ANTROPOBIOLOGIA DE LOS ABORIGENES FUEGUINOS

Daniel Turbón1

RESUMEN Los primeros grupos humanos que poblaron el extremo del cono sur americano han vivido adaptados a duras condiciones ambientales durante diez mil años, hasta su reciente extinción. Un equipo español de biólogos ha localizado y estudiado la práctica totalidad de los restos humanos de los aborígenes de , dispersos hoy por numerosas colecciones de Europa y América. En la presente ponencia se exponen, a nivel general, los enfoques y técnicas utilizados. Se abordan aspectos taxonómicos, de evolución morfológica, biodemográficos, de presión ambiental, y de utilización y aprovechamiento de recursos. Se consideran, asimismo, los diversos modelos que pueden ayudar a la reconstrucción de poblaciones prehistóricas que vivieron en condiciones similares. PALABRAS CLAVE: aborígenes, Tierra del Fuego, extinción, biodemografía, osteología, adaptación humana.

ABSTRACT BIOLOGICAL RECONSTRUCTION OF THE ABORIGINES OF TIERRA DEL FUEGO: METHODOLOGY AND APPLICATIONS A team of Spanish biologist has located and studied nearly all of the human remains of the aborigines of Tierra del Fuego now scattered throughout numerous collections in Europe and America. In this paper the current approaches and techniques employed by this team are presented in general terms. The results obtained have given rise to a vision radically different from that held at the beginning of the century. Taxonomical and morphological evolution aspects, biodemographics, ambiental pressure effects and the use of resources are approached here. At the same time, the different models which could very well assist in the reconstruction of prehistoric populations are also considered. KEY WORDS: Tierra del Fuego, aborigines, extinction, biodemography, human variation, human adaptability, osteology.

INTRODUCCION Los aborígenes de Tierra del Fuego han sido considerados desde el viaje de Charles Darwin hasta no hace mucho (Orquera et al. 1987, Piana, 1984) como seres primitivos, un reducto marginal de la humanidad ancestral de la que hoy sólo subsistirían grupos periféricos en ciertas latitudes. Las razones fueron diversas, esencialmente lo extremado del clima y de las condiciones de vida así como algunas características físicas entre las que los estudiosos destacaron un determinado número de rasgos craneales considerados primitivos. Para Rivet, Koppers (citados por Klimek, 1Dept. de Biología Animal. Fac. de Biología. Universidad de Barcelona. Diagonal 645, 08030 Barcelona. 1939), Montandon, así como Mendes Correa (citados por Comas 1966 y 1974) tales rasgos primitivos en los fueguinos eran debidos a parentesco genético directo con aborígenes australianos. En oposición a esta hipótesis, Gusinde (1939 a: especialmente 464-466) y también Klimek (1939), entre otros, vieron en estos rasgos una persistencia de primitivismo ancestral de un conjunto denominado "australoide", en la terminología de comienzos de siglo, que en el caso de los fueguinos habría llegado al continente americano con sus primeros pobladores y se habría conservado por aislamiento. Quedó así ligada, en la bibliografía científica de la época, la comprensión de la variabilidad biológica de los fueguinos a la del primer poblamiento americano. Más de medio siglo después no son pocas las incógnitas, indefiniciones y dudas de tipo general (Berdichewsky, 1989: 170) que persisten sobre el poblamiento humano de América, lo cual se refleja en manuales de aún considerable influencia (Comas, 1975, Alcina, 1985). Lógicamente el paso del tiempo y la profundización en el conocimiento de la biodinámica de las poblaciones humanas han generado nuevos criterios y se está produciendo una rápida renovación de la bibliografía. Aceptado el origen de paso exclusivo por el estrecho de Bering (Salzano y Callegari, 1988, Rothhammer et al., 1984) los principales problemas del poblamiento de Sudamérica son, por el momento, de tipo taxonómico en un trasfondo que se debate entre tendencias filogenistas y ambientalistas (véase, por ejemplo, Martí y Rothhammer 1987 contra Munizaga 1976). Idéntica problemática se plantea para el cono sur, donde, descartadas las conjeturas sobre lejanas migraciones (Orquera y Piana, 1983), los esfuerzos se concentran en determinar el origen monofilético o polifilético de sus antiguos pobladores, si se observa la cuestión desde un punto de vista muy general ya que en detalle debió ser ciertamente compleja (Borrero, 1989-90). Que el dilema no es fácil de resolver, al menos desde una óptica exclusivamente biológica, queda reflejado en el cambio en la interpretación de las afinidades entre los grupos de fueguinos que se ha dado en excelentes trabajos publicados en los últimos años. Véanse Cocilovo y Guichón (1985-86) respecto a los posteriores de Guichón et al. (1986), Guichón y Varela (1990) y Cocilovo y Guichón (1990).

EL PROYECTO ESPAÑOL DE ANTROPOLOGIA FISICA Desde 1986 un equipo de biólogos españoles integrado por M.Hernández, C.García-Moro, D. Turbón y A. Pérez-Pérez del Dpto. de Biología Animal de la Fac. de Biología de la Universidad de Barcelona, ha localizado y estudiado los restos de los aborígenes de Tierra del Fuego depositados en diversos museos y colecciones de Europa y América; asimismo ha examinado las fuentes documentales existentes como archivos religiosos y otros (García-Moro et al. 1988, García-Moro, 1990, Turbón, 1990 b) (VER ANEXO). El estudio antropológico, "Estudio antropobiológico de los aborígenes de la Tierra del Fuego", se integra en el proyecto hispano- argentino "Contrastación arqueológica de la imagen etnográfica de los canoeros magallánico- fueguinos en la costa norte del canal Beagle", dirigido por E.L. Piana (Argentina) y A. Vila (España) y financiado por instituciones de ambos países (CSIC y CONICET, además de ICI, CIRIT, CADIC). El estudio de Antropología Física ha pretendido una actualización lo más completa posible abarcando para ello distintos campos de estudio, dentro de las lógicas limitaciones de tiempo y presupuesto. Los campos citados son: 1) Estudio de la variabilidad intra e intergrupal. 2) Distancias biológicas respecto a otros grupos. 3) Estudio de la velocidad de cambio morfológico. 4) Aspectos de adaptación a un ambiente frío. 5) Aspectos biodemográficos y análisis del proceso de extinción. 6) Contrastación de técnicas. 7) Comprobación y elaboración de modelos. El material craneológico se ha reestudiado totalmente y se han obtenido mediciones tanto mediante la técnica de Martin como la de W.W. Howells (de especial utilidad para la discriminación de características mongoloides), a quien hemos de agradecer habernos facilitado su base de datos de poblaciones actuales para fines comparativos. Se ha tenido especial preocupación en reducir al mínimo los errores en la obtención de la información por lo que se ha utilizado la misma metodología (diagnóstico de sexo, de edad, etc...) en todos los casos y por los mismos observadores. Esto no ocurre en los estudios realizados hasta la fecha, en los que, comenzando por el de Lebzelter y Gusinde (1939) los datos utilizados procedían de diferentes autores. Se ha conseguido estudiar cerca del 90% de la muestra existente, lo que en cuanto a ejemplares adultos se refiere es de 193 cráneos depositados en numerosas colecciones de Europa y América. La muestra de ejemplares adultos analizada es sensiblemente mayor que la estudiada (105 cráneos) por Lebzelter y Gusinde (1939: 351). Sin embargo, hay dos aspectos que limitan seriamente la información que la muestra puede ofrecer. En primer lugar, una antigüedad de no más de 150 años (op. cit. pág. 215) lo que inevitablemente nos priva de la visión en el tiempo del proceso de diferenciación de las poblaciones fueguinas. En segundo lugar, un condicionante que podría ser insuperable: ¿el material osteológico existente, en especial el de Alakalufes, representa realmente los grupos étnicos fueguinos o es el resultado de una mezcla reciente producto de la disgregación final de estas poblaciones? Este último problema, ya planteado en un estudio craneológico preliminar (Hernández, 1990), afecta especialmente al estudio de las colecciones inéditas como, por ejemplo, las de los museos de y de Puerto Williams. Hay datos históricos que inducen a pensar con buena probabilidad que en el material allí depositado, presumiblemente de época moderna, podría haber mezcla de todo tipo de aborígenes fueguinos. Además de lo señalado por Gusinde (1939 b: 159) sobre la certeza de algunos cruzamientos inter-étnicos en Tierra del Fuego a partir de los años 80, son significativas, a este respecto, las advertencias de Lipschutz y Mostny, 1950, las de Ortiz-Troncoso (1973: 82, 89 y 102) y es seguro que en un pasado reciente hubo aborígenes Ona en Navarino (Lipschutz y Mostny, 1950: 54) y (Van de Maele, comunicación personal).

EL PROCESO DE EXTINCION Los aborígenes de Tierra del Fuego sufrieron un dramático proceso de extinción étnico y biológico, éste último brutal aunque no definitivo pues una parte del substrato indígena, aún sin evaluar, se fusionó con los nuevos pobladores. Documentar el modo y la velocidad de extinción son aspectos de interés, no sólo para la propia comprensión de la biodinámica de las poblaciones fueguinas, sino también como modelo a aplicar a otros contextos. Nuestro proyecto ha recopilado para ello toda la información existente en archivos demográficos (ver Anexo), así como las frecuencias de marcadores de estrés ambiental del registro osteológico que, en el caso de los fueguinos, parece estar considerablemente asociado. La Biodemografía puede informar sobre numerosos aspectos de la biodinámica de una población. En el caso de los aborígenes fueguinos se da la circunstancia de que los archivos se inician y abarcan el periodo de pleno contacto con los europeos y reflejan, por tanto, el proceso de extinción. Ello, sin embargo es un inconveniente para el estudio de otros aspectos biodemográficos. Por diversas fuentes se sabe que la extinción se debió a falta de defensas naturales contra las epidemias (tuberculosis, viruela, sarampión y gripe), a disminución de sus recursos por la actividad de los loberos en el caso de yámanas y alakalufes, a desplazamiento de su habitat en el de los onas y, por último, a muerte violenta por enfrentamiento con los colonos. Desde 1871 en que Thomas Bridges se instala en Ushuaia y realiza las primeras estimas del número de indígenas hasta que en 1912 el gobernador argentino de Tierra del Fuego escribe que los aborígenes no exceden de 155 entre hombres, mujeres y niños, todos ellos integrados ya con los colonos (Belza, 1977), transcurrieron casi cuarenta años en los que la extinción se consumó prácticamente. En este periodo se fundaron dos misiones salesianas la de San Rafael en Isla Dawson (1888) y la de La Candelaria en Río Grande (1893), cuyos archivos contienen una valiosa información. Otras fuentes, igualmente valiosas, son los respectivos censos argentinos y chilenos y diversos documentos de las misiones anglicanas. En el caso de los Ona, el equipo español de antropólogos ha reunido información sobre unos 500 indígenas más sus padres, cuya proporción de sexos, mortalidad de crisis y esperanza de vida podrá reconstruirse en buena medida. El estudio se ha ampliado con la aplicación de modelos ecológicos, calculando el tamaño y densidad poblacional mediante estimas de la capacidad de sustentación del territorio, contrastadas con la información de las fuentes históricas y etnográficas. De este modo se ha podido realizar una buena aproximación a la dinámica poblacional de esta sociedad cazadora- recolectora. En definitiva, todo ello será de utilidad para clarificar el proceso de extinción (causas y proporción de muertes, orientaciones sobre el grado de mestizaje), para compararlo con otros similares (indios Chumash en California, por ejemplo) y como orientación en el estudio de grupos prehistóricos. Nuestro estudio ha examinado también algunos marcadores de estrés ambiental en el esqueleto. Cribra orbitalia como expresión de procesos anémicos; hipoplasia dental como marcador de crisis nutricionales durante el crecimiento y desarrollo; caries y abscesos, relacionados indirectamente con el consumo de glúcidos y, por último, traumatismos. Se ha estudiado, además, el desgaste dental y se han obtenido réplicas para el estudio del patrón de estriación dentaria de la cara vestibular de los dientes, asociado al tipo de dieta. Los marcadores de estrés informan, hasta cierto punto, del nivel de adaptación de una población. En primer lugar deben ser tenidos en cuenta en la interpretación del dimorfismo sexual y de las distancias morfológicas. Asimismo, y en la medida que reflejen una fluctuación de los recursos, pueden orientar sobre un momento concreto de la dinámica poblacional. En tercer lugar son útiles para documentar los grados de presión ambiental que pueden afectar a las poblaciones en su dinámica sin que lleguen a extinguirse. Las frecuencias de cribra orbitalia y de hipoplasia dental registradas en los aborígenes de Tierra del Fuego son altas, lo que indicaría unas duras condiciones de vida (Pérez- Pérez, 1990). Una de las dificultades en la interpretación de este resultado es saber en qué medida corresponde al proceso de extinción, lo que, por otra parte, es muy probable. ADAPTACION Y DIETA Profundizar en el conocimiento del proceso adaptativo de las poblaciones humanas de Tierra del Fuego se ha convertido en un objetivo científico de gran interés, no sólo para explicar la biodinámica humana de la zona sino también como fuente de modelos que ayuden a la reconstrucción del pasado humano en otras áreas del planeta. Entre los diferentes aspectos que podrían estudiarse en este sentido, hay uno particularmente interesante relacionado con la fluctuación de los recursos a lo largo de la estratigrafía de diversos yacimientos de canoeros, algunos de los cuales se remontan a los primeros momentos del poblamiento de la zona: Englefield (Emperaire y Laming, 1961), Bahía Buena, Punta Santa Ana (Ortiz-Troncoso, 1975 y 1979), Lancha Packewaïa (Orquera et al., 1977), Túnel (Piana, 1984, Orquera y Piana, 1987), Punta Baja y Bahía Colorada (Legoupil, 1985-86 y 1988). El resultado ha puesto de manifiesto un impresionante paralelismo, con diferencias cuantitativas pero de esencial homogeneidad: una alimentación básica de mamíferos marinos (más del 90% del total de calorías), la carne de más contenido energético de todos los mamíferos por su riqueza en lípidos. Desde un punto de vista dietético se habría complementado con el consumo de mariscos, de forma masiva el mejillón, que habrían aportado los minerales necesarios y las vitaminas restantes. El consumo de vegetales habría sido mínimo, limitado por el ambiente. Esta dieta desequilibrada en cuanto a vitaminas y glúcidos, parece haber sido indudablemente eficaz como demuestran el éxito adaptativo de los canoeros y la invariabilidad cualitativa de sus recursos durante milenios. Como ya hizo notar Nardi ello habría requerido fenómenos compensatorios en su organismo, especialmente en lo que refiere a un excepcional metabolismo de las grasas, al igual que en los esquimales (Nardi in Orquera et al. 1977). Este tipo de dieta estaba, sin duda, asociada a unos niveles excepcionales, adaptativos, de tolerancia al frío en yámanas y alakalufes y basada en una gruesa capa de grasa subcutánea y una termogénesis elevada, aspectos ya constatados por La Mission Scientifique du Cap Horn (Hyades y Deniker, 1891) y por la expedición Robin-Emperaire (Emperaire, 1955), así como por Hammel (1960 y 1964) en alakalufes. Ahora bien, la dieta altamente energética de los canoeros australes, condicionada por la adaptación al frío, no necesariamente implicaría un óptimo estado de salud de todos los individuos ya que una población puede estar sometida a niveles de estrés, que pueden ser fluctuantes, de origen nutricional o no, sin que se vea afectada su viabilidad. El panorama planteado por Piana (1984: 95) citando a Dumond, y aceptado por Martinic (1989: 46), de que los canoeros debieron ser numéricamente casi estables aunque con tasas de crecimiento demográfico muy bajas, parece en el caso de los aborígenes de Tierra del Fuego particularmente válido y apoyado por varias razones. Con todo, no parece lógico caer en un excesiva rigidez en cuanto a la posibilidad de fluctuaciones eventuales del efectivo poblacional, a la vista de lo detectado en otros pueblos cazadores, y como objetivo a confirmar en futuras investigaciones en un mayor número de yacimientos. En este sentido, sería de gran interés estudiar los marcadores de presión ambiental en series osteológicas de aborígenes fueguinos a lo largo del tiempo si en el futuro llegara a disponerse de ellas. En cualquier caso lo observado en los aborígenes fueguinos en cuanto a explotación de recursos y adaptaciones fisiológicas podría ser de utilidad en la interpretación de poblaciones prehistóricas que vivieron en condiciones similares y en las que, por tanto, podrían haberse producido procesos de paralelismo adaptativo. Un ejemplo sería el Mesolítico europeo. VELOCIDAD DE CAMBIO ADAPTATIVO a) Aspectos fisiológicos ¿Qué antigüedad tienen las adaptaciones fisiológicas que diversas expediciones científicas comprobaron en alakalufes y yámanas antes de su extinción? El continente americano es una área privilegiada para el estudio de la velocidad de determinados aspectos adaptativos, por lo reciente del poblamiento humano y el común origen mongoloide de los amerindios. En los aborígenes de Tierra del Fuego esto es particularmente interesante dado su aislamiento hasta hace pocos siglos. Los niveles más antiguos en los yacimientos con presencia de canoeros en Tierra del Fuego y zona norte del Estrecho de Magallanes datan de 6.500/6.000 A.P. y en ellos la adaptación cultural al litoral marítimo aparece ya formada. Poco después, a partir del 4.000- 3.000 a.C. se produce un cambio climático con aumento del frío y disminución de la humedad (Heusser 1984, citado por Orquera y Piana 1987) tras el cual ha permanecido sin cambios significativos hasta el presente. No se conocen los detalles del proceso adaptativo ni desde el punto de vista arqueológico ni biológico, pero pueden hacerse algunas consideraciones lógicas, en el estado actual de la cuestión. En primer lugar, la adaptación cultural es demasiado compleja como para haberse logrado a través de un transición rápida; por ello se ha pensado en los primeros canoeros de Tierra del Fuego como grupos pre-adaptados a la vida en litoral marítimo que habrían penetrado por las islas occidentales avanzando hacia el sur a medida que las condiciones ambientales lo permitieron (Orquera y Piana, 1987). Una segunda consideración es que la comentada uniformidad en cuanto a la utilización de recursos, ya desde el primer momento en Tierra del Fuego y durante 6.000 años, en relación con el desequilibrio dietético, apoya lo anterior sugiriendo una adaptación biológica ya formada o, al menos, en cierta medida. En tercer lugar, el cambio climático aludido se da con posterioridad a las mencionadas adaptaciones cultural y/o biológica y no parece haberlas afectado en Tierra del Fuego de modo significativo. Cuarto, se justifica, en consecuencia, la interpretación mayoritaria actual de que canoeros y cazadores terrestres se habrían diferenciado antes de su arribada a Tierra del Fuego (Piana 1987-88, cf. Massone, 1984 y 1989). Por último, la citada antigüedad probable de 6.000 años para las adaptaciones fisiológicas de los aborígenes fueguinos, posiblemente pueda remontarse aún más en el tiempo si, como recientes estudios craneológicos sugieren, los canoeros fueguinos pertenecen a una corriente pacífica de poblamiento diferente biológicamente de otra atlántica (Cocilovo y Guichón 1990, Guichón et al., 1986); en este sentido las excavaciones en los concheros de tradición canoera de la costa pacífica desde Magallanes hasta Chiloé abren un interesante capítulo para el futuro. En resumen, entre 12.000/ 10.000 A.P. al 6.000 A.P. podrían haberse formado, al menos en sus aspectos básicos, las adaptaciones fisiológicas conocidas en los aborígenes de Tierra del Fuego. b) Aspectos morfológicos Tras el estudio preliminar de la morfología facial de los fueguinos nuestro estudio ha detectado, de 193 individuos observados, una anchura nasal mediana o ancha en un 30% de los casos, según el índice nasal. Con datos de los 70 individuos estudiados por Lebzelter y Gusinde (1939) para este carácter, tales frecuencias son aproximadamente del 50% lo que ilustra bien los problemas de muestreo y, quizá, el error entre observadores. Una frecuencia tan elevada en la anchura nasal en relación al clima riguroso de Tierra del Fuego es potencialmente desventajosa ya que produciría un excesiva pérdida de calor asociado a la respiración, hecho bien comprobado en numerosos estudios de poblaciones humanas actuales. Una explicación podría verse en un proceso adaptativo de compensación del excesivo calor corporal generado por altos niveles de actividad física, bien constatados, por otra parte, en los fueguinos tanto canoeros como cazadores-terrestres. La necesidad de evitar una hipertermia cerebral mediante el enfriamiento de la mucosa nasal, de lo que hay buena evidencia experimental en los humanos, es una de las actuales explicaciones de la morfología facial de los Neandertales en los cuales se ha observado algo similar (Franciscus y Trinkaus, 1988a y 1988b; Dean, 1988). Existen otros factores que también podrían estar relacionados como una gran anchura mesiodistal de la dentición anterior, o consideraciones biomecánicas de presiones en la parte anterior de la boca (Rak 1986), o cierta combinación de todos ellos, lo que está actualmente en estudio por nuestra parte. El estudio de nuestras series puede ser de utilidad para la comprobación del modelo de fisiología de la respiración que se aplica actualmente a ciertos homínidos fósiles. Este, a su vez, puede ayudar a comprender aspectos posiblemente adaptativos de la morfología facial de los aborígenes de Tierra del Fuego de los que, de confirmarse, no sería difícil establecer el tiempo necesario para su formación con ayuda de un estudio comparado en poblaciones amerindias de Sudamérica. ANEXO LAS COLECCIONES EUROPEAS El primer paso para la realización de nuestro trabajo consistió en localizar los restos de aborígenes fueguinos existentes en Europa. Al ser éste en su mayor parte de procedencia bien documentada, su estudio previo ha permitido disponer de un muestra para la posterior identificación de los ejemplares dudosos o no documentados existentes en muchas otras colecciones. En el trabajo de Lebzelter y Gusinde (1939 a y 1939 b) hay una lista básica que fue completada y actualizada mediante contactos con los diversos museos y colecciones. A pesar del riesgo de cometer alguna omisión involuntaria debe mencionarse la inestimable ayuda informativa de R. Machiarelli, con mediación de David Frayer, en lo que respecta a Europa y muy especialmente la recibida de R.A. Guichón en Sudamérica. Hoy día la mayor parte del material europeo, tanto osteológico como cultural, se halla concentrado en Viena, Florencia, Roma, París y Londres, el cual estudiamos en su totalidad. Tuvimos referencia, por otra parte, de grupos poco numerosos o ejemplares aislados en Finlandia (Helsingfors) y en diversas ciudades de Suecia (Stocolm, Solna, Goteborg), de Alemania (Dresden, München, Breisgau y Lübeck) y Suiza (Basel, Zurich) así como un ejemplar en Madrid que aún no ha sido localizado. Además hay en el continente americano, sin contar Argentina ni , seis cráneos en New York, tres en Princeton y uno en Philadelphia (USA) así como cuatro en Asunción (Paraguay). Este segundo grupo de ejemplares dispersos en Europa y América, fruto del interés que hubo por los aborígenes fueguinos a finales del siglo pasado y comienzos del actual según consta en la bibliografía, fue descartado ya que la dispersión geográfica convertía su estudio en una árdua y cara tarea en proporción al rendimiento científico global (algo más de la treintena de ejemplares). Ha de hacerse constar que supimos de ellos indirectamente y no llegamos a comprobar la exactitud del número y localización de los materiales. En Sudamérica sólo ha faltado por estudiar, además de los citados cráneos de Paraguay, y por diversos motivos: tres cráneos inéditos de aborígenes Haush procedentes de Península Mitre (Canal del Beagle, Tierra del Fuego), cedidos para su estudio temporalmente por el AIA (centro argentino dependiente del CONICET), un cráneo del Colegio Salesiano de la ciudad chilena de Puerto Natales, posiblemente de un aborigen, y algún ejemplar del Museo de La Plata (Argentina). Durante el año 1986 se estudiaron las colecciones de Viena, la más numerosa e importante en Europa, la de Florencia y la de Roma. Estas últimas junto a la de Londres, y después de Viena, son las que reunen la mayor cantidad de restos. Se ha realizado un detallado estudio craneal, incluyendo craneografía y fotografía de todos los ejemplares, pero por limitaciones antes comentadas no fue posible hacer lo propio con el resto del esqueleto. Se estudió lo siguiente: Naturhistorischen Museum de Viena: 19 cráneos, citados por Gusinde y Lebzelter: 13 Ona (9 M y 4 F), 1 Yámana (F) y 6 Alakaluf (3 de cada sexo), así como otros dos cráneos inéditos, aportados por el propio Gusinde. Museo Nazionale di Antropologia e Etnologia de Florencia: 18 cráneos Yámana (12 M y 6 F). Museo di Antropologia del Dipartimento di Biologia Animale e de l'Uomo de la Universidad "La Sapienza" de Roma: 14 cráneos Yámana (6 M y 8 F). En Junio de 1987 se estudiaron las colecciones de: British Museum Natural History (Departament of Palaeontology) de Londres y del Musée de l'Home (Laboratoire d'Anthropologie) de París. De los 18 cráneos existentes actualmente en la colección londinense se estudiaron los 15 pertenecientes a individuos adultos. En París se hizo lo propio con 12 cráneos, todos adultos. Como en la campaña anterior se realizó el mismo tipo de estudio craneológico al igual que en años posteriores se hizo con el resto de la muestra estudiada. Es interesante hacer notar que tanto el material de Londres como el de París coincide con el consignado por Lebzelter y Gusinde (op. cit.) con la única y sorprendente salvedad de que el cráneo 1025/6 Pa, que consta como depositado en París, de hecho está en Londres. Asimismo, y como en las colecciones estudiadas en la campaña anterior, se detectaron diferencias entre algunas medidas obtenidas por nosotros y las que figuran en la citada monografía. Tales diferencias son atribuibles a criterios distintos de los diversos observadores que intervinieron en el mencionado estudio de Lebzelter y Gusinde.

LA CAMPAÑA DE 1988 EN ARGENTINA La primera de las tres campañas antropológicas realizadas en tierras americanas se llevó a cabo en Argentina durante los días 1 al 27 de marzo de 1988. En este primer contacto la labor previa consistió en localizar colecciones osteológicas que pudieran con tener restos de aborígenes fueguinos y posteriormente su identificación y estudio. Lo propio se hizo en el aspecto biodemográfico. La actividad se desarrolló en dos áreas: provincia de Buenos Aires y Tierra del Fuego. Museo Etnográfico de Buenos Aires ("Museo Ambrosetti"): se identificaron y estudiaron 13 cráneos de la colección del Museo así como otros tres, allí depositados, pertenecientes al Museo Territorial de Ushuaia (Tierra del Fuego). Museo de La Plata (Provincia de Buenos Aires): se realizó una visita prospectiva con objeto de localizar la colección Lehmann-Nitsche de cráneos de aborígenes fueguinos. La existencia de la mencionada colección consta en el trabajo de Lebzelter y Gusinde (op. cit.) aunque resulta incierta la localización de todos sus ejemplares ya que parte (cuatro ejemplares) se conserva en el Museo de Historia Natural de Viena. La colección fue localizada pero no estudiada ese año. Archivo General de la Nación Argentina (Buenos Aires): Se consultó el Segundo Censo General de la Nación Argentina (1895) además de revisarse el resto de los censos generales así como los censos indígenas nacionales. De estos últimos se consultó, también, el de 1966-68. Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC) de Ushuaia (Tierra del Fuego, Argentina): se consultó y recopiló abundante y valiosa bibliografía, de diversa índole, referente a los aborígenes fueguinos, y de no fácil localización en Europa. En lo que se refiere al aspecto biodemográfico se examinaron los volúmenes del South American Missionary Magazine correspondientes al periodo 1867 a 1901. Museo Territorial de Ushuaia (Tierra del Fuego, Argentina): se identificaron 15 cráneos inéditos de aborígenes fueguinos de los que fueron estudiados sólo los ejemplares adultos, nueve en total de entre los que uno fue descartado debido al mal estado de conservación. En la vertiente demográfica se pudieron consultar los Registros de Inhumaciones (vóls. 1929-1940 y 1940-1983) y el Registro de Bautismo de la Misión Anglicana que recoge fundamentalmente las inscripciones de los indígenas. Parroquia de Nuestra Señora de las Mercedes de Ushuaia (Tierra del Fuego, Argentina): además obtenerse información para localizar, en Buenos Aires, material demográfico sobre los aborígenes se pudo consultar el Libro I de Bautismos (1894-1926) y el Libro de Matrimonios I (1903-1930). Misión Salesiana La Candelaria de Río Grande (Tierra del Fuego, Argentina): fueron localizados e identificados 11 cráneos inéditos de aborígenes fueguinos así como documentos de valor biodemográfico. Su estudio quedó aplazado para la campaña de 1989. Parroquia de San Juan Bosco de Río Grande (Tierra del Fuego, Argentina): se localizaron archivos con importante información demográfica sobre los indígenas del territorio .

ACTIVIDADES EN ARGENTINA Y CHILE EN 1989 Con la información obtenida en la campaña de 1988, se actuó de acuerdo con un plan establecido de visita a diversos centros y colecciones de Argentina y de Chile. Por otra parte se potenció en el proyecto lo referente a contrastación de técnicas de determinación de la dieta y estudio de marcadores de estrés ambiental. Como ya se ha comentado, se encargó de ello A. Pérez-Pérez quien ha reunido toda la información al respecto en la muestra americana. A las muestras de estriación dentaria conseguidas en Sudamérica se añadieron las obtenidas en la segunda campaña europea, estas últimas recientemente contrastadas y ampliadas por C. Lalueza. Museo Territorial de Ushuaia (Tierra del Fuego, Argentina): transcurrido un año desde nuestra primera visita, las excavaciones realizadas en la zona argentina de Canal Beagle no habían localizado nuevo material osteológico por lo que se obtuvieron réplicas dentarias para la determinación de la dieta y se estudiaron los marcadores osteológicos de presión ambiental. Misión Salesiana La Candelaria de Río Grande (Tierra del Fuego. Argentina): se estudiaron 11 cráneos de aborígenes, localizados el año anterior. Se consultaron el Libro de Bautismos (1896-1903), el Libro I de Bautismos (1907-1909), el Libro II de Bautismos (1910-1921), el Libro de Matrimonios I (1898-1920) y el Libro de Defunciones II (1902-1931). Pudo obtenerse, además, información sobre las defunciones anteriores a 1902 en los Diarios de la Misión los cuales se remontan a su fundación. Parroquia de San Juan Bosco de Río Grande (Tierra del Fuego, Argentina): se consultó el Libro I de Bautismos, con importante información demográfica sobre los indígenas del territorio fueguino. En cambio no hubo tiempo de hacer lo propio con el Libro II (1933-50) ni de acceder al Registro Civil de Río Grande, consulta, la de este último, para la que es necesario realizar ciertos trámites burocráticos. Tampocó se accedió a la información del Registro Civil de Ushuaia. Museo "" de Puerto Williams (Tierra del Fuego, Chile): ante la posibilidad de que en esta localidad del canal Beagle hubiera material osteológico de aborígenes, se hizo una visita prospectiva. Esta no había sido posible el año 1988 por no exisitir, entonces, medio de transporte alguno desde Ushuaia. Se localizaron restos de 12 aborígenes en el Museo local y su Director, M. Van de Maele, se mostró favorable al estudio del citado material. Sin embargo, ello no pudo realizarse, entre otras razones, porque el barco de transporte desde Argentina sólo recalaba unas horas en Puerto Williams, durante el único viaje que había por semana en 1989. Instituto de la Patagonia de (Magallanes, Chile): se estudiaron 19 cráneos de aborígenes y se recopiló abundante bibliografía de gran interés. En este centro universitario existe una larga tradición en el estudio del primer poblamiento humano del cono sur americano. No sólo hay diversos investigadores sobre el tema sino también una excelente revista científica, Anales del Instituto de la Patagonia y un activo Departamento de Arqueología. Museo "Mayorino Borgatello" de la Misión Salesiana María Auxiliadora de Punta Arenas (Magallanes, Chile): de todas las colecciones visitadas es donde mayor grado de incertidumbre encontramos en cuanto a la procedencia del material osteológico humano. Se estudiaron sólo los que ofrecían indicios de procedencia indígena fueguina (6 cráneos). Museo de la Municipalidad de Porvenir (Magallanes, Chile): se estudiaron 8 cráneos de aborígenes fueguinos.

LA CAMPAÑA DE 1990 EN CHILE Y ARGENTINA Instituto Nacional de Estadística (Santiago de Chile): se accedió a la información del Censo General de la República de Chile (provincia de Magallanes) especialmente la correspondiente a los años 1835 a 1895. Se consultó asimismo el Archivo Nacional en la capital chilena. Museo Nacional de Historia Natural (Santiago de Chile): se estudiaron 24 cráneos del importante material allí depositado, en parte, recolectados por M. Gusinde. Parroquia del Sagrado Corazón de Punta Arenas (Magallanes, Chile): resultó infructuosa la búsqueda de los Registros de la Misión San Rafael (Isla Dawson). Museo "Martin Gusinde" de Puerto Williams (Magallanes, Chile): se estudiaron restos de los 12 aborígenes localizados el año anterior. Se obtuvieron muestras de hueso de ocho aborígenes así como de tres focas y de una ballena. Las muestras de mamíferos marinos, junto a la de guanaco de Isla Grande proporcionada por E. Piana, han sido de inestimable valor para la correcta determinación de la dieta mediante oligoelementos. Museo de La Plata (Provincia de Buenos Aires): se estudiaron 11 cráneos de la colección Lehmann-Nitsche, localizados en años anteriores. Archivo Central Histórico Salesiano (Buenos Aires): se consultaron las Crónicas de las Misiones La Candelaria (Río Grande) que son copias de los Diarios de esta Misión, así como otros documentos. No se pudieron localizar los originales de los Registros de San Rafael (Isla Dawson) aunque sí información al respecto recopilada por algunos autores. RESUMEN DE LA INFORMACION OBTENIDA 1) Osteología: 193 cráneos de las etnias Yámana (82 ejemplares), Selknam u Ona (81 ejemplares), Kaweskar o Alakaluf (25 ejemplares), Haush (2 ejemplares) y tres sin asignar, todos ellos correspondientes a 113 varones, 79 mujeres y un alofiso (véase Hernández 1990, para mayores precisiones al respecto). Constituye un material de primer orden para la actualización de conocimientos sobre las relaciones biológicas de los citados grupos entre sí y con el resto de amerindios. Toda la información obtenida en este apartado lo fue con material científico del Dpto. de Biología Animal de La Universidad de Barcelona, que fue transportado en todo momento por los investigadores en ambos continentes. 2) Demografía: documentos consultados de los que se extrajo información (véase García-Moro 1990, para más detalles). a) Registros: Libro de Bautismos de la Misión Anglicana de Ushuaia y Registro de Inhumaciones de esta ciudad; Libro de Bautismos I (1894-1926), Libro de Matrimonios I (1903-1930) de la Parroquia Nuestra Señora de las Mercedes. Libros de Bautismos (1896-1921), Libro Primero de Matrimonios (1898-1920) y Libro Segundo de Defunciones (1902-1931), todos ellos de la Misión Salesiana de Río Grande. Diarios de esta Misión. Libros de Bautismos I de la Parroquia Don Bosco de Río Grande. b) Censos: Segundo Censo General de la Nación Argentina (1895). Revisión de Censos posteriores de la Nación Argentina. Censo Indígena Nacional (1966-68). Censo General de la República de Chile (Magallanes) de los años 1835 a 1895. Dada la casi inexistencia de estudios demográficos sobre poblaciones aborígenes extinguidas, este tipo de material, en parte ya recogido, resulta de gran valor histórico y biológico. 3) Marcadores esqueléticos de estrés ambiental y patologías asociadas: fue revisado todo el material sudamericano también estudiado desde un punto de vista métrico. 4) Dieta: Durante las campañas europeas y la de 1989 en América se obtuvieron algunas réplicas de los patrones de estriación dentaria. En total hay datos de más de 40 individuos. Se ha obtenido información sobre las variaciones de la dieta en los aborígenes fueguinos y serán la base de referencia de la variabilidad de la estriación dentaria en un grupo carnívoro, hecho no documentado hasta el presente (véanse las publicaciones antes citadas). Asimismo se ha analizado el contenido de determinados oligoelementos en hueso humano y se ha mencionado la muestra de ocho individuos, así como de otras especies en lo que refiere a la técnica de oligoelementos. Los resultados se reflejan, por el momento, en 12 publicaciones realizadas por el grupo de Bioantropología en el marco del Convenio CSIC-CONICET. Son todas las citadas en la bibliografía, salvo dos referencias de Lebzelter y Gusinde, además del presente artículo. Las diversas campañas que a lo largo cuatro años se han realizado en dos continentes para la obtención de datos han dado lógicamente lugar a una larga relación de contactos, viajes y visitas. El capítulo de agradecimientos, por tanto, casi tendría la extensión de este artículo. Rogando disculpas por ello, esperamos dar cumplida cuenta en una proyectada monografía sobre este proyecto de Antropología Física. BIBLIOGRAFIA

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