Iglesia De San Miguel Arcángel CELADA DEL CAMINO
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019. Celada del Camino 23/9/09 09:39 Página 865 CELADA DEL CAMINO / 865 CELADA DEL CAMINO Como su apellido indica, Celada siempre ha sido un lugar de camino, aunque la ruta por exce- lencia, el Camino de Santiago, discurre algo más al norte. Se emplaza sobre un rico llano pro- ductor de cereal y en tiempos de abundante viñedo, por donde supuestamente discurría una antigua vía romana que desde Clunia se dirigía a Cantabria a través de Tordómar. Hoy pasa a su vera, casi tocando la iglesia la moderna autovía que une Burgos con Valladolid. Debió surgir a la sombra del importante e inmediato castillo de Muñó, de cuyo alfoz dependía, como manifiesta a fines del siglo XI el monje Grimaldo, hablando de la villa que voca- tur Celata … in territorio muniensis castri est sita. Pero la primera mención que conocemos es bas- tante anterior, aunque dudosísima, y se remonta al año 968, apareciendo en un documento que Martínez Díez considera falso y Zabalza interpolado, y en el que el abad Gómez de Carde- ña, Fernán González y el hijo de éste, Munio, junto con otros personajes, confirman las pose- siones del monasterio de San Adrián y San Miguel de Montorio, a la vez que el conde le otor- ga nuevos bienes en Candemuñó, entre ellos alguna viña en nuestra localidad. No se prodiga mucho en la documentación escrita, aunque se conocen algunos datos como la venta de heredades en que en 1214 hace Rodrigo González de Mesa a don Lupo, “freire del Ospital de la Regina donna Alieno”. Pero la importancia que a lo largo de la Edad Media va adquiriendo el lugar se pone de manifiesto en el hecho de que aquí fue educado el rey Alfonso X, a cargo de la familia García de Sarmiento, que regentaban el señorío del lugar. En agradecimiento el rey eximió a sus habitantes en 1255 de todos los derechos que el casti- llo de Muñó tenía sobre ellos, así como de sayón, fonsadera, serna y portazgo, excepto en Sevilla, Murcia y Toledo, especificando en el documento los motivos que le movieron a este privilegio: “porque don García Fernández e su muger donna Mayor Arias, me criaron e me fezieron muchos seruiçios e sennaladamente porque me criaron en Villaldemiro e en Çelada”. En 1352, según el Becerro de las Behetrías, Celada del Camino era una behetría que tenía por diviseros a don Nuño, a don Pedro, a los hijos de Rodrigo Pérez de Villalobos, a Alvar Rodrí- guez de Aza, a Juan Díaz de Rocafuy “e otros de quien non se acuerdan”. Tiempos más tarde los Ayala tuvieron una casa fuerte rodeada de almenas. Iglesia de San Miguel Arcángel La iglesia de San Miguel tras su cerca almenada NVUELTO TAMBIÉN por una llamativa cerca almenada, el templo parroquial es uno de los mejores ejem- E plos de la arquitectura románica de inercia, en el que sobreviven formas constructivas del viejo estilo en un contexto claramente gótico, como es frecuente en algunos otros monumentos del bajo Arlanzón (por ejemplo en Los Balbases o en Villaldemiro) o en las tierras de Villadiego, tal es el notable caso de Villamorón. Todos estos sitios guar- dan en común el hecho de encontrarse en ricas tierras agrí- colas, que durante el amplio período que va del siglo XIII al XVI construyeron grandiosos edificios, cuyos testimonios más antiguos arrancan precisamente del momento en que el mundo románico se está extinguiendo y se impone con 019. Celada del Camino 23/9/09 09:39 Página 866 866 / CELADA DEL CAMINO Planta Alzado este 019. Celada del Camino 23/9/09 09:39 Página 867 CELADA DEL CAMINO / 867 fuerza la estética gótica. Calificar con un adjetivo u otro a estos templos no es fácil, aunque el peso de lo gótico se deja ver de manera evidente, mientras que son algunos rasgos arquitectónicos los que aún siguen vinculados a la tradición. Esto ocurre en Celada del Camino, donde se levanta una magnífica iglesia construida a base de sillería caliza cuya planta –al margen de los añadidos– conserva la más pura tradición románica, con ábside semicircular, presbiterio recto y una nave articulada en tres tramos, con portada al sur. Con el paso de los siglos se fueron añadiendo distintas estructuras, como la torre que se eleva a los pies, la sacristía vieja y la capilla de la Virgen de la Parra, al norte, y la sacris- tía nueva y la capilla del Cristo al sur, además de las bóve- Fachada norte das de crucería que cubren los tramos de la nave. A primera vista nadie dudaría que nos hallamos ante un característico ábside semicircular románico, dividido en tres calles mediante gruesos pilares de tres cuerpos, y con un ventanal en cada uno de esos paños, con saeteras abo- cinadas hacia el exterior, enmarcadas por arcos de medio punto doblados, sostenidos por columnillas. Pero son pre- cisamente las decoraciones que muestran estos ventanales algunos de los rasgos que nos llevan a pensar en una cons- Cabecera trucción sumamente tardía, vinculada a modelos estéticos que se han introducido en la iglesia del monasterio de Las Huelgas o en la catedral de Burgos y que constituyen lo más notable del primer gótico burgalés. Las arquivoltas, aún manteniendo un arcaizante medio punto, se molduran con profusión de boceles y mediascañas, siguiendo las pautas dominantes del momento en que se están constru- yendo; los capiteles, siempre vegetales, tampoco dejan lugar a dudas sobre su modernidad, con largos tallos rema- tados en rosetillas, hojas de vid o crochets. El largo presbiterio, más ancho que el hemiciclo y divi- dido en dos tramos, no se aprecia con facilidad en los muros exteriores, a causa de los distintos añadidos. Sus extremos debían ir reforzados por contrafuertes, mientras que otro, en el centro del paramento, sirve de separación de los dos tramos que se ven mucho mejor en el interior. En cada uno de los dos lados de su primer tramo tuvo un ventanal, que debieron ser similares a los del ábside, aun- que fueron destruidos en siglos modernos para abrir las consabidas ventanas cuadrangulares. Por lo que respecta al alero de todo este conjunto, de nuevo sigue la tradición románica. La cornisa está moldu- rada con bocel y nacela y los 47 canecillos –algunos muy deteriorados– son bastante simples, generalmente de nacela, a veces lisas pero en ocasiones albergando senci- llos motivos geométricos o vegetales. Los hay con hojas, con bolas, con puntas de clavo, con bocel, pero también hay una serie de ellos figurados, con cabezas humanas o animales, a veces monstruosas o haciendo muecas, a los 019. Celada del Camino 23/9/09 09:39 Página 868 868 / CELADA DEL CAMINO Alzado sur Sección longitudinal 019. Celada del Camino 23/9/09 09:39 Página 869 CELADA DEL CAMINO / 869 que se suma uno de proa de barco. Si analizáramos estas piezas descontextualizadas de su arquitectura no tendría- mos empacho en afirmar su carácter románico, pero lo que resulta evidente es que no son canes reutilizados sino que el alero es tan original como el resto de la cabecera, lo que demuestra también que este tipo de elementos y decora- ciones tienen una larga perduración temporal, acompañan- do en ocasiones a edificios más ortodoxamente góticos. Así pues la valoración cronológica de pequeños restos de cor- nisas, fragmentarios paramentos que conservan algunos canes, o piezas sueltas de este tipo, es labor sumamente arriesgada que en muchas ocasiones puede ser errónea, como sin duda ocurrirá en algunos de los restos recopilados en esta misma obra. En el interior la cabecera está presidida por un retablo que no deja ver las ventanas del ábside, aunque es clara la bóveda de horno apuntado que cubre el espacio, partien- do de una imposta de listel abocelado, nacela y bocel, en gran parte mutilada, pero mejor conservada en el presbi- terio, de donde parte también la bóveda de cañón apun- tado, siendo un modelo que se repite en otra imposta que recorre los muros a media altura. El paso del hemiciclo al tramo recto presbiterial se hace mediante una doble esquinilla a cada lado en cuyos ángulos se acodillan sen- das columnillas, rematadas en capiteles. En la parte norte las dos cestas muestran sendas cabezas masculinas entre hojas de largos tallos facetados, rematados en rosetas, como las que se veían en los ventanales del ábside y que son los motivos que presentan también las dos columni- llas del lado sur. El alargado presbiterio, como ya dijimos, se articula Ventana del ábside en dos tramos, separados por un arco fajón que apea en Fachada sur 019. Celada del Camino 23/9/09 09:39 Página 870 870 / CELADA DEL CAMINO más pequeño; los capiteles de nuevo repiten el tipo vege- tal que reiteradamente venimos describiendo, aunque en el muro sur los capitelillos laterales muestran las habitua- les caras masculinas. En cuanto a la nave, y volviendo al exterior del templo, se pueden apreciar las distintas reformas que ha sufrido en altura, visibles especialmente en su testero, donde aún sobrevive la vieja espadañita, según un tipo que en ocasio- nes albergaba la campana que llamaba a concejo. La parte más antigua se alza hasta los 3/4 de la altura actual y esta- ría sostenida por contrafuertes, después reemplazados o alterados. En el lado norte se aprecia cómo el muro origi- nal –casi de sillarejo– fue recrecido primero con cuatro hiladas de un despiece similar y posteriormente con otras tres mejor escuadradas que sostienen el alero actual, con- temporáneo de esa última reforma. La parte más antigua presentaba en mitad de este paramento septentrional una portadita, que dejó de tener uso al construirse la capilla de la Virgen de la Parra, ya que la oculta parcialmente.