El monte (30 años de investigación)

José Remesal Rodríguez*

El es una colina artificial los restos de millones de ánforas que llegaron formada, exclusivamente, por los restos de a Roma conteniendo un solo producto, aceite millones de ánforas. Está situada en la zona de oliva; de estas ánforas casi el 85% proce- portuaria de la antigua Roma, en la llanura den de una única provincia, la Bética, el resto subaventina. En la actualidad tiene un períme- lo componen ánforas procedentes del África tro de casi un kilómetro y una altura próxima proconsular y de la Tripolitania, y, en propor- a los 50 msnm (figs. 1 y 2). ción muy limitada, ánforas procedentes del Desde siempre llamó la atención tanto a oriente mediterráneo. los habitantes de Roma como a sus visitantes La noticia más antigua que tenemos so- y fueron múltiples las ideas que se propusie- bre el monte y su nombre es transmitida por ron para explicar su existencia. Desde que lo una inscripción del siglo viii d.C. colocada formaban los fallos de horno de los alfareros en la puerta de la iglesia de Santa Maria in de la zona, hasta que se había formado con Cosmedin, en Roma, en la que se hace refe- la acumulación de los restos del incendio de rencia a la donación de dos tablas y media Roma en tiempos de Nerón, o que contenía (la tabla era una unidad de medida de tierra) los restos de las urnas de los cementerios pa- …qui sunt in Testaccio…, palabra que deriva ganos que los cristianos habían saqueado, o de la latina testa, que significa ‘fragmento de hasta la idea de que el monte se había formado cerámica’. con los restos de las vasijas que habían llega- En la Edad Media se celebraba el carnaval do a Roma con los tributos pagados por las en el Testaccio. La fiesta consistía en tirar desde provincias. Esta idea, propuesta ya en la Edad lo alto del monte carros con cerdos y toros, que Media, es, como veremos, la más próxima a debían ser matados por los jóvenes campeones la realidad. El Testaccio está compuesto por de cada región de Roma. Esta fiesta se realizaba

* Catedrático de Historia Antigua de la UB. Investigación financiada por el proyecto HAR2015-66771P MINECO/FEDER.UB y por el proyecto FP7/2007-2013 ERC Grant Agreement núm. 340828. Remesal Rodríguez, J. • El monte Testaccio (30 años de investigación) 73 A. Aguilera Martín, 2002(fig. 7)

Figura 1. La zona horrearia de la Roma Antigua y localización del Testaccio Remesal Rodríguez, J. • El monte Testaccio (30 años de investigación) 74

Figura 2. Foto aérea del monte Testaccio en el lado oriental del monte, lo que produjo, lles. En 1742 se estableció una dura ley contra con el tiempo, grandes pérdidas de material. los que sacaran materiales del Testaccio. No Más tarde, cuando se estableció el arsenal debió de surtir mucho efecto, pues dos años de artillería cerca de la puerta de San Paolo, después fue preciso renovar estas sanciones, los artilleros usaron el monte como lugar de que incluían una multa de 50 escudos de oro y ejercicio de tiro; de nuevo, el daño se realizó el riesgo de ser enviado a galeras. sobre el costado oriental del monte. En 1849, los franceses, en defensa del papa- En el siglo xvi se empezaron a construir bo- do, atacaron Roma. El frente se estableció en degas al pie del monte. Pronto advirtieron que las afueras de la . Los romanos de las entrañas del monte salía un aire fresco subieron al monte unas baterías de cañones; con una temperatura constante, lo que favore- para ello construyeron dos caminos de accesos cía la conservación del vino. Pronto el monte a la cumbre, que aún se usan, modificando no- se vio rodeado de bodegas y a ello debemos el tablemente las laderas este y norte del monte. actual perímetro del monte. Con estos cañones causaron grandes destrozos El desarrollo de las bodegas dio pie a otra a los franceses, quienes en su defensa bombar- fiesta: las octobrate di monte testaccio, las dearon, a su vez, contra el monte, causando fiestas del vino nuevo, a las que los poetas también alteraciones. romanos del siglo xix dedicaron bastante Durante la Segunda Guerra Mundial se atención. instalaron sobre el monte varias baterías de Pero el Testaccio fue siempre una cantera, defensa antiaérea, de cuyas bases aún quedan en la que se obtenían fácilmente materiales testimonios. útiles para hacer los cimientos de edificios y El Testaccio ha tenido también una función para rellenar los desniveles y charcos de las ca- religiosa. A mediados del siglo xviii se estable- Remesal Rodríguez, J. • El monte Testaccio (30 años de investigación) 75 ció un via crucis que se iniciaba en la iglesia de En un principio, Dressel solo había reco- y terminaba en el gido sellos impresos, en la mayoría de los Testaccio, un monte pelado que ya había sido casos, sobre las asas. Pero una tormenta que comparado con el Gólgota, donde se instala- le sobrevino estando en el monte le permitió ron tres cruces, de las que una queda aún en descubrir las inscripciones pintadas sobre las la actualidad. ánforas, que tanto ansiaba encontrar y que ya En definitiva, la forma actual del monte Tes- habría reconocido en las ánforas encontradas taccio no se corresponde con la forma original en el . Los romanos, para evitar que tuviera, salvo en su cara norte, donde las el mal olor del aceite rancio y la proliferación modernas excavaciones de unos horrea demu- de bacterias (aunque ellos no lo pudiesen de- estran que la fachada norte del Testaccio es la finir así) echaban cal sobre los restos de las única que no ha sufrido alteraciones posteri- ánforas, la cual ha producido una película ores. En su conjunto, la documentación sobre sobre las ánforas y sus inscripciones, que las la historia del Testaccio está recogida en los hace prácticamente invisibles, pero que una trabajos de H. Dressel (Dressel 1878), D. Orano vez que se humedece el fragmento, resultan (Orano 1914) y recientemente en A. Aguilera visibles (Dressel 1978). Martín (Aguilera Martín 2002). Por otra parte, Dressel observó que en el El Testaccio empezó a llamar la atención de Testaccio había dos tipos de ánforas: las es- los científicos a mediados del siglo xix. Go- feroidales, que eran la inmensa mayoría, y monde, en 1853, personaje sobre el que no he las de cerámica mucho más fina y de sonido conseguido obtener información, fue el pri- metálico, que eran mucho menos frecuentes, mero que, en una sesión del Instituto di Cor- que hoy reconocemos como ánforas africanas rispondeza Archeologica, habló del Testaccio, procedentes de Tripolitania y del África pro- proponiendo que se formó en el Bajo Imperio consular. Además se apercibió que la inmen- (Gomonde 1853). Reifferscheid, miembro del sa mayoría de sellos e inscripciones pintadas Instituto Arqueológico Germánico, en 1865 pertenecían al tipo de ánfora que él definió llamó la atención sobre el hecho de que no como “esferoidal”, que más tarde señaló como aparecían sellos en griego, considerando pues tipo 20 y que nosotros llamamos hoy día “tipo que solo había productos de la región occiden- Dressel 20”. Fue capaz de leer las inscripcio- tal del imperio (Reifferscheid 1865). El padre nes pintadas sobre las ánforas y entender el Bruzza, en 1872, fue el primero en proponer conjunto de los datos. Cuatro eran las ins- que el material del Testaccio procedía de la cripciones fundamentales de un titulus, que Bética (Bruza 1872). él definió con las letras griega alfa, beta, delta El joven Heinrich Dressel (Roma, 16 junio y gamma (fig. 4). 1845 - Teisendorf, 17 julio 1920) volvió a Roma Alfa, beta y gamma fueron escritas valién- en diciembre de 1871, después de licenciarse en dose de un pincel, delta en cambio fue escri- la Universidad de Berlín, donde había colabo- ta valiéndose de un cálamo, un instrumento rado con Theodor Mommsen. Desde su llega- con punta fina y dura. Todas estas inscrip- da se interesó por los materiales del Testaccio. ciones fueron escritas con tinta negra. Alfa En 1878 publicó el resultado de sus primeras representa la tara del vaso, próxima a unos investigaciones. Dressel se había propuesto su- 30 kilos, mientras que en gamma se señalaba perar la fase de simple recogida de materiales. el peso neto del contenido, próximo a unos Para ello estableció un método que hoy consi- 70 kilos; llenas pues estas ánforas pesaban deraríamos muy moderno. Dividió el espacio unos 100 kilos. En beta, sin embargo, lo que del monte en sectores, dentro de cada sector aparecen son nombres de personas en geniti- indicó a qué altura del monte encontró cada vo. Dressel interpretó que estos nombres cor- inscripción, y, además, señaló si consideraba respondían a los productores del aceite. Sin que el objeto estaba in situ o si había sido re- embargo, Heron de Villefose (Heron de Vi- movido (fig. 3). llefosse 1914) demostró que eran nombres de Remesal Rodríguez, J. • El monte Testaccio (30 años de investigación) 76

Figura 3. Los sectores establecidos por Dressel

personas vinculadas al transporte del ánfora. R(ecensitum) (controlado) seguida, frecuen- El titulus delta, escrito siempre a la derecha temente, de los nombres de Hispalis (Sevilla), de los tres anteriores, contenía una comple- Corduba (Córdoba) y Astigi (Écija), y, a con- ja información precedida de una R barra- tinuación, la confirmación del peso señalado da, que hay que leer como R(ecognitum) o en gamma. Siguen unos nombres en nomina- Remesal Rodríguez, J. • El monte Testaccio (30 años de investigación) 77

Figura 4. Ánfora Dressel 20 y sus tituli picti

tivo y genitivo, que para mí representan a los creó una larga y estéril discusión. Dressel se responsables del control (Remesal Rodríguez limitó a afirmar que el día en que los inves- 1979) y la datación consular, es decir, el año tigadores españoles, particularmente los del concreto en el que expidió el ánfora. sur de la Península, prestaran atención a estas La recogida sistemática del material llevó a “minucias epigráficas” se confirmaría lo que Dressel a la comprensión de que en distintos él afirmaba. lugares del Testaccio aparecían sellos diversos y Lo que Dressel no sabía es que, al mismo tituli picti con dataciones diversas, es decir, que tiempo en que él trabajaba en el Testaccio, el Testaccio se había formado a lo largo de un George Bonsor (1888) estaba descubriendo amplio periodo de tiempo y que las descargas en la Bética, en las orillas de los ríos Gua- habían sido hechas en puntos distintos según dalquivir y Genil, las alfarerías que habían los años, en definitiva que había sido una des- producido estas ánforas. Lamentablemente ni carga hecha con cierta lógica. Que las ánforas uno ni otro tuvieron noticia de lo que cada esferoidales, que constituían la inmensa mayo- uno estaba descubriendo hasta muy tarde, cu- ría del material contenido en el monte, proce- ando ya Dressel había publicado su volumen dían de la Bética, como ya había insinuado el del CILXV,2 donde se recogen los materiales padre Bruzza y como demostraba el hecho de del Testaccio. Bonsor recomienda en su artí- que en sus inscripciones aparecieran los nom- culo de 1901, después de haber descubierto la bres de Hispalis, Corduba y Astigi. existencia del volumen referido del CIL, que Sin embargo, este hecho no fue aceptado en se compre en las bibliotecas españolas. Bonsor su época. Así, Hirschfeld, que había encontra- se puso en contacto con Dressel, pero no te- do abundantes sellos pertenecientes a ánforas nemos noticia de su respuesta (Maier Allende del tipo Dressel 20 en la Gallia (CIL. XII [1888] 1999). 700), defendió que se trataba de ánforas galas Es interesante señalar que, aunque la obra que habían llegado a Roma conteniendo vino principal de Bonsor no se publicó hasta 1931, galo. Esta opinión se vio reforzada por el hecho en realidad ya en 1899 Clark-Maxwell había de que Heron de Villefosse descubriera que dos publicado en la revista Archaeological Jour- de los personajes que figuraban en los tituli pic- nal las noticias de la prospección que había ti beta eran comerciantes de origen galo. Ello realizado en la Bética junto a Bonsor y que Remesal Rodríguez, J. • El monte Testaccio (30 años de investigación) 78 los sellos contenidos en su obra habían sido A finales de los años sesenta del siglo pa- recogidos por Hübner en el volumen IX de sado volvía a producirse la misma situación: la Ephemeris Epigraphica de 1903. En 1899 se iniciaron trabajos tanto en la Bética como Hübner publicó un artículo en el Boletín de en el Testaccio sin conexión entre ellos. En la la Academia de la Historia poniendo en con- Bética, Michel Ponsich iniciaba sus trabajos de tacto la información obtenida por Dressel en prospección en el valle del Guadalquivir (Pon- el Testaccio con la información publicada por sich 1974, 1979, 1982, 1987, 1988, 1991), obra Bonsor y Clark-Maxwell. Es decir, que desde imprescindible, dado que las transformaciones el inicio se disponía de los elementos sufici- agrarias en el valle del Guadalquivir han mo- entes para aceptar la innegable propuesta de dificado el paisaje y destruido muchos sitios Dressel. Pero este material resulta difícil de arqueológicos. No era el fin principal de Pon- trabajar, los sellos en sí comportan un len- sich estudiar las alfarerías, pero está claro que guaje críptico, un sistema semiótico complejo las encontró y que aportó muchos datos nuevos que resulta difícil de descifrar (Remesal Ro- sobre los recogidos por Bonsor. Por su parte, dríguez 1977-78, 2001; Barea Bautista [et al.] Emilio Rodríguez Almeida iniciaba sus pros- 2008, Berni Millet 2008)). Lo mismo sucede pecciones en el monte Testaccio; revisó los ma- con los tituli picti, muchos de ellos conserva- teriales de Dressel, lo que le permitió hacer una dos de forma fragmentaria. Dressel escribió propuesta más definida sobre la formación del en el prologo del CIL. XV,2 que este trabajo monte de la que había hecho Dressel y aportó le había consumido muchas horas y mucho nuevos materiales, lo más significativo de ello desgaste de su vista. Lo mismo podemos se- fue el hallazgo de unos nuevos tituli picti, refe- guir diciendo quienes nos ocupamos de estos ridos a Septimio Severo y sus hijos, desconoci- documentos. dos por Dressel y que modificaban totalmente Después de la Segunda Guerra Mundial el nuestra visión sobre los cambios ocurridos en profesor Eric Birley encomendó a uno de sus la gestión del aceite bético en dicha época (Ro- alumnos, M. H. Callender, la realización de dríguez Almeida 1972, 1980, 1989). Propuso un corpus de sellos sobre ánforas hallados en Rodríguez Almeida que el monte Testaccio se Europa occidental (Callender 1965). Callen- había formado mediante la construcción de der visitó diversos países, entre ellos España, dos plataformas (fig. 5). La primera de ellas se en 1948. Fruto de su visita fue la publicación habría formado desde la época de Augusto, fec- de su primer artículo, editado en español, en ha que ya Dressel había propuesto como inicio la revista Cuadernos de Historia primitiva del del Testaccio, hasta el año 161 d.C. Al occidente hombre, artículo en el que expone los princi- de esta primera plataforma se habría creado pios de su investigación (Callender 1948). En una segunda plataforma, que se desarrolló has- el mismo número, el profesor Julio Martínez ta la época de los Severos. En el lado oriental Santa-Olalla expone la idea de crear un grupo del Testaccio señalizó lo que él consideró una para realizar un corpus de los sellos conoci- descarga de época de Galieno. Esta era la idea dos en España, idea que nunca se llevó a cabo de partida cuando iniciamos las excavaciones (Martínez Santa Olalla 1948), aunque en 1970 en el Testaccio. Miguel Beltrán Lloris publicó un corpus sobre En 1964 la transformación agrícola de lo los sellos anfóricos hallados en España (Bel- que había sido la dehesa de la Catria (Lora trán Lloris 1970). El trabajo de Callender no del Río, Sevilla) puso al descubierto la mayor se publicó hasta 1965 sin aplicar algunos de alfarería de época romana que conocemos, los principios que él mismo había expuesto en lugar donde recogí, como joven aficionado, su artículo de 1948 y sin entender bien el siste- más de 500 sellos. En 1970 tuve la fortuna ma cronológico que Dressel había establecido de conocer a Michel Ponsich, quien a su vez para el Testaccio, pero, de todos modos, fue un me puso en contacto con el Prof. D. José M.ª revulsivo para la investigación de la epigrafía Blázquez Martínez. A finales de 1972 entré anfórica. en contacto con Emilio Rodríguez Almeida. Remesal Rodríguez, J. • El monte Testaccio (30 años de investigación) 79 E. Rodríguez AlmeidaE.

Figura 5. Propuesta de organización de los depósitos del Testaccio

De algún modo, tuve la fortuna de aunar los De todos modos, la investigación desarrolla- conocimientos de la Bética con los de Roma. da exigía, por una parte, realizar excavaciones Ello me permitió realizar algunas propuestas en la Bética, y, por otra excavar en el Testaccio. nuevas sobre el significado y modo de análisis En la Bética iniciamos el proyecto Arva: exca- de los sellos en ánforas Dressel 20 (Remesal var en el municipium flavium arvense (Alcolea Rodríguez 1977-78). Años más tarde (1979- del Río, Sevilla), ciudad en la que se conservan 1980), inicié mis estudios sobre las importa- notables restos arquitectónicos y abundantes ciones de aceite bético en Germania (Remesal restos de alfarerías productoras de ánforas Rodríguez, 1983, 1986, 1997). Dressel 20 (Remesal Rodríguez 1990a; Reme- En 1978, para conmemorar el centenario sal Rodríguez, Revilla Calvo, Carreras Mont- del primer artículo de Dressel sobre el Testac- fort, Berni Millet 1997). La cortedad intelectual cio, se celebró en Madrid el Primer congreso de algunos miembros de la Junta de Andalucía internacional sobre producción y comercio de impidió el desarrollo del proyecto. A partir de aceite bético (Blázquez Martínez 1980). Fue 1983, el profesor D. José M.ª Blázquez Martí- el primer congreso a nivel internacional en el nez, asistido por Emilio Rodríguez Almeida que abordó el tema de la producción y comer- y yo mismo, inició un largo peregrinaje, que cio de un producto. En 1982 (Blázquez Mar- permitió en 1989 iniciar las excavaciones en tínez, Remesal Rodríguez 1983) se celebró el el Testaccio. segundo. El tercero, previsto para 1986, por La excavación en el Testaccio tiene dos fi- diversas causas no se celebró y ello interrum- nes principales: el primero, llegar a conocer pió la serie. mejor la estructura del monte, cómo se formó Remesal Rodríguez, J. • El monte Testaccio (30 años de investigación) 80 y entender su evolución histórica; el segundo, sel 20 a las que se rompía la parte inferior y se de mayor impacto científico, es aumentar nu- rellenaban de fragmentos de otras ánforas para estro conocimiento a través del hallazgo de hacerlas más pesadas, después se descargaba nuevos documentos, sean sellos, tituli picti el material detrás de esta línea hasta alcanzar o grafitos, y buscar procedimientos que nos la altura de las ánforas alineadas. A continu- permitan utilizar mejor esta documentación. ación, se creaba otra línea de ánforas como la La razón por la que el Testaccio es una fu- primera, pero puestas un poco retranqueadas ente excepcional para el conocimiento de la y se repetía el proceso, así se constituían muros economía antigua se debe a que nos facili- con una inclinación próxima a los 45 grados ta información sobre un producto concreto, (fig. 6). Ahora podemos asegurar que el Tes- el aceite, en particular el aceite bético, y en taccio fue creciendo en forma de una pirámide menor medida el africano, información bien escalonada, en la que los materiales no se fue- seriada cronológicamente gracias a las data- ron depositando de un extremo al otro, como ciones consulares que contienen los tituli picti pensaba Rodríguez Almeida, sino a partir de delta, e información muy abundante. Es este un núcleo, a cuyos lados se fue añadiendo ma- un hecho de gran valor ya que, como sabe- terial según una lógica bien definida en fun- mos, el gran problema de la historia antigua ción de un interés inmediato. Hemos podido es, precisamente, la falta de datos seriales y precisar que en el extremo sur del Testaccio se bien datados. construyó una de estas plataformas colmatada Para poder gestionar toda esta in­for­ en el año 179 d.C., y que el material se deposi- mación, creamos, en 1989, la base de da­tos tó en otros lugares hasta que en el 205 d.C. se CEIPAC (ceipac.ub.edu). En ella pretendíamos volvió a crear una nueva plataforma, que se usó recoger toda la información posible sobre hasta el 221 d.C. Más tarde, el escalón creado toda la epigrafía anfórica a nuestro alcance. entre la plataforma del 179 d.C. y la del 205 En la actualidad disponemos de más de d.C. fue rellenado con materiales del 228, 229 43.000 registros, que contienen alrededor de y 230 d.C. También hemos podido comprobar un millón de datos. Esta base de datos está que, en el ángulo noreste del Testaccio, en una en línea desde 1995 y dispone de un sistema cota inferior se depositaron también materiales TIC que permite, a quien lo desee, iniciarse del 205 d.C. (fig. 7). en este tipo de investigación (Berni Millet, Aguilera Martín 1995; Remesal Rodríguez, Berni Millet, Aguilera Martín 2000; Aguilera Martín, Berni Millet 2001; Aguilera Martín 2004; Remesal Rodríguez, Berni Millet, Aguilera Martín 2008). En la actualidad, gracias al proyecto EPNet, estamos migrando nuestra base de datos CEIPAC a un sistema ontológico, que permite crear un sistema de metadatos, vinculando diversas bases de datos, lo que facilita y desarrolla notablemente la investigación (véanse los artículos publicados en Remesal Rodríguez [ed.] 2017). Por lo que respecta al primer aspecto –co- nocer la estructura del monte–, hemos hecho grandes avances. Nuestros sondeos han permi- tido descubrir, en varias ocasiones, unos muros hechos con ánforas olearias béticas, que permi- ten comprender el sistema de la formación del Figura 6. Muro de ánforas comenzado sobre la monte: se establecía una línea de ánforas Dres- plataforma de 179 d.C. Remesal Rodríguez, J. • El monte Testaccio (30 años de investigación) 81

Figura 7. Representación de la sucesión de plataformas en el sector sur del Testaccio

En definitiva, el monte fue creciendo de una tercera plataforma, que se extendió por modo muy cuidado, con una lógica interna todo el lado oriental del monte y que ha desa- bien definida, aunque a nosotros nos resulte parecido, en gran parte, debido a los destrozos difícil comprenderla, dado que solo conoce- que produjeron las fiestas de carnaval a las que mos la piel del monte. Esto permite pensar me he referido y los ejercicios de tiro de los que debió de existir un equipo de trabajo artilleros vaticanos, así como la construcción bajo la dirección de algún jefe de obra y que del camino que se hizo en este costado para el monte creció siguiendo un plan previsto y subir las piezas de artillería en 1849 (Remesal adaptado a las necesidades de cada momen- Rodríguez 1994a) y que, tal vez, lo que Rodrí- to. Hemos podido comprobar, por ejemplo, guez Almeida consideró la primera plataforma que a mediados del siglo ii d.C. las ánforas se haya formado a partir de dos núcleos inde- se fragmentaron menos, en cada metro cú- pendientes (fig. 8). bico encontramos unos 600 kilos de material Los geólogos de la Universidad de la Sa- anfórico; en cambio, en el siglo iii d.C. las pienza, que han colaborado en nuestros tra- ánforas se fragmentaron más, llegando a unos bajos, han conseguido calcular la densidad 1.000 kilos por metro cúbico. y el volumen del Testaccio, gracias a lo cual Hemos podido comprobar que, lo que Ro- podemos afirmar ahora que el material que dríguez Almeida consideró un pequeño de- aún se conserva en el Testaccio presupone el pósito de época de Galieno son los restos de depósito de unos 25 millones de ánforas. El Remesal Rodríguez, J. • El monte Testaccio (30 años de investigación) 82

Figura 8. Modelo actual de la sucesión de plataformas en el monte Testaccio Remesal Rodríguez, J. • El monte Testaccio (30 años de investigación) 83 aceite contenido en estas ánforas equivale a el 10 y el 15% del material del Testaccio. En la mitad de la dieta alimentaria de un millón mucha menor proporción aparecen algunos de personas durante doscientos cincuenta tipos de ánforas orientales, para los que, igual- años, si consideramos la ingente cantidad de mente, podemos hacer una serie de interesan- materiales que el Testaccio ha ido perdiendo tes precisiones. a lo largo de los siglos, podemos considerar En conclusión, los nuevos estudios vincula- que el Testaccio contendría el equivalente a dos sea al Testaccio, sea al área de producción, la dieta alimentaria de un millón de perso- sea a la dispersión de las ánforas olearias béti- nas, que es, aproximadamente, el número de cas, desarrollados por el grupo CEIPAC han habitantes que se calcula para Roma durante contribuido de un modo notable al desarrollo ese periodo. no solo de nuestra disciplina, el estudio de la Por lo que respecta al segundo y más im- epigrafía y tipología anfórica, sino, sobre todo, portante de los objetivos propuestos –au- a discutir el significado de la economía impe- mentar el volumen de nuestra información–, rial romana y de sus implicaciones sociales y muchos son los resultados obtenidos. Nues- políticas. tros sondeos han aportado nuevas dataciones, La concesión del proyecto EPNet de la ERC con lo que hemos podido ampliar y mejorar ha permitido un gran avance en nuestra in- las series de documentos. En la actualidad vestigación. La colaboración interdisciplinar disponemos de datos abundantes para los entre matemáticos (que proponen modelos periodos 145-161, 174-180, 204-226, 228-230 teóricos que luego confrontamos con nuestros y 242-257 d.C. Hemos hallado muchos sellos datos), físicos dedicados al estudio de redes nuevos y datado con precisión a otros muchos. (que nos ayudan a comprender mejor la dis- En cuanto a los tituli picti beta hemos hallado tribución de nuestras ánforas) e informáticos nuevos personajes y nuevas familias de per- que han reestructurado nuestra base de datos sonajes, y, al igual que con los sellos, hemos convirtiéndola en una potente herramienta de precisado el periodo de actividad de muchos investigación supone un gran avance en los de ellos. Hemos completado la serie de tituli estudios de historia económica del mundo picti beta relacionados con Severo y sus hijos romano. (Remesal Rodríguez 2013). Igualmente los nuevos tituli picti delta hallados permiten no solo ampliar nuestra información sobre los lu- Bibliografía gares desde los que se expidió el ánfora y los personajes encargados de su expedición, sino Nota de lectura: otros muchos aspectos relativos a la evolución La mayoría de nuestras contribuciones al es- de la administración imperial romana. tudio del monte Testaccio se recogen en los Aunque la parte más significativa del Tes- volúmenes Blázquez Martínez, José M.ª; taccio la constituyen las ánforas olearias béti- Remesal Rodríguez, José (eds.) Estudios cas, la información obtenida sobre las ánforas sobre el monte Testaccio (Roma). En ellos se africanas es igualmente significativa. Ahora recogen no solo los estudios sobre el material podemos datar su presencia en el Testaccio, su hallado, sino también otros muchos trabajos evolución tipológica entre mediados del siglo ii desarrollados tanto entorno al Testaccio como y del siglo iii d.C. Igualmente podemos datar a temas relacionados con la producción y el muchos de sus sellos, y, afortunadamente he- comercio del aceite de oliva durante la An- mos hallado numerosos tituli picti sobre estas tigüedad. En nuestra web CEIPAC (ceipac. ánforas, aunque el grado de fragmentación en ub.edu) se dispone en línea de todos nuestros el que se hallan estas ánforas hace muy difícil trabajos. En esta bibliografía se recogen solo entenderlos en su conjunto (Aguilera Martín, algunos de los trabajos más significativos, que Revilla Calvo 2004, 2008; Remesal Rodríguez pueden ser guía para el estudio de aquellos 2004). Las ánforas africanas representan entre interesados en el tema. Remesal Rodríguez, J. • El monte Testaccio (30 años de investigación) 84

Aguilera Martín, Antonio. “Los tituli picti ca norteafricana en el Monte Testaccio delta del convento astigitano en el primer (Roma)”. Africa romana, núm. XV. Tozeur tercio del s. iii d.C.”. En: Congreso Inter- 2002 [Roma], (2004), p. 1445-1472. nacional Ex Baetica Amphorae. Conservas, Barea Bautista, Juan Salvador [et al.]. Figli- aceite y vino de la Bética en el Imperio Ro- na Scalensia: Un centro productor de ánfo- mano (Écija y Sevilla, 17 al 20 de diciembre ras Dressel 20 de la Bética. Barcelona, 2008. de 1998). Écija, 2001, p. 1231-1240. (Instrumenta; 28) – “El monte Testaccio y la llanura subaventi- Berni Millet, Piero. Epigrafía anfórica de la na. Topografía extra portam Trigeminam”. Bética. Nuevas formas de análisis. Barcelo- Roma, 2002. na, 2008. (Instrumenta; 29) – “Sistematización de los tituli picti anfóricos Berni Millet, Piero; Aguilera Martín, para la base de datos CEIPAC”. En: Epigra- Antonio. “La base de datos Testaccio”. En: fía Anfórica. Workshop. Barcelona, 9-10 Vendrell-Saz, Màrius [et al.] (ed.) Estudis maig 2003, Barcelona, p. 105-126. sobre ceràmica antiga. Actes del simposi so- – “Evolución de los tituli picti delta de las ánfo- bre ceràmica antiga (II Congrés Europeu sobre ras Dressel 20 entre mediados del siglo iii”. Ceràmica Antiga, Barcelona, 18-21 novembre En: XII Congressus Internationalis Epigra- 1993). Studies on Ancient Ceramics. Proceed- phiae Graecae et Latinae. Barcelona, 2007, ings of the European Meeting on Ancient Ce- p. 15-22. ramics. Barcelona, 1995, p. 119-122. – “Les Tituli Picti des amphores oléaires tri- Berni Millet, Piero. “ Epigraphy: politaines et tunisiennes”. En: Mrabet Ab- proposal for the study of stamp contents”. dellatif ; Remesal Rodríguez, José (ed.). En: III Convegno Internazionale di Arche- In Africa et in Hispania: études sur l’huile ologia e Informatica, 1996, p. 751-770. (Ar- africaine. Barcelona, 2008, p. 257-268. (Ins- cheologia e Calcolatori; 7) trumenta; 25) Berni Millet, Piero; Aguilera Martín, An­ Aguilera Martín, Antonio; Berni Millet tonio; Serra Serra, Jordi. “La base de datos Piero. “Las cifras hispánicas”. En: Calligra- Testaccio: La difusión a través de internet phia et Tipographia. Arithmetica et Numeri- de las inscripciones comerciales del imperio ca. Cronología. Barcelona, 1998, p. 257-282. romano”. En: Congreso Internacional sobre sistemas de información histórica (Vito- – “Las bases de datos y las Ciencias de la ria-Gasteiz 1997), p. 477-485. Antigüedad”. Jornades d’Arqueologia i Tecnologies de la Informació i la Comu- Blázquez Martínez, José M.ª (ed.). Produc- nicació: Recerca, Docència i Difusió (Bar- ción y comercio del aceite en la Antigüedad. celona, 13 i 14 d’abril de 2000). Arqueo Primer Congreso Internacional (Madrid Mediterrània [Barcelona], núm. 7/2001 1978). Madrid, 1980, p. 103-130. (2001), p. 57-63. Blázquez Martínez, José M.ª; Remesal Ro- – “Las bases de datos y las Ciencias de la dríguez, José (ed.). Producción y comercio Antigüedad”. Jornades d’Arqueologia i del aceite en la Antigüedad. Segundo Con- Tecnologies de la Informació i la Comu- greso Internacional (Madrid 1982). Madrid, nicació: Recerca, Docència i Difusió (Bar- 1983. celona, 13 i 14 d’abril de 2000). Arqueo Blázquez Martínez, José M.ª; Remesal Ro- Mediterrània [Barcelona], núm. 7/2001 dríguez, José; Rodríguez Almeida, Emi- (2001), p. 57-63. lio. Excavaciones Arqueológicas en el Monte Aguilera Martín, Antonio; Revilla Cal- Testaccio (Roma). Memoria de la Campaña vo, Víctor. “Novedades de epigrafía anfóri- de 1989. Madrid, 1994. Remesal Rodríguez, J. • El monte Testaccio (30 años de investigación) 85

Blázquez Martínez, José M.ª; Remesal Ro- – “Di un grande deposito di anfore rinvenuto dríguez, José (ed.). Estudios sobre el monte nel nuovo quartiere del castro pretorio”. En: Testaccio (Roma) I. Barcelona, 1999. (Instru- Bulletino della Commisione Archeologica di menta; 6) Roma, any VII, núm. 1 (1879), p. 36-112 i 143-196. – Estudios sobre el Monte Testaccio (Roma) II. Barcelona, 2001. (Instrumenta; 10) – “Scavi sul monte Testaccio”. Bulletino della Commisione Archeologica di Roma, (1892), – Estudios sobre el Monte Testaccio (Roma) III. p. 48-53. Barcelona, 2003. (Instrumenta; 14) – “Eine Amphora aus Spanien mit lateini- – Estudios sobre el Monte Testaccio (Roma) IV. schen Inschriften”. Bonner Jahrbücher, núm. Barcelona, 2007. (Instrumenta; 24) 95 (1893), p. 66-79. – Estudios sobre el Monte Testaccio (Roma) V. Erdkamp, Paul (ed.). The roman army and the Barcelona, 2010. (Instrumenta; 35) economy. Ámsterdam, 2002. – Estudios sobre el Monte Testaccio (Roma) VI. Gomonde, William. Adunanza de 25 Febrajo Barcelona, 2014 (Instrumenta; 47) 1853. Bulletino dell’Instituto di Corrispon- Bonsor, George Edward. “Marcas de alfa- denza Archeologica, núm. 85 (1853). reros romanos”. Memorias de la Sociedad Héron de Villefosse, A. “Deux armateurs nar- Arqueológica de Carmona, núm. 1 (1888), bonnais Sextus Fadius Secundus Musa et P. p. 56-62. Olitus Apolonius”. En: Mémoires de la Société – “Los pueblos antiguos del Guadalquivir y las des Antiquaires de France, 1914, p. 153-180. alfarerías romanas”. RABM, núm. 12 (1901), Hübner, Emil. “Nuevas fuentes para la geo- p. 837-857. grafía antigua de España”. Boletín de la Real – The Archaeological Expedition along the Academia de la Historia (1899), p. 465-506. Guadalquivir. Nova York (The Hispanic – Efemeris Epigraphica, núm. IX (1903). Society of America), 1931. Orano, Domenico. Come vive il popolo a Bruzza, Luigi. “Sopra vari oggetti ritrova- Roma. Saggio demografico sul quartiere Te- ti sul Testaccio e nell’Emporio”. Bulletino staccio. Pescara, 1912, p. 1-75. dell’Instituto di Corrispondenza Archeolo- gica (1872), p. 134-145. Maier Allende, Jorge. Epistolario de Jorge Bonsor (1886-1930). Comisión de Antigüe- Callender, M. H. “Las ánforas del sur de dades. Madrid, 1999. España y sus sellos”. Cuadernos de Historia Primitiva del hombre (Seminario de Histo- Martínez Santa-Olalla, Julio. “Sobre el va- ria Primitiva del Hombre, Madrid) (1948), lor cronológico de las ánforas romanas”. En: p. 139-142. Cuadernos de historia primitiva del hombre (Seminario de Historia Primitiva del Hom- – Roman Amphorae (with an Index of Stamps). bre, UCM, Madrid), 1948, p. 135-139. Oxford, 1965. Clark Maxwell, W. E. “The roman towns Mrabet, Abdellatif; Remesal Rodríguez in the valley of the Baetis between Cordo- (ed.) In Africa et in Hispania: études sur . ba and Sevilla”. AJ, núm. 56 [Archaeologi- l’huile africaine Barcelona, 2007. (Instru- cal Institute of Great Britain and Ireland] menta; 25) (1899), p. 245-305. Ponsich, Michel. Implantation rurale antique Dressel, Heinrich. “Richerche sul monte Te- sur le Bas-Guadalquivir. I. París, 1974. staccio”. Annali dell’Instituto di Correspon- – Implantation rurale antique sur le Bas-Gua- denza Archeologica (1878), p. 118-192. dalquivir. II. Madrid, 1979. Remesal Rodríguez, J. • El monte Testaccio (30 años de investigación) 86

– “Marcas de ánforas de aceite de las riberas del na: Departament de Cultura de la Generalitat Betis”. AespA, núm. 55 (1982), p. 173-204. de Catalunya] (1994), p. 135-138. – Implantation rurale antique sur le Bas-Gua- – “Los sellos en ánforas Dressel 20. Nuevas dalquivir. III. Madrid, 1987. aportaciones del Testaccio”. En: Epigra- – Aceite de oliva y salazones de pescado. Fac- fia della produzione e della distribuzione. tores geo-económicos de Bética y Tingitania, Actes de la VIIe Rencontre franco-italienne 1988. sur l’épigraphie du monde romain. 5-6 juin 1992. Roma, 1994a, p. 93-110. – Implantation rurale antique sur le Bas-Gua- dalquivir. IV. Madrid, 1991. – Heeresversorgung und die wirtschaftlichen Beziehungen zwischen der Baetica und Ger- Reifferscheid, August. “Il monte Testaccio”. manien. Materialien zu einem Corpus der Bulletino del Instituto di Corrispondeza in Deutschland veröffentlichten Stempel auf Archeologica, núm. XI (novembre 1865), Amphoren der Form Dressel 20. Stuttgart: p. 235-240. Theiss, 1997. (Materialhefte zur Archäologie Remesal Rodríguez, José. “La economía in Baden-Württemberg; Bd. 42) oleícola bética: nuevas formas de anális- – “Baetican olive oil and the Roman Econo- is”. A EspA, núm. 50/51 (1977-78), p. 87-142. my”. En: Keay Simon (ed.). The archaeology (Edición alemana: “Die Ölwirtschaft in der of early roman Baetica, Journal of Roman Provinz Baetica: neue Formen der Analyse”. Archaeology (supl. Series 29), Portsmouth; Saalburg-Jahrbuch, núm. 38 [1982], p. 30-71). Rhode Island, 1998, p. 183-199. – Recensión en: Colls, D. [et al.]. L’ épave – Oleum Baeticum. Consideraciones y pro- Port-Vendres II et le commerce de la Bétique puestas para su estudio. Congreso Interna- à l’époque de Claude. París, 1977. (Archaeo- cional ex Baetica Amphorae, Conservas, nautica 1). Archaeologia Classica, núm. 31 aceite y vino de la Bética en el Imperio Ro- (1979), p. 379-389. mano (Écija y Sevilla, 17 al 20 de diciembre – “Ölproduktion und Ölhandel in der Baetica. de 1998). Vol. I. Écija, 2001, p. 373-392. Ein Beispiel für die Verbindung archaelo- – “Baetica und Germania. Notes on the con- gischer und historischer Forschung”. Mün- cept of “provincial interdependence” in the stersche Beiträge zur Antike Haldesgeschich- ”. En: Erdkamp, Paul (ed.). te, núm. 2 (1983), p. 91-111. The roman army and the economy. Ámsterd- – La annona militaris y la exportación de am, 2002, p. 293-308. aceite bético a Germania. Madrid, 1986. – “L’Afrique au Testaccio”. L’Africa Romana – “Die procuratores Angusti und die Versor- [Roma] núm. XV. Ai confini dell’Impero: gung des römischen Heeres”. En: Vetters contatti, scambi, conflitti (2004), p. 1077- Hermann; Kandler, Manfred (ed.), 1990, 1089. p. 55-65. – “Oleum afrum et hispanum”. En: Mra- – “Informe preliminar sobre la primera cam- bet, Abdellatif; Remesal Rodríguez, José paña de excavaciones en Arva (Alcolea del (eds.). In Africa et in Hispania: études sur Río, Sevilla)”. Anuario Arqueológico de An- l’huile africaine. Barcelona, 2007, p. 315-328. dalucía 1987 (1990a), p. 346-353. (Instrumenta; 25) – “Instrumentum domesticum e storia eco- – La Bética en el concierto del Imperio Roma- nomica: le anfore Dressel 20”. Opus, núm. 9 no. Madrid, 2011. (1992), p. 105-113. – “Nuevos datos sobre las confiscaciones de – “Excavacions espanyoles en el Mont Testac- Septimio Severo en la Bética”. En: López cio”. Tribuna d’Arqueologia 1992-93 [Barcelo- Vilar, Jordi (ed.). Tarraco biennal. Actes. Remesal Rodríguez, J. • El monte Testaccio (30 años de investigación) 87

1r Congrés Internacional d’Arqueologia i – “Bolli anforari di Monte Testaccio”. BCAR, Món Antic. Govern i societat a la Hispània núm. 84 (1977), p. 199-248. romana novetats epigràfiques. Homenatge a – “I mercatores dell’oleo della Betica”. MEFRA Géza Alföldy. Tarragona, 29-30 de novem- [Roma: École Française de Rome], núm. 91 bre i 1 de desembre de 2012. Tarragona, (1977), p. 873-975. 2013, p. 233-245. – “Alcuni aspetti delle Topografia e dell’arc- – “Sellar para qué?”. En: Buora, Mauricio; haelogia attorno al Monte Testaccio”. En: Magnani, Stefano (cur.). Instrumenta in- Blázquez Martínez, José M.ª (ed.). Pro- scripta VI. Trieste, 2016, p. 73-90. (Antichità ducción y Comercio del aceite en la Anti- Altoadriatiche; LXXXIII) güedad. Primer Congreso Internacional, – (ed.) Economía romana. Nuevas perspecti- Madrid 1978. Madrid, 1980, p. 103-130. vas / The Roman Economy. New Perspectives. – “Vicissitudini nella gestione del commercio Barcelona, 2017. dell’olio betico da Vespasiano a Severo”. En: Remesal Rodríguez, José; Berni Millet, D’Arms, John; Kopff, E. C. (eds.) The Sea- Piero; Aguilera Martín, Antonio. Inter- borne Commerce of Ancient Rome: Studies in net. Evaluador y difusor de la ciencia históri- Archaeology and History. Roma: American ca. En: Oliveira Jorge, Vitor (ed.). Contri- Academy in Rome, 1980, p. 277-290. butos das ciências e das tecnologias para a – “El emporio fluvial y el Testaccio: onomás- arqueologia da Península Ibérica. Vol. 9. 3º tica extra-anfórica y otros problemas”. En: Congresso de Arqueologia Peninsular, Utad, Blázquez Martínez, José M.ª; Remesal Vila Real, Portugal, Setembro de 1999, Porto. Rodríguez, José (eds.). Producción y co- ADECAP, 2000, p. 475-484. mercio del aceite en la Antigüedad. Segundo Congreso Internacional (Madrid 1982) Ma- – “Amphoreninschriften und ihre elektroni- drid, 1983, p. 133-161. sche Bearbeitung”. En: Hainzmann, Man- fred; Wedenig, Reinhold. (ed.) Instrumenta – Il Monte Testaccio: ambiente, storia, mate- Inscripta Latina II. Akten des 2. Internatio- riale. Roma, 1984. nalen Kolloquiums Klagenfurt, 5-8. Mai – Los tituli picti de las ánforas olearias de la 2005. Klagenfurt, 2008, p. 247-264. Bética: tituli picti de los Severos y de la ratio – Remesal Rodríguez, José [et al.]. “Arva: fisci. Madrid, 1989. prospecciones en un centro productor de – “Diffusores, negotiatores, mercatores olearii”. ánforas Dressel 20 (Alcolea del Río, Sevil- BCAR [Roma], núm. 92 (1990), p. 299-306. la)”. Pyrenae, núm. 28 (1997), p. 151-178. – “Scavi sul Monte Testaccio: novità dei Ti- – Rodríguez Almeida, Emilio. “Novedades tuli Picti”. En: Epigrafia della produzione de epigrafía anforaria del Monte Testac- e della distribuzione. Actes de la VIIe Ren- cio”. En: Recherches sur les amphores ro- contre franco-italienne sur l’épigraphie du maines. Roma: École Française de Rome, monde romain. Rome 5-6 juin 1992, 1994, 1972, p. 107-240. p. 111-131.