El Colegio de la Frontera Sur
Manejo forestal comunitario y biodiversidad en Los Altos de Chiapas
TESIS presentada como requisito parcial para optar al grado de Maestría en Ciencias en Recursos Naturales y Desarrollo Rural
por
Ana Filipa Duarte Martins
2010
Agradecimientos:
En el desarrollo de esta tesis y respectivo trabajo de investigación intervinieron diversas personas y entidades a quienes debo un sincero agradecimiento:
A los ejidatarios de Fray Bartolomé de Las Casas por el permiso para hacer el estudio en sus tierras. A nuestros informantes Dn Diego López, Dn Fausto Hernández, el ing. Florentino Rosales y el ing. Carlos Santiago por toda la información prestada.
A CONACYT por la beca otorgada para realizar la presente investigación.
A mí tutor, Dr. Sergio Cortina, por el apoyo personal y por el apoyo científico, económico y de campo que dio a este trabajo de investigación. A mis asesores, Dr.
Miguel Ángel Castillo por su disponibilidad apoyo y comentarios y Dr. Hugo Perales por sus comentarios, disponibilidad y prontitud.
A Magdiel Luis Santiago y Rocío Jiménez, mis compañeros de campo, por su dedicación y compañía que hicieron menos pesados y más alegres los inventarios. A
Leticia Ochoa, Héctor Placencia y Hugo Courtois por el apoyo y la compañía en campo.
A Manuel Anzuelo y Miguel Anaya por el apoyo en campo y laboratorio
A Miguel Icó por su invaluable trabajo de identificación en el herbario, por su paciencia, por todas sus enseñanzas y su amistad.
Helda Kramsky por siempre tener tiempo para explicar, facilitar y resolver todos los procesos burocráticos.
A mis padres y abuelo, por su cariño, confianza y comprensión. A mis amigos
Claudia Ramos, Iris Liscovsky, Nelson Rendón, Benjamin Bathfield, Carlos Balboa,
Julieta Maya, Tania Espinosa y Carmelita que supieron celebrar las alegrías y amenizar las tristezas, ayudándome a llevar este trabajo adelante y a encarar las dificultades con más clareza y tranquilidad.
Índice:
Índice ...... i Resumen: ...... iv Palabras clave: ...... iv Lista de Acrónimos ...... v Introducción:...... 1
• Biodiversidad y poblaciones rurales:...... 1
• Manejo forestal comunitario:...... 4
• Métodos de manejo forestal maderero en México y en los Altos de Chiapas:...... 9
• Objetivos:...... 14
o Objetivo general:...... 14
o Objetivos específicos:...... 15
• Hipótesis: ...... 15
Materiales y métodos:...... 17
• Zona de estudio: ...... 17
• Análisis de mapas...... 20
• Inventario forestal ...... 20
• Variables edáficas...... 21
• Análisis estadístico ...... 22
• Conocimiento local...... 23
Resultados:...... 24
• Análisis de mapas...... 24
i • Variables edáficas...... 26
• Composición florística:...... 27
o Ordenación indirecta...... 27
• Cobertura arbórea...... 33
• Área basal total (individuos adultos): ...... 34
• Diámetro cuadrático promedio (individuos adultos): ...... 36
• Individuos por clase etaria ...... 37
o Densidad de individuos adultos ...... 38
o Densidad de juveniles...... 39
o Densidad de plántulas: ...... 41
• Distribución diamétrica de los adultos...... 42
• Riqueza específica y índices de dominancia y equidad...... 46
• Curvas de rarefacción...... 49
• Curvas de dominancia diversidad:...... 51
• Entrevistas: ...... 63
Discusión: ...... 69
• Análisis de mapas...... 69
• Variables edáficas...... 69
• Composición florística...... 69
• Estructura ...... 72
• Riqueza específica y diversidad ...... 75
ii • Entrevistas ...... 78
• Consideraciones generales ...... 80
Conclusiones:...... 83 Referencias bibliográficas:...... 85 Anexos...... 97
• Anexo 1 (Tablas de datos)...... 98
• Anexo 2 (Fotografias) ...... 105
iii Resumen:
El manejo forestal comunitario es frecuentemente apuntado como una forma de promover la conservación de la biodiversidad y de generar ingresos para las poblaciones rurales al mismo tiempo. En México, una fracción importante de la explotación forestal es realizada por empresas forestales comunitarias y esta es una actividad en crecimiento. En el presente trabajo se estudiaron los impactos de la forestería sobre la diversidad de plantas leñosas y la estructura de un bosque de pino encino de los Altos de Chiapas. En las tierras ejidales de Fray Bartolomé de Las Casas, se inventariaron adultos, juveniles y plántulas de especies de plantas leñosas, se midió la cobertura de dosel, se controlaron variables edáficas y se aplicaron entrevistas semiestructuradas a actores clave. El inventario se llevó a cabo en dos áreas de corta en etapas distintas del aprovechamiento y un área testigo sin aprovechamiento maderero comercial. Aunque las diferencias en riqueza específica, dominancia y equidad fueron pequeñas, se evidenciaron diferencias florísticas entre tratamientos para los diferentes estratos considerados. También el diámetro cuadrático promedio, la densidad de individuos juveniles, su correlación con la densidad de individuos adultos y la cobertura de dosel revelaron el impacto del aprovechamiento forestal. Se concluye que la forestería comunitaria, como se plantea ahora, aunque sea una solución para mantener e incluso expandir la cubierta vegetal, no lo es para mantener la biodiversidad de los bosques aprovechados
Palabras clave: Forestería, Estructura, Composición florística, Bosques de pino encino,
Regeneración .
iv Lista de Acrónimos:
CONAFOR – Comisión Nacional Forestal
DGAF – Dirección General de Aprovechamientos Forestales
EFC – Empresa Forestal Comunitaria
MDS – Método de Desarrollo Silvícola
MMOBI – Método Mexicano de Ordenamiento de Bosques Irregulares
PROCYMAF – Proyecto de Conservación y Manejo Sustentable de Recursos
Forestales en México
SEMARNAT – Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales
v Introducción:
• Biodiversidad y poblaciones rurales:
La biodiversidad constituye el principal patrimonio natural de la humanidad ya que depende de ella para su alimentación, obtención de medicinas, producción de bienes y servicios, para citar apenas algunos ejemplos (Mesén 2003). México es considerado unos de los países megadiversos del mundo (Challenger 1998, Castillo &
Toledo 2000), contando con 10% de la biodiversidad mundial (Toledo 1988) así como con un gran número de ecosistemas distintos en su territorio. Estos ecosistemas son recursos de gran importancia para el país desde el punto de vista social, económico y ambiental (FAO – SEMARNAT 2004). En una perspectiva funcional la biodiversidad juega su más importante papel como proveedora de especies que desempeñen funciones y que confieran estabilidad (Bengtsson 2000). La pérdida de diversidad significa la pérdida de especies incluyendo especies clave, lo cual puede llevar a varias consecuencias indeseables como cambios en las redes tróficas, pérdida de funciones de especialistas y de grupos funcionales (Bengtsson 2000). México es uno de los países que registran mayores tasas relativas de pérdida de superficie boscosa (Masera et al. 1997, Cedeño Gilardi y Pérez Salicrup 2005, Velázquez et al. 2002, FAO –
SEMARNAT 2004).
El papel de los bosques en la manutención de la biodiversidad global es reconocido desde hace mucho tiempo (COP 1995, Kozlowski 2002). En conjunto, los bosques tropicales, templados y boreales son hábitat para los más diversos grupos de plantas, animales y microorganismos y poseen la gran mayoría de las especies terrestres (COP 1995). La manutención de estos ecosistemas es crucial para la
1 conservación de la biodiversidad y del papel que esta juega en el clima global y en los ciclos biogeoquímicos (COP 1995).
Chiapas es el estado más sureño de la República Mexicana. Su rango latitudinal, orografía y historia geológica crean una gran variedad de regiones fisiográficas y de condiciones ecológicas (González Espinosa et al . 2004); es considerado el segundo estado más diverso de México ya que posee casi todos los tipos de ecosistemas del país (Miranda, 1952).
Los Altos de Chiapas son una zona montañosa de altitud comprendida entre
1000 y 2900 metros sobre el nivel del mar (Cortina 2006). Le corresponden hábitats frescos, con lluvias moderadas, suelos fértiles en valles altos y laderas de pendiente media y ocurrencia de heladas de frecuencia muy variable, principalmente en las áreas más elevadas (González Espinosa et al. 2005). Las formaciones forestales más importantes son: el bosque de encino, pino encino, pino encino liquidámbar, pino y bosque de niebla (Miranda 1952, Breedlove 1981, González–Espinosa et al. 1991 y
Ochoa Gaona y González Espinosa 2000, Cortina 2006).
Los bosques de pino encino de Chiapas son formaciones vegetales que ocurren arriba de los 1,500 metros y poseen una cobertura arbórea dominada por Pinus sp. y Quercus sp. (González Espinosa et al . 2006). En estas zonas se ha mantenido una tendencia de fragmentación de los bosques maduros que son sustituidos por áreas de cultivo y comunidades vegetales secundarias asociadas a la agricultura itinerante, en las últimas cinco décadas, observándose el deterioro más acentuado en los años setenta (González Espinosa et al. 2006). Entre 1970 y 1990, el área de bosques cerrados en Los Altos del centro de Chiapas se redujo en un 49%, mientras que la superficie de bosques fragmentados y/o degradados aumentó en un 64% y la de tierras
2 abiertas para usos agropecuarios aumentó en un 9% (de Jong et al. 1999). Aún variando, las tasas anuales de deforestación en esta zona han superado las tasas de deforestación nacionales desde 1974 (Ochoa Gaona y González Espinosa 2000). Se registran 1.3% y 4.8% de tasa de deforestación anual para los periodos de 1975 1990 y
1990 2000 respectivamente (Cayuela et al. 2006b).
Además de la deforestación y de la fragmentación, se ha producido un empobrecimiento florístico de los bosques secundarios (Ramírez Marcial et al. 2001;
Ochoa Gaona 2001) asociado a una sustitución de las especies de Quercus por Pinus .
Este proceso es acompañado de una reducción en la riqueza de bejucos, lianas, arbustos y árboles del interior (González Espinosa et al. 2006). Con esta reducción de especies y de la abundancia de Quercus puede estar comprometida la regeneración de numerosas especies arbóreas a ellas asociadas (Galindo Jaimes et al. 2002; Ramírez
Marcial 2003).
De una forma general, los recursos forestales de la República Mexicana están afectados por actividades y situaciones asociadas a las comunidades rurales (cambio de uso del suelo, cortas ilegales; incendios forestales provocados por el hombre; pastoreo no controlado en bosques y selvas y plagas y enfermedades) (FAO –
SEMARNAT 2004). Es por eso que dichas comunidades han sido apuntadas como culpables de la pérdida de la superficie boscosa, fragmentación del hábitat y disminución de la biodiversidad (González Espinosa et al . 2007).
Las tendencias observadas en los bosques de pino encino de los Altos de
Chiapas pueden estar asociadas a diversos factores sociales como el aumento de la densidad poblacional y la creación de nuevos asentamientos (Ixtacuy López et al.
2006), la emigración, los niveles de pobreza, adopción de nuevos cultivos, el desarrollo
3 de infra estructura y los mayores riesgos de incendios extensos en años muy secos
(González Espinosa et al. 2007). El potencial de sustento local es relativamente limitado, ya que los suelos (en su mayoría rendzinas, litosoles, regosoles y luvisoles) son poco aptos para la agricultura (González Espinosa et al. 2007). El bajo potencial agrícola de los suelos hace de los bosques recursos muy importantes para las poblaciones locales, como fuente de leña, materiales de construcción y otros productos como plantas medicinales. Actualmente son también fuente de ingresos por la producción maderera (Cortina 2006) ya que el paisaje tiene potencial para el aprovechamiento forestal, aunque esta actividad económica tiene un nivel de desarrollo todavía incipiente en la región (González Espinosa et al. 2007).
• Manejo forestal comunitario:
La percepción que la población tiene del bosque y el manejo que le aplica son de gran importancia a nivel nacional. Las implicaciones del manejo forestal comunitario en México no deben ser subvalorizadas ya que entre 50% y 80% de los recursos forestales nacionales están en manos de ejidos o comunidades (Bray et al. 2003,
Antinori & Rausser 2003 ; White & Martin 2002; Snook 1997) y que en 1992, el 40% de la producción mexicana de madera provenía de empresas forestales comunitarias
(EFC) (Bray & Merino Pérez 2002).
La reforma agraria y las políticas forestales de vedas y concesiones llevadas a cabo a lo largo de los años, conjuntamente con las políticas de incentivo a la ganaderización, con los subsidios de desmonte, con la llamada “revolución verde” y la falta de alternativas productivas basadas en el uso forestal han generado una situación contradictoria en México. Han impedido la generación de tradiciones forestales entre la
4 población rural (Duran et al. 2005), al mismo tiempo que han confiado la propiedad de los bosques a esa misma población.
En el gobierno del presidente Miguel de la Madrid la Ley Forestal de 1986 proscribió las concesiones forestales (Merino Pérez & Segura Warnholtz 2005). Con la recuperación de los derechos sobre el bosque, muchas comunidades antes afectadas por las concesiones y las vedas dieron inicio a actividades propias de explotación forestal en modelos de gestión comunitaria que sustituyeron a las empresas anteriores.
Con el gobierno del presidente Fox se crea el Plan Nacional Forestal (2001 2006) que reconoce las experiencias exitosas de manejo forestal comunitario y que propone que el apoyo a estas empresas puede ser parte de una estrategia para combatir el deterioro de los bosques, además de proponer el desarrollo del mercado de servicios ambientales (CONAFOR 2002). Se creó la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), adscrita a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) otorgando al manejo forestal una visión conservacionista y no simplemente productivista (Merino Pérez & Segura Warnholtz 2005).
El sistema de tenencia de la tierra y los terrenos repartidos por la reforma agraria han hecho de México un caso único en el mundo en lo que toca la producción forestal ya que es de los pocos países en los que una fracción importante de la explotación forestal está hecha por empresas forestales comunitarias (Bray & Merino
2002).
Es difícil saber cuantas comunidades están haciendo uso legal de sus bosques ya que la mayoría de los datos disponibles fueron generados entre el final de la década de los 80 y primera mitad de la década de los 90 (Bray y Merino 2007). Esos datos apuntan para un rango de 7,000 a 9,000 ejidos y comunidades con tierras boscosas y
5 entre 288 a 790 que aprovechaban legalmente sus bosques. Son números que muestran que, a pesar de la distribución de los recursos boscosos mexicanos, su sector forestal es todavía incipiente y se debate con varios problemas.
Uno de los problemas con los que se enfrentan las comunidades para el aprovechamiento de sus bosques son los complicados y costosos trámites para obtener una autorización de aprovechamiento forestal por parte de la SEMARNAT que elevan los costos de producción y bajan la competitividad. El manejo forestal comunitario queda así al margen de los mercados nacional y mundial. A la vez desalienta a los dueños de los bosques a establecer planes de manejo, empujándolos a otras vías de aprovechamiento más rápidas como el cambio de uso del suelo y la tala ilegal. Esta situación hace más difícil el control de los recursos forestales y su uso racional y permanencia (CCMSS 2008). Sin embargo, existen también programas de apoyo a la forestería comunitaria como Proyecto de Conservación y Manejo Sustentable de
Recursos Forestales en México (PROCYMAF) y algunos subsidios. El PROCYMAF es un proyecto piloto para la evaluación de las condiciones y planteamiento de las opciones para mejorar los esquemas de aprovechamiento y conservación de los recursos forestales a escala regional. Los subsidios se otorgan con base en la viabilidad técnico económica de los proyectos, para la elaboración o actualización de programas de manejo forestal, la elaboración de estudios complementarios y de Investigación, la planeación y formulación, la realización de pre aclareos, el establecimiento de rodales o módulos demostrativos de manejo forestal con una cobertura micro regional y la realización de talleres de capacitación sobre temas relacionados con el manejo y aprovechamiento sustentable del recurso forestal y su transformación industrial (FAO
2004).
6 A nivel social, muchas EFC’s, aún debatiéndose con la falta de conocimiento y experiencia de sus direcciones y las dificultades impuestas por la SEMARNAT, han logrado entrar al mercado de maderables y mejorar los ingresos, no solo de las familias sino también de las comunidades con programas de mejoramiento de infraestructuras de usufructo público (Alatorre Frenk 2000). Igualmente han logrado, en muchos casos generar un mercado de trabajo que absorbe gran parte de la mano de obra disponible en la comunidad (Antinori & Bray 2003). Por estos motivos la forestería es vista por muchos como una estrategia de combate a la pobreza y a la marginación (Warner
2007). Sin embargo la mayoría de las EFC's luchan con varios periodos de crisis, con la sobre explotación de sus recursos y con la incapacidad de generar ingresos (Cossio et al. 2006).
Varias condiciones sociales, económicas y culturales juegan un papel fundamental en las decisiones de una comunidad sobre el tipo de uso de suelo que adopta y en la actuación del colectivo con respecto a esas decisiones. Esta actuación tiene un efecto directo sobre la diversidad biológica y la salud de los ecosistemas controlados por las comunidades cuando estas se dedican a la forestería.
Según Merino (1997) la existencia de condiciones claramente definidas respecto a la propiedad de la tierra es un requisito básico para la estabilidad de las
áreas forestales. La condición de propiedad colectiva de los bosques, en contraste con la distribución de parcelas de uso agrícola de carácter individual, ha sido asociada con la perdida de superficie boscosa (Merino 1997). Sin embargo hay ejemplos de acuerdos de Asamblea General para la protección del bosque y de reglamentos que norman el uso individual y colectivo de los recursos forestales. En esta situación, por decisión colectiva el bosque se mantiene y se protege (Merino 1997). Los casos en que el
7 bosque se preserva por decisión colectiva no son todos iguales. Antinori & Rausser
(2003) observan que una participación amplia de la población y una buena interacción entre el profesionista forestal y la población promueven la efectividad del aprovechamiento forestal y una buena condición ecológica del bosque. Sin embargo, también observan que la participación en las asambleas generales, aún siendo un indicador de participación, no se relaciona directamente con la biodiversidad, la retención de suelo o la calidad comercial de la madera extraída. Para que tenga efectos positivos sobre el bosque, la participación debe ocurrir a nivel de la planificación y del control de los aprovechamientos de los recursos boscosos así como de aspectos técnicos (Antinori & Rausser 2003, Merino 1997), ya que implica una apropiación comunitaria de los procesos de producción forestal y un apoyo a las perspectivas de sustentabilidad del manejo (Merino 1997). Igualmente, para la sustentabilidad del manejo, son cruciales los consensos sobre el uso de los recursos y la definición de las
áreas forestales. Al no existir consenso, surge la clandestinaje y los acuerdos de asamblea no son respetados.por la población.
Para Merino (1997) existen tres elementos base para la valoración del bosque por la comunidad:
1. Que el uso del bosque sea para las comunidades una opción económica viable.
Muchas veces esto significa que, aunque el bosque genera ingresos económicos, no es la única fuente de ingresos o incluso la más importante. Antinori &
Rausser (2003) también observan que, de las comunidades que hacen aprovechamiento maderero, son las que menos dependen económicamente del manejo las que presentan mejores condiciones del bosque.
8 La viabilidad económica puede ser difícil de conseguir ya que muchas comunidades recuperaron el control de sus bosques cuando estos ya habían sido despojados de sus ejemplares más valiosos y se encontraban en considerable estado de deterioro ambiental. Con estas condiciones es una tarea complicada la de conjugar la rentabilidad de la actividad maderera con la salud y la estabilidad del ecosistema
(Merino 1997).
2. Que las propias comunidades ejerzan control sobre los recursos naturales;
La desvalorización de los bosques entre las comunidades afectadas por las vedas forestales originó problemas crónicos de clandestinaje y cambios de uso del suelo.
3. Que estas comunidades consideren al bosque como un recurso renovable, susceptible de aprovecharse en el largo plazo y que vale la pena esforzarse en conservar.
Recientemente Brasinantov (2010) resalta también la influencia de actores no gubernamentales externos a la comunidad. Así como la governanza, actores como
ONGs y compradores de madera influyen en el manejo forestal y en la apropiación por la comunidad de esta actividad económica.
• Métodos de manejo forestal maderero en México y en Los Altos de Chiapas:
Los dos métodos de manejo forestal maderero más comunes en México son el
Método Mexicano de Ordenamiento de Bosques Irregulares (MMOBI) y el Método de
Desarrollo Silvícola (MDS).
Ambos métodos tienen como objetivo el aprovechamiento maderero del bosque de forma óptima y permanente (DGAF 1984). Sin embargo el MDS busca obtener
9 bosques regulares y el MMOBI tiene como objetivo un bosque irregular normal. Según la Dirección General de Aprovechamientos Forestales (DGAF) (1983) se entiende por bosque regular aquel que es constituido por conjuntos de poblaciones o rodales de edad uniforme (coetáneos), mientras que un bosque irregular es aquel que está constituido por un conjunto de poblaciones o rodales de edades múltiples (incoetáneos).
En un bosque irregular normal los diámetros de los adultos presentarán una distribución diamétrica normal por rodal de aprovechamiento (DGAF 1983).
Este método lleva a cabo una selección, dirigiendo las cortas anuales
(anualidades) hacia los árboles decrépitos, mal conformados, suprimidos, lacrados, con daños físicos y sobremaduros, así como algunos que permitan un aprovechamiento rentable (Rosales 2005). De esta forma quedan en pie los árboles con mejores características y potencial de desarrollo para la regeneración y se logra un arreglo espacial de los árboles propicio a su buen desarrollo. El método de beneficio aplicado prevé que se dejen en pie mayoritariamente árboles de Pinus sp. y Cupressus sp. que produzcan la semilla para la regeneración de estas especies y que las demás especies
(como las especies de Quercus y otras latifoliadas) regeneren, mayoritariamente por rebrote a partir de los tocones de los árboles derribados.
El plan de manejo prevé tratamientos complementarios como el manejo de residuos y la limpia. El manejo de residuos, consiste en picarlos y distribuyirlos en el terreno para que se incorporen al suelo como materia orgánica y el uso de una parte como barreras de contención contra el arrastre del suelo en las zonas de pendiente. La limpia o chapeo consiste en la remoción del renuevo de especies no deseadas, maleza o cualquier otra planta que pueda hacer competencia por nutrimentos, luz o espacio a las especies de interés. Igualmente están programadas otras actividades como cortas
10 de saneamiento (eliminación de individuos plagados), podas y pre aclareos (estas dos destinadas a una zona perturbada por un incendio en 1998) y la abertura de brechas corta fuego.
Algunas labores silvícolas pueden promover la salud del bosque, como la eliminación de individuos plagados y la construcción de brechas corta fuego, previniendo la diseminación de enfermedades y disminuyendo el impacto de los incendios. Sin embargo, otras pueden implicar riesgos para los bosques. Si la degradación de los residuos es lenta (como es normal en bosques de climas fríos y suelos de pH ácido) resultará en la acumulación de materia combustible en el bosque aumentando el riesgo de incendio. El manejo del renuevo de las especies sin interés maderero implica limitar la regeneración de todas las especies arbóreas excepto aquellas pertenecientes a los dos géneros antes mencionados, con implicaciones fuertes en la biodiversidad del bosque a mediano y largo plazo. Estas actividades de selección y exclusión de especies, pueden alterar significativamente la estructura del bosque y consecuentemente el hábitat de muchas especies. Pueden igualmente disminuir la biodiversidad local afectando a la viabilidad de las poblaciones a nivel local y regional y la capacidad de regeneración del ecosistema en una situación de abandono del manejo forestal (Fernández et al. 1998, Galindo Jaimes et al. 2002; Ramírez Marcial
2003). La corta, con la disminución de la densidad arbórea y de la cobertura del dosel afecta diferencialmente las especies favoreciendo las especies pioneras demandantes de luz y perjudicando las especies tolerantes a la sombra. Esto puede retrasar el avance de la sucesión vegetal, manteniendo las características de un bosque joven y disminuyendo las poblaciones de especies tardías (Jardel 1998; Gómez Aparicio et al.
2006). La disminución de la densidad de adultos lleva igualmente a un mayor desarrollo
11 de los individuos, observable en un mayor diámetro a la altura del pecho (Ulvcrona et al.
2007).
La cercanía de zonas de bosque conservado a las áreas aprovechadas posibilitaría la dispersión de semillas de las especies eliminadas por el manejo hacia las zonas afectadas. Zonas conservadas cercanas a las áreas de manejo pueden jugar un papel de manutención de diversidad, de resistencia y resiliencia del ecosistema, contrarrestando los efectos del manejo sobre la biodiversidad. Esa capacidad variará conforme a su riqueza y grado de conservación. El tamaño y la distribución espacial de dichas áreas dictaran su capacidad de actuar como fuentes de propágulos y por tanto su eficacia en la manutención de las poblaciones de los individuos de especies sin interés maderero. También las condiciones que ofrecen para la presencia, la abundancia y la movilidad de fauna dispersora son importantes para la manutención de la diversidad florística (Kozlowski 2002) ya que la mayoría de las especies tropicales tienen dispersión zoocórica. Además, es conocido que los fragmentos de bosque generados por dispersión zoocórica poseen más especies que los generados por dispersión anemófila (Jansen 1988; Wunderle 1997). Sin embargo, la existencia de areas no manejadas no es obligatoria sino en algunas situaciones como de existencia de áreas naturales protegidas dentro de las zonas consideradas; de superficies para conservar y proteger el hábitat de las especies y subespecies de flora y fauna silvestres en riesgo; de franjas protectoras de vegetación ribereña; de superficies con pendientes mayores al cien por ciento o cuarenta y cinco grados; de superficies arriba de los 3,000 metros sobre el nivel del mar y de superficies con vegetación de manglar y bosque mesófilo de montaña (SEMARNAT 2008).
12 Esto implica que aunque sea improbable, es posible que no existan zonas de conservación cerca de las zonas aprovechadas. En caso de que existan es posible que sus dimensiones sean tan pequeñas que no soporten poblaciones viables de diversas especies de flora y fauna y/o que su distribución espacial no propicie la movilidad de la fauna, dispersión de semillas o la polinización cruzada.
La legislación existente prevé la protección de las especies consideradas en riesgo o en peligro de extinción así como acciones para la mitigación de los efectos del aprovechamiento forestal sobre ellas (SEMARNAT 2003). Mas no considera la situación local de especies abundantes a nivel regional ni la condición del ecosistema como un todo.
México posee pocas áreas substantivas de bosque intacto o poco perturbado por haber sufrido de altas tasas de deforestación en el siglo XX (tendencia que de alguna forma se mantiene en el presente siglo). Varias de estas áreas se encuentran en zonas donde el manejo forestal comunitario es el uso de suelo dominante (Bray &
Merino 2002). Esta no es una actividad económica de importancia menor, está creciendo en el estado de Chiapas y en la región económica de Los Altos, promovida en gran medida por la SEMARNAT (comunicación personal Ing. Carlos Santiago). A nivel estatal se habían autorizado, en marzo de este año, 457 aprovechamientos forestales, de los cuales 163 son ejidales o comunales. De estas autorizaciones, 17 de ubican en la región de Los Altos de Chiapas (SEMARNAT 2010). Varios casos sugieren que el establecimiento de EFC's ha significado la estabilización de la cubierta vegetal de las zonas bajo su responsabilidad (Cossio et al. 2006), así como muchos estudios resaltan la estrategia del manejo forestal comunitario como una forma de conservación de los ecosistemas boscosos debido a la manutención de la cubierta vegetal arbórea
13 que se verifica en las zonas sujetas a la autoridad de las EFC's (Bray et al. 2003). Sin embargo existen pocos estudios que evalúen el impacto del manejo forestal en la biodiversidad y composición florística de los bosques, así como en la densidad arbórea y en la estructura. La mayoría de los estudios sobre la vegetación de los Altos de
Chiapas se centran en temas como la deforestación por cambio de uso de suelo
(Cayuela et al. 2006a) o la regeneración en zonas sujetas a perturbación agropecuaria
(Ramírez Marcial et al. 2001; Ramírez Marcial 2003) o en bosques sin aprovechamiento maderero comercial (Ramírez Marcial et al. 2006). La conservación de la biodiversidad en forestería es importante porque las áreas naturales protegidas por si solas no protegerán la biodiversidad. La productividad depende de servicios ambientales vitales asegurados por la biodiversidad y ésta aumenta la capacidad de recuperación de un ecosistema de presiones externas como sequías o errores de manejo (Fischer et al.
2006). Los estudios que han relacionado conservación y manejo forestal como el de
Galindo Leal (2003), no se ubican en Chiapas, sino en Oaxaca y otros estados donde esta actividad económica está más desarrollada.
Escasean estudios que describan el efecto del manejo forestal maderero sobre la biodiversidad en los bosques chiapanecos y que permitan adaptar las prácticas silvícolas a estos bosques de pino encino de forma sustentablemente rentable.
• Objetivos:
o Objetivo general: