Guerra Y Justicia En La Villa Fronteriza De El Paso Del Norte 1659-1812
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GUERRA Y JUSTICIA EN LA VILLA FRONTERIZA DE EL PASO DEL NORTE 1659-1812 SAMUEL RICO MEDINA RESUMEN l propósito del ensayo es hacer una incursión a la historia de la justicia en la villa de El Paso del Norte durante la época virreinal, porque se considera que es una cuestión pendiente, Eque debemos tomar en cuenta para comprender la formación histó- rica de la cultura jurídica en esta área peculiar de frontera, desde la perspectiva braudeliana de la larga duración. Se analiza la práctica de las instituciones jurídicas idóneas (de- recho indiano) en su modalidad regional, por lo que en consecuen- cia se han de analizar las formas de resolución foral de conflictos judiciales, poniendo énfasis en los actores en quienes se delegaba la responsabilidad de administrar justicia. Este es un primer acer- camiento a la historia de las prácticas judiciales y su contexto espacial en esta zona de frontera de guerra. 1. INTRODUCCIÓN La historia de la justicia en la villa de El Paso del Norte durante la época virreinal es una cuestión pendiente, que se debe tomar en cuenta para comprender la formación histórica de la cultura jurídica en esta área peculiar de frontera, desde la perspectiva braudeliana de la larga duración. Braudel (1979) define magistralmente a la larga duración como: CHIHUAHUA HOY 2013 95 SAMUEL RICO MEDINA […] ciertas estructuras… dotadas de tan larga vida que se convierten en elementos estables de una infinidad de generaciones: obstruyen la historia, la entorpecen y, por tanto determinan su transcurrir… Pensemos en la dificultad de romper ciertos marcos geográficos, ciertas realidades biológicas determinadas coacciones espirituales: también los encuadramientos mentales representan prisiones de lar- ga duración (pp. 70-71) Para cumplir con este propósito, habrá que poner atención a la puesta en práctica de las instituciones jurídicas idóneas en su mo- dalidad regional, por lo que, en consecuencia, se han de analizar las formas de resolución foral de conflictos judiciales, poniendo énfasis en los actores en quienes recaía la responsabilidad de administrar justicia. Coincido con Traslosheros (2006, p. 1108), cuando consi- dera que los mecanismos de impartición de justicia en la sociedad novohispana siguen siendo, en algunos aspectos, un misterio por develar, más aun cuando hay mucha documentación que revisar y analizar en los diversos archivos judiciales. Este es un primer acercamiento a la historia de las prácticas judiciales y su contexto espacial en esta zona de frontera de gue- rra, con enormes vacíos de poder, donde se pusieron a prueba los dispositivos centrales de las autoridades virreinales. El contexto se refiere a relaciones y realidades análogas, ya que al hablar de El Paso del Norte no podemos soslayar sus vínculos con Nueva Viz- caya y Nuevo México y comparar algunos procesos con presidios y misiones de otras regiones del norte. Señala María del Refugio González (1983, p. 32) que el norte representa otra realidad de la Nueva España. La ausencia de asentamientos indígenas permitió la formación de grandes latifundios y, por ende, de señoríos “ricos e influyentes”. El periodo estudiado concluye en 1812, año en que se publicó la Constitución de Cádiz, de eminente corte liberal, que asestaría duros golpes al antiguo régimen y con ello marcaría el inicio de un nuevo ordenamiento jurídico, durante el proceso mismo de la lucha por la independencia. La transformación impulsada por los decretos emitidos por las Cortes gaditanas será de carácter irreversible, a 96 CHIHUAHUA HOY 2013 GUERRA Y JUSTICIA EN LA VILLA FRONTERIZA DE EL PASO DEL NORTE 1659-1812 pesar de que Fernando VII las disolvió y anuló su legislación el 14 de mayo de 1814, a tal grado que después sería incorporada en el Plan de Iguala del 24 de febrero de 1821, y en la primera Constitución Federal de 1824, cuando los congresistas de entonces, incorporarían también los aportes del código napoleónico y la Constitución de Filadelfia. 2. NUEVA ESPAÑA EN LA ÓRBITA DEL IUS COMUNNE El orden jurídico que reguló a la sociedad paseña durante el virreinato, es una estructura mental que hunde sus raíces en el derecho medieval por la vía de la moral tomista y del ius commu- ne, el cual era un derecho de juristas que, según Cruz Barney, se convirtió en el siglo XVII en el pilar de la compleja burocracia vi- rreinal (2011, pp. 256-257). Como grupo dominante, peninsulares y criollos instrumentarán el sistema de derecho español, basado en el siguiente orden de prelación: Leyes de Toro (1505); Ordenamiento de Alcalá (1348); Fueros municipales o fuero real; Las Siete Partidas de Alfonso X; y en los vastos cedularios de Indias, como la Nueva Recopilación de 1567. Como señala Margadant (1971, p. 47), las prácticas judiciales correspondientes adquirieron en cada región características singulares. Sin duda fue un derecho medieval eminentemente fragmentario y casuístico. En el derecho bajomedieval ocurrió una revolución jurídica en el siglo XI que tiene que ver con la sistematización del derecho canónico, que permitió a la Iglesia jugar en un papel más protagónico al transformarse en una corporación jurídicamente constituida. Al prevalecer el valor del derecho sobre la fuerza, el proceso judicial se humanizó. Por ejemplo, la ordalía sería sustituida por el juramento, los testigos y las pruebas materiales (Trasloshe- ros, 2006, pp. 1122-1123). En otra parte, dicho autor concluye que el desarrollo de procedimientos judiciales racionalmente orientados a garantizar equidad en la administración de la justicia, fue uno de los elementos más importantes de la revolución de los siglos XI y XII, que dio forma a la tradición jurídica occidental (Traslosheros, 2009, pp. 274). En el mismo sentido afirma Ivonne Mijares (1997, p. 30) que, para el siglo XI, bajo la doctrina cristiana, el contrato se CHIHUAHUA HOY 2013 97 SAMUEL RICO MEDINA consideró como la obra de personas humanas, libres de empeñar su fe y su palabra: así se estableció que todo acuerdo de voluntades debía quedar sometido a la ley cristiana de la caridad y la equidad. Los jueces indianos gozaban de gran libertad para fundamentar sentencias, siéndoles permitido salirse del marco de la ley y privi- legiar la costumbre, si estimaban que podía resultar injusta para un caso concreto (casuístico). A esto, como afirma Dougnac (1994, p. 14), se llamó arbitrio judicial, que era utilizado en los juicios cri- minales. Asevera Javier Barrientos (1993, pp. 26-29) que el derecho indiano se instituyó sobre tres elementos formativos: el derecho castellano, el derecho municipal indiano y los derechos indígenas, articulados sobre los moldes de la tradición jurídica del ius commu- ne, que penetró en la Nueva España a través de las Siete Partidas, magna obra humanística y doctrinal redactada bajo la dirección de Alfonso X, el Sabio –rey de Castilla entre 1256 y 1265–, por los traductores de la Escuela de Toledo, quienes habían estudiado en la Escuela de Bolonia (Cruz Barney, 2011, p. 111). De esa forma, el derecho común se hacía presente en los tribu- nales indianos, tanto por parte de los abogados como de los mismos jueces letrados, quienes recurrían a la invocación de la autoridad de los doctores que argumentaban según los criterios del ius comm- nune. Por su parte, Traslosheros plantea ( 2006, pp. 1109 y 1120) que el ordenamiento institucional no era monopolio del derecho y la justicia, sino que se sujetaba a criterios universales y comunes que iban más allá de la voluntad de las autoridades, por lo que la legiti- midad de todo el ordenamiento dependía lo mismo de la corona que de las múltiples experiencias judiciales. A diferencia de España, en los reinos provinciales de la Nueva España, la sustitución de los jueces populares por letrados no se alcanzó a conseguir,durante la época colonial, ni bien avanzado el siglo XIX, como apunta María de Refugio González (1995, p. 63). De acuerdo con Mario Góngora, los principios fundamentales del orden jurídico castellano se trasplantaron al derecho indiano, que a lo largo de su evolución histórica aplicó aquellas normas a las circuns- tancias especiales de los reinos americanos; no solo su ejemplaridad, sino en términos legales, con un carácter supletorio y subsidiario. En el fondo de la legislación indiana, siempre destacó el principio básico 98 CHIHUAHUA HOY 2013 GUERRA Y JUSTICIA EN LA VILLA FRONTERIZA DE EL PASO DEL NORTE 1659-1812 de equidad, derivado del derecho natural. No obstante, el derecho in- diano se desarrolló mediante refundiciones y adaptaciones de textos legales españoles, pero sin violar sus principios. Señala Bravo Lira (1999, p. 649) que las Indias se incorporaron a la “corriente viva del derecho común” al entrar a la “órbita del derecho romano-canónico”; ambos derechos, ultrumque ius, que fueron enseñados rigurosamen- te en las universidades hispanoamericanas. En este sentido afirma el iushistoriador medievalista Paolo Gros- si (2004, p. 227): […] el juez es el vínculo entre la ley y la sociedad que tiene su vida, su historia. En el mundo medieval, el juez tenía un arbitrium iudicis, es decir poder y equidad; equidad significa que la ley universal, general, abstracta debe ser cosa viva. Es el juez que permite a la ley abstracta ser cosa viva. Los tres personajes destacados en el derecho novohispano fue- ron el jurista litigante, llamado licenciado o letrado, que en España cayó en desuso, pero que en México ha sobrevivido al grado que “señor licenciado” sigue siendo una forma de cortesía. Los otros dos personajes característicos fueron el escribano y el notario. El escribano, era el amanuense indispensable del procedimiento escri- to, única forma de juicio practicado en las colonias españolas. Los escribanos novohispanos ya contaban con sus aranceles a partir de 1531. Esta “monomanía escrituraria” como la califica Weckmann (1996, p. 452), exigía que se registraran ante notario toda clase de actos, manifestaciones, tomas de posesión de tierras y oficios.