M: DOLORES FERNANDEZ RODRIGUEZ

EL PENSAMIENTO PENITENCIARIO Y CRIMINOLOGICO DE RAFAEL SALILLAS

SANTIAGO DE COMPOSTELA 1 9 7 6 MONOGRAFIAS DE LA UNIVERSIDAD DE SANTIAGO DE COMPOSTELA

34 M: DOLORES FERNANDEZ RODRIGUEZ

EL PENSAMIEl\ITO PENITENCIARIO V CRIMINOLOGICO DE RAFAEL SALILLAS

SANTIAGO DE COMPOSTELA 1976 TRABAJO REALIZADO EN EL DEPARTAMENTO DE DERECHO PENAL, CRIMINOLOGL~ Y CIENCIA PENITENCIARIA

© UNIVERSl'DAD DE SANTIAGO DE COMPOSTELA

SECRETARIADO DE PUBLICACIONES DE LA UNIVERSIDAD DE SANTIAGO DE COMPOSTELA

ISBN 84-600-6919-2

Depósito legal: BU - 191 - 1976 PRINTED IN

Imprenta de Aldecoa, D~ego de Siloe, 18. - Burgos 19555 TRABAJO REALIZADO EN EL DEPARTAMENTO DE DERECHO PENAL, CRIMINOLOGIA Y CIENCIA PENITENCIARIA

© UNIVERS/'DAD DE SANTIAGO DE COMPOSTELA

SECRETARIADO DE PUBLICACIONES DE LA UNIVERSIDAD DE SANTIAGO DE COMPOSTELA

ISBN 84-600-6919-2

Depósito legal: BU - 191 - 1976 PRINTED IN SPAIN

Imprenta de Aldecoa, D:i,ego de Siloe, 18. - Burgos 19555 INDICE

Págs.

CAPÍTULO I

EL MUNDO INTELECTUAL DE RAFAEL SALILLAS

I. DETERMINACIONES PREVIAS ...... 13

II. LA FILOSOFIA Y LA CIENCIA EN LA EUROPA DEL SIGLO XIX. 14

l. EL KRAUSISMO 15

2. POSITIVISMO Y MATERIALISMO FILOSÓFICO-CIENTÍFICOS , , . , . . 17

A) Positivismo ...... 17 B) MateriaHsmo ...... 19 C) Su incidencia en las Ciencias naturales ...... 20 a) Biología ...... 20 b) Psicología ...... 22 e) Psiquiatría ...... 23

III. LA CIENCIA DEL DERECHO PENAL Y LA CIENCIA CRIMINO- LOGICA ...... 25

1. EL CORRECCIONALISMO 25

2. LA ESCUELA POSITIVA. NACIMIENTO DE LA CRIMINOLOGÍA 28

A) Antecedentes inmediatos: Escuela Cartográfica. Escuela Socialista ...... 28 B) Principales representantes 29

-5- Págs.

a) Lombroso ...... 29 a') Biografía ...... 29 b') Estudios pre-lombrosianos ...... 30 c'J Doctrina ...... 31 b) Garófalo ...... 36 a') El delito natural ...... 36 b') Sistematización delincuencia! ...... 37 c') El concepto de tenlibliidad ...... 37 c) Ferri ...... 37 a') Factores criminógenos ...... 39 b') Sistematización delincuencial . . . 40 c') Sustitutivos penales ...... 41 C) Postulados de la Escuela ... 42

3. ÜTRAS ESCUELAS CRIMINOLÓGICAS .. • • ...... , . .. • .. • .• 44 A) Escuelas francesas ...... 44 a) Escuela Sociológica ...... 45 bl Escuela del Medio Social ...... 45 e) Escu.ela de Jnterpsicología ...... 46 BJ Escuelas económicas ...... 47 C) Escuela alemana de Política criminal ... 48 D) Escuela austríaca ... 49

IV. LA CIENCIA PENITENCIARIA ...... 50

l. EL l\.'.l;DVIMIENTO DE REFORMA PENITENCIARIA ...... • , • •. . .. • 50

2. APARICIÓN DE LOS SISTEMAS PENITENCIARIOS: SISTEMA DE FILADELFIA. SISTEMA DE AUBURN. SISTEMAS PROGRESIVOS , •• • . . . . . •. , .. • 52

3. PROBLEMÁTICA ESENCIAL PLANTEADA .. . , • , • , • . .. , • , 54

4. LITERATURA PENITENCIARIA . . • •• , • .. . . • , •• , .. • , • •. , 55

V. LA ESPAÑA DECIMONONICA 55

l. CONSIDERACIONES GENERALES 55

2. LA CIENCIA DEL DERECHO PENAL Y LA CIENCIA CRIMINOLÓGICA 56 AJ El Correccionalismo y su peculiar desarrollo en nuestro suelo ...... 56 B) Las primeras huellas criminológicas: Cubí y Soler. P. F. Monlau ...... 60

-6- Págs.

3. LA CIENCIA PENITENCIARIA ...... , ... 62 A) Estado de la& prisiones españolas en los comienzos del siglo ...... 63 B) El sistema del Coronel Montesinos y su importancia en la Reforma penitenciaria española ...... 64 C) Legislación penal relativa a las penas privativas de libertad. 66 D) La literatura penitenciaria y sus principales representantes. 68

CAPÍTULO II

VIDA Y OBRA DE RAFAEL SALILLAS

I. BIOGRAFIA ...... 75

II. APORTACION BIBLIOGRAFICA ...... 84

l. ÜBRAS PENITENCIARIAS • . . . . . • ...... 85

2. ÜBRAS CRIMINOLÓGICAS •. , •.. 85

3, ÜBRAS HISTÓRICO-CRÍTICAS , •. 87

4. ÜTRAS OBRAS 87 5. PRÓLOGOS ... 88

CAPÍTULO III

PENSAMIENTO PENITENCIARIO

I. DETERMINACIONES PREVIAS ... 91

II. APORTACION PENITENCIARIA ... 95

l. PRESIDIO 95

2. RÉGIMEN' CELULAR ...... , ...... 96

3. TRABAJO PENITENCIARIO ...... 98 A) Colonias agrícolas. Ventajas ...... 98 B) Colonización penal ...... 99

4. CLASIFICACIÓN PEN.ITENCIARIA ... 100

5. INSTRUCCIÓN ...... • 103

6. PERSONAL PENITENCIARIO •.. 103

-7- Págs.

CAPÍTULO IV

PENSAMIENTO CRIMfNOLOGICO

I. DETERMINACIONES PREVIAS 107

l. TEORÍAS ANTROPOLÓGICAS . • . • • • • • • . • • ... • ..... 108 A) Teoría ·a.távica ...... ,. 108 B) Teorías degenerativas 109 C) Teorías patológicas ...... 110

2. TEORÍAS SOCIOLÓGICAS •. . .. , . , • . . . • ...... , .. , 111 A) Teorías antropo-sociológicas 111 B) Teorías sociológicas1 ...... 112 C) Teorías sooialistas ...... 112

II. DOCTRINA CRIM~NOGENETICA DE RAFAEL SALILLAS 113

l. PERÍODO POSITIVISTA-LOMBROSIANO •••....••...•.. 113 A) Introducción del positivismo criminológico en España 114 B) Defensa de la Escu;ela positiva ...... 114 a) La Antropología y el Derecho Penal 115 bl El método positivo ...... 115 C) Temas de estudio ...... 116 a) Tipos criminológicos ...... 116 a') Tipo patológico. Degeneración ...... 116 b') Tipo instintivo. Delincuente nato ... 117 b) Factores influyentes. Antecedentes personales ...... 118 c) Regicida ...... 118 a') Clases ...... 121 b') Psicología ...... '...... 121

2. APORTACIÓN CRIMINOLÓGICA DE RAFAEL SALILLAS 123 A) Determinaciones previas 123 B) Teoría criminológica de R. Salilias ...... 124 al Objeto ...... 124 b) Método ...... 124 c) Fuentes ... 126 d) Conceptos fundamentales 126

-8- Págs ..

a') Hampa ...... , .... ,, ...... 127 a") Vagancia y parasitismo social ...... 123. b") Picardía ...... 128 c") Hampa y gitanismo ..... , ,., ,,, ... 129 b') Nociones básicas ...... 130- a") Base física ...... 130> b") Base nutritiva ...... 131 a'") Nutrición y generación ...... 132 e" BaS1e psíquica ...... 134 d") Leyes básicas: tey de la acumulación, Ley de asociación, Ley de los sobrantes, Ley de los deficientes, Ley de subordinación ...... 136' e') Nomadismo y sedentarismo ...... 139 a") Diferencias físJ_cas y psíquicas ...... 140 b") Caracteres del nomadismo ... 141 e) A modo de conclusión ...... 142

C) Sistematización del pensamiento criminológico de Salillas a la luz de sus teorías básico-bio-sociológica y criminológica. 144 a) El delincuente español .,, ,,, ,,, 144 a') Degeneración ...... 144 b') Normalidad y anormalidad ...... ,, ...... 149· a") Acción normal y acción anormal ...... 149 b") Tipo normal y anormal ...... 150' e") Lo normal y lo patológico ...... 15Z e') Locura moral ...... 156 b) Caracteres del delincuente español 159 a') Caracteres físicos ...... 159 a") Sobriedad bromatológica ...... 162 b") Sobriedad cosmetológica ...... 162 c") Insensibilidad física ...... 162 b') Caracteres psíquicos ,, . . ,, ,, , ,, , . . . ,, , ... 164 a") Imprevisión ,, , ...... ,, , ,, ..... ,, ,, . 164 b") Indiferentismo ..... , ,,, ,,, ,,, ... ,,, ,,. 166 c") Fatalismo ...... , ,, , ,, ...... 166. · c) Actitudes sociales del delincuente español 167 a') El lenguaje delincuente ...... 167 a") El lenguaje. Concepto básico ... 168 b") La jerga, Concepto .,, ...... ,, 170 e") La jerga y las lenguas primitivas. Onon1atope- yas y automatismos. Arcaísmos. Pobreza lexi- cográfica y riqueza de sinónimos ...... 171- d") Carácter principal de la jerga: el disimulo. 172 e") La jerga española. Origen y caracteres ...... 173.

-9- Págs.

a'") El disimulo y sus formas ...... 173 b'") Peculiares modos representativos. Califi­ cación por atributos. Simplicidad de las representaciones. Exageración de las re­ presentaciones ...... 174 e'") Carácter asociativo. Jerga y Germanía. 174 f") Psicología y sociología de la jerga española. Sociedad normal y Germanía ...... 175 a'") Diferenciación por la índole representa- tiva. Conceptos anatómico, fisiológico, psicológico, sociológico, jurídico y de- lincuente ...... 176 b"') El tipo mental del delincuente en la jerga ...... 177 b') El tatuaje delincuente ...... 179 a") El tatuaje. Origen y desenvolvimiento ... 179 b") La personalización, carácter principal del tatuaje ...... 180 c") El tatuaje delincuente ...... 182 a'") caracteres: Precocidad, simbolismo . . . 182 b'") Manifestaciones simbólicas: Lemas, Je­ roglíficos, Alegorías ...... 183 c'") Causas: Atavismo, imitación, ocio, ven- ganza, religión, amor ...... 185 d'") Conclusiones ...... 188 d") El tatuaje en los delincuentes españoles 189 a"') Causas ...... 190 b'") Conclusiones ...... 190

d) El delito. Factores individuales .. . 192 a') La edad ...... 192 b') La edad y el delito en España 195 a") Criterios metodológicos ...... 196 b") Conclusiones ...... 198

CONCLUSIONES ...... 201

-10 - CAPITULO I

EL MUNDO INTELECTUAL DE RAFAEL SALILLAS CAPITULO I

EL MUNDO INTELECTUAL DE RAFAEL SALILLAS I. DETERMINACIONES PREVIAS

El estudio crítico de la personalidad y, en especial, de la obra de RAFAEL SALILLAS no puede emprenderse haciendo abstracción del momento y medio histórico-cultural del que son fruto; no sólo por ser genérico e insustituible instrumento de comprensión de toda labor científica y humana, sino por la importancia intrínseca del mismo. Como decía BERNALDO DE QuIRós, la Historia como la Naturaleza no camina a saltos, sus eras conservan las improntas de sus prede­ cesores 1. De igual modo, la generación de toda nueva idea no es es­ pontánea sino causal. Causalidad entendida no como necesariedad de un resultado, sino de determinadas y previas condiciones que se califican, por ello, de imprescindibles para su producc.ión. En este sentido, el nacimiento de la Escuela positiva y el concomitante de la ciencia criminológica, de la que RAFAEL SALILLAS constituye en nues­ tro país el más señalado representante, no es un hecho contingente sino supeditado broche de una cadena eslabonada de renovadas ideas filqsóficas y científicas elaboradas durante el siglo x1x. La época decimonónica fue de gran ebullición científica. En ella se vieron socavadas numerosas creencias religiosas establecidas y los filósofos tuvieron que hacer un desesperado esfuerzo para adaptarse a los nuevos puntos de vista y evitar el divorcio pretendido por los científicos. A principios de siglo surge en Alemania el krausismo que, si bien pasó entonces inadvertido como movimiento filosófico, pos­ teriormente produciría una de las teorías sobre la pena más rele­ vantes y discutidas de toda la historia del Derecho penal. Como reac-

l. Cfr.: C. BERNALDo DE QuIRós, Las nuevas teorías de la criminalidad, 2.n edición, Reus, Madrid, 1908, pág. 15.

- 13 - ción frente al Idealismo, contemporáneo de la filosofía krausista y dominante hasta entonces, surgen el Posltiv.ismo y Materialismo teo­ rías que, al extender su influencia a todos los ámbitos, devinieron ver­ daderas actitudes calificadoras de su tiempo. Bajo su imperio se desiste de la especulación como finalidad, se adopta en el terreno científico una postura práctica no admitiendo más conocimiento que el empírico y se hace credo de la evolución y progreso de la Humani­ dad. El antiguo evolucionismo filosófico es resucitado y, desplazado al campo de la ciencia, alcanzaría su confirmación al ser aplicado a la Biología dando lugar al transformismo. con la común adopción del nuevo método positivo, combinación efi­ caz de observación, razonamiento lógico y experimentación, toma nue­ vo rumbo la Psicología, la Psiquiatría y la Sociología. El Derecho penal encuentra en los postulados materialistas y positivistas la vía de superación del dualismo hombre-mundo y de satisfacer la necesidad, sentida por vez primera por la Escuela positiva, de descender del estudio objetivo y abstracto del delito al subjetivo y concreto del delincuente encuadrado en el complejo sistema de determinaciones ambientales, físicas, sociales y culturales. Se introduce así en la histor.ia de las Ciencias la Criminología y se inicia una nueva etapa en la Ciencia Penitenciaria, sometida desde principios de siglo a una profunda reforma. El estudio, pues, de este verdadero caldo de cultivo de la obra salillana se nos presenta como deber ineludible si queremos valorar su significado en el contexto de su tiempo y su influencia en la mo­ derna investigación del delito. A este deber responde el Capítulo I que, aunque se concrete, por obvias limitaciones, a los movimientos ideológicos y científicos integrantes de ese medio, abarcará la singu­ lar forma de éste en nuestro suelo lo que servirá para esclarecer su propia peculiaridad.

II. LA FILOSOFIA Y LA CIENCIA EN LA EUROPA DEL SIGLO XIX

El siglo x1x está en sus comienzos bajo el signo del Idealismo, especialmente el d,ialéctico de HEGEL, que había llevado a sus últimas consecuencias la orientación iniciada por DESCARTES. Las exagera­ ciones de esta corriente filosófica provocarían el nacimiento del Po-

-14- sitivismo y Materialismo, movimientos que por su extraordinario. significado, y a pesar de la arbitrariedad que por lo común supone la sincronización de cualquier tipo de filosofía, pueden ser identifi­ cados con la pasada centuria. Dentro de ésta merece también des­ tacar el Krausismo, no tanto por su importancia intrínseca como por el relieve que alcanzó al incidir en el campo del Derecho penal..

L EL KRAUSISMO

El movimiento filosófico krausista 2 es de calificación difícil, no· solamente por el sincretismo que lo informa y por la frecuencia con que KRAUSE esgrime criterios de direcciones filosóficas de ardua conjugación, sino también por la personal y oscura terminología que 3 utiliza el fUndador en su elaboración • Tales quiebras del sistema filosófico aludido, determinaron una. escasa difusión del mismo en el país de origen y a la que contribuyó. la coincidencia de su aparición con el momento de mayor auge y expansión de los sistemas de Kll.NT, FICHTE, SCHELLrNG y HEGEL de muy superior entidad y trascendencia. Toda la construcción de KRAUSE se integra en un intento, no siempre afortunado, de síntesis del subjetivismo de KANT y FlCHTE con el absolutismo de SCHELLING y HEGEL. KRAUSE había sido, en la Universidad de Jena, discípulo de FrCHTE y de SCHELLING y en su obra se percibe con nitidez la influencia de KANT, del que se consi-. deraba continuador. Ha puesto de relieve VERDRoss 4 la evidencia de

2. KARL CHRISTIAN FRIEDRICH KRAUSE nació en 1781 (Eisenberg) y murió en 1832 (Munich). Es:tudió Filosofía en Donndorf, Altenburgo y Jena. Ejerció funciones docentes en BerUn y Gotinga, abarcando con su copiosa produc­ ción literaria no sólo temas filosóficos, sino también, y con desigu-al fortuna, 'cuestiones de las ciencias especiales. De entre sus más significadas obras cabe aludir a las siguientes: Grundriss der historisches Logik (Jena, 1803), Entwurf des Systenis der Philosophie (Jena, 1804), Das Urbild der Menschheit (Dresdre, 1811) y Abriss des Systems der Rechtsphiwsophie (Gotinga, 1828). Después del fallecimiento de KRAUSE, y en virtud de las gestiones de sus discípulos, se publicaron otras obras d.el maestro, entre las que cabe mencionar Das System der Rechtsphilosophie (Leipzig, 1873). 3. En este sentido, vid.: N. M. LóPEZ CALERA, En torno al concepto del Derecho en K. Ch. Fr. Krause, en Anales de la Cátedra Francisco Suárez, Universidad de Granada, 1962, n.º II, fase. 2, pág. 372. 4. Vid.: A. VERDRoss, La Filosofía del Derecho del mundo occidental, tra­ ducción de M. de la Cueva, Centro de estudios filosóficos de la Universidad_ Nacional Autónoma de México, 1962, pág. 277.

- 15 - ·esta inspiración, que se percibe ya en su conceptuación del Derecho: conc.ibe el orden jurídico integrado por un conjunto de condiciones sociales necesarias para que el ser humano pueda alcanzar su des­ tino, condiciones que dependen de la voluntad humana y que deben cumplirse a fin de que el hombre pueda alcanzar su finalidad ética. KaAUSE, además, se encuentra plenamente integrado en la filo­ sofía del idealismo romántico alemán, que históricamente venía de­ terminado por el acusado individualismo de las filosofías raciona­ listas y liberales del Aufklarung y de la Ilustración. Como ley vital que se manifiesta inexorablemente en todos los órdenes del Cosmos, afirma KRAUSE que en la vida de todo ser, y du­ rante sus primeras etapas, éste se desarrolla al amparo de otro ser más acabado, más completo, cuya energía le brinda la protección que él necesariamente precisa para su evolución. Afirmaciones todas que en su momento acogería RoEDER en la elaboración de su con­ cepto de la tutela jurídica, del correccionalismo en definitiva, que no habría de suponer más que la incidencia de la filosofía kraus.ista en el mundo penal y penitenciario como veremos en su momento. La más significada elaboración del pensamiento krausista surge en el ámbito de la Filosofía del Derecho, que antepone en trascen­ dencia a la Filosofía Moral ya que -afirma- es necesario que exista un orden jurídico en la sociedad como presupuesto para que cada uno pueda dirigirse sin trabas de ninguna clase a su perfección moral. En materia estrictamente jurídica, se califica la obra de KRAUSE por su extraordinaria concisión. Se limita al establecimiento de los pos­ tulados fundamentales de su sistema, sin acometer su desenvolvi­ miento '. Desarrollo de los principios fundamentales del pensamiento krausista que posteriormente sería llevado a cabo, en el ámbito de la Filosofía del Derecho, por AHRENS y, en el área del Derecho penal y Ciencia Penitenciaria, por RoEDER. Cabe destacar, por otro lado, que el krausismo tiene tina dimen­ sión más cultural e ideológica que estrictamente científica, lo que repercute claramente en la extraordinaria dificultad que ofrece la especificación de los puntos basilares del sistema. Finalmente, quizá la nota más característica que pueda atribuirse al movimiento de KRAUSE sea la escasa relevancia que ostentó en Alemania y ello en parte condicionado, como ya hemos puesto de relieve, por su coincidencia histórica con otros sistemas filosóficos

5. Vid.: RoIVIERo y GIRÓN, Introducción a su traducción de la obra de ROEDER, publicada en Madrid (1875) bajo el título Estudios sobre Derecho p0nal y sistemas penitenciarios, pág. 19.

- 16 - de superior contenido. Sin embargo, fuera de su país natal, y más concretamente en España, el krausismo gozó de gran fortuna en determinados momentos.

2. POSITIVISMO Y MATERIALISMO FILOSÓFICO-CIENTÍFICOS

Estos movimientos son, como ya hemos apuntado, los que ver­ daderamente cualifican el pasado siglo. A) Con pretensiones de vinculación a KANT y enraizado en el empirismo inglés aparece el Pos¡tivismo, filosofía que como apunta 6 MONDAN MANERO: "casi deja de ser tal al renunciar a la metafísica" • Para KANT todo conocimiento científico debía basarse sobre una in­ tuición empírica si bien no consideraba único este tipo de saber. Sigue estas huellas el Positivjsmo pero da un paso más no admi­ tiendo otro conocimiento que el empírico; hermana cientificidad y cognoscibilidad empírica y toma posición frente a la Metafísica por la imposibilidad de conocer sus objetos. Reconoce como única sus­ tancia del conocimiento humano cjentífico los hechos y sus relaciones mutuas, es decir, lo positivo y reduce la filosofía a una teoría o 7 metodología general de las ciencias • Con la aparición del positivista Auguste COMTE (1798-1857) la fi. losofía francesa va a superar a la alemana, ostentadora con el Idea­ lismo de un abrumador dominio, y a influir en ella insertándose la aportación francesa con este autor en la corriente filosófica europea post-idealista. Dos son las principales preocupaciones de COMTE: una nueva es­ tructuración metodológica del saber y la formulación de un nuevo concepto de sociedad, objeto también de una nueva ciencia. En 1830 publica el primer volumen de su Cours de philosophie en el que formula la célebre "ley de los tres estados" 8 por los que atra-

6. Cfr.: M. MONDAN MANERO, Historia de la Filosofía, Anaya1 Salamanca, 1968, pág. 264. 7. Filosofía y Ciencia Positiva tendrán como común y negativo denomi­ nador a la Metafísica. La primera en cuanto que se opone a ella por la im­ posibilidad de aplicarle el método positivo; la segunda en cuanto que deli­ beradamente prescinde de toda problemática supraempírica. 8. De indudable filiación evolutiva hegeliana, en opinión de Julián MARÍAS (Biografía de la Filosofía, 2.'• edición, Emecé, Buenos Aires, 1956, pág. 245 y s.), aunque en ella -puntualiza- el logicismo de Hegel es sustituido por un

- 17 -

2 viesa la historia del espíritu humano : a) mitológico-teológico en el que el hombre hace depender los fenómenos naturales de la voluntad de poderes personales superiores; atribuciones sucesivamente fetichis­ tas, politeístas y monoteístas; b) en un segundo período me1tafísico, el antropomorfismo es sustituido por cualidades o entidades abstractas denominadas naturalezas intrínsecas, esencias o alma; c) en la ter­ cera fase positiva, el hombre renuncia a encontrar lo absoluto y co­ noce cual es la esencia y misión del saber humano. Ahora se limita este saber a lo "positivamente dado", lo que es aprehensible expe­ rimentalmente, lo que es real y no ficticio. Las esencias son susti­ tuidas por hechos, las causas por leyes, la deducción apriorística por la comprobación experimental y la metafísica por la ciencia. Así como DESCARTES absorbía todas las ciencias en la filosofía,. CoMTE diluye ésta en las ciencias en cuanto genérica epistemología y metodología, y realiza una nueva clasificación de las ciencias en la que propone como base metódica la Matemática y cuya principal novedad radica en la elevación de la Sociología a una ciencia física. El positivismo inglés, que tiene marcados antecedentes en el em­ pirismo de HUME, el utilitarismo y el asociacionismo del siglo xvm, sigue la misma dirección del francés aunque con un marcado viso psicológico. En su obra A Sistem of logic, Rationative and Inductive (Londres,. 1843), John STUART MILL (1806-1873) eleva la Psicología, excluida de la clasificación comtiana, a la categoría de ciencia positiva y, rev,i­ sando la metodología de BACON DE VERULAMIO, propone cuatro reglas con las que pretende sistematizar la labor experimental de la ciencia positiva'· La base fundamental y común de todas ellas es el paso de datos particulares a proposiciones generales, es decir, lo sustancial de la inducción propugnada por los pos.itivistas. naturalismo metódico que le llevará, en última instancia, a la idea de la. física social. 9. Estas reglas son: a) método de la concordancia: si consideramos un fenómeno y sus circunstancias antecedentes y cambiamos todas éstas menos, una, se puede afirmar que ésta es la causa del fenómeno; b) método de la diferencia: si al quitar una circunstancia antecedente desaparece e1 fenómeno. ésa es la causa del mismo; e) método de los residuos: si en la observación experimental de un fenómeno hay una parte cuya causa es ya conocida, el resto del fenómeno experimentado debe ser efecto de un antecedente hasta ese momento desconocido; ._d) método de las variaciones concomitantes: si. un fenómeno varía en función de otro, puede afirmarse que tal fenómeno es efecto del segundo. La base fundamental de estas reglas es el paso de datos particulares a proposiciones generales, o sea, lo sustancial de la inducción_

-18 - Por su parte, Herbert SPENCER (1820-1903) en su teoría del cono­ cimiento, a diferencia de STUART MILL que pretende fundamentar empíricamente en la experiencia del individuo los primeros princi­ pios de la lógica y de las ciencias, intenta justificar el carácter apa­ rentemente a priori de dichos principios mediante la idea de la evo­ lución. La evolución no es para SPENCER un resultado de ideas o leyes como en HEGEL, sino la esencia misma de toda la naturaleza. Las verdades y valores no son más que hábitos genéricos heredados que van mejorando progresivamente; de ahí que sean apriorísticas relativamente en cuanto al individuo pero no respecto a la huma­ nidad. A pesar de que la publicación de sus Principios de Psicología (1852-1857) es anterior al Origen de las especies, su defensa de la evolución no tuvo el eco que pocos años después lograría la obra darwiniana.

B) Las circunstancias que produjeron la filosofía positivista se­ rían el origen, también, de la materialista. Rechaza ésta la filosofía teorética y sigue la dirección implantada por el positivismo de co­ nocer, dirigir y transformar la realidad. Con un claro antecedente en el materialismo de la Ilustración (LA METTRIE, HOLBACH) y en una época que ya sugería la nueva co­ rriente por su gran predominio técnico e industrial, el materialismo fue erigido en teoría consciente por los hegelianos denominados "de izquierdas" desde un punto de vista sociológico y por los científicos alemanes desde el científico-técnico. El materialismo histórico y dialéctico representado por Carlos 10 MARX , (1818-1882), acepta como uno de sus elementos fundamen­ tales la contraposición dialéctica hegeliana de tesis, antítesis y sín• tesis. Ahora bien, la filosofía marxista aceptando el método rechaza la metafísica de HEGEL, enlazando en este punto con FEUERBACH. HEGEL supeditaba la naturaleza al concepto, FEUERBACH el concepto a la naturaleza, a lo individual, desembocando así en el materialismo. El antropologismo de este autor, de carácter empírico, creó una base para las ideas revolucionarias de MARX que pronto llegó a consecuencias más radicales. El hombre era para FEUERBACH una abs­ tracción; para MARX no había más que individuos concretos que alienan con el trabajo su poder y su derecho al Estado al que es necesario suprimir, lo mismo que la Religión, para recuperar la esencia colectiva de la sociedad. El punto de vj.sta psicológico y

10. Aunque la filosofía de MARX se denomine hoy habitualmente "mate­ rialismo dialéctico", Norberto BOBBIO señala cómo esta expresión no es de MARX sino de ENGELS (Da Hobbes a Marx, Morano Editore, Napoli 1965, pág. 240).

- 19 - antropológico de FEUERBACH es sustituido por el económico y so­ ciológico determinantes ambos, según MARX, de la Historia de la 11 Humanidad • En Alemania penetra el materialismo de la mano de LAvorsIER con su demostración del pr,incipio de conservación de la materia y dominaría el segundo tercio del siglo. Los primeros paladines, MOLES­ CHorr, BüCHNER y Voor, basaron su filosofía de un modo definitivo sobre los resultados de la ciencia, especialmente de la Fisiología. Su doctrina se resume en la afirmación del devenir constante del mundo y la reducción de lo anímico a mera función del cerebro. Se inic;ia así, concretamente con Die Kreislauf des Lebens (1852) de MoLESCHOTT, en la que formula su credo filosófico de negación de toda libertad y de toda responsabilidad moral, la corriente deter­ 12 minista que habría de desembocar en la famosa teoría de LoMBRoso •

C) La influencia positivo-materialista en las ciencias biológicas fue decisiva:

a) S;i los cambios científicos operados en el siglo xrx fueron extraordinarios, desde el punto de vista filosófico ninguno produjo 13 una transformación tan revolucionaria como el evolucionismo • Tuvo su primera manifestación con las hipótesis de LAPLACE sobre las ne­ bulosas pero su verdadero triunfo se produjo al ser aplicada a la 14 biología dando lugar al "transformismo" •

11. La propiedad privada que en HEGEL constituía la base de la sociedad civil es considerada en la nueva filosofía como un vicio que es preciso eliminar para que coincidan los fines del individuo y de la sociedad. La filosofía, pues, no debe contentarse -critica MARX a FEUERBACH- con explicar la realidad adoptando una postura pasiva, sino que ha de intentar cambiarla; es necesa­ ria la transformación del orde11 social que se producirá por la ley de desarrollo interior que el mismo lleva implícito. Llegaba MARX así a la concepción ma­ terialista de la Historia, siendo el suyo un materialismo no mecanicista sino sujeto a una dialéctica de actividad. 12. Aceptando el materialismo en cuanto método de investigación, lo critica LANGE duramente en su Geschichte des Materialismus (1866) como sis­ tema metafísico y como concepción filosófica del mundo. 13. La idea del proceso evolutivo de la naturaleza se remonta a los filó• sofos griegos y durante siglos fue relegada por los naturalistas al terreno de la Filosofía. 14. Teoría consistente en defender que todas las especies de los seres vivos proceden por evolución de una o varias especies originales. Es una clara reacción contra la teoría fixista que afirmaba que las especies taxonómicas son inmutables y, por tanto, que cada especie provenía de una pareja originaria con las mismas características esenciales.

-20 - A princ1p10s de s~glo LAMARCK (1774-1829) publicaba La filosofía zoológica en la que exponía por vez primera una teoría lógica del transformismo, atribuyendo la causa de la evolución a la herencia acumulativa influida por las condiciones ambientales. Esta idea direc­ triz de la acción directa del medio fue acogida por numerosos natura­ listas y contribuyó a preparar un amb,iente favorable a DARWIN. La publicación de El origen de las especies es, sin duda, uno de 15 los hitos científicos más importantes del siglo xrx • Su autor, DAR­ 16 WIN , manifiesta que la lectura de la obra de Thomas Robert MAL- THuS' (1766-1834) Ensayo sobre la población, publicada en 1798, fue el punto inicial de su teoría. Siguiendo el espíritu positivista domi­ nante en la época, comenzó DARWIN (1809-1882) a realizar un gran acopio de datos experimentales aprovechando los viajes que a bordo del Beagle realizó durante cinco años; éstos servirían de base para la formulación de su teoría. La idea directriz de la misma se resume en la afirmación de que la causa principal del origen y evolución de las especies es una selección natural de los seres poseedores de los denominados por él "valores de supervivencia", a su vez hereditar ríos 17 y resultante de la recíproca eliminación de los menos aptos en la lucha por la vida y el apareamiento sexual. El éxito de esta teoría fue tal que, como señala DAMPIER "el darwinismo cesó de ser una teoría científica de ensayo para convertirse en un sistema filo­ 18 sófico, casi una religión" • La teoría de DARWIN fue combatida y aclamada. Entusiastas par­ tidarios fueron HuxLEY, HAECKEL, MüLLER y SPENCER el cual, como

15. On the Origin of Species by means oj Natural Selection or the Pre­ servation of Favoured Races in the Struggle for Lije (1859). Esta obra vino a conmover la, hasta entonces, admitida fijeza de los tipos biológicos (pluralismo polifiléctico) por un desarrollo ininterrumpido de todas las especies a partir de una única célula primitiva (evol\ución monofilética) introduciendo en Bio­ logía un nuevo concepto fundamental: el concepto de evolución . .Incluye DARWIN al hombre en esta evolución en su segunda obra The• descent of man and Selection i'n relation to sex (1871). De esta manera, igual que CoPÉRNico había quitado a la Tierra su carácter de centralidad del Universo, el hombre se ve privado por DARWIN de su situación de privilegio y situado en la serie de los animales como una especie más. 16. Sobre la vida y obra de DARWIN, vid. especialmente: Johannes HEMLE­ BEN, Darwin, Alianza Editorial, Madrid, 1971, y BARNETT y otros, Un siglo des­ pués de Darwin (vol. I La evolución, vol. II El origen del hdmbre), Alianza Editorial, Madrid, 1970. 17. DARWIN sigue con ello la idea de LAMARCK acerca de la herencia de los caracteres adquiridos por la acción del uso o del desuso. 18. Cfr.: W. C. DAMPIER, Historia d'e la Ciencia, traducción de L. Bravo Gala de la 3: edición inglesa, Aguilar, México, 1950, pág. 403.

- 21- hemos visto, utilizó antes que DARWIN el concepto de evolución y vió confirmadas con las experiencias de éste sus teorías filosófica y sociológica. En HAECKEL, más radical que DARWIN, la evolución me­ cánica abarca desde el átomo al hombre. Según su "ley biogenética" o "teoría de la recapitulación" las fases del desarrollo de un descen­ diente suponen una recapitulación de una serie de fases ancestrales 19 de adulto de la historia evolutiva • b) Dadas las particularidades de las relaciones entre ambas cien­ cias, las nuevas conquistas biológicas tuvieron un reflejo inmediato en la Psicología"- En 1869 GALTON aplica las ideas darwinianas sobre la herencia a las cualidades mentales demostrando que eran apli-

19. La ontogénesis explica la evolución del ser vivo desde las células germinales hasta el estado adulto; la filogénesis intenta explicar la evolución de las especies de los seres vivos desde las más imperfectas hasta las más perfeccionadas. Supone esta ley que el individuo repite en su desarrollo el mismo proceso que ha seguido su respectiva especie en la evolución a través de las diferentes épocas (Vid.: G. DE BEER, Darwin y la embriología, en Un siglo después de D-arwín, cit., I, págs. 125 y ss.). 20. En Fisiología, hasta principios de este sig·Io, los anatomistas conti­ nuaban identificando el fluído de los ventrículos del cerebro con el spiritu animalis de GALENO y con el s.ensorium commune de Aa1s.TóTELEs, o sea, el órgano del alma. La teoría fue arrinconada por los trabajos de F. J. GALL. Siguiendo las observaciones de MASSA, demostró este autor la estructura real del cerebro y enseñó que la materia gris constituye el instrumento activo y esencial del sistema nervioso y la blanca los eslabones de conexión, siendo culpado por ello de materialista. Con el descubrimiento por VoN BAER (1792- 1876), en 1827, del óvulo de los mamíferos se produce el nacimiento de la moderna emb1·iología. Después de numerosos experimentos MAJENDIE demues­ tra que las raíces anterior y posterior de los nervios espinales tienen fun­ ciones diferentes, estableciendo la diferencia entre las acciones volitivas y las reflejas inconscientes. La aplicación de la teoría celular, formulada por ScHLEI­ DEN (en 1838) a los animales por T. ScHWANN (1810-1882) dtó origen a la actual histología. A mediados de siglo surge la Bacteriología, uno de los avances más espectaculares de la Biología de esa época, promovida por el conocimiento de los orígenes y causas de las enfermedades microbianas en las plantas, animales y en el hombre. Confirmando y ampliando las expe­ riencias de LATOUR y ScHWANN, PASTEUR negó la posibilidad de generación espontánea y demostró que ciertas enfermedades son causadas por microbios específicos. En Antropología se realizaron, también, descubrimientos decisi­ vos. En Neanderthal (1856) y en Spy (1886) se descubrieron reminiscencias de razas de tiempos prehistóricos remotos y DUBOIS encuentra en Java, en 1893, huesos pertenecientes a una raza intermedia entre los monos antro­ poides y las más remotas de las formas conocidas. Se aplican en este campo métodos estadísticos por QUETELET y GUERRY con resultados fundamentales para la Sociología y la Criminología.

- 22 ·cables las mismas leyes que en las cualidades físicas. Asimismo los estudios de DARWIN sobre la expresión de las emociones en los animales y en el hombre abrirían el camino a la moderna Psicología comparada. 21 La introspección, que tuvo s,iempre un trasfondo filosófico , es atacada duramente no sólo por los positivistas y materialistas 22 sino también desde el propio campo psicológico y se proponen como mé­ todos psicológicos esenciales el de observación y el experimental. Frente a la hasta entonces dominante "psicología en primera persona" sÍ'lrge una psicología ciencia del comportamiento, una "psicología 23 sin alma" • La nueva psicología empírica, sin un sistema preconcebido de metafísica, tardó en ser admitida por las mentes alemanas eminente­ mente racionales, en cambio se adaptó inmediatamente a la línea de pensamiento inglesa y escocesa. En cuanto a la psicología fran­ cesa, en manos especialmente de fisiólogos, desembocó por sí misma en los métodos exper.imentales sin repercusiones en el campo me­ tafísico. e) En el área psiquiátrica los primeros años del siglo xrx inau­ guran la etapa moderna de dicha ciencia con la aparición de obras tan significativas como el Traité médico-philosophique sur la manie

21. El "conócete a tí mismo" de SÓCRATES tenía esencialmente una finali­ dad ética; el "cogito, ergo sum" de DESCARTES servía a una Metafísica del .alma ... 221. A. CoMTE dirigió contra la introspección un argumento -que se ha hecho célebre: la introspección no cumple las condiciones de una observación científica ya que para ello sería preciso que el sujeto que observa y el objeto a observar fueran distintos. De ahí que este autor negara la existencia de la Psicología, en su época exclusivamente introspectiva. Para MARX la conciencia es sólo un reflejo del mundo material, especialmente económico, en que el hombre vive. La introspección, concluye, no es, pues, posible ni útil. 23. La Psicología introspectiva es la más antigua y durante mucho tiem­ po úntca; su estudio se limita a los estados de conciencia. Wlllian JAMES la define como "la descripción y explicación de los estados de conciencia en tan­ to que estados de conciencia". Frente a ella surge una corriente opuesta que en una fórmula extrema es definida por WATSON como "el estudio de las reac­ ciones objetivamente observables que un organismo lleva a cabo como res­ puesta a estímulos, también objetivamente observables provenientes del me­ dio". Y no existiendo ningún medio para determinar los fenómenos de la vida interior proponen los seguidores de esta dirección la construcción de una "psicología sin alma", es decir, la sustitución de la Psicología ciencia de los hechos de conciencia por una Psicología ciencia del comportamiento (Vid.: J. DELAY y P. PICHOTT, JVIanual de Psicología, Toray-Masson S. A., Bar­ celona, 1969, 2.1- edición, págs. 3 y ss.)

- 23 de PINEL (Paris, 1801) y Rapsodien über die Anwendung der psychis­ chen Curmethode auf die Geistes-Zerrütungen de REIL (Halle, 1803). La psiquiatría francesa de la primera mitad del siglo xrx (PINEL, ESQUIROL, GEORGET, FoDEREr) aplica el método analítico, tan en boga a la sazón, a la descripción psiquiátrica, las entidades morbosas son aisladas y descritas según el cuadro psicopatológico del enfermo y surgen importantes conceptos nuevos corno los de "monomanía" y "aluc,inación". En una etapa ulterior, se desarrolló en el cuadro de los estudios psiquátricos una aproximación biológica que preparó el camino a la Antropología criminal. FALRET describe la "locura circu­ lar" que BAILLARGER llamará, años más tarde, folie a double forme. comienza entonces la descripción de los procesos psiquiátricos que van acompañados de una sintomatología neurológica grave y en pri­ mer término la parálisis general. En 1857 MOREL describió en su Tratado de las degeneraciones físicas, intelectuales y morales de la especie humana (Paris) el tipo chino o mongol. Bajo el concepto de '"degeneración" refiere la enfer­ medad mental al curso de varias generaciones humanas sucesivas. Su punto de partida es "la existencia de un Upo primitivo que el espíritu humano se recrea viendo en su pensamiento como la obra maestra y resumida de la creación, hecho tan conforme con nuestras ideas que la de la degeneración de nuestra naturaleza está ligada con la desviación de aquel tipo primitivo, que tiene en sí todos los elementos necesarios para la conservación de la especie". La relación de la degeneración y la delincuencia la establecería al estudiar el pa­ pel de la herencia en la génesis y desarollo de la desviación del tipo primitivo: "los tipos extraordinarios y desconocidos que pueblan las prisiones no son extraord,inarios ni desconocidos para quienes estudian las variedades morbosas de la especie humana desde el punto de vista del estado psíquico y moral de los individuos que las componen. Son las personificaciones de diversas generaciones 24 de la especie ... " • DESPINE torna también corno objeto de estudio al delincuente en su obra Psychologie naturelle, essai sur les facultés intellectuelles et morales .dans leur état normale et dans leurs pianifestations anor­ males chez les alienés et chez les criminelles (París, 1868) señalando corno propia de los delincuentes habituales una anomalía moral ca­ racterizada por la ausencia de remordimientos.

24. Citada por BERNALDo DE QurRós en Las nuevas teorías de la crimina­ lidad, cit., pág. 19 y s.

- 24- Los psiquiatras ingleses, por su parte, siguen también el paso• del progreso científico. PRICHARD (1768-1842) da forma definitiva a la locura moral de ABERCROMBY (Tratado sobre el espíritu, 1656) que expresa un trastorno psíquico que afecta a la esfera afectiva, per­ maneciendo inalteradas las facultades intelectuales. En MAUSLEY (Mental responsability, 1873), la "moral insanity" esta combinada con una nueva teoría, la del "borderland", zona limítrofe entre la delincuencia y la locura que participa de ambos caracteres. En uno de los extremos predominaría la locura, en el otro la perversidad. J

III. LA CIENCIA DEL DERECHO PENAL Y LA CIENCIA CRIMINOLOGICA

Si la influencia del Positivismo fue decisiva en las ciencias bio­ lógicas, no lo ha sido menos en el ámbito de las Ciencias del Derecho penal enriquecida anter.iormente con el Correccionalismo teoría re­ sultante, como ya se ha adelantado, de la incidencia del Krausismo. en dicho campo.

l. EL CORRECCIONALISMO

Hemos subrayado en su momento cómo de los discípulos de KRAUSE, AHRENS prestó especjal atención a los temas estrictamente filosóficos y RoEDER 25 a los de índole jurídica, con más precisión a los penales y penitenciarios. El correccionalismo no es sino la di­ mensión jurídico-penal de la filosofía krausista. La teoría de la mejora (Besserungstheorie) nace en 1839 al pu­ blicar RoEDER en Giessen su opúsculo que lleva el expresivo título de Comentatio an poena malum esse debeat, en el que se sientan los

25. Carlos David Augusto RoEDER nació en Darmstadt en 1806 y falleció en Heidelberg. Su labor docente se ciñ6, casi con exclusividad a las Univer­ sidades de Giessen y Heidelberg. De entre sus obras principales merecen ser citadas las siguientes: Grundzüge der Politik des Rechts (Darmstadt, 1837), Zur Rechtsbegründung der Besserungsstrafe (Heidelberg, 1846), Des Strafvooll­ zug im Geist des Rechts (Leipzig, 1863) y Besserungsstrafe und Besserungss­ trafanstalten als Rechtsforderung (Leipzig, 1864).

-25- 26 principios fundamentales de la escuela correccionalista • Esta teoría correccional ha sido calificada de momento decisivo no sólo en la Historia del Derecho penal, sino también del pensamiento humano, hasta tal punto que se ha tratado de atribuirle un significado más profundo que el ostentado por el movimiento revolucionario que 27 protagonizó BECCARIA • Aunque no compartimos una afirmación tan radical, lo cierto es que la Besserungstheorie alcanzó una cierta for­ tuna en su momento y que en algunos países, como en España, ad­ quirió unos perfiles claramente individualizados que suponen una .seria desviación de la ortodoxa formulación roederiana. Como esquemáticamente apunta LANDROVE '", la teoría correccio­ nal, como base y fundamento del ius puniendi, se construye sobre los siguientes postulados:

a) El Derecho se caracteriza como el todo de las condiciones de la vida racional en sociedad que dimanan de la Ubre voluntad. El Derecho -se afirma- no tiene su base en el poder, la facultad o la fuerza, sino en la necesidad. Los que ostentan el poder, esto, es, aquéllos que poseen los medios necesarios para remediar las ne­ cesidades de los pobres y de los débiles, están obligados a realizar tan humanitaria y justa labor. En consecuencia, corresponde al Es­ tado proporcionar ayuda a Jos delincuentes, que de todos los miem­ bros integrantes del cuerpo social son los que más necesitados de auxilio se encuentran precisamente por su incapacidad para una vida jurídica libre.'

b) Configura la orientación correccionalista el delito como una ·determinación defectuosa de la voluntad, contraria al Derecho. El delito, objetivamente contemplado, carece de sustancia propia; no es más que un "síntoma" .indiciario de la mala voluntad del agente, de una conformación psíquico-moral patológica que exige un "tra­ tamiento" idóneo. La causa, pues, de la incapacidad social del de­ lincuente está en su voluntad enferma.

e) El delincuente es, en definitiva, un miembro de la sociedad que se hace acreedor de la tutela del Estado, en virtud de su pro­ pia incapacidad para la vida jurídica libre. Tutela que, lógicamente,

26. En este sentido, vid.: RrvACOBA, Krausismo y Derecho, CASTELLVI, santa Fe, Argentina, 1963, pág. 122. 27. Al respecto vid. P. DoRADO MONTERO, El Derecho protector de los cri­ minales, Victoriano Suárez, Madrid, 1915, I, págs. 190 y s. 28. Vid.: G. LANDROVE DÍAZ, El Correccionali-smo de Concepción Arenal, ,Centro de Publicaciones del Ministerio de Justicia. Madrid, 1969, págs. 14 y ss.

- 26- se arbitra no sólo en interés del sujeto sino también en el del propio Estado. d) Con relación a la fundamental y problemática cuestión de los fines de la pena, se pronuncia la corriente de la que nos ocupa­ mos en términos que la individualizan con relación a otras tenden­ cias de escuela de signo semejante: la corrección o enmienda moral del delincuente es el fin exclusivo de la pena; se apunta, pues, a la transformación interna de los delincuentes. Mediante este "trata­ miento" el Estado procura el regreso del delincuente al orden ju­ rídico en que se inserta la v.ida comunitaria. La radicalidad de esta postura se construye sobre la afirmación de que a la mencionada corrección deben ser subordinadas cualesquiera otra finalidad, ya que sólo por medio de la misma pueden retornar estas "voluntades enfermas" a los cauces morales y jurídJcos. e) Sentados tales principios de dimensión netamente tutelar, se preconiza como pena por excelencia, como "tratamiento" más ade­ cuado para la consecución de las final,idades expresadas, las penas privativas de libertad. Como excepción, y para los supuestos de in­ fracciones de muy poca entidad, se admite la eficacia de las sancio­ nes pecuniarias. Se preconiza un sistema celular penitenciario sobre dos básicas argumentaciones: se ev.ita así el contagio del sujeto que pudiera de­ rivarse del estrecho contacto con otros delincuentes y se favorece, por otro lado, el recogimiento del delincuente, lo que incidirá pro­ piciamente en su educación y reforma moral. En perfecta congruencia con las afirmaciones sentadas se pros­ criben en forma radical las penas de muerte y las perpetuas, por su evidente incapacidad para alcanzar el único y exclus.ivo fin de la pena, más arriba expresado. f) Finalmente, en esta somera caracterización del pensamiento -correccionalista en su más ortodoxa formulación, cabe destacar que se sienta la existencia de un tratamiento penal absolwtamente indi­ vidualizado, dada la finalidad estrictamente reformadora que él mis­ mo se atribuye. Por ello, se postula un sistema de condenas absolu­ tamente indeterminadas o solamente determinables a posteriori. Se sostiene que la sentencia debe revestir un carácter tan provisional como un tratamiento médico, ya que la pena se constituye en ver­ dadera medicina social y moral a la que el delicuente tiene un per­ sonal derecho. Sola;mente la corrección del delincuente justifica la terminación de la pena. Se atribuye, además, una trascendental im-

- 27 - portancia a la libertad condicional, en cuanto única garantía firme y fehaciente de la curación moral del reo y de su recuperación para. la vida en sociedad; el período de prueba que ello supone probará la eficac.ia de la tutela moral y jurídica que sobre el sujeto ha actuado.

2, LA ESCUELA POSITIVA. NACIMIENTO DE LA CRIMINOLOGÍA

Al margen de sus indudables méritos, la Escuela clás.ica había. incurrido en un excesivo formalismo y en un racionalismo abstracto y antihistórico. Como reacción e impulsada por la necesidad sentida. de concebir al delincuente en su subjetividad y al delito en su impres­ cindible relación con el momento histórico en que tiene vida, surge en la Ciencia del Derecho penal la Escuela positiva y toma forma. una nueva ciencia: la Crtminología. Si la Escuela clásica había encontrado su base filosófica en el Iusnaturalismo y en la filosofía liberal, la Escuela positiva encontró en el Positivismo y Materialismo -imperantes entonces- el cauce perfecto para la superación del dualismo hombre-mundo inherente a sus exigencias de concreción. Como ya hemos visto, las nuevas co­ rrientes filosóficas con su toma de posición frente a la metafísica y su firme adhesión a lo real, a lo empírico, así como su demostrada. influencia en las ciencias biológicas y sociológicas, fueron factores sin los que no podría justificarse la aparición y fulminante éxito de· la Escuela italiana.

A) La confección de estadísticas sobre la delincuencia por la. Escuela Cartográfica, cuyos promotores fueron el belga A. QUETELET (1796-1874) y el francés A. M. GuERRY (1802-1866) 29 , ha sido el ante­ cedente más inmediato de la Criminología en su vertiente sociológica .. Con la Física social de QUETELET, publicada en 1835, se funda la Estadística criminal que sería indispensable auxiliar de la Crimino­ logía y en especial de la Sociología criminal. Partiendo de la afir-· mación de que la sociedad contiene en sí el germen de todos los de-· Jitos y el delincuente es sólo su elemento ejecutivo, somete QUETELET a estudio estadístico todos los fenómenos sociales y, como uno de ellos, la delincuencia. Como conclusión de sus investigaciones far-· mula la "ley térmica de la delincuencia" que establece la existencia

29. Sus principales obras son, respec;tivamente: Sur l'homme et le déve­ loppement de ses facultés ou essaí de physique sociale (1835) y Essai sur la. Statu/,que Morale de la France (1833).

- 28 - de una variac.10n en la misma, paralela a determinadas mutaciones geográficas y climáticas y que constituye la raíz de la "teoría de los factores" desarrollada posteriormente por la Escuela positiva. Aunque tanto QuETELET como GUERRY intentaron soslayar el pro­ blema del libre arbitrio, su método y sus conclusiones significan un evidente paso de la posición liberal a la determinista 30• La Escuela Cartográfica, al estudiar la influencia de particulares factores sociales, dejó abierta la vía para una interpretación del delito desde el punto de vista de la estructura económica de la so­ ciédad; interpretación que con una postura ya abiertamente determi­ nista llevaría a cabo la Escuela Socialista de MARX y ENGELS. Es cierto que esta escuela no se interesaba por la criminalidad más que como un "sub-producto" y que las conclus.iones derivadas de sus estudios eran conformes a ideas preconcebidas e invocadas en apoyo de su programa ideológico, sin embargo hizo descubrimientos inte­ resantes y fue d origen de las valiosas teorías económico-crimino• 31 lógicas de final de siglo •

B) Los autores italianos fueron los que realizaron los pr.imeros estudios sistemáticos sobre el delito y el delincuente iniciando así una gloriosa etapa en la Historia de las Ciencias. a) La primera tentativa de investigar la personalidad del del.in­ cuente con objeto de formular una teoría de las causas individuales del delito se encuentra en L'Uomo delinquente de LüMBaoso. a') Césare LüMBROso 32 nace en Verana de padres hebreos el 6 de noviembre de 1835. Bajo la influencia de MA.RZOLo, médico y filó-

30. En este sentido son significativas las siguientes palabras de GuERRY: "Ya pasó el tiempo en el que se pretendía regular la sociedad con leyes basadas únicamente en teorías metafísicas y en una especie de tipo ideal que se pen­ saba respondiera a una justicia absoluta. Las leyes no se hicieron para los hombres, en abstracto, para la humanidad en general, sino para hombres reales, situados en condiciones particulares bien determinadas" (A. M. GuERRY: Statistique Moraie de L'Anglaterre comparé avec la Statistique Morale de la France, Paris, 1864, pág. 57). 31. Así en Bélgica DucPETIAUX muestra la influencia de la miseria en los períodos 1845-47 y 1856-57 sobre la delincuenci'a en Flandes. En Francia DuPUY señalaba el influjo de la crisis económica sobre la delincuencia, especialmente sobre la femenina. LEGOIT al estudiar el efecto de la elevación del precio del trigo reconoce que, en dicha concurrencia, los atentados contra la propiedad aleanzan un índice más elevado que el de los. realizados contra las personas; BERG reafirmó estas conclusiones respecto a Alemania. 32. Sobre la Biografía de este autor vid.: C. M. LANDECHo, La. tipificación lombrosiana de delincuentes. Primera Parte: Travectoria humana y doctrinal

-29- logo italiano, se decide por los estud.ios de Medicina doctorándose en ellos en 1858 con una Tés.is sobre el cretinismo en la que aplica ya. el método positivo de investigación. Después de cinco años de estan­ cia en el ejército piamontés como médico que aprovechará para re­ copilar materiales, publica en 1863 el opúsculo Genio e Follia núcleo de su futura obra Uomo di genio. En 1871 acepta la dirección del manicomio de Pessaro sobre cuyos .internos realiza, con el método experimental, numerosos estudios que afianzan una antigua idea suya: la identificación entre el loco y el delincuente. En Noviembre de 1872 33 descubre, al inspeccionar el cráneo del delincuente Vilella, la existencia de una fosita occipital media; es el or.igen de la "teoría atávica" de la criminalidad. Cuatro años más tarde es nombrado profesor de Medicina Legal en la Universidad de Turín al mismo tiempo que aparece, abril de 1876, un pequeño trabajo: L'Uomo cle­ 34 linquente • Desde entonces LoMBROso pertenece a la Historia de la Crim,inología. Los siguientes años fueron de constante trabajo y pro­ gresiva madurez científica. En 1880 funda la revista Archivio di Psi­ quiatría, Scienzi penali e di Antropología Criminale y es en 1897, en la 5.• Edición de L'Uomo 35 cuando la teoría !ambrosiana adquiere su 36 definitiva dimens.ión • Fallece el 18 de octubre de 1909. b') De los diversos estudios sobre la causalidad criminal indivi­ vidual anteriores a LoMBaoso se pueden destacar como más influ­ yentes tres grupos : El de los fisionomistas de los que el más antiguo es DELLA PORTA que en 1640 estudió en su Tratado de Fisionomia las relaciones exis­ tentes entre los rasgos faciales y los diferentes caracteres indivi- de Césare Lombroso, Madrid, 1967 y L. JrMÉNEz DE AsúA, AntropoWgía criminal lombrosiana en El Criminalista, T. VII, 1947, págs. 13 y ss. 33. Aunque la mayoría de los autores fijan el descubrimiento en 1870,. nosotros nos atenemos a la reproducida por Gina LoMBRoso en L'Uomo de­ linquente in rapporto all'antropología alla giurisprudenza ed alle discipNne· carcerarie, Reduzione di Gina Lombroso sull ultima edizione 1897-1900, Bocea~ Torino, 1924, Pág. XII. 34. L'Uomo delinquente in rapporto all'Antropolog~a, alla Giurisprudenza ed alla Psiqu.iatría, Hoepli, Mllano, 1876. 35. L'Uomo delinquente in rapporto all'antropo.Zogía, alla giurisprudenza ed alle discipline carcerarie, tres tomos y un Atlas, Bocea, Torino, 1897. 36. A este período comprendido entre la 1:" y la 5.ª edición de L'Uomo corresponde, también, la publicación de numerosas y variadas obras del pro­ fesor de Turín entre las que deben destacarse: Sull'incremento del delitto in Italia e sui mezzi per arrestarlo (1879), L'Amore nel suicidib e nel delitto (1885). n.elitti di libídine (1886), U delitto po!itico e la revoluzione (1890), La donna delinquente: la prostituta e la donna normale (189·3) y Gli Anarchici (1894) que puede considerarse una 2." parte del Delitto politico.

- 30 - duales. Con posterioridad, en 1776, J. K. LAVATER mostraría las seme­ janzas de las cabezas humanas con las de diversos animales. Los frenólogos encabezados por F. J. GALL (1759-1828) creador de la Frenología o Craneología cuyo objeto de estudio son las relacio­ nes entre las protuberancias craneanas y los caracteres y donde destaca también G. SPURZHEIM (1776-1832). Los alienistas que cuenta, como ya hemos visto, como antecedente más remoto a T. ABERCROMBY e integrado por las figuras francesas Et inglesas ya menc.ionadas. ,' Sin embargo, como apunta L. RAnzmowrcz 37, la influencia con- temporánea ha sido más importante. Al comenzar LoMBRoso sus trabajos la Antropología iniciaba una nueva etapa. En Francia, en 1837, F. Vorsm presenta una memoria sobre "la organización central defectuosa de la mayoría de los delincuentes". En 1841, LAUVERGNE publica su obra Les fon;ats considerés sous le rapport physiologique, moral et intelbectuel, observés au bagne de Toulon y Broca funda, en 1865, la Sociedad de Antropología. LoMnRoso se ve seducido asimismo por el materialismo de MOLES­ CHOTT desde 1869 en que traduce su principal obra La circolazione della vita; lettera fisiologique in risposta alle lettere chimiche de 38 Lrnnro.. obra en la que, en opinión de U. SPIRITO , se contiene lo que será el programa de la Escuela pos.itiva. No menos decisivas fueron las teorías evolucionistas de SPENCER, HAECKEL y DARWIN y, en especial, la de R. VIRCHOV según la cual la evolución del hombre de los animales inferiores implicaba la posi­ bilidad de una regresión orgánica y moral hacia el estado del hombre primitivo. Por último, no hay duda de que la relación entre delincuencia y degeneración establecida por LoMBRoso en su doctrina criminoge­ nética parte de las teorías de MOREL que el profesor italiano conoce a través de la obra de G. VIR GIL ID La natura morbosa del delitto aparecida en Turín sólo dos años antes de la primera edición de L'Uomo delinquente. c') La gran paradoja de la doctrina criminogenética de LoMBnoso es que se le ataca o defiende sobre la base de uno solo de sus as-

37. Vid.: L. RADZINowrcz, Ideologia e Criminalitá. Uno estudio del delitto· nel suo contesto storico e sociale, traduzione a cura di Franco FERRACUTI, Giuffré, Milano, 1968, pág. 43. 38. u. SPIRITO, Storia del Diritto Penale Italiano da Cesare Beccaria wi giorni nostri, seconda edizione riveduta e ampliata, Bocea, Torino, 1932, pág. 115 Y SS.

- 31- pectos, el atávico, que si b,ien fue el más espectacular no ha sido el más afortunado. De ahí, la necesidad de seguir, siquiera someramen­ te, las huellas de su desarrollo para comprenderla en su total y de­ 39 finitiva dimensión • La primera dirección que siguen los estudios lombrosianos en el .aspecto antropo-criminológico fue la de investigar los s.ignos dife­ renciales entre el delincuente y el loco, partiendo del supuesto de que el criminal era una especie menor de loco. En su obra L'Uomo bianco e l'uomo di colore, escrita en homenaje a MARZOLo, extiende el estudio comparativo al salvaje, el hombre prehistórico y el nor­ mal. En este estudio aplica el método experimental, origen de la An­ tropología experimental. Sin embargo el punto de partida de su fa­ mosa teoría fue, sin duda, el examen que en noviembre de 1872 rea­ liza en el cráneo del delincuente septuagenario VILELLA. En él encuen­ tra LOMBROso una enorme fosita occipital media y una hipertrofia del vermis, estigmas de franca regresión propias de los vertebrados in­ feriores. El de].incuente se le presenta entonces como un ser atávico. El descubrimiento posterior de 'MAINARDI de lesiones orgánicas y de una circunvolución cerebral supranumeraria en un delincuente ro­ ·bustece su idea. Pero es sobre todo, como señala Gina LOMBRoso 40, el peritaje de un tal VERZENI el que supuso para el profesor de Turin Ja prueba definitiva del origen atávico de la delincuencia. Aunque en la l.' y 2.' ec\ición de L'Uomo triunfa esta teoría, LoMBRoso mantiene su primitiva idea de la identificación entre el alienado y el delincuente. Ante el problema jurídico que esta identi­ ficación suponía, ya que al ser el alienado irresponsable según el Código penal habría que dejar en libertad a sujetos peligrosos, vuel­ ve a proponer la solución de los Manicomios criminales 41 • En 1882 TAMBURINI y SEPILLI publican un artículo sobre un joven parricida que dictaminan como un caso de locura moral debida a una detención en el desarrollo. Ante la semejanza de los rasgos de ·este delincuente con los señalados como propios del delincuente nato, LOMBRoso consigue conciliar las teorías atávica y morbosa llegando a la conclusión de que la identificación no se produce entre todo alienado y todo del.incuente sino entre dos especies de los mismos,

39. Un minucioso examen de la evolución de su pensamiento lo consti­ tuye la documentada obra de LANDECHO, La tipificación lombrosiana de delin­ ,cuentes, cit. 40. Vid.: L'Uomo delinquente, reduzione di Gina LOMBRoso, cit. pág. XIU. 41. Durante su estancia en el Manicomio de Pess-aro en 1871, LoMBRoso se había planteado ya el problema proponiendo la creación, en Italia, de :Manicomios criminales lo que suscitó una viva polémica en todo el país.

-32 - es decir, entre el loco moral y el delincuente nato. Con base en la teoría de SERGI sobre la estratificación del carácter, llega a la sintesis de la locura moral y la delincuencia congénita haciendo al elemento patológico responsable del atavismo. Para la explicación del proceso' se ampara en la teoría evolucionista y especialmente en la de HAEC­ KEL : la detención en el desarrollo (término por el que LOMBRoso sustituye el de degeneración de MOREL) ocasiona que algunos órga• nos se debiliten, y se hagan, por tanto, más vulnerables a la acción de los agentes externos. Se plantea ahora la cuestión de la causa que' produce la detención. Cuando en 1865 escribe su Medicina legale delle alienazione men­ ,fali studiate col metodo sperimentale afirmaba LOMBROso que la epi­ lepsia era la "causa más frecuente de la criminalidad" 42 • Sin embar­ go, aún no se había planteado la relac,ión entre ambas. A principios de 1884 realiza, junto con MoRSELLI, el peritaje de un joven aliena­ do 43 • No fue acorde el dictamen de ambos médicos. MORSELLI sostenía que era un caso de locura moral, LOMBROso afirmaba que se trataba de epilepsia larvada. Para LoMBRoso ello no suponía una contradicción ya que epilepsia y locura moral eran semejantes en su patogénesis por ser ambas anomalías constitucionales en el desarrollo de la per­ sonalidad. Poco después, abril del mismo año, realiza el examen del soldado M1snEA 44 comprobando que los caracteres de este delincuen­ te epilépt,ico coincidían con los del delincuente nato. Afirma entonces categóricamente que la epilepsia se sobrepone a la locura moral acentuando sus rasgos. La degeneración es la que explica los re­ trocesos atávicos morfológicos y psicológicos. Ello se debe, según la teoría de HAECKEL, a que por ser la ontogénesis una recapitu­ lación de la filogénesis se pierde pr~mero lo que fi!ogenéticamen­ te se adquirió más tarde y, por ello, lo primero en desaparecer es el sentido moral que es el último que aparece en la evolución del cerebro. Llega así LoMBROso a lograr la síntesis de las dos pri­ meras teorías, atávica y morbosa, por medio de la epilepsia afir­ mando como conclusión que la epilepsia larvada o psíquica (aqué­ lla que ataca a la vez o en lugar de los centros motores los centros

42. Cfr.: c. LOMBROSO, Afedicina legal, traducción de P. DORADO MONTERO, La España Moderna, Madrid, s. f., pág. 40, T. I 43. El examen psiquiátrico reveló normalidad en el proceso ideativo y perceptivo pero no en la esfera de los sentimientos caracterizados por la ausencia de sentido moral. De ahí la afirmación de MoRSELLI de que se tra­ taba de un caso de locura moral. 44. Fruto del estudio sobre es,te homicida es una obra aparecida bajo el título de Misdea e la Nuova Scuola Penale.

- 33 - 3 psíquicos superiores) en su variedad criminal se identifica con la forma aguda de la locura moral y de la delincuencia congénita. La epilepsia sería el género del que la locura moral y la delincuencia con­ génita serían especies 45 • La tipificación delincuencia! !ambrosiana siguió una evolución paralela a la de su teoría. La l.' edición del L'Uomo presenta un tipo unitario de delincuente: el central, el multirreincidente e incorregi­ ble, el nato"'- Los ataques lanzados contra la obra !ambrosiana por este motivo decidieron al profesor de Turin a separar en la 2.' edi­ ción un nuevo tipo, el pasional. La distinción se amplía en la 3.' edi­ ción con la .inclusión del alienado, el matoide y el alcohólico (éstos últimos como subtipos del primero) y del ocasional dentro del cual distingue ya al habitual y, por último, el nato latente. Por fin, en L'Uomo 4 (1889) se completa la clasificación con la separación del pseudo-criminal y el criminaloíde como subtipos del ocasional. LoMBaoso no se limita al aspecto antropológico de la delincuencia pues aunque en un principio concedió preferencia a aquél no negó el 47 influjo de otros factores. Como señala SPIRITO , basta examinar el

45. Vid.: L'Uomo delinquente, riduzione di Gina LoMBRoso cit., pág. 177 y ss. 46. Entre los caracteres señalados por LoMBRoso como propios del delin­ cuente nato se pueden destacar: En el aspecto anatómico: capacidad cra­ neana inferior a la de los hombres normales, prominencia y separación de pómulos, mandíbula de mayor peso y anchura y mayor capacidad orbitaria; ahora bien, como principal anomalía craneana señala la fosita occipital media. En el cerebro, desarrollo incompleto del "praecuneus", surcos supra­ numerarios y número de células inferior al normal. En el cerebelo, deformi­ dades hipertróficas del "vermis". En el tronco y extremidades, vértebras y costillas supranumerarias y desarrollo excesivo del fémur; En el aspecto antropométrico: estatura y peso superior a los normales, estrabismo, oreja en forma de asa, boca de labios gruesos y paladar carnoso bífido, dientes su­ pranumerarios, arrugas precoces y profundas, apertura de los brazos mayor que su estatura, perímetro torácico superior y a veces en forma de embudo, anomalías en los surcos palmares. En el aspecto biológico: anomalías en la sensibilidad que es menor como lo demuestra su afición a los tatuajes, dalto­ nismo, extraordinaria agilidad, insuficiencia de reflejos vasomotores; Como rasgos psicológicos importantes señala la insensibilidad moral, carencia del sentimiento de compasión, desprecio por la vida ajena y propia. Respecto a los afee-tos, aunque conservan algunos se caracterizan, dice, por su morbosi­ dad, inestabilidad o desequilibrio señalando como pasiones peculiares de estos delincuentes la vanidad, la crueldad, la afición a la bebida y a los juegos de azar y tendencias venéreas precoces e intermitentes. Por último, hace hincapié LoMBRoso en que lo que constituye el tipo criminal es 1-a acumulación de un gran número de estos caracteres degenerativos y no de alguno aislado. (Vid. L'Uomo delincuente, riduzione de Gina LoMBRoso, cit. págs. 32 y ss.). 47. Vid. SPrRITo, Storia del Diritto Penale It'aliano, cit., pág. 122.

- 34- índice de la última edición para ver cómo el primitivo concepto de antropología criminal se fue ampliando hasta entroncar con la so­ ciología criminal. En propiedad no puede hablarse de un pensamiento jurídico lom­ brosiano ya que hasta la aparición de GAROFALO su antropología ca­ reció de dicha base. Esta es la razón de que nos limitemos a los conceptos jurídicos fundamentales. Para LOMBRoso "el delito se presenta, tanto en la Estadística como en/. el examen antropológico, como un fenómeno natural, un fenó• meno, dirían los filósofos, necesario, como el nacimiento, la muerte y la concepción". Como consecuenc.ia de ello el derecho de castigar no es sino una necesidad natural de defensa que parte de la temibi­ 48 Jidad del delincuente y sobre cuya base se mide • En la profilaxis y terapia es donde ve SPIRITO la aplicación prin­ cipal de los descubrimientos lombrosianos ya que al concebir el delito como una enfermedad que incumbía al Estado remediar, se añade al concepto de defensa el nuevo de la cura. En la determina­ ción de los príncipios profilácticos combate LOMBROso la pena única análogamente a como había combatido el criterio de la unidad geo­ gráfica del Código penal italiano 49 propugnando la individualización de la pena. En el ámbito penitenciar.io, su pensamiento gira en torno a la ne­ cesidad de la creación de :Manicomios crimínales, idea propuesta por vez primera en 1872 'º y que defendería a lo largo de toda su vida. La fama que dio a LoMBRoso su obra principal agrupó a su alre­ dedor a numerosos discípulos y, con la aparición de FERRI y de GARÓFALO en 1879, rompe filas la Escuela positiva, "el acontecimien­ to más importante de la Historia del Derecho penal" en opinión de 51 GRISPIGNI • Unidas a estas dos figuras las obras que completarían la tríptica base de la nueva escuela: La negazione del libero arbitrio e la teoría della imputabilitá (1877) de FERRI y Di un criterio positivo della penalitá de GARÓFALO, publicada en 1880.

48. Cfr.: L'Uomo delinquente, riduzione di' Gina LOMBRoso, cit., pág. 312 y s. 49. Con motivo del Código Penal Zanardelli escribe LoMBRoso un artículo, Troppo presto. Appunti al nuovo progetto di Codicei Penale, atacando lo que él llama "pedantesca uniformidad" de aplicar las mismas leyes a las regiones del sur y norte de Italia, sobre el argumento de que las leyes deben adap­ tarse a la diversidad de costumbres y no éstas a aquéllas. 50. En Sulla istituzione dei ma:nicomi provínciali en Reconditi dell' rstituto Lombardo, 1872. Vid. nota 41. 51. Cfr.: F. GRISPIGNI, Ferri e la Scuola positiva en Enrico Ferri Maestro della sciencia criminologica, Bocea, Milano, 1941, pág. 55.

- 35 - b) Raffaele GARÓFALO 52 , otra de las grandes figuras pioneras de la Escuela positiva, incorpora, como magistrado, el conocimiento del Derecho práctico y fue el primero en plasmar en fórmulas jurí• dicas las nuevas ideas. Su mérito fundamental ha s.ido, sin embargo, el de comprender que la carencia de una definición del delito era lo que aislaba el estudio naturalista del delincuente, de ahí su afán en fijar dicho concepto 53 • a') Para determinar el delito natural como hecho sociológico in­ confundible parte del estudio de las acciones, pero ante la impos.ibi­ lidad de encontrar un catálogo de hechos universalmente reprocha­ bles y castigados en todo tiempo y lugar, abandona el análisis de los actos y acomete el de los sentimientos 54• Siguiendo las huellas 55 de DARWIN y SPENCER sobre el origen y evolución del sentido moral , llega a la conclusión de que los sentimientos humanos fundamentales son los de piedad y prob.idad y, sobre ellos, construirá el concepto de delito natural que define como "la lesión de aquella parte del sentido moral que consiste en los sentimientos altruistas fundamen­ tales, o sea, la piedad y probidad... en la medida media en que son

52. Raffaele GARÓFALO nace en Nápoles en 1835. Estudia la carrera judi­ cial en la Universidad de su ciudad natal ingresando a los veinte años en la Magistratura donde llegó a ser Presidente del Tribunal de Casación. Profesor de Derecho penal de la ·universidad de Nápoles desde 1887, simultanearía sus estudios teóricos con su actividad de práctico lo que le proporcionó una doble y completa visión de los problemas jurídicos que redunda en beneficio de su sistema. En 1876 empieza a publicar sus estudios en artículos que coleccionó en 1880 bajo el título Di un criterio positivo della penalitá. Además de esta obra con la que se incorpora a la Escuela positiva, merecen destacarse de su producción: Criminología (1885), Riparazione alle vittime del delitto (1885), ll tentativo criminoso con mezzi inidoneiR (1887) y La reforma della proce·dura penale in Italia (1890) escrita en colaboración con J. F10RETTI. (Muere en 1934). 53. "Cuando el naturalista se haya tomado el trabajo de decirnos que entiende por delito, es cuando podremos saber de cuales delincuentes habla". (Cfr.: R. GARÓFALO, La Criminología, traducción de P. DORADO MONTERO, La España Moderna, Madrid, 1890, pág. 52). ' 54. "Lo que se trata de averiguar -dice GARÓFALO- es si, a pesar de la inconstancia de las emociones provocadas por los actos diferentemente aprecia­ dos por las distintas agrupaciones, hay un carácter constante en las emociones provocadas por los actos que son apreciados de una manera idéntica, lo cual implicaría una diferencia en la forma pero no en la moral. Por donde se ve que úntcamente el estudio de la evolución del sentido moral es el que podrá servirnos de guía". (Cfr.: La Criminología, cit., pág. 77). 55. Vid.: R. GARÓFALO, La Criminología, cit., págs. 54 y SS.

- 36 - poseídos por una comunidad y que es indispensable para la adapta­ ción del individuo a la sociedad" 56• b') Del concepto de delito natural derivará GARÓFALO su clasi­ ficación delincuencia! según que la ofensa se dirija a uno u otro de los dos sentimientos altruístas fundamentales. Distingue así: 1) el criminal tipo (carece completamente de altruismo); 2) el violento (posee en grado inferior el sentimiento de piedad); 3) los neurasté­ nicos (en los que es defic,iente la probidad) y 4) los cm1cos que son los delincuentes sexuales en general (este grupo lo agrega en la 5.' edición de su Criminología). LoMBRoso había acentuado la anormalidad antropológica, GARÓ• FALO subrayará como causa principal de la criminalidad la anorma­ lidad psicológica. Su determinismo en dicho sentido 57 le lleva a 58 negar la existenc,ia del delincuente fortuito • c') De la noción de delito natural derivará también la determi­ nación de los nuevos medios de represión del delito. Ataca GARÓFALO el concepto clásico de proporción penal, o sea, la necesidad de que el "quantum" de la pena corresponda al "quantum" del delito, con­ siderando que no sólo debe tenerse en cuenta la gravedad del daño material sino también la intrínseca inmoralidad del acto y el peligro de éste. Este es el criterio de la "temibilidad" que después FERRI perfilaría con más detalle bajo la denominación de "peligrosidad". Partiendo de la teoría evolucionista y de la ley de la adaptación, concibe el fin de la pena como el de Ja selección natural, sust.ituyen­ do el criterio tradicional de la proporción entre delito y pena por el de la adaptación del delincuente a la sociedad.

e) Dos años más tarde de la aparición de L'Uomo, Enrico FERRI 59 escribe su tesis doctoral sobre la teoría de la imputabilidad y la

56. Cfr.: R. GARÓFALO, La Criminología, cit., pág. 77. 57. Vid.: R. GARÓFALO, La Crimino"logút, cit., pág. 112. 58. "El delincuente fortuito no existe, si con esta palabra se quiere sig­ nificar que un hombre mo!ralmente bien organizado puede cometer un de­ lito por la sola fuerza de las circunstancias ex;teriores... No es posible, por tanto, dividir a los criminales en dos clases distintas, una de seres anor­ males y otra de seres normales; no es posible clasificarlos sino conforme al grado mayor o menor de su anomalía" (Cfr.: R. GARÓFALO, La Criminología, cit., pág. 126). 59. Enrice FERRI nace en San Benedetto de Po, provincia de Mantua, el 25 de febrero de 1856. En la época; en que cursó los estudios en el Liceo, ini­ ciados en 1871, influyó en él Roberto ARDIGo. Comienza los estudios de De­ recho en la Facultad de Jurisprudencia de Bolonia sorprendiendo a los estudio-

-37- negac10n del libre albedrío, .incorporándose con ella a Ja corriente determinista sociológica que arranca, como hemos visto, de las Es­ cuelas Cartográfica y Socialista y que culmina en la nueva rama de la ciencia, la Sociología criminal, cuya paternidad corresponde al eminente orador. En 1879, atraído por la fama de LoMBROso, se traslada a Turín donde conoce al ilustre antropólogo criminalista; desde entonces la Escuela positiva se ve enriquecida con sus valiosas aportaciones. Hombre de extraordinarias cualidades oratorias'º será, a la vez que sistematizador, el difusor y defensor en reuniones y Congresos de los principios de la escuela italiana. Pone de relieve GRISPIGNI 61 cómo su tesis de la negación del libre arbitrio no se apoya, como se había hecho hasta entonces, en argumentos de naturaleza lógico-abstracta sino en datos proporc.io­ nados por la experiencia y la aplicación del método experimental, por un lado, y en la aplicación de este método a los hechos psíquicos, por otro. Además, subraya, el significado duradero de su obra "no consiste ya en la negación de la libertad de querer, sino en haber sos con la publicación, a los 21 años, de su tesis de laurea La negazione del libero arbitrio e la teoria de la Imputabilitá en un volumen de más de 400 páginas. En el mismo año, 1877, va a Pisa a perfeccionar sus estudios bajo la dirección de GARRARA. Conseguida posteriormente una beca para París publica durante su estancia en esta capital un studio sulla criminalitá di Francia dal 1826 al 1878. Desde allí se tralada a Turín cuya Universidad rechaza su soli­ citud para la docencia sobre el argumento de la violación que su determinismo implicaba de los principios espirituales. El Consejo Superior de Instrucción Pú­ blica le concede la libre docencia "por título" en Derecho penal en la Univer­ sidad de Roma. Poco después, por deseo expreso de su antecesor Pietro ELLERO, es llamado a Bolonia para sucederle. La prolusión pronuncida entonces I nuovi orizzonti del diritto e della procedura p.enale fue un éxito tal que en 1883 alcanzaría la tercera edición primera de su Sociología Criminale. De Bolonia, en 1882, se traslada a Siena donde permanece hasta 1886. Elegido este año diputado traslada a Roma su residencia y la cátedra; su adhesión al partido Socialista es cada vez más intensa. En 1890 sucede a GARRARA en la cátedra de Pisa. En 1891, junto con LoMBRoso, GARÓFALO y el abogado napolitano FIORETTI, funda la revista La Scuola Positiva nella Giurisprudenza civile e penale e' nena vi-ta sociale. Es nombrado profesor ordinario en 1892 pero por su afiliación socialista pierde al año siguiente la enseñanza oficial. Por ini­ ciativa suya surge en Roma, 1911-12, la Scuola d"aplicazione giuridico-crimi­ nale con el fin de integrar la enseñanza universitaria del Derecho con las prácticas. Desde 1909 enseñaría en la Universidad de Roma hasta su muerte acaecida el 12 de abril de 1929. 60. Vid. en este sentido S. SrGHELE, Ferri oratore, págs. 163 y ss. y T. MADIA L'eloquenza di Ferr'i, págs. 191 y ss. en Enrico Ferri, cit. 61. F. GRISPIGNI, Ferri e la scuola positiva, cit., pág. 57.

- 38- dado a conocer a los penalistas todas las dificultades inherentes a la admisión de la libertad de querer, por las contradicciones y aporías que ésta presenta frente a otros principios de la razón y a los re­ sultados de la experiencia, y en haber obligado a estos mismos pe­ nalistas a reflexionar sobre la ligereza con la que fundaban una no­ ción tan terrible, como es la sanción, sobre un concepto tan discutido 62 y discutible" • FERRI era radical por temperamento. Su radicalismo le lleva, en el Congreso de Ginebra de 1896, al extremo de hacer de la negación del libre arbitrio la base filosófica del sistema de LOMBROso, lo que provoca una grave crisis en el seno de la Escuela. Años más tarde adoptaría una actitud más abierta y menos intransigente. De la negación del libre arbitrio y de la responsabilidad moral se deduciría su teoría de la responsabilidad social. Según ésta "el hombre es responsable porque vive en sociedad" 63 y ésta está legiti­ mada para defender su existencia de las acciones que suponen un peligro para la misma. Para esta defensa social propone un sistema de medidas (preventivas, reparadoras, represivas y eliminadoras) com­ prensivo de todas las formas de reacción social a las acciones .indi­ viduales antisociales. Planteadas las cuestiones de la forma y grado de las sanciones sociales, considera que el criterio de la temibilidad de GARÓFALO sólo responde a la última de ellas, de ahí que proponga como solución la aplicación de dicho criterio junto con el de la adaptabilidad del criminal a los casos particulares siguiendo la cualidad más o menos antisocial del acto en relación a la cualidad más o menos antisocial del autor. La antisociabilidad del acto resulta, en su opi­ nión de dos elementos: el derecho lesionado y los "motivos determi­ nantes", éste ultimo por ser "uno de los principios fundamentales de la teoría positiva de la responsabilidad" "- La antisociabilidad del autor resulta de la diferente categoría antropológica a la que perte­ nece el individuo. Queda elaborado, así, el concepto de "peligrosidad". a') En sus investigaciones parte FERRr de dos criterios funda­ mentales: la Antropología criminal y la Estadística. Sobre los resul­ tados de la primera, que demostraban la anormalidad del delin­ .cuente, reafirmaría su posición determinista añadiendo a los factores biológicos y psicológicos de LOMBROSO y de GARÓFALO, los factores

62. Cfr.: F. GRISPIGNI, Ferri e la scuola positiva, cit., pág. 58. 63. E. FERRI, L·a Sociolog'ie criminelle, traducción del autor sobre la tercera ·edi'ción italiana, A. Rousseau, Paris, 1893, pág. 344. 64. Cfr.: E. FERRI, La Sociologie criminelle, cit., pág. 410.

- 39 - sociológicos a los que prestó señalada, que no exclusiva, atención. Con ello toma forma definitiva la "teoría de los factores del delito" que FERRI reduce a tres clases fundamentales y cuya conclusión es la consideración del delito como un fenómeno complejo a la vez bio­ lógico, físico y social 65 • b') Tomando como base la Biología criminal y como "punto de partida de la sociología criminal" " aborda el problema de la tipifi­ cación delicuencial. Parte su clas.ificación, como el propio autor re­ conoce, de la crítica que hace a la primera edición de L'Uomo en el sentido de llamar la atención de LOMBRoso sobre la necesidad de des­ doblar la figura central de su obra, figura que FERRI denominaría "nato". Partiendo de las investigaciones antropológicas y los resultados de los estudios estadísticos sobre la reincidencia, formula FERRI la cla­ sificación definitiva distinguiendo entre delincuentes natos, ocasio­ nales, habituales, alienados y pasionales; clasificación que GRISPIGNI califica de "la más fecunda y la más adecuada a los fines teóricos y prácticos de la justicia criminal" 67 • Respecto a la distinción entre ocasionales y habituales sostiene FERRI no sólo debe constituir la base de toda la teoría sociológica sobre la delincuencia sino también el fundamento de otras distinciones 68 • La Estadística le serviría también de punto de apoyo para recha­ zar la pena como panacea de la criminalidad, cuyas oscilaciones -asegura- no dependen de aquélla sino de numerosas y diversas condiciones del medio social y físico, combinadas con las tendencias herecVtarias y los impulsos ocasionales de los individuos que se rigen por la que él denominó "ley de saturación criminal". De acuerdo con esta ley "del mismo modo que en un concreto volumen de agua, a una determinada temperatura se obtiene una cantidad fija de sustanc.ia química, ni un átomo más, ni un átomo menos; también en un de­ terminado medio social, en condiciones individuales y físicas deter­ minadas, se produce un número determinado de crímenes, ni uno más, ni uno menos" 69 • Deduce de ello dos consecuencias fundamentales: La primera, que lo que es fijo es la proporción entre un medio dado y el número de delitos pero no que exista una regularidad me-

65. Vid.: E. FERRI, La Sociiologie criminelle, cit., pág. 75. 66. E. FERRI, La Sociologie criminelle, cit., pág. 80. 67. En Ferri e la scuola positiva, cit., pág. 62. 68. Cfr.: E. F'ERRI, La Sociologie criminelle, cit., págs. 97 y s. 69. Cfr.: E. FERRI, La Sociologie criminelle, cit., pág. 179.

-40 - cánica de los crímenes; es decir, que se da una regularidad dinámica, no estática, de manera que -puntualiza- "el determinismo de la sociología criminal no consiste en afirmar el fatalismo o la predes­ tinación de las acciones humanas y, por ende, de los delitos; sino que simplemente consiste en afirmar su dependencia necesaria de sus causas naturales y con ello la pos.ibilidad de modificar los efectos 70 modificando las causas" • La segunda consecuencia, de gran importancia teórica y práctica, es la demostración positiva de que las penas no tienen el poder que sé'°les atribuye. c') Demostrada la inutilidad de la pena, propone emplear otros medios de defensa social. Estos serían los sutitutivos penales "an­ 71 tídoto por excelencia de los factores sociales" • La idea de los sus­ t.itutivos penales, derivada de las consecuencias de la ley de satura­ ción criminal, se resume, en palabras del autor, en que "el legislador, observando Jos orígenes, las condiciones, los efectos de la actividad individual colectiva, llega a conocer las leyes psicológicas y socioló• gicas, por las cuales se podrá neutralizar gran parte de los factores del delito, y sobre todo los factores sociales, para influir .indirecta 72 pero eficazmente sobre el movimiento de la delincuencia" • Los sus­ titutivos que propone son de orden económico 73 , de orden político 74, de orden científico 75 , de orden legislativo y administrativo 76, de orden

70. Cfr.: E. F'ERRI, La Sociologie criminelle, cit., pág. 184. 71. Cfr.: E. F'ERRI, La Sociologie criminel!e, cit., pág. 217. 72. Cfr.: E. FERRI, La Socwlogie criminelle, cit., pág. 217. 73. Libre cambio, libertad de emigración, exención de impuestos sobre un mínimo necesario para la subsistenci'a, imposición de impuestos y otras res­ tricciones indirectas a la fabricación y venta de alcohol, sustitución del papel moneda por monedas, creación de instituciones de crédito popular agrario y otras más que FERRI considera se podrían oponer al conjunto de impulsos criminales engendrados por las condiciones miserables de las clases más numerosas. 74. Entre otras, señala: libertad de opinión, reformas electorales, polí• ticas y parlamentari'as, descentralización burocrática, y la adaptación de las· leyes a la fisionomía particular de las diversas regiones. 75. Así, el favorecimiento de la investigación científica, ya que muchos de sus descubrimientos como las señales de alarma y los medios o técnicas de identificación, considera, son más eficaces que los códigos penales. 76. Una buena legislación testamentaria, una ley que facilite el consen-· timiento de los padres para el matrimonio, la simplificación legislativa, forma acusatoria y oral en el proceso penal, sociedades de patronatos para libe­ rados, etc.

- 41- 78 religioso 77 , de orden familiar y de orden educativo 79 • No les con­ cede valor absoluto pero cree demostrar con ellos que, modificando los factores, el legislador puede influir en la delincuencia dentro de los límites marcados por el concurso de otros factores antropológicos y físicos. Su fin, admite, no es el de eliminar los delitos sino el de reducirlos al mínimo posible en un determinado med.io físico y social 80• Si a GARÓFALO le debe Ja Escuela positiva la plasmación de las nuevas ideas en fórmulas jurídicas, a FERRI le debe el haberlas tra­ ducido en fórmulas legislativas. Habiendo sido, en 1919, nombrado presidente de la Comisión real para la reforma de las leyes. penales, publica al año siguiente su famoso Progetto di codice penale Maliano. Por vez primera se integra en el mismo el análisis del delito con el del delincuente, cuya peligrosidad es preocupación nueva de los le­ 81 gisladores. Como apunta B. CASSINELLI , el Cód.igo italiano de 1930 ·con su expresión "capacidad de delinquir", representa Ja fecundidad de los pr,incipios ferrianos.

C) A pesar de sus diferencias, las teorías de estas tres figuras se complementan y constituyen, todas. y cada una, la fuente principal de la que devienen los caracteres que dan el sello peculiar a la Es­ cuela positiva: a) En oposición a la deducción silogística de la Escuela clásica, la Escuela positiva aplica a la investigación de la cr.iminalidad el método inductivo experimental consecuencia, como hemos visto, de la corriente positivo-materialista dominante en la época. Como sub­ raya FERRI '', una de las principales causas de la decadencia de la .Escuela clásica v,iene determinada por la utilización de un método deductivo o de lógica abstracta que le hizo alejarse en demasía de la figura del delincuente, protagonista de la Justicia penal y de superior

77. Prohibición .de procesiones, supresión de conventos, disminución de lujo en las iglesias, abolición de ciertas representaciones y el matrimonio de los sacerdotes. 78. Como factores de orden familiar señala el divorcio, prohibici'Ón de contraer matrimonio a algunas personas y unos reglamentos oportunos para la prostituci'ón. 79. Destaca la prohibición de determinados espectáculos y determinadas publicaciones y la supresión de casas de juego. 80. Cfr.: E. FERRI, La Sociologie criminelle, cit., pág. 252. 81. Vid. B. CASSINELLI, L'opera di Enrico Ferri en Enrico Ferri, cit., pág. 118. 82. Vid. E. FERRI, Principios de Derecho criminal, Traducción de J. A. ~RODRÍGUEZ MuÑoz, Reus, Madrid, 1933, pág. 44 y s.

- 42 - trascendencia que los "entes jurídicos" delito y pena. Argumenta también que si el método experimental, que en ocasiones califica de "galileano" 83 , ha sido fructífero aplicado a las Ciencias Físicas, tam­ bién debe serlo aplicado a las Ciencias 'Morales ya que, afirma, todas las Ciencias tienen comunes la naturaleza y el objeto: el estu­ dio de la naturaleza y el descubrimiento de sus leyes para progreso de la Humanidad 84• b) Abandonan los positivistas el dogma del clasicismo extremista de JJ:Ue el delito es una entidad jurídica para sostener que, ante todo, el delito es un fenómeno natural, humano y social, un acto de la personalidad humana y sólo en segundo término un acto jurídico. Como consecuencia de ello prestan, como ya se ha señalado, una especial atención a la problemática de las causas y factores de los delitos y su incidencia en Ja personalidad del individuo. De esta manera la figura del delincuente, ignorada por los autores clásicos, se convierte en protagonista de sus investigaciones y el delito se reduce a mero síntoma de la personalidad peligrosa de su autor. e) La Escuela clásica consideraba al hombre dotado de libre albedrío, de libertad moral para escoger entre el bien y el mal; libre albedrío que en términos jurídicos se plasma en el concepto de im­ putabilidad. La Escuela positiva se opuso a la imputabilidad -sub­ raya FERRI- por dos razones: porque la investigación fisio-psicoló• gica demuestra que la libertad moral no es más que una ilusión de la observación psicológica interna y, en segundo lugar, porque acep­ tando el criterio de la imputabilidad individual inevitablemente que­ darían libres un gran número de delincuentes y ello supondría una 85 constante amenaza por su peligrosidad, para la sociedad • Sobre el determinismo que le peculiariza y las fórmulas de temi­ bilidad y peligrosidad, pues, la Escuela positiva construye frente a la imputabilidad clásica el concepto de la responsabilidad social 86 • El

83. Justifica FERRI tal denominación argumentando que el método expe­ rimental fue fijado en sus criterios directivos por GALILEO en su obra Saggiatore, aparecida en 1618. 84. Cfr.: E. FERRI, Il método nel Diritto criminale en."La scuola Positivd; 1929, pág. 116. 85. Vid.: E. FERRI, La Sociologie crimine'lle, cit., pág·. 261. 86. Sobre este punto subraya FERRI cómo la idea de utilidad social en el ministerio penal es tan evidente que hasta los más ortodoxos criminalistas clásicos la reconocen con más o menos reservas. Incluso, dice, se ha fundado el derecho de castigar sobre una idea de utilidad o necesidad social. La dife­ rencia fundamental entre la Escuela clásica y la Escuela positiva es que los autores clásicos anteponen como criterio superior a la utilidad o necesidad

- 43 - hombre, como hemos visto al examinar la doctrina ferriana, es para los positivistas responsable por el mero hecho de vivir en sociedad, la cual tiene derecho a su conservación, a su defensa. d) La pena era para la Escuela clásica la consecuencia jurídica del daño causado por el del.ito y la ofensa al orden jurídico; el fin 87 primario era "el restablecimiento del orden externo de la sociedad" • La pena tenía, a la vez, carácter retributivo, expiatorio e intimidativo. Los positivistas, al sustituir la responsabilidad moral por la res· ponsabilidad social, se oponían al carácter compensatorio de un mal por otro mal, característico de los clásicos. La pena encuentra en el positivismo jurídico su razón de ser en la peligrosidad del autor del delito y, por ende, en la neces;idad de defensa de la sociedad. Por ello, propugnaron la eliminación de las penas de los códigos y su sustitución por una serie de medidas que, a la vez que serían un medio de defensa de la soc.iedad, cumplirían una función preven­ tiva. La pena fija y proporcional al delito de los autores clásicos, se convierte en la Escuela positiva en una medida de duración indeter­ minada y proporcionada a la peligrosidad del delincuente, conce­ bida para servir a los fines de reforma, cura o eliminación cuando fuera necesar.io.

3. ÜTRAS ESCUELAS CRIMINOLÓGICAS

Sin entrar en valoraciones críticas sobre el Positivismo crimino­ lógico, hay que señalar con RADzrnowrcz 88 cómo uno de sus méritos innegables fue el de promover un movimiento investigador de carác­ ter semejante en casi todo el mundo, especialmente en Francia, Holanda, Alemania y Austria. A) Paralelamente a FERRI, los sociólogos franceses mostraron una gran preocupación por el fenómeno de la delincuencia, preocu­ pación que ya contaba como eminentes antecesores a QUETELET y GuERRY. Se pueden distinguir dos corrientes: la primera dominada por la Escuela sociológica de DuRKHEIM y, la segunda, que agrupa social, la idea de culpabilidad moral mientras que los positivistas prescinden totalmente de ella (Vid.: La Sociologie. criminelle, cit., pág. 305 y s.). 87. Cfr.: F. CARRARA, Programma ·del Corso di Diritto Criminale dettato nella R. Universitá di Pisa~ ottava edizione, Parte generale, Fratelli Cammelli, Firenze, 1897, Vol. I, pág. 590, parágr. 615. 88. Vid.: L. RADZINOWICZ, Ideología e criminalitá, cit., pág. 51.

-44- escuelas de tendencias diferentes como son las capitaneadas por LACASSAGNE y TARDE.

a) La figura principal de la Escuela sociológica es E. DuRKHEIM (1858-1917) que, en opinión de RADZINow1cz, comparte con M. WEBER el mérito de haber dado un método 89 y haber trazado la vía de la Sociología del s. xx, s.i bien DuRKHEIM, a diferencia de aquél, intro­ duce la criminalidad en sus investigaciones w. En su obra El suicidio somete DURKHEIM 91 a estudio la relación más o menos constante que pu.~de establecerse entre la frecuencia de dicho fenómeno y la acción reguladora de la sociedad. Investiga también, en el medio social, las causas de los fenómenos crim.inales y subraya, como elemento de­ terminante del comportamiento, de integración al grupo. Lo más característico de su pensamiento es su insistencia en consi­ derar el delito como un fenómeno normal e incluso útil 92• Para ello se basa en el hecho de que el delito se manifiesta en toda sociedad humana de una manera constante. Sin embargo, no deducía de ello que el delincuente fuera necesariamente normal desde un punto de vista b.iológico y psicológico, sino que admitía que en cualquier so­ ciedad normal existían formando parte de su contenido algunos in­ dividuos anormales. La pena, al igual que el delito, era para este autor un hecho normal y útil. La tesis de este autor provocó violentos ataques y autores que en otros puntos eran antagonistas, como FERRI y TARDE estuvieron de acuerdo en la crítica de la teoría durkheniana. b) A. LACASSAGNE (1834-1924), jefe de la Escuela del medio social o lionesa 93 y MANOUVRIER se opusieron enérgicamente a la teoría de

89. Una de sus principales obras lleva precisamente el título de Las .Reglas del méto.do sociológico (Paris, 1895). 90 Vid.: L. RADZINOWICZ, Ideoiogía e criminalitá, cit., pág. 65. 91. Le Suicide. Etude de sociologie, Paris, 1892. 92. Vid.: E. DURKHEIM, Las R.eglas ,del método sociológico, Dealo, Buenos Aires, 1959, págs. 53, 63, 85, 86 y 89. 93. Nombrado profesor en 1880 de Medicina Legal en Lyon, impartirá en esta Universidad la enseñanza durante 33 años en el curso de los cuales reunió numerosos discípulos entre los que destacan MARTÍN, su sucesor, inte­ resado por los problemas de la delincuencia juvenil; LOCARD, especialista en criminalística y BouRNET que se consagró al de la Criminología general. Con la colaboración de GARRAun y TARDE funda en Lyon, en 1886, los Archivos de antropología criminal. Sobre LAcASSAGNE vid. L. VERVAECK, Le professeur La­ cassagne en Revue de droit penal et de crimino·logie, 1924, págs. 915 y ss. y .J. PrNATEL, De Laccassagne á la nouvelle E cole de Lyon en Revue de Science criminelle, 1961, págs. 151 y ss.).

-45- LOMBRoso dando jmportancia primordial al medio social, si bien no llegaron a negar las causas biológicas eventuales de la delincuencia. La tesis mantenida por LACASSAGNE se puede resumir en dos cé­ lebres frases: "el medio social es el caldo de cultivo de la crimina­ lidad; el microbio es el delincuente, un elemento que no tiene impor­ tancia hasta el día que encuentra el caldo de cultivo que le hace fermentar" y "las sociedades no tienen más que los criminales que merecen". Autor de numerosos trabajos criminológicos, destacan por su importancia los estudios sobre el tatuaje y las biografías de delincuentes célebres. Paul AuBRY en su principal obra La contagian du meurtre (These inaugurale, Paris, 1887) desarrolla una teoría equivalente a la de LACASSAGNE. Junto a la herencia delictiva sitúa el contagio psicoló• gico producido por la sugestión e imitación. Como principales fac­ tores del contagio del asesinato destaca la herencia, vida común en las prisiones, determinados espectáculos y los medios de comunicación"- La fama de MANOUVRIER se debe, en especial, a la famosa polé­ mica que, a partir del II.º Congreso de Antropología criminal cele­ brado en París en 1889, sostiene con LoMBRoso. c) La Escuela de interpsicología tiene su máximo representante. en la figura de Gabriel TARDE (1843-1904). Amigo y asoc.iado de LAcAs­ SAGNE le debe la Sociología el haber ampliado su campo de investi­ gación. Desde QUETELET y GuERRY, el estudio de los sociólogos se centraba en la regularidad del fenómeno delicuencial. La estadística demostró que en ningún país permanecían estacionarios los fenóme• nos sociales y la importancia pareja a la de la estabilidad del factor cambiante. TARDE se ocupa por primera vez de este factor y hace de la Sociología una interpsicología. Investiga en vez del "cómo", el "porqué" actúa el medio social sobre el individuo planteando la tan discutida ley de la imitación. Según esta ley el hecho social funda­ mental es la imitación: en el individuo por la costumbre y la me­ moria, en las relaciones entre individuos por procesos más comple­ jos; pero en definitiva para él en sociología, todo se reduce a relacio­ nes ínter-individuales deviniendo, por ello, en una interpsicología. A pesar de que sigue la misma dirección de DuRKHEIM en lo que respecta a la aceptación del delito como elemento inevitable de la

94. "El contagio de asesinato, dice, es el acto por el que la idea del asesi­ nato se impone o transmite a un individuo generalmente predispuesto por me­ dios que nos queda por determinar" (Cfr.: La Contagian du meurtre. Etude d:anthropologie criminelle, 2." edición, Alean, París, 1894, págs. 3 y s.).

- 46 - sociedad, TARDE se une a los positivistas 95 para combatir la afirma­ ción durkheniana de que el delito es un hecho social normal.

B) Si los autores franceses destacaron el factor social como ge­ nérico de la delincuencia, una parte del socialismo científico de fines del s. xrx, sin embargo, continuaba viendo en la criminalidad un fenómeno de anormalidad social determinada por influencias eco­ nómicas. Paralelamente a como había ocurrido entre la Escuela car­ tográfica y la socialista de MARX, las teorías soc.iales francesas abrie­ ron' paso a las socialistas a través del factor económico que se des­ taca entonces como el más importante entre los factores sociales. TuaATI, BATAGLIA, CoLA.JANNr 96 y LoarA adoptan este punto de vista entre los italianos. Ahora bien, ninguno de ellos llevó la teoría eco­ nómica de la delincuencia hasta el grado en que lo hizo la Escuela económica holandesa cuyo principal representante fue A. BoNGER (1876-1940), como señala RAnzrNowrcz 97 marxista por convicción y profesor por vocación y el primer holandés que alcanzó gran noto­ riedad como criminólogo. En su obra más importante, Criminalidad y condiciones econó• micas, publicada en 1905, sostenía BoNGER que el sistema económico del capitalismo hacía a los hombres más egoístas y, por ello, más propensos al delito. Las condiciones desfavorables de vida, de tra­ bajo, de educación en la clase proletaria provocaba, en su opinión, el embrutecimiento de sus miembros, de ahí que éstos fueran pre­ cisamente los que cometieran el mayor número de delitos. Sin em­ bargo, no niega la existencia de diferencias innatas entre los indivi­ duos y le atr.ibuye a la Sociología la tarea de explicar el porqué algunos de ellos devienen criminales. Encauzado en el determinismo iniciado por QuETELET niega BoNGER la existencia del libre albedrío llegando a afirmar que un criminó• logo no determinista es una contradicción.

95. Podría establecerse un paralelismo con la figura de GARÓFALO. TARDE es también magistrado y su teoría gira siempre en torno a los conceptos de delito y pena; por otra parte, al igual que aquél, le interesa a TARDE la ver­ tiente psicológica, el "porqué", como hemos visto, de la influencia de la socie­ dad. Sus pri'ncipales obras son: La Criminalité Comparée (1888), Penal Phi­ losophy (1890), Les transformations du Droit (1899) y Etudes Péna!es et Sociales (1900). 96. MAGGIORE considera a N. CoLAJANNI (1844-1921), discípulo disidente de LoMBRoso, una de las figuras principales del determinismo económico (Cfr.: G. MAGGIORE, Derecho Penal, Vol. I, El derecho pe_nal - El delito, traducción_ de .J . .J. ORTEGA TORRES, Temis, Bogotá, 1954, pág. 106). 97. Cfr.: L. RAnz1Now1cz, Ideología e Criminalitá, cit., pág. 39.

- 47 - C) La corriente de Sociología criminal iniciada por FERRI, tam­ bién tuvo eco en la doctrina alemana. A partir de los años ochenta se inicia una dirección político-criminal que cuenta como máximo 98 exponente a F. von LrszT • En 1882 desarrolla este autor un pro­ grama de política criminal 99 de un amplio alcance (Der Zweckgedan­ ke im S1trafrecht) y, como presupuesto de éste, un programa de in­ vestjgación criminológica. Sustenta la Escuela alemana una posición crítica y pragmática .exhibiendo, como señala JrMÉNEZ DE AsuA, una fisionomía ecléctica 100 en la que se refleja su naturaleza componedora • En oposición a los antropólogos criminalistas italianos rechaza el concepto· de cri­ minal nato y señala, como raíces de la delincuencia, las condiciones sociales. Mantiene el concepto clásico de imputabilidad y admite, al mismo tiempo, la fórmula positiva de la peligrosidad para deter­ minadas categorías de delincuentes. Sin embargo, el libre albedrío fue negado por algunos partidarios, entre ellos von LrszT de ahí que la pena, trasplantada por este autor la idea finalista de von IHERING al Derecho penal, no tuviera ya el carácter antiguo retribucionista. En primer plano aparece la importanc.ía de la consideración de la personalidad del delincuente. Junto a la prevención general encuen­ tra cabida la prevención especial, oponiéndose a la pena retributiva

98. Con von LrszT nace la dirección positivista o biológica de la Política criminal. Hasta entonces, había sido ésta una cienci:i práctica que aplicaba al arte de legislar principios filosófico-políticos; al ocuparse de las causas del delito y al orientarse en una finalidad de lucha contra el mismo, se hace teórico-práctica e invade los dominios de otras ciencias consagradas al estudio ,del delincuente. Distingue el profesor de Berlín el Derecho penal de la Cri­ minología, Penología y Política criminal. El primero es, para este autor, la exposición dog·mática del derecho vigente y su método es el lógico jurídico. El de las restantes ciencias es el experimental. A pesar de esta diferenciación pretende buscar una unidad superior que dé cabida a todas las clenci'as pe­ nales con una inter-relación que no anule su autonomía. (Vid. JIMÉNEZ DE AsúA, Tratado de Derecho penal, Losada, Buenos Aires, 1950, T. I. págs. 138 y ss. T. U, págs. 86 y ss.l. 99. Define von LrszT la Política criminal como "el contenido sistemático de principios -garantizados por la investigación científica de las causas del delito y de la eficacia de las penas- según las cuales el Estado dirige la lucha contra el delito por medio de las penas y de su forma de ejecución''. (Cfr.: Franz von LrszT, Tratado de Derecho penal, traducción de la 20:" edición ale­ mana de L. JIMÉNEz DE AsúA, Reus, Madrid, T. II, 1916, pág. 56). 100. Vid. L. JrMÉNEz DE AsúA, Tratado, cit., T. II, pág. 88 y s.

-48 - 101 la pena tutelar o pena del fin , admitiendo las medidas de seguri­ 102 dad para cumplir estos fines • La nueva fase de la Política criminal inic,iada por van LrnzT causó gran impacto. La primera crítica seria en su contra fue Ja de FERRI. El argumento esgrimido era el de que si la Política criminal de de­ fensa, se identificaba con la Sociología criminal y si se cons,ideraba como un arte práctico de aplicar los princ,ipios de la ciencia cri­ minal, no era una ciencia positiva. Pero la Escuela de Política cri­ mii;¡al tuvo también numerosos partidarios como E. HAFTER, J. C. G. THvREN y A. PRrNs y G. A. VAN HAMEL fundadores con van LrszT de la Internationale Kriminalistische Vereinigung, en 1889, portadora del movimiento de reforma. La influencia de la Escuela de Política criminal se manifestó especialmente en el área legislativa ya, que en ella se inspiraron muchos de los Códigos en v,igor. D) El pensamiento de van LrszT de cultivar académicamente la Criminología en las cátedras de Derecho penal fue realizado en Austria por H. GRoss (1847-1915). GRoss que era especialmente un práctico 103, pues había comenzado su carrera como Juez de Instruc­ ción, se propuso, después de su nombramiento de Profesor de De­ recho penal, crear en la Universidad de Graz, su ciudad natal, una institución para el estudio de Ja Criminología 104 realizando su pro­ pósito en 1912 al abrir el Das Kaiserlich-Konigliche Kriminalistische Universittitsinsititut, primero en su clase y en el que se cultivaban todas las disciplinas criminológicas. Su principal preocupación era "determinar tan exactamente como le fuera posible en cada asunto criminal importante, lo que el juez de instrucción no tenía necesidad de conocer y no debía hacer, y lo que debía conocer y hacer""'. Sus obras estaban destinadas sobre todo a los jueces de instrucción aun­ que se revelaron de gran utilidad para los encargados de la identi-

101. Cfr.: von LISZT, Tratado de Derecho penal, cit., págs. 30 y ss. 102. Al exponer von LrszT los resultados legislativos de la Política criminal incluye la realización de las dos exigencias planteadas por él en su Programa de l\.1iarburgo en 1892: "La inocuización de los incorregibles y la, corrección de los corregibles", reconoce que no es la pena sino las "medidas" especiales las llamadas a la consecución de esa doble finalidad (Cfr.: Tratado de Derecho penal¡ cit., pág. 36). 103. Antes de comenzar su carrera académica era famoso por su Hand­ buch der Untersuchungsrichter (1893), llamado más tarde System der Krimi­ nalistik, y por su Kriminalpsychologie (1897). 104. En 1889 fundó el Archiv für Kriminal-Anthropologie und Kriminalistik. 105. Cfr. Hans GRoss, Aufgaben und Ziele der Krim~nalistik en Schweize­ rische Zeitschrift für Strafrecht, 1897, Vol. X, p. 269 y 272.

- 49 - 4 ficación de los sospechosos y de las pruebas de la .infracción por lo que constituyen, sin duda, el fundamento de la Cr.iminalística. Ahora 106 bien, como señala RAnzmowrcz , las obras de GRoss han servido también para otros objetivos como son el de haber convencido a los juristas de numerosos países de que la realidad del delito es mucho más compleja que la revelada por un mero análisis jurídico y que para su esclarecimiento es necesaria la aplicación de métodos. diferentes. Para SEELIG 107 la significación de esta tendencia investigadora es triple: a) por primera vez se concibe la comisión del delito y la lucha contra el mismo como una unidad, de donde se dedujo la re­ lación que existe entre la Biología criminal, la Sociología criminal, la Cr.iminalística y la Penología; b) se reconoce que el común de­ nominador es el hombre como totalidad psicofísica para cuyo estudio hay que partir de la observación del caso particular; c) se parte de la unión del trabajo científico-criminológico y el jurídico-penal, no para llegar a una ciencia conjunta sino a una inter-colaboración personal entre profesores e investigadores del Derecho penal y de la Criminología.

IV. LA CIENCIA PENITENCIARIA 1º8

l. EL MOVIMIENTO DE REFORMA PENITENCIARIA

Con el movimiento abolicionista de la pena de muerte que se 109 propaga por Europa en el primer cuarto del siglo XIX , las penas

106. VidJ.~RADzINowrcz, Oú en est la Criminologie?, Cuyas, Paris, 1965,, pág. 20. 107. Vid.: Ernst SEELIG, Tratado de Criminología, traducción de J. Mh RonRÍGUEZ DEVESA, Instituto de Estudi'os Políticos, Madrid, 1958, pág. 43 y s. 108. Antes de iniciar la exposición de las ideas penitenciarias dominantes: en la época de Rafael SALILLAS, se impone una previa delimitación del tema ya que precisamente es en este siglo cuando surge la equívoca identificación de la Ciencia Penitenciaria con la Penología. El término Penología data de 1834- Y se debe a Francis LIEBER que la concibe como la disciplina que tiene por objeto el estudio de toda clase de penas. La Ciencia Penitenciaria en su con­ cepción originaria tuvo como objeto de investigación el concreto grupo de penas privativas de libertad pero posteriormente, en especial por obra de los:

- 50 - privativas de libertad, en cuanto sustitutivos ideales, de la capital, alcanzaron su configuración definitiva. Si bien la prisión se remonta al Derecho romano, con carácter de pena tiene sus raíces en las instituciones de la Iglesia uo cuyos principios adaptados a la religión protestante fueron difundidos por J. HowARD JI! a fines del siglo xvrrr.

autores franceses, fue ampliando su ámbito hasta identificarse con el de la Penología. Esta identificación entre ambas ciencias, que se produjo en la segunda mitad del pasado siglo, es explicable -señala SAINz CANTERO (La Ciencia del Derecho penal y su evolución, Bosch, Barcelona, 1970, pág. 36)­ por.i'Ia creciente importancia que, a resultas de¡ la desaparición y disminución de las penas corporales y de la capital, adquirieron las penas privativas de libertad; importancia de la que son significativos reflejos los Congresos Pe­ nitenciarios de Francfort (1846), Bruselas (1847), Londres (1872) y Estocolmo (1878) cuyos programas se nutrían, casi exclusivamente, de las mismas. Con el fin de acabar con el confusionismo existente los autores optaron por volver a dar a ambas disciplinas su contenido originario considerando a la Ci'encia Penitenciaria como una de las ramas de la Penología que se ocupa exclusiva­ mente de las penas privativas de libertad. Y éste es el sentido y el límite que nosotros daremos a la Ciencia Penitenciaria. 109. Aunque la lucha organizada contra la pena de muerte comienza en el s, XVIII, bajo el influjo de las ideas de la Ilustración, las ideas abolicionistas no se generalizaron hasta los primeros años del s. xrx en los que ya se aboga no por una mera reducción de los delitos capitales sino que se propugna la total eliminación de la pena de muerte. 110. Se pueden distinguir dos períodos en la disciplina de la Iglesia. En el primero, hay un sólo sistema penitenciario al que se sometían voluntaria­ mente los pecadores con ánimo de mortificarse. El segundo, se inicia en el s. XVII y es el período verdaderamente penitenciario. El libro Reflexi6n sobre las prisiones de las órdenes religiosas escrito por el monje benedictino francés MABILLON, le convierte en un verdadero precursor de la Ciencia Penitencia­ ria. La influencia de este autor se hizo sentir cuando en 1703 Clemente XI estableció el programa de la prisi'án para jóvenes que él mismo hizo construir anexo al Hospicio de San Miguel en Roma y en el que se imponían como reglas el aislamiento nocturno y el silencio. Durante el s. XVIII el desenvol­ vimiento del sis.tema penitenciario de la Iglesia alcanza gran difusión y en su evolución se resaltan dos elementos que serían esenciales en los sistemas penitenciarios posteriores: el aislamiento nocturno y el trabajo (Vid., J. PINATEL, Traité Elementaire de Science Penitentiaire et de Déjense S.ociale, Imprimerie Administrative, Melun, 1950, págs. XLVII y ss.). 111. John HowARD nació en Enfield en septiembre de 1726. Heredero de una saneada fortuna ella le permitiría satisfacer su vocación de viajero y filántropo. Cuando en 1755 realiza un viaje a Portugal con el fin de ayudar a los damnificados por el terremoto de Lisboa, su navío fue apresado por unos piratas frances. Hecho prisionero conocería los horrores de los galeotes franceses lo que influiría de un modo decisivo en su vida. De vuelta a In­ glaterra es nombrado, en 1773, High Sherrif (Juez de paz) por el condado de Bedford lo que le proporcionó abundantes ocasiones de conocer el deficiente estado de las prisiones inglesas. Viaja también por Francia, Flandes, Holanda

- 51- De este autor parte el mov.imiento de reforma penitenciaria que con­ tiuado a lo largo de la siguiente centuria constituiría uno de los más afortunados logros humanos y penológicos de la misma. El aislamiento celular es la más destacada reforma propugnada por HoWARD y sobre cuyo eje giraría su célebre obra The State of Prisons in England and Wales, publicada en 1776.

2. APARICIÓN DE LOS SISTEMAS PENITENCIARIOS 112

Alrededor de la aspirac10n de implantar el régimen celular gra­ vitaría el nacimiento de los sistemas penitenciarios. No fue, sin em­ bargo, Inglaterra, país de origen del gran reformador, sino Estados Unidos de Norteamérica donde la doctrina de HowARD dio sus pri­ meros frutos. En 1829 se implantó en la llamada Eastern State Pe­ nitentiary de Filadelfia, en el estado de Pensilvania, el primer sis­ tema basado en el aislamiento diurno y nocturno en celda con tra­ bajo en su interior durante todo el tiempo de la condena. En la mis­ ma década el estado de New York implantaba, en la ciudad de Auburn, un nuevo régimen carcelario. Menos severo que el anterior, consti­ tuían sus caracteres esenciales el aislamiento celular nocturno y el trabajo en común durante el día, bajo la regla del silencio. Esta oposición fundamental entre los sistemas pensilvánico o de Filadelfia y el de Auburn domina el desarrollo posterior del movi­ miento penitenciario en todos los países del mundo 113 • La experiencia y Alemania. En 1777 publica su gran obra The State of Prisiorns in England and Wales y en 1789 One History.account oj the principals Lazarettos. Poste­ riormente visita Rusia, España y ·Portugal. Muere en Kerson el 20 de enero de 1790. 112. Sobre los sistemas penitenciarios vid.: E. CuELLo CALoN, La Moderna Penología, Bosch, Barcelona, 1950, págs. 330 y ss.; J. PINATEL, Traité élémentaire de Science Penitentiaire et de Defense Sociale, cit., págs. LVII y ss.; el mismo, Le systeme progressif: Etude historique et Criminologique, en ERtudos ''lm memoriam" do Prof. doutor Jasé Be-leza doSi Santos, Boletin da Facultade de Direito de Coimbra, 1966, págs. 1 y ss.; E. NEUMAN, Evolución de la pena pri­ vativa de libertad y J°'egímene"S carcelarios, Pannedille, Buenos Aires, 1971, págs. 113 y ss.; G. STEFANI, G. LEVASSEUR, R. JAMBU-:rv:t'ERLIN, Criminologie et Science Penitentiaire, Dalloz, Paris, 1969, págs. 323 y ss. 113. La mayoría de los países europeos, aunque introduciendo algunas va­ riantes, se manifestaron a favor del sistema pensilvitnico o de Filadelfia. Francia lo adopta provisionalmente en 1840 y de una manera definitiva en 187~ por Ley de 25 de marzo. Bélgica realiza un· primer ensayo en 1835 en la prisión de Gante y consagra el sistema definitivamente por Ley de 4 de marzo

- 52 -- revelaría, sin embargo, los ,inconvenientes de uno y otro sistema: la incompatibilidad del régimen celular absoluto con la naturaleza social del hombre y la dificultad de readaptación social del penado, en el primer sistema, y el carácter inhumano de la regla del silencio y de los castigos corporales inherentes a su infracción, en el segundo. Consecuencia de ello fue la aparic.ión de un tercer sistema peniten­ ciario, el denominado progresivo que, con ligeras variantes, es el adoptado en nuestros días por casi todos los países. Bajo tres moda­ lid¡tdes se presentó en sus orígenes : a) el sistema de Montesinos que se aplicó en 1836 en el presidio de Valencia y sirvió, indudablemente, de inspirac.ión a los posteriores y sobre cuyos caracteres nos remi­ timos al apartado correspondiente a la Ciencia Penitenciaria espa­ ñola; b) el sistema de marcas que se atribuye al capitán inglés MA· CONOCHIE y se puso en práctica en la colonia penitenciaria de Norfolk (Australia) a fines de la primera mitad dec.imonónica. La permanen­ cia en la prisión se dividía, en este sistema en tres períodos sucesi­ vos: régimen pensilvánico, de Auburn y de libertad condicional. La sentencia era indeterminada y la duración de la pena, a partir de un lim,ite mínimo, dependía del número de marcas que, en propor­ ción al delito, se exigían como condición para la puesta en libertad. Estas marcas o vales se obtenían como premio al trabajo y buen comportamiento de manera que se hacía responsable al propio con­ denado de la obtención de su libertad. El brusco paso del segundo de los períodos al de libertad condicional se evidenció de inmediato como el principal defecto del sistema y para pal.iarlo toma forma una nueva modalidad: c) Sistema irlandés. La única novedad que ofrece respecto al anterior, de marcas, es el establecimiento de un período de libertad intermedia (copiado del. sistema del coronel Montesinos según confesión de su autor, W. CROFTON) entre el pe­ ríodo de aplicación del régimen de Auburn y el de la libertad condicional. Las considerables ventajas del sistema progresivo, más humani­ tario y de mejores resultados reeducativos, aseguraron en los últi­ mos años del s. x1x su triunfo sobre los demás; victoria consolidada con el transcurso del tiempo y de la que es prueba evidente la adop­ ción, casi unánime, del mismo en las legislaciones penales vigentes.

de 1870. En 1851 se implanta en Holanda para los condenados a penas infe­ riores a 1 año ampliándose la aplicación a las penas superiores a 4 años en 1871. En Portugal quedó establecido en 1867. En Suecia, por iniciativa de Osear II se adopta en 1841. En Austria se prescribe definitivamente por Ley de 19 de junio de 1867. En E. U. de Norteamérica, por el contrario, el sistema de Auburn fue el acogido por la mayoría de los Estados.

- 53 - 3. PROBLEMÁTICA ESENCIAL PLANTEADA

Dos son las principales preocupaciones de la teoría y práctica penitenciarias del siglo pasado: una, la elección entre los diversos sistemas penitenciarios y otra, la determinación, en el marco de un sistema dado, de las modalidades más adecuadas para su aplica­ ción. De la debatida problemática derivada de ambas se hicieron eco los Congresos Penitenciarios Internacionales de Londres (1872), Estocolmo (1878), Roma (1885), San Petersburgo (1890) y París (1895) cuyas conclusiones constituyen, en cierto modo, un balance de toda la Ciencia penitenciaria decimonónica. Las más significati­ vas de dichas conclusiones son: El régimen celular, paliada su primitiva severidad triunfa defini­ tivamente a pesar de las duras críticas procedentes de los positivistas. El trabajo penitenciario adquiere, con la aparición de los sistemas progresivos, un carácter eminentemente correctivo y se acepta, casi unánimemente 114, que una parte del producto del mismo se destine a los penados para la satisfacción de sus necesidades. La clasificación de los penados se consolida en cuanto condición previa para la aplicación de todo tipo de tratamiento penitenciario. Se propugna la instrucción religiosa, profesional y cultural como uno de los medios más importantes para la reeducación del penado. La figura del antiguo carcelero es sustituida por el funcionar.io penitenciario de formación científica y profesional adecuada. Otro planteamiento problemático inherente a la aparición de los sistemas penitenciarios sobre la base del régimen celular, fue el de una arquitectura penitenc.iaria adecuada a los mismos. Surgen así los tipos arquitectónicos radial en la Eastern P.enitentiary de Fila­ delfia, el de pabellones laterales de la prisión de Auburn y el de palo de telégrafo construido en Fresnes (Francia) en 1898 "'-

114. Sobre la arquitectura penitenciaria vid.: J. c. GARCÍA BASALo, Intro­ ducción a la arquitectura penitenciaria, en Revista penal y penitenciaria, Buenos Aires, 1959, · págs. 41 y ss. 115. Charles LucAs (1803-1889) publica en 1828 Le systéme penitentiaire en Europe el~ats-Unis. En 1830 es nombrado inspector general de los ser­ vicios administrativos y se propone como meta realizar la reforma peniten­ ciaria de su país. En 1836 aparece su Theorie de l'emprisonnement clásica en la materia. Bajo su impulso se realizaron numerosos estudios especialmente por BERENGER, BONNEVILLE DE MARS~Y y DEMETZ. De éste último hay que destacar Resunié des questions penitentiaires (Paris, 1844) y de M. G. BEAU­ MONT y A. TocQUEVILLE, Du systé1ne penitentiaire aux Etats Unis et de son application en France, suivi d'un appendice sur les colones penaies et de notes statistique/1 (Paris, 1832). La obra principal del belga DucPETIAUX es Des pro-

- 54- 4. LITERATURA PENITENCIARIA

Con la aceptación de las penas privativas de libertad como pa­ nacea de la criminalidad, el papel desempeñado por la prisión adqui­ rió un interés primordial a la vez que se hizo cuna de los primeros estudios penitenciarios. Desde sus comienzos tuvieron éstos un in­ mediato reflejo en una rica y abundante literatura en la que sobre­ salen nombres como CH. LucAs, DEMETZ, TOCQUEVILLE y BEAUMENT en,Francia y DuCPETIAUX en Bélgica, promotores valiosos de la re­ 116 forma penitenciaria europea •

V. LA ESPAÑA DECIMONONICA

l. CONSIDERACIONES GENERALES

En la filosofía española del s. xrx, que sigue una clara inspiración escolástica como la de J. Balmes (1810-1848) o bien se mueve dentro del tradicionalismo como J. DoNoso CORTÉS (1808-1853), no encon­ traron eco las nuevas corrientes positivista y materialista pero, pa­ radójicamente, cuando éstas dominan en los restantes países euro­ peos, la filosofía krausista gozó de cierta aceptación en nuestra patria. Por otra parte, las poco afortunadas circunstancias socio-políticas por las que atravesaba nuestro suelo, especialmente en la segunda mitad de siglo, no favorecieron la consecución de importantes logros científicos. Todo ello unido a la particularidad de que fuera precisa­ mente en las Ciencias penales donde se produjo la primera detecta­ ción de las renovadoras ideas, justifica que abordemos directamente su estudio. gres et de l'etat actuel de la reforrme penitentiair.e et des institutions preven­ tives aux Etats unis, e-n France, en Su·isse, en Anglaterre et en Belgiqu.e, (Bruselles, 1838). 116. Algunos autores, como FERRI, eran partidarios de destinar el total del producto obtenido con el trabajo al Estado para compensar el coste del sostenimiento de los penados. Constituían, sin embargo, una excepción (Vid.: E. FERRI, Trabajo y celda de los condenados, en La Nueva Ciencia Jurídica, T. I, págs. 125 y SS.).

- 55 - 2. LA CIENCIA DEL DERECHO PENAL Y LA CIENCIA CRIMINOLÓGICA

A) Ya hemos destacado cómo la filosofía krausista y la cristal.i­ zac10n penal y penitenciaria de la misma (el correccionalismo) no gozaron de gran fortuna en Alemania. Ambas orientaciones alcanza­ ron, asimismo, escasa difusión en Europa. Sin embargo, en España y con las limitaciones a que muy pronto aludiremos, gozaron de cierta difusión que en ocasiones se ha supervalorado m. La recepción de la Besserungstheorie en nuestra patria se vió fa­ cilitada enormemente por la filiación krausista de amplios sectores del mundo intelectual español, de ahí precisamente que su penetración deba ser necesariamente v.inculada a la filosofía de KRAUSE. El proceso de recepción lo esquematiza SAINz CANTERO Hs en los siguientes términos: en 1843, SANZ DEL Río es pensionado por el Gobierno español para perfeccionar sus conocimientos en las prin­ cipales escuelas europeas. Desde Bruselas, y por indicación de AHRENS, se desplaza a Heildelberg donde imparten sus enseñanzas dos de los más caracterizados discípulos de KRAUSE: ROEDER y LEONHARDI. Allí hace sus primeras armas SANZ DEL Río en la filosofía kraus.ista y en el correccionalismo, en su vertiente penal y penitenciaria. De regreso a España es cabeza de lo que se ha denominado "la generación krau­ sista", de extraordinaria vigencia en el pensamiento patrio de la pa­ sada centuria. Así, a través de las enseñanzas de los filósofos del Derecho integrados en aquella tendencia (fundamentalmente GINER DE LOS Ríos y A. CALDERÓN), se va configurando la dirección correc­ cionalista española. Ello sentado, se ha puesto de relieve 119 cómo la influencia de ROEDER en España ha sido facilitada por la indudable coincidencia existente entre la doctrina correccionalista y la línea tradicional es­ pañola, que arranca de ALFONSO DE CASTRO y que atribuye varios fines a la pena, de entre los que cabe señalar capital importancia al de la 120 reforma del penado • De ahí, por tanto, las favorables condiciones

117. En este sentido vid.: G. LANDROVE, El correccionalismo de co,ncepcián Arenal, cit., págs. 20 y ss., J. A. SAINZ CANTERO, La Ciencia del Derecho penal. Y su evolución, cit., pág. 141 y s. 118. Cfr.: J. A. SAINZ CANTERO, La Ciencia del Derecho penal y su evolución,. cit., pág. 142. 119. Cfr.: V. SILVA MELERO, En torno a la escuela penal española en Anuario de Derecho penal y Ciencias penaZes, 1954 pág. 446. 120. Tradición española que alude ·a la necesaria corrección del delincuen-· te que se ha tratado de remontar hasta SENEcA, y que con absoluta claridad se percibe en LARDIZABAL (Discurso sobre las penas, contraído a las leyes cri~

- 56 - que encontró la Besserungs,theorie en nuestro suelo, lo que explica. en parte la vigencia que llegó a alcanzar en el pensamiento español y que, en cambio, le fue vedada en el resto de Europa, como ya apun­ 121 tara el propio SALILLAS • Todo ello ha determinado que se hable de una Escuela correccio­ nalista española. Sin embargo, tal orientación que en un principio acató la ortodoxa formulación de RoEDER, bien pronto otorgó un sesgo personaltsimo a la misma y por ello tal denominación de co­ rreccionalista sólo puede ser aceptada con determinadas y lógicas lllhitaciones.' A ello ha prestado especial atención ANTON ÜNECA 122 poniendo de relieve que el pensamiento de los penalistas españoles denominados correccionalistas fue de signo ecléctico, esto es, que prestaron aceptación inicial a la más pura orientación roederiana pero que, en su elaboración personal, continuaron más que aquélla la tradición española de los varios fines de la pena alejándose, en. consecuencia, de la unilateral y característica postura de ROEDER que en este terreno admitía, tan sólo, la enmienda del delincuente. Como resultado, la base de la pretendida escuela correccional espa­ ñola supone una primitiva recepción de aquélla tendencia surgida en Alemania pero su desarrollo es de carácter heterodoxo y amplía los fines de Ja pena en términos inaceptables para el pensamiento co­ rreccionalista stricto sensu. Ahora bien, y a pesar de las matizaciones sentadas, "párrafo aparte merece la figura de GINER DE Los Ríos, traductor y difusor del pensamiento de RoEDER en España" 123• Como ya hemos dicho,. GINER DE Los Ríos tenía una formación filosófica del más puro corte krausista lo que determinó que en él la aceptación de los postulados correccionalistas se produjera en términos de mayor amplitud que· en el resto de los penalistas que se ha tratado de agrupar bajo la.

1ninales de España para facilitar su reforma, segunda edición, Madrid, 1828,. págs. 83 y ss.) y en J. MARcos GuTIÉRREZ (Discurso sobre los delitos y las penas, Madrid, 1806, pág. 32). 121. Cfr.: R. SALILLAS, Doña Concepción Arenal en la Cie,ncia Penitenciaria., Conferencia pronunciada en el Ateneo de Madrid y publicada en el libro Doña Concepción Arenal en la ciencia jurídica, sociológica y en la literatura, MRdrid, 1894, pág. 15. 122. Vid.: J. ANTÓN ÜNECA, La teoría de la pena en los correccionalistas es­ pañoles en Estudios jurídico-sociales en homenaje al Profesor Luis Legaz y La­ cambra, Universidad de Santiago de Compostela, 1960, II, Pág. 1.024; Vid .. también A. F'ERNÁNDEz ALBOR, Los fines de la pena en Concepción Arenal y en las modernas orientaciones peroitenciarias en Revista de Estudios Peniten­ ciarios, 1968, págs. 16 y ss. 123. G. LANDROVE, El correccionalismo de Concepción Arenal, cit. pág. 25~.

- 57 - denominación de Escuela correccionalista española. Abordó GINER, en su copiosa producción literaria, no sólo temas de Filosofía del 124 Derecho sino también de Derecho penal y de Criminología ; en su cátedra creó un Laboratorio de Criminología y publicó unos Anales cuya dirección confió a SALILLAS. GINER DE LOS Ríos equipara la pena con la tutela jurídica y ex­ presamente se refiere a una tutela penal, destacando que el fin de la pena debe ser "exclusivamente correccional". Se integra, en conse­ cuencia, en la más pura formulación roederiana 125 sin participar del eclecticismo que ostenta la línea tradicional española en su inserción .con el correccionalismo. De ahí que, sin ningún género de dudas, nos encontremos ante la única figura española encuadrable en la línea correccionalista en sentido estricto. Por otra parte, se ha des­ tacado 126 su aportación, anticipada en muchos años a las teorías hoy vigentes, en tema de pedagogía correccional; elaboración en la que se percibe su interés por los problemas criminológicos y con la que se completó la estructura correccionalista montada por ROEDER. Con relación al resto de Jos autores españoles tradicionalmente adscritos a la orientación correccionalista (ROMERO GIRóN, SILVELA, ARAMBURU, CONCEPCIÓN ARENAL), y sin que ahora sea posible un de­ tenido examen de su producción literaria, cabe subrayar que su pensamiento al respecto carece de la ortodoxia que hemos señalado · en la obra de GINER DE LOS Ríos. Para cada uno de los escritores mencionados, la mejora del delincuente no constituye el único y ex­ clusivo fin de la pena, sino que, con leves diferencias de matiz, es una. finalidad trascendente de la misma pero que se conjuga con otras de no menor entidad. Solución ecléctica que, como hemos des­ tacado, es característica de la versión española del pensamiento roederiano. Especial atención merece Ja figura relevante de P. DORADO MoN~ TERO m Es evidente que su correccionalismo es también de signo

124. Su ideología jurídico-penal se encuentra fundamentalmente conte­ nida en sus obras Principios de Derecho Natural (1873) y Resumen de Filosofía de.Z Derecho (1898), en cuya redacción colaboró su discípulo A. CALDERÓN. 125. Cfr.: M. RrVACOBA, Krausismo y Derecho, cit., pág. 161. 126. Cfr.: J A. SArNz CANTERO, La Ciencia del Derecho penal y su evolución, cit., pág. 145. 127. Pedro DORADO MONTERO (1861-1919) estudió en la Universidad de Sa­ lamanca Derecho y Filosofía y Letras. Con una beca, reside en el Colegio de San Clemente de Bolonia (1885-1886). Por oposición logró en 1893 la Cátedra ·de Derecho Político de la Universidad de GTanada, que poco después permutó ,con J. VIDA por la de Derecho penal de Salamanca, donde vivió hasta su

- 58 - ecléctico, pero su preocupac10n propagandística y difusora de los postulados roederianos y, sobre todo, la influencia positivista que en él late con especial intensidad, Je otorgan una peculiar dimensión 128 • Efectivamente, su eclecticismo no nacerá de la combinación de Jos postulados clásicos y correccionaListas, sino de la fusión de éstos últimos con los positivistas, en un serio intento de actualización del pensamiento roederiano. Esta puesta al día es lo que constituye su doctrina que, como se ha destacado'", no es otra cosa que la sustitu­ ción del Derecho penal retributivo e intimidante por un Derecho pro­ tector de los criminales. Mediante éste, la justicia penal abandonaría su función retributiva para cumplir una función de patronato, orienta­ da a la modificación de la voluntad criminal, con base en el estudio psi­ cológico de las causas de la criminalidad en el caso concreto. Se con­ vertirá, en consecuencia, en una pedagogía correccional orientada por la ps,icología. La aportación de DORADO MONTERO se ha calificado, no sin razón, de utópica. Sin embargo, y con la perspectiva que nos otorga hoy el devenir de los tiempos, no puede privarse a la misma de un especial significado en el momento histórico de su aparición, ni tampoco ig­ norar que muchos de sus postulados han reaparecido en otras ten­ dencias de escuela que hoy se denominan "nuevas". De ahí, precisa­ mente, que por el especial sesgo que cabe atribuir al eclecticismo de DORADO MONTERO y por su indubitada pervivencia actual, dentro del examen de la versión nacional del correccionalismo merezca su fi­ gura una especial consideración. muerte. De entre su copiosa producción literaria mencionaremos tan sólo, las obras siguientes: La Antropología criminal en ltalia (1889), El positivismo en la Ciencia jurídica y social italiana (1891), Bases para un nuevo Derecho penal (1902), De Criminología y Penología (1906), El n·erecho y sus sacerdotes (1911) y El Derecho protector de los criminales Cl915l. 128. Sobre la vida y obras de P. DORADO MONTERO vid.: J. ANTÓN ÜNECA, La utopía penal de Dorado Montero, Universidad de Salamanca, 1950; M. Rr­ VACoBA, El centenario del nacimiento de Dorado Montero, Santa Fe, Argentina, 1962; M. BARBERO SANTOS, fi..emembranza del profe'Sor salmantino Pedro Do­ radOJ Montero en el 50 a·rviversario de· su niuerte fE Problemas actuales de las Ciencias penales y Za Filosofía del Derecho en Homenaje al profesor Luis Jiménez: de Asúa, Buenos Aires, Pannedille, 1970, págs. 349 y ss.; el mismo, Pedro Dorado Montero (Aportación a su biografía) en Revista de Estudios Penitenciarios, 1966, Abril-junio, págs. 257 y ss. 129. Cfr.: J. A. SAINZ CANTERO, La Ciencia del Derecho penal y su evolu­ ción, cit., pág. 151.

-59- 130 B) Sin remontarnos a antecedentes más remotos , la Ciencia. criminológica en España ofrece en el s. xrx un ilustre precedente en la figura de Mariano CuBÍ y SOLER (1801-1875) rn. Iniciado CuBÍ y SOLER en estudios lingüísticos, descubre a los veintisiete años, con la lectura del Compendio de Frenología de COMBE, su vocación por la nueva ciencia dirigiendo desde entonces sus investigacim;ies hacia este campo lo que le condujo al estudio de la delincuencia y del delincuente. Aunque sus estudios sobre delito y delincuente no ofrecen una coherencia sistemática, una doble y esencial coincidencia con LoMBROso justifica el que se le considere por los autores españoles como el precursor del ilustre positivista ita­ liano. La primera de las coincidencias aludidas es el empleo del mé­ todo experimental en el estudio del delincuente mediante el que lle­ gará a conclusiones que, como el profesor de Turín, intentará incidir

130. Vid.: Jerónimo MoNTEs, Precursor.es de la Cieincia Penal en España, Victoriano Suárez, Madrid, 1911; L. JIMÉNEZ DE AsúA, Tratado de Derecho penal, cit., pág. 649 y ss. T. L 131. Mariano Cunr y SOLER nació el 15 de diciembre de 1801 en VBanova de Palafoll.s. A causa de la invasión napoleónica su fa1nilia se traslada a Madrid en 1810 donde permaneció Cun1, como maestro privado de primera en­ señanza, hast·a 1821. Marcha entonces a Norteamérica donde se le ofrece la cátedra de español del Colegio de Sta. María de Baltimori (Maryland). Acepta y permanece allí hasta 1828 pasando a la Habana donde fundaría el Colegio de Buenavista en 1829. Después de duros exámenes consigue el título de, maestro en esta capital y en unión de Juan OLIVELLA y SALA crea el primer centro cubano de enseñanzia secundaria. En 1832 abandonó Cuba para tras­ ladarse a Nueva Orleans y desde allí a México donde funda un nuevo colegio_ Ya hacía algunos años desde la lectura, en 1828, del Compendio de Frenol.o­ gía de CoMBE, que CuBI se sentía inclinado hacia los estudios frenológicos pero es a partir de 1836 cuando se dedica seriamente a investigar en dicho campo. En 1842 regresa a España y, al año siguiente, abre una cátedra de Frenología en Barcelona al mismo ·tiempo que publica su Manual de Frenolo­ gía. Con motivo de un curso sobre Frenología dado en Santiago, en la pri­ mavera de 1847, Cunr es acusado de herejía por el teólogo D. Antonio SEVERO BoRRAJo y e1 Tribunal eclesiástico inició, con tal motivo, un proceso contra éL Concluído éste favorablemente para el catalán, regresa a Barcelona, en 1848 y funda el seminario La Antorcha. Al año siguiente se traslada a Valencia para impartir uno de sus cursos y allí ti'ene ocasión de conocer al Coronel MONTE­ SINOS a cuyo sistema dedica un elogioso comentario en su Sist·ema publicada en 1844. En 1851, participa en el Congreso de la Paz celebrado en Londres y en el que intervino con gran fortuna. En los años siguientes, hasta su muerte en 1875, disminuye su actividad docente y aumenta su producción literaria tanto frenológica como lingüística. De entre sus obras frenológicas merecen destacarse las siguientes: Manual de Frenología,. o sea Filosofía del entendimiento humano fundado sobre la fisiología del cerebro (1843), Sis­ tema completo de Frenología, con aplicación al adelanto y mejoramiento

- 60 - ,en el campo penal. La segunda, es el descubr,imiento de una especial figura delincuente que CuBí denom,inará, ya, "nato" en su Sistema completo de Fr>enología, publicado en 1844; delincuente que se ca­ racteriza por deficiencias en los sentidos moral e intelectivo y por un desmedido desarrollo de la destructividad, acometividad, adqui­ sitividad, secretividad y amatividad, señalando, también antes que LoMBROso, la incorregibilidad de los mismos 132• En esta época merece también consignarse el nombre de P. F. MoN­ LAU 133 no tanto por la importancia de sus estudios sobre los factores sofaales del delito reflejados en su Patología social. Breve estudio sobre la criminalidad, sino porque en esta obra se encuentran algu­ nos elementos inspiradores de la teoría criminológica salillana. Parte MoNLAU de la comparación entre el C1JJerpo social y el Cuerpo humano. Como éste, las sociedades humanas tienen una pa-

,del hombre, individual y socialmente considerado (1844), Estud1íos frenológicos en La Sociedad, Tomo I, 1843 y Polémica religioso-frenológica-magnética sos­ tenida ante el Tribunal eclesiástico de Santiago (1847). 132. Sobre CUBÍ y SOLER vid.: M. ARAÑO, Biografía de D. Mariano Cubí y Soler, distinguido frenólogo español (1876); F. CASTEJÓN, Maria'no Cubí y Soler, antropólogo criminalista anterior a Lombroso, separata del n.º 4 del Vol II (1923-1925) del Archivo de Medicina Legal, Imprenta Nacional, Lisboa, 1928; L. S. GRANJEL, Don .i:Wariano Cubí, riesgo y fortuna de la Frenalogía en España en Archivo-s Iberoamericanos de Historia de la Medicina, 1950, Vol. II, fase. I; R. CARNICER, Entre len Ciencia y la Magia. (En torno al s. xrx espdñol), Seix Barral, Barcelona, 1969. 133. Pedro Felipe MoNLAU nace en Barcelona el 29 de junio de 1808. Inicia los estudios de Medicina en su ciudad natal finalizándolos en Madrid en cuya Universidad se doctora en 1833. Su amplia y sólida formación le permitió una variada actividad docente: se encarga durante tres cursos de la cátedra de geografía y cronología de la Real Academia de Ciencias Naturales y Artes de Barcelona. En 1840 regenta la de Literatura e Historia de la Universidd de aquella ciudad hasta 1844 en ·que fue separado de la misma por motivos po­ líticos. En 1848 obtuvo la cátedra de Psicología y Lógica del Instituto de S. Isidro de Madrid. En 1850 es nombrado profesor de la misma asignatura en la Escuela Normal de Filosofía de Madrid hasta 1854 en que es nombrado catedrático de Higiene de la Facultad de Medicina de la Universidad Central. Perteneció a las Academias de la Lengua y de Ciencias Morales y Políticas. El discurso de ingreso en la primera versó sobre la ldea general del origen y formación del castellano y en la segunda sobre Patología social. Breve es­ tudio sobre la criminalidad. Creada la Escuela de Diplomacia se encarga de Gramática histórico-comparada de las lenguas romances y acabó sus días, 18 de febrt:iro de 1871, siendo director de la misma. En su abundante y variada producción literaria destacan sus estudios de Higiene: Elementos de Higiene privada (Barcelona, 1846), Elementos de H 1igiene pública (Barcelona, 1847), Higiene del matrimonio (Madrid, 1853), Higiene i'ndustrial (Barcelona, 1856) e Higiene de los baños de mar (Madrid, 1882).

-61- tología en la que el autor incluye el pauperismo (al estudio de éste había dedicado Remedios del pauperismo (Valencia, año 1846), la mendicidad o vagancia y la criminalidad, entre otras formas. Partiendo de la teoría térmica de la delincuencia de QUETELET, de la proporción entre determinados delitos y determinadas circunstan­ cias ambientales, llega MoNLAU a la conclusión de que la delincuen­ cia es una enfermedad incurable de la sociedad humana y dado que ésta, como afirmaba LACASSAGNE, es su caldo de cultivo, "el incl,ividuo no tanto es el producto de su organización como del medio material 134 y moral en que vive" • Sin embargo, más que por la nosología, etio­ logía, sintomatología o semeiótica, MüNLAU se interesó especialmente por la terapeútica de la criminalidad. Como medidas preventivas, a las que concede más importancia que a las curativas, propone una Policia judicial preventiva y una Magistratura especial para la cri­ minalidad y como bases para un plan curativo : reclusión carcelaria de corta duración, fallo rápido siquiera sea provisional, entrada in­ med.iata en una penitenciaría (concebida como un hospital moral) más que para cumplir una pena, para conseguir la reforma moral, relegación por tiempo indeterminado en los casos de reforma difícil o imposible y, en los casos de éxito, una convalecencia de unos meses o un año de libertad provisional bajo la tutela del Protector del 135 penado • Por último no hay que olvidar los nombres de LóPEZ MATEOS (Pensamientos sobre la razón -de las leyes, derivadas de las ciencias físicas, o sea Filosofía de la legislación (1810) FABRA y SOLDEVILLA (Filosofía ele la legislación natural fundada en la Antropología o en el conocimiento de la naturaleza del hombre y de sus relaciones con los demás seres (1838) y VARELA DE MONTES (Ensayo de Antropología, o sea una historia fisiológica del hombre en sus relaciones con las ciencias sociabes (1844-45, 4 vals.).

3. LA CIENCIA PENITENCIARIA

Aunque la mayoría de los autores ubican los primeros antece­ dentes penitenciarios en el s. xvI invocando nombres como Cr.istóbal de CHAVES, Bernardino de SANDOVAL y Tomás CERDAN DE TALLADA, lo

134. Cfr.: P. F. MoNLAU, Patología social. Breve estudio sobre la crimi­ nalidad, Rivadeneira, Madrid, 1870, pág. 9. 135. Vid.: P. F. MoNLAU, Patología social. Breve estudio sobre la crimina­ lidad, cit., págs. 18 y ss.

- 62 - cierto es que sus obras 136 no son sino meras manifestaciones huma­ nitarias en pro del mejoramiento de la vida carcelaria. El nacimiento de la Ciencia Penitenciaria, de rumbo inevitablemente paralelo al de la Cienc.ia del Derecho penal, es inmediatamente pos­ terior al alumbramiento de ésta provocado, a fines del s. xvm, por las ideas de la Ilustración. Primer resultado en nuestro suelo del afán renovador en que se imbuía esta línea de pensamiento fue el Discurso sobre las penas contraído a las leyes criminales para faci­ lit(lr su rnforma de Manuel de LARDIZABAL, realizado por encomienda de Carlos III y que es "indiscutiblemente -señala JIMÉNEZ DE AsúA­ la base de nuestra cultura penológica y penitenciaria de fines del 137 s. XVIII" • Sin embargo, a pesar de esta iniciativa, y debido en gran parte al grave retraso legislativo y a las desfavorables circunstancias políticas de la época, el movimiento reformador que tantos frutos es­ taba dando ya en otros países no tuvo eco en nuestra patria hasta bien entrado el S. xix. A) La mayoría de nuestras prisiones mantenían, en los primeros años de la centuria pasada, una finalidad puramente preventiva. Ex­ ceptuando la supresión del tormento, decretada por las Cortes de 1812, se seguía aplicando en ellas idénticos sistemas que en Ja Edad Media: hacinamiento, mala ventjlación, alimentación defectuosa, im­ posición de grilletes, etc., eran todavía sus rasgos comunes. En cuatro tipos pueden ser clasificados los presidios existentes entonces: a) los de Arsenal de Marina 138 para cuyo gobierno se publicó la Real Ordenanza de 20 de mayo de 1804 139 ; b) los de Africa, entre los que destaca el de Ceuta; c) los de Obras Públi­ cas, como los de Madrid y Málaga y d) los Industriales, cuyo pro­ totipo era el de Cádiz. Todos ellos carecían de régimen interior reglamentado hasta el año 1834 en el que por Real Decreto de 14 de abril se aprobó la Ordenanza General de los Presidios del

136. Relación de la cárcel de Sevilla (1558) de C. DE CHAVES, una de las principales fuentes a las que acude SALILLAs; Tratado del cuidado que se debe temer con los presos pobres (1564) de SANDOVAL y Visita de la cárcel y de los presos (1574) de CERDÁN DE TALLADA. 137. Cfr.: JrMÉNEz DE AsúA, Tratado de Derecho penal, cit., T. I, pág. 662. 138. Su origen fue el presidio de Cuatro Torres (1760) situado en el inte­ rior del Arsenal de la Carraca y dependiente del Ministerio de Marina. No era un presidio naval ya que los reclusos que albergaba procedían de la masa común de los demás presidios. 139. Sobre esta Ordenanza vid.: R. SALILLAS, La vida penal en España, Imprenta de la Revista de Legislación, Madrid, 1888, págs. 238 y ss.

- 63 - 140 Reino , redactada por una com1s10n mixta de militares y funcio­ narios civiles y que sirvió de fundamento a todas las disposiciones penitenciarias posteriores. El principal mérito de esta Ordenanza fue la unificación de las prisiones bajo la común dependencia del entonces Ministerio de Fomento, hoy de Gobernación.

B) Dos años más tarde, en 1836, se produciría el hecho más relevante de la Historia penitenciaria española del siglo xix: la puesta en práctica del primer sistema progresivo por obra del Coro­ nel MoNTESINOs 141 en el presidio correccional de Valencia. Nombrado director de este presidio en 1835, MONTESINOS compensará su falta

140. Esta ordenanza dividía los presidios .en tres clases: depósitos co­ rreccionales, presidios peninsulares y presidios de Africa. Sus caracteres prin­ cipales son: l.º) clasificación de presidios y penados con base en el tiempo de la condena; 2.º) separación dentro de cada establecimiento de los meno­ res de 18 años y de los que sufren penas infamantes; 3.º) comunicación diurna 0 y nocturna de los presos; 4.º) trabajo obligatorio; 5. ) disciplina militar con empleados procedentes del ejército y de la armada; 6.º) grilletes y cadenas per­ manentes y 7 .º) castigos corporales como sanción a las faltas disciplinarias. 141. Manuel MONTESINOS Y MoLINA nació en San Roque, campo de Gi­ braltar,\ el 17 de junio de 1796. Muy joven se incorpora a la vida militar en los comienzos de la guerra de la Independencia: Al volver a España, después de una estancia en Francia como prisionero, comienza a trabajar en la Se­ cretaria del M.inisterio de la Guerra donde permaneció hasta la caída del régimen constitucional en 1823. Inicia entonces un viaje por Europa y América regresando a España en 1827. En 1833 es nombrado Comandante del Presidio ·Correccional de Valencia y en enero de 1844, después de la visita del General Espartero a este presidio, es ascendido a Coronel y nombrado Visitador de los Presidios del Reino. Fallece el 3 de julio de 1862. Sobre; el Coronel MONTESINOS -vid. el n." 159 de la Revista de Estudios Penitenciarios, 1962, dedicado a la figura del reformado:r con motivo del centenario de su muerte, en especial J. Rrco DE EsTASEN, Bibliografía sobre el coronel Montesinos, págs. 223 y ss. Además de la bibliografía citada en este trabajo vid.: A. TOMÉ RuÍZ, El Coro­ nel Montesinos, en Revista de Estudibs Penitenciarios, 1945, n.º 2, págs. 35 y ss.; el mismo, Montesinos, el gran) organizador .del presidio de1 San Miguel en Revista de Estudios Penitenciarios, 1945, n." 6, págs. 55 y ss.; el mismo, Man­ tesinos, precursor del siste1na progresivo irlandés en Revista de Estudios Penitenciarios, 1945, n.º 4, págs. 27 y ss.; E. MONTESINOS, El Espíritu del ·Cue;rpo y Mpntesinos en Revista de la Escuela d'e Estudios Penitenciarios, 1947, n.' 32, págs. 41 y ss.; el mismo, E! Reglamento de 1844 y Montesinos en Revista de la Escuela de Estudios Penitenciarios, 1948, n.º 44, págs. 5 y ss.; 'También de J. Rico DE EsTASEN vid.: El Coronel Montesinos, Edición de la Dirección General de Prisiones, Alcalá de Henares, 1948, La criminalidad -juvenil y el Coronel Montesinos en Revista de la Escuela de Estudios Peni­ tenciarios, 1952, n." 87, págs. 85 y ss. y El sistema penitenciario del Coronel Montesinos en Revista de la Escue'la de Estudios penitenciarios, 1958, n." 130, págs. 537 y SS.

-64- de conocimientos jurídicos y penitenciarios con una educación mi­ litar forjada en el hábito de la discipLina y en su carácter humanitario. El sistema de MONTESINOS, inspirado en un criterio correccional 142, dividía el tiempo de permanencia en la prisión en tres períodos: a) Período de los hierros. En él los condenados estaban someti­ dos a un aislamiento celular absoluto a la vez que portaban, sujetos al p)e, la cadena o hierro que le correspondía según la índole del delito, por el que hubieran sido condenados. ·' b) En el segundo período, que era voluntario ya que podía el reo permanecer en el primero, se trabajaba en común durante el día. e) El tercer y último período era el de la lfüertad intermedia. En éste los reclusos trabajaban en el exterior y pernoctaban en el presidio. Como caracteres generales se pueden señalar un régimen discipli­ nario severo aunque humano y la posibilidad de reducción de las penas como recompensa de la buena conducta observada. El trabajo que, como ya se ha destacado, no era obligatorio, se propugnaba co­ mo el medio principal para la corrección del penado. La obra literaria de MONTESINOS 143 no tuvo eco en el gran público; en realidad no es otra cosa que un resumen, de su propio trabajo. Pero los principios de su sistema encontraron una inmediata acogida por parte del Gobierno que los consignó, por Real Orden de 5 de septiembre de 1844, en el Reglamento para el orden y

142. "El objeto de los castigos no es la expiación del crimen sino la en­ mienda y aviso de los criminales, porque el oficio de la justicia no es vengar, .sino corregir" (Cfr.: M. MONTESINOS, Bases en que se apoya mi sistema penal, en Revista de Estudios Penitenciarios, 1962, n.º 159, págs. 290). 143. Vid.: Textos en Revista de Estudios Penitenciarios, 1962, n." 159, págs. 249 y SS. 144. Vid.: Vicente Bo1x, Sistema penitenciario del Presidio Correccion-al de Valencia, Imprenta del Presidio, Valencia, 1850, págs. 109 y ss. 145. En esta prisión fue donde se hicieron las primeras pruebas del régi­ men celular en los condenados a más de 6 años. Se instaló en el ex-convento de S. Vicente de Paul y los primeros penados que albergó fue un grupo selec­ cionado por MONTESINOS entre reclusos de la Prisión de Valencia.

- 65 - 5 146 sirviera ele escuela formativa a los empleados de las prisiones • Dio, la misma época es el proyecto de la también prisión-modelo de. Valladolid para la que se empezó a construir un edificio 147 sobre las rudimentarias bases arquitectónicas contenidas en el Reglamento para las cárceles de provincia de 25 de agosto ele 1847. El edificio,. de .inspiración panóctica, fue rechazado por no reunir condiciones por el entonces Visitador General D. Manuel MONTESINOS que pro­ puso habilitar en su lugar el ex-convento de San Jerónimo del Prado,. como así se hizo 148• Desafortunadamente los resultados obtenidos en esta prisión, como en la de Madrid, no respondieron a su esperanza­ dora denominación. Con posterioridad se abrieron num,erosos concursos y se dieron algunas órdenes, como la Real Orden de 6 de febrero de 1860, diri­ gidas a promover la construcción de edificios carcelarios. Pero ha­ brían de transcurrir setent!li y siete años desde la fundación de la Real Asociación de Caridad 149, importadora de las ideas correccio­ nales y del principio de separación individual, hasta 1876 en que por Ley de 8 de julio se dispone la construcción de una cárcel modelo de Madrid sobre la base del sistema celular. Por Real Decreto de 23 de junio de 1881 se crea el Cuerpo especial de empleados de Es­ tablecimientos penales. C) Reflejo de la situación penitenciaria de esta etapa es la le­ gislación penal relativa a las penas privativas de libertad. Estas penas fueron acogidas en el Código penal de 1822. Su art. 28 incluía bajo el epígrafe genérico de Penas corporales: trabajos perpetuos (n.º 2), obras públicas (n.º 5), presidio (n.º 6), reclusión en una casa de trabajo (n.º 7), prisión en una fortaleza (n.0 9), Entre las Penas no corporales, el arresto. Testimonio de que nuestro sistema legal permanecía al margen del movimiento humanitario de reforma penitenciaria, expandido ya por Europa y América, es su art. 4 7 que imponía a los reos conde­ nados a trabajos perpetuos (además de l!li infamia prescrita en el art. 30) la obligación de llevar cadenas y la realización de los tra-

146. Vid.: V. ROMERO Y GrRóN, Introducción a Estudios sobre Derecho penal y sistemas P'enitenciario,s, cit., págs. 77 y s. 147. El presidio, sobre los planos de D. Epifanio Martínez de Velasco~ adoptó la forma poligonal. Sobre su distribución vid.: R. SALILLAS, La vida penal en España, cit., págs. 400 y ss. 148. El edificio al ser rechazado por MONTESINOS, fue cedido al Ayunta­ miento de Valladolid que instaló allí la Escuela militar de Caballería. 149. Sus estatutos fueron aprobados por R. O. de 23 de juliio de 1799.

- 66 - bajos "más duros y penosos". Los reos condenados a obras públicas trabajaban en caminos, canales, construcción de edificios, aseo de calles, plazas y paseos púbiicos sujetos de dos en dos con cadenas (art. 55). Los condenados a presidio estaban destinados al servicio de hospitales, oficinas o establecimientos públicos, reparación o cons­ trucción de obras y limpieza de la población. Los condenados a re­ clusión estaban obligados a trabajar "constantemente" en el interior del establecimiento (art. 60). Los sentenciados a prisión en una for­ ta!@za eran recluidos en un castillo, ciudadela o fortaleza hasta la expiración del tiempo de la condena. El Código de 1848 representó un gran progreso respecto a la an­ tigua legislación. Se introduce el s,istema de clasificación de penas cuya graduación permite una mejor adecuación de éstas a los delitos, lo que supuso una enorme ventaja sobre el sistema genérico del código anterior. Bajo el dictado de penas aflictivas, correcciona­ les, leves, comunes y accesorias, se encontraban treinta y seis espe­ cies; doce de las cuales correspondían a las de privac.ión de libertad. Eran aflictivas las de cadena perpetua y temporal (ésta sufre una reducción de cinco años respecto de la duración máxima estipulada en el art. 59 del Código de 1822), y los presidios mayor y menor (el mayor tenía un máximo de doce años, ocho menos que en el an­ terior código). Eran correccionales las penas de presidio y prisión correccional y el arresto mayor; el arresto menor era cons,iderado como pena leve. No obstante estas profundas modificaciones, aún refleja este có• digo alguna reminiscencia bárbara. Así, y a pesar de que según su art. 23 "la Ley no reconoce ninguna pena infamante'', incluye entre las penas accesorias la de argolla, de cuyo carácter infamante -afir­ ma PAcHEco 15º- es prueba el art. 29 que disponía que los que hu­ bieran sufrido la pena de argolla no podían ser rehabilitados sino por una ley especial, aunque obtuvieran indulto de las penas principales. El Código de 1870 (la reforma del 50 no afectó a las penas) recoge la escala de penas del de 1848 reduciendo la general a treinta 151 y la de penas privativas de libertad a diez ; reduce los supuestos

150. Cfr.: J. F. PACHEco, Comentarios al Código Penal, 4: edición, Madrid, 1870, T. I, pág. 328. 151. Las penas de presidio y prisión menor del Código del 48 (de 4 a 6 años), se fusionan con las de presidio y prisión correccional, antes de 7 meses a 3 años y ahora (conservando la denominación de correccional) de 6 meses y 1 día a 6 años.

- 67 - de aplicación de la pena capital; suprime la pena de argolla 152 y permite el indulto de las penas de cadena y reclusión perpetua, una vez cumplidos treinta años de condena. La reforma del 70 acusa, en lo relativo a las penas, el mismo de­ fecto de 1848 y 1850, es dec,ir, el de limitarse a determinar la dura­ ción de la pena sin dar a conocer la naturaleza específica de cada una de éstas, defecto tanto más censurable cuanto que, como seña­ laba ROMERO y GrnóN i:o, demostraba que las experiencias propias y extrañas hacían escasa mella en el ánimo de nuestros legisladores.

D) Como consecuencia del inmovilismo legislativo nuestra lite­ ratura penitenciaria ha sido, en esta época, mucho menos abundante que la penal. Como señala ROMERO y GrnóN, las traducciones de obras tan valiosas como la Memoria de ToCQUEVILLE y BEAUMONT, o los escritos de DucPETIAux no alcanzaron el interés logrado por las 154 obras penales, como las de BECCARIA, FILANGIERI o BENTHAM • La primera obra española en la que se hace referencia al sistema de Filadelfia es la Noticia del estado de la Cárcel de Filadelfia, de 1801, traducción de V. Arquellada de la obra de RocHEFOUCAULD­ LrANCOURT Des prisons de Philadelphie (1 795). Este sistema es tra­ tado también, aunque de forma breve, por JosÉ MARcos GUTIÉRREZ en su obra Práctica criminal de España, de 1804 1". En el período siguiente, de revueltas políticas, la literatura penitenciaria se vio oscurecida hasta que MARCIAL ANroNro LóPEZ publica en 1832 su Descripción de los más célebres Establecimientos Penales de Europa 156 y los Estados Unidos • Pocos años después, Ramón DE LA SAGRA 157 funda, en 1838, una sociedad para la reforma carcelaria y resume las impresiones recibidas en sus visitas a presidios norteamericanos, franceses, suizos y belgas, en una obra que aparece en 1844 bajo el título de Relación de los viajes hechos en Europa, bajo el punto de

152. Pena abolida por Ley de 18 de julio de 1870 en su artículo tercero. 153. Vid.: RoMERo Y GIRÓN, Introducción a Estudios sobre Derecho Penal y sistemas penitenciarios, cit., pág. 65. 154. Vid.: RoMERO Y GIRóN, Introducción a Estudios sobre Derecho Penal y sistemas penitenciarios, cit., págs. 40 y s. 155. 2.ª edición, Imprenta de Fermín Villalpando, Madrid, 1818, tres tomos. 156. Imprenta de D. Benito Monfort, Valencia, 1832, dos volúmenes. 157. El descubrimiento y realce de la actividad penitenciarista de LA SAGRA, paliada por su actividad como naturalista, y economista, se debe a SALILLAS (Vid.: Inspiradores de Dña. Concepción Arenal, Reus, Madrid, 1920, págs. 16 y SS.).

-68- vistai de la Institución y Beneficiencia pública, la represión, el castigo 158 y la reforma de los delincuentes • A mediados de siglo, el sistema progresivo del Coronel MONTESINOS es objeto de numerosos estudios; el más concienzudo fue el realizado por Vicente Borx, en 1850, bajo el título de Sistema penitenciario del presidio correccional de Valencia 159• Años más tarde, un profesor de la Universidad de Santiago, Fran­ cisco MURUBE, es comisionado por el Gobierno para visitar algunos establecimientos penales extranjeros y reproduce sus observaciones en' un Tratado de prisiones y sisfJemas penales de Inglwterra y Fran- cia (Santiago, 1860). En 1873 publica Andrés BORREGO sus Estudios Penitenciarios, fruto de la visita girada a los principales estableci­ mientos penales europeos por encargo del Gobierno español 160• A T. ARANGUREN, arquitecto de la Dirección de Establecimientos Pe­ nales, se debe una Memoria sobre el sistema de Auburn 161 publicada en 1871, cuatro años antes de la apar.ición de Los Estudios de De­ recho penal y sistemas penitenciarios de ROEDER, traducida por Ro­ MERO GrnóN, autor también de la Introducción de la obra, que cons­ tituye una estimable fuente de conocimiento del estado de nuestras prisiones en la primera mitad de la pasada centuria. La época dorada de la Ciencia penitenciaria decimonónica corres­ ponde, sin embargo, a sus últimos años. Si en la práctica peniten­ ciaria sobresale el nombre del Coronel MONTESINOS, en la literatura es Dña. CONCEPCIÓN ARENAL 162 la figura más insigne. Miljer de excep-

158. Hidalgo, Madrid, dos tomos. Le había precedido un Atlas carcelario o colección de láminas de las princtpale'S cárceles .de Europa y América, Imprenta del Colegio nacional de sordomudos, Madrid, 1843. 159: Editada por la propia imprenta del presidio en 1850. Ya con anterio­ ridad LASALA había publicado una Memoria filosófico-jurídica del presidio de Valencia (1847). 160. Esta obra contiene, además de una relación del estado de los princi­ pales establecimientos penales europeos, la exposición de un sistema aplicable a la reforma de las cárceles y presidios de España. 161. Se publica esta Memoria bajo el título Apuntes para la reforma del sistema pe·nitenciario. 162. Concepción ARENAL nace en El Ferro! del Caudillo el 31 de enero de 1820. En 1829, fecha del fallecimiento de su padre, se traslada a vivir a Santan­ der donde permanece hasta 1834 en que cambia su residencia a Madrid y allí estudia la carrera de Derecho. Se casa con el abogado y escritor D. Fernando García Carrasco en 1847 y con motivo de su muerte, acaecida en 1855, se refugia en Potes (Santander). Comienza entonces a escribir su primera obra aparecida en 1860. Fallece en Vigo el 4 de febrero de 1893. Sobre esta figura vid.: M. CASAS FERNÁNDEZ, Concepción Are·nai, su vida y su obra, Madrid, 1936; SALILLAS, AzCÁRATE y SÁNCHEZ MoGUEL, Dña. Concepción Arenal en la Ciencia Jurídica,

- 69 - cionales cualidades, su vida fue una constante dedicación a la defensa de los presos y desamparados. A los cuarenta años se da a conocer con la publicac.ión de su primer libro: La Beneficencia, la Filantropía y la Caridad, que sería premiado por la Academia de Ciencias Mo­ rales y Políticas m En 1863 es nombrada Visitadora de las Prisiones de Mujeres de Galicia y un año después Inspectora de las Casas de Corrección de mujeres. Sus Informes a los Congresos de Estocolmo, Roma, San Petersburgo, Amberes y Bruselas son acogidos elogiosa­ mente y su fama se extiende por toda Europa.

En su copiosa obra 164, en la que destaca sus Estudios penitencia­ rios, son tratados los más diversos temas. En ella abundan las re­ ferencias penales lo que ha motivado la aparición de numerosos intentos de encasillar su pensamiento en determinadas corrientes de escuela de la Ciencia penal. Es, sin embargo, en la esfera peniten­ ciaria donde le corresponde en propiedad un destacado y merecido lugar. Los presos y las prisiones constituyen el meollo fundamental y constante preocupación de su quehacer humano y de su producc.ión literaria. Su filantropía le movería a ver en los primeros unos seres

Sociológica y en la Literatura, Suárez, Madrid, 1894; F. MAÑACH, Concepción Arenal. La mujer más grande del s. xrx, Imprenta de J. A. Alsina, Buenos Aires, 1907; P. I. RovrRA CARRERO, Doña Concepción Arenal. Su labor cientí• fica desde los puntos de vista penal y penitenciario. Noitas para un estudio crítico, Paredes, Santiago; 1927; R. ALTAIVIIRA, El Derecho penal español y Doña Conce,pcián Arenal en Criminalia, 1947, junio, págs. 222 y ss.; A. FER­ NÁNDEZ ALBOR, Los fines de la pena en Concepción Arenal y en las modernas orientaciones penitenciarias, cit., págs. 11 y ss.; G. LANDROVE, El Correcciona­ lismo de Concepción Arenal, cit.; M. CASAS FERNÁNDEZ, Concepción Arenal y su apostolado. El ideal de una justicia human•itaria, Moret, La Coruña, 1950; A. G. ARENAL y WINTER, Concepción Arenal, Publicaciones de la Escuela de Estudios Penitenciarios, Alcalá de Henares, 1948; D. MOSQUETE, Ideas penales y sociales de Concepción Arenal en Revista de la Escuela de Estudios Peniten­ ciarios, 1948, n.º 45, págs. 17 y ss.; M. CAMPO ALANGE, Concepción Arenal 1820-1893. Estudio biográfico documental, Ediciones Revista de Occidente, Madrid, 1973. 163. Esta Academia le premiaría también La instrucción del pueblo y Las Colonias penales de la Australia y Za pena de deportació'n.

164. Vid. sus Obras completas, Suárez1• 1894 y ss. en 21 tomos. En ellas cabe destacar: Cartasl a los delincuentes, 1894, T. 3; El n·erecho de Gracia y El- delito colectivo 1896, T. 12; Artículos sobre beneficiencia y prisiones (es­ critos a lo largo de 14 años en La Voz de la Carid-ad fundada por la propia Concepción ARENAL) 1900, tomos 17-18-19, 1901 y tomos 20 y 21, 1902: Informes presentados e.n los Congresos Penitenciarios de Estocolmo, Roma, San Peters­ burgo y Amberes, 1896, T. 13; Las Colonias penales de la Australia y la pena de deportación, 1895, T. 10 además de Estudios Penitenciarios, 1895, tomos 5 y 6.

-- 70 - "dolientes del alma" y su innegable aptitud crítica 165 se reflejaría en las certeras observaciones sobre el estado deficiente de las segundas y de nuestro sistema penitenciario en general. Para que un sistema penitenciario sea "verdaderamente educador y correccional" exige las condic,iones siguientes:

Delincuencia juvenil:

, a) Para aquéllos cuyo delito no es grave considera que el medio adecuado para su reeducación son las colonias agrícolas y señala las que considera son condiciones idóneas de este tipo de estableci­ miento: una capacidad máxima de 100 albergados; régimen de aisla­ miento nocturno y trabajo común diurno bajo la regla del silencio; separación absoluta de los sujetos que puedan ejercer una influencia nociva y un sistema educativo obligatorio que comprenda enseñanzas de tipo profesional, moral y cultural. b) Para los delincuentes jóvenes autores de delitos graves, pro­ pone la sustituc,ión del límite físico de la edad penal por el de la cualidad del delito, a efectos de imponerseles el mismo régimen pe­ 166 nitenciario que a los mayores •

Delincuencia adulta: aunque en principio acepta el sistema de Auburn 167, son tantas las variaciones que propone para paliar su rigor que el resultado es un sistema distinto a la vez que con ca­ racteríst,icas comunes a los existentes. Las bases que propone son 168 : a) Aislamiento celular nocturno. b) Trabajo diurno en celda. e) Régimen comunitario para la instrucción, paseos y asistencia (voluntaria) a los cultos religiosos. d) Posibilidad de recibir visitas en la celda del médico, capellán y empleados del establecimiento y

165. Vid.: M. CASAS FERNÁNDEZ, Concepción Arenal, su vida y su obra, cit. pág, 76, 166. "Porque su precocidad en el crimen prueba la necesidad de todos los rigores de la pena y también la resistencia moral necesaria para sufrirla". {Cfr.: Estudios penitenciarios, cit., pág. 260, T. 6). 167. Cfr.: Concepción ARENAL, Estudios penitenciarios, cit., T. 6, pág. 70. 168. Cfr.: Concepción ARENAL, Estudios penitenctaríos, cit., T. 6, págs. 76 y ss.

- 71- e) Disciplina severa169 sin ser cruel o humillante. Respecto a la delincuencia femenina, considera que debe recibir un tratamiento menos severo pero que éste ha de imponerse en esta­ blecimientos penitenc.iarios análogos a los destinados a los delin­ cuentes varones. El balance de la Ciencia Penitenciaria en el pasado siglo se clau­ 110 sura dignamente con Francisco LASTRES • Poseedor de una rele­ vante personalidad política, puso ésta al servicio de su decidida vo­ cación penitenciaria evidenciada en una abundante producción lite­ raria en la que destacan sus Estudios sobre sistemas penilJenciarios (1875) y Estudios penitenciarios (1887) m.

169. Como penas disciplinarias que pueden aplicarse considera las siguien­ tes: aislamiento nocturno y diurno en celda y en casos graves privación del trabajo, reducción de los alimentos previo dictamen facultativo, prohibición de comunicarse con la familia, reducción de la parte que le corresponda del pro­ ducto de trabajo 170. Francisco LASTRES nació en La Habana el 13 de marzo de 1848. En esta. capital inicia sus estudios de Derecho finalizándolos en Madrid en la Universi­ dad Central en 1869. Al amparo de la libertad de enseñanza funda, al salir de la Universidad una Academia de Derecho que constituyó un éxito. En 1878 re­ presenta a España en el Congreso Internacional de Estocolmo; allí presentó un proyecto de un Registro Central de Penados que más tarde sería implantado por el entonces Ministro de Gracia y Justicia, Calderón Callante. En 1885 asiste al Congreso Penitenciario de Roma y en 1890 fue nombrado Presidente del Congreso Penitenciario de Amberes. 171. Otras obras suyas son: La Cárcel de Madrid (1877), Memoria del Congreso de Estocolmo (1878), Importancia de la reforma penitenciaria para la Industria y el Comercio (1880), La cárcel vieja y la cárcel nueva (1884) y Memoria del Congreso Penitenci'ario d'e Roma (1885).

- 72- CAPITULO II

VIDA Y OBRA DE RAFAEL SALILLAS

I. BIOGRAFIA

D. Rafael SALILLAS Y PANZANO nace en Angüés () el 26 de marzo de 1854. Su padre fué el Comandante D. Ramón SALILLAS y su madre D.• María PANZANo. Acabados los estudios de Bachillerato en Huesca, inicia los de Medicina en Zaragoza culminándolos en la Universidad de Madrid. Concluida su carrera y después de haber ejercido durante algún tiem­ po su profesión de méc:Uco en Huesca, impulsado por sus inquietudes literarias e influído sin duda por su gran amigo D. Joaquín COSTA, .se tralada a Madrid en donde fija su residencia definitivamente. En 1880 empieza a trabajar en la Direcc.ión General de Estable­ cimientos Penales. Es presumible que su incorporación a esta Direc­ dón fuera accidental y que precisamente habría de determinar este trabajo el origen de su vocación de penitenciarista, pues el mismo D. Rafael confiesa: "Cuando empecé a servir en la Dirección General de Establec.imientos Penales, no sabía nada de cuestiones penales ni de cuestiones administrativas. Estas últimas se aprenden fácilmente. Constituyen un fácil y manoseado papeleo. Aquéllas no las pude aprender. Nadie las enseñaba porque nadie las sabía. No encontré ni maestros ni discípulos, y como quería aprender, lo hice por mi 1 cuenta" • No abandona, sin embargo, sus ambiciones literarias y pronto se pondrán de relieve sus cua]jdades como escritor con el estreno en 1884, en el Teatro Español de la capital de España, de su drama "Las dos ideas"; cualidades que encontrarían posterior confirmación al

l. Cfr.: R. SALILLAS, El año penitenciario 1907, en Revista Penitenciaria, Año V, T. V, Entrega l.", 1908, pág. 20.

- 75 - ponerlas al servicio de lo que fue su objetivo científico y humano: la delincuencia. En 1885 se hace cargo del Negociado de Higiene y Antropología del Ministerio de la Gobernación. Colabora entonces por vez primera, con el Dr. SIMARRO en un proyecto de ley de manicomios judiciales presentado al Senado en 1887 por D, Manuel ALONSO MARTÍNEZ que no llegó a tener efectividad, Para preparar dicho trabajo habían es­ crito un libro titulado Manicomios criminales. (Historia, legislación y bibliografía) que con suerte paralela a la del proyecto no llegó a publicarse 2• Es en 1886 cuando, en las columnas de "El Liberal" de Madrid y poco después en la Revista general de Legislación y Jurisprudencia, comienzan sus publicaciones sobre las causas originarias de la delin­ cuencia que reune en su primer libro La vida penal en España, apa­ recido en 1888 3, y que SALILLAS consideraba testimonio de lo que aprendió durante los primeros años de su estancia en la Dirección General de Establec,imientos Penales y justificación de que había sacado "alguna substancia del acostumbrado vagar de las horas, muertas" 4 En el mismo año, el 6 de diciembre, expone en la Sección de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales del Ateneo de Madrid, su trabajo La Antropología Bn el Derecho Penal 5• Según el parecer de JrMÉNEZ DE AsúA tuvo ocasión D. Rafael, entonces, de oír por vez pri­ mera el nombre de LOMBRoso y de conocer su doctrina '; opinión que ha de ponerse en tela de juicio dado que el citado trabajo no es, sino una decidida defensa de la Antropología criminal, de la Escuela positiva y de la investigación antropológica del delincuente 7•

2. Cfr.: R. SALILLAS, El año penitenciario 1907, cit., pág. 20. 3. Imprenta de la Revista de Legislación, Madrid. 4. Cfr.: R. SALILLAS, El año penitenciario 1907, cit., pág. 20. 5. Publicado en la Revista general de Legislación y Jurisprudencia, T. 73,, 1888, págs. 603-629. 6. Cfr.: L. JIMÉNEZ DE AsúA, El Criminalista, Buenos Aires, T. III, 1949,. pág. 39 y s. 7. En 1891 coincidirían SALILLAs y LoMBRoso colaborando en el primer tomo de la Nueva Cie·ncia Jurídica. En él publica el profesor de Turín dos interesantes estudios: uno sobre El amor en los locos (págs 39 y ss. y 79 y ss.) y otro sobre Delitos contra la honestidad (págs. 176 y ss. y 201 y ss.). Por su parte SALILLAS inicia la serie de artículos dedicados al Cura Merino. Aparece también en el mismo número como colaborador otra de las máximas figuras de la Escuela Positiva. E. FERRI con unos estudios sobre El trabajo y celdas de los condenados (págs. 52 y ss.) y sobre Homicidio y suicidio (págs. 249 y SS., 307 y SS. y 353 y SS.) •

- 76- En 1887 pasa del Ministerio de la Gobernación al de Gracia y Jus­ ticia donde se le encarga la organización de la sección pen,itenciaria de la Exposición Universal de Barcelona. Pocos años después, en 1890, es designado para representar a la Dirección General de Esta­ blecimientos Penales en el Congreso penitenciario internacional de San Petersburgo. Con tal motivo tuvo ocasión de vis.itar las Prisio­ nes de París, Berlín, San Petersburgo y Moscú. En Cracovia se entera de que hay crisis en España y de que CÁNovAs había formado Ministe­ rio entrando en Gracia y Justicia D. Raimundo F. VILLAVERDE por lo que' desistió de continuar el viaje penitenciario por Italia y regresa a España .inmediatamente. El nuevo Ministro de Gracia y Justicia pre­ paró entonces con una Comisión de Magistrados un proyecto de re­ forma del Código penal. SALILLAs fue llamado para examinar lo con­ cerniente al cumplimiento de las penas e informa en contra de lo acordado por la Comisión aceptándose su propuesta con las modi­ ficaciones; pero esta iniciativa, al igual que la de la redacción de un proyecto de ley de prisiones encomendada tamb,ién a SALILLAS fueron vanas pues con un nuevo cambio de Ministro quedaron paralizadas"· De nuevo en el Negociado de Sanidad no descuida sus trabajos 9 dentíficos. Así con su estudio sobre El Cura Merino , autor de un atentado contra Isabel II el 2 de febrero de 1852, inicia SALILLAS la serie de estudios dedicada al tipo criminológico del regicida del que las azarosas circunstancias de la época darían numerosos ejem­ 10 _plos • Casi simultáneamente aparecen publicados dos artículos, La Germanía y El corazón en el tatuajeª, constituyentes primeros apun­ tes de dos de sus principales obras: Hampa 12 y El Tatuage 13 que no

8. Vid.: R. SALILLAS, El año penitenciario 1907, cit., págs. 20 y SS. 9. Publicado en La Nueva Ciencia Jurídica, T. I, s. f., págs: 240-248, 276- .289, 321-336 y T. II, 1892, págs. 39-60, 143-168 y 344-357. 10. "Con motivo de este trabajo, dice SALILLAS, le debí una señalada de­ ferencia al Ministro de Gracia y Justicia, D. Fernando Cos-Gayón. Publicaba el estudio del regicida Merino, hecho únicamente con los datos del proceso . .Sabía que existía un expediente reservado conteniendo interesantes informes del Presidente del Tribunal Supremo, Sr. Arrazola, y algunos documentos del regicida. Los vi en el archivo, pero en un paquete lacrado que decía, como titulación, que sólo podía ser abierto por el Ministro de Gracia y Justicia. -Hice conocer mis deseos y fui atendido, y dispuse de los preciosos y anhela­ ,dos documento's" (Cfr.: R. SALILLAS, El año penitenciario 1907, cit., pág. 24). 11. En La Nueva Ciencia Jurídica, cit., T. I, págs. 19-23 y 165-175 res­ pectivamente. 12. El delincuente español.·: Hampa. (A·ntropología p·icaresca), Victoriano .Suárez, Madrid, 1898. 13. El Tatuage en su evolución histórica, en su diferentes caracterizaciones

- 77 - saldrían a la luz hasta 1898 y 1908, respectivamente, Jo que pone de manifiesto la larga maduración a que nuestro autor sometía sus obras. En este mismo año de 1891 es llamado 14 por el nuevo Ministro de Grac.ia y Justicia, D. Fernando Cos GAYÓN, que le encomienda Ja reor­ ganización del Registro central de penados y rebeldes encargándose de esta forma SALILLAS del nuevo Negociado. En éste permanecería hasta 1902 en que cesa en este cargo por haber sido nombrado Se­ cretario de la Junta Superior de Prisiones. No cesó en este período su labor de publicista y así verían la luz, en 1894, su estudio dedicado a D.' Concepción Arenal en la Ciencia Penitenciaria; en 1896 El len­ guaje 15 con el que inaugura una serie dedicada al delincuente español de la que también formaría parte su estudio sobre la Antropología picaresca o Hampa y en 1899 Los locos delincuentes en España 16 que consolidarían su fama como antropólogo criminalista. Como confir­ mación de ello D. Francisco GINER DE LOS Ríos, encargado de Filo­ sofía del Derecho de la Universidad de Madrid, solicita su concurso· para abrir en Ja Cátedra de Derecho Penal, y como parte de ella, un Laboratorio o Seminario de Criminología 17 cuyas sesiones, bajo la dirección de SALILLAS, comenzaron en octubre de 1899. Como tema criminológico se escogió La delincuencia infantil y en torno al mismo tuvo ocasión D. Rafael de conformar o confrontar sus opiniones con antiguas y actuales y en los delincuentes franceses, italia-nos y españoles, Eduardo Arias, Madrid 1908. 14. Cumpliéndose así la tercera de las condiciones que SALILLAS consi­ deraba necesario pata servir de consejero pues decía al respecto: "en mi regla de cortducta, conforme a mi carácter y a mi experiencia de la vida, he pro­ curado estar siempre en mi puesto y someterme al curso de las cosas, sin incurrir en oficiosidades ni demandas, y esta tendencia, natural en mí, la hallé interpretativamente justificada por Cervantes en el Persiles (pág. 517,. columna 2."), cuando dice, en lo de servir de consejero, que "el que lo ha de ser requiere tres cu-ali da des: la primera autoridad, la segunda prudencia, y la tercera, ser llamado" (cfr.: R. SALILLAS, El año penitenciario 1907, cit., pág. 23). 15. El delincuente español: El lenguaje. (Estudio f'ilológico, psicológico y sociológico). Con dos vocabularios jergales. Victoriano Suárez, Madrid, 1896. 16. Este estudio, publicado en la Revista general de Legislación y Juris­ prudencia, T. 94, 1899, págs. 117-142, no debía considerarse, según D. Rafael~ más que como un boceto de una monografía correspondiente a la serie de El delincuente español que proyectaba realizar bajo el título de Los Zocos (Cfr. pág. 117). 17. Cfr.: Laboratorio de Crimtnología en Revista general de Legislación y Jurisprudencia, T. 96, 1900, pág. 332.

- 78 las de la Escuela Positiva que se fueron reflejando perjódicamente· en la Revista general de Legislación y Jurisprudencia. No se limitaba, sin embargo, SALILLAs a un estudio puramente biológico de las causas de la delincuencia. Convencido de que la base social era el fundamento en que se apoyaba la normal o anormal contextura biológica y espiritual del sujeto, ya había iniciado en la serie dedicada al delincuente español el estudio de las peculiaridades de nuestra sociedad. Precisamente es en Hampa donde formula su temía criminológica y donde esboza las nociones básicas de lo que sería La teoría básica que con el subtítulo de Biosociología se publi­ caría en dos gruesos volúmenes en 1901 18 • Estando D. Eduardo DATO en el Ministerio de Gracia y Justicia es nombrado por éste, en 1902, Vocal de la Comü;¡ión de Reformas Sociales. Toma, entonces, contacto con D. Francisco SILVELA con el que trabajó en los proyectos para desenvolver la reforma peni­ 19 tenciaria • Por Real Decreto de 5 de abril de 1904, en sustitución de la Junta Superior de Prisiones, se constituye como Cuerpo consultivo en. 20 asuntos de administración, régimen y reforma penitenciaria , el Consejo Penitenciario del que, a instancia del entonces Ministro de Gracia y Justicia D. Joaquín SÁNCHEZ DE TOCA, es nombrado conse­ jero SALILLAS y, después, por elección unánime del Consejo, Secre­ tario general"· Ya pertenecía D. Rafael, desde el 9 de noviembre de 1903, a la Comisión nombrada por el Instituto de Reformas Soc.iales para investigar las causas que motivaron la huelga de obreros de las minas de Vizcaya. Con este motivo realiza junto con D. Eduardo SANZ y EscARTÍN y D. Julio PuJOL y ALONSO un Informe hecho público por el propio Inst.ituto 22• También en su calidad de Vocal de la Comisión de Reformas sociales y como Jefe del Negociado de Sanidad corre a.

18. Victoriano Suárez, Madrid. 19. Cfr.: R. 8AL1LLAS, El año penitenciario 1907, cit., págs. 27 y s. 20. En la Exposición de Motivos del Real Decreto de su constitución se· alega: "Al proponerse el Gobierno la reforma de nuestro sistema peniten­ ciario se puso de manifiesto la necesidad de un organismo adecuado de con­ sulta, inspección y concentración que acabara con la provisionalidad, incon­ sistencia e inorganicidad que caracterizaba todo el plan penitenciario" El Ministro que lo suscribió, D. Joaquín SÁNCHEZ DE TOCA, dispuso también la redacción y publicación del Expediente general para la Reforma Penitenciaria. 21. La Memoria leída en la sesión inaugural del Consejo es obra de SALILLAS­ Y se publicó bajo el título de Consejo Penitenciario, Eduardo Arias, Madrid, 1905. 22. Informe relatívo a las mínas de Vizcaya, Imprenta Sucesora de M. Mi­ nuesa, Madrid, 1904.

-79- .su cargo un Informe al Expediente general para preparar la Reforma 23 Penitenciaria • Una de las primeras cuestiones planteadas por el Consejo Peni­ tenciario era la creación de colonias agrícolas. SALILLAS es encargado de realizar el programa para la colonia agrícola del Dueso y de redactar el proyecto del Real decreto, publicado el 7 de mayo de 1907, preceptuando la traslación de los Presidios de Afr.ica y la crea­ ción de la Colonia penitenciaria del Dueso (Santoña). En este pa­ réntesis aparece su trabajo sobre La fascinación en España con el que inicia, en el n. 0 1 de la Revista Penitenciaria que él dirige, la .sección de Las causas sociales

23. Publicaciones del Ministerio de Gracia y Justicia, Imprenta de Hijos ·de A. García, Madrid, 1904, págs. 101-232.

24. Cfr.: En la citada Revista Penitenciaria7 Año I, T. I, Entrega primera, 1904, pág. 144. 25. En Revista Penitenciaria, Año II, T. II, 1905, págs. 322-330. 26. Vid.: Revista Penitenciaria, Año II, T. II, 1905, págs. 330-352. 27. En Revue Hispanique, T. XIII, 1905, págs. 18-75. 28. En el Ateneo de Madrid, en el tercer centenario del Quijote, Imprenta ·de B. Rodríguez, 1905. 29. Eduardo Arias, Madrid, 1905. 30. Victoriano Suárez, M1adrid, 1905. 31. Ya en 1890 había aparecido en la Revista de Legislación y Jurispru­ ,dencia (T. 77, 1890, págs. 379-391) un trabajo suyo sobre Las Asociaciones de Patronatos de presos en España.

-80 - También asiste al IV Congreso internacional de Antropología cri­ minal, celebrado en Turín del 28 de abril al 3 de mayo de 1906, en representación de España. Allí es propuesto por LOMBRoso, que pre­ sidía el Congreso, para ser nombrado presidente honorar.io del mis­ mo. Fruto de su asistencia es un estudio crítico sobre las conclusio­ nes del Congreso publicado con el título de Sentido y tendencias de las últimas tendencias en Criminología"· Es éste de 1906 un año decisivo para SALILLAs. Por Real Decreto de-'12 de noviembre es nombrado Director de la Prisión celular de Madrid. Pero su nuevo cargo le proporcionaría también nuevos sin­ sabores. El 2 de septiembre de 1907 apareció en el diario "La Co­ rrespondencia" de Madrid un artículo en el que se acusaba a SALILLAS de provocar sublevaciones y motines en las cárceles por el hecho de implantar un régimen más humanitario y menos severo que el usual hasta entonces. D. Rafael tiene conocimiento de ello en La Coruña donde se encuentra presidiendo un Homenaje a D.' Concepción Are­ nal. Al mismo tiempo le llegan noticias por la Prensa de que en la Prisión celular ha habido un alboroto. vuelve inmediatamente a Ma­ drid el 7 de septiembre. Hace retirar las fuerzas armadas concen­ tradas allí para apagar todo conato de sublevación y basta su sola 33 presencia para restablecer la normalidad • En defensa de SALILLAS publica D. Mateo TEDEsco un artículo 34 criticando duramente al autor de la acusación contra D. Rafael en el que señala: cómo los "horribles pecados" de éste fueron los de mejorar las condiciones de alimentac.ión, higiene y vestido de la Prisión. Coincide, por otra parte, su nombramiento como director de un establecimiento penitenciario con la publicación de trabajos de ín• dole penológica como son: Un gran penólogo español: El Coronel Montesinos 35, La traslación de los presidios de A/rica y la reforma penitenciaria 36, Principios a que ha obedecido y debe obedecer la or­ ganización del cuerpo de empleados de los establecimientos penitencia-

32. En Revista Penitenciaria, Año V, T. V. Entrega !.", 1908, págs. 576-612. 33 Vid.: R. SALILLAS, El año penitenciario 1907, cit., págs. 69 y SS. 34. Este artículo de D. Mateo TEnEsco se publicó en la Revista Peniten­ ciaria, Año IV, T. IV, 1907, págs. 577 y SS. 35. Publicaciones de la Revista Penitenciaria, Eduardo Arias, l\dladrid, 1906. 36. Eduardo Arias, Madrid, 1906.

- 81

6 37 38 rios , El anarquismo en las prisiones y La crisis del sistema 39 celular • Doble importancia de la aludida tiene 1906 ya que en enero, fecha 20 tiene el Acta de su constitución, SALILLAS es nombrado Director de la Escuela de Criminología. Contaba ésta con antecedentes lejanos:. En febrero de 1844 el Director general de Establecimientos penales, D. Diego MARTÍNEz DE LA RosA, propuso la creación de un Presic'(io­ N arma! destinado a servir de Escuela práctica a los funcionarios de prisiones. No se realizó pero Ja idea no fue abandonada. Así, en 1860, aparece un opúsculo de D. José M. CANALEJAS, Presidio Escuela, en el que formula idénticas aspiraciones en pro de una Escuela de for­ mación del personal penitenciar.io. El 11 de noviembre de 1889, el entonces Ministro de Gracia y Justicia, D. José CANALEJAS MÉNDEZ, nieto del anterior, dispone la creación de una Escuela Normal. Su sucesor en el Mlinisterio, D. Eduardo DATO, previas consultas a D. Francisco GINER DE LOS RÍOS y a D. Pedro DORADO MONTERO, con­ siguió lá formulación del Real decreto de 12 de marzo de 1903 en la que se creaba la Escuela de Crim,inología constituida definitivamente gracias a la iniciativa del Ministro de Gracia y Justicia D. Manuer GARCÍA PRIETO. Muestra de la importancia de la Escuela fue el plantel de sus. primeros profesores: ARAMBURU (Derecho penal español y compa­ rado), SrMARRO (Psicología de normales y anormales), cossío (Peda­ gogía correccional), además de SALILLAS que estaba encargado de· Antropología criminal, Sociología criminal y C,iencia Penitenciaria. Que la vida de la Escuela no fue fácil nos Jo dice el propio D. Ra­ fael: "Cuando se decretó, se lamenta, le negaron vida; cuando se constituyó, le negaron casa; cuando tuvo casa le negaron las consig-· naciones; cuando tuvo consignaciones, soplaron fuerte para aventar·

37. En Revista Penitenciaria, Aúo lII, T. III, Entrega l.", 1906, págs. 95-116 .. 38. En Revista Penitenciaria, Año1 IV, T. IV, Entrega l.°, 1907, págs. 99-lOff. y 476-532. 39. Aunque este artículo, aparecido en la Revista Penitenciaria, Año IV,. T. IV, Entrega l.ª, 1907, págs, 151 y ss., 215 y ss. y 288 y ss., no esté firmado,, no dud-amos en atribuirselo a SALILLAS por varias razones: en primer lugar por la utilización casi exclusiva de la fuente de la literatura picaresca cons­ tante, como veremos, de la obra salillana. En segundo lugar porque en págs. 214 y ss., al hablar de los sistemas de orige.n utilitario, se encuentran recogidos datos que posteriormente reproduciría en La Cárcel Real de esclavos y for­ zados de las minas de azogue y Zas características legal.es de la penalidaíZ: utilitaria. Por último nos basamos en los continuos reenvíos a La vida penal" en España en los que la ausencia de citas sobre el autor se manifiesta como• una evidencia de la identidad del mismo en ambos trabajos.

- 82 - los materiales de la obra; cuando todo estuvo hecho, le negaron el concurso y procuraron fomentar Ja huelga; cuando los aspirantes acudieron le negaron confianza; cuando tuvieran confianza, le nega­ ron eficacia; cuando fue eficaz el hecho, les negaron la posesión; cuanto tuv.ieron posesión, la enconada lucha quiso acudir en el ase­ dio para cortar las provisiones; cuando fue insuficiente tanto encono, negaron la realidad, y en el fracaso negativo de lo pasado y lo pre­ 40 sente, se concentraron en negar lo porvenir" • En 1907 publica SALILLAS un artículo que dedica a LoMBROSO y que 41 ocasionaría' viva polémica. En La celda de Ferrer , mediante la re- producción de los escritos dejados por FERRER GUARDIA. en las pa­ redes de la celda n.º 1 7 (primera galería) de la Prisión celular de Ma­ drid en la que estuvo. más de un año hasta su absolución y puesta en libertad el 12 de junio de 1907, quiso demostrar al autor de Palimp­ sesti dei carcere que el anarquista no era precisamente "il nuovo martire del libero pensiero e della libertá humana" como éste afirmaba La 4.' Sección Ciencias Sociales (de la que D. Rafael era Vice­ presidente) de la Asociación española para el progreso de las Ciencias le encomienda la realizacj.ón de dos trabajos para el Congreso de Zaragoza que se celebraría del 18 al 25 de octubre de 1908. Fueron éstos La casa como célula social y Sentido y tendencias de las últi­ mas reformas en Criminología. Este último, como ya se ha señalado, no es sino una visión crítica de las conclusiones del IV Congreso in­ ternacional de Antropología criminal. Al mismo tiempo publica SALI­ LLAs en la Revue Hispanique los resultados de sus estudios sobre An­ giolillo que el 8 de agosto de 1897 había ocasionado la muerte de CÁNovAs DEL CASTILLO en el balneario de Santa Agueda. La serie de fotografías reproducidas en el mismo constituyen la primera infor­ mación de esta índole acerca de la ejecución de la pena de muerte en España 42 • En el número correspondiente al día 5 de junio de 1910 del diario "La Epoca" de Madrid se imputa a, D. Rafael, con motivo de un artículo que sobre El Sar1Jto Tatuaje publicara pocos días antes, la pretensión de demostrar antropológicamente la correlación entre el salvaje, el criminal y el místico. En respuesta al mismo pronuncia, el día 9 del mismo mes, una conferencia en la Cátedra del Ateneo

40. Cfr.: R. SALILLAS, El año penitenciario 1907, cit., pág. 43. 41. En Revi'sta Penitenciaria, Año IV, T. IV, Entrega l."' 1907, págs. 321-347. 42. El título del trabajo era: Una página histórica fotografiada. La eje­ cución de Angiolillo en Revue Hispanique, T. XIX, 1908, págs. 135-158.

- 83 - de M;>drid sobre El tatuaje y el destatuamiento en Barcelona. Tam­ bién en 1910, y con motivo del centenario, realiza un estudio sobre el 43 estado político y social En las Cortes de· Cádiz • En 1913 ven la luz sus trabajos Prioridad en España de las· deter­ minant·es del sistema progresivo 44 y La Cárcel Real de esclavos y forzados de las minas de azogue de Almadén y las características legales .de la penalidad utilitaria 45 y, en 1914, Morral el anarquista. Orígenes de una tragedia"· Organizó SALILLAS, en 1915, La Exposición de la Asociación es­ pañola para el progreso de las Ciencias que giró en torno al origen y evolución de la arquitectura panóctica en España. También empren­ dió en el mismo año (1915) la publicación de una "Biblioteca crimi­ nológica y penitenciaria" que comprendía tres secciones enlazadas: l.') Obras clásicas influyentes en nuestra cultura nacional; 2. ') las obras más importantes y prácticas traducidas al castellano y 3.') obras inéditas de autores españoles. En 1916 se reimprimieron el Discurso sobne las penas de Lardizábal, la Noticia del estado de las cárceles en Füadelfia de la Rochefoucauld-Liancourt, traducida y anotada en 1808 por Ventura de Arquellada y en 1917 la Preceptiva penitenciaria de N. H. KarnasMANN, traducida por Pérez Bances. En los años de 1916 y 1917 no da a la prensa trabajo alguno nues­ tro biografiado, s.in duda por orientar todos sus afanes a la elabora­ ción de la Evolución penitenciaria en España que aparece en 1918 47 •

Con la obra Inspiradores de Dña. Concepción Arenal 48 , 1920, se cierra la larga labor publicista de D. Rafael SALILLAS que muere en Madrid el 23 de mayo de 1923.

43. (Revelaciones acerca del estado político y social), Sucesores de Her­ nando, Madrid, 1910. 44. Memoria de la Asociación española para el progreso de las Ciencias, Congreso de Madrid, 1913. 45. Imprenta Alemana, Madrid, 1913. 46. Hernando, Madrid, 1914. 47. Imprenta clásica española, Madrid, 1918, 2 tomos. 48. Conferencia leída en la Sesión del 17 de enero de 1920, publicaciones de la Real Academia de Jurisprudencia y legislación, Reus, Madrid, 1920.

-84- II. APORTACION BIBLIOGRAFICA

Planteado el problema expositivo de la aportación científica de SALILLAS, hemos creido oportuno intentar una clasificación de la mis­ ma. Para ello, se alude bajo este epigrafe a obras penitenciarias, cri­ minológicas, histórico-críticas y otras de muy variada significación y contenido. Conviene señalar, sin embargo, y para una correcta interpretación de' Jos diversos grupos esbozados, que en algunas de las obras men­ cionadas se abordan temas susceptibles de integración bajo muy diversas etiquetas. En estos casos, hemos considerado factor deci­ sivo, a efectos de clasificación, el reflejo de sus personales concep­ ciones antes que la temática de la obra objetivamente considerada.

l. ÜBRAS PENITENCIARIAS

La vida penal en España, Imprenta de la Revista de Legislación, Madrid, 1888. Informe al Expediente general para preparar la Reforma Pe.nitencbaria, Pu­ blicaciones del Ministerio de Gracia y Justicia, Imprenta de Hijos de J. A. García, Madrid, 1904, págs. 101-232. La crisis del sistema celular, en Revist

2. ÜBRAS CRIMINOLÓGICAS

La Antropología e,n el Derecho penal, en Revista general de Legislaciá'n y Jurisprudencia, 1888, Tomo 73, págs. 603-629. La Germanía (reproducida por SALILLAS en las primeras páginas de Hampa), en La Nueva Cie'ncia Jurídica, s. f., Tomo I, págs. 19-23. El corazón en el tatuaje, en La Nueva Ciencia Jurídica, s. f., Tomo I, págs. 165-175. El cura M-erino, en La Nueva Ciencia Jurídtca, s. f., Tomo I, págs. 240-248, 276-289, 321-336 y Tomo U, 1892, págs. 39-60, 143-168 y 344-357. Caracteres de los de'lincuentes según el Licenciado Chaves, en Revistia general de Legislación y Jurisprudencia, 1892, Tomo 81, págs. 279-288 y 494-514. El jurado méd•ico y la causa d'e Varela, en, La España Moderna, 1894, Tomo 62, febrero, págs. 88-98. La degeneración y el proceso Willié, en La España Moderna, 1894, Tomo 66, junio, págs. 70-96. El Capitán Clavija. Proceso menta.Z, en La España Moderna, 1895, Tomo 79, julio, págs. 25-41. El delincuente español: El lenguaje. (Estudio filológico, psicológico y socio­ lógico). Con dos vocabularios jergales. Victoriano Suárez, Madrid 1896.

- 85 - El delincuente español: Hampa (Antropología picaresca), Victoriano Suárez, Madrid, 1898. Sobre el método (Antecedentes y subsiguientes), en Revista general de Legis­ lación y Jurisprudencia, 1900, Tomo 96, págs. 338-346. Alcoholismo y locura moral, en Revista general de Legislación y Jurispru­ dencia, 1900, Tomo 96, págs. 449-455. Alcoholismo. La tendencia alcohólica, en Revista general de Legislación y Jurisprudencia, 1900, Tomo 96, págs. 458-466. Alcoholismo. (Diferenciación de aspectos), en Revista general de Legislación y Jurisprudencia, 1900, Tomo 96, págs. 466-469. Embriague-e psíquica, en Revista general de Legislación y Jurisprudencia, 1900, Tomo 96, págs. 469-475. Las clasificaciones, en Revista General de Legislación y Jurisprudencia, 1900, T. 97, págs. 12-21. Normal y anormal, en Revista general de Legislación y Jurisprudencia, 1900, Tomo 97, págs. 21-34. Morel y los naturalistas, en Revista general de Legislación y Jurisprudencia, 1900, Tomo 97, págs. 34-36. Distinciones de Garófalo, en Revista gerieral de Legislación y Jurisprudencia, 1900, Tomo 97, págs. 36-39. Caracteres de los delincuentes, en Revista general de Legislación y Jurispruden­ cia, 1900, Tomo 97, págs. 161-163. Los estigmas, en Revista general de Legislación y Jurisprudencia, 1900, Tomo 97, págs. 163-168. Lo normal y lo patológico, en Revista general de Legislación y Jurisprudencia, 1900, Tomo 97, págs. 168-182. Topografías criminales, en Revista general de Legislación y Jurisprudencia, 1901, Tomo 99, págs. 44-63. La edad fisiológica y el delito> en Revista general de Legislación y Juris­ prudencia, 1901, Tomo 99, págs. 368-390. Enseñanzas de Marro, en R·evista general de Legislación y Jurisprudencia, 1901, Tomo 99, págs. 514-521. La ed)ad y el delito en. España, en Revista general de Legislación y Jurispru­ dencia, 1902, Tomo 100, págs. 331-346. El delito y la pobreza; El desgarre y la vagancia; Los lugares truhanescos. Todos bajo el epígrafe Causas del delito, en Revista Penitenciaria, Año II, Tomo II, 1905, págs. 322 y SS. La ley del encaje; El árbol seco. Ambos bajo el epígrafe Costumbres penales, en Revista Penitenciaria, Año II, Tomo II, 1905, págs. 330 y ss. La penalidad acostumbrada; El gancho penal; la Gracia: ver la cara del Rey. Todos bajo el epígrafe Leyes penales, en Revista Penitenciaria, Año II, Tomo II, 1905, págs. 336 y ss. Policía existente; Alguaciles y rufianes; La identificación judicial. Todos bajo el epígrafe Polic~a, en Revista Penitenciaria, Año II, Tomo II, 1905, págs. 345 y SS. La celda de Ferrer, en Revista Penitenciaria, Año IV, Tomo .IV, 1907, págs. 321-347. Sentido y tendencias de las últimas refor1nas en Criminología (Trabajo en­ comendado por la 4 ..n Sección, Ciencias sociales, de la Asociación española para el progreso de· las Ciencias, para el Congreso de Zaragoza (18-25 octubre, 1908), en Rwista Penitenciaria, Año V, Tomo V, 1908, págs. 577-612. El Tatu-age en su evolución histórica, en sus diferentes caracterizaciones an­ tiguas y actuales y en los deltncuentes franceses italianos y españoles, Publicacion~s de la Revista Penítenciaria, Eduardo Arías, Madrid, 1908.

-86- 3. ÜBRAS HISTÓRICO-CRÍTICAS

Las Asociaciones de Patronatos de presos en España, en Revista general de Legislación y Jurisprudencia, 1890, Tomo 77, págs. 378-391. Doña Concepción Arenal en la Cierncia Penitenciari·a, en la publicación con­ junta titulada Doña Concepción Arenal en la Ciencia jurídica, sociológica y en la literatura, Victoriano Suárez, Madrid, 1894, págs. 3-67. El espíritu nuevo en España, en La España Moderna, 1895, Tomo 80, agosto págs. 70-90. ' La evolución de los partidos políticos en España, en La España Moderna, 1896, Tomo 90, junio, págs. 85-101. Las~f?e'neraciones políticas, en La Esp-aña Moderna, 1896, Tomo 93, septiembre, '))ags. 80-90. Los locos delincuentes en España, en Revista general de Legislación y Juris­ prudencia, 1899, Tomo 94, págs. 117-142. Poesía rufianesca (Jácaras y bailes), en Revue Hispanique, 1905, Tomo XIII, págs. 18-75. Un gran penólogo español: el Coronel Mantesinos, Publicaciones de la Revista Penitenciaria, Eduardo Arias, Madrid, 1906. La traslación de los presidios de A/rica y la Reforma penitenciaria, Eduardo Arias, Madrid, 1906. Principios a que ha obedecido y ha de obedecer la organización del Cuerpo de empleados de Establecimientos penales, en Revista Penitenciaria, Año TI!, Tomo III, 1906, págs. 95-116. El año penitenciario 1907, en Revista Penitenciaria, Año V, Tomo V, 1908, págs. 5-92. El tatuaje y el destatuamiento en Barcelona, Conferencia pronunciada en la Cátedra del Ateneo de Madrid el 9 de junio de 1910. En las Cortes de Cádiz (Revelaciones acerca del estado político y social), Sucesores de Hernando, Madrid, 1910. Prioridad en España de las determinantes del sistema progresivo, Memoria de la Asociación española para el progreso de las Ciencias, Congreso de Madrld, 1913. La Cárcel Real del esclavos y forzados de las minas de azogue del Almadén y las características legales de la penalidad ·utilitaria, Imprenta Alemana, Madrid, 1913. Morral el anarquista. Orígenes de ·una tragedia, Sucesores de Hernando, Madrid, 1914. Evolución penitenciaria en España, Biblioteca Criminológica y Penitenciaria, Imprenta Clásica Española, Madrid 1918, 2 tomos. Inspiradores de Doña Concepción Are,nal, (Conferencia leída en la sesión del día 17 de enero de 1920), Publicaciones de la Real Academia de Jurispru­ dencia y Legislación, Reus, Madrid, 1920.

4. ÜTRAS OBRAS

El tiempo de reacclon en la investigación procesal (lmpresiornes a la vista de una causa), en Re·vista general de Legislación y Jurisprudencia, 1892, Tomo 80, págs. 138-154. La parentela de Velázquez, en La España Moderna, 1899, Tomo 127, julio págs. 123-136. Los ña.ñigos en Ceuta, en Revista gener-al de Legislación y Jurisprudencia, 1901, Tomo 98, págs. 337-360.

-87- La teoría Básica (Biosociología), Victoriano Suárez, Madrid, 1901, 2 tomos. La trata de blancas, Discurso leído el día 10 de diciembre de 1902 en el Ateneo científico literario y artístico de Madrid cor1 motivo de la apertura de sus cátedras, Vda. e Hijos de M. Tello, Madrid, 1902. Informe relativo a las minas de Vizcaya, en el Informe general del mismo título, Ministerio de la Gobernación, Instituto de Reformas Sociales, Su­ cesora de M. Minuesa de los Ríos, Madrid, 1904, págs. 154-259. La fascinación en España (Brujas-Brujerías-Amuletos), Eduardo Arias, Ma­ drid, 1905 (obra ya publicada en Revista Penitenciaria, Tomos I y II de 1904 y 1905). La criminalidad y la penalidad en el Quijote, Imprenta de B. Rodríguez, Madrid, 1905. Golfines y golfos, Eduardo Arias, Madrid, 1905. Un gran inspi1~ador de Cervantes: el Dr. Huarte y su Examen de los i"ngeníos, Victoriano Suárez, Madrid, 1905. Consejo penitenciario, Memoria leída en la sesión inaugural celebrada el 19 de octubre de 1905, Eduardo Arias, Madrid, 1905. El anarquismo en las prisiones, en Revista penitenciaria, Año IV, Tomo IV, 1907, págs. 99-106 y 476-532. La casa como célula social, Eduardo Arias, Madrid, 1908 (trabajo encomendado por la 4.ª Sección, Ciencias Sociales, de la Asociación española para el progreso de las Ciencias, para el Congreso de Zaragoza (18-25 octubre de 1908) y publicado también en Revista Penitenciaria, Año V, Tomo V, 1908. págs. 613-664). Una pági:na histórica fotografiada. La ejecución de Angiolillo, en Revue His­ panique, 1908, Tomo XIX, págs. 135-158.

5. PRÓLOGOS

Prólogo a La transformación del delito en la sociedad moderna de A. NrcEFORO,_ 1902. Prólogo a La prostitución en la villa de Madrid. La mujer defendida por la so­ ciología, el Derecho y la Moral (Estudio médico-social) de A. NAVARRO FER­ NÁNDEZ, Imprenta Ricardo Rojas, Madrid, 1909. Prólogo a D,e rastrillos adentro. Historietas y perfiles. Episodios de la vida penal de A. NAVARRO DE PALENCIA, Imprenta Moderna March y Salmaran~ Madrid, 1918.

-88- CAPITULO III

PENSAMIENTO PENITENCIARIO DE R. SALILLAS:

I. DETERMINACIONES PREVIAS

En la abundante bibliografía de SALILLAS nos encontramos con un gran contingente de obras dedicadas a cuestiones penitenciarias entre las que podrían destacarse: Las Asociaciones de Patronatos d!e Presos en España, La Cárcel Real de esclavos y forzados• de las mi­ nas de azogue del Almadén y las caracterfaticas legales de la pena­ lidad utilitaria, Evolución penitenciaria en España, La vida penal en España, Informe al Expediente general para preparar la Reforma Penitenciaria, La crisis del sistema celular y los estudios dedicados al Coronel MONTESINOS y a Doña Concepción ARENAL: Un gran pe­ nólogo español: El Coronel Montesinos, Doña Concepción Arenal en la Ciencia Penitenciaria e Inspiradores de Doña Concepción Arenal. Sobre esta base se ha ido consolidando su fama de pen.itenciarista. Así, para "reivindicar a la ciencia española" JIMÉNEZ DE AsúA toma como centro de la práctica penitenciaria a SALILLAS señalando como sus precursores a Cristóbal de CHAVES, Bernardino de SANDOVAL, Tomás CERDÁN DE TALLADA, MONTESINOS y Concepción ARENAL'· Tam­ bién a la obra de D. Rafael se le ha calificado de "iniciadora y pre­ cursora en la formación de la actual Cienc.ia Penitenciaria" ' y al autor de "penitenciarista de priméra magnitud, que dejó bien seña­ ladas huellas de su paso por los dominios de la Ciencia Penitencia­ ria" 3• El examen de su pensamiento penitenciario nos permitirá en­ juiciar el fundamento y alcance de tales atribuciones.

1. Vid.: L. JrMÉNEZ DE AsúA, D. Rafael Salillas: sus precursores y discípulos, en El Criminalista, T. III, 1949, págs. 36 y ss. 2 Cfr.: E. MARTÍNEZ, Salillas: médico antropólogo, en Revista de la Escuela de Estudios Penitenciarios, 1954, marzo (n." 108 en Homenaje a Salillas), pág. 30. 3. Cfr.: A. TOMÉ, Salillas, penitenciarista, en Revista de la Escuela de Estudios Penitenciarios, 1954, marzo, pág. 30.

- 91 - De las obras de SALILLAS anteriormente citadas, hemos englobado Las Asociaciones de Patronatos de Presos en España, La Cárcel Real de esclavos y forzados de las minas de azogue del Almadén, Un gran penólogo español: El Coronel Montesinos la Evolución penitenciaria: en España y los estudios dedicados a Doña Concepción ARENAL en el grupo que hemos denominado histórico-crít.ico basándonos, para ello, en su contenido. En Las Asociaciones de Patronatos de Presos en España muestra. SALILLAS los antecedentes y orígenes de las mismas cuyo fundamento limita a motivaciones meramente piadosas negándoles toda finalidad correctiva. El estudio dedicado a las minas de azogue de Almadén constituye un examen de la evolución histórica del principio utilitario en el sistema penitenciario español desde la pena de galera, pasando por las de destierro y condena al servicio de las minas hasta las penas privativas de libertad 4. Ahora bien, hay que matizar que el estudiado por SALILLAS es un utilitarismo que desemboca en beneficio del ES-· tacto con valor puramente económico y sin ninguna relación, como pudiera pensarse con los principios de utilidad social derivada de la. 5 aplicación y éxito de los ideales correccionalistas • La obra dedicada a la figura de D. Manuel MONTESINOS Y MOLINA, particularmente minuciosa en el aspecto biográfico y en la exposición.

4. Para SALILLAS "lo que define el sentido de la penalidad utilitaria, lo que acusa el cambio radical en la finalidad de la pena, es que ésta se trans­ forma en un servicio". Y puesto que la nueva penalidad está definida en las exigencias del servicio, a éste influjo obedece la organización penitenciaria. Sobre esta premisa, va señalando en este estudio la evolución paralela de: determinadas necesidades del Estado y de determinadas penas. Así, para sa-­ tisfacer las exigencias de los servicios de Marina, y ante la dificultad de encontrar remeros voluntarios para las escuadras de galeras, surgió la pena de forzado al remo o de galeras. A los servicios del Ejército que requerían obreros fijos para las obras de fortificación, se localizó la pena de destierro y la condena al servicio de las minas de Almadén como modalidad de la pena. de galeras respondió a las demandas del servicio industrial. Asimismo las penas: privativas de libertad tienen, en su opinión, origen utilitario conse­ cuencia lógica de la evolución jurídica en virtud de la exigencia utilitaria: al desaparecer la pena de galera y la de servicio a las minas de azogue, el tipo orgánico lo da el presidio de Arsenales y el de destierro el Presidio mi­ litar hasta llegar a una extensión orgánica del presidio por la Ordenanza, general de 1834 (Vid.: La Cárcel Real de esclavos y forzados de las minas de azogue de Almadén y las características legales de la penalidad utilitaria, cit., págs. 4 y ss.). 5. Por lo mismo tampoco podrían encontrarse sus raíces con las del uti-· litarismo filosófico de J. BENTHAM.

92 - del sistema progresivo del ilustre penitenc,iarista, gira en torno a la tesis central de la necesidad de que en España se prestara la atención 6 merecida, ya alumbrada en el extranjero, a la obra de aquel • La Evolución penitenciaria en España debida a la intención de llenar un "lapso evolutivo" comprendido entre 1789, fecha de funda­ ción de la Real Asociación de Caridad, y 1839, año de constitución de la Sociedad Filantrópica 7, contiene un detallado estudio de los factores evolutivos de la penalidad en las antiguas prisiones españo­ las, de las influencias doctrinales de nuestra reforma penitenciaria y del nacimiento y evolución de las Asociaciones de damas y, part.icu­ larmente, de la Real Asociación de Caridad de caballeros. El volumen segundo de la obra, de mayor interés, lo integra un minucioso análisis de la Ordenanza general de 1834 8 y del Código de 1822. Respecto a éste es, la examinada, una obra de inexcusable lectura ya que com­ prende todos los detalles de su elaboración, las fuentes españolas y extranjeras a. las que acudió y las discusiones parlamentarias a las .que dio origen, las críticas de BENTHAM y una meticulosa descompo­ sición crítica de su estructura. En la primera de las obras dedicadas a Doña Concepción ARENAL, ·examina SALILLAS su influencia en la reforma penitenciaria española poniendo de relieve las reformas concretas en que aquélla se hizo efectiva 9 ya que, destaca, "atribuirle la iniciativa, la ilustración y el

6. "España -decía D. Rafael:- figura con Montesinos en la historia peni­ tenciaria a la cabeza de las iniciativas, y más de medio siglo después no tiene lo que ha alcanzado vida próspera en todos los pueblos progresivos, y lo que uno de sus insignes hijos inició y planteó y dejamos que se extinguiera, casi sin dejar memoria" (Cfr.: Un gran penólogo español: El Coronel Mon­ tesinos, cit., pág. 77). 7. Cfr.: La Evolución penitenciaria en España, cit., pág. VII. 8. El estudio de la Ordenanza de 1834, abarca, partiendo de la distinción ·contenida en su artículo primero, el de los diversos tipos de presidios: Pre­ sidio Arsenal, de Obras públicas, e Industrial. Del Presidio de Obras públicas, que sustituyó al Presidio Arsenal, mantiene SALILLAS 'que su conversión no fue posterior a la creación de las penas de obras públicas sino que, por el con­ trario, se crearon estas penas para dar salida a la población acumulada en los Depósitos de penados (Vid.: La Evolución penitenciaria en España, cit., Vol. II, págs. 81 y ss.) Además del estudio de esta Ordenanza de 14 de abril de 1834, "consolidación legislativa de la iniciativa oficial en el proceso evo­ lutivo de nuestra reforma penitenciaria" (pág. 576), hay que destacar también el análisis del proceso de evolución del sistema progresivo y de las motiva­ ciones de la formación sistemática de la Ordenanza de los Presidios Arsena­ les de 20 de marzo de 1904 y del Código de 1822. 9. Afirma SALILLAS que Concepción ARENAL influyó en dos épocas desde las esferas sociales en la mejora de nuestras prisiones. La primera, anterior

- 93 - empeño en la reforma celular sería injusto y en extremo acomoda­ 10 ticio" • Por su parte, la importación de los sistemas penitenciarios en España, objeto de los Inspiradores de Doña Concepción Arenal, da ocasión al autor de mostrar una relación de las principales obras de la época y, en especial, de resaltar la figura de D. Ramón DE LA SAGRA al que profesaba gran admiración 11 . De la somera exposición acerca del contenido de estas obras cree­ mos puede desprenderse fácilmente la justificación clasificatoria ya aludida así como su sobresaliente valor en cuanto aportación meri­ toria a la historia penitenciaria española. Ahora bien, esta aporta­ ción especialmente valiosa por la riqueza documental de su basa­ mento, no podemos hacerla extensiva para nuestro propósito de co­ nocer el pensamiento penitenciario de SALILLAS. Para ello hemos de acudir al conjunto de obras que, precisamente por servirnos de fuente donde espigar su postura científico-penitenciaria, hemos reu­ nido bajo la etiqueta penitenciarista. No quiere esto decir que tanto en este grupo como en el crimJnológico no se encuentren entrelaza­ das ideas de uno y otro tenor, pero en todas ellas existe una pauta dominante que es la que hemos seguido para su d,istinción. Como ya vimos en su momento, hemos incluido bajo la deno­ minación de obras penitenciarias solamente La vida penal en España, Informe al Expediente para preparar la Reforma Penitenciaria y La crisis del sistema celular.

a 1865, coincide con su nombramiento como inspectora de las cárceles de mujeres. La segunda, iniciada en 1873, fue más breve pero más fecunda. Entonces Concepción ARENAL formaba parte de la comisión .encargada de preparar el establecimiento del régimen penitenciario y la reforma del Código penal. Las concretas reformas a las que alude son, la iniciada por la Ley de 3 de julio de 1880 referente al transporte de presos y penados y que ratificó el Real Decreto de 1883 al establecer definitivamente el servicio de transporte de presos y penados en coche celular o en ferrocarril y la creación por Real Decreto de 23 de junio de 1881 de un cuerpo facultativo penitenciario (Cfr.: Doña Co'ncepción Arenal en la C~encia Penitenciaria, cit., págs. 48 y s.). 10. Cfr.: Doña Concepción Arenal en la Ciencia Penitenciaria, cit., pág. 54, nota 9. 11. Manifestaba D. Rafael en esta conferencia su propósito de sacar del olvido el nombre de D. Ramón DE LA SAGRA lo que provocó una airada res­ puesta de D. Fernando CADALSO que consideró ofensivo el pretendido olvido aludido por aquél (Vid.: F. CADALSO, Instituciones Penitenciarias y similares en España, Góngora, Madrid, 1922, págs. 235 y s., nota 2).

- 94- II. APORTACION PENITENCIARIA

En el. Capítulo primero, al estudiar el estado de la teoría y prác­ tica penitenciarias del pasado siglo, habíamos señalado como más debatidas las cuestiones relativas a los sistemas penitenciarios, tra­ 12 bajo, clasificación de penados, instrucción y personal penitenciar.íos • Como precisamente las manifestaciones de SALILLAS inciden sobre estas mismas cuestiones, después de examinar su concepción del presidio,' seguiremos en nuestra exposición el mismo orden.

l. PRESIDIO

El ant.iguo presidio mereció una total repulsa por parte de D. Ra­ fael. Ya en su primera obra importante, La vida penal en España, afirmaba que "el presidío tiene una tendencia esencialmente delin­ cuente y todas sus relaciones son corruptoras" 13 y llamaba la aten­ ción del peligro que suponía su ubicación en las ciudades por el riesgo 14 nocivo de contagio que implicaba • En su opinión la repugnancia al presidío está en razón directa de la cultura y bienestar de las pobla­ ciones y lo solicitan o admiten las localidades decadentes o empo­ brecidas. La causa de ello radicaba en la indiferencia de la sociedad y de ésta habría de partir la soluc.ión que se alcanzaría si en vez de pedír la traslación del presidío abogara por su supresión y sustitución por una penitenciaría. "La gran reforma consistirá en variar en la opinión el concepto de la delincuencia. Es preciso, postula siguiendo el cr;iterio positivista, que todo el mundo vea en el delincuente un 15 hombre y en el hombre un enfermo" • En consonancia, pone de re­ lieve la necesidad de promover una reforma en la arquitectura penar decid,iéndose por el sistema celular y en cuya construcción aconseja huir de toda monumentalidad por considerar que "la seguridad no está únicamente en el edificio sino en la vigilancia". Critica por ello a MoNTESINos por su "manía conventual" (conversión de conventos·

12. Vid.: pág. 54 y SS. 13. Cfr.: SALILLAS, La vida pe'nal en España, cit., pág. 69. 14. Precisamente por estas manifestaciones se encontró SALILLAS en la visita realizada a Santoña, con motivo de inspeccionar el terreno para crear una Colonia penitenciaria en el Dueso, con una enérgica oposición de sus habitantes (Vid.: R. SALILLAS, El año penite·nciario 1907, cit., págs. 38 y ss.)~ 15 Cfr.: R. SALrLLAs, La vida penal en España, cit., págs. 73 y s.

- 95 - ·en presidios) y enjuicia desfavorablemente la elección que éste hizo 16 del convento de San Agustín de Valencia •

2. RÉGIMEN CELULAR

El sistema celular 17 nacido como reacción a las condiciones ma­ teriales y morales infrahumanas de las cárceles comunes tuvo, como se ha visto en el Capítulo primero, después de ser consagrado en América mediante el sistema filadélfico, inmediata acogida en Euro­ pa rn. Las críticas, sin embargo, no tardaron en aparecer y la más dura fue la iniciada por la Escuela Positiva y que se puede condensar en la tan reproducida acusación de FERRr de que "el sistema celular 19 es una de las aber:raciones del s. xrx" • Desde un principio se manifestó también SALILLAS en contra del régimen celular absoluto: "en la soledad, argumenta, se determina ·el carácter tal cual es, y estimula preferentemente las propensiones individuales; y la meditación, que es a lo que obliga esta clase de aislamiento, escoge el tema más predominante, afina el ingenio, cul­ tiva la propensión individual criminal, y entonces la ley, que se ha propuesto castigar para corregir, presta los medios al delincuente :para hacer más eficaces sus sutiles procedimientos y burlar la acción 20 de la justicia" •

16. Vid.: R. SALILLAS, La vida pena[¡ en, España, cit., págs. 154 y s. Además, .siendo MONTESINOS Visitador general de Prisiones, aconsejó abandonar las obras, ya muy adelantadas, del Presidio Modelo de Valladolid, en 1849, y enajenar el edificio con el fin de habilitar con su producto el exconvento de .San Jerónimo del Prado por considerar que reunía las condiciones óptimas para un establecimiento correccional. No acert6 MONTESINOS en su elección pues, como señala SALILLAs, en el local viejo el presidio gozó justa fama de ·desordenado (Cfr:.: R. SALILLAS, La vida penal en España, cit., pág. 402). 17. Los precursores e iniciadores de la Reforma penitenciaria defendieron siempre la necesidad de acabar con la promiscuidad propia de las prisiones comunes para lograr los propósitos humanitarios y correccionales que la .animaban. La primera defensa del sistema celular y de una arquitectura ade­ cuada la realizó HowARD que dedicó la tercera parte de su famosa obra a "mejoras propuestas en la estructura y administración de las prisiones". Ya la Eastern State Penitentiary de Filadelfia contaba con los antecedentes de la Casa de corrección de San Miguel de Roma de 1703 y la Maison de Force (Gales) promovida por Juan VILAIN y construída en 1771-1773 cuya particu­ Jaridad común era el ais1:amiento nocturno. 18. Vid. capítulo l.º, nota 113. 19. Cfr.: E FERRI, La Socioiogie criminelle, cit., pág. 550. 20. Cfr.: R. SALILLAs, La vida penal en España, cit., pág. 430.

-96- Si su oposición al régimen celular absoluto no variará en sus ma­ nifestaciones de casi veinte años más tarde, que ahora examinare­ mos, sí lo hará en su razonamiento. No se trata ya de que el aisla­ miento estimule o cultive propensiones individuales criminales -que para SALILLAS se traducirían por congénitas, influido entonces por la Escuela Positiva-, sino que la objeción radica entonces en la inca­ pacidad evolutiva determinada por la imposibilidad de la actuación formativa del medio. Al supómir el factor exógeno, puntualiza, "se par~liza en los individuos que han de experimentar la obra y en los diréctores que la han de ejercer, uno de esos factores, una parte tal 21 vez la más importante de la acción (del medio)" • Admite, sin embargo, el aislamiento nocturno: "Al elegir un sis­ tema que admita el no estar (solo) y el estarlo, se modifica el rigo­ rismo de la arquitectura y también parte de sus muchas exigencias; pero el deslinde entre estar solo y estar acompañado, impone unas 22 reglas metódicas que deben ser consideradas previamente" • De ahí que, habiendo llegado a la conclusión de que la clasificación precep­ tiva que había de servir de base al desenvolvimiento de la reforma penitenciaria era la de cárceles y establecimientos penitenciados 23

21. Vid.: R. SALILLAS, La crisis del sistema celular, cit., págs. 238 y ss. 22. Cfr.: R. SALILLAS, Informe al Expediente general para preparar la Reforma Penitenciaria, cit., pág. 173. 23. Con arreglo a las leyes fundamentales, Código penal y la Ley de pri­ siones, de 26 de julio de 1849, derogada por Ley de 21 de octubre de 1869' y restablecida por Ley de 23 de julio de 1878, sólo existían cárceles de partido y de las capitales de las Audiencias, diferenciándose únicamente por la ca­ pacidad ya que su fin era el mismo. La cárcel correccional no estaba precep­ tuada ni en el Código ni en la Ley. Lo que preceptuaba el art. 115 del Código penal, subraya SALILLAS, es que "las penas de prisión se cumplirán en los establecimientos destinados para ello, los cuales estarán situados ... ". O sea, opina, que lo que el Código definía era la situación del establecimiento en que había que cumplirse la pena correccional que tenía que ser "dentro del territorio de la Audiencia que la hubiera impuesto". Aquí se separaba la Ley por­ que el Código hablaba de "territorio de la Audiencia" y no señalaba la capital de la Audiencia para instalar los presidios correccionales sino que aludía sim­ plemente a que fuera "dentro del territorio". En cambio, la Ley, en el art. 29, Título IV, hablaba de la provincia y de todas las provincias. El Real Decreto de 15 de abril de 1886 fue el primero que habló de cárceles y .no de estable­ cimientos. Su art. l.º' establecía que, desde el 1 de julio de 1886, se cumpliría lo dispuesto en el art. 115 del Código penal y su art. 2.º que "el establecimiento destinado a este objeto será la cárcel de Audiencia". Y éste es precisamente para SALILLAS el origen de la falsa institución de las cárceles de Audiencia llamadas también cárceles correccionales. Por tanto, al no tener la cárcel correccional expresión legal en las leyes fundamentales, concluye, debe te­ nerse en cuenta sólo la distinción: cárceles y establecimientos penales, que es

-97- 7 significa la necesidad de que esas reglas varíen según se aplique el sistema celular a las primeras o a las segundas y ello en base a su distinta finalidad. La celda en la cárcel no desempeña otra función que la correspondiente al decoro personal mantenido con la sepa­ ración, a la seguridad del detenido y a las garantías procesales. En cambio, en las penitenciarías la celda tiene la misión de aislar el pe­ nado de las contaminaciones sometiéndolo, al mismo tiempo, a los. 24 buenos influjos •

3. TRABAJO PENITENCIARIO

La necesidad de considerar el trabajo como medio de correcc1on y readaptación del penado plasmada en la realidad penitenciaria por obra del Coronel MONTEsmos, defendida a ultranza por los co-· rreccionalistas y dominante ya, como hemos visto, en la segunda mitad del siglo xix, es resaltada también por SALILLAS al mismo· tiempo que realiza una dura crítica del estado de los talleres en los presidios españoles 25• El trabajo al aire libre, "unica organización útil de la segregac).ón de los condenados" en palabras de FERRI 26 , es considerado por D. Rafael como "uo beneficio inesperado y como una de esas solu­ ciones que no requieren planear el pro y el contra sino hacer sobre• 17 la marcha y cuanto más pronto mejor" •

A) Las razones apuntadas en favor de la colonia agrícola en la. que se lleva a cabo el trabajo en contacto con la naturaleza son: l.' Porque su costo sería menos elevado que el de las prisiones. monumentales. la preceptuada por el Código (Vid.: R. SALILLAs, Informe al Expediente general. para preparar la Reforma Penitenciaria, cit., págs. 165 y ss.). 24. Vid.: R. SALILLAs, Informe al Expediente geri,eral para preparar la. Refarma Penilernciaria, cit., págs. 173 y ss.). 25. "Encontramos -critica SALILLAS duramente- muestras de botas, za­ patos, alpargatas .. ., etc. Para que los representantes extranjeros hubieran formado cabal juicio, les debieron llevar un tísico, un escrufuloso y un ané­ mico, envueltos en unas estadísticas de defunciones" (Cfr.: La vida penal en España, cit., pág. 27). 26. Cfr.: E. FERRI, La Sociologie criminelle, cit., pág. 554. 27. Cfr.: R. SALILLAS, Informe al Expediente para preparar la Reforma. Penitenciaria, cit., pág. 176.

- 98- 2.' Porque la observación de la clasificación de los delincuentes indicaba que la mayoría correspondía a profes,iones agrícolas y pre­ cisamente para ellos, acostumbrados a una vida al aire libre, la celda 28 sería más dañina e insalubre • 3.' Porque si uno de los fines de la pena es el de la reintegración social del delincuente, es claro que uno de los medios para ello con­ siste en hacer al individuo más apto de lo que lo era antes para la vida. Por eso, considera SALILLAS que si hubjerll! que elegir entre los sistemas de una nueva educación profesional o el de perfecciona­ miento, debería elegirse este último ya que hay que tener en cuenta que el penado ha de volver a la localidad nativa y en ésta los medios de vida corresponden al tipo profesional imperante. 4.' Porque aceptando el sistema de colonias se acabaría con la ociosidad de los establec,imientos penales y, además, la población colonizada no sería gravosa económicamente.

B) El tema del trabajo al aire libre está íntimamente conexio­ nado con el de la colonización penal. Aunque en un principio defen­ dió SALILLAS la colonización externa 29 se decidiría después de forma radical por la colonizac.ión interna 30 con base a las siguientes ar­ gumentaciones: l.' Porque España necesita colonizar sus regiones estériles.

28. Una de las exigencias requeridas por SALILLAS ha sido la afinidad electiva entre el tipo de trabajo y la clasificación profesional del penado. "Una prisión -dice- ha de ser un centro de actividades laborales, y esta clase de actividad no se halla en la prisión en sí misma, sino en las rela­ ciones que logra establecer. Fuera de los órdenes de relaciones determinantes de la actividad, la prisión sería enteramente pasiva. Además, en este orden de relaciones entra por mucho la clasificación profesional de los penados, y si una prisión compuesta de penados procedentes de las clases agrícolas se instalara en un centro de actividades industriales, claro está que con este influjo la prisión se transformaría, pero con el inconveniente de una muta­ ción que para la reincorporación social de los penados podría ser perturba­ dora" (Cfr.: R. SALILLAS, El año penVtenciario 1907, cit., págs. 9 y s.). 29. Proponía D. Rafael en 1888 transportar a los presidios de Africa el mayor número posible de penados entre los de mayor categoría criminal (Cfr.: R. SALILLAS, La vida penal en España, cit., pág. XXVJ). 30. Recordemos que fue SALILLAS el que llevó a cabo el proyecto de la primera colonia agrícola, creada por Real Decreto de 6 de mayo de 1907, en el lugar denominado Frente y Plaza de armas del Dueso en Santoña, provincia de Santander (Vid. una detallada exposición sobre el proceso de creación de esta Colonia en El año penitenc•iario 1907, cit., págs. 7 y ss.).

- 99 - 2.' Porque si el trabajo al aire libre es redentor fisiológica y socialmente, cuando se aplica a la restauración agraria aún lo es más ya que al fomentar la vida nacional se defienden los verdaderos intereses. 3.' Porque, contra lo que pudiera creerse, las prisiones cerra­ das no son las más seguras para evitar las evasiones porque "e1 establecimiento penal más cerrado y más incomunicado desper­ tará más intensamente la acción del estímulo externo" y porque "la situac.ión penal que más exacerbe los rigores y más limite o anule Jos derechos, es la que determinará mayor número de fugas". Respecto a la instalación de una colonia penitenciaria apunta D. Rafael la conveniencia de que la lleve a cabo el M.inisterio de Gracia y Justicia en colaboración con los Ministerios de Agricultura y Obras públicas. A la Administración penitenciaria correspondería el estudio de las cuestiones que se enlazan con el régimen y sería de su competencia definir qué clase de penados se han de destinar a cada uno de los establecimientos y organizar la colonia agrícola 31 atendiendo a los fines esenciales de la pena •

4. CLASIFICACIÓN PENITENCIARIA

Uno de los medios propuestos para evitar la corrupción de los penados que la antigua promiscuidad carcelaria originaba fue el sis­ tema de clasificación. Con precedentes en el Hospicio de San Miguel de Roma y en la Prisión de Gante", además de los ya señalados en HowARD, han sido numerosos los criterios propuestos desde los Congresos internacionales penitenciarios de fines del siglo xrx hasta nuestros días. Con excepción de la separación entre mujeres y hom­ bres y la de adultos y jóvenes, los principios aplicados, colect.ivos o individuales, solían ser arbitrarios y a menudo contradictorios. Al sistema de clasificación se oponían los correccionalistas consi­ derando que si al establecer la separac.ión se quería tener en cuenta "todas las diferencias influyentes, procurando ser justos con la in­ dividualidad que da la medida para toda disciplina y corrección",

31. Vid.: R. SALILLAS, In.forme al Expediente general para preparar la Reforma Peniteinciaria, cit., págs. 17-9 y ss. 32. En la Prisión de Gante se estableció una clasificación de los internos de acuerdo a la diversa gravedad del delito. También había allí pabellones separados para mujeres y jóvenes (Cfr.: E. CUELLO CALÓN, La Moderna Pe­ nología, clt., pág. 306).

-100 - no quedaba otro recurso que "establecer tantas divisiones cuantos sean los individuos existentes en las cárceles, es decir, el arresto individual" 33 • Para SALILLAS el principio generador de la reforma penitenciaria tiene una sola base: la posible disminución del delito, ya en unos casos por la saludable influencia de una bien entendida educación, ya en otros por los efectos correccionales de la sanción social o bien por la eliminación absoluta o relativa de los elementos .incorregibles. Sobre este principio divide en tres categorías la población penal cotno6 base de la organización penitenciaria: l.• . La de los que pueden ser educados y a ella pertenecen algu­ nos jóvenes delincuentes. 2.' La de los que pueden ser reintegrados entre los que se en­ cuentran los delincuentes por pasión y los ocasionales. 3.' La de los que deben ser eliminados que son la de los delin­ cuentes natos e incorregibles. 4.' La de los locos y semi-locos. 5.' La de los incurables, inválidos y ancianos.

Las dos primeras categorías irían destinadas a los establecimien­ tos penitenciarios comunes. Dentro de ellas hace una distinción res­ pecto a los jóvenes para los que en un principio propugna la crea· c.ión de Escuelas de Reforma, pero después de haberse creado por Real Decreto de 17 de junio de 1901 la Escuela de Reforma de Alcalá de Henares y habiendo constatado que no era sino un penal más, puesto que no se disponía de recursos económicos para nuevas cons­ 34 trucciones, propuso el régimen de familia asequible en nuestro país • Para los delincuentes natos e incorregibles confiesa que "a la eliminación absoluta... no se puede oponer otro procedimiento que el de la eliminación relativa", o sea, la deportación "si se establece con un fin soc,ial y en condiciones económicas admisibles" 35• Para los locos o semilocos propone los manicomios judiciales 36 que podrían servir también para otros fines, opina, si se crearan

33. Cfr.: C. D. A. ROEDER, Estudios sobre Derecho Penal y Sistemas penales, traducción, notas e Introducción de Vicente RoMERo y GIRóN, Imprenta de T. Fortanet, 1875, págs. 288 y ss. 34. Vid.: R. SALILLAS, Informe al Expediente general para preparar la Re­ forma penitenciaria, cit., pág'. 198 y s. 35. Cfr.: R. SALILLAS, La vida p.enal en España, cit., pág. XXIV. 36. "Entre la escuela clásica y la escuela positiva, el manicomio judicial re­ presenta una zona neutra donde se aquietan las definiciones, los convencionalis-

- 101 - cerca de un centro universitario, como sería el de promover y fac.i­ litar el estudio clínico de la psiquiatría hasta entonces considerada en España como una parte de la Medicina Legal y el de servir de 37 centro de consulta de los Tribunales • Critica al mismo tiempo la falta de atención que se dedicó en España a este problema mientras en Europa, desde PINFL, se producía un gran desarrollo de la Psi­ quiatría y se creaban numerosos manicomios. "La reforma de 1793, obra de PmEL -se lamenta- la recoge TucK en Alemania, DAGUI en Sabaya, CHIARUGGI en Italia, HEINROTH en Alemania, GUISLAIN en Bélgica y en España, nadie" 38 • Para los penados incurables, inválidos o ancianos propone la pe­ nitenciaría-hospital. Esta clasificación hecha en 1888 es otra de las manifestaciones evidentes de la gran influencia que la Escuela Positiva ejerció en la primera época sobre el pensamiento de SALILLAS. Encuentran acogida en ella los diferentes tipos distinguidos por FERRI, que ya hemos visto 39, en su clasificación criminológica. Especial significación tiene la aceptación sin reservas del criminal nato como delincuente-tipo que, en una evolución posterior SALILLAS sometiéndolo a revisión mo­ dificaría. También la deportación que propugnaba como medio de eliminación relativa para esta clase de delincuentes es uno de los medios propuestos por el autor italiano 40 • mos, los rigores y las intemperancias, para hacer pensar en que cualquiera que sea el concepto que se forme del delincuente, concepto atenuado o exagerado, volicionista o determinista, lo que in1porta a los intereses sociales -dice SALILLAS- no es vengarse sino defenderse, y defenderse sin abuso de superio­ ridad" (Cfr.: R. SALILLAS, La degeneración y el proceso Willié, cit., pág. 95 y s.). 37. En España se nombró, en 1886, una comisión de psiquiatras y juristas que formularon el proyecto de Ivianicomios judiciales presentado por el en­ tonces Ministro de Gracia y Justicia D. Manuel ALONSO MARTÍNEZ al Senado el 19 de enero de 1889. El Congreso no tuvo tiempo de aprobarlo por acabar su legislatura y como ya hemos señalado en otra ocasión no llega a hacerse realidad. Por Real Decreto de 1897 se dispuso el ingreso de los locos delin­ cuentes en los manicomios ordinarios, de ahí que propugnara SALILLAS volver al proyecto a11tiguo del Manicomio judicial. (Vid.: R. SALILLAS, Informe al Expediente general para preparar la Reforma Penitenciaria, cit., págs. 201 y SS.). 38. Cfr.: R. SALILLAS, Los locos delincuentes en España, cit., pág. 120. 39. Vid. capítulo l.º, pág. 40. 40 El otro medio propuesto por FERRI era el de reclusión perpetua (Vid.: E. FERRI, La Sociologíe Criminelle, cit., págs. 543- y ss.). i'S"?i;).\ -102 - 5. INSTRUCCIÓN

La educación ,intelectual, uno de los requisitos reputados básicos -en todo tratamiento reformador desde que la cuestión fue planteada por vez primera en el Congreso Internacional de París de 1895 es, sin embargo, menospreciada por el ilustre aragonés. No creyendo que exista un paralelismo entre el desarrollo intelectual y el moral, niega la eficacia de la instrucción como elemento de prevención de 1":,delincuencia. No es para nuestro autor la educación intelectual un elemento de moralidad sino una mera fuerza que se debe difundir en cada clase social pero que será dirigida, como para FERRI 41, al bien o al mal según las disposiciones innatas del individuo y también según las c,ircunstancias en que se halle. En los establecimientos penales, considera que la enseñanza pue­ de admitirse como subordinada al trabajo para perfeccionar las in­ dustr,ias pero no como sistema exclusivo pues, además de otros in­ convenientes, le atribuye el constituir un estímulo de indolencia y ésta, dice, crea un estado de pasiv,idad sumamente peligroso. Entre el trabajo y la escuela, como medios de reintegración social a poner en práctica en los establecimientos penitenciarios, aboga convencidamente por el primero ya que "la escuela, aún para sus supersticiosos partidarios, no es más que una bella teoría. El tra­ bajo es la realidad económica y la realidad penal: ganarás el pan con el sudor de tu frente" 42 •

6. PERSONAL PENITENCIARIO

La evolución de las ideas sobre las penas privativas de libertad, comprendidas la de sus finalidades y formas de ejecución, provocaría un consecuente cambio de mentalidad respecto al personal que ha­ bía de ejecutarlas. De la importancia concedida al personal penitenciario por SALI· LLAS bastaría señalar como ejemplo la Escuela de Criminología, des­ tinada a la formación de los func,ionarios de prisiones, puesta en mar-

41. Tampoco este autor concede gran importancia a esta clase de ins­ trucción subrayando cómo está lejos de ser la panacea del delito como se pretendió a la vista del gran número de analfabetos ·que reflejaban las es­ tadísticas judiciales (Cfr.: E. F'ERRI, La SocioWgíe Criminelle, cit., págs. 245 y s.). 42. Cfr.: R. SALILLAS~ La vida penal en España, cit., págs. 225 y s.

-103 - cha bajo su dirección. Partiendo de que "según sea el personal, los sis­ 43 temas se desnatural.izan o aparecen perfectos" , propone como condi­ ción primera para la reforma penitenciaria la selección y formación de personal adecuado: "no basta, dice, el trascendental acuerdo que formula sobre bases nuevas un programa penal y penitenciario, si no se procura, al mismo tiempo, la formación de un personal capa­ citado para desenvolver esa gran obra de defensa" 44 y es que "toda sistemática penitenciaria desde la más elemental, exige en los encar­ gados de su aplicación aptitudes y conocimientos especiales que les permitan conocer al hombre delincuente como dato sine qua non para poder aplicarle el tratamiento que convenga a sus condiciones o perturbaciones" 45 • Además de las condiciones intelectuales y morales aconseja SA­ LILLAS, a la hora de seleccionar el personal, tener en cuenta las con­ diciones físicas ya que por tratarse de "servicios penosos y a veces arriesgados, se requiere una aptitud física y una edad en que ésta 46 pueda mantenerse más o menos vigorosamente" •. Hemos de señalar también, por último, cómo SALILLAS se hace eco del movimiento que, en la segunda mitad decimonónica, se ini­ cia contra las penas privativas de libertad de corta duración por su ineficacia e inutilidad. Como sustitutivos propone la pena de trabajo, que solucionaría también el problema de la índemnizac.ión de las 47 víctimas, y la condena condicional •

43. Cfr.: R. SALILLAs, La crisis del sistema celular, cit., pág. 306. 44. Cfr.: R. SALILLAS, Sentido y tende,ncias de las últimas reformas en Criminología, cit, pág. 610. 45. · Cfr.: R. SALILLAs, El anarquismo en las pris'iones, cit., pág. 532. 46. Cfr.: R. SALILLAS, Informe al Expediernte general para preparar la Reforma Penitenciaria, cit., pág. 213. 47. Vid.: R. SALILLAS, Inform.e al Expedie·nte general para preparar la Reforma Penitenciaria, cit., págs. 163 y s.

- 104- CAPITULO IV

PENSAMIENTO CRIMINOLOGICO DE R. SALILLAS

I. DETERMINACIONES PREVIAS

Al examinar en el Capítulo I las princ.ipales Escuelas criminoló• gicas del siglo xrx hemos omitido deliberadamente, con objeto de facilitar la visión de conjunto que nos proponíamos ofrecer como marco de comprensión de la obra de SALILLAS, el estudio de indivi­ duales aportaciones no encuadrables en propiedad en alguna de ellas. Por el mismo motivo al diferenciar las Escuelas hemos evitado eti­ quetas superadas 1 que pudieran ocasionar separaciones contradic­ torias a la hora de realizar el balance doctrinal de su contenido. Ahora, llegado el momento de examinar la aportación criminológica de nuestro autor, creemos conveniente, para deducir las posibles influencias, concretar en teorías las pautas generales con lo cual abordaremos las tareas aludJdas. Para este planteamiento nos ba­ saremos, sin llegar a lazos de verdadera servidumbre, y en especial como fuente bibliográfica, en las Nuevas teorías .de la Criminalidad 2 de BERNALDO DE Qurnós. Sin pretender significar un dualismo irreductible y constante, no olvidando, como señala BERNALDO DE Qurnós, que la función del límite que interviene en toda divis,ión no es sólo la de separar y aislar sino también la de relacionar y unir, distinguiremos con este autor en dos grupos las teorías criminológicas de la pasada centuria: Teo­ rías antropológicas y Teorías sociológicas.

l. No hay que olvidar que durante mucho tiempo se ha considerado a la Escuela italiana exclusivamente "antropológica" y "sociológicas" a las Es­ cuelas francesas. 2. Vid.: BERNALDO DE QUIRós, Las nuevas teorías de la criminalidad, cit., págs. 45 y ss.

-107 - l. TEORÍAS ANTROPOLÓGICAS

El elemento común a todas las teorías antropológicas es la con­ sideración del delito como un fenómeno de génesis biológica. Pre­ cisamente las tres teorías, atávica, degenerativa y patológica, en­ cuadradas bajo esta común denominación fueron englobadas, como ya se ha señalado, en la redacción definitiva de la teoría lombro­ siana. Recordemos que para el profesor de Turín los retrocesos atávicos, morfológicos y psicológicos se producían por una detención en el desarrollo, por degeneración, que sería la causa de la locura moral. La epilepsia, al atacar los centros psíquicos superiores, se ,identificaría con la locura moral y la delincuencia congénita. La iden­ tificación, sería, pues, atávico-degenerativo-patológica. Este, creemos, ha sido el motivo principal de que durante mucho tiempo se atri­ buyera el exclusivismo antropológico a Italia, sin tener en cuenta también que la vertiente antropológica tuvo enorme desenvolvimiento en Alemania, si bien en una dirección decididamente antilombro­ 3 siana. Los primeros intentos de Hans KuRELLA , traductor de la obra !ambrosiana, de introducir esta doctrina en su patria fueron paliados por las conclus.iones negativas a las que llegaron A. BAER 4, P. NACKE 5 y E. AscHAFFENBURG 6 después de haber sometido a aquélla a un aná­ lisis profundo. Ahora bien, aunque rechazan el tipo del delincuente nato de LoMBRoso, admiten la existencia de factores individuales o antropológicos denominados por ellos "endógenos" en contraposición a los factores sociales o "exógenos".

A) Teoría atávica: Como hemos visto en la formulación lombro­ siana, el delincuente era considerado, según esta teoría, un retrasado o detenido filogénícamente en la evolución humana y ontogénica­ 7 mente en la infancia, de acuerdo con la ley b.iogenética de HAECKEL • La hipótesis atávica fue apuntada, casi al mismo tiempo por BoRDIER ' en Francia y por el psiquiatra vienés H. BENEDIKT 9 si bien

3. H. KuRELLA, Naturgeschichte des Verbrechers, Stuttgart, 1893. 4. A. BAER, Des Verbrecher, Leipzig, 1893. 5. P. Nii.cKE, Die Grenzen geistiger Gesundheit u'nd Krankheit, Leipzig, 1896. 6. AscHAFFENBURG, Das Verbrechen und seine Bekii.mpfung, Heildelberg, 1903. 7. Vid. nota 19, capítulo I. 8. BoRDIER, EfJude anthropologique sur une serie des crilnes d'assassins, en Revue d'Anthropologie, 1879. 9. Bajo la denominación común de Les grans criminels de Vienne realiza BENEDIKT, en Archives d'anthropologie criminelle, una serie de estudios an-

- 108 - este autor no uniría en el plano patológico el atavismo a la epilepsia sino a la neurastenia. Tamb.ién es atávica la teoría defendida por N. COLAJANNI 10 aun­ .que se trata de un atavismo limitado a los caracteres psíquicos y morales que no supone una regresión fija al primitivo o salvaje sino que es movible y referido a fases de evoluciones recorridas en el ·desarrollo cultural 11 • Se separa, además, del modelo !ambrosiano al señalar como decisivo en la delincuencia el factor económico . .!A fines de siglo G. FERRERO desarrolla la teoría del "atavismo por equivalentes" seguida en nuestra patria, según BERNALDO DE Qurnós 12, por F. ÜRTIZ. Sostenía FERRERO que lo que hay de atávico en el carácter criminal, lo que le impulsa a cometer el delito no es la crueldad o ferocidad que se ha atribuído a los hombres primi­ tivos sino la incapacidad para adaptarse al trabajo humano de nuestra civilización. Esta incapacidad le impide psicológicamente frenar su impulsividad y crearse una conciencia moral en la que puedan actuar de inhibidores las motivaciones éticas 0

B) Teorías degenerativas: Ya hemos señalado cómo el concep­ to de degeneración t.ienen origen en 1857 en el Tratado de' las dege­ ·neraciones de MoREL y cómo su traducción por una degradación al estadio de varias generaciones anteriores, por desviación del tipo primitivo que contiene los elementos de la continuidad de la especie, fue incluida por LOMBROSO como detenc.ión en el desarrollo. También hemos señalado ya que la degeneración era para GARÓFALO Ja causa del fenómeno delincuencia]. Ahora bien, al distinguir entre anomalía y enfermedad, la degeneración admitida por este autor no sería de signo patológico sino ético, una anomalía moral. Posteriormente, al ser opuestas las teorías degenerativas a la atávica por la escuela psiquiatra francesa, el primitivo concepto tropológicos de delincuentes decapitados como Hugo ScHENK, Raimond HACKLER y Henri de FRANCESCONI, (Vid .. J. PINATEL, Traité de Dro,it Penale et Crimino- logie, cit., T. III, págs. 210, nota 5). 1 10. N. CoLAJANNI, Sociologia Criminale, Trapea, Catania, 1889 en dos ·volúmenes. 11. Vid.: BERNALDo DE QuIRós, Las nuevas teorías de la criminalidad, cit., ·págs. 77 y s. 12. Vid.: BERNALno DE Qu1Rós, Las nuevas teorías de la criminalidad, cit., pág. 51, nota l. 13. Vid.: BERNALDo DE Qu1aós, Las nuevas teorías de Za criminalidad, cit., págs. 50 y SS.

-109 - 14 15 sufr.iría un importante cambio. Para Ch. FERE , MAGNAN y A. CORRE 16 no es necesario remontarse a varias generaciones sino que es suficiente subir a los antepasados más recientes ya que Ia degeneración, como la herencia infecciosa o tóxica, hace que el sujeto nazca con unos caracteres psíquicos y físicos disminuídos que le impiden adaptarse a la vida social y de seguir un curso ininterrum­ 17 pido progresivo provocaría la extinción de la especie • Además de estas teorías degenerativas generales fueron formu­ ladas otras de signo más específico entre las que tuvo especial acep­ tación la hipótesis morbosa de la locura moral. Junto a LOMBRoso, que como se indicó en su momento la identificaba con la detención en 1 19 el desarrollo, acogieron la teoría F. GALTON ' y T. A. RIBOT • El concepto de locura moral o "moral insanity" de PRICHARD, "manía sin delirio" de PINEL, "manía instintiva" de MOREL, "locura lúcida" de TRELAT, "locura moral y delirio de actos" de FALRET, "imbecilidad moral" de MAUDSLEY, como enfermedad que une a una deficiencia volitiva una lucidez intelectual 20, aceptada generalmente, es criticado por NiiCKE para el que en los estados degenerativos a los que pertenece la locura moral hay perversión no solo de la vo­ 21 luntad sino también de la inteligencia •

C) Teorías patológicas: La explicación patológica a través de la epilepsia supuso la formulación definitiva de la teoría lombrosiana. Para el fundador de la Escuela Positiva la relación entre epileps,ia y delito no es de identidad sino de derivación. Por lo mismo consi­ dera que si bien el criminal nato es epiléptico, en cuanto reune los caracteres de cualquiera de las formas de la epilepsia, el epiléptico· criminal tiene caracteres especiales como la necesidad del mal por el mal que los demás epilépticos no tienen. Al igual que en la locura

14. Ch. FERE, Degenerescence et criminalité, Paris, 1888. 15. MAGNAN, De l'enfanc.e des criminelles dans ses raports avec la pre­ disposition naturelle: au crime, en ActBs du II Congrés d'Anthropologie cri­ minelle, Paris, 1889. 16. A. CORRE, Les criminelles, Paris, 1889. 17. J. PINATEL, Traité de Droit Penal et Crim•i"nologie, cit. T. II, págs. 177 Y SS. 18. F. GALTON, In.quiries to the human faculty, London, 1883. 19. T. A. RrBoT, Psychologie des sentiments, Paris 1896. 20. Cfr.: J. PINATEL, Traité de Droit Penal et Criminologie, cit., T. III~ pág. 180. 21. Vid.: BERNALDO DE QUIRós, Las nuevas teorías de la criminalidad,. cit., págs. 55 y s.

- 110 ~ moral, la epilepsia altera la formación regular del individuo produ-­ ciendo una detención en algún grado del desarrollo por lo que se 22 remontaría al estado salvaje • De ahí su afirmación del origen epi-· léptico del criminal nato. M~entras en Italia se propagó desde LOMBROso la teoría de la epi­ lepsia, en los países germanos BENEDIKT invocaba la neurastenia y, ya en los primeros años del s. xx, BLEULER la esquizofrenia.

2. TEORÍAS SOCIOLÓGICAS

Se concibe en ellas el delito corno un fenómeno de génesis y na-· turaleza sociales. Para resolver el problema de la presencia de estig-· mas antropológicos la Sociología criminal adoptó dos soluciones. Una de ellas consistió en excluir del estudio de la delincuencia todos los casos patológicos. La otra, se tradujo en convertir Jos factores. físicos y antropológicos en meros síntomas del factor social. Sería. 23 el caso, con el ejemplo que ofrece BERNALDO DE Qurnós , de la. miseria económica que llega a convertirse con el tiempo en miseria. fisiológica y degeneración. De esta forma se interpretan los estados antropológicos corno simples señales individuales del estado social,. extendiéndose la misma interpretac,ión a los factores físicos. Prueba de la función relacionadora del límite, a que aludirnos an-· teriorrnente, son las teorías antropológicas-sociológicas que junto con las sociológicas propiamente dichas y las socialistas integrarán. este grupo.

A) Teorías antropo-sociológicas: Las teorías más representativas son las de LACASSAGNE y AuBRY. En ellas, aunque el agente provoca­ dor y más importante sea el factor social actúa éste siempre sobre un estado morboso individual, predisposición particular que, a su vez, no desembocaría en el delito de no existir una excitación social. A pesar de que hemos encuadrado a un gran sector de la doctrina. germánica entre los antropólogos, la política criminal encuentra aquí mejor ubicación ya que, como hemos visto, al mismo tiempo que señala las condiciones sociales corno raíces de la delincuencia, re-

22. Vid.: c. LOMBROSO, L'Uomo delinquente, riduzione di Gina LOMBROSO?' cit., págs. 179 y ss. 23. Cfr.: BERNALno DE QurRós, Las nuevas teorías de Z.a criminalidad,. cit., pág. 61.

- 111 - chazando el tipo criminal nato, eleva a primer plano la necesidad de la consideración de la personalidad del delincuente.

B) Teorías sociológicas propiamente dichas: El medio social es el eje de todas ellas. Para DuRKHEIM ya hemos visto cómo la inte­ gración al medio social es el elemento determinante en el comporta­ miento del individuo. En VACCARO, por el contrario, la idea central 24 es la inadaptación a ese medio • El punto de partida de su teoría es el concepto de la lucha por la vida. Delito sería la acción que ataca a los intereses de los vencedores en esa lucha; el delincuente sería el rebelde al proceso de domesticación pretendido por los ven­ cedores y la pena sería una de las fuerzas empleadas por éstos para conseguir esa domesticación que sirve a sus intereses. La lucha por la vida es así considerada desde un nuevo punto de vista. No tendría como resultado, según las leyes darwinianas, la selección y supervi­ vencia de los mejores, sino que en la perspectiva de este autor se produciría como una especie de selección al revés: la degeneración ele los débiles acomodaticios que han aceptado domesticarse, adap­ tarse a un género de vida de degradación intelectual y física. El de­ lincuente se concibe, pues, en esta teoría como un degenerado por causas sociales, incluso aunque presenten señales físicas degenera­ tivas ya que éstas serían, en los rebeldes, en los inadaptados, conse­ cuencia de su constante lucha con la miseria y las privaciones 25• Dentro de este grupo puede enclavarse también la figura de TARDE cuya teoría incidía, como hemos visto, no sobre el modo de acción del medio ambiente sino en la razón de su actuación cuyo resultado era la formulación de la imitación como hecho social fundamental.

C) Teorías socialistas: Como hemos visto al examinar las teo­ rías de las tres figuras que hemos recogido como más representati­ vas: TURATI, COLAJANNI y BoNGER, aún dentro de su diversidad se destaca como elemento predominante el factor económico. Por último, debemos poner de relieve y justificar el hecho de no haber encuadrado la teoría de FERRI en ninguno de los grupos dife­ renciados. Y no lo hemos hecho porque precisamente en su teoría de los factores, en su clasificación delicuencial, en sus sustitutivos penales y en su concepción de la sociedad como eje de la responsa­ bilidad individual y de la función penal, concurren prácticamente

24. VACCARO, Genesi e furnzione delle leggi penali, Roma, 1889; Saggi critici di Sociologia e di Criminologia, Torino, 1903. 25. Vid.: BERNALDO DE QurRós, Las nuevas teorías de la criminalidad,

cit.1 págs. 65 y ss.

- 112 - todas las teorías examinadas. Su consideración del delito como un fenómeno complejo a la vez biológico, físico y social, con las impli­ caciones antropológicas y sociológicas que la misma encierra, otorga a su teoría el mérito de ser la composición más acabada y científica de toda la criminología. del siglo xrx.

TI. DOCTRINA CRIMINOGENETICA DE RAFAEL SALILLAS

En la formulación del pensamiento criminológico de SALILLAS dis­ tinguimos dos épocas bien diferenciadas. La primera, que podemos considerar formativa, en la que D. Rafael acoge incondicionalmente los postulados lombrosianos, podemos limitarla entre 1888 y 1892. A partir de esta fecha se esbozan ya los primeros intentos de apor­ tación original hasta la aparición, en 1896, de El delincuente espa­ ñol: El lenguaje que marca definitivamente el inicio de la segunda fase, creativa, de nuestro autor. Aunque no signifique ello una sepa­ ración tajante, se planteará SALILLAS el problema delicuencial desde una perspectiva nueva que desembocará en su teoría criminológica.

l. PERÍODO POSITIVISTA-LOMBROSIANO

De la misma forma que SALILLAs, según hemos señalado, no ma­ nifestó una clara vocación penitenc.iarista hasta su contacto con los problemas penitenciarios al entrar en la Dirección General de Esta­ blecimientos Penales, también fue relativamente tardío su interés por los estudios criminológicos. El despertar del mismo, creemos, se debió principalmente a la obra de LDMBaoso. Independientemente del impacto que, en general, produjo la doc­ trina lombrosiana, en SALILLAS se aunaban dos circunstancias que explican sobradamente la aceptación sin reservas de las nuevas teorías. En primer lugar el interés de SALILLAS por la figura del delincuente, hasta entonces considerada por él como simple sujeto del trata­ miento penitenciario, se acrecienta al ser alumbrada por la Escuela Positiva la vía recorrida por aquél hasta la perpetración del delito y los factores que le impulsaron a iniciarla. Por otra parte, su forma­ ción médica le hacía particularmente idóneo para ser seducido por

- 113 -

8 una teoría caracterizadamente antropológica como la del profesor de Turín.

A) Introducción del positivismo criminológico en España: Con lo expuesto anteriormente, no sorprende el hecho de que se produzca a través de Rafael SALILLAS la introducción y primera defensa en 26 España de la doctrina de la Escuela Positiva • En la solemne apertura de Jos Tribunales celebrada el 15 de sep­ tiembre de 1887, el Presidente del Tribunal Supremo había tachado a la Escuela antropológica de corriente destructora de todo régimen social, manifestando su confianza en que los Tribunales la conde­ 27 narían y anatematizarían "abierta y decididamente" • Con este mo­ tivo, SALILLAS pronuncia poco después una conferencia sobre La An­ tropología en el Derecho penal en la que, al mismo tiempo que lleva a cabo una apasionada defensa de la teoría antropológica, pone de relieve los antecedentes contenidos en nuestra literatura picaresca y cómo la Ciencia jurídica española "no ha adoptado temperamentos intransigentes; ha combatido las categorías absolutas del determi­ nismo apreciando a la vez sus indicaciones, colocándose en vías de razona ble transacción" 28•

B) Defensa de la Escuela positiva: Al mismo tiempo que se de­ clara decidido seguidor de las nuevas teorías, va aportando SALILLAS argumentaciones antónimas a las acusaciones dirigidas contra la Escuela Positiva. Las doctrinas antropológicas, defiende, "en vez de ser demoledo­ ras de todo régimen social, las engendra el propio instinto de con­ servación. No renacen a influjo de la medicina sino del método cien­ tífico. Si los médicos las mantienen no es que ambicionen extender su clínica, que demasiado grande y difícil se la ofrecen otras lacerías humanas, porque indiquen a los magistrados que no hay delitos sino delincuentes ... No pretenden sustituir las prisiones con manicomios como equivocadamente se predica: el loco criminal es tan loco como cualquier loco, y tan ofensivo como cualqujer criminal; y así los manicomios de seguridad y de salud, que en nuestro país se llamarán

26. Luis MARISTANY, aunque afirma que la primera exposición española de la antropología criminal, de 1887, se debe al catedrático de Oviedo, Félix de ARAMBURU, reconoce que "propiamente" llegan las teorías lombrosianas a través de Rafael SALILLAS. Cfr.: El gabinete del docto1~ Lombroso (Delincuencia y fin de siglo en España), Cuadernos Anagrama, Barcelona, 1973, pág. 33. 27. Cfr.: SALILLAS, La Antropología en el Derecho penal, cit., pág. 603. 28. Cfr.: SALILLAS, La Antropología en el Derecho penal, cit., pág. 609.

- 114 - probablemente judiciales, son instituciones intermedias entre la ver­ dadera cárcel y el verdadero manicomio, según fórmula de CARRARA. No se empeñan en pueriles rehabilitaciones, aunque tampoco apa­ drinan ningún rigor ,inútil. Desconfían de la corrección, pero afir­ mando que se puede conseguir en el impuber y en el delincuente ocasional; y no creen en el remordimiento, aunque al delincuente por pasión con sus remordimientos lo consideran suficientemente castigado. No vienen a disolver los Tribunales de derecho, sino a re9tificar la enseñanza para su mayor inteligencia y prestigio; no sÓn campo de discordia sino de observación, que convida a cuantos quieran descender a la realidad, aunque no se desprendan de sus alas" 29• a) La Antropología y el Derecho penal: La falta de antagonismo entre la Ciencia penal fundada en la Antropología y la que desciende de la metafísica, es subrayada también por D. Rafael. Si la Antro­ pología -dice- afirma que el delito es una lesión del sentido moral ¿porqué asombra que esta lesión se pueda adquirjr por herencia o atavismo? "Afirmar el sentido moral no es negar terminantemente el libre albedrío, aunque suponer libre albedrío y sentido moral en todos los seres de la especie humana y en todos los momentos de la vida es afirmar lo que no existe". Precisamente los juristas, subraya, han aceptado que el libre albedrío pueda no existir o ser imperfecto al eximir de responsabilidad al loco, al imbécil y al menor de edad. Con ello se reconoce que la integridad del libre albedrío requiere condiciones de integridad fisiológica. Hay, pues, evidente concordan­ cia entre el Código penal y la Antropología en la apreciación de este hecho natural. Ello no quiere decir que no existan diferencias entre uno y otra. El hombre normal según el Código, es el que ha alcan­ zado una determinada edad. El hombre anormal es el menor que no ha adquirido el desarrollo moral correspondiente o el adulto imbécil o loco. "La clasificación en que implícitamente conviene el Código es verdadera, la generaiización, no ... Se acepta una tesis antropoló• gicamente negada al establecer el precepto legal partiendo de una ley de desarrollo, sin tener en cuenta las cond.iciones individuales, la herencia y las modificaciones fisiológicas" 30• b) El método positivo: Cómo se ha destacado al estudiar los postulados de la Escuela Positiva, el que mayor impacto causó fue la aplicación del método experimental, ya conocido y ensayado en

29. Cfr.: R. SALILLAS, La Antropología en el Derecho penal, cit. pág. 617. 30. Cfr.: R. SALILLAS, La Antropología en el Derecho penal, cit., págs. 618 y s.

- 115 - otras ciencias, a los estudios jurídico-penales. De este cambio meto­ dológico opina SALILLAS que no puede ser ni más natural, ni más procedente, ni más conforme con el desenvolvimiento ele las ideas ya que "lo que comunmente llamamos novedades filosóficas y Cien­ tíficas no son más que evoluciones ligadas siempre con una fórmula y un progreso anterior en un orden tan preciso que alguna vez se ha de demostrar gráficamente en líneas ordenadas, no necesitándose dar un salto brusco de las ideas espirituales a las doctrinas positi­ vistas que nacieron espontáneamente cuando se produjo la conjun­ 31 ción determinante" •

C) Temas de estudio: En contra ele la presunción que pudiera derivarse de la influencia lombrosiana ele este período, no dirige SALILLAS sus investigaciones preferentemente al terreno antropomé­ trico y fisionómico 32, manifestando desde un principio una decidida inclinación por la vertiente psicológica del delincuente. Desde esta perspectiva, un tipo particular el del regicida, sería objeto prefe­ rente de sus investigaciones en estos primeros años. a) Tipos criminológicos: Tanto los tipos criminológicos distin­ guidos por SALILLAS como las consideraciones en torno a los factores hereditarios influyentes en el delincuente, como los diversos estudios dedicados al tipo regicida, han de contemplarse para su mejor com­ prensión desde el concepto que en esta época tiene el autor del delincuente. Para D. Rafael el delincuente es un enfermo, por lo que considera que ciertas enfermedades hablan muy en favor de la teoría antropo­ lógica como son las nerviosas y las cerebro-espinales. Ello, opina, hace presumir en todo delincuente peligroso que su delito está íntima• mente ligado al proceso de la terrible enfermedad que destruye su 33 vida de nutrición, de relación, afectiva y volitiva • Sobre esta base distingue dos tipos criminales: el tipo patológico y el tipo instintivo. a') Al tipo patológico correspondería el estigma propiamente degenerativo. En su concepción de la degeneración diferencia SALILLAS dos tipos: el tipo primitivo de JllIOREL y el tipo progresivo sustitutivo de aquél y producto de todas las evoluciones y transformaciones que experimentó la especie humana hasta llegar al estado de civilización.

31. Cfr.: R. SALILLAS, La Antropología en el Derecho penal, cit., pág. 615. 32. Sólo una vez, en el estudio con el que inició la· sección Museo crimi­ nológico de La Nueva Ciencia Jurídica, se interesó SALILLAS por los aspectos antropométricos y fisionómicos del delincuente. 33. Vid.: R. SALILLAS, La vida penal en España, cit., págs. 129 y SS.

-116 - En este estado de civilización, el tipo primitivo sería representativo de la inferioridad y el progresivo de la perfección contemporánea. Un hombre civilizado, en todo el alcance de la hipótesis evolutiva, representa para D. Rafael un ser .inmemorial que a través de la es­ pecie ha subido desde el protoplasma hasta su relativa perfección actual. "La degeneración, en tal caso, ha de apreciarse desde un punto de consistencia que no es otro que la consistencia de los ele­ mentos heredados". Y es que todo ser si no es conservador al perder

lo ¡adquirido degenera, de ahí que afirme que al estudiar al salvaje como tal salvaje en relación con el tipo y las costumbres de los suyos no puede ser considerado degenerado pues es lo que es con arreglo a su estado natural. Será, por el contrario, degenerado si en su constitución física, psíquica e intelectual ofrece caracteres inferiores a los que le corresponden"- En la degeneración, junto al principio de detención en el desarro­ llo derivado por LOMBROSO de la teoría de SERGI 35 , pone SALILLAS de relieve otra influenc.ia" tal vez más acomodada a la dinámica fisioló• gica" que desde una perspectiva evolutiva denomina "atascamiento" del carácter y que no es otra cosa que la fatiga. Cada ser representa la herencia de un capital orgánico. Sin neces.idad de la presencia del estigma degenerativo, opina, el capital orgánico puede transmitirse con "déficits de desarrollo" y "déficits de involución". La fatiga se explicaría, pues, o por una merma en ese capital orgánico heredado o por un desorden en la economía orgánica 36• b') Por su parte al tipo instintivo corresponderían aquéllos ca­ racteres que son anómalos en el hombre pero no en las especies in­ feriores. Así, corresponderían entre las anomalías diferenciadas por SALILLAS (atávicas, teratológicas y físico-patológicas) a este tipo, las atávicas, que son también las señaladas por este autor como las propias del delincuente nato cuya existencia admite sin vacilaciones 37 durante este período • Precisamente en el estudio antropométrico­ fisionómico del Museo criminológico, ya aludido, llega a la conclusión de que el ladrón-homicida por él examinado es un delincuente nato. La naturaleza del delincuente nato es definida por D. Rafael como una naturaleza "no desviada por cualquier accidente o por cualquier influjo morboso en las desviaciones que se pueden producir en la

34. Vid.: R. SALILLAS, La degeneración y el proceso Willié, cit., págs. 77 y ss. 35. G. SERGI, Le de-generazioni umane, Fratelli Dumolard, Milano, 1889. 36. Vid.: R. SALILLAS, La degeneración y el proces'o Willié cit., págs. 83 y s. 37. Cfr.: R. SALILLAS, Museo criminológico, en La Nueva Ciencia Jurídica, T. I, pág. 102.

- 117 - herencia orgánica, sino naturaleza retrasada o rezagada en la evo­ lución natural del tipo humano"". b) Factores influyentes. Antecedentes personales: Entre los fac­ tores influyentes en el delincuente destaca SALILLAS, entre los ante­ cedentes personales anteriores al nacimiento, la edad de los proge­ nitores en el momento de la generación. "La actividad genésica del hombre que falta en la pr.imera y en la última parte de la vida puede ejercitarse, sin embargo, antes de que el individuo complete su des­ arrollo y después que ha comenzado a decaer. El procreador será en tal caso o deficiente o decadente; su fecundación defectuosa y el germen fecundado o prematuro o tardío. La edad con sus imper­ fecciones se imprimirá en la nueva vida y el nuevo ser no tendrá, generalmente, la edad contada desde el nacimiento en adelante, sino la edad anticipada o retardada de sus progenitores. Este es un hecho apreciado en los caracteres morales y en la dispos.ición orgánica... ; muchos transtornos morales y muchas condiciones orgánicas, obe­ decen a ese importante modificador de la herencia que adelanta el ejercicio de las funciones reproductoras o la amplían fuera de sazón, transmitiendo a la par el decaimiento de las fuerzas físicas reflejado también en las morales" 39 • Es ésta la primera cuestión que, en la fase objeto de estudio, no tiene raíces lombros,ianas. Es cierto que en las primeras ediciones de L'Uomo encontramos en el análisis de los diversos tipos alusio­ nes a los factores hereditarios, en cuanto transmisión por herencia de enfermedades o anomalías físico-psíquicas o de los propios ca­ racteres delictivos, pero no es hasta la llamada por LOMBRoso "Edi­ ción príncipe" de 1896-1897 cuando se introduce, en el Vol. III, entre 4 dichos factores la cuest.ión de la edad de los progenitores "- Ello ocurría 9 años después de haber sido planteada por SALILLAS. Sin embargo la idea no era tampoco originalmente suya. Tanto uno como otro autor 41 señalan como fuente inmediata de la misma las investi­ 42 gaciones del Dr. MAI\RO • c) Regicida: Como ya se ha adelantado, el estudio más profun­ do realizado por SALILLAS en estos años formativos es el relativo

38. Cfr.: R. SALILLAS, Museo criminológico, cit., T. I, pág. 102. 39. Cfr: R. SALILLAS, La Antropología en el Derecho penal, cit., pág. 625. 40. Cfr.: c. LOMBROSO, L'Uomo delinquente, riduzione di Gina LOMBROSO, cit., pág. 259. 41. Cfr.: R. SALILLAS, La Antropología en el Derecho penal, cit., pág. 606 y c. LOMBROSO, L'Uomo delinquente, riduzione di Gina LOMBROSO, cit., pág. 259). 42. MARRO, I caratteri dei delinquenti, Torino, 1887.

- 118 - al tipo regicida que correspondería en la tipología !ambrosiana al tipo político por pasión perfilado definitivamente en la última edición de L'Uomo, cap. II, parte VI, Vol. II. En este punto hay que poner de relieve cómo a pesar de lo manifestado por el propio profesor de Turín 43 , se puede apreciar un cambio radical en su concepción del regicida. En efecto, este tipo, distinguido como autónomo en Il delitto polMico e la rivoluzione, escrito en colaboración con R. LAsCHI, es considerado sin embargo como una simple variante del delincuente n~to ya que en todos los regicidas por él examinados señala LOMBRO­ só los caracteres propios de la delincuencia congénita 44 • En la anter,ior cuestión de los factores influyentes, señalamos por vez primera la ausencia de raíces !ambrosianas. En ésta, hay que poner de relieve, además, las primeras divergencias del pensa­ miento de SALILLAS con el del fundador de la Escuela Positiva. No hemos de perder de vista, sin embargo, que la comparación que nos permitirá deducir estas discr_epancias ha de establecerse entre el pensamiento de SALILLAS reflejado especialmente en El Cura Merino de 1892 y el de LoMBRoso reflejado en ll deliUo político ya que la modificación de la teoría de este último, que sin llegar a borrar tales diferencias las disminuiría, se produce en la última edición de L'Uomo aparecida posteriormente. La primera de estas diferencias radica en la propia consideración del tipo regicida. Como ya pusimos de relieve, para LOMBRoso era, entonces, el regicida un criminal nato caracterizado por el delito cometido. En el pensamiento salillano, por el contrario, es un des­ equilibrado psíquico y un inadaptado social cuya personalidad se aprecia más bien en sus manifestaciones psíquicas que en sus ca­ 45 racteres somáticos • La segunda y 1a más importante deriva de las mismas investi­ gaciones. LüMBROso limita su estudio a los caracteres individuales, especialmente fisionómicos, de diversas figuras regicidas sin llevar a cabo una interpretación n,i formular conclusiones comunes que pudieran definir el tipo. De signo muy distinto es el estudio reali-

43. "Yo he demostrado -dice LoMBRoso- en mi Delitto político e la rttvoluzionte. (Bocea edit., 1892) ·que éstos (los delincuentes políticos) tienen todos los caracteres de los delincuentes por pasión y son, como éstos, lo opuesto a los criminales" (Cfr. C. LoMBRoso, L'Uomo delinquente, riduzione di Gina LOMBROSO, cit., pág. 189). 44. Cfr.: LoMBRoso-LAscar, fJ:.Z~W-ee politique et les revolutions par rap­ port au Droit, a l' Anthropologie et a fa Science du gouvernement, traduit par A. BOUCHARD, Félix Alean, Paris, 1892, T. II, Págs. 66 y SS. 45. Vid.: R. SALILLAS, El cura Merino, cit., págs. 277 y SS,

- 119 - zado por D. Rafael. El proceso psicológico determinante del crimen, con la doble consideración de los ideales personales y la influencia del medio será el objeto fundamental del mismo sobre el punto de partida de que no sólo el individuo sino también el medio han de ser distinguidos en los procesos antropológicos de índole regicida. Uno de los caracteres señalados por REGrs 46 como propio de los regicidas era la joven edad de los mismos en el momento de realizar el atentado. Por ello, en un principio se pensó que el Cura Merino, que atentó contra Isabel II a los 60 años, podía ser un delincuente nato, según el fiscal, o un suicida indirecto, según el abogado defen­ sor. No obstante, como pone de relieve SALILLAS, ya a los 33 años había reaLizado un intento semejante, por lo que "si se enlaza este primer intento de regicidio en el período de su edad viril y el regi­ cidio frustrado en su ancianidad, y se tienen en cuenta los antece­ dentes políticos del reo 47 , resultará plenamente demostrado que el regicidio no representa en él un acto puramente circunstancial ha­ 48 llándose en íntima conexión con el fondo de sus ideas" • Es más, considera que es un regicida verdadero, un regicida tipo, afirmando como conclusión del estudio realizado sobre el Cura Merino que éste ofrece "todos los caracteres mentales de los regicidas verdaderos, con una acentuación tan marcada y tan constante que excede a la

46. REGIS, Les regicides dans l'histoire et dans le présent, Stock Masson, Lyon-Paris, 1890. 47. D. Martín MERINO y GóMEZ, natural de Arnedo (Logroño), ingresó a los 16' años en el Convento de S. Francisco de Santo Domingo de la Calzada ordenándose en Cádiz, en 1813, cuando ya la independencia del país estaba asegurada. En 1819, época de reacción absolutista, Qe per8ecución del partido liberal, tuvo que huir a Francia hasta 1821 en que con el restablecimiento de la era constitucional regresa a España y se seculariza. En los sucesos del 7 de julio de 1822 -dice SALILLAS- MERINO sabe y siente lo que la gran m~­ yoría de los españoles. Sabe que el atentado contra el régimen constitucional tenía como centro la cámara real y siente la ·misma indignación que los demás, lo que difiere es la manera de reaccionar que se manifestó en el insulto proferido, el 19 de aquel mismo mes, a Fernando VII. Con el misticismo político de los doceañistas MERINO consideraba al rey un traidor al pacto social de la Constitución de 1812. Un regicidio -se pregunta SALILLAS- perpetrado en aquel momento de tiranicidio, si lo ocurrido con Isabel II hubiera ocurrido en 1823 con Fernando VII ¿no hubiera encontrado el regicida en la historia numerosas atenuantes? Cuando sale de la cárcel en 1823, donde permaneció unos meses por sus ideas liberales, huye de nuevo a Francia hasta 1841 en que regresa de nuevo a España. Desde entonces, hasta el 2 de febrero de 1852, día del atentado, no se tienen muchos detalles de su vida (vid.: R. SALILLAS,. El cura Merino, cit., T. I, págs. 340 y ss., especialmente págs. 244, 245 y 289). 48. Cfr.: R. SALILLAS, El cura Merino, cit. T. I, págs. 244 y s.

- 120 - de todos los regicidas existentes" 49 • De ahí que los caracteres atri· buídos al mismo sean a la vez reflejo de Ja concepción de SALILLAS sobre el tipo regicida en general. a') De acuerdo con REcrs considera SALILLAS que la clasificación más asimiladora de los regicidas es la que los divide en regicidas verdaderos y regicidas falsós, según sea el regicidio "consecuencia directa y forzosa de un estado particular del espíritu" o simplemen­ te obra del azar s,in conexión inmediata con el fondo de las ideas, del.irantes o no delirantes su. Los regicidas verdaderos se parecen to­ dos en el tipo mental, en el pensamiento y en la acción y el funda­ mento de sus deliberaciones es siempre un fundamento de justicia, y su víctima una representación elevada representativa de un poder. Otra característica común es la serenidad y aplomo en el crimen y la estoicidad ante la muerte. Tanto en los regicidas verdaderos como· en los falsos puede haber una idea persecutoria que marcará pre­ cisamente la distinción entre ambos, según sea personal o política pues ello implicaría o no la existencia de un misticismo político· religioso si. b') En su momento hemos subrayado cómo se manifestó desde un principio una inclinación en SALILLAS por el aspecto psicológico del delincuente. Sigue también esta pauta su estudio sobre la figura del regicida. Señala D. Rafael cómo en el regicida se produce un desequilibrio,. una agitación interior que supone una organización mental en la que, como causa del desequilibrio del conjunto de funciones psíqui• cas, aparece un sentimiento encumbrado sobre los demás que los influye y asimila. Ahora bien, más que ese estado de desequilibrio de temperamento lo que importa para filiarlos es inquirir la moda­ lidad del desequilibr,io en la mecánica de su mente. Dicha modalidad, afirma, se traduce en un descontentamiento social, una repulsión a cuanto le rodea y una inclinación a lo desconocido. Que esta repulsión

49. Cfr.: R. SALILLAS, El cura Merino, cit., pág. 357, T. 11. 50. Cfr.: R. SALILLAS, El cura Merino, cit., T. r, pág. 277. 51. Por eso la conclusión de su trabajo sobre el Capitán Clavijo es que a:. pesar de tener rasgos comunes con los regicidas, como el carácter díscolo y excesivamente sensible, el desarreglo de la conducta, la tenacidad de una idea incorporada a un principio de justicia al suponerse víctima de una in­ justicia, y la idea persecutoria derivada de esa suposición, a pesar de pa­ recerse algo en el modo de matar y enteramente en el modo de morh·, se diferencia de ellos en no descubrírsele rasgos de misticismo político-religioso y en obedecer, por tanto, a motivos personales (Vid.: R. SALILLAS, El capitán Clavija, cit., pág. 40 y s.).

- 121 - y esta inclinación corresponde a un estado de inadaptación lo re­ velan las tendencias, por un lado, exageradamente idealistas y, por otro, las manifestaciones suicidas, incorporándose todo ello a una modalidad que puede referirse al sentimiento o delirio de grandeza en una forma esencialmente mística 52 • A su entender, en el proceso psicológico del regicida se produce una estratificación de motivos personales y políticos, por eso el acto regicida es siempre un acto premeditado. "Si los dos grandes princi­ pios de la obsesión los representa la sugestión y el hábito, y si la obsesión es tanto más definida, tanto más caracterizada, cuanto es más remoto y prolongado su origen, y cuanto más específicamente se manifiesta dentro de un mismo e invariable orden de influencias y de impulsos; si la obsesión antes de prolongarse en la acción se mantiene durante largos años empeñada en subordinar otras ten­ dencias resistentes, y si, por último, la obsesión sin entrar en el desarreglo de las manifestaci.ones patológicas de la mente se delata en el fenómeno más complejo de la obligación, el acto final por extra­ ordinario y monstruoso que parezca, corresponde al juego, a la in­ tensidad y a la duración de los impulsos, obsesiones y obligaciones sucesivas de un mismo proceso psicológico, y en este orden, lo que parece extraordinario y monstruoso, guarda una correlación que lo explica satisfactoriamente" 53 . Este proceso se explica porque en lo personal la impulsión llega a convertirse en obsesión y en lo político la oooes;ión es obligación. De esa forma en el momento en que las tendencias resistentes quedan subordinadas la acción obsesionante se convierte en acción obligatoria"· Hemos visto, pues, cómo es El Cura Merino el momento en el que podemos fijar el punto de partida de la independencia del pen­ samiento de SALILLAs respecto al del profesor de Turín y los pri· meros esbozos de su aportación personal. Con ello ¿puede conside­ rarse válida la afirmación de Pío BAROJA de que en todas partes 55 había un pequeño LoMBRoso y en 'Madrid lo era el doctor SALILLAs? • En nuestra op;inión, y a pesar de lo afirmado respecto a su estudio sobre los regicidas, este juicio es totalmente válido para este período de la obra salillana pues no hay duda de que las publicaciones com­ prendidas en el mismo constituyen, sobre todo, un verdadero tributo a la doctrina de LoMBROso.

52. Vid.: R. SALILLAS, El cura Merino, cit., T. I, págs. 278 y SS. 53. Cfr.: R. SALILLAS, El cura Meri"no, clt., T. II, págs. 354 y ss. 54. Cfr.: R. SALILLAS, El cura Merino, cit., T. II, pág. 357. 55. Cfr.: P. BAROJA, Obras Completas, Biblioteca Nueva, M-adrid, Vol. VII, 1949, pág. 568.

- 122 - 2. APDRTAC]ÓN CRIMINOLÓGICA DE RAFAEL SALILLAS

A) En su momento hemos puesto de relieve cómo el estudio de SALILLAS sobre el lenguaje marcaba el hito definitivo de la indepen­ dencia del pensamiento lombrosjano y el comienzo de su aportación personal en el que el problema de la delincuencia sería objeto de análisis desde una nueva perspectiva. Este particular enfoque de­ vendría trascendente al plasmarse en una teoría criminológica propia únfoa en toda nuestra, no muy rica, Ciencia criminológica, lo que ya de por sí calificaría a nuestro autor como la figura más insigne y representativa de la misma. Antes de iniciar la exposición del contenido de esta teoría, desde el que iluminaremos todo el pensamiento criminológico de D. Rafael, consideramos de interés seguir el proceso de su elaboración y des­ tacar sus peculiares caracteres. La intención manifestada por el propio SALILLAS en la Adverten­ cia final de su libro Hampa, en el qne se plasma la teoría aludida, es que la hipótesis mantenida en el mismo sirviera de simple esbozo de una teoría criminológica cuyo desarrollo definitivo proyectaba como objeto de su posterior obra La teoría básica. Si bien ésta vio efectivamente la luz, no respondió, sin embargo, a la intención mani­ festada entonces como ya reconoce el autor en el Prólogo de la misma: "Me equivoqué -dice- en el título y en la extensión del asunto. Esta no es la Teoría básica del delito que anuncié en mi úl­ timo libro. Es una teoría de más amplia base, que si me fue revelada en el estudio de una parte de la etiología delincuente, en su desarro­ llo no ha habido que contar casi para nada con las primeras carac­ terizaciones. S.in embargo, no ha perdido la teoría su enlace con las primeras raíces~' 56 • Partiendo de una concepción original de la obra esencialmente criminológica, admite SALILLAS haber rebasado el campo criminoló• gico invad,iendo el de la sociología. Ahora bien, teniendo en cuenta que, efectivamente, La teoría básica mantiene vinculaciones con la teoría criminológica formulada en Hampa, al definir la constitución y desenvolvimiento del concepto básico aplicado constantemente en aquélla, se puede afirmar que si no un desarrollo es un importante complemento de la misma. Como tal, y exclusivamente, ha sido objeto de estudio por nuestra parte.

56. Cfr.: R. SALILLAS, La teoría básica, cit., T. I, pág. VII.

- 123 - B) Teoría criminológica de R. SALILLAS: a) Objeto: La repetida y generalmente admitida relación entre· objeto y método encuentra confirmación en la teoría criminológica salillana en la cual la originalidad metodológica derivará de su pe-· culiar objeto. Abarca éste no toda la del.incuencia sino exclusiva­ mente la delincuencia española y dentro de ésta se concreta a la. categoría de los delincuentes profesionales. Aún es más, dentro de la delincuencia profesional solamente los delitos contra la propiedad acaparan la atención de SALILLAs. De ello nos advierte el propio autor en la Advertencia preliminar de Hampa al señalar la ecuación resultante entre hampa, gitanismo y hampa delincuente "por lo me­ nos en los caracteres de la delincuenc.ia asociada" y al precisar que de las tres psicologías estudiadas, picaresca, gitanesca y ladronesca. es esta última precisamente la psicología del delincuente 57• También en la formulación de su teoría, al afirmar que el delincuente caracte­ riza las tendencias viciosas de la sociedad que los ha engrendado insiste en que no se refiere al delincuente "en todas sus manifesta­ ciones y en todos los tipos catalogados por la psiquiatría y la an­ tropología" 58. De ahí nuestra disconformidad con la opinión de DoRAno MONTERO de que de la lectura de Hampa no puede deducir el lector si es aplicable la teoría a toda clase de delincuentes o sólo a Jos profesionales 59 • b) Método: A pesar del subtítulo de Hampa, .Antropología pica­ resca, no sigue SALILLAS los derroteros señalados por la Antropología criminal. Este desvío del camino señalado por los precursores, en especial por LoMBRoso que tanto influyera en sus balbuceos crimi­ nológicos, se debe no a la intención de fijar nuevos rumbos sino que es consecuencia confesada de "un descontento del espíritu curioso que, después de haber hecho muchas veces el viaje delimitado, no encuentra satisfecha su curiosidad científica, pareciéndole que vi­ gilando de ese modo no se distingue todo lo que debe verse para conseguir una representación total, y enemigo de las parc.ialidades de 60 concepción se aleja en busca de una posición más dominante" • Y

57. Vid.: R. SALILLAS, Ha1npa, cit., Advertencia preliminar, págs. XIV y s._ 58. Cfr.: R. SALILLAS, Hampa, cit., pág. 450. 59. Cfr.: P. DORADO MoNTERo, Sobre el libro "Hampa" del Sr. Salillas, en_ El Derecho protector de los, criminales, Victoriano Suárez, Madrid, 1915, T. II,, págs. 664 y s. 60. Cfr.: R. SALILLAS, Hampa, cit., pág. 377 y s.

- 124 - es que, en su opinión, la criminalidad no puede ni debe estudiarse ni aisladamente ni en sus fenómenos más característicos 61 • De este intencionado enfoque global resultará la amplitud de su teoría que s.in partir de hipótesis particulares como la de la degene­ ración, atavismo, epilepsia o histeria llegan éstas a tener "un entronque fundamental" con el objeto de la misma. Ello no quiere decir que sea una teoría solamente antropológica pues, como destaca DORADO MONTERO, los medios, el andamiaje y el procedimiento son medios, 62 an¡:tamiaje y procedimientos psicológicos y sociológicos • Y como tal teoría antropológica, psicológica y sociológica fue concebida por .su autor 63 • Limitado su objeto, como hemos subrayado, a la delincuencia española y considerando que el hampa constituye una modalidad sociológica de gran esenc.ia en el estudio de los fenómenos de nuestra sociedad y nuestra sociología nacional, y encontrándose en ella la mejor representación de la delincuencia profesional, partirá SALILLAS del estudio de aquélla para la formulación de su teoría fruto "de la anastómosis del concepto de la hampa con un concepto biológico fundamental" 64 • Según este principio biológico la evolución de la personal,idad es la propia evolución de la nutrición. De esta forma la constitución nutritiva tiene el significado de una base natural de sus­ tentación. La fijeza de la base dará lugar al estado social del seden­ tarismo y su movilidad a la del nomadismo. Siendo el hampa una variedad nómada y. teniendo su origen en un estado de conciencia nacional, nuestra constitución social estaría también caracterizada por las peculiaridades del nomadismo. Para comprobarlo justifica el estudio del gitanismo, pueblo nómada representativo. El nomadismo sería, pues, no sólo' el elemento común al hampa social, al gitanismo y al hampa delincuente, tríptica base de su teoría, sino también la razón de Ja fusión de sus respectivas psicologías en una "psicología del nomadismo''.

61. La criminaUdad, argumenta, "es rama de un árbol y lo que en el remate o en la corteza aparece más al descubierto tiene recónditas bifurca­ ciones en las ramas más robustas y en el tronco. Y ésto, que no siempre se puede demostrar, porque la Antropología no ha llegado a este género de mi­ nuciosidades, en lo que respecta a nuestro modo picaresco es incuestionable por haberlo evidenciado una historia y una literatura" (Cfr.: R. SALILLAS, Hampa, cit., pág. 28). 62. Vid.: P. DORADO MONTERO, Sobre el z.ibro "Hampa" del Sr. Salillas, cit., pág. 629 y s. 63. Cfr.: R. SALILLAS, Hampa, cit., Advertencia preliminar, pág. XII. 64. Cfr.: R. SALILLAS, Hampa, cit., Advertencia preliminar, pág. XII.

- 125 - c) Fuentes: Si se recuerda que en su primera manifestación criminológica señaló SALILLAS a la novela picaresca como precursora de la Antropología criminal 65 y siendo ésta el mejor retrato del ham­ pa se justifica que el estudio de la literatura picaresca forme no ya la mitad de las observaciones que s,irven de fundamento a la teoría de nuestro autor, como apuntaba DORADO MONTERO"', sino todo su bagaje hasta el punto de hacerla girar en torno a una frase de MATEO ALEMÁN, a cuya memoria dedicó HAIMPA, en su Guzmán de Alfara­ che: "pobreza y picardía salieron de la misma cantera". El valor de las obras literarias como documentos históricos es sobradamente conocido. Dos géneros de datos, en opinión de E. Gó• MEZ DE BAQUERO 67, ofrece ese contenido histórico de las obras de imaginac,ión. Primero, los relativos al mundo exterior, al orden ma­ terial y a las formas externas de la sociedad: costumbres, artes, ins­ tituciones, leyes, etc. Segundo, los de carácter psicológico: sentimien­ tos, estímulos morales, o sea la psicología histórica de un determi­ nado pueblo y momento. "Pocas veces dice este autor- y en pocos asuntos estará tan justificado y será tan indispensable el uso de fuentes de carácter literario como tratándose del objeto que estudia el Sr. SALILLAS. La literatura picaresca es fuente de tal importancia para un estudio del hampa que apenas se concibe éste sin el concurso de aquella abundante documentación antropológica y de aquel rico caudal de observaciones que nos dejaron los cultivadores de ese género de novelas, uno de los más típicos de nuestra literatura como que apenas tiene semejanza en las extrañas" 68 • d) Conceptos fundamentales: Puesto que la teoría criminológica de SALILLAS es resultante de la íntima unJón entre hampa y un con­ cepto biológico fundamental, consideramos oportuna una exposición preliminar del significado otorgado por el autor a los mismos. Con ·ello, pretendemos alcanzar varios objetivos. En primer lugar, el es­ tudio del hampa social, de la representatividad nacional atribuida por D. Rafael a sus caracteres, evidenciará el proceso seguido por éste hasta llegar a la identificación de su idiosincrasia con la de la delincuencia asociada del hampa delincuente. En segundo lugar, en

65. Vid.: R. SALILLAS, La Antropología en e-l D.erecho penal, cit., págs. 608 y ss.). 66. Vid.: P. DORADO MONTERO, Sobre el libro "Hampa" del Sr. Salillas, cit., pág. 630 y s. 67. Vid.: E. GóMEJZ DE BAQUERO, Sobre Hampa, en La España Moderna, 1899, enero, págs. 175 y ss. 68. Cfr.: E. GóMEz DE BAQUERO, Sobre- Hampa, cit., pág. 177.

- 126 - el extracto realizado de las nociones pilares de su teoría básica bio­ sociológica encontrará ubicación y completo desarrollo el concepto fundamental de la nutr.ición y el de los estados sociales, sedentarismo. y nomadismo, derivados de la fijeza o movilidad de su base lo que nos permitirá profundizar en su comprensión y en el de las nociones· con aquéllas relacionadas. Todo ello nos servirá a la vez de inapre­ ciable apoyo y guía en la sistematización de su pensamiento. a') Hampa": El hampa es una especie de sociedad que se ase­ meja ·l. la de los gitanos en las tendencias diferenciándose en el ori­ gen y en el lenguaje. Identifica SALILLAS el hampón al pícaro y cómo considera que el pícaro es un tipo que no se puede ni se debe aislar de la naturaleza que lo produce, se convierte en un símbolo por constituir el tipo medio de una sociedad. De ahí que los caracteres del pícaro impliquen los de la constitución nacional. Ahora bien, el carácter nacional no deriva de la picardía; ésta no es una cualidad estratificada en nuestro carácter sino más bien, subraya, una con­ dición del medio. Por ello considera que el criminólogo que, para establecer el punto de partida del delito, ponga cuidado en estudiar el desarrollo de los sentimientos y la adaptación de éstos al ambiente que los limita llegaría como él a la conclusión de que "dados los ele­ mentos a que responde la picardía nacional la tolerancia que le con­ cedemos, en un grado que ni ofende ni desnaturaliza los sentimientos fundamentales, está bien legitimada; y aun en algunas formas más salientes encontraría muchas atenuantes sobre todo al decir y de­ mostrar que ningún pueblo ha tenido más razones para picardearse que el español, y sin embargo su picardía. puede resultar la más leve y sobre todo la menos egoísta de cuantas manifiesta la naturaleza humana en todas las latitudes y civilizaciones que exhiben sus de­ fectos" 70. Pero lo que verdaderamente interesa a SALILLAS en el ori­ gen, evolución y manifestaciones de los fenómenos picarescos, es que la picardía obedece a una deficiencia de la base nutritiva de sustentación. Los caracteres que SALILLAS deduce de la sociedad picaresca, y en su pensamiento coinciden con peculiaridades nacionales, son la vagancia o paras,itismo social y la picardía que es su manifestación. psicológica.

691• Vid.: R. SALILLAS, Hampa, cit., págs. 1 y SS. 70. Cfr.: R. SALILLAS, Hampa, cit., pág. 120.

- 127 - a") Vagancia o parasitismo social 11: En España, país pobre, el parasitismo social deriva del natural. La guerra, la despoblación, la insuficiente producción agrícola e industrial son las que provocan el parasitismo natural del que derivan el social y el emigrante. De aquí deduce SALILLAs que el fenómeno picaresco no es una manifestación -degradante sino parasitaria, es decir, es una manifestación caracte­ rizada por una vigorosa actividad potencial que en las estrecheces de nuestra constitución no podía desenvolverse de otro modo. Por eso, dice, hay que diferenciar el parasitismo que se manifiesta en la lucha por la existencia, buscando adaptaciones y compensaciones, del parasitismo de temperamento que caracteriza a los seres notoria­ 72 mente degradados • El punto de partida del parasitismo nacional está representado para SALILLAS por la necesidad nutritiva y el punto de llegada por aquél donde la necesidad puede satisfacerse, o sea, un punto de pro­ ducción y cambio. La vía para el parásito no es una vía comercial sino una vía extractiva. Las manifestaciones de esa actividad extrac­ tiva se caracterizan en tres formas parasitarias: mendicidad, prosti­ tución y delincuencia. Sin embargo, aclara D. Rafael, el parasitismo no debe considerarse un estado de indolencia ya que ésta la produce o la falta de estímulos o la falta de necesidades y precisamente la ·necesidad que es el más poderoso de los estímulos, es la generadora de la picardía. La diferencia del parasitismo con otras actividades estriba en que no es productiva.

b") Picardía 73 : La p,icardía significa engaño pero engaño que no nace de una perversión natural del espíritu sino de las condiciones de la pobreza. El engaño es estimulado por la pobreza y se difunde en un medio también pobre que lo fomenta, de .ahí que su acción se acentúe y constituya un modo de ser no accidental sino constituyente. La inestabilidad de la constitución nacional nace de la poquedad de la base nutrit,iva. De esta condición nativa de la pobreza nace un ·modo de relaciones sociales que se desenvuelven en hábitos de en­ gaño para conservar y para adquirir, de ahí que a una forma de cons­ titución nacional corresponda una determinada manifestación pica­ resca. La tendencia al engaño podría conduc.ir necesariamente a la formación de un carácter en que predominaran las formas de degra­ dación que constituyen el hampa delincuente pero sin embargo no es así. En su opinión ello es atribuible bien a que la picardía es

71. Vid.: R. SALILLAS, Hampa, cit., págs. 29 y SS. 72. Cfr.: R. SALILLAS, Hampa, cit., pág. 114. 73. Vid.: R .. SALILLAS, Hampa, cit., págs. 68 y SS.

- 128 - cualidad fraccionaria de determinados grupos sociales, bien a que su manifestación es transitoria al colocarse los individuos en la pos.ición inestable propia de la falta de recursos para mantenerse. De todas formas hay que reconocer que "a una forma de constitución nacional corresponde una determinada manifestación picaresca" 74 • Esa cons­ titución se refiere a una inestabilidad en nuestra manera de ser der.i­ vada de la poquedad de la base nutritiva. Por eso el modo de lucha por la existencia, propio de la necesidad y de la escasez explica el desarrollo y la modalidad del ingenio picaresco, comprendido en lo 75 que' se puede llamar psicología del engaño • Ahora bien, este engaño que en un principio nació de las condiciones de la vida económica del país, sufre una evolución que transforma sus tendencias encami­ nándolo a proporcionarse placeres. De esta forma la picardía que se descubre en un modo de engañar para adquirir, se desenvuelve des­ pués en un modo de engañar para contentarse. e") Hampa y gitanismo: Para apreciar la influencia del gitanis­ mo en parte de nuestras costumbres y el tiempo, forma, extensión y consecuencia del contacto, ya que como hemos puesto de relieve a la sociedad hampona y a la g,itana les une el elemento común del no­ madismo, realiza SALILLAS un estudio comparativo del que deduce 76 las siguientes conclusiones : l.') Distintos en origen y raza a hampones y gitanos "les im­ pulsa una misma tendencia, les mueve una misma necesidad y los 77 asimila una muy semejante constitución" • 2.") Del hecho de que la, germanía, lenguaje del hampa, influyera en el lenguaje gitano, caló, en una primera época y del hecho de que éste llegó a desvirtuar e incluso a sustituir a la germanía en un se­ gundo período, se deduce la gran intimidad de relaciones existentes entre ambas lenguas, lo que no sería admisible sin grandes afinidades entre una y otra cole<.:tividad. La influencia se explica no por la coin­ cidencia en el delito sino en las cárceles. 3.") El gitano, anatómica, fisiológica, intelectual y moralmente es un pueblo nómada y como: tal estima su libertad, de ahí que como delincuente profesional prefiera los procedimientos indirectos como son el hurto, la estafa y la falsificación.

74. Cfr.: R. SALILLAS, Hampa, cit., pág. 112. 75. Cfr.: R. SALILLAS, Hampa, cit, pág. 74. 76. Vid.: R. SALILLAS, Hampa, cit., págs. 127 y ss. 77. Cfr.: R. SALILLAS, Hampa, cit., pág. 179 y s.

- 129 - 9 4.') El gitano no creó el hampa sino que en ella encontró Jo se­ msjante a su modo de ser y fines ya que su sistema consiste en exaltar por imitación aquellas condiciones viciosas de Ja vida nacional que les permite inmiscuirse parasitariamente. Por eso ha tomado íntegramente nuestro modo de ser picaresco caracterizándolo con exageración. b') Nociones básicas: La teoría básica iniciada en Hampa se atiene al principio genuinamente básico: a Ja definición de las bases, de los órdenes de bases y de los desenvolvimientos básicos en el curso de Ja edificación natural de la que es parte superior la edifi­ cación humana. a") Base física": No pretende SALILLAs definir la base en los mismos orígenes cósmicos sino que la define en orden funcional a partir de dos maneras de sustentación: la física y, la nutritiva. "Par­ timos, dice, de la representación de lo físico en relación con lo orgá­ nico, y de la continuidad de lo físico en las edificaciones orgánicas, desde las más inferiores a las más superiores" 00 • Base y fundamento son para SALILLAS sinónimos diferenciándose en que el segundo está íntimamente conexionado con la acción. La noción básica es Ja noción del mantenimiento. La evolución natural a partir de una base inorgánica se dilata en la constitución de las distintas bases orgánicas. La evolución orgánica es una evo­ lución básica no pudiéndose admitir ningún desarrollo que no tenga como base inmediata la base orgánica. La noción básica demuestra que del conocimiento inmediato, de la impresión directa y represen­ tación constante de Ja base física se ha constituído toda una doctrina básica cons,istente en admitir un orden de bases en la constitución orgánica, mental, ética y sociológica. Ello demuestra que la noción básica debe ser considerada la más real de las nociones. La noción básica es originariamente estática y dinámica. Los primeros elementos psicológicos que constituyen la pr,imera noción básica son la representación y la sensación. Estas, al relacionarse, se manifiestan en una acción coordinada con otras tendencias individua­ les y colectivas. De esta forma la arquitectura es la representación estática del orden básico y la ingenJería Ja representación dínámica. Ello deriva del carácter constructivo de la función básica. La base es activa cuando se manifiesta funcionalmente. Es más, la base se dis-

78. Vid.: R. SALILLAS, La teoría básica, cit., T. I, págs. 3 y SS. 79. Cfr.: R. SALILLAS, La teoría básica, cit., T. I, pág. XII. 80. Cfr.: R. SALILLAS, La teoría básica, cit., T. I, pág. XIV.

- 130 - tingue por su fundamental función básica. Ahora bien, si es cierto que funcionalmente la base es constructiva, como en el desenvolvi­ miento de las construcc.iones naturales éstas tienen los límites que la base le impone, vemos que otra característica de la base es que es limitante. No obstante, como la base na·tural es amplísima y toda base permite Jos desenvolvimientos de su misma extensión, cada orga­ nismo manifiesta generativamente una tendencia a extender los lí• mites individuales y a ocupar la base general y, nutritivamente, aun­ que_,Ja base esté limitada a la construcción orgánica, respecto a la generación ofrece potencialmente toda la amplitud de la base general sustentadora. De la propiedad difusora de la base es de donde dimana el proceso constructor de manera que una vez constituidos los ele­ mentales indispensables para la constitución orgánica, ésta se des­ envuelve partiendo de la base y superponiendo elementos en la me­ dida que la amplitud de la base lo consienta. Por asociación y dife­ renciación funcional se cumple la "ley de expansión básica". Por tanto, la función de la base es constructiva y limitante de manera que cada elemento constructivo tiene estos dos caracteres emanados 81 de la base: limitación y expansión básica •

b") Base nutritiva 82 : La función alimenticia en sí constituyó siempre una noción básjca. Al representarse el hombre la fortaleza por su firmeza para mantenerse sobre la base física por ser el in­ flujo alimenticio la causa de esa fortaleza, el alimento se representó como base pues producía los mismos efectos de sustentación. Del reconocimiento de la base nutritiva como tal base se deriva un orden de bases consistente en poner junto a la sustentación el sustento. En la relación de dependencia de los seres el sustento y la susten­ tación aparecen justificados y esa relación descubre que la represen­ tación de la base nutritiva es semejante a la de la base física sus­ tentadora. En la función alimenticia de los animales hay un modo de gravitación análoga a la física que se traduce en que todo ser alimen­ ticiamente cae hacia el centro de su vida alimenticia. La semejanza de Ja base nutritiva, de sustentación orgánica y Ja base física de sustentación, proviene de que ambas ofrecen los mis­ mos caracteres. La función nutritiva fisiológicamente se reduce a un cambio entre el individuo vivo y el Cosmos, apreciándose dicho cambio en un orden de bases enlazadas desde lo vegetal a lo animal, de lo herbívoro a lo carnívoro.

81. Vid.: R. SALILLAS, La teoría básica, cit., T. I, págs. 127 y SS. 82. Vid.: R. SALILLAS, La teoría básica, cit., T. I, págs. 48 y SS.

- 131 - Como en la obra natural todo tiene que estar en relación con la primitiva base sustentadora en un orden de subordinaciones, ello implica la existencia de una potencia subordinadora. Por la subor­ dinación y por la potencia subordinadora es por lo que se distingue la escala de seres. Los más inferiores lo son por su condición subor­ dinable y son subordinables por constituir organismos acumulado­ res de sustancia sustentadora. La subordinación es una ley natural que implica siempre un enlace básico. La subordinac.ión inferior, correspondiente a la base física sustentadora, y la superior, corres­ pondiente a la base orgánica, se enlazan lo mismo en la constitución anatómica que en las relaciones funcionales. Y por ésta función de los seres que puede llamarse básica es por lo que el hombre los pro­ tege ya que a éste le interesa afirmar su base. En realidad la conser­ vación humana no es más que la conservac,ión y propagación de los elementos básicos lo que pone de relieve la existencia enlazada del 83 orden de bases constituyentes de la función básica nutritiva • A la base física de sustentación corresponde la construcción ar­ quitectónica, a la base nutritiva la construcción orgánica y como ambas bases poseen los mismos caracteres ambas leyes de cons­ trucción son semejantes; ambas son básicas y se diferencian sólo en la naturaleza de las bases: física y orgánica o nutritiva. La primera es fija, la segunda movible y puesto que la edifica­ ción orgánica depende de ambas bases ha de acomodarse a ambas naturalezas. La unión íntima entre las dos bases nace precisamente de que la función nutritiva no es solamente movible sino que es fun­ cionalmente fija. La nutrición no es solo cambio de materia sino tamb.ién fijación de materia, de ahí su carácter básico. Por tanto, aun siendo la movilidad el carácter distintivo de la nutrición, la base fija continúa imperativamente actuando en la base movible impo­ niéndole el orden constructivo y el orden funcional. A la base física responde el desenvolvimiento constructivo orgánico y a la base mo­ vible, nutritiva, responde la adquisición de elementos para mantener la construcción natural y para desenvolverla en nuevas construcciones 84•

a"') Nutrición y generación 85 : La generación es inseparable de la nutrición. La relaciones entre la vida generativa y la nutritiva no deben ser representadas automórficamente ya que sino las podría• mos afirmar de todos los organ.ismos. La nutrición constituye una función adquisitiva con un fin de desenvolvimiento y conservación

83. Cfr.: R. SALILLAS, La teoría básica, cit., T. I, pág. 67. 84. Vid.: R. SALILLAS, La teoría básica, cit., T. !, págs. 99 y SS. 85. Vid.: R. SALILLAS, La teoría básica, cit., pág. 57 y ss., T. I.

- 132 - indJvidual. La generac10n constituye una función conservadom de la individualidad para el fin del desenvolvimiento y conservación de la especie. Por una parte la gener.ación se manifiesta como una continuación de la nutrición. Por otra, es siempre una forma de nutrición, es decir de crecimiento y desarrollo de una parte del or­ ganismo. A pesar de esta intimidad en el proceso de la vida entre nutrición y generación, la primer.a nos la explicamos inmediatamente pero no así la segunda. Por eso aunque vemos que un individuo sale de un germen y éste del individuo la independencia germinal es un hecho demostrado. Es cierto que el germen es el origen pero no el origen único. La conservación y desenvolvimiento germinal son de­ bidos a la nutrición. Un hombre es un germen en virtud de adquisi­ ciones nutritivas. La representación individu.al es la misma que la germinal porque el individuo está contenido en el germen. De acuerdo con la ley b.io­ genética que afirma que la ontogenia o génesis individual es una filogenia (evoluc.ión abreviada de la especie) abreviada, se puede afir­ mar que la especie en sus tránsitos evolutivos está representada en el germen. Aunque se admitiera un primer estado germinal antecedente de la evolución orgánica, como esta evolución solo se establece por las acciones nutritivas a partir de estas acciones son inseparables la nu­ trición y la generación. Por ser la generación el origen de los orga­ nismos asume el carácter básico y es la nutrición la que mantiene y amplía esa base. De esta forma la nutrición y generación que son análogas en el orden de bases y en los enlaces básicos, se diferencian en que la primera es adquisitiva y la segunda conservadora. Dada esta analogía los transtornos de la nutrición tienen su equi­ valente en transtornos semejantes de la generación. Así se explica para SALILLAS la herencia patológica y la detención en el desarrollo 86 . La generación, sin embargo, tiene una limitación respecto a la nu­ trición. El cuerpo apto para nutrirse no es apto para reproducirse hasta un cierto des.arrollo. La facultad generativa se nos presenta entonces retardada comparada con la nutritiva. Es ésta una limita­ ción que refleja una diferencia funcional entre ambas. Puede decirse que la gener.ación está limitada por la potencialidad de la adquisi­ ción. Comienza cuando el organismo alcanza la plenitud de la po­ tencialidad adquisitiva y desaparece cuando se inicia la extinción de esa potencialidad. Y puesto que la analogía entre nutrición y gene­ ración se manifiesta en que ambas mantienen juntas la integridad

86. Vid.: R. SALILLAs, La teoría básica, cit., T. I, págs, 69 y ss.

- 133 - de la vida y la integridad de los procesos orgánicos, la única dife­ renc.ia es en el orden funcional. c") Base psíquica": En todos los elementos subordinables existe un elemento subordinador de todos los elementos subordinables para un fin. El hecho de la subordinación hay que atribuirlo a un influjo básico y como hemos definido el hecho orgánico como enlace de una base fija con otra movible, en la representación de estas bases apa­ recen deslindados los conceptos de superioridad y subordinación. Ya hemos visto que la subordinación inferior corresponde a la base física de sustentación y la superior .a la base orgánica, pero como hay una tercera base, la psíquica, y se trata de bases enlazadas el concepto de superioridad debe atribuirse a aquélla en que la relación básica es tan completa que las otras tengan con ella un ineludible enlace. Además ha de tener una función propia que por su índole manifieste superioridad y predominio y este carácter solo lo tiene el sistema nervioso que en su más elevada representación constituye la base psíquica. Al plantearse SALILLAS la cuestión de porqué la psiquis es una base pretende exponer una nueva concepción representativa de la psiquis y de sus funciones: La base, dice, es base porque de ella depende todo un orden de sustentación. Por ello para definir la psi­ qu.is como base hay que demostrar que sustenta. De las dos subor­ dinaciones, de abajo a arriba y de arriba a abajo, la primera hemos visto que corresponde a la base física y a la nutritiva y la segunda a la función psíquica. Por tanto, como la subordinación constituye un orden de dependencia y la psiquis subordina, es una base. Ahora bien para que en la psiquis se reconozca una nueva base hay que descubr.irle un modo nutritivo o una nutrición psíquica y un modo generativo o generación psíquica. La nutrición psíquica sería la me­ moria. En ella, como en la nutrición general, se producen hechos de asimilación y desasimilación. El olvido es la desasimilación. Pero la memoria no se produce sólo en virtud de la sustentación nutritiva sino que implica otros elementos no provenientes de la nutrición lo que hace que a la nutrición general se añada otra especial prove­ niente de otras vías: las sensoriales. Aunque todos los elementos de los tejidos contribuyan a afirmar la base nutritiva, y más que ninguno el nervioso por ser represen­ tativo de la totalidad de la base, define SALILLAS como elementos de la base nutritiva sólo aquéllos especialmente ligados a las funciones

87. Vid.: R. SALILLAS, La teoría básica, cit. T. I, págs. 62 y ss., 162 y ss. y 311 y SS.

- 134 - de adquisición, transformación y distribución de los elementos re­ paradores. En el organismo no hay ningún elemento que no sea sus­ tentado física y nutritivamente y que no sea a la vez sustentador, pero hay elementos que sustentan cosas que no sustentaban los an­ teriores y en ellos hay que reconocer una nueva modalidad susten­ tadora que tiene que definirse como una base nueva que se consti­ tuye con elementos propios y funciones propias. Esta base es para D. Rafael la base psíquica. En ella tiene que haber, como en la orgá­ nic'}, una nutrición pero con la nutrición particular que suponen los elementos de la psiquis y esa base nutritiva es la memoria. Por tanto, la memoria depende de la nutrición pero constituye ella misma otra nutrición, otra función vital para el organismo psíquico. Al decir que la memoria es un conjunto de asociaciones dinámicas la define SALILLAS como acción y consistiendo la función mnémónica en la conservación, reproducción y localización en el pasado, este modo de acción es el mismo modo de la acción nutritivo-generativa. La. verdadera acción la constituye el conjunto del enlace básico y por este enlace hay una acción adquisitiva que va de la base nutritiva sustentadora al organismo sustentador y otra acción adquisitiva que va del organismo sustentado a la base sustentante general de todos los organismos. Esta acción completa es el tipo de acción básico. Dentro de este se da. una doble acción, agresiva y defensiva según el estímulo que ponga el mecanismo en acción. Si el estímulo corres­ ponde a la conservación nutritiva, se produce la acción agresiva, si corresponde a la conservación individual se produce la acción defensiva. Al acrecentamiento de estímulos corresponde un acrecentamiento de representación y de éstos se deriva un acrecentamiento de la acción. Por nacer la acción de una estimulación y de un modo de representación, participa de la naturaleza de ambas. El estímulo para ser fijado necesita previamente de un modo representativo; la re­ presentación para ser tal necesita del estímulo por las propiedades de relación del estímulo con el organismo representador. La acción para ser tal necesita fijar la. representación en forma apta. para reac­ cionar adecuadamente a la representación estimuladora. La acción es, por tanto, la fijación muscular de la. representación. Así llega SALILLAS a las siguientes conclusiones respecto a los estímulos: 1) La estimulación tiene una. importancia considerable en la acción; 2) La totalidad o parcialidad de la estimulación se traduce en tota­ lidad o parcialidad de la. representación; 3) La acción es siempre de naturaleza. utilitaria, posesiva. en cualquiera. de las fa.ses del desen­ volvimiento orgánico; 4) La. acción conservadora, que no es ca.ra.cte-

- 135 - rizadamente nutritiva se produce también por influjo del estímulo motivante y el estímulo influye también en los desenvolvimientos de la acción; 5) A pesar de ello la acción no resulta totalmente definida 38• Lo que sí está definido es que la acción es esencialmente cons­ tructiva. En la idea bás.ica de sustentación y edificación es impres­ cindible la posición. Hay dos clases de posiciones: de edificación y de acción. Las posiciones de acción son fundamentalmente posiciones nutritivo-generadoras. De ahí que siendo la función básica siempre una función constructiva y constituyendo el proceso constructivo una sucesión adquisitiva, la adquisición derive de la acción por lo que los incrementos de la acción se traducen siempre en incrementos 89 de Ja adquisic.ión • d") Leyes básicas:

l.') Ley de la acumulación 90 : La acumulación, en los procedi­ mientos de edificación arquitectónica consiste en el acopio de mate­ riales apropiados para la obra que se trata de desenvolver. La riqueza y la pobreza se relacionan íntimamente con esta ley. Tanto la socie­ dad como la Naturaleza se han constituido por acumulaciones cuya resultante ha sido una diferenciación. La acumulación en el orden constitutivo de la naturaleza se enlaza con la función generativa y representa caracterizadamente el elemento conservador. Los pueblos son atacados siempre por la base nutritiva o por la económica. Cuando se quebranta a un pueblo la base nutritiva es mediante violencia o por parálisis de la acción ya sea por monopolios o por vicios o decadencias nacionales. Cualquiera de estos casos des­ cubre alteraciones en las relaciones entre las bases constitutivas, la inferior de orden nutritivo y la superior de orden psíquicc Al estar ligada la acción a la representación conduce al acumulo. La nutrición y la generación también proceden por acumulo. Pero el más acumulador es el orden psíquico por constituir un enlace y una representación de todas las bases orgánicas.

91 2.') Ley de asociación : Los organismos complejos están for­ mados por asociaciones de organismos rudimentarios. Puesto que el proceso orgánico es constructor, asociar es construir. Al mismo tiem­ po asociar es relacionar y relacionar es también un acto constructivo.

88. Vid.: R. SALILLAS, La teoría básica, cit., T. I, págs. 394 y SS. 89. Vid.: R. SALILLAS, La teoría básica, cit., T. I, págs. 591 y SS. 90. Vid.: R. SALILLAS, La teoría básica, cit., T. I, págs. 173 y SS. 91. Vid.: R. SALILLAS, La teoría básica, cit., T. I, págs. 187 y ss.

- 136 - La acc10n humana se puede definir como una accion unitiva y dado que todo el proceso vital es unir y desunir, la unión es un con­ cepto básico. La base no es otra cosa que una asociación de elementos básicos por influjo de la base que es siempre constructiva.

3.') Ley de los sobrantes 92 : La integridad de toda base se man-· tiene por un proceso asociativo que implica que la edificación no se desenvuelve sin dejar asegurada la base antecedente de cada agrega­ ción constructiva. Una base al permitir la construcción sobre ella de· otra ,base revela una potencialidad básica que al estar antes aplicada a uria resistencia menor constituye un sobrante. Así la sustentación alimenticia es posible por la existencia de sobrantes constitutivos. El sobrante básico viene a ser lo que no es necesario para la con-· servación y es que la base no puede ceder lo que es imprescindible para su sostenimiento, para su nutrición, y cede sólo aquéllo que es consecuencia de su propia actividad funcional sustentadora. De· esta forma resulta que el sobrante o producción corresponde a la. función generativa. La base psíquica que, como hemos visto, es la más acumuladora, la más asociadora es también la que dirige la pro­ ducc;ión de las acumulaciones y asociaciones y la aplicación de los sobrantes.

4.') Ley de los deficientes 93 : Es correlativa esta ley a la de los sobrantes y constituye uno de los elementos de la ley del cambio ya que éste se verifica entre un sobrante y un deficiente o, lo que es lo mismo, entre un elemento productor cuya función es siempre gene­ radora y un elemento consumidor cuya función es siempre nutritiva .. Así, toda base natural en relación con la que está sobre ella, tiene el carácter de productora o generadora y toda base superior, en re-· !ación con la inferior, tiene el carácter de consumidora. El cambio implica a la vez fraccionamiento. En la Naturaleza hay cosas fraccionadas pero no desunidas puesto que la descomposición. no es desunión. Más que desunión hay una variación del enlace de los componentes y del orden de los compuestos. Puesto que de una. unión, de las que llamamos orgánicas, se va constantemente por trán­ sitos de descomposición a las uniones que llamamos inorgánicas, se puede suponer que por tránsitos de composición se va igualmente de las desuniones inorgánicas a las uniones orgánicas. Por tanto, todo lo concerniente a la descomposición pertenece a los sobrantes y co­ mo éstos se pueden calificar de innecesarios, el cambio supone llevar· lo que en una parte es innecesar.io a lo que en otra es necesario y

92. Vid.: R. SALILLAS, La teoría básica, cit., T. I, págs, 208 y SS. 93. Vid.: R. SALILLAS, La teoría básica, cit., T. I, págs. 239 y SS.

- 137 - asimilable. Ello implica un orden diferencial de modo que conforme progresa la diferenciación, progresa el cambio.

5.") Ley de subordinación 94 : Las leyes que hemos visto ante­ riormente son fraccionarias o componentes de una ley general. El cambio constituido por los sobrantes y deficientes se reduce a un hecho de asociación. Por su parte, la acumulación es una resultante de la asociación y una condicionalidad del cambio. Esta correlativi­ dad entre las cuatro leyes induce a admitir una ley superior que las refunde. En el estudio de la Naturaleza hay dos nociones permanentes e inquebrantables: la de fraccionamiento y la de unión. La unión supone fraccionamiento y éste unión. Como de lo simple se va a lo compuesto y de lo compuesto a lo simple, lo general tenemos que explicárnoslo por lo particular y viceversa. "En cualquier caso ·-que ·es donde se colocan los teístas y materialistas- es indispensable suponer en la unidad originaria toda la potencialidad fraccionadora y unitiva de las partes en que se desenvuelve el todo y esa poten­ cialidad tendría que ser llamada en un aspecto, potencia fecundante ·O generadora, y en otro, potencia subordinadora". La subordinación es un hecho constante, es siempre la base. Así ·el acto alimenticio es un acto de sustentación y a lo que necesita ser sustentado la base se le impone con su elemento sustentante. A la subordinación está intimamente unida la diferenciación. Esta, obe­ dece a influjos subord.inadores de una subordinación constantemente actuante ya que el orden diferencial nunca se interrumpe. En tal concepto subordinar es también unir. Aunque el elemento que su­ bordina no siempre es definible, no hay duda que un hecho de aso­ ciación es un hecho de subordinación. En realidad como todas las funciones se reducen a dos, nutritiva y generativa, que por su unión íntima pueden cons.iderarse una sola función en dos aspectos, subor­ dinado el uno al otro, en ese enlace de las dos funciones es donde debe existir el elemento subordinador de los organismos. Por tanto, la ley de subordinación es Ja verdadera ley orgánica que actúa en todo el proceso orgánico y por su influjo se mantiene la reciprocidad de relaciones entre las grandes bases de la naturaleza y Jos elementos .constitutivos de las mismas 95 •

94. Vid.: R. SALILLAS, La teoría básicaT cit., T. I, págs. 287 y SS. 95. Según SALILLAS las doctrinas que se pueden hacer coincidir con su teoría básica son las siguientes: Teoría de SPENCER: El principio de la doctrina es que "la evolución es una integración progresiva" (H. SPENCER, Príncipes de Psycologie, Paris, 1874, pág. 189). Aunque no parta -dice SALILLAS- de una noción básica ésta se da por

- 138 - c') Nomadismo y sedentarismo%; Ya se ha puesto de relieve cómo de Ja fijeza de Ja base, por mayor o menor concentración de elementos nutritivos sustentadores, se derivaba el estado social del supuesta. Tampoco la nutrición está reconocida como base pero se le reco­ noce la importancia que tiene en el funcionamiento general y en el funciona­ miento psíquico. "Quien como Spencer hable de la substancia del espíritu y de la composición del espíritu; quien, como él, defina la evolución como ill­ tegración progresiva; quien, como él, afirma que el problema consiste en traducir la evolución mental en función de la redistribución de la materia y del ·hiovimiento; quien atribuye a cada tejido un poder especial, consistente en construir con los materiales de que dispone moléculas del mismo tipo que las suyas1 y quien singulariza al protoplasma y sus derivados por el gran número de sus formas isoméricas y por la gran facilidad con que son cambia­ das por diversos agentes; quien, en fin, considera que las sensaciones son los materiales de que se sirve la inteligencia por combinación de estructura, y que la sensación es la substancia de que la inteligencia está formada, con­ sistiendo el espíritu en sensaciones sin forma o de vaga formación, es un autor básico que se atiene a las grandes bases naturales para explicar los desenvolvímientos de los organismos y de la psiquis, aunque no se detuviera, sin duda por no conceptuarlo necesario y por suponerlo de toda evidencia, a explicar la significación y naturaleza de esas bases" (Cfr.: R. SALILLAS, La teoría bdsica, cit., T. I, pág. 533 y s.). Noción de BAIN: En SPENCER la noción constructiva alcanza toda su am­ plitud. En BAIN, prescindiendo de los conceptos generales, la noción cons­ tructiva se individualiza, se localiza y se define como actividad particu­ lar del espíritu. Para BAIN la actividad del espíritu es una actividad constructiva y el espíritu es edificador. Por tanto, concluye SALILLAS, en la noción de BAIN la noción constructiva es construcción básica ya que por la función edificadora del espíritu, éste forma nuevas combinaciones que difieren de cada uno de los que han estado presentes en el curso de la experiencia y ello por medio de la asociación. (Cfr.: R. SALILLAS, La teoría básica, cit., pág. 557 y ss., T. I.l. Noción de ROMANES: Los evolucioni'stas admiten el principio de la evo­ lución respecto a la materia orgánica tanto morfológica como psicológica• mente, hasta que al llegar a la mente humana algunos se separan más o menos del principio de la evolución admitiendo en la mente humana una diferencia de naturaleza, fundándose en que el intervalo psicológico entre el mono más elevado y el hombre más degradado es considerable. ROMANES, mantenedor de la ley de continuidad, del proceso de desenvolvimiento gra­ dual, no admite la existencia de esos intervalos -como hecho de variación de naturaleza sino de diferenciación gradual manifestada por el desenvolvi­ miento de atributos adicionales, y halla, en sus investigaciones psicológicas que, hasta un cierto punto de evolución, la mente zoológica y la mente hu­ mana coinciden, siendo en an1bas iguales -dice SALILLAS- a lo que dentro de la teoría básica se definen como base emocional, instintiva y volitiva. (Vid.: R. SALILLAS, La teoría básica, cit., T, I, págs. 565 y SS.). 96. Vid.: R. SALILLAS, La teoría básica, cit., T. I, págs. 21 y SS. y Hampa, cit., págs 120 y SS. y 320 y SS.

- 139 - sedentarismo y de la movilidad de la misma, por dispersión de Jos. elementos nutritivos sustentadores, se derivaba el nomadismo. Cada uno de estos estados implica "un modo de constitución soc.ial que se manifiesta con especiales caracteres sociológicos, psicológicos y hasta. anátomo-fisiológicos" 97 • Aunque el hombre tuvo siempre noción de la base hay que dis­ tinguir en la evolución humana dos tiempos: en el primero, de no­ madismo natural, al desenvolver el hombre superficialmente su acción, tuvo nociones también superficiales. La noción básica íntimamente ligada a la acción sólo progresa con los desenvolvimientos de ésta y ello se produjo cuando el hombre inauguró un modo de acción totalmente propio. De ahí que el proceder propiamente humano lo constituya el sedentarismo ya que éste surgió cuando el hombre pudo permanecer en un determinado círculo sin que Jos impulsos o las neces.idades le obligaran a ir más allá de ese círculo. a") Las diferencias entre nomadismo y sedentarismo consisten, en el orden físico, en los diversos modos de actividad. El carácter esencial del sedentarismo es el acumulo, la conden­ sación, la intensidad de los elementos nutritivos sustentadores en una determinada base. Lo que constituye el sedentarismo es fijar una base y dotarla de condiciones para permanecer en ella. Al fijar dicha base establece un orden de bases a que se va subordinando la acción humana. Por ello el sedentarismo se caracteriza por la estabilidad. La característica, por el contrario, del nomadismo es la difusión de la base sustentadora que exige necesariamente una base trasla­ ticia exagerada para proporcionarse el sustento. Esta naturaleza de la base le obliga a una constante movilidad que, por ello, aunque el nomadismo subordine también la acción humana, su peculiar rasgo es la inestabilidad. Ahora bien, tanto lo fijo como lo movible están sujetos a la base y la movilidad y la fijeza no son más que diferentes modos de relaciones básicas sobre la base o bases que les sirven de apoyo. Así, en la arquitectura, se establece un orden de bases a par­ tir de la constitución y función de la base física sustentadora. La ingeniería afirma la base física para establecer la vida de relación. La primera, al ser la representación estática del orden bás\co, cons­ tituye la representación característica del sedentarismo; la segunda, representación dinámica, lo es del nomadismo. En el orden psíquico•, lo que distingue especialmente a ambos es­ tados sociales es la atención. En la época del nomadismo primitivo

97. Cfr.: R. SALILLAS, Hampa, cit., Advertencia preliminar, pág. XII.

- 140 - .se v,ivrn sobre la base natural y el fin consistía en buscar la base bien provista. Al iniciar el sedentarismo una acción propia, consis­ tente en fijar una base dotándola de condiciones de permanencia, las relaciones dejan de ser superficiales y se hacen profundas, cons­ tructivas y a ella subordina su atención adquiriendo con ello los co­ nocimientos subordinadores en que consiste la evolución humana. Frente a la atención profunda y constructiva del sedentarismo, la .atención nómada es superficial y adquisitiva.

l;i'') Caracteres del nomadismo 98 : La inestabilidad nómada se ·Caracteriza psíquicamente por una actividad mental que supone ap­ titudes para adquirir pero .inaptitud para producir, lo que implica un modo de adquisición basado no en la producción y en el cambio sino en los recursos parasitarios comprendidos en la lucha econó• mica o de pillaje en sus distintas formas de manifestación política y delincuente. En ello se advierte la .influencia básica. El nomadismo que depende de la inestabilidad de la base de sustentación, se tra­ duce individualmente en la inestabilidad psíquica, de ahí que la psicología picaresca sea un pormenor de la psicología del nomadis­ mo. A la inestabilidad psíquica corresponden la .imprevisión, la in­ diferencia y el fatalismo. Parasitismo y nomadismo tienen la misma significación básica. Ambos, como hemos visto, se caracterizan por la falta de base propia de sustentación y por un modo de adquir.ir no por los modos nor­ ·males de producción y cambio sino por procedimientos extractivos. Sin embargo se puede establecer alguna diferencia entre ambos: en el nómada existen aptitudes para la actividad normal como lo de­ muestran las actividades comerciales de los nómadas gitanos. Ello implica en el nómada energías de constitución que en el parásito no existen. Pero dado que en el parasitismo y nomadismo son iguales las causas y algunas de sus manifestaciones, ambos estados no po­ drían ser definidos como distintos sino como grados de una misma condición natural. Los nómadas se distinguen por la inestabilidad de la base sustentadora que les pr.iva de medios para realizar una acti­ vidad normal sedentaria; los parásitos se caracterizan por su inca­ pacidad para esa actividad normal. Del estudio del sedentarismo y del nomadismo, la conclusión ·más importante derivada por SALILLAs es la siguiente: "El sedenta­ rismo no es una condición total de los pueblos que parecen seden­ tarios. Hay pueblos constituidos sedentar.iamente, como el español, que ofrecen por influencias básicas, manifestaciones sociológicas y

98. Vid.: R. SALILLAS, Hampa, cit., págs. 120 y SS. y 412 y SS.

- 141 - psicológicas de una motilidad que es verdaderamente nómada. Tales pueblos descubren una doble afinidad con el sedentarismo y con el nomadismo. Su imperfecta constitución sedentaria no llega a re­ ducir a ese estado a todas las colectividades que lo forman, quedando algunas o muchas, permanente o transitoriamente, en la situación inestable que no solo constituye un nomadismo interno, sino que determina ciertas propensiones que se traducen en una manifestación del carácter nacional que parece trasunto psicológico y sociológico de ese nomadismo. La picardía responde a ese proceso. La hampa es su caracterización y consiste en una forma de nomadismo, como. lo demuestra que la hampa y la gitanería se hayan fusionado, sino en la realidad, en las representaciones que de ella se tienen, exis­ tiendo por otra parte, entre una y otra, conexión de relaciones y co­ nexión de tendencias" 99• Como de la psicología del nomadismo se desprende que hay se-· mejanza de caracteres psicológicos y soc.iológicos entre los individuos de influencia nómada, puede afirmarse que el gitano en cada país. tiene su semejante que es el nómada social y entre nosotros hay equivalencia entre el gitano y el hampón por su modo de ser y vivir. Admitiendo esta tesis, dentro de la condición nómada deben admi-· tirse tres estados correspondientes a distintos incrementos de esa. influencia. Estos estados son: l.º) Difusión en el medio social, en sus costumbres, de alguno· de los influjos derivados del nomadismo que constituyen caracteres. y tendencias nacionales. Este estado sería el hampa social. 2.º) Caracterización del nomadismo en sus principales determi­ naciones e influencias en un pueblo originariamente nómada que tiene semejanza en ciertas agrupaciones nacionales que constituyen una concentración de los caracteres picarescos que se hallan difun­ didos en el medio general. Sería el gitanismo. 3.º) Caracterización del nomadismo en agrupaciones ilegales. constituidas por "acrecentamiento psico-sociológico de ese vicio de constitución nacional, personalizándolo con la mayor suma de ca­ racteres, y sobre todo con los referibles a la lucha económica". Estas agrupaciones constituirían el hampa delincuente 100 •

e) Concluyendo, de la exposición relativa a los conceptos fun­ damentales de la teoría criminológica de SALILLAS creemos poder de-

99. Cfr.: R. SALILLAS, Hampa, cit., págs. 320 y s. 100. Cfr.: R. SALILLAS, Hampa, cit., págs. 321 y s.

- 142 - ducir la esencia de la misma que nos permitirá enfocar todc su pen­ samiento. Como a través del estudio de éste se irá plasmando, prac­ ticamente, todo su contenido, nos limitaremos a una genérica for­ nmlación de dicha teoría. El concepto fundamental, el núcleo de la teoría es el concepto bá­ sico nutritivo. De la deficiencia de la base nutritiva sustentadora deriva el estado social del nomadismo. El pueblo español aunque está constituido sedentariamente, por influencias básicas, por insu­ ficiel)cia de elementos nutritivos derivada del déficit productivo agrí• cola e industrial, participa también de la constitución nómada que caracterizará alguna de las colectividades que lo forman como es el hampa social. La deficiencia de la base nutritiva sustentadora, causa del noma­ dismo, lo es también del parasitismo social, característica principal de la sociedad hampona. Por necesidades nutritivas el pícaro, iden­ tificado con el hampón, deviene parasitario acudiendo para la satis­ facción de aquéllas a procedimientos extractivos caracterizados por la psicología peculiar pícara o psicología del engaño. Las manifes­ taciones de la actividad extractiva se caracterizan en tres formas parasitarias que son la mendicidad, la prostitución y la delincuencia. Aunque nomadismo y parasitismo tengan la misma significación básica, los nómadas se distinguen por la "imposibilidad", derivada de la inestabilidad de la base sustentadora, de realizar una actividad normal sedentaria. Los parásitos, además de esa imposibilidad, se caracterizan por una "incapacidad" para realizar dicha actividad. El parasitismo, pues, debe comprenderse en el concepto más amplio del nomadismo lo mismo que el fenómeno parasitario de la delin­ cuencia. La delincuenc.ia, al ser una de las manifestaciones extractivas del parasitismo social, propia del fenómeno picaresco, o lo que es lo mismo del hampa social, participaría como éste de los caracteres constitutivos nacionales de los que no sería sino una exageración. Siendo la delincuencia una manifestación parasitar.ia, el hampa de­ lincuente supone una forma degradada del hampa social. La esencia, pues, de la teoría criminológica de SALILLAS es que "nuestra constitución delincuente no es cosa distinta de nuestra constitución nacional hampona, ni de nuestra constitución política, hampona también, y que el delincuente español es producto del me­ dio material y moral en que vive -como decía .MONLAU- y es re­ sultado y consecuencia necesaria de la misma organización de la sociedad -como afirma QUETELET-", teoría solamente aplicable, co-

- 143 - mo señala el propio autor a la delincuencia asociada y no a la de­ lincuenc.ia general 101 •

C) Sis.tematización del pensamiento criminológico de SALILLAS .a la luz de sus teorías básico-bio-sociológica y criminológica:

a) El delincuente español: El delincuente español (asociado o profesional) no es para SALILLAS ni un tipo atávico ni un caso asi­ milable a la clínica ni tampoco un ser extraño a la sociología nacio­ nal sino un semejante de los más caracterizados tipos nacionales. Y es que, en su opinión, el delincuente caracteriza las tendencias vicio­ 102 sas de la sociedad que lo ha engendrado • "El tipo del.incuente ni ·es un ser extraño que corresponda a un período arcaico de la huma­ nidad, ni es un ser definidamente patológico. Su naturaleza es con­ cordante con una parte de la naturaleza nacional y su desequilibrio es de la misma índole que el de la sociedad en donde vive" 1"- a') Degeneración 1°': El concepto de degeneración de SALILLAS se encuentra íntimamente enlazado con una de las leyes básicas de su teoría básica: la ley de los deficientes. Hemos visto cómo esta ley es correlativa a la ley de los sobrantes y uno de los elementos del cambio ya que éste se verifica siempre entre un sobrante y un deficiente. Dentro de esta ley la degeneración se explica por herencia y hay que referirla a un proceso generativo. La vida orgánica se puede dividir en su desenvolvimiento en tres períodos: adquisitivo, desde el nacimiento a la edad adulta; integral. que comprende la edad adulta y de desmembración o regresión, desde la virilidad en adelante. Entre estos tres períodos la generación apa­ rece limitada de tres formas distintas. Hasta un cierto desenvolvi­ miento del período adquisitivo, la generación no es posible aun y en un cierto grado descendente la generación no es posible ya. Ello in­ dica que aunque la plenitud de la herencia corresponda al períodc. integral, en los otros períodos hay un primer y último momento en que es posible la función generadora. En un individuo puede existir potenc.ia transmisiva o no. Ahora bien, la evolución de la vida orgánica se refiere tanto a los procesos nutritivos como a los generativos. La evolución constituye una serie de adquisiciones mantenidas por una sucesión ordenada de procesos

101. Cfr.: R. SALILLAS, HamrJJa, cit., págs. 425 y s. 102. Cfr.: R. SALILLAS, Hampa, cit., pág. 375. 103. Cfr.: R. SALILLAS, Hampa, cit., págs. 457. 104. Vid.: R. SALILLAS, La teoría básica, cit., T. I, págs. 244 y SS,

- 144 - germinales. Esta es la base de la ley biogenética de Haeckel. También es la base de la afirmación de SALILLAS de que "en el germen se tiene que apreciar la abreviación del individuo" por lo que debe ser abre­ viadamente la misma organización de la individualidad en él repre­ sentada 105 • Y es que sí hay una individualidad que en sí represente el orden sucesivo de las individualidades inferiores, antecedentes a la suya, y esa individualidad se ha constituido por generación, el germen que compendia la individualidad tiene que poseer la misma repre¡;entación que ésta y contener asociados los gérmenes de otros gérmenes antecedentes a su constitución. "Debemos admitir, dice, que, de igual modo que hay individuos resultantes de series de gene­ raciones, hay gérmenes resultantes de series de gérmenes en que la 106 serie de generaciones se va compendiando" • Para SALILLAS, sin embargo, la degeneración no se explica sólo por generación sino también por nutrición. Los degenerados infe­ riores se califican como degenerados de orden nutritivo y en los degenerados superiores se suponen lesiones nutritivas localizadas en los centros nerviosos. Esta suposición la basa en la misma natu­ raleza del orden constructivo orgán.ico. Según su teoría básica la edi­ ficación por elevada que sea es del mismo orden constructivo que la edificación más elemental. Además, como se ha visto, el orden cons­ tructivo es un orden generaUvo-nutritivo, "de ahí que al reconocerse ·degenerativamente un hecho de herencia, se tenga implícitamente que reconocer un hecho o varios hechos antecedentes de nutrición, loca­ lizada o generalizada" 107 • Ahora bien, dada la .intimidad de lo gene· rativo y de lo nutritivo es difícil suponer que la resultante genera­ dora pueda ser diferente en su mecanismo de la causante nutritiva. La intimidad entre nutrición y generación al ser inquebrantable es constante e ininterrumpida Jo que implica un orden fracciona!. De ahí que si nos representamos la nutrición fraccionariamente como un conjunto de elementos que se nutren y que contribuyen a nutrir a los demás ¿porqué -se pregunta- no hemos de ver que en los elementos existe una fracción de generación y que incorporadas esas fracciones en organismos adecuados dé como resultado una genera­ ción total? "A una detención de desarrollo muy caracterizada en los degenerados inferiores, corresponden otras detenciones de desarrollo menos caracter.izadas en los degenerados superiores, y entre las me­ nos caracterizadas hay una inicial, debutante, y esa primera tiene

105. Cfr.: R. SALILLAS, La tieoría básica, cit., T. I, pág. 251. 106. Cfr.: R.1 SALILLAS, La teoría básica, cit., T. I, pág. 256. 107. Cfr.: R. SALILLAS, La teoría básica, cit., T. I, págs. 263.

-145 - 10 que ser de la misma naturaleza que las últimas, y si produce, por enlace, nutrición anómala es originariamente producida por anor­ malidad en la nutrición, cuya anomalía seguramente debe consistir en lo que consiste toda descomposición, que se produce en orden inverso a la nutrición, y que depende indudablemente de que se quebrante, de que se rompa, en alguna parte constitutiva del orga­ nismo, .el enlace inquebrantable, constante y no interrumpido mien­ tras subsiste la constitución orgánica, grande o pequeña, de la ge­ 10 neración y la nutrición" '. De ello deriva SALILLAS que los irregu­ lares, los .idiotas profundos, el hombre actual y el primitivo son de la misma familia lo cual, en su opinión, da validez a la doctrina psi­ quiátrica de la degeneración, la del atavismo y la fusión realizada 109 por LoMsaoso de una y otra • En efecto, ya hemos tenido ocasión de poner de relieve que en la teoría de SALILLAS todos los organismos son tales por estar relacio­ nados con una base sustentadora. Por eso, al ser las relaciones de todos los organismos relac.iones de sustentación, las perturbaciones orgánicas no son otra cosa que transtornos de sustentación en cual­ quiera de los órdenes de la vida orgánica. Esta es la causa para D. Rafael de que el concepto de degeneración se conexionara con el concepto mecánico de desequilibrio pues en la mecánica fisiológica el concepto fundamental de equilibrio tiene su expresión en el equi­ librio nutritivo. Patológicamente y relacionando los transtornos in­ dividuales con la herencia morbosa que los produce, se constituyeron dos familias patológicas: la diatésica y la neuropática. Ambas se conexionan porque constituyen desequilibrios de nutrición con la única diferencia de que la primera presenta etapas de desequilibrio nutritivo y en la segunda este desequilibrio está localizado en el sis­ tema nervioso. Esta es la explicación de que SALILLAs afirme que en dicho proceso debe ser comprendida la teoría !ambrosiana 110. Afirmada por SALILLAS la importancia del germen, se plantea la permanencia y diferenc.iación del elemento germinal rn Lo que di-

108. Cfr.: R. SALILLAS, La teoría básica, cit., T. I, pág. 265. 109. "Por eso --dice SALILLAS-- las teorías fraccionadas aun cuando apa­ rezcan como contradictorias, son verdaderas, pero fraccionariamente; y son totalmente verdaderas si las une asociándolas y subordinándolas, una teoría más comprensiva que nace, como todo, del influjo y de la asociación de frac­ ciones. Por eso, también, cada teoría aún después de asociada, tiene su vida y su acción particular dentro de la acción general Por eso, en fin, la teoría asociada tiene que modificarse relacionadamente por influjo de la asociación y la subordinación" (Cfr.: La teoría básica, cit., T. I, pág. 265). 110. Cfr.: R. SALILLAS, Ha nipa, cit., págs. 404 y s. 111. Vid.: R. SALILLAS, La teoría básica, T. I, cit., págs. 273 y SS.

146 - ferencia al germen -dice- en su individualidad del organismo, es que éste es de naturaleza transitoria y el germen es permanente. Según su concepción básica, el comienzo de la germinación es el comienzo del cambio y de la transformación. La germinación depende de la relación del germen con los elementos cambiantes que son los que hacen que el germen salga del estado de tal germen mediante la germinación que es el primer momento del cambio. "La detención en el desarrollo, en cualquier grado que se manifieste, es una alte­ ración del cambio orgánico, que tiene que consistir en un cierto 112 orden' de alteración germinal" • Se puede decir que la embriología se representa la germinación como un acto inicial, cumplido en el germen fecundado, y por des­ envolvimientos sucesivos que se manifiestan por aspectos de germi­ naciones ordenadas. Dentro de un conjunto embriológico insinúa una sucesión de germinaciones. La embriología distingue dos tiem­ pos. En el primer período, de tiempo corto, los cambios son muchos y muy importantes. En el segundo período, más largo, las transfor­ mac.iones son menos importantes. El primero, en el que se forman partes que antes no existían, se podría llamar, según D. Rafael, de las diferencias cualitativas. El segundo, en el que las partes adquieren más extensión se podría denominar de las diferencias cuantitativas. Estos períodos se subdividen en otros períodos en el curso de la ontogénesis: "Ontogénicamente existe un enlace entre el estado per­ fecto realizado por la organización del hombre y los tipos de orga­ nización menos elevada. Este enlace constituye la herencia natural que tiene que considerarse desde un primer y remotísimo origen hasta una organización superior, por el tránsito de incontables generacio­ nes, por influjo de continuadas asociaciones y por la asociación ge­ nerativa de infinitas parejas de diferentes tipos" ll3. Por tanto, si nos representamos el de.sarrollo de conjunto como generación, como ger­ minación, las sucesivas fases de desarrollo embriológico tenemos que representárnoslas como series sucesivas de desenvolvimientos ger­ minales en la unidad ontogénica de un solo germen. Si la degeneración aparece unida a la Ley de los deficienbes, lógicamente la constitución germinal aparece ligada a la Ley de los 11 sobrantes '. El germen es una resultante potencial de una determi­ nada potencialidad orgánica y es un acumulo pues constituye el capital orgánico.

112. Cfr.: R. SALILLAS, La teoría básica, cit., T. I, pág. 279. 113. Cfr.: R. SALILLAS, La teoría básica, cit., T. I, pág. 281. 114. Cfr.: R. SALILLAS, La teoría básica, T. I, cit., pág. 285.

- 147 - Todo capital es de naturaleza potencial y su potencialidad solo se manifiesta en la acción. El modo de acción que manifiesta la po­ tencialidad del germen es la fecundación. El heredero de un capital orgánico se halla respecto a la potencialidad del capital en un estado de plenitud o de deficiencia. La deficiencia orgánica es calificada por SALILLAS de regresión. "La regresión ya por causa de inmadurez ya por causa de desmadurez o descomposición, ya por otras causas, constituye siempre detención en el desarrollo. La detenc,ión en el desarrollo la debemos atribuir a lo que obedece todo desarrollo: al contenido germinal y al desenvolvimiento germinal. Llegar a un estado de desarrollo, detenernos en él, es agotar el desenvolvimien­ to normal en que el ser llega a un punto y desde ese punto regresa inev,itablemente. Esto es lo que ocurre en el desenvolvimiento anor­ mal en el que el ser llega a un punto que en comparación con el desenvolvimiento de su raza o familia, es un punto rezagado, y allí se estac,iona y desde allí regresa. Por tanto, la Ley de los defi­ cientes, llamada degeneración, atavismo, regresión, detención en el desarrollo, etc., es una ley que explica lo mismo los estados nor­ males como los anormales porque en lo anormal y en Jo normal actúa de la misma manera us. Sobre esta tesis rechaza SALILLAS de nuevo el concepto de dege­ neración de MoaEL como "desviación enfermiza de un tipo primi­ tivo" por considerarla inadmisible dentro del criterio evolucionista que varió el concepto del hombre primitivo al imponerse antropo­ lógicamente, como expresión de la integridad o de las alteraciones orgánicas, los conceptos de normal y anormal, en vez de "tipo pri­ mitivo", definiéndose el de la degeneración como una desviación re­ trógada de este tipo 116 • El tipo normal correspondería al denominado por él "tipo progresivo". Si alteraciones básicas, alteraciones nutritivas, producen mani­ festaciones patológicas, también puede señalarse este origen básico en anomalías, transtornos, de la organización social que podría lla­ marse hampa. "Tal enfermedad social constituye un modo de dege­ neración que se conoce con el nombre de parasitismo" m.

115. Cfr.: R. SALILLAS, La teoría básica, cit., T. I, págs. 285 y s. 116. Cfr. R. SALILLAS, Hampa, cit., pág. 393. 117. Para SALILLAS el proceso jurídico pertenece a la psicología del seden­ tarismo. Este proceso exige lo que pudiera llamarse condiciones vegetativas o de arraigo: familia conocida, domicilio conocido, modo de vivir conocido. Esta es la forma en que se representa la normalidad social y lo característico anormal es lo que se conceptúa como tal por ser contrario. Las determinantes del calificativo del hampa, serían esas. La normalidad del sedentarismo es

- 148 - b') Normalidad y anormalidad: El concepto de lo normal y anor­ mal se reservó a conceptuaciones de significación biológica. Ello im­ plica para SALILLAS que lo normal y anormal es apreciable en un orden de permanencias o en un orden de variaciones y es la variación la que constituye la anormalidad. Ahora bien, hay que tener en cuen­ ta que lo que se considera permanente en un orden biológico es per­ manente según un orden de variaciones. Así para D. Rafael "lo nor­ mal es la representación de una constante y lo anormal la repre­ sentación de una variable de esa constante". Y es que, razona, "si partimos' de una representación que se puede considerar como cons- tante, todas las variaciones de esa representación nuestra, no las conceptuaremos como rectificaciones del conocimiento sino como anomalías" 118• a") Acción normal y acción anormal: El nomadismo se caracte­ riza según la teoría salillana por un particular modo de acción que deriva de la naturaleza de la base sustentadora que lo produce. Según ésta la acción normal debemos representárnosla genéricamente a par­ tir de un concepto evolutivo. Lo que se acomoda a las leyes progresivas de la evolución es siempre normal porque se manifiesta manteniendo la unidad constitutiva de los organismos individuales y sociales. En conjunto, la acción normal es la que ofrece los caracteres de la pro­ ducción y del cambio y es la propia del sedentarismo. La acción anormal está genéricamente representada por la adquisición sin pro­ ducción o por medio de producción viciosa. Dentro de este concepto económico de acción, al afectar ésta a funciones esenciales de la vida puede ser llamada "acción vital" pero como esa acción se rea­ liza por medio de actividades que caracterizan y distinguen las pro­ fes.iones, en vez de acción vital podremos hablar de "acción profe­ sional" 119 • El profesionismo equivale a modo de vivir y comprende acciones profesionales permitidas y prohibidas. Entre el profesio­ nismo normal y el anormal existen verdaderas semejanzas de fun- la que califica la anormalidad del nomadismo. Degenerar sería entonces per­ der las condiciones de sustentación económica, que equivale a perder las condiciones de estabilidad social. Y puesto que existe analogía entre hampa y nomadismo (desagregación económica - desagregación nutritiva), se hallan aquí los equivalentes entre hampa y degeneración (Vid.: Hampa, cit., págs. 397 y ss., especialmente pág. 407). 118. Cfr.: R. SALILLAS, Normal y anor1nal, cit., págs. 23 y s. 119. Divide SALILLAS el profesíonismo en tres clases: agrícola, industrial y comercial, pero dados los modos de acción, a la psicologla ladronesca sólo le interesan los modos de acción industriales y comerciales por participar, en ocasiones, de la acción normal, de la acción anormal o de la delincuente (Vid.: Hampa, cit., págs. 433 y ss.).

149 - ción, o lo que es lo mismo, de acción. La cr.iminalidad "incorporada" en las acciones normales, es decir Ja que se lleva a cabo por medio de las mismas, es mayor que Ja criminalidad "caracterizada" en las acciones anormales lo que demuestra según la teoría criminológica de SALILLAS que sociológicamente "el tipo de acción es de más in­ fluencia que el t.ipo físico, y que la acción subordina tipos consti­ 1 tuidos de diferente modo y en diferentes medios" ". b") Tipo normal y anormal: Con base en la anomalía realiza SALILLAS una distinción entre las escuelas individuales y las socio­ lógicas, denominación que prefiere sustituir por Ja de los caracteries y la¡ de los influjos dado que las primeras tienen por objeto el factor endógeno y las segundas el factor exógeno. Las escuelas pertenecien­ tes al primer grupo las subdivide en fisionómicas y frenológicas, psi­ cológicas o psiquiátricas y antropológicas. En las escuelas fisionórnica y frenológica, dice, no se encuentra modo de definir la anomalía ya que cada individuo es conforme a su organización. Según la doctr.ina de GALL a cráneos de igual confor­ mación deben corresponder tendencias y aptitudes idénticas "lo que implica que hay variedad de conformaciones pero no implica la exis­ 121 tencia de un tipo de conformación que deba servir de modelo" • No existe, pues, un tipo normal en cuyo contraste pueda manifes­ tarse el tipo anormal. La distinción se encuentra en su opinión en las escuelas psico­ lógicas o psiquiátricas. Ya hemos visto como MOREL admite un tipo primitivo o normal de la sociedad cuya desviación definía la dege­ neración. Aquí ya encontramos caracterizaciones de la anormalidad pero como señala SALILLAS aún no tenemos la caracterización de la anomalía cómo índice de la desviación. Este mérito lo atribuye a Ja evolución psiquiátrica posterior a MoREL y a la obra de LOMBRoso. La antropología criminal presupone el tipo normal para definir el anormal. Esta presunción ofrece muchas dificultades. Al demostrarse por la ley de la evolución que el tipo Primitivo perfecto no. existe el orden de la desviación morbosa de MoREL se altera y en vez de acudir al tipo primitivo normal se tiene que acudir al tipo progresivo normal. Dada la refundición entre atavismo y el elemento patológico realizado por LoMBRoso, el delincuente sería desviación morbosa de un tipo progresivo normal m.

120. Cfr.: R. SALILLAS, Hampa, cit., págs. 438. 121. Cfr.: R. SALILLAS, Normal y anormal~ cit., pág. 26. 122. Los naturalistas habían intentado crear tipos de perfección, admi­ tiendo un tipo de perfección correspondiente a un tipo de civiilización en la

-150 - La psiquiatría llama a las anomalías estigmas, LoMBRoso define no los estigmas sino las anormalidades. Sobre esta base se plantea SALILLAS la cuestión de la diferencia entre estigma y anormalidad 123 • Al decir que la anomalía es sobre todo una caracterización mor­ fológica y el estigma comprende lo físico, lo fisiológico, lo psíquico y lo sociológico, no se establece, en su opinión, ninguna diferencia ya que una acción lo mismo que una conformación pueden ser definidas como anómalas. Lo que será decisivo será la amplitud o el alcance de l¡t apreciación, es decir, si se aprecian sólo las conformaciones o las ºconfonnaciones y las acciones. El antropólogo se sitúa en el te­ rreno de las conformaciones, el antropólogo criminalista en el de las conformaciones y las acciones relacionando éstas con aquéllas en el orden funcional por lo que las diferencias entre anomalías y estigmas se reducen a puras denominaciones. Ahora bien, subraya D. RAFAEL, como sin embargo existe una diferencia de apreciación y es que el psiquiatra no se aparta del terreno de la patología y a toda anomalía le atribuye significado patológico, mientras que el antro­ pólogo ve anomalías desde una perspectiva más amplia que le per­ mite conceptuar a algunas como anomalías atávicas o inferioridades 124 evolutivas y no simplemente .inferioridades funcionales • Si el psiquiatra se introduce en la jurisdicción del criminalista, o sea la cárcel, adoptará lo que SALILLAS denomina "posición impe­ rialista" y en ella verá locos que no habían visto los criminalistas y tenderá a extender su jurisdicción. Un ejemplo de ello nos lo especie humana. MoREL distingue entre las niodificaciones naturales que pro­ ducen las variedades y las modificaciones anormales que crean las degenera­ ciones y, con ello, rectifica el concepto. Opone a las variedades supues­ tas degeneradas por los naturalistas, las variedades verdaderamente dege­ neradas o patológicas, o sea, opone un tipo patológico ya que para él las dege­ neraciones no pueden ser sino el resultado de una influencia morbosa (Vid.: R. SALILLAS, Morel y los naturalistas, cit., págs. 34 y ss.). 123. Vid.: R. SALILLAS, Los estigmas, cit., págs. 163 y SS. 124. El psiquiatra y el antropólogo -dice SALILLAS- tienen dos jurisdic­ ciones bien definidas: el manicomio, uno, la cárcel, el otro. La preceptiva del psiquiatra es la perturbación mental, la del criminalista es la delincuencia. Si para hacer una clasificación tomáramos en cuenta solamente las acciones realizadas por los inquilinos de la cárcel o del manicomio, entre los mani­ comios que albergan locos delincuentes y las cárceles, no habría diferencia alguna porque la representación delictuosa sería nominalmente igual en ambos establecimientos. De igual forma, si se hiciera una clasificación no en base a los delitos realizados sino en base a las tendencias individuales, también se encontrarían semejanzas entre la población de los manicomios y la de los pre­ sidios (Los estigmas, cit., pág. 164 y s.).

- 151 ofrece, según D. Rafael, MARRO cuando dice que la locura moral está ampliamente difundida en las cárceles y cuando opina que esa 125 alteración psíquica es la definidora del delito • A este imperio psi­ quiátrico le concede gran importancia porque va definiendo la pre­ dominante representación del tipo patológico como opuesto al nor­ mal y de esta apreciación resulta que ese tipo, el patológico, es el tipo constante en manicomios y cárceles con dos variantes que afectan a la sociedad y al derecho' que son la de los delincuentes y no de­ lincuentes y la de los peligrosos y no peligrosos. Además Ja posición del imperio psiquátrico tiene otra ventaja y es "la de sustraernos de apreciaciones puramente éticas o puramente jurídicas, para co­ locamos en el terreno propiamente biológico, en que se aprecian unicamente las condiciones orgánicas y funcionales en su regularidad, y en sus transtornos". En este terreno lo normal pertenece a la con­ formación y también a la función que es la que nos relaciona inme­ diatamente con el estud.io de las conformaciones según las manifes­ taciones de la acción. Y es por eso por lo que subraya SALILLAS la importancia de la acción y la necesidad de definir el acto normal 126 como "aquél en que se manifiesta el juego regular de las funciones" • La irregularidad funcional es, así, la anormalidad y dentro de este concepto de anormalidad nos encontramos con lo que algunos lla­ man anomalías y otros estigmas dividiéndolos en anatómicos, fisio­ lógicos, psíquicos y sociológicos. Los psiquiatras consideran decisivo el estigma anatómico porque implica el desequilibrio involutivo nu­ tritivo y caracteriza a los degenerados inferiores 127• Esta extensión patológica, propia del .imperio psiquiátrico, es la idónea, opina SALI­ LLAS, para establecer los deslindes entre normal y anormal y las relaciones entre uno y otro. c") Lo normal y lo patológico us: La adopción del tipo patoló• gico en oposición al tipo normal no la realizaron solamente los psi­ cólogos o psiquiatras. Así, LOMBROso, ante la imposibilidad de com­ paración entre los tipos naturales inferiores y los tipos degenerados

125. Cfr.: R. SALILLAS, Los estigmas, cit., pág. 166. 126. Cfr.: R. SALILLAS, Los esfJigmas, cit., pág. 167. 127. SALILLAS, en la apreciacióri de los estigmas, está más en el orden de las conformaciones que en el de las funciones y las acciones. Como todo estigma tiene un valor relativo, para que sea esencial considera que debe tener los ca­ racteres de la intensidad, la repetición y la tenacidad con lo que, en su opinión~ en los estigmas funcionales de diferente intensidad nos adentramos en los des­ equilibrios (Cfr.: Los estigmas, cit., pág. 169). 128. Vid. el artículo citado que bajo esta denominación publicó SALILLAS en la Revista de Legislación y Jurisprudencia.

- 152 - por medio de los caracteres morfológicos generales "' o especiales,. construyó el tipo patológico del epiléptico y es que "la caracteriza­ ción del tipo patológico es tan preponderante que oscurece, por lo menos, la de cualquier otro tipo en que se haya pretendido definir· la delincuencia" Bü El resultado de ésto es que la comparación para SALILLAS, tiene que hacerse no entre un tipo normal y un tipo de­ lincuente sino entre un tipo normal y un tipo patológico definidor; del tipo delincuente. En consecuencia, tiene que variarse también la posición evolut.iva ya que para la construcción del tipo patológico se ~arte de las lesiones de cerebro y la idea de lesión es contraria a la de evolución. Por otra parte, razona SALILLAS, si definimos la evolución como un proceso constructivo, se debe reputar como nor­ mal toda construcción en su desenvolvimiento ascendente y como transtorno o lesión patológica toda descomposición o desintegración. Según este criterio constructivo, todo elemento comprendido en la. edificación de la naturaleza ha de ocupar una posición. Los trámites· para ocupar una posición son evolutivos y los trámites para aban­ donarla, regresivos. Ambos trámites son equivalentes. La evolución y la regresión convergen en un punto y es por ello que la vida te­ nemos que explicarla en un orden de convergencia ascendente y des­ cendente. Por otra parte, el orden funcional consiste en una sustitu­ c.ión de partes y dado que esa constitución es reposición, si se altera el ritmo de la reposición, es decir, si se gasta más que se repone, se produce la alteración funcional. Al ser la reparación un ascenso· que compensa un descenso, la nutrición es reparación. En base a. ésto, según SALILLAS, podemos establecer la conformidad entre las doctrinas reinantes, pues existe casi unanimidad en atribuir las per­ turbaciones llamadas patológicas o simplemente delictuosas a lesio­ 131 nes de nutrición • Cuando el descenso no encuentra compensación en un ascenso• se produce una decadencia 132 que puede ser de tres tipos: gradual,.

129. Afirma SALILLAS que cuando los autores establecen ecuaciones (LoM­ BRoso: niño-delincuente; SPENCER: niño-salvaje: ROMANES: niño-animal), se refieren a caracteres psíquicos ya que "por caracteres morfológicos gene­ rales no se podrían establecer las ecuaciones que tienen por término al niño· y al animal, el niño y el hombre y ni siquiera la de hombres de distintas razas" (Cfr.: Lo normal y lo patológico; cit., pág. 169). 130. Cfr.: SALILLAS, Lo normal y lo patológico, cit., pág. 170. 131. Cfr.: R. SALILLAS, Lo normal y lo pato,lógico, cit., pág. 174. 132. Existe también una decadencia inicial consecuencia de no reparar una energía orgánica que se merma. Esta falta de reparación puede consistir en una simple acción paralizante que puede depender de elementos tóxicos O' de carencia de elementos reparadores. En el primer caso, la reparación es fac-

- 153 - patológica y degenerativa. La decadencia gradual es la alteración, la regresión gradual por el curso de los años. A esta alteración gra· dual corresponde una adaptación también gradual que hace pasar desapercibido el fenómeno según se va manifestando. La decadencia patológica es la consecuencia de una alteración rápida a la que no sigue una adaptación y se produce por ello un desequilibrio con una serie de transtornos de significación patológica. La decadencia ge· nerativa es la que se manifiesta cuando en el germen se resumen los desmembramientos orgánicos de los progenitores. Entre ellas no existe, en su opin.ión, diferencias en el orden de producción pero sí en el de manifestación. El hecho patológico es un hecho de alteración de posición. Todo elemento orgánico ocupa una posición que implica un orden de re· laciones necesarias. Todo transtorno en esas relaciones implica una alteración de posición y según el tipo de alteración es posible o no el restablecimiento. En el primer caso se trata de un s,imple desequi­ librio y en el segundo de una gradual pérdida de posición. Donde mejor se reflejan, pues, las alteraciones de posición es en el trans­ torno de las relaciones mantenedoras. Socialmente la alteración tiene dos aspectos : alteración en las relaciones orgánicas y alteración en las relac.iones orgánicas y en las relaciones individuales. Los individuos en los que se produce esta doble alteración, llamados degenerados, no solo están alterados sino que son alterantes también porque su transtorno de posición in· fluye asimismo en Ja posición de los elementos conexionados con él. Por eso, dice, "la causa de la alteración, tratándose del delito, no se puede achacar siempre a una lesión individual de carácter dege. nerativo, sino que se tiene que achacar también a alteraciones de equilibrio, a simple desequilibrio, que permiten Ja reintegración a un estado de posic.ión adecuada o normal" 133 • Especialmente consi· dera SALILLAS que en cierto género de delincuentes, como los ladro­ nes, desaparece la caracterización de anomalía y el hecho delictivo 131 se tiene que apreciar por desequilibrio • Por tanto, nos debemos

tible con la simple eliminación de dichos elementos, en el segundo no es po­ .sible. La alteración tóxica provoca una impotencia eliminativa, la carencia de elementos reparadores una impotencia adquisitiva que es la que define los estados decadentes y la verdadera lesión orgánica. También la lesión de nutrición pertenece a la impotencia adquisitiva. (Cfr.: R. SALILLAS, Lo normal y lo patológico, cit. pág. 174). 133. Cfr.: R. SALILLAS, Lo normal y lo patológico, cit., págs. 176 y s. 134. Las alteraciones de equilibrio pueden ser y son iguales en sus efec­ tos a las alteraciones por lesión orgánica, diferenciándose constitutivamente

- 154 - atener a una noción fundamental que es la de posición y la de alte­ ración de posición. La noción de posición es un concepto doble: biológ,ico y socioló• gico. Hay alteraciones de posición biológ·icas o individuales que afec­ tan al organismo individual pero que no tienen un influjo social de conjunto. Ahora bien, en esta clase de alteraciones de posición ha:y muchas variedades y aunque no exista un influjo social de conjunto puede exi.stir un influjo social localizado que constituya una causa inrr¡ediata del delito. Tanto si obedecen a una causa especial como a úna general se puede afirmar de estos hechos que son coherentes con su causa. Las que se pueden llamar incoherencias causales son las que se pueden definir como alterac,iones de posición patológicas en las que no existe una causa real que las motive sino que en su desarreglo de posición orgánica y en su descomposición química es donde está la suposición de la causa motivante. Este grupo compren­ de a los locos y a otros enfermos asimilables a ellos en cuanto reac­ cionan desproporcionadamente a la causa. Comprende también a los delincuentes natos cuya tendencia al no depender de una mot.ivación definida es referible a su propia individualidad. Pero existe también otro grupo de delincuentes que no pueden ser definidos como pato­ lógicos cuya alteración de posición es referible más que a un estado individual, a un estado social. Cada estado social determina la posición de los elementos agrupados en cada organismo sociológico de ahí que cada sociedad tenga unas consecuentes alteraciones de posición y a partir de esas alteraciones de posic,ión se producen alteraciones de tipo y se ensalza un tipo general que en una sociedad pobre y con exa­ i¡:erada organización de privilegio será análogo al tipo delincuente. "No de otro modo se ha producido en nuestro país el tipo picaresco, que es análogo al tipo delincuente. De igual manera se ha producido el tipo matonesco, de representac.ión predominante. Uno y otro se han produ­ cido por adaptación, como todas las producciones vitales, aunque sea una adaptación en orden degenerativo y alterante" 135 • En todo estado social las irregularidades en la constitución se manifiestan en esos tipos degenerativos por lo que éstos son mucho

en que la lesión puede no ser remediable y el desequilibrio lo es casi siempre. Por eso, dice SALILLAS, el que muchos autores caractericen a los delincuentes por anomalías patológicas no quiere decir que en los grupos caracterizados de ese modo no exista la representación del desequilibrio. Por tanto, si la ma­ yoría de cierta clase de delitos se cometen a influjos de la constitución pato­ lógica, los mismos delitos pueden cometerse en algunos casos por desequilibrio (Vid.: Lo normal y lo patolóaico, cit., págs. 177 y ss.). 135. Cfr.: R. SALILLAS, Lo normal y lo patológico, cit., pág. 181.

- 155 - más representativos del estado del país que los tipos meramente delincuentes. En general puede afirmarse, dice, que las alteraciones de posición por causa social son más numerosas que por causa in­ dividual. Desde esta perspectiva resulta pobre la definición de la anormalidad individualmente considerada ya que en el individuo anor-· mal su acción no es más que uno de tantos indicios de la anorma­ lidad constitutiva de un estado social. Y es que "tratándose de re­ laciones mantenedoras los individuos, componentes del organismo· social de que forman parte, no pueden ni pueden tener de por sí más que una acción elemental, viniéndoles la debilidad o la forta-· leza del conjunto orgánico, y resistiéndose individualmente por las causas que afectan en general al organismo". Y precisamente por­ que estas causas han sido estudiadas criminológicamente menos: que las individuales es por lo que se ha caído, critica SALILLAS, en el error de tomar como anormal "lo que no es más que la fracción 136 de una anormalidad de conjunto" •

c') Locura moral137 : Remos visto cómo para LoMBRoso se en­ contraban en el niño los gérmenes de la locura moral y de la delin-· 138 cuencia nata • De esta forma establece un orden de semejanzas entre un tipo psiquiátrico preestablecido y un tipo antropológico también. preestablecido (loco moral y delincuente nato). Esta tesis no es ad­ mitida por SALILLAS. Reconoce D. Rafael admitir el método positivo en la investigación. del hecho pero no acepta una definición del hecho hasta estar de-· mostrado. Acepta también uno de los desenvolvimientos derivados del método positivo, la embriogenia, y según ésta aparece como muy reciente Ja formación del sentido moral. Este hecho, afirmado tam-· bién por LoMBRoso ofrece a nuestro autor la primera prueba de la. impropiedad de la comparación realizada por el profesor de Turín. entre el niño y el loco moral. Lo que pertenece -argumenta SALI­ LLAS- a un período retrasado de la evolución, no puede compararse con lo que surge en un período adelantado. Lo que se inicia en una. edad avanzada del hombre, en el desenvolvimiento sociológico, no· se puede comparar con Jo que en manera alguna puede existir en los períodos primarios del desenvolvimiento ontológico" 139• De ahí que lo normal sea que el niño carezca de ese sentimiento y si en.

136. Cfr.: R. SALILLAS, Lo normal y lo patológico, cit., pág. 182. 137. Vid.: R. SALILLAS, Sobre1 el método, cit., págs. 338 y SS. 138. Vid.: c. LOMBROSO, L'Uomo delinquente, riduzione di Gina LOMBROSO,. cit., págs. 21 y ss . . 139. Cfr.: R. SALILLAS, Sobre el método, cit., pág. 339.

- 156 - esto consiste la normalidad, concluye, lo que es normal no puede ser conceptuado como anormal. Lo normal es lo que debe ser en un determinado período de desarrollo y lo anormal lo que no debe ser. Así la locura moral consiste en no haberse desarrollado el sentido moral correspondiente a la etapa de desarrollo por lo que de ninguna manera puede depender de la germinación. Por tanto, la locura moral tiene que ser definida por la ley de detención en el desarrollo "y no puede ser definido por esa ley el niño, por el precepto de :sentido común que nos dice, que lo que carece de desarrollo se tiene que computar' de distinta manera cuando el ser está desarrollándose 140 .Y cuando no tiene aptitud para desarrollarse" • Además de comparar al niño con el loco moral LoMaaoso lo compara también con el delincuente nato. Esta comparación le pare­ ce a SALILLAS más insostenible aún que la anterior no sólo por las razones ya apuntadas sino por la propia evolución del pensamiento lombrosiano. En un pr.incipio se identificaba en éste el loco moral y ·el delincuente nato pero posteriormente, como hemos visto, hace una rectificación en el sentido de considerar que el epiléptico es. una ·exageración del loco moral como éste lo es del delincuente nato y ·éste del criminaloide. Según ésto, dice SALILLAS, a partir del con­ cepto de exageración tendría que decirse que el hombre es una exa­ geración del niño toda vez que éste es una abreviación del hombre y para explicar algunas anomalías del hombre comparándolas con la condición del niño ha de hablarse de detención en el desarrollo y .no de exageración. También en contra de la pretendida analogía de la impulsividad entre los salvajes, los niños y los delincuentes natos de LoMBRoso 14I, SALILLAS pone de relieve cómo por la condicionalidad de su propia naturaleza la impulsividad de los salvajes y los niños es una impulsi­ vidad natural, mientras que la de los degenerados, en los que la constitución natural aparece alterada, esa impulsividad es patoló• gica. "Y he aquí porqué terminantemente recusamos, en la precep­ tiva del método positivo, la comparación entre cosas no compara­ bles: entre el loco moral y el delincuente nato con el niño" y es que

140. El sentido moral -dice SALILLAS- corresponde a un período de des­ arrollo y sólo a partir de ese período inicial se puede definir como loco o imbécil al que carece de ese sentido. Es decir, que el niño puede seguir, después de su desarrollo, sin adquirir el sentido moral; por ello, será el período ·evolutivo el que permitirá definirlo (Vid.: Sobre el método, cit., pág. 340 y s.). 141. Vid.: c. LOMBROSO, L'Uomo d.elinquente, riduzione di Gína LOMBROSO, 'cit., págs. 21 y SS. y 101 y SS.

- 157 - "lo que es no puede ser referido en orden de comparación a lo que 142 ha de ser" • La única concordancia posible para SALILLAS entre el niño, el delincuente nato y el loco moral podrá establecerse sobre el criterio de la posición natural. Según este criterio podemos decir que el niño siguiendo un cauce normal va a ocupar una posición social a la que asciende y mientras no adquiere las condiciones necesarias para ocuparla no se le puede suponer en posición. En cambio, en el delincuente nato y en el loco moral el vicio de posición está ya definido. La posición del salvaje no es comparable, por su parte, con la del civilizado por la diferencia de organismo ya que aunque los actos del primero contradigan los del segundo esos actos son coherentes con su organismo y el civilizado comparado con el salvaje lo es por ser incoherente con su organismo. Pero la comparación entre ambos no es posible por tratarse de organismos de diferente coherencia. En el desenvolvimiento de las sociedades lo que antes era cohe­ rente se convierte en incoherente y la incoherencia implica que al­ gunos elementos no se han adaptado a la progresiva evolución del organismo sociológico. Por tanto, hay una oposición y a la vez una semejanza entre la coherencia evolutiva y la incoherencia evolutiva. Dentro de un tipo de acción el salvaje coherente con su organismo sociológico y el niño coherente con su estado evolutivo son compa­ rables a los incoherentes delincuente nato y loco moral. Por tanto, la única comparac.ión posible es la basada en el tipo de acción que tanto en el salvaja como en el niño como en el loco moral es respec­ tivamente coherente con su organismo, lo que ocurre es que en cada 143 uno es distinto el tipo de acción • Aunque rechace SALILLAS la comparación lombrosiana desde la perspectiva embriogénica, admite la comparación, también embrio­ génicamente, establecida por ROMANES entre la evolución mental de los an.imales y la evolución mental del hombre. Según ésta resulta que la evolución mental del niño, hasta un cierto grado, es entera­ mente análoga a la evolución mental de los animales más próximos al hombre. Sobrepasada la mentalidad zoológica empieza un grado su­ perior que es el humano en el que se da también una continuidad ya que en el grado en que el hombre empieza a diferenciarse de los animales se inicia su mente prop,ia que va desenvolviéndose por gra­ dos y asociaciones sucesivas. Sobre esta distinción establece SALILLAS

142. Cfr. R. SALILLAS, Sobre el método, cit., pág. 345 y s. 143. Vid.: R. SALILLAS, Lo normal y w patológico, cit., págs. 177 y SS.

- 158 - dos series en la detención del desarrollo: l.') Detención en la serie zoológica, antes de llegar a la serie humana; 2.') Detención en la serie humana, antes de llegar a la perfección actual. La primera de estas series le parece .inadmisible porque, si bien es cierto que algunas semejanzas de los animales permanecen en el hombre, como en todo hay que partir de la unidad de asociación nos encontramos que la unidad de asociación humana no es comparable en modo alguno a la unidad de asociación de cada uno de los grupos zoológicos. "El hombre debe ser estudiado en su unidad de asocia- cióri,' y esta unidad de asociac.ión, apreciada en la ley de regresión, que nos dice que la disolución sigue el orden inverso a la evolución, no nos enseña que el hombre o el niño al disolverse vayan a parar gradualmente a los estados transitorios del período fetal, sino que van a parar al estado inicial de su unidad humana, en cierto modo equipa­ rable a cierto grado zoológico. Lo que unicamente nos evidencia esa ley es que las funciones superiores complejas, especiales voluntarias, son las primeras en desaparecer, desapareciendo las últimas las fun­ ciones inferiores, simples, generales, automáticas" 144• Rechazada, pues, la primera serie de detención en la serie zoo­ lógica, cons,idera SALILLAS que para la apreciación del atavismo, de la locura moral, la propia es la serie de detenciones del desarrollo en la serie humana. b) Caracteres del delincuente español: Al hablar de los estados sociales del nomadismo y del sedentarismo, hemos señalado ya cómo cada uno de ellos implicaba un modo de constitución social que se manifestaba por especiales caracteres sociológicos, psicológicos y hasta anátomo-fisiológicos. Hemos visto, también, que en la teoría criminológica de SALILLAS se destacaba cómo una de las caracterís• ticas del hampa, y por tanto del hampa delincuente, era la de su constitución nómada de ahí que sean de los caracteres del nomadis­ mo de dónde deduce su autor los caracteres del delincuente español. a') Caracteres físicos: A pesar de la consideración de "antropo­ logía picaresca" que el autor ofrece como subtítulo de Hampa, no utiliza, como ya hemos destacado en su momento, los métodos en boga en las investigaciones antropológicas dirigidas preferentemente a la anatomía y fisiología de los órganos corporales de los delincuentes. Por ello SALILLAS, tomando conciencia de la "impresión de extra-

144. A este proceso de regresión lo llama SALILLAS de "disolución patoló• gica de la personalidad" ya que ~dice~ el hombre puede caer más bajo que si cayera en la inferioridad de los brutos pero cae en su representación hu­ mana (Vid.: Sobre el método, cit., págs. 343 y s.).

- 159 - ñeza" que el estudio podía producir "sobre todo a los iniciados en Jos procederes de la Antropología criminal", advierte que "aunque .no se funda de un modo manifiesto en las ideas corrientes, se funda de manera que resulta acomodado a las reglas de esa ingeniería cien­ tífica, que valiéndose de las hipótesis, tiende puentes que reunen ·dos orillas más o menos separadas, facilitando el acceso de una a otra parte. Y no solo eso, sino que también procura adquirir las ventajas inherentes a las conceptuaciones que por su simplicidad 145 se acomodan a explicarlo todo" • Ahora bien, aunque no muestre

145. "Paréceme -decía- que. este estudio ha de producir inmediatamen­ te, sobre todo a los iniciados en los procederes de la Antropología criminal, una impresión de extrañeza. El método positivo exige implícitamente una .condición que se puede formular con el mismo precepto riguroso de nuestra tauromaquia: "en corto y ceñido". Colígese de esta preceptiva que el asunto puede tomarse de muy lejos o de muy cerca, y ·que aunque se tome de muy lejos, se acerque tanto en las demostraci'ones y en las soluciones que des­ aparezca toda impresión de lejanía. Necesariamente ha de tomarse de muy lejos el asunto en todo estudio antropológico general, y también especial, tratándose de ciertas especialidades porque siendo la Antropología "la his­ toria natural del hombre", toda historia implica una cuestión de orígenes, y _nada más remoto que el origen de los hechos. De todos modos, la ciencia puede definirse como un arte de acercar las cosas que parecen infranquea­ Olemente separadas. Las teorías, las hipótesis, las concordancias, son como puentes que franquean las orillas de un abismo... La civilización viene a consistir en eso: en acercar, en concentrar la vida. Ejemplos de esa con­ centración existen abundantemente en las actuales manifestaciones de la ciencia inspirada en los principios evolucionistas. En psicología, por ejemplo, hay un asunto directo (el estudio de las funciones de la psiquis) y un asunto indirecto (el proceso evolutivo de la psiquis) ... En Antropología criminal hay también un asunto directo (el estudio de los caracteres del delincuente y de las condiciones orgánicas, físicas y soci-ales en que se manifiesta el delito) y un asunto indirecto (el de la misma naturaleza del delito estudiada en la misma evolución natural). Para lo segundo existe un puente ... el puente lombrosiano ... atavismo ... En uno y otro caso, es decir en el nexo de unión de los princi­ pios evolutivos generales de la psicología y de la antropología el ánimo cien­ tífico vive en la más admirable de todas las hipótesis, la que reconoce en la naturaleza el principio de continuidad, y marcha como en terreno firme, porque esa hipótesis constituye la representación de un puente que enlaza los puntos más lejanos y más próximos de una ciencia. Si a partir de esa re­ presentación se tiene la costumbre de transitar por esa vía científica y fami­ liarizarse con ella, recorriéndola una y otra vez, llegarJ'i a formarse un con­ vencimiento, cuyo convencimiento viene a constituir la impresión estable de ·que no hay distancias, que es lo mismo que no haber dudas, porque lo lejano es lo propio que lo desconocido. Acomodándose fervientemente a los principios ·asentados por cualquier escuela, se consigue esa cómoda posición, que es estable por un período de tiempo, que no solamente se dilata a la vida indi­ .. vidual, sino que en ocasiones ha llenado largos períodos históricos. En el

-160 - preferencia en su teoría por los caracteres anatómicos o fisiológicos, sino por los psicológicos, inclinación que ya hemos visto reflejada en sus primeros pasos por la investigación criminológica, especial­ mente en los estudios dedicados al tipo regicida, no supone ello que prescinda totalmente de su consideración. Así, señala como condi­ ción anatómica propia del nómada, del delincuente profesional por ende, el tipo musculoso enjuto y como condición fisiológica la agili­ dad y sobriedad. AJ tipo nómada le distingue, según la teoría salillana, una doble. sobriedad: bromatológica y cosmetológica. (:!JiG) período en que v1v1mos, no obstante sus renovadas sacudidas, que producen tan radicales cambios, existe en algunas ciencias en formación esa posición dominante, y situándose en ella casi todo es visible y definible, con la satis­ facción de ver y definir la propia realidad, y sin más trabajo que aplicar los principios que por el momento parecen verdades consagradas. De ese modo se logra el privilegio que atribuye GuMPLow1.cz a ciertas fórmulas simples que tienen suficiente elasticidad para explicarlo todo, como ocurre con la tesis, antítesis y la síntesis de HEGEL y con lo inconsciente de HARTMANN. A esa simplicidad de términos se ha llegado lo mismo en psiquiatría que en antropología, y no podía menos de llegarse, tratándose, como se trata, de definir categóricamente estados anómalos, cuyos estados implican la propia definición de la delincuencia. Degeneración, atavismo, epilepsia, histeria son términos que se han generalizado a la conceptuación y a la explicación de infinidad de manifestaciones humanas. Por degeneración se explican las obras de los delincuentes y las obras de los genios. Degeneración y atavismo son términos equivalentes, porque en ambos existe un salto atrás, que hacen del delincuente un salvaje, según la concepción lombrosiana, y como el salvaje es equiparable al niño, o éste a aquél, en lai serie evolutiva, por esa equivalencia ambos estados análogos se han venido a comprender en el concepto de infan­ tilismo, y ese concepto a involucrarse en una ley, la de dete'nción en el des­ arrollo. Esta ley es utilizable para' fundir en una misma teoría la epilepsia y el atavismo, y como en la apreciación de la epilepsia se ha llegado a algo más que a las antiguas formas larvadas, a definir y a precisar la epilepsia psíquica, en los desórdenes epilépticos visibles como el gran mal, y disimulados como en esas formas poco aparentes, si antes todo era degeneración, ahora todo es epilepsia, fundiéndose un concepto en el otro, como se han fundido también la epilepsia y el atavismo, degeneración e histerismo ... En fin, degeneración, atavismo, epilepsia e histeria, se asimilan en dos caracteres típicos de los degenerados: la emocionabilidad y la impulsividad. Hablar de Antropología criminal, tratar un asunto antropológico sin apoyarse en todos o en algunos de los términos consagrados, puede parecer equivalente a separarse de una ruta establecida por la labor de grandes ingenios; y como no se sepa que haya otra ruta que pueda preferirse, no ir por ella aun pareciendo que va a alguna parte, puede suponerse equivalente a extravío y a divagación" (Cfr. R. SALILLAS, Hampa, cit., Advertencia preliminar, pág. VII y ss.).

- 161 -

11 a") Sobriedad bromatológica: El tipo nómada es enjuto, tiene su panículo adiposo reducido al mínimo. Este carácter, sin embargo no debe, en opinión de SALILLAS, considerarse como degenerativo pues en los pueblos activos hay una manifestación semejante en la constitución orgánica de los individuos. Las diferencias entre unos y otros son causales. El tipo enjuto de un individuo activo es pro­ ducto del ejercicio que realiza pero no desat.iende los ingresos gás­ tricos que reponen constantemente las pérdidas fisiológicas. El tipo enjuto del nómada es resultado de una adaptación por falta de ele­ mentos sustentadores. La diferencia de la base de sustentación provo­ ca también dJferencias en los resultados de Ja alteración nutritiva en­ tre el primer tipo distinguido por la paridad de actividades gástricas, es decir equivalencia en los ingresos y gastos nutritivos, y en el se­ gundo. La sobriedad bromatológica, pues, es producida por la defi­ ciencia de los medios de sustentación alimenticia. "Reducido el me­ dio alimenticio, el individuo reduce adaptativamente su capacidad gástrica. Reducida esta capacidad y gastando el incesante movimien­ to gran cantidad de grasas orgánicas para producir calorías sus­ tento:idoras, se reduce al mínimun el panículo adiposo" 147• b") Sobriedad cosmetológica: Junto a la sobriedad bromatoló• gica distingue SALILLAS, como característjca de nuestro nomadismo constituc.ional, la sobriedad cosmetológica, es decir, la sobriedad en el vestido. También en esta característica hay semejanza entre indi­ viduos que, siendo de muy diferente condición social, se parecen por Jo reducido, por Jo enjuto de su panículo adiposo. Así, los pueblos activos se distinguen, en las mismas condiciones climatológicas, de los menos activos en su cosmetología ya que los primeros suelen acomodar su vestido a lo estrictamente necesario para la protección calorífica, con el menor peso y Ja mayor libertad de movimientos. Este mismo hecho se evidencia, afirma, en los pueblos nómadas por causa de adaptación, derivada de la adaptación que les hizo reducir el panículo adiposo 148 • c") Insensibilidad física: Tanto la reducción bromatológica como la cosmetológica tienen consecuencias anátomo-fisiológicas. Ambas, pueden reducirse a una resultante: la resistencia individual.

146. Vid.: R. SALILLAS, Hampa, cit., págs. 416 y SS. 147. Cfr.: R. SALILLAS, Hampa, cit., pág. 189. 148. Fácil es, dice SALILLAS, demostrarlo con el testimonio de la manera de vestir en algunas de nuestras regiones donde a pesar del rigor del clima su ropaje está reducido al mínimun de protección calorífica (Cfr.: Hampa, cit., pág. 418).

- 162 - La resistenc.ia se considera expres10n de energía pero esta ma­ nera de ver abstracta no es mantenible, en su opinión, porque "la energía siempre se condiciona por las relaciones del individuo con el medio, y en tanto que el individuo no se adapte al medio, que es lo propio que relacionarse con el medio, por grande que sea su energía de constitución, su energía potencial, resulta abatido y deprimido y estorbado e incapacitado para realizar sus fines, y en condiciones de debilidad o de impotencia" 149 • La energía, por tanto, afirma, debe ser apreciada como un hecho de adaptación y la adaptación para sopor- tat' las influencias perjudiciales del medio no es más que lo que se denomina insens.ibilidad o inmunidad. La sobriedad gástrica implica una insensibilidad gástrica. La re­ sistencia, característica del sobrio que le permite permanecer va­ rias horas sin tomar alimento, "indica, aún más que el poder de reparar las pérdidas fisiológicas con recursos sustentadores de su propio organismo y, tal vez, la posibilidad de compensarse con re­ cursos del ambiente, una modificación muy profunda en las sensa­ ciones generales y un modo de insensibilidad gástrica, toda vez que esas sensaciones· se calman introduciendo en el estómago ciertas sustancias que producen una estimulación, aunque no sean alimen­ ticias" 150• También, considera SALILLAS que la resistencia a la luz, al calor, al frío, el acomodamiento a la dureza del suelo para el descanso, im­ 151 plican una cierta insensibilidad periférica, térmica y táctil • Entre la sobr.iedad y la insensibilidad, pues, existe una cierta co­ rrelación en aquéllo que la primera pueda influir en la segunda. Ser

149. Cfr.: R. SALILLAS, Hampa, cit., pág. 419. 150. Cfr.: R. SALILLAS, Hampa, cit., pág. 420. 151. Considera SALILLAS que la insensibilidad que en determinadas con­ diciones supone una ventaja por constituir una resistencia, en el orden evo­ lutivo constituye una condición de estancamiento. "Sensibilidad y relación -dice- son términos equivalentes. La acción refleja depende de un estímulo y sin esa estimulación primordial, y Sin medios sensibles para recibirla, el acto reflejo no se puede cumplir y la vida aparece estorbada en ese por­ n1enor. El insensible es un aislado en el particular aislamiento correspon­ diente a su modo de insensibilidad. Se ha dicho, probablemente con acierto, que la vida psíquica, como las resultantes ·químicas, demuestra en sus mani­ festaciones más simples o más complejas, combinaciones binarias, ternarias o cuaternarias de sensibilidad. Para que esas combinaciones puedan reali­ zarse centralmente, es de presumir como necesaria la integridad del orga­ nismo periférico donde nacen, y aunque el proceso requiere también otro género de integridades, es evidente que la primera condición se halla en la posibilidad de relaciones del organismo con el medio en que vive" (Cfr.: Hampa, cit., pág. 420 y s.).

- 163 - sobrio, como lo es el nómada, como lo es el delincuente profesional español según la teoría salillana, por insuficiencia de la base nutri­ tiva, supone una reducción de relaciones de orden nutritivo. Ser in­ sensible implica 'también una incomunicación orgánica en el modo de relación.

b') Caracteres psíquicos 152 : La sobriedad bromatológica y la cos­ metológica, derivadas de la insuficiencia de la base nutritiva, crean otro género de insensibilidades, de .incomunicaciones, otra sobriedad, en suma, que es la sobriedad psíquica de la que derivarán también insensibilidades psíquicas. A la inestabilidad física nómada corres­ ponden también tres modos de inestabilidad psíquica que son a la vez modos de insensibilidad, de sobriedad psíquica. Estos son la impre­ visión, el indiferentismo y el fatalismo. a'') Imprevisión: Es éste uno de Jos caracteres señalados también por LOMBRoso en el delincuente nato. Sus causas las atribuía este autor a la pasión y a la violencia del impulso criminal que les impide ver las consecuencias posibles de su acto criminal, y, sobre todo, a su vanidad que les impulsa a poner en conocimiento de otro los de­ talles de su delito 153 • Para SALILLAs el origen de la imprevisión es

152. Vid.: R. SALILLAS, Hampa, cit., págs. 422 y SS. 153. "Esta ligereza de espíritu -dice el profesor de Turín- hace com­ prender porqué los ladrones llegan a hablar de sus delitos incluso a policías ... Si no fueran hasta tal punto imprevisores, si no pueden resistir a la tenta­ ción de una partida de juego con sus cómplices, porque extrañaría verlos volver tan a menudo, después de una evasión a los lugares donde solían vivir? Sin duda esclavos de la pasión del momento, no pueden impedir sa­ tisfacer un deseo que surgía de golpe en su ánimo; o bien, y es quiziá la mejor razón, no preveen de ninguna forma, la posibilidad de un accidente en el que pudieran ser abatidos. Otro defecto de su ligereza y de esta incons­ ciencia del peligro que les caracteriza, es su tendencia a defenderse haciendo resaltar con insistencia pequeños detalles de su crimen', sin pensar que esos mismos detalles lo confirmarán y no hacen más que distraer un poco la: atención sin lograr alejarla del punto principal. .. Son sobre todo muy poco lógicos y siempre imprudentes; y no solamente hay desproporción entre el crimen y su móvil en numerosos casos, sino que además casi siempre la ejecución deja mucho que desear, lo que proporciona a los abogados, poco escrupulosos un medio de demostrar la inocencia o irresponsabilidad de sus clientes. El criminal, cualquiera que sea su habilidad, aporta siempre impre­ visión en la ejecución de su crimen, imprevisión que es el fondo de su ca­ rácter; la violencia y la pasión dominante ponen un velo en su juicio; también el placer de cometer una acción culpable, el saborear la ejecución, de po­ nerlo en conocimiento de otro, son otras tantas causas de error que acom­ pañan al delito y ponen a la justicia menos hábil sobre el rastro del autor". (Vid.: c. LOMBROSO, L'Homme criminel, cit., T. I, pág. 452).

-164 - diferente. Además este rasgo del carácter es señalado no referido a la ejecución del hecho delictivo sino como característica general psíquica. Las raíces de la previsión humana se encuentran para D. Rafael, en un hecho básico como es el proceso formativo de la base de sus­ tentación nutritiva. El hombre al formarse esa base de sustenta­ ción viv.ió nómadamente y al utilizar los recursos que la naturaleza le brindaba para su sustentación, estuvo influido por el contraste ent¡e la abundancia y la escasez; y el esfuerzo para mantener el eqúilibrio entre uno y otro mediante soluciones conservadoras es la previsión, acción psíquica fundamentalmente conservadora 154• En el desenvolvimiento psicológico de la previsión aparece ésta bás.icamente en su origen como una ampliación de la presunción 155 • El saber pertenece al conocimiento evidente como la previsión. El presumir pertenece al orden de lo supuesto que puede ser verdadero o falso. De acuerdo con SPENCER que afirmaba la analogía entre el progreso de la nutrición del cuerpo y el progreso de la nutrición men­ 156 tal , considera SALILL"s que los progresos de las sociedades en sus fases de civilización han respondido siempre a la preocupación del hombre primitivo que pensaba en la manera de asegurarse su ali­ mentación. "Según nuestra manera de ver -dice- el progreso nu­ tritivo es un progreso revelatorio, en que el hombre come lo que le es revelado nutritivamente, en los dos órdenes de nutrición que SPENCER señala, en el orgánico y en el mental, que obran enlazados 157 en la misma base" • Así, pues, al pertenecer la previsión a la expe­ riencia y ser ésta de origen básico, tiene los mismos caracteres de la base de que dimana, en este caso de la base nutr¡tiva. Es por lo que por imposiciones de la función nutritiva nace el proceso agrícola e in­ dustrial e incluso el proceso de la herencia jurídica obedece también 158 al influjo conservador •

154. Vid.: R. SALILLAS, Hampa, cit., págs. 422 y SS, 155. "Presuniir es anticiparse a tomar y prever es mirar a lo porvenir, an­ ticiparse a ver los sucesos. Lo de anticiparse a tomar, pertenece fundamen­ talmente a la función nutritiva, y lo de anticiparse a ver, a la función psí• quica, a partir del órgano sensorial de la visión. Se puede decir, por tanto, concluye SALILLAS, que la presunción antecede a la previsión, porque la fun­ ción nutritiva empieza a ejercerse mucho antes de que se organice la función visual" (Cfr.: R. SALILLAS, La teoría básica, cit., T. II, pág. 41). 156. Vid.: H. SPENCER, Principes de Sociologíe, traduit de l'englais por M. E. CAZELLES, Félix Alean, Paris, 1910, huitiéme edition, T. I, págs. 119 y SS. 157. Cfr.: R. SALILLAS, La te'Oría básica, cit., T. II, pág. 47. 158. Lo mismo que el hombre pensó en sí mismo al conservar lo que le sobraba en los períodos de abundancia para las épocas· de escasez, acabó

- 165 La imprevisión, la ausencia de preocupación por el futuro es apli­ cable para SALILLAs a la condición nómada. "El nomad,ismo en cual­ quiera de sus manifestaciones, constituye un modo de inestabilidad y la inestabilidad es enteramente opuesta a la previsión. La previsión, que es cualidad básica, requiere una base estable, y la conservación de esa base es lo que da aptitudes para ver las conc(iciones en que debe mantenerse, los accidentes que la pueden transtornar y las maneras de ampliarla y fortificarla. Una exigencia básica es la que fundamental­ mente engendra la previsión y la desenvuelve. La previsión está en razón directa de la base que la determina, y siendo esto así la carencia 159 o la deficiencia básica arguye carenc,ia o deficiencia de previsión" • b") Indiferentismo: Es un estado análogo al anterior. Caracteri­ zadamente el incl,iferentismo se presenta para SALILLAS como algo asimilable a la parálisis pues, aunque afecta especialmente a la es­ timulación, tiene consecuencias más específicas en la acción. El in­ diferente tiene capacidad para apreciar y valorar las impresiones pero se inhibe de ellas y no producen en él Ja reacción adecuada. El indiferentismo "indica un aislamiento individual por lesión muy hon­ da de la sensibilidad afectiva, y por lesión conjunta de otros órdenes de sensibilidad que directa o indirectamente afectan a las relaciones del individuo con el medio sensible" iw, En el indiferentismo clist,ingue SALILLAS varios grados y combi­ naciones. El indiferentismo extremo lo sería por impotencia. Pero diferencia además dos formas de indiferentismo. Uno de ellos adop­ taría las formas de pasividad y adinamia y correspondería a lo que LOMBRoso señala como pereza. El otro se manifiesta bajo forma de aturdimiento y despreocupación y se disimula con la ironía y la in­ geniosidad. Este segundo es, en su opinión, el indiferentismo "ver­ daderamente nómada, con su expresión de exagerada movilidad". Este, sería el indiferentismo o la despreocupación picaresca y gita­ nesca y correspondería a la ligereza de espíritu señalada por el pro­ fesor de Turín como otra de las características del delincuente nato 161• c") Fatalismo: Está íntimamente relacionado con los caracteres anteriores, Por una parte es una especie de resignación, por otra una manifestación de impotencia. El fatalismo encierra el reconocimiento de los límites de la acción humana y el de la existencia de una fuerza también por pensar en sus descendientes asegurándoles en el porvenir una bien mantenida base sustentadora (cfr.: R. SALILLAs, Hampa, cit., pág. 423). 159. Cfr.: R. SALILLAS, Hampa, cit., pág. 424. 160. Cfr.: R. SALILLAS, Hampa, cit., págs. 424 y s. 161. Vid.: c. LOMBROSO, L'Homme criminel, cit., T. I, págs. 448 y SS.

- 166 - superior. Implica también la consideración del hombre dominado por las fuerzas de la naturaleza. Al conseguir el hombre subordinar esas fuerzas imperantes, se produce un incremento de su poder y al mismo tiempo aumenta el alcance de su previsión y de dominado deviene dominador. Con este dominio el hombre establece relaciones cada vez más ventajosas con el medio en que vive, disminuyendo la ener­ gía destructora del medio y fortaleciendo la resistencia individual. En este segundo estado, afirma, el hombre valora justamente los fac­ tores influyentes vitales con lo que puede presumir las posibles re­ suliantes. En cambio, en el primer estado, dominado por la concep­ ción fatalista, el hombre se ve obligado a ocupar la posición en que se encuentra s.ituado y aguarda pasivamente, fatalmente, el desen­ volvimiento de su destino. "Por lo tanto, la imprevisión, el indiferentismo y el fatalismo, que parecen tres caracteres de la ps.icología nómada, no son más que un sólo carácter, refundible en una sola constitución psíquica, porque el modo psíquico determinante de esas varias manifestaciones, es lo

162. Cfr.: R. SALILLAS, Hampa, cit., pág. 426. 163. Vid.: E. GóMEZ DE BAQUERO, Crónica literar-ia en La España Moderna, T. 90, junio, 1896, pág. 119 y s.

-167 - el de SALILLAS se dirige, como su teoría criminológica, al lenguaje o jerga de la delincuencia asociada española y, especialmente, la del grupo ladronesco. De la importancia concedida por SALILLAS al lenguaje y especial­ mente a la jerga, "el mejor documento sociológico, el más sincero y auténtico para que la sociología criminal estudie las asociaciones de­ lincuentes" 164, es prueba el hecho de haber sido objeto de una de sus principales monografías y con el que inicia la ser.ie dedicada al delincuente español. En esta obra, además de la fuente común en su bibliografía, la literatura picaresca, le sirven de base documental dos vocabularios: uno de Juan HIDALGO de 1609 y otro de Antonio DE SANDRA de 1779. Dividido en cinco partes, El lenguaje comprende, además de un examen y clasificación de las diversas formas del lenguaje del,incuente, de un estudio de las relaciones entre la jerga y la sociedad picaresca y de uno sobre psicología y sociología de la jerga, un estudio histórico y filológico del caló jerga! o lenguaje de los gitanos, con particular atención al fenómeno de endómosis y exósmosis filológicas que se producen en el mismo. La inclusión de este apartado se basa en la ingerencia ya señalada del caló en el lenguaje jerga! en determinados períodos. Se concluye este trabajo· monográfico con dos vocabularios: uno de germanía y otro de caló.

165 a") El lenguaje. Concepto básico : De acuerdo con la teoría básica de SALILLAS, el lenguaje es una manifestación de la Ley de asociación. Asociar es relacionar, es unir. El concepto de unión es general y permanente, los que varían son los medios de unión. Así, el modo de unión entre los hombres es el lenguaje. Este, al ser un medio de unión es por lo mismo un medio de relación que implica a su vez otros medios de relaciones. De esta forma, el contacto inmediato produce una relación de ideas que al irse amplíando modifica las. relaciones del contacto personal y las amplía. Y es que, como puso· de relieve SALILiAs en la Ley de asociación, básicamente, la acción humana se puede definir como una acción unitiva 166 • El lenguaje es la facultad de hacer signos. Esta facultad se puede· definir como una sistematización de la acción ya que el signo es una relación y toda acción es expresiva de una relación. En un elemental complejo existe una acción de conjunto que al establecer una rela­ ción conjunta con lo externo o con otros elementos se sistematiza en

164. Cfr.: R. SALILLAS, El lenguaje, cit., pág. 205. 165. Vid.: R. SALILLAS, La teoría básica, cit., T. I, págs. 656 y ss. 166. Vid.: R. SALILLAS, La teoría básica, cit., T. I, págs. 187 y ss.

- 168 - un s,igno de relación que es el constituyente del lenguaje. Los signos de relación o relaciones establecidas por un signo a partir de la fa­ cultad de hacer signos o lenguaje, no solo derivan de relaciones bá­ sicas sino que su finalidad es afirmar y ampliar esas relaciones. El signo no es qtra cosa que una exteriorización realizada mediante el enlace de lo que se debe exteriorizar y los aparatos exter.iorizadores. Aceptando SALILLAS la definición de ROMANES 167 del lenguaje como· facultad de establecer una relación constante entre una idea y un signp, resulta que lo que se ha de exteriorizar es una idea; ahora bien, como las palabras y los gestos son signos de pensamientos y sentimientos éstos también se han de exteriorizar. Las ideas, pensamientos y sentimientos son elementos emanados de la. base psíquica que por sí misma no tiene medios de expre­ sión. Los medios de expresión los tiene en virtud de su relación con la base antecedente que es la que desempeña la función expresiva. Por tanto, las relaciones entre ideas, pensamientos y sentimientos con los signos, las palabras y los gestos, son las relaciones de dos bases, una representativa y otra expresiva de las representaciones. La relación entre ambas es una relación básica y por este enlace básico considera SALILLAS que se puede explicar satisfactoriamente el desenvolvimiento del lengdaje: El lenguaje constituye un tipo de acción y como toda acción cons­ tituye una relación básica definida en un signo expresivo de la misma,. el t.ipo de acción representado en el lenguaje implica una amplitud de relaciones básicas y este tipo de acción es el tipo de acción mímica que consiste1 "en el enlace orgánico de la base de representación con la base de expresión, organizada gesticular y tonalmente y consti­ tuida, en definitiva, por articulación "básica del gesto y del tono de la. palabra articulada" 168 • Sobre la acción orgánica, o desenvolvimiento de las bases gene­ rales, se constituye la acción expresiva o acción mímica y sobre· ésta se constituye la acción gráfica. Entre ambos tipos de acción, mímica y gráfica, existe una correspondencia funcional; así, a par­ tir del desenvolvimiento gráfico del lenguaje en la escritura nos encontramos con una exacta correspondencia entre la expresión del aparato fonético y la del aparato manual. También existe entre ambos tipos una correlatjvidad constructiva: lo gráfico y lo mímico son acciones conjuntas. Lo gráfico lo podemos definir como una.

167. Cfr.: R. SALILLAS, La teoría básica, cit., pág. 657, T. l. 168. Cfr.: R. SALILLAS, La teoría básica, cit., T. I, pág. 677.

- 169 - acción instrumentada. La acción mímica también es instrumentada pero con un instrumental exclusivamente orgánico. En Ja función psíquica hay un aparato funcional, una función y una resultante de un producto elaborado; este producto elaborado . es la idea. El proceso de constitución de la idea indJca dos tiempos que consisten en las acciones formativas de la idea y en ]as acciones relacionadoras de esa idea con un modo expresivo que constituye ·el signo de Ja idea. La relación entre ambos es el lenguaje. Por tanto, suponiendo el lenguaje una relación entre una idea y un signo, "la idea constituye una representación" y el lenguaje "una exterioriza­ ción de la representación" 169• De esta forma "el lenguaje con sus palabras y las representaciones contenidas en las palabras, nos viene .a descubrir que el concepto orgánico de la sociedad que quieren evi­ denciar los sociólogos para definir la sociedad como lo que es, es decir como un organismo, es, en efecto, una verdadera constitución, plenamente proclamada por la constitución misma, pues este con­ cepto ha venido elaborándose en el mismo laboratorio de la socie~ dad, conforme la sociedad se ha venido constituyendo, revelándose de una manera inequívoca Ja conciencia social en su lenguaje y en sus representaciones" no. Y es que entre la sociedad y el lenguaje existe una relación de intimidad caracterizada por peculiaridades sociológicas, psicológicas y filológicas que implica que éste sea su expresión categórica y el mejor camino para conocerla. De aquí la importancia concedida por SALILLAS al estudio de la jerga como medio de conocer la delincuencia profesional. b") La jerga. Concepto: Acomoda SALILLAS su definición a la del Licenciado CHAVES en su Relación de la Cárcel de Sevilla: "el lenguaje que usan los valientes; rufianes y demás ralea, compuesto de palabras acomodadas a la vida y entendimiento de esta gente" 171 ·otorgándole caracteres más precisos. Define SALILLAs la jerga como "el lenguaje de una colectividad que se ha formado por afinidades, tendencias y sensaciones que participan de una influencia colectiva. Se agrupa e~ las mismas categorías de palabras en que se agruparía

169. Cfr.: R. SALILLAS, La teoría básica, cit., T. I, pág. 695. 170. Cfr.: R. SALILLAS, La teoría básica, cit., T. I, pág. 17. 171. Prefiere SALILLAS esta definición del Licenciado CHAVES a la de LoM­ BROSO por que si bien se fija éste en los caracteres del lenguaje jerga!, como el de que el lenguaje de los delincuentes asociados varía el léxico pero no el régimen sintáctico del idioma (Cfr.: C. LoMBRoso, L'Uomo delinquente riduzione di Gina LoMBROso, cit., pág. 111), "en la definición, no especifica un concepto tan antropológico como el del Licenciado CHAVES" (Cfr.: R. SALILLAS, Carac­ .teres de los delincuentes según el Licenciado Crhaves, cit., pág. 506).

-170 - ,el lenguaje en cualquier asociación que lo hubiera formado para 172 sus fines particulares" • e") La jerga y las lenguas primitivas: Sobre el argumento de algunos rasgos comunes: onomatopeyas, automatismos jergales, ar­ caísmos, pobreza lexicográfica y riqueza de sinónimos, identificaba LOMBROSO la jerga con las lenguas pr,imitivas 173 • Sobre estos mis­ mos rasgos rectificará SALILLAS la tesis lombrosiana 174 : Onomatopeyas y automatismos jergales: Las onomatopeyas y aut0rnatismos jergales, contradice, no son exclusivos del lenguaje jerga! y, además, en éste son realmente escasos. Arcaísmos: Lo más s,ingular de las jergas, afirma, no son las :palabras anticuadas o arcaicas ya que lo más singular no es lo más característico. Por otra parte, en todos los países hay zonas que tienen un lenguaje arcaico y otras moderno. Es, por tanto, un fe­ nómeno general. Pobreza lexicográfica y riqueza de sinónimos: Aunque reconoce D. Rafael que más semejanza entre las lenguas primitivas y las jergas podría encontrarse en la común pobreza lexicogTáfica y ri­ queza de sinónimos, considera que en este punto tiene más interés el examen biológico y soc,iológico que el filológico. La riqueza de sinónimos es común a los pueblos primitivos en los que se produce una casi unilateralidad de acciones y a las sociedades delincuentes, de una casi unilateralidad profesional. Ahora bien, subraya, que en las sociedades delincuentes haya ,insistencia de acción no supone la monotonía ya que entonces no podría ser representada de diverso modo la misma acción y, puesto que dos calificaciones de una cosa aluden siempre a dos representaciones de la misma, riqueza de si­ nónimos alude a riqueza de representaciones. Y aquí radica para él la principal diferencia entre las lenguas pr,imitivas y las jergas. En las primeras, la misma acción tiene muchos sinónimos pero una sola representación. En el lenguaje jerga!, a cada sinónimo corres­ ponde una representación. Por tanto, enlazando riqueza de sinónimos con pobreza lexicográfica surge el concepto biológico y sociológico de los idiomas y las jergas. En cuanto a la pobreza lexicográfica en los idiomas, para SALILLAS significa pobreza de calificaciones y representaciones. Si no hay pa­ labras para determinados sentimientos, dice, es que éstos no existen. Sin embargo, en el lenguaje jerga! no sucede lo mismo ya que la

172. Cfr.: R. SALILLAS, El lenguaje, cit., pág. 205. 173. Vid.: c. LOMBROSO, L'Homme criminel, cit., T. I, págs. 477 y SS. 174. Vid.: R. SALILLAS, El lenguaje, cit., pág. 16 y SS.

- 171 - jerga se sirve de un idioma que, en ocasiones, juega un papel suple-· torio; por eso si en el lenguaje jerga! no existen denominaciones para determinados sentimientos no quiere decir que los individuos que 10 hablan carezcan de ellos ya que pueden estar representados en el idioma nat.ivo. No obstante, no por ello se sustrae la jerga a la ley biológico-filológica que impone que "lo representado y lo actuado predilectamente, sea lo mismo predilectamente calificado". El len­ guaje jerga! es enteramente representativo y definidor de una colec­ tividad por lo que considera SALILLAS errónea la pretendida pobreza léxica de la jerga. Por otra parte, llama especialmente la atención respecto a que hay que tener en cuenta el ambiente de anormalidad 175 en que se desarrolla • También TARDE había combatido la tesis !ambrosiana de la iden­ tificación entre jerga y lenguas primitivas poniendo de relieve que el carácter dominante de la jerga es el cinismo: "No es material y con­ creto como las lenguas primitivas ... Es sobre todo siniestro y alegre... la lengua del salvaje es otra cosa muy distinta; siempre grave en su ferocidad, jamás irónica ni complaciente, no trata de exceder el ob­ jeto de su pensamiento" 176 • d") Carácter principal de la jerga: el disimulo: Para SALrLLAs el verdadero inspirador de la jerga es el disimulo que obedece a los fines y al modo de la asociac.ión delincuente m El peculiar de la jerga no es en su opinión el disimulo por alteraciones fonéticas sino el disimulo por representaciones, o sea, la permutación de imágenes,

175. Vid.: R. SALILLAS, El lenguaje, cit., págs. 20 y SS. 176. Cfr.: G. TARDE, La criminalidad comparada, La España Moderna,. M;adrid, 1893, pág. 89. 177. Distingue SALILLAS varias formas de disimulo: l.º) Infantiles y pri­ mitivas: son los disimulos fonéticos: inversión de sílabas, cambios de vocales,, etc., vgr.: chepo por pecho. En la jerga española, afirma, estas formas son muy escasas; 2.º) Transmutación de u·na palabra por otra: cambio de palabra y de representación, vgr.: trigo por grito. Dentro de esta forma, asegura, cabe un mayor disimulo si la palabra se cambia a partir de la representación calificadora de la palabra que se transmuta. Vgr.: posada en germanía se llama percha. Razón: lo que se hace en la posada de la prostituta es "pechar", de ahí la permutación en "percha"; 3.º) Se desfigura un concepto compri­ miéndolo en una palabra de significación común. Vgr.: acetre (en castellano, sobresalto). Con el sobresalto la persona impresionada se "hace atrás" de 0 donde deriva a-ce-tre; 4. ) Se desfigura una palabra fusionando conceptos exactamente representativos, formando una palabra de significado común, vgr.: "calabaza" (ganzúa). La ganzúa se introduce en el agujero de la cerra­ dura, se cala y luego da vueltas y abre, domina, que en árabe es baza (Vid.: R. SALILLAS, El lenguaje, cit., págs. 23 y SS.).

- 172 - consecuencia de la versión particular que el delincuente tiene de fas cosas. De ahí que no limite su estudio a la palabra jerga! sino que, considerando predominantemente necesario el estudio psicológico, fije su atención en la persona jerga!. Previamente deslinda socioló• gicamente la colectividad delincuente para estudiar después las rela­ ciones de la jerga con el lenguaje normal, a la luz de las condiciones ambientales en que se formó el lenguaje jerga!. Considera que, de otro modo, se cometería el error de considerar anómalos los carac­ teres del lenguaje jerga!; error en el que incurda la Antropología y que' SALILLAS critica por el riesgo que la generalización de la idea de anomalía implicaba para aquella ciencia al perder "el hilo sutil ·de lo natural", única base de que sus investigaciones resultaran ·convincentes 178• e") La jerga española. Origen y caracteres: Así como la perso­ .nalidad del del.incuente, afirma, no puede sustraerse al tipo de raza, la jerga, ni filológica, ni ideológicamente, se puede sustraer al tronco de la lengua madre. Sus formas filológicas se encuentran en la len­ gua originaria. Sus formas representativas obedecen a un modo de ·vivir y también a un modo de sentir determinantes. La evolución de la jerga sigue la evolución de la Historia de sus cond,iciones sociales y la decadencia de la primera coincide con la decadencia de la segunda. En el nacimiento de la jerga, según la con­ cepción salillana, ocupa prioritaria posición el factor del medio so­ -cial. Según ésta la jerga fue posible por ser la sociedad en que tuvo origen una sociedad contaminada del "espíritu de picardía" propio de las sociedades del.incuentes. Sin él, afirma, no sería posible la .Jerga porque no sería posible la estabilidad de esas asociaciones 179 •

180 a"') El disimulo y sus formas : La jerga española, como toda jerga, se inspira principalmente en el disimulo de acuerdo con el pensamiento salillano. Se manifiesta el disimulo bajo diversas formas: Alteraciones fonéticas que se presentan bajo formas de permuta­ ción, eliminación o fusión 181 •

178. La apreciación de LoMBRoso de que 'los delincuentes profesionales hablan como salvajes porque son salvajes, le parece a SALILLAS "bastante subyugada a un prejuicio e incurre en el defecto de las generalizaciones" ·(Vid.: El lenguaje, cit., págs. 27 y ss., especialmente págs. 32 y 34). 179. Cfr.: R. SALILLAS, El lenguaje, cit., pág. 69. 180. Vid.: R. SALILLAS, El lenguaje, cit., págs. 37 y SS. 181. Corresponderían estas formas a las señaladas en la jerga en general -,como alteraciones infantiles y primitivas, transmutación de palabras y fusión .de palabras y representaciones (Vid. nota 177 del capítulo IV).

- 173 - Alteraciones de sustitución, mediante ingerencia de palabras ex­ tranjeras. Alteraciones de representación que son las genuinamente carac­ terísticas. "La jerga no se distingue por tener modos fonéticos parti­ culares sino por tener particulares modos representativos. No se dis­ tingue por la influencia filológica sino por la influencia psicológica" "'· b'") Peculiares modos representativos: El segundo de los carac­ teres de la jerga española, derivado del anterior, son unos peculiares modos representativos. Los modos representativos se caracterizan por: l.º) Calificación

183 0 por atributos ; 2. ) Simplicidad de las representaciones y 3.º) Exa­ geración de las representaciones. El carácter de simplicidad de las representaciones es, en su opi­ nión, consecuencia de una sensibilidad elemental que se impresiona por lo externo, por lo llamativo y nunca por el conjunto y contenido de las cosas. Conforme con que la explicación psicológica de la simplicidad y exageración de representaciones podría corresponqer a modos pri­ 184 mitivos en el desarrollo de la mente, como afirmaba LOMBRoso , SALILLAS, sin embargo, concede más importancia al factor "medio" por lo que atribuye dichos caracteres a las peculiares condiciones de vida, siempre sobresaltada, del delincuente 185 • c"') Carácter asociativo. Jerga y germanía: El lenguaje jerga! utilizado por los delincuentes españoles es el lenguaje de una aso­ ciación picaresca, la germanía, que quiere decir hermandad; de ahí, explica SALILLAS, que el concepto de asociación sea el que domine en dicho lenguaje. Se presenta así la jerga como un organismo diferen­ ciado en relación inmediata con la sociedad que lo produce. Por el estudio de la jerga aparece la sociedad delincuente dife­ renciada en dos grupos: grupo rufianesco y grupo ladronesco. Aun­ que el primero es el más importante en la sociedad delincuente, la gran fuente de las representaciones jergales dimana del grupo ladro­ nesco. Así destaca en la germanía una variada y minuciosa clasifica­ ción de los ladrones: por condiciones, especialidades y por la forma

182. Cfr.: R. SALILLAS, El lenguaje, cit., pág. 41. 183. Estas calificaciones acusan sensaciones de dimensión, formas, sen­ saciones luminosas, dolorosas, táctiles, funciones, etc. (Cfr.: R. SALILLAS, El lenguaje, cit., pág. 44). 184. Vid.: c. LoMBROSO, L'Uomo delinquente, riduzione di Gina LOMBROSO, cit., págs. 113 y ss. 185. Cfr.: R. SALILLAS, El lenguaje, cit., pág. 52.

- 174 - de realizar el delito, distinguiendo en esta última las modalidades. con una apreciación paralela a la del Código penal. De esta forma se distinguen jergalmente los que usan violencia de los que se apoderan aprovechando ventajosas circunstancias para su impunidad o los. que practican como medio el engaño que corresponderían a las figu-· 186 ras penales de robo, hurto y estafa • Respecto a Ja delincuencia femenina en la jerga, afirma SALILLAS que en Ja misma no ex.iste una palabra genérica que denomine al hombre; éste, es representado por oficios, defectos, etc. En cambio si 10·• hay para la mujer y el más definidor es el de "tributo" que en ía jerga tiene una representación puramente económica y específica. Ja condición subordinada de la mujer. De acuerdo con la mentalidad típica del delincuente de dividir la sociedad en explotadores y explo­ tados, la mujer sería la explotada del rufián sin representación pro­ pia en la sociedad delincuente. Por ello, en contra de la afirmación de LOMBRoso de que la equivalente de la criminalidad en la mujer es. la prostitución 187, sostiene SALILLAS que la mujer no solo no delin­ que sino que además no tiene personalidad para delinquir. Su per-· sonalidad, subraya, es la más pasiva de todas las que se determinan en la jerga y esta pasividad le incapacita para los fines explotadores de la delincuencia. El papel de la mujer, al ser principal elemento económico es núcleo, amparo y hasta fomento de la delincuencia habitual pero nada más, su entronque es ese 188• f") Psicología y sociología de la j.erga española. Sociedad normal y germanía: La diferencia entre Jo honrado y Jo delictivo es s.ituado por SALILLAS en el orden legal unicamente. En el orden moral no la admite por la existencia de actividades sociales no delictivas pero

186. Dentro de la clasificación, por la manera de practicar el robo, dis­ tingue SALILLAS jergalmente: 1º) Los que usan violencia o se valen de un pro-­ cedimiento mecánico. Cfr. "ventoso" (el que roba por la ventana), "escala­ dor" o "picador" (que utiliza ganzúa); 2.º) Los que practican el engaño, dis-· tinguiendo en este grupo: a) Los que adoptan cualquier forma de disimulo o aprovechan ciertas ventajas. Vgr.: "murcigallero'' (hurta a los que duermen), "lagarto" (usa disfraces para que no lo conozcan) "mareante" (cambia de localidad frecuentemente), "fulidor" (el que tiene muchachos a su servicio para que le abran las puertas de las casas); b) los que recurren siempre a procedimientos de habilidad que se diferencian en dos categorías: ladrones de habilidad que se valen para engañar de tretas (serían los timadores de hoy) y los fulleros o tahures (que engañan a los naipes) (Vid. El lenguaje, cit.,, págs .. 103 y SS.). 187. Vid.: C. LoMBRoso - G. FERRERO, La femme criminelle et la prostituée,. Félix Alean, París, 1896, págs. 578 y ss. 188. Vid.: R. SALILLAS, El lenguaj.e, cit., págs. 91 y ss.

- 175 - inmorales. Tampoco existe, afirma, diferencia en los fines pues los de la germanía "aislándolos por el momento de su calificación ilegal son francamente ut.ilitarios" y tampoco en los medios ya que "sería injusto envolverse en el convencionalismo social que pone al Código como límite de una y otra clase de engañadores, falsificadores y fu­ lleros, para establecer diferencias somáticas, psíquicas y sociológicas ·entre unos y otros". Sería erróneo, por tanto, estudiar la germanía como una sociedad retrasada en su evolución arca,ica ya que lo que aparece en ella no es sino la representación más culminante y espe­ 189 cificada de todos los vicios de la sociedad normal •

a"') Diferenciación por la índole representativa: La diferencia ·esencial entre el lenguaje de la sociedad normal y el lenguaje de la germanía, radica en la distinta índole representativa. Precisamente por esta índole peculiar se pueden esbozar con las palabras del vo­ ·cabulario de la germanía una anatomía, una fisiología, una ps.icolo­ gía y una sociología germanescas. Y es que hay que tener siempre presente, llama la atención D. Rafael, que en el lenguaje de la ger­ manía lo que importa no es tanto la raíz de la palabra como de la función. La importancia concedida a la función y el fin utilitario de la ·germanía se reflejarán en las palabras del lenguaje jerga! que repre­ sentan conceptos :

Anatómicos l9'J. Fisiológicos: en el grupo de nombres que perteneéen a este con­ ·cepto cabe señalar lo extremoso, lo grosero y lo acomodado de la mayoría de sus representaciones. Psicológicos: es donde se define más la personalidad germanesca ya que sus palabras evidencian sus sentimientos, cualidades y pre­ ferencias. Ahora bien, subraya SALILLAS el hecho de que hay que tener en cuenta que en la germanía no sólo se disimulan las palabras sino también los sentimientos. Y es que "la germanía hay que apre­ ciarla en su carácter antitético de la sociedad común y afirmativa­ mente delincuente". S.in embargo no basta este carácter de antinomia sino que hay que tener en cuenta que la germanía sustituye el orden

189. Vid.: R. SALILLAS, El lenguaje, cit., págs. 129 y SS. 190. "El brazo no es más que bracio, pero en vez de ser derecho o izquierdo, .según la posición que ocupa, lo denomina su habilidad o su excelencia y es ubracio godo", es decir rico y principal, si es brazo derecho, y es "bracio ledro", es decir bajo, ruin y despreciable, si es brazo izquierdo" (Cfr: R. SA­ ~ILLAS, El lenguaje, cit., pág. 141).

176 - moral por las condiciones más aptas para delinquir, de ahí que en la definición del carácter de Ja germanía esté también lo que proclama como objeto de sus preferencias. Así en el vocabulario referente a sentimientos y cualidades no hay nada que manifieste admiración por la valentía y por la fuerza pero sí por la astucia. De aquí deduce SALILLAS la conclusión de que la astucia constituye "el carácter psi­ 191 cológico de preferencia" en la germanía • Sociológicos: El concepto sociológico no se refiere sólo a la so­ ciecjad germanesca sino también a la sociedad común que aparece como explotada, de ahí que la germanía ofrezca un vocabulario geo­ gráfico y otro de categorías sociales y determinadas profesiones. En la parte geográfica del léxico la mayoría de los términos son urbanos mientras que en las categorías sociales se procuran definir los esta­ dos de riqueza y poder y de pobreza y sumisión 192 • Jurídicos: Aunque pobre la justicia tiene también su representa­ ción jerga!. El término jerga! "padrastro" que denomina al fiscal supone para SALILLAS "un c.ierto índice de temibilidad" 193 . Delincuentes: El concepto delincuente comprende un concepto económico y otro propiamente delincuente. El concepto económico tiene voces representativas de la fortuna, el préstamo y el robo. "No hay términos referentes a cómo se fomenta la r.iqueza. Todos se re­ 194 ducen a modos de perderla, de gastarla y de jugarla" • En la acep­ ción j ergal el hurto y la estafa no pueden ser incorporados al con­ cepto delincuente tal como nosotros nos los representamos pues hurtar y robar representan entre los delincuentes una modalidad económica. El concepto económico lo demuestra el valor que con­ ceden al dinero que en la germanía es "sangre" que sustenta, que da vida. Por lo mismo no existen palabras que aludan a producir o comprar. En el segundo concepto, propiamente delincuente, se en cuentran términos que aluden a la persecución, a las riñas y a las armas.

b"') · El tipo mental del delincuente en la jerga: De las insinua­ ciones lombrosianas deduce SALILLAS que en el tipo mental del de­ lincuente manifestado en la jerga se distingue una modalidad arcaica y otra que, aunque no se titula se alude a ella, es francamente cí-

191. Vid.: R. SALILLAS, El lenguaje, cit., págs. 151 y SS. 192. Vid.: R SALILLAS, El lenguafe, cit., págs. 158 y SS. 193. Cfr.: R. SALILLAS, El lenguaje, cit., pág. 174. 194. Cfr.: R. SALILLAS, El lenguaje, cit., pág. 180 y s.

- 177 - 12 nica 195• Para su conocimiento propugna un estudio comparativo entre el lenguaje jerga! y el común. Seguramente, dice, se encontrarán diferencias entre las jergas francesa, italiana, etc., pero es casi se­ guro que serán equivalentes a las que existen en general entre fran­ ceses, italianos, etc. "Q1.1iere esto decir, que las jergas no pueden barajarse para deducir de determinadas concordancias ciertas fór• mulas, que si aparentemente resultan demostrativas, lo que hacen es crear ciertos prejuicios que se oponen como obstáculos en el ca­ mino de la recta investigación. La psicología por de pronto, plan­ tearía una cuestión previa que podría ser formulada en los siguien­ tes términos. La producción jerga!, estudiada en sus expresiones re­ presentativas, ldifiere fundamentalmente del proceso natural a to­ dos los pueblos y a todos los idiomas, de la producción lingüística? Seguramente se respondería que no. De ahí que el estudio de la jerga se emancipe de ciertas sujeciones antropológicas como las encami­ nadas a representarnos el tipo delincuente como una entidad aparte, y busque su verdadera orientación en caminos propiamente natura­ les. Todo lo afirmado a partir de la suposición de que el delincuente es un s<:Jr atávico, es tendencioso en el sentido de presuponer que la producción jerga! dimana fundamentalmente de un "modo de ser" característico de los que se expresan representativamente valiéndose de las formas que se man.ifiestan en la jerga" 196• Si psicológicamente se pueden formular estas y otras objeciones, dice SALILLAS, también antropológicamente y sobre todo socialmente se puede formular otro criterio: "las representaciones jergales de­ rivan en una proporción del "modo de ser" mental de los que ven las cosas de ese modo. Pero las cosas, para verlas, requieren casi siempre la intervención de los sentidos y la acción de estímulos externos, y, por tanto, conjuntamente con el "modo de ser", pero mucho más privat.ivamente, que de ese modo es admisible que las representaciones se formen según el modo de vivir. Para demostrarlo bastará fijarse en el poco número de palabras de la jerga que tienen origen en una impresión puramente subjetiva y en el gran número, en la casi totalidad, que nacen de impresiones objetivas. Y aún hay más. Esas impresiones no suponen nunca actos en que se aprecie la pura subjetividad, sino actos de relación, de tal modo que la relación es la determinante de las representaciones. Nuestro método ha con­ sistido en relacionar palabras con los actos, y así resulta fácil el

195. Creemos que alude a la "bizarría" Vid.: C. LoMBRoso, L'Uomo delin­ quente, riduzione di Gina LoMBRoso, cit., págs. 114 y s. 196. Cfr.: R. SALILLAS, El lenguaje, cit., pág. 203.

- 178 - conocimiento de Ja estructura y los entronques del lenguaje jerga!, definiéndolo, no como una forma léxica en que se caracterizan deter­ minadas anomalías concordantes con el supuesto tipo anómalo del delincuente, sino como una forma de asociación en que resaltan el 197 interés y las tendencias de los asociados" • Es éste un duro ataque contra los estudios Jombrosianos sobre el lenguaje influidos por el prejuicio anómalo que le sirvió de base a su teoría y basados en estudios comparativos de diversas jergas como la francesa, italiana y e~añola de la que, en opinión de SALILLAS, como acabamos de ver, no puede deducirse un conocimiento del tipo mental del delincuente. b') El tatuaje delincuente: Entre las actitudes del delincuente, entre las manifestaciones intelectuales del mismo, otorga SALILLAS al tatuaje semejante valor que al lenguaje delincuente y justifica el profundo estudio monográfico que, como a la jerga, le dedica: "En el orden antropológico, el tatuage tiene más significación que la que se desprende de esa singular costumbre y convida a conocer en qué momento de la historia del hombre se produce, por qué causas, por qué determinaciones y a la vez la correlac.ión que pueda existir entre ese proceder puramente humano y otros procederes análogos del hombre y la reciprocidad de esos procederes en la evolución de Ja 198 psiquis humana" • a") El tatuaje: origen y desenvolvimiento "': El conocimiento del origen y evolución del tatuaje en las costumbres de Jos pueblos civilizados es "absolutamente indispensable para el estudio del ta­ tuage en Jos delincuentes" l!lO. Como antecedente del tatuaje señala la c.icatriz que enlazada con el elemento mnemotécnico se va estatuyendo en los pueblos primiti­ vos como un medio de distinción, de diferenciación. La vanidad pro­ pia de los mismos les movería a buscar el procedimiento de fijarlas permanentemente. Al pertenecer el tatuaje a la historia de las manifestaciones grá­ ficas del desenvolvimiento del espíritu humano, su evolución debe ser conexionada con la de los mismos elementos del lenguaje, tanto mímico como fonético, antes de encontrar la expresión gráfica que los une. Ahora bien, en el desenvolvimiento del tatuaje -subraya SALILLAS- influye más la tendencia misma que la manifestación de esa tendencia, o sea el elemento gráfico: el tatuaje empieza por ser

197. Cfr.: R. SALILLAS, El lenguaje, cit., pág. 204. 198. Vid.: R. SALILLAS, El tatuage, cit., págs. 5 y s. 199. Vid.: R. 8ALILLAS, El tatuage, cit., págs. 6 y SS. 200. Cfr.: R. SALILLAS, El tatuage, cit., pág. 66.

- 179 - una manifestación lineal cuyo valor representativo proviene de la concepción que la produce. La manifestación lineal supone un "valor convenido", o lo que es lo mismo, un acuerdo que debe buscarse en los elementos idóneos para establecerlo. Estos elementos se encuen­ tran en la psiquis encuadrada dentro de un orden funcional por su relación con otras psiquis. Este orden funcional al ser un orden de relación pertenece a la función sociológica por lo que el tatuaje es una de las manifestaciones, una de las exteriorizaciones de esa fun­ ción. Por tanto, el tatuaje no tiene el valor propio de la manifestac.ión gráfica, incapaz de traducir la realidad de la concepción psíquica, sino el valor convenido, el acuerdo, que esa concepción le atribuye 2"'- Se manifiesta, pues, para SALILLAS y de acuerdo con LoMBRoso, el tatuaje como un carácter más psicológico que anatómico impli­ cando por ello "una cuestión evolutiva que debe comprenderse en el conjunto de cuestiones que abarca el estudio de la evolución mental por tener el tatuaje caracterizadamente manifestación psicológica" ""·

b") La: personalización, carácter principal del tatuaje: El tatuaje es un elemento de la personalidad, de ahí el hecho de que su carácter principal sea el de la personalización. Esta, es, para SALILLAS, una de las causas del escaso desarrollo del tatuaje femenino por carecer la mujer, entonces, de personalidad; la otra, se basaría en una con­ dición fisiológica: el tatuaje es siempre un procedimiento doloroso. Contradice esta tesis la afirmación lombrosiana de que entre las 203 mujeres primitivas el tatuaje estaba muy extendido • Por el con­ trario en la concepción salillana el tatuaje corresponde a la re­ 204 presentación social del hombre, a la psicología masculina • El proceso de la personalidad humana deriva, básicamente, de la diferenciación y ésta se manifiesta no solo conforme a la ley de división del trabajo sino también a la ley biológico-sociológica bá· sica del acumulo. Sociológicamente esta ley implica acumulo de ener­ gía, de poder, en los representantes de la autoridad política. La per­ sonalidad humana se manifiesta entonces en dos elementos que son el propio poder y los sometidos a ese poder. El reconocimiento del poder implicaba la creación de atributos para distinguirlos 205• Por .

201. Cfr.: R. SALILLAS, El tatuage, cit., pág. 45. 202. Cfr.: R. SALILAS_, El tatuage, cit., págs, 10 y s. 203. Cfr.: C. LoMBRoso, L'Homme criminel, cit., págs. 270 y s. 204. Cfr.: R. SALILLAS, El tatuage, cit., pág. 16. 205. El proceso elevador, en este caso elevador en el poder, es al mismo tiempo un proceso diferenciador. La personalidad elevada1 resulta diferenciada por la posición a la que asciende de las personalidades inferiores. Esta dife-

- 180 - eso el tatuaje correspondió en un princ1p10 a una manifestación de diferenciación. Prueba de ello es que en el proceso formativo se inicia en las clases superiores extendiéndose después a las inferiores. Ejemplo de ello es la importancia del influjo militar en el desenvol­ vimiento y diferenciación del tatuaje, siguiéndole después el nobilia­ rio y el religioso'°'· Al ser el tatuaje un atributo, una exteriorización de la personali­ dad, está íntimamente ligado a las permanentes manifestaciones de ésta y por ello se manifiesta como un test.imonio del imperio senti­ mehtal: "Psicológicamente se distingue el sentimiento por sus ne­ cesidades imperiosas. Es el sentimiento la manifestación psíquica que tiende más vivamente a imponerse con toda la viveza de sus im­ pulsos, y por lo mismo es la manifestación que ofrece más carac­ teres de tenacidad y fijeza y la más difícilmente inhivible. La idea fija es tan propia de ciertos estados sentimentales como de ciertas modalidades patológicas de la enajenación mental. A la vez, con­ cuerda el sentimiento con ciertos estados de transtornos de la mente por su tendencia a ampliar, a exagerar, a magnificar las cosas. Los dos caracteres coinciden con los distintivos del tatuage. El tatuage constituye una manifestación indeleble (la fijeza) y solo por el hecho de llevar a la piel lo que el individuo guarda en su fuero interno, cons­ tituye una ampliación, una exageración, una magnificación del senti­ miento determinante en la manifestación exterior.izada" 2m

renciación implica una subordinación en las personalidades inferiores, una conformación. La acepción sociológica de ese -acomodamiento es el signo. En este concepto el signo es el definidor de la subordinación y los estados de servidumbre se definen signalmente por marcas y actitudes y expresiones de igual significación que las marcas. Por tanto, el primer hecho de identificación consiste en la definición de un orden subordina!. Las personas son así identi­ ficadas signalmente pero como en un orden de dependencia actúan dos perso­ nalidades de diferente potencialidad, el proceso identificador es doble. La persona signadora al signar potencialmente se identifica y es identificada. Por eso los signos, como identificadores y como definidores se tienen que dividir en signos de poderío y signos de servidumbre que constituyen la doble signación. Y es por medio de estos signos por los que se definen los atributos. El atributo se puede definir como signo o como instrumento-signo. Así se desig­ nan los lla1nados "atributos de autoridad". El signo en este orden de atribu­ ciones diferencia las cualidades y propiedades humanas en orden subordinado y es también el medio de identificación o revelación de la personalidad. Orgá­ nicamente la evolución signa! se caracteriza en todo el aparato orgánico ex­ presivo, definidor de actitudes y modales y se caracteriza en instrunientos adornos y ropajes. (Vid.: R. SALILLAS, La teoría básica, cit., T. II, págs. 284 y ss.).

206. Vid.: R. SALILLAS, El tatuag.e, clt.1 págs. 19 y ss. 207. Cfr.: R. SALILLAS, El tatuage, cit., pág. 52.

- 181 - En el orden sentimental señala SALILLAs como más caracterizado el sentimiento religioso ocupando el amoroso la segunda categoría. Psicológicamente entre ambos existen afinidades : ambos se constitu­ yen con tendencia a la eternidad afectiva. Además el sentimiento amoroso participa de la cualidad del tatuaje religioso al constituirse con signos. de adopción alusivos al amante. Se diferencia, en cambio, 208 por su especial localización así como por sus signos particulares • \ c") El tatuaje delincuente: El tatuaje ha sido clasificado por los antropólogos criminalistas en dos agrupaciones: tatuaje "normal'', mantenido y manifestado en sujetos y agrupaciones honradas y ta­ tuaje "anormal'', manifestado en sujetos o agrupaciones delincuentes. Para SALILLAS en el manten.imiento del tatuaje debe apreciarse una fuerza misoneica. Esta fuerza, conservadora del tatuaje, se ma­ nifiesta especialmente en las clases inferiores por lo que las agru­ paciones delincuentes no constituyen una excepción respecto a las agrupaciones normales mantenedoras de esa costumbre. La diferen­ cia entre tatuaje normal y tatuaje anormal, por tanto, no sería de naturaleza sino de proporción, de multiplicación y de significación. En el tatuaje normal lo corr.iente es un sólo tatuaje, en el tatuaje delincuente lo frecuente son varios tatuajes. El tatuaje está, por otra parte, en su opinión, íntimamente co­ nexionado con el sedentarismo ya que una de las tendencias del se­ dentarismo, de índole sociológica, es la de la personalización con sus derivaciones de filiación e identificación y, como ya se ha señalado, el tatuaje caracter.iza dicha tendencia. Además, el desenvolvimiento y mantenimiento del tatuaje en algunas agrupaciones se debe a una de las manifestaciones del sedentarismo como es la claustración, 20 tanto en las cárceles como en cuarteles o barcos '. a"') Caracteres: El estudio realizado por SALILLAs sobre los ca­ racteres del tatuaje delincuente se basa en los datos que constan en 210 la principal obra de LOMBRoso • Precocidad: El señalamiento de esta característica por parte de SALILLAs no constituye ninguna originalidad pues ya LOMBRoso cita 211 a TARDIEU y a BERCHON como afirmadores de la misma • Ahora bien, LoMBRoso señala la precocidad sin estudiar las causas, SALILLAS sí y en ello radica su aportación.

208. Vid.: R. SALILLAS, El tatuage, cit., págs. 54 y SS. 209. Vid.: R. SALILLAS, El tatuage, cit., págs. 68 y SS. 210. Cfr.: R. SALILLAS, El tatuage, cit., pág. 72. 211. Cfr.: C. LOMBROSO, L'Homme crimine,l, cit., T. I, págs. 284 'y s.

-182 - El primer influjo señalado por SALILLAS en la precocidad es el es­ tímulo, causa importante en la determinación. "Ese estímulo deriva de la generalización del tatuage en la región donde el delincuente vive, y por estar generalizado el tatuage en la región debe conside­ rarse más acumulado ese estímulo en el ambiente de las cárceles" 212 • Para establecer la mayor precocidad de los tatuajes en los delincuen­ tes considera SALILLAS necesario establecer algunas limitaciones: En primer lugar, dice, hay que saber si el tatuaje en edades de tan escasa iniciativa individual, como son los 6 o 7 años, se realizan pdr' deseo independiente del tatuado o por influencia del tatuador. En segundo lugar, hay que fijar un límite para precisar la precocidad ya que es evidente que no puede considerarse precoz en los delin­ cuentes aquéllo mismo que ofrece manifestaciones análogas en los normales. Y es que la referencia del desenvolvimiento respecto a la edad es de gran interés psicológico "porque se conexiona con un hecho de predilección y la predilección en este caso constituye la misma esencia de la psicología del tatuage, toda vez que tiene menos importancia el hecho de hacerse tatuar que el de hacerse tatuar im­ pulsado por un determinado influjo como los que parecen caracte­ rísticos en la significación del tatuage delincuente cuyos influjos solo se pueden manifestar en aquellos períodos de la vida en que los in­ dividuos sean capaces de caracterizar sus propias tendencias de ma­ nera inequívoca" 213 • Respecto a la localización anatómica está de acuerdo SALILLAS con la afirmación !ambrosiana de que ésta se encuentra preferente· mente en brazo, pecho, vientre y extremidades inferiores 214. Simbolismo: "Toda marca de tatuage delincuente es análoga a un símbolo, cualquiera que sea el origen de este símbolo y la parti­ 215 cularidad psicológica que manifieste" •

216 b"') Manifestaciones simbólicas : Puesto que el tatuaje es en el pensamiento salillano una manifestación preferentemente psicoló• gica examina el autor las diversas manifestaciones simbólicas del tatuaje delincuente: Lemas: Considera SALILLAS el lema en el tatuaje como una maaifes­ tación modernista influida por, la exageración de la publicidad de su época pero señala su origen en Francia como una derivación del tatuaje

212. Cfr.: R. SALILLAS, El tatuag.e, cit., págs. 73 y s. 213. Cfr.: R. SALILLAS, El tatuage, cit., pág. 76. 214. Cfr.: c. LOMBROSO, L'Homme criminel, cit., T. I, págs. 280 y SS. 215. Cfr.: R. SALILLAS, El tatuage, cit., pág. 80. 216. Vid.: R. SALILLAS, El tatuage, cit., págs. 81 y SS.

- 183 - político nacido del alarde de manifestación que se produjo durante Ja Revolución francesa. Precisamente Jo característico del lema en el tatuaje es que se debe a influjos, no de un estado individual sino colectivo por lo que generalmente lo que suelen exteriorizar no son los sentimientos del individuo s.ino lo que aparece muy caracterizado en el medio social y por ello impone la exhibición. Jeroglíficos: LOME Roso había observado en Jos delincuentes el uso de los jeroglíficos señalando la inexistencia de una regla convencio­ nal. En su opinión, la escritura jeroglífica en los tatuajes delincuen­ tes derivaba de los acontecimientos cotidianos y de la jerga como en los hombres primitivos 217 • A esta comparación entre jeroglífico y jerga se opone SALILLAS: "El carácter de la jerga es el disimulo, frecuentemente con maneras ingeniosas y expresivas en la formación de las palabras, pero con la tendencia a que esas palabras desempe­ ñen su papel en las relaciones de los delincuentes asociados, lo que viene a decir que deben ser entendidas y aplicadas por todos. Lo que se llama jeroglífico en el tatuage no tiene ese carácter. Es generalmen­ te una manifestac.ión individualizada y a veces un puro capricho" 218 Alegorías: Ya hemos visto como el simbolismo del tatuaje deriva de las grandes influencias mantenedoras y generalizadoras del tatuaje como son la marítima, la religiosa y la militar. Significa ello que la mayoría de los símbolos no constituyen una particular creación de­ lincuente sino que der.ivan del simbolismo común.

Clasifica SALILLAS los símbolos en: anatómicos 219 , entre los que señala como preferente el corazón 220 y la mano; de figura humana, con representaciones pasionales y eróticas; zoológicas, en las que

217. Cfr.: C. LoMBROSO, L'Homme criminel, cit., T. I, pág. 276. 218. Cfr.: R. SALILLAS, El tatuage, cit., pág. 95 y s. 219. "Llamamos anatómico lo que constituye una parte del cuerpo que ca­ racteriza simbólican1ente un sentimiento o una pasión" (Cfr.: R. SALILLAS,. El tatuage, cit., pág. 93). 220. El corazón, dice SALILLAS, ofrece tres manifestaciones simbólicas. Cro­ nológicamente la primera es representativa del valor, según lo indica la apari~ión de esta forma entre los delincuentes españoles. La segunda, es una repreSentación amorosa y la tercera, pertenece al simbolismo cristiano. El tatuaje tradicional era el del corazón atravesado por dos flechas (represen­ tación amorosa). Un corazón sólo, que es el primitivo, representaba el valor~ El más moderno es el atravesado por una espada que, opina, es de represen­ tación cristiana ya que es probable que la sustitución de la flecha por la espada derive de la representación del corazón en el martirio cristiano. LoMBRoso, por el contrario le atribuye representación amorosa (Cfr.: L'Uomo· delinquente, riduzione di Gina Lombroso, cit., pág. 132). Vid.: R. SALILLAS,. El corazón en el tatuage', cit., págs. 166 y ss.).

- 184 - aparece el león (probable símbolo del valor) y el lobo, la paloma y la. 221 serpiente; y fitológico, en el que tienen preferencia las flores • c"') Causas: La modalidad psicológica es, afirma, más propia del tatuaje delincuente que del normal. Por eso estudia las causas del desenvolvimiento del tatuaje deslindando las que son comunes a todas las manifestaciones de las que son atribuibles exclusivamen· te al tatuaje delincuente. Con este fin va examinando las causas enu­ meradas por LoMBRoso que son: la religión, la imitación, el amor, la yenganza, el ocio, la vanidad, el espíritu corporativo, el estímulo de nobles pasiones, las pasiones amorosas, la desnudez y el atavismo 222 • Atavismo: Lo mismo que LOMBROSO 223, SALILLAS considera que la causa por excelencia del tatuaje es el atavismo. Ahora bien el atavis­ mo para SALILLAS "debe ser considerado como biológicamente se consideran los apéndices de ciertos órganos que quedan únicamente para testimoniar Ja existencia de lo que en un tiempo tuvo realidad orgánica y funcional; y ese apéndice queda más evidenciado preci· samente donde en tiempo fue más importante la función. De todas formas ese género de atavismo no puede definirse como el atavismo· se define, como retorno a formas y manifestaciones fenecidas, como salto atrás. El salto atrás implica, por lo menos, alguna clase de apoyos y algún género de impulsos y ese apoyo y esos impulsos cons· tituyen las causas mantenedoras de una costumbre que se considera atávica" 224 • Imitación: La valoración de la imitación como causa del tatuaje delincuente sólo puede hacerse después de distinguir en ella lo que· es manifestación de la psicología colectiva de lo que es manifestación caracterizadamente individual. Por ello considera SALILLAS que no puede considerarse a priori causa del tatuaje delincuente ya que la imitación es una herencia muy remota y acogida de forma diferente. Lo que sí influye en la imitación, afirma, es evidentemente el medio ya que la imitación es, en primer lugar, un modo de acrecentamien­ to del estímulo y cuanto más cerca está el individuo de su acción,. más posibilidades tiene de ser tatuado. Por eso, la mayor proporción del tatuaje en los reincidentes no se puede explicar por la simple re­ incidencia en el delito sino por la permanencia en el medio que les impulsa a delinq1.1ir de nuevo y, sobre todo, por el reingreso en cár­ celes y prisiones. Así, lo mismo que hay formas de tatuaje regiona-

221. Vid.: R. SALILLAS, El tatuage, cit., págs. 93 y SS. 222. Vid.: c. LOMBROSO, L'Homme crimine.l, cit., T. I, págs. 288 y SS. 223. Cfr.: ,C. LOMBROSO, L'Homme criminel, cit., T. I, pág. 295. 1 224. Cfr.: R. SALILLAS, El tatuage, cit., pág. 106.

- 185 - les, militares, profesionales, etc., también hay formas que no son puramente delincuentes sino carcelarias y presidiales porque el me­ dio de la cárcel y del presidio no actúa de diferente modo que el medio nacional, profesional, militar o marinero. No cabe, sin embar­ go, hacer distinciones en el modo de acción del medio sino en la particularidad característica de ese medio que se manifiesta de forma diferente tanto en el tatuaje como en cualquier otro género de atributos. "El tatuage llamado delincuente no se puede llamar con propiedad de ese modo, sino más bien tatuage de las prisiones, por­ que la prisión tiene un tatuage que se debe considerar propio de ella y constituido por la suma de tendencias caracterizadas no tan solo en sus habituales inquilinos, sino en los peculiares influjos de la 225 vida penal" • Ocio: No concede SALILLAS excesiva importancia al ocio "El ocio, efectivamente, influye en algo que se conexiona, no tan sólo con el tatuage, sino con otras manifestaciones de la actividad de los encar­ celados. La cárcel, por ser cárcel, de igual modo que tiene su tatuage, tiene también su industria característica, y con esta industria, su arte propio. El confinamiento y la pas.ividad influyen en estas deter­ minaciones. Entre el tatuage y la industria y el arte carcelario existen conexiones íntimas resultantes del mismo influjo". Por tanto, si la condición característica de las prisiones es el ocio, hay que advertir que no se evidenc.ia sólo en el tatuaje sino en todas las demás ma­ nifestaciones de Ja vida carcelaria. La psicología del ocio no puede ser explicada solamente por el tatuaje sino también por los demás hechos en que se manifiesta. Lo que hace el ocio en los estados de reclusión es condicionar a ciertas tendencias para que se manifiesten exageradamente, caracterizándose por influjo de esa misma carac­ 226 ter.ización • Venganza: Admite SALILLAS que la venganza tiene sin duda una especial representación en el delito, especialmente en los delitos de sangre donde acusa una forma de reacción análoga a la de las so­ ciedades primitivas con Ja venganza o justicia privada. La cuestión surge, para este autor, respecto al valor que pueda tener como ca­ racterística del tatuaje delincuente. Para LOMBROso el espíritu de venganza es causa caracterizada del tatuaje de los delincuentes natos 217 • SALILLAs, sin embargo, consi­ dera que a la mayoría de los tatuajes que el profesor de Turín des-

225. Cfr.: R. SALILLAS, El tatuage, cit., págs. 113 y s. 226. Cfr.: R. SALILLAS, El ta'f;uage, cit., págs. 114 y s. 227. Cfr.: c. LOMBROSO, L'Homme criminel, cit., T. I, pág. 290.

- 186 - taca como inspirados en dicho espíritu, se les puede aplicar la clasi­ ficación de los lemas y teniendo en cuenta que entre éstos, además de los que constituyen una manifestación de pesimismo o de protes­ ta, los hay puramente afectivos, ello situaría a los delincuentes su­ jetos a esta clase de tatuajes no en ia categoría de los natos sino en 1a de los pasionales. De ahí que mantenga que "puede constituir una orientación psicológica más concreta el examen directo de esos sen­ timientos que la un poco arbitraria abstracción de una de sus con­ secuencias en los diversos modos de la reacción pasional""'· Y del exé.men directo de los sentimientos derivará SALILLAS conclusiones respecto a la religión y al amor como causas del tatuaje delincuente. Religión: Observado que el sentimiento religioso tiene una remotí• .sima tradición en el tatuaje en general, duda D. Rafael de la impor­ tancia que pueda tener el que tenga representación en el tatuaje delin­ cuente lo que normalmente alcanza una considerable tradición y una extraordinaria difusión. Llega así a la conclusión de que "ni las ma­ nifestaciones rel.igiosas ni por tanto el tatuage religioso tienen una especial significación en los delincuentes por no constituir en ellos ni un sentimiento ni una tendencia particular. La religión en el delincuen­ te no es otra cosa que un reflejo del mismo estrato social o de la mis­ ma sociedad de que el delincuente procede o en que vivió o vive"'"· Amor: El tatuaje amoroso no se puede estudiar independiente­ mente porque se conexiona con otros sentimientos revelados en el ta­ tuaje. "Por eso, dice, sería más comprensible que el estudio de estas y otras manifestaciones del tatuage estuvieran comprendidas en el concepto general del tatuage afectivo, quedando para después la tarea clasificadora de los distintos elementos e influjos que lo constituyen, y la tarea analizadora de las conexiones del tatuage con los diferentes 230 influjos que contribuyeron a determinarlo" • No hay que olvidar que los tatuajes llamados por LoMBRoso biográ­ ficos y también los religiosos son siempre manifestaciones afectivas. Por eso, aún aceptando SALILLAS como elemento clasificatorio el con­ cepto general de lo afectivo, cree que "en el estudio de las manifesta­ ciones del tatuage que a ese concepto corresponden, se deben cata­ logar en series las diferentes clases de afecto conexionados, y por lo mismo resulta una serie desde el afecto noble al afecto degradado, que permite calcular la significación del tatuage de los delincuentes, según el orden de manifestaciones de la afectividad. Así resultan:

228. Cfr.: R. SALILLAS, El tatuage, cit., pág. 123. 229. Cfr.: R. SALILLAS, El tatitage, cit., pág. 129. 230. Cfr.: El tatuage, cit., pág. 132.

- 187 - l.º) Tatuages afectivos que constituyen recuerdos de localidad, enla­ zados con recuerdos de familia. 2.º) Tatuages afectivos-amorosos. 3.º) Tatuages amoroso-eróticos. 4.º) Tatuages exhibicionistas y 5.º) Ta-· tuages de inversión sexual: A) Tatuages tribádicos. No se distinguen por un carácter especial; Bl Tatuages pederásticos" 231 • Con relación a otros caracteres señalados por LOMBROso como· peculiares del tatuaje delincuente, como es la vanidad, admite SA­ LILLAs que pueden ser revelados en el medio de la prisión pero no que sean creados en él. Pone de relieve cómo la vanidad está abun­ dantemente testimoniada en las manifestaciones de los pueblos sal-· 232 vajes pero muy poco en lo que concierne a los delincuentes • En cuanto a la desnudez niega que tenga alguna influencia en el mante­ nimiento del tatuaje. Por el contrario, afirma, demuestra el tatuaje "un carácter íntimo y recatado" como lo prueba el hecho de que sea. 233 excepcional en la cara • d"') Conclusiones al tatuaje delincuente: l.': "El tatuage de influencia militar criminal es bastante mayor que el de la sola influencia militar". 2.': "Donde el tatuage normal no se halla difundido o no exis­ te, aparece más caracterizado y desenvuelto el tatuage en los de­ lincuentes". "Retrotrayendo estas consideraciones a una teoría expuesta ante­ riormente respecto a que el mantenimiento del tatuage obedece a un influjo misoneíco, y que ese influjo se manifiesta tenazmente en ciertos países y en c.iertas regiones, y caracterizadamente en ciertas clases sociales, para la valoración estadística del tatuage criminal, tendríamos que referirnos a los distintos influjos misoneícos, inclu­ yendo, además, en ellos como mantenedores de esa tradición, las po-·

231. Cfr.: R. SALILLAS, El tatuage, cit., pág. 134. 232. En efecto LoMBRoso, aunque afirma que el influjo de la vanidad en el tatuaje es "incluso más grande" que el de otros caracteres, limita su re­ ferencia a los pueblos salvajes sin aportar prueba alguna respecto a los de­ lincuentes (CfJj.: L'Homme criminel, cit., T. I, págs. 290 y s.). 233. Es éste quizá el único argumento de SALILLAS respecto a las causas del tatuaje delincuente de fundamento más débil. El hecho de que no sean frecuentes Jos tatuajes en la cara se explica fácilmente por una razón fisiológica: ser la zona especialmente sensible al dolor. Además, como ponía de relieve LoMBRoso, una prueba de la influencia de la desnudez es que los tatuajes son. más frecuentes en los marineros y entre las prostitutas. Al mismo tiempo cree­ mos con este autor que el tatuaje en determinadas regiones del cuerpo no ten­ dría razón de ser en un hombre vestido (Vid.: L'Homme criminel, cit., T, págs~ 294 Y SS.).

- 188 - blaciones de las cárceles y presidios y ciertas asociaciones delincuen­ tes. Pensando de este modo se puede advertir prudentemente que el influjo criminal actúa sobre los demás influjos añadiendo una cierta proporción a las demás causas productoras del tatuage o man­ teniendo la costumbre de las marcas en donde no existe normalmen­ te. Esta es la conclusión a la que llego, después de examinar los datos a,grupados por LOMBROSO y después de apreciar las distintas carac­ terizaciones del tatuage en Francia, en Italia y en España""'.

·'d") ·El tatuaje en los delincuentes españoles 235 : En España, afir­ ma SALILLAs, apenas existe el tatuaje profesional a no ser en los mar.ineros. En general puede afirmarse que el tatuaje se ha desarro­ llado poco en nuestro país. La causa para nuestro autor es étnica. La raza que históricamente está familiarizada con el tatuaje es la celta que en España solo constituye una pequeña proporción. Tam­ bién obedece a una característica diferencial del pueblo español con el francés e italiano y es que en España no existía el culto externo a la condecoración, con excepción de los militares. Lo que se advierte como característico de nuestro país es el predominio del adorno "y como el adorno canceló el tatuage, nos podemos explicar el por­ qué la costumbre de las marcas en la piel no tuvo privanza en nues­ 236 tro pueblo o fué sustituido prontamente" • "El tatuage en España se limita casi exclusivamente a los mari­ neros y a Jos presos y penados y en los casos que se registran en otras clases de sociedades constituyen únicamente derivaciones sin importancia de esos dos centros de propagación. Aun entre los mari­ neros se deben reconocer .influencias extrañas no sólo porque los tatuadores sean alguna vez de otra nacionalidad, sí que más princi­ palmente porque las regiones donde más se ha propagado el tatuage son aquéllas que mantienen relaciones comerciales con otros países. Esto ocurre en la Costa Cantábrica y en Andalucía, principal-

234. Cfr.: R. SALILLAS, El tatuage, cit., págs. 143 y s. 235. "En la 4.'' edición de L'Uomo, al tratar del tatuaje, figuran los datos españoles, con la mención de mi nombre como investigador de ese detalle de la antropología criminal. Débese, ésto a un estudio acerca del tatuaje pu­ blicado por mí en una Revista de Antropología criminal que apareció en Valladolid transitoriamente ... Figuró también en la Exposición Penitenciaria ·de S. Petersburgo con ocasión del Congreso Penitenciario Internacional". ESte estudio se basa, pues, reconoce SALILLAS en la Advertencia preliminar, en el mismo que fue incorporado por LoMBRoso en la 4.'ª edicíón de L'Uomo (Cfr.: El tatuage, cit., pág. 145). 236. Cfr.: R. SALILLAS, El tatuage, cit., pág. 149.

- 189 - mente en Sevilla y en Cádiz" 237 • Pero sobre todo el tatuaje entre nosotros es principalmente costumbre presidia! y principalmente car­ celaria. Ello lo atribuye SALILLAS a que por causas de los tráns.itos de justicia todas las cárceles han albergado individuos que lo pudie­ ron propagar. De 121 tatuados observados por él, 77 se debían a la influencia de las cárceles y presidios, 30 eran marineros y 14 sin 238 determinar • a'") Causas: La imitación que, como hemos visto, jugaba papel esencial en el tatuaje "normal", es el influjo mayor también en el tatuaje de los delincuentes españoles según la apreciación salillana. En la imitación juega un papel primordial la elección, dentro de la riqueza de imágenes y modos de expresión de los dos sentimientos generalizados: religión y amor. "El carácter de ident.idad (del tatuaje con el carácter del delincuente) se halla confirmado en la generali­ zación de ciertos tatuages expresivos de dos principales sentimientos que influye, evidentemente, en esa preferencia tanto o más que la tenacidad en la tradición; y en el refrendo de otras marcas para precisar su significación, con nombres, iniciales y fechas. Hay más todavía. En estas preferencias se descubre una evidente manifesta­ ción del carácter criminal". Por tanto, la elección influye en el ta­ tuaje, de ahí que ciertas formas de tatuaje se manifiesten con pre­ dilección en cierto género de delincuentes. "Se puede afirmar, según los datos de nuestra estadística que, divididos los delincuentes en tres grupos (delitos de sangre, agresión e indisciplina, delitos contra la propiedad), resulta muy generalizado el tatuage amoroso en toda clase de delincuentes, muy acentuado el religioso en los delitos de sangre y erótico en los delitos contra la propiedad" 239 • b"') Conclusiones: Respecto a los delincuentes españoles llega SALILLAS a las siguientes conclusiones 240 : l.': El tatuaje religioso predomina en los delincuentes que co­ metieron delitos de sangre y el erótico en los de delitos contra la propiedad. 2.': De 121 tatuados, 46 tienen 1 sólo tatuaje, 42 tienen dos y 1 tiene él sólo 23.

237. En la Costa Cantábrica predomina el tatuaje en forma religiosa y el tatuaje amoroso y el característico del valor en Andalucía (Cfr: R. SALILLAS, El tatuage, cit., pág. 155). 238. Cfr'.: R. SALrLLAS, El tatuage, cit., pág. 158. 239. Cfr.: R. SALILLAS, El tatuage, cit., págs. 161 y s. 240. Vid.: R SALILLAS, El tatuage, cit., págs. 167 y ss.

- 190 - 3.": El mayor número corresponde a las extremidades superio­ res, luego el tronco y después las extremidades inferiores, siendo mayor el número de tatuados en la extremidad superior derecha que en la izquierda. 4.": La max1ma del tatuaje está entre los 20 y los 30 años con predominio de los 20 a 25. 5.': Oficio: No hay ningún tatuaje profesional propio ni siquiera. en los marineros ya que los símbolos marinos son adoptados por su significación simbólica pero no tienen valor distintivo profesional. 6.": Naturaleza de los tatuados: El mayor número de tatuajes co­ rresponde a delincuentes naturales de provincias costeras. 7 .": Lugar donde se tatuaron: El mayor número por el orden si­ guiente: cárcel, presidio y estando embarcados. 8.": El tatuaje delincuente y la reincidencia: De 121 tatuados, 42 eran reincidentes lo que prueba para SALILLA.S que la reincidencia no aparece como influjo señalado en las motivaciones del tatuaje y si tiene un leve influjo es más por la frecuencia con que el reincidente ingresa en las prisiones y se familiariza con los usos y costumbres penales 241 •

241. Para comparar estas conclusiones, deducidas del examen de 121 ta­ tuados, estudiados personalmente por él, analiza SALILLAS la colección de deli·ncuentes habituales del Sr. CABELLUD, de 1.500 fichas y la colección del gabinete antropométrico de Barcelona. De la primera colección deduce que: En los delincuentes profesionales los tatuajes más numerosos son los que tienen símbolos mar'inos y de éstos el más frecue·nte es el ancla; El grupo amoroso y erótico aparece también bastante significado. La manifestación religiosa es casi insignificante. En la localización anatómica hay preferencia por las extremidades superiores. De la 2." Coleción, formada por los tatuajes reseñados en las fichas antropométricas de la Cárcel de· Barcelona extrae las siguientes conclusiones: la mayor abundancia del tatuaje en Barcelona se debe a la mayor concurrencia de elementos extranjeros, especialmente fran­ ceses e italianos por lo que el influjo especial depende del exotismo. De las representaciones amorosas y afectivas las más frecuentes son bustos de mujer y corazones; De los tatuajes marineros: ancla y estrella; de las representa­ ciones obscenas: mujer desnuda; de los tatuajes que parecen expresar senti­ mientos de venganza: pUñales; de los religiosos: cruz y ángel; de los tatuajes políticos: la República entre ramas de laurel; de los referentes al circo: monos y de los tatuajes referente al juego: dados. Coincidiendo con la nota general del tatuaje en España, predominan en esta colección los tatuajes amorosos y los marineros. El número de símbolos militares es escaso lo que en su opinión "tal vez obedezca al sentimiento colectivo predominante en aquellas clases de la población barcelonesa, con las cuales los tatuados pueden tener mayor afinidad. Estas clases están imbuídas de un sentimiento político ente­ ramente opuesto a la silnpatía por determinados símbolos como lo demuestra.

- 191 - d) El delito. Factores individuales:

a') La edad 242 : Según QuETELET la tendencia al crimén sigue una misma ley en todos los países: crece progresivamente y alcanza 243 un máximo para decrecer luego y extinguirse con la vida • Según ésta tesis puede afirmarse que la creciente, la intensiva y la decre­ ciente del delito corresponden a la creciente, la intensiva y la decre­ ciente de la vida. Si sobre esta base, sostiene SALILLAs, definimos el delito como una manifestación enérgica que se cumple cuando la energía de la constitución orgánica ofrece los medios para la reali­ zación del delito, esta definición es en parte acertada y en parte errónea. Es acertada respecto a la valoración de la energía en el delito pues toda acción, delictiva o no, requiere para su desenvolvi­ miento una energía fisiológica y psico-fisiológica. Es equivocada por­ que la energía es generada para ser aplicada y en esta aplicación es la expresión del tatuaje político que es mucho más dominante que el re­ Jigioso. Lo que predomina en el tatuaje político en estas representacio­ nes es el sentimiento republicano y en los lemas el sentimiento liber­ tario". Otra de las características de esta colección es que en ella aparecen _por vez primera representaciones del tatuaje profesional que supone para SALILLAS "una ingerencia que no es atribuible a ninguna de nuestras maneras peninsulares y que, incuestionablemente, es propia de las manifestaciones del tatuaje normal en Francia e Italia"; predominio, pues, del influjo exótico. Este influjo se conoce también en la multiplicación de figuras de tatuajes en el cuerpo de algunos tatuados y en el mayor número de simbolismos y tam­ bién en el considerable número de lemas ya que el tatuaje español no es lemático siendo los lemas más abundantes los nombres propios, rara vez los .apellidos. Sin embargo el sentido pesimista, vindicativo, de protesta e ironía característico de los lemas en el tatuaje delincuente francés e italiano no penetró en la temática de los tatuajes barceloneses lo que se explica para SALILLAS porque siendo el tatuaje un documento más psicológico que antro­ pológico, el espíritu que ha dictado los lemas no puede penetrar tan fácil­ mente como la costumbre lemática porque ese espíritu es parte constitutiva ·del carácter y cada pueblo manifiesta expresivamente el carácter que tiene. Por último del estudio de estas colecciones llega SALILLAS a la conclusión final ·de que "la mayor abundancia del tatuage en Barcelona y las maneras propias de este tatuage que se diferencian en mucho de las significadas en el escaso tatuage peninsular, son derivadas del ambiente en que se ha producido y en el cual actúan las influencias francesas e italianas" (Vid.: R. SALILLAS, El tatuage, cit., págs. 177 y ss.). 242. Bajo el título de La edad fisiológica y el delito se incluyen las inves­ ·tigaciones realizadas en el segundo año del Laboratorio de Criminología, en torno a la evolución del delito conforma al desenvolvimiento de la edad. (Vid. el trabajo de SALILLAS publicado bajo la misma denominación en dicho :Laboratorio) . 243. A. QuETELET, Psiquique sociale, Bruselles, 1869, T. 2, págs. 338 y ss.

-192 - donde se encuentran las diferencíales. Por ello, aun estando de acuer­ do con Ja tesis de QUETELET la acomodará a sus propias teorías. Los influjos orgánico, social y mental (desarrollo físico, emanci­ pación legal y proceso de madurez mental) son resumidos por D. Ra­ fael en dos conceptuaciones: "Constitución intensiva de la energía adecuada a las explosiones pasionales" y "deficiencia de Jos centros 24 y de Jos elementos moderadores" '. Corresponden ambas a los dos órdenes de integraciones en las que, en su opinión, debe ser con­ ceptuado,. el hombre: Ja integración orgánica y la integración so- ciológica. La integración orgánica corresponde al desarrollo de las partes orgánicas y de las energías correspondientes a ese desarrollo. La integración sociológica constituye el proceso de incorporación del hombre a la sociedad. Los estados de integración orgánica son estados individuales ca­ racterizados por Ja actuación de tendencias individuales no refrena­ das. Así, los tipos primitivos son impulsivos naturales y la impulsión no es otra cosa que la acción individual que obedece inmediatamente y sin ninguna oposición a los estímulos que la determinan. Pero al ir incorporándose el hombre a la sociedad, es decir, al producirse Ja integración sociológíca, aparecen las primeras reducciones de las cuales la más importante es la reducción acciona] definida como "re­ frenamiento de las tendencias inc\ividuales". Socialmente, la acción refrenativa, la acción subordinadora, comienza en los primeros años del niño. Los padres son los primeros jueces, a ellos corresponde Ja primera etapa del proceso de subordinación de los niños. Por tanto, deduce SALILLAS, si el delito representa un defecto de esa integra­ ción, el predominio de la tendencia del.incuente de los 21 a Jos 25 años supone que las acciones reductoras antecedentes han sido inefi­ caces o insuficientes y es, al mismo tiempo, una muestra de lo enér­ gico de la constitución individual. El coeficiente de Ja represión coincide con el de la progres.ión de la tendencia delictiva. La mayor acción represiva corresponde de los 16 a los 21 años, es decir, Ja época de progresión de la tendencia delictiva. Este hecho indica, en su opinión, "Ja espontaneidad de la acción social refrenadora, corresponc\iente a la mayor necesidad de refrenamiento" de lo que deduce que "la acción preventiva del delito no se debe ejercer cuando el delito decae sino cuando el delito se inicia" 245 •

244. Cfr.: R. SALILLAS, La edad fisiológica y el delito, cit., págs. 369 y s. 245. Vid:. R. SALILLAS, La edad fisiológica y el delito, cit., págs. 371 y SS.

-193 - 13 La tesis de QuETELET, seguida en sus líneas fundamentales por SALILLAS respecto a la edad y los delitos, fue interpretada por algunos autores en el sentido de que implicaba la correspondencia entre la 246 máxima del.ictiva y el máximo desarrollo físico o máximo vigor • A esta interpretación se opuso SALILLAS: "Si Quetelet afirma que la máxima inclinación al crimen se manifiesta cuando el desarrollo físico está casi completamente terminado, no quiere decir con esto que el delito sea una manifestación vigorosa. A esa edad, según Que­ telet, corresponde el mayor desenfreno de las pasiones. De manera que enlazando una y otra ind,icación, resultaría que en el delito lo que se manifiesta es un vigor pasional, una explosión pasional". Es cierto, reconoce, que las manifestaciones pasionales explosivas tienen que definirse como vigorosas. Ahora bien, esto no quiere decir, en su opinión, que un acto vigoroso sea definidor de una na­ turaleza enérgica. La energia no consiste en un acto de explosión sino de dominación. El hombre enérgico no es el dominado por los influjos pasionales sino el que domina éstos. Por otra parte, explica, en la teoria de QuETELET la fuerza dominante no es la generada fisio­ lógicamente sino psíquicamente: la razón. Sin embargo, reconoce tam­ bién SALILLAS que en el desenvolvimiento de la delincuencia conforme al curso de la edad fisiológica tampoco se puede desconocer el influjo de las constituciones enérgicas especialmente en los delitos contra la vida humana pues como él mismo decía "toda tendencia violenta requiere una energía personal, cuya energía coincide en parte con Ja energía fisiológica dimanada de un desarrollo orgánico correspon­ diente a una determinada edad vigorosa" 247 • La edad, el suicidio y la locura: Según A. CORRE 248 entre la mar­ cha del crimen y de la locura hay independencia 249 • Cuando la locura alcanza mayor frecuencia es en la edad en que el delito disminuye. Entre el suicidio y la locura hay sin embargo manifiestas relaciones en el sentido de que el primero es manifestación de la segunda. Hay

246. Así CoLAJANNI que afirmaba que a la edad no se le puede atribuir una particular influencia criminógena y si se le concede alguna es secundaria y dependiente de otros factores, criticando la teoría de QUETELET manifestaba que tratándose de la delincuencia de ancianos no cabía explicar la tesis que­ teliana del '1excesivo vigor" (Cfr.: N. CoLAJANNI, Sociología criminale, cit., vol. U, págs. 32 y s.). 247. Cfr. R. SALILLAS, La edad fisiológica y el delito, cit., págs. 377 y s. 248. Cfr.: A. CORRE, Crime et suicide, Paris, 1891, pág. 307, cit. por SALILLAS én La edad y el delito, cit., pág. 383. 249. También LoMBRoso afirmaba que la edad es uno de los pocos puntos diferenciales entre el delito y la locura (Cfr.: L'Uomo delinquente, riduzione di Gina LOMBROSO, cit., pág. 268).

194 - pocos suicidios en la edad en que se manifiesta poco la locura y, por el contrario, aumenta en la edad en que se manifiesta normal­ mente la locura. Por su parte, entre el suicidio y el crimen, aunque guarden entre sí relaciones de derivación y compensación, su evo­ lución es distinta en el terreno social. De esas indicaciones SALILLAS saca la conclusión de que tratán­ dose de tres fenómenos que en cierto sentido se han considerado análogos: delito, suicidio y locura, sólo del primero puede decirse lo que dijo QuETELET y CORRE reiteró: que corresponde al período 250 de" mayor actividad fisiológica y social • Para SALILLAS, por tanto, acomodando la teoría de QUETELET a su pensamiento, la edad .influye en el delito en cuanto influye en la integración orgánica y en la social. Para QUETELET cuando el indivi­ viduo está en condiciones de delinquir es cuando pasa del estado de indiferenciación al de diferenciación social. Para SALILLAS este paso implica el de la pubertad a la madurez. La pubertad, en el pensa­ miento salillano, se caracteriza por ampliación de desarrollo, aumen­ to de capacidades y consecuente aumento de las apetencias nutri­ 251 tivas • Pero para determinar la influencJa de la edad en el delito no sólo son de interés los estudios de las condiciones anatómicas, fisiológicas y psíquicas sino que es imprescindible, dice, el estudio de las condiciones sociológicas para la apropiada diferenciación, para la apropiada integración social de los jóvenes m.

b') La edad y el delito en España: Las investigaciones de SALI­ LLAS en torno a la edad y el delito en España 253 están basadas en el

250. Cfr.: R. SALILLAS, La edad fisiológica y el delito, cit., pág. 384. 251. E1nbriogénicamente la pubertad, dice D. Rafael, puede ser definida como un período de ampliación y afirmación del desarrollo anterior o cons­ tituyente. Según ésto, en el desenvolvimiento intrauterino tendremos dos fases .que significarán lo mismo que las dos fases de desenvolvimiento extrauterino. La primera fase es la de constitución, en la segunda, se desenvuelve todo lo constituido. La primera fase es de predominio generativo, la segunda de pre­ dominio nutritivo; ahora bien, como el influjo generativo es tan primordial, la determinante de la segunda fase es siempre generativa. Por tanto, en el desarrollo se pueden distinguir dos fases generativas, la primera que es cons­ tituyente y que SALILLAS llama de "generación'', y la segunda como ampliación de lo constituído o de "regeneración". La pubertad, en tal concepto, puede definirse como un período regenerativo (Cfr.: R. SALILLAS, Enseñanzas de Marro, cit., pág. 518). 252. Cfr.: R. SALILLAS~ La edad fisiológica y e.i delito, cit., pág. 390. 253. Los resultados de estas investigaciones, realizadas en el Laboratorio de Criminologia, aparecen extractados en La edad y el delito en España, cit., en donde SALILLAS manifiesta su propósito de publicar íntegro el trabajo en libro a par be, propóstto que no llegó a realizar.

- 195 - censo de población de 1877 y el censo delincuente según la Estadística de Administración de Justicia en lo cr.iminal de 1883-1887 y com­ prende una valoración de las desproporciones y un análisis estadís• tico de los delitos : contra las personas, contra la propiedad, contra la honestidad, delitos asimilados a los anteriores, los delitos políticos, de imprudenc.ia temeraria y negligencia y delitos de quebrantamien­ to de condena. a") Criterios metodológicos: Los criterios metodológicos utili­ zados en el análisis de las estadísticas y en el procedimiento de va­ loración de las proporciones son Jos siguientes : Lº) La clasificación de las edades de la citada Estadística es: 1 '. Mayores de 9 años y menores de 15 2.ª: " " 15 " " " 18 3.ª: " " 18 " " " 25 4/': De 25 a 40 años 5.ª: De 40 a 60 años 6.': De más de 60 años.

Comparando estas edades con el censo de población de 1877 254 resulta que Ja proporción por LOOO en cada edad es como sigue: L• Edad 1,733 2.' " 10,702 3.• " 18,352 4.' " 11,767 5.' " 5,783 6.' " 3,585 255 •

254. Censo de población Delincuentes Edades 1877 1883-1887

l.' 1.937.082 3.358 2.• 928.037 9.932 3." 1.944.152 35.679 4.' 3.529.072 41.527 5.' 3.497.909 20.231 6.' 934.643 3.351 Cfr.: R. SALILLAS, La ediad y el delito en Espafia, cit., pág. 332).

255. La proporcionalidad de este estudio con1parativo es para SALILLAS demostrativo de la teoría de QUETELET. El delito crece progresivamente desde una cifra inicial (1,733) a un incremento (10,702) hasta alcanzar un máximo (18,352). Desde este máximo decrece hasta extinguirse con la vida (Cfr.: La edad y el delito en España, cit., pág. 332).

- 196 2.º) El procedimiento de valoración de las desproporciones que sigue SALILLAS es el siguiente: se valoran los años que comprende cada una de las edades clasificadas. La primera comprende 6 años, la segunda 3, la tercera 7, la cuarta 15 y la quinta 20. De la sexta prescinde por no tener un límite determinado. Hecha la valoración de edades se calcula qué contingente de delin­ cuentes le correspondería a cada año de los 51. Se obtienen así los datos imaginarios. Estos, se comparan con la cifra real 256 • µaciendo cálculos de proporcionalidad, en el dato arbitrario re­ sulta una desproporción respecto al dato real y esta desproporción puede ser en más o en menos. La desproporción en más significa que cada edad tiene más delincuentes en la realidad de los que el dato arbitrar.io manifiesta. La desproporción en menos significa que en la realidad existen menos delincuentes que los mostrados por el dato arbitrario. La siguiente etapa corresponde a una doble valoración: de la pro­ porción delincuente y de la desproporción 257 • El índice despropor­ ciona! es igual en más que en ínenos, lo que quiere decir que en la distribución arbitraria de los delincuentes los que descargan a una

256. Divididos por 51 los 10.727 delincuentes en los cinco grupos de edades, a cada año le corresponden 2.171,12. Con este dato se aprecia arbitrariamente los datos y se comparan con la cifra real. Resulta así lo siguiente: Edades Datos reales Datos arbitrarios

l.' 3.358 13.026,60 2.' 9.932 6.513,30 3.' 35.679 15.197,70 4.' 41.527 32.566,50 5.' 20.721 43.422,00 TOTAL: 110.727 110.726,10 (cfr.: R. SALILLAS, La edad y el delito en España, cit., pág. 333).

257. Edades Proporciones Desproporciones Más Menos l.' 1,55 4,45 2.' 4,57 1,57 3.' 16,43 9,43 4.' 19,13 4,13 5." 9,32 10,68 ------TOTALES: 51,00 15,13 15,13 El desenvolvimiento de las proporciones corresponde a la distribución de la cifra total que es la de 51 años, suma de las cinco edades (Cfr.: R. SALILLAS, La edad y el delito en España, cit., pág. 334).

- 197 - edad (más) son exactamente los mismos que los que se descargan a otra edad (menos). Por tanto, para hacer una proporción completa se suma la cifra proporcional con la cifra desproporciona! en las des­ proporciones en más y se restan en las desproporciones en menos 258 •

b") Conceusiones: Con los datos obtenidos mediante el anterior proceso llega SALILLAS a las conclusiones siguientes:

Delitos contra las personas: l.': La creciente del delito limitada y significada en una máxima corresponde a la 3.' edad en los delitos de lesiones disparo, homicidio e infanticidio. 2.': La creciente está más significada en los delitos cometidos con armas de fuego e infanticidio. 3.' La creciente del delito, también limitada y significada en una máxima corresponde a la 4.' edad, sobre todo en los delitos de pa­ rricidio y aborto. 4 ' · La creciente en el asesinato, a fin de señalar una máxima, debe buscarse en un promec\io de la 4.' edad. Delitos contra la propiedad: El estudio de estos delitos, consi­ derando que "cada delito tiene su significado", no lo realiza SALILLAS en conjunto sino que los clasifica por su significado. Así, distingue entre: 1) Delitos de utiiización de propiedad ajena y 2) Delitos de destrucción de la propiedad. El primer grupo comprende los robos, hurtos, estafas y la usurpación. El segundo, el incendio y los daños. A su vez el primer grupo está subdividido en tres modalidades: apro­ piación directa, apropiación .indirecta y sustitución jurídica. Esta­ dísticamente, los delitos pertenecientes a los de destrucción de la propiedad se desenvuelven análogamente a los delitos de utilización de la propiedad por apropiación indirecta. "Todos los delitos contra la propiedad se diferencian de los de­ litos contra las personas en que son permanentes". Por su parte, "asemejándose todos los delitos contra la propiedad por su perma­ nencia, se diferencian en su iniciación y en su incremento: Los robos y los hurtos se inic.ian muy precozmente y el incremento progresivo es grande. La usurpación no se inicia hasta la tercera edad y se man­ tiene con gran incremento en las dos edades siguientes. La estafa se inicia débilmente en la segunda edad y se mantiene con incremen­ to en las siguientes si bien la quinta es menos incrementicia en la

258. Vid.: R. SALILLAS, La edad y el delito en España, cit., págs. 331 y SS.

- 198 - estafa que en la usurpación". Ello se debe, en opm10n d

Delitos contra la honestidad: Corresponden a la tercera edad. Ello se debe, dice, a que esta edad es generativamente la más im­ pulsiva. La significación generativa de los delitos contra la honesti­ dad es más acusada que la nutritiva en los delitos contra las per­ sonas y contra la propiedad. Ello depende que los límites de desen­ volvimiento de la función generativa son mucho más limitados que los de la función nutritiva. Esta, con más o menos incrementos, es constante mientras que la generativa tiene su iniciación en un de­ terminado momento de desarrollo y Ja debilitación de la tendencia es relativamente temprana hasta llegar a la extinc.ión por falta de apetito manifiesto. Por ello Ja violación, abusos deshonestos, rapto y corrupción de menores acusan un descenso en la cuarta edad. Por tanto, "los delitos contra la honestidad deben ser conceptuados corno de significación generativa; el desenvolvimiento de estos delitos co­ rresponde al desenvolvimiento e incremento funcional, correspon­ diendo la decadenc.ia del impulso al amortiguamiento de Ja función; como residuo funcional queda el alarde generativo propio de los exhibicionistas y de ahí que la máxima del escándalo público sea en una edad avanzada".

259. Vid.: La edad y el delito en España, cit., págs. 337 y ss.

-199 - Delitos asimilados a los grupos anteriores: Nace este grupo de haber definido los delitos contra las personas y contra la propiedad como delitos de significación funcional generativa. Comprende los delitos contra el estado civil de las personas y Jos delitos contra la libertad y seguridad de las personas. Los delitos contra el estado civil comprende la suposición de partos, usurpación del estado civil y celebración de matrimonios ile­ gales. Todos estos delitos participan de los elementos de la falsifi­ cación por Jo que, considera, deben ser clasificados entre las false­ dades. La edad inicial es la tercera; la máxima aparece definida en la cuarta y el decrecimiento en la quinta debe reputarse como tenue. Los del.itos contra la libertad y seguridad de las personas com­ prende las detenciones ilegales, la sustración de menores, el aban­ dono de niños, el allanamiento de morada, las amenazas y coacciones y el descubrimiento y revelación de secretos. La nota coactiva es la que caracteriza a este grupo. La máxima se señala en la cuarta edad y es notable el decrecimiento en la quinta 260•

260. Vid.: R. SALILLAS, La edad y el delito en España, cit., 342' y SS.

- 200 - CONCLUSIONES I ,

l. Tanto la vocación penitenciarista como criminológica de Ra­ fael SALILLAS (1854-1923) fueron tardías y en cierto modo, más que espontáneas, provocadas. Sus inquietudes literarias y su formación médica fueron decisivas. Impulsado por las primeras se traslada a Madrid en donde ingresa, accidentalmente, en la Dirección general de Establecimientos penitenciarios lo que le pone en contacto con los problemas penitenciarios y despierta su interés por ellos. Cono­ cido el delincuente como sujeto penitenciario, su formación médica y su espíritu intelectual siempre abierto a los nuevos horizontes le harían sentirse inmediatamente atraído por las recién nac.idas teorías positivistas caracterizadamente antropológicas; a ellos se debe, pues,. su primera relación con la Criminología y el origen de su preocupa­ ción por el delincuente como sujeto criminológico. 2. Las mismas circunstancias que fueron cuna vocacional de SALILLAS como penitenciarista y criminólogo motivarían que su for­ mación como tal haya sido autodidacta. 3. Como constantes de su obra se pueden señalar la aplicación del método positivo y la utilización de la fuente de la literatura picaresca.

I I

l. Del estudio de las obras que SALILLAS ded,icó a cuestiones pe­ nitenciarias, se deduce que únicamente son fuente de conocimiento de su pensamiento científico-penitenciario: La vida penal en España, Informe al Expediente para preparar la reforma penitenciaria y La crisis del sistema: celular.

- 203 - 2. La problemática sobre la que ,incide su pensamiento peni­ tenciario (régimen celular, trabajo, clasificación, instrucción y per­ sonal penitenciarios) coincide con la pauta dominante de la teoría y práctica penitenciarias de la segunda mitad decimonónica, mani­ festando las soluciones propugnadas una especial influencia de la Escuela positiva. 3. Sigue SALILLAS el criterio positivista de repulsa categórica al régimen celular absoluto aceptando también, en un principio, la ar­ gumentación antropológica del significado estimulante que supone el total aislamiento en las propensiones criminales innatas. Sin em­ bargo, en su última obra penitenciaria basa su objeción en la inca­ pacidad evolutiva dimanada de la imposibilidad de la acción forma­ tiva del medio, Constituye este cambio de argumentación el único punto de referencia que nos permite advertir una evolución en su pensamiento penitenciario, paralela a la del criminológico, a través de un proceso de independencia de la servidumbre positivista. 4. Aceptada la consideración correccionalista del trabajo como medio de readaptación y corrección del penado, se decide SALILLAS por la solución propugnada por la Escuela italiana del trabajo al aire libre en colonias agrícolas en base a una paralela argumentación: 1) Su costo sería inferior al de las prisiones comunes y la poblac,ión penal colonizada no sería gravosa económicamente; 2) La clasifica­ ción profesional de los delincuentes señala como índice mayor el de las profesiones agrícolas con lo que en las colonias se daría la afinidad electiva entre el tipo de trabajo y la clasificación profesio­ nal del penado, indispensable para la reincorporación social de Jos penados; 3) Las colonias agrícolas al disminuir los rigores y las limi­ taciones de los derechos de los penados provoca la disminución del número de fugas. A estos razonamientos comunes de ámbito gene­ ral añade dos de ámbito nacional: el primero es la necesidad de España de colonizar sus regiones estér,iles y el segundo se basa en el fomento de la vida nacional en el que se refleja el efecto de redención fisiológica y social del trabajo al aire libre al aplicarse éste a la restauración agraria. 5. La influencia positivista se manifiesta también en su clasifi· ·cación de la población penal como base de la organización peniten­ ciaria. Los tipos que en ella distingue son propios de Ja clasificación de FERRI y también como este autor, rechazada la eliminación abso­ luta, propone la deportación como medio de eliminación relativa de los delincuentes natos e incorregibles.

- 204 - 6. Coincide también SALILLAS con el sociólogo de la Escuela italiana, y en contra de la opinión dominante, en la escasa importan­ cia concedida en el tratamiento reformador a la educación intelec­ tual considerándola, como aquél, una mera fuerza cuyo influjo es dependiente de las dispociones innatas del individuo y de las cir­ cunstancias en que se encuentre. 7. Entre toda la problemática penitenciaria la cuestión a Ja que SALILLAS otorgó más importancia fue la del personal penitenciario clÁve, a su entender, del éxito o fracaso de cualquier sistema. Su principal contribución en este sentido fueron sus esfuerzos en pro de la creación de la Escuela de Criminología encarninada a la for­ mación de los funcionarios de prisiones puesta en funcionamiento bajo su dirección. 8. Aun siendo el suyo reflejo consciente del pensamiento do­ minante de la época, especialmente del positivismo, tanto las fuentes que lo sustentan, casi exclusivamente españolas, como las peculia­ ridades genuinamente nacionales de su proyección práctica lo en­ raízan en nuestro tradicionalismo penitenciario. Ambas razones nos inducen a encuadrarlo en nuestra Escuela penitenciaria reformista iniciada con la figura del Coronel MONTESINOS y que desembocaría en el radicalismo de DORADO MONTERO. Cualquier intento de incluirlo dentro de la llamada "Escuela correccionalista española" lo impide su repulsa del régimen celular absoluto, su defensa del sistema de clasificación de penados y, sobre todo, la admisión indubitada de la existencia de delincuentes incorregibles. 9. Del análisis de su pensamiento, que como hemos visto agota su contenido en meras manifestaciones electivas, se infiere que del mismo no puede desprenderse ninguna contribución científico-peni• tenciaria entendiendo, como tal en sentido estricto, toda aportación nueva de sistemas o métodos en la ejecuc.ión de las penas privativas de libertad. De ahí que, reconociendo que la obra penitenciaria de SALILLAS, en la que merece destacarse la Evolución penitenciaria en España, imprescindible para conocer los factores evolutivos de la penalidad en las antiguas prisiones españolas y las influencias doc­ trinales de nuestra reforma penitenciaria, es una de las más valiosas aportaciones a la historia penitenciaria española, creamos que son éstos precisamente sus justos límites. Consideramos que nuestra afirmación puede reforzarse con el sintomático hecho de que los autores que con más profundidad han estudiado su obra como Do-

- 205 - rado Montero y Bernaldo de Quirós, destaquen solamente su faceta, criminológica.

I I I

l. En el pensamiento criminológico de SALILLAs se pueden dis­ tinguir claramente dos períodos: el primero, formativo, comprende desde 1888 a 1892; el comienzo del segundo, creativo, después de un período de transición, coincide con la publicación en 1896 de El lenguaje, primera de sus obras dedicadas al delincuente español. 2. Durante la fase formativa es evidente la influencia positivista y en especial de LoMBRoso, si bien a diferencia de éste sus investiga­ ciones se dirigen preferentemente al aspecto psicológico del delin­ cuente más que al antropológico o fisionómico. 3. El impacto favorable que causaron en SALILLAS las nuevas teorías antropológicas le mueve a llevar a cabo, en su conferencia sobre la Antropología criminal expuesta en el Ateneo de Madrid el 6 de diciembre de 1888, la primera defensa en España del positivismo antropológico. 4. Como evidencia de la influencia lombrosiana de este primer período, todas las investigaciones crjminológicas de SALILLAS corres- pondientes al mismo parten de la consideración del delincuente co-' mo un ser enfermo. Sobre esta base distingue dos tipos criminoló• gicos: el tipo patológico y el tipo instintivo y clasifica las anomalías en atávicas, teratológicas y fisio-patológicas, Al tipo patológico co­ rrespondería el estigma degenerativo para cuya apreciación no tiene en cuenta SALTLLAS la desviación del tipo primitivo de MOREL sino la del tipo "progresivo" opuesto por él al primero como representa­ tivo de la perfección contemporánea. Al tipo instintivo corresponde­ rían las anomalías atávicas, anómalas en el hombre y propias de los animales inferiores y se identificaría con el delincuente nato de LoMBRoso. Ahora bien, si este tipo es admitido sin reservas por SALILLAS durante este período formativo, su naturaleza es concebida por éste no como una naturaleza desviada por influjo morboso sino como una naturaleza retrasada en la evolución natural del tipo humano. 5. Para la apreciación de la degeneración propia del tipo pato­ lógico y del retraso evolutivo característico del tipo instintivo, pro-

- 206 - pone SALILLAS la teoría del "atascamiento" del carácter o fatiga. De acuerdo con ella, cada ser representa la herencia de un capital orgá­ nico. Este, puede transmitirse desfavorablemente, deficientemente, o bien transmitirse plenamente pero por incapacidad conservadora se produce una merma en ese capital. El resultado en ambos casos ,sería la fatiga o atascamiento del carácter propio de la degeneración y del retraso evolutivo. 6. Sobre la consideración de que la degeneración ha de apreciarse ·d!lsde el punto de consistencia de los elementos heredados, destaca SALILLAS como factor delincuencia! de más relieve, entre los ante­ riores al nacimiento, la edad de los progenitores en el momento de la generación.

7. Los estudios más profundos realizados por SALILLAS en el pri­ mer período son los llevados a cabo sobre el tipo regicida que supo­ nen a la vez el comienzo de la revisión crítica del pensamiento lom­ 'brosiano. Para LOMBRoso el regicida es un delincuente nato, según SALILLAS un desequilibrado psíquico y un inadaptado social. Las in­ vestigaciones del profesor de Turín se limitaron al aspecto fisionó• mico, SALILLAS profundiza en los más extensos campos de la psico­ logía y de la sociología. 8. El pensamiento salillano correspondiente a la segunda fase creativa se manifiesta en dos vertientes: una de ellas supone una ·continuada y definitiva revisión de los principales postulados de la teoría del fundador de la Escuela positiva y en ella ha de destacarse la persistencia en la aceptación del delincuente nato, si bien des­ :prendiéndolo del carácter de vedetismo del concepto lombrosiano; la segunda vertiente está constituida por las investigaciones en torno a la delincuencia española y en las que radica su personal aportación. 9. De los postulados lombrosianos sometidos a revisión, la refu­ tación de la identificación lombrosiana entre el niño, el salvaje, el loco y el delincuente nato, se basa en argumentos embriogénicos mientras que en la de la jerga con las lenguas primitivas se sustituye la caracterización anómala del lenguaje de los delincuentes por una caracterización social y psicológica.

10. Afiliado decididamente SALILLAS durante este período al evo­ lucionismo biológico, la degeneración ya no se explicará solamente por herencia, a través de la fórmula de la fatiga, sino que, al cons­ tituir la evolución orgánica una serie de adquisiciones mantenidas por una sucesión ordenada de procesos germinales, la degeneraciór¡_

- 207 - se referirá tanto a los procesos germinales como a los nutritivos. La degeneración encontrará ahora una formulación básica de acuerdo con su teoría bio-sociológica en la Ley de los deficiente's justificadora no sólo de los estados anormales (degeneraclón, atavismo, detención en el desarrollo) sino también de los estados normales. 11. La principal contribución de SALILLAS a la Cieneia crimino­ lógica española la constituye su teoría criminológica cuya formula­ ción se encuentra en Hampa. La teoría básica sólo puede considerar­ se un complemento, que no desarrollo, de la misma en cuanto en ella hallan desenvolv.imiento básico bio-sociológico alguno de sus. conceptos esenciales. 12. En contra de la opinión de DORADO MONTERO creemos que de Hampa se deduce nítidamente el objeto de la teoría: la delincuencia asociada española y dentro de ésta la representada por los delitos contra la propiedad. 13. El método positivo, constante en su investigación, es apli­ cado asimismo en la formulación de la teoría criminológica: del estucUo del hampa social, caracterización nómada de la sociedad es­ pañola, y del hampa delincuente, la mejor representación de la de­ lincuencia asociada española, se inducirán los postulados de la misma. 14. La fuente más utilizada por SALILLAS, la literatura picaresca,. constituye también el principal bagaje de su teoría criminológica. 15. Como resultado de la unión entre los conceptos fundamen­ tales de hampa y el principio básico nutritivo, la teoría criminológica de SALILLAS puede ser definida como teoría bio-sociológica: De la deficiencia de la base nutritiva se deriva el estado social del noma­ dismo. El pueblo español tiene su caracterización nómada en el hampa, representativa de los caracteres y tendencias nacionales. Las agrupaciones ilegales constituidas dentro de ella, por exageración de los vicios nacionales, constituyen el hampa delincuente representa­ tiva, a su vez, de la delincuencia asociada española. La dispersión de los elementos nutritivos, que provoca una constante movilidad de la base física de sustentación, ocasiona la inestabilidad característi• ca nómada. Esta, se traduce en una actividad mental que supone aptitudes para adquirir pero no para producir por lo que su actividad ha de basarse en recursos parasitarios. Parasitismo y nomadismo tienen la misma significación bás.ica: carencia de base propia de sus­ tentación y modos de adquisición no productivos sino extractivos. La delincuencia participa de ambos caracteres. A la vez que una exa-

- 208 - geración psico-sociológica del nomadismo propio de la constituc.ión na­ cional, y, por tanto, una exageración de los caracteres nacionales, es una de las manifestaciones, junto a la mendicidad y la prostitución,. de la lucha por la existencia por adaptaciones y compensaciones del parasitismo social, espec.ie de degeneración social de origen nutritivo. 16. Con base en una noción fundamental: la de posición y alte­ ración de posición, el concepto del delincuente sufrirá un decisivo cambio. Todo delincuente ya no es un enfermo, como sostenía en el primer período, ya que la noción de posición es doble: biológica y sociológica. Hay alteraciones de posición patológicas que no obede­ cen a una motivación definida, como la de los locos y delincuentes natos y que son referibles a la propia individualidad. Pero ahora admite también la existencia de un gTupo de delincuentes cuya al­ teración de posición obedece a un influjo social, de conjunto o loca­ lizado, que constituye la causa .inmediata del delito. De ahí que en su teoría criminológica considere al delincuente asociado español como uno de los más caracterizados tipos nacionales, un ser cuya alterac,ión de posición se tiene que apreciar no como una enfermedad sino como simple desequilibrio y referido no a un estado individual sino a un estado social. En consecuencia, sus caracteres son deduci­ dos de los caracteres del nomadismo. 17. El estudio sobre el tatuaje es el único de los realizados por SALILLAS con observación directa de un grupo de delincuentes. De la misma deduce como conclus.ión que, dada la identidad de la fuerza misoneíca en el tatuaje en general, debe rechazarse, como en el len­ guaje, el carácter de anormalidad del tatuaje delincuente. Entre este y el tatuaje de los no delincuentes la diferencia no es de naturaleza sino de proporción, multiplicación y significación. 18. El pensamiento criminológico de SALILLAS no puede ser eti­ quetado unilateralmente ya que ofrece una tr.iple vertiente: positi­ vista-sociológico-evolutiva. Positivo es el método utilizado y uno de sus desenvolvimientos aceptados: la embriogenia. Sociológica es la consideración del medio social como el factor delincuencia! más im­ portante. Evolucionista es el desenvolvimiento de los conceptos bá­ sicos del mismo. 19. En la vertiente positiva, no obstante la diversidad de enfo­ que fue decisiva la influencia lombrosiana. Sociológicamente las raíces de su pensamiento se remontan a la teoría térmica de QUETELET a través de las ideas fundamentales de la Escuela del medio social re-

- 209 - presentadas en la teoría de LACASSAGNE. Por último, la idea de fun­ .ción y la de interdependencia funcional utilizada por SALILLAS en los desenvolvimientos básicos tiene raíces en Ja tradición evolucionista, no tanto en la biológica de DARWIN como en la sociológica de SPEN­ ·CER que introdujo en Sociología los conceptos de estructura y función. 20. Si en su pensamiento criminológico es dificil matizar gradual­ mente las influencias de su trjple vertiente, en el sector concreto de su teoría criminológica, que hemos definido como bio-sociológica, la propia denominación destaca como primordial el influjo organicista. Inequívocamente es de este signo la afirmación sentada en ella de que, de igual modo que las alteraciones nutritivas producen manifesta­ ciones patológicas en el organismo humano, el mismo origen básico pueden tener algunas anomalías o transtornos de la organización social como es el hampa, especie de degeneración, de parasitismo social semejante al biológico por sus recursos extractivos. En algunos organicistas españoles contemporáneos, como GINER y AzcÁRATE, con los que SALILLAs mantuvo entrechas relac.iones, la influencia orga­ nicista se vio favorecida por la influencia del Krausismo con su concepción de la sociedad como un conjunto de organismos. En SALILLAS, sin embargo, alejado no sólo de dicha doctrina filosófica .sino también de su plasmación jurídico-penal, sus raíces organicistas jnmediatas ca.inciden con las evolucionistas, es decir, la doctrina de SPENCER. 21. Como precursores españoles de SALILLAS se pueden conside­ rar a Cusí y SOLER, en la aplicación del método positivo al estudio .del delincuente, y a MONLAU de su teoría criminológica, con su con­ cepción de la delincuencia como enfermedad social y del delincuente, como un producto del medio moral y social en que vive. Se impone, no obstante, una mat,ización. La aplicación del método positivo al ·estudio del delincuente realizado por Cusí Y SOLER no implicó, como en las investigaciones salillanas, una coherencia sistemática y por lo que respecta a MoNLAU, la analogía establecida se limita a la coin­ cidencia en la hipótesis inicial ya que únicamente en la teoría cri­ minológica de SALILLAs es donde encontró razonado desarrollo y experimentada confirmación. 22. El resultado del· balance de Ja aportación criminológica de SALILLAS realizado con la objetividad que nos proporciona Ja pers­ pectiva histórica, es menos positiva de lo que al iniciar este estudio presumíamos. Su principal contribución, la teoría criminológica, ado­ lece, en nuestra opinión de graves defectos. En primer lugar la ex-

- 210 - cesiva limitación de su objeto desemboca, al mismo tiempo que en el conocimiento del concepto del autor sobre el delincuente asociado español, en la duda de si sobre el delincuente en general evolucionó su pensamiento en el mismo sentido. Por otra parte sus conclusiones sobre la delincuencia profesional española no tienen validez en nues­ tros días, como creemos que no pudo tenerla en su época, por la transformación de la específica constitución nacional que la .inspira. Las motivaciones de la delincuencia profesional de nuestra época cmy.o 18/í de la contemporánea de SALILLAs, incluso la propia concep­ tuación y configuración de la misma, no pueden coincidir con las de Hampa por la diversa situación socio-económico-política que le sirvió de base. Por ello, no es de extrañar el escaso eco que alcanzó su teoría: en La mala vida 'en M!adrid (1901), dedicado precisamente a D. Rafael, de BERNALDO DE Qurnós y LLANAS AGUILANIEDO, en que se sigue el criterio salillano de considerar a la criminalidad, la prosti­ tución y la mendicidad como manifestaciones del parasitismo y en la teoría de Max NoanEAU (Une nouvelle théorie biologique du crime \1902)) que acoge la tesis del delito profesional como una forma de parasitismo. Tampoco, como hemos visto, el principio que la inspira, la importancia de la idiosincrasia nacional supone una contr.ibución original. Lo que consideramos que constituye una valiosa aportación es la aplicación de este principio a la delincuencia asociada española de la que resultarían los estud.ios más extensos y profundos de la delincuencia y delincuente nacionales. Además su teoría supuso una avanzada superación crítica del individualismo antropológico enton­ ces en boga. Por todo ello, a pesar de y con las limitaciones apun­ tadas creemos que D. Rafael SALILLAS Y PANZANO constituye la figura más representativa de nuestra Ciencia Criminológica y, de una ,im­ portancia y relieve que, si bien se han sobrevalorado, no han sido aún superados. 23. Por último, rechazamos la consideración de SALILLAS como verdadero y puro representante del positivismo criminológico en nuestra patria no sólo porque con la excepción señalada sobre el tatuaje, no aplicó sistemáticamente uno de los elementos fundamen­ tales del positivismo: la experimentación, sino sobre todo porque, a diferencia de los positivistas, no pretendió incidir sus conclusiones en el ámbito del Derecho Penal.

- 211 -