por Soledad González Rodenas

ANA MARÍA MATUTE por Salvador Hernández Alonso

JOSÉ ÁNGEL VALENTE por Marta Agudo

JULIO NEIRA por Anna Caballé

PILAR PAZ PASAMAR por María Paz Fernández Montañez

CLAUDIO RODRÍGUEZ FER, TERA BLANCO DE SARACHO Y MARÍA LOPO por Cristina Fiaño

JOSÉ MANUEL CABALLERO BONALD por Juan Carlos Abril

lograr el justo equilibrio que las cir­ cunstancias le negaron. El poeta había alcanzado renombre desde su juventud, Soledad González Rodenas y su particular y controvertido genio, acompañado de la innegable calidad e influencia de su obra, Desde que en pronto se convirtie­ 1985 Ángel Crespo ron en pasto de todo JUAN RAMÓN JIMÉNEZ sacara a la luz uno de tipo de alegatos en su VOLUMEN 1 los más importantes DÍAS DE MI VIDA favor o en su contra, proyectos autobiográ­ VIDA donde a menudo no ficos de Juan Ramón se hallaba pondera­ Jiménez, Guerra en ción ni punto medio España} se hizo evi­ alguno. La leyenda, la dente que la imagen superchería e incluso que hasta entonces se la mentira, se super­ había difundido del ponían con frecuen­ poeta necesitaba una cia a una realidad urgente y profunda menos atrabiliaria revisión. Ya no ser­ que, por no dar juego

RKCONM Kl (XION, ES. I m o V NOTAS DE vían las disquisicio­ MERCEDES IULIÂ Y MANUELES SANZ MANZANO a la habladuría o a EDITORIAL PRE-TEXTOS nes que sus hagió- la conveniencia, fue grafos y difamado­ quedando irremedia­ res -«inexactas» o blemente arrincona­ «calumniosas»- habían divulgado, sino da. Del Juan Ramón pretendido loco, que debíamos contar también con las ensimismado, hipocondríaco, irascible, pruebas y los documentos que el propio soberbio, egoísta, vengativo y señorito Juan Ramón había reunido en sus archi­ despreocupado de su tiempo, cualquie­ vos. Su intención no fue otra que la de ra estaba dispuesto a creer y repetir la dejar para la posteridad una semblanza más rocambolesca barbaridad, y ésta menos sectaria y más fiel a su auténtica es la visión que ha cundido durante personalidad. No debemos ver en ello muchos años. narcisismo alguno, sino un intento de 1 Tras su muerte en 1958 dejó el poeta un inmenso archivo que los avatares del exilio pro vocaron que que­ 1 Barcelona, Seix-Barral, 1985. Reeditado como Juan Ramón Jiménez, Guerra en España. Prosa y verso (1936- dara repartido entre España y Puerto 1954). Sevilla, Point de Lunettes, 2009. Ed. de Ángel Cres­ Rico. Allí se guardaba, como él mismo po, revisada y ampliada por Soledad González Rodenas.

133 años sus estudiosos y editores intentan esclarecer con mayor o menor fortuna. Hablamos de miles y miles de papeles de todos tamaños y calidades, inéditos o publicados, manuscritos o mecano­ grafiados varias veces, sucesivamente corregidos durante décadas que, para mayor confusión, se encuentran actual­ Juan Ramón Jiménez mente archivados de la manera más y Zenobia Camprubí. incoherente que pudiera imaginarse. Años españoles (1881-1936) Un legado insólito y único que ha con­

Antonio Campoamor González vertido a JRJ en un autor del que, casi sesenta años después de su muerte, siguen apareciendo libros y documen­ tos de los que no se tenía noticia. De entre todos esos proyectos -dejando aparte su poesía- llama la había advertido en más de una ocasión, atención la gran cantidad de textos que un copioso laberinto de textos inéditos dedica, como decía al principio, al pro­ y proyectos inacabados que, no sólo pósito de precisar sus posiciones éticas, superaba con creces lo publicado en estéticas y políticas, las cuales suscita­ vida, sino que corregía e intentaba reor­ ron en su tiempo más de una avivada ganizar todo el conjunto como una sola polémica, que marcó no sólo el pulso Obra -en singular y con mayúsculas- de su temple sino también el de nues­ de partes complementarias. Poemas, tra historia reciente. En definitiva, un artículos, aforismos, conferencias, car­ imperioso afán por definirse a sí mismo tas, traducciones, entrevistas, homena­ y aclarar su evolución como poeta y jes, críticas propias y ajenas..., pasaron como hombre. a formar parte de este corpus que el Uno de estos proyectos es Vida, propio Juan Ramón intentó fijar sin del que ahora Mercedes Juliá y M. éxito en no menos de tres ocasiones a Angeles Sanz Manzano -especialis­ lo largo de su existencia. La enormidad tas ambas de sólida trayectoria en los de su incesante producción y su afán estudios juanramonianos-, publican su por encontrar la fórmula que encajara primer volumen con el título Días de perfectamente todas las piezas, acabó mi vida. Es, hay que decirlo desde el provocando el efecto contrario: un caó­ principio, un libro de edición extraor­ tico totum revolutum que desde hace dinariamente dificultosa y en el que se

134 corre el riesgo de no dejar satisfecho ni en un solo proyecto y menos aún en el al experto que pretenda compendios devenir cronológico de su propia vida. canónicos filológicamente irreprocha­ Escribía torrencialmente muy distintos bles, ni al lector curioso que guste de libros a la vez, como un compositor leer autobiografías al uso. Sin entrar en capaz de tañer varios instrumentos a un discusiones bizantinas sobre cómo se tiempo. A principios de los 40, cuando deben o no se deben publicar los pro­ se propone el intento más firme de rela­ yectos inéditos de JRJ, subyace aquí un tar su biografía, de nuevo se dispersa escollo insalvable para cualquier editor: y nos sorprende derramando su expe­ el propio autor fue incapaz de resolver riencia vital y estética en dos genuinos qué quería contar y, sobre todo, cómo e insólitos monólogos de conciencia con quería contarlo. Sólo nos dejó algo pare­ diferentes grados de narración y liris­ cido a los «restos de un naufragio» en mo: Tiempo y Espacio. Simultáneamente el que, no por ello, escasean preciosos concibe Guerra en España, un archivo tesoros. Juan Ramón, el lírico absoluto, misceláneo de contenidos sociopolíti- no tenía la paciencia suficiente para cos, donde desea aclarar sus actitudes seguir el tempo narrativo inherente al y posiciones ante la contienda civil. género autobiográfico. Jamás le interesó No por ello deja de lado su poesía. Los el discurso lineal propiamente dicho, magníficos poemas que años después sino la sensación, la imagen, la reflexión conformarán Eírica de una Atlántida le fortuita o la reminiscencia aleatoria. De brotan a borbotones. esta premisa ha de partir cualquier lec­ El proyecto Vida, iniciado una tor del libro. y otra vez -el lector comprobará que Dos veces en su vida siente la arranca varias veces sin continuación necesidad de recapitular sus recuerdos. regular-, va retardando su redacción La pérdida de la madre en 1928 y la de sin día, no sólo por la interrupción la patria en 1939, lo conducen a un caos que supone su interés en otros pro­ vital del que necesita escapar convir­ yectos, ni por las enfermedades y tiéndose en «el ordenador de sí mismo». depresiones en las que el poeta recae Estos períodos de crisis marcan, no obs­ con frecuencia, sino porque éste se tante, hitos evolutivos que renuevan y da cuenta de que la parte que mejor metamorfosean a un mismo tiempo su define su vida es, en realidad, su interior y su calidad poética. Cada vez obra. En ella se deslíe línea a línea que empieza a narrar su autobiogra­ cada minuto de su existencia. Por esta fía otras mil necesidades expresivas lo razón, decide incluir una extensísima acucian. Juan Ramón nunca dispuso de representación de su obra ya escrita la suficiente calma como para centrarse y perteneciente a otros proyectos -

135 publicados o inéditos- en esta Vida. otra parte, que los excelentes acabados Será entonces cuando el libro mute, de la colección en la que se publica se desborde a sí mismo y entre en una este volumen, la «Biblioteca de Clásicos fase más cercana a la «destrucción» Contemporáneos» de Pre-Textos, no que a la «construcción». Selecciona permitan un formato mayor. Casi nove­ gran cantidad de poemas, cartas, con­ cientas páginas de letra diminuta y ferencias, artículos, entrevistas, tra­ apretada desafían la resistencia visual ducciones, críticas... Un compendio del lector más esforzado. tan enorme que, volviendo atrás en Leer a JRJ siempre merece la lo dicho, nos daremos cuenta de que pena y este conjunto de textos auto­ Vida no es otra cosa que Obra, pro­ biográficos lo refrenda de nuevo. No yecto final al que acabará titulando obstante, el buen conocedor de su Destino. La ingente envergadura que obra no encontrará aquí excesivas alcanza Vida lo transforma, no en un novedades, pues casi todos ya habían proyecto propiamente inacabado, sino sido publicados de manera dispersa. en un proyecto abandonado e irreme­ Lamentablemente, se han calificado diablemente sustituido por otro de como «inéditos» meros esquemas o enjundia aún mayor: su Obra completa. epígrafes vacíos sin correspondencia Mercedes Juliá y M. Ángeles textual alguna. Tenía el poeta además, Sanz publican ahora en Días de mi como ya he apuntado, la intención vida una exhaustiva recopilación de de incluir los mismos documentos en todos los textos autobiográficos que varios proyectos simultáneos e, inevi­ JRJ llegó a escribir y éste es, sin duda, tablemente, quien conozca Guerra en el mayor valor de su edición. Por pri­ España reencontrará un fondo común mera vez podremos leer juntos estos en la intersección que supone la franja interesantísimos documentos donde la temporal posterior a 1936. voz del poeta narra en directo sus Los contenidos puramente auto­ vicisitudes, aunque lo haga de manera biográficos concluyen aquí. En incógni­ sumamente incompleta y atomizada. ta queda la continuidad de esta publi­ Las editoras han suplido las evidentes cación. De hacerse completa serán nece­ lagunas, los títulos que dejó anotados sarios varios volúmenes de extensión para textos que nunca llegó a redactar imprevisible, pues habría que empezar y los numerosos esquemas pro memo­ ahora a recopilar todos esos documen­ ria, con reconstrucciones, un abundante tos, pertenecientes a otros proyectos -en aparato crítico, bibliografía y notas que su mayor parte ya editados-, en los que superan en su extensión y pormenor a se diluye sutilmente la vida que todo los textos del autor. Es una lástima, por creador deja impresa en su obra, desde

136 Platero y yo a sus conferencias, pasando Zenobia,3 de los epistolarios de ambos4 por su poesía. Los difusos, reiterativos y de otros proyectos autobiográficos y desmesurados límites de semejante como el mencionado Guerra en España, publicación se nos antojan casi utópicos han hecho necesaria su actualización. y acaso innecesarios. De modo que esta biografía se convier­ Casualmente, también en 2014 te de nuevo en un documento básico uno de los más reseñables bibliógra­ de consulta donde podremos seguir la fos y biógrafos del poeta, Antonio linealidad y tener la visión integradora Campoamor González, publica el pri­ de conjunto que no encontraremos en mer volumen de una extensa sem­ Vida. Adolece, sin embargo, de la mayor blanza que aúna los pormenores de la virtud que tiene Vida: en Vida hay real­ vida individual y conjunta de Zenobia mente vida. Percibimos el hálito de JRJ Camprubí y JRJ. Algo más de mil en cada uno de los textos que llegó a páginas ocupan el relato de los Años componer, mientras que Años españoles españoles, que abarca desde el naci­ no deja de ser un compendio impeca­ miento del poeta en 1881 hasta su blemente apabullante de datos en el exilio en 1936. que se echa en falta el latido del poeta y La meticulosidad y el rigor del el arrebatador espíritu de Zenobia. trabajo de Campoamor son bien cono­ Se complementan, por ello, estos cidos por los estudiosos del poeta, y a dos libros -vida y biografía- y, desde él ha de volver una y otra vez quien luego, el lector que desee tener una precise datos objetivos y fidedignos. En visión precisa de quién fue realmente cierto modo, es este trabajo una puesta JRJ tiene en ambos suficiente documen­ al día del titulado Vida y poesía de JRJ, tación como para hacerse esa justa y que publicara la editorial Sedmay en equilibrada idea que él pretendió dejar­ 1976, mucho más breve, y que junto nos. Siempre y cuando no olvide este con la biografía que estableció Graciela lector que el único legado indispensa­ Palau de Nemes en 1974 se han veni­ do considerando manuales de partida 3 Zenobia Camprubí, Diario 1. Cuba (1937-1939)', Dia­ esenciales para el conocimiento de la rio 2. Estados Unidos (1939-1950); y Diario 3. Puerto Rico (1951-1956), , Alianza / EDUPR, 2006, ed. de trayectoria vital de JRJ.2 La reciente Graciela Palau de Nemes. Y, Diario de dos recién casados, publicación de los diarios completos de Huelva, Servicio de Publicaciones Universidad de Huelva, 2012, ed. de Emilia Cortés Ibáñez.

4 Juan Ramón Jiménez, Epistolario 1. 1898-1916. Madrid, 2 Vida y obra de Juan Ramón Jiménez, Madrid, Gredos, Residencia de Estudiantes, 2006; y Epistolario II. Madrid, 1974. Otras biografías dignas de consideración son las esta­ Residencia de Estudiantes, 2012. Ed. de Alfonso Alegre blecidas por Enrique González Duro, Biografia interior de Heitzmann. Zenobia Camprubí, Epistolario I, Cartas a Juan Ramón Jiménez, Madrid, Ediciones Libertarias, 2002, Juan Guerrero Ruiz (¡917-1956), Madrid, Residencia de y Rafael Alarcón Sierra, Juan Ramón Jiménez. Pasión per­ Estudiantes, 2006, ed. de Graciela Palau de Nemes y Emilia fecta, Madrid, Espasa, 2003. Cortés Ibáñez.

137 ble que JRJ nos transmitió está en su Ana María Matute poesía, en el aprendizaje humano que supone su comprensión y en el ejemplo Prólogo de Pere Gimferrer de dignidad que representa su persona. Nota final de Ma Paz Ortuño. Ed. Destino, Barcelona, 2014

*Juan Ramón Jiménez, Vida (proyecto inacabado). Volumen I. Días de mi vida. Reconstrucción, estudio y notas de H . Üf Ana María Mercedes Juliá y María de los Ángeles Matute Demonios Sanz Manzano. Pre-Textos. Valencia, familiares 2014. 884 páginas.

*Antonio Campoamor González, Juan Ramón Jiménez y Zenobia Camprubí. Años españoles (1881-1936). Sevilla, Universidad Internacional de Andalucía, 2014. 1038 páginas.

La publicación por Editorial Destino de la novela en la que trabajaba Ana María Matute después de Paraíso inhabitado (2008) testimonia hasta qué punto la preocupación creadora de la escritora la acompañó hasta el final, cerrando un ciclo de comunicación ininterrumpida con el lector que se

138 inició precozmente allá por finales de dido dar respuesta a su insatisfacción los años 40, cuando quedó finalista del ante el mundo real2. premio Nadal con su primer título, Los ¿Qué encontramos en Demonios Abel (1947). No cabe duda de que en familiares, esta entrega postuma de la los últimos años, con el reconocimiento escritora? Para empezar, se trata de una que supuso la recepción del premio novela inacabada, pero debemos subra­ Cervantes en 2010, la larga trayectoria yar que en un estado pleno de elabora­ de la novelista y la coherencia de su ción hasta el punto en el que la narración mundo narrativo se vio refrendada ante se detiene. No estamos, por tanto, ante su público y en el mundo literario y edi­ un producto editorial elaborado a partir torial. La publicación en 2008 de Paraíso de borradores de una obra en gestación, inhabitado significó además la confirma­ como tal vez ha ocurrido en ediciones ción del impulso creador que desarrolló postumas de otros autores. Demonios la autora en su última etapa, desde la familiares, hasta donde quedó escrita, es aparición a mediados de los noven­ una novela con una absoluta coherencia ta de Olvidado rey Gudú (Ia edición, narrativa, con un desarrollo plenamente 1996) y Aranmanoth (2000). Con estas elaborado de la trama y unos personajes últimas obras la trayectoria de Matute perfectamente perfilados, producto de rebasa con creces los límites estéticos un intenso proceso creador que Ma Paz en las que había sido encasillada en su Ortuño evoca en su revelador epílogo3 a momento por la crítica como pertene­ la edición. En este texto se da cuenta ade­ ciente a la generación neorrealista de más de que la novela se desgajó de forma posguerra. Esa "singular fuerza narra­ independiente de un primer proyecto de tiva", el "poderoso instinto fabulador", la autora de dar continuidad a la historia las "inusuales dotes imaginativas" y de Adriana y su tía Eduarda, a partir del la "fidelidad a su mundo imaginario", final de Paraíso inhabitado, que poco a marbetes con las que fue en su momen­ poco fue adquiriendo entidad propia y to diferenciada del grupo dominante­ configurándose como relato autónomo.4 mente masculino de sus compañeros de generación1, no han hecho sino adquirir 2 "... El oficio de escribir es también una forma de protesta. consistencia, confirmando la fidelidad Protesta contra todo lo que representa opresión, fariseísmo e injusticia” (Josefina Aldecoa: Los niños de la guerra, Ma­ de la autora a un mundo coherente de drid, Anaya, 1983, p. 226) ficción, con el que siempre ha preten­ 3 “En ese estado escribió su libro, dejándose la piel, sin fla­ quear, sin hacer concesiones, sin mirar para otro lado” (op. cit. Pág. 176) 1 Ignacio SOLDEVILA DURANTE: La novela desde 4 Nos parece, en este sentido, muy oportuna la indicación 1936. Alhambra, Madrid, 1982; Santos SANZ VILLANUE­ de Pere Gimferrer en el Prólogo a la edición de la novela de VA: Historia de la literatura española. Voi. 6/2. Literatura que Demonios familiares “forma, y no solo por azar cronoló­ actual. Ed. Ariel, 1994. gico, un díptico con Paraíso inhabitado (2008).

139 Tal como llega hasta nosotros, dicho "viaje" tiene un carácter "inte­ Demonios familiares aparece organiza­ rior". En efecto, se circunscribe espa­ da en dos partes. La primera, titulada cialmente a la casa familiar a la que "La ventana de los halcones", narra regresa Eva desde el convento, regre­ las vivencias de la protagonista, Eva, so iluminador por lo que supone de desde que en los primeros días de la enfrentamiento al pasado y al presen­ guerra civil es evacuado el convento te de la vida familiar (el padre, viudo en el que había ingresado como novicia y enfermo, recluido en la casa pero meses antes y regresa a la casa fami­ controlando la vida de todos desde liar, hasta que se ve involucrada en la el silencio y con la ayuda de quienes desaparición y rescate de un soldado están a su servicio, Yago y la anciana "enemigo". Hasta aquí, se desarrollan criada Magda); la iniciación constituye siete capítulos de la novela. La segunda la parte central de la novela, en la parte, que avanza en dos capítulos más que la protagonista realiza algunos y se titula "Vértigo", desarrolla fun­ descubrimientos muy significativos damentalmente la relación entre Eva y sobre el pasado familiar -especial­ Berni, el joven militar a través del cual mente, sobre el parentesco de Yago, el la protagonista descubre el amor y se supuesto asistente de su padre-, pero enfrenta a lo prohibido. sobre todo se inicia en lo prohibido y De nuevo nos encontramos, desconocido a través de la historia del por tanto, en la narrativa de Ana aviador desaparecido. Por respeto al María Matute, ante un relato de for­ lector interesado, no revelaremos aquí mación o de iniciación, como lo era más detalles de este punto del relato, Paraíso inhabitado, o la recientemente en el que se produce un giro magistral estudiada Luciérnagas por Ma Luisa en la trama que va a enriquecer las Sotelo Vázquez, siguiendo el esquema múltiples significaciones del mismo, tripartito propuesto por Campbell5 mucho más allá de lo que pudiéramos basado en tres fases: partida, inicia­ pensar en un principio como "una his­ ción y regreso. Un esquema que cree­ toria más de adolescencia en el marco mos es reconocible en la novela que de la guerra civil española". No nos nos ocupa, si bien en Demonios fami­ cabe duda de que aunque el trasfon­ liares el recorrido iniciático no supone do histórico de la novela es la guerra un "viaje" a un mundo exterior al que civil, a partir de este momento no se enfrenta la protagonista, sino que estamos ante una novela realista sobre estos años, sino sobre un relato sim­ 5 J. Campbell: El héroe de las mil caras, FCE, 1980. Citado bólico, poético, intimista, que remite por Ma Luisa Sotelo Vázquez, “Introducción” a Luciérna­ a obsesiones esenciales de la poética gas, Ed., Cátedra, col. Letras Hispánicas. Madrid, 2014.

140 narrativa de la autora y a su forma de les de su mundo literario. Los persona­ entender la ficción como una forma de jes responden a obsesiones permanen­ autoconocimiento, una forma privile­ tes de la autora (la infancia infeliz y el giada de recuerdo6. enfrentamiento con el mundo adulto; En este punto central y álgido las relaciones familiares como micro­ del relato se interrumpe el manuscri­ cosmos de los conflictos humanos; el to que se nos da a conocer. Es, por papel que en los mismos ocupan el tanto, el elemento final del esquema silencio, la ocultación y la mentira), tripartito de Campbell, el regreso, el pero tienen solidez e individualidad que quedó por desarrollar en la escri­ propia. Eva, la protagonista, no será tura de la novela, lo que convierte de menos memorable que la Adriana de forma inevitable el relato en una obra Paraíso inhabitado o la Soledad de abierta a la imaginación del lector; si Luciérnagas, porque su viaje iniciático bien la cita inicial que abre la novela tiene unos perfiles específicos que de Luis Cernuda "Todo lo que es la hacen única entre los personajes hermoso tiene un instante, y pasa"; femeninos de la autora, en el tránsi­ o bien determinadas referencias que to problemático de la adolescencia a podemos espigar en el relato e inclu­ la juventud a partir de una infancia so el párrafo final de la misma con el marcada por la soledad y la ausencia que Ma Paz Ortuño cierra su evoca­ de la madre. De la misma forma, la ción pueden revelar en qué dirección figura de ese padre distante y autori­ caminaba el relato. tario, o la de la criada-madrastra que Analizando someramente la es referencia permanente para la pro­ configuración del discurso narrativo tagonista en su enfrentamiento con el de la novela (que requeriría un estu­ mundo adulto, son configuraciones dio tan detenido como el de cualquier arquetípicas de su mundo literario, obra "definitiva" de la autora para pero a la vez cargadas de autenticidad el que no disponemos de espacio), humana. Otras dos figuras masculinas podemos comprobar hasta qué punto destacan en la novela: Yago, proba­ Demonios familiares es producto depu­ blemente el personaje que más va a ir rado y quintaesenciado del arte narra­ ofreciendo conforme avanza el relato; tivo de Ana María Matute, en el que y Berni, en el que se concentra todo el son reconocibles los elementos centra­ poder de indagación en lo desconoci­ do y en el mundo de los deseos. Y una 6 “Acaso escribir es la búsqueda de una historia remota figura femenina, Jovita, cuyo drama que yace en lo más profundo de nuestra memoria y a la que pertenecemos inexorablemente”(Ana María Matute, En el personal, discurre en paralelo y se bosque; Discurso de ingreso en la Real Academia Española, entrelaza con el de la protagonista. leído el 18 de enero de 1998)

141 A la autenticidad de estos per­ una clara voluntad por parte de la sonajes contribuye la originalidad de autora de que su historia no se lea la doble perspectiva narrativa adopta­ desde unos parámetros puramente da, pues en el relato alternan secuen­ históricos o realistas, sino desde una cias en las que un narrador extradie- dimensión poética universal. En este gético va revelando lo que la prota­ sentido, Demonios familiares es mues­ gonista no puede ver o saber, con las tra inacabada pero no por ello menos de la propia Eva, que es la voz que se intensa de la riqueza con la que Ana va imponiendo en la focalización del María Matute ahondó hasta el final en relato. los presupuestos éticos y estéticos de Terminamos subrayando que su escritura. en Demonios familiares el trasfondo rea­ lista aparece transfigurado de forma SALVADOR HERNÁNDEZ ALONSO poética y simbólica. A ello contribu­ ye el lenguaje, cargado de elementos sugeridores que envuelven la historia en una atmósfera cercana a los cuen­ tos de hadas (referencia constante en el mundo literario de Ana Ma Matute). También los espacios y algunos obje­ tos trascienden su valor como marco realista de la acción (el ventanal por el que el padre impedido contempla el exterior, el espejo, el desván...), pero especialmente uno de ellos, el "bos­ que", que más que un espacio es un motivo temático cargado de resonan­ cias míticas y fundamental para aden­ trarse en una comprensión profunda del relato. A esta dimensión mítica contribuyen también ciertas recurren­ cias oníricas (el llanto del niño en la noche, la presencia fantasmal de la madre) o mágicas (la luciérnaga) que envuelven como decimos, la historia, en un halo de misterio enriqueciéndo­ la con múltiples significaciones. Hay

142 José Ángel Valente separación de José Ángel Valente de su primera mujer, Emilia Palomo, con una Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2014 prosa deshilvanada, poderosa, basada en la intermitencia de la memoria. La trama del libro se inscribe en un terreno fuertemente emocional que el poeta no quiso ver publicado hasta que ella falleciera. Y como acompañamiento al intercambio de informes acusatorios, la vivencia conflictiva de un "yo" que escribe sumido en los márgenes de lo onírico, de lo febril, como espectador de su propio acontecer. ¿Recursos para atenuar la culpa? Es difícil saberlo. No puede negarse que tales derroteros por el ámbito de la no voluntariedad "humanizan" quizá pretendidamente José Ángel Valente al personaje. A este respecto cabe recor­ Palais de Justice dar la entrada del 19 de diciembre de 1980 (cuatro años antes del divorcio): "La infelicidad de mi familia me pro­ duce angustia. ¿Hice yo todo lo nece­ sario para que ellos fueran felices?". En efecto, Palais de Justice se nos presenta como un retrato de la dureza de una separación matrimonial llena de silen­ París es una ciudad de más de cios y malos entendidos, de reproches y un millón de grises: "Estratos, cúmulos, acusaciones. La descripción de la "otra estalactitas. Grandes capas de mier­ parte" ocupa sin duda las líneas más da, y así de generación en generación duras del texto, donde la "Madame" y (...), variación de lo gris en lo gris. (...) su séquito son presentados en términos Aquí no existe nada ni nadie más que de oscuridad, de recelo doliente que se el sumergido rumor de la mierda sur­ retroalimenta con su propio rencor. cada por ejércitos de ratas". Con esta Para mitigar la poderosa carga prosa brillante y contundente comienza emocional de esos días, la "cuestión la "sucesión de actos de la memoria" del sujeto" (propia de Valente y tratada (Diario anónimo) en que se narra la por Manuel Fernández Casanova en

143 un brillante artículo1) alcanza aquí un propios de Kafka en los que se destacan extraordinario relieve. ¿Formas, como las anécdotas, las peticiones, los repro­ dije, ambiguas de mostrarse para amor­ ches -con razón o no- que constituyen tiguar su responsabilidad, o efectos un juicio de estas características. Suceso fatales y directos de la angustia?... Sólo demoledor para cualquier estrato de la el autor podría decírnoslo. conciencia: la íntima -donde los sen­ Comienza el relato con una cita timientos y pensamientos bailan entre de los Ensayos de Montaigne -referente recuerdos y la angustia del presente- o absoluto en el tratamiento de la sub­ la mostrada ante los otros. jetividad moderna- en la que el poeta Un ejemplo de ese vaivén -y alude ya a la imposibilidad de juzgar como momento de tregua emocio­ qué es verdadero y qué es falso, y, por nal- es el instante en que advierte en extensión, quién es el inocente y quién la Madame un "tenue resplandor" y el culpable. Líneas más adelante apare­ recuerda dos leitmotivs asociados a su ce "la fiebre" o "el desplazamiento sin persona: su cabello (que en su día no se fin al que ya no tiene acceso la volun­ cansó de alabar) y algo más esencial y tad", esas "sucesivas imágenes de ti metafórico: la fuerza que le aportaba la mismo", pues "la identidad no es más presencia de su "mano", que nos remi­ que una mera convención, el acto inne­ te al que desde siempre fue su poema cesario de decir en falso ante cualquiera fundacional: "Serán ceniza" ("Toco esta de las imágenes de sí: soy yo". A la par, mano al fin que comparte mi vida / y el rostro del padre en el espejo, "que me en ella me confirmo / y tiento cuanto miraba como si fuese yo". La sucesión amo"2). No obstante, como ya se ha de jueces es, por tanto, interminable: él dicho, a lo largo de todo el relato se mismo, los miembros de la familia, el impone la incomunicación entre los juez, los abogados, su juez particular y dos frentes. De nuevo aquí, aunque por amistoso (tras el que parece adivinar­ una vía del todo diferente a la reflexión se -es sólo una hipótesis- la figura de metapoética, nos encontramos ante el su amigo Julio López Cid), los amigos motivo de la incapacidad del lengua­ de la pareja que hubieron de tomar je que, convertido además en idioma partido, con todo lo que ello trajo de burocrático, no alcanza a comunicar la ruptura de amistades (caso de María verdad de cada cual. Si ya el género de Zambrano), y por último, esos informes las memorias resultaba para Valente mera "geometría (...) de lo blanco para

1 Manuel Fernández Casanova, ‘“Para decir la palabra yo’: una reflexión sobre la subjetividad en la obra de José Ángel 2 Tomo esta apreciación del artículo de Julio López Cid en Valente”, Revista de Literatura, 139 (enero-junio 2008), pp. http://www.hoyesarte.com/in-memoriam/en-la-muerte-de- 187-221. emilia-palomo-de-valente 108994/

144 la proyección de sombras", cómo asen­ de su adolescencia; o la narración alu­ tir al informe final de su abogado: cinada sobre su ojo derecho, durante "Extraña biografía la que ahora habían la cual (no podía faltar el humor en escrito de ti. (...) Te avergonzó. Te aver­ Valente) se percata de que la joven gonzaste de él y de ti mismo. El togado intérprete está leyendo Les Liaisons dan­ no tenía dones de estilo y, sin embargo, gereuses, de lo que infiere que nadie le el estilo lo era todo". El estilo o el reco­ "había comunicado de antemano a la nocimiento de quien habla, el estilo o el delicada joven cuál era el contexto pro­ orden exacto de las palabras que con los cesal". Y como contrapeso a todo ese años fue conquistando protagonismo mundo de palabras e imágenes vincula­ en su poético descenso a la memoria. das con la culpa, a su permanente sen­ Pero volvamos a la vivencia- sación de otredad, la certeza del sexo. El estrategia que destaca en todas las pági­ cuenco, el cántaro, se alzan ahora como nas de Palais de Justice. Me refiero a la metáforas de múltiples significados en amortiguación del "yo", de la voluntas, la poesía de Valente. Aquella "mano" a través de múltiples procedimientos: inicial es remplazada ahora por otra el uso de la figura del "doble" o el hecha de agua, en la que las líneas están "otro", que no es sino uno mismo iro­ aún por escribirse y no hay, por tanto, nizando sobre sí; la confusión y no condena previa. La acariciante llamada reconocimiento del rostro en el espejo del sexo, del deseo, que supuso el cono­ (en donde sí aparece, como ya dijimos, cimiento de Pilar Gutiérrez Sampedro la figura del padre); el no reconocerse -Coral- en la OMS se impone ahora en la sempiterna panoplia de térmi­ con rotundidad en estas páginas3. La nos jurídicos ("Lee, sumérgete en los explosión vital se ejercita en una escri­ espesos folios procesales. Ni un tími­ tura inspirada por el amor, esto es, por do fragmento de mi vera existencia la libertad de no sentirse desgajado encontrarás allí. Carnaza inicua para sino parte complementaria, carne cul­ los testigos, para los juzgadores de qué minada: "El tiempo de la penetración es culpa de quién. Oscura filtración de lo un tiempo del respirar suspendido. Al otro. (...) La apuesta está perdida de término (...) hay un punto de absoluta antemano, pues yo no sé quién soy"); la quietud en el que los cuerpos se funden sensación de haber sido colocado en un para que el hombre empiece a hacerse teatro en el que uno es tanto espectador hembra y a la inversa, hasta que nace como actor; la experiencia de cuanto ocurre "con el espesor de los sueños"; la 3 Tal y como nos informa Claudio Rodríguez Fer, se con­ trajo matrimonio con ella el 24 de noviembre de 1984. Véase tabulación en la que el juicio semeja una Valente vital (Ginebra, Saboya, Paris), Santiago de Com­ partida de cartas; el sueño; la evocación postela, Publicaciones de la Cátedra José Ángel Valente y Estética, 2014, p. 322.

145 al fin de la quietud un ritmo entero y Pantallas blancas y espejos que le refle­ un cuerpo único se forma de la saliva jen sólo a él y le devuelvan una imagen y de la tierra confundidas". Momento completa que le permita el ejercicio de de tregua, de enfrentarse a ese otro que la creación o la transcripción difusa es él mismo, en aras también de licuar de esos días colgados en la memoria. un "amarillo" sobre el que una mujer Así comienza de nuevo a conjugarse en una ciudad fronteriza le advirtió el "yo", esté vivo, muerto o encarnado que tuviera cuidado con él al leerle la en el texto en ese Orfeo al que se opo­ mano. No obstante, el color se impon­ nen cinco trombones "en la boca del drá en la vibrante y desoladora elegía infierno de Monteverdi". Orfeo puede que es "Paisaje con pájaros amarillos", con todos los obstáculos y alcanza de dedicada a su hijo Antonio y su letal nuevo una seguridad en sí mismo que sobredosis. Quizá es en esas páginas anduvo disuelta, difuminada. Escribe donde tiene lugar el verdadero juicio entonces Valente para dar fin a este que Valente emprende consigo mismo, magnífico viaje por los marasmos de con su interlocutor Agone o el hijo, con la realidad objetiva y la subjetividad la palabra incapaz de refundar la reali­ alterada: "Cuando la espuma y la saliva dad ("Ni la palabra ni el silencio. Nada se aplacaron en la boca sagrada, enton­ pudo servirme para que tú vivieras"). ces, sólo entonces, el héroe empezó a Y más adelante: "Quisiera haber estado hablar". Así, como sucede también en en los lugares en donde tú estuviste, en su último poema, en la palabra se redi­ todos los lugares donde hay acaso aún me el yo irresoluble: "Cima del canto. / o sobrevive un fragmento de ti o de El ruiseñor y tú / ya sois lo mismo." Un tu mirada. ¿Sería este vacío tuyo lace­ ruiseñor que, como era de esperar, nos rante lo que hace de pronto un espacio ofrece en Palais de Justice una escritura lugar? ¿Lugar, tu ausencia?". Y si traigo brillante con emocionantes evocaciones aquí este poema es por lo que tiene de (véase la del pasillo de la infancia con profunda distopía. Un concepto que el conmutador al fondo) y sentimientos podría ser uno de los ejes vertebrales lúcidamente diseccionados. de Palais... y que se hace realidad en ese juzgado repleto de una jurisprudencia de rencores, en un París grisáceo y, en MARTA AGUDO última instancia, en sí mismo, víctima de desdoblamientos, fiebres y alucina­ ciones. Con el tiempo el poeta recobra su persona: su espacio y su tiempo.

146 Julio Neira bien con pretensiones historiográficas: "Sospechamos que en el biógrafo hay error, parcialidad, deformación: pero nunca sospechamos de la forma misma Fundación José Manuel Lara de su relato y de su orden, que ya es por Sevilla, 2014 el hecho de existir, una interpretación. La prueba es que no existe, al menos en Francia, ningún estudio serio sobre PREMIO ANTONIO DOMÍNGUEZ ORTIZ DE BIOGRAFIAS 2014 este género literario como tal, ni de Julio Neira la visión del mundo que implican las MEMORIAL DE DISIDENCIAS estructuras narrativas que utiliza tradi­ VIDA Y OBRA cionalmente". Una opinión expresada DE JOSÉ MANUEL en 1975 (en Le pacte autobiographique, CABALLERO BONALD traducido parcialmente al castellano por Ana Torrent para una colección des­ graciadamente desaparecida, dirigida por Ángel Loureiro); es decir que ha llo­ vido mucho desde entonces, y no solo en Francia han aparecido en los últimos años sólidos estudios sobre el género (François Dosse, Le pari biographique) sino que también la cultura española está haciendo un notable esfuerzo por paliar el vacío biográfico que nos carac­ terizó. No tanto porque no hubiera biografías, que siempre las hubo, sino porque estas se identificaron con la La relación entre biografía y hagiografía, alejando al lector de sus autobiografía no ha sido, en mi opi­ previsibles resultados y en consecuen­ nión, suficientemente analizada. Tal cia del género. Pero cuando Lejeune vez porque las posiciones están muy impugnaba la biografía por imponer abiertas. Desde Philippe Lejeune, una sobre la vida de alguien una estructura autoridad en el campo de la escritura narrativa y, finalmente, una visión del autobiográfica, quien se mantiene con­ mundo que no era la propia -sino la del trario a la convergencia de intereses con biógrafo- porque ello acababa desvir­ la biografía, por considerar este género tuando la verdad de una vida para ser una forma degradada de la novela, si al menos, la mentira de dos, no tenía en

147 cuenta que las mismas observaciones más tarde con La costumbre de vivir son aplicables a la autobiografía: orden, (Alfaguara, 2001), como "la novela de narración y punto de vista son eleccio­ la memoria" y así se titularía final­ nes comunes a ambos géneros pues sin mente el volumen que reúne los dos ellas nos enfrentaríamos a una masa tomos publicados hasta la fecha (Seix informe, ilegible, de datos vinculados Barrai, 2010). No hay duda del aliento a la vida de alguien. Sí me parece muy narrativo que domina en ambos tex­ acertada la denuncia de Lejeune acerca tos, el equivalente contemporáneo más de la inocencia metodológica con que ajustado a lo que significa La novela de tantos biógrafos se han enfrentado al un literato, de Rafael Cansinos-Asséns, género, sin plantearse siquiera si les era para la comprensión de la vida litera­ factible, incluso necesario, una renova­ ria modernista: en ambos late idéntica ción de los modelos empleados para aspiración a dibujar un paisaje colecti­ la descripción y explicación de su vo. Desde el primer momento el lector biografiado. Es una reflexión a la que, se enfrenta a una narración: "Las fron­ por ejemplo, está obligado el biógrafo teras de la infancia suelen coincidir con que parte ya de un previo relato auto­ las del verano" leemos en la obertura biográfico escrito por el personaje sobre de Tiempo de guerras perdidas, de forma el que va a escribir. Por ello mismo que el lector queda ubicado ya en un no puede repetir el orden del rela­ tiempo remoto y evocador como es to y tampoco los datos ya expuestos. el de la infancia y sus fronteras, que Forzosamente debe encontrar nuevas en el caso del escritor transcurrirán ópticas de acercamiento al biografiado, entre la jerezana calle Caballeros, los nuevas formas de abordar la narración veraneos en Sanlúcar de Barrameda y para que su texto no se convierta en una la fascinación por la imagen poderosa farragosa e inane repetición de un texto que desprende el Coto de Doñana, des­ ya escrito. crito como un locus amenus, la encar­ José Manuel Caballero Bonald nación de la realidad soñada, el centro sorprendió a todos con la publicación de del paraíso, materia misma del jardín un volumen autobiográfico maravilloso interior que todos llevamos dentro. En -Tiempo de guerras perdidas (Anagrama, La costumbre de vivir el comienzo es 1995) que él, desde el principio, quiso propiamente una escena cinematográ­ que se acogiera a la incertidumbre y la fica: "Un día de otoño de 1954 en un desconfianza que le suscitaba el ejerci­ viaje en tren de Madrid a Ávila, decidí cio de hacer memoria. Un escritor tan de improviso bajarme en una estación experimentado como Caballero Bonald intermedia, y esa arbitraria determina­ definiría su proyecto, que proseguiría ción me pudo costar la vida". Una frase

148 que insinúa una intriga -¿cómo es el a mí me engaña por sistema, pero tengo hombre que decide bajarse, de pronto, mis dudas a la hora de identificarme en Navalperal de Pinares, por qué lo con ese sujeto que anda estacionado o hace y, sobre todo, qué le ocurrirá, pues dando bandazos en mi memoria y que se nos anuncia que a punto estuvo de no se parece sino a ratos perdidos al costarle la vida? Es un arranque muy que ahora creo que fui" (2010: 279). El meditado, de inmediato se nos dice que autor, consciente de las dificultades que este hombre que se encuentra de pronto plantea el hecho de verse a sí mismo deambulando en un pueblo castellano ante situaciones que le hubiera gustado, tan hosco como desconocido, ese flâ­ tal vez, que fueran más airosas para él y neur improvisado del páramo soriano, que, sin embargo, no rehúye, advierte al sufrirá una crisis momentánea de pér­ lector de sus escrúpulos a la hora de con­ dida de la consciencia. "Era como una fiar en los recuerdos, centrando dichos obstrucción espontánea y sin embargo escrúpulos en la escasa fiabilidad que estable de la capacidad de recordar, una le merece el recuerdo de la persona que ausencia abstracta, un desalojo de los fue y con la que no siempre se gusta. Es sentidos que se parecía mucho al trán­ evidente que la voz narrativa que prota­ sito por la antesala del ensueño". Si a goniza el relato autobiográfico no coin­ esa reveladora escena donde la realidad cide, no puede coincidir, con el sujeto queda momentáneamente desalojada que vivió los hechos: somos y no somos por la irrealidad añadimos el título los mismos y, sobre todo, no siempre definitivo que ha dado a sus Memorias nos reconocemos en el ser que fuimos, y la cita que las encabeza: "Dime tú, en otras circunstancias y otra edad. Esa el que respondes, ¿fue verdad o fue compleja dualidad narrativa, inherente sueño lo que yo cuento que me pasó en a la autobiografía, entre el narrador y la cueva de Montesinos?", no pueden el héroe le plantea muchos problemas caber dudas de la poética autobiográ­ de apreciación a Caballero Bonald. Está fica en la que se inscribe Caballero claro que el lector no se deja engañar por Bonald, un espacio indiviso donde la la aparente unidad recluida en el uso fidelidad estricta a lo recordado está del "yo" pero, en todo caso, agradece muy por debajo de las exigencias lite­ que se le formulen escrúpulos y difi­ rarias. cultades que inmediatamente identifica Pero además destaca en con pruritos de sinceridad que sugieren Caballero Bonald la duda, casi sistemá­ un deseo de veracidad. Sin embargo, el tica, de quién fue: "En los recuerdos, proyecto de Caballero Bonald se man­ escribe, siempre hay un sustituto del que tiene ambiguo ante la fidelidad de su uno fue que trata de engañarlo. No sé si discurso, incluso admite que la auto­

149 biografía es un género alejado de sus tación concedidas al biógrafo para que gustos (como también lo sostenía Esther llevara a cabo su estimulante y acerta­ Tusquets, sin que ello fuera obstáculo do trabajo. Si aquel había supeditado la para el éxito obtenido con sus varios ordenación cronológica a las exigencias volúmenes memorialísticos). literarias, Neira recorre, lógicamente, el Tenemos pues el perfil de una camino inverso, restituyendo unas coor­ problemática que invita a la confron­ denadas espacio-temporales precisas a tación del relato autobiográfico con los cada circunstancia, suministrando las cla­ hechos. Podría decirse que las Memorias ves necesarias para comprender los por­ de Caballero Bonald -que no autobio­ menores de una anécdota y corrigiendo grafía- convocan a la biografía y a esa los deslices de fechas y datos en que las sutil invitación ha respondido el pro­ Memorias pudieron incurrir. El biógrafo, fesor Julio Neira en su libro Memorial un experto conocedor de la poesía espa­ de disidencias. Vida y obra de fosé Manuel ñola contemporánea, desde la generación Caballero Bonald, con el que ganó el republicana del 27 hasta Ángel González, premio Antonio Domínguez Ortiz de es sin duda la persona idónea para Biografías en su convocatoria de 2014. abordar la densa relación de Caballero De inmediato Neira sale al paso de la Bonald con las varias generaciones de utilidad de su proyecto, porque "habrá poetas a los que trató intensamente. La quien se pregunte si es necesaria una consulta de la correspondencia recibida biografía de quien ha escrito ya muchas por Caballero Bonald, y depositada en para contarnos su vida" aludiendo no la Fundación que lleva su nombre así solo a los dos volúmenes citados sino como de otra documentación inédita del también a su poesía, sin duda el germen poeta, aporta asimismo valiosa informa­ de una conciencia autobiográfica que ción que permite comprender la génesis encontraría asimismo en la novela una de muchos de sus libros, aspecto apenas nueva cristalización, especialmente en tratado en las Memorias y de la mayor Dos días de septiembre, En la casa del padre y importancia para el estudio de la obra. Campo de Agramante. En las tres novelas, La aportación más obvia de Julio como señala Neira, encontramos pasajes Neira es la de proseguir el relato bio­ ofrecidos luego en las Memorias como gráfico de Caballero Bonald más allá ciertos (con las salvedades ya dichas). de las Memorias, conclusas en 1975 con La respuesta es que todo ello suscita un la muerte de Franco, y llevarlo hasta deseo de esclarecimiento biográfico que el presente, rozando la publicación de Memorial de disidencias se centra en acla­ un poemario sorprendente, Entreguerras rar, a partir de la disposición del propio (Seix Barrai, 2012), escrito en versículos escritor y de las facilidades de documen­ encabalgados que dejan al lector sin

150 aliento y deslumbrado, sin duda el más de discreto disidente permanente -"por­ rotundamente autobiográfico de toda su tavoz de nadie y haciendo lo imposible obra poética. Los viajes, los premios, su por depender de nadie", se define en compromiso con una política de izquier­ Entreguerras- que le ha permitido ejercer das... Muy bien reconstruido por parte su libertad en los más distintos registros de Neira el ambiente moral que le con­ socio-políticos y literarios. Pero se diría, duce a publicar su Manual de infractores a la luz que arroja Memorial de disiden­ (2005), como un acto de rebeldía, una cias al conocimiento del escritor, que la reacción ante los abusos de poder come­ identidad de Caballero Bonald se formó tidos por José María Aznar mientras a partir de su escritura, ocultándose fuera Presidente del Gobierno. Es el últi­ en cierto modo de los demás (excepto mo de los libros analizados cuidadosa­ cuando unas copas de más mostraban mente por el biógrafo. Caballero Bonald en público su perfil más descontento e ya no pensaba en regresar a la escritura irascible) e incluso de sí mismo. Como poética después de la nueva edición de si el vacío ejerciera una cierta atracción su poesía completa (Somos el tiempo que sobre él, conjurada, sin embargo, por un nos queda, 2004) pero en Memorial de empeño personal en no dejarse arrastrar disidencias queda claro que la irritación, por tan peligrosa experiencia. Habitando incluso la cólera, son estados favorables sus mundos - de niño, de adolescente, de al ánimo del poeta, pues le sacan de su adulto-, recorriendo la magia esparcida timidez y tendencia al ensimismamiento en las tabernas andaluzas con un carác­ e incluso, puntualmente, de la depre­ ter absolutamente desprovisto de aque­ sión. Es posible que esta última y larga llo que el propio escritor define como etapa vital no incluida en las Memorias "quincalla meridional", reconstruyendo -(1975-2013)- no tenga la calidad literaria sus circunstancias públicas y privadas (y de las etapas descritas anteriormente, la importancia que Josefa Ramis ha teni­ tal vez porque Julio Neira se preocupa do en su vida), Julio Neira nos muestra mucho de la intensa vida profesional hasta qué punto José Manuel Caballero del escritor, desatendiendo su evolu­ Bonald ha luchado para sustraerse a ción personal, tal vez porque su prosa su tendencia a la invisibilidad con una ya no necesita medirse con la tersura tenacidad admirable. No hay duda de expresiva tan característica de Caballero que ambos -biógrafo y biografiado- han Bonald. Y es que el clima político en el conseguido su propósito. que se formó el escritor no consiguió, a pesar de todo, arruinar su estilo, muy al ANNA CABALLÉ contrario, lo fortaleció en una especie de rebeldía estética y moral, una condición

151 Pilar Paz Pasamar adecuado ritmo que permitan expresar lo inefable. Cambiadas las Musas paga­ (Poesin 1951-2008) nas por el Dios cristiano como ilumina­ Edición de Ana Sofía Pérez-Bustamante dor de su poesía, la poeta gaditana lleva Fundación Municipal de Cultura del empeñada en esta búsqueda afanosa Ayuntamiento de Cádiz del exacto nombrar más de medio siglo, Servicio de Publicaciones de la un largo trayecto poético que hasta el Diputación de Cádiz, 2013 momento ha dado como fruto señero once libros de poesía, publicados entre 1951 y 2008, y reunidos por primera vez en este bello volumen al cuidado de la profesora de la Universidad de Cádiz, Ana Sofía Pérez-Bustamante, experta en la poesía de Pilar Paz. Revisada por la propia poeta, la edición, según se aclara en nota, además de subsanar antiguas erratas, pretende unificar los usos léxicos, realzando la predilección de la autora por las variantes propias del habla de la Baja Andalucía. Un profundo y exhaustivo estu­ dio introductorio de más de ochenta páginas a cargo de Pérez-Bustamante proporciona al lector las claves nece­ sarias para adentrarse en los entresijos de una poesía de factura sencilla, pero sustentada, sobre todo en sus libros de madurez, en un pensamiento místico- Es Pilar Paz Pasamar poeta reve­ filosófico altamente sentido: sentimien­ lada, del linaje de aquellos a los que, to y pensamiento, cuerpo y alma, bino­ como a Hesiodo, un día el mundo se les mios indisociables en esta poeta de desveló de otra manera y en su interior saber intuitivo, a la que el conocimiento sintieron, desde entonces, el punzante siempre le llega a través de los senti­ deseo de conocer el nombre verdadero dos: "Alguien queda en la tierra, olfa­ de las cosas; de emprender una búsque­ teando/ los astros y los vientos. Sólo da infructuosa -pues ya se sabe de ante­ adivina", dirá aludiendo al Poeta en el mano perdida- de la palabra precisa, del primer poema de Violencia Inmóvil.

152 Pérez-Bustamante estructura su imperfecto, de su ser más íntimo; la extenso trabajo en dos partes: en la pri­ imposibilidad de aprehender la pala­ mera de ellas, junto a una pequeña pero bra capaz de expresar y fijar en el informativa biografía de la autora, rea­ poema la vivida experiencia de ese liza un estudio general de la poesía de extraño momento de plena fusión con Pilar Paz, subrayando las claves meta- el todo; la poesía como ofrenda, como poéticas que subyacen en muchos de generosa entrega. En suma, como dice sus poemas, e informando al lector de Pérez-Bustamante en su trabajo intro­ los hitos biográficos que marcan su tra­ ductorio, Pilar Paz pertenece al grupo yectoria poética. En la segunda, sabien­ de poetas de la generación del 50 do aunar el rigor filológico propio de que concibe la poesía como forma de su condición de profesora universitaria conocimiento y, sobre todo, de partici­ con su sensibilidad de poeta, analiza pación en el cosmos. cada uno de sus libros, contextualizan- Unas certeras palabras de Pérez- do e intertextualizando prácticamente Bustamante sintetizan a la perfección todos los poemas. Una extensa biblio­ su poesía: "Todos los libros de poesía grafía, tanto de los escritos de Pilar Paz de Pilar Paz contienen una crónica dis­ como de aquellos trabajos que sobre continua y alegórica de su historia de la misma se han publicado, cierra este amor con la Poesía, concebida como sobresaliente estudio de imprescindible cifra de una sagrada comunión con lectura para todos aquellos interesados el mundo cuya persecución, aunque en la obra de esta gran poeta, propuesta a veces difícil, es vocación y destino" recientemente "Autora del año 2015" (P. 21) En efecto, "la Poesía, concebida por el Centro Andaluz de las Letras. como cifra de una sagrada comunión El libro -muy cuidado también con el mundo", su anhelo de participa­ en su aspecto material con numerosas ción en él, constituiría en la obra de Paz e interesantes ilustraciones- atrapa al Pasamar, a mi parecer, el tema agluti­ lector desde el primer momento, nada nante y central del que, según Pedro más leer el bello título de Ave de mí, Salinas, emana la poesía de todo gran palabra fugitiva, un hermoso verso de poeta. La lectura conjunta de todos Paz Pasamar preñado de sugerencias sus libros así nos lo descubre. Oculto -el canto primigenio de los pájaros, la tras un amplio número de motivos espiritualidad de la paloma, las pala­ distintos, vestido con nuevas formas bras aladas tan homéricas- que tan y tonos cual Proteo, a lo largo de toda bien resume lo que podríamos deno­ su producción, sus poemas, incluso minar su poética: el poema concebido aquellos cuya temática se muestra a como externo reflejo, inevitablemente primera vista más apartada, dejan ver

153 una y otra vez su afán de impregnarse traicionar a ninguna. Para ello contaba de todo lo que la rodea, su necesidad con una ayuda imprescindible: su inna­ de entrega y comunicación, su compro­ ta rebeldía. Rebeldía frente a una socie­ miso de vivir una vida plena, lejos del dad que le imponía unas normas que no retiro de la torre de marfil, refugio de aceptaba, un camino marcado por ser tantos poetas. Así, el deseo expresado mujer, una vida enjaulada y sin vuelo. en sus poemas juveniles de una mater­ Ante ello se rebeló. Y en aquel Madrid nidad considerada como acto supremo de los cincuentas, introducida por su de creación; el mundo cotidiano del paisano Caballero Bonald, frecuentó los ama de casa, las canciones a sus hijos, círculos literarios del momento; como a su perro, a las tierras de España, estudiante universitaria, tuvo la opor­ ("Segovia, segoviamé" es el estribillo tunidad de asistir a las magistrales del poema "Cancioncita de Segovia en clases de Dámaso Alonso y de Carlos abril"); el faro, tantas veces símbolo de Bousoño, hizo teatro, participó en ter­ soledad e incomunicación, visto como tulias. Actividades entonces sólo acep­ luz que guía su camino; la torre de tadas para hombres. De aquel período Babel devenida en torre del homenaje son sus cuatro primeros libros: Mara, para cantar a poetas y amigos; la mís­ publicado en 1951, que mereció el tica concebida no como separación y apoyo manifiesto de Carmen Conde, su apartamiento, sino como integración prologuista, y de Juan Ramón Jiménez, armónica en la unidad cósmica; su neo- admirado per la fuerza y madurez de platónica apología de la palabra viva, la ese libro juvenil y del que en parte es palabra aireada; su visión de la historia fuente. Como señala Pérez-Bustamante, como un único momento intemporal en él asistimos al nacimiento de su en el que convivimos todos, no son vocación poética entendida como man­ más que distintas manifestaciones de dato divino, y al camino recorrido por este tema central, que afecta incluso a Pilar Paz desde su inicial intento de su aspecto formal: ello puede explicar recusación del mismo manifestada en su predilección por la forma dialógica, su primer poema: "¿Dónde voy yo, su acercamiento al habla popular, su Dios mío, / con este peso tuyo entre machadiana defensa de la sencillez. los brazos?", hasta la gozosa aceptación Pilar Paz comienza su andadu­ del fatum divino en los poemas finales: ra poética en unas circunstancias his­ "Pero hoy, entre la turbia maraña de tóricas poco propicias para su labor. mis flores, / ha brotado el poema, cáli­ No sería fácil ser mujer y poeta en do y sonriente.". Las huellas de Juan aquella España de la posguerra. Pero Ramón y de se hacen Paz Pasamar supo ser las dos cosas, sin patentes en estos poemas de línea post­

154 simbolista, que también dejan escu­ enriquecida por nutrientes procedentes char ecos de la música de Lorca y de de la tradición grecolatina ( detrás del : "Si valiese la pena, si Amor mítico cantado en él, tal como supiera, / si todo esto fuera..."; Los dice Pérez-Bustamante, pueden ocul­ buenos días (1954), finalista del premio tarse tanto Dios como Eros, el más Adonáis, prolonga la experiencia de la potente de los dioses, capaz de doble­ Epifanía poética como hecho gozoso. gar al mismísimo Zeus, y vivificar solo Nuevos ritmos y tonos encontramos con su paso la Naturaleza dormida: en estos poemas, algunos de ellos de el tópico helenístico-romano del que corte existencialista. Por primera vez tanto gustaron pintores y poetas rena­ Pilar Paz encuentra inspiración poética centistas); con Del abreviado mar (1957), en los objetos cotidianos del ámbito libro reflexivo y de transición, se des­ doméstico, descubriendo su cara oculta pide de su etapa madrileña. Dividido y trascendente: el poema "Los cubier­ en tres secciones, la calidad de las dos tos" podría considerarse precursor de primeras quizá haya impedido la justa la "La alacena", uno de sus poemas más valoración de la tercera ("De la España celebrados. La realidad es ahora con­ en abril"). En efecto, poemas como templada desde un punto de vista más "Ruinas de Mérida", en el que la poeta crítico: así, el tono sereno y la esperan­ ve en los restos romanos, a la manera zada ilusión mostrada por la joven en de Petrarca, reflejo y permanencia de el monólogo del "Poema de la novia" su antiguo esplendor, más que señales de Mura se convierte en "Aldonza se inequívocas de lo efímero de su pasada casa" en un tono apasionado con el grandeza, incitan al lector a una lectura que la poeta, condoliéndose del estado atenta y reposada de todos los poemas de ignorancia de la mujer campesina, que la integran. intenta concienciarla de que es posible En 1958, Pilar Paz se casa y llevar una vida distinta; su fe en Dios, abandona Madrid para asentarse defi­ siempre inquebrantable y profunda, se nitivamente en Cádiz, donde escribe interioriza aún más, amonestando en sus últimos libros, sus libros de madu­ el poema "El reclinatorio" a aquellos rez: La soledad, contigo (1960), un canto a que no van más allá de las ceremonias su nueva vida; Violencia Inmóvil (1967), externas del culto; Ablativo amor (1955), que tanto cautivó a su tercer libro, de técnica impecable, no y con el que se introduce en la poéti­ carente por ello de profunda emoción, ca del silencio; La torre de Babel y otros es un bello poemario formado por asuntos (1982), poemario arriesgado y dieciocho sonetos llenos de resonan­ rompedor, no bien acogido por la crítica cias de nuestra mejor poesía amorosa del momento por la aparente falta de

155 unidad entre las dos secciones que lo su cíclico retorno, permanece inalte­ componen; sin embargo, creo todo un rable. Sin embargo, la poeta recuerda hallazgo de la autora que tras el poema vagamente, como el alma platónica, "Pentecostés", el canto de celebración que viene de un tiempo atemporal, en por la recuperación de la palabra perdi­ el que a veces se vislumbran fulgores da, con el que cierra la primera sección, de eternidad. Es el tiempo de la infancia dedique la segunda a homenajear a y sus instantes eternos. De ese recuer­ poetas y músicos que, como los hijos de do surge Los niños interiores (2008), su Israel, vagan desterrados en busca de último libro hasta el momento. Es de la tierra perdida, aquella donde habita nuevo un canto jubiloso, un canto de la palabra verdadera, el sonido origi­ esperanza: el canto del retorno en el que nario; Textos lapidarios. La dama de Cádiz. Pilar Paz bucea en su memoria en busca Poemas (1990), se abre con el relato en del eterno presente de la niñez. Eterno prosa de un hecho real que demuestra presente que finalmente encuentra - así que el misterio y lo insondable presiden nos lo deja ver en la prosa poética que nuestras vidas; y sus tres últimos libros cierra el libro- en los plácidos días sin hasta el momento, que a mí me gusta anhelos ni afanes de la vejez, cuando leer de forma unitaria: Philomena (1994), el hombre, cumplido su ciclo vital, solo cántico sereno y jubiloso de raigambre espera retornar, en una nueva y defini­ mística y reflexión metapoética sobre el tiva vida, al lugar que le fue asignado verdadero valor del canto, considerado en la sagrada unidad cósmica. un acorde más que se deja escuchar Hay en la vida de Pilar Paz un en el concierto de la sagrada sinfonía momento decisivo que marca su trayec­ cósmica; por eso -advierte la poeta- toria poética. Situada, como Heracles, "Cantar es lo que importa", cumplir en la encrucijada, el amor omnipotente con la función que nos ha sido enco­ que tan espléndidamente había cantado mendada en el orden universal para y la más profunda de las rebeldías la no romper la armonía: pensamiento llevan a escuchar su verdadera voz y, místico de honda raíz helénica; "Sophia oponiéndose a la opinión generalizada (2003), es un canto elegiaco, un repo­ del grupo de amigos al que pertenecía, sado llanto por la brevedad de la vida tomar la decisión a primera vista más humana: la muerte del esposo amado, cómoda y tradicional; en realidad, la las ruinas contempladas en un viaje a más difícil y valiente para una mujer de Grecia, todos son indicios, dolorosas naturaleza libre como ella: marchar por señales de la fugacidad de la vida del el camino que la conducía a Cádiz para hombre y de los estragos del tiempo convertirse en esposa, ama de casa y sobre sus obras: sólo la naturaleza, en madre, sin abandonar por ello su traba­

156 jo poético, alejada de los círculos donde Claudio Rodríguez Fer, todo se movía y donde ella ocupaba un Tera Blanco de Saracho lugar destacado entre los más jóvenes. y María Lopo Al final, -dividiéndose, multiplicándo­ se- lo ha llevado todo adelante y, como (Ginebra, Saboya, París) Heracles, por la vía más ardua, ha sabi­ Cátedra José Ángel Valente do cumplir su misión de poeta. Universidad de Santiago de Compostela, 2014 Ma PAZ FERNÁNDEZ MONTAÑEZ T'~

Valente vital (Ginebra, Saboya, Parisi

universidade de santiago de compostela

El poeta José Ángel Valente (Ou- rense, 1929 - Ginebra, 2000) alcanzó su madurez vital, intelectual y literaria durante su prolongada residencia como funcionario internacional en la ciudad de Ginebra. A este período habría que agregar, además, su consiguiente estan­ cia en París, también con motivo de su trabajo en organismos internacionales.

157 Toda esta etapa de plenitud crea­ ral que confluye en la obra de Valente, tiva aparece minuciosamente detallada precisamente un poeta sumamente uni­ en el excelente libro Valente Vital (Gine­ versalista. Se trata pues de un ensayo bra, Saboya, París) que acaba de publicar integral donde, gracias a una prosa ri­ la Cátedra José Ángel Valente de Poesía gurosa pero ágil, se deshilvana el com­ y Estética de la Universidad de Santiago plejo mundo valentiano haciéndolo ase­ de Compostela, continuando así la la­ quible a cualquier lector. No hace falta bor ya iniciada por el anterior volumen ni siquiera haber leído a Valente para Valente Vital (Galicia, Madrid, Oxford). disfrutar este libro, puesto que a través Ambas obras, coordinadas por el poeta, de él se percibe la intraliteratura y la in- y amigo de Valente, Claudio Rodríguez trahistoria de mediados del siglo XX. Fer, director de dicha Cátedra, son de­ Valente Vital (Ginebra, Saboya, bidas a experimentados especialistas París) se divide en dos partes clara­ en la investigación y en el análisis de la mente diferenciadas pero al mismo obra de Valente. Así, si el primer volu­ tiempo sutilmente imbricadas, puesto men responde a la autoría de Claudio que tanto la vida como la obra del poe­ Rodríguez Fer, Marta Agudo y Manuel ta se encabalgan en tiempos y lugares Fernández Rodríguez, este se debe a la de Suiza y de Francia. La primera parte labor del primer autor citado, Tera Blan­ titulada "Valente en Ginebra: Memoria co de Saracho y María Lopo. y figuras", y elaborada conjuntamente Gracias a este magnífico recorri­ por Rodríguez Fer y Blanco de Sara­ do por los lugares vitales del poeta, del cho, se ocupa del período posterior a que afortunadamente aún nos quedan la estancia como lector en Oxford de algunas paradas tan importantes como Valente, que se corresponde con su ins­ Almería por visitar, se consigue cubrir talación en Ginebra como traductor de el vacío bibliográfico que existía en tor­ la Organización Mundial de la Salud. no a la vida de Valente. Mas al poco de Además, también da cuenta del afinca­ adentrarse en esta exhaustiva obra el miento temporal de Valente en Collon- lector se dará cuenta de, al menos, dos ges-sous-Saléve, población situada en cosas: que estamos ante una edición de la Alta Saboya francesa, vecina al can­ lujo, con ilustración del cubano Baruj tón de Ginebra. Salinas inclusive, y que no se trata de La segunda parte, titulada "Va­ una biografía al uso sino más bien de lente en París: Fragmentos recupera­ un ensayo cultural integral donde, en dos", a cargo de María Lopo, trata de su más de medio millar de páginas, dis­ las visitas de Valente a París, comen­ curre no sólo la vida del poeta sino todo zando por el deslumbramiento que esta el entramado intertextual e intercultu­ ciudad le produjo en su juventud y las

158 consiguientes conexiones con esta, que objeto, como por ejemplo un paraguas, se intensificaron ya durante el período en casa de Valente para tener una discul­ correspondiente a su instalación como pa para volver a visitarlo (p. 52). director de los Servicios Lingüísticos de Varios apartados de la obra se la UNESCO en la capital francesa. centran en los compromisos ideológicos José Ángel Valente se instaló en de Valente, particularmente con la me­ Ginebra en 1958 como uno de los pri­ moria antifascista republicana, lo que meros funcionarios internacionales apa­ tendrá una notoria repercusión en su recidos en el momento de potenciación obra poética y narrativa. De hecho, su de la ONU en Europa. De inmediato se cuento "El uniforme del General" origi­ encontró allí con muchos conocidos y nará el secuestro del libro en donde apa­ amigos que le facilitaron su asentamien­ reció, y que su autor fuese sometido a un to y que resultaron importantes para su Consejo de Guerra en el que fue juzgado vida, pero también para su obra. Entre en rebeldía, pasando así de ser un emi­ los intelectuales con los que se relacio­ grante intelectual a un exiliado político. nó Valente en Ginebra figuraron espa­ Valente se solidarizó siempre con las víc­ ñoles como Alfonso Costafreda y otros timas de la injusticia, aunque su aporta­ que pasaron por la ciudad más pun­ ción principal a la lucha antifranquista tualmente como los hermanos Juan y fuese más bien intelectual. No obstante Luis Goytisolo, José-Miguel Ullán, Jor­ aquí se relata su participación en nume­ ge Semprún, Carlos Barrai, Rosa Regás, rosas actividades políticas y, sobre todo, Juan Benet, Eduardo Mendoza o Pere su militancia en el Frente de Liberación Gimferrer. Popular. Este aspecto de su vida nos da Muchos de sus contactos en Gi­ una muestra de la excelente coherencia nebra fueron escritores latinoamerica­ vital e intelectual, pero también ética y nos. Allí conoció a Julio Cortázar, a Emi­ estética, que el poeta mantuvo a lo largo lio Adolfo Westphalen, a Mario Vargas de toda su vida, y que lo convirtió siem­ Llosa y a Gabriel García Márquez, entre pre en un escritor maravillosamente li­ otros. Especial importancia tuvo su rela­ bre e independiente. ción con el escritor cubano Calvert Casey Sus relaciones con el exilio cris­ con el que se sintió plenamente solidario talizaron especialmente en las figu­ en su expatriación, además de conside­ ras de Alberto Jiménez Fraud y María rar su suicidio como una forma de exilio Zambrano, a quienes le unió una rela­ definitivo. Entre las múltiples anécdotas ción muy familiar: "en aquella familia que figuran en el libro resulta particular­ adoptiva creada en Ginebra, lejos de la mente entrañable el hecho de que Casey tierra originaria, las amistades fueron acostumbraba a dejar olvidado algún ocupando roles familiares" de forma

159 que resultaron ser "los abuelos Alberto Ambos autores comparten poética y Jiménez Fraud y María Zambrano" (p. metapoética y se interesan por la identi­ 80). Con el primero lo unió lo que él mis­ dad entre filosofía y poesía. Al igual que mo llamó una "conversación sostenida" la filosofía, también la conexión inter­ (p.106). Ahora bien, Valente se relacio­ disciplinar con otras materias aparece nó con otros exiliados como el novelista reflejada en la correspondencia y en las Max Aub y los poetas del 27, como por conversaciones entre Valente y Zambra- ejemplo Luis Cernuda y Jorge Guillén, no, donde abundan las referencias a la con quienes estableció una interesante historia, a la literatura, a las artes y a la relación epistolar ya publicada. espiritualidad: "lo que comenzó enton­ El capítulo más extenso de la ces fue un diálogo bañado por la luz del obra está dedicado a María Zambrano, pensamiento poético" (p. 201). a quien conoce en 1964, y con quien es­ En mi opinión, la dimensión tablece la relación más importante y fe­ más interesante de este volumen radica cunda. En su íntima amistad, la filósofa precisamente en este enfoque integral lo consideraba su "Angel", nombre por que contempla simultáneamente todas el que solía llamarlo, entre otras razones las disciplinas que intervienen en la cul­ por el carácter simbólico de esta figu­ tura y en la vida. Esto se manifiesta en ra. El propio poeta declaró al respecto: la absorción de muy distintos referen­ "Nuestro encuentro fue para mí una re­ tes en su obra, que no se limitan sólo velación y creo que también para ella" a escritores helvéticos, sino también al (p.143). Además, a través de la filósofa, teatro, al cine y a las artes plásticas que Valente entra en contacto con otras per­ contempló en Ginebra, como muestra sonalidades, especialmente con el es­ especialmente el caso de Paul Klee. Por critor cubano José Lezama Lima, quien otra parte, su integración a la dinámica calificó la triple relación de tríada pita­ cultural suiza aparece asimismo a tra­ górica. La propia Zambrano ratifica esta vés de distintos proyectos concebidos conexión múltiple en una carta a Valen- en esa época, algunos de los más impor­ te: "Me disponía a escribir a Lezama tantes compartidos con la pensadora cuando me di cuenta de que te estaba María Zambrano o con el pintor Antoni escribiendo a ti" (p.186). Tàpies. En este libro se relacionan estas Ginebra fue también lugar de experiencias con la poética de la memo­ dolor para Valente, pues allí fallecie­ ria y del fragmento acometida por Va- ron su hija María, a los pocos meses de lente en aquellos años y materializada nacer, y su hijo Antonio, víctima de la en obras como Treinta y siete fragmentos, droga, quizá por ser "tan vulnerable en Interior con figuras y Material memoria. su bondad extrema" como escribió José-

160 Miguel Ullán (p. 342). En realidad, "con bos lados de los Pirineos" (pp. 379-380). la muerte de su hijo Antonio, comenzó Hay que tener en cuenta que, tal la doble muerte de Valente, agonia que como aquí se documenta, Valente man­ aparecerá reiteradamente en su poesía tuvo desde Ginebra una importante co­ desde entonces y durante toda la déca­ rrespondencia con españoles en París da de los años noventa" (p.345). Esta como el editor José Martínez, de Ruedo parte concluye con el decaimiento físico Ibérico, Juan Goytisolo o José-Miguel y la muerte del propio Valente en Gine­ Ullán. Con ellos y con otros intelectua­ bra, quien nunca renunció a la vida y a les españoles y latinoamericanos como la creación: "Porque el auténtico poeta Manuel Azcárate, Aurora Bernárdez, del conocimiento que era Valente no Ramón Chao, Julio Cortázar, Paco Ibá- dejó nunca de serlo ni ante el dolor ni ñez o Saúl Yurkievich, se encontrará ante la muerte" (p. 353). el poeta en París. Según María Lopo, Respecto a París, María Lopo el mundo del exilio parisino propició comienza por explicar el extraordina­ también la integración de Valente en el rio impacto que tuvo tal capital cultu­ hispanismo y en la propia cultura fran­ ral a lo largo de toda la vida de Valen­ cesa. Así lo demuestra su frecuentación te: "Fue espacio de inicial deslumbra­ de librerías, museos y exposiciones y su miento para el estudiante abierto a la presencia en antologías y revistas fran­ vanguardia estética y política, destino cesas. habitual e imprescindible para el joven Figura clave para introducir a escritor afincado en Ginebra, residencia Valente en el mundo editorial francés principal durante su etapa laboral en la fue su íntimo amigo Juan Goytisolo, UNESCO y uno de los refugios del poe­ gran mediador cultural al que la autora ta en su madurez" (p. 365). dedica numerosas páginas. Ya en la pri­ Con muy buen criterio la auto­ mera parte del libro se tienen en cuenta ra caracteriza a París como un lugar de testimonios de Juan Goytisolo respecto encuentros, donde se producen relacio­ a actividades conjuntas tan importantes nes y amistades fundamentales para como el Homenaje a Antonio Machado el poeta. Buena prueba de ello son sus en Colliure en 1959, testimonios com­ relaciones con el mundo del exilio y su partidos con los de Carlos Barrai y José resistencia antifranquista: "El poeta fre­ Manuel Caballero Bonald. cuentó los círculos del exilio y de la in­ Tras el traslado a París de 1981, telectualidad hispánica en París, colabo­ Valente hará gran amistad con algún rando en variados proyectos, tendiendo compañero en la UNESCO como el es­ lazos solidarios y manteniéndose al día critor argentino Juan Gelman. Además, de la actualidad cultural española a am­ París -su río, su cielo y su color gris- in­

161 crementará su presencia en la obra de José Manuel Caballero Bonald Valente. También se detallan en este libro las principales relaciones con es­ Diálogos de la literatura y la pintura critores residentes en Francia, como Ilustraciones de José Luis Fajardo y el poeta judío egipcio Edmond Jabès, prólogo de Juan Cruz Ruiz el escritor de origen occitano Bernard Círculo de Tiza, Madrid, 2014 Noël, el prosista judío marroquí Ed­ mond Amran El Maleh o el traductor francés Jacques Ancet. Concluyendo, convenimos con Caballero Bonald Fajardo Claudio Rodríguez Fer y Tera Blanco de Saracho cuando escriben en la pri­ mera parte de Valente Vital. "La obra y el poema de Valente aluden a la visión de lo invisible, que es, como expresa el «Poesía contra los desahucios poeta a propósito de Klee, lo que tienen de la Razón» La última obra del Premio Cervantes en común todas las artes" (p. 297). Pre­ José Manuel Caballero Bonald, cisamente, hacer visible lo invisible es la Obra Gráfica de José Luis Fajardo razón fundamental de ser de este libro © tan revelador como desvelador, en el se CIRCULO Si TIZA ponen en conexión el pensamiento del poeta y todas las artes que confluyen en Anatomía poética su obra. No en vano el propio Valente dejó dicho, tal como recoge María Lopo en la segunda parte del volumen: "Para mí tiene el máximo interés la comuni­ cación con las otras artes. Place tiempo Curioso libro para los seguido­ que he llegado a la conclusión de que la res y lectores de José Manuel Caballero materia última con la que todos trabaja­ Bonald, no sólo por la extraordinaria mos es la misma" (pp. 508-509). Justa­ edición a cargo de Círculo de Tiza, sino mente de esa misma materia está hecho también por el conjunto de textos reco­ este Valente Vital (Ginebra, Saboya, París). pilados y agrupados bajo el indicativo Estamos, pues, ante una obra de arte. título Anatomía poética. Diálogos de la literatura y la pintura. En esta obra, apa­ recida en una edición poco habitual por CRISTINA FI AÑO su belleza, se combinan textos — con diferentes y atinadas disposiciones en

162 la página, lo cual marca un sello tipo­ meditativa. «El retrato que le pintó gràfico muy llamativo— e ilustracio­ Velázquez a Góngora viene a ser nes, con tapa dura y de una austeridad como la culminación paradigmática proverbial, imponiendo una elegancia de todo un proceso de auscultaciones que convierte al volumen, antes que todopoderosas en la vida» (p. 020). nada, en un objeto artístico, y como tal Una postura de pose pero al mismo muy recomendable para los biblióma­ tiempo de arrogancia, desafío al que nos. Para comprender su origen habría mira, como dándonos a entender que que remontarse a un libro anterior, nos está mirando también, y que somos mucho más breve y hoy día inencon- el cazador cazado. Estos personajes trable titulado Los personajes de Fajar­ no podrían describirse mejor sino do, publicado en 1986 en Santa Cruz con algunas frases del primer texto de Tenerife, también con ilustraciones bonaldiano titulado «Personajes de de José Luis Fajardo, e igualmente ficción y otros no tan reales», que dice con pasta dura, por el Cabildo Insular así, en su inicio: de Tenerife. Un ejemplar ya reserva­ do para coleccionistas. Una rareza al Vienen de los libros, pero ya alcance de pocos. no volverán expresamente a los Sin renunciar al referente, en las libros. O lo harán después de haber imágenes e ilustraciones de José Luis sido encumbrados a un rango Fajardo (pintor nacido en La Laguna, anatómico que se corresponde Tenerife, en 1941), plagadas de enigmas con ese otro irrestricto rango y misterios, observamos una suerte de de la imaginación. Es fácil dolor sanguíneo o pulsión vital que reconocerlos, sobre todo por su apela a las necesidades expresivas más manera de desenvolverse en los básicas del hombre. En el crisol de la extramuros de la realidad. Son los expresión y la representación, en el eje mismos personajes con quienes de coordenadas donde se tocan, en la coincidimos furtivamente en duda del trompe l'oeil, en los fantasmas alguna ilusoria estación del de la mancha, en la generosidad pretérito, y a quienes empezamos de los matices, en sus escritos casi a otorgar ciertos apegos vitales pitagóricos y a veces indescifrables, en según su grado de coincidencia la materialidad sesgada de la imagen, con nuestra propia disposición que sabe que es incompleta, que dice educativa (p. 014) más de lo que dice. Un mutismo que suele callar la boca de sus personajes, Ciertamente en las ilustraciones de que da paso a la reflexión, a la mirada Fajardo abunda la figuración con unos

163 toques expresionistas, deformadores, pasan por el momento desapercibidas. como así reza el texto final de Caballero Pero estos dos volúmenes concitan Bonald: «No sin ser deformada puede también interés por aquellos otros la realidad exhibir sus enigmas» estudiosos de Historia del Arte, no (pp. 0120-0121). El catálogo de las sólo filólogos, tendiendo puentes entre ilustraciones o pinturas, al final, detalla materias —no opuestas en el fondo, las fechas y ninguna es anterior a 2002, sí en procedimientos—, y dotando de por lo que respecto a Los personajes de versatilidad, como en este caso, a una Fajardo posee esa diferencia, ya que trayectoria dúctil, la bonaldiana, que no han sido actualizadas las ilustraciones. se ajusta a ningún patrón establecido: No obstante la repetición de todos poeta, novelista, memorialista, pintor, aquellos textos bonaldianos en este folklorista, flamencólogo, crítico nuevo volumen, que nos ahorramos literario, crítico de la cultura, filólogo, de enumerar o cuantificar, ahora enólogo y etnólogo, actor, etcétera. se añaden al menos dos tercios del Juan Cruz Ruiz (Puerto de la conjunto, rescatando un par de prosas Cruz, Tenerife, 1948), sin duda uno poéticas de Laberinto de Fortuna (1984) de los mejores periodistas —crítico y y de Desaprendizajes (2015), con lo que culto— que quedan en nuestro país, en el resultado que se ofrece no puede su prólogo al libro, titulado «Caballero, ser más novedoso y remozado. Es por Fajardo. Anatomía poética, raya roja del esto sin duda que podríamos hablar de horizonte», nos cuenta cómo conoció un volumen independiente en la obra a José Manuel Caballero Bonald y a poética de Caballero Bonald, si bien José Luis Fajardo en los años setenta, no puede compararse al empaque de y cómo después adoraba Los personajes sus más recientes poemarios, Manual de Fajardo en su edición primera. Cruz de infractores (2005), Entreguerras o De la nos relata de forma amena cómo de naturaleza de las cosas (2012), o el citado la amistad con ambos fue surgiendo, Desaprendizajes. Pero al igual que otro muchos años después, ya en Madrid, libro poco estudiado en la trayectoria la idea de una reedición del libro bonaldiana, Antídotos, con ilustraciones que, andando el tiempo, se convirtió de Juan Martínez y publicado por la más bien en otro libro, ampliado y Diputación de Málaga en 2008, con renovado, hasta ser, digamos, lo que la distancia crítica necesaria estamos ahora podríamos considerar una seguros que serán estudiados segunda entrega de esta amistad de las convenientemente, con la profundidad artes plásticas con las letras. Cruz dice que se merecen. Lógicamente ante la en un momento dado que: «Caballero, magnitud de sus obras mayores, estas es notorio, es un poeta, y Fajardo es un

164 pintor, pero esto no se ve en seguida, de ellos de un carácter de servidumbre pues a la vez Caballero puede ser pintor que, en muchos casos, se aprecia en el y Fajardo poeta» (pp. VII-VIII), con resultado negativamente. No es este lo que se funde en esta frase la fuerza el caso, no mucho menos. El acople textual y argumentativa de las pinturas de los textos con las ilustraciones se de Fajardo, y la capacidad plástica y articula en esos intersticios que deja evocadora de los textos bonaldianos. la prosa poética, barroca, del jerezano, Todo un propósito de intenciones, y en esos contornos difuminados, que podría resumirse, y de resultados nunca parecen acabar, del canario. Hay estéticamente comprobados. De que buscar en los «restos acumulativos, hecho, la conjunción de ambas esferas como residuos exhumados» (p. 030), artísticas es aquí no un diálogo de los o en las «Sustituciones» (pp. 034-035), textos con las ilustraciones, sino que donde se encuentra la imaginación independientemente ambas disciplinas libre, performativa. buscan su coherencia y unidad en el Anatomía poética, subtitulado entramado textual —semióticamente enfáticamente Diálogos de la literatura hablando— que ocupan. La autonomía y la pintura, consta de 27 láminas de garantiza una cohesión de la propia extraordinario interés y belleza, y 43 propuesta, y una solidez de la estructura. textos, prosas poéticas, de las que dos Aunque tampoco deberíamos olvidar tercios han sido escritas ex profeso que Caballero Bonald es también para este volumen, y son por tanto una conocido como pintor y dibujante. Como primicia para los lectores. Baste como tal, los textos de la primera edición, ejemplo este extraordinario «Recurso junto con los nuevos, nos regalan la del fango»: visión de un excepcional artista, en el sentido renacentista, completo, capaz El que padece envidia de interpretar con sabiduría, aunque se asemeja al vesánico. En su no menos conocedor y creador. «Si genealogía se mezclan prebostes se admite que las apariencias casi de distinta condición que han nunca engañan, tampoco sería inaudito logrado abrirse camino entre entrever por estos contornos a algunos sumideros liberales y desagües personajes literarios no explícitamente eclesiásticos y es fama que la evocados, sino implícitos en su propia vida ha sido despiadada con su cobertura» (p. 016). Por lo general, en catadura. Ejerce de francotirador muchas publicaciones de este estilo, en las más testarudas zonas de los dibujos suelen ir al servicio de los la mendacidad y a tales efectos textos, o viceversa, dotando a algunos recrudece la ingesta de falacias,

165 verduguillos, espumarajos, dolos. Ahí se intersectan ambas miradas. Leer Aquejado de frenesí, nunca lo o releer «El generador de sospechas» manifiesta y sólo a veces usa (pp. 094-095) nos pondría sobre aviso de ponzoñas para incrementar de la banalidad de las interpretaciones ciertos condimentos volátiles de y de las opiniones. «Viajeros en acción» la difamación. En condiciones lo expresa claramente: «Los viajeros favorables, tiende a confundir ignoran que el simple acto de caminar el código penal con diferentes acorta la vida» (p. 038). Pero a pesar clases de perfidias y gusta de de eso, el infractor viaja tenazmente recurrir al fango como metáfora y vive con perplejidad estos tiempos para dar a entender que habla incapaces de producir esa sutura de en nombre de otro. No ofrece las contradicciones, este tiempo sin mayores dificultades el hecho de cicatrices. El infractor moral que es desenmascararlo, aunque ello el propio Caballero Bonald, con merezca las más de las veces ser «Pertinacia de águila bicéfala» (pp. 048- tildado de infractor, (pp. 0116- 049), no deja nunca de denunciar a esos 0117) «Patriotas de larga duración» (pp. 056- 057), o que «El necio se asesora de otros Algunas referencias goyescas, necios contiguos» (pp. 090-091). como en «Ventanas para Goya» (p. 017) podrían aportar más datos sobre JUAN CARLOS ABRIL la deformación de la realidad que apuntábamos antes, de estos personajes con matices grotescos o expresionistas, que a veces nos recuerdan a Jovellanos, o a Goethe, pero que en cualquier caso reflejan el diálogo de la Ilustración con el Romanticismo, de las intenciones fracasadas de la felicidad pública frente a la corrosión insondable del yo del individuo. En esa herida romántica de la Ilustración, que es la herida de la modernidad, se halla la huella indeleble de la poesía de Caballero Bonald, de su palabra sanadora, y la crítica de las costumbres —tan españolas, pero también tan universales— de Fajardo.

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