Sobornos Fantasmas
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1 SOBORNOS FANTASMAS En la ya centenaria historia que tiene el fútbol argentino para mostrar orgulloso y feliz, bien sabemos que existen varios capítulos que no merecen ser recordados de la misma forma. Eso sí, vale la pena conocerlos para entender algunas claves de nuestra historia y darnos cuenta de que cosas que pasaban antes volvieron a repetirse como cuenta el tango y también, cómo en aquella época se intentó esconder las pruebas y sobre todo, a los protagonistas. Desde la sanción que provocó el descenso de Banfield en 1972, no se conocieron más casos probados de intentos de soborno que fueran penados por el Tribunal de Disciplina de AFA. Como se sabe, la incentivación fue ganando espacio y ante la presencia “amenazante” del periodismo –cada vez más numeroso- el soborno se batió en retirada, por más que uno crea que nunca haya desaparecido. ¿Comprobar algo? Tarea dificilísima. Era más sencillo recordar un caso, que poder investigarlo con chances de descubrir algo. Como la nota aparecida en el desaparecido diario La Voz, el 25 de abril de 1985 bajo el título “A tres años de la denuncia de soborno contra Morete”. El texto dice lo siguiente: “En la fecha se cumplen tres años de la denuncia de soborno realizada por el entonces arquero de Instituto, Carlos Munutti, contra los entonces futbolistas de Talleres, Rubén Guibaudo y Carlos Manuel Morete. Es el tiempo exacto para que la causa prescriba en los estrados judiciales, pero fuentes cercanas a los tribunales cordobeses aseguraron a La Voz que se llegará a esa instancia en los próximos días.” El diario La Voz señala que “el episodio nació el 25 de abril de 1982 en oportunidad del partido Talleres-Instituto en el estadio Córdoba, que ganaron los primeros por 1-0 con gol agónico de Jorge Bianco. Inmediatamente, el arquero Munutti denunció que Morete y Guibaudo habían intentado sobornarlo para “ir a menos” aportando como prueba una cinta magnetofónica. Dos días después del partido, el comodoro Ángel Gutiez, titular de Instituto, trajo a Buenos Aires la cinta para que la AFA tomara cartas en el asunto, pero el Tribunal de Disciplina de la casa de la calle Viamonte, se negó a intervenir porque la causa estaba ya en manos de los jueces y esperaba una sentencia penal para dar luego su veredicto.” Cuando terminó el partido que ganó Talleres agónicamente, Munutti tuvo un problema con Morete, según consigna el diario La Nación: “Munutti debió ser separado por varias personas, entre ellas el árbitro Teodoro Nitti.” Según señaló el arquero “el problema no se originó en el partido sino en los días previos. Por eso no quiero hablar ahora. Tengo que asesorarme bien con los abogados para no tener inconvenientes.” El mismo matutino señaló en su edición del martes 27 de abril, que el arquero Munutti dijo que “el sobornador es también un integrante del equipo de Talleres. Si se continúa sin desenmascarar a los jugadores que se prestan a maniobras dolosas, el fútbol argentino seguirá siendo sucio. Me da mucha lástima la gente que va a las canchas, enrojece sus gargantas sin saber lo que realmente pasa”, agregó. En el diario Clarín del mismo día, Carlos Morete acusó al arquero diciendo que “la verdad que no sé si llorar o reír. Este muchacho debe tener algún tornillo flojo. Yo no lo conozco, no sabía ni cómo se llamaba, si se llamaba Munutti, Menotti o Minutti…” El goleador de Talleres también comentó “¿por qué no lo dijo antes? Espero que Talleres hiciera un gol para hacer teatro. Creo que está mal de la cabeza. Fue a la mitad de la 2 cancha y empezó a gritarnos cosas a todos. Yo creo que ahora la única defensa que hay que hacer son las Malvinas. Todo lo demás son pavadas.” (La Argentina acababa de ocupar militarmente las islas y se venía el contraataque británico). En la misma publicación el propio Munutti le contestó a Morete, señalando que “yo tengo una grabación personal, no a través del teléfono. La tomé con un grabador de bolsillo y en ella está claro que se me invita para que vaya a menos frente a Talleres. Y el que hace el ofrecimiento no es un desconocido, es un profesional integrante del plantel de Talleres. En esa grabación también está claro que yo rechazo el ofrecimiento. Además, hay otro jugador que hizo saber que estaba la plata y volví a repetir que yo en eso no entraba…” Cuando el periodista le preguntó si ese jugador era Morete, el arquero de Instituto indicó en el reportaje que “Morete está implicado en el hecho. Ahora el asunto lo van a manejar los abogados del club, por eso vinimos a Buenos Aires para efectuar la denuncia del caso junto con el presidente del club, Angel Gutiez. Ahora todo quedará en manos de la AFA. La verdad, estoy cansado de que se me acuse después de cada partido importante.” Al día siguiente, la comisión directiva de Talleres facultó a Juan Manuel Belisle, representante del club cordobés en AFA, para que presentara una nota solicitando que le fuera realizado un examen psíquico al arquero Carlos Munutti. El arquero le respondió a Morete en el diario Clarín expresando que “Morete miente, me molestó lo que dijo por una radio de Buenos Aires sobre mí. Dijo que no me conocía y eso no es cierto, porque yo jugué cinco años en Argentinos Juniors y lo enfrenté muchas veces. Lo único que puedo decir es que no estoy loco y que tengo mi conciencia bien tranquila. Además, el plantel de Instituto y la comisión directiva me respaldan totalmente. No hice ninguna denuncia policial por ahora, pero si alguno tiene problemas, que se las tome conmigo y no con mi familia. Mi teléfono está intervenido por si recibo algún llamado anónimo.” La causa recayó en el juzgado de Luis Visconti, quien en 1983 dictó prisión preventiva para Morete y Guibaudo. El delantero ya no estaba en Córdoba, porque jugaba para Independiente el torneo Metropolitano de esa temporada. La prisión preventiva fue confirmada cuatro meses después por la Cámara de Apelaciones y posteriormente, la investigación pasó a poder del juez Saúl Roitman, quien se declaró incompetente aduciendo “dificultades mayores” a pesar de existir, según dijo “una semiplena prueba del delito”. El artículo del diario La Voz termina su texto con lo siguiente: “El fiscal Fernando Aita Tagle pidió luego un juicio oral, fijado para el 24 de octubre de 1983 y suspendido por la Cámara Sexta del Crimen. Feliz cumpleaños, soborno”. Como muchas cosas en la Argentina, la denuncia de Munutti y la causa originada en ese intento de soborno quedaron en palabras. La Justicia fue mutando en injusticia y nada pasó, tal cual habían adelantado algunos abogados cercanos a las dos comisiones directivas de los clubes cordobeses. Todo quedó en un mal momento para Morete y para Guibaudo y también para el denunciante, el arquero Munutti. Todo pasa. CON FILLOL NO PUDIERON Otro arquero mucho más famoso había sido partícipe involuntario de un intento de soborno, un par de años antes que el culebrón cordobés. Nada menos que Ubaldo Matildo Fillol, que siendo arquero de River habría sido tentado por allegados a Quilmes, cuando el cuadro cervecero peleaba para quedarse en primera división. El partido se jugó el domingo 3 20 de julio de 1980, en el Monumental. River le ganó 3-1 a Quilmes y mantuvo el liderazgo del campeonato con 42 puntos, seis más que Talleres de Córdoba y ocho más que Platense, Argentinos Juniors y Huracán, que compartían el tercer lugar. Quilmes, en cambio, quedaba en descenso directo al reunir apenas 22 unidades, un punto por arriba de Tigre, pero a tres de San Lorenzo y cuatro de Vélez. Tres eran los descensos de manera directa, ya que los promedios se instauraron en 1983. Tras el encuentro, el rumor tomó cuerpo y pasó a ser noticia, información. La revista Goles Match lo llevó a su tapa del lunes 28 de julio con el título “Informe especial: ¿Quién quiso sobornar a Fillol?” La investigación de los periodistas Juan Carlos Jiménez y Daniel Lagares abarca una doble página y comienza con un texto inquietante: “Sucedió después de un entrenamiento en River, en la semana previa al partido con Quilmes. En la confitería del estadio apareció un personaje que era amigo de Fillol desde la época en que el arquero jugaba en Quilmes. Incluso era conocido por otros jugadores de River…” La narración del encuentro entre Fillol y su antiguo amigo quilmeño es recreada en la revista: “¡Qué hacés! Tanto tiempo, estabas borrado… El tipo saluda y espera hasta que pueda quedarse solo con Fillol. Fue para hablar con él. Se separan y reúnen aparte del grupo: de los chicos que piden autógrafos y del resto de la gente. La conversación no dura más de diez minutos y termina abruptamente, cuando Fillol se levanta excitado y lo despide casi a los gritos… Pero vos sos loco, andate, mirá, andate no te quiero ver nunca más por acá. Andate antes de que te reviente a trompadas…” En la investigación se señala que “el tipo se apura por salir, Fillol camina nervioso hasta que ubica a dos de sus compañeros y les cuenta lo que pasó. Se revuelve con indignación y odio, quiere ir a buscarlo para concretar su amenaza. Los otros apenas pueden calmarlo, le dicen que lo deje ir, que está loco, que lo embalaron, que el pibe no tiene la culpa. Finalmente, el escándalo se oculta detrás de la serena reflexión de los jugadores de River. Y queda ahí ese día.” Sin embargo, Fillol no pudo superar su angustia y la noche anterior al partido, ya en la concentración riverplatense, lo charló con varios compañeros y quedó establecido entre ellos que tenían que ganar o ganar, ante la sospecha que quedaría instalada si River no conseguía vencer a Quilmes.