Los Mejores Cuentos Del Mundo
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LOS MEJORES T T CUENTOS DEL T MUND escritos por niñ@s MEJORES LOS CUENTOS DEL MUNDO escritos por niñ@s T T Todos los CUENTOS que aquí encontrarás han sido es- critos por niños y niñas de muchos lugares, pero con algo en común: la . Están hechos a partir de la siguiente receta: Un gran pellizco de amor Un chorretón de imaginación Una gran cucharada de CrEaTividad Un toque de originalidad De cada uno de los cuentos se ha respetado su esencia, no se ha modificado ni corregido nada. Por ello, tal vez, encontréis pequeñitos fallos, pero que los hacen todavía más auténticos si caben. MEJORES LOS CUENTOS DEL MUNDO escritos por niñ@s T Muchas gracias T MAESTR@S, PAPAS, MAMAS, ABUEL@S….. y en especial a vosotros NIÑOS y NIÑAS por haber hecho posible este libro de los MEJorES CUEnToS dEl MUndo LA BUSQUEDA DEL TESORO T R U R Había una vez un niño sin miedo. Él buscaba un te- soro escondido en un castillo terrorífico. Nadie ha- bía cogido el tesoro durante cien años. El niño deci- dió ir. Al llegar al castillo oyó el ruido de un monstruo. Te- nía que pasar por un túnel lleno de… ¡esqueletos, monstruos, momias, zombis, fantasmas y vampiros! El niño tenía miedo pero, al cabo de unas horas, lle- gó a la cámara secreta. Consiguió abrirla y vio el tesoro, pero sabía que ro- bar un tesoro no estaba bien. Entonces tuvo una idea. Hizo una foto y la llevó a su casa, la enmarcó en su cuarto y la guardó. Colorín colorado el cuento se ha terminado. M.R T R R U R BICHITO T R U R Érase una vez un virus llamado Bichito que entraba en el cuerpo de las personas. Bichito les hacía tener fiebre y no poder salir de la cama. Un día, Bichito llamó a la puerta de los González: “¿Siiii? ¿Quién es?”. No contestó nadie. Abrieron la puerta y entró Bichito. Empezaron a tener fiebre y llamaron a la doctora: “Doctora, tenemos fiebre, entró Bichito” y la doctora contestó: “No os preocupéis, tengo la vacuna”. Llegó la doctora a casa de los González y uno por uno les dio la medicina. A los cinco días, la familia González estaba curada y colorín colorado este cuento se ha acabado. H. L T R R U R LAS UNICAS SIRENAS DE ESPAÑA T R U R Érase una vez tres adolescentes que se llamaban: Paola, Charlotte y Helen. Un día fueron en una lan- cha hasta la isla de Hawái. Cuando llegaron a Hawái vieron un estanque pre- cioso y el agua parecía mágica. De pronto salió la Luna y Paola y Helen querían meterse en el agua, pero Charlotte dijo: “No, ¿y si nos pasa algo raro?” “No digas tonterías” dijeron Helen y Paola. Muy in- segura, Charlotte se metió con ellas al agua. Las tres se dieron la mano y de un salto se metieron en el estanque. Y el poder de la Luna llena las convir- tió en sirenas. Al final, las tres jóvenes se quedaron a vivir en el mar y colorín colorado esta leyenda se ha acabado. P. B T R R U R LOS DOS ENEMIGOS T R U R El señor perro y el loro eran enemigos. Un día decidieron hacer boxeo para ver quién de los dos era más fuerte. El perro, confiado de que iba a ganar, trajo un trofeo de oro. El loro, que era muy tramposo, se puso peso en los guantes. Cuando empe- zaron, al loro se le cayó el peso de los guantes, así que le dieron un punto al señor perro. El loro seguía haciendo trampas una y otra vez. Al final el perro ganó y el loro comprendió que hacer trampas es malo. Después de un tiempo, el perro y el loro se hicieron amigos. MORALEJA: “Las trampas no son la mejor opción”. J. F T R R U R JORGE Y LA BUSQUEDA DE LA T FELICIDAD R U Érase una vez un niño llamado Jorge, que estaba preocupado buscan-R do la felicidad, puesto que no sabía lo que era. Él muchas veces estaba triste y no sabía por qué, ya que tenía de to- do. Un día, Jorge, en el recreo del colegio, preguntó a sus amigos: “¿Sabéis qué es la felicidad?”. Todos le contestaron: “¡Pues claro Jorge, la felicidad es tener todo lo que quieras”, pero Jorge se quedó pensativo y dudando de lo que le habían dicho. Al llegar a clase estaba distraído, buscando la respuesta a su pregun- ta. De pronto la profe le preguntó: “Jorge, dime cuánto es 4 x 6” y Jorge se asustó y dijo: “4 x 6, 4 x 6,... ¡Ya lo tengo profe! 4 x 6 es igual a LA FELICIDAD”. Todos le miraron asombrados, la profe le preguntó por su respuesta y dijo que llevaba mucho tiempo buscando la verdadera felicidad y se acababa de dar cuenta de que la felicidad no es tener muchas cosas sino valorar lo poco o mucho que tengas y en especial a tu familia y los buenos ratos con tus amigos. Se había dado cuenta al pensar que en el siguiente recreo del cole iba a jugar y disfrutar mucho con sus compañeros. Todos aplaudieron y se dieron un abrazo enorme. T S. G R R U R INSEPARABLES T R Había una vez dos muñequitos de lana. Se llamabanU Zip y Zap y estaban unidos por lana. No se podíanR separar. Zip era azul y tenía dos cuernos en la cabe- za y Zap era rojo y tenía dos cuernos en la cabeza. Eran muy amigos. Llevaban toda la vida juntos, por lo que no se podían separar. Un día estaban jugando al escondite y, como siem- pre se encontraban, Zap decidió cortar la cuerda pa- ra esconderse bien. Zip, por primera vez, no lo en- contraba y se asustó mucho. Después de buscarlo mucho tiempo se fue a casa muy triste. Al día siguiente, muy pronto, fue a buscarlo y lo en- contró atrapado en un agujero, Zip soltó lana de su cuerpo y le ayudó a subir. Se pusieron muy conten- tos y se dieron un gran abrazo. Al final se ataron y prometieron que nunca más se iban a separar y colorín colorado, este cuento se ha acabado. N. S T R R U R EL MUNDO PERDIDO T R U R Había una vez una princesa llamada Verónica a la que le encantaba viajar, pero viajar a un mundo perdido de hadas, unicornios y un gran castillo. El gran castillo era precioso, pero… De repente, un día vino una bruja mala, se cruzó con el mundo perdido y la bruja hizo un plan para ser la reina y destruir el mundo perdido. Hizo una pócima para volverse joven y guapa y mintió al rey y se hi- zo reina. El mundo de fantasía se volvió todo negro y triste, pero Verónica no podía dejar que esto si- guiera así. Verónica descubrió la pócima, la tiró y la bruja desapareció. Todo volvió a ser como antes. Verónica salvó el mundo y se hizo reina y colorín colorado este cuento se ha acabado. D. L T R R U R EL PINGUINO Y LA FOCA T R U R Érase una vez un pingüino que compartía todo lo que él encontraba y tenía muchos amigos. También había una foca que no compartía nada, pero que ju- gaba con los muñecos que tenía el pingüino. Enton- ces fue el pingüino a decirle a la foca que si podía jugar y la foca le dijo que no. Un día se sentía sola y fue a jugar con el pingüino. Entonces la foca le dijo al pingüino: “¿Puedo jugar contigo?” Y le dijo que no. Así la foca aprendió a compartir. MORALEJA: Si con tus amigos quieres jugar, las co- sas debes dejar. E. F T R R U R EL MONSTRUO CORONAVIRUS T R U R Había una vez un monstruo llamado Coronavirus que vivía en la Tierra. Era un monstruo solitario que tenía la misión de matar a las personas. Se mutaba de unos a otros. Quería que las personas estuvieran en casa solas y tristes. La gente se defendía saliendo cada tarde a sus ventanas a aplaudir junto a sus vecinos y ayu- dándose unos a otros. Las familias y amigos seguían divirtiéndose haciendo vídeos de retos. El monstruo vio que cada vez las personas estaban más unidas y desapareció. ¡Por fin! Colorín colorado este cuento se ha acabado. V. F T R R U R EL COCHE TROLOROLO T R U R Había una vez un coche que era un poco lento por- que tenía una rueda pinchada. Como era pobre, no podía arreglarla. Un día, cuando iba por el campo, se quedó parado, entonces vio un tesoro en el camino. Cuando consi- guió arrancar, se fue al camión policía para entre- garlo. Allí estaba el coche Ferrari y dijo que era su- yo y, por devolvérselo, el Ferrari le tuneó como un Porsche. Los dos se hicieron muy amigos. MORALEJA: Por ser bueno, ganó un amigo y se transformó en Porsche. A. S T R R U R EL VAMPIRO AMIGO T R U R Había una vez un vampiro llamado Catalino. Vivía en una casita en el bosque y era amigo de todos los animales. Jugaba, bailaba y cantaba con ellos. Un día apareció un animal que nunca había visto, se le acercó y le dijo: “Catalino, ¿quieres ser mi ami- go”? Pero se fue corriendo, dejando a Catalino pas- mado.