El Origen Del Ser Humano Y Su Influencia En Salud Y Enfermedad
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Unidad VI - Inmunología Julio Granados Arriola Secretaría de Salud, Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán. Ciudad de México, México. Daniela Ruiz Secretaría de Salud, Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán. Ciudad de México, México. Susana Hernández Doño Secretaría de Salud, Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán. Ciudad de México, México. Evidencia lingüística del origen humano Desde hace más de dos siglos se sabe que la comparación de la existencia de idiomas, o la evidencia histórica de estos, puede conducir a la identificación de lenguas extintas que existieron en la prehistoria. William Jones (abogado inglés) en 1786, trabajando en la India, notó similitud de las palabras en latín, griego y sánscrito, por lo que supuso que surgieron de una lengua común ya extinta; particularmente apreció que el origen y la terminación de los verbos es casi idéntico: ellos llevan en sánscrito bhár-anti, griego phér-onti y latín fer-unt, y descartó que tales similitudes fueran mera coincidencia. Más tarde, él mismo identificó un idioma que a la postre se conoció como indoeuropeo, el cual incluye la mayoría de los idiomas de Europa (excepto el vasco, el húngaro, el finlandés y el estonio), además asoció idiomas que van tan al este como al norte de India (kurdo, farsi, pashto, hindi, bengalí). Aún más importante, describió una explicación evolutiva de la diversidad lingüística 73 años antes de que Darwin propusiera la teoría evolutiva de la selección natural. Lo que es sorprendente, es que dos siglos después del descubrimiento de Jones, la mayoría de los historiadores lingüistas todavía mantienen que el indoeuropeo representa el límite de la lingüística comparativa. Según este punto de vista ampliamente difundido, el cambio de lenguaje es tan rápido e implacable que después de alrededor de 6,000 años, convenientemente la edad del indoeuropeo, todo rastro de afinidad genética se pierde; de modo que incluso si el indoeuropeo alguna vez tuvo idiomas hermanos, simplemente no podría haber rastro de esta relación sobreviviendo en la actualidad.Todavía más sorprendente es que hace un siglo este punto de vista era conocido por ser incorrecto. A principios del siglo XX, Holger Pedersen, Alfredo Trombetti y otros, señalaron numerosos rasgos compartidos por el indoeuropeo y otras familias de idiomas, de los cuales los más destacados eran los pronombres M/T ‘Yo/tú’ y la oposición dual/plural expresada por los sufijos K/T. A esta gran familia, de la cual el indoeuropeo era solo una rama, Pedersen inicialmente la llamó nostrático. Después de un período de inactividad en la primera mitad del siglo XX, durante los años sesenta, el trabajo sobre el nostrático fue retomado por Vladislav Illich-svitych y Aron Dolgopolsky en Moscú. Una familia similar al nostrático ha sido propuesta por Joseph Unidad VI - Inmunología Greenberg, quien la llama familia euroasiática, incluye las familias indoeuropeo, urálico (húngaro y finlandés), altaico (turco, mongol y tungus), koreano, japonés, ainu, gilyak, chukchi-kamchatkan y eskimo-aleut. Además de la familia euroasiática, otras grandes familias fueron descubiertas en la segunda mitad del siglo XX, principalmente por Greenberg, cuyo trabajo taxonómico forma las bases del conocimiento sobre las relaciones entre los idiomas de África, Nueva Guinea y América. En la figura 1 se muestra la distribución de 12 familias, en las que Greenberg clasificó los aproximadamente 6,000 idiomas del mundo, cada una de ellas definida por un patrón específico. Mientras que la familia euroasiática, se caracteriza por los patrones de pronombres M/T ‘Yo/tu’, la familia amerindia se caracteriza por N/M y otras familias tienen patrones distintos a cualquiera de estas. Quizás el hallazgo más interesante es que incluso entre esta docena de familias, la mayoría antiguas, existen raíces extensamente compartidas que implican un origen común de todos los idiomas existentes. Trombetti, hace un siglo, aportó evidencia sólida sobre la monogénesis de los idiomas y recientemente Jon Bengtson y Merritt Ruhlen comprobaron su teoría con mejores recursos ahora disponibles. Ejemplos de raíces cuya distribución abarca de África a América son TIK ‘dedo, 1’; PAL ‘2’; AKWA ‘agua’; KAPA ‘abrigo, piel, corteza’. Mientras para la mayoría de los historiadores esta teoría emergente es considerada un anatema, es claro que encaja con la evidencia genética y arqueológica sobre los orígenes humanos, de acuerdo con la que un grupo de humanos migraron de África y en un tiempo corto poblaron el mundo entero, sustituyendo a los habitantes anteriores como los Neandertales. Rastros de esta rápida expansión fuera de África y luego en el resto del mundo, pueden observarse en los registros arqueológicos, en el genoma del humano moderno y en los nuevos idiomas. Diversos investigadores han propuesto que fue el desarrollo de un lenguaje moderno el responsable directo de la expansión fuera del continente africano y la desaparición de las especies antiguas de humanos. Parece que el idioma humano y su correlación con la cultura fue la herramienta con la que los humanos anteriores, como los Neandertales, se vieron en desventaja. Unidad VI - Inmunología La clasificación confusa de los múltiples grupos étnicos humanos Genetistas de poblaciones, genetistas forenses y arqueólogos necesitan etiquetas para referirse a diferentes grupos sociales de seres humanos. Estas etiquetas difieren entre los campos e incluso dentro de ellos. Por ejemplo, en artículos sobre genética humana que describen la diversidad de ADN de un grupo que vive en Estados Unidos, cuyos ancestros migraron desde Europa, se refieren a ellos como: población estadounidense, caucásicos, americanos europeos o blancos. A menudo, estas etiquetas étnicas disfrazan un gran problema de heterogeneidad biológica. Normalmente se otorga etnicidad basada en afiliación continental indígena, color de piel, miembro de un grupo definido por motivos histórico‑religiosos y geografía actual, por lo que un donador de ADN puede pertenecer simultáneamente a una gran cantidad de categorías. Entonces, cuando distintas poblaciones son comparadas en estudios genéticos, el nivel de clasificación en diferentes muestras puede ser desigual. En general, el método predeterminado más adecuado para la clasificación es utilizar información geográfica, en lugar de etiquetas nacionales, culturales o fenotípicas. Comprensión de los fenotipos y las enfermedades Todos los genes presentes en los organismos vivos en la actualidad derivan de ancestros que pueden ser rastreados por billones de años. Todas estas características se forman a partir de los retos ambientales enfrentados por cada uno de los organismos y por sus ancestros. Puesto Unidad VI - Inmunología que el ser humano comparte un ancestro común con cada especie en el planeta, tiene sustento realizar análisis comparativos; es este patrimonio evolutivo compartido con otras especies lo que hace tan poderosos los modelos experimentales. Al identificar segmentos de ADN cuya semejanza entre dos especies es mayor a lo que podría esperarse por casualidad, pueden identificarse regiones cuya evolución se confirma por la necesidad de realizar una función específica. En otras palabras, un gen se caracteriza, además de su secuencia, por la función que ejerce dentro del organismo y sobre todo por el desarrollo evolutivo de ese gen. Este enfoque, llamado huella filogenética puede extenderse al examinar la evolución de genomas de primates y su comparación con el genoma humano.1 Debemos comprender que el pasado no es simplemente algo que sucedió, y está empaquetado y estudiado por sí mismo, sino considerarlo como la fuente del presente. El presente solo debe verse como otro pequeño escalón en la construcción de este pasado. Una perspectiva evolutiva no responde simplemente a la pregunta ¿qué sucedió en el pasado?, sino también a ¿por qué el presente es como es? Una vez que entendemos que las diferencias obvias entre las apariencias de las personas pueden ser indicadores poco confiables de los orígenes biológicos, comenzamos a apreciar los otros factores que han moldeado y continúan dando forma a la biología humana. La interacción de los humanos y sus entornos pasa a primer plano, al igual que la comprensión de la adaptabilidad humana frente a la gran variabilidad en los entornos habitados. Los rasgos fenotípicos de los seres humanos, ya sea el color de la piel, la altura o los trastornos como la diabetes, están controlados por una combinación de factores tanto hereditarios como ambientales, y procesos estocásticos moleculares y de desarrollo. Los rasgos más fáciles de analizar genéticamente son los que están determinados en gran parte por genes únicos, llamados rasgos mendelianos. Sin embargo, muchos de los rasgos fenotípicos que más interesan tanto al antropólogo como a los médicos no son tan simples, ya que se rigen por interacciones entre eventos fortuitos, genes múltiples y el medio ambiente; desentrañar estas interacciones ayudará a comprender enfermedades complejas. El conocimiento de nuestro pasado permite predecir frecuencias de las variantes genéticas involucradas en un rasgo dado y elegir la mejor estrategia para encontrarlas: qué poblaciones elegir y en qué segmentos del genoma concentrarse. Aunado a esto, una perspectiva evolutiva ayuda a comprender y predecir qué individuos responderán mejor a cada terapia y cuál es la mejor manera de enfocar los recursos limitados de evaluación. Finalmente, los genes de importancia médica son sitios de selección