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Modern Languages and Literatures, Department Spanish Language and Literature of

2009

Introduction (partial) to Pilar de Zubiaurre, Evocaciones: Artículos y diario (1909-1958)

Iker González-Allende University of Nebraska-Lincoln, [email protected]

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González-Allende, Iker, "Introduction (partial) to Pilar de Zubiaurre, Evocaciones: Artículos y diario (1909-1958)" (2009). Spanish Language and Literature. 34. https://digitalcommons.unl.edu/modlangspanish/34

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PRIMERA PARTE

PILAR DE ZUBMURRE: DE LA MODERNIDAD A LA EVOCACIUN

Iker González-Allende PILAR DE ZUBIAURRE: DE LA MODERNIDAD A LA EVOCACIÓN

1. PILAR DE ZUBIAURRE, MUJER MODERNA

Pilar de Zubiaurre nació en Garai en 1884 y murió en la Ciudad de México en 1970. Garai -escrito "Garay" en castellano- es un municipio de la comarca del Duranguesado en la provincia de Vizcaya, situado en las faldas del monte Oiz. Tiene una extensión de algo más de siete kilómetros cuadrados y una población de alrededor de trescientos habitantes, dedicada en su mayoría a la explotación maderera, la agricultura y la ganadería. Zubiaurre estuvo siempre conectada emocionalmente con Garai, visitándolo frecuentemente cuando residía en Ma- drid y cuando viajaba a España durante sus últimos años de vida en México. Garai, rodeado de una naturaleza admirable, simbolizaba para ella las raíces, la calma espiritual y sobre todo la tradición y la esencia de la tierra vasca. Zubiaurre es un ejemplo de las mujeres que. a pesar de participar activamente en el ambiente cultural de España, han pasado desapercibidas en los estudios críticos y literarios de la época. Sólo se hallan algunas referencias esporádicas de ella en los análisis sobre el Lyceuin Club Femenino y en las publicaciones en tomo a sus hermanos, los pintores Valentín y Ramón de Zubiaurre. De esta manera, aproximarse a su figura resulta una tarea ardua y coniplicada. pero necesaria para completar niiestro conocimiento sobre las culturas vasca y espa- ñola del primer tercio del siglo XX y sobre la experiencia del exilio republicano. En mi trabajo anterior sobre Pilar de Zubiaurre, señalé diversos factores que pueden explicar la ausencia de estudios sobre ella (2007: 409-10). Por un lado, quizás el niotivo principal es la escasez de escritos que llegó a publicar, en concreto, algunos artículos en el periódico Bizkaitarra en 1909 y otros de carác- ter evocativo en la revista Euzko Deya: La voz de los vascos en México, ya en el exilio (1 944- 1958). Además, en ambos casos utilizó pseudónimos para firmar sus textos: Hulda de Garay y Landabarrenako Darnia ("La señora de Landaba- rrena", siendo este íiltimo el nombre del caserío familiar) respectivamente. El uso de estos pseudónimos, explicable por el pudor que sentían las mujeres en aquella época de presentarse en el espacio público con sil verdadero nombre debido al rechazo social que eso causaba, provocó que los textos de Ziibiaiure no se relacionaran con su persona y, por lo tanto, no se la considerara como autora digna de ser estudiada.

PILAR DE ZUBIAURRE: DE LA MODERNIDAD A EA BVOCACIÓN

Por otro lado, hay que tener en cuenta el exilio como otra causa del olvido de su figura, ya que desde 1939 hasta su muerte, el 24 de junio de 1970, vivió en México, a excepción de algunos viajes a Espafia a partir de los años cincuenta. A pesar de las comunicaciones epistolares que mantuvo con los amigos y familia- res que permanecían en Espaxla y la reanudación de esas relaciones cuando visitaba el país, treinta años de exilio influyeron de manera decisiva en la indife- rencia en la que se ha visto envuelta. Los escritores exiliados y su literatura están siendo paulatinamente recuperados por la critica, aunque su estudio y su inclu- sión en el canon plantean algunos problemas. Como advierte Mari Paz Balibrea, la integración y recuperación de los textos del exilio dentro de la historia de la literatura española puede dar lugar a una neutralización de la condición exílica (12). Al mismo tiempo, José María Naharro-Calderón señala que el estudio de los exilios republicanos del 39 puede originar un "exiliobusiness" o "memoria kitsch", es decir, un énfasis en los aspectos más truculentos del destierro, como si se tratara de un espectáculo de entretenimiento de masas (2005: 105). En este sentido, el caso de Zubiawe resulta un buen ejemplo para evitar la trivialización en tomo al exilio, ya que experimentó éste de manera dolorosa y constante. De hecho, se puede argüir que al igual que muchas otras mujeres republicanas, Zubiame sufió un doble exilio: además del político, el de género, debido a los obstáculos que encontró para su desarrollo artístico en la sociedad patriarcal del momento.' En relación con su condición de mujer, los logros de Zubiaurre como pianista y escritora han estado siempre ensombrecidos por la relevancia intelectual de su marido, el critico de arte Juan de la Encina, y la excelencia artística de sus dos hermanos, Valentín y Ramón de Zubiaurre. En palabras de Miriam Alzuri Mila- nés, Juan de la Encina (Bilbao, 1883-México, 1963), pseudónimo de Ricardo Gutiérrez Abascal, Iue "probablemente la firma más conocida de cuantas se enfrentaron al comentario de la actualidad artística española anterior a 1936" (21). De la Encina escribió sus estudios sobre arte en diversos periódicos como El Sal y La i%z, y llegó a ocupar el cargo de director del Museo Nacional de Arte Moderno de . Ya en el exilio, fue profesor de El Colegio de México y de la Universidad Nacional Autónoma de México (Mantecón 766-67). Por su parte, los hermanos de Pilar fueron famosos pintores que llegaron a exponer en diversas

' Este concepto de doble exilio se halla incluso en escritoras que pudieron publicar abiertamente antes de la guerra civil. En el caso de Ernestina de Champourcin y Concha Méndez, Binité Ciplijauskaité señala que su exilio fue una decisión voluntaria de relegar su actividad artística a la sombra (121). Además, las dos poetas dieron más importancia a la producción literaria de sus maridos (Juan José Domenchina y Manuel Altolaguirre respectivamente) que a la suya propia. cjudades del mundo. El padre de la familia, Valentíu María de Zubiaurre (1837- 1914). también había alcanzado el reconocimiento público en el mundo de la música, convirtiéndose en el autor de la primera ópera en castellano cantada en España y en maestro de capilla del Palacio Real (Mochizuki 25). Ante el éxito profesional del mando, hermanos y padre, Zubiaurre seguramente firmó sus escritos con pseudónimo por temor a deshoim el nombre de su familia. A pesar de que estos factores han motivado el olvido de Pilar de Zubiaurre, su participación activa en la cultura española del primer tercio del siglo M permite que la califiquemos como "mujer del 98". Diversas estudiosas han revisado recientemente el canon literario español para incorporar en las tradicionales divisiones generacionales a mujeres escritoras que hasta entonces se habían dejado de lado por considerarlas como excepciones. De esta manera, la lista de miembros de las llamadas "Generación del 98" y "Generación del 27" se ha ampliado con nombres de mujer. Así, en e1 primer grupo se incluye a Blanca de los Ríos, Sofia [Pérez] Casanova, Carmen de Burgos, Concha Espina, María Amalia Goyri. María Maríínez Sierra, Isabel Oyarzábal Smith, Pilar Millán Astray, María de Maeztu y Carmen Baroja (Hurtado 1998a: 146-47). A la nómi- na de la Generación del 27 se han añadido Erriestina de Champourcin, Mana Teresa León, Concha Méndez, Rosa Chacel, Zenobia Camprubí, Josefina de la Torre y María Zambrano, entre otras. En opiuión de Amparo Hurtado, las autoras españolas del 98 no compartían ni la misma ideología ni iguales ideas estéticas, aunque sí coincidían en una nueva forma más moderna de entender la vida y la literatura (1998a: 139). Empezaron a publicar antes dc la Primera Guei~aMundial, y a diferencia de las escritoras posteriores, no desarrollaron un asociacionisn~ofemenino. De esta manera, "escribieron desconectadas entre sí, solitarias en sus casas" (Hurtado 1998a: 143). Otro rasgo común de las escritoras del 98 es que pertenecían a faniilias católicas de la burguesía media o alta y no recibieron más que una enseñauza general. La mayoría comenzó su carrera literaria tardíamente, cuando ya estaban casadas y tenían alrededor de cuarenta años. Por otro lado, Hurtado señala que nluchas de ellas se decidieron a escribir a partir de experimentar una situación límite: por ejemplo, Cannen de Burgos se volcó en las letras tras abandonar a su marido (1998a: 148-49). En cambio, otras pocas mujeres, perte- necientes a familias de intelectuales y artistas, pudieron cultivar la literatura sin una ruptura completa con su vida anterior, como Carmen Baroja, Blanca de los Ríos y María Goyri (Hurtado 1998a: 150). El caso de Zubiaurre se enmarca dentro de este último grupo, aunque al igual que en Baroja, su carrera literaria y artística se vio influida negativamente por la fama de sus familiares y los prejui- cios burgueses en contra de la presencia de la mujer en el espacio público. PLLARDE ZUBIAURRE:DE .LA MODERNIDAD A LA EVOCACIÓN

Aunque las características que ofrece Hurtado sirven para describir de mane- ra general a las mujeres del 98, muchas de ellas, a pesar de su diferencia de edad, compartieron amistad y experiencias con las mujeres del 27, sobre todo a través del Lyceum Club Femenino. Así, Zubiaurre se relacionaba tanto con María de Maeztu y Carmen Baroja como con Champourcin y Méndez. Por este motivo, quizás fuera mejor calificar a estas mujeres con el término de "modernas", como hace Shirley Mangini para referirse a las españolas de la Vanguardia. De esta manera, evitaríamos la clasificación generacional, que resulta problemática, por limitada tanto temporal -los años de nacimiento de los autores y las fechas de comienzo y fin de la generación- como espacialmente -dentro de un solo país. En esta línea, numerosos investigadores como Mary Lee Bretz proponen el estudio de la literatura española de finales del siglo XIX y primer tercio del XX bajo la rúbrica del "Modernismo", entendido éste en su acepción europea como un movimiento que se aleja de la tradición decimonónica realista y plantea una crítica a la ideología burguesa del sujeto autónomo (Soufas 14).~Esta metodolo- gía permite dejar de considerar el Modernismo y la modernidad de España como una excepción o caso aparte dentro de Europa. Como indica L. Elena Delgado, la modernidad española fue más semejante a la de otros países de lo que se ha venido señalando (106). En este sentido, Zubiaurre conoció a numerosos artistas e intelectuales europeos, tanto en España como en sus viajes por Europa. En sus estancias en París y Londres entro en contacto con el cosmopolitismo y las nuevas tendencias artísticas que ella misma propagó después en las reuniones que organizaba en Madrid. En sus escritos se aprecia una preocupación por España y una tendencia paisajística similar a la del 98, pero al mismo tiempo difundió en los eventos que dirigía en el Lyceum las últimas tendencias van- guardista~.Su posicionamiento entre la tradición y la vanguardia la sitúa clara- mente dentro del Modernismo español y europeo.

2 Nelson R. Orringer señala como características principales del Modernismo su interés por las últimas tendencias, el cuestionamiento de la religión y su aparición en múltiples naciones y generos literarios y artísticos (135).

PILAR DE ZUBTAURRE: DE LA MODERNIDAD A LA EVOCACIÓN

2. LAS TERTULIAS Y EL LYCEUM

La educación que recibió Zubiaurre difirió bastante de la de sus hermanos pintores. Valentín y Ramón nacieron sordomudos, pero disfnitaron de una for- mación esmerada, siendo Daniel Perea su primer maestro, un artista también sordomudo. Posteriormente fueron alumnos de la Escuela de Bellas Artes de San Fernando (Lozoya 9). Sin embargo, Pilar ingresó hacia 1898 en el Conservatorio Nacional de Música y Declamación de Madrid, y se convirtió en una portentosa pianista. También estudió francés e inglés en la Escuela Berlitz. La música y los idiomas se consideraban entonces materias adecuadas para una joven burguesa, ya que permitían socializar y entretener a los invitados en casa. En definitiva, parece que los padres se esmeraron más en la educación de los hijos varones que en la de Pilar, lo que se explica por el momento histórico en el que ~ivieron.~De hecho, aunque Pilar mostró desde joven dotes para el dibujo, la disuadieron de que siguiera ese camino alegando que, habiendo ya dos pintores en la familia, no se necesitaba uno más. Otro ejemplo de la diferencia de educación entre ella y sus hermanos es que éstos viajaron con su madre a París en 1905 para completar su formación pictórica y vivieron en esa ciudad durante un año, mientras que Pilar permaneció en Madrid con su padre. Es cierto que unos años más tarde los tres hermanos viajaron juntos por Europa, pero Pilar nunca pudo visitar países extranjeros ella sola, como fue su deseo de acuerdo a lo que expresa en su diario. Como es lógico, a Zubiaurre le influyó el ambiente intelectual que respiraba en su casa y por eso siempre estuvo interesada por la cultura. Sus artículos y diario muestran amplios conocimientos sobre pintura y arte, conocimientos que adqui- rió en gran parte de manera autodidacta a través de la lectura de libros. A finales del siglo XIX y principios del XX se pensaba que las mujeres sólo necesitaban una educación básica que les permitiera ser mejores esposas y madres, por lo que no solían acudir a academias ni universidades. Diversas

Por ejemplo, Carmen Baroja, contemporánea y amiga de Pilar de Zubiaurre, expresa en sus memorias cómo su madre educaba de muy diferente forma a ella y a sus hermanos: "La moral de mi casa, muy a la española, era por demás rígida para mí en cosas pueriles y sin importancia, y muy laxa para mis hermanos en cosas que yo, ya entonces, conside- raba importantes" (45). investigadoras como Bridget Aldaraca, Mary Nash, Susan Kirkpatrick y Geral- dine Scanlon, entre otras, han señalado que el modelo femenino que se proponía en la sociedad española de esta epoca era el del ángel del hogar, basado en el discurso de la domesticidad, es decir, en el cuidado de la casa y la familia. Como indica Scanlon, la educación de la mujer era la condición previa más importante para su emancipación, por lo que en el último tercio del siglo XIX se intentó reformar la educación femenina tradicional, labor en la que los krausistas y la Institución Libre de Enseñanza desempeñaron un papel relevante (15-57). La propia Zubiaume participó de manera activa en el cambio de la mentalidad de la sociedad española respecto a la mujer con su actuación en el Lyceum Club Femenino y su participación en la fundación de la Escuela Internacional Española. Zubiaurre fue siempre una mujer muy sociable, con gran don de gentes, lo que le permitió conocer a la mayor parte de la intelectualidad española y extran- jera del momento. Ella era la encargada de organizar las reuniones que se cele- braban en el estudio que sus hermanos tenían en la calle Villanueva, número 29, de Madrid. Estas tertulias, conocidas como los "Sábados de los Zubiaurre", se desarrollaron en los años diez del siglo pasado y a ellas acudl'an los escritores, pensadores y artistas más destacados, como José Ortega y Gasset, José María Salavenia, Pedro Salinas, -Juan Ramón Jirnénez, Diego Rivera, Manuel de Falla y Eugenio D70rs, entre otros.4 En su diario, Zubiaurre expone con detalle el ambiente de cordialidad y cosmopolitismo que reinaba en sus reuniones, en las que se solía tocar música y hablar sobre temas muy diversos. También destaca la participación activa de mujeres y las visitas de personalidades extranjeras que estaban de paso por Madrid. Zubiaurre quiso que sus reuniones se asemejaran a las que había presenciado en París, adelantando de esta manera el reloj cultural de España. Ella era consciente de la importancia de su tertulia y por este motivo, en su diario se muestra orgullosa ante el éxito de sus veladas. En sus memorias, Federico García Sanchiz señala el ambiente lujoso que la anfitriona confería al

4 Zubiaurre mantenía correspondencia con algunos de estos intelechiales, muchas veces invitándoles a sus reuniones. Por ejemplo, en una carta conservada en el Archivo del Museo de Bellas Artes de Bilbao, Ortega y Gasset le escribe lo siguiente a Zubiaurre: ''Tendré sumo gusto, distinguida amiga, en ir mafíana a tomar e1 té con ustedes, oír esa guitarra y esas canciones y.. . fabricar un poco de inverosimiIitud -única ocupación digna de seres que se estiman. Reciba en tanto el saludo de su amigo José Ortega y Gasset" (martes 13, sin año). Parece que Azorín también acudía a las reuniones, como se desprende de una de sus cartas a Zubiaurre: "Distinguida amiga: Agradezco vivamente su amable invitación, pero siento en el alma no poder aceptarla; estoy enfermo desde hace algún tiempo; apenas salgo de casa ni frecuento círculos y reunión. Le ruego me perdone. Mi satisfacción sería grande en poder conversar con ustedes unos instantes. Ya sabe cuán sinceramente les estimo. Cordialmente, Azorín" (5 de diciembre de 1918). estudio y también la diversidad de personas que acudían cada sábado (véase el segundo texto del apéndice). Zubiaurre también colaboró activamente en la creación de Hermes: Revista del País Vasco (19 17- 1922), una publicación que aunó las firmas culturaIes más importantes de España. Su principal impulsor fue Jesús de Sarría, un vasco nacido en Cuba de ideología nacionalista ~asca.~En sus páginas escribieron autores tan relevantes como Unamuno, Baroja, Maeztu, Ortega y Gasset, Juan Ramón Jiménez, Alejandro Sota, Ramón de Belausteguigoitia y Ramón de Basterra. En una primera etapa, la revista se enfocaba en aspectos políticos, pero be incorporando ideologías diversas y en los últimos años incluyó estudios sobre literatura inglesa y francesa. Asimismo, difundió la pintura de artistas vascos como Zuloaga, Regoyos, Arteta y los hermanos Zubiaurre. En general, Hemes reflejó los cambios que se estaban produciendo en Euskadi tras la Pri- mera Guerra Mundial y ofreció una visión plural y mas urbana de la cultura vasca. La labor de Zubiaurre consistió en recaudar firmas y artículos para la revista, así como en promocionarla en Madrid. En una carta de Jesús de Sanía se expresa claramente la importante fwnción que realizaba Zubiaurre en los inicios de esta publicación: "Distinguida amiga: Acabo de recibir carta de Anasagasti. No sé cómo expresarle mi alegría por haberme conseguido su colaboración para Hermes. Es V. decididamente la diosa tutelar de la Revista del País Vasco, y al mismo que diosa y artista3 una exquisita amiga" (Bilbao, 11 de diciembre de 1916). En otra carta de Sarría se aprecia la confianza que éste tenia en Zubiaurre: "Escríbame V. en cuanto pueda; dígame qué le parece nuestro primer número, cuénteme qué impresión produce en Madrid y, en frn, no se olvide de mí" (Bil- bao, 30 de diciembre de 1916). Unos años antes de la aparición de Hermes, Zubiaurre conoció a Juan de la Encina, quien sentía gran interés por la obra de Valentín y Ramón de Zubiaurre. De hecho, escribió en varias ocasiones sobre sus cuadros y en 1917 dio incluso una conferencia sobre ellos en el Ateneo de ~adrid.~Zubiaurre y Juan de la

El primer consejo de redacción de la revista estuvo formado por Ignacio de Areilza, José Félix de Lequerica, Joaquín Zuazagoitia y el propio Sarría. La ilustración de la cubierta fue realizada por Aurelio Arteta. Para más información sobre la revista, véase el volumen de José-Carlos Mainer titulado Regionalismo, burguesía y cultura: Revista de Aragón (1900-1905) y Hermes (191 7-1922). Posteriormente, en. España, el 26 de junio de 1920, elogiaba a Ramón de esta manera: "Las dos obras que expone Ramón de Zubiaurre son también lugares en que se confortan vista y espíritu. Dos maravillas de color. No conocemos dentro de la actual pintura española nada que se le pueda comparar en brillantez, transparencia e intensidad de tono. Más que pinturas, son hermosas vidrieras brillando a pleno sol" (citado en Takeshi Mochizuki 76). Encina terminaron casándose en 1922' y su único hijo, Leopoldo, nació dos años más tarde. El matrimonio vivió en primera fila el ambiente cultural de Madrid, alternándolo con estancias veraniegas en la casa familiar de Garai. Durante los años veinte y treinta, Zubiaurre organizaba tés en el nuevo estudio de su hema- no Valentín -ya que Ramón se habia casado en 1917 y habia establecido un estudio para él solo- y en su piso madrileño, al que acudían los nombres más importantes de la intelectualidad española. Entre ellos, destacó Federico García Lorca, en cuyo epistolario se halla una carta dirigida a su familia en diciembre de 1928 en la que menciona las tertulias en el apartamento de Zubiaurre: "En Madrid nieva y hace un fiío horrible, pero en las casas se está bien y yendo bien abrigado se resiste. Ayer estuve tornando té en casa de Juan de la Encina y había una chimenea magnífica encendida" (598). La amistad entre el poeta andaluz y el matrimonio vasco fue estrecha, ya que Lorca acudió el 15 de junio de 1925 a un banquete de homenaje a Juan de la Encina en Madrid, al que asistieron otras personalidades destacadas como Guillén, Bergamín, o Moreno Villa (Garcia Lorca 279). Asimismo, en los años treinta Lorca solía asistir a las fiestas de pago que Zubiaurre organizaba para recaudar fondos para la Asociación Auxiliar del Niño, e incluso en una ocasión leyó y comentó allí su Romancero gitano. Lorca también le dedicó a Pilar de Zubiaurre la serie de poemas titulada "Tres ciuda- des" ("Malagueña", "Barrio de Córdoba" y "Baile"), en los que el poeta personi- fica Málaga, Córdoba y Sevilla en tres figuras femeninas conectadas con la muerte (véase el texto quinto del apéndice). Otra escritora que dedicó un poema a Zubiaurre fue Concha Méndez Cuesta, a la que conoció en el Lyceum Club Femenino. Se trata de la composición titulada "Capitán" de su libro Canciones de mary tierra (1930), en la que el yo poético cuenta su relación con un capitán y recuerda los días transcurridos en su barco. En este poema se celebra la libertad femenina y el derecho de la mujer a viajar y vivir aventuras (véase el texto sexto del apéndice). Méndez fue una de las mujeres que rompió más tabúes respecto a la condición femenina en la Espa- ña del momento: fue campeona de natación, contravino las normas burguesas de su familia, viajó sola por el mundo, se casó con un hombre más joven (Manuel Altolaguirre), escribía poesía, etc. En sus memorias, escritas por su nieta Paloma Ulacia Altolajgirre, Méndez relata cómo esta fama de mujer transgresora motivó que Juan de la Encina tuviera ciertas reticiencias cuando Zubiaurre la invitó a su casa:

Como dato curioso, Edorta Kortadi señala que el pintor vasco Aurelio Arteta, amigo de Juan de la Encina y exiliado en México coxxlo él, regaló a los recién casados como presente de boda su cuadro Calle de la Estación. El Arenal (56). PILAR DE ZUBIAURRE: DE LA MODERNIDAD A LA EVOCACION

Un día [Pilar Zubiaurre] quiso presentasme a su marido y me llevó a su casa; me dejó esperando en el salón y, mientras esperaba, pude escuchar que De la Encina no tenía ganas de conocerme: "¿Pero cómo me vas a presentar a esa chica? Debe de ser una de ésas que se ponen a escribir y dicen tontería y media...". Y de golpe apareció un niño pequeño que, al verme, se asustó; así que en esa casa me encontraba horrorizada. Me acerqué y le dije: 'Wo te asus- tes". Y en ese momento se golpeó contra un mueble y empezó a dar de gritos. A Juan de la Encina no Ie quedó más remedio que salir: "iHola, señorita! ¿Cómo está?". Cambió completamente de actitud y nos hicimos amigos. Desde entonces pedía muchas veces a su mujer que me invitara a comer (57-58). De este pasaje podemos deducir que Juan de la Encina no tenía un alto con- cepto de la mujer escritora. A pesar de la amistad que mantuvo posteriormente con Méndez, De la Encina parece rechazar las obras escritas por mujeres, lo que quizás explique por qué Zubiaurre apenas publicara textos durante su vida. A lo que parece que no se opuso Juan de la Encina fue a que Zubiaurre participara de manera activa en el Lyceurn Club junto a otras esposas de intelectuales. Concha Méndez también cuenta cómo solía realizar excursiones de carácter cultural con el matrimonio vasco: "Salíamos los tres a las afueras de la ciudad [...l. Íbamos a ver los sitios que Goya había elegido para pintar sus fusilamien- tos; lo pasaba bien escuchándolo [a Juan de la Encina], porque todo lo contaba de manera entretenida y visual. Un día me confesó que, hablando conmigo, encontraba temas para sus artículos, que publicaba en el periódico El Sol" (58). De este extracto se puede colegir que De la Encina apreciaba las conversaciones intelectuales con mujeres, pero nos podemos preguntar hasta qué punto Pilar de Zubiaurre colaboraba también en los desafíos intelectuales de1 crítico de arte, Por lo que relata Méndez, cuando se encontraban los tres juntos, era Juan de la Encina quien dirigía la conversación en temas culturales. Un verano Méndez fue asimismo invitada a la casa del matrimonio en Vizcaya, y juntos fueron a Hen- daya a visitar a , que por entonces, debido a la dictadura de Primo de Rivera, estaba e~iliado.~En definitiva, de los recuerdos de la poeta madrileña extraemos como conclusión que Zubiaurre y Juan de la Encina vivían inmersos en el ambiente intelectual de la época y aceptaban abiertamente las formas de vida de la mujer nueva.

La última mención de Méndez a Zubiaurre es que ella y Juan de la Encina la acornpa- ñaron al puerto a coger el barco que la llevaría nimbo a Buenos Aires en 1929 (68).

Otra intima amiga de Pilar de Zubiaurre fue Ernestina de Champourcin, a la que conoció en el Lyceum. Joy Landeira indica que las dos mujeres coincidían en las tertulias madrileñas junto con Gerardo Diego, , Concha Méndez, Manuel Altolaguirre, Valentin de Zubiaurre y Juan de la Encina (30). En 1930 Champourcin llegó a conocer a su futuro marido, Juan José Domenchi- na, por mediación de Pilar de Zubiaurre y su hermano: 'NOSpresentaron en el estudio del pintor Valentin de Zubiaurre, hermano de mi gran amiga Pilar, casada , con el critico de arte Juan de la Encina" (Champourcin 1996: 53). Por su parte, Juan de la Encina solía frecuentar la tertulia de Manuel Azaña en el café Regina, junto con Enrique Díez-Canedo, Juan José Domenchina, el mexicano Martín Luis Guzmán, Paulino Massip, Luis G. Bilbao, el marqués de Hoyos y Cipriano Rivas Cherif (Tudela 113). El mundo de las tertulias madrileñas en los cafés era un dominio casi completamente masculino. Por ejemplo, no hay ninguna mujer en las tertulias que nombra José Esteban en el Café Lyón, el Café Europa, el Hotel Regina, La Ballena Alegre, la Cervecería de Correos y Pombo. Sólo en la reunión de la Revista de Occidente aparecen mencionadas María Zambrano y Manija Mallo (105). Como expresa Marirno Tudela, las tertulias resumen la creación axtistica y literaria del momento y "eran los lugares en donde, antes que en ningún otro sitio, había que darse a conocer" (66). Por tanto, el hecho de que las mujeres apenas estuvieran presentes en ellas las excluía en cierto sentido del hbito cultural. Donde sí se reunían las mujeres intelectuales para organizar reuniones, entre ellas Pilar de Zubiaurre, era en las casas particulares, ya que en los cafés, por ser espacios públicos, las mujeres sin compañía masculina no estaban bien vistas. Debido a las dificultades de compartir sus experiencias culturales en un ámbi- to público, las mujeres con preocupaciones intelectuales decidieron crear un lugar de encuentro para ellas, y así surgió el Lyceum Club Femenino, que fue seguramente el espacio donde Zubiaurre pudo desarrollar de manera más libre y activa sus inquietudes culturales y artísticas. Fue el primer grupo femenino en España y se creó en 1926 a imitación de otros clubes de mujeres en Europa. Se instaló en la calle de las Infantas, número 31, de Madrid, y posteriormente se trasladó a la calle de San Marcos, número 44 (Hurtado 1998b: 28). Su presidenta fue María de Maeztu, quien también se encargó de dirigir la Residencia de Señoritas, creada ésta en 1915, siguiendo el modelo de la Residencia de Estu- diantes, para que las jóvenes que iban a estudiar a Madrid tuvieran un lugar donde alojarse? Las vicepresidentas del Lyceum eran Isabel Oyarzábal y Victo- ria Kent, la secretaria era Zenobia Camprubí, la vicesecretaria Helen Phipps, la tesorera Arnalia Galarraga y la bibliotecaria María Martos de Baeza (Rodrigo 1979:'134). Pilar de Zubiaurre fue co-fundadora y una de las primeras socias, y junto a Mabel Rick, Trudy Graa, María Martos y Pura Maórtua, se encargó de amueblar el Lyceum (Hurtado 1998b: 28). Mangini indica que Zubiaurre fue "una de las socias más activas del Lyceum" (2001: 164). El club se creó sin ayuda oficial y consistía no sólo en un lugar de encuentro para las mujeres, sino también en una especie de centro cultural, ya que se organizaban cursillos, conferencias y exposiciones a cargo de personalidades importántes de la cultura española y extranjera. Como expresa María Teresa León, "el Lyceurn Club no era una reunión de mujeres de abanico y baile. Se había propuesto adelantar el reloj de España" (5 15). Carmen de Zulueta y Alicia Moreno recogen que los propósitos del Lyceum Club eran "suscitar un movi- miento de fraternidad femenina C...], que mujeres colaboren y se auxilien L...] [e] intervenir en los problemas culturales y sociales de nuestro país" (51). Amparo Hurtado comenta que el Lyceum permitió a sus socias "descubrir que muchos de sus problemas no eran individuales, sino de género" (1998a: 144). El Lyceum se dividía en seis secciones: social, de música, de artes plásticas e industriales, de literatura, de ciencias e internacional. Zubiaurre fue la encargada del área de literatura desde 1928 hasta finales de 1932, y su principal labor consistía en organizar conferencias, tanto de intelectuales españoles como de extranjeros. A partir de 1933, la actividad de Zubiaurre en el Lyceurn disminuyó notablemente y finalmente, en 1935, debido a una serie de críticas a su gestión, decidió presen- tar su dimisión a María de Maeztu. Maeztu intentó evitar la renuncia de Zubiau- rre y para ello le escribió la siguiente carta, que por su relevancia transcribo de manera completa: Madrid, 12 de octubre de 1935 Sra. D" Pilar Zubiaurre de Gutiérrez Abascal Mi querida amiga: Cumplo con el mayor agrado el encargo que me confírió la Junta Directiva de El Lyceum en la Última sesión ce- lebrada de dirigirme a Vd. para rogarle que deponga su actitud y re- tire la dimisión. Entiende la Junta que su disgusto, disgusto que hace suyo, está perfectamente justificado y reprueba de manera enérgica los moti- vos bastardos que lo ocasionaron.

Roberta Johnson señala que figuras como Ortega y Gasset, PCrez de Ayala, Menéndez Pidal, Azorín, Salinas o Huidobro tomaron parte en la vida intelectual de la Residencia de Señoritas (24). El Lyceum que tengo el honor de presidir se fundó precisamente para crear una Corporación de mujeres que estuviesen unidas por el noble empeño de formar en nuestro país una comunidad de ideales que deteqinen aquellas normas de conducta que la convivencia humana exige. Usted, como socia fundadora, nos acompañó desde el primer instante en este alto propósito. A usted le debe el Lyceum muchas jornadas de labor en las que ha logrado poner cualidades tan maravillosas como son la consagración a la tarea, el entusiasmo generoso, la continuidad del esfuerzo, la eficacia y, sobre todo, la capacidad de resistencia en las horas difíciles. Y ahora por una ofensa, que es tanto más despreciable cuanto que se oculta en la co- bardía del anónimo, quiere usted abandonamos desertando de la la- bor emprendida. Más o menos todas hemos tenido que sufrir cosas análogas en aquella Casa. Y usted fue la primera en hacer que yo olvidara viejas historias para que ocupase por segunda vez la presidencia. Si usted ahora se va, nos deja, y me deja, sin su valiosa cooperación y nos resta, más aím que la energía material que su trabajo representa, la energía moral del ejemplo que siempre hace falta, del que sabe per- donar y olvidar los agravios. Piense Vd., Pilar, que España, nuestra España, la que estamos la- brando con nuestras manos, no tiene aún tradición de Asociaciones o Corporaciones de mujeres del tipo que el Lyceum Club represen- ta. Hay, pues, que inventarlo todo de nuevo; hay que crear nuevas maneras, nuevas formas, nuevos gestos y actitudes y algunas de nuestras asociadas, supongo que muy pocas, tal vez una sola, la que ha ofendido a Vd., está ausente de ese espíritu que con fatiga in- mensa vamos labrando unas cuantas mujeres entre las cuales quisié- ramos contarnos las que formamos esta Junta que hoy se dirige con el mayor cariño a usted y que yo con gran complacencia presido. Y además, no sería lógico que la culpa de un acto de esa natura- leza, motivado por una sola persona, que seguramente padece un estado enfermizo, fuese a recaer sobre toda una Corporación de la que, como tal, ha recibido usted siempre señaladas y merecidas pruebas de consideración y alta estima. El próximo lunes, día 14, a la una de la tarde iremos a visitar a usted para reiterarle de palabra lo que en estas líneas yo, en nombre de todas, le digo. Y en la esperanza de que nuestros razonamientos, que van fortalecidos por una idéntica y común emoción de solidari- dad, han de convencerla y con el afecto inquebrantable de toda una vida -ya larga- de amistad, la abraza María de Maeztu En esta carta se aprecia la importante labor que Zubiaurre llevó a cabo en el Lyceum desde su fundación, asi como algunos de sus rasgos personales como la tenacidad, la capacidad de trabajo y el sentido moral. Como indica Maeztu, el Lyceum supuso un proyecto nuevo en España a través del cual sus socias busca- ban cambiar la concepción que en el país se tenia de la mujer. Shiiey Mangini ofrece como características de las mujeres miembros del Lyceurn la pertenencia a la burguesía o la aristocracia, la formación cultural, la conciencia política liberal y a veces incluso feminista, la defensa de los avances tecnológicos y un aspecto físico y modo de vestir modernos (2001: 75). Se puede decir que había dos generaciones distintas de mujeres que coexistí- an en el Lyceurn, ya que mientras que algunas eran muy jóvenes, otras tenían alrededor de cuarenta años. Estas últimas socias solían ser esposas de famosos intelectuales, lo que hizo que los detractores llamaran al Lyceum el "club de las maridas". Incluso, las miembros más jóvenes, como Méndez, llegaron a criticar a estas mujeres: "Al Liceo acudían muchas señoras casadas, en su mayoría mujeres de hombres importantes: la mujer de Juan Ramón, Zenobia de Campru- bí, Pilar Zubiaurre y otras. Yo las llamaba las maridas de sus maridos, porque, como ellos eran hombres cultos, ellas venían a la tertulia a contar lo que habían oído en casa. Era yo la más joven y la única que escribía" (ülacia Altolaguirre 49). En este fragmento la poeta madrileña deja claras las diferencias generacio- nales e ideológicas entre las socias y apunta la idea de que Zubiaurre intelec- tualmente parecía depender de su marido y no tenía como prioridad la dedicación a la escritura. Méndez se desmarca de las otras mujeres del Lyceum y orgullosamente proclama su superioridad intelectual al escribir poesía y al no tener un marido del que aprender literatura o ciencia. Sin embargo, no es cierto que fuera la única que escribía, ya que había otras mujeres poetas como Ernesti- na de Champourcin, Josefrna de la Torre o Carmen conde." Carmen Baroja también señala esta división entre las mujeres solteras y las casadas: "allí nos juntábamos todas o casi todas las mujeres que en Madrid habían hecho algo y que por ellas o por sus maridos tenían una representación" (89). Asimismo, las diferencias ideológicas y políticas eran grandes, ya que Baroja en sus memorias critica a las socias de doctrina comunista y, por ejemplo, de Margarita Nelken escribe que "se lanzó contra las burguesas amas de casa y las puso tibias", y que a ella en concreto le decía "que era una vaga, que por qué no trabajaba más, que

'O Champowcin reconoce que en los años veinte no era común que una mujer escribiera: "Las mujeres en esa época escribían poco, apenas nada. [..-]Esto pertenece a la chismo- grafía madrileña, pero tiene cierta gracia, sobre todo por su relieve en los cotarros masculinos. Según ellos, aquellos libros no podían. ser nuestros: éramos mujeres" (1996: 23). PILAR DE ZURIAURRE: DE LA MODEWIDAD A LA EVOCACIÓN saliera de casa" (105).11 Como se ve, en el grupo de las mujeres solteras e inde- pendientes intelectualmente había iui cierto rechazo hacia el modelo de mujer burguesa representado por Baroja o Zubiaurre. De hecho, el caso de Carmen Baroja resulta bastante similar al de Zubiaurre: ambas nacieron en una familia vasca tradicional en años cercanos -Carmen en 1883 y Pilar en 1884-, eran católicas, tenían dos hermanos famosos -Pío y Ricardo, y Ramón y Valentín respectivamente-, las relaciones con sus madres fUeron conflictivas debido a las ideas conservadoras de éstas, vivieron el am- biente intelectual de Madrid, viajaron al extranjero con sus hermanos, pasaban largas temporadas en sus casas familiares del País Vasco, publicaron artículos usando pseudónimos -aunque Carmen firmó también con su nombre-, cultiva- ron las artes decorativas forjando metales y no llegaron a desarrollar una carrera literaria o artística.'* Ahora bien, la similitud más relevante entre estas dos autoras nos la ofrecen sus textos autobiográficos, memorias en el caso de Baroja y diario en el de Zubiaurre, en los que exponen sus protestas por tener que acomodarse a las normas burguesas que limitan la libertad de la mujer. Las diferencias son, entre otras, que Baroja tuvo un matrimonio infeliz y que no partió al exilio como Zubiaurre. De las conferencias que se organizaban en el Lyceum, una de las más desta- cadas fue la que dio Rafael Alberti el 10 de noviembre de 1929, titulada "Palo- mita y galápago (¡NO más artríticos!)", en la que criticó a algunos escritores famosos, varios de ellos esposos de mujeres del ~~ceum.'~Pilar de Zubiame, como encargada de la sección literaria, y Ernestina de Champourcin, como secretaria de la misma sección, tuvieron bastante relevancia en este episodio.

11 Estas ideas las expuso Nelken en su libro La condición social de la mujer en España (1922), donde se lamentaba de que la mujer de la clase media sólo aspirara al matrimo- nio y le faltara una emancipación moral que la liberase de los convencionalismos (Quan- ce 105). 12 Cuando Zubiaurre se encontraba ya en el exilio, Carmen Baroja le escribió una carta en la que apuntaba precisamente sus semejanzas: "Leonardo Plaza me dio tu carta. No te puedes figurar el efecto agradable y al mismo tiempo melancólico que hizo. iRecordaba tantas cosas a1 recordarte a ti! El estudio de tus hermanos, el Lyceum, vuestra estancia en Vera en casa de Maximina, la vida y la juventud que más o menos de cerca o separadas tiernos vivido las dos. Ya sé que tienes un hijo que es un encanto y capaz de compensarte de todos los sinsabores que hayas podido tener. A mí me pasa lo mismo, tengo dos hijos con los que me considero pagada de todas las penas y créeme que han sido bastantes" (20 de julio de 1948). l3 Entre otros, Alberti atacó a Juan Ramón Jiménez, Ortega y Gasset, D'Ors, Mai-tínez Sierra, Díez-Canedo, Gómez de Baquero y Valle-Inclán (Alberti 285). Aíberti apareció vestido de payaso y acompañado por una paloma y un galápago. Muchas de las esposas de los autores "artríticos" decidieron abandonar la sala indignadas, y sólo unas pocas como Zubiaurre o Champourcin supieron com- prender la broma del poeta del Puerto de Santa Man'a. Alberti relata el episodio en sus memorias e indica que su propósito al pronunciar la conferencia era "comprobar la última cacareada inteligencia del bello sexo, su buena educación, su juventud, su valentía, [...] llevar un poco de animación a la Casa de Venus [...] y, sobre todo, declarar abiertamente la guerra al artritismo y a la parálisis infan- til, así como estudiar el espanto que produce en el alma misteriosa de la mujer la pedagógica amenaza de soltar una rata recién cogida por mí en una cloaca o letrina" (283). Alberti recoge también algunas de las Pases que varias mujeres pronunciaron en su contra durante su conferencia: ""Una especie de oruga, partidaria de Ortega. ¡Si esto es juventud, yo soy una vieja! La pizpireta con cara de tachuela rencorosa. ¡Hay que ver! iVenir a nuestra propia casa a insultar a las glorias nacionales!" (286). En estas palabras de Alberti se aprecia la sátira mordaz hacia algunas de las mujeres de más edad del Lyceum y quizás se pueda conjeturar una cierta burla hacia la actividad intelectual de la mujer, como se deduce de los propósitos que el popio poeta senala que tenia en su charla. Joy Landeira cree que los dos animales de los que se hablaba en la conferencia tenían un simbolismo antitético: la paloma representaría la juventud, mientras que el galápago la tradición antigna (29). Personalmente, considero que la palo- mita en realidad simboliza a la mujer escritora, mientras que el galápago sería el escritor varón "artrítico". El hecho de que Alberti quisiera matar a la paloma que llevó a la conferencia apoyaría la idea del rechazo del poeta hacia la mujer escritora. Alberti señala que al día siguiente a este acontecimiento volvió al Lyceurn a recoger la paloma y le dijeron que la tuvieron que matar porque la habían enconbado desfallecida. Alberti respondió con un "cómansela", y segui- damente en sus memorias añade: "¿Qué mayor gloria para una Palomita poetisa como la de ser devorada por otras poetisas?" (287). A pesar del rechazo a la mujer intelectual, Alberti agradece en varias ocasio- nes a las mujeres que permanecieron en la sala durante su charla, entre ellas Zubiaurre: "Aquí doy las gracias más efusivas a Pilar de Zubiaurre, Ernestina de Champourcin, Carmen Juan de Benito, Concha Méndez Cuesta, Pepita Pla y a otras cuyo nombre ignoro, sintiéndolo" (286).14 Por tanto, las mujeres que toma- ron la conferencia como ensayo vanguardista fueron las más jóvenes y las de ideas más avanzadas, como era Zubiaurre. Champourcin justifica de esta manera l4 Más adelante, Alberti vuelve a agradecer a Zubiaurre por su apoyo: "(Doy las gracias, otra vez, a Pilar de Zubiaurre)" (287). PILAR DE ZUBIAURRE: DE LA MODERNIDAD A LA EVOCACI~N

]a actuación de Alberti: "Las payasadas estaban a la última y quizás fue Rafael quien con más gracia adoptó la moda. La nueva corriente podía ser divertida o seria y muchos picamos alegremente cuando tocaba reírse y alborotar" (1984: 88). Sin embargo, también reconoce que fue ella la que después sufió las conse- cuencias del enfado de las otras mujeres (1996: 28). El ambiente de modernidad t.11 que se desenvolvía Zubiaurre lo describe Champourcin de esta manera: "Eran días de surrealismo, de jerséis rosas y azules, de compañeras que empezaban a ser deportistas, de alegres excursiones a la sierra, de asombro e indignación en las personas mayores ..." (1984: 87). Como apunta la poeta vitoriana, el Lyceum provocó el rechazo del sector más tradicional de la sociedad española. Por ejemplo, se negó a dar una conferencia allí, alegando: "A mí no me gusta hablar a tontas y a locas" (Rodrigo 1979: 135). Con este juego de palabras, el dramaturgo se burlaba de las socias del Lyceurn, considerándolas o incultas o demasiado modernas; segura- mente, estaría pensando en los dos modelos femeninos que se han apuntado anteriormente: las mujeres de lo$ escritores y las solteras respectivamente. Susan Kirkpatrick considera que "al ser un club social más que una profesión o trabajo remunerado, la afiliación al Lyceum no tenía por qué amenazar la identidad femenina de esposa y madre" (56-57). Sin embargo, los sectores más conserva- dores no lo vieron así, ya que aunque muchas de las socias estaban casadas y eran madres de familia, por primera vez aparecían de manera activa en el espa- cio público y el ámbito cultural, y las que pertenecían a la generación más joven apelaban a la libertad en el comportamiento, la forma de vida y la manera de vestir. Por lo tanto, suponían un peligro para el modelo patriarcal de la sociedad española del momento. Fue especialmente la Iglesia Católica la que atacó más duramente el Lyceum, ya que como señala Antonina Rodrigo, "era la primera asociación femenina que no estaba bajo el feudo de la sotanay'(1979: 135). Esta misma investigadora indica que en Iris de Paz, una publicación religiosa, se dedicaron en 1927 cuatro números consecutivos a criticar duramente el Lyceum, calificando a las socias de "mujeres sin virtud ni piedad", considerando la aso- ciación como una "verdadera calamidad para el hogar y enemigo natural de la familia" (1979: 136). Roberta Johnson apunta que hubo incluso parodias litera- rias del Lyceum, como la que Azorín realiza en la novela El caballero inactual (28).15 En definitiva, la participación activa de Pilar de Zubiaurre en el Lyceum

15 Para contrmestar los avances del liberalismo en la población femenina, la Iglesia creó diversas asociaciones que se dirigían específicamente a la mujer, como la Federación de Obreras Católicas o la Juventud Católica Femenina, que propugnaban un feminismo católico que "consistía esencialmente en un adorno del ideal tradicional" (Scanlon 221). muestra que fue una de las mujeres más progresistas respecto a la posición femenina en la sociedad y que estuvo inmersa en el ambiente cultural de España, conociendo personalmente a las figuras intelectuales más destacadas. Su com- portamiento en la conferencia de Alberti revela que, a pesar de que formaba parte de la generación mayor del Lyceum y era madre de familia, supo compren- der la tendencia vanguardista y rupturista de la cultura del momento. Además de en el Lyceurn, en 1928 Zubiaurre colaboró activamente en el pro- yecto de José Castillejos de fundar un colegio en que se ensefiaran dos idiomas extranjeros a los niños desde pequeños. El resultado fue la creación de la Escue- la Plurilingüe, que después se denominaría Escuela Internacional Española. Zubiaurre mandó a su hijo Leopoldo a estudiar en esta escuela y formó parte de la asociación de padres de familia. Éste es un ejemplo de sus ideas progresistas respecto a la educación, acordes con la Institución Libre de Enseñanza. Zubiau- rre siempre se preocupó por la situación de los niños desfavorecidos. Más ade- lante, en 1936, se hizo cargo de la dirección del Orfanato de San Ramón y San Antonio, ocupado por las milicias de Izquierda Republicana. Junto con varias amigas, se encargó de cuidar a cerca de trescientas niñas allí acogidas. También en México, a partir de los años cincuenta, colaboró en el mantenimiento de una escuela en una zona desfavorecida de la ciudad. Estas actividades demuestran el fuerte sentimiento maternal de Zubiaurre, que puso en la práctica ya desde joven al ocuparse de sus hermanos. Definitivamente, la Segunda República he un periodo de mejora sustancial de la vida de las mujeres en España, que lograron, entre otras cosas, el derecho al voto, la ley del divorcio y la presencia en el ~on~reso.'~A pesar de ello, todas estas reformas y avances femeninos suscitaron polémicas, incluso entre las propias mujeres, como la discusión parlamentaria sobre el sufragio femenino entre Margarita Nelken, que se mostraba en contra por temor al voto tradicional de la mujer, y , que defendía la postura contraria (Mangini 1995: 26). Lamentablemente, la victoria de Franco en 1939 cerró las puertas a los avances que las mujeres habían logrado durante la República. Así, Rmón Serrano Suñer decretó la suspensión del Lyceum, cuyo local se cedió a la Falan- ge Española, que lo reconvirtió en el Círculo Cultural Medina (Hurtado 1998b: 31).17 La Sección Femenina de la Falange, dirigida por Pilar Primo de Rivera, l6 Amparo Hurtado indica que Ernesto Giménez Caballero se lamentaba de estos avances femeninos escribiendo que "La República en España es el triunfo de la niña. Un éxito radicalmente femenino" (1998b: 3 1). l7 Roberta Johnson apunta que los nuevos ocupantes destruyeron los archivos del Ly- ceum (275). PILAR DE ZUBIAURRE: DE LA MODERNIDAD A LA EVOCACIÓN

fie la encargada de propagar el modelo de mujer franquista, basado en la domes- ticidad y la subordinación al hambre.'' Las mujeres que, como Zubiaurre, se exiliaron en México disfrutaron de una mayor libertad, pero sufrieron la pérdida de sus hogares y el alejamiento, en muchos casos de por vida, de su tierra y de sus familiares.

18 Estudios recientes sobre la Sección Femenina señalan las ambigüedades de la organi- zación. Por ejemplo, Jo Labanyi considera que sus líderes, a la vez que exhortaban a las mujeres a la domesticidad, dishtaban de un considerable poder público (76). Por su parte, Kathleen Richtnond piensa que la Sección Femenina poseía algunos principios modernizadores carentes en otros sectores reaccionarios del régimen. fianqzrista (121).