El Manhattan Beat

Jack Kerouac William Burroughs

El Manhattan Beat

Los beats fueron un grupo de locos iluminados que decidieron escribir en contra del mundo. El movimiento nació en la América de la década de los cincuenta y se caracterizó por su actitud de rechazo hacia los valores tradicionales de la sociedad norteamericana del momento. Su actitud rebelde quería acabar con todo, por lo que sus máximos aliados fueron el uso y abuso de drogas, una desbocada libertad sexual y el estudio de los principios de la filosofía oriental. Los principales integrantes y fundadores, Allen Ginsberg, y William S. Burroughs dejaron por escrito la experiencia que fueron sus vidas y su particular modo de concebir al mundo dejó su principal influencia y legado a la posterior contracultura o movimiento hippie.

Para adentrarnos en su mundo te proponemos un trayecto por la cosmopolita Manhattan siguiendo los pasos errantes de aquellos jóvenes. Un viaje por el recuerdo de lo que fue una ciudad supone un enorme reto, la esencia de un mundo anterior es difícilmente revivida a través de unas pocas visitas, por lo que este viaje es más mental que físico.

Antes de emprender el viaje debes adentrarte en su mundo, por lo que el siguiente texto de Jack Kerouac (1922-1969), publicado originalmente en 1958 en la revista Esquire, resume a la perfección el espíritu y la filosofía de la Generación Beat.

«La Generación Beat fue una visión que tuvimos John Clellon Holmes 67 y yo, y Allen Ginsberg más salvajemente todavía, hacia fines de los años cuarenta, de una generación de hipsters locos e iluminados, que aparecieron de pronto y empezaron a errar por los caminos de América, graves, indiscretos, haciendo dedo, harapientos, beatíficos,hermosos, de una fea belleza beat —fue una visión que tuvimos cuando oímos la palabra beat en las esquinas de Times Square y en el Village, y en los centros de otras ciudades en las noches de la América de la posguerra —beat quería decir derrotado y marginado pero a la vez colmado de una convicción muy intensa. Llegamos incluso a escuchar a los viejos Padres Hipsters de 1910 usar la palabra en ese mismo sentido, con una entonación melancólica. Nunca aludió a la delincuencia juvenil; nombraba personajes de una espiritualidad singular que, en lugar de andar en grupo, eran Bartlebies solitarios que contemplan el mundo desde el otro lado de la vidriera muerta de nuestra civilización. Los héroes subterráneos que se salieron de la maquinaria de la “libertad” de Occidente y empezaron a tomar drogas, descubrieron el bop, tuvieron iluminaciones interiores, experimentaron el “desajuste de todos los sentidos”, hablaban en una lengua extraña, eran pobres y alegres, fueron profetas de un nuevo estilo de la cultura estadounidense, un estilo nuevo (creíamos) completamente libre de influencias

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El Manhattan Beat europeas (a diferencia de la Generación Perdida), un reencantamiento del mundo. Algo parecido pasaba casi al mismo tiempo en la Francia de posguerra de Sartre y Genet, algo sabíamos de eso. Pero en cuanto a la existencia de la Generación Beat, no fue verdaderamente más que una idea que se nos ocurrió. Nos quedábamos despiertos todo el día, las veinticuatro horas, y poníamos discos de Wardell Gray, Lester Young, Dexter Gordon, Willis Jackson, Lennie Tristano y los demás, un disco tras otro, y hablábamos incansablemente de ese aire nuevo que sentíamos en la calle. Escribíamos relatos sobre los santos negros del jazz que hacían dedo por Iowa con sus instrumentos y grabaciones y llevaban el mensaje secreto del hálito, de la respiracióna otras costas, otras ciudades, a semejanza de un auténtico Walter el Indigente que liderara una invisible Primera Cruzada. Teníamos nuestros propios héroes, nuestros propios místicos, escribíamos novelas sobre ellos, las cantábamos, y componíamos larguísimas odas a los “ángeles” nuevos de la América subterránea. Quedaban en realidad un puñado de esos hips, de esos tipos con verdadero swing, y lo que hubo antes se extinguió velozmente en la Guerra de Corea (y después) cuando emergió en los Estados Unidos una especie novedosa de eficiencia; puede haber sido la consecuencia de la universalización de la televisión y nada más (la Política del Control Policial Total de los oficiales de la “paz” de Dragnet), pero después de 1950 los fantasmas beat decayeron y se desvanecieron en cárceles y manicomios o quedaron confinados en la vergüenza de un conformismo silencioso; la generación misma fue efímera y muy pequeña.”

Pero no tendría ningún sentido escribir todo esto si no fuera igualmente cierto que, por un raro milagro de la metamorfosis, la juventud de la posguerra se reveló también beat y adoptó sus gestos; pronto se lo vio en todas partes, el nuevo estilo, el desaliño y la actitud indiferentes; por fin llegó al cine (James Dean) y a la televisión; los arreglos de bop que había sido el éxtasis musical secreto del ánimo contemplativo beat empezaron a escucharse en los fosos de todas las orquestas y de todas las partituras (cf. las obras de Neal Hefti, para no hablar de las piezas de Basie), esas visiones del bop pasaron a ser propiedad común del mundo de la cultura popular y comercial; el uso de nuestras palabras (palabras como “crazy”, “hungup” o “go”) se volvieron familiares y entraron en el uso común; el consumo de drogas ganó una legitimación oficial (sedantes y todo lo demás); e incluso el vestuario de los hipsters beat se abrió paso en la nueva juventud del rock „n‟ roll por vía de Montgomery Clift (la campera de cuero), Marlon Brando (la camiseta) y Elvis Presley (las patillas), y entonces la Generación Beat, aunque ya muerta, resucitaba y se veía de pronto justificada.

Lo realmente triste es que mientras se me pide que explique qué es la Generación Beat ya no queda nada de la Generación Beat original.

Y en cuanto al análisis de lo que significa… ¿cómo saberlo? Aun en esta etapa tardía de la civilización en la que lo único que le importa a todos es el dinero, creo que es tal vez la “segunda religiosidad” que profetizó Oswald Spengler para Occidente (en los Estados Unidos, el hogar definitivo de Fausto) porque existen elementos de significación religiosa oculta en el modo, por ejemplo, en que un tipo como Stan Getz, el genio mayor de su generación “beat”, cuando lo metieron en la cárcel por intentar robar un almacén, tuvo una súbita visión de Dios y se arrepintió. Muchas veces escuchamos entre los hipsters tempranos raras conversaciones sobre “el fin del mundo” en la “segunda venida”, “visiones” e incluso visitaciones, todos ellos creyentes, todos fervorosos, inspirados y libres de cualquier materialismo bohemio-burgués.

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Un tipo tuvo visiones de un Armagedón tecnológico (la experiencia fue en Sing Sing); otro, visiones de una reencarnación según la voluntad de Dios. Un tercero, inusitadas visiones de un Apocalipsis en Texas (antes y después de la explosión en la ciudad de Texas). Luego estuvo también el intento desesperado de otro tipo que buscó asilo en una iglesia (los policías lo echaron y le rompieron un brazo) y la visión que tuvo un chico en Times Square: la televisación de la Segunda Venida (todo esto envuelto en la niebla de la vida contemporánea, en las cabezas de los miembros típicos de mi generación y a quienes conocí; el regreso del sentimiento de una temprana primavera gótica, mucho antes de que la civilización racional de Occidente desarrollara la relatividad, los jets y las superbombas y tuviera estructuras supercolosales, burocráticas, benevolentes y totalitarias semejantes al Gran Hermano). Entonces, según dijo Spengler, cuando llega la decadencia de nuestra cultura (cumplida ahora de acuerdo a sus gráficos morfológicos) y sedimenta el polvo de nuestras pugnas civilizadas, la clara luz del fin del día revela una vez más las aflicciones originarias, revela una indiferencia beatífica hacia las cosas que son del César, por decirlo así, un cansancio de todo eso, y arrepentimiento, y el anhelo de un valor trascendente, o “Dios”, el “Paraíso”, la penitencia espiritual por el Amor Infinito que terminará verificándose con nuestra teoría de la gravitación electromagnética, nuestra conquista del espacio, y en lugar de las meras técnicas de la eficiencia no habrá ya nada, como un pueblo extinguido por un terremoto, solo pervivirán las Últimas Cosas... de nuevo.

Todos estamos al tanto del Renacimiento Religioso, Billy Graham y todo lo demás, pero la Generación Beat, e incluso los existencialistas con sus dobleces intelectuales y su pretensión de indiferencia, representan una religiosidad más profunda, el deseo de desaparecer, de estar fuera de este mundo (que no es nuestro reino), de “elevarse”, de conquistar el éxtasis, de ser redimido, como si las visiones de los santos de los monasterios de Chartres y Clairvaux estuvieran otra vez entre nosotros y crecieran como el pasto que crece entre el cemento, en las aceras de esta civilización endurecida y agitada por sus últimos estertores.

O quizá la Generación Beat, vástago de la Generación Perdida, no es más que un paso hacia esa generación pálida y definitiva que tampoco tendrá las respuestas.

Como sea, todo indica que su efecto tiene raíces en la cultura estadounidense.

Tal vez.

Y si no, ¿qué importa? »

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Columbia University

Paradójicamente, los principales integrantes del movimiento literario anti-academicista por excelencia, se conocieron entre las altas paredes de la Universidad de Columbia, la institución de educación superior más antigua del estado. Los edificios señoriales del campus han acogido y formado las más brillantes mentes del siglo pasado. Entre ellos, 96 premios Nobel, convirtiéndose en 2011 como la universidad con más alumnos ganadores del premio. Ginsberg o Kerouac, sin embargo, no tomaron el camino del estudiante ejemplar y poco tardaron en desviarse y emprender camino hacia su particular bajada a los infiernos.

Central Park

Su irreverencia ante las normas y una insaciable curiosidad le valieron a Ginsberg la expulsión durante el primer año. El escritor no volvió a pasar por allí hasta 10 años más tarde, esta vez, fue recibido como una auténtica celebridad literaria. Siguiendo sus pasos lo mejor será que nos alejemos de la institución, bajemos por Amsterdam Avenue, giremos hacia el este en 110th Street y nos adentremos en el pulmón de la ciudad. Para seguir los pasos de los beats no te lo tienes que tomar demasiado en serio. Túmbate a la vera de un árbol, saca un libro y piérdete en la inmensidad de las letras, rodeado del bucólico escenario que brinda Central Park.

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Tarde

Bike Trip

Los beats abandonaron el Upper West Side para mudarse al sur, Greenwich e East Side fueron sus dominios durante los años de la contracultura. La bicicleta era el medio de transporte favorito de los beatniks para moverse por la ciudad y sigue siendo a día de hoy la mejor manera de evadirse del tumulto de una ciudad dominada por el tráfico. Alquila tu bici y recorre el este de Manhattan parando en las múltiples residencias de los nómadas e incesantes escritores más reconocidos de la : Allen Ginsberg, Burroughs y Kerouac que, a su vez, compartieron morada con artistas de la época como Andy Warhol.

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Paradas de la ruta en bicicleta

 206 East 7th St. De 1952 a 1953, Allen Ginsberg vivió con su amante, William S. Burroughs, en el tercer piso del 206 East 7th Street durante cinco o seis años. Ginsberg luego se fue de Nueva York a San Francisco, donde completó su polémico poema Aullido. Años más tarde, volvió a la East Village, esta vez instalándose en la Orient, 2, St. viviendo durante tres años con su amante Peter Orlovsky.

 170 East 2nd St. Ginsberg vivió en el apartamiento 16 de este bloque de pisos con su pareja Peter Orlovsky. Aquí escribió la que está considerada una de sus mejores obras: Kaddish, una elegía fúnebre dedicada a su madre Naomi. En el edificio además también vivieron Herbert Huncke, Bob Kaufman i Elise Cowen.

 408 East 10th St., Ginsberg vivió aquí de 1965 a 1975 siendo esta una de sus moradas más longevas. Fue su a ratos amante, Peter Orlovsky, quién encontró este apartamento que compartieron durante diez años. Durante su tiempo aquí, Ginsberg empezó a ser reconocido internacionalmente por su poesía y activismo de protesta política por la guerra de Vietnam, la lucha contra la censura y a favor de la liberalización de las leyes anti-drogas. Además aquí escribió muchos poemas aquí, incluyendo Mugging, que hace referencia a un incidente en el que Ginsberg fue atacado por los niños del barrio, que le robaron dinero y el reloj, mientras que abandonaron sus manuscritos.

 437 East 12th St. Allen Ginsberg tenía tres apartamentos en el 437 E. 12 St., donde vivió desde 1975 hasta 1996. Vivía en un apartamento, trabajaba en otro, y alquiló un tercero para alojar a sus amigos o a estudiantes que querían aprender de él. Algunos de sus huéspedes más frecuentes fueron Peter Orlovsky (uno de sus amantes), Herbert Huncke y William Burroughs. Aquí escribió muchos de sus poemas como In My Kitchen, In New York y The Charnel Ground. Frente la vivienda había la Iglesia Católica Romana de María Auxiliadora (ahora cerrada), que Ginsberg referencia en muchos de sus escritos como Love Returned o Fouth Floor, Dawn y Up All Night Writting Letters.

 704 East 5th Street. Allen Ginsberg vivió aquí durante dos años, donde las visitas de Jack Kerouac, Andy Warhol, Timothy Leary y Ken Kesey eran constantes siendo, el apartamento, prácticamente compartido.

Una vez terminada la ruta en bicicleta, sigamos con el recorrido…

Peace Eye Book Store

Esta emblemática librería (ya cerrada) fue una segunda casa para escritores, poetas, artistas, músicos y activistas durante la década de los 60. El dueño de la librería, Ed Sanders, un importante poeta, músico y activista del movimiento la describió así: “Se hizo bastante famosa. Era un punto de visita para todos los libreros y profesores que visitaban la ciudad porque siempre había escritores reconocidos rondando por ahí como William Burroughs o Allen Ginsberg”. Además de ser el oasis de los escritores de la época la librería vendía „curiosidades literarias‟ como pelo púbico de 16 poetas o pelos de la barba de Ginsberg. Una de las historias más polémicas que la rodean es la redada policial que tuvo lugar el 2 de enero de 1966 en la cual la policía acudió a la librería con la excusa de haber sido informada de un robo que nunca ocurrió y acusó a Sanders de vender grabados

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El Manhattan Beat y relatos literarios obscenos. Finalmente, el caso de Sanders nunca llegó a procesarse pero los objetos tomados por la policía nunca le fueron devueltos y se vio obligado a cerrar el negocio.

Noche

Cafe Wha?

Te proponemos empezar (y terminar) la noche en uno de esos lugares de Manhattan que son de visita obligada. Cafe Wha? abrió en 1958 y es hoy uno de los locales más populares de Nueva York debido a su trascendencia cultural, siendo el albergue de los músicos y comediantes más „in‟ de cada generación y despegando las carreras de artistas tan reconocidos como Bob Dylan, Jimi Hendrix, Bruce Springsteen, The Velvet Underground, Cat Mother & the All Night Newsboys, Kool and the Gang, Peter, Paul & Mary, Woody Allen, Lenny Bruce, Joan Rivers, o Bill Cosby y la lista sigue. Asimismo, el local fue uno de los rincones favoritos de Kerouac, Ginsberg, Burrough y de sus seguidores en su época. Si hay un sitio de Nueva York que huele a diversión, desmadre, buena música y entona la melodía de „el sueño americano‟ es el Cafe Wha?

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Sábado Mañana

Washington Square Park

Greenwhich Village era, en los años 50 una de las zonas de Manhattan con alquileres más bajos. Precisamente, por eso y por su aspecto pintoresco que recordaba en esos años al de un pueblo pequeño en la ciudad más grande y aparatosa del mundo, los beatniks pasaban mucho tiempo ahí. Una de las zonas más frecuentadas del barrio era Washington Square Park donde Kerouack, Ginsberg y Burroughs, que vivía muy cerca, quedaban para cantar folk, recitar poemas o debatir sobre la vida.

San Remo Cafe

Es uno de los bares de Greenwhich más frecuentados por Ginsberg, Kerouack, Burroughs y otros artistas emblemáticos del movimiento beat. Abrió en 1925 y cerró en 1967 compartiendo, durante su larga vida, borracheras y charlas con algunos los escritores y artistas más importantes del panorama cultural y literario de los 50 y 60‟s. En su libro , Kerouac describió el ambiente del lugar y a la gente que solía encontrarse en el café decía: “Inteligentes sin llegar a ser cursis. Son intelectuales como el demonio y saben de todo sin ser pretenciosos o alardear mucho de ello. Pero son callados, como cristo.” Hoy en día es considerado uno de los dos bares con mayor importancia histórica y cultural de Greenwhich Village. En 2013, la „Sociedad Para la Preservación de la Historia Greenwhich Village‟ inauguró una placa para conmemorar la importancia histórica del emblemático café.

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Burroughs (izquierda) y Alan Ansen en la puerta del San Remo Café.

Tarde

Gagosian Gallery

La Gagosian Gallery es una famosa galería de arte contemporáneo con presencia en ocho países del mundo y cinco galerías más en diferentes puntos de Nueva York. La galería explora todas las formas del arte: desde la pintura, a la música, la escultura, el arte plástico, la fotografía y la ilustración. Por la galería han pasado algunos de los artistas más venerados del mundo como Bob Dylan o Francis Bacon. Su director y creador, Larry Gagosian siempre ocupa un lugar en los 10 primeros puestos de la lista de ArtReview‟s que cita las cien personas más importantes del arte contemporáneo. Fue una de las galerías más frecuentadas por los beatniks, que apostaban por todo lo nuevo, demostrando su mirada precoz incluso en el mundo artístico plástico.

Nuyorican Poets Café

Este local destaca por su filosofía y vocación que impregnan cada rincón del lugar convirtiéndolo en un espejismo emparedado del oasis de la multiculturalidad y la integración cultural que es la ciudad de Nueva York. Más allá de su firme e integrada filosofía el local es un lugar de exploración cultural y artística en todas sus facetas: literatura, música, teatro, poesía improvisada, hip-hop, arte visual y arte corporal. Las performances nocturnas son la principal atracción del café y las que lo han convertido en un icono de la cultura neoyorkina desde su apertura en el año 1973. Los beatniks frecuentaron el café ya en su edad adulta y Ginsberg dijo pocos años antes de morir que el café era “el lugar con más integración cultural del planeta”.

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Noche

White Horse Tavern

Esta taberna de aire rústico es famosa por la cultura bohemia que albergó entre sus paredes en las décadas de los 50 y 60. En su época fue un punto de referencia para escritores y artistas que compartieron vivencias y arte entre letras y whiskey. Hoy es un monumento histórico del recuerdo, además de una atracción turística por ser uno de los pocos bares emblemáticos de la cultura bohemia que sigue abierto y conserva su aspecto original. Además, sus paredes albergan el secreto de la muerte del escritor Dylan Thomas quién bebió de tal manera esa noche de noviembre de 1953 que cuando llegó al Chelsea Hotel donde se hospedaba ya no volvió a salir y fue encontrado muerto días después. La sombra de Jack Kerouac también se pasea de vez en cuando por la taberna y es que el escritor solía pasar noches enteras en el bar, tantas que alguien escribió en las paredes del baño „JACK GO HOME!‟. La taberna abrió el 1880 pero no pasó de ser una simple taberna masculina a convertirse en un bullicio de la literatura hasta que Dylan Thomas y otros escritores empezaron a frecuentarlo a principios de los 50‟s.

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Domingo Mañana

Chelsea Hotel

No es el mejor hotel de Nueva York, pero sí uno de los más famosos. No es lujoso como el Astoria pero el Hotel Chelsea es simplemente mítico. Cosas que pasan cuando en tus habitaciones han "descansado" Bob Dylan, Janis Joplin, Leonard Cohen, Andy Warhol, Sid Vicious y tantos otros, y encima lo han contado y cantado. El viejo inmueble de fachada rojiza, construido en 1883 y reconocido como el más alto de Nueva York hasta 1902, hospedó en su época dorada a infinidad de músicos, artistas y celebridad del mundo de la contracultura americana de los 60. Anécdotas y tragedias construyeron la historia del Chelsea, por lo que su visita es obligada. En su vestíbulo- punto de encuentro una vez Patti Smith se encontró con Ginsberg, ese primero encuentro fue el primero de una larga amistad.

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Tarde

El final de la novela a pie

En el capítulo “The Town and the City” Kerouac describe su llegada en bus a la gran ciudad. Han pasado 50 años desde que finalizó su viaje pero la impresión al llegar al anárquico escenario sigue siendo el mismo que puedes sentir tú. En el centro neurálgico del caos, el escritor describe la inolvidable sensación de encontrarse de nuevo ante la más cosmopolita de las civilizaciones.

«De repente, me encontré en Times Square. Había viajado trece mil kilómetros a través del continente americano y había vuelto a Times Square; y precisamente en una hora punta, observando con mis inocentes ojos de la carretera la locura total y frenética de Nueva York con sus millones y millones de personas esforzándose por ganarles un dólar a los demás, el sueño enloquecido: cogiendo, arrebatando; dando, suspirando, muriendo sólo para ser enterrados en esos horribles cementerios de más allá de Long Island. Las elevadas torres del país, el otro extremo del país, el lugar donde nace la América de Papel»

En la esquina con 20th Street y la 7th Avenue, „Sal Paradise‟ y „Dean‟, los falsos nombres con los que se apodó a él y a su acompañante, Kerouac dice adiós al final de su camino. Lamentablemente tú también. Este es el final de la aventura que supone seguir los pasos de los beats.

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Transporte

Aunque toda la ruta está diseñada para poderla realizar caminando, os presentamos distintas opciones para que te muevas por la ciudad a falta de ganas de estirar las piernas… Metro

El metro de Nueva York circula 24 horas al día. En hora punta pasa un convoy cada 2-5 minutos; durante el resto del día, cada 5-10 minutos; y de noche, cada 10-20 minutos.

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Los precios - Viaje sencillo. Un billete sencillo cuesta $3. No te lo recomendamos si vas a tomar el metro unas cuantas veces. - Abono de transporte (MetroCard). Lo mejor que puedes hacer es comprar una MetroCard, un abono de metro y bus que puedes cargar con billetes sueltos (en este caso cada billete te cuesta $2,75) o con viajes ilimitados por una semana o un mes. - Con cada adulto pueden viajar gratis hasta 3 niños de menos de 1,11 m (44 inches). Los niños que midan más tienen que pagar el precio de adulto.

Taxis

En contra de la opinión generalizada, los taxis en Nueva York no son excesivamente caros. Un viaje estándar por el centro de Manhattan tiene un precio medio de 10$.

- Bajada de bandera: 2,50$. - Tramo de 320 metros: 0,50$ (1,56$ por kilómetro). - Por cada minuto de espera (o circulación a menos de 20Km/h): 0,50$. - Impuestos de la ciudad: 0,50$. - Suplemento nocturno (de 20:00 a 06:00 horas): 0,50$. - Suplemento de hora punta (diarios de 16:00 a 20:00 horas): 1$.

Autobuses

Las líneas de autobuses de Nueva York están compuestas de un número y una letra. La letra indica el distrito donde opera: Manhattan (M), Brooklyn (B), Queens (Q), Bronx (Bx) y Staten Island (S). En este caso, pues, la letra de las líneas de autobús internas de Manhattan será siempre la M.

En cuanto al precio, un billete sencillo cuesta 2,50$. Si tienes pensado utilizar el transporte público de forma habitual, es recomendable hacerse con la tarjeta MetroCard. Se puede pagar tanto en efectivo como con tarjeta pero en efectivo solo se aceptan monedas. Si utilizas la tarjeta MetroCard para pagar, podréis hacer transfer entre las distintas líneas de autobús o entre metro y autobús durante 120 minutos. Si pagas en efectivo, debes pedir al conductor un billete para hacer transferencia y sólo te servirá para otro autobús.

Si quieres consultar las rutas de cada línea en el mapa echa un vistazo a la web oficial: http://web.mta.info/maps/

Bicicleta

En East Village hay diversas compañías para alquilar bicicletas.

Bike and Roll NYC

- East River Greenway, Between East Houston St. and 6th St., New York, NY 10010, Estados Unidos - Teléfono: 212-260-0400

Citi Bike

- 1st Ave & E 18 St, New York, NY 10016, Estados Units

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- St Marks Pl, New York, NY 10003, Estados Unidos - 3 Ave & E 15 St, New York, NY 10003, Estados Units - 248 Mott St, New York, NY 10012, Estados Unidos - Teléfono: +1 855-245-3311 - Horario: de las 0:00 a las 23:59 (24 horas).

NYC Velo

- 64 2nd Ave, New York, NY 10003, Estats Units. - Teléfono: +1 212-253-7771 - Horario: 11:00 - 20:00h

The New York Pass

- 36 W 44th St #1407, New York, NY 10036, Estats Units. - Teléfono: +1 212-977-7732 - Horario: de 8:00 a 18:00h.

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