El Fin Del Mundo Y Los Misterios De La Vida Futura
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CHARLESARMINJON EL FIN DEL MUNDO Y LOS MISTERIOS DE LA VIDA FUTURA www.traditio-op.org Tomado de internet posiblemente Editorial Gaudete www.traditio-op-org La lectura de esta obra sumiô mi aima en unafelicidad que no es de la tierra. Esa lectura fue una de las mayores gracias de mi vida. La hice asomada a la ventana de mi cuarto de estudio y la impresiôn que me produce es demasiado intima y demasiado dulce para poder contarla. Santa Teresa del Nino Jésus, "Historia de un aima", Cap. 5. AL LECTOR Querido lector, Me parece que uno de los frutos mâs tristes del racionalis- mo, el error fatal y la gran plaga de nuestro siglo, la fuente pes- tilente de la que manan nuestras revoluciones y desastres so ciales, es la ausencia de espiritu sobrenatural y el profundo olvido de las verdades de la vida futura. La tierra sufre una es- pantosa desolaciôn porque la mayor parte de los hombres, fas- cinados por la atracciôn de disfrutes pasajeros, absorbidos por sus intereses mundanos y por la preocupaciôn de sus asuntos materiales, ya no dedica sus pensamientos a las grandes con- sideraciones de la fe y rechazan obstinadamente recogerse en su corazôn. Puede aplicarse a nuestras generaciones contem- porâneas lo que el profeta Daniel decia, en su tiempo, de los dos viejos de Babilonia: "Han perdido la cabeza y han desvia- do sus ojos para no ver el cielo y acordarse de los justos juicios de Dios". Et everterunt sensum suum, et declinaverunt oculos suos, ut non vidèrent coelum, nec recordarentur judiciorum justorum1. Las dos causas de esta espantosa indiferencia y de este le- targo profundo y universal son evidentemente la ignorancia y el amor desenfrenado a los placeres sensuales que, oscurecien- do el ojo interior del aima humana, reducen todas sus aspira- ciones al âmbito estrecho de la vida présente y le impiden con- 15 EL FIN DEL MUNDO Y LOS MISTERIOS DE LA VIDA FUTURA templar la perspectiva de las bellezas y las recompensas futu- ras. Ahora bien, puesto que los sabios han constatado siempre que los contrarios se curan por la aplicaciôn de contrarios, me ha parecido que el remedio mas eficaz para combatir con se- guridad el mal inveterado del naturalismo era una exposiciôn clara, neta, précisa y sin mengua, de las verdades esenciales re- ferentes a la vida futura y al inévitable fin de los destinos ac- tuales del hombre. Puede ser que se me acuse de expresar algunas afirmacio- nes con una claridad demasiado brusca y cruda y de abordar los puntos mas serios y mas temibles de la doctrina cristiana sin atenuaciones ni moderaciones que los harian mas soporta- bles a los prejuicios o a la flaqueza de ciertas aimas poco fami- liarizadas con consideraciones tan graves, a la manera en que un médico dosifica con cuidado la luz para no danar con el ex- ceso de resplandor los ojos doloridos de un amigo enfermo. Pero en el orden religioso y sobrenatural los fenômenos y los efectos que se producen en las aimas son a menudo inversos a los que tienen lugar en el mundo fïsico y material. En el mundo fisico un exceso de luz ciega: hace nacer la oscuridad y produce la ce- guera. Sin embargo el espiritu, al entrar en las regiones del en- tendimiento, se situa en las esferas inmensas de lo invisible y lo increado, por lo que desaparece el temor al exceso. Jesucris- to es el gran sol de nuestras inteligencias, el alimento y la vida de nuestros corazones: nunca se le comprende mejor y se le ama mas que cuando se le anuncia con profusion, en la integridad de su doctrina y en los esplendores sumos de su personalidad divina. El ejemplo de los Apôstoles anunciando el Evangelio en medio de la noche del paganismo y predicando intrépidamen- te a Jesucristo crucificado ante el senado de Roma o rodeados por los filôsofos del Areôpago nos dice con claridad que la ver- dad atrae a las aimas naturalmente cristianas, pero no llega a iluminarlas y convencerlas si no se expone con toda su merza y claridad. La duraciôn de nuestra prueba se limita a la época de la vida présente. Si esta, como quieren los racionalistas, no es mas 16 AL LECTOR que un eslabôn en la cadena de nuestros destinos, y si la carre ra en la que el hombre esta sometido a la lucha, a la tentaciôn, a las seducciones de los sentidos y de las criaturas, debe conti- nuar indefînidamente, entonces Jesucristo jamâs sera rey, no hay esperanza para el bien y el mal triunfarâ por toda la eter- nidad. Sin embargo, es absolutamente cierto que la escena que se représenta en este mundo de aqui abajo llegarâ antes o des- pués a su desenlace y a su fin. Entonces la humanidad entrarâ en una fase de existencia nueva y todo lo que estimamos, todo lo que buscamos en esta vida présente sera menos que una som bra y se esfumarâ como el humo. Es este es un hecho cierto que nuestros descubrimientos y las maravillas de nuestro ingenio no podrân conjurar. Ahora bien, los actos morales de la vida vienen determinados por el fin al que tienden, de la misma ma- nera que las comodidades del camino no son apreciadas por el viajero sino en la medida en que contribuyen a hacerle llegar al final del viaje que ha emprendido de forma mas segura y mas râpida. Por eso, tratar de la vida futura y de sus fines ûltimos es en realidad exponer la ciencia y la filosofia de la vida huma- na, poner de relieve los principios fundamentales sobre los que reposan toda perfection y toda moral. El présente volumen de conferencias que ahora publica- mos sigue al que apareciô hace très anos sobre el Reino de Dios. El reino de Dios se inicia, crece y se compléta en el tiempo; pero no se perfeccionarâ ni se consumarâ sino en el siglo futuro. Asi pues, en lugar de haber titulado nuestro libro El fin del mun do y los misterios de la vida futura, hubiéramos podido 11a- marle, con no menos justicia: El triunfo de Jesucristo y de su Iglesia en la vida futura. Nuestros argumentos y sentencias sobre la vaciedad de la apariencia de este mundo que pasa, so bre la inconsecuencia de las empresas concebidas fuera de los horizontes de la fe y perdiendo de vista el fin ûltimo, sobre los tormentos eternos reservados a los malos; asi como los otros temas: la llegada y el reino del Anticristo y el templo de la in- mortalidad, las recompensas reservadas a los justos, la réno vation del hombre caido mediante el sacrificio en el crisol pu- 17 EL FIN DEL MUNDO Y LOS MISTERIOS DE LA VIDA FUTURA rificador del dolor, nos han parecido utiles para derramar un bâlsamo de consuelo sobre los corazones ulcerados y agriados, para enardecer a las aimas descorazonadas y abatidas y para ayudar a los cristianos a convertirse en hombres de Sursum [de arriba], en los momentos desastrosos y confusos que atravesa- mos, inspirândoles resignaciôn y paciencia; para fortificarlos en medio de las tristezas présentes, dirigiendo sus esperanzas y sus deseos hacia una patria mejor. Acudiendo a las fuentes puras de la Tradiciôn y de los Pa- dres, iluminado por la luz de las Sagradas Escrituras, préten du calmar a las aimas agobiadas y ansiosas de nuestros tiem- pos, ofreciéndoles la soluciôn verdadera de los misterios de la vida, tal y como los ensena el cristianismo. iOjalâ pueda con tribua a que Nuestro Senor Jesucristo y su Iglesia sean ama- dos y a inculcar, con mayor fuerza, en aquellos que me lean, esta verdad capital: "Servir a Dios y cumplir sus mandamien- tos, ieso es el hombre entero!" Chambéry, Dia de la apariciôn del Arcângel San Miguel, 8 de Mayo de 1881 NOTA: 1. Dn 13, 9 18 PRIMERA CONFERENCIA EL FIN DEL MUNDO. SIGNOS QUE LO PRECEDERAI Y CIRCUNSTANCIAS QUE LO ACOMPANARÂN Veniet dies Domini sicut fur, in quo coeli magno impetu transient. El dia del Senor llegarâ como un ladrôn, en aquel dia, los cielos, con gran estrépito, se destruirân. (2 P 3,10). San Pablo nos ensena que el mundo actual es un gran laborato- rio en el que la naturaleza esta en fermentaciôn y desarrollo hasta el dia en el que, libre de toda servidumbre y de toda corrupciôn, se abra a un orden radiante y renovado . El nombre mismo, en su camino aquî abajo, no es sino un viaje- ro, navegando por el mar cambiante y tormentoso del tiempo, y la tierra que le sostiene no es sino la barca destinada a conducirle al lu- gar de una vida inmortal y sin fin. Las naciones, como los individuos, también estân destinadas a desaparecer un dia. La historia de la humanidad no séria mas que un drama sin sen- tido, una série de hechos aislados sin coherencia ni objetivo, si antes o después no acaeciera su término y su desenlace. En el orden natu- ral présente, todo lo que comienza esta llamado a terminar; una ca- 19 EL FIN DEL MUNDO Y LOS MISTERIOS DE LA VIDA FUTURA dena no tendria continuidad si no tuviera dos eslabones extremos. El mundo actual, por el mismo hecho de haber sido creado, tiende ne- cesariamente a su conclusion y su fin. iCômo tendra lugar esta gran transformaciôn? cLCuâles serân las condiciones y la forma nueva de nuestra tierra, una vez que, destrui- da y completamente transfigurada por el fuego, ya no sea regada por los sudores de los hombres y haya dejado de ser la arena agitada y sangrante de nuestras luchas y nuestras pasiones? Esto es lo que se- guidamente trataremos.