Iniciativa Con Proyecto De Decreto Por El Que Se Reforman Y Adicionan Diversas Disposiciones De La Ley Federal Del Trabajo
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INICIATIVA CON PROYECTO DE DECRETO POR EL QUE SE REFORMAN Y ADICIONAN DIVERSAS DISPOSICIONES DE LA LEY FEDERAL DEL TRABAJO. La que suscribe, DIVA HADAMIRA GASTÉLUM BAJO, Senadora de la LXII Legislatura del Congreso de la Unión en ejercicio de la facultad conferida en la fracción II del artículo 71 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y de los artículos 8, numeral 1, fracción I, 164 y 169 del Reglamento del Senado de la República, someto a consideración del Pleno de ésta H. Comisión Permanente, la Iniciativa con Proyecto de Decreto por el que se adiciona un párrafo al artículo 292, un artículo 293 Bis, se reforma el artículo 297 y se adicionan las fracciones III y IV al artículo 300, de la Ley Federal del Trabajo, al tenor de la siguiente: Exposición de Motivos La lucha es un deporte que remonta sus orígenes en Atenas donde su práctica se reducía a confrontaciones corporales entre dos gladiadores que culminaban con la muerte de alguno de ellos; posteriormente, esa actividad se convirtió en un deporte olímpico que prevalece en los Juegos Olímpicos modernos. Por su parte, la Lucha Libre, es una combinación de la lucha grecorromana con acrobacias y un tanto de teatralidad que, en el caso mexicana es elemento esencial para considerarla como un espectáculo completo. Aún cuando existen antecedentes procedentes de finales del Siglo XIX y principios del XX con exponentes y empresarios extranjeros, la práctica de la lucha libre en México se remonta a los años 30, en los cuales, el empresario Salvador Luteroth fundó la Empresa Mexicana de Lucha Libre, institucionalizando la práctica de este deporte; organización que prevalece en funciones hasta nuestros días bajo el nombre de Consejo Mundial de Lucha Libre. A pesar de que en la década en que comenzó a operar la empresa fundada por el Señor Luteroth se tiene registro de la práctica de lucha libre femenil, las pocas exponentes del momento eran de origen extranjero, siendo la deportista de origen texano, Natalia Vázquez1 la considerada como la primer luchadora de ascendencia mexicana que practicó este deporte de forma fortuita al suplir a una gladiadora estadounidense quien se había lesionado momentos antes de una función. No obstante que las participaciones de luchadoras extranjeras en México continuaron de forma esporádica durante la década siguientes, es hasta los años 50 en que se tiene registro de la participación de la mujer mexicana en la lucha libre, en un principio, de forma activa pero indirecta, ya que la colaboración de ellas se constreñía al acompañamiento de luchadores profesionales, tal y como sucedió con la denominada “Enfermera”, quien era la asistente del “Médico Asesino”. Es justo a mediados de esa década que surge la pionera de la lucha libre femenil mexicana: Irma González, gladiadora entrenada por luchadores de renombre y que, en poco tiempo se ganó un lugar en la historia del deporte debido a sus grandes y constantes logros. A partir de ese momento, la participación femenil en el pancracio se convirtió en una constante que encumbró a mujeres de la talla de Magdalena Caballero, Martha “La Sarapera”, Chabela Romero, Toña La Tapatía, “La Jarochita” Rivero, Irma Aguilar, Lola González, Martha Villalobos, las hermanas Moreno, “Lady Apache” y muchas otras más. La Lucha Libre se ha convertido en uno de los deportes más practicados del país y, de hecho, como espectáculo registra ganancias solamente superables por el fútbol soccer. De esta forma, sus practicantes, considerados como una categoría especial dentro de los deportistas profesionales, habían sido relegados durante mucho tiempo en cuanto a derechos laborales se refiere. Del análisis de dicha situación, en 1970 estudiosos del derecho convinieron en que era necesaria una regulación especial para deportistas en la Ley Federal del Trabajo, por lo que con ese impulso dogmático, aunado a la reciente celebración de los Juegos Olímpicos de México ’68, se concluyó el proceso con la creación del Capítulo X dentro del Título Sexto de dicho ordenamiento jurídico denominado “Deportistas Profesionales” y que se encuentra redactado de la siguiente manera: CAPITULO X Deportistas profesionales Artículo 292.- Las disposiciones de este capítulo se aplican a los deportistas profesionales, tales como jugadores de fútbol, baseball, frontón, box, luchadores y otros semejantes. Artículo 293.- Las relaciones de trabajo pueden ser por tiempo determinado, por tiempo indeterminado, para una o varias temporadas o para la celebración de uno o varios eventos o funciones. A falta de estipulaciones expresas, la relación será por tiempo indeterminado. Si vencido el término o concluida la temporada no se estipula un nuevo término de duración u otra modalidad, y el trabajador continúa prestando sus servicios, la relación continuará por tiempo indeterminado. Artículo 294.- El salario podrá estipularse por unidad de tiempo, para uno o varios eventos o funciones, o para una o varias temporadas. Artículo 295.- Los deportistas profesionales no podrán ser transferidos a otra empresa o club, sin su consentimiento. Artículo 296.- La prima por transferencia de jugadores se sujetará a las normas siguientes: I. La empresa o club dará a conocer a los deportistas profesionales el reglamento o cláusulas que la contengan; II. El monto de la prima se determinará por acuerdo entre el deportista profesional y la empresa o club, y se tomarán en consideración la categoría de los eventos o funciones, la de los equipos, la del deportista profesional y su antigüedad en la empresa o club; y III. La participación del deportista profesional en la prima será de un veinticinco por ciento, por lo menos. Si el porcentaje fijado es inferior al cincuenta por ciento, se aumentará en un cinco por ciento por cada año de servicios, hasta llegar al cincuenta por ciento, por lo menos. Artículo 297.- No es violatoria del principio de igualdad de salarios la disposición que estipule salarios distintos para trabajos iguales, por razón de la categoría de los eventos o funciones, de la de los equipos o de la de los jugadores. Artículo 298.- Los deportistas profesionales tienen las obligaciones especiales siguientes: I. Someterse a la disciplina de la empresa o club; II. Concurrir a las prácticas de preparación y adiestramiento en el lugar y a la hora señalada por la empresa o club y concentrarse para los eventos o funciones; III. Efectuar los viajes para los eventos o funciones de conformidad con las disposiciones de la empresa o club. Los gastos de transportación, hospedaje y alimentación serán por cuenta de la empresa o club; y IV. Respetar los reglamentos locales, nacionales e internacionales que rijan la práctica de los deportes. Artículo 299.- Queda prohibido a los deportistas profesionales todo maltrato de palabra o de obra a los jueces o árbitros de los eventos, a sus compañeros y a los jugadores contrincantes. En los deportes que impliquen una contienda personal, los contendientes deberán abstenerse de todo acto prohibido por los reglamentos. Artículo 300.- Son obligaciones especiales de los patrones: I. Organizar y mantener un servicio médico que practique reconocimientos periódicos; y II. Conceder a los trabajadores un día de descanso a la semana. No es aplicable a los deportistas profesionales la disposición contenida en el párrafo segundo del artículo 71. Artículo 301.- Queda prohibido a los patrones exigir de los deportistas un esfuerzo excesivo que pueda poner en peligro su salud o su vida. Artículo 302.- Las sanciones a los deportistas profesionales se aplicarán de conformidad con los reglamentos a que se refiere el artículo 298, fracción IV. Artículo 303.- Son causas especiales de rescisión y terminación de las relaciones de trabajo; I. La indisciplina grave o las faltas repetidas de indisciplina; y II. La pérdida de facultades. En su momento, la adición de ese capítulo fue un acto de vanguardia jurídica que propició modificaciones en las legislaciones de diversos Estados, ya que el motivo de las discusiones entre especialistas que concluyeron en la elaboración de esas disposiciones legales tenía que ver con dilucidar la existencia de una relación laboral entre deportistas y empresarios del rubro. Al respecto el Doctor de Buen señalaba: “…A pesar de no haber sido coincidentes las opiniones emitidas- nos dice – privó en todos el punto de vista laboral, al considerarse que en esa relación había el nacimiento de una relación de trabajo de índole especial, tanto porque el tipo de prestación del servicio queda sujeto a una subordinación técnica y económica distinta de la del trabajador obrero, como por la forma de pago que se establece y las condiciones fijadas precisamente en dicha prestación.”2 Y de esos análisis es precisamente que se desprende la existencia de una relación laboral en función de encontrarse dentro de alguno de los elementos que determinan la calidad de patrón y trabajador cuando de deporte profesional se trata: “Parte nuestra legislación de una realidad: los equipos deportivos dedicados al espectáculo son verdaderos negocios o empresas cuyos fines son preponderantemente económicos; el deporte se ejercita con ánimo de lucro; el jugador es un sujeto subordinado a los intereses del propietario y éste actúa como patrono con las ventajas de su calidad. Cuatro características distinguen este contrato especial: 1. El papel patronal asumido por el propietario de un equipo que contrata los servicios de un jugador; 2. El lugar de prestación del servicio; 3. El uso permanente que debe hacer el jugador del uniforme o “camiseta” como en términos comunes se llama a este; y 4. La dependencia directa y exclusiva que se establece entre la empresa o club deportivo y el jugador.” A pesar de que dicha inclusión en la Ley fue vanguardista en su momento y sirvió de parámetro para legislaciones de otros países, asentando la existencia de una relación laboral en este sector. Actualmente se encuentra detenida frente a los retos de una economía global cambiante en donde el otro Estado de Bienestar ha sido sustituido por un libre mercado en el cual cada individuo debe proveer lo conducente para su retiro pensando siempre en sus necesidades actuales.