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SECRETARÍA DE CULTURA Alejandra Frausto Guerrero Secretaria de Cultura INSTITUTO NACIONAL DE ESTUDIOS HISTÓRICOS DE LAS REVOLUCIONES DE MÉXICO Felipe Arturo Ávila Espinosa Director General MÉXICO 2020 Portada: Salvador Alvarado, retrato. 1913. Fotomecánico. Acervo INEHRM. Ediciones impresas: Primera edición, J. Ballesca y Cía., Sucs., 1919 Edición facsimilar, INEHRM, 1985 Edición facsimilar, UNAM, 1989 Ediciones en formato electrónico: Primera edición, INEHRM, 2020. D. R. © Salvador Alvarado. D. R. © Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM), Francisco I. Madero núm. 1, Colonia San Ángel, C. P. 01000, Alcaldía Álvaro Obregón, Ciudad de México. www.inehrm.gob.mx Las características gráficas y tipográficas de esta edición son propiedad del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, órgano desconcentrado de la Secretaría de Cultura. Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, la fotocopia o la grabación, sin la previa autorización por escrito del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México. ISBN Obra completa: 978-607-549-172-1 Tomo I: 978-607-549-173-8 HECHO EN MÉXICO. Índice Por qué escribo este libro ....................................................... 11 Por qué soy revolucionario .................................................... 19 CAPÍTULO I Problema económico ....................................................... 39 CAPÍTULO II Problema fiscal .............................................................. 155 CAPÍTULO III Problema financiero ...................................................... 261 CAPÍTULO IV El problema del petróleo ............................................... 293 CAPÍTULO V Marina mercante ........................................................... 309 CAPÍTULO VI Problema internacional ................................................ 317 [ 5 ] alvador Alvarado nació en Culiacán, Sinaloa, en 1879, y murió fusilado en el rancho de El Hormiguero, en 1924. SMaderista, participó en el asalto contra el cuartel de Hermo- sillo, y tras esta acción logró escapar a Estados Unidos. Su destacada actuación como militar lo llevó a ocupar los más altos puestos. Inconforme por la nominación de Manuel Bo- nilla como candidato a la presidencia de la República, tuvo que exiliarse en 1919. En dicho año publicó La reconstrucción de México. Se afilió después al Plan de Agua Prieta. Con De la Huerta fue nombrado secretario de Hacienda. Al asumir el poder el presidente Álvaro Obregón, Alvarado se retiró del ejército; secundó después la rebelión delahuertista, y al fracasar ésta volvió a salir del país. A su regreso a México fue apresado y fusilado. [ 7 ] Por qué escribo este libro scribo este libro por la ansiedad que me causan los gra- ves problemas que nuestro país tiene ante sí, y porque Eveo que la Revolución está a punto de naufragar. He creído de mi deber decir, en primer lugar, qué es lo que yo entiendo por Revolución y cuáles son sus deberes y responsabilidades. Quisiera tener la habilidad necesaria para no limitarme a hacer una crítica destructiva, que deje en el ánimo la sensación de amargura y desaliento que pro- ducen las derrotas. Desearía tener la fuerza suficiente para que este trabajo se tradujera en un mensaje de fe, de aliento y de esperanza para todos aquellos que sienten flaquear sus fuerzas y para los que, por no conocer las grandezas y excelencias de la Revolución, desconfían de ella y la injurian, la calumnian y la atacan. Aspiro a hacer un estudio de la actual situación, y para ello será preciso descubrir nuestras llagas sin vacilaciones ni cobardías y será igualmente preciso aplicar valerosamente los remedios que, para ser eficaces, deben ser enérgicos y heroicos. Pero, repito, no deseo que el juicio crítico que me propongo hacer de nuestros vicios, y de nuestros defectos, tenga el carácter de crítica destructiva. Ojalá me fuera dado, como tanto lo deseo, llevar al con- vencimiento de mis conciudadanos la noción clara y precisa del valor de los recursos de que disponemos, y de las cuali- dades y elementos con que contamos para la gran lucha que ha de conducir a nuestra patria y a nuestra raza, a los altos destinos que para ellas soñamos. [ 11 ] No se tema que este libro sea una descripción elogiosa de lo que yo haya hecho. ¡De ninguna manera! De los aconte- cimientos de mi vida política y militar sólo me serviré para reforzar algún concepto, comprobándolo con mis observa- ciones y con los resultados obtenidos en la práctica. Escribo este libro porque me doy cabal cuenta de la des- orientación y del pesimismo que reinan en el país; y porque veo que estamos a punto de perder las únicas ventajas, todas de carácter político, que hemos obtenido con nuestra Revo- lución. Tengo la convicción de que es indispensable seguir lu- chando para salvarlas; y en cuanto a las ventajas de orden económico y social —que no nos ha sido posible lograr en razón de la lucha armada—, preciso será conquistarlas aun a costa de los mayores sacrificios. Me he atrevido, en fin, a escribir este libro porque es ya ne- cesario que algún revolucionario hable muy alto y muy claro. Nada me importa sentir que algunas veces desmaya, no mi fe ni mis entusiasmos, que concluirán sólo con mi vida, sino la confianza en mí mismo. Si a veces me siento desalentado es porque no me creo capaz de llevar a buen término la obra que me he impuesto, debido a que carezco de los conocimientos y de la capacidad indispensables para describir con todo el calor, con toda la animación, con todos los vivos colores con que se agitan en mi mente, las grandiosas ideas revoluciona- rias que he llegado a sentir, las perspectivas de mejoramiento social que enardecen mi espíritu y las angustias infinitas que, frente al general indiferentismo, estrujan mi corazón. Porque es necesario que desaparezca de nuestro ambien- te el caudillo de revuelta y de motín, farolón y oropelesco, sin principios ni ideales; soldado de fortuna que se lanza a la lucha sólo para satisfacer pasiones y apetitos inconfesables. Preciso será que los Iturbide y los Santa Anna abran paso a los Balmaceda y los Sarmiento. 12 SALVADOR ALVARADO Para alejar de nuestro medio la política caciquil de com- padrazgos y favoritismos, y que se imponga la alta y verda- dera política basada en la ciencia de gobierno, en el ahorro del esfuerzo, en la línea de menor resistencia; en una pala- bra: en la eficiencia administrativa. Porque es necesario que de nuestro medio desaparezca el diplomático enjaezado con arreos del siglo XVIII. Porque es justo que no volvamos a ser víctimas de las actividades del “industrial de la guerra”, de las camarillas de los “fabricantes de municiones”, y del nefasto principio the flag follows the investor; hasta lograr que las consecuencias de la guerra sean compartidas por quienes la promueven. Porque es necesario desvanecer la errónea creencia de algunos revolucionarios, que juzgan que la Revolución ha llenado todos sus fines, sólo porque ellos han sustituido a los Científicos en el poder; es decir, porque hoy gozan de bienestar económico y de alta posición política. Porque hay otros revolucionarios que creen, sincera y honradamente, que la Revolución está constituida única- mente por el periodo de la lucha armada, sin tener en cuenta que, la guerra no es sino el medio de que se vale el pueblo para barrer los obstáculos que impiden llevar a la práctica los principios proclamados, y llenar todas las necesidades y todos los anhelos que, precisamente, causaron la Revolu- ción. Quiero consignar en estas páginas, y refrendarlas con la experiencia que en casi tres años he ido almacenando en mi espíritu, las palabras que en 5 de mayo de 1916 dirigía yo al pueblo yucateco, en una carta llena de sinceridad: Nuestro hermoso país ha sido dotado con las más espléndi- das riquezas de la Naturaleza. Si se recorre nuestro territorio desde la Baja California a Quintana Roo y desde Colima hasta POR QUÉ ESCRIBO ESTE LIBRO 13 Tamaulipas, se encontrará que no hay un solo Estado que no posea riquezas incalculables. Nuestro privilegiado país todo lo produce, todo lo encierra. Tenemos ríos caudalosos y fron- dosos bosques; oro, plata, cobre, hierro, zinc, estaño, plomo, plombagina, mármol, ónix y muchos otros metales y piedras de valor; maderas preciosas, frutos variadísimos, plantas me- dicinales, pastos, fibras y mil productos más. Pero casi todos estos maravillosos recursos, —estas rique- zas que hacen de nuestra Patria un nuevo “El Dorado”—, no han sido utilizados, permanecen inexplotados. Bosques y ríos y minas y pastos, aguardan la mano del hombre para tornarse en elementos de potente vida y de felicidad; pero nosotros, los poseedores de este paraíso terrenal, no los hemos aprovecha- do hasta por nuestra apatía, nuestra indolencia y nuestra falta de espíritu de empresa; y con inconsciencia infantil, dormi- mos a pierna suelta sobre un volcán. Sí. Nuestro país es un volcán próximo a estallar, puesto que, dado el estado actual de la civilización mundial y las ne- cesidades por ella creadas, esas fuentes de riqueza no deben ni pueden permanecer sin ser aprovechadas por la humanidad; y si nosotros, los afortunados pobladores de esta tierra privile- giada, seguimos durmiendo; si no somos fuertes, agresivos y emprendedores para explotar nosotros mismos esas fabulosas riquezas, otras razas mas emprendedoras, más agresivas, mas fuertes, más tenaces, vendrán