados en ruecas cortas que graba— y acabó hacia el 1450 al ser conquistados cabían en el cuenco de una mano, y husos con torte- por los incas. En ese lapso se desarrolló el estilo Ilo ros. Tallaban la madera, a la que lo transformaban en (llamado Chiribaya por los arqueólogos). queros muy vistosos con esculturas antropomorfas y En la zona media del valle, en el lugar de Chi- zoomorfas, a veces incrustados con turquesas. Cono- ribaya, habitaba un grupo cuyos restos funerarios cieron el uso de cucharas, tazas, jarras, y unas tapas en demuestran que socialmente no estaban tan diferen- figura de trompos. Como es natural en las culturas del ciados como en otras etnias (Chuquibamba y Chura- litoral, trabajaron la piedra y las conchas Spóndylus, jón en el valle de Arequipa). Con todo, determinadas de las que hacían collares, gargantillas y pulseras. En personas que destacaban por algo recibían gran can- cuanto al oro y plata lo manejaban para hacer anillos, tidad de ofrendas sin diferenciar sexos ni edades. Las brazaletes, narigueras. Sus tocados son como cascos momias ya naturales como artificiales fueron inhu- adornados con metales preciosos. Para ello empleaban madas en tumbas preparadas y claramente marcadas. las técnicas del martillado, laminado y repujado utili- investigaciones sociales  Esta manera de manipularlas, dentro de conceptos de zando moldes. En lo que respecta a obras de construc- culto a los ancestros, concuerda con prácticas simila- ción, primero aplanaban sus terrenos y levantaban res hechas con los incas. Es una demostración de que andenes en los valles bajos. Sobre bases de piedra uni- varias etnias coincidían en esta realidad cultural (B. das con argamasa de barro levantaban sus paredes de A. PUCP 2003 7: 397). Chiribaya —Chiriwaya— es quincha. A sus tumbas, en forma de cistas de planta considerado un topónimo puquina por su termina- circular y rectangular con tapas de piedras planas, las ción en baya o waya (Galdo R. 1985: 50). ubicaban en sitios libres de actividades domésticas; lo 34  A semejanza de lo que ocurría en los demás va- que anuncia que sabían separar los ámbitos sagrados 2015  lles costeños y serranos, los ayllus aunque autónomos de los profanos (Tejada Lewis 2008, I: 208-211). 93 WALDEMAR ESPINOZA SORIANO

Al litoral lo habitaban los pescadores camancha- Yaral (en la chaupiynga), con frente occipital plana; cas o changos especializados en su oficio, endógamos así se distinguían los chiribayas; no vivían entremez- con idioma y curacas propios, mientras que la gente clados, sino separados en sitios distintos. Por cierto del interior hablaba colec y aymara, practicando una que hubo lugares donde algunos pudieron convivir intensa agricultura, y en las ecologías altas mucha mezclados, y hasta había gente agricultora con crá- ganadería. Le pertenecía Pacocha, muy cerca, al sur, neo normal. Los llamados Tumilacas se moldeaban pueblo y caleta con un fondeadero superior al de Ilo. incluso de modo parecido a los chiribayas, lo que Al norte y sur se veían huacas inmensas, lo que re- hace pensar que entre unos y otros no había diferen- velaba haber sido una vasta y antiquísima población cia étnica (María Lozada y Jane Buikstra 2002: 128, de pescadores. Pacocha es una playa despejada, sin 131, 133, 139). marejadas y sin peñas a diferencia de Ilo. Distaban 19 Al fallecer ofrendaban a sus muertos cosas dife- leguas de Moquegua (Stiglich 1918). Dos sociedades rentes según los sexos. Sacrificaban niños y niñas a los en un solo valle. La exportación marítima, por sí sola, curacas, aparte de enterrar vivas a sus esposas secun- proporcionaba un flujo de calorías suficientes para darias, práctica generalizada en la costa (Cieza 1553). mantener a las poblaciones que vivían en las playas y En la época de Francisco Pizarro se habla del cura- litorales. Agricultores y pescadores especializados, si ca Pola con mando sobre 194 pescadores, de los cua- bien podían acatar a un solo jefe máximo, cada cual les 20 vivían en el pueblo de Ilo en la desembocadura tenía sus costumbres propias, separados geográfica- del río Moquegua; más la estancia Chigiri con seis mente comercializaban o intercambiaban productos pescadores; otro llamado Meca en la boca del Ilavaya los de la sección alta con la baja; ceramistas existían o Iravaya, con 34 tributarios del curaca Casaveli; un en ambas partes. Estaban separados en clases y ran- tercer pueblo llamado Ite del curaca Guata, a orillas gos. Los de la parte alta reciben el nombre de Tu- del mencionado río y con 25 tributarios. Un cuarto milacas y los de baja eran los Ilos (hoy chiribayas), pueblo de pescadores, el de Piato de 12 tributarios sin evidencias tangibles que hubiesen competido y del principal Ulli. Otro pueblo de pescadores lla- peleado, hasta comían productos similares, incluso mado Tamanco con su principal nombrado Llo, con los de la parte central: El Yaral y Tumilaca, estos es- mando sobre 15 tributarios. En el pueblo de Parica tuvieron distribuidos por todo el Osmore (Lozada y el principal Moto con 26 tributarios. Y finalmente el Jane 1002: 67, 74-75, 102). Practicaban la endoga- pueblo de pescadores de Tacarí del principal Machina mia, excepto los jefes con miras a realizar y reforzar con 40 tributarios. Es decir 173 tributarios, a los que alianzas interétnicas. Las tumbas de los curacas reci- hay que adicionar sus esposas, hijos y ancianos (Barri- bían ofrendas de oro y cobre, metales no existentes ga 1955, III: 18). Todo señala que funcionaban tres en la zona. A sus jefaturas supremas los conducían en niveles de control político. En el puesto más encum- literas, las mismas que podían colocar en sus tumbas. brado aparece la figura del curaca Pola con su centro Entre las mitades o parcialidades realizaban peleas en Ilo. Enseguida figuran seis principales, y bajo ellos rituales o tincus, única oportunidad de raptar y has- una estancia que solamente funcionaba para Ilo. Por ta tener acceso coital con las mujeres de otro ayllu, lo restante, el lugar de residencia el curaca Pola, si- pero solo instantáneamente. Se deformaban sus crá- tuado al extremo norte del valle, no configuraba un neos desde criaturas, tarea que competía realizar a sus centro poblacional ni siquiera de mediano tamaño, madres como símbolo permanente de diferenciación pues, uniendo a mujeres e hijos de ambos sexos no

2015  y entidad grupal y también para definir sus niveles llegaba sino a poco más de 100 individuos. El asiento

34  sociales. Sus tocados exhibían la figura de dichas de- Tacari, en cambio, el más alejado, albergaba a más de formaciones (Ibíd.: cap V, VI). 280 habitantes. Realmente se especializaban en alguna activi- Los Chiribayas o Ilos lograron poner en acción dad. Las evidencias arqueológicas y biológicas, pa- una formación político-social costeña centralizada tentizan que vivían personas específicamente de la desde el apogeo del Horizonte medio hasta el Inter- pesca en las playas de Ilo, con cráneos deformados medio Tardío, abarcando un lapso de 500 a 600 años. en figura anular; en tanto que en otros sitios —Mo- Supieron defender y conservar sus elementos cultura-

investigaciones sociales  quegua— eran agricultores como en El Algarrobal y les hasta que, a mediados del siglo xiv, inundaciones 94 LA SUBREGIÓN COLESUYO Y SUS ETNIAS

dio del valle. Los cuatro pueblos si- guientes: Piaro, Tamantaco, Parica y Tacari son de difícil ubicación, bien que pudieron estar en puntos próximos a las desembocaduras de los ríos Sama, Lluta, San José de Azapa (Arica) y Citor o Codpa. Se presume que los pueblos de pesca- dores eran dos por río, entonces el límite sur del cacicazgo de Ilo pudo ser Parica (Hidalgo L. 2009: 156). Hacia 1620 en Ilo paraban 59 tributarios, 18 viejos, 22 mu- chachos y 109 mujeres (Vázquez de E. 1630: 656). En Ilo e Ite fueron empadrona- dos por los visitadores toledanos: 50 tributarios incluido un curaca; 18 viejos; 208 muchachos de 17 años abajo; 109 mujeres de toda edad y estado. Total: 385 pobladores. Pa- gaban de tasa 220 pesos 4 tomines de plata ensayada y marcada; 70 arrobas de pescado seco de la mar, a 4 tomines montaba 35 pesos; 12 aves de Castilla a un tomin, valuado en 14 pesos. Total de la tasa: 269 pesos y 4 tomines de plata ensayada y marcada. Desembolsaban 79 pe- sos de plata ensayada para su doc- trinero: 4 para el cacique; y 18 para las justicias y defensores (Miranda 1583b: 237-238). El río que forma el pintores- co valle de Moquegua, que corre de este a oeste, fue la frontera que dividía las jurisdicciones de las Au- diencias de Lima con la de Charcas. El integro del valle con sus sembra- investigaciones sociales  duras localizadas en el norte perte- y aguaceros asociados a un Fenómeno del Niño la necía a la Audiencia de Lima, por eso en dicha parte hicieron colapsar (Lozada y Buirkstra 2002: 47). nombraba el virrey un corregidor para administrar jus- En efecto, el primer asiento de pescadores figu- ticia. La otra banda, la que caía al sur, correspondía a raba en el río Ilo, ya que el pueblecito cabecera de la Audiencia de Charca, donde se levantaba la capital curacazgo de pescadores se encontraba en la desem- (villa de Santa Catalina de Guadalcázar), en cuyo lugar bocadura del mismo. En el desagüe del Locumba se es donde el gobernador de Chucuito (etnia Lupaca) 34  erguían otros dos poblezuelos: Ite y Meca, aunque el designaba un teniente-gobernador, pues pertenecía a 2015  postrero un poco más al sur, o talvez en el curso me- su Gobernación (Vázquez de E. 1630: 476). 95 WALDEMAR ESPINOZA SORIANO

Sama –Tarata- Putina morro de Sama, pena de doscientos pesos de a ocho en caso de contravención, o treinta días de cárcel». Dicho Por lo pronto, la fuente documental indica que el decreto fue ratificado en 1736, 1800 y 1806 por otras valle de Sama, con las otras parcialidades de Tarata autoridades competentes (Ibíd.: 398-399). y Putina dependían de los «caciques grandes» del Los señores de Pomata se hacían representar en curacazgo mayor de Pomata, una de las wamanis o Sama por grupos domésticos sacados de los ayllus la- provincias del reino Lupaca. Por entonces el valle in- custres, los cuales con el título de segundas-personas, ferior de Sama y sus anexos constituía un extenso y gobernaban, administraban justicia y vigilaban que atractivo enclave ecológico del reino Lupaca; hay do- todos cumplieran sus mitas dentro de estrictos tur- cumentos que asevera que dicha jurisdicción alcanza- nos de trabajo debido a sus señores. Dichos curacas ba hasta el mar mismo, de modo que la nación Lupa- segundas-personas en Sama, Tarata y Putina tenían el ca poseía el puerto de Sama, de donde extraía peces apellido de Chambilla, aunque en Tarata también y algas, además de maíz, ají, sal y guano. El visitador hubo un Ninaja, los dos naturales de Pomata. Cham- Garcí Díez de San Miguel (1567) encontró en dicho billa deriva de champi: vara de mando o cayado de valle a muchos habitantes lupacas que trabajaban por curaca, más concretamente el elaborado remate de turno generando productos subtropicales para enviar metal de la parte superior del citado cayado (Ibíd.: a sus señores del Altiplano. Se trata del denomina- 399-400). do control vertical de diversos nichos y pisos ecológicos Tarata proviene de tara, un árbol de la familia mediante mitimaes (Cúneo Vidal 1929, I: 399-400). de las leguminosas, de tronco espinoso, cuya semilla Otra cosa importante que controlaban en bene- es empleada en la tintorería para teñir de negro. Por ficio de la agricultura de Pomata, es el excelente fer- consiguiente, Tarata puede ser traducido como lugar tilizante llamado guano de islas, para aplicarlo todas de las taras. Putina procede de piti: lugar donde brota las veces necesarias en sus cultivos de las mesetas de el agua de una fuente termal; por lo tanto Putina es su Altiplano. Los mitmas de Tarata, Putina, Estique y aguas calientes (Ibíd.: 393-4). Turucache se abastecían del mencionado abono acu- El desplazamiento de mitimaes lupacas estuvo mulado en perfectamente ordenado: Ciertas laderas del moro de Sama y en algunos 1° Los de Pomata fueron reubicados en Tarata, Pu- islotes del radio de aquél, posesión que las disfruta- tina y Sama, valle abajo alcanzado hasta Coru- ron hasta bien avanzado el siglo xx. El que los lu- ca. Atunsama, Poquera, Las Yaras, Siquina y La pacas hayan gozado de esta extracción es reflejo de Quiaca. las sabias disposiciones de los gobernantes, para que 2° Los chucuitos tomaron el camino a los valles toda comunidad mediterránea poseyera guaneras, de Lluta y Azapa, hasta tocar las playas de Ari- salineras y pesquerías en las orillas del mar. Este de- ca. Dejaron su recuerdo en la ranchería llama- recho fue reconocido para los ayllus de Tarata y Pu- da Chucuito en el ejido de la ciudad actual. tina mediante un auto expedido por el corregidor de Lluta alcanzaba hasta Uribaya; el de Azapa en Arica, don José de la Ureta, en 1734. En su parte Socoroma. más impactante dice: «Atendiendo al alivio y utilidad 3° Los ilaves se encaminaron a los valles de Ilabaya e de la miserabilidad de sus naturales y al bien publico, Ilo, Mirave y Cinto en el valle de Locumba. siendo como son del bien común las isletas del guano 4° Los de Ácora fueron a Tacana o Tacna, alcanzan-

2015  de pájaros que hay en la costa de esta jurisdicción, sin do hasta Para (Ibid: 390, 395-296).

34  que ninguna persona tenga derecho a ello por ninguna razón, causa ni pretexto, porque se debe separar. Y pues Les interesaba tener acceso al ambiente húmedo las medidas más convenientes para el alivio de los indios y cálido del paisaje yunga para no perder el cultivo y por la suma escasez de guano que hay en la jurisdicción y cosecha de las hojas aromáticas de la coca, que la para el beneficio, sembrío y cultivo de sus sementeras, recibían como su mejor regalo de manos de sus seño- mando que José Gómez y don Miguel Rospigliosi y otra res curacas. Merced a dichos mitmas existía un flujo cualquier persona, no ponga el menor embarazo en la continuo de coca de la costa al Altiplano, al que po-

investigaciones sociales  saca del guano de los dichos indios ni las dichas islas del dríamos llamar la ruta de la coca. 96 LA SUBREGIÓN COLESUYO Y SUS ETNIAS

Valle de Tacana o Tacna Preinca (Luis Cavagnaro).

En el valle de Moquegua los mitmas lupacas se preciosa campiña, un lindo panorama gracias al ver- desplazaron hasta Torata. Cada uno de estos mitmas dor de sus campos. no se extralimitaba de sus linderos señalados. Esqui- En cuanto a Tarata, tenía como superficie la banda vaban sus contactos con los changos y camanchacas o izquierda o meridional del río Sama, desde los linderos uros de las playas (Ibíd.: 396). de los predios de Tacna hasta sus nacientes en la cor- El valle de Sama se tipifica por su clima cálido, dillera del Barroso, donde se levantan los imponentes apto para el cultivo del algodón. Su mar tenía a la nevados de Caparaja, Chuntacollo, Living, Aluta, Ti- relativamente tranquila caleta de Sama, al pie del mo- tire, Señoraca y Tutupaca, comprendiendo solamente rro elevado del mismo nombre. tierras de serranía, por lo que su temperie es fría. La Cerca a Ite, al pie de Siquina está la desemboca- quebrada del río Sama es profunda, por lo que pocos dura del río Sama, a 6 y ½ millas al norte del cabo constituían los lugares de extensos terrenos de culti- investigaciones sociales  de La Quiaca. El desagüe de su río permanecía ocu- vo. Su clima es magnífico, sus terrales de producción pado por camanchacas. La Quiaca, poco distante del extraordinarios gracias al uso de guano de pájaros. En punto de su desembocadura, es el lugar que tenía la sus laderas altas criaban ganado en pastos naturales, singularidad de haber sido el dormidero de las aves empleado en el acarreo de metales, productos de pan- guaneras, donde dejaban sus deyecciones y polluelos. sembrar y frutas hacia el Altiplano collavino. También Concretamente, iqui es dormidero de aves de mar. Ahí poseía minas de plata y cobre (Stiglich 1918). terminaba el cacicazgo de Ilabaya (Ibíd.). En lo tocante a Putina, apenas conocemos que 34  El pueblo de Sama se ubica a la derecha del río fue una aldea con bofedales, es decir, pantanos con 2015  de su nombre. Su situación es excelente, domina una pastizales cerca de Tarata. 97 WALDEMAR ESPINOZA SORIANO

Tacna – Arica –Tarapacá perceptible para la gente de etnias distintas, aunque los habitantes del Altiplano si sabían diferenciar su De Quilca a Sama, Lluta y playas de Arica, ruta de estatus al compararse con los del litoral del oeste (Hi- más de 40 leguas, se sucedían algunos valles angostos dalgo L. 2009). Comenzando de norte a sur son las con producciones semejantes a los de atrás, aunque siguientes: no en abundancia por ser estrechos. Con todo, an- tes de proseguir hay que recalcar que esta larga cos- 1º Ilabaya ta hasta Loa se compone de valles que empiezan en Con 299 tributarios y 1.468 exonerados. Total: 1.767 las quebradas y vertientes de la cordillera, que en su habitantes reducidos en el pueblo de Los Apóstoles mayor parte finalizan en las playas del Pacífico. Los de Ilabaya (Miranda 1583 a: 173). Ilabaya está a 29 intermedios de valle a valle en estas zonas son áridos leguas de Ilo y 8 y1/2 de Locumba. Por su valle co- e infructíferos, salvo algunos que sirven para pastos rre el río de su nombre, cuyo origen más remoto se naturales en los médanos donde cae la corta llovizna encuentra en la cumbre del volcán Tutupaca, su que- llamada garúa, desde mayo a septiembre, que gene- brada es estrecha. ra las denominadas Lomas o Herbazales. En los va- Es el valle que fue copado por ayllus de mitmas lles que por lo general son fecundos, por no faltarles lupacas, cuyas unidades domésticas fueron sacadas de agua cogían bastante maíz y frutas en abundancia. la wamani de Ilave, los mismos que también fueron Cultivaban algodón y, en especial, mucho ají que lo enviados a Ilo e Islay o Ylay. En Ilabaya ocupaban las comerciaban con las etnias serranas. En las alturas, tierras de Mecalaco, Capilluni, Carampane, Umalso, hacia la cordillera criaban camélidos y sembraban Huallatiri, Sajata, Charachara, Coossa, Colchuna, papas, particularmente en los altos de Ilabaya. Para Ancocollo, Chejalla, Palca, Acumali, Tintenuapam- labrar sus tierras se valían del guano: estiércol de los pa. Caribaya, Ilabaya y Candarave, todas aquende el pájaros Yucamani y Tutupaca. Puede que trajeran de su tierra Llamados guanayes, lo traían de una isla inmedia- el nombre de su etnia provincial: Ilave, pero bajo la ta a la costa llamada Iquique (Bueno 1765: 46-47). variante Ilavaya. También dejaron impresa la huella La documentación no es tan explicita para acla- de su nombre y procedencia andina en Ilo, playa so- rar el mapa étnico de este espacio. Solamente los in- bre el mar; y el nombre de Ylay o Islay. Los ilaves formes de la Visita Toledana permiten conocer una no se diferenciaban de los pomatas que se estable- serie de pequeños cacicazgos que fueron distribuidos cieron para originar los curacazgos de Tarata, Putina por los españoles en forma de repartimientos o enco- y Sama; de los ácoras que fundaron el cacicazgo de miendas. En tal sentido podemos conocer la cantidad Tacna, y de los chucuitos que instituyeron el caci- de estos modestos cacicazgos, sin llegar a determinar cazgo de Lluta, Azapa, Arica y Camarones. Ilabaya cuáles hayan podido alcanzar la forma de señoríos procede de Yla, que significa «los mayores» en sentido con los ámbitos de dos o más valles. Veamos lo que se de mayorazgo o principales entre los diferentes linajes saca de la referida visita: lupacas; mientras que ahua es tejer, telar. Entonces En el área por donde el gobierno virreinal esta- Ilavaya quiere decir telar grande o pueblo cuya mayor bleció el corregimiento de Arica, existían seis demar- ocupación es el tejido. El asiento poblado de Candara- caciones internas con el nombre de repartimientos ve se componía de tres ayllus: Candarave, Chulunani que resultan a veces confusos, como quedó enuncia- y Camilaca-Chico (Cúneo V., I: 131-132, 451). Ila-

2015  do, para dilucidar a qué etnias correspondían. Lo que baya tenía dos anexos: Candarave y Locumba (Bueno

34  si está transparente es que la gente estaba dividida en 1765: 48). agricultores y pescadores, de los cuales los primeros En la provisión del 22 de enero de 1540 firma- constituían los más numerosos, por lo que el trabajo da por Francisco Pizarro donando Ubinas, Carumas en las mingas y mitas agrícolas era mucho más im- y Cochuna (Moquegua) a favor del encomendero portante que la de los segundos. Se nota que las re- Lucas Martínez Vegazo, ahí numera el pueblo de La laciones entre pescadores y agricultores variaban de Quiaca, en la boca del río Ilavaya, con 30 tributarios valle a valle. Desde luego que entre los pobladores con su cacique Caxavila, y otros 30 en el pueblo de

investigaciones sociales  de aquel litoral el prestigio de unos y otros no era Ite. Según las provisiones de encomienda, producían 98 LA SUBREGIÓN COLESUYO Y SUS ETNIAS

coca, algodón para tejer y hacer ropa, paños pintados; también va al mar a una milla al sur de la boca del mucho maíz; ají; cabuya para látigos, alpargatas, já- Locumba. En la desembocadura se forma la caleta de quimas y bastos (aparejos o alabardas) para camélidos Ite que en el invierno casi siempre es inabordable por y más tarde adaptados para caballos. También pesca- sus fuertes tumbos, pero es una caleta abrigada por do fresco y seco, sal, cueros de lobo marino, platos una punta rocallosa al lado meridional. El fondeade- de palo, escudillas, forraje y leña (Cúneo V, 1919, I: ro está afuera de la rada en 10 brazas. Frente a ella hay 441-443). una isla habitada por muchas aves guaneras (Melo Los censadores toledanos empadronaron en el 1913 / Stiglich 1918b). repartimiento de Ilavaya a 299 tributarios, incluidos 4 curacas; 72 viejos; 342 muchachos y 755 mujeres. 3° Sama Total: 1468 habitantes. Tributaban 1.327 pesos de A cinco leguas al sur de Locumba, valle grande con plata ensayada y marcada; 80 piezas de ropa de al- generosas chacras de cultivo maicero en una excelen- godón por mitades, a dos pesos montaba 160 pesos; te ecología y el extraordinario uso del guano, abono 80 fanegas de trigo a 6 tomines, redituaba 60 pesos; de primera calidad, al extremo de obtener mil fane- 60 fanegas de maíz a 6 tomines, significaba 45 pesos; gas de una de sembradura. La abundancia de ají es 20 cestos de ají a 6 tomines representaba 15 pesos; otra de sus virtudes con cerca de 200.000 cestos por 120 aves de Castilla a tomín rendía 15 pesos. Total: año, riqueza expendida en el altiplano. Su situación 1.622 pesos 4 tomines. Los egresos: 471 pesos para es magnífica, es una primorosa campiña, el verdor de la doctrina: 205 para justicia y defensores; 80 para sus campos conforma una subyugante panorámica. A los caciques. Total: 756 pesos. Quedaban para el en- 12 leguas está Arica (Vázquez de E.1630: 478). comendero 581 pesos de plata ensayada y marcada Igualmente producía algodón. De mucha pobla- (Miranda 1583b: 241). ción y a 10 leguas de Tacna. Posee la caleta de Sama La comunidad de Ilabaya tenía entre sus bienes al pie del moro elevado del mismo nombre, relati- una isla guanera para abonar sus chacras de maíz y vamente tranquilo (Melo 1913). Un documento del ají. A dicho fertilizante lo conducían en llamas a car- siglo xviii asegura que pertenecía al Gobierno de go de arrieros (Galdo R. 1987: 57). Chuchito, del que conformaba su puerto. En las alturas del río Sama, se situaban las pobla- 2ª Ite, en el valle de Locumba ciones de Tarata y Putina, ambos de buen clima con Del valle de Moquegua, camino rumbo al sur por pastizales, ganado y parcelas de maíz (Vázquez de E. un despoblado de 10 leguas de arenales inhabitables 1630: 478). se llegaba a Locumba, formado por dos ríos que ba- jan de la sierra y confluyen cerca de una población o reducción, aparte de unos puquios de agua potable. Tacna o Tacana y valle del Caplina Valle lleno de chacras de maíz y ají en abundancia en virtud a su fertilidad, cual un pedazo de paraíso. El valle de Tacna es el resultado de la profunda erosión Abundan las lomas. La gente vivía apartada de con- hecha por el río actual en los aluviones más antiguos. formidad a la ubicación de sus sementeras (Vázquez Hay que suponer que el río actual es ahora menos de E. 1630: 477,478.). caudaloso que en épocas pasadas, para poder justi- Con 50 tributarios y 199 eximidos. Total: 249 po- ficar el enorme delta que existe. En general el ancho investigaciones sociales  bladores reducidos en el pueblo de San Antón de Ite. del valle es de unos cuatro kilómetros aguas debajo Ite o Yte en su origen es el río Locumba o Salado. de la ciudad de Tacna. Aguas arriba de la confluencia El valle se alarga desde el pueblo de Chiribaya hasta del río Uchusuma el ancho es dos kilómetros más o el precioso predio de Ite, río abajo, cerca al mar, a 12 menos, hasta el extremo superior del agua irrigada, y l/2 leguas al SW Locumba. Puntualmente del Lo- límite que está a unos 12 kilómetros aguas arriba de cumba sacaban el agua por un canal para el regadío la confluencia (Conkling 1938: 140). de Ite. La citada correntada cae al océano al oeste y a Al ser fundado el corregimiento de Arica que- 34  26 millas de la punta de Coles, o sea, a cuatro de la dó constituido por seis repartimientos, que no eran 2015  de Sama, enseguida de un barranco. El agua del canal otra cosa que modestos señoríos y espacios cacicales: 99 WALDEMAR ESPINOZA SORIANO

Tacna, Tarata, Candarave, Ilabaya, Codpa y Belén. gasto medio de 1.3 de metros cúbicos por segundo. Veamos a cada cual por separado. Por lo tanto, es paupérrimo de caudal, por lo que se 1° Repartimiento de Tacna, con 9 ayllus: Alanique, agota antes de entrar al océano (Stiglich 1922). Collana, Aymara, Silpay, Humo, Ayca, Cappani- En 1538, en la cédula de encomienda enunciada, que. Calama y Tacna. ya se menciona el «pueblo de Tacana o Tacna», ad- Bien que en el valle y sus haciendas se contaban: ministrado por su curaca Astaca secundado por seis otra parte del ayllu Calama, pueblos de Paschía principales que le debían subordinación. Pronto en (sic) y Tacora. Ayllus Cosapilla, Caplina, Taque- otro pliego similar redactado el 22 de enero de 1540 la. Pueblo de Estique. Valle de Zama. se habla de 1.400 tributarios, la mayor parte aymaras 2° Repartimiento de Tarata. Sus ayllus Lancata, (lupacas), gobernados por el curaca Istaca. Este señor Guanacuni, Collana y Yunga. con 800 hombres fue encomendado en Pedro Pizarro Pueblos de Tarata, inexistente; Turucachi, Mau- y los 600 sobrantes al español Hernando de Torres. re, Ticaco, Charpaya. Ayllu Anacmaya. Bajo el comando del segunda-persona, a parte de 3° Repartimiento de Candarave. Pueblo y ayllu de otros 40 tributarios que vivían «mezclados» con los Candarave. Ayllu Camilaca Chico. habitantes de Tacna, bajo el gobierno de Capanique 4° Repartimiento de Ilabaya. Pueblo de este nom- y el principal Talasi. También dio en encomienda los bre. Ayllus de Bergoña, Marganatu y Sagllo. Pue- 27 pescadores de la desembocadura del río Sama y blo de Locumba. Capanique, avecindados en el pueblo de Chichi con 5° Repartimiento de Codpa. Sus ayllus: Capanique, su principal Seelsoco; más seis en el pueblo de Ana- Collana, Pachuca. Pueblos de Esquisa (?), Timar, quina con su principal Maqui, y otros ocho en Arica Vinayata, Livilcar y Ticna. con su principal Sucutila. Total de encomendados: 6° Repartimiento de Belén. Sus ayllus Mamasaua y 1.006 tributarios (Barriga 1939, I: 41), cifra sacada Aransaya. de los 1.481 tributarios, de 18 a 50 años. Sumadas Pueblos de Pachama y Guallatiri. sus esposas, hijos y ancianos que conformaban las Pueblo y mineral de Choquelimpi. unidades domésticas, el curacazgo de Tacna ascende- Pueblos de Caquena, Putre, Socoroma, ría a 7.405 habitantes favorecidos por el buen clima y Pueblo de Sora y ayllu Chureña (AGN. Lima. potencial agrícola del Caplina, más sano y productivo Tributos 124. Año 1806). que los de Lluta y Azapa, en los cuales la malaria apa- recía endémica. Un tercio pudieron ser camanchacas. En Tacna paraban mitmas de Tarapacá y en Codpa Tacna residían mitmas carancas. El de Tacna-Caplina con- figuraba, pues, un valle de numerosas pobladores si Al sur del río Sama, es un valle hermoso con terrenos lo comparamos con las arroyadas occidentales que se que gozaban de abundante agua hasta su parte más sitúa al sur de Tacna. baja, aunque no alcanzaba a desembocar en el mar. En 1540 albergaba a 800 tributarios (4.000 ha- Su litoral carecía de importancia por faltarle incluso bitantes en total), bajo el gobierno de su curaca Istaca pesquerías establecidas. Pero su valle, en el perìme- (Barriga I: 40-41). tro regado por el Caplina, es pródigo en productos El repartimiento de Tacana estaba muy poblado. agrícolas hasta donde discurrían sus aguas, aunque a Los censadores toledanos encontraron 660 tributa-

2015  veces, por ausencia de lluvias en las alturas cordille- rios incluidos 4 curacas; 134 viejos, 683 muchachos

34  ranas, la azotaban sequías encareciendo la vida de sus y 1.372 mujeres. Total: 2.848 habitantes. Les exigían pobladores. Dista 10 leguas de Sama y 14 de Arica. por año 2.624 pesos de plata ensayada y marcada; Está a 560 msnm en medio de un arenal sin recursos, 200 piezas de ropa de algodón, por mitades, a 2 pesos salvo el líquido proporcionado por el escaso Caplina. montaba 400 pesos; 160 fanegas de trigo a 6 tomines Su mayor largo es de NE a SO y su mayor ancho es- sumaba 120 pesos; 100 fanegas de maíz a 6 tomines casamente llegaba a 800 metros. El Caplina, llamado ascendía a 75 pesos; 80 arrobas de pescado seco de la también Yacua, alcanza 1750 kilómetros cuadrados mar a 4 tomines producía 40 pesos; 178 aves de Cas-

investigaciones sociales  de superficie de cuenca, 80 kilómetros de largo y un tilla a tomin redituaba 61 pesos. Total: 3288 pesos 100 LA SUBREGIÓN COLESUYO Y SUS ETNIAS

de plata ensayada y marcada. Se dicha suma extraían neño. Los turnos los llevaban a efecto tanto de día 550 pesos para la doctrina; 412 para justicias y defen- como de noche (Cúneo Vidal 1929, I: 352, 355). sores; 130 para los curacas. Todo completaba 1.092 En relación a la corriente del río Caplina, el valle pesos. Restaban para el encomendero 1.532 pesos y es alimentado por una derivación trasandina, captada las especies. Su primer encomendero fue Pedro Piza- en los tributarios del río Desaguadero. Las aguas co- rro, vecino de Arequipa, por gracia de su hermano rren por el río Uchusuma, contributivo del Caplina. Francisco; le sucedió su hijo, aparte de las pequeñas Rara vez alcanza el agua del Caplina a salir de los pre- encomiendas de Cuquivaya y Colani con un total de dios de Para, que se halla a tres kilómetros aguas aba- 90 tributarios (Miranda 1583b: 239 240). jo de Tacna, y esto solamente en épocas de avenidas En un censo posterior fueron enumerados 660 extraordinarias. El área cultivada del Caplina (valle tributarios y 2840 eximidos de tasa. Total, 3500 de Tacna) es, pues reducida: comprende desde Micu- pobladores multiétnicos, característica de los valles lla hasta Para, pasando por Pachía, El Peligro, Calana, yungas de esta parte occidental del Tahuantinsuyo, Piedrablanca, Los Lotes, Pacollay, Picchay, Las Vilcas zona de convivencia endogámica de diversos grupos y Tacana o Tacna (Conkling 1938: 140-141). de procedencia colla y aymara del altiplano. La alta Al ser reducidos en los tiempos de Toledo, fue- cantidad de población en Tacna denuncia haber con- ron fundados los pueblos de San Pedro de Tacna, San formado un curacazgo autónomo de origen lupaca y, Martín de Codpa (por error Copta) y San Pablo de hasta cierto punto, hegemónico frente a otros ayllus Lagia. Valle de Tacana le llama un cronista, quien de mitmas y oriundos, como los pescadores de sus agrega que es «pueblo de indios, fértil». Distaban 37 playas. Tacana es un fonema para indicar que, des- leguas de Tarapacá y 80 de Arequipa (Vivar 1558: 8) pués de la plata nativa, es el mineral de más alto valor, Tacana expresa en aymara «para golpear», tratán- por contener dos tercios de plata y poder ser fundida dose de piedras de cierta forma y tamaño. Tacanas en las guayras (hornos de fundición). En consecuen- son las que echaban mano en la construcción de pir- cia, al metal rico de plata pura, llamaban tacana (Váz- cas, o sea, muros de contención de las eras, dispuestas quez de E- 1630: 578). en gradería; abundaban en el valle inclinado de Tac- El río que pasa por Tacna es el Caplina. Su descar- na, en la base de la cordillera hacia las orillas del mar. ga anual promedio es de 90’000,000 metros cúbicos. En consecuencia Tacana, convertido en Tacna por los Su mínima, 53’000,000 metros cúbicos. Su mejor españoles, es el nombre del tramo del valle donde las afluente: el Uchusuma, descaga 32’000.000 metros dichas graderías eran frecuentes (Cúneo V. 1929, I: cúbicos. El consumo esencial del agua se estimaba 320). En los documentos más antiguos se le nombra en 26’000.000 metros cúbicos: poquísima es la que valle de Tacana (Valdivia. La Serena, 15-X-1550: 35, vertía al mar, aunque por filtraciones si llegaba más. 56). Otro autor le llama valle, asiento y pueblo de La zona irrigada del valle de Tacna abarcaba aproxi- Tacana (Vivar 1558: 119). Estaba a 40 leguas de Are- madamente 2.600 hectáreas de maíz, papas, árboles quipa (Calvete 1567: 407). frutales algodón, pastos y otros productos (Conkling Pertenecían a este curacazgo los lugares de Pa- 1938: 139). En suma, el valle de Tacna es de escasa chía, donde represaban el agua para repartirla hacia agua, nunca llega al mar ni al pueblo, bien que valle abajo; Huaylillas; Palca; Tocuco Pocollay; Ullari, arriba hay abundantes sembrados de maíz, ají y otras poblada por olleros; luego los siete pagos clásicos de semillas (Vásquez de E.1630: 479). Collana —integrado por los principales—, Copani- investigaciones sociales  En el valle de Tacna existían dos canales de re- que Grande y Copanique Chica, Umo —ocupado gadío: Caplina y Uchusuma, cuyo volumen variaba por shamanes adivinos y curanderos—, Aica o Laica según las estaciones, cosa común y corriente en las —habitada por brujos hechiceros—, Aimaraes —tal- arroyadas sometidas a riego en el valle de Arica. Los vez mitmas traídos de la etnia de igual nombre en lo citados cequiones abastecían a 27 pagos poblados por que hoy es el departamento de Apurímac—. Luego 10.000 agricultores agrupados en Anansaya y Lurin- Olanique y Tonchaca. También es digno de mención saya. Lo que supone la buena distribución del líquido Para, nombre de la hacienda solariega de los recorda- 34  elemento era para proporcionar regadío a todas las dos caciques Ara; es la última área agrícola de Tacna, 2015  unidades domésticas del entorno del perímetro tac- realmente allí comenzaban los cultivos del valle tac- 101 WALDEMAR ESPINOZA SORIANO

neño. Asimismo Caplina, el canal de Uchusuma que na, Silpay y Aymara. Uno de estos ayllus ocupaba las lleva sus aguas al valle de Tacna; y el cerro Arunta, tierras de Codpa, que comprendía 13 pagos (tierras hacia el final del valle de Tacana, en dirección suroes- destinadas a heredades, en especial a vides); en la te, en el camino para Arica: y el cerro de Sagollo. Por provisión de Francisco Pizarro se mencionan 400 tri- igual, no se debe preterir el topónimo , aho- butarios en dicho lugar. Estos tuvieron sus guaneras, ra un barrio de Tacna; al parecer derivado de cayay, mientras los pescadores changos ocupaban las playas que es «llamar o invocar» para curar las enfermedades en la caleta de Vítor. Cada curaca de Anan y Lurin te- síquicas. Enseguida existía un Vilauta, que pudo es- nía su respectivo yanapaque o segunda-persona. Todo tar vinculado a ritos relacionados a la aspersión de lo cual indica la enorme influencia aymara enTacna. sangre; asimismo Intiorco o cerro del Sol y Miculla, En 1594 el visitador de tierras, don Alonso García es decir, lugar de los banquetes públicos, común en Ramón, empadronó a 8000 personas repartidas en la sociedad andina con asistencia de nobles y cam- 14 ayllus gobernados por dos curacas; en menos de pesinos para confraternizar comiendo y bebiendo al medio siglo de invasión habían disminuido 2000 ha- mismo tiempo (Cúneo V, 1929: 319-320, 323-325). bitantes. Por aquella fecha era cacique de Anansaya A más de las reducciones ya anotadas, Tacna don Diego Caqui, y de Lurinsaya don Pedro Quea, comprendía múltiples anexos dependientes: Pachía, nietos ambos de Catari Apaza en madres distintas. Pallagua, Caplina, Toquilla y Estique, Copta, Pa- Al opulento don Diego Caqui, que murió en 1588, chica, Esquiña, Timar, Tignabnar, Sacsama, Befien le sucedió su hijo don Diego Ara Las referencias an- (Belén?), Pachanga, Socoroma, Putre, Parinacota, teriores constatan la existencia de diferentes grupos Choquelimpe, Huayaquiri, Sora, Paconchile, Libil- políticos en la zona baja del Lluta (Cúneo V. 1929: ca y Umagata, Tarata, Ticaco, Chaspaya, Turucachi y 330-331, 255-256, 358-359). Maure (Bueno 1765: 48). En Tacna, a nueve leguas del puerto de Arica, es 4º Lluta donde vivía el curaca don Diego Ara, de gran inteli- Después del Valle de Tacna se sitúa el de Chacalluta, gencia en las actividades mercantiles. Rico y podero- ambos bastante cerca, sobre todo en sus desemboca- so con su astucia y discreción tuvo suficiente maña duras. Es productivo. 16 leguas valle arriba cogían para ser respetado y obedecido, no obstante de vivir abundante maíz, gracias al uso del guano de islas. Por en concubinato con su prima hermana. Fue hijo de cierto que lo más opulento del valle estaba desde el padres de vida modesta, pero él llegó a ser –económi- mar hasta el tambo de Guanta, camino a Potosí; por camente- un poderoso hombre que hasta el obispo allí se vislumbraban predios con sementeras de maíz del Cusco le dio licencia para que recibiera la comu- y otras plantas. En medio estaba el pueblo de Lluta, nión sin ser previamente examinado si estaría o no a l4 leguas de Arica. Ya no es de clima caluroso aun- preparado para ello, pues era indígena. Murió lenta- que tiene muchas aguas y arboleda. De allí se subía mente en 1588 envenenado por un sobrino suyo, que a Copataya, sierra de atmósfera helada, a 20 leguas le convidó una bebida preparada por un hechicero, de Arica. De Copataya el camino proseguía a la pro- fue imposible salvarle la vida pese a los contravene- vincia de Carangas (Vázquez de E. 1630: 479-1414). nos suministrados, preparado por un curandero. Al Denominada también Yuta, no muy lejos de término de sus horas, por su mandato, fue sacrificado Arica, es una valle formado por la quebrada del un cordero. La justicia real juzgó y castigó al homici- mismo nombre que baja del Tacora. Es una cuen-

2015  da y confiscó los bienes del difunto por idólatra, bien ca hidrográfica de más de 150 kilómetros de largo

34  que la Audiencia de Lima ordenó devolverlos a sus y una hoya de 3.450 kilómetros cuadrados de su- herederos, quienes reclamaron con el argumento que perficie de cuenca, y un gasto promedio de 2 y ½ el citado curaca fue cristiano nuevo, todavía igno- metros cúbicos por segundo (Stiglich 1922). En su rante de los misterios del catolicismo (Álvarez 1588: trayectoria capta una serie de afluentes que drenan 274, 410-411). desde las pendientes occidentales de los Andes y es- Un documento de 1755 ofrece el siguiente lista- currimientos estacionales desde el oeste, generados do de ayllus sin señalar la mitad a la que pertenecían: en la sierra de Huaylillas, lo que produce un caudal

investigaciones sociales  Tonchaca, Capanique, Aica, Umo, Olanique, Colla- permanente que alcanza la costa con 1.15 a 2 litros 102 LA SUBREGIÓN COLESUYO Y SUS ETNIAS

por segundo, promedio obtenido en las postrime- también a Azapa-Socoroma y Belén, controlados di- rías del siglo xx. Su hoya es dividida en tres sectores: rectamente desde Atuncarancas, en el Altiplano sur Baja, Serrana y Altiplánica. La primera abarca unos del lago Puquinacocha. Otros centros terciarios de 80 kilómetros hacia el interior, a 2.500 msnm y con productividad fueron Guator y Chapija en Azapa y 4.100 hectáreas; a su vez se la ha dividido en tres LLuta, respectivamente. Los secundarios se situaban sectores ecológicos: Valle Costero, Valle Fértil y Valle en Socoroma y Belén en Arica. También hay que en- Intermedio o Chaupiyunga. Es la sección más ancha fatizar que esta verticalidad escalonada en el LLuta y de mayor potencial agrícola, con un clima libre de estaba saturada de grupos multiétnicos, procedentes heladas, aunque con agua y suelos salinos. El valle de varias unidades étnicas del Altiplano (Ibíd.: 81, mismo de LLuta envolvía la parte baja del río, o me- 83, 86). jor dicho desde un poco más arriba de Molinos y el En suma, en el Intermedio Tardío el valle cos- mar en Chacalluta. Los caseríos de su comprensión tero de Lluta paraba controlado por población de se localizaban a una y otra banda del sugestivo valle origen local, constituidos en unidades políticas in- que forman el río y su quebrada. Como su clima dependientes o no, posiblemente con alianzas entre es cálido producía maíz y ají. Es comprensible que ellos. Por su parte, es el valle medio el que presenta la fue en el Bajo Lluta donde se concentró la actividad situación de haber sido compartido por una agrupa- agrícola. La zona serrana es muy encajonada y pro- ción de origen altiplánico y otra de procedencia local funda con limitada actividad humana. La altiplánica (Ibíd.: 105). es la productora de pastos y ganados (cfr Melo 1913 En los tiempos incaicos hubo presencia de po- / Calogero et all 2000: 87-89). blación altiplánica de naturaleza mitma. Fue después Algunos grupos de agricultores, organizados que Tupac Inca Yupanqui conquistó a los reinos la- segmentariamente, sin un gobierno centralizado, custres que circundaban el Puquinacocha. Fue este radicados en la parte más prolifera del valle, a unos soberano el que llevó a grupos de Pacajes para cultivar 15 kilómetros de la costa, controlaron enclaves en maíz en el valle de Cochabamba y otros a las costas la porción baja de este valle durante el período de de Arica y Arequipa (RGI, II: 338 [965]). De manera los reinos combatientes (c. 1100-1400 d.C.). Fue la que podemos afirmar que los límites surcosteños de época en que los grupos altiplánicos accedieron en Pacaje eran Arica y Tacna (RGI, II: 334). He ahí por- forma indirecta a esas tierras y no como asentamien- que la cerámica Saxamar (Inca-Pacaje) se encuentre tos directos controlados por los reyes de la altiplani- en Arica y Arequipa. cie. Sin que esto quiera decir que los altiplánicos y La presencia Inca del Cusco es minoritaria, la los del litoral hayan dejado de mantener intercam- cerámica encontrada allí apenas representa el 3 % y bios y cooperación a partir de acuerdos interétnicos corresponden a intromisiones tardías. Lo que indica desde sus centros secundarios localizados en las tie- que las comunidades que vivieron ahí preferían los rras de Arica, o a través de formas más directas de bienes de origen local para sus rituales funerarios y interacción ligadas a redes de parentesco, gracias a la otras actividades realizadas en ámbitos domésticos verticalidad escalonada. Se percibe una distribución vinculados a los ciclos de vida de la gente, produc- espacial con los grupos étnicos locales: Camancha- ción agrícola, etc. (Calogero et al. 2009: 98-102). ca, Cole y Caranca, tal es el resultado de los análisis En la época del virrey Toledo, Lluta constituía el arqueológicos y etnohistóricos. Tal sería la forma escenario de 186 tributarios incluidos dos curacas; 54 investigaciones sociales  del control de los valles occidentales, con una orga- viejos; 176 muchachos; 379 mujeres. Total: 785 per- nización social pequeña y segmentada y sin gobier- sonas concentradas en la reducción de San Jerónimo no centralizado; pero que trataron de controlar la de Lluta. Tributaban 920 pesos; 80 arrobas de pes- zona baja de los valles desde el litoral hasta unos 70 cado seco, que a cuatro tomines montaba 40 pesos; kilómetros al interior ya desde los años del Interme- 56 gallinas a un tomín rendía 7 pesos. Total: 1,012 dio Tardío, como ocurrió en Quives-Collique. Ya en pesos de plata ensayada y marcada. De los egresos el incario esto pasó a ser administrado por los sobe- separaban 350 pesos para la doctrina; 127 para justi- 34  ranos del Tahuantinsuyo, quienes lo acentuaron con cias y defensores y 30 pesos para salario de los curacas 2015  gente venida de Caranca no solamente a LLuta sino (Miranda 1583b: 237-238). 103 WALDEMAR ESPINOZA SORIANO

Con respecto a sus habitantes, el valle de Lluta agrícolas, como zapallos y camotes de exquisitos sa- estuvo poblado por mitmas lupacas enviados de Chu- bores. Las producciones que brindaba son realmente cuito para trabajar en los pagos calientes desde Ilo has- asombrosas, tanto por su abundancia como por su ta la quebrada de Camarones. Su curaca en los años sazón. Durante el virreinato daban vida a la ciudad de la conquista tenía por apellido Catari Apaza, empa- de Arica. Distan cuatro leguas de este puerto (Stiglich rentado con el linaje de los Cari del reino Lupaca. Se 1918: 61-52 / 1922: 115). Como los otros ámbitos le menciona en la real provisión de 1538 firmada por de Colesuyo al sur, son quebradas que cuentan con Francisco Pizarro al concederle a Lucas Martínez Va- climas distintos, como resultado de lo abrupto del gazo el repartimiento de LLuta. En ella le encomien- terreno localizados a diversas altitudes da en el valle de citado 50 tributarios con su curaca Azapa es el río y valle arriba de Arica, de tempe- principal Cari Apaza; y en el de Cochuna — Moque- ramento calido, con puquiales que salen de su mise- gua— 94 tributarios al mando del citado Cari Apa- rable correntada, con lo que regaban sus maizales, ají, za; en el pueblo de Tacna 80 tributarios al mando pepinos y otros productos, que cosechaban en abun- del mismo Cari Apaza; y en el pueblo de Ocurica del dancia en virtud al guaneado, gracias a lo cual rebo- valle de Azapa otros 30 tributarios pertenecientes al saba de fertilidad. En la parte media del valle había mismo Cari Apaza. En otra real provisión (Cusco, sequedad, pero más abajo volvían a brotar los ojos de 2-XI-1538) emerge el mismo Cari Apaza como jefe agua que daba vigor al célebre totoral de Arica, una de 600 tributarios en el valle de Tacna concedidos al mancha enorme de enea como una plaza, totorales encomendero Pedro Pizarro, juntamente con los ca- sobre los que inventaban muchas explicaciones (Vás- ciques menores Caqui, Lupistaca, Quelopana, Ara. quez de E. 1630: 481-1417). Conchalique, Quina, Arequipa y Lanchipa. Lo que El de Azapa, cuyo topónimo antiguo fue Cuzapa anuncia que Francisco Pizarro dividió a esos mitmas (Garcilaso 1609: 370), tuvo sus pagos a lo largo y an- lupacas de Chucuito para satisfacer a dos pedigüeños cho del valle de su nombre, sin sobrepasar de Sauca- desesperados por tener encomiendas. Parece referirse che hacia el mar. Se ve que Azapa era el territorio me- a Tacana Anansaya y Tacana Lurinsaya. Anansaya te- diterráneo y Arica el costeño, no invadiendo el uno nía por cabecera a Pachía y como caciques a los Ca- al otro sus posesiones. Por lo tanto, de Saucache a la tari; mientras que Lurín tenía por cabecera a Tacana costa, con casuchas al pie del Morro y otras dos más y como caciques a los Lipistaca, en tanto la aldea de chicas en La Chacota y Chacalluta fueron el hábitat Codpa tenía como jefe a los Ara. En el valle de Tacna, de changos o camanchacas, los autóctonos por exce- Anansaya comprendía a los ayllus establecidos en las lencia. Los andinos poblaron esta quebrada rumbo a cabeceras hasta donde fenece el Alto de Lima; y Lu- la cordillera. Precisamente el nombre de «Barrio de rinsaya los ayllus establecidos desde este último linde Pescadores», aplicado al corto grupo de calles abiertas hasta Para y el mar (Cúneo Vidal 1929: 326, 229). en la base del Morro, es una reminiscencia de los pri- mitivos camanchacas de Arica (Cúneo Vidal 1929, 5ª. Azapa I: 457). Llamado río de La Higuera por los hispanos, con Lo concluyente es que en Azapa funcionaba un 1.600 kilómetros cuadrados de superficie de cuenca, curacazgo de mitimaes traídos de Chucuito (Lupa- 90 kilómetros de largo y gasto medio de 6 metros cú- ca). Su límite oeste costeño pudo ser el sector de Sau- bicos de agua por segundo. Nace en las alturas de Li- cachi. Allí estaba –en Arica—la línea de la coca (Ibid:

2015  vircar. En la puna se abría la laguna de Chungará, que 396, 457).

34  da origen al río Lauca, que tuerce rumbo a Carangas. Es una zona fría de solo pequeños caseríos, pascanas 6ª Arica y chozas de pastores que hacen vivir al ganado con En la costa misma, en sitio desmedrado y enfermo solo pastos naturales, pues las aguas son escasísimas, por estar a la sombra y abrigo del morro, lo que moti- al extremo de no alcanzar perennemente a la costa. vaba, según afirmaban, la muerte de infinidad de aves Era y es un valle fertilísimo, gracias al virtuoso guano guaneras. El clima caliente, generaba la podredumbre de islas. Desemboca a corta distancia del puerto de rápida de tales pájaros contaminando los aires, causa

investigaciones sociales  Arica y es notable por la excelencia de sus productos de su halo de ser enferma. El sitio es grande y llano, 104 LA SUBREGIÓN COLESUYO Y SUS ETNIAS

con agua a un poco más de un metro y medio de En el muy seguro puerto de Arica, en su mar profundidad, aunque no les gustaba abrir pozos (Vás- profundo bullían toda suerte de peces. Claro que quez de E. 1630: 479, 480). el pueblo estaba considerado de clima malsano, sus Al parecer en el valle de Arica no hubo ningún ca- alrededores sin terrenos de cultivo. En sus arrabales cicazgo nativo, pero sí en el de Azapa (donde se ubi- vivían muchas unidades domésticas pero sin osar ir caba Umaguata) constituido por mitmas venidos del a la playa para no contraer enfermedades; solo para- reino Lupaca, distribuidos desde ILo a Loa. Ellos die- ban algunos pescadores. De todas maneas, en su valle ron vida a siete buenos curacazgos bastante bien co- cogìan maíz en poca cantidad (Ramírez 1597: 335). nocidos, como estamos examinando (Cúneo V.1929, La población de los valles de Arica, LLuta y Aza- 1: 457). Los pescadores de las playas de Arica no olvi- pa acabaron pluriétnicos, destacando la presencia ca- daron de cómo sus antepasados, en balsas de cuero de rancas. Reconocer a su población oriunda solo sería lobo marino, pudieron entrar mar adentro hasta lle- posible por medio de la arqueología, bien que ésta gar a islas lejanas (Acosta 1590: 31). Al igual que los todavía no da los resultados esperados (Hidalgo L. de Ica, posiblemente fueron algunas veces arrastrados 2009: 163). por las corrientes marinas hasta muchas archipiélagos Una cédula del 22 de enero de 1540 señala que hacia el oeste, de los que regresarían muy pocos con desde los altos de Azapa a Ilabaya existían estancias vida, dada la precariedad de sus embarcaciones. En de ají, coca y cochinilla o grana y «otras cosas». En cuanto a la etimología de Arica, tenemos la versión el valle de Azapa se menciona el pueblo de Camarasa recogida por un cronista mercedario. Narra que el con 120 tributarios de 18 a 50 años de edad, bajo general Apocamac, después de haber estado mucho el control del cacique Cayoa. En el valle de Azapa tiempo en Chile guerreando, al regresar al Cusco con mismo otros 10 tributarios con el principal Guaco- su ejército victorioso, una vez llegado al valle hizo cán; en el pueblo de Guator, 27 tributarios con el alto por algunos dìas para dar aviso de los sucesos principal Lalio, al que le pertenecía una estancia con chilenos. Envió adelante a un capitán, hermano suyo, 15 hombres. Luego se visitó un pueblo de pescado- con manojos de quipus. Al despedirse de Apocamac res correspondiente a este curaca llamado Ariaca, le dijo; «¿señor, habéis hecho el quipo que tengo que ubicado en la costa marina, con 18 tributarios, que llevar al inga?». Apumayta lo extrajo de su bolsa y simultáneamente poseía dos estancias valle arriba con le dijo «Ari-ca», que quiere decir «sì, toma» (Murúa sus parcelas atendidas por seis hombres y la otra con 1600: 403 / 1616: II: 235-236). cuatro. En el pueblo de mitimaes de ILabava paraban Arica es una playa muy grande y bien conocida 70 personas con su curaca principal; en el pueblo de por un Morro, así llamado por los marineros españo- Auca, otros 50 varones con su principal Aura, subor- les. Se mostraba blanco como resultado de las excretas dinado al cacique Cariapaza del Altiplano. En el pue- de miles de aves guaneras que llegaban a dormir en él. blo llamado Ichinchura, 94 tributarios con su prin- Es valle bastante angosto y de poca agua. En su playa, cipal Canchi, también sujeto al señor Cariapaza. En durante las bajas mareas, aparecían dos y hasta tres el pueblo de Ariaca, 30 pescadores de Tarapacá con manantiales de agua dulce y sana; en las crecientes el su principal Yano, además del cacique Pola, pescador, mar las cubría; no tenían pozos abiertos en las partes con 194 tributarios (Barriga 1955, III: 18). elevadas a donde la alta marea no alcanza (Lizàrraga De dicho documento se desprende que bajo el 1605: 523). Del cerro o morro junto al pueblo se mando de Cayoa existían espacios y caciques corres- investigaciones sociales  vislumbra el mar muy a lo largo, tomando puerto los pondientes a otras pertenencias, como el de Camarasa navíos europeos mejor con esta señal. Frente hay una en la parte alta. (Socoroma y Belén), también los prin- isleta (López de Caravantes 1630, II: 108). cipales; Guacocan, Lalio y Yano, todos bajo el dominio En los arenales del Arica y contornos sembra- de Cayoa. Sacando a los de Camarasa, entre los demás ban el maíz en cabezas de sardinas utilizadas como habitantes del valle y de la costa, solo 18 eran pesca- nutriente; redituaba 300 fanegadas por cada una de dores (22.5 %). Arica y sus caletas cercanas reunían a sembradura. También cultivaban empleando guano otros pescadores, como 30 en Tarapacá, 26 dependien- 34  de islas, asimismo con excesivo rendimiento (Calan- tes de ILo y 8 subalternos de los mitimaes Capanique 2015  cha 1638: 57). de Tacna en Arica (Hidalgo L. 2009: 164). 105 WALDEMAR ESPINOZA SORIANO

Aquí lo interesante es, de manera singular, que Arica, 39 tributarios más del señor Cariapaza Inca, con los camanchacas aparecerían excepcionalmente con su principal Juan Ara. En la barranca del Morro de tierras de cultivo en las cercanías de la laguna de Ocu- Arica, en las dos chacotas: La Lisera y Chacalluta, en la rica, un sector del valle de Azapa ubicado al oriente isleta que más tarde los hispanos llamaron El Alacrán, de Saucachi, la última parte agrícola del valle, zona los mitmas del valle de Azapa tenían sus guaneras, y irrigada por tres vertientes de escaso volumen y fluc- en el mar inmediato sus pesquerías. Todo ello en ob- tuante cual modestos manantiales, suficientes para servancia de una sapiente disposición de los incas, en la siembra del maíz necesario (Vásquez de E. 1630: virtud de la cual las colectividades de las alturas debían 481). Por eso las fuentes del XVI y XVII lo identifi- tener salinas, guaneras y pesquerías en el litoral. Así can puntualizando «valle o asiento de Ocurica». Pero es como cosechaban maíz, algodón, ají, coca, extraían éste terreno «agrícola» solo consistía en una ciénega sal, mientras que mediante el trueque lograban que los de escasa extensión, más de uso privado que colecti- camanchacas les abastecieran de pescado seco y salado vo, lo que advierte que los camanchacas realmente no destinado a los colectivos de tierra adentro. El hecho practicaban la agricultura, permanecían cubiertas de de que a un callejón por el cual —una vez fundada la arbustos en una magnitud de cinco a seis fanegadas. ciudad española de San Marcos de Arica— que iba del Se asevera que así lo advierte una escritura de venta, río a la Ranchería, recibiese el nombre de Callejón de datada en Arica el 6-X-1572 (Hidalgo L. 2009: 170). Chucuito, nombre que se conservó hasta la cuarta dé- Aunque este autor crea que Ocurica constituían cha- cada del siglo xx, prueba que esa ruta comunicaba Ari- cras de labranza, lo que se puede asegurar es que los ca con el reino Lupaca (Cúneo Vidal 1929: 457- 459). camanchaca y uros recién comenzaron a practicar Pero en Arica-Azapa-Lluta también debieron el cultivo de suelos en la época colonial para pagar existir mitmas de la etnia Caranca, pues cuando Al- sus tributos. Sobre todo en el siglo xviii, tiempo que magro retornó fracasado de su expedición a Chile, tuvieron oportunidad de adueñarse de parcelas que muchos habitantes de los mencionados valles fuga- pertenecieron a familias de agricultores consumidas ron a Carangas para ponerse a salvo y evitar ser enro- por los enfermedades que diezmaron a los indígenas lados como cargueros de los españoles (Cúneo Vidal de toda América. 1929, I: 459). Por tanto, Arica, Azapa y Lluta fueron asientos En una provisión del 1 de marzo de 1550, fue- poblados por lupacas de habla aymara, bien que en ron fijados los tributos de estos valles, figura don Juan sus playas vivían los camanchacas oriundos. Todos los Ayaviri, cacique principal de Umaguata en los valles de mitmas fueron dados al encomendero Lucas Martínez Arica, Lluta, Azapa, Ocurica y de los pescadores «que Vegazo en 1540. En la provisión se especifica que en están en la costa de Arica, Callacalla, El Astillero-, y las cabezadas del valle de Azapa tenían sembríos de Chacalluta. También es mencionado Chura, Chuqui- ocas, ají y grana (cochinilla), a más de otros productos. huanca, Vila e Ichacayo, principales de diferentes agru- En el valle de LLuta, su cacique Tauquia, mandaba a paciones «e los demás principales e indios uros subje- 364 tributarios, de los cuales 120 vivían en Socoroma, tos que al presente año y en el futuro pudieren haber mientras en la parte baja, en el valle de Yuso el cacique en el repartimiento de Arica, los dichos valles que están Chacani controlaba al pueblo de Umaguata de 26 tri- encomendados en vos el dicho capitán Hierónimo de butarios; a este pueblo le pertenecía un paraje con 15 Villegas». Se recalca que producían coca, ropa de lana, tributarios y otro pueblo de pescadores llamado Arica, maíz, frijoles, ají, camélidos, sebo, hilos, pescado fresco

2015  habitado con 18 unidades domésticas. En la zona alta y seco, cueros de lobo marino, aceite y sal. Lo referente

34  del valle de LLuta el mismo cacique poseía sus semen- a pescado, indudablemente que se trata del tributo de teras en una banda con seis pueblos y en la derecha los uros de Arica (Ibíd.: 460-461). cuatro. En el pueblo de Ulibaya, siempre en el valle de Lluta, se contaron 70 tributarios incluyendo al curaca. 7ª Codpa En consecuencia, Lluta conformaba un pueblo, al igual Entre Arica y Camarones se encontraba la quebra- que Guanca a cargo del cacique Cariapaza Inga, rey de da de Codpa, que Lizárraga le llama exageradamente los lupacas. En el pueblo de Ocurica empadronaron valle. Es de clima cálido y se localiza a seis leguas de

investigaciones sociales  a 94 tributarios con su curaca Chiri. En el pueblo de Arica. Exhibía una dilatada extensión, más extensa 106 LA SUBREGIÓN COLESUYO Y SUS ETNIAS

de los cacicatos anteriores. Se extendía desde el mar dionales, su litoral destacaba por su pesca marítima, hasta los límites con el señorío Caranca, tocando las muy notoria a la vista, como también valiosa en lobos altas cumbres de los cerros Puquinti, Huarmicollo, marinos. En un punto equidistante de esta quebrada Curumay y Huayhuasi Comprendía principalmente se levantaba la aldea y chacras de Camarones. Dista- la quebrada de Vítor con sus derivaciones y la ban- ban 30 leguas de Camiña, 15 de Pisagua, 29 de Tacna da derecha de la quebrada de Camarones, hasta sus y 38 de Tarapacá (Paz Soldàn 1877 Stiglich 1922). nacientes, en que están las borateras de Chilcaya. La Los españoles le llamaron «boca del despoblado de banda izquierda de la quebrada de Camarones perte- Tarapacá» (cfr Gutiérrez SC 1550; V: 176). necía a la comarca de Pisagua. Seis leguas al sur está el valle de Matoral, y de Las unidades domesticas vivían, por lo menos, aquí a Tarapacá otras seis, y de aqui a Pica 12 (Vás- en 14 pagos o caseríos: Codpa, Socoroma, Chitita, quez de E. 1630: 484). Pachica, Esquiña, Aico, Timar, Cobija, Ticnámar, Ti- manchaca, Livilcar, Belén y Umagata (Cùneo Vidal 9º Tarapacá 1978, I: 371). Se trata de un cacicazgo integrado por 12 parciali- La superficie de Codpa es escasa de agua, mejor dades, al que los españoles llamaron asimismo «pro- dicho, no hay abastecimiento perenne. Donde las te- vincias» a 40 leguas al sur de Arica. Se extendía por nía se veía establecidos algunos miserables caseríos y Huaviña, Camsana, Camiña, Chiapa, Pisagua, Si- cultivos. Su densidad poblacional era exigua compa- baya, Tarapacá, Iqueyque (Iquique) y Mamiña. Sus rada a su extensión superficial. Desde luego que posee playas y caletas ocupadas por changos sobresalían mezquinas quebradas por las que se deslizan corrien- por sus pesquerías de congrio y tollo (bacalao ame- tes de agua rumbo al mar pero solamente en invier- ricano), comercializados en el interior de la misma no. Por cierto que en sus cabeceras había suficiente quebrada y en la sierra. Formaba una superficie de fluido, siempre lo suficiente para producir lo que más que menos 3.300 leguas cuadradas con exigua sus pobladores necesitaban para su mantenimiento. cantidad poblacional en relación a la inmensidad del El pueblo dista dos leguas de la ciudad de Arica por paisaje tarapaqueño. La naturaleza la tenìa privada de un penoso camino de arena que parece interminable, vegetación en su totalidad. Diminutos oasis se veía en donde la sed genera desesperación en los animales. algunas quebradas, por donde se deslizaba muy poca Sus quebradas secas son molestas, trabajosamente se agua en determinados meses del año. Apenas daban alcanzaba alguna aguada. Codpa se ubica en la banda frutos para alimentar pobremente a sus habitantes del izquierda de la quebrada de Vítor, un poco más abajo interior. Los yungas del litoral de Tarapacá comían y del arroyo que se descolgaba de Corralones. Parecida bebían, principalmente, de los intercambios realiza- era la ruta de Iquique a Pisagua (Paz Soldán 1877; dos con Arica y ayllus de la sierra. Todavía nadie sabía Stiglich 1918). dar valor y aplicación al salitre y bórax que consti- tuían la mejor riqueza de su suelo, aunque si a los 8ª Camarones abundantes depósitos de guano de aves marinas. En Seis leguas más al sur queda el «río» Camarones, lla- edades geológicas muy antiguas configuró un fron- mado así por los españoles debido a la abundancia doso bosque de árboles pintorescos, cuyos troncos de este crustáceo comestible. Entre Arica y Tarapacá, convertidos en fósiles pueden ser contemplados en la en un punto casi equidistante aparece la quebrada de llanura o pampa llamada El Tamarugal (Paz Soldán investigaciones sociales  Camarones, que pudo ser poblada por mitmas eco- 1877: 915-916). lógicos de procedencia Lupaca, Pacaje y Caranca. Es Pese a lo cual, sus pobladores se consideraban sa- solo una quebrada imprudentemente denominado tisfechos con su escaso maíz y gustoso pescado. Es se- río, que termina en la orilla del mar. Sale de los cerros mejante a la provincia de Atacama, por ejemplo en su altos de Huaihuash. Por su lecho corre un poco de clima muy caliente, pero sin caimanes dice Vásquez agua en ciertos meses del año. En su desembocadu- de Espinosa (1630: 481). ra se forman las caletas de Camarones y Culla, esta En el censo general del virreinato, fueron apun- 34  segunda algo segura, pero de sólidos y de 15 brazas. tados 761 tributarios incluidos seis curacas; 195 vie- 2015  Como las demás playas de sus costados norte-meri- jos exonerados de tasas; 1.004 muchachos y mozos; 107 WALDEMAR ESPINOZA SORIANO

1.973 mujeres. Total: 3.933 personas reducidas en los 40 arrobas de pescado salado y seco, a 4 tomines la pueblos de San Lorenzo de Tarapacá, San Antón de arroba, rendía 20 pesos; 144 aves de Castilla a tomín Moncha, Santa María de Cayna y Santo Tomé de Ca- cada una, rentaba 18 pesos. Total: 869 pesos de plata miña (Miranda 1582a: 172). ensayada y marcada (Miranda 1583b: 237). Pagaban de tasa 3.591 pesos; 270 arrobas de pes- De la tasa de Tarapacá y de Pica-Loa sacaban 900 cado seco de la mar, que a cuatro tomines de plata su- pesos de plata ensayada y marcada para la doctrina; maba 139 pesos; 400 aves de Castilla a tomin, mon- 482 para salario de justicias y defensores; 230 para el taba 50 pesos. Total: 3.700 pesos de plata ensayada y sustento de sus curacas (Ibid: 238). marcada (Miranda 1583b: 237). Es notable que en una de sus quebradas hayan Señoríos del Colesuyo. Considerando que la admi- existido minas. En las alturas explotaban vetas de oro nistración española implantó el método de transfor- y de muy fino cobre y hasta de opulenta plata, como mar en repartimientos o encomiendas a los cacicaz- sucedió en Huantajaya, «descubierta» por los españo- gos, es dable argumentar que los enumerados en el les en 1556 a tres leguas de Iquique, poco trabajadas listado anterior hayan configurado otros tantos cura- por la carencia de agua en un perìmetro de muchas cazgos. Es interesante que cada uno de ellos tuviera leguas, no obstante la existencia de varias lagunilla en sus unidades domesticas yungas o nativas afincadas en las altitudes. Las opiniones de la época defendían la zonas calurosas y húmedas en ciertos lugares y otras posición de que fueron explotadas por orden de los en comarcas resecas, gente que a partir de la época Incas, e incluso antes (Bueno 1765: 47). Durante el del Estado Puquina —o Tiahuanaco— fue invadida virreinato, Huantajaya fue considerado entre los más por multitudes de grupos domésticos procedentes del ricos del Perù, casi de plata pura, ya que por cada Altiplano para constituir enclaves ecológicos, sistema arroba de piedra de metal obtenían 25 marcos de pla- que fue reconocido e intensificado por los Incas. Se ta piña. Con frecuencia se hallaban en las inmedia- ignora la situación etnopólítica de estos valles desde ciones de este asiento minero, sobre la arena, buenos la perspectiva autóctona; hay la posibilidad de que al- trozos de piedras argentíferas por poco íntegramente gunos se hayan confederado para conformar un solo de plata (Paz Soldán 1877: 412-413). curacacazgo, y otros tal vez optarían por la indepen- dencia o autonomía frente a sus vecinos. 10º Loa Es bastante llamativo que las Audiencias colonia- Quebrada que lleva este nombre en todo lo que reco- les de Charcas y Lima hayan tenido a la hendedura rre por el fondo de su lecho hasta que desemboca en del Loa como limite extremo del sur de su territo- el mar. Nace en la Cordillera Occidental y es escasa rio colonial. Cruzando la correntía, comenzaba la de agua, la que discurre es amarga y dañina para la provincia de Atacama, por entonces perteneciente a salud. La caleta de su desembocadura tiene un fondo Charcas. de siete a diez brazas, poblada por pescadores chan- gos. El embarcadero y desembarcadero más seguro es Ayllus. En la provincia colonial de Tarapacá, que he- por la parte sur. Era un lugar falto de todo recurso, redó totalmente la demarcación incaica, los campesi- excepto el mar y la parvedad del maíz y algodón que nos indígenas continuaron organizados en 12 seño- producían cuando la quebrada se cargaba de líquido ríos de no mucha notabilidad, y éstos cimentados en en el verano. Distan 84 leguas de Tarapacá y 18 de ayllus, cuyo número en el siglo xvi sumaban 76. Fue

2015  Quillagua (Paz Soldán 1877: 529-530). imposible que todos se mantuvieran vigentes a través

34  De acuerdo al empadronamiento ordenado por de las centurias coloniales, ya a fines del xvii había el virrey Francisco de Toledo, en 1572 contaba con desaparecido realmente más de la mitad. Por eso en 160 tributarios incluidos dos curacas; 56 viejos; 156 un documento de 1666 solo fueron enumerados los muchachos; 264 mujeres. Total: 632 personas con- siguientes: Tumqui, Guatacondo Alto (Atuncondo centradas en el pueblo de San Andrés de Pica-Loa o Cando Grande), Guatacondo Bajo (Lurín Guata- (Miranda 1583 a: 172). Pagaban de tasa 711 pesos condo), Pueblo del Loa, Tazme, Camissa (Camiña?), de plata ensayada y marcada, 60 piezas de ropa de Guallaco, SSoga, Collana, Zepita, Vigamayo, Ama-

investigaciones sociales  algodón a dos pesos de plata, montaba 120 pesos; ricma, Uros de Coscaya, Iqui-Ique (Iquique). Ca- 108 LA SUBREGIÓN COLESUYO Y SUS ETNIAS

marones, Gualiña, Carhuisa, Pica, Miñimiñe, Ssica, en el período Intermedio Tardío, valle de Lluta, norte Tarapacá, Pacho, Uracmina, Masaya, Chiapa, Ucha- de Chile». La Arqueología y la Etnohistoria. Un encuen- racha, Hanoca, Bilaya, Capisa, Bimaguara, Puchul- tro andino. Lima: IEP-IAR. cay, Lacaya y Pisagua (Lima. AGMRE). Conklig. Harold (1938). Explotación de aguas subterráneas en las costas del Perú. Lima: Librería e Imprenta GIL S.A. Referencias Cúneo Vidal, Rómulo [1978 (1929)]. Obras completas I. Lima: Editor P. I. Pastor. Almonte, Clemente (1813). «Respuestas al interrogatorio Diez de San Miguel, Garcí [1964 (1567)]. Visita hecha enviado al cura de Andahua sobre las costumbres y or- a la provincia de Chucuito por … Versión paleográfica ganización de los pobladores de s jurisdicción, Andahua, y una biografía del visitador por Waldemar Espinoza noviembre 5 de 1813». BBNL. 1971: 8-14. Soriano. Lima: Ediciones de la Casa de la Cultura del Álvarez, Bartolomé (1588). De las costumbre y conversión Perú. de los indios del Perù. Memorial a Felipe II. Ediciones Estete, Martín de (1533). «Relación del viaje de Cajamar- Polifemo. Madrid 1988. ca a Pachacamac». Incluida en las crónicas de Francisco Anonimo de Charcas (1604). «Los fundamentos lingüís- de Jérez y G. Fernández de Oviedo. ticos de la etnohistoria andina y comentarios en torno Galdo Rodríguez, Guillermo (1985). «Interrelaciones es- al anónimo de charcas». REAA. X. 1980. tructurales en la costa sur peruana». Diálogo Andino. Arriaga, Pablo Josehp (1594). «Anua de la Provincia del Arica. Nº 3: 45-58. Perù del año de 94». Galdo Rodríguez, Guillermo (1977). «Visita a Atico y Monumenta Peruana V. Roma 1970. Caravelí (1549)». Revista del Archivo General de la Na- Barzana, Alonso de (1594). «Carta del padre Alonso de ción. 4-5. Lima. 1975-1976. Barzana al padre Juan Sebastián ….». Incluida en Galdo Rodríguez, Guillermo 1987. Comunidades prehis- Arriaga 1594: 397-405. tóricas de Arequipa. Barriga, Víctor M. (1955). Documentos para la historia de García y García, Aurelio (1863). Derrotero de la costa del Arequipa. Tomo III. Arequipa. Perú. Lima: Establecimiento Tipográfico de Aurelio Belan Franco, Augusto (1981). Chiribaya: apuntes para el Alfaro. conocimiento de la arqueología Sur peruana. Arequipa: González Pardo (2008). «Arqueología del valle de Puqui- Editorial Arqueos. na». En Tambo. Boletín de Arqueología N° 1: 126-27, Bertonio, Ludovico (1612). Vocabulario de la lengva ay- Arequipa. mara... Impreso en la casa de la Compañía de Iesus de Garcilaso de la Vega, Inca [1963 (1609)]. Comentarios Juli pueblo en la Provincia de Chucuito. Por Francisco reales de los incas. Madrid: BAE. del Canto. Gutiérrez Flores, Frey Pedro / Ramírez Zegarra, Juan Bouysse-Cassagne, Thèrèse 1997. Plumas y signos de iden- [1990 (1574)]. «Documentos sobre Chucuito». Histo- tidad, signos de poder entre los incas. Lima: AAHA. ria y Cultura. Nº 4. Lima. Bueno, Cosme (1765). «Descripción de las provincias per- Gutiérrez de Santa Clara, Pedro [1963 (1550)]. Quin- tenecientes al obispado de Arequipa». En: Disertaciones quenarios o historia de las guerras civiles del Perú (1544- geográficas y científicas. CDLP. 1872. V. 1548) y de otros sucesos del Perú. Madrid: BAE. investigaciones sociales  Calancha, Antonio de la (1638). Coronica moralizada de Hidalgo Lehuedé, Jorge (1996). «Relaciones protohistó- la orden de San Agustín en el Perú. ricas interétnicas entre las poblaciones locales y altiplà- Calvete de Estrella, Juan Cristóbal [1964 (1567)]. Re- nicas en Arica». En: La integración surandina cinco siglos belión de Pizarro en el Perú y vida de don Pedro Gasca. después. Cusco: CBC. Madrid: BAE. Hidalgo Lehuedé, Jorge 2009. Historia andina de Chile. Cieza de León, Pedro de [1947 (1553)]. La crónica del Editorial Universitaria. Santiago. Perú. BAE: Madrid. Hidalgo Lehuedé, Jorge (2009). «Los pescadores de la Cobo, Bernabé [1964 (1653)]. Historia del Nuevo Mundo. costa norte de Chile y su relación con los agricultores, 34  2015  Madrid: BAE. siglos dieciséis y diecisiete». La Arqueología y la Etnohis- Cologero M. Santoro et al. (2009). «Interacción social toria. Un encuentro andino. Lima: IEP-IAR. 109 WALDEMAR ESPINOZA SORIANO

Tejada Lewis, Rocío (2008). «Chiribaya en la región Are- ducción, notas y arreglo por Constantino Bayle, S. J. quipa». Tambo I. Boletín de Arqueología. Arequipa. Madrid. Lechtmann, Esther, editora (2006). Esferas de interacción Murúa, O: M- Martín de [1962 (1616)]. Historia general prehistóricas y fronteras nacionales modernas: los Andes del Perú. Origen y descendencia de los incas. Dos volúme- sur centrales. Lima: IEP-IAR. nes. Madrid: Ed. de M. Ballesteros. López de Caravantes, Francisco [1986 (1630)]. Noticia Paz Soldán, Mariano Felipe (1877). Diccionario geográfico general del Perú. II. Madrid: BAE. estadístico del Perú. Lima: Imprenta del Estado. López de Caravantes, Francisco de (1881). «Para suplir en Porras Barrenechea, Raúl (1954). «Coli y Chepi». El Co- parte los olvidos que cometió el licenciado Salazar de mercio. Lima, 14-2-1954, suplemento: 3,5.. Villasante….» RGI, I. Madrid. Pachacuti Yanqui, Joan de Santa Cruz [1879 (1613)]. Lozada, María Cecilia / Buikstra, Jane E. (2002). El seño- «Relación de antigüedades deste reino del Perú». En río de Chiribaya. Lima: IFP. Tres relaciones de antigüedades peruanas. Madrid. Luca, Manuel de (1983). Diccionario Aymara-castellano. Ramírez, Baltasar [1906 (1597)]. Descripción del reino de Castellano-Aymara. La Paz – Bolivia. AAA. Perú. Barcelona. Malaga Núñez Cevallos (1994). Revista del Archivo Ar- Stiglich, Germán (1922). Diccionario Geográfico del Perú. zobispal de Arequipa. Lima: Imp. Torres Aguirre. Martínez C., Jesé Luis (1996). «Papeles distantes, palabras Szykulski, Jozef (2010). Tambo. Boletín de Arqueología. 2. quebradas. Las informaciones sobre Lipes en el siglo Arequipa. xvi». En: La integración surandina cinco siglos después». Tejada Lewis, Rocío de. El Tambo 2008, I: 208-211). Cusco: CBC-SID. Trimborn, Hermann (1988). Quebrada de La Vaca. Inves- Melo, Rosendo (1913). Derrotero de la costa del Perú. Lima: tigaciones arqueológicas en el sur medio del Perú. PUCP. Tall. Tip. del «Auxiliar del Comercio». Lima. Miranda, Cristóbal de [1925 (1583a)]. Relación de los ofi- Valdivia, Pedro de (1545-1552). Cartas de …, que tratan cios que se proveen en el Perú. Madrid. del descubrimiento y conquista de Chile. BAE 1960. Miranda, Cristóbal de [1975 (1583b)]. Tasa de la visita Vázquez de Espinosa, Antonio [1948 (1630)]. Compendio general de Francisco de Toledo (...). Lima: UNMSM. y descripción de las Indias Occidentales. Washington. Montesclaros, Marqués de (1616). Auto de la división Vivar, Jerónimo de [1967 (1558)]. Crónica y relación copio- de obispados de Guamanga y Arequipa separados del del sa y verdadera de los reynos de Chile. Fondo Bibliográfico Cuzco. Por nuestro Sanctìsimo Padre Paulo Pappa V. A José Toribio Medina. Santiago de Chile. instancia de la Majestad Católica del Rey Don Philippe Wise, Karen (Ed. (1998). Moquegua. Los primeros doce mil III. Nuestro Señor. (Impreso limeño de 26 pp. sin pie años. Museo de Historia Natural del Condado de Los de imp.). Ángeles. Murúa, O. M., Martín de [1946 (1600)]. Historia del ori- Zecenarro Benavente, Germán (2003). «Apus tutelares y gen y genealogía real de los reyes incas del Perú. Intro- asentamientos del Cusco preinka». BARP. Nª 7. Lima. 2015  34  investigaciones sociales  110