Las rivalidades futbolísticas y la construcción de la nación. Una comparación entre México y Soccer rivalries and nation building.A comparison of and Ecuador

Roger Magazine Profesor e Investigador, Universidad Iberoamericana, Ciudad de México.

Correo electrónico: [email protected]

Jacques Ramírez Doctor (c) en Antropología, Universidad Iberoamericana, Ciudad de México.

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Samuel Martínez Profesor e Investigador, Universidad Iberoamericana, Ciudad de México.

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Fecha de recepción: noviembre 2008 Fecha de aceptación y versión final: julio 2009

Resumen En este artículo empleamos una comparación entre Ecuador y México para explorar la relación entre la configuración de las rivalidades de los equipos de fútbol a nivel nacional y la distribución espacial de poder e n t re las regiones y ciudades. En el caso de México, el patrón de rivalidades es inseparable de un fuert e centralismo de poder político y económico, mientras que en el caso de Ec u a d o r, el patrón tiene que ve r principalmente con una vieja lucha por la predominancia económica y política entre las ciudades de Qu i t o y Guayaquil. Proponemos que la atención a las rivalidades futbolísticas re vela cómo un segmento de la población ve, critica o replantea la posición de su ciudad o región con relación a otras y con relación a la nación. Esta atención re vela un comentario “desde abajo” sobre el proceso continuo de construcción de la nación.

Palabras clave: aficionados al fútbol, centralismo, violencia, región, nación, identidad, México, Ecuador.

Abstract In this article, we will use a comparison of Ecuador and Mexico to explore the relation between the con- figuration of rivalries among soccer teams at the national level and the spatial distribution of power among regions and cities. In the Mexican case, the pattern of rivalries is inseparable from the strong centralism of political and economic powe r, whereas in the Ecuadorian case, the pattern has to be do, primarily, with an old struggle for economic and political predominance between the cities of Quito and Guayaquil. We p ropose that attention to soccer rivalries re veals how a segment of the population sees, criticizes or re s t a t e s the position of a city or region in relation to others and in relation to the nation. This attention re veals a c o m m e n t a ry “f rom below” on the continuous process of nation building.

Key words: soccer fans, centralism, violence, region, nation, identity, Mexico, Ecuador.

Íconos. Revista de Ciencias Sociales. Num. 36, Quito, enero 2010, pp. 157-169 © Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-Sede Académica de Ecuador. ISSN: 1390-1249 Roger Magazine, Jacques Ramírez y Samuel Martínez

istintas exploraciones y estudios en diferentes tipos de conformación del sistema torno a los aficionados al fútbol han nacional urbano se traducen en patrones muy D conectado el fenómeno de adscrip- distintos de rivalidades entre equipos. En el ción a un club con la identidad de un área caso de México, la distribución del aficionado urbana o una región geográfica. Algunos de y del odio hacia otros equipos a nivel nacional estos estudios han mostrado cómo la experien- es inseparable de un fuerte centralismo del po- cia y el significado de ser aficionado a un equi- der político y económico; mientras que en el po específico emergen, en muchas ocasiones, caso de Ecuador, esta distribución tiene que de las identidades, las narrativas históricas y las ver principalmente con una vieja lucha por la características socioculturales asociadas a la re- predominancia económica y política entre el gión, la ciudad, el barrio o el sector social con- puerto principal (Guayaquil) y la capital (Qui- creto con el que se vincula al club (Bromber- to). Asumiendo entonces una perspectiva na- ger, Hayot y otros 1993; Robson 2000; Fábre- cional y comparativa, vamos a explicar por qué gas Puig 2001; Aragón 2007; Ma g a z i n e las rivalidades entre los equipos de las ciudades 2007). Extendiendo su unidad de análisis a de cada país toman una forma muy distinta en dos o más equipos, otros abordajes han encon- cada caso. Al mismo tiempo, queremos sugerir trado que lo que verdaderamente está debajo que la exploración de las rivalidades futbolísti- de las identidades futbolísticas son las rivali- cas a nivel nacional constituye una manera dades que surgen como manifestaciones de las ideal de observar cómo un segmento de la po- tensiones políticas, económicas o histórico- blación ve, rechaza, critica o replantea la posi- culturales existentes entre las regiones, ciu- ción de su ciudad o región con relación a otras dades, barrios o segmentos sociales con los que y con relación a la nación. Así, proponemos éstos se identifican (Armstrong y Giulianotti que esta atención a las rivalidades futbolísticas 2001; Ramírez 2003; Pontón y Pontón 2006). puede contribuir con una visión “desde abajo” En este trabajo proponemos expandir la a la conceptualización del proceso de la forma- unidad de análisis a un nivel más amplio para ción e integración de la nación y su sistema tomar en cuenta los equipos, las diferentes urbano. áreas urbanas o regiones y las rivalidades entre ellos pero a nivel nacional. Partimos de la posi- ción de que es difícil entender la relación eco- Las rivalidades futbolísticas en México nómica, política o sociocultural entre dos equipos y ciudades, sin antes tomar en cuenta Regionalismo y centralización el lugar que ocupan dentro del sistema urbano nacional, así como dentro del sistema de riva- Desde su independencia a principios del siglo lidades futbolísticas. Y es que la rivalidad entre XIX, México heredó de la Colonia una situa- dos equipos, aunque parezca ser netamente ción de poca integración de mercados a nivel deportiva, se comprende solo al situar históri- nacional. En general, las distintas regiones a camente estos clubes y los lugares que repre- partir de las cuales se conformó este país se sentan dentro del sistema urbano nacional, lo articularon alrededor de un centro urbano po- que facilita el descubrimiento de aspectos cru- lítico-administrativo y los productos locales ciales de la identidad y de la tensión existente fueron intercambiados, de forma atomizada, entre sus aficionados. dentro de cada una de las regiones (Van Young Específicamente, en este trabajo hemos de- 1992: 13; Pérez Herrero 1992: 122). Por su- cidido comparar dos casos nacionales: el de puesto, algunas regiones exportaban más que Ecuador y el de México, con la idea de que otras a España, a Ciudad de México u a otras esta comparación nos permita mostrar cómo partes de la Colonia. Sin embargo, es un he-

158 ÍCONOS 36, 2010, pp. 157-169 Las rivalidades futbolísticas y la construcción de la nación. Una comparación entre México y Ecuador cho que la historia del Estado mexicano desde lar hacia el Estado nacional y la Ciudad de la independencia puede ser vista como un es- México. fuerzo por romper con este regionalismo eco- Nos referimos a un proceso de centraliza- nómico. ción, a un proceso homogeneizador vinculado Se trata de un proyecto nacional homoge- a una retórica nacionalista posrevolucionaria neizador que empezó finalmente a triunfar so- que, a partir de la década de 1960, empezó a bre la resistencia de las regiones después de la atenuarse lenta pero inexorablemente. Y es Revolución de 1910. Pero lo que empezó co- que cuando la estrategia económica basada en mo una estrategia para construir una econo- la sustitución de importaciones y el desarrollo mía nacional, más eficiente y mejor integrada, nacional, impulsado y controlado desde la terminó siendo un proyecto de centralización Ciudad de México, empezó a fallar y a ser in- dirigido hacia el enriquecimiento de la Ciudad suficiente, se presentó la necesidad de abrir las de México a costa del empobrecimiento y sub- regiones a la inversión directa desde el extran- desarrollo del resto del país. Esto se muestra jero y, en particular, desde los Estados Unidos. bien en el hecho de que entre 1920 y 1970 se Si, por ejemplo, en 1971 el 52,6% de la pro- presentó una gran concentración de la pobla- ducción manufacturera estaba ubicado en la ción urbana, la industrialización, la produc- Ciudad de México, en 1998 esta figura había ción cultural y el poder político en la Ciudad bajado hasta el 28,3% (Ruiz Durán 2004: 65). de México. Otro dato que ilustra este fenóme- Se trata, sin embargo, de un extraño cambio no de la centralización y la concentración en porque inauguró, de cierta forma, el fin de la detrimento de las regiones es el siguiente: en centralización y dependencia económica, pero 1900, la Ciudad de México era tres veces más no significó el inicio de una redistribución grande que la segunda ciudad, ; equitativa de la riqueza y el poder político. En mientras que en 1960 era seis veces más gran- otras palabras: en las últimas cuatro décadas la de (Roberts 1992: 239). De forma paralela a riqueza en México ha ido donde los inversio- este crecimiento desmesurado, para 1960 to- nistas la han llevado y no necesariamente don- dos los centros académicos importantes del de más se ha necesitado. Eso explica por qué país, así como los principales sistemas de in- las ciudades más desarrolladas del norte del formación, estaban concentrados también en país y la costa del Pacífico se han beneficiado la capital, y para 1983, solo doce de las trein- más que las del sur y las ciudades cercanas a la ta y un capitales de estados tenían bibliotecas costa del golfo. Lo sorprendente es que a pesar funcionando (Monsiváis 1992: 248). Habla- de este paradójico cambio gradual, la Ciudad mos de un proyecto nacionalista de centraliza- de México sigue teniendo una situación eco- ción o des-regionalización que, desde luego, nómica privilegiada, así como mucha influen- no fue recibido felizmente en las regiones. De cia política, incluso por encima de las regiones hecho, se trató de un proceso complejo que si y centros urbanos más beneficiados por las bien logró edificar una economía nacional y nuevas inversiones. Al menos así lo demuestra un imaginario común respecto a lo nacional, el hecho de que mientras el ingreso per cápita por otro lado cultivó distintos tipos de resis- nacional bajó 12,4% entre 1980 y 1995, el tencias y controversias. En muchos casos los ingreso per cápita del Distrito Federal subió regionalismos viejos nunca desapare c i e ro n 7,8% (Esquivel 1999: 759). completamente, aunque cambiaron de forma Otro fenómeno que durante las últimas bajo la máscara de la centralización: regionalis- décadas ha afectado a casi todo el país, así co- mos que antes solo se veían hacia adentro se mo a las formas en que éste se autopercibe, convirtieron en una identidad regional basada imagina y relata, es la difusión, a través de los en la resistencia hacia afuera, pero en particu- viejos y los nuevos medios de comunicación,

159 ÍCONOS 36, 2010, pp. 157-169 Roger Magazine, Jacques Ramírez y Samuel Martínez de una cultura global de consumo (Monsiváis mar su importancia, avance y grado de “m o - 1992). Sin embargo, se trata de un proceso de dernización cultural”; una forma de ponerse en difusión de la cultural global que en su mayo- el “m a p a” nacional de las ciudades y re g i o n e s ría se planifica y lleva a cabo desde la óptica de más re l e vantes; y una de las vías más eficaces los difusores y tomadores de decisiones en la para expresarle al resto de la nación y el mundo Ciudad de México. De tal forma que, mien- que tal o cual ciudad “p ro g re s a” y constituye tras las regiones a través de sus medios y co- un destino idóneo para las inve r s i o n e s . m u n i c a d o res locales difunden y defienden Pero si para la élite política y económica de cada vez más sus propias hablas e identidades, las distintas regiones tener un equipo de fút- los llamados “medios nacionales”, concentra- bol-espectáculo es una manera de “ponerse en dos todos en el Distrito Federal, producen su el mapa”, para muchos aficionados que habi- propia versión de la cultura global. Algo muy tan fuera del Distrito Federal y que han expe- similar sucede en el plano económico, en el rimentado las consecuencias de la centraliza- cual ahora son las ciudades regionales las que ción, identificarse con el equipo de su región o pueden –y tienen que– competir para recibir localidad y rivalizar contra los equipos del cen- inversión nacional y extranjera, pero es la Ciu- tro es una de las vías más populares para expre- dad de México la que define en gran parte las sar, indirectamente, su enojo y frustración ha- reglas o términos de la competencia y, en par- cia la capital que históricamente los ha mini- ticular, lo que significa ser una ciudad moder- mizado y explotado. na y globalizada. El hecho de que el fútbol y no el béisbol sea Las rivalidades y los equipos “nacionales” el deporte que domina la programación de la en el fútbol mexicano radio y la televisión, así como la mayor parte de los espacios informativos en los diarios de- En la Primera División del fútbol profesional portivos, es un buen ejemplo de todo esto. A mexicano actualmente compiten dieciocho pesar de que históricamente el béisbol ha sido clubes, cuatro de los cuales –desde la década el deporte dominante en varias regiones del de los ochenta– han sido identificados, prime- país (sobre todo en el norte y sur), en las últi- ro por los medios de comunicación y luego mas décadas, y gracias a la televisión abierta y por los aficionados, como los “equipos nacio- los esfuerzos de mercadotecnia, el fútbol ha nales” por sus resultados deportivos, por el ganado terreno. Impulsado desde la capital, el fuerte posicionamiento de su marca y la fama fútbol ha estado expandiéndose a los centros de algunos de sus jugadores, pero, sobre todo, urbanos de regiones tradicionalmente beisbo- porque entre sus seguidores/consumidores se listas, al grado que, actualmente, parecería ser encuentran habitantes de todas las regiones y necesario que las ciudades más pujantes po- ciudades del país. El América, las Chivas, el sean un equipo de fútbol profesional para y los Pumas son los cuatro “equipos “mostrarse”, a través de los medios de comuni- grandes” del fútbol mexicano. Muchos aficio- cación nacionales, como más “importantes”, nados identifican a estos cuatro clubes como “modernas”, y “globales”. “equipos nacionales”. Acorde al viejo centralis- Es tal la re l e vancia que el fútbol ha adquiri- mo económico, político y cultural del país, de do entre los mexicanos de las zonas urbanas y estos cuatro equipos grandes tres son oriundos tal la importancia mediática y merc a d o l ó g i c a de la Ciudad de México, mientras que las Chi- que se le ha concedido a este deporte, que todo vas Rayadas es originaria de la ciudad de p a rece indicar que, hoy en día para las ciuda- Guadalajara (véase figura 1). Es preciso agre- des, tener un equipo de fútbol en la Pr i m e r a gar que, gracias al resentimiento que este cen- División profesional es una manera de confir- tralismo ha producido en muchas partes del

160 ÍCONOS 36, 2010, pp. 157-169 Las rivalidades futbolísticas y la construcción de la nación. Una comparación entre México y Ecuador país, los tres equipos nacionales ubicados en la Figura 1: Equipos de Fútbol según Estado de Pertenencia México Ciudad de México son los más “odiados” de la liga. Cada uno de estos cuatro equipos naciona- les, a su modo, sintetiza y encarna valores, identidades, concepciones ideales de México y hasta proyectos ideológicos muy diferentes (Magazine 2007). Por ejemplo, por su historia y por la manera en que el conglomerado tele- visivo Televisa lo ha apoyado, al Club de Fút- bol América siempre se lo ha asociado con el poder político y la élite económica del país, con el centralismo e incluso con el viejo auto- ritarismo. Es, sin lugar a dudas, el equipo “más odiado” de México. Apoyar a este equipo se ha Elaboración: Magazine, Ramírez y Martínez convertido, para muchos de sus rivales, en si- nónimo de alineación con la élite, de acepta- mente una oposición a la Ciudad de México y ción de su centralismo y su injusto proyecto de todo lo que ésta representa (Fábregas Puig nación, actualmente signado por el neolibera- 2001). De hecho, en las otras ciudades una de lismo con su apertura al mercado libre global. las razones porque el club de las Chivas atrae Por el vínculo entre el América con el poder, y más aficionados y es menos odiado que los por el hecho de que el América está más estre- otros equipos nacionales es que no está asocia- chamente asociado con el centralismo prove- do con la Ciudad de México. Sin embargo, es niente de la Ciudad de México, los aficionados interesante notar que también hay una enor- de los equipos regionales suelen odiar más al me afición a los Chivas en la Ciudad de Méxi- América que a cualquier otro club. co: hablamos de unos seguidores a las Chivas En contraste con lo que sucede con el que comparten la visión ideal de un club ar- América, las Chivas Rayadas del Guadalajara mado con puros mexicanos, pero sin ubicar la es un club que sigue un credo de jugar con culpa de la apertura neoliberal reciente sola- “puros mexicanos” y por lo mismo encarna un mente en la capital. ideal de autonomía nacional y “mexicanidad”. Cruz Azul, el tercer equipo nacional, perte- Proveniente de la misma región de donde son nece desde su origen a la cooperativa de ce- originarios algunos de los símbolos nacionales mento del mismo nombre, y por los valores más importantes como el charro, el tequila y el que promueve (el espíritu de trabajo, la coope- mariachi, las Chivas es el único club “nacio- ración y la familia) simboliza la identidad y los nal” ubicado fuera de la ciudad de México. valores de la clase obrera. Al igual que con el Cabe mencionar que este ideal de puros mexi- ideal de autonomía nacional de las Chivas, la canos que encarnan las Chivas encaja con una visión de la clase obrera representada por Cruz estrategia estatal de promover la autonomía Azul gozó de un fuerte apoyo del Estado en el económica (que se instrumentó, sobre todo, pasado reciente, cuando el Estado corporati- entre los años treinta y los años setenta), cons- vista centralista patrocinó a las cooperativas, tituida por la sustitución de importaciones y la las cuales se han debilitado o han desaparecido nacionalización de varias industrias, como la completamente desde el cambio a la política petrolera. neoliberal en los tempranos ochentas. Efecti- Para los aficionados de las Chivas en la ciudad vamente, Cruz Azul es un equipo menos odia- de Guadalajara, “ser Chiva” implica sustancial- do en las provincias que el América y el cuar-

161 ÍCONOS 36, 2010, pp. 157-169 Roger Magazine, Jacques Ramírez y Samuel Martínez to equipo nacional, los Pumas. Esto se debe a (24%) campeonatos, mientras que los equipos que la clase obrera y las cooperativas no están de las ciudades regionales de Toluca y Pachuca asociadas necesariamente con la Ciudad de ganaron 9 (38%) campeonatos entre los 2 en México. el mismo periodo. El cuarto equipo nacional, los Pumas de la El periodo entre 1957 y 1991 coincide con Universidad Autónoma Nacional de México el proceso de convertir al fútbol en un depor- (UNAM), sigue la filosofía de “puros jóvenes”, te realmente nacional en México, a través de que se refiere al hecho de que juega únicamen- su promoción y difusión por los medios de co- te con jugadores jóvenes. También hay una municación nacionales y, en particular, la tele- fuerte asociación entre el equipo y la Univer- visión. Así, no es sorprendente que muchos sidad Nacional, aunque la gran mayoría de los aficionados, sobre todo aquellos que tienen jugadores y la mayoría de los aficionados no más tiempo siguiendo el campeonato, com- son, y nunca han sido, estudiantes de esta im- partan la idea de que los cuatro equipos nacio- portante institución educativa. La asociación nales han dominado la liga. También es intere- con la UNAM atrae a algunos aficionados en sante notar que este periodo coincide, más o la Ciudad de México y de fuera, ya que “la menos, con el apogeo del Estado centralizado, máxima casa de estudios” es considerada por el nacionalismo posrevolucionario y la auto- muchos mexicanos como una fuente de orgu- nomía económica. El periodo entre 1992 y llo para el país. Sin embargo, también hay una 2006, cuando la dominación de los equipos fuerte asociación entre la UNAM, la ciudad nacionales cesa, coincide con el fin del proye c- capital y el gobierno central, no solo porque to de centralización del Estado y de la econo- esta enorme institución es un producto de las mía, y con un resurgimiento de identidades políticas centralizadoras del gobierno federal, regionales. Nos parece probable que la descen- sino también por el hecho de que estudiar en tralización de los años ochenta haya coincidi- la UNAM ha sido un rito de pasaje necesario do con el aumento en el presupuesto de los para incorporarse en los altos niveles del go- equipos provincianos, lo cual los ha hecho más bierno federal, incluyendo la presidencia. Esta c o m p e t i t i vos. Sin embargo, hace falta más fuerte asociación entre la UNAM y el gobier- i n vestigación para ver qué tanto este aumento no federal produce mucho resentimiento en de presupuesto es el resultado de un mejora- las otras ciudades, convirtiendo a los Pumas en miento de la situación económica de las ciuda- el segundo equipo más odiado afuera de la des de provincia o, alternativamente, qué tanto capital, después del club América. es parte de un esfuerzo de las clases gobernado- Es común escuchar, de parte de los aficio- ras y la élite por pro m over una imagen capaz nados de diferentes clubes, que los cuatro de traer inversiones en un ambiente nacional equipos nacionales casi siempre ganan los de más competitividad entre ciudades, pero campeonatos del fútbol mexicano. De hecho, donde no hay ninguna garantía de éxito. de los 75 campeonatos celebrados desde 1944 (a partir de 1996, hay 2 por año), los 4 equi- pos nacionales han ganado 33 (44%). Pero Rivalidades regionales y locales en Ecuador esta dominación es variable durante este perio- do de 63 años. De los 13 campeonatos entre La ‘cuestión regional’ en Ecuador 1944 y 1956, ninguno fue ganado por estos 4 equipos. Pero luego, ganaron 27 de los 37 A diferencia de lo que pasó en México, donde (73%) campeonatos entre 1957 y 1991. Entre el proyecto nacional centralista logró impo- 1992 y 2006, esta dominación básicamente nerse a inicios del siglo pasado, en Ecuador desaparece, ya que ganaron solo 6 de los 25 han prevalecido las identidades primordiales

162 ÍCONOS 36, 2010, pp. 157-169 Las rivalidades futbolísticas y la construcción de la nación. Una comparación entre México y Ecuador de corte regional, aglutinadas en torno a tres El segundo ciclo va desde 1925 hasta 1972. centros urbanos: Quito, Guayaquil y Cuenca. Durante estos años el Estado se recupera e in- Como señala Maiguashca (1992: 182), el con- clusive avanza, pero los poderes regionales flicto entre centro y periferia ha sido el princi- también logran reconstituirse y terminan im- pal fenómeno político en la historia ecuatoria- poniéndose nuevamente entre 1966 y 1972. na, ya que desde el inicio del período republi- En este periodo se afirma el Estado y surge un cano, los proyectos de las tres ciudades antes discurso nacionalista, tanto en la Revolución nombradas no lograron fundirse en un pro- Juliana como durante la invasión del Perú al yecto nacional aglutinante. Con el pasar de los territorio ecuatoriano en 1941, así también en años, paulatinamente el poder central adquie- los diferentes gobiernos militares que llegan al re vigor y entra en conflicto con los poderes poder (sobre todo en la Junta Militar de 1963- regionales. De esta manera, la historia del 1966). Sin embargo, esto no impidió el surgi- Ecuador puede leerse en clave de los conflic- miento de proclamas separatistas o federalistas tos, intereses y disputas hegemónicas que han –al igual que en el periodo anterior, aunque ya sido denominadas como la ‘cuestión regional’ no se formaron gobiernos regionales–. Cabe (Coraggio 1989; Quintero 1991; Maiguashca recordar la propuesta de las élites guayaquile- 1992). ñas en los años 1939 y 1959, las mismas que Para Qu i n t e ro y Si l va (1991: 34-35), la proclamaban un “Guayaquil independiente” p resencia y persistencia de una ‘cuestión re g i o- debido, sobre todo, a la existencia de un mar- n a l’ en una formación social concreta como la cado centralismo. Es en este periodo que se ecuatoriana delata la ausencia de una clase elaboran y promulgan los primeros planes na- hegemónica en la escena política que impon- cionales (1958, 1961, 1963 y 1969), los cua- ga su proyecto político como el proyecto his- les tuvieron mayor aceptación en los gobiernos tórico del conjunto de clases. En efecto, al militares. En efecto, la dictadura militar inten- analizar la historia del Ecuador podemos seña- tó centralizar vertical y coercitivamente el es- lar tres grandes ciclos, en los cuales se observa pacio nacional. La fragmentación y la regiona- la relación entre el Estado y los poderes re g i o- lización en aquel entonces era muy notoria, n a l e s 1. por lo que se intentó construir un “n u e vo Es- El primero comienza en 1830 y termina en t a d o” que rompiera con dichas divisiones a tra- 1925; durante este período el Estado avanza vés de una política integracionista y un fuert e sobre los poderes regionales, pero éstos se de- discurso patriotero que llegó incluso a la are n a fienden y terminan imponiéndose entre 1916 del deporte (Ramírez, 2006). y 1925. Se robustecen las identidades guaya- Sin embargo, este proyecto nuevamente quileña, cuencana y quiteña, influenciadas por quedó truncado por las élites regionales, las el desarrollo económico de sus ciudades a tra- cuales, a través de las cámaras de comercio de vés de la entrada al mercado internacional de Guayaquil, Quito y Cuenca, hicieron causa estas urbes, gracias a la exportación de cacao, común y convocaron a una huelga contra el cascarilla y, en menor escala, cueros y textiles alza de impuestos a las importaciones decreta- respectivamente. De esta manera, Quito, Gua- do por la Junta Militar al darse cuenta de que yaquil y Cuenca se transformaron en centros las élites guayaquileñas manipulaban el co- políticos, económicos y, posteriormente, cul- mercio exterior. En esta época los poderes re- turales. gionales se vieron favorecidos nuevamente por factores económicos. La tercera fase comienza en 1972 y llega 1 En lo que sigue de este acápite, se retoman los postu- lados de Maiguashca (1992: 175-226) para explicar hasta nuestros días. El Estado se fort a l e c e parte de los dos primeros ciclos. m a rcadamente y, como señala Ma i g u a s h c a ,

163 ÍCONOS 36, 2010, pp. 157-169 Roger Magazine, Jacques Ramírez y Samuel Martínez por primera vez en la historia republicana lo- bélicos y posteriormente los triunfos de la gra, si bien no conve r tirse en un Estado fuer- selección nacional de fútbol desde finales de te, por lo menos, conseguir un poder de nego- los noventa y principios del nuevo siglo los que ciación del que antes no disponía. Una vez han ayudado, en los últimos tiempos, a forjar más, la cuestión regional adquiere nuevo s una identidad nacional (Ramírez y Ramírez matices, pero no desaparece. La década de los 2001). Identidad que, como hemos re m a rc a - setenta se caracteriza por el predominio de do, ha estado truncada por la existencia de gobiernos militares bajo un enfoque de pro- o t ros tipos de identidades primordiales que fundización del desarrollismo estatista sosteni- han competido con la identidad nacional: do por el b o o m del petró l e o. La búsqueda de principalmente las identidades regionales, pero m a yor autonomía estatal frente a las élites también las identidades étnicas y re l i g i o s a s . regionales tradicionales y mayor apertura ha- Por último, cabe señalar que en la coyuntu- cia las demandas de grupos sociales exc l u i d o s ra actual del país se ha producido una intensi- se evidenció con la re a c t i vación de la re f o r m a ficación de este conflicto. Si bien el actual go- agraria y la expansión de las políticas sociales bierno ha recuperado una visión de pensar y ( Montúfar 2000). El petróleo provocó un planificar el Estado ecuatoriano, el conflicto cambio importante en las relaciones estru c t u- regional ha tomado nuevamente relevancia rales del Estado con la sociedad. El exc e d e n t e sobre todo por el constante enfrentamiento económico producido por las export a c i o n e s con el Municipio de Guayaquil. Desde el go- p e t roleras financió un incremento en el gasto bierno local tanto el alcalde como las élites –12% de crecimiento anual– y en las inve r s i o- han retomado con fuerza un discurso identita- nes públicas –8,4% de crecimiento anual–. rio esencialista que apela a su ya histórico de- Sin embargo, los tradicionales sectores agro e x- seo de autonomía. p o rt a d o res y terratenientes, afectados por tales reformas, generaron una fuerte oposición al Identidades en el Ecuador contemporáneo estatismo del régimen. La estrategia de desa- r rollo de los gobiernos militares no logró en- Si las identidades se construyen por oposicio- tonces establecer una transformación efectiva nes y alteridades, históricamente los discursos de la economía y sociedad. Por otro lado, en de pertenencia a la nación ecuatoriana se cons- esta época se produce una acelerada migración truyeron a través de las confrontaciones con el interna ru r a l - u r b a n o. Mientras en 1962, 65% vecino país del sur, Perú. Sin embargo, a fina- de la población vivía en zonas rurales, para les del siglo XX en el Ecuador se hacen visibles 1974 solo lo hacía el 41%, lo cual transformó diferentes problemas que permiten hablar de la distribución demográfica del país, concen- un intenso debilitamiento de los convenciona- trando en las ciudades (sobre todo en los dos les lugares de apuntalamiento de la identidad c e n t ros urbanos, Guayaquil y Quito), y ya no nacional. Entre estos problemas se encuen- en el campo, el mayor número de habitantes. tran: la demarcación de los límites territoriales Nu e vam ente dos acontecimientos ocurri- con el Perú que canceló la imagen de la fron- dos en las últimas décadas hacen que re s u r j a tera y del mismo conflicto militar como prin- un discurso nacionalista en el contexto de la cipales modos de pertenencia a la nación; la implementación de políticas neoliberales (que crisis económica-política que debilitó la legiti- p ro d u j e ron pobres resultados en términos de midad de la estructura nacional de poder; el c recimiento económico y una altísima vulnera- surgimiento de proyectos identitarios subna- bilidad frente a la economía internacional): la cionales, étnicos y regionales, desde los cuales guerra de 1981 y la de 1995 con el vecino del se han cuestionado tanto las narrativas domi- s u r, Pe rú. En efecto, han sido estos conflictos nantes sobre la identidad nacional como las

164 ÍCONOS 36, 2010, pp. 157-169 Las rivalidades futbolísticas y la construcción de la nación. Una comparación entre México y Ecuador mismas bases institucionales del Estado; y el de los equipos de Guayas y Pichincha. La Aso- último boom migratorio que estaría dando pa- ciación de Fútbol del Guayas hegemonizó el so a la conformación de comunidades transna- proceso de profesionalización de fútbol, orga- cionales y que marca la pérdida del monopo- nizó los primeros torneos y lideró las compe- lio de lo nacional como instancia de cohesión tencias nacionales. Las confrontaciones depor- y representación de la población. tivas adquirieron matices de conflictividad re- En esta particular configuración político- gional a tal punto que, durante algunos años, cultural de la década de los noventa y princi- debieron jugarse de forma simultánea pero pios del nuevo siglo, en que precisamente los diferenciada los campeonatos provinciales y el actores y lugares ‘público-oficiales’ carecieron campeonato nacional. El primer campeonato de intereses y posibilidades de reinvención de nacional se efectuó con la participación de los las identidades nacionales, se observa el surgi- campeones y vicecampeones de Guayaquil y miento y consolidación de diversas narrativas Quito, sin que tuvieran que medirse entre sí de recomposición identitaria nacional a través equipos de la misma localidad. de la selección nacional de fútbol. En efecto, Es por esto que Ibarra señala que “si retro- en los primeros años del nuevo siglo, el fútbol cedemos hacia los años cincuenta y sesenta, ecuatoriano se ha hecho conocer a nivel inter- cuando surge el fútbol profesional, éste era un nacional gracias a su clasificación y decorosa campo más de confrontación regional Costa- participación en las dos últimas ediciones de la Sierra en los campeonatos nacionales de fút- Copa Mundo disputadas en Ko re a - Ja p ó n bol” (1997: 25). En estos años, la actuación de 2002 y Alemania 2006, y gracias a la reciente la Federación Nacional de Fútbol, creada ya en obtención de la Copa de América 1925, no conseguía superponerse a las asocia- en 2008, ganada por primera vez por un equi- ciones provinciales existentes, ni unificar re- po ecuatoriano: Liga Deportiva Universitaria glamentos y procedimientos para regular el de Quito. deporte en el espacio nacional. Solo hasta fines Si bien se han documentado estos rebrotes de la década de los sesenta (1968), se logra de orgullo patrio cada vez que juega la selec- organizar un campeonato nacional sin las para- ción nacional (Ramírez 2006), a nivel interno, lelas competencias provinciales. Este podría ser dentro del campeonato de fútbol, persisten las un primer momento en que una configuración confrontaciones de corte local y regional. Co- a d m i n i s t r a t i va y deport i va de tendencia nacio- mo se ha dicho, el fútbol es un medio de ex- nal (ya se habían articulado cuatro asociaciones presión dramática de las tensiones entre gru- p rovinciales: Quito, Guayaquil, Ambato y pos y regiones; en el estadio se producen divi- Manta) se impone sobre las poderosas asocia- siones sociales significativas, se encuentran ciones de provincia. diferentes tipos de antagonismos y se expresan La organización ininterrumpida de estos nítidamente lealtades particulares y divisiones torneos nacionales puede ser vista como un sociales y culturales. elemento propicio para poner en confronta- ción estilos de juego regionales y representan- La ‘nacionalización’ del fútbol ecuatoriano tes de diversas provincias. De esta forma se im- pulsó, además, la formación de equipos profe- Desde los orígenes del fútbol profesional, a sionales y se construyeron escenarios deporti- inicios de los años cincuenta, la estructura or- vos en las principales ciudades del país con el ganizativa de los campeonatos –que sintoniza- apoyo de los municipios locales. Así, en 1970 ba en cierta forma con la bipolaridad del la Federación Ecuatoriana de Fútbol realizó un poder político y económico en el país– estuvo campeonato nacional con la intervención de modelada por las disputas entre las dirigencias equipos provinciales: la Federación de Fútbol

165 ÍCONOS 36, 2010, pp. 157-169 Roger Magazine, Jacques Ramírez y Samuel Martínez de Manabí (Juventud Italiana), Tungurahua Figura 2: Equipos de fútbol según provincia de ( Macará), Chimborazo (Olmedo) y Az u a y pertenencia, Ecuador. (Deportivo Cuenca) formaron sus ligas profe- sionales. Actualmente existen 18 asociaciones de provincia y 20 equipos en primera categoría (ver figura 2), la cual se divide en Serie A (12 equipos) y Serie B (10 equipos). Es en estas confrontaciones deportivas que los clubes y sus hinchadas activan intensos sentidos de per- tenencia y de afirmación de las identidades locales, construidas desde específicas represen- taciones geográficas, étnicas, culturales y de clase. Existen en Ecuador tres tipos de rivali- dades: los ‘clásicos’ entre equipos de una mis- Elaboración: Magazine, Ramírez y Martínez ma ciudad; las rivalidades regionales, sobre todo cuando se enfrentan equipos de Guaya- además cuentan con las mayores hinchadas, se quil y Quito2; y las rivalidades entre ‘equipos los considera como los 4 grandes del fútbol grandes’ y los del interior o provincia. ecuatoriano. En todos los casos, clubes con adeptos más allá de sus cuidades de origen. Los Equipos y sus hinchadas Históricamente, Barcelona ha sido visto como el equipo más popular e “ídolo del En el actual campeonato nacional de fútbol Ecuador”. Fundado en Guayaquil en 1925 ecuatoriano de la primera categoría (series A y por inmigrantes –sobre todo catalanes–, siem- B) disputan veinte equipos pertenecientes a diez pre fue un equipo al que se lo asoció con los p rov i n c i a s : Imbabura, Pichincha, Cotopaxi, plebeyos y clases bajas del puerto. Por su parte Tungurahua, Chimborazo, Cañar, Azuay y Loja EMELEC, fundado en 1929 también por un (de la Sierra); y Guayas y Manabí (de la Costa). inmigrante y funcionarios de la empresa eléc- Cabe resaltar que no hay equipos de la re g i ó n trica, representa a los “aniñados” de Guayaquil a m a zónica en el fútbol de primera categoría. y es conocido como “el equipo millonario” o el De 49 campeonatos nacionales profesiona- “Ballet Azul”. Ambos equipos disputan el Clá- les disputados hasta el año 2008, 23 ocasiones sico del Astillero que se remonta a la época han ganado equipos de Guayas (13 Barcelona, amateur del fútbol ecuatoriano, en la que se 9 Emelec, 1 Everest), 24 veces equipos de incubaron las rivalidades entre equipos locales. Pichincha (12 Nacional, 9 LDU, 3 Deportivo Liga Deportiva Universitaria (LDU), fundada Quito), y 2 veces equipos de “provincia” (Ol- en 1918 en Quito, pertenecía a la Universidad medo de Riobamba y Deportivo Cuenca). A Central y representaba, en ese entonces, a los los 4 equipos con más número de campeona- estudiantes y nuevos profesionales de la clase tos nacionales (en conjunto han obtenido el media de la capital. Es el equipo que en la últi- 90% de los campeonatos disputados), y que ma década ha ganado la mayor cantidad de campeonatos nacionales, y el único del país 2 Cabe señalar, dentro de esta categoría, la existencia de que se ha coronado campeón de la Copa Li- los ‘clásicos regionales’, como el clásico interandino b e r t a d o res de América en el año 2008. disputado entre el Olmedo de Riobamba y el Macará Finalmente, está también el club El Nacional, de Ambato; el clásico del austro, entre el Deportivo Cuenca y el Deportivo Azogues; o el clásico manabita, que fue fundado y auspiciado en 1963 por el entre el Manta y LDU de Portoviejo. Ejército ecuatoriano y posteriormente auspi-

166 ÍCONOS 36, 2010, pp. 157-169 Las rivalidades futbolísticas y la construcción de la nación. Una comparación entre México y Ecuador ciado por todas las ramas de las Fuerzas Ar- de un Estado que a lo largo de su historia no ha madas en una época en que los militares te- logrado cuajar un proyecto nacional que art i c u- nían el control del Estado –como se indicó en le las diferencias regionales y étnicas existentes el acápite anterior–. Este equipo tiene única- al interior del país. mente jugadores ecuatorianos, por lo que es En los dos casos, estas historias particulares conocido como “puros criollos”. del sistema urbano y de la nación se pueden Por último, cabe señalar que el reciente leer a través de las cambiantes rivalidades y éxito de LDU de Quito al ganar la Copa Li- relaciones entre los equipos de fútbol y sus bertadores hizo que la mayoría de aficionados seguidores. En México, las exageradas políticas al fútbol alentaran a este equipo, sobre todo de centralización durante buena parte del siglo cuando en las etapas finales los jugadores salie- XX resultaron en la emergencia de cuatro ron a los diferentes escenarios del continente equipos “nacionales” fuertemente asociados con pancartas que decían “va por ti Ecuador” con la ciudad capital o con un imaginario o “gracias Ecuador por estar unidos”. Sin em- nacional –en el caso de los Chivas–, ligado a bargo, ya en el campeonato nacional, los hin- un proyecto nacional basado en un dominan- chas de la LDU han utilizado este triunfo para te Estado federal. Y, en los últimos años, las remarcar su superioridad: “se ve, se ve, se ve y políticas pasivas de descentralización han pro- no se toca, la libertadores”, lo cual, del otro ducido una situación en que los equipos de lado, ha ocasionado que este equipo y sus hin- p rovincia se convierten en símbolo de la chas sean más odiados. modernidad y la “globalidad” para las áreas ur- banas que representan, lo cual los ayuda a competir con otras ciudades por la inversión Conclusiones privada. Para el caso de Ecuador, la bipolari- dad urbana dio como resultado que los cuatro Hemos tomado la posición de que los proye c- equipos grandes se concentraran en las dos tos de Estado se pueden ver como maneras par- principales ciudades. Sin embargo, en el caso t i c u l a res de enfrentar las tendencias centrífugas de Guayaquil ha existido una histórica rivali- de las regiones o áreas urbanas, y de crear un sis- dad entre sus dos principales equipos, mien- tema urbano integrado a nivel nacional, legiti- tras que en Quito se han producido cambios mado por un sentido compartido de pert e n e n- dependiendo del éxito y fracaso de los clubes. cia. La nación como “p ro b l e m a” en este sentido En los últimos años, con el surgimiento y con- es realmente distinta para los casos aquí trata- solidación de las barras, ha cobrado fuerza el dos. Así, en México, hasta mediados del siglo duelo entre la LDU de Quito y el Barcelona pasado, se trató de la unión de regiones con lar- de Guayaquil, lo que constituye un efecto visi- gas historias de aislamiento. Re c i e n t e m e n t e , ble –en el campo deportivo– del histórico con- tras un periodo de acelerada centralización, el flicto regional entre estas dos ciudades, con- p roblema ha sido suavizar la transición, sin flicto impulsado por las élites locales. Final- mucho apoyo por parte del gobierno federal, mente, el continuo mejoramiento de los equi- hacia un sistema más descentralizado; asimismo pos de provincia ha hecho que salgan a flote en apaciguar el resentimiento de las otras ciudades el espacio futbolístico las rivalidades entre los hacia la capital, efecto de los abusos hacia estas centros y las periferias. ciudades, llevados a cabo a nombre de la conso- Nuestro objetivo aquí ha sido demostrar lidación de la nación. En Ec u a d o r, el “p ro b l e m a que los cambiantes sistemas de rivalidades n a c i o n a l” está atravesado por la bipolaridad del constituyen una ventana a través de la cual se poder político y económico concentrado en las puede observar y comparar cómo un segmen- ciudades de Quito y Guayaquil, y la existencia to significativo de la población –los aficiona-

167 ÍCONOS 36, 2010, pp. 157-169 Roger Magazine, Jacques Ramírez y Samuel Martínez dos al fútbol– ve, vive o critica los proyectos Ibarra, Hernán, 1997, “La caída de Bucaram y del Estado dirigidos hacia la integración regio- el incierto camino de la reforma política”, nal/urbana nacional. Al mismo tiempo, tomar Ecuador Debate, No. 40, Centro Andino de en cuenta estos proyectos de Estado y sus éxi- Acción Popular -CAAP, Quito, pp. 21-31. tos y limitaciones en este estudio ayuda a ex- Katz, Isaac, 2008, “Estructura de mercados, plicar la forma que toman las rivalidades fut- incentivos y el desempeño de la selección bolísticas y su variación a través del tiempo en Mexicana de futbol en los campeonatos los diferentes contextos nacionales. mundiales”, en Roemer y Ghersi, compila- dores, ¿Por qué amamos el futbol? Un enfo- que de política pública, editorial Miguel Bibliografía Ángel Porrúa, México. Magazine, Roger, 2007, Golden and Blue Like Aragón, Silvio, 2007, “Los trapos se ganan en My Heart: Masculinity, Youth and Power combate”: Una mirada etnográfica sobre las Among Soccer Fans in Mexico City, The representaciones y prácticas violentas de la University of Arizona Press, Tucson. “barra brava” de , Maiguashca, Juan, 1992, “El proceso de inte- Antropofagia, . gración nacional en el Ecuador: el rol del Armstrong, Gary y Richard Giulianotti, 2001, poder central, 1830-1895”, en Juan Mai- Fear and Loathing in World Football, Berg, guashca, editor, Historia y Región en el Oxford. Ecuador 1830-1930, Corporación Editora Bernardo de Quirós, Lorenzo, 2008, “Futbol y Nacional, FLACSO-Ecuador, Quito. economía”, en Roemer y Ghersi, compila- Monsiváis, Carlos, 1992, “‘Just Over That dores, ¿Por qué amamos el futbol? Un enfo- Hill’: Notes on Centralism and Regional que de política pública, editorial Miguel Án- Cultures”, en Eric Van Young, compilador, gel Porrúa, México. Mexico’s Regions: Comparative History and Bromberger, Christian y otros, 1993, “‘Allez De ve l o p m e n t , Center for U.S.-Me x i c a n l’O.M, forza Juve’: The Passion for Foot- Studies, UCSD, San Diego. ball in Marseille and Turin”, The Passion Montúfar, Cesar, 2000, La reconstrucción neo- and the Fashion: Football Fandom in the liberal. Febres Cordero o la estatización del New Europe, Steve Redhead, Aldershot, neoliberalismo en el Ecuador 1984-1988, Avebury. Abya Yala, Universidad Andina Simón Bo- Conaghn, Catherine, 1988, Re s t r u c t u r i n g lívar, Quito. domination: Industrialists and the state in Pé r ez He r re r o, Pe d r o, 1992, “Re g i o n a l Ec u a d o r, Un i versity of Pittsburg Pre s s , Conformation in Mexico, 1700-1850: Pittsburg. Models and Hy p o t h e s e s”, en Eric Va n Coraggio, José Luis, 1989, “Los términos de la Young, compilador, Me x i c o’s Re g i o n s : cuestión regional en América Latina”, en C o m p a ra t i v e Hi s t o r y and De v e l o p m e n t , La cuestión Regional en América Latina, Center for U.S.-Mexican Studies, UCSD, Ciudad-IIED, Quito. San Diego. E s q u i vel, Ge r a rdo, 1999, “Conve r g e n c i a Pontón Daniel y Carlos Pontón, 2006, “Breve regional en México, 1940-1995”, Trimestre historia de las grandes rivalidades en el fút- Económico, Vol. 66, No. 264, Fondo de bol ecuatoriano”, en Fernando Carrión, Cultura Económico, México, pp.725-761. c o m p i l a d o r, La Biblioteca del Fútbol Ec u a - Fábregas Puig, Andrés, 2001, Lo sagrado del t o r i a n o, F L AC S O - Ec u a d o r, IMDMQ, Rebaño: El fútbol como integrador de identi- Qu i t o. dades, El Colegio de Jalisco, Guadalajara.

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