ASTURIAS SIGLO XXI

PARRES

Fermín Rodríguez Rafael Menéndez

La centralidad comarcal

Parres se beneficia de sus equipamientos comarcales y del dinamismo y la nueva centralidad de Arriondas

Parres se fija en la retina como un territorio de paisaje amable, suave, ondulado, en el surco prelitoral que desde se extiende hacia Onís. Tierra de paso y de villa, de tradición lechera, agraria y forestal, actividades hoy en proceso de fuerte ajuste. El concejo se alarga de norte a sur, desde las sierras prelitorales a la montaña interior. Al norte, la pone el contrafuerte que protege del norte y se extiende en un relieve complejo que cae sobre el estrecho valle del Sella, al noreste de la villa. En el sur, los montes de Sevares y las sierras de Llerandi, La Cogolla, Tebrandi y La Mota Cetín (1.134m) introducen el mundo de la media montaña en el límite con Ponga. Entre estos relieves se abre un extenso paisaje de prados, bosques y pueblos que ocupa los valles de los ríos Sella y Piloña. En la confluencia de ambos ríos, la villa de Arriondas es un pequeño y elegante núcleo urbano de más de 3.000 habitantes, si incluimos sus núcleos adyacentes, que marca la actividad y el tiempo del concejo. El Sella sirve a la vez de frontera y de unión con los concejos vecinos, con los que Parres comparte parroquias y la expansión urbana de las villas principales. El concejo ha mejorado sustancialmente sus indicadores de desarrollo en los últimos quince años, de la mano de la consideración de Arriondas como centro de la comarca del de , por parte de la administración regional, en las Directrices Regionales de Ordenación del Territorio de 1991. La consecuente localización de equipamientos de alcance comarcal, entre los que destaca el hospital, está en la base del cambio de tendencia hacia el crecimiento. Parres y Arriondas se benefician de su ubicación en el valle medio del Sella, muy próximos al centro urbano de referencia del oriente interior, el que mira a los Picos de Europa, que es . El río pone el límite entre ambos concejos. La mezcla de parroquias y pueblos otorga a Parres el territorio situado en las afueras de Cangas, en la margen izquierda y a Cangas le sucede lo mismo en Arriondas, en la ribera derecha. La gran cruz formada por los afluentes Piloña y Güeña, en cuya confluencia con el Sella se sitúan Arriondas y Cangas de Onís, da a este valle medio un posición central, en la que confluyen las grandes vías colectoras que comunican con el centro de la región y con el oriente interior (Cangas, Onís, y las Peñamelleras). El crecimiento urbano de la capital justifica el incremento del empleo, a partir de la mejora de la oferta comercial, de servicios y la construcción de equipamientos supramunicipales. Parres es de los pocos concejos asturianos que aumenta su población en el nuevo siglo, acercándose progresivamente a los 6.000 habitantes, aunque su dimensión actual es similar a la de 1990. Más de la mitad residen en Arriondas y sus núcleos adyacentes, que ya forman parte del casco urbano: Castañera y Santianes, además de Cuadroveña, nombre del pueblo y también de la parroquia principal, que supera los 3.200 habitantes. Arriondas se ha aupado a ser una de las referencias urbanas del oriente, junto a Cangas de Onís, en el interior y y en la costa. Crecen o se mantienen, también, los pueblos y parroquias (Villanueva, San Juan de Parres, L’Agüera Degu) situados en las inmediaciones de Cangas de Onís, aunque pertenecientes a Parres: Vega Los Caseros, Prestín, El Puente, Parres, Sotu Degu, Degu, Aballe. También crecen otros núcleos situados en los valles, como Bode, Fuentes y Vega en el del Sella y Sotu Dueñes o Castiellu, en el del Piloña. Incluso algunos del interior, como Llagu y Cividiellu. La actividad económica muestra una cierta diversidad. La ganadería mantiene su importancia, con más de 250 explotaciones en activo, y un aumento de las de producción de carne, al tiempo que desciende el número de las tradicionales de explotación lechera, que incrementan su dimensión y están en la base de la industrialización histórica del concejo. La industria mantiene dos centenares de empleos, de los que la mitad corresponden al sector lácteo. La construcción ha tenido un fuerte impulso, paralelo al desarrollo urbano de la villa, y mantiene un volumen similar de empleos. Como sucede en otros concejos asturianos de cierta dimensión y con una villa de caracteres urbanos, el sector terciario es netamente dominante en el empleo: 1.350 de los 2.150, el 63%. Es un crecimiento espoleado por la localización de equipamientos y servicios públicos de alcance comarcal, que han convertido a la villa en un centro urbano de referencia, papel que ejercía en mucha menor medida hasta los años ochenta. Es una función de centralidad territorial que comparte, en buena medida, con la vecina Cangas de Onís, y que ha hecho de este valle medio del Sella una referencia comarcal y un lugar de inversión de las tendencias declinantes del mundo rural. El crecimiento de población, como en otras partes se apoya en la atracción ejercida a causa del aumento de la valoración residencial de la villa, que acoge nuevos residentes del propio mundo rural, de concejos vecinos y de otros países y regiones. Y ello porque de nuevo la natalidad es insuficiente para equilibrar el número de defunciones y parar el proceso de envejecimiento de la población. Parres está dando la vuelta a las tendencias declinantes anteriores, a partir del aprovechamiento de su localización, del crecimiento del conjunto de la comarca y del refuerzo de su posición en la red urbana de las villas del oriente, en una relación en aumento con Cangas de Onís, a solo 7 kilómetros de distancia y que dibuja un eje de crecimiento entre ambas localidades que se prologa hacia Covadonga y Onís. Para crecer necesita continuar en la senda del aumento del valor residencial y así poder seguir atrayendo población y actividad. Necesita cuidar más los factores que posibilitan una diversidad de actividades, evitando depender en demasía de los grandes equipamientos de servicios. Aumentar la oferta de suelo empresarial y la expansión de la villa, cuidando el paisaje urbano y mejorar los equipamientos, infraestructuras y servicios. Si se han dado los pasos más difíciles y se ha conseguido cambiar la tendencia, ahora hay que afrontar la continuidad del esfuerzo, incluso haciendo frente al riesgo de que el eje costero asuma un protagonismo cada vez mayor que pueda marginar en algún modo a Parres y al eje interior oriental.