Territorios 42-Especial / Bogotá, 2020, pp. 1-29 ISSN: 0123-8418 ISSNe: 2215-7484

Movilidad internacional, poblamiento y configuraciones territoriales emergentes Entre prácticas de intervención y proyectos de desarrollo: un acercamiento a los procesos organizativos indígenas en Sección temática los valles interandinos (Salta, ) Between Intervention Practices and Development Projects: An Approach to the Indigenous Organizational Processes * Instituto de Investiga- in the Inter-Andean Valleys (Salta, Argentina) ciones en Ciencias Sociales y Humanidades - Univer- Entre práticas de intervenção e projetos de desenvolvimento: sidad Nacional de Salta - Consejo Nacional de In- uma aproximação aos processos organizativos indígenas vestigaciones Científicas y Técnicas (icsoh-unsa-Co- nos vales interandinos (Salta, Argentina) nicet), Salta, Argentina. Correo electrónico: mpau- [email protected]. * María Paula Milana orcid: https://orcid. Emilia Villagra** org/0000-0001-9564-8763 ** Centro de Investi- gaciones y Estudios sobre Cultura y Sociedad - Uni- versidad Nacional de Córdoba - Consejo Na- cional de Investigaciones Recibido: 28 de enero de 2019 Científicas y Técnicas Aprobado: 10 de octubre de 2019 (ciecs-unc-Conicet), Doi: https://www.doi.org/10.12804/revistas.urosario.edu.co/territorios/a.7609 Córdoba, Argentina. Correo electrónico: emi- [email protected]. Para citar este artículo: o r c i d : http://orcid. Milana, M. P., & Villagra, E. (2020). Entre prácticas de intervención y proyectos de desarrollo: un acercamiento org/0000-0002-5639-7997 a los procesos organizativos indígenas en los valles interandinos (Salta, Argentina). Territorios, (42-Especial), 1-29. Doi: https://www.doi.org/10.12804/revistas.urosario.edu.co/territorios/a.7609 1 Resumen Palabras clave El presente artículo indaga sobre procesos organizativos indígenas gestados entre los valles Organizaciones interandinos de la provincia de Salta (departamentos de Santa Victoria, y parte de Orán). indígenas, kollas, Partiendo de la década de 1980, se propone una lectura de un conjunto de sucesos y experiencias desarrollo, territorio que dan cuenta de cómo, a partir de la puesta en ejercicio de prácticas particulares de gobierno, qullamarka, derechos vinculadas al discurso del desarrollo y los derechos humanos, se articularon un conjunto de actores humanos. provenientes de ámbitos heterogéneos —religiosos, estatales, no gubernamentales—, quienes intervinieron de manera singular en el surgimiento de organizaciones indígenas de segundo grado, autoadscriptas al pueblo kolla. El objetivo es identificar algunas condiciones de posibilidad que operaron en la consolidación de estas organizaciones y en sus singulares estrategias de lucha por el territorio, hasta lograr agruparse en una supraorganización de tercer grado en el año 2007.

Abstract Keywords This article explores indigenous organization processes developed between the inter-Andean Indigenous Valleys of the province of Salta (departments of Santa Victoria, Iruya, and part of Oran). Starting organizations, Kollas, in the 1980s, it proposes a reading on a set of events and experiences that show how, from put- development, territory ting into practice particular government practices linked to development discourse and human Qullamarka, human rights, a set of actors from heterogeneous spheres —religious, state, non-governmental—, who rights. singularly intervened in the emergence of second-degree indigenous organizations, self-appointed to the Kolla people. The objective is to identify some conditions of possibility that operated in the consolidation of the organizations and their unique strategies of struggle for the territory until they grouped themselves in a third-degree supra-organization in 2007.

Resumo Palavras-chave O presente artigo indaga sobre processos organizativos indígenas gestados entre os Vales interan- Organizações indígenas, dinos da província de Salta (departamento de Santa Victoria, Iruya e Parte de Orán). Partindo kollas, desenvolvimento, da década de 1980, propõe uma leitura sobre um conjunto de acontecimentos e experiências território qullamarka, que dão conta de como, a partir da execução de particulares práticas de governo vinculadas ao direitos humanos. discurso do desenvolvimento e os direitos humanos, se articulou um conjunto de atores prove- nientes de âmbitos heterogêneos -religiosos, estatais, não governamentais-, intervindo de forma singular no surgimento de organizações indígenas de segundo grau, auto adscritas ao povo kolla. O objetivo é identificar algumas condições de possibilidade que operaram na consolidação destas organizações e em suas singulares estratégias de luta pelo território, até conseguir se agrupar em uma supra-organização de terceiro grau no ano 2007.

territorios 42-Especial

2 María Paula Milana, Emilia Villagra Introducción1 en las cartografías de “tierras altas” y del 1 En este texto utilizamos Alto Bermejo (Reboratti, 2009) (figura 1). cursivas para referir ex- presiones nativas, mientras Concentrándose en las dos últimas décadas Los valles interandinos constituyen que empleamos comillas del siglo xx e inicios del xxi, el presente intrincadas y extensas geografías, en las para retomar conceptos artículo indaga sobre los procesos orga- cuales la movilidad espacial de sus habi- académicos, citas textuales o fragmentos de entrevistas. nizativos indígenas gestados entre los tantes se ha caracterizado históricamente Sin embargo, aclaramos valles interandinos. Este espacio se ubica por viajes por sinuosos senderos y ríos de que a lo largo del artículo en el noroeste argentino, al norte de la montaña. Desde los años ochenta, un con- preservamos el anonimato provincia de Salta (departamentos de junto de transformaciones socioespaciales y la confidencialidad de las voces de las y los líderes Santa Victoria, Iruya y parte de Orán). repercutió abruptamente en las econo- indígenas. Se extiende desde la precordillera salto- mías domésticas, las intervenciones en el jujeña al oeste, mediando un conjunto de territorio y la configuración de las subje- valles de altura hasta las sierras subandinas tividades políticas. Se emplazaron nuevas o tropicales al este. Suele incluirse escuelas y nuevos puestos sanitarios, se

Figura 1. Área de estudio. Valles interandinos de la Provincia de Salta (Argentina)

territorios 42-Especial Fuente: elaborado a partir de imágenes de Google Earth ®.

Entre prácticas de intervención y proyectos de desarrollo 3 2 Siguiendo la terminología abrieron caminos y se instalaron sistemas luchas en un frente común: la creación local, a lo largo del texto de energía eléctrica. Esto contribuyó a de una coordinadora indígena que las distinguiremos tres tipos de organizaciones. En primer impulsar nuevos desplazamientos de per- agrupa desde el 2007 y que ha logrado lugar, las comunidades in- sonas al interior de cada departamento. afianzarse como organización indígena de dígenas u organizaciones De esta manera, de la mano de una tercer grado, espacio de representación del “de base” o “de primer grado”, que suelen contar demografía estable, se incrementaron pueblo kolla: Qullamarka, Coordinadora con personería jurídica re- los procesos de intervención sobre las de Organizaciones y Comunidades Kollas conocida por el Estado. Las poblaciones de los valles interandinos. Autónomas de Salta.2 organizaciones de “segundo Una creciente cantidad de proyectos y El objetivo del trabajo es dar cuenta grado” buscan representar a un conjunto de comuni- programas de desarrollo en primera ins- de cómo se entretejieron estas relaciones, dades siguiendo criterios tancia y, un poco más tarde, una serie identificando algunas condiciones de po- geográficos o jurisdicciona- de capacitaciones en derechos humanos sibilidad que operaron en la emergencia y les, en algunos casos poseen contribuirían a la formación de recursos consolidación de estas organizaciones, a la personería. Finalmente, las organizaciones de “tercer humanos indígenas locales tales como par de indagar acerca del “campo de inter- grado” agrupan a más animadores, promotores comunitarios, locución” (Briones & Ramos, 2010) en el de una organización de productores y técnicos idóneos, maestros cual trazan alianzas y disputan demandas segundo grado y se consti- tuyen como coordinadoras y líderes indígenas. y reclamos colectivos. Nos interesa, desde o confederaciones. En este entramado relacional, se gene- esta lectura, aproximarnos a estos espacios raron instancias y modalidades colectivas y sus experiencias singulares de lucha, a de trabajo que darían lugar —con diná- través de las cuales interpelan, resisten o micas particulares en cada caso— a la resignifican las prácticas y mecanismos de articulación de un conjunto de comu- intervención, mediante memorias y saberes nidades de base o de primer grado que locales que proponen nuevos modos de compartían una jurisdicción política o habitar el espacio y de significar pertenen- cercanía geográfica, que logró consolidar cias e identificaciones políticas. cinco organizaciones indígenas de segundo En términos epistemológicos y me- grado, agrupadas en la Comunidad Indí- todológicos, retomamos la perspectiva gena del Pueblo Kolla Tinkunaku (cipkt), etnográfica para poner de relieve las voces la Asociación de Comunidades Aborígenes de los integrantes de las organizaciones de Nazareno (ocan), la Unión de Comu- indígenas, apostando a la construcción nidades Aborígenes Victoreñas (ucav), el de la teoría desde la praxis política de Consejo Indígena Kolla de Iruya (cikdi) los movimientos de grupos subalternos y la Comunidad Indígena Alta Cuenca del (Escobar, 2003), por medio del recono- Río Lipeo (ciacrl). La similar y estre- cimiento del lugar teórico y metodológico territorios cha pertenencia entre sus miembros, así protagónico de nuestros interlocutores 42-Especial como sus tácticas y estrategias variadas, (Guber, 2011). Guiamos esta perspectiva habilitarían la posibilidad de enmarcar sus con algunas herramientas analíticas que

4 María Paula Milana, Emilia Villagra ofrece la “genealogía” (Foucault, 1992; extensión universitaria y de comunicación 3 Foucault (2000) define la 2000) para abordar la emergencia de este social (Milana, 2014; Villagra, 2016; Mi- investigación genealógica como una apuesta por “la conjunto de eventos teniendo en cuenta lana & Villagra, 2018; Villagra & Milana, reactivación de los saberes su historicidad y las relaciones de poder 2019). El análisis también se nutre del locales” (p.24) y como un en las que se entraman saberes, discursos y material producido por las propias orga- combate contra los efectos de poder de los discursos hege- sujetos singulares. La genealogía busca ex- nizaciones: actas históricas, proyectos de mónicos —enfatizando en poner “saberes sometidos” —contenidos desarrollo, revistas y cartografías. los saberes científicos— y su históricos relegados, saberes singulares El artículo se estructura de la siguiente pretensión de descalificar y locales, descalificados o considerados forma: en diálogo con la lucha de las orga- otras formas discontinuas del saber. inferiores— y contrastarlos con discursos nizaciones indígenas en Salta, en el primer que operan de manera “deseventualizante” apartado referimos las características de la (Restrepo, 2008, p. 124).3 Este abordaje estructura agraria en los valles interandinos permite dar cuenta de la consolidación y el denominado por sus habitantes como de subjetividades políticas subalternas y tema territorio. En el segundo, reconstrui- articulaciones territoriales en los valles mos un momento previo a la emergencia interandinos, con mutaciones hasta el de las organizaciones kollas, poniendo el presente. Asimismo, sin dejar de prestar foco en el accionar de actores religiosos y atención a la forma en que operan las estatales desde el retorno democrático en prácticas de gobierno multiculturales y 1983 hasta 1994, año en que se reformula neoliberales, permite indagar cómo las la Constitución de la Nación Argentina. comunidades y organizaciones indígenas El tercer apartado indaga las instancias de producen el “espacio social” (Lefebvre, conformación de organizaciones indígenas 2013). de segundo grado desde fines de la dé- Este trabajo forma parte de nues- cada de 1990 y principios del 2000, para tras investigaciones doctorales, las cuales lo cual retomamos reuniones, marchas y buscan aportar al conocimiento de los pro- pronunciamientos, así como la relación cesos organizativos del pueblo kolla en los establecida con agentes gubernamentales valles interandinos y a la visibilización de a través del Programa Social Agropecuario sus luchas. Desde un abordaje cualitativo, (psa). El cuarto apartado se concentra basado en el trabajo de campo emprendido en la coyuntura previa al surgimiento de desde el 2012 hasta la actualidad, hemos la organización de tercer grado. A mo- realizado entrevistas abiertas y semiestruc- do de cierre, reflexionamos sobre cómo turadas, participamos en las asambleas de estas prácticas singulares llevaron a una las organizaciones indígenas, asistimos a vinculación de actores con motivaciones talleres de capacitación en agricultura y y trayectorias heterogéneas que, aunque territorios ganadería, comunicación, género y dere- dentro de campos discursivos comunes 42-Especial chos humanos, y ejecutamos proyectos de —como el del desarrollo y los derechos

Entre prácticas de intervención y proyectos de desarrollo 5 4 Las experiencias de orga- humanos— y en el marco de relaciones organizaciones han librado —y lo hacen nización indígena de las sociales y espaciales históricas, contri- aún en el presente— sus luchas en escena- últimas décadas del siglo xx en Argentina han sido buyeron a la redefinición de las arenas rios que responden al “multiculturalismo problematizadas desde con- políticas donde pueden librarse las luchas neoliberal” (Hale, 2004) donde, aún dis- ceptos como “etnogénesis”, por el territorio de los valles interandinos. poniendo de legislaciones favorables al “reetnización” (Rado- vich & Balazote, 1992) o reconocimiento de los pueblos indígenas, “aboriginalidad” (Briones, El problema de la tierra las situaciones de conflictividad territorial 1998), entre otros. y la lucha por el territorio continúan agudizándose. 5 El Convenio 169 de la En Salta, provincia cuyas narrativas oit, ratificado en Argen- Desde 1983, con el advenimiento de identitarias han gravitado sobre el atributo tina en 1992 (Ley 24071), reconoció a los pueblos in- la democracia en Argentina, múltiples de la “salteñidad” (Lanusse & Lazzari, dígenas como titulares de experiencias de organización política in- 2005; Álvarez Leguizamón & Muñoz, derechos colectivos cuyas dígena se visibilizaron en la arena pública, 2010), la presencia indígena ha sido poco “prioridades de desarro- llo” deben ser promovidas haciéndose eco de una demanda que, visibilizada a pesar de su relevancia. En y protegidas por el Estado. en gran parte de los casos, continúa sin comparación con el porcentaje nacional La incorporación en 1994 resolución: la recuperación de las tierras de personas autoidentificadas como indí- del artículo 75 inciso 17 habitadas y la regularización de los títulos genas o sus descendientes, poco más del en la Constitución Nacio- de propiedad comunitaria. La irrupción de 2 %, la provincia registra un 6,6 % respecto nal, además de reconocer su preexistencia étnica colectivos autoadscriptos a gentilicios, que de la población total provincial, es decir y cultural, sentó el deber referían a pueblos indígenas considerados 79 204 personas (indec, 2010). A su vez, de reconocer “la posesión y extintos, desaparecidos o mestizados, Salta es una de las provincias con mayor propiedad comunitaria de las tierras que tradicional- puso en perspectiva la narrativa nacional diversidad de población indígena del país, mente ocupan; y regular la hegemónica sobre la “cuestión indígena” cuenta con nueve pueblos indígenas hoy entrega de otras aptas y su- en el país, dando cuenta de sentidos de reconocidos por el Estado provincial: ficientes para el desarrollo pertenencia de lo que fue denominado kolla, , chané, chorote, chulupí, humano”. como “indigenidades emergentes” (Gor- guaraní, tapiete, toba y wichí (Buliubasich, dillo & Hirsch, 2010).4 2013). Otros cinco continúan reclaman- Al igual que en gran parte de América do reconocimiento: lule, tastil, atacama, Latina y al compás de la progresiva ratifi- iogys y weenhayek. cación de instrumentos internacionales de En las últimas décadas, el aumento del derechos humanos de pueblos indígenas, valor de las tierras y su degradación ha per- en Argentina se canalizaron programas, petuado la reproducción de condiciones de proyectos y créditos de financiamiento exclusión y subordinación histórica, que internacional dirigidos a las poblacio- potencian la inseguridad jurídica sobre los territorios nes rurales e indígenas, coherentes con territorios de las poblaciones indígenas 42-Especial una resignificación del discurso del de- y multiplican las situaciones de desalo- sarrollo humano.5 En esta dirección, las jo. Desde fines de los años ochenta, los

6 María Paula Milana, Emilia Villagra reclamos, demandas y acciones colectivas (Reboratti, 2009). En este contexto, los 6 El origen del marquesado en defensa de los territorios adquirieron pueblos indígenas, imposibilitados de go- se vincula con mercedes de tierra otorgadas luego de la visibilidad pública, disputando no solo zar de un estatuto o legislación particular fundación de Tarija (sur la propiedad de las tierras, sino también que los reconociera como dueños de las de ) a finales del si- la autonomía y el control de los recursos tierras habitadas, pasaron a ser considera- glo xvi, la posesión de una importante encomienda (Sabio & Milana, 2018). dos como “ocupantes” y “usurpadores”. —Casabindo y Cochino- El hecho de ser una de las provincias Ejemplos de estas disposiciones son ca—, el montaje de una con mayor concentración de la tierra en Finca San Andrés (en el actual departa- empresa abastecedora de manos extranjeras, empresas privadas y mento de Orán), Finca Santiago (en el productos para las minas del Potosí y la anexión de unas pocas familias remite a un conflicto actual departamento de Iruya) y Finca propiedades a lo largo de por la propiedad asentado sobre procesos Santa Victoria (actual departamento de dos siglos. Como tal, el títu- históricos de larga data. Esto se inscribe nombre homónimo), entre otras de menor lo nobiliario fue concedido en una configuración social de matriz extensión como Finca Los Toldos. Las por la corona española a Fernández Campero y a neocolonial, históricamente orientada a la tierras de estas tres últimas fueron inte- su muerte se inició el ma- apropiación y concentración de grandes gradas desde la colonia al marquesado de yorazgo de Tojo, el cual superficies de tierra por parte de sectores Tojo o de Yavi, dominio extendido entre existiría por varias gene- raciones hasta que el cuarto sociales dominantes que conformaron la los valles interandinos, la Puna jujeña y marqués fuera tomado pri- elite local, señalando a los grupos indíge- el sur boliviano.6 En 1883 las posesiones sionero por los españoles, nas como ocupantes y usurpadores, para del marquesado quedaron divididas entre confiscados sus bienes y despojarlos de sus lugares de vida (Álvarez familias herederas en Argentina y Bolivia. exiliado a España. El hijo de este, Fernando Campero Leguizamón, 2015). Si bien la mitad de estas extensiones se Barragán (1809-1883), De tal forma, las particularidades que redujo debido a expropiaciones en la Pu- fue el último propietario componen nuestro caso de estudio se refie- na jujeña, los descendientes del marqués del mayorazgo (Teruel, 2016; Reboratti, 2009). ren a espacios de ocupación y convivencia conservaron dos importantes haciendas en de sociedades indígenas que, desde la épo- el sector argentino: Yavi y Santa Victoria. ca colonial, fueron apropiados mediante Recién a fines del sigloxix , la legitimidad mercedes reales o encomiendas otorgadas de los títulos del marquesado fue cuestio- a españoles y sus descendientes. Esto sentó nada, lo que generó conflictos tanto con las bases para concentrar diferentes exten- otros propietarios como con comunidades siones de tierras en las llamadas haciendas. indígenas (Teruel, 2016). Desde el siglo xix, muchas de estas dispo- Avanzado el siglo xx, extensos terri- siciones devinieron en lo que actualmente torios de los valles interandinos fueron se conoce como fincas,algunas legitimadas adquiridos por el ingenio San Martín del como propiedades privadas, mientras que Tabacal, fundado en 1920 en el departa- otras fueron expropiadas por concepto mento de Orán. Uno de sus principales territorios de tierras fiscales de los gobiernos in- dueños, Robustiano Patrón Costas, ad- 42-Especial dependientes provinciales y nacionales quirió en 1930 la Finca San Andrés y la

Entre prácticas de intervención y proyectos de desarrollo 7 7 La palabra zafra hace Finca Santiago —devenidas tierras fiscales negación de continuar pagando el arrien- alusión a la recolección de luego de la independencia— y arrendó do, la familia Campero cedió el sector con la caña de azúcar y se rea- liza durante determinadas la Finca Grande de Santa Victoria hasta menor productividad de la finca a los po- épocas del año, general- mediados de siglo, con el fin principal bladores mediante boletas de compraventa mente desde noviembre de acceder de forma coactiva a mano de ilegales. Este mecanismo, operativizado a hasta abril. obra barata en los periodos estacionales través del administrador de la finca y el 8 Se trató de una carava- 7 na de grupos kollas hacia de zafra. La formación del mercado de contratista del ingenio, implicaba presio- , en reclamo de trabajo se estructuró en concordancia nar y amenazar a los pobladores para que sus tierras, abordada como con esta agroindustria, que urgía por compraran terrenos; esto ejemplifica la inicio de la “primera fase trabajadores estacionales y que comenzó persistencia de relaciones de poder sobre del movimiento indigenista en la Argentina” (Gordillo a incorporar compulsivamente a grupos la continuidad de los pagos y el trabajo & Hirsch, 2010, p. 24). indígenas de los valles salto-jujeños y de la en el ingenio. Por otro lado, la zona ba- Puna desde la década de 1930 (Campi & ja o de fue vendida a un obraje Lagos, 1995). El hecho de convertirse en ­(Reboratti, 2009, pp. 176-178). zafreros temporarios y arrendatarios tuvo Esta recapitulación permite enmarcar efectos en la economía local, condicionada algunos antecedentes históricos y simbóli- por un ciclo de trabajo que se superpo- cos de las luchas del presente. El inacceso a nía al trabajo agrícola y de pastoreo. Las los derechos de propiedad y la perduración migraciones estacionales obligadas hasta de extensas fincas en los valles interandi- mediados del siglo xx condujeron a un nos, cuyos títulos se busca recuperar, han gran abandono de los pisos de cultivo y implicado resignificar la lucha a través de ciertas variedades locales. de memorias y experiencias compartidas El caso de la Finca Santa Victoria es de dolor e injusticia sobre el arriendo y paradigmático: los Campero, descendientes el trabajo en los ingenios, que permite del marqués, alquilaron las tierras al inge- hilar continuidades con las experiencias nio San Martín desde 1930 hasta 1960, organizativas actuales. En este complejo y obligaron a los habitantes a trabajar proceso de relaciones de poder paradigmá- en él sin recibir dinero a cambio, con el ticas se sustenta el proyecto político de la argumento de que su fuerza de trabajo organización Qullamarka. En este marco, equivalía al pago que debían abonar por y debido a la falta de títulos de propiedad la parcela de tierra que ocupaban, es de- de las tierras —inicial aglutinador de los cir, por su condición de subarrendatarios reclamos—, el “territorio indígena” o (Madrazo, 1982; Reboratti, 2009). A territorio Qullamarka puede ser defini- mediados de siglo, los pobladores comen- do como el espacio poblado, defendido territorios zaron a emprender acciones colectivas y resignificado como entorno de modos 42-Especial para recuperar las tierras, como el Malón de vida propios, anclaje de ocupación de la Paz de 1946.8 Ante la creciente continua e histórica de las poblaciones

8 María Paula Milana, Emilia Villagra locales. Por ello, las organizaciones indí- para las familias carenciadas (Torres & 9 El primer esquema de este genas del Qullamarka, plantean que, en la Torres, 2010). programa fue implemen- tado en 1978, cuando se heterogeneidad de sus colectivos, la lucha Estas visitas o rondas sanitarias se rea- denominaba Programa de por el territorio y la identidad kolla es un lizaban en función de sectores de trabajo Salud Rural y solo cubría denominador común. delimitados, los cuales eran subdivididos a los espacios con los indi- cadores socioeconómicos y medida que se producía un conocimiento sanitarios más alarmantes Agentes, instituciones y políticas más específico del espacio y los habitantes. de la provincia; a partir de rurales de “desarrollo” Ello posibilitó confeccionar cartografías 1983, se integró al sistema regionalizadas y demandar mayor cantidad de salud provincial (Torres & Torres, 2010). A partir del retorno democrático en Argen- de profesionales para las comunidades. tina, en 1983, la agenda social del Estado Estas colaboraban con mano de obra para se modificó en función de la creación de la construcción de los puestos sanitarios, nuevos dispositivos de intervención. En los cuales, además, eran equipados con un los valles interandinos se pusieron en sistema de radiocomunicación. marcha diferentes programas y proyectos La figura 2 ilustra la implementación orientados a gestionar la “pobreza” de del dispositivo en el departamento de las poblaciones rurales, permeados por Iruya, parte de nuestra zona de estudio. un discurso del desarrollo cada vez más Allí pueden observarse los caminos con humanizado (Álvarez Leguizamón, 2008). acceso carretero, la localización del hos- El programa de Atención Primaria de pital y la distancia en horas desde este a la Salud (aps), implementado durante la los puestos sanitarios que cubrían a las última dictadura militar (1976-1983), distintas comunidades en el año 2008. continuó formando “agentes sanitarios” En la figura 3, al igual que en la an- que debían monitorear la población y terior, puede observarse la disposición promover hábitos de higiene y preven- de puestos sanitarios en conexión con el ción de enfermedades que permitieran hospital central, con el objetivo de cubrir avanzar hacia “niveles más dignos de sa- la totalidad de la extensión de Nazareno. lud y bienestar” (Marco Doctrinario aps, Un grupo de agentes sanitarios forma- citado en Quiroga Mendiola et al., 2006, do en el programa también fue capacitado p. 393).9 Ello implicaba censar las pobla- por la Prelatura de Humahuaca, provincia ciones y sus condiciones económicas y de Jujuy, con injerencia religiosa en los sanitarias, y controlar embarazos, índices departamentos de Santa Victoria e Iruya. de desnutrición y crecimiento infantil. Los Cabe destacar que la Prelatura fue creada agentes no solo debían visitar los parajes en 1969, a través de una bula papal. Con- más lejanos y concientizar sobre prácticas, cebida a modo de diócesis, con autonomía territorios saberes de higiene y salud pública, también y bajo las órdenes de un Obispo —en 42-Especial informaban sobre planes y ayudas sociales ese momento era Márquez Bernal—, la

Entre prácticas de intervención y proyectos de desarrollo 9 Figura 2. Cobertura del Programa de aps según origen, régimen horario y modalidad de contratación. Departamento de Iruya, Municipio de Iruya (área operativa vi)

Fuente: Torres y Torres (2010).

jurisdicción eclesiástica abarcaba la Que- la iglesia y la perspectiva del desarrollo brada de Humahuaca y Puna de Jujuy. humano. En general, los encuentros y A partir de 1972, dicha jurisdicción se programas de la prelatura estaban a cargo amplió para incluir los departamentos sal- de Oclade, que comenzó a gestionar y con- teños de Santa Victoria e Iruya (Olmedo cretar diversos proyectos desde lógicas de Rivero, 2004). “promoción y organización comunitaria” Enmarcada en la Prelatura, la Obra (Torres & Torres, 2010, p. 119) financia- Claretiana para el Desarrollo (Oclade) se dos a través de programas de cooperación conformó en 1983 como una fundación internacional de Europa. Su fin último territorios sin ánimo de lucro, integrada por mi- era lograr la “promoción humana” en el 42-Especial sioneros claretianos: mujeres y hombres norte del país, zona considerada de “ex- comprometidos con la corriente social de trema pobreza” y exclusión económica y

10 María Paula Milana, Emilia Villagra Figura 3. Cartografía de área operativa X, Nazareno (Santa Victoria Oeste), Salta. Programa de Enfermería, Hospital de Nazareno

Fuente: fotografía tomada en la oficina territorial de la Subsecretaría de Agricultura Familiar, municipio de Nazareno, agosto de 2014. social, con características adversas como el la participación plena de las poblaciones “aislamiento” y una “cultura del silencio” pobres en el funcionamiento de la ins- (Eizayaga, 1 de febrero de 2015). titución, “que las personas no sean un Acentuando la condición étnica de las objeto de la acción y sí partícipes de los poblaciones de su jurisdicción, la prelatura procesos que deriven en oportunidades propuso contribuir al fortalecimiento y de desarrollo” (Pedro Olmedo, citado en la revalorización de las pautas culturales Agenda Pública, 1 de diciembre de 2008). locales, lo cual podría lograrse desde la Este modelo evangelizador contem- evangelización y la obtención de recur- plaba entre sus dispositivos pedagógicos, territorios sos. Se sostenía que los saberes religiosos además de los promotores sociales —pro- 42-Especial debían abordar la realidad e incentivar fesionales que asesoraban y guiaban las

Entre prácticas de intervención y proyectos de desarrollo 11 iniciativas, sin necesario vínculo cercano vivienda y autoconsumo de las personas, con la comunidad—, la formación de se encontraban limitados por lo abordado personas de las comunidades que debían en el apartado anterior: el problema de la predicar y dar catequesis en su localidad: tierra y la falta de los títulos de propiedad. los “animadores”. «Oclade siempre tra- Los habitantes no podían realizar mejoras bajó con los animadores, los animadores sin ver encarecidos los arriendos. En otros de repente eran de cada comunidad, im- casos, aunque ya no se pagaba arriendo, pulsores de la “palabra de Dios” […] estas mejoras estaban prohibidas. En pa- Siempre se trabajó por intermedio de los labras de un dirigente de Iruya: animadores, como hoy hacemos con las autoridades de las comunidades» (lideresa El gran problema que teníamos nosotros, indígena de Iruya, extrabajadora de Ocla- era el tema territorio. No podíamos hacer de, entrevista, abril de 2013). ningún tipo de mejora, no podíamos no Los animadores eran capacitados para sé… mejorar el tema del tanque, el tema formular y gestionar diversos proyectos de los canales de riego, mejorar los caminos luego de obtener el consenso de la comu- porque el territorio que estábamos ocupan- nidad, que generalmente debía colaborar do no era nuestro (líder indígena de Iruya, con mano de obra. Estos proyectos abar- exFinca Santiago, entrevista, diciembre de caban campos asociados a lo productivo, 2012). la infancia, la mujer y la comunicación. Se llevaban adelante programas de alfa- Las limitaciones de estos programas betización, proyectos de construcción de también fueron puestas de relieve en las capillas y salones comunitarios, pequeñas movilizaciones emprendidas a fines de obras de canalización de agua para riego la década de los ochenta. Aquí se de- y agua potable a domicilio, invernaderos, tectan instancias de reclamo territorial alambrados y caminos carreteros, junto en las zonas vecinas de Finca Santiago a iniciativas destinadas específicamente a (Iruya) y Finca San Andrés y Santa Cruz la “mujer rural” tales como refacción de (Orán), cuando la decisión de dejar de viviendas, cocinas, baños, y las líneas de pagar arriendo ya había sido consensua- microcrédito (Informe Final del Proyecto da entre los habitantes y se emprendían Kay Pacha, 2010). Las posibilidades de fi- estrategias para recuperar la propiedad de nanciamiento se daban a conocer durante sus tierras. Uno de los hitos fundamenta- los encuentros zonales, es decir, reuniones les fue la caravana de pobladores kollas periódicas de miembros de Oclade y otras de Orán en 1987, rumbo a la ciudad de territorios instituciones participantes. Salta con el acompañamiento de la Asocia- 42-Especial A pesar de tratarse de proyectos cuyo ción Indígena de la República Argentina objetivo era mejorar las condiciones de (aira), la organización de las Segundas

12 María Paula Milana, Emilia Villagra Jornadas por la Tierra en 1989, junto a Esa misma gente que había descuidado du- 10 El caso del pueblo kolla habitantes de la Finca Santa Victoria y rante quince años su casa, sus puestos, sus de las exfincas San Andrés y Santa Cruz adquirió Finca Santiago (González, 2013; Sabio vacas, todo, cuando el ingenio [San Martín mayor visibilidad en el Collado & Milana, 2018).10 del Tabacal] les echa vuelve a la comunidad marco de los conflictos con En Nazareno, Oclade impulsó en 1987 (…) y esta gente por menos (sic) tuvo la el ingenio San Martín del posibilidad de volver, aunque sea a levantar Tabacal y el repudio a la un equipo zonal integrado por un pequeño construcción de un ga- grupo de personas, encargado de formular el rancho, a sembrar o a levantar la pirca. soducto en su territorio. y gestionar proyectos locales para promo- Y ahí vieron la importancia y ahí toma uno Esto tuvo como una de sus ver el desarrollo de la zona y litigar por más conciencia de lo que era el territorio, principales estrategias la alianza con las ong Gre- sus tierras. A través del asesoramiento de de lo que era la comunidad (líder indígena enpeace y Yaguareté, hasta Oclade, en articulación con el Equipo Na- de Orán, asamblea del Qullamarka, agosto obtener los títulos de gran cional de la Pastoral Aborigen (Endepa),11 de 2014). parte de su territorio en se plantearon dos posibilidades para el 2007 (Domínguez, 2008; González, 2013). Otro caso litigio: reclamos particulares (derecho En 1991, los municipios de los valles documentado remite a la veinteñal) o demandas colectivas por la interandinos encabezaban los índices más lucha de las comunidades propiedad comunitaria. Con el tiempo, la altos de pobreza en términos de necesi- kollas de Finca Santiago, cuyo título comunitario fue dades básicas insatisfechas (nbi): Iruya segunda opción fue elegida como válida uno de los primeros del país para continuar la lucha por el territorio (79,1 %), Santa Victoria (68,6 %) y Naza- en ser restituido a sus pobla- (Actas de ocan, 1999-2004). reno (55,7 %) (indec, 1991). A raíz de dores en 1998 (Hocsman, En el marco de una política de pro- esto, Oclade manifestó a través del padre 1997; Weinberg, 2004; Cladera, 2006). fundización neoliberal y de reasignación Pedro Olmedo su preocupación por la 11 La Prelatura de Huma- de las responsabilidades sociales del Es- situación del país, los alarmantes datos huaca se integró a Endepa tado nacional argentino al mercado, a de desocupación por el cierre de fábricas en 1987. Nueve años más las provincias u organizaciones no gu- y empresas privadas y la agravada condi- tarde, el Obispo de la Pre- ción de “pobreza estructural” en estos latura, Pedro Olmedo, bernamentales, la agudización de los fue nombrado presidente conflictos territoriales suscitados por la espacios a causa de la ausencia del Estado de aquella organización presión extractiva en los valles interandinos argentino. El reconocimiento hacia esta (Olmedo Rivero, 2004, pp. (empresas forestales, de hidrocarburos, figura pastoral y su discurso se plasmó en 156-157). agrarias) contribuyó a una reconfiguración la gestión de la prelatura con recursos pro- socioespacial. El incremento de amenazas venientes de ámbitos estatales y privados de desalojo en territorios indígenas y la para la ejecución de diversos proyectos. pérdida de fuentes laborales, en muchos Oclade, luego de implementar un pro- casos, desembocó en el “retorno al te- grama llamado Promoción de la Mujer rritorio”, de acuerdo con lo enunciado en la Puna, creó en 1992 el Programa por un líder indígena de la organización Yachay: Desarrollo y Educación Infantil territorios Tinkunaku: en Comunidades Collas, organizando un sistema de atención sanitaria periódica 42-Especial

Entre prácticas de intervención y proyectos de desarrollo 13 12 En 1999, Oclade delegó el (Olmedo Rivero, 2004, p. 149). En es- inculturada y liberadora, partiendo de programa a los municipios ta década, la Prelatura también accedió la realidad de los pobres, de su propia y al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria a fondos de la Secretaría de Desarrollo vida y religiosidad” (Olmedo Rivero, (inta), lo cual implicó el Social de la Nación, destinados a crear y 2004, p. 96). La población de los valles cambio de su orientación sostener cincuenta comedores infantiles en interandinos, considerada marginal, “po- integral hacia una más técnica (Gaspar & Pine- su radio de intervención, que quedaron a bre y creyente” (Olmedo Rivero, 2004, da, 2012). cargo de “organizaciones comunitarias”. p. 206) al mismo tiempo era valorada por 13 Según Occhipinti (2015), Estos comedores continuaron creciendo su “cultura coya” y sus comunidades “ca- este “discurso de moralidad hasta alcanzar casi un centenar en 2004. da vez menos pasivas y silenciosas, menos y justicia” no evita el hecho Ello se sumaba a una serie de inicia- resignadas y sufridas” (Olmedo Rivero, de que se hayan empleado 13 “herramientas estándar tivas para potenciar los conocimientos y 2004, p. 7). de desarrollo” (p. 15), saberes locales en el ámbito de las prácti- como los tipos de proyectos cas de autosubsistencia como el programa Derechos indígenas, agentes mencionados en párrafos apa). anteriores. de Agentes de Producción Animal ( estatales y organismos Este buscaba capacitar a las personas de multilaterales (1994-2007) las comunidades en actividades similares a las de un agente sanitario, en este caso Al compás de la ratificación progresiva desde el conocimiento veterinario, para de los tratados internacionales de dere- poder realizar visitas domiciliarias, censos chos humanos de pueblos indígenas en de animales, vacunación y promoción de Argentina —traducidos en reformas cons- formas de cuidado y crianza. El mismo titucionales, sanción de leyes y creación de programa había sido impulsado en 1985 organismos indigenistas—, Oclade incor- por Oclade en Iruya, a modo de “alter- poró estas herramientas a sus propuestas nativa andina de desarrollo local” (Torres de formación y capacitación. Tal como & Torres, 2010, p. 72). Luego sería re- recuerdan los actuales coordinadores y plicado en otras comunidades de la puna delegados de las organizaciones indígenas jujeña, mientras que en el departamento de segundo grado, Oclade promocionó el de Santa Victoria oeste estaría a cargo del debate sobre la incorporación del artículo hermano Manuel, de la prelatura, quien 75 inciso 15 de la Constitución Nacional, desde 1991 trabajó junto a un grupo de a principios de la década de 1990, cuando agentes (Gaspar & Pineda, 2012).12 se trataba de un anteproyecto. De acuerdo Según Oclade, la reducción de la po- con una extrabajadora de Oclade, hoy breza sería posible en la medida en que se dirigente indígena de Iruya, alcanzara el objetivo central del desarro- territorios llo: lograr la dignidad humana antes que Oclade se subió al caballo en el momento 42-Especial generar riqueza. La contribución religiosa cuando se empezó a hablar de derechos significaba una “evangelización integral, humanos, o sea hablando por el indígena

14 María Paula Milana, Emilia Villagra en adelante […], hablando como los bue- Se comienza a bajar información sobre los 14 Cursivas fuera del nos de la iglesia sobre la discriminación, derechos indígenas a unas 223 comunidades original. 15 el maltrato, el maltrato de la mujer, de de la Puna, Quebrada y Valles Salteños. Al Nos referimos a la au- torización de personerías los indígenas (lideresa indígena de Iruya, mismo tiempo, consensuado por todos, se jurídicas que las comuni- entrevista, mayo 2013). elaboró un documento, de voz indígena dades indígenas debieron con fuertes denuncias, por los atropellos a obtener para lograr ser El intercambio de iniciativas y recursos la cultura y la apropiación indebida de sus reconocidas por parte del Estado argentino. entre Oclade y Endepa contribuyó a la for- tierras (Olmedo Rivero, 2004, p. 155).14 16 Las primeras persone- mación de una camada de líderes indígenas rías colectivas remitían a en el campo de los derechos humanos que, Entretanto, se profundiza lo que un asociaciones vecinales de vinculados con el movimiento indígena a dirigente kolla de Orán (exFinca San An- carácter provincial, como el caso de Finca El Potrero nivel regional y nacional, lograron ejecu- drés) ha llamado la “constitución de las en 1993 (Hocsman, 2011). tar iniciativas locales gestionando fondos comunidades ya como hecho jurídico” Desde 1994 buscarán ins- provenientes de organismos multilaterales (asamblea del Qullamarka en Nazareno, cribirse como personerías y del Estado nacional: “en esa lucha por agosto de 2014).15 Con el asesoramien- de comunidad indígena, en muchos casos superpo- las tierras, en ese ínterin es que nosotros to legal de Oclade, Endepa, aira y otros niéndose a las anteriores. conocemos mucha gente, muchos pro- actores del movimiento indígena, co- gramas, así que ahí estamos nosotros con menzaron a tramitarse las personerías todo el tema de los contactos para los pro- jurídicas para lograr su reconocimiento yectos” (líder indígena de Iruya, exFinca como comunidades y organizaciones in- Santiago, entrevista, diciembre de 2012). dígenas, que finalmente las habilitaba a Poniendo en valor memorias y saberes reclamar la propiedad comunitaria de las de generaciones pasadas, la lucha por el tierras. En este contexto, se recuerda que territorio se nutrió de estrategias gesta- se sostenían “arduas discusiones con fun- das en los debates por la defensa de los cionarios estatales que consideraban que derechos colectivos y la habilitación de la Constitución Nacional no reconocía espacios para la participación indígena, en este tipo de organización” (Informe del miras a operativizar estos corpus jurídicos. Proyecto Kay Pacha, 2010, p. 23). Por ejemplo, el Proyecto de Participación A fines de la década, lograron inscri- de los Pueblos Indígenas de 1996 fue un birse las primeras personerías jurídicas programa diseñado por Endepa, aprobado nacionales kollas16 en el Registro Nacional por la aira y financiado por la Secretaría de Comunidades Indígenas (Renaci): la de Desarrollo Social de la Nación (Carras- Comunidad Indígena del Pueblo Kolla co, 2002). En Santa Victoria e Iruya fue Finca Santiago (Res.633.-28/02/97), instrumentado por Oclade, a cargo del que logró la restitución de dicha finca territorios padre Pedro Olmedo, en el cual como propiedad comunitaria en 1998; la Comunidad Indígena del Pueblo Kolla 42-Especial

Entre prácticas de intervención y proyectos de desarrollo 15 17 Creado en 1993 por la Tinkunaku (Res.4091.-26/10/97), que externo, asesorando y poniendo sus téc- Secretaría de Agricultura, obtendría los títulos comunitarios con la nicos a disposición en diversos espacios Ganadería y Pesca de la Nación y financiado por expropiación de la Finca San Andrés en de encuentro. el Banco Mundial, el psa 2007 (figura 4), y la Asociación de Comu- En Nazareno, mediante el Proyecto fue un programa destinado nidades Aborígenes de Nazareno u ocan de Desarrollo de Pequeños Productores a generar proyectos “pe- queños” para campesinos. (Res. 4084.- 30/12/1998), aun en lucha Agropecuarios (Proinder), y en colabora- Luego mutó, en 2008, a la por los títulos de la Finca Santa Victoria. ción con la Universidad Nacional de Salta, llamada Subsecretaría de Asimismo, desde fines del siglo pasado el psa estableció un convenio con la ocan Agricultura Familiar (téc- y principios del 2000, el psa17 comenzó para efectivizar un diagnóstico sobre la nica psa/SsAF, entrevista, noviembre 2011). a implementarse en gran parte de los situación de las tierras en el municipio, a valles interandinos. Este programa fue fin de construir elementos jurídicos a favor relevante en su capacidad de dar respues- de su lucha por los títulos comunitarios. tas a las demandas locales como actor En este contexto, la ocan había logrado

Figura 4. Mapa de la organización Tinkunaku

territorios

42-Especial Fuente: https://comunidadtinkunaku.wordpress.com/mapas/

16 María Paula Milana, Emilia Villagra su reconocimiento jurídico y comenzaba a gubernamentales e instituciones estatales, 18 Acorde a las disposicio- nes del inai (2004) para tener acceso a becas y proyectos del inai. realizando seguimientos y evaluaciones a promover “la participación Acorde al primer objetivo planteado en los proyectos “para el propio desarrollo indígena a través del apoyo su estatuto, que consiste en “promover que las comunidades quieren” (asamblea técnico y financiero para el desarrollo integral”, esta se vinculó del cikdi, abril de 2012). la ejecución de proyectos de desarrollo sustentable con organizaciones no gubernamentales En el marco de la consolidación del con identidad” y con el como Red Puna y Warmi-Sayajsungo. cikdi y de acuerdo con la lectura realizada asesoramiento técnico y Mediante ellas, accedió a financiamiento por un técnico local del psa y actual líder financiamiento por par- internacional proveniente de entidades indígena, el psa evaluó: te del Banco Mundial, el proyecto dci se ejecutó en como la Agencia Alemana de Cooperación las comunidades kollas de Técnica (gtz) y el Fondo de Canadá para la posibilidad de incorporar técnicos del Finca Santiago desde el año Iniciativas Locales (fcil). Estas iniciativas lugar. Porque se había hecho una evaluación 2000 hasta 2006 (Carras- co, Sterpin & Weinberg, se planteaban y debatían previamente en de que todos los trabajos de los técnicos 2008). Este proyecto se las asambleas de la ocan. En estos encuen- en el territorio habían sido una experien- efectivizó en carácter de tros, que comenzaban con la “oración del cia que en todo caso no ha fortalecido la “donación” del Banco día”, la “meditación de la palabra” o la organización, a lo [sic] contrario: ha desor- Mundial al Fondo para el Desarrollo Internacional, “espiritualidad andina” en el patio de la ganizado (...) muchas pautas culturales que en pos de realizar un pro- Iglesia o el tinglado municipal, empezaba son propias de las comunidades (dirigente grama de fortalecimiento a marcarse una demanda cada vez mayor indígena de Iruya, Seminario de Políticas para el desarrollo indíge- en torno a la capacitación en derechos Públicas organizado por la Tecnicatura en na a fines de la década del noventa. e identidad indígena (Actas de ocan, Desarrollo Indígena, Humahuaca, noviem- 1999-2004). bre de 2014). En Iruya, el psa estuvo presente desde 1996 y se ejecutaba en articulación con De esta forma, el programa incorpora- otros programas de desarrollo. Su radio ría a partir de 2007 a los llamados técnicos de acción se incrementó en los territorios idóneos en sus equipos territoriales, es donde se había logrado acceder a los títulos decir, líderes y miembros de las organi- comunitarios, que permitió ejecutar una zaciones que eran capacitados en diversas mayor cantidad de proyectos. Uno de los áreas de trabajo, respondiendo así a una más relevantes fue el Proyecto de Desarro- demanda de las organizaciones que había llo de Comunidades Indígenas (dci).18 En comenzado en Iruya y luego se expandió este contexto se creó el Consejo Indígena a otros lugares de los valles interandinos Kolla de Iruya (cikdi) (figura 5), orga- como Nazareno, Santa Victoria Oeste y nización de segundo grado que desde el los Toldos. 2004 busca representar a las comunidades Previamente, en 2003, el psa, Oclade y territorios del departamento, intercambiar informa- Endepa incentivaron la realización del pri- 42-Especial ción y vincularse con organizaciones no mer acercamiento entre las comunidades

Entre prácticas de intervención y proyectos de desarrollo 17 Figura 5. Comunidades con personería jurídica que integran el Consejo Indígena Kolla de Iruya (cikdi)

Fuente: cartilla pedagógica del Colegio Secundario del Municipio de Iruya (2010).

del departamento de Santa Victoria Oeste: comunidades del municipio de los Toldos. el Encuentro de Comunidades Aboríge- En estos encuentros participó el abogado nes de Nazareno y Santa Victoria. Con Rodrigo Solá, actualmente miembro de el objetivo de trabajar conjuntamente Endepa y de la Asociación de Abogados para lograr los títulos comunitarios de la de Derecho Indígena (aadi), quien, en Finca Santa Victoria, se organizaron ca- el marco de un convenio entre la ocan, pacitaciones, disertaciones y tratamiento el psa y la Universidad Nacional de Salta territorios de las legislaciones de derechos indígenas, (uns), elaboró el proyecto Kay Pacha además de la participación de funcionarios financiado por elin ai, con el que logró 42-Especial del Estado y una creciente presencia de trazar el plano de mensura que incluyó a

18 María Paula Milana, Emilia Villagra Figura 6. Plano de mensura de la Finca Grande de Santa Victoria, logrado mediante el Proyecto Kay Pacha y aprobada por el Estado provincial

Fuente: fotografía propia, asamblea del Qullamarka, Rodeo Colorado, Iruya, noviembre 2014. todas las comunidades de la Finca Grande agilizaron la conformación de la Unión de Santa Victoria (figura 6) y un releva- de Comunidades Aborígenes Victoreñas miento de la situación histórica y jurídica (ucav), organización de segundo grado de ellas. de Santa Victoria. Las iniciativas para Diferentes testimonios expresan que constituir un frente de lucha común entre estos encuentros permitieron la conver- las comunidades del municipio se veían territorios gencia y construcción colectiva de lecturas limitadas por la línea política partidaria, 42-Especial políticas y estratégicas; asimismo, estos liderada por Alcides Ontiveros. Se trata

Entre prácticas de intervención y proyectos de desarrollo 19 de quien ejerció la intendencia de Santa Salta, recordada como la primera marcha Victoria durante veinte años (1983-2003), del Qullamarka demandando la regulari- cuya gestión es recordada como partícipe zación de los títulos y el cumplimiento del sistema de explotación de trabajo en los efectivo de los derechos constitucionales ingenios azucareros y ha sido denunciada del pueblo kolla. por corrupción, nepotismo, violencia física De esta movilización, organizada por y discriminación racial hacia los poblado- dirigentes de Iruya, Nazareno y Santa res. En estas instancias, las comunidades Victoria oeste, se recuerda cómo logró la victoreñas se movilizaron cortando el ac- alianza con otros líderes kollas de la or- ceso al pueblo para manifestarse en contra ganización Tinkunaku de Orán, quienes del intendente, quien “huye por el monte” eran pioneros en sus luchas, sus trayec- (Copenoa, 9 de diciembre de 2003). De torias de confrontación con el Estado y esta forma, la ucav se propuso denunciar denuncia ante el incumplimiento de sus prácticas clientelares y violentas del go- derechos colectivos. Esta primera marcha bierno provincial y municipal, las cuales trazó un itinerario que sería replicado en dividían a las comunidades del municipio. otras posteriores, con concentraciones que partían desde la localidad de La Quiaca Caravanas del pueblo o Humahuaca, en la provincia de Jujuy, kolla: la consolidación para recorrer más de 500 kilómetros hasta del territorio Qullamarka llegar a la capital de la provincia de Salta. A fines de 2006, en el noveno en- Un antecedente inmediato a la constitu- cuentro de comunidades realizado en ción de Qullamarka fue el sexto Encuentro Nazareno, se reemplazó su nombre por de Comunidades Aborígenes de Nazare- Kollamarkanakuy, que en lengua quechua no y Santa Victoria, en 2006, en el cual significa reunión del pueblo kolla. Se participaron dirigentes de Iruya. En esa buscaba así responder a la creciente con- instancia, informaron sobre una orden vocatoria y participación del encuentro, judicial de desalojo hacia dos de las comu- ya que además del cikdi se habían incor- nidades iruyanas, por lo que se propuso porado la organización Tinkunaku y la la realización de una caravana para exi- Comunidad Indígena Alta Cuenca del Río gir el cese de las amenazas y demandar Lipeo Los Toldos (ciacrl). Durante este la aprobación de planos de mensura de encuentro, se acordó realizar las Segundas dichas comunidades (Indymedia Argen- Jornadas de Movilización y Protesta del tina, 2006). Considerando la urgencia, el Pueblo Kolla de Salta, en abril de 2007 territorios encuentro acordó acompañar la medida, (Indymedia Argentina, 2007). 42-Especial la cual se denominó Jornada de Movi- Esta segunda movilización recuperó el lización y Protesta del Pueblo Kolla de petitorio de la marcha anterior, expresando

20 María Paula Milana, Emilia Villagra que se había incumplido el compromiso En diciembre de 2007, en Santa Victo- asumido por el gobierno luego de dicha ria oeste, el nombre del encuentro volvió jornada, en el que se enfatizó en cuestio- a cambiar a modo de adecuarse y respetar nes como la infraestructura hospitalaria su nombre en quechua como 4º - y educativa; sumando a otras exigencias marka Tinkunakuy. Se decidió crear un como el título comunitario de la exFinca espacio formal de encuentro que articulara San Andrés reclamada por la comunidad y fortaleciera a las organizaciones, con de Tinkunaku, el cuestionamiento al fun- una periodicidad de reuniones cada tres cionamiento del Instituto Provincial de meses y que enmarcara el territorio. De Pueblos Indígenas de Salta (ippis) y la esa manera, se consolidó el Qullamarka: exigencia de su inmediata normalización, Coordinadora de Organizaciones y Co- demandando que cese la situación de munidades Kollas Autónomas de Salta. doble personería jurídica en las comuni- En su acta constitutiva quedó esta- dades, la cual entre otras dificultades había blecido su objetivo: “constituirse como provocado la aprobación de un convenio herramienta de ejercicio en búsqueda de minero con el supuesto consentimiento la autonomía sobre nuestros territorios y de representantes de las comunidades. recursos naturales, en cumplimiento del Este petitorio, entregado en la legislatura derecho indígena”. Su representación es- provincial y luego en la Casa de Gobierno taría dada por los coordinadores de cada de Salta, logró ser discutido por un grupo organización miembro, en ese entonces de delegados de las organizaciones en una con la participación de Nazareno, Santa reunión con funcionarios provinciales. Victoria, Iruya y Orán, invitando a las Tres meses más tarde, como resulta- demás organizaciones a integrarse dentro do de la marcha y posteriores presiones, del marco ya establecido. Esto impulsó la se entregó la escritura de propiedad co- participación definitiva de las comunidades munitaria de la exFinca San Andrés a la de la localidad de Los Toldos, agrupadas comunidad de Tinkunaku, junto al inicio también como una organización de se- de un trámite necesario para los títulos de gundo grado. las comunidades amenazadas de Iruya. De esta manera, Qullamarka encubre A esto se sumaron otros acuerdos como un significado tripartito en términos socio- cancelar la construcción de una hostería políticos, ya que al mismo tiempo designa provincial en Santa Victoria oeste y el com- la organización misma (la Coordinadora promiso de avanzar con la regularización de Organizaciones y Comunidades Kollas de los títulos comunitarios de la Finca Autónomas de Salta), el territorio sobre Santa Victoria, correspondientes a las el cual ejerce su jurisdicción (el territorio territorios demandas de Santa Victoria y Nazareno. Qullamarka, que aquí delimitamos bajo la 42-Especial

Entre prácticas de intervención y proyectos de desarrollo 21 categoría espacial de valles interandinos) y inicial de los procesos organizativos. En las asambleas (los encuentros Qullamarka este periodo se hace visible el tejido de Tinkunakuy) en los que se definen inte- una red conformada por diversos actores reses comunes y se consensuan formas externos, con la posterior incorporación de luchar. Su proyecto plantea que, en la de recursos locales y técnicos idóneos, heterogeneidad de los colectivos que la miembros de las comunidades indígenas componen, la identidad kolla y las luchas cuyos saberes situados eran retomados —por el territorio, el reconocimiento para adecuar la implementación de nume- de derechos y la aplicación adecuada de rosos programas y proyectos de desarrollo. políticas públicas— forman parte de un Esta mirada nos permite comprender mismo entramado. En este sentido, la cómo estas dinámicas de intervención no organización se ha conformado como transcurrieron netamente desde afuera, elemento de cohesión e identificación, de sino que se desplegaron en un complejo acuerdo con sus integrantes: “por ser parte proceso de negociación, en el que a nivel del Qullamarka somos todos hermanos, local se demandaba infraestructura y recur- y el territorio es uno solo” (asamblea del sos, pero a la vez las intervenciones eran Qullamarka, febrero 2013, Colanzulí, mediadas por las propias comunidades. Iruya) (figura 7). Retomando nuestro recorte analítico, un segundo tramo se enmarca en los pro- Reflexiones finales cesos de juridización indígena a niveles internacionales, nacionales y provinciales, En este artículo, partimos de la pregunta que remiten a las instancias en las que se acerca de las circunstancias históricas y consolidan las organizaciones y se ini- políticas en las que se constituyeron las or- cian una serie de encuentros que pueden ganizaciones indígenas kollas en los valles considerarse la procedencia inmediata de interandinos. Para ensayar una respuesta, la creación del Qullamarka en 2007. En referimos brevemente a los procesos me- este sentido, el espacio que actualmente diante los cuales, desde mediados y fines las organizaciones producen y defienden de los años ochenta, se consolidaron y vi- como territorio Qullamarka, ya estaba sibilizaron diferentes colectivos indígenas siendo delineado por las trayectorias de en Argentina, con énfasis en la provincia quienes inicialmente conformaron las de Salta y las disputas por la propiedad de organizaciones de segundo grado, entre las tierras. Luego establecimos una delimi- otras cuestiones, ideando proyectos, ges- tación temporal y contextual diferenciada tionando subsidios y creando estrategias territorios en dos recortes analíticos: el primero, de lucha diversas para dar continuidad a 42-Especial desde 1983 hasta mediados de la década las demandas y reclamos planteados por de 1990, con el fin de identificar una etapa los miembros de las comunidades.

22 María Paula Milana, Emilia Villagra Figura 7. Territorio del Qullamarka

territorios 42-Especial Fuente: elaborado por Héctor Nieba exdirigente de Tinkunaku y trabajador de Parques Nacionales.

Entre prácticas de intervención y proyectos de desarrollo 23 Tanto en Iruya como en Santa Victo- saberes y técnicas tradicionales. Muchos ria, actores como Oclade y Endepa pueden de estos proyectos requerían del aporte considerarse centrales en la catalización de de las comunidades beneficiarias en mano algunos aspectos de los procesos organiza- de obra y debían ser rendidos, en general, tivos indígenas. Esto puede entreverse en por sus miembros. el reconocimiento generalizado de su labor Los actuales líderes de las organizacio- pastoral que empieza a distinguir “per- nes de Iruya y Santa Victoria reconocen el tenencias originarias” en el conjunto de rol de Oclade y del psa en los momentos los pobladores de los valles interandinos: previos de la consolidación interorga- nizacional e intraorganizacional, como Gran parte de las comunidades indígenas los Encuentros de Comunidades desde de hoy o de todo el Qullamarka al menos, 2003. En esta dirección, diferentes testi- antes de ser Qullamarka, eran impulsadas monios permiten entrever la genealogía por este lado [Oclade] (...) las organiza- del Qullamarka, en los que se expresa ciones iban cada una por su lado, primero su nacimiento a partir de la vinculación comunidades, después se fueron armando organizativa entre Nazareno y Santa Vic- las organizaciones como la ocan, la ucav toria, “después sabían que nosotros nos que fueron las primeras, después nos agre- estábamos organizando y vinieron la parte gamos nosotros, después se agregó Tinku de Tinkunaku, también algunos de Jujuy [Tinkunaku], después al último (…) se (...) Ahí es cuando decidieron formar la agregó Baritú. El Qullamarka nació en organización de toda esta zona y llamar- Nazareno y Victoria (lideresa indígena, lo como Qullamarka” (líder indígena, entrevista, mayo 2013). exintendente de Nazareno, entrevista, Nazareno, agosto de 2014). En coordinación con otras organiza- También se expresa que, al constituirse ciones, Oclade fue clave en la “misión” de como una coordinadora conformada por lograr el empoderamiento de los sujetos organizaciones agrupadas como pueblo intervenidos, posibilitando la construcción kolla, con trayectorias heterogéneas, la de un sujeto colectivo “liberado y autóno- filiación con Oclade fue problematizada. mo”. Por su parte, el psa fortalecería esta En este sentido, algunas voces reconocen tarea, aunque desde el asesoramiento en que «Oclade fue parte de muchos de los términos productivos y jurídicos: gestio- procesos de ocan, de las personerías jurí- nando múltiples proyectos para la mejora dicas. Les parece que Qullamarka es como de la producción para la autosubsistencia un “hijo”, cuya presencia en los territorios territorios y diseñando diagnósticos a través de me- disminuyó al cumplirse su objetivo de pro- 42-Especial todologías participativas que ponían el mover “organizaciones independientes”» acento en la recuperación de prácticas, (Asamblea del Qullamarka en Colanzulí,

24 María Paula Milana, Emilia Villagra Finca Santiago, febrero de 2013). En es- y en proyectos y lógicas de desarrollo que ta línea se resalta su positividad, aunque contribuyen a perpetrar sentidos del “indio marca distancias y establece un “nosotros” permitido” (Hale, 2004). distinto. Por otro lado, estos procesos también Por un lado, observamos que estas habilitaron la eventualidad de legitimar iniciativas, fuertemente permeadas por saberes y luchas singulares, dando lugar a lógicas de promoción y desarrollo, están nuevas condiciones que permitieron que limitadas por la construcción de sujetos otros saberes locales entraran en juego, productivos que deben “integrarse” pa- aquellos relegados o considerados inferio- ra mejorar sus condiciones de vida. Esto res (Foucault, 2000). Fundamentalmente, se enmarca en un modelo multicultu- la reivindicación de estos saberes ha permi- ral y neoliberal que durante el periodo tido delinear otra forma de hacer y pensar comprendido se asentó en normativas y “la política” desde las organizaciones directrices ideadas por bancos y agentes indígenas de los valles interandinos. Re- de cooperación internacional. La emer- curriendo al uso de discursos en torno al gencia de las organizaciones acontecería desarrollo y a los derechos colectivos, la en un contexto en el cual la nueva reo- disputa comenzó a planearse en términos rientación de las políticas sociales sería de representación en pos de permitir que apoyada económicamente por organismos los mismos actores pudieran proponer multilaterales durante las sucesivas presi- otras modalidades de desarrollo, legiti- dencias de Carlos Saúl Menem madas por las propias comunidades. (1989-1999). Esta es la apuesta política del Qulla- En este sentido, la forma de inter- marka, gestada por y entre las organizacio- pelación hacia los sujetos en los valles nes kollas que actualizaron un conjunto interandinos remite a dispositivos de go- de relaciones sociales en los valles interan- bierno que fueron mutando al compás de dinos, anudando memorias compartidas ciertos saberes considerados hegemónicos sobre vivencias de despojos y luchas por e instituidos como legítimos, que han el territorio, tejiendo redes que lo tras- intervenido en el espacio territorial clasifi- cienden y nutren de forma singular la cando a sus pobladores según la coyuntura visibilidad de las demandas indígenas en como pobres estructurales, beneficiarios, la provincia de Salta. campesinos/indígenas o sujetos de dere- cho colectivo, pero fundamentalmente Referencias como sujetos que deben hacerse cargo de su propio desarrollo. Creemos que estas Álvarez Leguizamón, S. (2008). Pobreza y territorios formaciones convergen en la experticia desarrollo en América Latina. Salta: 42-Especial en búsqueda de financiamiento externo eunsa.

Entre prácticas de intervención y proyectos de desarrollo 25 Álvarez Leguizamón, S., & Muñoz, S. xix (pp. 179-208). México: Instituto (2010). Categorías nativas, nominacio- de Investigaciones J. Mora. nes de la alteridad y voces autorizadas Carrasco, M. (2002). El movimiento indíge- en la invención de “la Sociedad” y “la na anterior a la reforma constitucional Tradición Salteña”: literatura y dia- y su organización en el Programa de lectología. En S. Álvarez Leguizamón Participación de Pueblos Indígenas. (Comp.), Poder y salteñidad: saberes, Recuperado de http://hdl.handle. políticas y representaciones sociales net/2152/4069 (pp. 115-133). Salta: cepiha. Carrasco, M., Sterpin, L., & Weinberg, Álvarez Leguizamón, S. (2015). Neocolonia- M. (2008). Entre la cooperación y la lismo, capitalismo, pobreza y resistencias. asistencia: un análisis de la incidencia Rosario: Prohistoria Ediciones. del apoyo económico internacional en Briones, C. (1998). La alteridad del cuarto el movimiento indígena en Argentina. mundo. Una deconstrucción antropo- Avá, (12), 09-26. lógica de la diferencia. Buenos Aires: Cladera, J. L. (2006). Implicancias de la Ediciones del Sol. apropiación comunitaria de la tierra Briones, C., & Ramos, A. (2010). Replan- sobre las actividades de subsistencia de teos teóricos sobre lachas acciones la Comunidad Kolla de Finca Santiago indígenas de reivindicación y protes- (Provincia de Salta), (Tesis de Licen- ta: aprendizajes desde las prácticas ciatura en Ciencias Antropológicas,, de reclamo y organización - Universidad de Buenos Aires, Buenos tehuelche. En G. Gordillo, & S. Hirsch Aires). (Comps), Movilizaciones indígenas e Domínguez, D. (2008). ¿La trashumancia identidades en disputa en Argentina: de los campesinos kollas: hacía un mo- historias de invisibilización y re-emer- delo de desarrollo sustentable? En G. gencia (pp. 39-78). Buenos Aires: Alvarado Merino et al. (Eds.), Gestión Flacso-Editorial La Crujía. ambiental y conflicto social en América Buliubasich, C. (2013). La política indígena Latina (pp. 137-191). Buenos Aires: en Salta. Límites, contexto etnopolítico Clacso. y luchas recientes. runa, 34, 59-71. Escobar, A. (2003). Mundos y conoci- Campi, D., & Lagos, M. (1995). Auge mientos de otro modo. El programa azucarero y mercado de trabajo en el de investigación de modernidad/co- Noroeste argentino, 1850-1930. En lonialidad latinoamericano. Tabula J. S. Riquer, J. C. Grosso y C. Yuste Rasa, (1), 51-86. territorios (Comps). Circuitos mercantiles y mer- Foucault, M. (1992). Microfísica del poder. 42-Especial cados en Latinoamérica. Siglos xviii y Madrid: La Piqueta.

26 María Paula Milana, Emilia Villagra Foucault, M. (2000). Defender la socie- el V Congreso de Antropologia Social, dad: curso en el Collège de France La Plata. (1975-1976). Buenos Aires: Fondo Hocsman, D. (2011). Estrategias territoria- de Cultura Económica. les, recampesinización y etnicidad en los Gaspar, J., & Pineda, D. (2012). Saberes Andes argentino. Xochimilco: Clacso sobre sanidad animal y el mejoramiento - División Ciencias Sociales y Hu- de la producción ganadera en santa vic- manidades Publicaciones-Universidad toria oeste. Ponencia presentada en las Autónoma Metropolitana. xvi Jornadas Nacionales de Extensión Lanusse, P., & Lazzari, A. (2005). Salteñi- Rural y viii del Mercosur. dad y pueblos indígenas: continuidad González, D. G. (2013). Conflictos por el y cambio en identidades y moralidades. territorio en la comunidad indígena del En C. Briones, (Comp.). Cartogra- pueblo kolla tinkunaku, (Tesis de maes- fías argentinas. Políticas indigenistas tría, Universidad Nacional de Buenos y formaciones provinciales de alteri- Aires, Buenos Aires). dad (pp. 185-209). Buenos Aires: Gordillo, G., & Hirsch, S. (2010). Movi- Antropofagia. lizaciones indígenas e identidades en Lefebvre, H. (2013). La producción del disputa en Argentina: historias de in- espacio. Madrid: Capitán Swing. visibilización y re-emergencia. Buenos Madrazo, G. B. (1982). Hacienda y enco- Aires. Flacso. Editorial La Crujía. mienda en los Andes: la Puna argentina Guber, R. (2011). La etnografía. Método, bajo el marquesado de Tojo, siglos xvii campo y reflexividad. Bogotá: Grupo a xix. Buenos Aires: Fondo editorial. Editorial Norma. Milana, M. P. (2014). “La cuestión del “tra- Hale, C. (octubre, 2004). El protagonismo bajo” en el campo de las políticas sociales indígena, las políticas estatales y el nuevo “inclusivas” (Argentina, 2003-2013) y racismo en la época del ‘indio permitido’. las prácticas del “trabajo a pulmón”. El Ponencia presentada en “Construyen- caso de Iruya. (Tesis de Licenciatura en do la paz: Guatemala desde un enfoque Antropología, Universidad Nacional comparado,” organizado por la Misión de Salta, Salta). de Verificación de las Naciones Unidas Milana, M. P., & Villagra, E. (2018). Co- en Guatemala (Minugua). municación indígena en el noroeste Hocsman, D. (1997). De la zafra a la tierra argentino: el caso de la radio fm ocan kolla. Acerca de la construccion social (Salta, Argentina). Anuario Electrónico de la Identidad en los valles intermon- de Estudios en Comunicación Social tanos de la cordillera oriental (San “Disertaciones”, 11(2), 128-142. Doi: territorios Isidro-Salta). Ponencia presentada en http://dx.doi.org/10.12804/revistas. urosario.edu.co/disertaciones/a.5722 42-Especial

Entre prácticas de intervención y proyectos de desarrollo 27 Occhipinti, L. (2015). Faith based organiza- Memoria Americana. Cuadernos de tions and the neoliberal state: creating Etnohistoria, 6(2), 125-142. resistance in Northern Argentina. Teruel, A. (2016). El marquesado del Valle Journal of International and Global de Tojo. Patrimonio y mayorazgo en Studies, 7(1). Bolivia y Argentina. Revista de Indias, Olmedo Rivero, J. (2004). Pedro Olmedo: 77(267), 379-418. un obispo como la gente. Misioneros Torres, M. & Torres, A. (2010). ¿Por qué Claretianos, Prelatura de Humahuaca. callan si nacen gritando? Poder, ac- Salta: Artes Gráficas Crivelli. cesibilidad y diferencias culturales en Quiroga Mendiola, M., Saravia, A., & Salud. Iruya, 1997-2008. Formosa: Bilbao, L. (2006). Desarrollo local, Editorial Endepa, Equipo Nacional instituciones y territorio en Iruya, pro- de Pastoral Indígena. vincia de Salta. En M. Manzanal, G. Villagra, E., & Milana, M. P. (2019). Neiman, & M. Lattuada, (Comps.), Trayectorias de luchas y memorias Desarrollo rural: Organizaciones, ins- subalternizadas. El caso de la Orga- tituciones y territorios (pp. 375-394). nización de Comunidades Aborígenes Buenos Aires: Fundación Centro Inte- de Nazareno (Salta, Argentina). Po- gral Comunicación, Cultura y Sociedad nencia presentada en el 1º Congreso (ciccus). Latinoamericano de Ciencias Sociales, Radovich, J. & Balazote, A. (1992). La Universidad Nacional de Villa María, problemática Indígena. Estudios an- Córdoba. tropológicos sobre poblaciones indígenas Villagra, E. (2016). Queremos que la gente no de la Argentina. Buenos Aires: Centro pueda vivir sin la radio. Procesos de ges- Editor de América Latina. tión y de construcción de contenidos. El Reboratti, C. (2009). El Alto Bermejo. caso de Organización de Comunidades Realidades y conflictos. Buenos Aires: Aborígenes de Nazareno (ocan). Sal- Editorial La Colmena. ta, 2014-2016. (Tesis de Licenciatura Restrepo, E. (2008). Cuestiones de método: en Comunicación Social, Universidad “eventualización” y problematización Nacional de Salta, Salta). en Foucault. Revista Tabula Rasa, (8), Weinberg, M. (2004). Identidad y Polí- 111-132. tica. Formas de organización en la Sabio Collado, V., & Milana, P. (2018). Comunidad Kolla de Finca Santiago El devenir de la “lucha”. La política (Iruya-Salta). (Tesis de Licenciatura en colectiva de organizaciones indíge- Ciencias Antropológicas, Universidad territorios nas en perspectiva (Salta, Argentina). de Buenos Aires, Buenos Aires). 42-Especial

28 María Paula Milana, Emilia Villagra Otras fuentes consultadas Indymedia Argentina. (2006). Jornadas de movilización y protesta del pueblo kolla Agencia de Noticias Copenoa (9 de diciem- de la provincia de Salta. Recuperado de bre de 2003). Santa Victoria Oeste: http://archivo.argentina.indymedia. Pobladores cortan los accesos del pueblo. org/news/2006/03/386710.php Recuperado de https://clajadep.lahai- Indymedia Argentina. (2007). Comunidades ne.org/?p=2192 indígenas marcharon por el cumpli- Agenda Pública (1 de diciembre de 2008). miento de sus derechos. Recuperado de Fundación Oclade: 25 años de trabajo http://archivo.argentina.indymedia. junto a las comunidades de Quebrada y org/news/2007/04/509952.php Puna. Recuperado de http://agenda- Informe final del Proyecto “Kay Pacha”. publicadigit.blogspot.com/2008/12/ (2010). Análisis de las condiciones his- fundacion-oclade-25-aos-de-traba- tóricas, legales y registrales de las fincas jo_01.html de Santa Victoria y Mecoyita para la Colegio Secundario del Municipio de Iruya regularización de la situación dominial N° 5058 “Senador Emilio E. Correa” de sus tierras. Salta. Entidad subsi- (2010) Nuestros derechos como pueblo diante: Instituto Nacional de Asuntos originario kolla. Orientadores Inter- Indígenas – Ministerio de Desarrollo culturales del Consejo Indígena Kolla Social. Expte. N° 50.290/2005. de Iruya. Programa de Educacion In- Instituto Nacional de Estadísticas y tercultural. Ministerio de Educacion Censos de la República Argentina de la Nacion, Ciencia y Tecnologia. (1991). Censo Nacional de Población Convenio 169 de la oit (1989). Recu- y Vivienda. Recuperado de https:// perado de https://www.ilo.org/ www.indec.gob.ar/indec/web/ wcmsp5/groups/public/---americas/- Nivel4-Tema-2-41-136 --ro-lima/documents/publication/ Instituto Nacional de Estadísticas y Censos wcms_345065.pdf de la República Argentina (2010). Eizayaga, A. (febrero 1 de 2015). Pedro Censo Nacional de Población, Hogares Olmedo: «Hay una violencia institu- y Viviendas. Recuperado de https:// cional que generan los dirigentes y que www.indec.gob.ar/indec/web/ impregna las capas de abajo». Diario Nivel4-Tema-2-21-99 La Nación. Recuperado de https:// Registro Nacional de Comunidades Indí- www.lanacion.com.ar/1764239-pe- genas (2012). Resolución 115/2012. dro-olmedo-hay-una-violencia-insti- Recuperado de http://servicios. tucional-que-generan-los-dirigentes- infoleg.gob.ar/infolegInternet/ territorios y-que-impregna-las-capas-de-abajo anexos/195000-199999/197896/ norma.htm 42-Especial

Entre prácticas de intervención y proyectos de desarrollo 29