CONTIGOMISMO “Lo que te diría si estuvieras aquí, conmigo”

MIGUEL BENAVENT DE B. PUIG

HTTP://WWW.CONTIGOMISMO.COM

COPYRIGHT: Miguel Benavent de B./CONTIGOMISMO 2009 © 2008 Bubok Publishing S.L. 1ª edición ISBN: DL: Impreso en España / Printed in Spain Impreso por Bubok

LOS TEXTOS E IMÁGENES CONTENIDOS EN ESTE LIBRO SON PROPIEDAD EXCLUSIVA DEL AUTOR. PROHIBIDA LA REPRODUCCIÓN PARCIAL O TOTAL DE LOS TEXTOS E IMÁGENES, SALVO AUTORIZACIÓN EXPRESA DEL MISMO.

CON AMOR, PARA M.T. Y J.S. CON QUIENES COMPARTO SU AMOR, AÚN EN SILENCIO.

PARA QUE PRONTO SEAMOS CAPACES DE SENTIR LO QUE SENTIMOS, SEPAMOS VIVIRLO Y COMPARTIRLO CON VALOR…

…Y SIN TENERLO QUE DEJARLO POR ESCRITO!

INDICE 1. Introducción del autor 2. Un año que se va 3. Nuestros deseos 4. La alegría simple 5. El día después 6. Feliz Navidad 7. A los olvidados de la Navidad 8. Manual para ser feliz 9. Preparando la Navidad 10. ¿Conoces a alguien feliz? 11. ¿Demasiadas cosas para aceptar y entender en un mismo día? 12. ¿La Navidad llega para todos? 13. Amor al segundo intento 14. “Help me”, un proyecto universal y necesario 15. ¿Algún cambio en tu vida? 16. ¿Podemos fracasar con nuestra vida? 17. Blogger hispanohablante recomienda “contigomismo” 18. Amar significa no tener que decir “lo siento” (Love Story) 19. ¿Por qué a tanta gente le entristece la Navidad? 20. El amor de verdad 21. Sentir dolor es inevitable, sufrir es opcional 22. ¿Sufre la mujer el Síndrome de Estocolmo frente a “su” hombre? 23. ¿Te conoces bien? 24. ¿Es justa la vida con nosotros? 25. Un nuevo año 26. Cuanto más buscamos la felicidad, más lejos estamos de ella 27. La mujer y el mundo actual 28. ¿Para ser irremplazable hay que ser diferente? 29. Hay que deseducarse ¿qué significa? 30. No hay verdaderos problemas, solo oportunidades 31. 1º de diciembre: Día mundial del SIDA 32. ¿Estamos lejos de nosotros mismos? 33. Ante las dificultades… esperanza! 34. El cambio en nuestra vida 35. Los obstáculos en la vida 36. ¿Juventud insoportable, desenfrenada y, simplemente, horrible? 37. El amor verdadero 38. ¿Hay realmente algo nuevo baso el sol? 39. ¿Preocupaciones yo? 40. Vive la vida que imaginaste 41. Nuestro hoy de cada día… 42. Para meditar 43. La esencia del verdadero éxito en la vida 44. Si no tomas riesgos, no lograrás mucho en tu vida 45. La búsqueda interior, tarea fundamental en tu vida 46. La asertividad ¿un derecho o un deber? 47. ¿Cuándo el cáncer afecta… al alma? 48. Breve retorno al pasado 49. ¿Lecciones sobre la vida… aprendidas antes de la muerte? 50. Te conviertes en un ser humano cuando aprendes a aceptar y a fluir… 51. Ante problemas emocionales… 52. La depresión… oculta 53. El éxito 54. ¿Nuestros hijos son más felices ahora que nosotros antes? 55. La Educación de nuestros hijos 56. Pensar como un niño 57. Léelo despacito… y disfruta! 58. Para meditar… 59. El sentido de la vida 60. Somos responsables, no culpables! 61. Vaciarse para luego poderse llenar y recibir lo nuevo! 62. Una mirada diferente a la crisis 63. Una nueva vuelta a nuestra vida 64. El rio de la vida 65. Sencillas reglas para ser feliz 66. Nuestros hijos se ven en nuestra mirada 67. Vuelta al cole 68. Debemos volver a nuestro espíritu interno 69. Aprendiendo a vivir 70. ¿Sexo… ecológico? 71. Amistad & amor… ¿virtual? 72. Sueña como si fueras a vivir siempre y vive como si fueras a morir mañana! 73. ¿Hemos cambiado en algo? 74. Mírate y dime si quieres que tus hijos tengan un modelo así… 75. El fracaso matrimonial como aprendizaje 76. ¿Se puede vivir un sueño? 77. Nuestro mundo… propio! 78. Llega el verano… 79. No te impidas ser feliz hoy… 80. Besos que roban el alma 81. Luna llena 82. ¿Música del alma… o para el alma? 83. La gente que no me gusta… 84. Corazonadas 85. El tesoro de la paz 86. Simple, contundente y cierto 87. El otro día me pareció ver a alguien feliz… 88. ¿Son válidas todas las relaciones sentimentales? 89. “Con nuestra leche templada les vamos transmitiendo todas nuestras frustraciones…” 90. La cuestión es nuestra actitud a la hora de enfrentarnos a los problemas 91. Breve, conciso y real, de una madre 92. ¿Es la injusticia del mundo algo tan ajeno al ser humano? 93. La mujer: a través del hombre, está la relación consigo misma 94. Miedo al cambio: Estamos entrenados para repetir la historia, en vez de hacerla. 95. Heroicidad… ¿siempre ajena? 96. Llorar sin miedo 97. ¿Personas eternas… o transeúntes en nuestra vida? 98. Sentir pasión ante la incertidumbre en la vida 99. ¿Qué es la felicidad? 100. 40 años de una revolución ruidosa 101. ¿Hasta cuando una persona ira por la vida con una pesada ancla en el alma? 102. El día de los enamorados 103. El privilegio del paso del tiempo 104. Señales en nuestro día a día 105. ¿Solo una baraja de cartas? 106. ¿Es la vida injusta? 107. La vida no es una coincidencia, es un reflejo de ti 108. No es tan importante lo que sucede, sino nuestra respuesta a ello 109. Antes de morir… 110. Ejemplar declaración de autoestima! 111. Alguien que despierta nuestro sueño olvidado 112. ¿Querer es poder? 113. El extraño placer de vivir lo ajeno… con o sin tomate! 114. El sentimiento de impotencia… y la agresividad gratuita! 115. La felicidad es la diferencia entre lo que creemos en la mente y lo que vivimos en el corazón 116. Los adolescentes de hoy… ¿o de ayer? 117. Una visión peculiar –o no tanto- del amor (1ª parte) 118. Una visión peculiar –o no tanto- del amor (y 2ª parte) 119. La vida no es lo que se ha vivido, sino lo que se acuerda y cómo se acuerda 120. Una poesía inesperada 121. Otra señal inesperada 122. Señales del alma 123. El poder del ahora 124. Aceptar la vida tal y como viene 125. Cuando el amor es nuestro peor enemigo 126. El camino se hace día a día 127. El incierto entorno nuestro de cada día 128. Etapas del auto-despertar 129. Sexo con amor… ¿por qué no? 130. La felicidad sencilla 131. La sensación de libertad 132. La noche mágica de San Juan 133. En septiembre… la rentreé 134. La vida: como te ve, te trata 135. Los niños, nuestro mejor espejo 136. Tristes Reyes Magos 137. Los y las “ex” 138. Luchar por uno mismo 139. Luna llena 140. Más sobre el amor 141. Mirar la puerta mientras se cierra 142. ¿Sabemos realmente sentir? 143. ¿Salud mental? 144. Sálvese quien pueda! 145. Si o no. Guía práctica de cómo tomar las mejores decisiones. 146. ¿Tenemos más miedo a la muerte o a la vida? 147. Vive cada día como una vida entera

INTRODUCCIÓN DEL AUTOR

Este libro es una recopilación de posts del Blog CONTIGOMISMO (http://www.contigomismo.com), con el subtítulo “Lo que te diría si estuvieras aquí, conmigo”. Nació de la necesidad de expresarle a dos personas muy especiales mi día a día en su ausencia y, de paso, intentar ayudarles en su crecimiento personal hacia la felicidad, que sin duda alcanzarán y merecen en su vida, sea yo o no protagonista en ella, aunque siempre será grato compartirla.

Por ello, este libro no es más que un relato de mis percepciones personales -a ratos apasionadas, a ratos desesperadas- de mi vida actual, de mi recién estrenado camino hacia mí mismo! Es como un diario secreto y personal -y ahora ya público e impúdico- que me describe cada día como soy y, sobre todo, cómo siento, con todos los contrastes, paradojas, matices y claroscuros de cualquier persona que está aún aprendiendo a vivir la vida. Tardé demasiados años en llegar a donde estoy, si es que he llegado a algún lugar o momento estelar en mi vida. Probablemente no, porque en mi vida, aún con sus escalones que bajo y subo alternativamente para aprender a vivirla, aún está casi todo por hacer! Seguramente solo he despertado de mi anterior letargo!

Reconozco y me perdono a mí mismo porque durante demasiados años, mi vida ha valido más por lo deseado y soñado en mis escritos -hasta ahora privados-, que por los sueños hechos realidad, lamentablemente. Seguramente era miedo a vivir, aunque siento que ahora –al fin- lo he sustituido por amor! Pero el amor llega cuando menos lo esperamos, pero siempre llega al fin!

Este libro es una recopilación de escritos propios y ajenos, casi diarios, en algo más de un año de mi vida en el Blog. Y, como he dicho antes, están escritos para alguien muy especial que hasta ahora no suele frecuentar mi Blog ni mi vida tanto como yo querría (aunque la esperanza nunca se pierde y al final nos visitará a ambos). Escribir para alguien que no te lee tiene su guasa, pero gracias a estas grandes personas aprendí que amar significa compartir, tener esperanza y gracias a esto experimenté que lo que uno ofrece a los demás, la vida lo devuelve con creces… Así que logré, en poco más de dos años, que mi Blog fuera visitado por unas 50.000 personas (a fecha de hoy) de España y de muchos otros países hispanos. Eso sí es compartir, sin duda!

Lástima, sin embargo, que no pueda compartir sabiduría o conocimiento sobre la vida en estos escritos, lo siento, no soy un maestro, aunque a veces me lo crea. Nadie es maestro de nadie! Puedo, en cambio, compartir energía, sinceridad y amor a quien me lee, así como miles de palabras vacías que intentan explicar lo inexplicable de la vida, de mi vida. Pero te advierto que hasta ahora nadie ha comprado todavía estas palabras como lo que son: una forma de sentir y de vivir la vida, de una manera especial y día a día, siempre preparada para compartirla por amor! Quien avisa no es traidor! Aún así, creo sinceramente que es bueno reconocer los errores personales, explicarlos públicamente, leerlos uno mismo y aprender de ellos. Aunque sea para que el lector –o yo mismo- no los repita y, en caso de hacerlo, sepa las consecuencias.

Una cosa más. Razones para escribir un libro como este hay muchas, algunas explicadas hasta aquí. Pero la más lógica es que algunos lectores amigos se quejaban de la extensión de mis escritos diarios en Internet y la incomodidad de leerlos frente a la pantalla del ordenador. Es verdad, cuando desato mi corazón siempre inquieto y charlatán, éste se desboca y sufro de una cierta incontinencia verbal… y es que tantos años había estado enmudecido! Así es como se entiende que en pleno siglo XXI decida publicar un libro en papel –aun siendo consciente del impacto ecológico que eso significa- que, en el peor de los casos, adornará la librería de alguno de mis lectores. Algunos otros, espero, incluso lo leerán y, de esos pocos, algunos tal vez sean imprudentes y se atrevan a recomendarlo a sus amigos y conocidos, etc. Por si hay alguien de esos locos por aquí, muchas gracias de antemano por su inestimable ayuda para difundirlo…

Por último, algo sobre el libro. Este, espero, será el primer libro del Blog Contigomismo, correspondiente al pasado año 2008, aunque hay algunos artículos anteriores. Los he publicado por orden de caída, es decir, sin atender a las fechas, ni números de página, ni los temas tratados. Supongo que el primero, precisamente cerrando el año 2008 -escrito el 31 de diciembre- es el colofón de un año intenso, mejorable como todos, pero que me hizo lograr dos objetivos personales. Por un lado, fui consciente de mi despertar gracias al amor, después de muchos años perdidos en el miedo. Por otro, consiguió reunir suficientes artículos como para publicar este libro que ahora tienes en la mano. Por si eres reincidente, el próximo libro mío, obviamente, saldrá siempre y cuando siga creciendo como persona, ame de verdad y aún tenga la osadía de seguir explicando lo que siento a quienes, lamentablemente, no tienen aún la afición de leerme, mis mágicas personas (Maite y Joana) que, en diferentes momentos, se ganaron mi amor y este primer libro dedicado… y a todas las especiales personas que, como tú, hoy tienes este libro en tus manos!

Muchas gracias por permitirme compartir mi amor y mis secretos a voces!

Miguel Benavent de B. Contacto: [email protected]

31 DE DICIEMBRE UN AÑO QUE SE VA...

Hoy es el esperado día de Fin de Año. Esperado por muchos y denostado por otros. Una fecha más en nuestra propia historia, esa que hacemos día a día desde nuestro nacimiento hasta nuestra siempre imprevista muerte. Pero es solo una fecha, nada más... según como se mire! Alguien decidió que este fuera nuestro calendario y convirtió este día en algo especial para nosotros. Y el ser humano necesita de estos ritos y costumbres que le sujetan a la vida... para, paradójicamente, acordarnos de que cada día debe ser especial en nuestra vida! ¿Por qué no? ¿Por qué no celebrar el paso de un ciclo a otro nuevo? ¿Por qué no cerrar un periodo y abrir otro con nuevos propósitos e ilusiones? Particularmente aprovecho esta fecha para analizar el ya viejo año vivido...

Y hoy pienso en voz alta...

Lo que ha sido el pasado año...

...un año, sin duda, mágico para mí... después de demasiados años vacíos y rutinarios! ...he aprendido, por primera vez en mi ya dilatada historia, a integrar mi interior con lo que vivo exteriormente! ...he vivido según mi alma me dictaba ...he confiado por primera vez en la vida y en todo lo que ella nos depara día a día... cuando la dejamos fluir! ...he vivido con orgullo ser tal cual soy! ...he sabido ver que, siendo yo, aporto valor a mi vida, a los que la comparten conmigo y al mundo! ...he aprendido a respetarme, entenderme y quererme a mí mismo! ...he pensado, sentido y vivido tal como en cada momento era yo! ...he descubierto que mi felicidad es compartir mi alma con las personas a las que quiero! ...he querido tanto como me ha sido posible a quien se ha cruzado en mi vida! ...he intentado ayudar a quien se ha dejado ayudar! ...me he sabido rodear de personas que enriquecen mi vida en cualquier sentido! ...he podido renunciar a ser lo que creí erróneamente que era o a lo que otros quisieron que fuese! ...he tenido el valor de vivir mi propia vida! ...he aprendido a amar a quien me amó... sintiéndole siempre cerca, aunque no siempre estuvo conmigo! ...me he sentido querido por muchas personas que han pasado este año por mi vida! ...he sabido respetar, entender y querer a cada persona por lo que es... y no por lo que tiene, parece o yo esperaba de ellas! ...he aprendido a no juzgar...para no ser juzgado! ...he sabido crear momentos singulares y mágicos! ...he podido dar y compartir todo lo que soy! ...he sabido recibir... sin haber esperado! ...me he equivocado, pero he aprendido con ello! ...he logrado valorar lo que tenía... en vez de echar en falta lo que me faltaba! ...he sabido ver un gran corazón... a través de una fugaz mirada! ...no he temido ser dañado por alguien o por algo! ...me he concedido el derecho a volver a amar y ser feliz! ...me he dado cuenta de que el Destino lo hacemos paso a paso, día a día en nuestra vida y en cada pequeña decisión! ...he aprendido que no hay mejor lección que el ejemplo que cada uno de nosotros damos a los que nos observan! ...he reconocido que el amor es la mejor manera de conocerse uno! ...he sabido hacer de cada encuentro con alguien algo especial y mágico! ...he comprendido que cada uno de nosotros debe aportar al mundo algo propio para cambiarlo! ...he perdido el miedo a la palabra "amor" y "enamorarme" ...he descubierto que, tanto lo bueno como lo malo que ha sucedido en mi vida, me han permitido llegar al aquí y al ahora! ...he sabido perdonarme y no buscar culpables por lo que he permitido que me sucediera! ...he visto que, con sentido, todo cabe en mi vida! ...he aprendido que hay que saber estar sólo para saber estar acompañado! ...he sonreído a quien se cruzaba en mi vida... sin esperar nada a cambio! ...he sabido llorar para ablandar mi corazón cuando fue herido! ...he entendido, al fin, que la vida no es algo tan serio como pensaba! ...he dejado de planear mi vida para sorprenderme con lo que ella me ofrece cada día! ...he aprendido que la vida es un bien escaso, perecedero y singular... de cada uno! ...he sabido ver que el pasado es pasado, el futuro ya llegará y el presente es todo lo que tenemos! ...he dejado que sea mi corazón quien me guíe a través de la intuición! ...he sabido ver cuando he hecho daño a alguien... sin haberme dado cuenta! ...he aprendido a sentirme parte importante del Universo! ...he reconocido que hay que saber lo que es la oscuridad para valorar la luz! ...he logrado que mi propio trabajo responda a una necesidad del alma! ...he sido consciente de que Dios guía mis pasos desde mi propia alma! ...he sido libre para sentir y expresarlo... aunque a veces solo sea escribiéndolo! ...he valorado tanto la vida... que ya no temo perderla!

NUESTROS DESEOS

Hay algo muy propio del fin de año, además de las 12 uvas, llevar puesta una prenda roja, recibirlo sin cruzar las piernas, comer tal o cual cosa, etc. Y son los deseos. Cada final de año nos entregamos al ritual de pedir 12 deseos -uno por mes- para el nuevo año, haciéndolos coincidir con las doce campanadas que le dan la bienvenida. A algunas personas no les cuesta esbozar doce deseos para su nuevo año; otros, sin embargo, dudan y les es difícil decidirse por doce sueños concretos; algunos otros, los resumen en los consabidos "amor, paz, felicidad y salud", aceptados...

En fin, cada persona tiene sus propios deseos por cumplir y fin de año es el momento de exponerlos abiertamente, haciéndolos o no públicos. Pero quiero traer a colación algo que debería ser común a cualquier deseo que se pretenda. Para eso es seleccionado un clarividente texto del libro "Demian" de Hermann Hesse, publicado por primera vez en 1949 y que le sirvió al autor para ganar el Premio Nobel de Literatura. Aquí el fragmento:

"No debe usted entregarse a deseos en los que no cree. Sé lo que usted desea. Tiene usted que abandonarlos o desearlos de verdad y por entero. Cuando llegue usted a pedir llevando en sí la plena seguridad de lograr su deseo, la demanda y la satisfacción coincidirán en un solo instante. Pero usted desea y se reprocha, temeroso, sus deseos. Tiene usted que dominar todo eso."

LA ALEGRÍA SIMPLE...

Estamos inmersos en la Navidad. Y si algo caracteriza la Navidad es la felicidad de los niños. Estas fechas son el fiel reflejo de lo que sienten los niños. Una alegría simple y espontánea. En este sentido, ya nos valdría a nosotros los adultos aprender de ellos y saber vivir nuestra vida con esa alegría casi permanente, fácil y espontáneamente.

La clarividencia de un niño Una anécdota de estas mismas fiestas navideñas. Mi hijita de 8 años está en una edad en la que empieza a sospechar que somos nosotros los padres quienes hacemos de Reyes Magos y compramos los regalos. En mi caso, le doy sus regalos de Papá Noel el mismo 25 de diciembre, día de Navidad. Los encuentra en el árbol de Navidad que decoramos mi hija y yo en la sala de estar cada inicio de sus vacaciones escolares. Pero este año, en cuanto la fui a recoger a casa de su madre, me comentó "Tendrás que ir a comprar mis regalos de Navidad". Ante mi sorpresa, pero con mi rostro hierático camuflando mi perplejidad, le contesté por qué, si era Papá Noel quien se encargaba de ello. Me contestó que su mejor amiga de clase y ella misma tenía la "teoría" de que eran los padres quienes hacían de Reyes o de Papá Noel. Al ver mi reacción calmada ante su posible descubrimiento, dudó y me comentó que estaría toda la noche en vela para ver si era yo o bien el Papá Noel quien ponía los regalos en el árbol. Llegó la noche y, en contra de su voluntad, cayó dormida en su cama, pues después de un largo día lleno de sorpresas, estaba realmente cansada. Al día siguiente, le desperté para ir al árbol a ver si habían dejado regalos y, como cada año, fue descubriendo y desenvolviendo cada uno de ellos con una indescriptible cara de ilusión y de sorpresa, como cada año! No volvió a mencionar su "razonable teoría"...

Un año más logré que la magia de la Navidad envolviera el más mágico momento del año en la vida de un niño! Una vez más La Navidad se convirtió en un enigmático día en que "alguien" premiaba su buen comportamiento durante el año, dejándole regalos bajo el árbol de Navidad! Ni que decir tiene que, mucho me temo, este será el último año mágico, pues con un año más de edad y su creciente certeza, harán que el próximo año ya no dude de quiénes son los Reyes Magos o el Papá Noel. Sin duda fue, de nuevo, un precioso y mágico momento!

Lo esencial frente a lo accesorio Los niños solo ven... y creen lo que ven. O creen lo que quieren ver. En el momento de ver y abrir sus regalos, lo más importante fueron sus regalos (valga la redundancia)... y no tanto lo accesorio, es decir, quién los había puesto en el árbol! A esta edad, mi hija aún no quiso creer que éramos sus padres quienes hacíamos los regalos. Pero a medida que crezca, la certeza aumentará, el sentido común se impondrá, lo que disolverá la imaginación y fantasía que ella ponía en este mágico momento. Seguramente, como nosotros hemos aprendido a hacer, el próximo año cambiará su perspectiva de lo "esencial" (los regalos y la ilusión que despiertan) y pasará a ser más importante lo "accesorio", es decir, cómo y cuándo han llegado los regalos hasta allí! Y eso, lamentablemente, le privará de su ilusión por recibirlos y por disfrutar de ese singular momento! Y yo lo notaré en su sonrisa! Pero ese es un proceso natural... y, lamentablemente, imparable en el crecimiento del ser humano! Y es lo conveniente, pues ella deberá aceptar día a día su vida y las diferentes circunstancias que ésta conlleva... y dará más importancia a "controlar y buscar razones" a esos sucesos, que a vivir la misma esencia de sus sentimientos y emociones. Sin duda, año a año, "su niño interior" irá dando paso al ser adulto que llegará a ser algún día, seguramente antes de lo que nosotros sus padres imaginábamos o quisiéramos. Pronto empezará a creer más allá de lo que ve y su sistema de creencias estará condicionado por lo que ve en nosotros, lo que oye por ahí, lo que le da confortabilidad y seguridad... y lo que conviene al mundo de los demás. En una palabra, irá dejando de ser ella y será más "lo que debe ser"... y no tanto "lo que en realidad es". Sus pensamientos, sus sentimientos, sus actos se adaptarán a "lo que toca"... y tendrá la recompensa de que nosotros, los adultos, premiemos este avance, su corrección y su capacidad de responsabilidad y de control frente a lo que hace, dice y piensa.

Nosotros Pero levantemos un poco nuestra mirada y mirémonos a nosotros mismos como adultos. Seguramente este proceso de pasar de ser "niño" a "joven" y de éste, a "mayor", ya está olvidado en nuestra dilatada memoria. Ya hemos vivido muchos años y hemos demostrado sobradamente nuestra capacidad de adaptación y aparente control a nuestro mundo ajeno. Pero, por el camino, hemos dejado partes de nuestro ser esencial que nos costará recuperar... y de esa vuelta atrás dependerá en el futuro nuestra felicidad o infelicidad!

Vuelta a lo esencial. Hoy yo llevo ya años intentando recuperar "el niño" que llevo dentro, pues solo él puede aportarme esa casi perenne, fácil y espontánea capacidad de ver la esencia de lo que ocurre en mi vida, lo que me procura la alegría que hoy yo tanto necesito para vivir mi vida y, sobre todo, entenderla, dándole un verdadero sentido. Lo anterior, lo aprendido, lo correcto, lo conveniente, lo propio de un adulto... ya me ha traído hasta aquí... pero, paradójicamente, el coste ha sido olvidar lo esencial de la vida: mi satisfacción por ser y sentir... o sea, mi propia y verdadera felicidad. Nos guste o no admitirlo, la "presunta madurez" no nos aporta felicidad! Y ese es el gran descubrimiento de la edad adulta, aunque llega cuando llega! Supongo que hay que perderse... para luego encontrar el verdadero camino! Y eso no es más que recuperar lo esencial que permanece oculto tras el ego, la complacencia o la vanidad. Si tenemos valor, tras éstos encontraremos, sin duda, la alegría casi perenne, simple y espontánea de cualquier niño... entre otras muchas cosas más que perdimos por el camino, como la felicidad, el amor, el entusiasmo por la vida y, como consecuencia de todo ello, recobraremos una vida más plena, pues entonces todo ello será más consciente y no basado en la ingenuidad! Es entonces cuando todo lo relativo al ego -el prestigio, el reconocimiento, el pretendido éxito, etc.- perderán su preponderancia en nuestra vida... para volver a dejar paso a nuestro "yo interno", lo esencial, o sea la alegría de vivir y de deslizarnos espontáneamente y sin miedo por una vida basada en la verdadera capacidad de amar y de ser feliz... de un niño!

EL DÍA DESPUÉS...

Aunque en Catalunya el día 26 de diciembre es la fiesta de San Esteban, en otros sitios hoy es el fatídico día después de Navidad, un día laborable más! Han pasado los grandes ágapes familiares, en los que se ha derrochado el cava, el marisco, los turrones navideños y los pertinentes dulces y licores. Los niños han zarandeado con sus sonrisas, tal vez incluso han cantado villancicos y algunos han recibido con una sonrisa los regalos de Papá Noel. Las calles permanecen desiertas, aunque los containers de basura están repletos a rebosar de papeles, cajas y cartones, mudos testigos de la alegría consumista. Todo vuelve a la normalidad hasta que, días después, lleguen los Reyes Magos de Oriente, que traerán más regalos a los niños de cada casa. Los papás quizás volverán a su rutinario trabajo y las mamás intentarán reponer fuerzas para continuar días después las fiestas. El primer sprint está superado!

Los comercios volverán a abrir sus puertas engalanadas con gadgets de Navidad en sus escaparates iluminados, repletos de juguetes y otros miles posibles regalos. Los barrenderos recorrerán la ciudad limpiando sus calles y recogiendo los restos de felicidad esparcidos en forma de papeles multicolores, cintas rotas y celofanes arrugados. Los hasta hoy rostros de felicidad se habrán tornado cansinos, ojerosos e incluso algo melancólicos con la vuelta a la insufrible rutina... La ciudad vuelve a su pulso, a su tráfico casi cotidiano... pero las luces, adornos y guirnaldas seguirán luciendo y recordándonos que este día es un simple tránsito hacia el resto de las fiestas. Algunos aprovecharán para cargar sus vehículos de familia y de equipaje para huir de la ciudad hacia las montañas nevadas, en las que tal vez practicarán el esquí. Otros, reemprenderán sus compras para preparar los insaciables Reyes; algunos otros estarán pensando en hacer ya el equipaje para celebrar con un viaje la próxima entrada del nuevo año...

Pero, como quien no quiere la cosa, habrá pasado un día de Navidad más! Y ya son 48 los que yo he vivido envueltos en artificial felicidad y un exceso de familia! Y, como en casi todos, detrás de la alegría hay una cierta pena, los años pasan y la felicidad no vive con nosotros cada día! Vuelven los tiempos difíciles, el trabajo insatisfactorio, las caras lánguidas por la calle, los horarios apresurados, los pagos y los cobros, las prisas, la apatía... Y ¿qué queda de toda esa exultante felicidad navideña? ¿Y de sus siempre buenos deseos? ¿Y de sus miles de promesas? ¿Y de la presunta espiritualidad y recogimiento de estas fechas? ¿Y del amor? Como cada nuevo año, todo se ha desvanecido este día después... ¿o no del todo?

25 DE DICIEMBRE ¡FELIZ NAVIDAD!

A alguien quizás le sorprenda que un día como hoy publique casi un Epitafio. Pero es que, a veces, para nacer a la vida hay que morirse un poco! Y eso hice yo hace ya unos años, cuando escribí este texto. Entonces me sentía apretado por la vida... y decidí que esa no era vida, aunque casi todos aprendamos a vivirla así! Debía nacer de nuevo, abandonando lo anterior, renaciendo a una vida nueva. Y eso es -o debería ser- siempre la Navidad!

“Mi vida está cambiando. Ha entrado mi alma. Y ella me exige mucho esfuerzo, pero me siento cansado. Hoy, cerca de la mitad de mi existencia, me cuesta seguir levantándome, andar.

Por mi vida han pasado muchas cosas, unas que merecía por desobedecer a mi alma y otras que, seguramente, nadie merece vivir. He sabido luchar, siempre salir adelante… y sin faltar a mis valores, sin dejar de ser coherente con mi manera de ser y con mis principios. Quizás soy demasiado especial, porque la vida me ha hecho así. Demasiado maduro en mi juventud malograda. Demasiado simple en mi madurez. Siempre a destiempo! Pero aún así aprendí a sonreír a la vida, por dura que ésta fuera. Porque tal vez no hubo más dureza que el castigo de sentirme siempre solo, alejado de un entorno que apenas me conoce y, mucho menos, me entiende. Aprendí a buscar mi felicidad en esos momentos cotidianos que todo el mundo ignora y hallé en ellos mi diaria dosis de amor hacia la vida. También supe pronto que la felicidad es un camino efímero y que la perdemos cuando intentamos cogerla y ponerle nombre. Hay que vivirla cuando nos sorprende, cuando nos visita. He intentado ser siempre sincero conmigo mismo y con los demás, pero aún así frecuentemente me he equivocado conmigo mismo y con los otros. Pero he reconocido siempre mis errores y he intentado aprender de ellos. Mi orgullo nunca me entorpeció. Quise a las personas que me han rodeado, cuanto me permitieron. Seguramente a alguna también le hice daño con mi excesiva firmeza o en mi lento aprendizaje. Supe amar cuanto me dejaron amar, pero el amor es algo a lo que renuncié para encontrarme, sin saber que no hay mejor manera de encontrarse que amando. Mi error vital fue considerar al amor como un lujo que no merecía! Pero aún así, aprendí que el amor necesita de voluntad, libertad y respeto hacia uno mismo... para compartirse. Y también fui capaz de querer anónimamente a personas que nunca me quisieron; descubrí que querer a alguien no es siempre ni necesariamente recíproco; querer a alguien es simplemente prestar atención a una persona, descubrir cómo es en realidad y ofrecerle todo eso que sabemos puede hacerle feliz... y creer firmemente que por ella misma llegará a serlo! Amé por la satisfacción de hacerlo o de sentirlo, sin esperar algo a cambio. Aprendí también a vivir de y para los sueños. En ellos vi la vida que siempre hubiera deseado. Y luché por ellos cuanto pude, lo que me ayudó a ver siempre mi futuro con ilusión. Y supe contagiar con esa ilusión a los que me rodeaban, en mi vida, en mi familia y en mi trabajo. Almacené recuerdos, ilusiones y sueños no vividos para algún día lograr hacerlos realidad. Y, a ser posible, compartirlos con alguien a quien amar y que, a la vez, supiera amarme por lo que era. Aunque nunca busqué a ese alguien, tan solo esperaba encontrarlo. Aún así, aprendí a disfrutar de la soledad, huyendo de la compañía gratuita, vana y empobrecedora. Supe encontrar compañía incondicional en la música, en los bellos rincones y en los momentos brevemente felices que fui capaz de crear. Descubrí a Dios en la naturaleza, mientras me buscaba a mí mismo en maravillosos parajes.

Esa fue mi felicidad cotidiana, sencilla pero plena. Aprendí también a identificar mis sentimientos, a expresarlos y a compartirlos con quien los entendía. Ahorré energía no explicándolos a quien no vive ni conoce sus propios sentimientos. Supe encontrar a las grandes personas que se cruzaron en mi vida. Las admiré y aprendí de ellas cuanto pude. Siempre envidié a quienes mueren habiendo completado su vida, que no son todos. Ayudé siempre cuanto pude a quien me pidió auxilio, lo mereciera o no. Aprendí a ver el corazón de las personas en su mirada, descubrí siempre brillo en ella cuando permitieron que lo viera y aprendí a desoír sus palabras vacías. Ya adulto, descubrí el alma, esa que hoy me ilumina y marca mi camino hasta la muerte. Creo que el destino lo marca el Alma, siempre que le dejemos manifestarse con sus señales y no dudemos que nos conduce a la felicidad. Y, efectivamente, mi alma me trajo al fin el amor... aunque hoy mismo esté temporalmente lejano, pero lo siento siempre conmigo! Tarde, pero me di cuenta que el Amor de verdad existe... lo supe ver en una hermosa y fugaz mirada! Pero también aprendí que para vivirlo, hay que ser valientes!”

Este ya antiguo texto mío no deja de ser un alegato a la vida. Porque si algo tiene la Navidad es un Nacimiento a la Vida! Un nacimiento a nosotros mismos y a nuestra propia vida! Y, precisamente este día, algo tan importante como rememorar cada nuevo año nuestra humana esencia divina! Ese Dios que hoy se hace hombre -que comparte con nosotros nuestra propia Alma, desde nuestro interior- y que más tarde deberá morir para resucitar a la Nueva Vida! Y es esa esencia humana y divina precisamente lo que debe guiar nuestra vida, lo que nos hace responsables de lo que somos, sentimos, pensamos y obramos en ella! Y es la Felicidad la que nos muestra claramente si estamos renaciendo de verdad a nuestra nueva vida o, en cambio, muriendo en ella...

Te deseo una Feliz Navidad... renaciendo a la vida que tú eres capaz de crear, amar, vivir y compartir!

24 DE DICIEMBRE A LOS OLVIDADOS DE LA NAVIDAD...

... A todas esas personas que tienen a sus seres queridos demasiado lejos! ... A los que el día de Navidad dormirán en un banco de cualquier estación de tren! ... A los niños que, desde una cama de hospital, sonreirán a sus compañeros de habitación! ... A todas esas personas que trabajarán para que otros podamos celebrar la Navidad! ... A esas mujeres y niños que pasarán ese día en una tienda de campaña en algún campo de refugiados por cualquier país! ... A esos despatriados que, en un cayuco, una patera o una balsa, un día como hoy morirán soñando llegar a una nueva Tierra Prometida! ... A esas madres que trabajan en el servicio doméstico y tienen a sus hijos muy lejos de aquí! ... A esos niños que no oirán las canciones de Navidad ni verán sus luces multicolores! ... A todas esas personas amigas que nos dejaron hace ya tiempo y que, desde donde estén, celebrarán sus navidades con nosotros! ... A todas las personas con Alzheimer o alguna otra dolencia mental que no se darán cuenta de que ya es Navidad ni con quien están! ... A los solitarios y desahuciados que pasarán estas fiestas recostados en la barra de un viejo bar! ... A los encapuchados de Guantánamo que no podrán siquiera disfrutar de los Derechos Humanos de los que tanto hablamos los demás! ... A los miles de niños que morirán desasistidos ante el hambre y el sida en un mundo solidario! ... A los que temen amar de nuevo! ... A los que temen más a la vida que a la muerte! ... A los que sueñan cerrar sus ojos y volverlos a abrir en otro mundo más bello y tolerante! ... A los que apenas les quedan razones para sonreír a la vida! ... A los que se olvidaron de vivir... y no se atrevieron a morir! ... A los que están siempre lejos... pero amándonos en silencio! ... A todos aquellos que celebrarán su Navidad ayudando a los demás! ... A esas personas que nos quieren... sin saberlo decir! ... A los que se sienten víctimas o culpables... y sufren por ello! ... A los que reparten Amor y Felicidad a los demás y que no esperan que llegue la Navidad para hacerlo cada día!

FELIZ NAVIDAD, FELIZ RENACER CADA DÍA, CON MUCHA PAZ, AMOR Y FELICIDAD! MANUAL PARA SER FELIZ

En Navidad todo el mundo se llena la boca hablando de Felicidad. Pero deberíamos tener en cuenta algunos aspectos básicos de la Felicidad:

1- La Felicidad nace mientras estás ocupado haciendo otras cosas con pasión! 2- Pretender la Felicidad como objetivo en sí mismo, es perder el tiempo! 3- Mucha parte de la Felicidad te viene del corazón! 4- La Felicidad va y viene! 5- La Felicidad es un cara a cara emocional... contigo mismo! 6- La Felicidad no es automática 7- La Felicidad no es la respuesta ni la solución... a tus problemas!

Algunas frases importantes:

"No existe deber más importante que el deber de ser feliz" R.L. Stevenson

"La Felicidad depende exclusivamente de nosotros" Aristóteles

"La Felicidad se da cuando lo que piensas, dices y haces están en armonía" Gandhi

"La Felicidad es tener a alguien a quien amar, algo que hacer y algo que esperar" Proverbio chino.

"El objetivo de nuestra existencia es encontrar la Felicidad" Dalai Lama

Qué hay que dejar de hacer si quieres ser más feliz ("Tu plan para la felicidad", Carmel McConnell, Ed. Pearson, 2008):

1- Fruncir el ceño 2- Dejar que el día lo decidan los demás... 3- Estar convencido de que la gente te va a decepcionar... 4- Decirte cosas horribles de ti mismo... 5- Preguntarte por qué los demás siempre saben más que tú... 6- Ignorar a los demás porque estás muy ocupado... 7- Ser perezoso con las reglas básicas (salud, bienestar, etc)... 8- Pensar a menudo en tus equivocaciones y en cómo has arruinado tu vida... 9- Pedir dinero y favores a tus amigos... 10- Obsesionarte con las cosas que odias...

PREPARANDO LA NAVIDAD...

Se acerca la Navidad y, a pesar del alboroto de fiestas, comidas, encuentros, compras y regalos, deberíamos aprovechar la ocasión para reflexionar sobre lo que tenemos en nuestra vida. A fin de cuentas, la Navidad es nacer, nacer de nuevo a la vida! Intenta saber lo que tienes. Te invito a que reflexiones un rato... ¿Soy una persona amada? ¿Soy solvente? ¿Gano lo suficiente para vivir? ¿Están bien mis seres queridos? ¿Tengo una salud relativamente buena? ¿Tengo hobbies o actividades que me divierten? ¿Soy capaz de cubrir mis necesidades básicas? ¿Dispongo de un lugar donde vivir? ¿Tengo para comer? ¿Tengo un trabajo estable?

Tres breves consejos...

1- Permítete más felicidad en tu vida 2- Empezar. ¿Qué podrías hacer aquí y ahora? 3- Continúa hasta ser más feliz!

¿CONOCES A ÁLGUIEN FELIZ?

Más de una vez he afirmado que creo firmemente en la felicidad simple, sin esfuerzo por conseguirla. Como la de un niño que sonríe cuando se siente bien y alegre ante la vida. Pero para disfrutar de esta felicidad, uno debe estar preparado, no le llega a cualquiera y en cualquier momento. Seguramente bastará con no esperarla, no buscarla desesperadamente... tan solo acogerla cuando nos sorprenda súbitamente en algún instante en nuestra vida. Pero para que sea así, debemos saber qué es la felicidad, haberla deseado y estar dispuestos a vivir un sueño, Nada más! Pero eso no es siempre fácil, exige un trabajo previo y necesario: saber verla, saber y querer vivirla y tener voluntad de compartirla con los seres queridos. Y eso, a veces, exige valor! Valor para dejar atrás lo perseguido, lo planificado por nuestra mente errónea que nos engaña continuamente haciéndonos creer que está en su mano ofrecérnosla... a cambio, seguramente, de dominarnos como siempre lo ha intentado.

Pero siempre llega ese día en que, voluntaria o involuntariamente, tropezamos con ella... nos sorprende gratamente... incluso nos asusta porque poco tiene que ver con lo que habíamos pensado o tal vez nos habían explicado de ella! Y es que la felicidad es nuestro Destino, singular e inmutable, el de cada uno de nosotros... aunque para llegar a él debamos perdernos antes, aprender qué es la infelicidad... para después descubrirla a un golpe de vista... a través de una mirada sincera, un gesto mudo, un breve e inesperado instante o en ese rincón olvidado al azar por nuestra vida ordinaria y aplastante. Pero en una milésima de segundo la reconocemos... y ya la echamos de menos apenas tenerla entre nuestras manos! Y si dura poco es porque otra felicidad aún más plena está preparándonos para su majestuosa llegada, aunque seguramente también lo hará en silencio, de sopetón, y sin avisarnos!

Pero el hecho es que pocas personas afirman ser felices, inmersos en las tinieblas de la vida cotidiana y opaca... Y es que, para conocer la luz, hay que haber vivido en la sombra, en la oscuridad más temida. Y ella estará allí, cerca nuestro, agazapada esperando a que sepamos verla y tengamos el valor de vivirla!

Hay una magnífica canción del cantautor catalán Joan Manuel Serrat que relata -algo irónicamente- la aparición accidental de la felicidad en la vida, la de una persona cualquiera y, a priori, no especialmente dotada para ella... aunque es quizás por eso que se le aparece radiante un buen día, en la calle, de cualquier manera... excepto como la había soñado!

"UNO DE MI CALLE ME HA DICHO QUE TIENE..." Joan Manuel Serrat (ÁLBUM "EN TRANSITO")

Uno de mi calle me ha dicho que tiene un amigo que dice conocer un tipo que un día fue feliz.

Y me han dicho que dicen, que dijo que se tropezó en la calle con un sueño y se entretuvo, y desde entonces no estuvo para nada ni para nadie.

Y a salvo de su conciencia estrenó nuevas sensaciones y asombrado, comprobó que le iban bien.

Y me han dicho que dicen, que dijo que recreándose en la suerte de ese sueño que atrapó, pegó un grito y se escuchó por primera vez.

Era un hombre como cualquiera: ignorado, desorientado, contaminado como cualquiera, aburrido, desconocido y poco atrevido donde lo hubiera.

Y dicen que creció de tal modo que llegó a alcanzar las estrellas, que se sonrió con razón como lo hacen los bobos sin ella.

Y uno de mi calle me ha dicho que tiene un amigo que dice conocer un tipo que un día fue feliz.

Uno de mi calle me ha dicho que han dicho las autoridades que pasó el peligro, que todo está bajo control, que se trataba de un caso aislado, pero no obstante recomiendan que se tomen precauciones, que quien lo prueba una vez sueña en reincidir.

Si usted es un hombre como cualquiera: ignorado, desorientado, contaminado como cualquiera, aburrido, desconocido y poco atrevido donde lo hubiera, no vaya usted a crecer de tal modo que llegue a alcanzar las estrellas, que se sonría con razón como lo hacen los bobos sin ella.

Que uno de mi calle me ha dicho que tiene un amigo que dice conocer un tipo que un día fue feliz.

¿DEMASIADAS COSAS PARA ACEPTAR Y ENTENDER EN UN SOLO DÍA?

Reconozco que, de vez en cuando, nuestra vida, en su día a día, me conmueve y, a ratos, me exaspera. En pocas horas, una reciente amiga ha sido súbitamente cesada en su empleo después de muchos años en su trabajo; mi hijita de 8 años se enfrenta a la realidad teniendo que entender urgentemente y aceptar que hay cosas "irreversibles e ingratas" en la vida; otro buen amigo está buscando trabajo a una edad en la que no es fácil encontrarlo; una mujer amada intenta con tesón enderezar su vida maltrecha por una historia mal vivida para poder amar de nuevo; mi ex-mujer ha perdido su nuevo y flamante empleo; otra amiga está luchando por no perder la salud en un respingo; un mal llamado indigente anónimo durmiendo en una sucursal bancaria junto al cajero automático; en el semáforo de la gran ciudad cosmopolita y moderna veo como un joven hace de malabarista para ganarse la vida entre automóviles nuevos y suntuosos... y caras de indiferencia; oigo perplejo la conversación de un mal tratador en el pasado que pasa a ser maltratado por su vida… Demasiadas cosas para aceptar y entender en un solo día ¿o es simplemente que nadie me dijo que las viviría en mi propia vida?

Frecuentemente, cuando esto sucede, me reúno conmigo mismo y pienso en una hermosa canción de Joan Manuel Serrat que habla sobre la vida, nuestra vida... Porque ella me recuerda el sentido de todo lo que sucede y de lo absurdo que es ir en su contra... en vez de fluir con la propia vida, pues es seguro que, tras cada uno de esos pequeños acontecimientos y percances, hay siempre algo que aprender para llegar a donde tenemos que ir, nos cueste o no aceptarlo! Nuestro Destino, el de cada uno!

DE VEZ EN CUANDO LA VIDA JOAN MANUEL SERRAT (ALBUM "CADA LOCO CON SU TEMA")

De vez en cuando la vida nos besa en la boca y a colores se despliega como un atlas, nos pasea por las calles en volandas, y nos sentimos en buenas manos; se hace de nuestra medida, toma nuestro paso y saca un conejo de la vieja chistera y uno es feliz como un niño cuando sale de la escuela.

De vez en cuando la vida toma conmigo café y está tan bonita que da gusto verla. Se suelta el pelo y me invita a salir con ella a escena.

De vez en cuando la vida se nos brinda en cueros y nos regala un sueño tan escurridizo que hay que andarlo de puntillas por no romper el hechizo.

De vez en cuando la vida afina con el pincel: se nos eriza la piel y faltan palabras para nombrar lo que ofrece a los que saben usarla.

De vez en cuando la vida nos gasta una broma y nos despertamos sin saber qué pasa, chupando un palo sentados sobre una calabaza.

¿LA NAVIDAD LLEGA PARA TODOS?

La Navidad llega para todos, es verdad. Pero, a veces, hace patente una triste realidad. Y no me refiero a los millones de personas en todo el mundo que no podrán disfrutarla bajo techo, comprando regalos, paseando por las calles engalanadas o haciendo felices con su sonrisa a los seres queridos. Esta vez es de otra Navidad de la que quiero hablar. La de mi vecino...

Hace unos meses cambié mi residencia a un pequeño ático dúplex con amplias terrazas, en una población cercana a Barcelona ciudad. En el piso de abajo, al parecer, vive una pareja de unos 50 años de edad, con un hijo y con la madre de ella. No los conozco personalmente, apenas me he cruzado un par de veces con ellos por la escalera del inmueble! Este verano pasado, cuando las ventanas de mi casa estaban permanentemente abiertas o desde la terraza de mi casa, constantemente oía discusiones conyugales y disputas en un tono más que agresivo, con insultos y descalificaciones constantes del hombre hacia su mujer o su suegra. "Eres una imbécil y esta familia es un desastre por tu culpa" "Tu hijo es un desgraciado..." "Usted no se meta, abuela, esta es una discusión entre la hija de usted y un servidor, su marido..." y otras conversaciones similares... Llegué incluso a cerrar la ventana de mi sala de estar para dejar de oír tales improperios! Reconozco que, cada día más, me duele la violencia gratuita entre seres humanos! Si uno fuera mal pensado -o simplemente intuitivo- no tardaría en darse cuenta de la agresividad constante que se destila en esa vivienda... A veces la intolerancia y el maltrato doméstico del que hablan a diario en los medios de comunicación está justo al lado nuestro!

Hace un par de días, bajando por la escalera algo llamó poderosamente mi atención. En el pomo de la puerta del piso de mis vecinos habían colgado un adorno navideño. Una dorada corona de flores navideñas con cintas de colores, también doradas. Pero la vida envía frecuentemente señales de nuestra realidad... aunque no siempre sea cómodo ni fácil captarlas y entenderlas! Y en este caso, en la misma puerta de mi vecino me dí cuenta de que la alfombrilla de la entrada a su piso estaba del revés y se leía un paradójico "sodinevneib sogima"... o sea, "Bienvenidos amigos" al revés, pues solo se podía leer así cuando se salía de la casa! Y es que seguramente para los habitantes de esa vivienda la vida presuntamente feliz empezaba justo en el momento de cruzar el umbral de la puerta hacia la calle...

Aún así, al pasar frente a la puerta de mi vecino pensé lo lejana que estaba la Navidad y el espíritu navideño de ese hogar y de cómo las tradiciones y los gestos navideños artificiales sobrepasan la realidad misma de la vida ordinaria para muchos seres en nuestro mundo! También pensé qué bien haría la gente siendo simplemente cordiales con su entorno más cercano el resto del año, en vez de simular ese amor temporal que no sienten por los demás ni hacia la propia vida!

Y es que la Navidad exalta sentimientos y, a la vez, los camufla. ¿Provoca sentimientos contradictorios... o simplemente resalta los que hay en cada uno de nosotros y en nuestro mundo, donde la agresividad es la estrella que guía a muchas personas, con el falso argumento de ser mejores y más competitivos en un mundo violento y vanidoso? ¿No es la Navidad un tiempo en que deberíamos renacer nosotros como personas? ¿Dónde está, pues, la tan esperada y celebrada Navidad? ¿Solo dentro de nuestro hogar... o solo fuera de él?

AMOR AL SEGUNDO INTENTO...

Si hay algo necesario para poder amar es la libertad. Y en este contexto, ser libre significa estar libre de ataduras. Aunque a priori parezca un contrasentido, estar libre de ataduras es no tener condicionantes históricos y flaquezas internas que nos impidan ser tal y como somos!

Todos queremos amar. No conozco a nadie que afirme rotundamente no querer amar o a quien no le guste el amor... o sentirse amado. Pero, como suelo afirmar, demasiada gente utiliza el amor como válvula de escape de sus propias sombras: la soledad y el ejercicio gratificante -y supuestamente recíproco- de darse al otro. También los hay "enamorados del amor", que buscan desesperadamente alguien a quien amar. Pero eso no es amor. Huir de la soledad es refugiarse en la soledad del otro... para intentar hacerse compañía! Seguir los rituales del amor es solo echar de menos esos gestos ilusorios de querer y, a se posible, sentirse querido por alguien ajeno. Pero en ambos casos, uno intenta escapar de sí mismo para distraerse en un amor de simulacro!

Crecer juntos. Porque amar de verdad exige antes amarse a uno mismo, es decir, respetarse, comprenderse y quererse a uno mismo. En fin, lo mismo que debiéramos exigir al otro para considerarnos amados! Cuando uno ama a alguien ansía con intensidad darle lo mejor de uno mismo... no solo compartir sus complejos, flaquezas e incertidumbres! Seguramente no hay nadie libre de éstas, pero aunque el amor es un camino cierto hacia uno mismo, primero deberíamos identificarlas, para luego tener la voluntad compartida y recíproca de irlas solventando en el propio camino con el ser amado. Ambos deben construirse a sí mismos, uno gracias al otro, el otro gracias al uno!

Amores sin amor. Tal vez así no veríamos tantas emulaciones del amor entre seres descompensados, relaciones superfluas y temporales, parejas faltas de equilibrio y equidad, donde uno es más y el otro, siempre menos; así el amor no sería un trámite temporal que empieza en la pasión y acaba en la rutina. Porque el crecimiento mutuo que debería siempre procurar, dura toda la vida. Ese amor verdadero no admite protagonistas y espectadores, maestros y alumnos, dominantes y sumisos... sino dos personas enteras dispuestas a ser y a crecer conjuntamente! ¿Qué vivimos como amor... hasta ahora? Posiblemente escasas veces hemos disfrutado de un amor verdadero en nuestra vida. Seguramente ninguna, aún está por llegar! Es un privilegio que requiere suficiente madurez y amarse a uno mismo primero. Hasta cierto momento de nuestra vida hemos compartido con alguien nuestro tiempo, sentimientos, deseos, ilusiones, esperanzas de algo eterno... pero escasas veces hemos compartido lo único y más importante que ahora tenemos: Nuestro ser auténtico! Podríamos decir que esas experiencias previas que tanto nos han marcado -e incluso nos han hecho sufrir- en nuestra vida han sido meros ensayos, pruebas fehacientes para aprender qué no es el amor para nosotros y cómo no sentirse amado de verdad. Siento ser tajante y posiblemente cruel afirmando esto! ¿Tantas lágrimas ante un simple experimento? ¿Tantos años perdidos para llegar a saber qué no era un amor verdadero ni eterno? ¿Qué sentido tienen, entonces, los recuerdos, el sufrimiento vivido cuando finalizó... o ese hogar que un buen día construimos juntos, con sus enseres, sus niños, sus gestos cotidianos?

Ya preparados para el nuevo amor. Sí, todo eso fue necesario, precisamente, para saber qué no es el amor verdadero! Y para poder acoger al amor verdadero cuando venga a sorprendernos! Porque, de entrada, nos parecerá el mismo que sufrimos o muy parecido, pero habrá que saber ver que este de ahora es un amor que se basa en lo que soy y quiero realmente en la vida... mientras que el otro -el pasado- se basaba en lo que creí un día ser y en lo que me enseñaron a esperar de mi vida! Y la diferencia es sustancial: el anterior dependía de mi capacidad de adaptarme al otro, de trabajar para mantenerlo cerca y se sostenía -seguramente- gracias a no ser tanto yo mismo; el de ahora, contrariamente, me exige ser yo y serlo más y mejor cada día, junto a la persona amada y singular con la que el amor fluye!

Llegará en silencio... sin anunciar su llegada! Ese nuevo amor, exige predisposición (un momento y un lugar), química y enamoramiento como el otro, pero se reconoce fácilmente porque vemos en el otro todo aquello que amamos en nosotros mismos y que somos incapaces de verlo sin el ser amado... aún teniéndolo! Y ese nuevo amor nos hace felices precisamente porque nos hace llegar a ser más nosotros mismos (por eso fluye) y menos lo que se supone que somos! Claro que este nuevo amor no vendrá precedido de cantos de sirena ni músicas celestiales. Habrá que descubrirlo en una fugaz mirada, en un gesto mudo y sincero que hará desvanecer todos nuestros malos recuerdos del erróneo amor vivido y sufrido hasta entonces, que hará resonar en nosotros esa paz interior que nos procura la dicha, esa amigabilidad cómplice y que despertará esa aletargada esperanza de volver a amar y a sentirnos amados... de verdad y como realmente merecemos!

"HELP ME", UN PROYECTO UNIVERSAL Y NECESARIO!

Hace unos días tuve el placer de conocer un nuevo y revolucionario proyecto llamado "Help me", de la mano de su creador, el reconocido compositor, artista y productor musical, escritor y coacher, Jesús Yanes. Reconozco que me impacto la persona y, como no podía ser de otra forma, su historia, sus proyectos profesionales y, sobre todo, su nuevo e incipiente proyecto personal, "Help Me". Fue en una cena en un acogedor restaurante del Barrio Gótico barcelonés cuando me lo presentó nuestra común amiga Fabienne, mujer siempre sorprendente, enigmática y con lo que yo llamo capacidad de crear "conexiones mágicas", algo tan necesario en este mundo nuestro despersonalizado y demasiado aséptico. Reconozco mi falta de humildad, pero hoy ya no me deslumbran las personalities reconocidas de este mundo, pero conocer a Jesús rompió mis moldes y tuve la singular sensación de que será un referente amigo en mi vida, como pocos... siempre que él acepte serlo, claro! Y es que, tras su espectacular carrera profesional y sus indudables cualidades de multifacético Leonardo Da Vinci, supo sorprenderme con un perfil humano y accesible, difícil de encontrar en la fama y, por qué no admitirlo, en nuestra propia vida!

Como he mencionado, su proyecto personal "Help me" está dotado de todo lo que una gran persona como él puede aportar a este mundo loco y que tanto necesitamos los demás. Contiene un concepto humano, universal y trascendente impecablemente expuesto a través de la música (mayormente... cómo no, proviniendo de quien proviene) y de un sello personal, exento de artificios y demagógicos elementos de adorno. Pero este recién nacido proyecto tiene -como debe ser todo lo importante en nuestra vida- un objetivo muy ambicioso y un no menos loable sentido. Crear un cambio de consciencia humana y colectiva! Para lograrlo, necesita de nuestra participación masiva y activa, en y con todos los sentidos. En el nuevo mundo de Internet hay un concepto innovador pero que responde a algo tan básico, humano y democrático como es el llamado "Wisdom of Crowds", algo así como "el poder del pueblo", es decir, la soberanía del pueblo para decidir lo que quiere o no para su mundo y su vida". E indudablemente "Help Me" se basa en ello e, insisto, su éxito requiere de nuestra participación multitudinaria, proactiva y continuada para llegar a crear esa nueva consciencia humana que hagan de nuestro mundo algo mejor y humanamente habitable!

Te invito a que visites la Web de "Help Me" y, de la mejor manera que sepas y puedas, nos ayudes a difundirlo y participes en él en la medida de tus posibilidades! http://www.movimientohelpme.org

¿ALGÚN CAMBIO EN TU VIDA?

"En la peor de las fortunas se encuentran las mejores oportunidades de realizar un cambio feliz" Eurípides (Grecia, 480-406 a.C), poeta.

"Me gustaría ser la persona que habría querido ser, pero que nunca fui" George Bernard Shaw (Irlanda, 1856-1950), escritor, premio Nóbel de Literatura en 1925. Palabras dichas en su lecho de muerte.

"Sé el cambio que deseas para tu mundo" Mahatma Gandhi (La India, 1869-1948), pensador y político. "Mahatma" en sánscrito significa "Gran Alma" ¿PODEMOS FRACASAR CON NUESTRA VIDA?

"La trajedia de la vida no es la muerte, sino que nos dejamos morir por dentro mientras aún estamos vivos" Norman Cousins (USA, 1915- 1990), escritor y humorista.

"La mayor derrota personal que puede sufrir un ser humano está constituída por la diferencia entre lo que uno podía haber llegado a ser y en lo que realmente se ha convertido" Ashley Montagu (1905-1999), antropólogo y humanista.

"Demasiadas personas pierden más tiempo centrándose en sus flaquezas que en potenciar sus capacidades. Al concentrarse en lo que no tienen, descuidan los talentos que sí poseen. Los grandes personajes tomaron tiempo de averiguar cuáles eran sus cualidades innatas, esas cualidades especiales que los hacían únicos, y pasaron el resto de su vida refinándolas y ampliándolas". "Existe una diferencia entre simplemente existir y vivir de verdad. Existe una distinción entre simplemente sobrevivir y medrar de verdad". Robin S. Sharma (USA, 1964), escritor y conferenciante. BLOGGER'S HISPANO HABLANTE RECOMIENDA EL BLOG "CONTIGO MISMO"

CONTIGO MISMO... El Coaching al parecer llegó para quedarse a nuestro Círculo, y bienvenido sea, tanto como cualquier otro tipo de solidaridad, física, espiritual y mental, variedad de males nos afectan en este presente extraño que vivimos, que más bien pareciera ser antesala de algo más grande, y algunos tenemos el presentimiento de quede alguna manera tenemos que estar preparados para ese "algo"...este tipo de blogs contribuyen en gran medida a esto, la búsqueda de el equilibrio que nos permita encarar de otra manera el hoy, el día a día, y el porvenir. Se presentan así:

BIENVENID@ AMIG@NO SABEMOS CÓMO SOMOS REALMENTE, LO HEMOS OLVIDADO CONEL PASO DEL TIEMPO. NUESTRA IDEA DE NOSOTROS MISMOSDEPENDE DEMASIADO DE NUESTRAS CREENCIAS IMPUESTAS, PENSAMIENTOS CADUCOS Y VIVENCIAS FORTUITAS. Y HAY QUEREVISITARSE UNO DÍA A DÍA... PERO EN POCAS OCASIONES ESTAMOSCON NOSOTROS MISMOS. SE HA DE TENER VALOR PARA HACERLO YRECONOCERSE A UNO MISMO... ANTES QUE LA PROPIA VIDA NOSPONGA EN EL BRETE DE SABER CÓMO SOMOS REALMENTE Y DECIDIRCUAL ES EL CAMINO PARA LLEGAR A SER FELICES. SIN DUDA LA VIDANOS OFRECE LA OPORTUNIDAD DE PODER SER FELICES EN EL HOY...SIEMPRE Y CUANDO SEAMOS CAPACES DE APRENDER DE NUESTROPASADO Y DE NO PERDER NUESTRO TIEMPO EN PLANIFICAR NUESTRO FUTURO!

ATRÉVETE A TOMAR UN CAFÉ CONMIGO...TE ACERCARÁS A TI MISMO!

LAS FOTOGRAFÍAS QUE VEAS AQUI SON REALIZADAS POR MÍ Y REFLEJAN LO QUE SIENTO TRAS LA CÁMARA DE FOTOGRAFIAR CUANDO CONTEMPLO LA VIDA, ESTÉ DONDE ESTÉ.

LO PUEDES ENCONTRAR EN: http://www.contigomismo.com/

Visítalo, no te vas a arrepentir.

PUBLICADO POR MR BLOG. 6/12/2008, 9:17

AMAR SIGNIFICA NO TENER QUE DECIR "LO SIENTO" (LOVE STORY)

Hace ya casi 20 años, en plena juventud rebelde, escribí un libro "de ironía con mensaje" llamado "El plan de Marketing Femenino" (reeditado de nuevo en http://www.bubok.com), sobre las relaciones de pareja y el matrimonio. Aunque hoy las cosas han cambiado mucho -así como mi punto de vista sobre este y otros muchos temas-, me gusta revisar las nociones que ya entonces barajaba y comprobar que -ironías aparte- muchos de estos asuntos son aún vigentes en nuestra vida. Seguramente mi visión parecía un tanto catastrofista por aquel entonces, pero basta ver los resultados años después de los entonces muchachos y muchachas solteras y sus posteriores lances matrimoniales para darnos cuenta de que la realidad supera con crecer la ficción. Hoy, lamentablemente, trato a mujeres de todo tipo y condición que corroboran mis peores presagios de entonces. Y muchas de esas mujeres -actualmente maduras esposas, mujeres separadas y/o madres ejemplares- aún hoy padecen las consecuencias de sus anteriores relaciones inmaduras, insanas y, a la vista de lo vivido, en algunos casos incluso dañinas. No pretendo ironizar sobre este serio problema, aunque años atrás utilizara un tono algo jocoso. Seguramente ya entonces intuía el resultado! Hoy solo espero que esas mismas mujeres hayan aprendido la lección y hayan decidido firmemente llegar a ser felices...!

Aquí un fragmento del mencionado libro. Perdona de antemano lo extenso del texto. Amar significa no tener que decir lo siento, demasiadas veces...

Si este final del siglo XX se caracteriza por algo, es por su constante "puesta a punto" y autocrítica, lo que hace nacer nuevos códigos de conducta que intentan explicar o solucionar los errores históricos de la humanidad. Así nace "el código de la asertividad" (de Manuel J.Smith, en su obra "Cuando digo no me siento culpable"). En él se proclama el derecho(para mí, la necesidad) a: "pedir lo que queremos, ser nuestros propios jueces; no dar razones ni excusas para justificarnos; no considerar la responsabilidad que nos cabe respecto a los problemas del otro; cambiar de parecer cuando creamos necesario; cometer errores y ser responsable de ellos; decir no lo sé; no complacer a los demás sacrificando nuestros intereses; no tener que adivinar (si nuestra pareja quiere algo, que lo pida), y por último, no ser perfectos". Como vemos un compendio de fórmulas mágicas para que funcionen las parejas y los matrimonios actuales. (...)

La mujer, siempre según el hombre. Quizás debamos, en un principio, volver atrás y dar una vuelta más por la mente masculina para ver qué piensa él de la mujer y en qué debe cambiar tal concepto para poder empezar a hablar de pareja, o matrimonio, feliz. La mujer, para el hombre, es un mal menor, agradable, pero un mal menor. Es una fortaleza a conquistar y como tal, un ejercicio para que el hombre pueda demostrar su ego insaciable, su potencialidad como varón. Muchas veces (más de las que debería), el prestigio de un hombre se basa tan solo en su capacidad de atraer y conquistar a una mujer. Otras, sin embargo, es el prestigio social y/o profesional de él lo que atrae a las mujeres. (...).

Claro que el Currículum es el Currículum... y algunas mujeres disfrutan y siguen exigiéndolo. Pero el varón también conoce (o cree conocer) las contrapartidas que la seducción de mujeres le acarrea: No podrá caer en la tentación de negociar o, mejor dicho, beligerar con las armas de ella (el sentido común, la razón, el ingenio, el sentimiento, el instinto, la sensualidad), sino que deberá hacerlo desde sus "puntos fuertes", los atributos que difieren al hombre de la mujer, o sea la fuerza bruta, la sinrazón, el poder despótico auto-otorgado, la competitividad, la rivalidad injustificada. Y además ha sido capaz de crear un mundo artificial y masculinizado que le potencia... El hombre hablará con socarronería de que él es el rey, el centro de la pareja (y del Universo, cómo no), el conquistador, el seductor coronado... Relegará a su compañera al papel pasivo de conquistada, seducida (¿quieres ser mía? ¿deseas que te posea?), complacida, discípula, como mero vasallo de la corte masculina. El es el Sol, ella, la Luna que no brilla por sí misma. El completo y autosuficiente, ella incompleta, adaptable y sumisa...

¿La luna brilla si hay sol? Y cuánta razón tiene él, a la vista del panorama femenino actual (en general, pero gracias a Dios con honrosas excepciones): muchas mujeres, la mayoría, han sido programadas desde su infancia a aceptar ese rol, el de ser "castradas" emocionales sin un hombre cerca para que les convierta en mujeres-esposas-madres.

Pero la vida de la mujer, con lo que entraña de experiencia sorprendente, de insatisfacción emocional, además de la inmadurez evidente de muchos hombres que pasan y pasarán por su vida, la siempre educadora maternidad o la búsqueda incansable de la felicidad como fin único, enseña a ésta que la lección sutilmente inculcada (y lo que es peor, aprendida), su rol adjudicado, no es más que una farsa, un juego burlesco y cruel que les aparta de ellas mismas, o lo que es peor, de su capacidad de ser algún día felices.

¿POR QUÉ A TANTA GENTE LE ENTRISTECE LA NAVIDAD?

Como cada año, pronto aterrizará la Navidad entre nosotros. Un año más! Hoy, casi 15 días antes, las calles ya están engalanadas con guirnaldas y luces navideñas que decoran establecimientos, fachadas, calles comerciales y ventanas de viviendas. Y tras esa alegría impuesta y perenne de cada año, hay otra Navidad sin regalos, ni paquetes en los containers, sin sonrisas de niños que van de aquí para allá, sin música de campanillas, ni árboles de Navidad! Ese esa otra Navidad real, de personas que, en estas fechas, más que nunca, se sienten solas, desvalidas ante un mundo ostentoso y ajeno que les presiona y les impone una alegría de celofán y de empalagoso dulce de leche. Miro a esa gente que deambula por la calle haciendo compras y más compras, como si el mundo y todo lo que hay que consumir antes de morir tuviera prisa por acabarse. Escaparates de ensueño reflejan una cierta tristeza y melancolía que a todos nos invade. Y es que, a pesar de ser unos días de reencuentros familiares y diversión disfrazada de risa, es en estas fechas cuando muchas personas se sienten solas ante la aparente felicidad ajena y programada. Son días hipersensibles, donde no sentir está penalizado... celebrando que el resto del año uno está inerte y resignado!

Hay quien afirma que en el Cosmos reside todo lo disponible para nuestra vida y es nuestra alma inquieta -a través de la voluntad- la que escoge qué deseamos para vivir nuestra vida. Así, en esos retales de felicidad esparcidos por el inmenso Cosmos hallaríamos todo lo que encontramos a faltar en nuestra vida: el amor, la felicidad, la armonía, la paz... Todas esas cosas, lamentablemente, más deseadas que reales en nuestra cotidiano día a día y que, cuando las vemos representadas en una película, un libro, una poesía, una escena vivida, un recuerdo o simplemente en un dulce sueño, se despiertan emociones ocultas que nos conmueven... y, súbitamente, nos invade un sentimiento de tristeza y melancolía! Y es que el alma sabe bien lo que echa en falta en nuestra vida y se entristece al ver que muchas personas, aún teniendo un alma rebelde, la desoyen por miedo a incomodar o a ser y sentir demasiado como ellos mismos. Porque la vida -como dijo alguien en una clásica y fantástica película, describiendo un lugar- "es un maravilloso lugar para vivir... pero eres demasiado joven para morir aquí y no crear tus propios recuerdos! EL AMOR DE VERDAD...

"Las piedras se separan por el corte del sable, las almas se unen para toda la eternidad".

Shingen, Takeda (1521-1573), fue uno de los más prestigiosos daimios que lucharon por el control de Japón durante el periodo Senoku. 詳細プロフィールを表示

SENTIR DOLOR ES INEVITABLE. SUFRIR ES OPCIONAL

Hace un par de días me hallaba en una cena y a mi lado estaba sentada una atractiva y simpática joven. Cómo no, entablamos una amena conversación sobre la vida. Me comentaba que nuestra común amiga -quien convocaba la cena para celebrar su aniversario- tenía una especial forma de ver y entender la vida, desde un punto de vista un tanto mágico y guiada por algo superior que le sugería continuamente qué decisiones debía tomar en su día a día.

Mi vida, hoy Eso me hizo reflexionar sobre cómo abordo yo hoy mi propia vida. Como le decía a mi atractiva compañera del ágape, esa manera de vivir la vida no puede inducirse ni contagiarse. Cada uno vive la vida como sabe y puede, dadas sus circunstancias personales y su historia. Pero sí puede cualquier persona buscar y encontrar un sentido a lo que vive, aunque quizás no cambiar lo que acontece en su día a día... Y eso significa entender y aceptar que, en la vida, debe haber felicidad e infelicidad por real decreto y en partes iguales, porque es parte de la vida aprender y ambos son necesarios para crecer como persona. Pero lo que sí se puede -y yo hoy lo entiendo como un privilegio de los valientes- es llevar el placer y el dolor con dignidad, pues ambos forman parte de la esencia humana. Y eso, una vez iniciado el camino de la madurez y en honor a la verdad, hace que sea la vida en sí la que cambie, así como todo lo que hasta entonces fortuitamente pasa en ella. Pues, sorprendentemente, es la libertad personal la que nos permite elegir entre sentirnos bien o sentirnos desdichados ante cualquier suceso presente o pasado. Y esa es, precisamente, la clave de lo que vivimos, su mismo sentido! Pienso -y siento- que esto otorga una manera diferente y particular de cada uno de vivir y disfrutar de la vida. Si uno escoge concentrarse en las penurias, la vida no cesará de ofrecerle situaciones para justificar su triste elección, por errónea que parezca. Si, en cambio, uno elije alegría, la vida, por el mismo principio, le brinda oportunidades para sentirse feliz. A cada uno la vida le da lo que busca y ofrece. Ese es nuestro gran poder!

Reconozco que últimamente más de uno piensa que estoy iluminado o enajenado, que transito mi vida de una manera ilusoria y, a la vez, peligrosa, dejando que sea ella quien me lleve por donde crea que deba llevarme hacia mi propio Destino. Es posible que tengan algo de razón esas gentes que incluso sufren por mi y mi aparente desvarío, como lo es también que, sin haber cambiado mi vida radicalmente, he aprendido a vivirla con amor y sin miedo! Y eso, créeme, te da una sensación de sabiduría y de satisfacción difíciles de explicar, pero fáciles de vivir! Nada que ver con la falsa sensación de control y de seguridad que la mente impone y que hasta ahora padecía en mi vida! Hoy cualquier suceso, por inesperado y asombroso que éste sea, tiene su explicación para mí, lo que me ayuda a transitarlo con curiosidad, sorpresa y con ganas de aprender la lección que siempre trae consigo! ¿Es eso la libertad? Y ese sentimiento único y gratificante tiene poco que ver con la resignación, indiferencia o temor con que la gente normal vive su vida, pues así nos han enseñado a hacerlo! La diferencia es haber optado consciente y voluntariamente -lo que no es siempre fácil ni cómodo- por creer en mí mismo y en vivir la vida tal y como viene, sin contradecirla, sin asustarse y con la esperanza ciega puesta en que ésta nos aporta precisamente lo que necesitamos para llegar a nuestro hogar interno, ese que la gente busca desesperadamente fuera de sí... y no encuentra porque está oculto donde menos esperamos encontrarlo... en nuestro interior! Y ese sí que es un sentimiento y una visión de la vida que puede compartirse y difundirse a quien, un cierto día y por el motivo que sea, se cruza en mi camino y, al oír mis palabras, las empieza a ver y a sentir como suyas, reencontrándose conmigo como un viejo amigo!

¿SUFRE LA MUJER EL SÍNDROME DE ESTOCOLMO FRENTE A "SU" HOMBRE?

Sé de antemano que este será un tema polémico... y, por qué no admitirlo, una provocación hacia las mujeres que conozco! Perdón de antemano por, aparentemente, frivolizar sobre este tema tan grave! Para quien no lo recuerde, el Síndrome de Estocolmo es, según la Wikipedia, "una respuesta psicológica por el que la víctima de secuestro, o persona detenida contra su propia voluntad, desarrolla una relación de complicidad con su secuestrador. En ocasiones, los prisioneros pueden acabar ayudando a los captores a alcanzar sus fines o evadir a la policía". En otras palabras, el "cariño" y/o "apego" que sienten las víctimas ante su verdugo o "carcelero". Las matizaciones en este tema y su similitud a ciertas (demasiadas) relaciones de pareja, son evidentes. En el caso de la mujer en sus relaciones sentimentales, la persona es "detenida por su propia voluntad", bajo los efectos temporales de enajenación mental, mal llamado enamoramiento. Y es que, como siempre digo, el amor (y el enamoramiento, por ende) no puede ser totalmente ciego y siempre debe basarse en el crecimiento personal (o sea, en tal como son ambos) y nunca en la desdicha o la adicción a una persona determinada. Por favor, no llamemos amor a cualquier cosa! Supongo que algo tiene que ver con el tesón de las féminas a buscar el amor... o, lo que es peor, su empecinamiento en intentar cambiar o redimir al ser amado... aunque sea un hombre! Pero el tiempo pasa... y el presunto enamoramiento y esperanza en el cambio va desvaneciéndose en la rutina!

Y, lamentablemente, deja secuelas... Una de las más evidentes es la resignación ante los hechos, es decir, en muchos casos, la pérdida de autoestima de la mujer para luchar por sus sueños! Me gustaría incidir en ese aspecto de la mujer abnegada (una mayoría, al menos), normalmente de una cierta edad y sea cual fuere su estado "civil", casada o separada... sobre todo evidente en su prolongada relación matrimonial, ante otra nueva relación o en el inicio de una nueva vida, muy frecuente después de una ruptura sentimental. La mujer de una cierta edad (diría que a partir de los 40) suele tener, a mi entender, una carencia importante y demasiado común, que es su falta de autoestima (fe en ella misma), lo que, en la mayoría de los casos, supone su mayor desdicha. Seguramente su castrante educación clásica y temprana como "digna esposa y madre de los hijos de su futuro y codiciado marido" le han hecho históricamente renunciar a su manera de ser y de sentir. Con el tiempo, a fuerza de doblegarse (efecto del mencionado Síndrome) ante su "estimado hombre" le ha hecho aprender a vivir clandestinamente sus experiencias y sentimientos más profundos... y todo eso en la "soledad" de la pareja o, a lo sumo, con la complicidad de sus hijos, si los tiene. Diría que incluso se ha acostumbrado a no decir, pensar ni sentir algo no conveniente... y se ha habituado a sobrevivir a su hombre, aprendiendo a no reclamarle más de lo que éste ofrece.

Te aclimatas o te acli... mueres! Podríamos afirmar que la mujer ha acomodado su original e idealizado concepto de pareja y del amor a lo que quizás ha malvivido como tal con su pareja... y no a lo que realmente deseaba y había soñado siempre! Y si ha tenido la fortuna (con perdón) de liberarse (aunque sea con lágrimas) de su claustrofóbica, insatisfactoria e insana relación sentimental, esa mujer adaptada ya no cree en el amor y lo teme cuando encuentra a un hombre que -de verdad- la quiere como es ella realmente! Siente miedo de vivir algo que siempre había soñado... pero que, en su día, renunció a vivir y a dejar de buscar! Y esa nueva y necesaria esperanza ante su propia vida y su derecho a vivir un nuevo amor, obviamente, solo se consigue siendo capaz de perdonarse por haberse olvidado de sí misma, para después valorarse por lo que es (y no por lo que tuvo que ser) y volver a luchar por lo que merece! ¿TE CONOCES BIEN?

Muchas personas creen conocerse bien, pero basta un acontecimiento nuevo, extraordinario y/o externo imprevisto para "dislocar" el concepto que tenemos de nosotros mismos. Y entonces, ante tal suceso, nos sentimos extraños, perplejos... y sentimos miedo! El concepto que tenemos de nosotros mismos está demasiado basado en las experiencias vividas y en los atributos que los demás, históricamente, nos han otorgado... y nosotros en su día interiorizamos sin filtrar. Y ese concepto puede hacer honor a la realidad personal nuestra... o no! Es por ello que conviene reconocerse bien uno mismo. Y este es un proceso que dura toda la vida! Como suelo afirmar, una vez alguien (por la circunstancia que sea) hace el "click", el camino es largo, apasionante y sin posible retorno! Y este camino se hace viviendo, meditando y permaneciendo atentos a lo que sucede en nuestro día a día, sin analizar mentalmente quiénes somos y qué querríamos o no en nuestra vida! ¿Para qué? Cuando uno se conoce a sí mismo es capaz de reconocer sus puntos fuertes y sus puntos débiles (como persona, se entiende) y esto le permite trabajar sobre ellos. Como consecuencia, este autoconocimiento da confianza para abordar un mayor número de circunstancias, tanto beneficiosas como aparentemente adversas. El primer efecto en este vital camino es saber los límites de uno mismo (mucho más amplios que los que, a priori, aceptamos hasta entonces) y, como consecuencia, nos permite vivir más intensamente nuestra vida, lo que no implica en ningún caso apurar al límite y entrar en riesgos no asumibles, humanamente hablando. Por decirlo de alguna manera, estaremos más dispuestos a aceptar y a no temer lo que la vida -queramos o no- nos brinda día a día... pero sin la peligrosa y conveniente abnegación, resignación o renuncia, virtudes cuestionables que -cultural, ideológica o religiosamente- nos han impuesto!

¿Cómo lograrlo y cuáles son sus efectos? En cualquier caso, se trata de una tarea individual y que no admite plebiscitos públicos con otras personas, por cercanas que éstas sean. Hay que entender que la gente de nuestro alrededor solo conoce lo que nosotros hemos - consciente o inconscientemente- mostrado de nosotros mismos. Y lo mostrado -como hemos dicho anteriormente- no es necesariamente nuestro ser tal cual es. Lo que desconocíamos, nunca pudimos mostrarlo...ni compartirlo! Por ello, uno de los efectos inmediatos de este re- descubrimiento personal y, sobre todo, de sus consecuencias en nuestro comportamiento, es la reacción de los demás, muchas veces resistiéndose al cambio que se produce en nosotros. Ni que decir tiene que puede provocar conflictos en las relaciones personales, sentimentales, familiares y/o profesionales. Pero hay que tener en cuenta que, a pesar del evidente desencaje con nuestra realidad inmediata, es un proceso de maduración necesario para llegar a aceptarnos (ya sin resignación) tal y como somos, lo que nos posibilitará la verdadera felicidad, es decir, sentirnos bien al ser y al vivir tal como en realidad somos!

Aquí un breve esquema de lo que implica conocerse a uno mismo:

- Tener una valoración de uno mismo: conocer las fortalezas y debilidades, nuestros valores y creencias verdaderos.

- Adquirir confianza en uno mismo: Tener clara la valoración que hacemos de nosotros mismos y de nuestras verdaderas posibilidades como persona, lo que redundará en nuestro grado de autoestima.

- Reconocer nuestras emociones, como motores que nos mueven a actuar: Conocer nuestras emociones y sus efectos en nuestro comportamiento, poder predecirlas ante posibles acontecimientos, pudiendo entonces identificar con antelación los efectos de nuestras emociones.

¿ES JUSTA LA VIDA CON NOSOTROS?

¿Alguna vez ha pensado que Dios ha sido injusto con usted? ¿Por ser sorda, muda y ciega? Por eso. Ser o no ser sordomuda o ciega no es muy importante: no tiene nada que ver con ser feliz o no. ¿Es feliz? Sí, me siento muy feliz. ¡Y esto sí es lo importante!

Gennet Corcuera, primera sordociega universitaria en España. Entrevista La Contra de La Vanguardia, 1/12/08

UN NUEVO AÑO

Un solo deseo para Ella Este año no voy a pedir algo para mí. Para este año quiero algo muy especial. Podría, recurriendo a mi corazón, pedirle que me quisieras como sabes o simplemente que te dejaras querer por mí como mereces; podría pedirle que nuestro amor fuera mágico, intenso y eterno; podría también pedirle miles de silencios compartidos, caricias tiernas, miradas cómplices, infinidad de “amaneceres compartidos” y deseados por ambos. Si en cambio recurriera a mi mente limitada, le pediría a este nuevo año que nos comprendiéramos mutuamente o que yo fuera capaz de convencerte para que olvides tus malos recuerdos y no fabriques expectativas irreales para un futuro imprevisible; podría también pedirle al nuevo año que te dejaras querer tal y como siempre habías soñado y deseado; podría pedir a tu razón inflexible que entendiera que mi presencia en tu vida busca tu alma, tu crecimiento y que eso me exigiría aceptar tu propia vida tal y como es, con todo lo que ello comporta. Pero hoy, afortunadamente, estoy muy lejos de todo eso. Y sin negarlo, lo miro desde dentro o desde arriba, desde mi propia alma. Porque ella, como sabes, no es más que ese punto medio entre la razón y el corazón. No los niega, necesita a ambos para ser. Por eso mi único deseo para este nuevo año es que reencuentres tu alma y confíes solo en ella para hacer tu camino. Y como sabes -y no lo dudes nunca- yo estaré siempre cerca, junto a tu alma hoy agazapada!

Un efecto prolongado Ese es mi único deseo para este año y extensible a todas las personas a las que quiero. Es un deseo que quizás nace en este nuevo año… pero que se prolongará para toda vuestra existencia. Esté o no yo presente para compartirlo. Y será fácil saber si ese deseo se cumple. Bastara saberlo interpretar en tu mirada. Porque este único y gran deseo traerá el amor y la felicidad a tu nueva vida y eso se reflejará sin duda a través del brillo de tu mirada. Si se cumple este deseo, el amor a ti misma crecerá y será capaz de generar amor de verdad en y para los demás, los afortunados que hoy estamos en tu vida. Y eso aportará -al fin- felicidad a tu vida. Porque tú necesitas amar y sentirte amada, como todas las personas que tienen y sienten su corazón intensamente y tienen la valentía de vivirlo. Eso te hará crecer como persona, porque estás dotada para ello y esa es una de las valiosas aportaciones tuyas a esta vida nuestra y a este mundo imperfecto. Como sabes y ya has padecido, no toda la gente que te rodea sabe cómo amar de verdad. Y tú ya estás un paso más allá, porque sabes amar intensa y apasionadamente, pero no gratuitamente como hasta ahora, sino exigiendo lo que mereces a cambio, ni más ni menos! Eso te hace libre…y sin libertad no hay amor posible. Como en tu historia, que hubo necesidad, conveniencia u otras múltiples razones erróneas más para intentar vivirlo. Pero hoy tu amor se basa en cómo realmente eres… y no por cómo fuiste, deberías ser o serás. Y ese nuevo amor no se define ni se busca, sólo es posible experimentando intensamente la vida tal como viene, descubriéndote día a día, sorprendiéndote ante tus sentimientos y vivencias nuevas. Simplemente, viviendo tu propio “hoy”, que pronto se convertirá en un dorado “ayer” y, no lo dudes, te traerá un magnífico y sorprendente “mañana”. Ésa es y deberá ser tu vida a partir de ahora, en este año que empezamos y en los siguientes de tu existencia. Esté yo o no en ella para verlo. Es tu destino y ese camino debes recorrerlo sola o compartiéndolo, pero siempre escogiendo cuidadosamente lo que quieres para tu vida, lo que te hace crecer como persona y lo que te aporta ilusión. Si quieres y tienes el valor de atenderla, será tu propia alma la que te indicará qué y quién debe haber en tu vida, así como, a través de tu día a día no dudes que te proveerá de los elementos necesarios para ser feliz. Pero ten cuidado, la voz del alma es un murmullo suave comparado con los gritos de tu mente confusa y atemorizada o las voces altisonantes de nuestro mundo loco, que intentarán distraerte con cosas superfluas, confusas y efímeras. Pero tú, gracias a tu vida pasada, ya sabes concentrarte en lo que tu alma te demanda a través de sus señales.

Y por qué no, también un sueño Me sobran deseos. Sólo se me ocurre otro deseo para este nuevo año… y para la vida entera. ¿O es solo un sueño? Desearía saber en todo momento que tu deseo se cumple, ser un espectador privilegiado de tu vida. Tú, sin duda, lo notarás internamente, porque una profunda felicidad irá inundando toda tu vida, todo lo que ves, sientes y vives, es decir, los paisajes que visites, la mirada de los niños, tu propio trabajo, tus nuevos proyectos, tus encuentros, tus momentos de soledad. Pero sería, en cambio, un sueño feliz si yo pudiera ayudarte para que ese deseo tuyo se hiciera realidad, compartirlo contigo o, mejor aún, si me dejaras ser un protagonista de tu sueño! ¿Pero qué haríamos con nuestra vida si se cumplieran ya todos nuestros sueños? ¿Dejaríamos de soñar? ¿Podríamos vivir sin soñar? ¿Cuál es la diferencia entre un deseo y un sueño? Quizás en este contexto, un deseo exige voluntad y fortaleza propia, mientras que un sueño exige simplemente tiempo y la mera posibilidad de vivirlo. Y aquí es cuando sería fantástico que me ayudaras a vivir ese sueño. Soy y siempre he sido un gran soñador -como casi todo el mundo- pero en mi vida demasiadas veces me he privado del derecho a vivir un sueño o de ser y actuar como realmente soy para lograrlo. Cómo ves, tienes un reto nuevo en tu vida: enseñarnos a los demás a cómo vivir un sueño. Y te lo pido especialmente a ti porque has tenido que sufrir inmerecidamente en tu vida y, eso, sin duda, te ha permitido aprender la necesidad de vivir un sueño. Afortunadamente esa es la lección que te ha aportado tu existencia y que, a la vez, da sentido a tu pasado. Si no te culpas por los posibles errores cometidos, atesoras bien la lección aprendida y la utilizas cada día para construir con ilusión tu futuro, solo tú puedes ayudarme a vivir mi sueño. Sin duda, tienes lo necesario para vivir tu propia vida soñada: te tienes a ti misma, sabes amar y hacerte amar como mereces, conoces tu destino y sabes bien cómo y cuándo te sientes feliz. Yo, en cambio, solo puedo enseñarte a creer que tu alma está en ello y que deberás aceptar lo que ella te proponga a través de sus señales, que también sabes ver y entender. ¿Qué más puedes pedirle al nuevo año… o a la vida?

CUANTO MÁS BUSCAMOS LA FELICIDAD, MÁS LEJOS ESTAMOS DE ELLA...

Siempre he creído en la felicidad simple y cotidiana. Quizás porque en mi vida fui afortunado y nunca pude acceder a otra, pero prefiero ser feliz cada día un rato y mediante cosas sencillas, que buscar desesperadamente la felicidad para siempre y mediante grandes hazañas y en majestuosos escenarios. Y también creo que la Felicidad en la vida es la suma de esos pequeños momentos y aparentemente insignificantes detalles que la vida nos ofrece en cada esquina. El genial director de cine neoyorquino Woody Allen afirmó con acierto e ironía "qué feliz sería si fuera feliz". Y es verdad, paradójicamente, cuanto más anhelamos la felicidad, más lejos estamos de ella! La felicidad está aquí, junto a nosotros, en cada momento y en cada rincón de nuestra vida; solo nos basta saber y querer vivirla!

Aquí una conmovedora canción de Joan Manuel Serrat que habla, precisa y magistralmente, de las pequeñas cosas que nos rondan por nuestra vida.

AQUELLAS PEQUEÑAS COSAS

Uno se cree que las mató el tiempo y la ausencia. Pero su tren vendió boleto de ida y vuelta.

Son aquellas pequeñas cosas, que nos dejó un tiempo de rosas en un rincón, en un papel o en un cajón.

Como un ladrón te acechan detrás de la puerta. Te tienen tan a su merced como hojas muertas que el viento arrastra allá o aquí, que te sonríen tristes y nos hacen que lloremos cuando nadie nos ve.

Joan Manuel Serrat

LA MUJER Y EL MUNDO ACTUAL...

El gurú hindú Osho opina que a la mujer, por desprecio a su género, se le ignoró en las tareas más importantes para el desarrollo de la Civilización, es decir, el trabajo y la guerra. Para sustentar nuestro mundo era necesario contar con trabajadores y soldados capaces de entregar su propia alma para obtener la riqueza y el reconocimiento. Y, para ello, se eligió al hombre!

Es posible, como también lo es que ese menosprecio crónico por la mujer fuera, precisamente, lo que le mantuvo cercana a su alma, a su esencia humana... aunque ésta estuviera abonada de valores irrelevantes como la sensibilidad, la empatía, etc. tan ignorados como ausentes en el devenir y presunto progreso del mundo actual. En cualquier caso, creo que ese menosprecio histórico y crónico ha sido -precisamente- su salvación como ser humano, como compañera-madre-educadora de las futuras generaciones... y debería serlo también -por qué no- del mundo nuestro. Bastarían, a mi entender, dos premisas esenciales: la primera, que la mujer fuera consciente del poder que tiene en sí misma e hiciera valerlo con valentía; y la segunda, que los habitantes de este mundo que deciden y detentan el poder - la mayoría hombres, es evidente- tuvieran el valor y la humildad de reconocer que las cosas de este mundo no van bien para nada ni nadie -sus pobladores y el entorno natural- y decidieran otorgar el beneficio de la duda, cediendo poder verdadero a la mujer en todos los ámbitos de nuestra insana civilización (por cierto, curioso eufemismo "civilización").

Cuando leo artículos y entrevistas sobre conflictos bélicos y similares, siempre pienso en que una mujer nunca permitiría lo que en ellos se describe. Aunque solo sea porque es precisamente una mujer la madre, hija o esposa de esos hombres que matan y son matados impunemente en alguna guerra que, con o sin razón, está cada día azotando un rincón de nuestro pequeño planeta Tierra. Y ni que decir tiene, siempre con unas víctimas propiciatorias, como son las mujeres y los niños… y con un denominador común, la pobreza. ¿PARA SER IRREMPLAZABLE HAY QUE SER DIFERENTE?

Una buena amiga muestra esta frase en su perfil personal de un chat. Acertada frase, sí señor! Y eso me trae a la memoria una pregunta que me hizo otra buena amiga hace un tiempo: "Miguel, me han dicho que yo era especial ¿eso es bueno o malo?" Yo, evidentemente, le respondí -con una sonrisa- que lo importante era saber quién y cómo era el que lo afirmaba: para algunas personas el ser especial y no como los demás tiene una connotación negativa, mientras que para otras alguien especial es que tiene el don de ser tal y cual es! Para mí, sin duda, ser especial es un privilegio que muy pocos tienen el valor y el placer de disfrutar!

¿Has visto alguna vez un simple árbol igual que otro? ¿Por qué nos da miedo ser diferentes a los demás? ¿Ser como los demás nos ayuda? ¿No es una manera de negarnos a nosotros mismos -y a los demás- a ser como somos? ¿La felicidad no es, precisamente, sentirnos bien siendo tal y como somos? ¿Y el amor no es querer a alguien por ser una persona única para nosotros y ser querido por alguien que nos considera único en y para su vida? ¿Y eso no exige que queramos a una persona tal y como es... y no como querríamos que fuera intentando cambiarla o no respetándole como realmente es? Compararse, siempre es perder!

HAY QUE DESEDUCARSE ¿QUÉ SIGNIFICA?

Cuando se habla de des-educarse uno, no se pone en duda la buena educación y la buena fe de nuestros padres o entorno, sino la "adecuación" a nuestra verdadera personalidad y sentido de nuestra vida, la de cada uno. Los padres y educadores nos educan pensando en "lo mejor para nosotros en este mundo", pero no todo lo que nos transmiten nos ayuda a ser tal y como somos, hoy. Un ejemplo un tanto caricaturesco: si ellos creyeron -cuando yo era niño- que pintaba bien, inconscientemente me indujeron a pintar y potenciaron esta faceta mía; y, nosotros, de niños, aceptamos "sin filtrar" ese atributo y lo incorporamos a nuestro repertorio vital... pero, ¿que hubiera pasado si me hubieran inducido a cantar? Pues seguramente que yo hoy me creería buen cantante; el problema radica en que, a lo mejor, es la música la que hoy he descubierto -en la madurez- que me permite manifestar mejor mis sentimientos, etc. pero resulta que solo sé pintar! De todo lo que hemos interiorizado en nuestro aprendizaje, algunas cosas, efectivamente, nos ayudan a "ser yo" y otras, en cambio, nos lo impiden. Hay que "des- educarse", seleccionando qué es lo que responde a nuestro verdadero "ser interior" y desechar lo que no. A partir de ese punto, cuestionando lo que me hicieron creer que era (y yo acepté, sin reparos), es cuando comienza el crecimiento personal en búsqueda de mi verdadera persona y mi propio camino...

NO HAY VERDADEROS PROBLEMAS, SOLO OPORTUNIDADES...

"Todos recorremos caminos distintos para alcanzar nuestro último destino. Para algunos el sendero es más escabroso que para otros. Pero nadie llega al final sin tropezar con la adversidad de una u otra forma. Por eso, en lugar de luchar contra ella, ¿por qué no aceptarla como parte de nuestra vida? (...) Recuerda, no hay verdaderos fracasos en la vida, solo resultados. No hay verdadera tragedias, solo lecciones. Y no hay verdaderos problemas, solo oportunidades esperando a ser reconocidas como soluciones por la persona sabia."

Robin S. Sharma. "Lecciones sobre la vida del Monje que Vendió su Ferrari" (Ed. Debolsillo, 2006)

¿ESTAMOS LEJOS DE NOSOTROS MISMOS?

Frecuentemente pensamos que estamos en el buen camino, que nuestro mundo desarrollado favorece la evolución personal y social nuestra. Él es quien ha creado términos como "sostenibilidad", "estado del bienestar" y otros similares que justifican nuestro conformismo y sensación de seguridad. Particularmente pienso que son eufemismos que describen más deseos que realidades...y, desgraciadamente, nos convencen lo suficiente como para reposar tranquilos en nuestra indiferencia, nuestra pasividad y, lo que es peor, nuestra autocomplacencia personal. Y esa falsa ilusión de sociedad avanzada niega nuestros orígenes y la esencia humana, negándonos a cada uno de nosotros. Como suelo afirmar, cuanto más se sofistica la sociedad y sus integrantes, más lejanos están sus ciudadanos de su esencia personal y, por ende, su propia alma. Ese es un precio muy alto que, sin duda, pagamos con creces en nuestra vida personal...y colectiva! Es por ello que reencontrarse con uno mismo exige valentía, pues supone - en la mayoría de las ocasiones- negarnos y hasta enfrentarnos a lo establecido. Y eso genera miedo... y del miedo precisamente viven los poderes que nos conducen - políticamente- hacia una vida de insatisfacción e infelicidad personal. Toda actitud, sensación y acción humana y en nuestra vida solo obedece a dos posibles motores: el amor o el miedo. Y nuestro Sistema, basado en diferentes ideologías, impone sutilmente el miedo como estrategia efectiva para dominarnos y que cedamos nuestro propio ser a una causa "colectiva", bien superior y supuestamente satisfactorio y pleno. Esa renuncia al "nosotros mismos" la pagamos con creces en nuestra existencia. Alguien dijo que en nuestra vida "estamos 50 años siendo intoxicados por los demás y otros 50 años desintoxicándonos de ellos". Siempre y cuando aceptemos que, realmente, tendremos ese total de 100 años de vida para hacerlo! ¿No será que la verdadera vida solo empieza en cuanto somos capaces de identificar y optar por nuestra propia y singular manera de verla y de vivirla cada día?

ANTE LAS DIFICULTADES... ESPERANZA!!!

"La desesperanza está fundada en lo que sabemos, que es nada, y la esperanza sobre lo que ignoramos, que es todo."

Maurice Maeterlinck (1862-1949) Escritor belga.

EL CAMBIO EN NUESTRA VIDA!

"Lo verdaderamente de locos es seguir haciendo lo mismo y esperar resultados distintos."

Albert Einstein (1879 -1955), físico alemán.

LOS OBSTÁCULOS EN LA VIDA...

"Ten paciencia con cualquier asunto no resuelto que guarde tu corazón. Trata de amar las preguntas por sí mismas, como habitaciones cerradas y como libros escritos en un idioma extranjero. No busques las respuestas. No pueden serte dadas porque en este caso no podrías vivirlas. Hay que experimentarlo todo. Por el momento, debes vivir la pregunta. Quizás con el tiempo, sin siquiera advertirlo, te descubrirás experimentando la respuesta, un día lejano."

Rainer María Rilke (Praga, 1875-1926), poeta. ¿JUVENTUD INSOPORTABLE, DESENFRENADA Y, SIMPLEMENTE, HORRIBLE?

Habitualmente cito y reproduzco comentarios y opiniones ajenas con las que, personalmente, comulgo, en mayor o menor medida. Esta vez voy a reproducir unos comentarios de un presunto prestigioso doctor, realizados en una conferencia sobre "los conflictos generacionales", que cuestiono seriamente. Te invito a leerlos y a obtener tu propio punto de vista sobre el tema. Conferencia

“El médico ingles Ronald Gibson, comenzó una conferencia sobre conflictos generacionales, citando cuatro frases:

1). 'Nuestra juventud gusta del lujo y es mal educada, no hace caso a las autoridades y no tiene el menor respeto por los de mayor edad. Nuestros hijos hoy son unos verdaderos tiranos. Ellos no se ponen de pie cuando una persona anciana entra. Responden a sus padres y son simplemente malos'.

2). 'Ya no tengo ninguna esperanza en el futuro de nuestro país si la juventud de hoy toma mañana el poder, porque esa juventud es insoportable, desenfrenada, simplemente horrible.'

3). 'Nuestro mundo llegó a su punto crítico. Los hijos ya no escuchan a sus padres. El fin del mundo no puede estar muy lejos'

4). 'Esta juventud esta malograda hasta el fondo del corazón. Los jóvenes son malhechores y ociosos. Ellos jamás serán como la juventud de antes. La juventud de hoy no será capaz de mantener nuestra cultura'

Después de éstas cuatro citas, quedó muy satisfecho con la aprobación, que los asistentes a la conferencia, daban a cada una de las frases dichas”

Algunas preguntas mías. ¿Es resistencia al cambio o es miedo a que la juventud desenmascare con su rebeldía este insano e inhumano mundo que les hemos dejado? ¿Se siente este señor amenazado ante el ascenso imparable de la juventud y tiene miedo de quedar antes de tiempo apartado de su poltrona? ¿Podemos ser tan críticos con una nueva generación sin sentirnos en algo culpables por su pretendida manera de ser y de actuar, en nuestro papel de adultos, jefes, padres y profesores? ¿No nos atrevemos a ver y a admitir que los jóvenes de hoy están mejor preparados, son más humanos y tienen muchas más oportunidades de las que nosotros mismos tuvimos? ¿Es por nuestra mala consciencia que destacamos solo sus defectos o su actitud contestataria frente a "lo establecido"? ¿No tienen los jóvenes de cada nueva generación que intentar romper lo existente para luego empezar a cambiar las cosas y mejorarlas? ¿Ayuda en algo o a alguien que personajes autoproclamados líderes de opinión critiquen de esa manera tan injusta, sesgada y manipuladora a los jóvenes? ¿Por fin el propio Sistema y sus pro-hombres se tambalea... temiendo la sutil, espontánea y personal actitud rebelde -lamentablemente, demasiado minoritaria o casi inexistente- de sus jóvenes, futuros protagonistas de nuestro futuro? A fin de cuentas ¿los jóvenes son, en realidad, culpables o víctimas? ¿Y nosotros sus mayores, somos protagonistas o solo asombrados espectadores? ¿Un consejo? Por favor, miremos a cualquiera de nuestros hijos a los ojos y, tras esa máscara de aparente rebeldía ante la autoridad impuesta y/o de "pasotismo" frente a su entorno "convencional", ¿no vemos a unos seres creciendo -mejor preparados, más íntegros y sensibles que nosotros sus padres- aunque quizás demasiado desilusionados antes de empezar y temerosos de incorporarse a nuestro imperfecto y aparentemente irreversible sistema de vida y de mundo? EL AMOR VERDADERO...

"Amar no es mirarse el uno al otro; es mirar juntos en la misma dirección."

Antoine de Saint- Exupery (1900-1944) Escritor francés.

¿HAY REALMENTE ALGO NUEVO BAJO EL SOL?

"Emprendiendo acciones justas llegamos a ser justos, realizando acciones de autodisciplina llegamos a ser disciplinados y realizando acciones valerosas nos convertimos en seres valerosos"

"La amistad es un alma que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos almas."

"Considero más valiente al que conquista sus deseos que al que conquista a sus enemigos, ya que la victoria más dura es la victoria sobre uno mismo."

"Lo que con mucho trabajo se adquiere, más se ama."

"La esperanza es el sueño del hombre despierto."

"Nunca se alcanza la verdad total, ni nunca se está totalmente alejado de ella."

"El amor sólo se da entre personas virtuosas."

"La verdadera felicidad consiste en hacer el bien."

"En las adversidades sale a la luz la virtud."

"No se puede desatar un nudo sin saber cómo está hecho."

"El alma es aquello por lo que vivimos, sentimos y pensamos."

"Tiempo es la medida del movimiento entre dos instantes."

"La única verdad es la realidad."

"Así como los ojos de los murciélagos se ofuscan a la luz del día, de la misma manera a la inteligencia de nuestra alma la ofuscan las cosas evidentes."

"La historia cuenta lo que sucedió; la poesía lo que debía suceder."

"Los grandes conocimientos engendran las grandes dudas."

"Los tiranos se rodean de hombres malos porque les gusta ser adulados y ningún hombre de espíritu elevado les adulará."

"El miedo es un sufrimiento que produce la espera de un mal."

"Como la vista es al cuerpo, la razón es al espíritu."

"Cometer una injusticia es peor que sufrirla."

"La riqueza consiste mucho más en el disfrute que en la posesión."

Aristóteles, (Macedonia, 384 a.C.- 322 a.C), es uno de los más grandes filósofos de la antigüedad y acaso de la historia de la filosofía occidental.

¿PREOCUPACIONES, YO?

"He tenido muchas preocupaciones en mi vida... y algunas se hicieron realidad" Mark Twain, (1835-1910). Seudónimo de Samuel Langhorne Clemens, escritor y periodista estadounidense.

VIVE LA VIDA QUE IMAGINASTE...

"Si un hombre no marcha al paso de sus compañeros, tal vez sea porque oye un compás distinto. Dejadlo que marche al compás de la música que oye, ya sea moderado o perdido" Henry David Thoreau (Massachusetts,1817-1862). Escritor, trascendentalista y filósofo anarquista.

NUESTRO HOY DE CADA DÍA...

Agota este pequeño momento. Morirá pronto. Tanto si fuera oro como si no tuviera importancia, nunca más volverá...... con esta misma forma.

Gwendolyn Brooks LA ESENCIA DEL VERDADERO ÉXITO EN LA VIDA

"Cada segundo que te demoras en el pasado se lo robas a tu futuro. Cada minuto que empleas absorto en tus problemas, se lo robas a la búsqueda de soluciones. Y pensar en las cosas que desearías que nunca te hubieran sucedido en realidad impide que las cosas que deseas entren en tu vida. Uno se convierte en aquello que ocupa su pensamiento todo el día, no tiene sentido preocuparse por errores y sucesos pasados a menos que desees experimentarlos de nuevo. Los reveses más graves de la vida ponen al descubierto las mayores oportunidades. Si has sufrido más dificultades de las corrientes en tu vida, tal vez sea porque se te está preparando para algún propósito más importante que requerirá de ti que estés equipado con la sabiduría que has adquirido enfrentándote a esas pruebas. Utiliza esas lecciones vitales para alimentar tu futuro crecimiento. Prefiero tener el valor de intentar algo arriesgándome a fracasar que no intentarlo. Prefiero pasar el resto de mis días expandiendo mis fronteras como humano y tratando de hacer lo aparentemente imposible a llevar una vida cómoda, segura y mediocre. Esa es la esencia del verdadero éxito en la vida!"

"Lecciones sobre la vida", de Robin S. Sharma (Editorial De Bolsillo", 1999) SI NO TOMAS RIESGOS, NO LOGRARÁS MUCHO EN LA VIDA!

Asumir riesgos es parte consustancial del ser humano. Quien no juega, no gana! Pero las personas, especialmente en momentos de incertidumbre como éste, intentan - infructuosamente- no asumir más riesgos de los estrictamente necesarios! Llevo muchos años trabajando precisamente en Gestión de Crisis empresariales e institucionales y una de las claves de esta apasionante disciplina es "identificar y atajar las amenazas evitables" y, por otro lado, "controlar y minimizar las amenazas inevitables". Y, afortunada o desgraciadamente, en la vida tenemos de ambos tipos!

Pero deberíamos plantearnos que el riesgo, muchas veces inevitable, nos procura el reto... y nuestra vida, por otra parte, necesita de constantes retos para evolucionar o simplemente sentirnos vivos. Claro que, ante cualquier riesgo, debemos analizar qué hay realmente en juego, cual es el posible beneficio o fracaso al asumir tal reto. Y eso hay que sentirlo, no basta realizar una lista de pro's y contra's razonados para averiguarlo! Más que nada porque la mente tenderá a evitar o ignorar los riesgos evitables y se resignará ante los riesgos inevitables! Y eso no es siempre justo con uno mismo ni con los demás que nos rodean! ¿Cuántas veces evitamos a una persona o una situación cuando no es ni de lejos, la causa de nuestra incertidumbre? Si el logro que persigue un reto es alto, deberíamos asumir ese riesgo, pues nos sentiremos recompensados en el propio camino de alcanzarlo, se logre o no al final. Y un gran logro es, casi siempre, algo que responda a nuestro yo interno y nos permita ser como realmente somos! ¿Puede haber logro más alto en esta vida? Una vez más, con verdadero sentido, todo riesgo es asumible... y quizás por esto una vida plena y con sentido merece la pena vivirla y, a ser posible, intensamente!

LA BÚSQUEDA INTERIOR, TAREA FUNDAMENTAL EN TU VIDA

"Una voz interior te dice que hay mucho más en tu vida y en ti mismo de lo que eres capaz de experimentar en este momento. Para expandir nuestra vida tenemos que estar decididos a entrar en lo desconocido que hay dentro de nosotros. Cuando asumes la búsqueda interior como la tarea fundamental en tu vida, desaparece la inquietud y una profunda sensación de sentido y dirección llega a tu alma"

Susan Thesenga "Vivir sin máscaras" (Editorial Pax México, 1997) LA ASERTIVIDAD, ¿UN DERECHO O UN DEBER?

El derecho a decir "no" El derecho a cometer errores El derecho a considerar que todas mis necesidades son importantes El derecho a expresar mis sentimientos de una manera adecuada sin violar los derechos de los demás El derecho a responsabilizarme de mis acciones El derecho a no ser comprendido El derecho a establecer mis propias prioridades El derecho a respetarme a mí mismo El derecho a ser yo mismo El derecho a ser asertivo sin sentirme culpable

(Palmer y Dryden, 1995) ¿CUANDO EL CANCER AFECTA... AL ALMA?

Leo en La Vanguardia "Cuando te diagnostican cáncer, se produce una ruptura brutal en tu vida y en la de tu familia. Entonces emociones más duras". Jovell, médico que sufre cáncer desde hace siete años, conoce bien el impacto emocional que viven los pacientes oncológicos cuando reciben la noticia de su enfermedad. Aparecen la rabia, el miedo, la incertidumbre, la preocupación por los que te rodean… "Son muchos sentimientos, y es que el cáncer encierra en realidad tres enfermedades: la orgánica, la emocional y la social", dice Jovell, que preside el Foro Español del Paciente. Interesante apreciación sobre esta enfermedad que se está convirtiendo, cada día más, en un mal endémico de nuestra sociedad y, sin ser agorero, creo sinceramente que es fruto de ésta y de la incoherente vida que ella nos exige!

Para reflexionar: ¿Es el cáncer el que afecta al alma... o bien el alma la que afecta o provoca el cáncer? ¿Es el cáncer una causa o simplemente un síntoma...? BREVE RETORNO AL PASADO...

Acabo de regresar del País de Nunca Jamás o, lo que es lo mismo, el País de Peter Pan, donde los jóvenes no quieren crecer y a las personas de mi edad se les llama de Usted! Salamanca (España), una ciudad fantástica y centenaria poblada de estudiantes universitarios de muchos países que dilatan –tanto cuanto pueden- su incorporación a la vida real. Calles centenarias pobladas de miles de jóvenes transeúntes que deambulan noche y día por las empedradas calles con historia. Pocos libros en sus brazos y, en cambio, terrazas, bares y locales musicales abarrotados de una multilingüe legión de feligreses que intercambian experiencias, romances breves y estudios académicos. Muchos idiomas, muchas sonrisas y muchas cervezas compartidas en la oscuridad de esos locales, donde la música suena sin parar. Alemanes, británicos, japoneses, latinoamericanos y otros muchos jóvenes estudiantes que comparten el tiempo de sus estudios para conocer esta bella ciudad, Castilla León y esta suculenta gastronomía que invade las mesas invadidas por el ibérico. Los edificios centenarios salen al paso por las callejuelas mojadas por la persistente lluvia y el respeto a lo clásico y culto sorprende en esta singular y académica ciudad castellana. A ciertas horas del día son los nativos del lugar los que pasean calle arriba y calle abajo, aunque se confunden con otros tantos turistas de un día que, desde poblaciones cercanas, callejean por sus universitarias calles plagadas de iglesias, universidades centenarias y pórticos barrocos excelentemente cuidados. Aquí uno se siente mayor, a pesar de intentar disimularlo, porque cualquier joven con su juvenil insolencia te llama de Usted, abriendo esa brecha invisible pero patente de alguien que acude aquí como profesor en una Universidad, durante unas horas, en una clase atestada de estudiantes curiosos y, al parecer, con unas ciertas ganas de aprender...

¿LECCIONES SOBRE LA VIDA... APRENDIDAS ANTES DE LA MUERTE?

"No podemos cambiar las cartas que se nos reparten, pero sí cómo jugamos nuestra mano."

"Los muros (las dificultades, los fracasos, etc.) están para frenar a la gente que no desea suficientemente algo. Están para frenar a los demás..."

"El tiempo es lo único que tenéis. Y tal vez un día descubráis que os queda menos del que pensáis"

"Es una gozada alcanzar los sueños de infancia, pero con los años a veces descubres que hacer posibles los sueños de otros es todavía más divertido. Cualquiera que combine en la misma frase los conceptos de sueño e infancia acostumbra a merecer mi atención."

"La suerte es lo que ocurre cuando la preparación coincide con la oportunidad” (Séneca, filósofo romano del S. V, a.C)"

"Baila con el que te trajo al baile" nos recuerda el valor de la lealtad y el reconocimiento."

"El fracaso no solo es aceptable, sino, a menudo, esencial."

"La experiencia es lo que te queda cuando no consigues lo que querías. Y con frecuencia la experiencia es lo más valioso que puedes aportar."

"Si deseas algo lo suficiente, no te rindas nunca...y acepta un empujoncito si te lo ofrecen."

"Intento compartir con mis hijos cosas imposibles de olvidar. Quiero que me recuerden con la máxima nitidez posible."

"La tarea de los padres consiste en animar a los hijos a que cultiven la alegría de vivir y las ganas de perseguir sus propios sueños."

"No se trata de cómo alcanzar los sueños, sino de cómo encauzar la vida; Si encauzáis la vida por el camino correcto, el karma se cuida solo...los sueños vendrán a vosotros."

Randy Pausch, del libro "La última lección" (Ed. Grijalbo, 2008), falleció de cáncer de páncreas en julio del 2008, a sus 48 años de edad.

TE CONVIERTES EN SER HUMANO CUANDO APRENDES A ACEPTAR Y A FLUIR...

De nuevo una interesante entrevista en La Contra de La Vanguardia. Una líder indígena de Alaska nos muestra, una vez más, que la sabiduría ancestral está mucho más cerca del Alma y, por tanto, de la Esencia del ser humano, a pesar de su aparente "incivilización". Nuestra sociedad actual, artificialmente sofisticada, presuntamente desarrollada y humanamente alienante nos aleja, cada día más, de la verdad de la vida... y nos vacía! Hay que tener valor para mirar atrás, ser autocríticos, sabiendo ver en nuestros orígenes la causa de nuestras preocupaciones y redescubrir el verdadero sentido de nuestra vida!

Aquí la entrevista.

Rita Pikta, miembro del Consejo Internacional de las Trece Abuelas Indígenas"No hay quien baile mejor o peor que yo". La Contra de La Vanguardia. IMA SANCHÍS - 30/10/2008

Su bisabuela conocía el camino que usted iba a recorrer... Yo me crié con las abuelas sabias, caminé con ellas y aprendí de ellas sin hacer preguntas.

¿Por qué sin preguntas? La mejor manera de enseñar es sencillamente siendo.

Sí, señora. Todas las abuelas sabían que yo sería una gran sanadora y una líder espiritual, pero la que más confiaba en mí era mi bisabuela, fue ella la que me entregó las trece piedras y las trece plumas de águila, para "cuando las abuelas por fin se reúnan".

¿Todas ustedes tienen visiones? Sí, yo empecé a tenerlas a los cuatro años y desde entonces tengo el poder de sanar y lo ejerzo, pero le aseguro que yo no hago nada, simplemente me entrego.

Eso es mucho. Nada me pertenece, no tengo nada, todo lo dejo ir y no pienso sobre ello. La contrapartida es que nada me hiere.

Pero tuvo un cáncer. Las enfermedades vienen de la rabia, una rabia sostenida y soterrada se convierte en enfermedad. Yo acumulé ira desde mi infancia. Mi padre murió un mes antes de que yo naciera y siempre lo añore. Y quería tener una nariz hermosa, un perfil como el de Elizabeth Taylor, y bonitos vestidos.

¿Y qué le dijo la abuela? Que si quería verme una nariz hermosa, me limpiara por dentro. Bella por dentro es bella por fuera. Tuve que aprender sobre mí misma, entender que sólo existe la abundancia y que para vivir en paz hay que perdonar. Al dolor hay que dejarlo marchar.

Dicho por usted, parece sencillo. El problema es que nos olvidamos de lo que esencialmente somos. Nos emperramos en hacer cosas en lugar de permitirnos no hacerlas. Siempre esforzándonos, queriendo gustar a alguien, queriendo ser fuertes.

La otra opción no la veo clara... Permitirnos ser, es decir: ser nosotros mismos, tomarnos nuestro tiempo para hacer lo que debemos hacer, ser más flexibles. Conocernos y compartir. "El empeño que ponemos en ser perfectos es lo que nos hace sufrir tanto". Sí, eso pienso. Y también pienso que a veces la gente está aferrada a su sufrimiento.

¿Y qué le ha ayudado a conocerse a sí misma? Me he deshecho de mi ego, no hay quien baile mejor o peor que yo. Todo lo que veo es hermoso, así que quiero que todo el mundo vea todo hermoso y que aprendan a amarse a ellos mismos y compartirlo con todos los demás.

¿Y cómo se llega ahí? En mi pueblo, desde muy pequeñitos se les enseña a los niños que lo que piensan tienen que sentirlo y que lo que sienten tienen que pensarlo.

¿Qué le ayudó a superar la muerte de cinco hijos? Sueño que han crecido y que me están ayudando. A veces pienso que si vivieran aquí igual me causarían dificultades. Están en el otro lado y me protegen, y yo les doy las gracias todos los días. No puedo agarrarme a ellos, fui un instrumento para traerlos a este mundo de camino al siguiente.(…)

Cuando era pequeña, mi madre solía decirme que cuando vamos al otro lado nos convertimos en estrellas y que hay muchas ventanas en el universo que nos están mirando.

¿Elegimos la vida que vivimos? Sí. Estamos aquí por una razón, así que debemos hacerlo lo mejor que sepamos, agrandar nuestro espíritu, ser sabios, porque eso es lo único que nos llevamos.

¿Y usted cómo supo cuál era su destino? "Soy una niña - le dije al gran espíritu-. Mañana me marcharé, pero, mientras tanto, ¿qué es lo que se supone que debo hacer? Muéstrame el camino".

¿Se lo mostró? No, el camino simplemente viene si aprendes a escucharte a ti mismo y tratas a todo el mundo como te gusta que te traten a ti. Mi bisabuela me enseñó hace mucho tiempo que te conviertes en ser humano cuando aprendes a aceptar, cuando aprendes a fluir. ¿Y sabe lo que decía mi madre?

Algo que me impresionará, seguro... Mi madre me decía: "Está bien". "Está bien cuando está bien, y está bien cuando no está bien". Es así, pero siempre queremos cambiarlo todo y de esta forma nos agarramos a lo que está mal y no lo dejamos ir.

Está bien. Cuando lo malo te viene, tienes que aceptarlo y aprender de ello. Cuando una cosa buena viene, la atesoramos como si no volviera a sucedernos nunca mas. Pero la vida, como las estaciones, es un ciclo, siempre el mismo y siempre cambiante.

Su pueblo casi fue exterminado, si hubieran aceptado en lugar de luchar por mantenerse, usted no estaría aquí. Tras la Segunda Guerra Mundial, el gobierno de Estados Unidos intentó acabar con nuestra cultura negándonos el derecho a la pesca y la caza, y construyeron escuelas para indígenas en las que prohibían a los niños hablar su lengua materna.

Gran error. Aquello ocurrió, no luchamos, y ahora todo el mundo quiere ser como nosotros, quieren conocernos; les perdonamos, es así como funciona, hemos de desprendernos del ego y de la avaricia de cogerlo todo, ¿para qué lo quieres?...

ANTE PROBLEMAS EMOCIONALES...

Ante problemas emocionales hay que recordar siempre:

"Así pensamos, así sentimos".

Examinemos nuestra voz interior e identifiquemos, cuestionemos y modifiquemos -sin miedo- los aspectos de nuestro pensamiento que perpetúan nuestros problemas. Si seguimos pensando y actuando de la misma manera... ¿cómo esperamos que cambie a mejor nuestra vida?

LA DEPRESIÓN... OCULTA!

Según Hauck (1974), se identifican tres causas de la depresión. Más que causas, yo les llamaría síntomas, pues la causa es la ausencia de sentido en nuestra vida y, por tanto, de lo que sucede en ella. Pero la perspectiva médica - demasiado epidérmica- de los terapeutas confunde causas con consecuencias! Pero, además, la depresión no siempre es evidente. Y estos síntomas, en mayor o menor grado, nos ayudan a reconocerla aunque, lamentablemente, son ya demasiado comunes y empezamos a considerarlos como algo normal en nuestra actitud vital... dado el mundo que nos rodea!

1- Culpa: Criticarse o despreciarse continuamente uno mismo por los fracasos y los reveses de la vida.

El culparnos continuamente ¿en qué nos ayuda a corregir nuestros errores y a mejorar nuestra vida? ¿Equivocarse no es humano e incluso necesario para aprender? ¿Nos concedemos el derecho a perdonarnos?

2- Compadecerse: Sentir lástima por uno mismo a causa de los infortunios sufridos.

¿Los presuntos infortunios, no son la eficaz manera de crecer uno mismo? ¿No deberíamos sentirnos afortunados en cierta manera por haber aprendido gracias a ellos? ¿Qué hemos hecho nosotros para merecer otra vida?

3- Compadecer a otros: Sentir compasión por las desgracias ajenas.

¿Sirve -solo- nuestro dolor para aliviar el sufrimiento ajeno? ¿No será que vemos en los demás algo que realmente sentimos nosotros y somos incapaces de identificarlo... para después poder solucionarlo?

EL ÉXITO

"He aprendido que el éxito no se mide tanto por la posición que uno ha alcanzado en la vida, como por los obstáculos que se han tenido que superar en el esfuerzo por triunfar"

Aristóteles, filósofo griego. Nacido en Macedonia hacia 384-322 A.C.

¿NUESTROS HIJOS SON MÁS FELICES AHORA QUE NOSOTROS ANTES?

De nuevo un artículo interesante sobre los niños, nuestros hijos. Sin renunciar a nuestro "llegar a ser" vital, personal e intransferible, creo fundamental evitar en nuestros hijos ciertos valores y costumbres que tenemos erróneamente nosotros, los adultos y presuntos modélicos padres! Con la madurez uno aprende a priorizar y reposicionar sus propios valores para afrontar la vida más de acuerdo con uno mismo y con lo que ésta realmente ofrece, pero mientras llegamos a ese necesario equilibrio humano, deberíamos intentar evitar secuelas en nuestros espectadores involuntarios, nuestros hijos!

Aquí el interesante artículo en cuestión.

"Los límites son necesarios porque dan seguridad al niño" Carl Honoré lanza el libro 'Bajo presión', un alegato en favor del sentido común a la hora de educar a los hijos

Hace unos años, Carl Honoré se descubrió a punto de comprar la colección Cuentos para dormir en un minuto, apta para cumplir con la rutina de la lectura nocturna a sus hijos. Se dio cuenta, entonces, de que no le gustaba la carrera contrarreloj en la que se había transformado su vida y escribió, para él y para todos, Elogio de la lentitud (RBA), un libro que se convirtió en un éxito.

No hace mucho, a raíz de un comentario de una profesora de su hijo, cayó en la cuenta de que estaba en un tris de convertirse en uno de esos padres ansiosos e inseguros obsesionados en hacer de su retoño el mejor pintor del universo. De sus reflexiones e investigaciones surgió Bajo presión (RBA), un alegato en favor del sentido común a la hora de educar a los hijos.

- Su libro no es un manual para padres, sino una denuncia de la sobre estimulación a la que están sometidos los niños hoy. - Sí. Los adultos secuestramos la niñez de forma nunca vista a lo largo de la historia y, desde el instinto de intentar hacer lo mejor para nuestros hijos, hemos caído en el exceso, lo que provoca un efecto negativo, tragicómico. Porque aún queriendo lo mejor, la forma en que educamos a nuestros les provoca problemas de salud mental, física...

-Tal vez lo que se intenta es prepararlos de la mejor manera posible para que puedan sobrevivir en una sociedad muy competitiva. -Trasladamos a nuestros hijos la filosofía laboral ¿Cómo lo hago para mejorar algo, en este caso a nuestros hijos? Aplicamos la cultura del perfeccionismo, que tiene que ver con la del consumo, la que nos vende la idea de que todo tiene que ser perfecto, la casa, el cuerpo, las vacaciones, nuestros hijos... La cultura del management contagia toda nuestra vida, y todo acaba reducido a objetivos y metas. Tenemos miedo, pero no somos capaces de darnos cuenta de que las incertidumbres y las dudas son ingredientes básicos de la tarea de educar a los hijos.

-También sucede que los padres proyectan en sus hijos sus propias frustraciones. -Muchos padres viven a través de sus hijos. Sus éxitos son los nuestros y sus fracasos también. Estamos demasiado involucrados en la vida de nuestros hijos. En cierto modo los chicos han pasado a ser mi mismo yo, un proyecto de vanidad. La línea entre padres e hijos se borra, la familia se democratiza, y eso está muy bien pero, a la vez, desaparece la línea que divide el papel de cada uno. Cuando eso pasa, algo tan importante como la disciplina, las reglas, el saber decir "no", lo tiramos por la ventana. Los niños necesitan límites para sentirse seguros y también para desenvolverse en la sociedad y para relacionarse con los otros.

-Puede ser que los padres se preocupen por sus hijos en lugar de ocuparse de ellos. -Esta es mi tesis. Los niños no están con los padres. Los padres despreciamos lo pequeño, lo simple, lo barato, y los niños lo que más necesitan es nuestra presencia, atención, que estemos. Esta es una línea fácil de cruzar. La mayor expresión del amor hacia nuestros hijos es estar con ellos. Cuando la paternidad acaba siendo un cruce entre el desarrollo de un producto, un proyecto laboral, y el deporte de competición todos salimos perjudicados, padres e hijos, porque nos estamos negando los principales placeres, como compartir, estar, reír...

-¿Conocerse? -Sí, conocerse. La paternidad es un viaje hacia el descubrimiento y como todos los viajes comportan incertidumbres, dudas, errores. La gente que acepta eso transforma la paternidad y la maternidad en una aventura muy rica, mucho más interesante eso que fabricar un producto. El resultado entonces son niños más completos y más sanos.

- Los docentes se quejan de que no pueden con los niños porque llegan sobreprotegidos de casa. - No sólo eso. Los niños no aceptan las normas pero tampoco las críticas. Estamos en un cambio cultural muy amplio, que es el de la cultura del no envejecer nunca, la glorificación de la juventud, del "peterpanismo". Es bueno salir de esa idea de que el mero hecho de ser padres nos limita la vida, pero nos olvidamos o tiramos por la ventana la de que padres e hijos tienen papeles diferentes. Los profesores están en una especie de callejón sin salida. Los niños no saben comportarse y los padres no saben lo que quieren, siempre están preocupados. Tenemos muchas señales de que hemos perdido la brújula y el control en la crianza de nuestros hijos. Lo veo en el entorno social de Londres. Los padres siempre están vigilando el colegio con lupa, pendientes de que la maestra se equivoque. Siempre están como helicópteros sobrevolando el colegio, y eso a los chicos les hace daño, les perjudica y les preocupa. Tienen miedo, por ejemplo, de que su padre les mire los deberes. El empeño en darles lo mejor, hacer de ellos los mejores, es lógico, pero les estamos negando algo muy importante, y es que aprendan a zafarse de situaciones complejas y difíciles, en las que no serán los mejores. Con nuestra actitud les impedimos a que aprendan a desenvolverse bien en la vida.

-¿A usted le enseñaron a ello? -Yo tuve una educación bastante buena en Canadá, y aunque también me vi inmerso en alguna situación que no me gustaba, mis padres no intervinieron, dejaron que me espabilara. En los últimos años de bachillerato tuve un profesor de Biología al que odiaba, pero tenía que seguir estudiando la asignatura para acabar el bachillerato. De esa experiencia aprendí muchas cosas, entre ellas a llevarme bien con alguien que no me gustaba. Si a nuestros hijos siempre les damos las circunstancias perfectas no les preparamos para el mundo real.

-¿Nos preocupamos en exceso la formación académica y deportiva de nuestros hijos y nos olvidamos de la emocional? - Es que lo académico y lo deportivo es más fácil y el saldo es más visible. La empatía, la generosidad, la solidaridad no las puedes poner en un currículum. Educar en esos valores es más difícil y costoso. Uno de los resultados de obsesionarse con la hiperactividad de los hijos es que refuerza el egoísmo y se ve al otro como un rival, como alguien que le puede quitar el puesto en la universidad, en el equipo de fútbol… Estamos creando consumidores egoístas y eso debemos cambiarlo. El mercado pide personas creativas, que sepan trabajar en equipo y nosotros estamos educando chicos que no saben hacer eso. El futuro está en la creatividad y ni nuestro sistema escolar ni nuestra sociedad los forma para ello, al contrario. Son chicos que siempre tienen la respuesta correcta, no saben crear, sólo aprenden la receta que les enseñamos. Hay que tirar la receta y darles espacio para ser creativos.

-Los padres no ponemos límites pero buscamos "súper nanis" para que los pongan por nosotros o nos enseñen a ponerlos. ¿Tenemos miedo a enfrentarnos con nuestros hijos? -Hemos llegado al punto de contratar a consultores en paternidad. Volvemos al miedo, que está en la raíz de este momento cultural. Hemos perdido la confianza en ser padres. Cuando los niños nacen ya nos hemos leído 50 libros sobre la paternidad, hemos ido a clases, nos hemos empapado de artículos sobre ello. Este bombardeo de consejos, a veces contradictorios, hace que nuestra confianza sea mucho más vulnerable. Se supone que el objetivo de toda esta industria es dar más confianza, pero paradójicamente hemos perdido la capacidad de buscar la voz interior que todos llevamos dentro. Conocemos mejor a nuestros hijos que nadie, sin embargo los educamos como si nos hiciera falta leer un manual de instrucciones o mirando lo que hace el vecino. Nos dejamos llevar por la corriente de pánico y perdemos esa voz interior. El libro lo escribí para recuperar la confianza en mi mismo como padre.

- ¿La ha recuperado? - Sí.

- ¿Ha mejorado la relación con sus dos hijos? - Sí. Me siento más relajado con ellos, no estoy tan apurado. No estoy siempre atento, les dejo más a su aire y la verdad es que tienen pasión por lo que hacen. Mi hija, por ejemplo, baila flamenco. Le encanta y disfruta.

- ¿También hacen actividades extra escolares? - Sí, pero las que les gustan. Con frecuencia los chicos hacen las actividades extra escolares que sus padres quieren o, en el caso de los adolescentes, para armar un currículum impecable.

- ¿Los niños son más felices ahora que antes? - Es muy difícil responder a eso. Hay muchos indicios de que no, y eso se ve en el aumento de los problemas psicológicos y la enorme cantidad de chicos que reciben medicamentos para controlar su estado de ánimo. Eso es muy mala señal. Hay una gran felicidad falsa, tanto entre adultos como entre niños, que es un producto del consumismo. Compramos un ipod nuevo o la última minifalda de Prada para ser felices, pero ¿eso genera felicidad? No. Es una felicidad artificial, poco profunda, no duradera. Espero que la crisis financiera nos ayude a resituar este materialismo sin límites al que hemos llegado y nos haga reflexionar. Despreciamos lo sencillo, lo cómodo, lo simple, ese palito con el que nuestro hijo puede jugar durante horas. Nos sentimos mal si nuestro hijo no tiene un juguete electrónico de 85 euros, no sólo porque lo el tiene el hijo del vecino, sino porque en la caja nos dice que es muy útil para su mayor desarrollo cognitivo. El mercado manipula nuestros miedos, nuestras angustias para vender más y más. ¿Qué pasará ahora cuando la gente deje de tener tanto dinero? Con un poco de suerte recuperaremos el palito y nos daremos cuenta de que eso sí tiene un efecto sobre el desarrollo cognitivo del niño.

- Entre esa actitud excesiva y el pasar de los niños, no hacer nada, ¿dónde esta el punto intermedio? -Esta pregunta es incontestable. El punto de equilibrio es distinto en cada caso. No hay una actitud perfecta. Ahora estamos en el exceso y de lo que se trata es de trasladar el péndulo hacia el equilibrio. Yo no puedo decir a la gente lo que tiene que hacer, pero sí apuntar los indicios que indican cuando no se está en la buena dirección. Cuando los niños no hablan de las actividades extraescolares, cuando tienen ojeras, problemas de salud, duermen mal o se duermen en el coche entre actividad y actividad, es que algo no va. Hay que poner límites a la presión social y tratar de ubicar la brújula personal de cada uno para que tu hijo haga lo que más le convenga a él y no al vecino o a tu compañera de oficina. Hay que aplicar el sentido común.

- Ese sentido común no siempre se encuentra. -Ser padre es difícil, duro y agobiante. No es un sueño de vacaciones. El problema es que en lugar de pensar y aceptar que todo saldrá bien, invertimos en el lugar equivocado. LA EDUCACIÓN DE NUESTROS HIJOS...

Frecuentemente comento con amigos y conocidos - padres de familia- el tema de los hijos y de su educación. Como escribía hace un tiempo, "la generación de la obediencia firme a la autoridad de sus padres, es la que hoy obedece a la autoridad de sus hijos". Supongo que algo tiene que ver con que nuestra generación (la de los 60 y 70's) fuéramos hijos de un periodo "vacío y aséptico" históricamente hablando, pues no vivimos la guerra, ni la postguerra ni tan siquiera fuimos protagonistas de la recién estrenada democracia. Eso nos hizo vivir una vida de bienestar, con normas excesivamente rígidas pero arcaicas y tener expectativas ante un mundo irreal, que en un futuro no se cumplirían. Y eso y nuestra incertidumbre ante nuestra vida volátil y sin referentes, nos hizo algo débiles. Y esa cierta vulnerabilidad personal nos hizo, de alguna manera, víctimas de la excesivamente estricta generación de nuestros padres autoritarios y, a la vez, frágiles ante las imperativas demandas de nuestros hijos, pues en todo momento nosotros como padres intentamos el consenso y evitamos la autoridad innata y excesiva de nuestros padres. Aunque me parece paradójico que un juez de menores escriba en este tono, quién mejor que él para describir las nefastas consecuencias de esta debilidad de los padres y de la sociedad en general ante nuestros jóvenes de hoy. Pero, sin duda, es un -sarcástico- decálogo para reflexionar sobre la educación de nuestros hijos, recordemos... los políticos, gobernantes, empresarios y padres de familia del futuro cercano! Emilio Calatayud, juez de menores de Granada y autor, entre otros, del libro "Reflexiones de un juez de menores" (Dauro).

1- Comience desde la infancia dando a su hijo todo lo que pida. Así crecerá convencido de que el mundo entero le pertenece.

2- No se preocupe por su educación ética o espiritual. Espere a que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente.

3- Cuando diga palabrotas, ríaselas. Esto lo animará a hacer cosas más graciosas.

4- No le regañe ni le diga que está mal algo de lo que hace. Podría crearle complejos de culpabilidad.

5- Recoja todo lo que él deja tirado: libros, zapatos, ropa, juguetes. Así se acostumbrará a cargar la responsabilidad sobre los demás.

6- Déjele leer todo lo que caiga en sus manos. Cuide de que sus platos, cubiertos y vasos estén esterilizados, pero no de que su mente se llene de basura.

7- Riña a menudo con su cónyuge en presencia del niño, así a él no le dolerá demasiado el día en que la familia, quizá por su propia conducta, quede destrozada para siempre. 8- Dele todo el dinero que quiera gastar. No vaya a sospechar que para disponer del mismo es necesario trabajar.

9- Satisfaga todos sus deseos, apetitos, comodidades y placeres. El sacrificio y la austeridad podrían producirle frustraciones.

10- Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con sus profesores y vecinos. Piense que todos ellos tienen prejuicios contra su hijo y que de verdad quieren fastidiarlo.

PENSAR COMO UN NIÑO!

Pescado por la Web...

¡Qué buena cosa es pensar como un niño! Revisando los exámenes semanales de mi hija Ana, observo la pregunta que la tutora le ha hecho en su control semanal de religión. ¿Qué vida vale más la de un ancianito enfermo en el hospital? o ¿la de un padre de familia que tiene cuatro hijos? La respuesta de una niña de 8 años: "las dos vidas, porque los dos tienen almas y son hijos de Dios". Ojala, algún día todos pudiéramos ser un poco más niños, y entender que la vida del prójimo vale tanto como la nuestra, sin hacer distinciones. El Confidencia Digital- Jueves, 16 de octubre de 2008 Ana María Ros Domínguez LÉELO DESPACITO...Y DISFRUTA!!!

Detente al menos un momento en cada una antes de pasar a la siguiente...

Enamorarse

Reírse tan fuerte hasta que te duelan las mandíbulas

Una ducha caliente

Ninguno delante de ti en la cola del supermercado

Una mirada especial

Recibir correo

Dar una vuelta en coche por una calle bonita

Encender la radio justo en el momento que están poniendo tu canción preferida.

Quedarse tumbados en la cama escuchando la lluvia

El perfume de las toallas calientes tendidas al sol

Un bote de Nocilla

Una llamada a alguien lejano

Un largo baño de espuma

Una bonita charla

La playa

Reírse de uno mismo

Las llamadas a medianoche que duran horas

Correr debajo de las tormentas de verano

Reírse sin motivo alguno

Tener a alguien que te dice que eres bonit@

Los amigos

Escuchar de manera casual a alguien decir algo bonito sobre tí

Despertarte en medio de la noche y darte cuenta de que aún te quedan algunas horas para dormir.

Conocer nuevos amigos o pasar un poco de tiempo con los viejos

Tener a alguien que juega con tu pelo

Un helado

Tener un bonito sueño

Una taza de chocolate caliente en un dia frio

Los viajes en coche con los amigos

Subirte a un columpio

Envolver los regalos debajo del árbol de Navidad comiendo galletas y bebiendo un vaso de leche

Ganar un desafío

Hacer una tarta de manzana

Pasar el tiempo libre con tus mejores amigos

Acercarte al tablón y verte aprobado

Ver las sonrisas y oír las risas de tus amigos

Cogerte de la mano con alguien a quien quieras

Encontrarte por la calle un viejo amigo y descubrir que algunas cosas (buenas o malas) no cambian nunca

Hacer un regalo a un amigo y luego observar la expresión de su rostro mientras abre el paquete y descubre que contiene el regalo que tanto deseaba

Mirar el amanecer

Que te bese esa persona en la que no dejabas de pensar

Una juerga de las que no se olvidan

Un día en un parque acuático

Saber que amas y eres amado

Levantarse de la cama por la mañana y agradecer por esto!!!

PARA MEDITAR...

En un aparentemente ingenuo mensaje de un amigo me llega un tema para meditar...

Pregunta: ¿Qué le sorprende más de la humanidad? Respuesta del Dalai Lama: - Los hombres...... porque pierden la salud para ganar dinero y después pierden el dinero para recuperar la salud! ...y por pensar ansiosamente en el futuro no disfrutan el presente, por lo que no viven ni el presente ni el futuro! ...y viven como si no tuvieran que morir nunca...y mueren como si nunca hubieran vivido! EL SENTIDO DE LA VIDA

"En la vida, cuando mantienes una dirección con sentido, todos los caminos acaban siendo el mismo... "

Cora Weiss, líder pacifista histórica; presidenta del Movimiento por la Paz de La Haya

SOMOS RESPONSABLES, NO CULPABLES

Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos cada día, nuestras decisiones personales -por irrelevantes que parezcan- exigen de nuestra responsabilidad porque configuran nuestro propio Destino. No hay que buscarlo mediante la introspección ni la meditación. Éstas solo nos brindan una efectiva manera de oír a nuestro yo interior y, de esa manera, interpretar lo que sucede fuera, en los acontecimientos de nuestra vida. Y cada vez que sintonizamos con nosotros mismos, se dan señales en nuestra vida ordinaria que nos muestran que estamos sincronizados con el alma y con el Cosmos. Seguir o bien desatender estas señales depende de nuestra libertad, pero si las seguimos conseguimos una singular y mágica paz interior que desvelan el correcto camino! Así, diferentes momentos, lugares y personas se convierten en señales inequívocas de nuestro Destino y nos producen paz interior, primer paso para acceder al amor! VACIARSE... PARA LUEGO PODERSE LLENAR DE NUEVO Y RECIBIR LO NUEVO!

En el crecimiento personal hay un primer y necesario paso llamado des-educarse. Éste consiste en identificar y cuestionar las creencias, valores y hábitos adquiridos en el pasado para luego ser capaces de escoger los que siguen siendo útiles para nosotros ahora... y así poder adquirir lo nuevo e importante en nuestra nueva vida! Este importante proceso solo exige el valor para emprenderlo, aceptar el dolor que pueda traer consigo descubriendo los errores que se hubieran cometido hasta el ahora y, sobre todo, la capacidad de perdonarse a uno mismo por todos ellos! Para el resto, bastará con tener confianza en nuestra redescubierta alma... y en lo que la vida nos aporte en el esperado y enigmático después...

Es algo así como dejar el antes en nuestra vida y estar firmemente dispuestos a vivir el después! Con esto basta, pues el Destino es -recordemos- el propio camino! En ciertas ocasiones, siento haber sido el punto de inflexión entre el antes y el después de algunas personas a las que hoy yo quiero, estén o no cerca mío. No porque hiciera algo al respecto, sino porque aparecí en sus vidas en el momento preciso (¿un sincronismo, tal vez?) para que esta mágica circunstancia se diera... o, mejor, se manifestara! Es un placer para mí ser privilegiado espectador -cuando no, actor- del despertar de ciertas personas a mi alrededor! Y sin duda mi propia felicidad se beneficia de ello...

Un breve cuento Zen para entender el proceso de la des- educación...

Cierto día un prestigioso científico occidental acudió a casa de un sabio oriental para preguntarle algunas cuestiones sobre la vida. Como era costumbre de cortesía en aquel país, el anfitrión le ofreció una taza de té para acompañar el encuentro.

En el momento en que el aromático té estuvo preparado, el sabio se lo ofreció al científico, vertiéndolo poco a poco en su taza...hasta que ésta se desbordó y comenzó a caer por el platillo, la mesa e incluso manchó la ropa del reputado científico. Pero el sabio siguió vertiéndolo y el té siguió saliéndose...

El reconocido científico le increpó exclamándole: - "¿Qué hace usted, señor? ¿No ve que la taza ya está llena y el té se sale por fuera?"

A lo que el sabio le respondió: - Si usted viene aquí con su taza ya llena, nunca podrá acoger nuevos conocimientos y creencias que yo le pueda explicar!

UNA MIRADA DIFERENTE A LA CRISIS...

Hay personas que, conociéndome personalmente o leyendo este mismo Blog, me acusan veladamente de idealista o de místico incurable. No digo que no tengan algo de razón en afirmarlo, pero como descargo me gustaría añadir que tengo tanto de idealista como de hiperrealista, quizás esto último se deba a que la vida me ha obligado a vivir ambos ámbitos. Pero hoy esto significa que he adoptado consciente y voluntariamente mirar la vida y nuestro mundo de otra forma, sin pretender cambiarlo y/o construir un Paraíso irreal y utópico! Creo que esto lo consigo siendo consciente de nuestra realidad cotidiana -y, en cierta manera, frustrante- y nuestra capacidad innata (pero olvidada) de, siendo capaces de aceptarla y de vivirla, ser capaces de mirar más allá de las circunstancias que nos rodean y, aún así, tener confianza en la vida que se nos ofrece! Lo contrario significaría una visión infantil de nuestra existencia y de la felicidad basada en la ignorancia!

Para los incrédulos o los críticos de esta otra visión, reproduzco seguidamente un texto de otro Blog mío, pero del ámbito profesional, en el que expongo mis ideas sobre la crisis actual que nos rodea y nos preocupa... a unos más que a otros!

UNA MIRADA DIFERENTE A LA CRISIS

Cuando más se habla de ella, más grande y profunda se hace una crisis. No me gustaría añadir mi grado de arena para lograrlo, sino dar mi modesta opinión sobre ella desde el punto de vista de un ciudadano que ha tenido el dudoso privilegio -desde hace más de 20 años- de trabajar como consultor de Comunicación trabajando para diferentes empresas e instituciones nacionales e internacionales, lo que en más de una ocasión ha significado conocer los entresijos del Sistema y, cuando no, ser una herramienta para ocultar, camuflar y/o convencer de ciertas y obscuras maniobras típicas de nuestro Sistema, algo maquiavélico y, la mayoría de las veces, perverso e insolidario!

LA CRISIS ACTUAL. Estamos sumergidos en una crisis. No pretendo ser apocalíptico ni agorero cuando afirmo que esta crisis tiene algo de nuevo y de irreversible. Podría afirmarse que se trata de una crisis estructural y coyuntural global de un Sistema que se debate entre la muerte y el cambio. Si algo bueno tiene el Sistema económico y social en Occidente es su capacidad de ser autocrítico o, como mínimo, dejar en evidencia sus propias carencias y errores…aunque después el propio Sistema fagocita y disuelve toda duda o posible rebelión con el paso del tiempo, a fuerza de grupos de presión que dominan los medios de comunicación de masas. En esta crisis ya se ha publicado información de sus posibles orígenes y de sus muchas consecuencias. El tema de las “subprimes”, el alza del coste del petróleo como única fuente de energía que sostiene el aparato productivo -y que genera y mantiene conflictos bélicos-, el consiguiente aumento de precio de los productos de consumo, el paulatino empobrecimiento de la clase media y baja, la ineficacia de los políticos y de las organizaciones internacionales o de la caída de los grandes bancos de inversión de USA han supuesto un buen comienzo… y solo está empezando. El resto, las consecuencias de todo ello, puestas de relieve en un mundo cada día más globalizado, pero a la vez interdependiente, aún está por ver. En muchos sentidos, el simple resquebrajamiento del sistema actual financiero ante un depauperado y arcaico sistema productivo. Hoy ya no creamos riqueza fabricando o transformando productos de primera necesidad, que hemos cedido gustosamente a países en vías de desarrollo para bajar los costes y ser más competitivos y, a la vez, detener los costes energéticos a pesar de que incumplen las demagógicas (por ser un argumento solo político) pautas de disminución del deterioro medioambiental en nuestra Tierra.

QUÉ HAY DETRÁS. Detrás de esos factores que han producido la crisis está la inoperancia del propio Sistema ante el decrecimiento del consumo que es quien lo perpetúa sin otras bases más sólidas; la ineficacia de la clase política que utiliza las situaciones como estas para batirse con sus adversarios y la incapacidad del Sistema para auto regularse ante la corrupción o las prácticas poco éticas en pos de un sistema excesivamente liberal, basado en su propio enaltecimiento y enriquecimiento sin límites...a costa del real progreso humano y del respeto al entorno natural. Si además añadimos nuestra autocomplacencia y poca ética a la hora de tratar la problemática cada día más creciente, descontrolada y peligrosa del Tercer Mundo, siendo incluso capaces de utilizarlo argumentalmente como muestra de nuestro altruismo. Ni que decir tiene que el fruto de este altruismo sigue siendo su explotación, su paulatino empobrecimiento y, como consecuencia inmediata, su aniquilación a través de la hambruna, los conflictos internos -étnicos o religiosos- y las enfermedades y epidemias. Y es que su crecimiento demográfico desaforado, la ruptura de sus límites geográficos a través de la emigración –auspiciada en muchos casos por sus propios gobernantes- y la enajenación de sus recursos naturales en manos de multinacionales del Primer Mundo, hacen de éste mundo nuestro un polvorín. Supongo que tras todo ello está el excesivo cortoplacismo de un Sistema en manos del poder financiero ávido de rentabilidad a corto plazo y la irresponsabilidad de políticos, empresarios e instituciones tomando medidas negligentes, cuando no parciales y dominadas por intereses particulares, que han traído consigo un oscuro panorama mundial que, como no podía ser de otra manera, invitan al pesimismo y, como consecuencia, a la contracción del consumo privado y de la confianza. El miedo desembarca entre nosotros y sacude dónde duele a la población. Su bolsillo y su bienestar personal!

UNA MIRADA RÁPIDA AL ENTORNO. Un rápido retrato de nuestro mundo actual. Conflictos bélicos más o menos públicos y justificados con argumentos tendenciosos y falsos; un sistema bursátil frágil y volátil; el presidente de USA solicitando al Congreso una partida presupuestaria para evitar la caída de unas entidades financieras en crisis por su descontrol lucrativo y exceso de ambición; el ministro Solbes afirmando ante los medios la envidiable estabilidad de las entidades financieras españolas ante esta crisis mundial; los líderes políticos europeos lanzando mensajes positivos sobre una crisis global en la que se desconocen las causas y, lo que es peor, sus efectos y duración; las empresas privadas que aprovechan la coyuntura inestable para realizar reducciones de estructura gracias a la mayor tolerancia de los gobiernos en esta situación de caos económico; el reparto de la industria petrolera de Irak entre empresas norteamericanas sin ningún pudor; los bancos centrales intentando desesperadamente controlar el consumo; las grandes empresas promotoras inmobiliarias que, tras años de enriquecimiento desmesurado, acuden al Estado para enjuagar las perdidas resultantes de la necesaria corrección del mercado inmobiliario; la organización de los JJOO –símbolo hasta ahora del deporte puro y de sus valores humanos- dando protagonismo y beneficios a un país que denigra los Derechos Humanos, solo porque es un inmenso y virgen mercado de próximo crecimiento, etc. Una fatídica imagen.

LA PERCEPCIÓN DE LA CRISIS. Como suelo decir, una cosa es la crisis y otra bien distinta es la percepción de ésta. Y los efectos y duración dependen de la percepción pública, más que de su esencia misma. Desde los foros políticos y económicos donde se intenta desesperadamente menospreciar el efecto de la crisis por algunas partes, o lo contrario, la dramatización negligente de su dimensión y duración por parte de las otras partes implicadas y/o contrarias y sus medios de comunicación afines; declaraciones de los presidentes de los bancos afirmando el leve y transitorio deterioro de la economía y su pronta recuperación; el sector automovilístico -en crisis estructural perpetua- que anuncia públicamente despidos masivos en todo el mundo; las administraciones públicas que publican el dramático recorte de sus ingresos debido a la crisis inmobiliaria, etc. hace de los medios de comunicación un campo de batalla y, lo que es peor, creando un estado de opinión como mínimo desorientador para el ciudadano. Y, como consecuencia, no hay cena privada en la que no se hable sobre la crisis, no hay persona que afirme estar tranquilo con su economía doméstica y su futuro personal. Y el consumo privado baja, a la vez que el contagioso miedo ante el futuro crece en la opinión pública. Claro está que esa misma opinión pública es la que, aficionada a vivir demasiado bien en una época de crecimiento económico, se ha lanzado en los últimos años a endeudarse más de lo debido, adquiriendo viviendas a precios desorbitados, coches de lujo y productos inútiles pero exclusivos para demostrar su solvencia y prosperidad económica!

LA CAPACIDAD DE LOS GESTORES. Como en toda situación de crisis, lo importante es demostrar fehacientemente la capacidad de control de quien la gestiona, además de tomar las medidas necesarias para tratarla y, como mínimo, suavizar su impacto demoledor! Como hemos visto en este caso actual, la disparidad de opiniones, ideas y medidas contradictorias según quien las proponga y/o promulgue, proyectan la imagen de descontrol, de caos en la resolución y de falta de unidad de criterio en el modo de resolverla. Los gobiernos, la oposición, los organismos internacionales, los empresarios, las instituciones públicas emiten juicios parciales, incoherentes y, lo que es peor, contradictorio ante la misma situación y sus posibles soluciones. Y esto no mejora la percepción pública del tema, más bien al contrario, la desorientan aun más. Si a esto añadimos la susceptibilidad o escepticismo crónico actual y la falta de confianza de los ciudadanos ante los poderes públicos y las administraciones –manifestado en el imparable crecimiento de la abstención en las elecciones- esto no ayuda a recuperar la confianza en los actores de la crisis. La lluvia es distinta si llueve sobre mojado! Esa opinión pública suspicaz y, de alguna manera, incrédula ante los acontecimientos, da la espalda a las opiniones ajenas sobre la crisis, aunque vengan de presuntos expertos y analistas, o de líderes pretendidamente experimentados en lidiar con situaciones delicadas como una crisis. Y es que en España –y por extensión, en todo Occidente- los expertos varían su opinión a partir de las consignas de sus respectivos patrocinadores -los partidos políticos o instituciones- y de sus intereses meramente particulares. Como suelo afirmar, la progresiva politización de la vida pública y privada tiene sus contrapartidas! Así, ya sean universidades, instituciones o entidades aparentemente asépticas políticamente ya no tienen credibilidad ante la opinión pública. Y en una crisis, del tipo que sea, la credibilidad es el primer objetivo para resolverla.

LA RESOLUCIÓN DE LA CRISIS. Por obvias razones no puedo sugerir recetas mágicas contra esta crisis que actualmente padecemos y que, mucho me temo, va para largo! Me dedico a la Comunicación empresarial e institucional, a la gestión comunicativa de las crisis y ese no es mi empeño. Pero sí puedo recomendar que, aún sin existir soluciones concretas, experimentadas y efectivas –cada nueva crisis es, por definición, singular e irrepetible- al menos se actúe de manera coherente y unificada, aunque para ello sería necesario un objetivo común y abandonar los intereses particulares de las diferentes partes implicadas. El objetivo no es otro que resolver la crisis –o mejor, sus efectos- ganando la confianza de la opinión pública. Evidentemente, esto significaría un utópico Comité de Crisis único con todas las partes implicadas a nivel de España o internacional, según el ámbito que tratemos, es decir, empresarios, sindicatos, otras organizaciones sociales, patronales, organizaciones de consumidores, medios de comunicación, etc. para tratar de consensuar su actitud y sus mensajes. Ya sé que este método, dado el cruce de intereses en nuestro mundo actual, es impensable y utópico. Pero sea políticamente correcto o no, viable o no, como experto en gestión de crisis es mi obligación sugerirlo. Ganar o recobrar (si algún día se tuvo) la confianza de la opinión pública es el primer paso necesario para solucionar cualquier crisis. El siguiente paso se lo dejo a los agentes involucrados en su resolución, los presuntos expertos en economía. Y el último paso conveniente de cualquier crisis, es, sin duda, aprender de ella para no repetir los mismos errores en el futuro y, entre ellos, me atrevo a sugerir, entre otros, aplicar más el sentido común, ser más honestos (los políticos, instituciones implicadas, las empresas y los ciudadanos), actuar con mayor responsabilidad y, sobre todo, entender que cualquier cambio o crisis es necesario y una oportunidad nueva y singular para mejorar!

UNA NUEVA VUELTA A NUESTRA VIDA...

El futuro se hace día a día! El pasado es ya pasado... y el futuro es una ilusión que casi nunca se cumple! El presente es lo único que tenemos en nuestras manos para construir nuestro futuro, simplemente dejándolo fluir!

Una anécdota personal. Cuando era más joven siempre solía pensar cómo sería mi vida 10 años después! Así, a los 20 pensaba en mis 30 años, a los 30, en mis 40 y así sucesivamente... Pero hoy, años después, lo único que puedo afirmar es que nunca se cumplían mis pensamientos y expectativas! Siempre era mejor la realidad obtenida años después que la deseada... aunque no siempre fui capaz de interpretarlo así! Así, hoy ya no pienso en mi futuro, lo hago día a día y simplemente tengo fe en que -quiera o no- la vida siempre me ha estado aportando y me aportará lo que realmente necesito...sea o no capaz en todo momento de apreciarlo como tal! Supongo que es una cuestión de confianza en la vida...y en mi capacidad de hacerla cada día, tal y como la siento!

"La mejor manera de predecir el futuro es crearlo", Peter Drucker.

"Dentro de veinte años te arrepentirás más de las cosas que no hiciste que de todo lo que hayas hecho" Mark Twain

"Los que esperan que las cosas les lleguen es posible que reciban algunas..., ¡pero sólo las abandonadas por los que salen a buscarlas!" Abraham Lincoln

EL RIO DE LA VIDA

Alguien dijo que la vida es como un río por el que transitamos. Tiene dos orillas, una es la felicidad (el placer) y la otra, la infelicidad (el dolor). Y que no debemos pararnos demasiado tiempo en ninguna de las dos para seguir avanzando en nuestra vida!

SENCILLAS REGLAS PARA SER FELIZ

Dicen que "lo bueno, si breve, dos veces bueno"! Aquí unas sencillas reglas para ser feliz:

1- Liberar el corazón del odio 2- Liberar la mente de preocupaciones 3- Vivir sencillamente 4- Dar más 5- Esperar menos 6- Tener esperanza

Sin más! NUESTROS HIJOS SE VEN EN NUESTRA MIRADA...

Frecuentemente trato el tema de los niños, nuestros hijos. Por algo son los ciudadanos del futuro... y su protagonismo en él está en nuestras manos!

Demasiadas veces hablo con amigas mías -y madres- sobre el importante rol que tienen en el desarrollo psico- afectivo de sus hijos. Les insisto hasta la saciedad que la relación con sus hijos no es una cuestión de cantidad, sino de calidad. No son horas lo que ellos requieren de nosotros, sino respeto, comprensión y afecto. Y eso precisamente es lo que menos reciben nuestros hijos en este mundo actual en el que se hace casi imposible conciliar la vida laboral con la familiar.

Pero como suelo decirles, ese no es necesariamente el principal problema, sino las muchas veces resignada actitud de sus madres ante la vida. El equilibrio emocional de nuestros niños depende de nuestra entereza, nuestra coherencia y nuestro valor a enfrentarnos a los retos que la vida nos ofrece día sí y día también. Un hijo -sobre todo cuando es pequeño- no escucha sermones ni nuestras teorías al respecto...le basta ver en nuestro rostro y constatarlo en nuestra manera de vivir la vida! Y, aunque no siempre sepan explicarlo con palabras ni hallar su sentido, ven en nuestra mirada la felicidad o la infelicidad, las luces o las sombras, las oportunidades o las dificultades que nos conmueven o inquietan. Y estas percepciones generan su propia escala de valores... que después -lamentablemente- arrastrarán gran parte de su vida, sin haberse siquiera planteado si son buenas o malas, si les ayudan o les impiden ser ellos mismos. Será más tarde, con la edad, cuando deberán procesar esta información oculta en su mente y en su corazón... y empiecen por contrastarla con su valores internos y personales. Si no lo hacen, muy probablemente repetirán los roles y modos de sus padres con sus propios hijos...y así se irían transmitiendo de una generación a otra!

Este proceso de des-educación es, obviamente, doloroso porque implica muchas veces abandonar los referentes que hasta entonces teníamos, perdonarse por haberlos adoptado a ciegas y, sobre todo, tener el valor de crear unos nuevos, seguramente a medio camino entre lo vivido y lo sentido internamente...y sin garantías de éxito! Y esa es la valentía que requiere la vida a cada uno de nosotros, con el único premio de poder sentirnos felices simplemente por la satisfacción de haber sido capaces de luchar por ello!

Y, volviendo a nuestros hijos, ellos y su crecimiento como personas son también el premio de nuestro vital esfuerzo. Y es tan fácil como que vean en nuestro rostro la felicidad que ellos -como todos- buscamos y buscaremos toda nuestra vida! Y si, además, para lograrlo como padres somos capaces de aprender de nuestro hijos y su envidiable felicidad simple (sentirse bien, alegres y queridos), mejor que mejor, pues entonces nuestros retoños se empezarán a sentir comprendidos e implicados en un mundo que necesita algo de su alma pura para subsistir a las equivocaciones ya crónicas de nosotros, los adultos!

VUELTA AL COLE!

Como con la llegada del otoño, en España es un gran almacén comercial quien nos anuncia “la vuelta al cole”, el inicio de un nuevo curso escolar. Y el ser humano gusta de utilizar las fechas y símbolos convencionales para rememorar, revisar o reiniciar un nuevo ciclo de la vida. En esta ocasión se trata del inicio del curso escolar de los niños y jóvenes. Pero tiene otras consecuencias familiares y personales, no menos importantes. Las madres y algunos padres, porque empiezan su vertiginosa carrera hacia la casi imposible conciliación de la vida profesional y la familiar. El hogar porque vuelve a sus ritmos habituales y su logística cotidiana. Los que trabajan, porque se incorporan de nuevo a su profesión o lugar de trabajo, sumergidos en esa tediosa rutina de la que todo el mundo afirma querer huir y, en cambio, pocos tienen el valor de destruirla y cambiarla por algo mejor. Actualmente ya son muchos los psicólogos y sociólogos que advierten anualmente del llamado síndrome post vacacional, o sea esa casi depresión cíclica y tono bajo que sacude al ser humano cada vez que su interior se resiste ante la evidencia de sobrevivir a la cotidianidad reincorporándose a su trabajo después de sus vacaciones estivales. Y es que el ser humano, hoy en día, es víctima de su propio desasosiego vital y se empequeñece a sí mismo en la rutina y el aplastante e insano mundo que, entre todos, hemos creado…paradójicamente, incluso con orgullo y una cierta autocomplacencia. Pero debemos admitir que, a más de uno, este mundo le sirve como coartada perfecta para dejarse deslizar por la vida, por monótona y superficial que nos parezca...y aunque nos vacíe! Como siempre -aprovechando esa mala costumbre de fechar todo, en vez de esperar a los acontecimientos que la vida misma nos propone, queramos o no-, me gustaría invitarte a que emprendieras este nuevo curso o ciclo de vida para rescatar algo que lleva muchos años –latente- en tu interior. Más vale tarde que nunca! Quien más y quien menos afirmamos estar “quemados”, aburridos y desilusionados ante la rutina y nuestra vida gris y poco amena. Pero, como he dicho antes, pocos tienen el valor de intentar cambiarla, adaptarla a sus requerimientos e inquietudes vitales y, mucho menos, intentan sacar de todo ello la felicidad que, en el fondo, todos buscamos desesperadamente para iluminar –al fin- nuestra existencia. La verdadera felicidad está fundamentada en breves momentos cotidianos con personas o en lugares muchas veces ordinarios y cercanos. Basta con saberlos mirar de “otra” forma, sin buscar nada especial, pero siendo capaces de encontrar minuto a minuto esa magia que hay detrás de cualquier persona, momento o lugar que presenciamos y vivimos cualquier día. No hay que hacer grandes revoluciones, introspecciones, cambios... simplemente hay que desterrar lo viejo y rutinario, permanecer atentos a lo que sucede alrededor nuestro y sentirlo intensamente…siendo conscientes que estamos dotados para ver, identificarla y vivir siempre una mejor vida, simple y llanamente. Y para ello no hace falta más que tener el valor de aceptarlo y de vivirlo…y no buscar el refugio en la cotidianidad malsana, resignarnos a lo que siempre hemos hecho para subsistir y/o sobrevivir, ni tan siquiera volcar todos nuestros proyectos y ambiciones personales en el escaso tiempo libre de que disponemos o esperando a las siempre merecidas y cortas vacaciones para creernos – errónea y temporalmente- felices. Simplemente porque nuestra satisfacción y felicidad verdadera nunca estarán en este tipo de vida hipotecada, monótona y vacía! La consecuencia de este peligroso “estar bien, deslizarse por la monotonía y sobrevivir al día a día” –aunque obtengamos esa falsa sensación de seguridad y control de nuestra vida- es, sin duda, esa vulnerabilidad ante los acontecimientos externos que nos sorprenden o asustan a diario o en ciertos periodos de tiempo, o esa fragilidad emocional y psicológica que nos atiza cada nuevo curso, cada nuevo año o cada aniversario de algo, recordándonos que la vida pasa frenéticamente por delante de nuestros ojos, pero sin permitirnos vivirla tal como ella y nosotros merecemos! Una buena amiga, citando a un amigo suyo, el otro día me dijo una acertada frase, “Hoy tendrá sentido sufrir…”. Y seguramente esa es la única e infalible clave para vivir: darle sentido a lo que vivimos, ya sea el amor, el sufrimiento, la alegría, la sorpresa, la desgracia, la ilusión…la propia vida o la propia muerte, por qué no! Otra amiga mía, cuando hablamos o nos vemos, suele decirme con cariño: “¿Cómo estás? Me alegro de ver que estás bien!”. Y yo siempre le respondo que eso no es necesariamente bueno para mí, aunque para otros quizás lo sea...o se lo parezca! Yo le suelo contestar, “yo he nacido para vivir una vida mejor...y estoy en ello”. Y hoy puedo afirmar con inusual firmeza – gracias a los muchos golpes de mi vida- lo que necesito yo en mi vida para que ésta sea mejor! Y es que cada uno debe decidir qué exige de su propia vida o, lo que es lo mismo, saber “¿qué espera mi vida de mí?”. Después, una vez sé a dónde voy, simplemente admito poderme equivocar de nuevo para aprender y, sobre todo, espero ser capaz de ver todo lo que la vida me propone…y mi luz interior decide lo que me ayudará a conseguir esa vida mejor a la que aspiro! Eso, en sí, es el único sentido pleno que le otorgo yo a la vida, mi vida! Y, aunque lo encuentro innecesario, si tuviera que ponerle ciclos o fechas para conmemorar o recordar ese singular sentido, los buscaría en el permanente y siempre sorprendente cambio de la Naturaleza -con sus variables colores, aromas, sabores, luces, sombras, texturas, etc.-, me dejaría sorprender por lo singular e irrepetible de cada instante que se sucede en ella y trataría de aprender de la - paradójica y envidiable- invariabilidad de las emociones y propios sentidos entre todos los animales y plantas que habitan la Naturaleza, transitando intensamente día a día por su propia vida plena!

DEBEMOS VOLVER A NUESTRO ESPIRITU INTERNO...

(...) "Tener la mente y la intención inmaculadas es casi una utopía... Sírvase del silencio y la fe en la vida, porque dentro de cada uno de nosotros vive el espíritu que no se ve pero se siente, es como un aliento. Debemos volver a nuestro espíritu interno, que es el espíritu de todas las cosas, un mundo al que se accede también a través de la naturaleza. Así obtuve la fuerza para recorrer el camino. (...) Quiero ayudar a las mujeres para que se levanten y tomen su poder, quiero detener el abuso a los niños y a las madres, primeras víctimas de los conflictos. Quiero que la gente ame a sus abuelos porque son los guardianes de la sabiduría. Quiero que cada ser esté orgulloso de sí. (...) Las mujeres jóvenes son aprendices de ancianas y el gran aprendizaje es respetarse a uno mismo. Cuidad vuestros cuerpos, sed verdaderas, caminad vuestras palabras, aprended a estar contentas, a reíros, tened un buen espíritu (...)"

Agnes Baker, líder espiritual indígena, con 6 hijos, 18 nietos, 27 bisnietos y una tataranieta. (La Contra de La Vanguardia) APRENDIENDO A VIVIR...

Será porque creemos que la vida nos es regalada (y en honor a la verdad, deberíamos preguntarle a nuestra propia madre si fue así la espera!) por lo que no la valoramos hasta que estamos a punto de perderla! Pero, como ya sabemos, en la vida todo lo importante siempre tiene un precio y ese es, sin duda, nuestro deber de aprender a vivirla como merecemos! Y eso muchas veces tiene poco que ver con lo que nos han contado, con lo que creemos vivir y merecer, con lo que aspiramos a ser de mayores. No hay tiempo más que para desentrañar la verdad de nuestra propia vida día a día, porque, precisamente no sabemos cuanto tiempo dispondremos de ella. Y eso exige aprender rápido, a partir de mañana mismo, equivocarse muchas veces para ello y, sobre todo, perdonarnos los fracasos! Es fácil, no hay exámenes, ni profesores ni alumnos (por aventajados que se crean), ni más recompensa que sentirse bien y en paz con uno mismo y hacer aplicados los deberes, es decir, devolverle a la vida todo lo que nos ha dado!

Pero esta vez no serán míos los consejos, sino de uno de estos pocos maestros que, además de vivirlos como tal, ha decidido hacer sus deberes enseñándonos sus pensamientos escritos. Jorge Luís Borges! Aquí su espléndido texto.

Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma. Y uno aprende…que el amor no significa recostarse, y una compañía no significa seguridad. Y uno empieza a aprender… que los besos no son contratos, y los regalos no son promesas.

Y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos. Y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno del mañana es demasiado inseguro para planes… y los futuros tienen una forma de caerse en la mitad. Y después de un tiempo…uno aprende que sin demasiado hasta el calorcito del sol quema. Así que uno planta su propio jardín y decora su propia alma, En lugar de esperar a que alguien le traiga flores. Y uno aprende que realmente puede aguantar, que uno es realmente fuerte, que uno realmente vale. Y uno aprende y aprende… Y con cada adiós uno aprende.

J.L.Borges

¿ SEXO... ECOLÓGICO?

Greenpeace lanza en México el decálogo del sexo ecológico. Es el colmo! Bastante ha hecho y hace a diario la sociedad nuestra por desvirtuar la verdadera y mágica dimensión del sexo como manifestación del alma -o de nuestro ser interior- y la mejor y más maravillosa manera de relacionarse y compenetramos con las personas a quienes amamos, confundiéndonos con su utilidad, su conveniencia en determinados momentos o con determinadas personas o haciéndolo de una determinada forma y manera!

Solo faltaba buscarle ese contenido "ecológico" al sexo, cuando el deseo sexual y el amor que siempre debería entrañar es lo más humano que existe y el sexo, como su máxima expresión, es precisamente una manera patente de hacernos uno con lo que somos y compartirlo con el Cosmos que hay en el alma de cada uno de nosotros... aunque demasiadas veces agazapada! El Cosmos es la Totalidad y quizás el placer máximo en el sexo (no siempre coincidente con el tópico placer físico) es una breve pero significativa manera de experimentarlo, porque entraña instinto, sensaciones, emociones, sentimientos y deseos compartidos y singulares entre ambos protagonistas! Claro que, para ello, el sexo deberá siempre ser mutuamente deseado, experimentado hasta el descontrol y disfrutando de la grandeza de dejar de ser ambos ante el ser amado y deseado, sin conveniencias ni técnicas aparentemente infalibles, ni metas concretas y pretendidamente cuantificables que alcanzar, sin maneras ecológicas, siquiera!

Sexo es siempre amor! O al menos debería siempre serlo...! Deseado, compartido y experimentado por dos seres que se desean y se quieren. No es nunca un premio, ni algo que entregamos a alguien que nos lo pide o, lo que es peor, para recibir a cambio su amor. Es un fin en sí mismo! Y singular, porque es maravillosamente distinto cada vez, para cada persona y según con quien lo compartimos, así como unificador porque nos convierte en partes significativas y necesarias del Universo, donde está la Tierra, ese minúsculo planeta que hay que cuidar y proteger de la ambición, de la vanidad y del aparente afán autodestructivo de la especie humana! Y eso ya lo hace ecológico, porque, simplemente, no necesita más que dos seres mutuamente entregados y todo su ser natural y divino compartido, es decir, lo que son, creen, piensan , sienten, desean, sueñan e imaginan cada uno... compartido con el otro! Y por ello, el sexo no tiene ni admite límites -más que los que le ponga cada uno a su propio ser, lamentablemente-, ni necesita técnicas ni experiencia, ni es posesivo, ni tiene presuntas zonas erógenas o cronómetros, ni espectadores pasivos, ni artilugios que sean respetuosos con el medio ambiente!

El Amor y consecuentemente el sexo que a veces lo acompaña y engrandece, siempre es Total en nuestra existencia humana, por eso cuando amamos a alguien, a la vez, amamos su piel, a todo lo que le rodea, a toda la vida que hay dentro... y a nuestro alrededor. Y es lo que merece cualquier ser humano -como tal, siempre singular, especial y mágico- y que se quiere a sí mismo como parte del Cosmos... incluso siendo capaz de movilizar los millones de células que posee su cuerpo y la trayectoria de los astros para expresar y vivir un sentimiento compartido!

AMISTAD & AMOR... ¿VIRTUAL?

Hacía un tiempo que tenía ganas de darme una vuelta por el mundo virtual dedicado a las relaciones personales. Soy un entusiasta de las relaciones humanas y no podía obviar un fenómeno tan actual y exitoso como éste. Evidentemente lo intenté hacer sin prejuicios y sin opiniones ajenas de antemano, simplemente mirando más allá de lo que encontrara en cada uno de los perfiles personales que hay en cualquier comunidad virtual dedicada a las relaciones de amistad o amorosas. Curiosa disyuntiva, por cierto... ¿puede haber amor sin amistad? ¿Y amistad sin amor? Escogí una web reconocida y con millones de afiliados en todo el mundo y me inscribí hace unos días. Pagué la cuota correspondiente y empecé a echar un vistazo por la web en cuestión, poniendo mucha atención en lo que veía. Huelga decir que mi perfil (necesario al inscribirte) me describía tal y como soy…pero dejando muy claro que no buscaba nada especial, simplemente conocer personas nuevas…a pesar de que la vida cotidiana ya me sorprende diariamente con personas, con las que es un placer encontrarme y conocerlas día a día. Esto, aunque parezca raro, es algo anormal en una Web en la que la gente afirma sin pudor que busca el amor o al hombre o mujer de sus sueños! Leí atentamente varios perfiles, siempre a partir de las fotografías publicadas y de lo que intuía en cada una de ellas. Posiblemente es una injusticia, pero personalmente, cuando trato con mujeres, me entiendo mejor con las que sufren el Síndrome de la Belleza, como yo le llamo irónicamente, que no es más que esas guapas muchachas que, tras (y a pesar) de tener belleza física, se esfuerzan en ser, en parecer y en vivir como personas con otra belleza interior! Que son muchas!

En mis primeras incursiones en el amoroso ciberespacio vi todo tipo de mujeres, de todas las edades y condición. Pero había algo en común a todas ellas, fueran como fueran, de distintas razas, edades, condición social, país, etc. En todos sus perfiles, aunque expresado en diferentes formas y más o menos camuflado, siempre había un deje de tristeza o de revancha ante lo vivido…o al menos ese sentimiento me produjeron casi todos los perfiles que miré en pocos días! Unos hacían referencias, más o menos veladas, a experiencias vividas en la vida o en esa misma comunidad con algún que otro jugador de seductor o malversador de toda posible relación que se ponga por delante, a través del omnipresente engaño y otras tácticas de conquista que yo creía –hasta ahora- propias de un inmaduro adolescente. Y había mucha rabia contenida, mucho reproche no disimulado o mucho dolor…mucho miedo al fracaso, al amor y a enamorarse de nuevo! Sorprendente... pues el amor es lo que afirman buscar la gran mayoría de personas que están en una comunidad de contactos de este tipo! Pero aún así, insisten e insisten en encontrar todo lo que en su vida perdieron o no supieron encontrar! Demasiada soledad, demasiada visión novelesca -e irreal- del amor romántico…y mucho miedo a la soledad para encontrar el amor de nuestra vida! Me viene a la memoria una frase de un amigo mío que ya he mencionado en alguna ocasión: En el amor ¿Te quiero porque te necesito…o te necesito porque te quiero? He ahí la fundamental cuestión –y disyuntiva clave- en el amor verdadero! Y es que, con Internet o sin él, el ser humano es como es. En la vida real y en la virtual! Las personas somos presas de unos condicionamientos antiguos y caducos, en unos estereotipos de vida y de expectativas hoy irreales...pero en todo caso, solo alcanzables con la madurez y deshaciéndonos de esos tabúes y arcaicas ideas con las que nos obsequiaron –con todo su cariño, pero también con toda su ignorancia- nuestros padres, educadores, la sociedad en general! Y ese es nuestro mundo real, hecho de ideas viejas no interiorizadas y hechas nuestras, de viejos tabúes aún por superar y antiguos miedos heredados de padres a hijos sin siquiera cuestionarlos! En fin, que el medio de llegar a las personas poco importa…sí, en cambio, nuestra verdadera intención, la manera de manifestarnos o de encontrar lo que buscamos todos: felicidad y amor! Ni que decir tiene que en una comunidad como esta hay tantos objetivos personales como personas! Muchos quieren, simplemente, sexo rápido sin compromiso; otros muchos buscan compañía ante la soledad; algunos, lamentablemente, parecen buscar la venganza de lo vivido por ellos haciendo sufrir a los ajenos y desconocidos; otros, amistad y los más, al hombre y la mujer de sus sueños….pero muchos sin merecérselo o sin estar realmente preparados para encontrarlos y vivir el amor! Por cierto, es anecdótico que en la mayoría de esos perfiles personales de la comunidad, las mujeres “cuelgan” fotografías (algunas ni siquiera las ponen) con gafas de sol, ocultando su mirada. Se me hace difícil intuir cómo es en realidad alguien sin ver su mirada! Y mucho menos interesarme por esa persona simplemente por lo que expresa en palabras en un chat ciego y en un mundo lleno de charlatanes! Y aún así afirman -impúdicamente- buscar la relación de su vida, la felicidad…lo que no supieron encontrar en su vida real y con la cara descubierta! Si hay dos temas que socaban la pareja son: la mentira y la falta de comunicación... real. E Internet no siempre mejora las cosas en este sentido… ¿Falla el sistema…o bien sus protagonistas y usuarios?

Quizás hasta este punto, parece un tanto negativa esa visión de este fenómeno de masas de las comunidades de contactos que, cada día más, están arraigado en un mundo escaso de tiempo, acostumbrado al zapping vital, con demasiadas obligaciones y en el que las personas están acostumbradas a recibir…sin dar nada a cambio y que dure mientras dure. Rapidez, efectividad y calidad total, o sea “0” errores o fracasos! Porque si hay algo que todos tenemos claro a una cierta edad, es que los errores del corazón siempre se pagan caros y se arrastran durante demasiados años! Pero, como en la vida misma, no todo es malo…o tal vez soy capaz de encontrar una aguja en un pajar (gracias a mis anteriores errores y fracasos) y, oh sorpresa! fui capaz de contactar y, después, conocer poco a poco a una mujer especial, de las que –aparentemente- no existen, no se encuentran o no se dejan encontrar por la vida real y cotidiana. Y es que, en todos los rincones de nuestra existencia y en cada una de las personas que se cruzan en nuestra vida, hay un mucho de heroísmo y, siempre que queramos verlo, un mucho también de magia! Y seguramente porque empiezo a estar capacitado para descubrir eso en las personas (no quiero pensar que soy yo quien las hace mágicas!), encontré a una mujer tal cual, bella pero sobre todo muy atractiva, inteligente, sensible, empática y curiosa, prudente pero con ese toque de rebeldía y de valentía necesarios para vivir la vida…lo que propició nuestro fortuito (¿la suerte, solo?) y hasta hoy plácido encuentro. Hoy, pocos días después de haber “chateado” con ella y solo habiéndonos visto “en persona” una sola vez, tengo el firme convencimiento de haber encontrado una verdadera amiga! Debo admitir que mi visión inmediata de la vida (mañana puedo estar muerto!) me exige vivirla intensa y auténticamente, dando velocidad y densidad a mis relaciones, ya sea con mis palabras, pensamientos o sentimientos. También sé que este aparente atolondramiento a veces asusta a según quien…claro que si ese alguien -en nuestro mundo actual y dinámico- se asusta con la intensidad y la prisa, no está preparado para vivir la vida y disfrutarla tal y como viene! Porque eso, en la calle, también es habitual! Es verdad que el anonimato que permite Internet y los chats favorecen el acercamiento entre personas, cautelar y sin demasiados riesgos. Si quieres desaparecer del chat, simplemente desapareces! Si te cohíbe o te incordia alguien, pones “no conectado” en el programa de chat y ya está solucionado! Ojalá en la vida fuera esto también posible! Pero, como suele pasar actualmente en mi vida, aparecen en ella personas que te generan ese fantástico y singular sentimiento de que “parece que nos conocemos de toda la vida”...

Como suelo afirmar, cada persona, lugar y momento es singular, irrepetible y mágico…si sabemos verlo, no tenemos miedo y nos atrevemos a apreciarlo como tal. Pero eso solo exige una manera de ver y valorar lo que la vida nos ofrece en cada instante! ¿Simplemente saber vivir la vida tal y como es, en vez de intentar vivirla como querríamos que fuera o nos dijeron –erróneamente- que sería? ¿Sabiendo ver más allá de la mirada y estando receptivo y confiado en lo que nos llega en cada instante? ¿Saber quitarse el pañuelo de los ojos para observar bien y recibir lo que nosotros previamente hemos ofrecido en nuestro mundo? ¿Se trata de, en vez de encontrar lo buscado…saber encontrar sin buscar? En todo caso y a partir de mi breve experiencia en Internet, de todo hay en el mundo real o virtual…como en la vida misma, solo hay que saber encontrarlo y tener el valor de vivirlo!

Gracias amiga virtual por ser, estar y compartir conmigo momentos virtuales y reales de nuestra vida!

"SUEÑA COMO SI FUERAS A VIVIR SIEMPRE Y VIVE COMO SI FUERAS A MORIR MAÑANA"

En todo caso comentar que la muerte es parte de la vida... y esa manera de tenerla -permanentemente- presente en nuestra vida cotidiana nos permite vivirla de otra manera. Es nuestra limitada mente humana la que nos habla insistentemente del "mañana", de "más adelante"...de dejarlo todo "hasta más tarde"...como si la vida pudiera garantizarnos esa lejanía y/o perpetuidad exigible para cumplir todos nuestros proyectos! Esa muerte anodina, humanizada y "distante" solo tiene en cuenta todo lo que se lleva ella...es decir, lo que tenemos, somos y conseguimos en este mundo vacío y materialista! La verdadera muerte - consustancial a nuestra vida- en cambio es una liberación ante este mundo y no es capaz de robarnos lo que somos realmente, nuestra alma!

Una anécdota personal curiosa. Tuve mi primer contacto real con la muerte cuando, a mis 18 años de edad, falleció en un accidente de tráfico mi mejor amiga, Clotilde. Ya entonces experimenté un curioso y paradójico sentimiento que aún conservo hoy con respecto a ella y todas las muertes que, en estos años, he sentido y presenciado. En mi piel me sentía compungido, apenado y, seguramente, en su caso, rabioso por la injusticia que supone la pérdida de una preciosa vida de 18 años! Pero interiormente, desde el minuto "0", sentí que estaba inexorablemente unido a ella, por siempre...y como siempre! Nunca tuve la sensación de que faltara en mi vida... y eso que estábamos predestinados a estar siempre el uno con el otro, como amigos, en toda nuestra vida! Nos gustaba bromear sobre presuntas conversaciones nuestras como ancianos, sentados frente a una mesa-camilla, donde apoyaríamos nuestros bastones y hablaríamos de nuestras respectivas vidas! Era un sueño bonito...compartir la vejez con quien quieres, aunque cada uno con su propia vida! Pero no pudo ser... ¿o sí lo fue...y solo dejamos de vernos? Porque ella, a pesar de su repentina e injusta muerte, sigue conmigo y, aunque no habla, me mira en silencio con sus sinceros y preciosos ojos azules, casi transparentes. Nunca la he echado en falta...y de eso hace ya muchos años! Es más, ya entonces comenzaba mi afición a escribir lo mío y le escribí una carta a modo de despedida, en la que le decía que no temiera, que estuviera donde estuviera entonces, había pasado el suficiente tiempo con nosotros - los que le quisimos- como para habernos quedado, cada uno, con un trozo de su gran corazón y que lo guardaríamos para siempre en nuestra vida! Y así fue! La carta, de la que no guardo copia alguna, se la regalé a su madre, quien más necesitada estaba de recibir consuelo y sentir que su hijita aún estaba -y estaría, por siempre- entre nosotros! ¿Algún día oiré un sermón de un sacerdote -en un responso o entierro- capaz de transmitirme este sentimiento real, bello y tranquilizador ante la muerte de un ser querido? ¿Por qué esa pena, perenne e inculpadora, si la muerte no es más que abrir otra puerta, la entendamos y llamemos como le llamemos, creamos lo que creamos?

Existe un espejismo peligroso que es la propia vanidad humana que, a través de los adelantos científicos, pretende darnos la sensación de que el ser humano es capaz de controlarlo todo, así como prolongar su vida... ilusa o malintencionadamente, cuando la medicina y esos adelantos apenas pueden hacernos vivir -y aun así, es discutible- con algo más de calidad y en mejores condiciones físicas!

Menos mal que es la propia muerte la que -continuamente cerca nuestro cada día- atenta contra ese espejismo para ayudarnos a tenerla en cuenta siempre y, sobre todo, enseñarnos a vivir nuestra vida!

¿HEMOS CAMBIADO EN ALGO?

Para quien no lo conozca por su edad o su país, el Consultorio de Elena Francis era un programa radiofónico que desde donde, hace ya unos 30 años, se atendían consultas sentimentales en España y tenía gran audiencia. Seguramente eran nuestras abuelas y madres las que hacían sus consultas y planteaban sus dudas. Debemos pensar que muchas de ellas eran -aparentemente- las firmes y dogmáticas madres que intentaron educarnos -lo mejor que pudieron y supieron- en la rectitud y en "el buen camino" a nosotros, sus nietos e hijos.

A veces pienso si nosotros hemos cambiado en algo nuestros ritos, comportamientos y actitudes a pesar de que sí, el mundo y nuestra calidad de vida, ha mejorado en casi todos los sentidos! Muchos miedos, una sutil apatía y resignación ante la vida nos invade y hace de nuestra existencia -muchas veces e injustificadamente- algo rutinario, escaso de intensidad y sobre todo anodina!

¿No tenemos hoy más posibilidades reales como personas? ¿No somos más auténticos y "reales" de lo que fueron nuestras abuelas y madres? ¿Qué hemos hecho para mejorar nuestra vida? ¿Nos falta el valor para hacerlo? ¿Por qué hemos "interiorizado" sus enseñanzas y "buenos consejos" sin procesarlos y sin analizar si éstos hoy cumplen nuestros objetivos personales e irrenunciables y, sobre todo, se adaptan al mundo actual que vivimos?

Creo que cada persona y, por ende, cada nueva generación tiene el deber de renovar y mejorar lo vivido y recibido...y nunca aceptar lo anterior como referencia insalvable y única! Esa es nuestra aportación, la de cada uno de nosotros...aunque no nos dé más que sentido a nuestra propia vida!

“MÍRATE Y DIME SI QUIERES QUE TUS HIJOS TENGAN UN MODELO ASÍ"

Frecuentemente hago de espejo a algunas de mis amigas y les planteo esta crucial cuestión. Muchas de ellas son mujeres jóvenes que han renunciado a su vida y a su felicidad personal por el presunto bienestar de sus hijos. Algunas están separadas y están pasando, por ello, un mal momento. Otras, no obstante, están felizmente casadas y, simplemente, han aprendido a hacer de su vida un aparente feliz momento...mientras dure! Pero algo peligroso une a unas y otras. La resignación ante la incertidumbre, la infelicidad personal y la aceptación de los malos momentos como presunto castigo, como sufrimiento necesario por ser humanos e imperfectos. Una versión un tanto trasnochada y sesgada del pecado original bíblico y condenatorio. Admito que el sufrimiento en nuestra vida es, casi siempre, la mejor escuela, por no decir la única. Pero con sentido! Porque el sufrimiento vano y perenne esconde una actitud derrotista, va contra nuestro sino de ser felices y, lo que es peor, crea víctimas propiciatorias! Sin duda el sufrimiento -como el dolor- enseña, pero algo muy distinto es adoptar éste como leiv motif de nuestra vida y acrecentarlo inconsciente y peligrosamente para hacernos las víctimas y, de esta manera, derrocharlo ante los que nos rodean. ¿Has visto alguna vez a una madre de faz sombría y cuyo hijo muestre felicidad en su semblante y en su vida?

Y mucho menos debemos considerar el sufrimiento como una muestra de amor incondicional. Es también una imagen desvirtuada -y tendenciosa- de Jesucristo entre nosotros! Incluso el amor más ingenuo busca siempre compartir alegría, dichas y felicidad... aunque es cierto que muchas veces necesite dificultades para crecer. Ese otro amor basado en la desdicha solo busca dependencia, sumisión, compasión y/o compartir un enemigo común, como es la desgracia o el miedo ante la vida. Dejando aparte que la vida nos ofrecerá solo lo que cree buscamos con nuestra actitud vital, nuestro sufrimiento afecta -más de lo que creemos y quizás querríamos- a las personas que nos rodean y afirmamos querer. Y tratándose de padres y madres, evidentemente debemos incluir aquí a nuestros hijos. Porque ellos, lejos de buscar solo una vida cómoda y placentera como pensamos, basan su escala de valores vital en lo que ven, más que en lo que escuchan de nosotros. Y si en nuestro rostro ven sombras, desdichas y pena, estamos generando un sentimiento de culpabilidad en muchas ocasiones, cuando no, un simple sentimiento de pena, pues ellos nunca desean algo malo a quien quieren. Y eso, aunque a priori genera una cierta complicidad -tener un enemigo común siempre une- la unión con nuestros hijos debe estar basada en el verdadero amor y no solo en la dificultad común o en el miedo!

Amar significa dar lo mejor de uno mismo a quien queremos, simplemente. Y lo mejor para dar es, sin duda, la alegría, el bienestar y la felicidad, siempre que sea posible. O simplemente bastará la voluntad incondicional y la valentía de luchar por ello! Querer a alguien no es más que creer que podrá luchar con nosotros para conseguirlo! Porque los hijos, nos guste o no aceptarlo, leen entre líneas y saben interpretar un semblante triste y/o preocupado, aunque tal vez por su edad no sepan describirlo con palabras! Y el dolor es lo opuesto al amor! Un hijo no busca más que felicidad y la quiere encontrar en sus padres...y con ello aprende a dimensionar y crear su propia felicidad. Y si, en cambio, encuentra miedo o angustia, renuncia... Pero eso no quiere decir que debamos esconder nuestros propios sentimientos, sino que nos esforcemos para vivir y compartir con ellos los mejores sentimientos, es decir, aquellos que les mostrarán nuestro propio camino hacia la felicidad! Esa, según mi opinión, es nuestra mayor responsabilidad como padres! Si nosotros sencillamente luchamos por ser felices, nuestros hijos tienen muchas probabilidades de conseguirlo también, aunque luego -como nosotros hicimos en su día- tengan la libertad de seguir el mismo camino o no...e incluso de equivocarse una y otra vez hasta lograr descubrirlo!

Como siempre afirmo, lucha por tu felicidad real -la que surge de dentro- y estarás amándote a ti mismo y amando a quien amas! Deja que el miedo se apodere de tu vida y estarás transmitiendo miedo a quien dices querer! Siéntete víctima y estarás fabricando nuevas víctimas a tu alrededor! Sé que es un paso difícil, pero muchas veces bastará que nos demos cuenta de esta sutil realidad de la vida para cambiar nuestra visión y, con ello, nuestra manera de vivirla!

EL FRACASO (MATRIMONIAL) COMO APRENDIZAJE

Un tema, lamentablemente, demasiado actual: El divorcio. Aunque generalizar en este tipo de temas es peligroso. Cada caso es un caso... y no creo que se deban generalizar las pautas de conducta y normas a seguir.

Quizás lo que casi nunca se explica es que, tras una separación, hay un indudable sentimiento de fracaso y eso dificulta la gestión emocional del tema. Como ante cualquier dificultad, tenemos la opción de buscar un culpable o bien asumir nuestro papel de protagonistas, nos duela o no aceptarlo. Normalmente buscar a un culpable -método que aprendimos en nuestra niñez- es evitar la realidad y, en la mayoría de casos, no resuelve el problema. Nos han enseñado a buscar siempre culpables y víctimas! Es tan negativo buscar la culpabilidad en el otro como en uno mismo! Excepto en casos concretos de patologías (maltrato, desviaciones, etc.) una separación es cosa de dos y, por ello, ambos deben tomar medidas para enmendar y paliar lo sucedido, pero siempre con el objetivo de no afectar a otras presuntas víctimas, normalmente los hijos... y los abuelos, los familiares y amigos. Y, sobre todo, para evitar que se repita el error en futuras ocasiones. Una dificultad -o fracaso- siempre es una oportunidad para aprender y crecer personalmente.

En todo caso la única recomendación que me atrevería a hacer es seguir siempre el sentido común y los sentimientos...siempre y cuando éstos sean coherentes con nuestro yo interno, elegir siempre los que son positivos... con lo que quedan excluidos el odio y la venganza! Por otro lado, dejar de lado los esquemas caducos (cómo debería haber sido, cómo deberíamos comportarnos o pensar en el tiempo malgastado en la relación...), tan frecuentes en estas situaciones, recordando que tras un fracaso siempre hay un aprendizaje o, simplemente, teniendo en cuenta que las cosas cambian, queramos o no aceptarlo! Y, por último, no infravalorar la capacidad de los hijos -según cada edad, claro está- y pensar que ellos, sin tantos esquemas y expectativas creados, solo perciben el afecto y el amor resultante de la situación, por lo que factores externos y superficiales como el equitativo reparto de posesiones, el tiempo repartido de los hijos o demás minucias circunstanciales y económicas quedan en un evidente segundo plano y es apenas percibido por los niños...a pesar de que, comúnmente, es lo que más nos preocupa muchas veces a los adultos en estas difíciles situaciones. Hay que aprender a pensar y sentir como un niño para actuar adecuadamente en estas complicadas circunstancias vitales. Ellos, basados únicamente en sus sentimientos, bienestar y alegría, saben mejor que nosotros desentrañar la esencia de los hechos!

Si actuamos de esta manera, es decir, identificando e incorporando los mejores sentimientos interiores, obviando los esquemas rotos y comentarios ajenos... y, sobre todo, perdonándonos nuestra presunto error en el tema -solo se aprende de las equivocaciones-, sacaremos la lección que siempre trae consigo la experiencia y todo eso nos ayudará a crecer como personas...a nosotros y a nuestros hijos!

¿SE PUEDE VIVIR UN SUEÑO?

Muchos de nosotros creemos que es necesario "vivir un sueño", más allá de sobrevivir al día a día y adaptarse al mundo que nos rodea, con la necesaria resignación e incluso renuncia a uno mismo. Los sueños no están ligados a realidades concretas y temporales, sino que surgen del interior y, a partir de nuestros anhelos vitales, configuran una realidad alcanzable y satisfactoria. Alguien alude al Efecto Pigmalión, por el que, si uno concentra su energía y voluntad en algo, esto se hace realidad. Tal es la inmensa energía que posee -y desusa o malgasta- el ser humano en su vida. Si, además, tuviéramos en cuenta que el Cosmos está, en realidad, para ofrecernos todo aquello que cree necesitamos para ser, éste no hará más que brindarnos su consecución. Algunos le llaman sincronismo, o sea, una sucesión - aparentemente inexplicable en el momento preciso- de elementos y circunstancias para que algo esperado -y seguramente, necesario- llegue a nuestra vida. Eso hace que, por ejemplo, cuando durante días nuestro pensamiento nos sugiere el encuentro con una persona concreta, ésta aparezca por azar en algún momento. Si somos capaces de sentir esto -más que entenderlo intelectualmente- seremos capaces de creer más en nosotros mismos como protagonistas de lo que sucede en nuestra vida y, como consecuencia, en el Cosmos que nos envuelve!

Este hecho aparentemente fortuito puede provocarse, de alguna manera. Hay quien le llama Ley de Atracción, por la cual si una persona concentra su pensamiento y voluntad en que algo suceda, la vida -o llamémosle como queramos- hace que eso se cumpla. Si uno busca, se cree merecedor de la felicidad, la siente y la brinda a quien le rodea, la propia vida le devuelve felicidad. Y, por el contrario, si uno vive -y, sobre todo, siente- su vida de manera desdichada y llena de sufrimiento, la vida le ofrece circunstancias para que siga sintiéndose desdichado e infeliz, pues cree que es lo que busca! Tal es el poder de la mente humana y por eso resulta imprescindible que asumamos nuestro protagonismo, reconduzcamos nuestra atención y voluntad hacia lo que deseamos internamente y eso propiciará que lo anhelado se cumpla. Y quizás un sueño no es más que ese deseo -no siempre consciente y voluntario- que pugna por cumplirse y que, al evidenciarse, nos muestra el camino que debemos seguir para que se haga realidad lo que nuestro ser interior desea. Para ello, bastará que lo hagamos consciente para que nuestra mente lo contemple y nuestra voluntad lo incorpore a nuestro repertorio vital, para que se cumpla. Soñemos! pues esta vida nuestra sin sueños no es más que resignación ante lo que circunstancial y externamente nos acontece y, por ello, nos aleja de nuestra felicidad de sentir y ser lo que somos!

El sueño y su aplicación terapéutica. Los científicos - como suelo afirmar- intentan infructuosamente evidenciar y mesurar los efectos de fenómenos naturales y aplicarlos en la mejora de nuestra vida. Sin duda no atinan en las explicaciones, causas y argumentos, pero sí empiezan a constatar lo inexplicable, los efectos que posee y que puede ser aplicado científicamente para allanar el camino de nuestra vida. En este caso, un reconocido científico menciona "cuesta explicarlo porque participan fuerzas muy sutiles", aunque en sus argumentos habla de la influencia del sol (y, por ende, de la mágica noche), de la interconexión que se da entre los seres humanos (¿amor?), dimensiones vinculadas a toda la existencia (¿Dios o Cosmos?) o términos como consciencia (¿divina?). Seguramente conceptos algo difusos - empíricamente hablando- pero que evidencian lo que las antiguas civilizaciones ya creían y utilizaban eficazmente... y que cada uno de nosotros siente a diario y puede llegar a utilizar en su favor, siempre y cuando seamos capaces de alejar de nuestra mente pensamientos, credos y doctrinas que no hacen más que limitar nuestra existencia, distraer nuestra atención y, por tanto, desoír a nuestra alma sabia! NUESTRO MUNDO... PROPIO!

Mucho me temo que algo hacemos mal en este mundo nuestro. Porque no es más que un mero reflejo de nuestra vida, la de cada uno de nosotros en su minúscula parcela. Como suelo decir, el ser humano posee de manera innata un rico repertorio de opciones, atributos y debilidades. Por decirlo de una manera, posee el Cielo y el Infierno (perdón por esos términos con una evidente connotación religiosa y moralista) en su interior y a partes iguales. Pero lejos de doctrinas, credos e ideologías ajenas e impuestas, al fin y al cabo, es su propia libertad -si se quiere, un don divino consustancial al ser humano- la que le otorga a cada ser humano el irrenunciable privilegio de elegir lo qué quiere o no en y para su vida. Y posee también un silencioso y siempre alerta observador (que no juez) que le dice en cada momento cómo y qué debe vivir para llegar a ser y, de esta manera, llegar a ser feliz: la conciencia. Evidentemente será de nuevo su inapelable derecho a elegir lo que le permitirá seguirla o desoírla, según su sentido personal de la vida y de sus valores ante lo que le rodea. Quizás es entonces cuando se entiende que, a una gran mayoría de gente, le es más fácil y cómodo desatender su conciencia para adaptarse mejor al mundo que le circunda, en favor de los favores sociales, la posesión de poder o de riqueza (¿los bíblicos becerros de oro de la humanidad alienada?). Y la suma de todos esos ciudadanos hace del mundo actual y externo lo que hoy es, lamentablemente. Al fin y al cabo, el mundo no es más que el fiel reflejo de lo que queremos y buscamos en nuestra personal vida. La vida nos brinda lo que perseguimos con ahínco, tanto en positivo como en negativo. Es por ello que este mundo -cada día más- está sustentado en el poder desmedido, en la riqueza desproporcionada y en la violencia gratuita para conseguir todo ello, aunque detrás el propio ser humano haya creado ideologías, entelequias intelectuales y credos para justificarse, casi siempre desatendiendo a su Verdad Interior.

Solo así se explica que en este mundo se premie cada día más a un genocida conveniente, a un poderoso empresario sin ética o que un buen jugador de futbol gane más que un maestro, un cooperante o un modesto padre de familia que educa correctamente a sus hijos. Eso, como consecuencia inmediata, también explica acontecimientos actuales como la presuntamente liberadora invasión de Irak, la celebración de los Juegos Olímpicos donde los Derechos Humanos son ignorados, la existencia de la pena de muerte en el país paradigma de la libertad y de la democracia, la pobreza, las enfermedades y el hambre crónicas en el mal llamado Tercer Mundo o algo más cercano y tangible como la también mal llamada violencia doméstica o de género -o similares- que invaden los noticiarios cada nuevo día. Detrás de cada uno hay posiblemente miles de protagonistas voluntarios e involuntarios que, de forma más o menos encubierta, promueven o consienten en silencio -respectivamente- estas atrocidades que rayan lo inhumano y, a veces, incluso nos dejan perplejos. ¿Cómo se entiende si no que una madre sacrifique a su bebé porque, tal vez, llora demasiado, o el ilícito e impune tráfico de órganos con niños de la calle o la prostitución infantil en ciertos países subdesarrollados o que una población se sienta violenta ante la invasión de inmigrantes que, jugándose la vida en ello, intenten ejercer su derecho a vivir dignamente... entre otros miles de cotidianos y cruentos ejemplos?

Evidentemente la civilización hace lo imposible para justificarlo. Como hace cualquier dictador de un país -o de su propia casa- que anula a su peor enemigo (la autodeterminación y la autoestima humana, ajenos), supeditándolas a una idea o a un credo único, manipulador y excluyente; que ignora o desvirtúa la educación y la cultura en favor de sus intereses ocultos y haciendo algo tan simple - como humano- como es enseñando a juzgar como "blanco" o "negro" lo que sucede alrededor nuestro. Así la violencia o el odio es bueno o malo, según convenga y de quién provenga. Esa bipolaridad en las percepciones fomenta el radicalismo, la intolerancia y la inflexibilidad...y, lo que es peor, nos priva de percibir el mundo -y nuestra vida- con toda su riqueza de contrastes y detalles cromáticos. Ese insano hábito instaurado sutilmente desde nuestra infancia -y sustentado por ideologías, paternalismos y doctrinas de todo tipo- hace que intentemos mirar todo como "favorable" o "desfavorable", "bueno" o "malo", "verdadero" o "falso", "positivo" o "negativo"... supongo que para obtener esa falsa sensación de control en nuestra vida, estar mejor adaptados y poder explicarlo. Y claro, a quien presuntamente nos otorga seguridad y control, le obsequiamos con nuestra propia alma... ya sea nuestro país, parroquia, gobierno, jefe, padre o cónyuge!

Seguramente la única solución de este mundo pasa por cada uno de nosotros más de lo que creemos. Debemos inmediatamente dejar de sobrevivir la vida que nosotros mismos hemos creado a nuestra imagen y semejanza colectiva, insolidaria e insana, porque ésta solo crea confusión, infelicidad y degrada el entorno. Basta que asumamos el protagonismo de nuestra propia vida atendiendo a nuestra conciencia interna y desoyendo los falsos paradigmas impuestos externamente, que vivamos día a día intensamente todo lo que nos rodea, ya sean personas, momentos o lugares; que observemos cuidadosamente todos nuestras sensaciones, ideas y sentimientos -sin intentar entenderlos o justificarlos- pero admitiendo solo aquellos que nos ayudan realmente a ser más nosotros mismos o, lo que es lo mismo, los que buscan el amor en forma de paz, serenidad, respeto, solidaridad... con nosotros mismos y con los demás! Luego no hay duda de que será la propia vida la que nos proveerá de lo necesario para cambiar el mundo y hacerlo a nuestra nueva "imagen y semejanza"! LLEGA EL VERANO...

En España ya es verano y con él, llega el calor, el tiempo libre y el siempre merecido descanso. Pero también, paradójicamente, esa irritabilidad por el exceso de calor, de tiempo libre y de descanso. En nuestro mundo vacío y aparentemente próspero hemos aprendido a ser “lo que hacemos o tenemos” y a no ser "lo que realmente somos”. Quizás por eso, durante esta época estival es cuando se producen más desencuentros, más tensiones, más conflictos personales. Demasiadas expectativas que cumplir en el único periodo del año que realmente es nuestro!

Pero las vacaciones deberían ser el momento idóneo para descansar de verdad, mirar de ser tal cual somos y reflexionar sobre la vida que llevamos. En verano tenemos la inigualable oportunidad de recurrir a la Naturaleza y, por qué no, aprender de ella. En ésta, los cambios son permanentes y necesarios, de la primavera florida al frío invierno; durante cada ciclo caen las hojas de los árboles, cambian sus colores vistiendo el paisaje de diferentes y variadas formas; el sol brilla y luce su máximo esplendor en la canícula, mientras muestra su máxima timidez en invierno; la luz cambia en cada instante, en el transcurso del día, del mes y en cada estación; las salidas y las puestas de sol se suceden, una a una, diferentes, espectaculares e irrepetibles; las nubes transitan lentamente o de prisa por un cielo que cada segundo es singular y único; los árboles y las plantas, sean como sean –cada una singular y única- siguen a diario su permanente ciclo desde la vida hasta la muerte, cambiando de presencia y de color en cada precioso instante… La Naturaleza sigue a pie juntillas unas leyes imperturbables y eternas hasta su mágico Destino!

¿Por qué nos empecinamos en manipular, desoír o desobedecer las leyes que rigen nuestra vida y el Cosmos entero? ¿Por qué no admitir que el cambio es lo único permanente en nuestra vida? ¿Por qué no considerar los constantes cambios de nuestra vida como oportunidades únicas para ser, cambiar y mejorar? ¿Por qué pretender que la limitada mente nuestra intente –infructuosamente- gobernar y entender lo espontáneo, cambiante, singular y sorprendente de nuestra vida, cada día? ¿Por qué no admitimos –de una vez por todas- que la mente no nos aportará nunca satisfacción y felicidad real y duradera? ¿Cuánta energía gastamos en intentar entender la vida y, mientras tanto, dejamos de vivirla día a día? ¿Por qué no nos damos cuenta de que la Naturaleza nunca está triste, siempre está en paz, pletórica y triunfante, simplemente siendo, cumpliendo las leyes y dejándose día a día llevar hasta su Destino? ¿Has visto alguna vez algún árbol dudando o triste ante la caída de sus hojas en otoño o celebrando la salida de las nuevas en la primavera? ¿Has visto alguna vez una flor intentando ser como otra, o más bella, o más perfecta o más duradera? La Naturaleza –como nosotros- simplemente es! Encontrarnos con ella -con la mente vacía y sin condiciones o prejuicios-, saber observar sus señales y entenderlas es, sin duda, la mejor manera de ser y de aprender sobre nosotros mismos.

NO TE IMPIDAS SER FELIZ HOY

Muere lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no oye música, quien no encuentra gracia en sí mismo. Muere lentamente quien destruye su amor propio, quien no se deja ayudar. Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito repitiendo todos los días los mismos trayectos, quien no cambia de marca, no se atreve a cambiar el color de su vestimenta o bien no conversa con quien no conoce. Muere lentamente quien evita una pasión y su remolino de emociones, justamente estas que regresan el brillo a los ojos y restauran los corazones destrozados. Muere lentamente quien no gira el volante cuando esta infeliz con su trabajo, o su amor, quien no arriesga lo cierto ni lo incierto para ir detrás de un sueño quien no se permite, ni siquiera una vez en su vida, huir de los consejos sensatos...

¡Vive hoy! ¡Arriesga hoy! ¡Hazlo hoy! ¡No te dejes morir lentamente! ¡NO TE IMPIDAS SER FELIZ! Pablo Neruda.

BESOS QUE ROBAN EL ALMA

En más de una ocasión había oído la expresión “un beso que roba el alma”. Nunca he sabido qué quería decir realmente. En mis años de juventud siempre había pensado que un beso robado a una mujer bella era una impúdica manera de seducirla y de tentar al deseo incipiente, pero siempre oculto. Así, las mujeres solían perpetrarse en la prudente distancia y en el debido recato.

Qué lejos estábamos de la realidad, cuando un beso robado en la madurez puede realmente profanar el alma y despertarte a la vida, con una incursión inesperada, pero nunca inconveniente o desafortunada. Cuántas veces se había deseado y soñado, en el silencio de las noches solitarias, paseando por callejuelas o admirando extasiado un bello paisaje… como quizás alguna vez se habían compartido juntos con esa persona amada! Pero ahí aparece, tal vez en la despedida de una maravillosa velada… majestuoso, ni furtivo ni atolondrado, tal vez después de demasiadas horas inútilmente intentando evitarlo ambos y por un irrazonable miedo. Puede ser un beso breve, huidizo, casi de soslayo, a escondidas, pero no por ello carente de gran sentido, de profunda emoción, sensualidad y, sobre todo, que genera paz interior y vuelve a unir dos almas muchas veces física y dolorosamente separadas, pero que celebran su amor cada vez que se reencuentran. En el breve beso no hay tiempo para la pasión, ni el deseo, ni la admiración, ni el amor, ni tan siquiera se recibe como algo prohibido…sino un poco de todo eso, resuelto en un tímido roce de unos labios largamente distanciados y siempre deseados. Pero seguramente basta ese electrizante y casi imperceptible contacto de esos labios cálidos y enamorados –muchas veces ya resecos por la distancia involuntaria y ajena- para que se abran de nuevo las compuertas del alma y dejen brotar a borbotones el amor incontenible que ella celosamente guarda hasta ese esperado y fugaz momento que reconoce como suyo.

Pero el alma no se siente robada, cada uno mantiene la suya propia, aunque entonces más enriquecida, más gloriosa y, por qué no admitirlo, en ese preciso momento más revolucionada que nunca, porque evidencia que esas almas están vivas e irreversiblemente unidas de por vida… aunque nuestra mente quiera –infructuosamente- ponerle un nombre, un momento o un lugar a ese mágico y singular hechizo! ¿Cuántas veces antes entregamos el alma cuando solo era un beso? ¿Cuántas veces antes dimos solo un beso y nos fue robada el alma?

LUNA LLENA

Esta es una noche especial!

Es noche de Luna llena y la comparto con quien más quiero... aunque no esté ahora conmigo!

Qué claridad la de esta luna magnífica, luminosa y amada. Qué poco importan ahora y aquí la distancia del ser querido, las dificultades, las promesas incumplidas, los sueños rotos!

Con su claridad, todo parece iluminarse, todo cobra un mágico y especial sentido que vacía las palabras, las miradas, los gestos.

Basta sentirse uno con ella para que nuestra alma resplandezca y sepa hacernos entender lo breve de nuestra vida, la necesidad de amar a quien nos ama y de ser lo que en esencia somos cada uno… sin ruido, sin aspavientos, sin pensamientos… sin perturbar nuestro propio camino hasta el triunfo… siempre compartido por amor!

Y ese milagro simple, anónimo y silencioso, pero siempre excesivo y exclusivo para almas inquietas se repite cada 28 días... miles de veces en toda nuestra vida!

¿ MÚSICA DEL ALMA... O PARA EL ALMA ?

Siempre he pensado que la música era un poderoso reconstituyente para el alma. Personalmente la utilizo para modificar mi estado anímico y, tal vez con ello, la percepción emocional de las cosas. En muchas ocasiones asocio una cierta música a determinadas emociones... más que a recuerdos, personas o momentos vividos! Y cada vez que quiero o necesito rememorar ciertos sentimientos, escucho su música correspondiente. Así, logro perpetuar, cambiar e incluso crear emociones que me satisfacen o que me emocionan en un momento dado... y destierro de mi mente o de mi corazón sentimientos dolorosos o ingratos, aunque éstos también tienen su música que, de vez en cuando, deseo escuchar. Aún recuerdo cuando mi hija tenía unos 3 años de edad, la cogía al vuelo y bailábamos juntos "In the ghetto" de George Benson, canción que me hacía sentir feliz y entusiasmado con la vida, sentimientos ambos que provocaban esos irrepetibles momentos con mi hija. Aún hoy, varios años después, cuando mi hija escucha esa particular pieza, cambia su semblante... LA GENTE QUE NO ME GUSTA...

Siempre es un placer leer un texto del gran Mario de Benedetti. Hay mentes privilegiadas que tienen el maravilloso don de describir lo cotidiano, lo que nos rodea, exponiendo los sentimientos que les provocan sin rubor. Supongo que si en el mundo hubieran muchas personas así y, además, actuaran en consonancia con lo que sienten, todo sería muy distinto!

Su aportación -y su heroicidad- no es sentir lo que sienten, sino expresarlo y vivir de acuerdo a ello. Todos tenemos sentimientos similares, aunque asociados a diferentes escenas de nuestra historia y a diversas circunstancias de nuestra propia, personal e intransferible vida. A todos nos conmueven parecidas emociones y situaciones, unas vividas y otras aprendidas! Pero algunos - por miedo- las enmascaran tras una pretendida e inmutable invulnerabilidad y artificial fortaleza; otros, en cambio, las reservan celosamente para sus momentos íntimos por miedo a ser heridos de nuevo y otros más -por amor- intentamos hacer de esos sentimientos un modo de vida gratificante, pleno y que se contagie a los que nos rodean. Pero eso no es siempre fácil ni cómodo...

Para saber lo que uno quiere, uno debe saber antes lo que no quiere en su vida. La madurez -como suelo afirmar- no es más que vivir una opción libre, personal y voluntaria, aceptando el riesgo de cerrar antes muchas otras puertas. Mi linda hijita de 8 años me decía el otro día que no quería hacerse mayor porque "eso le exigía tener que decidir"... y veladamente me estaba mostrando su miedo a equivocarse! Estamos en una civilización alienante, inhumana y perversa que nos intenta educar solo en un pretendido y excluyente éxito... pero sin enseñarnos a aceptar el posible fracaso, estandarte del necesario aprendizaje! Mi hija, a su edad, empieza ya a ser consciente -porque yo, como padre, insisto en ello- que debe optar por lo que quiere en y para su vida...y eso entraña el privilegio de acertar o equivocarse... y, tal vez, tener que renunciar a otras muchas cosas que le rodean. ¿Cine con palomitas de maíz o cine y luego cena en un hamburguer? Tu elijes, cariño! Esas son hoy sus decisivas decisiones... y ya empieza a temerlas! Yo, como padre, solo puedo mostrarle mi capacidad y libertad de acertar o de equivocarme, sin culparme por ello, nada más!

Mario de Benedetti, en este formidable texto, habla de la gente que le gusta, con quien desea rodearse en su vida. Pero -como hace mi hija de 8 años- en su magistral postulado está, veladamente, afirmando también a quien no quiere cerca suyo. Y es libre de hacer esa elección y buscar personas que, como él, buscan algo parecido en la vida. El loco es el que se siente solo! Y no hay mejor modo para evitar la locura que rodearte de personas que sienten parecido y buscan un similar sentido a la vida.

¿Qué hacer con todas esas gentes que no comulgan o no persiguen parecidos intereses, sentimientos y perspectivas ante su vida? Particularmente pienso -y siento- que quien no me enriquece, me empobrece! No busco tanto quien me entienda o quien comulgue a pies juntillas con mis valores, sino a quienes tienen el valor de luchar por lo que son, quieren y desean, incluyendo ejercer el inapelable derecho a equivocarse -tantas veces como haga falta- para aprender. Eso es amar y no tener miedo! Amar la vida, amarse a uno mismo y amar a quien ama y es capaz de amar...sin miedo o simplemente sabiendo que lo tienen!

El resto, esas otras gentes esclavizadas por las circunstancias mundanales y/o por su ego malsano, aún dándome lástima, las quiero fuera de mi vida porque me entorpecen... a no ser que quieran desatarse de sus pesadas cadenas -como yo intento hacer cada día- y crean que puedo hacer algo para ayudarles a hacerlo! Seguramente no podré enseñarles nada nuevo o que no sean capaces por ellas mismas de lograrlo, pero sí verán en mis sentimientos impúdicamente expuestos, en la coherencia de mi vida o en mi modo de vivirla día a día una manera de ser y vivir siendo libres. Y eso podría ser un buen atajo! Y, por qué no, la mejor forma de compartir el incipiente descubrimiento de ser nosotros mismos... entrando a formar parte del elitista grupo de personas (ya no gentes!) que yo quiero para mi vida!

La Gente que me gusta - Mario Benedetti

Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace.

La gente que cultiva sus sueños hasta que esos sueños se apoderan de su propia realidad.

Me gusta la gente con capacidad para asumir las consecuencias de sus acciones, la gente que arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien se permite, huir de los consejos sensatos dejando las soluciones en manos de nuestro padre Dios.

Me gusta la gente que es justa con su gente y consigo misma, la gente que agradece el nuevo día, las cosas buenas que existen en su vida, que vive cada hora con buen ánimo dando lo mejor de si, agradecido de estar vivo, de poder regalar sonrisas, de ofrecer sus manos y ayudar generosamente sin esperar nada a cambio.

Me gusta la gente capaz de criticarme constructivamente y de frente, pero sin lastimarme ni herirme. La gente que tiene tacto. Me gusta la gente que posee sentido de la justicia.

A éstos los llamo mis amigos.

Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría y la predica. La gente que mediante bromas nos enseña a concebir la vida con humor. La gente que nunca deja de ser aniñada. Me gusta la gente que con su energía contagia. Me gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos razonables a las decisiones de cualquiera. Me gusta la gente fiel y persistente, que no desfallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata. Me gusta la gente de criterio, la que no se avergüenza en reconocer que se equivocó o que no sabe algo. La gente que, al aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos. La gente que lucha contra adversidades. Me gusta la gente que busca soluciones. Me gusta la gente que piensa y medita internamente. La gente que valora a sus semejantes no por un estereotipo social ni como lucen. La gente que no juzga ni deja que otros juzguen. Me gusta la gente que tiene personalidad. Me gusta la gente capaz de entender que el mayor error del ser humano es intentar sacarse de la cabeza aquello que no sale del corazón.

Con gente como ésa, me comprometo para lo que sea por el resto de mi vida, ya que por tenerlos junto a mi me doy por bien retribuido. CORAZONADAS!

La intuición o lo que popularmente llamamos "corazonadas".

La verdad es que seguir a la intuición, muchas veces, exige firmeza y valor. Popularmente es una cualidad femenina... aunque las mujeres intuitivas afirmen seguidamente "que son un poco brujas"! En la sociedad no está bien vista... y así nos va! Frente a ella, la mente racional fabrica argumentos para atenderla o desatenderla. Pero casi siempre estos argumentos están basados en el miedo a reconocer-se o, simplemente, en su inconveniencia a la vista de nosotros mismos o de los que nos rodean. Al fin y al cabo, miedo a ser o miedo a perder, sin más. Alguien o algo nos han educado a vivir con miedo, buscando permanente e ilusamente nuestra confortabilidad, culpabilidad y/o conveniencia y, a partir de ella, gobernar o dirigir nuestra vida, como si eso fuera posible. La vida -como el amor-no es para dirigirla, sino para vivirla, con todo lo que eso supone - y, a la vez, aporta- es decir, con riesgo, aprendizaje, curiosidad, intensidad, emociones, cambios, contrastes, sorpresas... todos ellos elementos necesarios para sentirnos realmente vivos, realmente satisfechos y verdaderamente felices. No hacerlo así, pretender cambiar la vida, adaptarse con resignación a ella o, peor aún, engañándonos a nosotros mismos al creer que se puede vivir como algo siempre programable, invariable y estable es sentenciarnos a que nuestra vida sea lamentablemente previsible, monótona y anodina, lo que diluye absolutamente su verdadero sentido. Para vivir con miedo a ser, miedo a vivir o miedo a sentir... muchos prefieren morir! Y es que el miedo es lo opuesto al amor... y sin amor no hay verdadera vida!

Como afirmó Lennon, "la vida es todo aquello que pasa mientras planeas lo contrario". Y la intuición es esa personal, indomable y sutil voz que observa, juzga y sugiere lo que hay que hacer en cada momento! No falla nunca... aunque muchas veces sí lo hagan las razones que utilizamos para justificarla, obedeciéndola o desobedeciéndola!

EL TESORO DE LA PAZ

Hace unos días redescubrí un antiguo y magnífico libro escrito por mi abuelo paterno. En sus palabras y pensamientos me vi sorprendente y gratamente reflejado… y descubrí que la lucha de cada uno no es tal, sino que está compartida silenciosamente y en todos los tiempos por muchos otros seres humanos que intentan encontrarse a sí mismos y vivir como tales. Tal vez esa sea una ancestral lucha y una eterna victoria a la que todos tenemos derecho… y el deber de vivir!

Reproduzco un fragmento de sus magistrales palabras que se unen inexorablemente a las mías muchos años después, pero en una misma y mágica percepción de la vida. Es curioso que, a veces, ha tenido que desaparecer o distanciarse alguien de nuestra vida para que seamos capaces de reencontrarlo y valorarlo por lo que realmente fue o es! Quizás cuando estuvo cerca -o con nosotros- no fuimos capaces de leer en su mirada la lección que siempre nos quiso enseñar…

“¿Por qué buscas la paz fuera de ti? Mil veces creerás encontrarla a tu alrededor y otras tantas la verás deshojarse en tus manos como una flor marchita. Todos los humanos andamos en vano tras esta entelequia fugitiva. En las horas de nuestra angustia, en el vértigo estéril de nuestro vivir cotidiano, en el narcótico de nuestras vanas velocidades, soñamos de vez en cuando en un remanso tranquilo, en una hora sedante, en un refugio de serena placidez. Pero apenas creemos hallarlo, se desvanece ya ante nuestros ojos como una sombra cuando el sol se apaga.

Y a pesar de ello la paz, esa paz que tanto ansiamos, existe. Lo sabemos ciertamente, porque todo lo que nuestro espíritu apetece existe sin duda alguna. Es por ello que, de cuando en cuando, pasa por nuestro lado, se acerca a nosotros, a nuestra alma, alguien que lleva en sus ojos y lo ofrece a los nuestros el inefable e inconfundible destello de la paz. (…) Los ojos lo descubren, el gesto lo delata, la palabra segura y acordada lo revela, pero el tesoro codiciado no está ni en las pupilas, ni en el ademán, ni en la voz. Por estas rendijas descubrimos la luz interior, pero la luz está dentro, la paz está en el alma.”

Pedro Benavent de Barberà i Abellò

SIMPLE, CONTUNDENTE Y CIERTO!

"Si te impones y piensas en ti mismo, triunfarás".

Karoline Mayer, misionera, la madre Teresa de Latinoamérica

EL OTRO DÍA ME PARECIÓ VER A ALGUIEN FELIZ...

Reconozco que no soy asiduo usuario de los transportes públicos, a pesar del indudable beneficio para el medio ambiente y el hoy tan cacareado calentamiento terrestre. Pero el otro día fue una de estas contadas ocasiones para hacerlo. Tomé el metropolitano para ir a una reunión en el centro de la gran ciudad.

Como suelo hacer, leía un interesante libro y, a la vez, escuchaba jazz en los auriculares de mi iPod. De repente, alcé mi mirada y la dirigí hacia el extremo del vagón, donde pude ver a una señora sonriendo sola. "No es un niño, ni un viejo ni un vagabundo, personajes que fácilmente ríen de buena gana porque no tienen nada que perder y esperan poco de la vida; y en esa renuncia hay una deliciosa sabiduría de simplicidad y paz profunda", recordé haber leído algún día. Pero ella era una mujer de mediana edad! ¿Un ser humano sonriendo, sin más y por la calle? ¿Se trataba de una persona feliz?

Minutos más tarde, ensimismado con tal espectáculo y viendo sus repentinos y compulsivos gestos y tics, me di cuenta de que era una persona con alguna disfunción mental...

Y pensé: "qué extraño nos parece lo espontáneo, lo simple, lo auténtico, lo agradable en nuestra propia vida cotidiana! Y si nos parece tan paradójico, ajeno y extraño ¿cómo podemos desear que la vida nos lo ofrezca algún día para ser felices, de nuevo?"

"Algo hacemos mal...y, lo que es peor, nos conformamos con ello", pensé mientras abandonaba el metro al llegar a mi estación de destino. "No sé si me conviene volver a tomar el transporte público para desplazarme...".

¿SON VÁLIDAS TODAS LAS RELACIONES SENTIMENTALES?

Hace escasos días, una buena amiga anónima (o no tanto) conversaba conmigo refiriéndose al amor nutritivo. Curioso y acertado término para definir ese amor que debe -o debería- proporcionarnos siempre crecimiento personal. Es ese sentimiento compartido que exige respeto, complicidad y trabajo mutuo entre dos seres humanos. Porque, como suelo afirmar, el amor no puede ser nunca algo ajeno, extraño o perjudicial para sus protagonistas. Seguramente "definirlo es limitarlo", pero es ese amor que nos ayuda a ser más nosotros mismos y que nos conmueve al verlo en películas, libros o cualquier representación artística porque, en nuestro interior, sabemos reconocerlo cuando aparece e impregna nuestra vida entera, sin dejar un resquicio para el odio, maldad o el miedo. Cuando sabemos reconocerlo en sus señales, se nos evidencia y solo nos basta el valor para atenderlo y convertirlo en una especial y privilegiada forma de ver, entender la vida desde una nueva visión y, evidentemente, vivirlo. Cuando el amor no es así, porque obliga a una renuncia personal o exige un esfuerzo, no es amor, sino dependencia, miedo a la soledad o un paripé social que nos vacía, en vez de llenarnos como personas. No hay que buscarlo, llega algún día y se inocula en nuestro día a día haciéndonos crecer y ver la vida de otra manera. Nadie puede escapar de él, aunque lo intente...aunque si podrá temporalmente obviarlo, olvidarlo o convertirlo en desamor para no sufrir en el desencuentro o en la falta de valor para vivirlo. Por eso siempre deja huella en nuestra existencia, se realimenta en el día a día y crece cuanto más se utiliza!

Aquí un fragmento de mi libro "El Plan de Marketing Femenino" que habla sobre el tema.

En el matrimonio o las parejas estables -y podríamos ampliarlo a cualquier tipo de relación humana- se dan tres tipos generales de relaciones:

- El matrimonio o pareja que vitaliza

En éste (no demasiado común), las potencialidades, cualidades o defectos (también, por qué no), de cada uno de los integrantes se acentúan. Ninguno de los integrantes domina enteramente monopolizando la pareja. Podríamos considerarlo el matrimonio o pareja ideal, humanamente hablando. El tiempo permitirá que se limen las asperezas, porque existe la predisposición de ambos para que funcione la unión y ambos crezcan en ella. Como pareja no existe la rivalidad, el dominador y dominado. Son dos personas singulares e irrepetibles, por tanto está basado en el respeto mutuo, buscando siempre el máximo enriquecimiento personal de ambos. Como dice Woody Allen, "el matrimonio es como un tiburón, que si no nada hacia adelante se ahoga". Para personas no aficionadas a la fauna, las branquias del cetáceo están dispuestas de tal forma para que éste pueda ingerir el oxígeno constantemente nadando hacia adelante.

- El matrimonio o pareja que estanca

Este tipo consiste en una manipulación mutua de cada uno de los integrantes, que concentran todos sus esfuerzos para que sobreviva la pareja. Forman un “uno indivisible”, pero se niegan la individualidad de cada uno de ellos. Aparentemente son parejas envidiadas y ejemplares, “hacen todo juntos”. Pero la dependencia es total. Ambos quedan humanamente anulados, abandonando sus propios criterios, ambiciones y deseos personales. No hace falta decir que esta situación no suele ser eterna (gracias a dios y/o al divorcio). Es el típico caso de "buena voluntad", sin más. Y durará lo que ésta dure!

- El matrimonio o pareja que retrocede

La normal convivencia de la pareja anula a uno de los integrantes, que va perdiendo paulatinamente su personalidad, para llegar a ser "el fiel reflejo de lo que el otro desea para él" y no él mismo como persona. Este matrimonio ha sido, durante generaciones, socialmente aceptado y aplaudido (las abuelas nuestras saben mucho de esto) y siempre en claro detrimento de la mujer, gracias a una presunta "virtud" llamada resignación o sumisión, que en épocas pasadas era exigible a cualquier mujer honrada.

Tal vez alguien considere tajante esta clasificación, pero basta analizar las parejas o matrimonios de nuestro alrededor para llegar a la conclusión de que realmente existen los tres tipos, aunque con claro predominio aún de los dos últimos. A pesar de la "nueva mujer" y el presunto y tan cacareado "nuevo hombre" del final del siglo XX y/o los primeros albores del XXI.

Fragmento del libro "El Marketing Femenino" (Ed. Bubok) "...CON NUESTRA LECHE TEMPLADA LES VAMOS TRANSMITIENDO NUESTRAS FRUSTRACIONES"

Sin duda, la sociedad está enferma. Y la sociedad no es más que la suma -un tanto perversa y manipuladora- de cada uno de nosotros, los ciudadanos, con nuestras fortalezas y debilidades. Y, como ya dijo J.M. Serrat en una espléndida canción que habla de los hijos, "con nuestra leche templada les vamos transmitiendo nuestras frustraciones".

El problema no es la enfermedad en sí, sino convertirla en crónica y contagiosa y, cómo no, dejarla en herencia a nuestros propios hijos a quienes -en teoría- más queremos. Nos cuesta gestionar -cada día más- nuestra vida cotidiana y eso hace que nos sea también difícil gestionar y educar a nuestros hijos cuando reclaman su espacio en ella. Somos desafortunados maestros y padres! Les exigimos a nuestros niños lo que nosotros somos incapaces de cumplir en nuestra vida o les consentimos todo lo que a nosotros nos vetaron en nuestra historia. No hay término medio! Así, les malcriamos o les amargamos, indistintamente... y les enfermamos con nuestras propias dolencias. Para muchos padres sus hijos no son más que integrantes del pack-familiar y para otros -lo que es aún peor-, meros experimentos para revivir esa vida que ellos no tuvieron el valor de hacer suya propia, irrepetible y feliz.

Me sorprende la actitud de muchos padres -de una cuarentena larga de años, de mi generación- que ya han abdicado ante sus derechos y obligaciones personales ante la vida, en favor de sus estimados hijos, como última e insalvable oportunidad de redimir sus propios pecados. Hablando con algunos, compañeros y colegas en mi vida, observo con estupor su resignación ante la vida, su actitud de que "la suerte nuestra ya está echada" y que "ya no podemos mejorar nuestra existencia"... y, por tanto, se concentran excesivamente en la presunta salud emocional, la dogmática -y trasnochada- educación y el pretendido bienestar de sus hijos, como último reducto posible para perpetuar su sueño roto. Y, como suelo decir a esos resignadamente abnegados, infelices y casi enfermizos padres hiper-protectores de sus inocentes hijos, el mejor testigo o herencia que podemos dejarles es nuestro ejemplo para llegar a ser nosotros mismos cada día y nuestra propia capacidad de luchar por la felicidad. Más allá de patrimonios o bienes materiales, nuestros hijos nos agradecen siempre con una sincera y amplia sonrisa nuestra manera de ser verdadera, nuestro cariño por ellos, nuestra fe en nosotros y en nuestra felicidad... y nuestra confianza y esperanza en ellos, como virtuales habitantes y protagonistas de su propio futuro. Ese es su único y verdadero patrimonio!

Padres y madres, debemos luchar por este legado a dejar a nuestros hijos! Ellos necesitan vernos como modelo a seguir (no siempre perfecto e infalible!), como verdaderos protagonistas de nuestra vida, como luchadores incansables de nuestra felicidad... y nunca, como ciudadanos de tercera, aplastados por las circunstancias vitales adversas, siendo espectadores de nuestra propia vida y habiendo renunciado definitivamente a nuestra propia felicidad. Ni delegando nuestra propia responsabilidad de educar a un tercero, ya sea la escuela, los abuelos o una empleada del hogar inmigrante! Ni que decir tiene que la educación tampoco podemos dejarla en manos de los políticos y la administración pública, ni de leyes más o menos justas, pero demostradamente ineficaces!

Porque, además, nuestros hijos nos ayudan a crecer, a ver la vida nuestra como si fuéramos niños, es decir con alegría, siempre con sorpresa y vivir el hoy como si el mañana no existiera! Y, como el más imparcial y estricto catedrático de la vida, nuestros hijos nos regalan su mejor sonrisa cuando lo hacemos bien y se sienten realmente protegidos y queridos... y nos lo demuestran con su perenne alegría! Ellos -nuestros queridos hijos- no esperan solo complicidad, ni tolerancia desmedida ni consentimiento gratuito... pues todo eso les sugiere debilidad, rivalidad o miedo ante nuestra vida... y la suya. Para amarlos hay que respetarlos, dándoles capacidad de decidir y criterio, ayudándolos a ser más ellos mismos y potenciándoles como personitas singulares e irrepetibles... y nunca, nunca temer por su propia capacidad de ser mejores que nosotros. El verdadero amor y la preocupación excesiva, gratuita e infundada están peleados!

"LA CUESTIÓN ES LA ACTITUD A LA HORA DE ENFRENTARNOS A LOS PROBLEMAS"

De nuevo una entrevista, esta vez a un psiquiatra y neurólogo David Servan-Schreiber, que afirma “que hay un factor desencadenante en las enfermedades, más allá del propio cuerpo y sus disfunciones vitales”. La infructuosa y banal disyuntiva "cuerpo-alma" -alentada por ciertas culturas e inculturas- queda patente en estos testimonios!

Una anécdota personal. Hace un par de años me hallaba en un evento social, rodeado de gente. Charlábamos distendidamente sobre las cosas de la vida y mantenía mi "intuitiva" tesis de que, detrás de ciertas enfermedades degenerativas, muchas veces se hallaba un elemento emocional o psicológico que las -¿provocaba?- favorecía. Tal vez imprudentemente me aventuré -incluso- a describir un perfil de conducta determinado que era propenso a dolencias como el cáncer y, entre otros rasgos personales, concluía que la "incoherencia" entre su yo interno y su manera de vivir la vida era uno de esos factores desencadenantes de la enfermedad. Reconozco mi atrevimiento, pero sinceramente lo sentí -y siento ahora- así! Para mi sorpresa, una de las interlocutoras que atentamente escuchaba mis palabras, una vez finalicé mi perorata, se me acercó y me confesó en privado que su marido había fallecido años atrás de cáncer y que, sorprendentemente, correspondía al perfil personal por mi descrito. Quizás fue tan solo una casualidad! Ni que decir tiene que incluso la fría estadística admite muchos casos en que una enfermedad médicamente incurable ha remitido milagrosamente ante un simple cambio de actitud vital del paciente!

Evidentemente creo que algo hay de todo esto. No niego la genética, los hábitos alimenticios ni la influencia del entorno medioambiental...como (con perdón por la presunta equiparación) tampoco niego a los astros, los horóscopos, el tarot o similares, pero sigo creyendo que esos son, en muchos casos, atenuantes o agravantes de una manera de vivir y sentir la propia vida. Hoy me cuesta pensar que una persona que da sentido real y profundo a su propia vida pueda enfermarse e incluso fallecer... a no ser que haya decidido que su dolencia o su muerte tenga, a su vez, sentido para ella misma o para alguien cercano. Perdón por mi insolencia o atrevimiento al afirmar esto!

Eso nos hace -una vez más- indudables protagonistas de nuestra vida y, a la vez, señales inequívocas para nosotros mismos y/o para los demás! BREVE, CONCISO Y REAL, DE UNA MADRE

Cazado al vuelo en un fantástico Blog (http://lacuevadelangel.blogspot.com), de la mano de Désirée. Breve, conciso y real, de una madre!

Désirée dijo...

“Anoche aquella niña se acostó en mi regazo esperando mi cariño. Me sentí incómoda y torpe. Estuve tan ocupada pensando cómo debía sentir que no tuve tiempo para ver lo que sentía. Quizá mi temor de no sentir amor era infundado y lo habría encontrado en mi corazón si no hubiera temido tanto mirarme” ¿ES LA INJUSTICIA EN EL MUNDO ALGO TAN AJENO AL SER HUMANO?

Medito y me doy cuenta que el ser humano, no siendo justo consigo mismo, es incapaz de serlo con los demás, los que le rodean. Ser justo con uno mismo es actuar de manera coherente con los valores profundos de uno, iluminar todos nuestros actos en función de ellos y actuar siempre desde el corazón y sin miedo! Pero eso significa deshacernos del ego, es decir, de todos esos pensamientos e ideas -y sus consiguientes miedos- impuestas desde fuera que argumentan, justifican y promueven algo ajeno al ser humano, ya sea una doctrina personal, una ideología política o una religión mal entendida...o ese instinto cotidiano de supervivencia que frecuentemente aludimos para justificar nuestra falta de valentía para ser como realmente somos y, por tanto, sentimos! Creo que el ser humano tiene la fortaleza y valentía suficiente para ser él mismo, por tanto, más justo consigo mismo y, como consecuencia de ello, con los demás, haciéndose más tolerante y más humano en todos sus actos. Aunque lo relatado abajo es un extremo escalofriante - desgraciadamente más común de lo que pensamos-, en nuestro día a día la injusticia está bien presente. El abuso de poder en el trabajo, la corrupción, el maltrato doméstico o la violencia de género -entre otras menos nominadas- son evidencias de esta injusticia leve y sutil que nos envuelve y que, desgraciadamente, ya no provocan más que indiferencia y que, en la mayoría de los casos, no despierta tan siquiera el interés periodístico.

Algunas preguntas. ¿Es la injusticia -o la maldad, la vanidad, la envidia, etc.- algo tan ajeno al ser humano? ¿No será que el ser humano puede elegir entre ser justo o no serlo? ¿No dependerá su trato con los demás de su trato consigo mismo? Aceptando la injusticia del entorno ¿no está siendo, a la vez, injusto consigo mismo? o aceptando la injusticia consigo mismo ¿no estará siendo, a la vez, injusto con el entorno?

Seguramente ofrecemos a los demás lo que a nosotros nos han dado. O tal vez habrá que entender que el mundo no es más que un reflejo de lo que vemos y vivimos en nosotros mismos... y quizás lo reproduce para que nos demos cuenta de nuestros errores y para que, mirando hacia dentro, cambiemos nosotros y, de paso, cambiemos nuestro mundo! A fin de cuentas, la vida es como un caballo aparentemente desbocado al que se le domestica o bien es éste quien nos domestica a nosotros. Se trata de ser protagonistas o simples espectadores... más o menos convulsionados por los acontecimientos!

Ese es el poder y la cadena que solo el ser humano puede romper, pues es el único ser vivo que cuenta con libertad para decidir qué quiere y qué no en su propia vida. Si asumiera su protagonismo y ejerciera la libertad de manera responsable consigo mismo y con lo que le rodea, podría imponer su propia vida y su justicia, esa que nace en su conciencia y que -por cierto- le haría más feliz. Eso, sin duda, haría más justa su vida y, con ella, se beneficiarían los demás seres vivos y el propio planeta.

Pero si no somos capaces de ser justos con nosotros mismos ¿qué derecho tenemos a exigir justicia de los demás o de nuestro mundo, hecho a nuestra imagen y semejanza...y por cada uno de nosotros día a día? ¿Quien a hierro mata, a hierro muere?

"LA MUJER: A TRAVÉS DEL HOMBRE, ESTÁ LA RELACIÓN CONSIGO MISMA"

Ya hace más de 10 años publiqué mi primer libro sobre la pareja. Se llamaba El Plan de Marketing Femenino. Aunque se trataba de un libro de fino humor y una caricatura irónica y juvenil sobre las artes femeninas de seducción, en el fondo resultó ser un alegato -según varios de mis lectores- sobre la mujer y la necesidad de que el mundo adopte ciertas cualidades femeninas para humanizarse y, sobre todo, hacer que el ser humano evolucione hasta encontrarse a sí mismo, de nuevo. Aunque, repito, era un libro de humor, en su trasfondo exponía una visión que tiene mucho que ver con la tesis que defiende el sociólogo francés Alain Touraine, que reproduzco seguidamente en un artículo de La Vanguardia de hace un par de días. No soy un visionario, pero con el tiempo y la edad, esos argumentos en defensa de la mujer se han ido catalizando en mi vida y hoy, cada día más, creo que la vuelta a los orígenes y a la esencia del alma humana es aún una revolución tan pendiente como necesaria. Osho afirma que la mujer se mantiene más próxima a su esencia humana, simplemente porque fue ignorada en nuestra civilización productora y conquistadora, lo que hizo del hombre -muy a su pesar y con un alto coste personal- su principal y único protagonista.

Te invito a que leas la fantástica entrevista al sociólogo galo y participes -como yo- de sus acertadas aseveraciones sobre la mujer de hoy y sobre el cambio de valores que trae consigo su mayor protagonismo en el mundo actual.

Aparece una nueva obra del sociólogo francés. Alain Touraine analiza un profundo cambio social

El mundo es de las mujeres. J. Barranco - La Vanguardia, Barcelona - 20/05/2008

La transformación que conduce desde una sociedad de conquistadores del mundo -de guerreros, de científicos- a la autorrealización de uno, como es la actual, ha sustituido la sociedad de los hombres por una sociedad de mujeres", escribe el sociólogo francés Alain Touraine (Hermanville-sur-mer, 1925) en su libro El mundo de las mujeres (Paidós). Esto es, hoy las grandes preocupaciones no son ya conquistar el mundo sino crearse a sí mismo a partir de la sexualidad como en otro tiempo fue a partir del trabajo. Y en esta modernización diferente a la que Europa ha practicado durante siglos separando razón y sentimientos, las mujeres llevan la delantera. Touraine ha hablado del fenómeno con La Vanguardia.

¿Víctimas? "Para muchos estudiosos las mujeres no son actores sino víctimas de un sistema de dominación total e impersonal al que nadie puede oponerse. Ciertamente, sufren una enorme y sorprendente cantidad de violencia en el trabajo y en la familia".

"Yo soy mujer". "Pero al hablar con mujeres me sorprendió que ninguna se definiera como víctima, sino como mujer. Podían definirse como madre, ingeniera, tunecina... pero empezaban por ´Yo soy mujer´. Y la meta de todas es construir su vida como una vida de mujer. Las mujeres dejan de definirse por la relación con los hombres y priorizan su construcción a partir de su sexualidad, de una nueva relación con el cuerpo y con ellas. Quieren actuar sobre sí más que sobre los demás".

Seducción, ¿a quién? Las mujeres, "más que los hombres, pasan por este individualismo, por el cuidado del cuerpo, la elección de la indumentaria para construir su personalidad singular". Pero "el maquillaje, la gimnasia, la cirugía estética, que los hombres interpretan como maniobras de seducción, son ante todo maneras en que las mujeres intentan seducirse a sí mismas". Después de todo, dice, "la relación con el hombre ya no es la meta final: a través de él está la relación con una misma". Y la construcción del sí, añade, no es broma en un mundo líquido en el que "todo nos llama a escapar de nosotros mismos".

Ambivalencia. "Las mujeres son conscientes de que la combinación de opciones imperfectas es la mejor solución posible: trabajo y vida personal. Saben que una participación limitada en cualquier terreno obstaculizará su éxito, sea con su carrera o con sus hijos, pero consideran necesario combinar ambas facetas. Es un cambio profundo, el actor juzga la situación en relación consigo mismo. Estábamos centrados en el mundo: ahora en nosotros. Eso origina toda una ética".

Unir la vida. "Igual que el ecologismo político y los movimientos antiglobalización buscan reintegrar los aspectos que el proceso europeo de modernización separó y opuso, son sobre todo las mujeres, las que han sufrido una dominación más completa, las que formulan los grandes temas de la reconciliación del cuerpo y la mente, del pasado y el futuro, de lo privado y de lo público, del interés y de la emoción. En lugar de elegir entre razón e imaginario, los unen sin confundirlos".

Mujer y publicidad. Para Touraine, las mujeres enfrentan hoy una nueva dominación, "la que transforma a la mujer en consumidora. Las mujeres se avergüenzan de cómo las usan muchos anuncios, pero luego compran, porque sobre todo están contra la publicidad no cuando les muestra como sujeto sexual sino cuando a través de la mujer sexualizan objetos. Como decía una mujer entrevistada, cuando vuelvo a mi casa tras ver los anuncios del metro y me miro al espejo veo que ya no tengo cara, ni cabellos... Han robado mi imagen".

"MIEDO AL CAMBIO: ESTAMOS ENTRENADOS PARA REPETIR LA HISTORIA, EN VEZ DE HACERLA"

De nuevo, La Contra de La Vanguardia. Esta vez responde Eduardo Galeano, un escritor. Aquí un extracto con las respuestas que considero más interesantes. Una peculiar visión de la vida y la necesaria rebeldía para llegar a ser uno mismo! Hay que obedecer a la conciencia, aunque sea políticamente incorrecto, porque las convicciones convenientes (como las llama acertadamente el entrevistado), la incoherencia y la falta de fundamento de lo establecido lo descalifica como nuestro guía y nos deja a precario ante nuestra existencia. Detrás de esta apuesta personal y valiente por la rebeldía está el verdadero éxito de nuestra vida, aunque implique la incomodidad de los que nos rodean! "La conciencia es un músculo que se usa poco, pero existe" Inma Sanchís - 20/05/2008 ¿Ayer hoy y mañana cuentan la misma historia? La historia no se repite, pero podemos reconocernos en lo que pasó. La memoria es tu mejor amiga cuando te ayuda a no tropezar con las mismas piedras, pero parecemos obstinados en trabajar en nuestra propia perdición.

¿Falta de inteligencia? Miedo al cambio, estamos entrenados para repetir la historia en vez de hacerla.

El mundo siempre ha sido de un puñado de hombres. Así sigue siendo, yo no creo que este mundo sea muy democrático; fíjese en la ONU, mandan cinco países, los que tienen derecho de veto, los demás somos todos simbólicos. Y esos cinco países que velan por la paz mundial son los cinco principales productores de armas, ¿a nadie le sorprende?

Pasemos a la libertad personal: ¿hacer lo que te dé la gana está penado? La libertad no es un derecho igualitario. Me parece revelador y estimulante la competencia entre una mujer y un negro en EE. UU., teniendo en cuenta que hace un ratito, en 1943, por orden del Pentágono la Cruz Roja de EE. UU. prohibió la transfusión de sangre negra para que no se hiciera por inyección lo que estaba prohibido en la cama. Y en nuestro mundo católico, durante siete siglos y medio las mujeres tuvieron prohibido cantar en los templos porque ensuciaban el aire.

La historia humana es la de una misoginia alargada. Sí, la regla general ha sido el poder macho. Hatshepsut, con gran poder y espíritu creativo, reinó en Egipto disfrazada de hombre. Muchos siglos después, Concepción Arenal hizo la carrera de Derecho disfrazada de hombre y, años después, la gran novelista Pardo Bazán fue la primera catedrática española, pero sus aulas estaban vacías. Ha sido muy difícil el camino para que ustedes sean consideradas parte de la humanidad.

¿Por qué? Relaciones de poder y derecho de propiedad. Tratar a las mujeres como menores de edad son convicciones convenientes. Y el racismo sirvió para justificar las conquistas y la esclavitud, el mejor negocio europeo durante tres siglos, ya que se trataba de seres inferiores incapaces de autogobernarse.

Cuénteme una historia de mujer. Sakina, la bisnieta de Mahoma, encabezó la lucha contra el tapacaras, y con razón decía que su bisabuelo jamás había dicho una palabra al respecto. Se casó cinco veces y en los cinco contratos negó obediencia al marido. En aquella época las mujeres predicaban en las mezquitas.

¿Qué lecciones extrae de la historia pequeña? Creo que el universo sólo se ve a través del ojo de la cerradura. Hay un latido de grandeza escondido en los personajes pequeños, y miente la cultura dominante cuando nos induce a creer que la grandeza es lo grandote.

Cuéntenos la historia del viajero ciego. Darwin decía que James Holman veía con los pies, sus descripciones del mundo son maravillosas. Es una de las innumerables paradojas, lo cual es una fuente de esperanza.

Hoy parece que lo práctico impera sobre lo estético. Cualquier necio confunde valor y precio, decía Machado. Los imperantes criterios de rentabilidad - tanto tienes, tanto vales- hacen que se inviertan los valores (...)

¿Existe la justicia? Como propósito. (...) ¿Qué prohibiciones nos definen? La más grave es la prohibición de soñar, de clavar los ojos más allá de la infamia, de creer que otro mundo es posible, porque está condenado como un acto de estupidez.

Pues habrá que ser desobediente. Hay que actuar de acuerdo con la propia conciencia. Cuando se derrumbaron las Torres Gemelas, los altavoces ordenaron a los trabajadores que se quedaran en sus puestos. Se salvaron los que desobedecieron.

Nos solemos mover en la discreción. Estamos educados en un sistema de valores que no corona a los mejores, sino a los que tienen menos escrúpulos, que recompensa la falta de honestidad, el egoísmo, la mentira. Bush y Blair mintieron cuando iniciaron la carnicería de Iraq. El pueblo los reeligió.

¿Qué les recomienda a sus nietos? Soy muy cauto, no se lo digo así, pero el mensaje es que no hipotequen su alegría, que no se vendan, que tengan dignidad.

Hay que ser valiente para eso... Iban cero a cero. Era la final entre Millonarios y Santa Fe, Devanni cayó derribado en el área y el árbitro pitó penalti, pero él se acercó al árbitro para explicarle que tropezó. Y el árbitro le señaló el estadio, esas miles y miles de cabezas rugientes: "¿Tú crees que ahora puedo anular el penalti?".

Difícil dilema. Devanni se puso frente al portero y eligió su ruina. Pateó la pelota muy lejos del arco. Admirable. Arruinó su carrera pero se le abrieron anchas las puertas de la gloria. Hay mucha gente que hace lo que cree que debe hacer y no lo que le conviene. La conciencia es un músculo que se usa poco, pero existe.

HEROICIDAD... ¿SIEMPRE AJENA?

Me ha conmovido una historia de un héroe. Tal vez porque soy el afortunado papá de una linda niña de ocho años, mi hija Elisabet. No es difícil que lo hiciera!

Pero desde aquí quiero hablar de esa otra heroicidad más cotidiana, más real, más anónima y, aparentemente, impersonal e irrelevante para una gran mayoría. Es esa heroicidad de esas otras personas conocidas o desconocidas -y afortunadamente cercanas- que luchan diariamente por ser como son en un mundo que agrede a los provocadores que son ellos mismos, que aman sus sueños y luchan por ellos y que quieren a los demás como a ellos mismos! Muchas veces son esas mismas personas que imponen el silencio y la distancia, aunque sea a los seres que más aman y siempre con una sincera sonrisa! Son personas que me encuentro cada día, afortunadamente, vaya donde vaya! Sé reconocerlas, pues he aprendido a ver que, tras su aparente fragilidad humana y esa sonrisa que siempre lucen ante los demás, hay mucha fortaleza y valentía de corazón para transitar este pequeño mundo, ajeno, extraño y, a veces, aparentemente cruel con nosotros. Y esas personas tienen el derecho a participar de mi vida y de mis logros en ella, porque he sabido verlas, identificarlas e incluso compartir mágicos y singulares momentos con cada una de ellas. Ese heroísmo cotidiano y contagioso, admirable y sutil, que esconde tras de sí y siempre con la mejor sonrisa, la fortaleza y la esperanza de un corazón grande, aunque a veces demasiado silencioso o agazapado!

A veces el ser humano necesita admirar el heroísmo ajeno, espectacular y lejano, sin recordar que el hecho de valorarlo -y hasta envidiarlo- ya significa que lo posee él mismo. Demasiadas veces proyectamos nuestras fuerzas y debilidades en los demás... y obviamos u olvidamos las nuestras, por discretas que parezcan, pero que siempre existen. Si no tuviéramos heroísmo propio, no podríamos verlo y admirarlo en los demás. Y eso es extensible al amor, la libertad, la paz interior... todos esos sentimientos profundos que, de vez en cuando, nos conmueven y despiertan nuestra admiración por los que, creemos erróneamente, los poseen en exclusiva! Tal vez también por eso Jesucristo tuvo que hacer, de vez en cuando, milagros ante las multitudes...

Aquí el mencionado artículo de El País. Mi tributo a un hombre que supo dar sentido al sufrimiento en su existencia, agradeciéndole que, con su ejemplar amor a su hija, nos haya permitido una vez más hallar el sentido a nuestra vida, seguramente más discreta y cotidiana, más irrelevante... pero nunca exenta de heroísmo!

LA UCI FUE SU MUNDO Eugenia Pilar vivió todos sus años, 20, en la cama de un hospital. Lo que había más allá era "el País de Nunca Jamás". Fernando Maura, ex diputado vasco del PP, rememora a su hija. El País. Eva Larrauri 03/05/2008

Eugenia Pilar nació el 27 de agosto de 1987, semanas antes de lo previsto. El médico que atendía a su madre, Anneli Lipperheide, programó una cesárea cuando descubrió que el feto tenía el cordón umbilical enrollado al cuello, pero no pudo evitar un infarto de médula espinal. Las conexiones nerviosas quedaron dañadas. La recién nacida no podía mover los brazos ni las piernas y respiraba con dificultad. Le dieron 15 días de vida. Al principio, los médicos intentaron que la niña respirara por sus propios medios, pero sus pulmones no le garantizaban el oxígeno necesario, así que la volvieron a conectar al respirador de la unidad de cuidados intensivos (UCI). El 2 de marzo pasado, Eugenia Pilar murió en la misma sala del hospital vizcaíno de Cruces donde transcurrieron sus 20 años y seis meses de vida. "La UCI de pediatría era su mundo", cuenta su padre, "un mundo muy limitado, pero en el que ella se reconocía útil". Otros niños iban y venían, les daban de alta y no regresaban jamás. Eugenia Pilar seguía allí y era consciente de la diferencia. El respirador no le permitía hablar, pero ella tomaba la responsabilidad de avisar a las enfermeras chasqueando la lengua si pitaban los monitores de otros pacientes, o protestando con toda su energía cuando se iban las visitas. "A veces con palabras se dicen mentiras, pero no con la expresión. En mi niña no había impostura. Sus gestos, su cara, transmitían su afecto, sus enfados y alegrías...". El padre de Eugenia Pilar se llama Fernando Maura, nació en Bilbao hace 52 años y durante 18 años fue parlamentario del PP en el País Vasco. Abogado de profesión, ahora milita en las filas de Unión, Progreso y Democracia (UPyD), el partido de Rosa Díez. Fue durante la campaña a las pasadas elecciones generales cuando Maura recibió una llamada del hospital de Cruces en el que le advertían del empeoramiento de su hija. Tres días más tarde murió. Maura, que desde hace 12 años vive con escolta por la amenaza de ETA, siempre lleva consigo las fotografías de su hija sonriente. "Jamás me he acostumbrado. Un padre no puede aceptar que el proyecto vital de su hija sea pasar 20 años en la UCI. No hay nada equiparable a una situación como ésa. Sólo he podido salir adelante porque he cumplido un objetivo: verla feliz". Le reconforta hablar sobre su hija. "Es un privilegio poder contar la existencia de mi hija en la cuerda floja, es un regalo que me ayuda a vivir. La gente debe saber que se puede ser feliz con muy poco". El relato de Fernando Maura está siempre salpicado de la palabra UCI. Eugenia Pilar creció en la UCI. En la UCI recibió la primera comunión. Y en la UCI recibía las clases de dos profesoras que le preparaban un programa a su medida. También en la UCI se enteró hace cinco años de que Anneli, su madre, abatida por la depresión, acababa de morir. Desde entonces, un dietario servía de guía para organizar las visitas. Los más asiduos, además de su padre, eran su abuelo paterno, tres de sus tías, dos amigas de su madre y una voluntaria de la Cruz Roja. Hace unos días, nada más enterarse de su muerte, los padres de una niña que había pasado fugazmente por la UCI escribieron en el blog de Fernando Maura: "Tuvimos la suerte de disfrutar de ella durante 25 días en cuidados intensivos, y digo disfrutar porque eso fue lo que [consiguió] Pilar, nos hizo la estancia mucho más fácil y agradable. No sé explicar la fuerza, la vitalidad, la sensación de presencia que Pilar daba. Ya desde la primera noche, Pilar nos dijo cómo [nuestra hija] había pasado la noche, si había llorado mucho o no. Luego fuimos conociéndonos mejor. Tenemos muchos recuerdos de su abuelo, un gran hombre y mejor abuelo; de sus tías, dos chicas que venían de muy buen humor, la disfrazaban y lo pasaban muy bien, y nos lo hacían pasar mejor...". A Eugenia Pilar le gustaba ver la película de Peter Pan hasta que aparecía el Capitán Garfio, al que detestaba. Su padre cree que se identificaba con el mito. "Sabía que había otro mundo fuera de la UCI, pero para ella era el País de Nunca Jamás, una fantasía, que nunca iba a conocer". Maura cuenta en su bitácora algunos de los momentos que pasó con su hija. "Una tarde le están dando la merienda; luego le humedecen los labios con una solución líquida para desprenderle los pedazos de piel reseca que se le acumulan en los labios y en la lengua. Sólo después acerco una silla hasta su cama e intento contarle alguna cosa. De repente tuerce el gesto y da comienzo a sus habituales ademanes con los que anuncia que se encuentra incómoda, ¿conmigo, tal vez? Sí, con toda seguridad (...) . '¡Pero bueno!', le digo yo, '¿te has creído que va a ser siempre como lo quieras tú? Me iré cuando me dé la gana...'. Mi escolta tiene la indicación del momento en que he previsto salir del hospital, lo cual procuro cumplir con bastante rigor. Pero mi hija es una niña ordenada donde las haya, y después de la merienda acostumbran a ponerle uno de sus vestidos y la trasladan a su asiento anatómico para que pase en él el resto de la tarde. Y mi presencia y mi actitud de poner una silla al borde de su cama han impedido el habitual desarrollo del orden. La dificultad de comunicación que existe entre Pilar y el resto del mundo conduce la situación a un punto poco menos que irreversible: ella ya no volverá a encontrarse, si no feliz, sí al menos tranquila conmigo. No, por lo menos durante el resto de esa tarde. De modo que consulto mi reloj, y cuando quedan sólo cinco minutos para mi cita con los escoltas salgo de la sala. Pilar no ha querido siquiera lanzarme un beso...". En agosto pasado, Eugenia Pilar cumplió 20 años en el hospital de Cruces. En las navidades empeoró su estado. A finales de febrero, los médicos comunicaron a Fernando que poco se podía hacer ya por ella. El 2 de marzo falleció, a pocos metros de donde había nacido. "Ya no podía luchar más. Quería encontrarse con su madre. El País de Nunca Jamás era el sitio del reencuentro con ella".

LLORAR SIN MIEDO

Un artículo de La Vanguardia nos recuerda que podemos llorar sin miedo...y sin vergüenza. Aunque es verdad y está claro que el llanto -como la risa- juega su papel indudable en la expresión emocional humana, creo que hoy en día se tiende a mercantilizar todo, incluso los sentimientos humanos. No tardará en aparecer la "llanto terapia", como presunta técnica infalible para desatascar esos sentimientos de dolor que el ser humano tiene frecuentemente en su vida.

Nadie duda de que llorar es bueno. Para el zen, el ser humano -con los años- va tornándose más opaco para sí mismo y eso le hace protegerse con una coraza de inexpresividad y gélido semblante -como si la insensibilidad fuera síntoma de fortaleza!- que solo puede ser disuelto con las lágrimas de la tristeza. Pero el zen se refiere a esas lágrimas de la tristeza profunda que se generan frente al miedo, a la desorientación y a la pérdida de esperanza ante la vida. En una palabra, al alma herida...o desobedecida! Porque deberíamos admitir que hay muchos motivos para llorar, seguramente todos lícitos y terapéuticos, pero las lágrimas del ego maltrecho por la ira contenida o por la rabia no tienen su eco en el alma, ni generan tristeza profunda. Recordemos que para el zen, el ego es nuestro habitual y peor enemigo, pues él solo premia el deseo, los pensamientos, las expectativas mentales -cuando no, materiales- obtenidas, todas ellas creadas por la mente maleducada y des-formada por la autocomplacencia, la sociedad y la educación. Tras la dureza de carácter, la agresividad y la ira suele haber mucho dolor e impotencia escondida... en el ego! La tristeza del alma, en cambio, ante el sentimiento herido y el dolor interno, nos produce desconsuelo y el llanto es su máxima expresión. Esa es la que se disuelve con las lágrimas y nos hacen recobrar la sensibilidad para reemprender el camino a uno mismo.

Debemos, en primer lugar, descubrir e identificar bien los sentimientos (miedo o amor, únicos vértices verdaderos de nuestra existencia!) que nos generan pena, para luego expresarlos, sin duda. Pero, por poner un ejemplo un tanto caricaturesco, no podemos llorar ante un final infeliz de una película o de un libro y, en cambio, permanecer insensibles ante una desgracia humana -cercana o no- como las víctimas de una catástrofe natural o simplemente el hambre o la degradación medioambiental del mundo. Porque nuestra doble moral nos enseña -incluso, se lucra- a llorar ante ciertas cosas y a mostrar indiferencia ante otras. El llanto es, sin duda, bueno, siempre y cuando exprese sentimientos auténticos y profundos... y no solo expectativas mentales infundadas o incumplidas! Como se dice en el zen, el minuto inmediatamente anterior al amanecer es la negra, temida y enigmática noche. Hay que pasar por ella para poder llegar a la salida del sol! Y es ese miedo ante la oscuridad del alma y son las lágrimas que ella provoca las que limpian nuestros ojos para permitirnos vivir, valorar y degustar la claridad del nuevo día!

Aquí el artículo. A menudo reprimido en nuestra sociedad, el llanto es un desahogo beneficioso para nuestro organismo. En la actualidad, son cada vez más las personas que han perdido el miedo a llorar. Y que lo utilizan como una forma poderosa de comunicación La frase puede parecer como un disparate, pero es posible. También el llanto, como muchas otras modas más o menos efímeras de nuestros tiempos se ha convertido en tendencia y glamur. La primera señal llegó hace un par de temporadas desde Japón, con la apertura del Nanjing Bar, en la provincia de Jiangsu. Allí ejecutivos estresados o personas melancólicas se juntan delante de una cerveza para llorar todos juntos. Una hora de llanto, incluida consumición, cuesta tres euros. Servilletas y música melancólica son cortesía de la casa. El fundador, Luo Jun, antes era titular de una agencia matrimonial, hasta que se dio cuenta de que muchos de sus clientes "tenían un enorme deseo de llorar, pero no encontraban la oportunidad". Él se la dio. De hecho, en Asia está teniendo mucho éxito un género que llamaríamos lloroso: películas y libros dramáticos concebidos para que salgan lagrimones. Son los llamados ´tear movies´ o ´tear books´. En el país nipón hay incluso secciones especializadas en las librerías. En ellas se puede encontrar, por ejemplo, la obra de Kyoichi Katayama, titulada Sekai no Chushin de, Ai o Sakeb (´Llorando por amor en el centro del mundo´), una historia de una niña enferma de leucemia. Un auténtico superventas, de tres millones de ejemplares, ideal para que el lector se deje arrastrar por un llanto liberador. También hay vídeos: la cadena de alquiler Tsutaya ha instalado una sección extra de películas dramáticas ideales para las personas que quieran llorar. Pues bien, todo este material tiene ahora una nueva salida comercial. En la ciudad de Sendai se ha formado el Lachrymal Gland Club. En Kioto, el Minnade Nako. Son los llamados crying clubs.Los más deprimidos tienen allí la posibilidad de alquilar habitaciones a seis euros para leer libros desgarradores o ver películas de este género y así estimular el llanto. No crean que estamos ante una extravagancia oriental: la moda de llorar ha llegado ahora también a Europa. En el Reino Unido se ha fundado una organización con esta vocación, The Last Tuesday Society. En el Loss Bar (bar pérdida) de Londres los participantes se reúnen el último martes de cada mes para ahogar sus penas en las lágrimas (y pagando una entrada de 19 euros). "Hay mucha gente triste en el mundo que está sentada en casa y llora. Nosotros le ofrecemos la posibilidad de llorar en público y hacer amigos entre la gente afl igida o deprimida", dice Victor Wynd, el promotor de esta iniciativa. El título de esta cita es de lo más indicativo: "Una noche de exquisita tristeza". En Loss Bar empezaron hace un año con treinta personas pero ahora cuentan con 1.000 clientes. Como banda sonora, un melancólico fado portugués o música clásica. "A medianoche doy una charla sobe la tristeza en el mundo, sacamos cebollas, ponemos el Réquiem de Mozart y entonces es cuando fluyen las lágrimas", explica Wynd. En Estados Unidos también se llora a gusto. Lo ha entendido Hillary Clinton, que hace semanas recurrió a los lagrimones en las primarias demócratas para sensibilizar al electorado. Pero también se llora… por gusto. Una nueva página web, www.cryingwhileeating.com , ha conseguido unos 12 millones de visitas. Ahí se ven fotos o videos caseros de gente que llora comiendo. Cada uno de los protagonistas al colgar su grabación en la red alega las razones de su tristeza (porque la novia lo ha dejado, por la despedida de un amigo) y el menú elegido para celebrar la ocasión (un pollo frito o una tarta al chocolate). Más allá de las anécdotas, estos casos son síntoma de una necesidad muy real. Parece que el ser humano necesita reservar un espacio en la vida frenética actual para desahogarse, para llorar. El llanto, en nuestra sociedad, se considera un síntoma de debilidad y en muchos casos se reprime, cuando en el fondo es un fenómeno muy natural. Es más: el ser humano es el único ser vivo del planeta que llora de emoción. Llorar forma parte de su esencia. Nacemos llorando y lloramos también cuando alguien se va de este mundo. Con un misterio añadido: estas lágrimas del llanto de pena, de dolor o de conmoción, a diferencia de otras (como las que lubrican el ojo o las que se producen a raíz de una irritación), no desempeñan ninguna función concreta para la región ocular. ¿Por qué lloramos entonces? Pero hoy pocos son los que sostienen esta tesis, ya que no queda demostrada la interrelación causa-efecto entre la contracciones musculares (Darwin contó más de cuatrocientas) y el llanto. Tampoco tiene muchos seguidores otra línea de pensamiento, que atribuía a las lágrimas una función de eliminar sustancias tóxicas. El flujo lagrimal es muy pobre y el cuerpo tiene otros órganos encargados de esta función de limpieza, como por ejemplo los riñones. En cambio, sigue vigente la teoría del padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, para quien el sollozo sirve para descargar emociones. De la misma manera que en un estado de tensión nerviosa nos rascamos la cabeza o nos ponemos colorados, nuestro organismo nos ofrece una opción más para librarnos de la angustia: las lágrimas. En la literatura científica no abundan demasiadas explicaciones, aunque sí hay algunas teorías consolidadas. La primera es la de Charles Darwin. Para él, el llanto sería el efecto de una llamada de atención, que tiene su origen en un proceso físico: por ejemplo, cuando un niño grita para llamar a su madre comprime los ojos, lo que exprimiría sus glándulas lacrimales. En efecto, las hormonas tienen mucho a que ver con las lágrimas. El conocimiento de su composición contribuye a desvelar el enigma. El profesor William Frey, de la Universidad de Minnesota, después de hacer un análisis entre las producidas por personas que veían una película triste y los lagrimones que salían cortando una cebolla, descubrió que la composición del líquido en los dos casos era distinta. Además de su contenido en agua, sales y minerales, las lágrimas "de pena" contenían hormonas responsables del estrés y del dolor. Algunas sustancias como la hormona ACTH o la prolactina sólo están presentes en las lágrimas cuando lloramos de emoción. Así, llorando aliviamos las emociones dolorosas con la expulsión de estos componentes, cuya producción se dispara en caso de tensión emotiva, estimulación neurovegetativa de las glándulas lacrimales, que da lugar al llanto. Es un proceso fi psicológico en el cual se produce una mejora de la tensión, la disminución de la presión sanguínea, la relajación muscular y un efecto sedante generalizado. De alguna manera, los niveles hormonales vuelven a sus valores normales originales. En este sentido, algunos creen que el llanto puede ser una buena terapia. Mauricio Palchik, bioquímico argentino, escribe que "existe la posibilidad de recomendar el llanto, como recomendamos la actividad física para mantener la salud o determinadas dietas o el dejar de fumar. Llorar una o dos veces por semana puede recuperar y mantener nuestra salud psicofi siológica". La cuestión es aprender, con un poco de ejercicio. Palchik cree que hay tres niveles de llanto. El bajo o suave, que permite una relajación muscular y una disminución del pulso cardiaco. El alto, con gemidos y respiración entrecortada, que produce un estado de aletargamiento. Y el último, el reparador, muy profundo y que dura más de un minuto, en el que se experimenta un estado de paz y de toma de conciencia del cuerpo. Otro científico estadounidense, Thomas A. Stone, confirma que el llanto tiene un valor curativo. La clave estaría en aquellos recuerdos traumáticos que algunos tienen bloqueados desde la temprana infancia. De alguna manera, si recordamos esos sucesos dolorosos a través del llanto, nuestro cerebro se reparará de forma gradual y los síntomas de nuestro malestar disminuirán. Al revés, según Stone, contener el llanto perjudica nuestra salud, al producir estrés y hasta úlcera. Sin renegar de estas tesis, teorías más recientes atribuyen al llorar también otra función más social. Juan Murube Castillo, presidente de la Sociedad Internacional de Dacriología y Ojo Seco (la dacriología es la ciencia que estudia las lágrimas y el llanto, cuyo congreso internacional arranca hoy en Turquía), sostiene que el llorar es una herramienta de intercomunicación. En su opinión, cuando la cara ha agotado sus posibilidades de expresar los cientos de estados anímicos que se quieren manifestar, se recurre entonces a las lágrimas emocionales. Para Murube, lloraríamos por dos razones: para pedir ayuda (en caso de dolor físico, tristeza, soledad, ruptura sentimental, desesperación, miedo) o para manifestar solidaridad hacia los demás u ofrecer ayuda (por ejemplo, al compartir el pésame por la muerte de un ser querido, al vivir una fuerte emoción al oír canciones de la infancia). Más que un gesto de fragilidad, sería una señal de afecto. El primer tipo de llanto empezaría a desarrollarse a los tres meses de edad (es el típico de la rabieta de los más pequeños), mientras que el otro, el emocional o solidario, se manifestaría a partir de los cuatros o seis años. Y para toda la vida. "Aunque estemos llorando solos, siempre se trata de un gesto de comunicación: en ese momento subyace la presencia mental de otra u otras personas a las que va dirigida esta mímica de llanto", precisa Murube. O sea, que lloraríamos siempre pensando en alguien. Simplemente porque formamos parte de este mundo. ¿PERSONAS TRANSEUNTES O ETERNAS EN NUESTRA VIDA?

Hoy he recibido un mensaje de una buena amiga. Como siempre un aparentemente intrascendente texto que me ha hecho pensar. He reflexionado sobre la cantidad de veces que, en nuestra historia y vida cotidiana, aparecen y desaparecen ciertas personas y cómo todas y cada una de ellas tienen su sentido, temporal o permanente. Mucho de nuestro dolor se basa en no saberlo ver; en no saber si esa persona estará tan solo de visita o bien permanecerá toda nuestra vida! Creo sinceramente que -salvando la distancia- las diversas circunstancias de nuestra vida también son temporales o permanentes, pues tienen su significado! Supongo que parte de nuestra felicidad depende del acierto de saber ver si son pasajeras o bien perennes y de ser capaces de aceptarlo así, tal como viene. Lo que está claro es que la vida -a través de estas señales- nos ofrece siempre lo que necesitamos para ser y crecer, aunque somos libres de aceptarlo o no. Y la certeza -el corazón nos lo dice- vendrá dada descubriendo si esas personas o las circunstancias presentes en cada momento de nuestra vida nos ayudan a ser más nosotros mismos o si, en cambio, nos vacían y nos desorientan en nuestro camino! Particularmente he aprendido a deshacerme de la nostalgia ante personas y circunstancias que son pasajeras aunque, afortunadamente, me enseñaron algo importante para mi vida. Al igual que hoy ya empiezo a saber identificar a esas personas y circunstancias que seguro significarán algo durante toda mi vida porque, simplemente, me ayudan a ser como soy y a ser feliz -estén o no hoy cerca mío- aunque todas ellas -sin duda- están en mi corazón y lucho por ellas porque las quiero! Este es un privilegio que pocos alcanzan y que depende única y exclusivamente de haber aprendido de mis experiencias pasadas, de confiar en que la vida me ofrece lo que necesito en cada instante y en saber (o sentir) realmente qué requiero ineludiblemente para mi vida y mi felicidad! Posiblemente mi única tarea ahora y en el resto de mis días sea concederme el derecho a haberme equivocado anteriormente, andar firme el camino haciendo día a día mi destino, confiar en mi corazón para saber el sentido de cada persona y circunstancia que me encuentre a mi paso y confiar en que la vida (o Dios, llamémosle como cada uno quiera) me propone siempre lo mejor para mi felicidad! ¿No es el amor verdadero lo que hace a ciertas personas eternas en nuestra vida? ¿Puede su desaparición o su muerte hacerlas realmente pasajeras? ¿No da eso un nuevo y auténtico sentido a la vida y a la muerte? ¿No es el sentido de lo que nos ocurre lo que nos otorga la calma interior y la curiosidad apropiadas para vivir intensamente y como merecemos nuestra vida? ¿Tiene todo eso algo que ver con lo que nos enseñaron sobre la vida y la felicidad? ¿No es un privilegio hallar el verdadero sentido a lo que nos rodea y puede dar plenitud a nuestra existencia? Aquí el texto del mensaje.

LAS PERSONAS ENTRAN EN TU

VIDA POR UNA RAZÓN,

POR UNA ESTACIÓN

O

POR UNA VIDA ENTERA

CUANDO PERCIBAS

CUAL ES EL MOTIVO,

VAS A SABER QUÉ HACER

CON CADA PERSONA

CUANDO ALGUIEN ESTÁ EN TU VIDA POR UNA RAZÓN ...

... ES, GENERALMENTE, PARA LLENAR UNA NECESIDAD QUE HAS DEMOSTRADO TENER.

ELLAS VIENEN A AYUDARTE CON UNA DIFICULTAD, PROPORCIONARTE APOYO Y ORIENTACIÓN, AYUDA FÍSICA, EMOCIONAL O ESPIRITUAL

PODRÁN PARECER UN

REGALO DE DIOS,

Y LO SON!!!

ESTÁN AHÍ POR LA RAZÓN

QUE TÚ NECESITAS

QUE ESTÉN AHÍ

ENTONCES, SIN NINGUNA ACTITUD ERRONEA DE TU PARTE O EN UNA HORA INCIERTA, ESA PERSONA DIRÁ O HARÁ ALGUNA COSA PARA QUE LA RELACIÓN LLEGUE A SU FIN

ALGUNAS VECES, ESAS PERSONAS MUEREN.

ALGUNAS VECES, SIMPLEMENTE, SE VAN.

ALGUNAS VECES, ACTUAN Y TE FUERZAN A TOMAR UNA POSICIÓN

LO QUE DEBEMOS ENTENDER ES QUE NUESTRAS NECESIDADES HAN SIDO ATENDIDAS, NUESTROS DESEOS CUMPLIDOS Y EL TRABAJO DE ELLAS, HECHO

TUS ORACIONES HAN SIDO ATENDIDAS.

Y AHORA, ES TIEMPO DE MARCHARSE

CUANDO LAS PERSONAS ENTRAN EN NUESTRAS VIDAS POR UNA ESTACIÓN...

... ES PORQUE LLEGÓ SU VEZ DE REPARTIR, CRECER Y APRENDER

ELLAS TE TRAEN LA

EXPERIENCIA DE LA PAZ,

O TE HACEN REIR ELLAS TE PODRÁN ENSEÑAR

ALGO QUE NUNCA HAS HECHO

ELLAS, GENERALMENTE, DAN UNA CANTIDAD ENORME DE PLACER.

CREE!!! ES REAL!!!

PERO SOLAMENTE POR UNA

ESTACIÓN

RELACIONES DE UNA

VIDA ENTERA...

... ENSEÑAN LECCIONES PARA LA VIDA ENTERA. COSAS QUE DEBES CONSTRUIR PARA TENER UNA FORMACIÓN EMOCIONAL SÓLIDA

TU TAREA ES ACEPTAR LA LECCIÓN, AMAR A LA PERSONA Y PONER EN PRÁCTICA LO QUE HAS APRENDIDO EN TODAS TUS OTRAS RELACIONES Y AREAS DE TU VIDA

SE DICE QUE EL AMOR ES CIEGO, PERO LA AMISTAD ES CLARIVIDENTE

TRABAJA COMO SI NO NECESITASES EL DINERO.

AMA COMO SI NUNCA TE HUBIESEN LASTIMADO.

BAILA COMO SI NADIE SE ESTUVIESE OBSERVANDO.

EL MAYOR RIESGO DE LA VIDA ES NO HACER NADA

SENTIR PASIÓN ANTE LA INCERTIDUMBRE DE LA VIDA

De nuevo leo La Contra de La Vanguardia. Esta vez es una terapeuta "tránsfuga" que reconoce la importancia de las emociones para gestionar la salud y, por qué no, la propia vida ante la muerte. Es paradójico el enfrentamiento entre los científicos "ortodoxos y puristas" que practican y pregonan el determinismo científico para intentar explicar las claves de la vida y los "tránsfugas" que, cada día más, reconocen la influencia decisiva del alma (y las emociones son su más fiel discípulo) en nuestra vida...y en nuestra muerte. Evidentemente esa guerra fraticida y estéril no lleva a nada, ni mucho menos otorga sentido a nuestra vida, que falta nos hace. Si la pugna es el escepticismo limitativo de la mente humana o la participación activa del alma (o el espíritu, como queramos llamarle) en nuestra existencia, yo, sin duda, abogo por la segunda. Más que nada porque ésta me otorga el privilegio de encontrar el alma día a día y disfrutar de ella en el propio camino, lo que da valor y sentido a la existencia, aunque eso requiera fortaleza, valentía y tesón en un entorno que prima la inmediatez, la recompensa, la sumisión y el bienestar. En conclusión, la búsqueda y la vivencia del alma y de sus designios me ofrece (o me exige) asumir el protagonismo de mi vida y negar esos condicionantes externos que me privan de ser tal cual soy y, por tanto, siento. ¿Simple ejercicio de la libertad? ¿Un don divino para ser ejercido? ¿Una responsabilidad frente a mí mismo y ante mi vida? ¿Un derecho o un deber? Afortunadamente es la edad y el aprendizaje ante las dificultades lo que nos permite esa diáfana claridad de nuestra existencia! ¿El peaje? Desenmascarar nuestra propia esencia humana y divina, tener el valor de vivir la vida tal como viene...lo que es el mejor sentido de ésta y, por qué no, de una muerte digna y plena!

¿QUÉ ES LA FELICIDAD?

Hace unos días, participando en un foro de una comunidad en Internet se nos planteó una cuestión: ¿Qué es la felicidad? Sin dudarlo, contesté:

"La felicidad es la diferencia entre las expectativas ante la vida y lo realmente vivido. De lo que se extrae que, a menos expectativas, pensamientos y deseos preestablecidos de antemano, más sensación de felicidad sentimos ante la propia vida y sus acontecimientos. Evidentemente el sentimiento de felicidad es momentáneo, puntual... y la suma de estos momentos nos da la percepción de una vida feliz. La receta infalible: deseducarnos de viejos pensamientos y expectativas, alinearnos con lo que esencialmente somos cada uno y adquirir el sabio - y valiente- hábito de acoger lo que nos trae la vida como una oportunidad para ser nosotros mismos y crecer!

MAYO DE 2008 40 AÑOS DE UNA REVOLUCIÓN RUIDOSA

Estos días se celebra el 40 aniversario de una revolución tan necesaria como ruidosa. El mayo del 68 en París. Posiblemente hoy poco queda ya de aquel espíritu juvenil y rebelde, cuyos protagonistas -en el ecuador de su vida- seguramente ostentan cargos en los poderes públicos y en los órganos de decisión de las empresas e instituciones más relevantes. Muchos perdieron sus ideales por el camino hacia la cumbre e hicieron concesiones al poder y a la riqueza; otros, sucumbieron a la droga y a la promiscuidad, enterrando sus ilusiones en una rebeldía silenciosa y letal. Hoy sería impensable una revuelta de este tipo. El sistema se ha apoderado implacablemente de todos los medios de comunicación y de opinión y, lo que es peor, ha alienado - cuando no, aniquilado- la mente y el espíritu de una gran mayoría de los jóvenes actuales, que han vendido su alma al presunto bienestar y a algo a lo que llamamos - eufemísticamente- calidad de vida. Pero por debajo, generaciones ya algo más maduras, efectivas y, a la vez, silenciosas, están en pie de guerra. Una guerra de guerrillas más sutil, más individual y menos mediática, que responde a un cambio de consciencia personal y, por suma, colectiva. No existen plataformas, ni líderes de opinión ni alborotadores en esta contienda, luego no tendrá tránsfugas ni futuros políticos que se adueñen del espontáneo movimiento y de sus ideas. Nace de cada persona, de cada individuo que recurre a sus recursos internos para cambiar su vida y responder al verdadero sentido de su existencia. La semilla está echada y, sin duda, va germinando día a día! Solo hay que ver el desmesurado consumo de presuntos best sellers de autoayuda, la proliferación de cursos y seminarios de zen, terapias alternativas, relajación y otras infinitas técnicas innovadoras o ancestrales que pretenden acercar al individuo a su esencia humana y, a la vez, desarraigarle de los roles y condicionantes impuestos a través de la educación, de las costumbres y del pretendido éxito prometido. Esa nueva revolución, lejos de apocalípticas visiones, posiblemente no hará historia (por no tener, no tiene ni una fecha concreta!) ni ocupará páginas en los libros y diarios, pero dejará su huella, será más irreversible y auténtica que la del ya lejano 1968... porque su impacto es desde dentro del sistema, desde el círculo privado de cada uno de los rebeldes y se nutre de la ya casi olvidada necesidad de reencontrarse con uno mismo y asumir la responsabilidad de la propia vida!

¿HASTA CUANDO UNA PERSONA IRA POR LA VIDA CON UN ANCLA PESADA EN EL ALMA?

Muchas veces arrastramos nuestro pasado y somos incapaces de desenredarnos de él. Simplemente somos incapaces de perdonarnos, siendo justos con nosotros mismos y asumiendo el derecho a equivocarnos para aprender! ¿No hace eso de nuestra vida algo injusto? ¿Nuestra injusticia -con nosotros mismos- no provoca el que quizás obsequiemos injusticia a quienes nos rodean? Cada uno de nosotros ofrece lo que obtuvo en su vida...en vez de esforzarse en buscar lo que le faltó en ella! La mente se ocupa continuamente de hacernos revivir nuestro pasado o de crear expectativas ante nuestro futuro...y eso hace que no seamos capaces de vivir nuestro presente ni aprender y aprovechar las oportunidades que éste nos ofrece cotidianamente! Y nuestro destino (nuestro Karma, del sánscrito kar, acción, y man, mente) está hecho de la visión que fabrica nuestra mente ante esos sucesos cotidianos. Si se piensa en positivo, es bueno y trae consigo consecuencias positivas; si no, al contrario. Bastará ser conscientes de que hemos tenido que aprender de nuestro pasado para poder vivir verdadera e intensamente el hoy! Como afirma el zen, un campo florido que nace cada primavera no sería así... si no hubiera muerto antes en otoño e invierno!

23 DE ABRIL, SANT JORDI EL DÍA DE LOS ENAMORADOS

Hoy, en Catalunya se celebra la festividad de Sant Jordi, el día de los enamorados. Particularmente estas fechas emblemáticas, comerciales y obligadas me irritan, sobre todo teniendo en cuenta que, para mí, el amor debería ser siempre algo perenne, sentido intensamente y vivido cotidianamente. Aún así, hoy se me invita a reflexionar sobre lo que es y no es el amor para la mayoría de nosotros...

Para unos es un alivio para la soledad; … para otros, un remedio para la vida; … para alguien, una buena razón para un suspiro; … para algunos, una buena coartada para compartir las vivencias; … para otros, un inútil sufrimiento que enmascara el miedo; … para algunos más, el verdadero sentido de la vida; … para alguien, un ritual de seducción para acrecentar la autoestima; … para otros, en cambio, un sentimiento que no necesita una víctima propiciatoria; … para otros más, un escenario para auto-complacerse en la soberbia y la vanidad; … para muchos, una simple conveniencia social; … para otros, un sentimiento inesperado e inconveniente que nos une irremisiblemente a alguien desconocido pero admirado; … para algunos pocos, la única manera de vivir la vida intensa y verdaderamente

En cualquier caso, seguramente todos tienen razón Y básicamente estaríamos de acuerdo en lo que debería ser el verdadero amor:

 Algo encontrado y no buscado,  algo sentido y no premeditado,  algo vivido y no solo soñado,  algo imposible de definir y fácil de ejecutar…  y que, a veces, crece en la distancia  y que siempre hay que intentar expresarlo  …pero que siempre da sentido y color a nuestra vida  y es el único camino hacia nuestra felicidad! EL PRIVILEGIO DEL PASO DEL TIEMPO

Un sorprendente, escueto y cierto texto de Borges llegado a mí a través de un aparentemente trivial mensaje de una buena amiga. Habla de cómo el paso del tiempo nos otorga esa sabiduría sin la cual, a veces nos cuesta entender lo que acontece diariamente en nuestra vida. Tal vez porque nos falta la suficiente perspectiva o porque nos cuesta ver las lecciones que, día a día, nos ofrece la vida a través de aparentemente insignificantes sucesos cotidianos. Llegar a desentrañar estos sutiles milagros es, sin duda, un privilegio de la edad y de la sabiduría que ésta aporta año a año a nuestra existencia. Quizás baste abrir bien el corazón y los ojos... y permanecer muy atentos a lo que vivimos!

Sentencias contundentes para reflexionar sobre el verdadero sentido de nuestra vida... y para saberla transitar adecuadamente!

"Tiempo al Tiempo".... sabia frase ¡¡¡¡ Y uno aprende...

"Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma; y uno aprende que el amor no significa acostarse y que una compañía no significa seguridad, y uno empieza a aprender...

... Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas, y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos, y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno de mañana es demasiado inseguro para planes...y los futuros tienen una forma de caerse en la mitad.

...Y después de un tiempo uno aprende que si es demasiado, hasta el calor del sol quema. Así que uno planta su propio jardín y decora su propia alma, en lugar de esperar a que alguien le traiga flores.

...Y uno aprende que realmente puede aguantar, que uno realmente es fuerte, que uno realmente vale, y uno aprende y aprende... y con cada día uno aprende.

...Con el tiempo aprende que estar con alguien porque te ofrece un buen futuro significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado.

...Con el tiempo comprendes que solo quien es capaz de amarte con tus defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad que deseas.

...Con el tiempo te das cuenta de que si estás al lado de esa persona sólo por acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás deseando no volver a verla. ...Con el tiempo entiendes que los verdaderos amigos son contados, y que el que no lucha por ellos tarde o temprano se verá rodeado sólo de amistades falsas. ...Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste, durante toda la vida.

...Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es solo de almas grandes.

...Con el tiempo comprendes que si has herido a un amigo duramente, muy probablemente la amistad jamás volverá a ser igual.

...Con el tiempo te das cuenta de que aunque seas feliz con tus amigos, algún día llorarás por aquellos que dejaste ir.

...Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona es irrepetible."

Jorge Luis Borges

SEÑALES EN NUESTRO DÍA A DÍA

Cada día más los medios de comunicación difunden lamentables noticias como esta que verás más abajo. Desde luego es sintomática la influencia de la sociedad en el ser humano, en nuestro comportamiento cotidiano y, como consecuencia, en la progresiva pérdida del sentido de nuestra vida. Sin duda son señales que invitan a considerar la conveniencia de cambiar de rumbo y buscar resortes que nos ayuden a gestionarla realmente y, por qué no, a disfrutarla como merecemos, pues es un don y un privilegio vivirla. Quizás un primer y fundamental paso sea eliminar la resistencia que normalmente oponemos al cambio y a cuestionarnos nuestra actual vida, para imponernos a nosotros mismos el firme propósito de dejar de ser simplemente comparsas en un baile ajeno que nosotros mismos -y, en eso, la sociedad es nuestra mejor coartada- nos exigimos, sutil, razonable y temerariamente. Solo buscando nuestra verdadera esencia interna hallaremos el sentido personal e intransferible de nuestra existencia! En los últimos meses he tenido oportunidad de conversar sobre este tema con diferentes personas, tanto en el ámbito personal como en el profesional y, unánimemente, se extrae esa conclusión. Todos somos conscientes de ello, pero pocos hacemos algo al respecto. Simplemente intentamos sobrevivir, lo que nos facilita (?) la gestión cotidiana de nuestro día a día...pero nos deja al albur de los acontecimientos que nuestra vida nos depara incansablemente. Todo tipo de dolencias crónicas y aparentemente leves (como alergias, trastornos alimenticios, depresiones, lesiones de todo tipo, etc.), salpicados constantemente por desafortunadas noticias o vivencias de fulminantes fallecimientos de personas en nuestro círculo cada día más inmediato, son señales que, sin duda, deberían hacernos replantear nuestra vida. Tras esos acontecimientos cada día más frecuentes, de poco sirve la mera supervivencia, el aparente y efímero éxito social y/o profesional, la riqueza material o el poder. La vida nos da lo que nosotros le pedimos a ella, ni más ni menos! ¿No será que, en el fondo, le estamos pidiendo a gritos nuestra propia aniquilación? ¿Hemos dejado nuestra propia existencia en manos del miedo a vivir, el miedo a sentir y el miedo a ser tal y como somos? ¿Podemos hacer algo al respecto? ¿Cambiaría nuestra vida si cada uno de nosotros tuviera el valor de acometer nuestro personal, paulatino e irreversible cambio vital, en vez de gastar energía para adaptarnos al agresivo entorno, evadirnos de nosotros mismos o, simplemente, dejar pasar nuestra propia vida? ¿Mal de muchos, consuelo de tontos...o bien el cambio de cada uno, será beneficio para todos? Desde luego, no hay peor ciego que el que no quiere (o simplemente no se atreve) a ver! Ni qué decir tiene que nuestro compromiso vital es con nosotros mismos...y con cada uno de los seres -queridos o no- que nos rodean, con el medio natural que nos envuelve y, sin duda, con nuestro propio futuro y el de nuestros seres queridos!

Aquí el artículo.

El suicidio es la principal causa de muerte entre las mujeres de 30 a 34 años Periodista Digital (Curiosidades)

(EFE / PD).- El suicidio es la principal causa de muerte entre las mujeres de 30 a 34 años, una edad en la que se acentúan los trastornos depresivos dada la mayor exigencia laboral y familiar que sufren ellas con respecto a los hombres, y en la que el "reloj biológico" de la maternidad se niega a esperar más. Así lo indicó hoy Julio Zarco, presidente de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), que ha realizado una encuesta entre 1.300 pacientes femeninas y que el doctor comparó con los datos de un sondeo similar llevado a cabo hace unos diez años. La estadística de 2006 revela que una de cada tres mujeres pide ayuda al médico por ser víctima de violencia doméstica, tanto física como psicológica, un factor que en 1999 ni siquiera aparecía entre sus inquietudes de salud.

La conclusión más destacada del estudio es que la salud de las féminas españolas "ha empeorado", al incorporar ellas todos los hábitos masculinos sin que "se haya hecho nada más que mucha demagogia" por la conciliación laboral y familiar, apuntó Zarco. El doctor confesó que, en el caso de ellas, se podría hablar de "la crisis de los 30", un momento en que la mujer se encuentra "dividida" entre las exigencias profesionales y el momento de decidir una posible maternidad, por lo que sufre ansiedad, estrés y depresión, problemas que antes afloraban en edades más adultas. Aunque tienen una expectativa de vida más amplia -82 años-, ellas padecen "más soledad, pobreza y dependencia", por las desigualdades en las pensiones, laborales y salariales que padecen. Las mujeres españolas tampoco se interesaban entonces -en 1999- por la anticoncepción postcoital ni por las disfunciones sexuales, asuntos ambos que aparecen actualmente entre sus seis principales consultas por encima de otros problemas de salud. Zarco recordó que hace una década pedían revisiones ginecológicas, presentaban alteraciones de dismenorrea o tumoraciones de mama, acudían al médico durante el embarazo y demandaban información sobre anticoncepción oral. El doctor Santiago Palacios, presidente de la Fundación Europea Mujer y Salud (FEMS), achacó esta nueva "fotografía de la mujer" a los cambios demográficos y a la evolución cultural.

Adicción a drogas

La adicción al tabaco, alcohol y otras drogas también han irrumpido en las consultas de las mujeres, incorporando hábitos poco saludables que, tradicionalmente, se vinculaban con los varones. Los doctores coinciden en que la "liberalización" de las relaciones sexuales ha hecho que afloren nuevos temas y, así, en los últimos cinco años se han incrementado un 25 por ciento la solicitudes de la denominada píldora del día después. Zarco dijo que hay un "incremento importante" de las enfermedades de trasmisión sexual -un 17 por ciento- porque "sigue sin utilizarse el preservativo", al tiempo que aumentó un 10 por ciento el número de abortos en la última década. La encuesta revela otro asunto novedoso, "el culto a la imagen", que genera inquietud en las mujeres en edades cada vez más tempranas, por lo que exigen cirugía estética y sufren graves trastornos en la alimentación, tales como la anorexia o la bulimia.

Disminuye la frecuencia de visita

La frecuencia con la que acuden al doctor ha disminuido con respecto al hombre - del 69 al 55 por ciento- y también la edad en la que lo hacen, de 55 a 32 años. El experto destacó que ahora acuden a Atención Primaria mujeres con un "nivel sociocultural inferior", porque en 1999 el 21 por ciento tenían estudios superiores y ahora tan sólo un 10 por ciento. El presidente de Semergen apuntó que el porcentaje de inmigrantes que demandan esta asistencia se ha incrementado un 20 por ciento en siete años, de un 12 por ciento al 32 actual. Una de cada cuatro mujeres tiene limitada su vida por patologías crónicas, aunque el 62 por ciento piensa que goza de buena salud; una de cada tres ha visitado al médico en las dos últimas semanas y el 10 por ciento ha sido hospitalizada en el último año.

El doctor lamentó que, a pesar de que el 45 por ciento de las mujeres fallece por patologías cardiovasculares, el 25 por ciento fuma, una de cada cinco tiene sobrepeso, se ha incrementado el consumo de alcohol y sólo el 44 por ciento de las mayores de 65 se somete a un chequeo cardiovascular.

¿SOLO UNA BARAJA DE CARTAS?

¿Cuál es su especialidad favorita? La baraja de cartas ¡refleja el mundo! Vea esta baraja francesa: 52 cartas, como las semanas del año.

Curioso... Y cuatro palos, como las estaciones. Y cada palo, trece cartas, como los meses lunares. Multiplicadas por cuatro, arrojan 364: más el comodín, 365, como los días del año (y otro comodín para los bisiestos)...

¿Esto es azar o intención? ¿Quién inventó la baraja? No se sabe. Parece que se origina en Corea, y que los árabes la traen a España en el siglo XIII. Es la baraja española: el oro simboliza el dinero; la espada, el poder militar; el basto, el poder político; la copa, el espiritual.

Juan Tamariz, mago (La Contra, de La Vanguardia)

¿ES LA VIDA INJUSTA?

Seguramente cualquiera de nosotros afirmaríamos con contundencia -y resignación- que nuestra vida es injusta. Sin negarlo, me pregunto ¿somos justos nosotros con nosotros mismos? ¿y con las personas que nos rodean? ¿Qué responsabilidad tenemos cada uno con la injusticia de nuestro mundo? ¿El mundo es injusto... o simplemente permitimos que lo sea?

"LA VIDA NO ES UNA COINCIDENCIA, ES UN REFLEJO DE TI"

A pesar de ser un "remake" del gran Victor Frankl, reproduzco una interesante entrevista de Imma Sanchis en La Vanguardia a Alex Pattakos, asesor de empresas. Creo importante lo que en ella responde y cómo lo hace, aunque no aporte demasiado a lo que Frankl relata en su imprescindible y vivido libro sobre "El sentido de la vida". La presunta aplicación de lo descrito por Frankl al mundo de la empresa lo considero un infructuoso intento -y maquiavélica manipulación- de humanizarla... precisamente cuando la sociedad y la empresa están, cada vez más e irreversiblemente, de espaldas a la verdad y al sentido de la existencia humana.

He aquí la entrevista.

Alex Pattakos invita a verle el lado bueno al estúpido del jefe. Es un experto en evaluación de programas, asesora a empresas, políticos y situaciones catastróficas, pero sobre todo es un seguidor de Victor Frankl en su búsqueda de sentido a la vida. Asegura que cada uno puede darle la vuelta, provocar el cambio en cada momento de su vida. Y que esa impronta personal, como la cortesía del taxista, tiene efectos en los demás. El experto en ciencias políticas y psicología Alex Pattakos.

Nos pasamos la vida buscando el sentido…

El sentido se halla en todos y cada uno de los momentos de nuestra vida. Pero se nos escapa el tiempo, y con él, el sentido. La fragmentación de nuestras vidas, el implacable ritmo de las cosas, nos despojan de sentido. ¿Para qué todo esto?, nos preguntamos entonces el día que la vida nos obliga a detenernos.

Eso, ¿para qué?

Para encontrar la respuesta a la gran pregunta debemos primero responder a preguntas más modestas: ¿por qué hacemos lo que hacemos?, ¿qué significa nuestra vida para nosotros?, ¿qué significado tiene nuestro trabajo? Todos los días de nuestra vida están llenos de respuestas significativas, pero hay que detenerse el tiempo suficiente para apreciarlas. Es esencial estar ahí para detectar y reconocer el sentido, y la mayoría del tiempo nos hallamos en otro lugar. Cada momento encierra dentro una semilla de sentido, y cada uno es responsable de encontrarlo.

¿Cómo?

Encontrando los valores centrales de cada uno, abriéndonos a nuestra propia autenticidad e integridad. Saber por qué hacemos las cosas es esencial para saber cuál es el sentido de nuestras vidas, pero no siempre es fácil averiguarlo. Para Frankl, las dos cosas que nos motivan más son el amor y la conciencia. Nadie lo diría…

Servimos mesas en un restaurante para criar a nuestros hijos, alimentar a nuestro perro y pagar el recibo de la luz; damos consejo a nuestros amigos para que puedan sobrellevar mejor el estrés; a veces damos una limosna... Todo eso tiene que ver con el amor y la conciencia. Se trata de quitarse la máscara, es un camino de autodescubrimiento, no una búsqueda intelectual de sentido.

Requiere un cambio de actitud.

Y previamente conciencia. Cuando nos abrimos al significado, cuando nos detenemos el tiempo suficiente para apreciar a los demás, a nosotros mismos y al trabajo con todo su sentido, aumentamos inmediatamente la calidad de nuestra vida y la de las personas que nos rodean. El problema es que vamos por la vida con el piloto automático.

Somos animales de costumbres.

Confiamos en nuestras pautas de pensamiento aprendidas, sí. Creamos senderos mentales siguiendo el mismo procedimiento por el que se forman los caminos en el campo: mediante el uso repetido. Así nos encerramos en nuestra propia prisión mental y perdemos de vista nuestro potencial natural y también el de los demás. Debemos aprender a hacernos de manera positiva y habitual la pregunta de Victor Frankl: ¿qué me está pidiendo que haga la vida?, ¿qué me está pidiendo esta situación a mí?

La pregunta de las épocas de crisis.

Sí, la que suele seguir, con suerte, a los diagnósticos de cáncer, pérdida de seres queridos, de trabajo… Mi padre murió a los 56 años de un cáncer y vivió toda su vida entre paréntesis, con la idea de empezar a vivir cuando se jubilara. Era un hombre con éxito, pero nunca hizo lo que realmente quería hacer. La gente tiene que entender que hacerse esas preguntas es un síntoma de salud, no de enfermedad.

Reconozca que es una pregunta para filosofar…

Entonces se lo formularé con deberes, porque saber algo y no ponerlo en práctica es como no saberlo. Nuestra primera tarea es dejar de quejarnos. Si somos sinceros, reconoceremos que encontrar algo de lo que quejarnos, sobre todo en el trabajo, nos hace felices.

Cierto.

Pero lamentarnos de nuestros tristes empleos frente a la máquina de café no nos aporta significado. En vez de emplear nuestro tiempo en encontrarle sentido, lo invertimos en centrarnos en la carencia de sentido. Pregúntese por qué se queja, o mejor, qué beneficio obtiene de esa queja.

De acuerdo, ninguno.

Nuestras quejas trivializan nuestra experiencia en el trabajo y en nuestra vida personal. Cuando nos quejamos, desconectamos; ponemos el hecho o a las personas de las que nos quejamos como escudos y nos apartamos de ellos. Perpetuamos un estilo de vida victimista que nos convierte en seres indefensos. Pero cuando dedicamos el tiempo necesario a comunicar nuestros miedos e inseguridades, conectamos a un nivel más auténtico y profundo. Esa es la vida real.

Menudo desafío…

Estamos siendo continuamente desafiados. Frankl decía que entre estímulo y respuesta hay un espacio. En ese espacio se hallan nuestra libertad y nuestro poder de escoger la respuesta. En nuestra respuesta descansan nuestro crecimiento y nuestra felicidad. Lo que recibimos es siempre lo que damos. Se trata de no vivir la vida con el piloto automático, hay que preguntarse con más frecuencia por qué hago lo que hago o para qué lo hago, cómo me hace sentir, qué aprendo y cómo voy a crecer y desarrollarme como resultado de esa situación.

… Esa es demasiada responsabilidad.

Veo que empieza a entenderme. Si cada persona hiciera esto de forma individual, comenzaríamos una transformación colectiva, ya que es obvio que no tenemos control sobre nadie más que sobre nosotros mismos. Todos hemos experimentado y sabemos que cuando cambiamos nuestra percepción del otro, la relación cambia.

Denos herramientas para recuperar esos valores esenciales que perdimos por el camino.

Deténgase a pensar cuáles son las personas que en su vida más han significado para usted, qué aprendió de ellas, cuál es el denominador común de la gente que admira… Y luego pregúntese si usted responde a él. Uno puede admirar a Gandhi, pero Gandhi está muy lejos de una persona corriente.

Gandhi nunca diría eso. Es un tema de elección de cómo vives lo que te sucede. Nuestra vida es un continuo, no es un problema que deba resolverse, sino un camino hacia el sentido. Si nos consideramos responsables de encontrar en cada momento ese sentido, viviremos más despiertos y veremos cómo todo conecta, veremos patrones.

¿Patrones de comportamiento, respuestas que repetimos?

Todos conocemos a personas que saltan de una relación a otra y nunca aprenden de las experiencias, es decir, nunca asumen la responsabilidad por entender el sentido inherente a cada relación, y como consecuencia siguen repitiendo el mismo patrón. Así que la idea del sentido es encontrar lo positivo incluso en lo negativo, y así podemos tomar la responsabilidad de crecer, de tener relaciones con más sentido. Y cuanto mas relaciones con sentido tengamos, más significado tendremos en nuestra vida y empezaremos a llenar el vacío existencial. Triunfamos sobre los fracasos cuando los convertimos en cosas útiles.

Cíteme uno de sus héroes.

No hace falta ir muy lejos. Mi perro: la lista con las cincuenta características que admiro de él está colgada en mi oficina. Su amor incondicional me admira. Le aseguro que si su jefe estuviera feliz al verla entrar a usted y al resto de los empleados en el trabajo y su cola se moviera, la gente tendría ganas de ir a trabajar en lugar de salir corriendo a casa. Yo tengo una pegatina en el coche que dice: “Intenta ser la persona que tu perro cree que eres”.

Vivir y trabajar con sentido, sí, pero cuando miras a tu alrededor y te das cuenta de que la vida es injusta…

¿Quién dijo que la vida tenía que ser justa? A todos, la vida nos presenta desafíos. Nacemos con distintas expectativas de vida. Si un niño es asesinado en Iraq, ¿es justo?, si muere de hambre ¿es justo?... Pero eso no significa que esas vidas no tengan significado o sentido, y si todos viéramos nuestra vida desde una perspectiva de sentido, sabiendo que lo que hacemos nos afecta y afecta a los demás, la apreciaríamos sin necesidad de que las grandes crisis nos obliguen a replanteárnoslo todo. Y si viéramos que todos estamos conectados, haríamos cosas a escala colectiva para ayudar a traer más sentido a la globalidad, y ese es un cambio enorme en la conciencia. Parece el único posible…

Pero casi todas las sociedades se basan en la necesidad de poder y no en la necesidad de sentido. Sin embargo, los grandes líderes políticos y religiosos, cuyos actos y palabras todavía nos nutren, son conocidos por su búsqueda de sentido, el resto son dictadores, oportunistas, malos jefes, personajes prescindibles.

Curiosamente, son esos los que mandan…

Cuando Bush llegó al poder, un nutrido grupo de amigos míos decidió mudarse a Canadá.

Es una opción.

Eso es escapismo, la opción de implicarse para cambiar el sistema me parece más creativa y estimulante. Pero tienes que creer en ti y conectar con los otros de forma que tenga sentido, mantenerte comprometido, eso lo cambiaría todo, incluida tu vida personal. Si pierdes ese compromiso, te desilusionas y creas un vacío existencial. Hágase un favor: escriba su obituario y si su vida no responde a cómo quiere ser recordado, mejor empiece a cambiar. Hay algo en lo que Victor Frankl fue polémico: decía que si se perseguía el éxito y la felicidad, no se alcanzaban, porque en realidad ambas eran una consecuencia, un efecto secundario de una causa más grande. Si quieres felicidad, crea felicidad. La vida no es una coincidencia, es un reflejo de ti. Curiosamente, las personas que no tienen un trabajo aparentemente importante son más capaces.

No es lo mismo ser un artesano que ser una mano en una cadena de producción.

Tiene parte de razón, pero incluso esa persona que engarza tuercas puede hallar el sentido en sus relaciones con los compañeros, en que puede pagarle la universidad a su hijo, en colaborar con su buen humor al bienestar de los que le rodean. Debemos honrar nuestro camino. Si no somos optimistas acerca del potencial del espíritu humano y de la vida, es como morir. Se trata de la audacia de la esperanza, esa es la auténtica audacia.

Hay un punto que me da miedo de su teoría: el conformismo.

Una cosa es conformismo y otra ser consciente del sentido de las cosas, eso te permite aceptar y cambiar. El sentido se apoya en la apreciación del momento, en la gratitud, en la conciencia y en las relaciones. Nuestras vidas poseen sentido independientemente de cómo entendamos el éxito. Pero para empezar a cambiar, uno debe ser libre, y para ser libre es indispensable el perdón.

¿El perdón liberador?

Exactamente. Perdonar significa dejar el sufrimiento. Tiene más que ver con nuestro propio bienestar que con el de la persona a la que perdonamos. Mire, yo le recomendaría a mucha gente que perdonara a su jefe por ser un idiota, un déspota que se cree más listo que nadie y que no respeta la experiencia de sus empleados. Porque el perdón es la llave que abre tu cárcel mental y te libera, te da el control porque cuanto más enojo o ira tengas hacia los otros, más poder tienen sobre ti. Existe una historia relacionada con Nelson Mandela que sirve para ilustrar la relación entre la libertad personal y el encarcelamiento.

¿Del tipo que sea?, ¿incluida la cárcel del trabajo alimenticio?

Sí. El día que Mandela fue liberado, Bill Clinton observó en aquel hombre, modelo de reconciliación, una expresión de ira en el rostro al observar la gente que se aglutinaba fuera de la prisión. Cuando ambos eran presidentes, Clinton le preguntó si su percepción había sido correcta. “Sí –le explicó Mandela–, al salir y ver a toda aquella gente sentí mucha rabia por los 27 años de vida que me habían robado; pero entonces el espíritu de Jesús (cuya vida había estudiado en prisión) me dijo: „Nelson, cuando estabas en prisión eras libre, ahora que eres libre no te conviertas en tu prisionero‟.”

Le contaré otra historia.… Tenía que ir a dar una charla al profesorado de un colegio en Estados Unidos. La noche anterior, un profesor y el alumno que estaba recibiendo clases de conducción de dicho profesor murieron en un accidente. Llamé al director, pero no quiso cancelar la charla, así que al comenzar pedí a los profesores que escribieran diez cosas positivas de esas muertes.

Tiene usted valor.

Todos pensaron que estaba loco, pero, pese a ello, escribieron cosas como que se había reforzado el sentimiento de unidad entre profesores, padres y alumnos para trabajar juntos en el futuro, que iban a cambiar la formula de las clases de conducción, que habían tenido la oportunidad de hablar con los estudiantes acerca de lo que significaba la pérdida de un ser querido... Entiendo.

En un divorcio, un atraco, una catástrofe, una traición o una enfermedad, hay un aprendizaje y hay semillas de significado, y es responsabilidad nuestra distinguir qué son y qué vamos a hacer con ellas. El cambio va a ocurrir lo queramos o no, hagamos lo que hagamos, es una ley de la naturaleza; nuestra libertad es cómo vivirlo, hay quien conduce con las luces largas, las cortas o sin luces. Mientras vivimos nuestra vida somos una semilla de cambio por definición: por la forma en que la vivimos, por cómo criamos a nuestros hijos…

… por cómo encajamos los golpes.

Sí, ya que son inevitables. Aunque no seas presidente del país, eres una semilla de cambio, cuanto más te puedas enfocar como una semilla de sentido, más positiva será tu influencia. Las palabras de un taxista amable son semilla de cambio, no va a cambiar el mundo, pero se sorprendería de las repercusiones. Se trata de inspirar a las personas, e inspirar significa respirar; si no respiras, no vives.

El sentido es algo muy flexible.

Ciertos valores pueden tener sentido en un momento dado, pero dejar de tenerlo en otro. Sí, pero eso no es un problema. De pronto algo sucede y todo se derrumba. Abrirse a las nuevas posibilidades, aunque sea en una situación difícil, otorga nuevas posibilidades a ti y a los demás. Y el resultado suele tener recompensas inesperadas. Victor Frankl dice: “Cada uno de nosotros tiene su propio campo de concentración. Debemos aprender a sobrellevarlo, con capacidad para perdonar y paciencia. Debemos aceptar lo que somos y lo que llegaremos a ser”.

NO ES TAN IMPORTANTE LO QUE SUCEDE, COMO NUESTRA RESPUESTA A ELLO

De nuevo una interesante entrevista en La Contra de La Vanguardia. No me cansaré de repetir que lo que pensamos y expresamos en palabras nos lo "devuelve" la vida, pues ésta interpreta como lo que deseamos. No es por casualidad que una madre que tiene pavor ante el atropello de su hijo y le repite insistentemente "Ten cuidado, que te pueden atropellar" o afirmaciones similares tiene estadísticamente más probabilidades de que su hijo sufra un accidente y sea atropellado. Evidentemente estos "pensamientos limitativos", como los denomina el entrevistado, provenientes de nuestras creencias y hábitos son esenciales y un claro motivo de que la vida vaya como nos va. Últimamente corrijo expresiones de personas con las que hablo, pues son claros ejemplos de la autolimitación, es decir, de lo que piensan y cómo actúan estas personas ante los acontecimientos de la vida. Ese temor "inconsciente" (pero expresado) nos impide vivir la vida en toda su magnitud, valorando y experimentando plenamente todas las oportunidades que el hoy nos ofrece. El remedio no es otro que, en primer lugar, ser conscientes del pensamiento o sentimiento aprendido (en este caso, negativo) que nos invade ante una situación determinada, experimentarlo y darnos cuenta de sí es justificado o no en este preciso momento, si atenta contra nuestra manera de ser verdadera; luego, convencerse que suele ser infundado (fruto de la experiencia o de un aprendizaje incorrecto), normalmente provocado por el miedo y, por último, nunca caer en la tentación de buscar racionamientos para reforzarlo (muchas veces, escudándonos en la conveniencia o no actual o en razones de terceros). Si logramos positivar ese pensamiento o sentimiento (en este caso, el miedo que se esconde tras nuestra creencia), lograremos cambiar nuestra actitud y nuestros actos, lo que hará que la vida nos ofrezca similares oportunidades... pues ella no tiene otro objetivo que proveernos de lo más saludable y que nos procure satisfacción y felicidad! La vida no es nuestro enemigo a batir, sino nuestra oportunidad! Aquí la entrevista.

Michael Losier, ´coach´, trabaja con la ley de la atracción "Atraigo a mi vida todo aquello a lo que presto atención"

¿Lo que está en tu conciencia crece en tu experiencia? ... O lo que es lo mismo: atraigo a mi vida todo aquello a lo que le presto atención, le dedico energía o en lo que me concentro, sea positivo o negativo. Vaya, que lo que das, recibes. Dependiendo del signo de la vibración que emitamos recibiremos más de lo mismo, sí. Las vibraciones surgen a través de nuestros pensamientos y nuestras palabras. ¿Qué debemos saber? La atracción no es necesariamente deliberada. El simple hecho de cómo se observan las cosas ya emite una vibración. ¿Por ejemplo? Abrir la cartera y observar que no hay dinero emite una vibración de carencia o miedo. Es decir, que si te gusta lo que observas, celébralo, pues con tu celebración conseguirás que el efecto revierta de nuevo en ti. Y si no te gusta, minimízalo. Mejor poner la atención en lo positivo. Sí, pero tendemos a hablar de lo que no nos gusta ( "no quiero llegar tarde, no te preocupes, no te alteres"); de esta manera centramos nuestra atención en las cosas que no queremos y emitimos una vibración negativa. Cada vez que utilice dichas expresiones, pregúntese: "Si eso es lo que no quiero, entonces, ¿qué es lo que quiero?". Entiendo. Debemos reajustar nuestras palabras, ya que estas crean pensamientos que a su vez crean sentimientos positivos o negativos. Las emociones positivas deben constituir la influencia dominante en nuestra mente. Cuando quieres algo y no lo consigues, creas frustración. La frustración deriva de la duda, uno tiene un deseo y espera que le suceda. Hay que tener presente lo que se desea, prestarle atención, y eliminar la duda de la ecuación. Si por ejemplo desea tener una buena relación de pareja, analice qué se dice a usted misma: "Es muy difícil, no la tengo porque trabajo demasiado...". ¿Y? Todo eso son creencias limitantes que a veces somos incapaces de percibir. Para saber si emitimos vibraciones negativas o positivas, basta con fijarse en los resultados que estamos obteniendo en esa área de nuestra vida, porque son el reflejo de nuestra vibración. Un pez que se muerde la cola. Rompa el círculo, identifique lo que le hace sentir bien e insista en ello; pero repetir su deseo, utilizar afirmaciones, no es garantía de nada. ¿Entonces? Una afirmación es una declaración verbalizada en presente y utilizada para aseverar un deseo, por ejemplo: "Tengo un cuerpo feliz y estilizado". Cada vez que diga esa afirmación, reaccionará en función de lo que le hagan sentir sus palabras, y la ley de la atracción responderá a lo que siente. Es decir, que una afirmación positiva puede tener una vibración negativa. Así es. Hay que reformular las afirmaciones para que te hagan sentir bien; entonces, mejor decir "estoy en proceso de tener un cuerpo feliz" si eso es más veraz para usted. Reconozca que la vida es más compleja y que a veces nuestros deseos, por bien formulados que estén… Ahí está el mayor problema de la ley de la atracción, en el permitirse el deseo. No basta con que tu deseo sea intenso, sólo se manifestará cuando desaparezca tu resistencia. La fuente más común de la duda son las creencias limitadas, es decir, un pensamiento negativo que te asalta una y otra vez, y a veces de forma inconsciente. Hay que identificar esas creencias limitantes. Sí, y le daré una pista: normalmente están después de la palabra porque:"No puedo porque…". Bien, pues empiece preguntándose si hay, en el presente, alguien que haga lo que usted quiere hacer o tenga lo que usted quiere tener. Por ejemplo: "Me gustaría abrir mi propio negocio pero no puedo porque a partir de los 60 años es complicado". Pregúntese: "¿Cuánta gente lo ha hecho?"... Hay millones de flamantes propietarios sexagenarios de negocios. Efectivamente, así que celebre la evidencia de la prueba y vuelva a celebrarlo cuando tenga alguna evidencia de que la ley de la atracción funciona. El reconocimiento y la gratitud nos ayudan a intensificar nuestras vibraciones positivas. Es importante abonar el terreno de nuestros días. Deme algún truco. Planifique mentalmente lo que va a hacer durante el día y hágalo positivamente; de esta manera se convertirá en un emisor deliberado y consciente de sus vibraciones. Y, por favor, enséñeselo a sus hijos, que se den cuenta de que decir lo que quieren en lugar de lo que no quieren les hace sentir mejor. Mediante el juego, enséñeles a sustituir el "no hagas, no seas y no..." por la pregunta secreta: "Entonces, ¿qué es lo que quiero?". ¿Las malas vibraciones se contagian? La distancia existente entre tu vibración y la de otra persona (pareja, hijo o jefe) es igual a la cantidad de resistencia, es decir, negatividad, que sientes ante ella. A veces caen chuzos de punta... Después de esperar varias horas a que saliera mi avión, he llegado sin el equipaje. No es tan importante lo que sucede como nuestra respuesta a ello. A todos nos pasan cosas que no nos gustan: lo importante es no prestarles atención durante mucho tiempo. ANTES DE MORIR...

Las 8 cosas que tengo que hacer antes de morir:

1. Llegar a ser como soy... y no como los demás siempre quisieron que fuera! 2. Llegar a vivir mi vida tal y como realmente es... y no como he imaginado, me han enseñado o pensara que sería o debiera ser! 3. No haber dejado de soñar ni un solo minuto... ni de luchar para que esos sueños se hicieran realidad! 4. Saber atender a mi alma y sus señales para guiarme siempre! 5. Confiar en la vida verdadera como única y privilegiada oportunidad de ser como uno es, crecer y así llegar a ser feliz! 6. Considerar al amor como el único camino entre personas que se buscan a sí mismas, crecen y se sienten felices compartiéndolo! 7. Saber si es el amor o el miedo el que provoca mis actos... y entender que solo el amor me ayuda a ser mejor y a vivir la vida que merezco! 8. Desear que las personas que ya conozco y las que aún desconozco entiendan cómo vivir de verdad su propia vida... tengan la confianza en sí mismas o el valor de pedir ayuda para hacerlo!

EJEMPLAR DECLARACIÓN DE AUTOESTIMA

Mi declaración de autoestima

Yo soy yo. En todo el mundo no existe nadie exactamente igual a mí. Hay personas que tienen aspectos míos, pero en ninguna forma el mismo conjunto mío.

Por consiguiente, todo lo que sale de mi es auténticamente mío porque yo sola lo elegí. Todo lo mío me pertenece: mi cuerpo, todo lo que hace; mi mente, con todos sus pensamientos e ideas; mis ojos, incluyendo todas las imágenes que perciben; mis sentimientos, cualesquiera que sean: ira, alegría, frustración, amor, decepción, emoción; mi boca, y todas las palabras que de ella salen, refinadas, dulces, o cortantes, correctas o incorrectas; mi voz, fuerte o suave, y todas mis acciones, sean para otros o para mí. Soy dueña de mis fantasías, mis sueños, mis esperanzas, mis temores. Son míos mis triunfos y mis éxitos, todos mis fracasos y errores. Puesto que todo lo mío me pertenece, puedo llegar a conocerme íntimamente. Al hacerlo, puedo llegar a quererme y sentir amistad hacia todas mis partes. Puedo hacer factible que todo lo que me concierne funcione para mis mejores intereses. Sé que tengo aspectos que me desconciertan y otros que desconozco. Pero mientras yo me estime y me quiera, puedo buscar con valor y optimismo soluciones para las incógnitas e ir descubriéndome cada vez más. Como quiera que parezca y suene, diga y haga lo que sea, piense y sienta en un momento dado, todo es parte de mi ser. Esto es real y representa el lugar que ocupo en ese momento del tiempo. A la hora de un examen de conciencia, respecto de lo que he dicho y hecho, de lo que he pensado y sentido, algunas cosas resultarán inadecuadas. Pero puedo descartar lo inapropiado, conservar lo bueno e inventar algo nuevo que supla lo descartado. Puedo ver, oír, sentir, decir, y hacer. tengo los medios para sobrevivir, para acercarme a los demás, para ser productiva y para lograr darle sentido y orden al mundo de personas y cosas que me rodean. Me pertenezco y así puedo estructurarme. Yo soy yo y estoy bien.

A LULU LA SEGUIMOS (http://gusipollo.blogspot.com) ALGUIEN QUE DESPIERTA NUESTRO SUEÑO OLVIDADO!

"Alguien toca nuestra puerta y nos presenta un mundo ya olvidado, nos regala la pasión y aquel sentimiento de amor y romanticismo que parecía enterrado. Pero, ¿qué pasa si este estremecedor sentimiento surge cuando tenemos nuestro destino planeado? ¿Qué pasa con los proyectos que hemos llevado a cabo y los lazos que hemos formado?... El amor te puede atrapar en cualquier momento y ser para toda la vida; aquel que obedece a esperanzas dormidas, a horas soñadas, a minutos que ruegan ser vividos, aunque sea tan sólo una vez..."

Del Blog "A Lulu la seguimos" (http://gusipollo.blogspot.com)

... Y es ese especial sueño que tenemos el derecho y el deber de vivir, cómo y cuándo venga... porque si no, deja vacía nuestra existencia y herida nuestra alma! ¿QUERER ES PODER?

Seguramente en la vida de cualquier persona hay mucho heroísmo. Pero ese heroísmo no es tanto perseguir objetivos aparentemente inalcanzables y que requieren un gran esfuerzo, sino pequeños e irrelevantes retos que nos lleven, cada día más, a ser nosotros mismos y a vivir como tales. Pero en un mundo grandilocuente y ávido de espectacularidad como el nuestro, esos retos cotidianos pasan desapercibidos y ni tan siquiera levantan la admiración de quienes nos rodean y afirman querernos. "Está loco", "es especial o un poco raro" o "se le ha ido la pinza" son exclamaciones que frecuentemente oímos en referencia a alguien que persigue este tipo de metas... por quienes ni siquiera tienen el valor de perseguir sus sueños. Seguramente es más fácil descalificar a ese otro, ser espectador o víctima de la propia existencia o considerar que la vida que persiguen algunos es pretendidamente irreal y fantasiosa... antes que asumir con valor el protagonismo e intentar vivir la misma vida como propia y plena. Claro que la recompensa de vivir así no será más que sentirse bien con uno mismo y ser feliz! No hacerlo, en cambio, nos hará triunfadores sociales, seres adaptados y exitosos en un mundo vacío, aunque eso ensombrezca el alma, nuble nuestra mirada y nos haga creer que esta vida es una permanente carrera de obstáculos... en vez de la única y gran oportunidad para crecer aprendiendo a ser como somos y sentimos!

"Esta historia es de un padre Australiano que realizaba año a año el Ironman de Australia, y su mayor ilusión era competir al lado de su hijo dicha prueba, el cual - y por desgracia -nació con parálisis cerebral. El Australiano nunca vio la situación de su hijo como obstáculo y entrenó muy fuerte - junto con su hijo - por varios años hasta que llego la hora. El australiano de aproximadamente 60 años inscribió a su hijo y a él mismo al Ironman de Australia. Esta es una prueba para gente grande… realmente gente con mentalidad ganadora, ejemplar, y con convicciones realmente fuertes, y terminar un Ironman es algo fuera de este mundo. La prueba esta compuesta de tres partes comenzando casi siempre al amanecer:

1.- Nadar en el mar, o lago un tramo de 4 kms (con el frío de la mañana).

2.- Salir de nadar y tomar la bicicleta de ruta y recorrer un trayecto de 180kms ininterrumpidos, con subidas y bajadas muy pesadas.

3.- Terminando la ruta de bicicleta, se termina la prueba con un maratón de 42.5 kms, lo cual es una prueba extremadamente agotadora tanto física pero primordialmente mental. Los campeones del mundo lo hacen en 8 horas 15 minutos aproximadamente.Uno de los tantos que compitieron - Mexicano - terminó el pasado fin de semana su primer Ironman de Australia con un tiempo de 12 horas 8 minutos ininterrumpidos. El Australiano - de la historia - lo terminó en un increíble pero cierto tiempo de casi 17 horas, donde las autopistas, circuitos, etc. son cerrados para el transito de los lugareños y continuar la vida como cualquier otro día, pero en este caso, al ver la prueba y quien la estaba ejecutando, la dejaron cerrada hasta que la terminaran por completo, al grado que se hizo de noche! Lo mas bonito y sorprendente de esta persona - y las que hacen este tipo de eventos - es que son personas más fuertes mental que físicamente. Logró terminarlo con su hijo, y realmente es motivante y fuerte. Quería compartir este gran regalo, porque realmente es un vídeo que impacta, de mucho empuje y que no te puede causar indiferencia." EL EXTRAÑO PLACER DE VIVIR LO AJENO... CON O SIN TOMATE!

Los reality shows Hace tiempo quería escribir sobre este tema. Sé que parece un tema banal, pero como todo en esta vida, depende de cómo se mire! En estos últimos años han proliferado en TV los llamados “Reality Shows”, o sea estos programas en los que el espectador contempla la vida de unos personajes aparentemente "de la calle” compartiendo vivencias en un lugar cerrado y minuciosamente controlado. Supongo que el morbo radica en observar cómo se desenvuelven personas normales en situaciones "cotidianas" y, en especial, viendo como interaccionan unos con otros en unas condiciones concretas y únicas, es decir, fuera de su entorno habitual. Evidentemente este tipo de programas son concursos en los que se premia la permanencia y ésta es votada por los propios espectadores, por lo que el rol de cada concursante - previamente seleccionados los perfiles más adecuados y, a la vez, extremos para propiciar el espectáculo televisivo- están meticulosamente estudiados con ese fin: acabar el último, engrandecer o vilipendiar las miserias humanas y así ganar el suculento premio en metálico. Ni que decir tiene que los perfiles psicológicos de los concursantes, su rol específico en el espacio temporalmente compartido y las interacciones entre ellos tienen poco de reales y cotidianas. Para empezar, personas –normalmente jóvenes- dispuestas a aislarse del mundo real durante un periodo que puede superar los tres meses, ya dice mucho de su perfil psicológico y un tanto peculiar, socialmente hablando. Evidentemente, para ello, abandonan temporalmente sus respectivos estudios, trabajo, relaciones y familia para cerrarse en un domicilio temporal, aséptico e impersonal que los cobija, aislados de toda información exterior que pueda influir en sus conversaciones, hábitos y costumbres. El premio, además del monetario, es salir del “anonimato” ciudadano y alcanzar la fama, que llega posteriormente gracias al estrellato en televisión, mediante entrevistas y participando como tertulianos, presentadores y/o actores en otros programas de gran audiencia.

Su mensaje subliminal De entrada, creo que hay que reflexionar sobre el mensaje subliminal que envían estos programas: Por un lado, la relativa facilidad e inmediatez en salir del anonimato y llegar a la fama de personas que, por otros medios llamémosles más convencionales (es decir, con una carrera o siendo simplemente buenos profesionales o ciudadanos ejemplares) no alcanzarían nunca; por otro, esa predisposición juvenil – aunque normalmente haya motivaciones lucrativas en ello- a abandonar la vida “convencional y rutinaria” y aislarse del mundo real durante varios meses. ¿Sospechoso efecto que se obtiene también con el consumo de ciertas drogas? Pero aún queda otro fenómeno asociado a este tipo de programas: la adicción que crean entre los telespectadores, que siguen, semana a semana y "on line", los acontecimientos y relaciones que entre ellos se establecen –digamos- espontáneamente, llegando incluso al enamoramiento… supongo que, según el guión propio de cada participante en función del rol asignado... y claramente premiado con los votos de los televidentes. Este último efecto en los telespectadores obedece a un cierto morbo de personas con las que, de alguna manera, se identifica cualquier persona de la calle y, sobre todo, exalta la potestad que se le da al público para juzgar y hasta defenestrar al concursante, en función de su criterio personal o colectivo. Supongo que es el mismo morbo que sentía cualquier emperador romano cuando, en el circo, decidía el derecho a la vida o no de los esforzados gladiadores que protagonizaban el dramático espectáculo de la lucha. Sin duda, estos programas interactivos fomentan la posibilidad de valorar, enjuiciar e incluso vetar el comportamiento y actitud personal e intransferible del “otro”, en este caso, cada concursante. Es sorprendente nuestra afición a “ver la paja en ojo ajeno antes de verla en el propio”, precisamente cuando, en la incertidumbre actual, a las personas cada vez nos cuesta más tomar decisiones en nuestra propia vida y, en cambio, nos vanagloriamos de hacerlo en la de los demás, ya sean hijos, familiares o amigos. Y es que desear y observar adictivamente a distancia y “sin comprometerse” una vida de burbuja, en la que no influyen más que los elementos con que se convive -en este caso, los concursantes-, sin acontecimientos inesperados y sin las interferencias del mundo real y exterior, es –además de irreal- demasiado fácil e ilusorio. Seguramente porque, como suele pasar lamentablemente en la vida nuestra, es fácil ser simplemente espectador y no responsabilizarse de las consecuencias de nuestras decisiones. ¿Y qué mejor que sea un sagaz guionista quien decida por nosotros los acontecimientos que marcarán nuestra existencia?

Sin Tomate! Cambio de rumbo, aparentemente! Estos días el mundo de la TV en España está alterado, mejor dicho, conmocionado! Después de cientos de emisiones, se ha anunciado el fin del programa rosa-amarillento “Aquí hay tomate”. Independientemente de la indudable calidad técnica o de su demostrada capacidad de “enganchar” al televidente, este programa ha marcado un hito –como ellos mismos afirman con una cierta inmodestia- en la historia de la televisión en España. Audiencias millonarias aparte, este programa es la institucionalización de un mundo vacío, espectacular, alienante y del "dolce far niente", aunque ávido de protagonismo gratuito e inmediato sin el requerido esfuerzo ni mérito. En él, personajillos auto-complacientes y auto-proclamados famosos manifiestan, opinan, informan y ultrajan a quien sea con el fin de convertirse en noticia, es decir, ganar dinero fácil valiéndose de la presunta fama. Y no me refiero a los efectivos presentadores del programa, sino a los entrevistados presuntamente noticiables! En este sentido, es algo parecido a lo que buscan los sufridos concursantes de los reality shows mencionados antes. Actualmente, en la sociedad, quedan pocos personajes públicos que, por sus méritos personales o profesionales, constituyan la antaño llamada “jet-set”, es decir, las estrellas mediáticas, ya sean aristócratas o notorios profesionales, como actores, toreros, cantantes de moda o demás celebridades. Supongo que éstas han ido desapareciendo con el tiempo y la democracia… y han sido paulatinamente sustituidas por pseudo-personajes – hasta ese momento, pobres, sin escrúpulos y mediocres- que han aprovechado este tipo de programas para medrar, aunque sea a base de criticar, menospreciar o vilipendiar públicamente a quien sea o bien mofarse públicamente de la ventura o desventura ajena.

En busca del éxito inmediato y remunerado En cualquier caso, deberemos admitir –y las estadísticas lo avalan- que si este programa (como tantos otros similares) ha logrado sobrevivir a la imparable y despiadada lucha por las audiencias, es porque hay miles de personas televidentes dispuestas a creerse y embeberse de tales mediocridades mediáticas. Como el caso de los reality shows, de nuevo me sorprende el “voyerismo” de la gente que “le gusta observar los toros desde la barrera”, sin más complicación ni implicación que encender la tele. Pero detrás y como elemento de reflexión, quiero recalcar –de nuevo- la peligrosa e insana adicción-afición de dejarse manipular para interpretar una realidad muy poco real, ajena y nada cotidiana para el común de los mortales. Quizás por eso les gusta, pues les ayuda a “evadirse” de su propia y a veces cruel realidad! Pero, como casi todo, eso también tiene su riesgo –además de estar satisfechos como meros espectadores de la vida ajena…y de la propia- y es ese mensaje subliminal de que el éxito es fácil y accesible para cualquiera en este mundo. En primer lugar, deberíamos aclarar qué se entiende por éxito. En nuestra errónea y maquiavélica sociedad el éxito se mide únicamente por el prestigio o popularidad o en la capacidad de acumular riqueza, rápida y ostentosamente. En ese sentido, este tipo de programa cumple su cometido! Pero si vamos más allá, es decir, a nuestra propia y personal vida, el éxito debería medirse por nuestra capacidad de realizarnos como personas y, por tanto, de ser verdaderamente felices lográndolo. Porque huelga decir que esos personajillos mediáticos –o una gran mayoría de ellos, al menos- llegan a crearse una dependencia insana con el medio televisivo, el dinero fácil y la popularidad mediática que conlleva. Y la dependencia, en cualquier sentido, es siempre incompatible con el sentimiento de felicidad! Así, el dinero, la fama o la notoriedad pública -por alguna razón que se me escapa- no suele traer consigo la verdadera autoestima ni mucho menos la plenitud o la felicidad que prometen!

El “escapismo” que sutilmente promueven Evidentemente, la sociedad actual es la que promueve la promoción desaforada y desafortunada de lo efímero, lo aparente y de los más bajos instintos de la especie humana. Con este tipo de programas se están inculcando sutilmente valores etéreos, sesgados y/o falsos sobre nuestra vida como personas, desatendiendo otro tipo de valores –como el esfuerzo, la valía, el mérito o el ser simplemente uno mismo- que realmente sustentan, explican y justifican la ilusión por la vida. En momentos como el actual, en que la gente se siente vacía, sin sentido y, por ello, desorientada ante lo más elemental como lo es la supervivencia, la dignidad, el equilibrio mental y emocional y la probabilidad de ser feliz, esa permanente “huida hacia adelante” que preconizan y ensalzan sin pudor este tipo de programas, nos invitan a obviar o escapar de la realidad de nuestra existencia, la ética, etc. y, de paso, actuar como simples espectadores de nuestra propia vida, lo que es, como mínimo, un asunto humanamente delicado. Supongo que cada país tiene la TV – y los políticos, por qué olvidarlos en este ámbito- que se merece… y en este sentido sería imposible pensar en una televisión que, además de entretener, informase y educase! EL SENTIMIENTO DE IMPOTENCIA... Y LA AGRESIVIDAD GRATUITA!

Hace un tiempo escribí un artículo sobre Burning Out, “estar quemados”. En él afirmaba que nuestra vida ajetreada, antinatural y ajena provoca en las personas un estado de inquietud permanente, estresante, de “estar quemados”. Seguramente la consecuencia más evidente –y, a la vez, peligrosa- de esto es la agresividad y la violencia que, cada día más, se “masca” en la calle, en nuestro entorno cotidiano. Pero, como no podría ser de otra manera, existen alternativas a ella!

Una mirada al mundo actual Echemos un vistazo a nuestro mundo. Guerras, hambre, conflictos, competitividad desmesurada, violencia callejera, delincuencia y un largo etcétera de plagas que invaden la realidad, las noticias de los informativos, de la prensa y la radio. Es más, día a día, van adquiriendo un papel más relevante…hasta llegar a ocupar las “primeras páginas” de éstos. Pero esta violencia "universal" tiene su fiel reflejo -y causa- en otra más cotidiana y personal. A parte de las víctimas que provoca la violencia doméstica y de género, el mobbing escolar, las agresiones gratuitas entre adolescentes filmadas y publicadas en Internet, etc., hay otras de tono más bajo que padecemos cotidianamente la mayoría de nosotros: actitudes intransigentes, miradas de desprecio, maltrato psicológico, ofensas actitudinales o verbales con personas de nuestro entorno inmediato, ya sea nuestro esposo o esposa, nuestros hijos, nuestros padres... o cualquier otra persona desconocida que nos cruzamos en nuestro día a día. Seguramente el motivo de estas -que no su justificación- sea la mayor presión social, las dificultades económicas o personales, la impotencia ante la demagógica e ineficacia política, las miles de dificultades cotidianas que trampeamos en nuestra vida diaria. Y es que la gente soporta un nivel de tensión cada vez mayor, que proyectamos y expandimos – alegremente- hacia los demás, incluso contra los seres queridos. Simplemente es miedo!

Ojo por ojo, diente por diente! Supongo que esa presión personal, social y económica, hay muchas maneras de gestionarla. Cada persona lo hace a su manera, según ha aprendido. Pero la sociedad y nuestra mala experiencia, solo parece habernos enseñado a gestionarla de una manera concreta y, a la vez, nefasta para nosotros mismos y para los demás. Más violencia. Deberíamos ser conscientes de que lo que proyectamos hacia la vida, esta nos lo devuelve con creces. Desde ese punto de vista, no tenemos demasiado derecho a quejarnos de que nuestro mundo sea, día a día, más violento. Si ante cualquier agravio o dificultad, respondemos con otro agravio (hacia la misma persona o hacia otra inocente), la espiral de violencia aumenta y se propaga indefinidamente. La suma de todo ello convierte nuestro mundo en violento. Esta violencia gratuita y de bajo tono (que incluso consideramos nuestro carácter temperamental, vaya eufemismo!) que utilizamos cotidianamente, se vuelve en contra nuestra, aumentando esa presión que creemos evitar actuando de esa manera. El sentimiento (no siempre identificado como tal) de impotencia, genera una respuesta agresiva y ésta, provoca más agresividad en nuestro entorno, lo que, sin duda, nos genera aun más sentimiento de impotencia del que teníamos originariamente. Como la ley del talión, "ojo por ojo, diente por diente" o "si naciste para martillo, del cielo te caen los clavos".

Gestión del miedo Ante el sentimiento de impotencia, cada uno actúa como sabe y puede, está claro. Pero quizás en la madurez, tenemos el deber con nosotros mismos y con los demás (incluso con el mundo) de aprender a gestionarlo. Con nosotros mismos, porque no hacerlo nos priva de vivir placenteramente y, sobre todo, de actuar de manera coherente, de tener relaciones enriquecedoras con los demás, y, lo que es peor, todo eso nos aleja inexorablemente de nosotros mismos y de nuestra posible felicidad. Porque el ser humano, aunque posea rasgos inherentes de agresividad (necesarios en ciertas situaciones), no debería utilizarlos como respuesta inmediata y espontánea ante cualquier situación o dificultad. Es, por decirlo de alguna manera, una respuesta antinatural y, evidentemente, mal aprendida. Pero tal como se aprendió, podemos des-aprenderla! Con los demás, el deber de gestionarlo favorecerá relaciones más auténticas, mayor sosiego y transparencia en nuestro trato con otras personas y, por llamarlo de alguna manera, tener y mostrar menos precaución en nuestras relaciones, incluyendo las sentimentales. Y el deber con el mundo, porque sin duda hará de éste algo globalmente más humano, tolerante y respetuoso, con los otros seres vivos que conforman el medio natural, nuestro escenario de vida.

Asumir el protagonismo Supongo que deberíamos ser conscientes de que nuestra actitud en la vida es muy importante para nosotros y para los demás. Como he dicho antes, la vida nos devuelve lo que nosotros le damos (en otras palabras, le pedimos) a ella. Por decirlo de una manera fácil, si damos amor, nos devuelve amor. Por tanto, si damos violencia, nos devuelve violencia! Este concepto es crucial. La vida no es más que lo que nosotros mismos esperamos de ella. Si la consideramos conflictiva, ajena e irremediable, la vida nos ofrece situaciones conflictivas, ajenas e irremediables. No somos - en ningún caso- espectadores o víctimas de ella, sino sus principales actores. Ese es quizás el primer paso hacia la felicidad. Y ese protagonismo nos exige ser más nosotros mismos y actuar como tal, deshaciéndonos de viejos esquemas aprendidos y de intereses ajenos a nosotros. Si no somos protagonistas, en cambio, confiamos sólo en los demás, en las propias e imprevistas circunstancias de la vida o en el azar, ya sea la genética, los horóscopos o la misma suerte. Solo hay que ver como, ante situaciones adversas, aumenta el gasto en lotería y otros juegos de azar! Y Dios -o en lo que queramos creer y llamarle- no permitiría eso en nuestra vida.

Si queremos, podemos Tenemos capacidad, libertad y recursos internos propios para asumir nuestra propia responsabilidad ante la vida y ante lo que nos sucede en ella. Somos los creadores de nuestra vida! Claro está que somos libres y, por tanto, podemos asumir esa responsabilidad o renunciar a ella. Asumirla significa ser activos protagonistas y actuar cada día sobre el hoy, nuestra mejor y única oportunidad! Renunciar significa no ser nosotros mismos y quedarnos al albur de las circunstancias ajenas y, generalmente, adversas... es decir, seguir sufriendo por no ser quien y como somos y padecer los avatares de nuestra vida! Mucha gente intenta infructuosamente escapar de esta decisión, como si los problemas desaparecieran cuando los ignoramos! A lo que nos resistamos, persistirá... a los miedos que afrontemos, nuestra propia visión los disolverá! Muchos terapeutas afirman que el exceso de horas de sueño en ciertas personas demuestra un cierto "escapismo" ante la vida, pues mientras dormimos aparentemente "no pasa nada" y, a la vez, nos preserva de las dificultades cotidianas de nuestra vida. Pero más allá la pérdida de tiempo que eso supone, esa falsa escapada de la realidad no nos ayuda a vivir o mejorar nuestra vida. Tampoco lo hace cerrarnos en nosotros mismos y en nuestro entorno seguro e inmediato para evitar la hostilidad del entorno, pues eso empobrece nuestras vivencias y, por ende, nuestra propia ilusión de vivir. En otras palabras, nos envejece... o, simplemente, morimos en vida. Deslizarnos por los acontecimientos u obviarlos nos empobrece Así como el que más trabaja es quien más útil se siente y más capacidad de trabajo tiene, el que más vive tiene más capacidad e ilusión por vivir. Y eso no quiere decir que debamos estimularnos continuamente con innumerables y sospechosamente raras experiencias en nuestra ya ajetreada vida. Significa simplemente vivir intensa y plenamente las oportunidades que creamos y la propia vida nos ofrece, es decir, vivir de esa otra manera. Nuestro mundo nos invita continuamente a "deslizarnos" por los acontecimientos y a generar nuevas y variadas expectativas, aunque sea para evitar la odiada rutina y, aparentemente, enriquecer nuestra ya vacía existencia. Pero no nos engañemos, al mundo le resulta muy lucrativa esa sugerencia... viajes de aventura, nuevos deportes de riesgo, intensas sensaciones de todo tipo, nuevos negocios impensables hace unos años, etc. Y todo eso, aunque afirme "llenarnos", vacía nuestra existencia, que no necesita más que sentir y vivir intensamente lo que ella misma crea para realizarnos como personas. A eso le llamo alcanzar una plenitud y felicidad simple y cotidiana. Éste sin duda es el mejor remedio contra la rutina, el impacto de fuerzas contrarias (como la mencionada agresividad y violencia) y, de paso, mejorar nuestra vida, la de los demás y, como consecuencia, la de nuestro mundo.

El miedo, si no se gestiona bien, se hereda Porque además, hacerlo con este ingenioso, creativo y barato remedio personal, evitaría otros males mayores y endémicos, personales y sociales. Los males de la sociedad en general no son más que la suma de los males personales de cada uno de nosotros. Si actuáramos con protagonismo y utilizando esa otra manera de ver nuestra vida, evitaríamos, por ejemplo, inocular a nuestros hijos esa violencia y agresividad que habitualmente -aunque con cariño- les inducimos con nuestra actitud, nuestras palabras y nuestros hechos...o con la ausencia de ellos! Luego nos quejamos de que la juventud sea agresiva! Qué se puede esperar de unos indecisos adolescentes cuyo entorno promociona e incluso premia la agresividad como medio de subsistencia o como sistema para alcanzar el éxito! Las empresas, sus directivos, la sociedad en general fomenta la competitividad a través de la agresividad y la violencia encubierta. Y eso, lo llevamos a casa, contra nuestro consorte o contra nuestros hijos y familia, en general. Por eso no es de extrañar el aumento de violencia doméstica y de género que hoy padece nuestra sociedad, a través de la intolerancia, la rigidez y la inhumanidad de nuestros pensamientos y actos cotidianos.

El ser humano contiene agresividad! No nos engañemos. Hacer como la iglesia-institución hace habitualmente al negar ciertos aspectos, denominándolos "malignos o pecaminosos" es nefasto. Llamarle diablo o infierno, también! Como siempre, eso no provoca más que culpabilidad, la responsabilidad ajena (aunque sea de Satanás!) y la necesidad de recurrir a la propia Iglesia en busca del perdón. Eso sin duda, garantiza fidelidad, manipulación… y más fieles a la institución. Como decía, el ser humano es agresivo, egoísta, vanidoso, soberbio... todos esos defectos o virtudes -según cada momento- que han sido mal denominados pecados. Pero el ser humano también es, sin duda, bondadoso, voluntarioso, responsable, entregado, amoroso, capaz, etc. y de su libertad depende actuar de una u otra manera, según satisfaga más o menos a su yo interno en cada circunstancia. Por eso no deberíamos juzgarnos a nosotros mismos ni a los demás! No olvidemos que, por ejemplo, la agresividad es un eficaz medio de supervivencia cuando nos sentimos acosados o en peligro de muerte! Y no hay que dudar que, si no fuera por lo aprendido y percibido como necesario por nuestra sociedad, el ser humano que responde a sí mismo, es y actúa, naturalmente, de manera eficaz, justa y firme hacia sí mismo y/o hacia los demás. Simplemente, porque eso lo dicta su conciencia, es decir, su alma! La respuesta errónea, injusta y/o desproporcionada hacia sí mismo o los demás es aprendida o el resultado de lo mal vivido. Por eso hay que deshacerse de esa enorme carga que nos impide ser como somos y vivir con esperanza la vida que nosotros mismos creamos, como únicos e infalibles protagonistas! LA FELICIDAD ES LA DIFERENCIA ENTRE LO QUE CREEMOS EN LA MENTE Y LO QUE VIVIMOS EN EL CORAZÓN!

Ahora va a hacer un año que, de nuevo, La Contra de La Vanguardia publicó una interesante entrevista. Como pocas veces, comulgo con todas sus ideas y, por eso, creo interesante publicarla aquí. Creo que en ella se describen los principales conceptos de nuestra vida y cómo transitarla adecuadamente. Seguramente, como suelo afirmar, se trata de decidir abordarla de esa especial -y a veces controvertida- manera... para luego llevarla a la práctica durante nuestra vida entera. Cambiar creencias -sobre uno mismo, los demás y la propia vida- por verdades -lo que vemos, sentimos y vivimos internamente- nos ayuda a ser felices. Quizás, por ello, la felicidad no es más que la diferencia entre lo que creemos con la mente y lo que vivimos con el corazón!

Aquí tienes la entrevista. Disfrútala!

MIKE GEORGE. Escritor, orador y formador. "¿Vas a pasar el día huyendo de ti mismo?" La Contra de La Vanguardia. Ima Sanchís - 13/02/2007 “Mi viaje espiritual es ir más allá de las creencias”

- El mundo está en dos lugares. Usted está en dos lugares para mí. - ¿. .? - Está la imagen de usted en mi interior, y usted. Según percibo el mundo, lo creo y lo proyecto. - ¿Por ejemplo? - Yo puedo crearle a usted en mi interior con mucho resentimiento, y ése será el resentimiento que daré al mundo. El mundo está primero dentro de nosotros y después fuera. Ésta es la verdad que nunca cambia. - Ahora sí lo entiendo. - Pero la gente piensa que el mundo está sólo ahí fuera y no conoce su mundo interior, no crea su mundo interior; la tele y la publicidad, los otros, lo crean para ella. - ¿Y cuál es el camino? - El reconocimiento, ser consciente de quién eres, y para ello hay que ir hacia dentro. Porque a medida que me comprendo a mí mismo te comprendo a ti. Según entiendo lo que soy y cómo soy, entiendo a los demás. Según como me percibo a mí mismo, así percibo el mundo.

- Comparto lo que dice, pero no lo alcanzo. - El puente entre la teoría y que suceda es la práctica diaria. El compromiso con uno mismo y la voluntad para soltar viejas formas de pensar y asumir nuevos retos. Me gusta meditar, estar en paz conmigo mismo, pero también me gusta ir al cine, recibir ese estímulo que me proporcionan las películas. - Sí, ¿y? - Si utilizo el mundo para estimularme, me hago dependiente de él. Ahora todos dependen de que se les estimule para no sentirse vacíos. Hay que acceder a los recursos internos. Pero incluso cuando accedo a la paz y la felicidad en mi interior no es suficiente. ¡¿Tampoco?! - No, eso no dura, tengo que entregar la felicidad, utilizarla, regalársela a los que hay a mi alrededor; eso es lo que sustenta e incrementa nuestra fuerza personal. Pero para eso hay que revisar primero los hábitos. - ¿Todos? - Sí, el quiero, necesito, deseo. Hay que dejar de tener expectativas. Si alguien no cumple mis expectativas, está bien; si alguien llega media hora tarde, está bien. Ésta es la práctica y es diaria, por eso pocos lo consiguen. - Puedes tener la actitud, pero no puedes controlar el dolor de estómago que te produce. - Paciencia, práctica, perseverancia, perfeccionismo, éste es el camino. Pero es cierto que todo comienza con el dolor de estómago, por lo menos ésa es mi experiencia. - Puedes intentar comportarte de la manera correcta pero seguir perdido. - Se requiere que te conozcas a ti mismo, ésa es la necesidad más profunda. Y si estás practicando la meditación con seriedad, no puedes evitarte a ti mismo. Todos viven en un estado de huir y evitarse a sí mismos: estoy muy ocupado, tengo trabajo, tengo que limpiar, tengo que sacar al perro... Constantemente consciente de todo lo que debo hacer, excepto de mí mismo. - Adictos a la acción. - Cuando empiezas a escucharte te das cuenta de que reaccionar es debilidad (si me insultan, insulto). Es mejor responder desde dentro, y dentro de todos hay serenidad. - Intentar y no lograr. - Se debe a que el objetivo no está claro. Si yo le digo que su naturaleza es de paz y por tanto su objetivo es ser pacífico, para usted es simplemente una creencia. Tenga un poco de fe, confíe en sí misma, medite y experimentará esa paz, y cuando lo haga dejará de ser una creencia y se convertirá en una verdad. Objetivo, meta y método claro. - Dice usted que estamos equivocados respecto al amor. - Es un sentimiento lleno de mitos, le haré una lista rápida: creer que el amor viene de fuera. No, el amor surge de nuestro interior. Creer que necesito que me den amor para experimentarlo. - ¿No? - No, para experimentar amor necesitas dar amor. Creer que el amor sucede cuando nos apegamos a algo. No, apegarse es lo que crea miedo a la pérdida, al dolor, y el miedo es lo opuesto al amor. Creer que el amor verdadero es exclusivo: no. - ¿Un mito romántico? - Sí, eso de que hay una persona en el mundo para mí nos mantiene perpetuamente buscando y perpetuamente decepcionados. El amor no es exclusivo sino inclusivo, el sol no dice voy a brillar para esta flor y para éstas no. Creer que el amor es preocupación, otro error que cometen sobre todo los padres. - ¿También va a desmitificar esa relación? - El adolescente se retrasa y la madre le dice: "Me preocupo porque te amo". Así los padres enseñan a sus hijos esa lección fatal: que preocuparse es amar. Pero preocuparse es miedo. En realidad nos estamos preocupando de cómo nos sentiremos nosotros si le pasa algo. Si me preocupo, creo miedo e irradio miedo en la relación, eso no les ayuda a fortalecerse. Tus hijos necesitan amor, no miedo. - Es usted implacable. - Creer que el amor hiere, que hay que sufrir para saber lo que es el amor. Mentira, ése es otro tabú enraizado en la filosofía cristiana. El verdadero amor no sufre; el amor no te hace llorar; eso es confundir amor y tristeza. - Pues nos parece lo más normal. - La paz es, el amor hace, y la felicidad recompensa. No puedes amar si no estás en paz, eso es lo primero. Cuando el amor fluye es lo más poderoso. Si te abres para dar, eres capaz de recibir. El hábito más profundo del ser humano es encerrarse, es el ¡mío! – ¿Alguna otra carga de profundidad? - ¿Vas a dedicar un rato para ti o vas a pasar el día huyendo de ti mismo?

LOS ADOLESCENTES DE HOY... ¿O DE AYER?

Acabo de repescar un texto escrito por mí hace bastantes años en mi primer libro “El Plan de Marketing Femenino”, acabado en 1993 y publicado en 1996. Me parece interesante publicarlo hoy aquí, pues, a pesar de tener más de 15 años, el texto describe al joven de la época y su actitud de entonces con respecto a la vida. Es sintomático el parecido con el joven actual y, mirado con perspectiva, deberíamos tener en cuenta un mensaje positivo de fondo, especialmente indicado para los padres actuales de insufribles adolescentes que, desesperados, contemplan con estupor la manera actual de ser y de vivir de sus hijos. Basta pensar que esos jóvenes que en el libro visualizo, hoy son personas de veintitantos o una treintena de años y, seguramente, ya incorporados (no sé si para bien o para mal) en nuestra sociedad. Supongo que no hay más mensaje que pensar que la adolescencia siempre ha sido y es lo que es… y dura lo que dura! No hay que desesperarse y, sobre todo, hay que creer firmemente que los jóvenes de hoy y de mañana son, en el fondo, en casi todos los sentidos y a pesar de las formas transgresoras, mucho mejores que nosotros y que nuestros antepasados… siempre y cuando les dejemos nosotros, sus padres. Para ello, deberíamos abandonar la nostalgia de lo que hoy consideramos nuestra dorada juventud, mucho más condicionada, irreal y, por lo visto en los resultados, menos fructífera a la hora de cambiar el mundo insano que tenemos…a pesar de que nuestra memoria nos engañe haciéndonos pensar que fuimos mucho mejores! Porque, además, muchos de nosotros aún arrastramos la lacra de no habernos rebelado –como debíamos- y hoy, de adultos, muchos pagamos las consecuencias!

Acerca del futuro... "Soy optimista. Sin embargo, me gusta observar los hechos, pues mi capacidad de percepción social me lo permite y mis relaciones amistosas -y no tan amistosas- con algunos teenagers y twenties. Y lo que veo en ellos, dice poco en cuanto a progreso social. Estamos entrando en una nueva era, la post-industrial, que trae consigo una cierta desilusión, hastío, homogeneización... tristeza, diría yo. El joven (sobre todo, el teenager adolescente) adopta una actitud más conformista, menos virulenta con lo que le rodea (y le aplasta), muestra signos de desencanto y apatía hacia el compromiso, ya sea sentimental, profesional, social o familiar. Solo hay que observar la incipiente moda en el vestir de estos últimos años: una cierta asexualidad protagonizada por impersonales T-Shirts de color negro, jeans del mismo color de pernera estrecha, botas de cuero o también "funerarias", deportivas gigantescas y urbanas; ellos con el cabello rapado al uno y un aro en la oreja; ellas con cierto desaliño y pequeños pendientes en inverosímiles partes del cuerpo, delgadez excesiva (diríase que anoréxica e insana), rostros inexpresivos y pálidos, como en el romanticismo... ¿Es que encaramos el siglo XXI con el espíritu del XIX? Debajo, en el interior de la epidermis de estos adolescentes esclavizados a unos walk-man que los desconectan del mundo, se cobijan personas con emociones que han aprendido a disimular, a camuflar. De su corazón brotan sentimientos de sinceridad, de nobleza, de profundo respeto hacia el entorno natural combinado con un cierto pasotismo hacia lo convencional: la profesión, el matrimonio, la familia. Esto les hace buscar relaciones con el otro sexo más abiertas, diría que de camaradería, y sin tabús de tipo sexual, para compartir el inexplicable mundo de su alrededor, en el que se consideran okupas crónicos. Son jóvenes que han sufrido una sobre estimulación informativa (TV, estudios en el extranjero, juegos de ordenador, idiomas...); no obstante, suelen ser inmaduros ante los acontecimientos cotidianos de la vida: toleran mejor una guerra cruenta (y televisada) en Asia o situaciones de extrema pobreza en África, que la falta de delicadeza de la sociedad de consumo, el afán por evolucionar en una profesión o la necesidad de formar un hogar y una familia. Su actitud ante la vida intenta obedecer a sus instintos más básicos de supervivencia social, poco o nada interactiva con la comunidad. Asi son hoy los virtuales protagonistas del siglo XXI. Los futuros políticos, los futuros empresarios, los futuros decission makers, los futuros maridos y mujeres"

Fragmento de mi libro "El Plan de Marketing Femenino" (Editorial Ronsel, 1996, agotado, reeditado en Bubok.com). UNA VISIÓN PECULIAR -O NO TANTO- DEL AMOR (1ª PARTE)

Supongo que el amor es un tema recurrente en nuestra vida. Los libros, las canciones, las películas, el arte, hablan continuamente de él. Incluso los científicos lo hacen. En nuestras conversaciones cotidianas o durante encuentros entre amigos. "Te enamoras del otro por lo que no es y te desenamoras por lo que es" dijo Gainsbough. En una reciente entrevista al divulgador científico catalán Eduard Punset, éste afirmaba con contundencia que “el amor nació hace 3.000 años con la primera bacteria. (…) El amor es un instinto para garantizar la supervivencia. (…)”. Más adelante en la propia entrevista lo humaniza afirmando “Uno sabe que está enamorado cuando es incapaz de encontrar un solo defecto en la persona amada, pues el amor inhibe al cerebro para percibir nada más”. En cualquier caso, sobre el amor todo el mundo opina y cada cual lo siente a su manera. Posiblemente mi sentimiento del amor es lo más parecido a “amar es encontrar en la felicidad del otro la propia felicidad”, como alguien afirmó. Sin cuestionar la autoridad, valía o razón de cada pretendido “experto”, creo sinceramente que el amor es algo muy personal, muy diferente a un simple instinto para preservar la especie o a una nebulosa que te hace incapaz de percibir la realidad de una persona. Creo que son versiones demasiado restrictivas, utilitaristas y, desgraciadamente, demasiado tristes, sesgadas y miopes. Es decir, como la sociedad misma. Si el amor fuera solo eso, seguramente sería más infalible, certero y duradero!

Qué no es amor Seguramente sería más fácil definir qué no es amor. En sí, “definirlo es limitarlo” como afirma el mediático psiquiatra Corbella. Lo que está claro es que cada uno de nosotros hemos tenido en nuestra historia alguna experiencia particular a la que hemos llamado amor, haya sido o no afortunada... sea cierta o imaginaria! Ya de pequeños se nos enseña cómo debe ser el amor y, sobre todo, sus gestos y rituales necesarios. Huelga decir que ese concepto del amor de príncipes y princesas aprendido en nuestra infancia suele tener poco que ver con el vivido posteriormente. El ejemplo más extremo y dramático es el pretendido "amor" que se da en una relación en la que existe maltrato, ya sea físico o psíquico, lamentablemente más común de lo que pensamos. Incluso en ese escenario macabro, uno o ambos contendientes suelen afirmar -paradójicamente- haber estado o estar enamorados. Según esto, deberíamos aceptar que el concepto amor tiene sus límites. Como la libertad, el amor de uno empieza y acaba en el amor del otro. Eso excluye, como mínimo, a terceras personas. También es evidente que el concepto de amor va cambiando a medida que pasan los años, en función de nuestra edad y experiencia. A través de nuestra cronología es diferente, va adaptándose a las cambiantes circunstancias de nuestra vida; por decirlo de una manera, no es lo mismo un amor a los 15 ó 20 años, que uno a los 40 o a los 60. En cada momento de nuestra vida requerimos del amor unos elementos, atributos, gestos, que satisfagan nuestras expectativas del momento con respecto a éste y a la propia vida. Por tanto, podríamos definir el amor como algo cambiante. Y por último, deberíamos afirmar que el amor tiene un antes y un después en función de la madurez... además de, con perdón, con la aparición o no del alma.

Unos mínimos necesarios Cualquier amor contiene -o debería- unos atributos o condicionamientos necesarios, como el respeto, la comprensión y, entre otros más, procurar la felicidad. Evidentemente, de manera recíproca y, a ser posible, equilibrada. Porque el amor romántico debe ser correspondido, necesariamente. Sin esa base, el supuesto amor no es más que una posible obsesión, un entrenamiento, una huida hacia adelante ante la temida soledad o una simple convención social. No vamos ahora a entrar en el tema crucial del "ser amado" u objeto del amor. Sinceramente, no creo que exista una media naranja, ni un perfil tipo especialmente adecuado para una persona determinada. El amor, como todo en nuestra vida, tiene su momento y su lugar. Y la necesaria predisposición de los sujetos a enamorarse. Por cierto, llegados aquí, me gustaría diferenciar el enamoramiento del "flechazo". El enamoramiento es un sentimiento mutuo, entre ambos sujetos, donde ambos son singulares y afortunados protagonistas. El flechazo, en cambio, es normalmente unidireccional, es decir, uno de los sujetos "lo siente" y el otro, lo "padece” como espectador, por tanto es personal, no correspondido y efímero. El enamoramiento, en cambio, puede perpetuarse... siempre y cuando ambos sean capaces de recrear la llama en el día a día. También existen otras variantes de vínculos entre dos personas, como la adicción, la dominación o la adquisición, con perdón. Ni que decir tiene que estas últimas poco tienen que ver con el amor y normalmente se basan en la preponderancia y dominio del uno sobre el otro o en relaciones viciadas o destructivas, aunque a veces las hayamos denominado o confundido con el amor. En todo caso, el amor siempre exige libertad y ésta, por definición, ausencia de necesidad. Y para muchas "personas", dominar, estar acompañados o poseer una pareja es una inquietante necesidad! Pero, además, el efecto del amor debe ser siempre positivo: siempre nos debe hacer crecer y, por tanto, nunca anularnos o negarnos como persona. Asimismo, el amor no es una simplemente huida de la soledad, sino siempre un sentimiento compartido más o menos intenso, siempre enigmático y normalmente inesperado.

¿Existe crisis de amor, actualmente? A juzgar por las estadísticas sociológicas y demográficas, actualmente el amor está en crisis. Separaciones, divorcios, infidelidad, nuevos modelos de familias no convencionales, singles, etc. aparentemente lo corroboran. Particularmente, no creo que el amor esté en crisis. Lo que no hay que llamar amor a cualquier cosa! Desgraciadamente el amor que fomenta nuestro mundo hoy está demasiado basado en lo urgente, pues buscamos solo compartir aficiones, química, nivel social o económico, expectativas tangibles, hijos, valores sociales, etc. Pero lo urgente es cambiante, sobre todo en el mundo actual. ¿Cómo podemos esperar un amor eterno basándonos simplemente en elementos tan superficiales y efímeros como estos? Con el tiempo, los integrantes de la pareja y su entorno habitual cambian. Y si esos cambios no se procesan adecuadamente, se hacen al unísono y con una gran entereza y voluntad, acaban repercutiendo en la relación. Si a eso añadimos ese nuevo y justo derecho a ser de cada uno de los integrantes (antes, patrimonio exclusivo de los varones), además de un entorno social cada día más competitivo, a la vez que infantiloide y permisivo, las cosas no se ponen fáciles para una sana y cordial convivencia en pareja. Supongo que, como en tantos otros ámbitos, el amor de una pareja y su duración dependerán fundamentalmente de la integridad, madurez y firmeza de sus protagonistas. Si éstos viven de acuerdo a sus principios internos, sin duda les resultará más fácil amar, ser amados y, como consecuencia de ello, perpetuar su amor mutuo y enriquecedor. A esos principios internos les denomino "lo importante" y, por tanto, no son ni superficiales ni efímeros, ni evidentemente tan cambiantes. Pueden cambiar sí, pero ese cambio no responderá a factores externos, sino al propio crecimiento de la persona. Es por ello que, si ese crecimiento personal se hace "en paralelo" entre ambos partners, crecerá también la pareja y su contenido. En ese sentido, podríamos afirmar que, a pesar de las apariencias, el amor no solo no mengua con el tiempo, sino que debería tender a crecer… junto a ellos, sus protagonistas. Porque en el amor no puede haber espectadores ni víctimas. Podrá cambiar su forma, sus gestos y rituales, pero el fondo permanecerá inalterable…siempre que exista, claro!

Un amor diferente Claro que alguien estará pensando que hablo de un amor diferente al que habitualmente vivimos los humanos. Por decirlo de alguna manera, existe un amor mental o aprendido y otro real y emocional. Ese otro amor al que me refiero está más cercano al emocional, aunque lo definiré en la segunda parte de este artículo. Se trata de un amor que raramente estará influenciado por factores como la riqueza, el bienestar, las aficiones compartidas, los gustos similares, la pasión desmedida o las conveniencias sociales… que, si se dan, facilitarán la convivencia, pero no supondrá necesariamente un verdadero sentimiento interno! Deberíamos cuestionarnos si un amor únicamente basado en todo en lo externo es realmente amor verdadero. Es posible que lo sintamos como tal, que familiar y socialmente sea aceptado y bendecido e, incluso, que nos procure bienestar personal y familiar. Y que también sintamos y padezcamos algo similar al desamor cuando se acaba. Porque, como todo, también tiene sus gestos y rituales, que convertimos en hábito. Y romper un hábito o una rutina no es siempre fácil. Sé que este planteamiento puede resultar algo cruel para personas que se hallan inmersas en un doloroso proceso de separación, al haberse roto una relación de este tipo. Y perdón, "Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio...", como dice Serrat. Pero como les suelo comentar a algunas de esas personas, “lo que mal empieza, mal acaba” o ese otro, “no le pidas peras al olmo”. Podemos convivir con ese amor a medias, aprender a tolerarlo sintiéndonos bien o creernos que el amor siempre trae consigo algo de sacrificio, pero de ahí a la felicidad...! Aunque también es verdad que este tipo de experiencia y su –con perdón- casi siempre afortunado final, supone una oportunidad más que nos ofrece la vida para crecer como persona y, por qué no, también para mejorar nuestra manera de amar y de ser amados.

Nuestro anticuado concepto del amor Evidentemente el concepto del amor mental que tenemos depende excesivamente de nuestra experiencia temprana en este sentido y, cómo no, de la educación recibida. Desde el amor que recibimos y percibimos de nuestros propios padres, a nuestras primeras experiencias sentimentales en la adolescencia y juventud, todo configura nuestra manera de amar y expectativas con respecto al amor…durante demasiados años! Para bien o para mal. Eso significa que el amor de nuestros padres o abuelos, los primeros escarceos amorosos en la juventud, el amor romántico relatado en libros, películas, etc. influyen en cómo vivimos nuestro amor y, sobre todo, en qué esperamos de él. Pero muchas veces, ahí está el error o, como mínimo, su limitación. Contextualizar nuestro propio amor de una manera general y determinada o en un momento y en un lugar ajeno a nuestro entorno vital, lo desvirtúa, lo niega en su verdadera e imprescindible dimensión personal. Si, además, tal como nos enseñaron de niños, somos y vivimos según el concepto que los demás tienen de nosotros y que resulta más políticamente correcto, la masacre emocional está servida! Así, no es de extrañar el gradual aumento de separaciones y divorcios, de infidelidades, etc. Claro que alguien dijo que "la letra, con sangre entra". Y es que, de todo se aprende… aunque duela!

Nuestro amor o su fracaso... adulto! El problema de muchas personas, llegada a una cierta edad, radica en que nos pesa mucho el fracaso. Porque, evidentemente, cuando uno tiene una edad es casi seguro que cuente en su haber con más de un fracaso emocional tras sus espaldas. Y nuestro ego humano, es decir aquella falsa autocomplacencia, auto-exigencia y autodeterminación de la supuesta madurez -y que la sociedad alienta para manipularnos, aunque parezca lo contrario- no nos permite aceptar que, a veces, nos equivocamos. Lo que, en la práctica, se traduce en nuestra incapacidad de perdonarnos los errores…aunque éstos hayan sido necesarios para aprender! Y cargamos con ese sentimiento punzante y peligroso de la culpabilidad durante años…hasta el extremo de que, casi todos, en algún momento ofuscado de nuestra vida nos consideramos incapaces de volver a amar, o sentimos que somos indignos o incluso pensamos en el amor como algo inalcanzable o imposible en nuestro mundo real. Y, entonces, se lo encomendamos al azar o a la gracia divina! Quizás es por eso que lloramos cuando vemos un amor irreal e inalcanzable –y seguramente hermoso- en el cine, evidente y crónica afición de las féminas. Si, por ejemplo, acudimos a ver la reciente película de Disney “Encantada”, "Moulin Rouge" o la más antigua “Tu tienes un e- mail”, entre otras muchas, observaremos la cantidad de mujeres –de toda edad y condición- que lloran durante algunas escenas. Y, con perdón, es que tenemos un concepto prefijado de amor novelesco que, en raras ocasiones, vivimos -o tenemos el valor de hacerlo- en nuestra propia vida; quizás por eso, cuando vemos ese amor dulzón y empalagoso nos percatamos de lo poco tiene que ver con el nuestro real, pragmático y resignado... y eso, claro está, despierta una cierta nostalgia. Evidentemente es solo un ejemplo para demostrar que, quien más y quien menos, tiene un concepto del amor en su mente! La lástima es que ese sentimiento emulado y nostálgico, muchas veces, no pasa de ahí, de la mente… es decir, no llega realmente al corazón... ¿o simplemente no sale de él?

Y volviendo al inevitable desamor, muchas veces perpetuamos nuestros fracasos emocionales y los incorporamos a nuestro concepto de nosotros mismos. Dicho de otra manera, nos sentenciamos de por vida a ser y a vivir como fracasados ante el amor. Así de intolerantes somos nosotros –y la sociedad que nos rodea- con nosotros mismos. Huelga decir que no hay nadie incapaz de sentir amor. Sí hay, en cambio, personas incapaces de ser ellos mismos y, por tanto, de asumir sus propios sentimientos, entre ellos, el amor; también las hay que, aún sintiéndolo, tienen miedo a manifestar su amor por temor a repetir malas experiencias; o muchas otras con temor a parecer demasiado vulnerables y perder la pretendida autoridad y control de su persona (el ego, de nuevo) ante el otro. Y llegados hasta aquí, ya podemos añadir que el amor verdadero exige la desaparición del ego (el yo por el yo y nadie más que yo!), la real aceptación y vivencia de uno mismo y la entrega fluida e incondicional al otro, como infalible medio de crecimiento. Poco a poco, ya vamos definiendo el amor. Y en concreto, el amor verdadero y, por tanto, adulto.

El amor primerizo Hace unos días tuve la oportunidad de presenciar un incipiente "amor" –o flechazo mutuo- entre dos jóvenes preadolescentes. En ese primerizo “enamoramiento” hay mucha hormona revolucionada, una idea un tanto películera del amor y mucha necesidad de complicidad juvenil, cuando no, una simple transgresión de las normas... para horror de sus sufridos padres! Nada malo en todo ello! Además, como ambos interesados no tienen mucho que perder en el encuentro, de entrada hay entrega absoluta, urgente y desmedida, además de algo de ingenuidad e imprudencia. Aún así, según cómo y mirado con la suficiente perspectiva, resulta envidiable ese espontáneo y provocativo "sentimiento" compartido entre ambos jóvenes... comparado con el siempre sofisticado y excesivamente racional enamoramiento entre adultos! Seguramente cualquiera de nosotros, sea cual sea nuestra edad, mantiene en la memoria ese primer amor rebelde, intenso y espontáneo. E incluso, de vez en cuando, aún nos conmueve la nostalgia de esos recuerdos. Ni qué decir tiene que ese primer amor juvenil lo hemos perpetuado en nuestra memoria, convenientemente procesado y sesgado, pues a la edad de cualquiera de nosotros adultos, hoy nos sería a todas luces insuficiente, superficial e irreal. Pero la memoria nos ha guardado celosamente sólo su edulcorado envoltorio o, en la versión contrapuesta, el primer triste desencuentro o desamor de nuestra vida. Si profundizáramos algo más en el pasado vivido, nos daríamos cuenta de que, realmente, era un amor ingenuo y demasiado necesario, basado en la negación de cada uno de los partícipes y, como ya padecimos en su día, efímero, pues suele durar poco. Quizás era solo un bello –y necesario- experimento! Aunque de él guardemos un nostálgico y eterno recuerdo! Como suelo afirmar, no cambiaría ni un solo día de mi vida actual por la que viví como joven. Hoy mi vida es mucho más plena, satisfactoria y, sobre todo, cada día depende más de mí... y, como mucho, de las personas que yo escojo para compartirla. Y así es también mi amor, día a día mejor, más libre, más auténtico y más pleno! Y eso me hace merecedor de una felicidad también más plena, cotidiana y consciente... y no ignorante, grandilocuente y gratuita, como la de nuestra juventud! Y ese es un privilegio exclusivo de la edad y de la madurez. En cualquier caso, muchas personas -desgraciadamente, una inmensa mayoría- no entienden ni asumen ese privilegio y recurren frecuentemente a la nostalgia, al remake o a la cirugía estética (con perdón) para rememorar una vida fantasiosa, ingenua e irreal… y por tanto, pretenden encontrar y vivir un amor de similares características!

UNA VISIÓN PECULIAR -O NO TANTO- DEL AMOR (Y 2ª PARTE)

El amor maduro A cada edad, lo suyo. Con la madurez -que por cierto, no tiene edad- uno busca en su vida lo que le ayuda a ser como es y a sentirse verdaderamente feliz. Y eso es extensible al amor. O mejor dicho, uno descubre que el amor es la mejor manera de conocerse y quererse uno, crecer así… y que hay que compartirlo para ser feliz. Entonces, deja de ser una lucha y competencia entre conquistadores y conquistados, egos personales enfrentados, deja de ser una contienda permanente entre sexos opuestos e intereses -y aficiones-, aparentemente contrapuestos, como nos hicieron creer en su día, como hasta entonces lo vivimos…o como ciertos psicólogos, sociólogos e investigadores conductistas se obstinan en vaticinar. Ellas de Venus y ellos, de Marte…y otras cábalas similares! El amor maduro es siempre entre personas, fomenta el crecimiento mutuo y alberga ese maravilloso añadido de sentirnos felices haciendo feliz al ser amado. Aúna el corazón juvenil y espontáneo del primer amor, con el escepticismo y la praxis excesivamente racional de la vejez… y se queda en medio! Por ello, es un amor equilibrado en su fundamento y, afortunadamente, siempre descontrolado en su forma, como debe ser cualquier amor intenso. Y es tan eterno como lo sea nuestra persona interna, nuestro crecimiento constante y nuestra capacidad de sentir al unísono. Por lo comentado, quedan excluidas sensaciones artificiales y adláteres, como la adicción, la dominación, los celos, la posesión, la infidelidad, la rutina, el miedo a la soledad, etc., en una palabra, todo lo que arruina habitualmente cualquier relación. También hay que decir que ese tipo de amor auténtico y maduro no exige esfuerzo para vivirlo, simplemente fluye entre dos seres que se aman sin dejar de ser ellos mismos y, por tanto, están decididos a vivir (con perdón) según su alma, o sea, lo que son en realidad. Ni que decir tiene que, la práctica del amor como tal, exigirá inicial predisposición, enorme voluntad y gran tesón para mantenerlo y acrecentarlo, mejorando de manera continua sus gestos, su manifestación y su mutua correspondencia. Pero, como todo, se aprende viviendo! Por tanto, aunque la sociedad insista en la necesidad de esforzarnos para obtener cualquier recompensa, en el amor ésta fluye desde dentro hacia afuera... sólo hay que tener el valor de dejarlo fluir! Evidentemente, ese otro amor es mucho más pleno, satisfactorio y espontáneo que cualquier otro que hayamos vivido hasta entonces. El amor siempre nos debe hacer crecer y, por definición, se renueva y mejora cada vez que nace!

¿Hay personas especialmente capacitadas para el amor? Como no puede ser de otra manera, voy a referirme –de nuevo- al alma…porque algo tiene que ver en todo ello! Evidentemente las personas que viven de cerca el alma están mejor dotadas para el amor. Simplemente porque vivir el alma necesita la paulatina desaparición del ego, la equidistancia entre el corazón y la razón y la irreflexiva y firme determinación de ser y vivir tal como somos cada uno en realidad y así, ser felices. Y estos son los ingredientes necesarios también en el amor verdadero. De entrada y aventurándome en la afirmación, las mujeres suelen estar más dotadas para el amor que los hombres. Al menos, la gran mayoría…aunque no significa que todas lo ejerzan y en todo momento! Como afirma el gurú del zen Osho “la mujer ha sido históricamente relegada de un papel activo en la sociedad, lo que le ha permitido mantener su ser auténtico”. Sin negarlo, supongo que algo tiene que ver con su rol como madre y, por tanto, de educadora emocional de las futuras generaciones. En todo caso, ese natural entente con su alma le procura una especial predisposición para el amor… lo que, por otro lado, la hace aparentemente vulnerable en la sociedad y en la vida que ésta nos impone. Será por ello que la sociedad que prima la agresividad, la competitividad y la lucha permanente para obtener el –falso- éxito y reconocimiento, le llama sexo débil y le otorga un papel secundario y de mera comparsa del ser dominante y protagonista del desarrollo humano (vaya paradoja), como se auto-adjudica su eterno compañero, el hombre! En general y como hemos mencionado anteriormente, podríamos afirmar que para llegar al alma primero debemos despojarnos del ego y cuestionar nuestro papel ajeno adjudicado en la vida y en eso el varón está indudablemente en inferioridad de condiciones y, por tanto, más lejos del alma... quizás porque ya le va bien el rol dominante que la sociedad le otorga por nacimiento! La mujer, en cambio, prevalece en su esencia más humana y, por decirlo de alguna manera, más pura. En principio, está más cerca de su alma. Aunque deberíamos matizar que, aún ignorada y despojada de sus deberes preponderantes en la sociedad, ésta le ha enseñado a menospreciarse, ningunearse y culpabilizarse ante su propia y frágil persona…y eso, precisamente, hace que en pocas ocasiones viva realmente según su alma: se le ha enseñado a eliminar su ego… pero en favor del protector ego masculino y de la necesaria -aunque a veces alienante y obsesiva- protección de sus cachorros! Y eso, a la vez, le ha alejado de su alma, es decir, de ser como realmente es y de sentir y vivir como tal. Y es que la todopoderosa sociedad –a través de la educación- deja pocas cosas al azar!

Ese otro amor ¿es eterno? En cualquier caso, ese otro amor tampoco tiene una “media naranja” disponible para cada persona. Seguramente alguien le llamará alma gemela, que solo indica un nivel parejo de crecimiento hacia el alma. Pero vivir el alma no es un destino, sino un camino no siempre fácil ni cómodo... y la compañía que elijamos para hacerlo debe estar dispuesta a andar ese mismo camino vital, aunque cada uno a su propia manera. Porque el alma es personal e intransferible y el amor entre dos seres se basa únicamente en la predisposición a caminar juntos, no de consensuar un único camino conjunto y unívoco que anule los suyos respectivos. Podríamos afirmar que ese otro amor se basa en “lo importante” y no únicamente en "lo urgente”. Para ello, será necesaria la firme determinación de no abandonar jamás el camino -aunque sea tortuoso a ratos- y a vivir con el otro un amor que fluya, que no sea excluyente, ajeno ni posesivo. Aprender a vivir así dura toda la vida. En todo caso, cualquier encuentro en nuestra vida tiene un objetivo y es una señal. Luego, será nuestra propia capacidad de ver más allá la que nos desvelará el significado de cada persona en nuestra vida. Sea cual sea la razón del encuentro, éste siempre nos brindará una ocasión para aprender.

Nunca repetimos Una característica de este otro tipo de amor es que no se repite. Siempre mejora! En nuestra vida sólo repetimos los errores... si no hemos sido capaces de aprender de ellos! Así, cada experiencia, cada situación y cada persona que se cruza en nuestro camino, es algo único y singular. Eso otorga una visión mágica, nueva y especial a cada encuentro... aunque, a veces, eso sea lo que más nos atemoriza! Vivimos en una sociedad obsesionada por esquematizarlo todo, programarlo y, a ser posible, empeñada en construir una "economía de escala", algo válido para todas las situaciones similares. Salir de ahí, vivir lo único, nos produce miedo e incertidumbre. Evidentemente ese pragmatismo racional nos aletarga, nos aplasta y nos arruina la existencia. Considerar que la vida es una serie similar de personas, momentos y lugares que nos acompañan de una manera "sucesiva, cíclica y previsible" es, cuanto menos, negar la verdadera dimensión de nuestra vida. Como seres únicos e irrepetibles, vivimos acontecimientos únicos e irrepetibles cada día de nuestra vida. ¿Alguien podría afirmar haber presenciado dos puestas de sol iguales en su vida? Incluso la naturaleza nos lo recuerda! Ni qué decir tiene que el amor, desde esa perspectiva, tiene poco que ver con lo que nos enseñaron. No hay dos amores iguales, como no hay dos personas -protagonistas de éste- iguales. Cada persona es como es, única e irrepetible, y merece ser tratada como tal. Quizás este sea el primer elemento necesario de cualquier amor: el respeto a la persona única. Si a eso añadimos la singularidad de cada momento y espacio, podríamos aseverar que cada relación es -y debe ser- vivida como la primera, la más especial y la mejor de nuestra vida! Si vamos creciendo, claro! De entrada, esta nueva visión de la pareja nos invita -además de a ser respetuosos- a vivirla día a día con sorpresa e ilusión compartida con el ser amado, a ayudarle a descubrirse a sí mismo y, a la vez, a saber ver en él nuestras propias fortalezas y debilidades, ayudándole -y ayudándonos- a gestionarlas en cada nuevo momento. Y, sin expectativas concretas e ilusorias, ese paulatino descubrimiento de un ser querido en toda su amplitud exige mucho tiempo... quizás toda una vida! Soy consciente de que este planteamiento choca con el que la sociedad nos impone para crearnos una efímera e irreal seguridad, únicamente basado en "etiquetar", clasificar y estandarizar cualquier relación personal. El objetivo no es otro que tratar de evitar las sorpresas, tener todo bajo control y, por qué no decirlo, evitar también los fracasos... aunque nunca lo logre realmente! Pero, además, esa metódica manera de vivir que tanto nos cuesta abandonar cuando llega el momento, evidentemente, va oxidando día a día la verdadera aventura e ilusión de vivir! Ni qué decir tiene que esa vida artificial no logra saciarnos, otorgarnos paz interior ni tan siquiera evitarnos los golpes, aunque aparentemente nos pueda ofrecer a cambio un cierto sosiego personal y beneplácito social a corto plazo. Pero lo realmente importante es que este no es, ni de cerca, un contexto favorable que deje nacer, vivir o sobrevivir al amor.

El amor en el día a día Popularmente se afirma que el amor muere en el día a día, en la rutina. Seguramente es así…cuando no hay más que rutina! De entrada, considero que no hay ser vivo más cambiante que una persona. Y, además, todos afirmamos querer huir de la rutina... aunque no siempre actuemos en consecuencia! Pensemos simplemente en cuántas veces cambia nuestro estado de ánimo a lo largo de un solo día. Según los científicos, siempre obsesionados en medir, cada uno de nosotros genera una media de 60.000 pensamientos al día. Evidentemente, habría que añadir las sensaciones y emociones diarias que, supongo, son muchísimas más. Eso simplemente hace que cualquier persona tenga y actúe según un repertorio inagotable de recursos. Si añadimos que una pareja requiere de dos personas, las posibilidades de vivencia se duplican. ¿Y no es amor ese sentimiento recíproco de interesarse en la otra persona, procurarle el bienestar y, de paso, sentirnos felices con su crecimiento y su dicha… en cada momento compartido? Pues lograr esto tan simple y en cada momento de nuestra convivencia se convierte en un gran reto recíproco, continuo, vital y duradero. Y, seguramente, difícil de conseguir sin la oportuna práctica. Por eso hay que vivirlo intensamente! Pero ¿hay algo valioso en nuestra vida que no requiera dedicación y esfuerzo? Y no porque el amor lo exija -éste debe fluir- sino porque, sin duda, mantenerlo vivo e intacto requiere firmeza y trabajo conjunto. Ésa -y no otra- es la verdadera dimensión y garantía de ese otro amor. Singular, irrepetible y constante!

De nuevo, el desamor... Como no podía ser de otra manera, ese otro amor también puede llegar a su fin. Posiblemente será el desencaje en el crecimiento de ambas personas lo que lo produzca. Cuando uno se ancla y se reafirma en su estancamiento, mientras el otro sigue creciendo. Porque una relación sólo tiene sentido cuando nos ayuda a ser más nosotros mismos y crecer continuamente. Y el enemigo por excelencia del crecimiento es la autocomplacencia, el conformismo y la pérdida de ilusión por hacerlo. Por decirlo de una manera sencilla, cuando uno llega a ejercer de maestro y el otro, de discípulo. En la vida, como en el amor, no hay profesores y alumnos, como tampoco, actores y espectadores. Todos somos, a la vez y, en algún momento, maestros y discípulos... de cada nueva experiencia que vivimos... como nueva! Si algún día sentimos que la vida se repite y que ciertas situaciones nos parece haberlas vivido antes, quiere decir que no hemos aprendido suficiente de ellas... o que hemos envejecido antes de tiempo! Esa peligrosa actitud nos hace temer o perder la ilusión por las cosas nuevas. Y no hay que tener demasiados años para sentirse así! Será por algo que cuando una persona se siente enamorada de alguien -y/o, por tanto, de la vida-, cambia su semblante, brilla su mirada y todo su ser irradia positivismo y pro-actividad. Por el contrario, cuando una persona envejece y se desenamora de la vida... muy probablemente renunciará también al amor! El amor y la vida van siempre unidos! No hay vida posible sin amor... como no hay amor sin vivirlo!

Un amor integral… y real Así como una persona que no nos respeta nunca puede amarnos, una que siente amor lo sentirá en toda su existencia, en lo que hace y dice, en lo que siente... con todo lo que le rodea. Me cuesta creer que una persona sea amorosa y tierna con su pareja y, en cambio, sea agresiva y violenta con otra persona, con un niño o incluso con un animal doméstico! Desgraciadamente, la persona que es de una determinada forma, lo es en sus relaciones, en su profesión, con sus amistades, etc. Aunque no siempre lo parezca, actuamos integralmente...que no quiere decir ser íntegros! Por eso es importante conocer a la otra persona en su entorno, para ver cómo es, como siente y cómo actúa. Sin duda, en nuestra sociedad y debido a la educación, cada persona actúa y se muestra públicamente cómo le resulta más conveniente, pero no necesariamente como es en realidad. Por decirlo de alguna manera, todos tenemos una manera infalible y demostrada de "acercarnos y vendernos al otro". Evidentemente, a una edad temprana y sin experiencia, ese papel teatral del otro nos convence o nos conviene creerlo... hasta que la realidad nos demuestra lo contrario, como suele pasar tarde o temprano! Pero a una cierta edad adulta, hay que saber ver "más allá" de lo que nuestros ojos ven... y nuestra mente obtusa nos razona. Con respecto a valorar a la persona amada ¿debe haber más realidad o más fe en ella? Creo que cuando conocemos a alguien y nos atrae, en un principio hay más fe que realidad, simplemente porque aún no hemos tenido tiempo de conocerla. Con el tiempo, esa fe se reafirma o no y va siendo sustituida por la realidad de la persona. Ni qué decir tiene que el mejor reflejo del alma es el rostro, más aún, la mirada. En ella podemos aprender cómo es en realidad alguien, hacia dónde va con su vida e incluso saber si nos ama. Luego, lo verdaderamente determinante será su propia coherencia con ella misma y su manera de vivir! Por decirlo de una manera, nos enamoramos de lo que hay en su interior y hacia donde se dirige si es coherente e íntegra... o sea, siempre que sigua creciendo! Quizás entonces no serán tan importantes las coincidencias, los gustos compartidos, las afinidades en cuanto a lo vivido y aprendido, la genética heredada, el horóscopo, el entorno familiar y social, etc., o sea, todos esos factores que consideramos habitual y erróneamente esenciales en nuestro amor. Es verdad que estos otros factores facilitarán la convivencia y el reajuste entre dos personas, singulares y, a la vez, diferentes, pero compatibles. Basta ver y analizar nuestras experiencias con todo ello. Hay parejas que durante años no se han mirado los ojos mutuamente! Uno puede, sin duda, modificar su ámbito externo, pero difícilmente su fuero interno... ni tan siquiera su mirada! En el peor caso, cualquiera puede renunciar a ser como es y a comportarse como tal... aunque esa actitud le lleve a negar su propia esencia y, evidentemente, a morir en vida! Y particularmente creo que nunca sería capaz de enamorarme de una persona cuya máxima aspiración en esta vida es suicidarse día a día!

Temer al amor Sin duda, el amor no es infalible, pues es humano. Claro que no todo lo que sentimos por alguien podemos llamarle amor. Será un amor verdadero e íntegro si procede de dos personas igualmente verdaderas e íntegras... o firmemente dispuestas a serlo! Pero muchas veces, cuando aparece el amor súbitamente en nuestra vida, lo tememos... a pesar de haberlo buscado incansablemente en toda nuestra historia. Seguramente el miedo nace de nuestros malos recuerdos y experiencias en ese sentido, con ese sentimiento. Pero antes de asociarlo al amor malvivido, deberíamos analizar internamente -desde el corazón, nunca desde la mente- qué hay de cierto en nuestra pasada historia amorosa: Si, en su momento, actuamos libremente, si éramos como realmente somos, si actuamos según ello… si la otra persona era, sentía y actuaba tal como realmente era. Hace unos días, una buena amiga recién separada, me comentó que su marido -con quien afirmaba haber sido feliz- le había dicho "quizás no sé amar". Aunque parezca una perogrullada, esa es la mejor causa para romper una relación. ¿Se puede ser feliz con alguien que es incapaz de amar? ¿El amor no debe ser correspondido para alcanzar la felicidad con alguien? Y es que, obviamente, para amar a alguien, uno debe saber amar. Y vale la pena preguntarse antes algo sobre la libertad de hacerlo ¿te quiero porque te necesito o te necesito porque te quiero? Simplemente porque la libertad es la ausencia de necesidad...y el amor exige libertad! Eso ya disuelve algunas dudas! Luego bastará que se comprometa firmemente consigo mismo y con el otro para hacerlo! El camino para ir re-aprendiendo a amar y a mejorar su amor día a día lo irán haciendo juntos! Los clásicos rituales y gestos del amor son fáciles y aprendidos, pero no lo es sentirlo de verdad y menos actuar en consecuencia cada momento. Es más, hay personas realmente "profesionales" que dominan los rituales y gestos amorosos para seducir o conquistar... sin que para ello sea necesario un sentimiento. Para este tipo de persona cada relación es un reto exclusivamente personal, vacío e irrespetuoso para con el otro… y en el que, por miedo o por pura incapacidad, no implican ni un solo sentimiento y, por eso, solo provocan víctimas!

Amar, una nueva actitud ante la vida Porque amar es una actitud en la vida, que necesariamente implica un sentimiento real y profundo hacia todo lo que nos rodea. Como es difícil querer al otro sin querer a la vida, es también difícil querer realmente a alguien sin sentirlo también por su entorno, sus circunstancias y todo lo que le rodea. Y eso debe fluir, no es un acto de voluntad o aprendido. Es difícil amar a alguien sin mostrar ese sentimiento hacia el Universo entero. Amar es, a fin de cuentas, ser capaz de mirar la vida “de otra manera” y, compartirla con alguien igualmente capaz de verla así y conjuntamente desear compartirla…para crecer juntos haciéndolo! Amar es descubrir en una mirada amiga que ambos sienten lo mismo hacia el otro y hacia la propia vida... y desean compartirlo, creciendo juntos! Tal vez lo que hayamos vivido hasta entonces cada uno de nosotros sea un ensayo, un experimento o un mal recuerdo que valga la pena olvidar, perdonar y perdonarse… habiendo aprendido, simplemente para no repetirlo! Supongo que, como todo lo importante en nuestra vida, primero hay que saber lo qué no es... para luego poder sentir y vivir el verdadero amor! "LA VIDA NO ES LO QUE SE HA VIVIDO... SINO DE LO QUE UNO SE ACUERDA Y CÓMO SE ACUERDA"

Los recuerdos llevan añadida su propia emoción o sentimiento generado. Y eso se guarda en el caché -memoria temporal y limitada-, conformando nuestra manera superficial de ser (o de considerarnos, que no es lo mismo) y, por tanto, nuestra forma de actuar y de vivir la vida. Como le llama el entrevistado, son nuestras maletas...y, como tales, actúan como un lastre porque casi nunca coinciden con nuestra real manera de ser ni de sentir la vida. Están demasiado influenciadas por factores externos, como nuestra educación, cultura, etc. Pero un poco más allá de la psique - nuestra memoria "caché" donde se almacenan nuestros recuerdos y vivencias "interpretadas"- hay, según mi modesta opinión, otra Gran Memoria "no interpretada" por la mente confusa, a la que yo llamo alma. En ella permanecen los mismos recuerdos y vivencias, pero "puros", es decir, sin interpretar. Y, además, esas vivencias "puras" se solapan unas sobre otras. Esa capacidad de solaparlas es lo que nos permite conocernos realmente en cada momento y crecer como personas. Si somos capaces -cada uno a su manera, ya sea con la meditación zen, yoga, etc.- de vivir intensamente los nuevos momentos -y, por tanto, señales- que día a día se nos presentan, estos van "borrando" lo anterior y, como consecuencia, modificando continuamente nuestro yo y, por tanto, nuestra manera de ver y vivir la vida. Si esto, además, lo hacemos desde la Gran Memoria, o sea sin interpretarlos con la mente y manteniéndolos "puros" - tal como vienen y con los sentimientos que en sí provocan-, es decir, experimentando realmente nuestros designios internos del alma, conformamos nuestro verdadero yo y esa otra manera propia de vivir la vida. No creo demasiado en la regresión psicoanalítica para rebuscar en el caché e intentar identificar y luego interpretar nuestras vivencias y carencias, para -presuntamente- cambiarlas. Es una fórmula demasiado inútil, temporal y dolorosa...aunque sea la materia prima - adictiva y lucrativa- de los terapeutas! Creo que esa es una terapia epidérmica, que solo logra conocer el origen y las causas superficiales de nuestra insatisfacción personal o visión sesgada de la vida. Pero no aporta una solución, ni mucho menos un sentido a la vida...que es nuestra mayor y más crónica carencia! En mi opinión, bastará hacer un reset para desconectarnos de ese caché mental y temporal, aprendiendo a trabajar directamente con la Gran Memoria - es decir, el alma- y tener el valor de obedecer sus señales para volver a ser como en realidad somos, recobrar el verdadero sentido de la vida y, de esa manera, encontrar la felicidad! UNA SEÑAL INESPERADA

Y, hablando de señales, aquí tenemos una reciente. ¿Qué nos hace fijarnos, en un entorno aparentemente aséptico (en este caso, la fotografía de este graffitti fue captada durante un paseo por la playa de Barcelona), en algo concreto y que nos llama poderosamente la atención? ¿Por que en ciertos momentos y, sobre todo, cuando estamos conectados al alma -o a su manifestación más evidente, el amor- aparecen señales que evidencian nuestro sentir interno o, quizás, lo que en ese momento nos perturba, alejándonos de él? ¿Por qué se empeña el destino en demostrarnos -a través de señales- lo que sentimos, sufrimos o anhelamos en ese preciso instante? ¿Por qué no vamos más atentos por nuestra propia vida para saber lo que sentimos realmente? ¿Por qué esa manía de imponer nuestros pensamientos, creencias, deseos y "sentimientos mentales y convenientes" a lo que realmente pasa en nuestro interior y que se manifiesta, precisamente, en estas señales que, en todo momento, aparecen en nuestra existencia y somos capaces de ver? ¿Por qué en ciertos momentos de nuestra vida se sincronizan los elementos, las vivencias, los encuentros...para enviarnos un contundente y diáfano mensaje? ¿No son señales suficientemente claras ese especial libro que ha caído en nuestras manos, esa película que vemos y nos conmueve, ese rincón que visitamos y despierta nuestros sentidos, ese momento único que compartimos, ese encuentro "casual" que disfrutamos...que nos evocan un sentimiento concreto y clarificador, que nos apacigua el alma y que permanece en nuestra memoria como un bello y singular recuerdo? ¿No estará, tras cada uno de ellos, la clave de nuestra propia felicidad? ¿No será, pues, la infelicidad nuestra incapacidad de oír esas señales o simplemente nuestra mala costumbre de desatenderlas? ¿Y, finalmente, la vida plena no consistirá en la simple y fluida concatenación, vivencia y, posteriormente, incluso creación de esas mismas señales que nos evocan la verdadera felicidad?

OTRA SEÑAL INESPERADA...

Otra señal, sorprendente e inesperada, a través de un aparentemente frívolo y masivo e-mail de una amiga...

La vida es corta. Rompe las reglas. Perdona rápido. Besa lentamente. Ama verdaderamente. Ríe incontrolablemente. Y nunca te arrepientas de nada que te haya hecho sonreír.

La vida puede no ser la fiesta que esperamos, pero mientras estemos aquí... deberíamos bailar! SEÑALES DEL ALMA

Nuestra vida está llena de señales o símbolos. Las señales son siempre relevantes, decisivas. El ser humano permanentemente busca señales para guiar su camino. El que no las encuentra, se desespera, "muere en vida" o desea acabar con ésta ante el pánico que produce el vacío. Todos seguimos señales. Supongo que es porque a la mente y al corazón humano le cuesta esfuerzo llegar a la esencia o al fondo de las cosas y, por eso, se conforma –o le es más cómodo- viendo y viviendo sus señales o símbolos. La lástima es que demasiadas veces, esa humana y común miopía, hace que consideremos las señales un fin en sí mismas y no un medio -como realmente son- para llegar al fondo. Y eso pone en juego nuestra posible felicidad!

Tipos de señales. Señales hay muchas, tanto verdaderas como falsas. Y en saber distinguir unas de otras radica muchas veces nuestra realidad. Así, comúnmente, confundimos la iglesia institución con Dios, las fiestas navideñas con la Navidad, el tener con el Ser, la justicia con la Justicia…incluso el amor, con el Amor. Pero, no contentándonos con ello, incluso tenemos la desfachatez de crear e imponer esas “otras señales” -o espejismos- darles nombres altisonantes y atributos falsos, como ser cuantificables, convenientes, empíricamente demostrables, políticamente correctas, estadísticamente relevantes, excluyentes y un largo etcétera de peligrosas, contundentes e intolerantes presuntas cualidades. ¿Alguien es capaz de medir el amor que uno siente? ¿Alguien puede considerar que Dios solo está en una determinada iglesia o confesión? ¿O, simplemente, alguien puede juzgar a otro ser humano por ser como es o actuar como actúa?

Como suele pasar en nuestra vida, muchas veces vemos y vivimos tan solo una proyección de la realidad, como ya afirmó Platón. Pero el problema real no es ese, sino confundir una con otra o, lo que es peor, conformarnos con ello!

Esas “otras señales”. Más que nada porque, ver y vivir únicamente esas pseudo-señales, no nos llena, ni da sentido a nuestra existencia y, por ello, no nos procura la felicidad eternamente perseguida. Es más, según mi punto de vista, nos va paulatinamente vaciando como seres humanos. Y es que esas “otras señales o símbolos”, desde su creación hasta su sutil y educacional imposición, obedecen a la mente humana y, por tanto, son limitadas, imperfectas y temporales, cuando no, perversas. Ni más ni menos como otra gran creación humana, como son las palabras, incapaces de expresar la mayoría de acontecimientos y sentimientos que acontecen en nuestra vida, a pesar de ser teóricamente su cometido. Simplemente porque la mente humana -es decir, sus pensamientos, creencias e incluso algunos “pseudo-sentimientos” que genera- es siempre cuestionable, argumentable y, lo que es peor, interpretable… según nuestra de-formación, historia o nuestro propio entorno o momento. Aún así, seguir a la mente nos otorga una cierta, falsa y peligrosa sensación de seguridad y confort…al menos no contradecimos las normas establecidas ni incomodamos a quienes nos rodean! Y por eso valoramos todos y seguimos a pie juntillas esas “otras señales”, inoculadas y que llegamos a “sentir mentalmente”…como esos rituales en el amor que rememoran un romance, mucha de la parafernalia navideña, esa “intuición” frente a un posible negocio… o ese efímero bienestar y autocomplacencia cuando estamos satisfechos por algo nimio…aunque sea porque gane nuestro equipo de futbol, porque estafemos un millón de euros o hayamos gozado durante una buena sesión de sexo sin complicaciones! Al fin y al cabo, esas “otras señales” son imágenes y símbolos creados en y por nuestra mente y de eso se alimenta nuestra personalidad o ego humano, nuestro peor enemigo. E incluso creemos que ese es el verdadero sentido de nuestra existencia! Pero, a la vez, reconozcámoslo, es la única fuente de conflicto interno y externo, así como la causa de nuestros mayores errores vitales! Las Unas… y “las otras”. Evitar ese humano engaño es posible. El propio cuerpo, mente y corazón nos lo dice en ciertos momentos de nuestra vida. Para ello, en primer lugar, hemos de sentirnos profundamente engañados por esa proyección sesgada –cuando no manipulada y/o perversa- de nuestra sesgada realidad, de nuestra propia vacía existencia y del falso sentido que guía nuestra vida. Aquí, Dios o el alma o como cada uno quiera llamarle, empieza a mandar sutiles señales. Una catástrofe natural, una enfermedad, una ruptura sentimental o cualquier otro imprevisto en nuestra relajada, lineal y alienada vida basta para ponernos en jaque y cuestionar, en primer lugar, nuestra sensación de seguridad y firmeza, para después hacernos dudar de los firmes valores y creencias que hasta ese momento nos sustentan y aparentemente dan sentido a nuestra superficial vida. Pero hemos conformado ésta aprendiendo a desoír las verdaderas señales y sustituyéndolas por esas “otras señales” que nos confunden, nos distraen, nos engañan a nosotros mismos….y, a la larga, nos hacen infelices! Así, como he mencionado, desgraciadamente confundimos “amor” por Amor, “libertad” por Libertad, “felicidad” por Felicidad, “bienestar” por Bienestar. Perdón, aviso, pongo en mayúscula lo que concierne al alma, para diferenciarlo. La diferencia entre Unas y “otras señales” es clara. Las primeras son atemporales, nos acercan realmente a nosotros mismos y, por tanto, alimentan al alma. Las “otras”, en cambio, son efímeras, alienantes, vacías y responden simplemente a nuestro ego autocomplaciente o a nuestra mente limitada y, lo peor de todo, nos alejan de nosotros mismos y, como consecuencia, de nuestra posible felicidad! Dicho de otra manera, obedecen a lo que los demás esperan de nosotros! Así, entre todos y generación tras generación, hemos creado un mundo lleno de vacíos existenciales y de falsas señales que tan solo responden al ego humano. Y luego nos quejamos de que somos infelices y/o nos sentimos insatisfechos en nuestra vida!

Las señales del alma. Se pueden creer o no en ellas, podremos explicarlas o no, pero solo las entiende el alma cuando se dan… y la mente confusa y “sus otras señales” te dejan verlas. Por eso no todo el mundo las comprende y las atiende. Es un privilegio hacerlo! Y son esas verdaderas señales del alma las que, sin duda, nos unen mágicamente a las personas, a los lugares y a los momentos de nuestra vida… ¿será el lenguaje que han escogido las almas para entenderse entre sí y sentirse parte del Universo? Nuestra propia vida está llena de estas señales, de mensajes del alma, aunque no seamos siempre y, en todo momento, capaces de verlas inmediatamente, entenderlas y, mucho menos, aceptarlas. Hay que tener el alma despierta! Señal del alma, entre otras, es lo que sentimos durante un fortuito encuentro con alguien que súbitamente llena nuestra vida; o ese silencio que pocas personas saben compartir; o esa inexplicable relajación que nos invade cuando miramos a los ojos de un ser querido o cuando contemplamos extasiados un bello paisaje; o cuando sentimos la singular grandeza de ver nacer un niño; o cuando ayudamos a alguien sin apenas conocerlo; o cuando leemos precisamente ese libro que responde a nuestras dudas. En una palabra, señal es todo aquello que, aunque en un primer momento nos sorprenda -o incluso nos asuste-, cuando lo vivimos nos reconforta nuestro yo más profundo. Cada señal y lo que sentimos con ella conforma esa sensación momentánea pero real de verdadera felicidad. Muchas veces creemos erróneamente que es por azar o les llamamos “corazonadas”. Estas señales del alma se suceden continuamente y, la suma de todas ellas -y su vivencia- es, ni más ni menos, que esa felicidad que todos buscamos y algunos intentamos llevar puesta cada día. Es posible que alguien esté pensando ahora mismo que todas esas señales se parecen demasiado a lo que sentimos cuando nos visita el amor… o el desamor. Pero ¿acaso el amor verdadero no es solo una señal de la existencia del alma?

¿La fórmula de la Felicidad? Sin duda, la fortaleza para ser uno mismo -desconectado de la mente y los sentimientos mal aprendidos- frente a los demás y el entorno, radica en una sana y estricta disciplina obedeciendo el alma, una permanente atención a las señales que sutilmente ésta nos sugiere y mucha esperanza en la vida que ésta nos propone. Eso nos hará sentir protagonistas inequívocos de nuestra propia vida y de todo lo que en ella sucede! Mientras nos sigamos sintiendo espectadores o víctimas de nuestra vida - de algo o de alguien- la vida nos tratará como si realmente lo fuéramos…y nos dará miedo vivir, pues lo que vivamos no tendrá sentido para nosotros mismos! En la vida práctica eso significa considerarnos el centro de nuestra existencia, acatar la vida tal como se nos ofrece y sin falsas expectativas, no tener nunca miedo a equivocarnos -en cuyo caso, hay que perdonarnos y aprender de los posibles errores que cometamos para aprender- y luchar por lo que sintamos profundamente, que no es otra cosa que lo que nos acerca más a nosotros mismos y, por ende, a nuestra felicidad.

Evidentemente, hacerlo no es siempre fácil ni cómodo. Pero ¿podemos desear algo más en nuestra vida? ¿Puede existir un sentido más amplio y real para ella? Para ello, debemos seguir las señales cuando aparecen, pues Dios -o como queramos llamarle- desde nuestra alma está en cada una de ellas. Y son la pista para saber que estamos en nuestro camino, en lo cierto! No debemos perder el tiempo intentando entenderlas, creerlas, justificarlas o explicarlas. Son así...y están para nosotros! Y eso da sentido a nuestra vida, una vida más grande y real…y en ella, a todo lo nuestro, la alegría, el sufrimiento… es decir, nuestra propia biografía, todo lo que sentimos, pensamos, creemos y hacemos. Y, además, nuestra alma crece enseñando a los demás esta revolucionaria fórmula para vivir la vida. Particularmente creo y siento que tenemos toda la vida para recorrer el camino y aprender la fórmula. Claro que nadie sabe cuánto durará su vida! Y eso nos obliga a aprender cuanto antes lo único realmente necesario llegar al camino, que es, simplemente darnos cuenta que desobedecer al alma y sus designios –como tantas veces hacemos, guiándonos por nuestra mente y sus esquemas, creencias y pensamientos- será, una vez más, nuestra propia perdición, nos hará volver a vivir una y mil veces los errores pasados y hará de nuestra vida algo vano, temeroso o grotesco. Esa es la primera -y única- gran lección que debemos aprender para poder empezar a vivir nuestra propia y real vida!

Pero no es oro todo lo que reluce… Al fin y al cabo, con el tiempo y la experiencia, hay que conseguir que todo lo que sintamos, pensemos, creamos y hagamos esté alineado con nuestra alma. Eso es la integridad…lo que, a la vez, nos aportará el coraje, la valentía y la visión adecuada para vivir de verdad nuestra vida!! El alma no es más que ese punto equidistante entre el corazón y la mente, luego se vale de ambas para ser ella misma! ¿Pueden el corazón o la razón garantizarnos por sí solas el equilibrio, la plenitud, el amor o la felicidad en esta vida? ¿Puede, en cambio, tan solo la voluntad, el trabajo y el tesón garantizarnos una vida así? Esa es, sin duda, la mayor falacia que nuestro utilitarista mundo ha creado para engañarnos...

Pero surgirán, aún así, momentos de duda, posibles errores, debilidades. En estas encrucijadas vitales, el corazón desbocado o la mente confusa tratarán de imponer sus propios, radicales y excluyentes criterios. Pero, con el tiempo, hay que ir aprendiendo a sumergirnos en la Fuente que todos tenemos dentro -es decir, el alma- que busca el sentido y el equilibrio entre ambos (razón y corazón) para llegar a ser como verdaderamente somos y, por tanto, llevarnos hacia nuestra felicidad. Poco a poco, con ese hábito, el alma aprenderá a manifestarse espontáneamente en cada situación de nuestra vida, sin que nos cueste esfuerzo, simplemente fluirá y nos será cada día más amigable y, a la vez, más difícil desoírla o contradecirla.

El alma simple y cotidiana. No hace mucho escribí sobre la felicidad simple. El ejemplo más claro de ello es la felicidad de un niño. Un niño es feliz cuando "se siente bien, está alegre y se siente querido!" Como adultos documentados nos empeñamos en añadir otros aderezos a ese espontáneo y sincero sentimiento infantil, como la buena salud, la estabilidad, el respeto, la madurez, la realización, la protección, la seguridad, la cordura, la autoestima y muchos otros requisitos sofisticados… quizás para enmascarar o justificar nuestra propia incapacidad de ser felices sencilla, espontánea y auténticamente, como lo es un niño. Estaríamos de acuerdo en argumentar que la felicidad de un niño es ingenua, pero la nuestra como adultos no creo que sea solo una felicidad sabia…sino una ya crónica y aplastante infelicidad consciente, muchas veces cobarde y, lo que es peor, popularmente aceptada!

¿Deberíamos, pues, aprender algo de los niños? Dejando ya el ejemplo de la felicidad simple -aunque no alejándonos demasiado de ella-, creo sinceramente que el alma necesita lo simple, lo auténtico y lo singular para ser… y para crecer. Y el alma, afortunadamente, se manifiesta también a través de esas señales simples, claras y sutiles, ni más ni menos, marcándonos así nuestro camino. Por eso son las señales quienes deben generar y justificar nuestros sentimientos, pensamientos, creencias o actos…y no al revés! ¿Por qué una persona desconocida, un paraje maravilloso o un instante concreto despierta súbitamente nuestra mayor sensibilidad, haciéndonos sentir algo de manera intensa e imprevista? ¿Por qué, frente a muchos libros, películas, situaciones o personas, algo interior nos hace optar por uno en concreto y de manera inapelable? ¿Por qué, de todas las palabras, visiones y hechos que presenciamos, hay uno que nos llama poderosamente la atención, que nos complace o se hace necesario atenderlo o perseguirlo?

El hábito sí hace al monje. Si la persona aprende a permanecer atento y libre (es decir, sin demasiados condicionamientos, pensamientos, esquemas, etc.), podrá captar cualquier señal que se le presente, que le generará un sentimiento singular asociado a la señal, que a su vez lo archivará en su repertorio de "sentimientos y vivencias", que a su vez modificará su percepción de sí mismo y de su manera de vivir la vida. En una palabra, irá creciendo! Perdón, ya sé que, a pesar de ser un proceso instantáneo, simple y automático, es un tanto difícil de explicar con palabras. A veces los ejemplos ayudan. Si alguien – aparentemente o hasta ese momento- racional, frío, impasible y calculador, un buen día observa una magnífica puesta de sol y ese buen día le sorprende y le entusiasma, estos sentimientos experimentados los incorporará como “nuevos” en su repertorio personal, archivará la "especial vivencia" y, ambos, los introducirá en el concepto que tenga de él mismo y de la vida. Por decirlo de alguna manera, si él mismo se consideraba –por tanto, actuaba- como una persona fría, racional, impasible y calculadora, a partir de esa especial vivencia se descubrirá a sí mismo como una nueva persona sensible y aficionada a admirar las puestas de sol. Esa nueva situación -y todo lo que provoca interiormente en el sujeto- es una señal, seguramente para que se dé cuenta él mismo de que es –contra todo pronóstico o como le habían hecho creer- alguien sensible y, por tanto, que puede disfrutar de momentos sensibles. Y si no intenta oponerse a ello y, encima, le resulta placentera la sensación, intentará repetirla en su nueva vida. Como dice J.M. Serrat en una canción, "el que fue feliz, busca reincidir". Y esto mismo se repetirá señal a señal, de manera constante e irrepetible (cada vivencia única le generará un sentimiento único) a lo largo de su vida, atesorando en su repertorio "nuevos" sentimientos únicos y vivencias irrepetibles, lo que irá conformando una nueva persona, cada vez más rica, diversa y proactiva en su vida.

Si mantiene esa actitud permanentemente innovadora en su vida y se aficiona, será capaz de crear un estilo personal y auténtico de vivir que, en sí mismo, dará más valor y sentido día a día a su nueva vida. Es solo una manera distinta de ver y vivir la vida! ¿Cuántas personas distintas, lugares singulares y momentos únicos visitan cada día nuestra vida sin provocar un sencillo sentimiento o sensación que nos permita recordarlos, estimularnos y, a la vez, enriquecernos? ¿Cambiaría en algo nuestra monótona, gris y rutinaria vida si aprendiéramos a verla de esta otra forma? ¿No se trata solo de un cambio en cómo vemos y vivimos nuestra propia vida? ¿Podemos cambiar cada uno el mundo que nos rodea o sencillamente se trata de verlo de otra manera? ¿Y, si lo hiciéramos todos, no cambiaríamos en sí este mundo que nos aplasta y anula? Porque huelga decir que los elementos están siempre ahí, junto a nosotros…las personas, los lugares y los momentos! Si aprendemos a vivirlos como singulares, serán nuestras señales y, en ellas, se manifestará el alma!

Way of life. Y, como he dicho antes, de esas señales hay que intentar hacer un modo de vida, un camino diferente al que estamos acostumbrados y, seguramente, nos exigen los demás…o, en muchos casos, nosotros mismos temerosos de abandonar nuestros credos, esquemas previstos, planes limitados y ajenos! Eso, supongo, que es lo único importante que debemos aprender de nuestra existencia, para lo cual tenemos la vida entera, corta o larga! Sin camino no hay destino. Y el camino es, precisamente, lo que da sentido a nuestra vida. Porque sin sentido, todo se hace difícil, incomprensible y complicado! Por eso las señales verdaderas son simples y necesarias, como el camino que marcan. Por eso están ahí…para que las vivamos! Un suspiro, un árbol, una canción, una sombra, un libro, un silencio, un hogar, etc. son elementos que, además de rodearnos, son señales inequívocas, si sabemos vivirlas como tales! Sin pensarlas, ni creerlas, ni razonarlas, ni interpretarlas, sino dejando que fluyan… pues así lo hacen, queramos o no. Obedecerlas o desestimarlas dependerá de la decisión de cada uno, o sea de nuestra libertad personal. Somos libres para decidir aceptarlas o no, pero una vez que alguien ha despertado su alma, no puede ignorarlas o renunciar a verlas. Ellas, como parte de nuestra alma y de nuestra vida, simplemente están.

Una vida con señales. Sin duda, esa manera de vivir “de señal en señal” tiene su beneficio. Una vez aprendemos a verlas y obedecerlas, es hermoso cómo la vida y el amor a ella – y, por tanto, a uno mismo- se manifiestan a través de señales concatenadas (hay quien le llama sincronismo), desterramos la casualidad o el azar y, de ese modo, todo cobra un mágico y divino sentido… cualquier lugar, momento o persona en nuestra vida o en el propio Universo! Busquemos las señales que aparecen constantemente en nuestra vida…y, si decidimos acatarlas, no temamos y confiemos en que no tienen otro fin que llevarnos a la felicidad. Para ello tienen a su servicio al mismo Cosmos! Nunca caigamos en la inútil y peligrosa tentación de supeditarlas a nuestros pensamientos, creencias, expectativas, necesidades y “sentimientos”. Las señales lo contienen todo! Incluso las respuestas veraces ante las circunstancias imprevistas, las dudas y las inquietudes que nos acucian!

Nuestras propias señales ¿compartidas? Hay quien afirma que, en determinados casos, las señales se comparten. Seguramente en más de una ocasión ciertas personas hemos compartido algunas en nuestros momentos vividos conjuntamente. Porque lo que es evidente es que las personas que comparten la afición de atender a las señales, se identifican mutuamente (¿otra señal?) y agradecen su encuentro. Así, conectan sus almas, por decirlo de una manera. Si, además, coinciden en los sentimientos que generan las señales comunes, nace el amor entre ellas…aunque después habrá que aceptarlo y trabajarlo para que perdure en el tiempo. Y llega ese mágico momento cuando lo más trascendental del amor es compartir un silencio cómplice. Pero aún así, el amor debe manifestarse día a día, seguramente con menos “te quieros” y más hechos y, sobre todo, conversando, compartiendo y disfrutando con las señales comunes. Pero demasiadas veces, quizás por sentirnos demasiado vulnerables y por miedo, adquirimos el mal hábito de silenciar esas señales comunes o simplemente las supeditamos a “lo conveniente y previsto”, es decir, a nuestros pensamientos, necesidades, creencias, deseos y sentimientos de cada momento. Precisamente son esas señales comunes, compartidas e igualmente sentidas lo que une a las personas y hace mágico –y duradero- cualquier encuentro. Y ese error tan común como humano, tiene un coste en infelicidad demasiado alto. La crónica languidez en nuestra mirada y una cierta apatía al vivir la vida cotidiana lo demuestran, aunque intentemos aparentar lo contrario. Para evitarlo, deberíamos reflexionar cómo aprovecharíamos nuestro tiempo si solo nos quedaran unas horas de vida! Seguramente atenderíamos con urgencia todas esas señales hasta entonces sutiles, irrelevantes e inequívocas que habitualmente desoímos. Estamos permanentemente tentando al destino, como si nuestra vida fuera eterna! O sencillamente, por inconsciencia o por temor, buscamos una razonable excusa para no atender las señales, aún viéndolas y sintiéndolas! Y es que las señales siempre nos sorprenden o incluso nos asustan -como todo lo que impacta realmente en el alma-, pero aparecen cómo y cuándo aparecen, sin preguntarnos, sin argumentos ni aspavientos, sin pactos previos…pero eso sí, solo y siempre que estemos realmente preparados para aceptarlas! El alma es sabia! Y lo único aparentemente malo que tienen las señales del alma es que, normalmente, cuando las desatendemos provocan sufrimiento! El alma se queja, la conciencia nos lo dice y nuestra mirada nos delata! Porque ese sí que es un sufrimiento sin sentido ¿No será nuestra afición de desoír las verdaderas señales la causa de nuestra crónica insatisfacción e infelicidad y, como consecuencia de ello, del peligroso y violento mundo que, entre todos, hemos creado?

Mis propias señales. Con los años y gracias a este afortunado descubrimiento, hoy no hago planes con mi vida, no genero expectativas y no espero que la felicidad me venga “desde fuera”! Simplemente sigo mis propias señales del alma, lucho para hacerlas realidad y disfruto compartiéndolas con quien las sigue y las necesita para vivir, como yo. Y si no lo logra a tiempo -pero lo desea- intento ayudarle…si se deja! Es un enorme privilegio tener a alguien con quien compartir las señales del alma o aprender juntos a hacerlo y vivirlas! Uno se siente un poco loco -y sólo- cuando lucha contra los elementos! De vez en cuando -eso sí- me gusta provocar al destino intentando dibujar un sueño: la próxima señal para compartir con quienes quiero. Es un sueño muy simple y, por cierto, a todo color: me basta compartir un silencio cómplice, una mirada o una sonrisa sincera con un ser amado... o que me tome dulcemente la mano sin decir nada y que eso me haga sentir en paz con mi alma!

EL PODER DEL AHORA

De nuevo en La Contra de La Vanguardia nos encontramos un artículo interesante. Habla del poder del ahora. Frecuentemente vivimos nuestro pasado y nuestro futuro... e ignoramos nuestro presente. Alimentamos nuestros recuerdos (los malos y los buenos) y esperamos al futuro. Como habitualmente afirmo, hay que volver a nuestro Yo infantil, ausente de pasado y sin expectativas sobre el futuro, para poder vivir el aquí y ahora, sentirlo intensamente, experimentarlo sin miedo y con capacidad de sorpresa. Eso, sin duda, nos aportará más confianza en nosotros mismos y en la vida, que nos aporta todo lo necesario para ser felices. Lo contrario es culparnos por lo mal vivido, condenarnos a ser como fuimos o quizás seremos y no poder vivir los acontecimientos que, día a día, la vida -y, por tanto, nuestra alma- nos aporta para hacerlo y así crecer. Aquí la entrevista.

Eckhart Tolle, maestro espiritual "VIVIMOS ATRAPADOS ENTRE EL PASADO Y EL FUTURO" La mente humana tiene un elemento muy grande de disfunción, casi de locura, basta ver la historia del siglo XX. Pero creo que estamos ante un cambio de conciencia. ¿Por qué? Recibo a diario cientos de cartas y correos de gente de todo el mundo que está experimentando esa transformación. Cuando se alcance un número crítico, veremos un cambio global. ¿Y en qué consiste ese cambio individual que será global? En tomar conciencia de que dentro de la mente hay una voz que constantemente habla: es el diálogo interior. Ruido... Dicen los psicólogos que el 98% de los pensamientos cotidianos son repeticiones de pensamientos antiguos. La mayoría de la gente se ha identificado con esa voz, cree que ella es la voz. ¿Y qué somos? El sentido de lo que soy, del yo, deriva de los pensamientos, de esa voz que me cuenta mi historia personal y las cosas con las que me identifico. Pero más allá de este yo superficial hay un yo más profundo con el que hemos perdido el contacto. ¿No somos un conjunto de vivencias y sentimientos? Nos identificamos con el pasado y nos proyectamos en el futuro. Nuestra mente busca la realización en el momento próximo: dentro de una hora, un mes o cinco años. Vivimos tratando de llegar al momento siguiente, y eso se ha convertido en un patrón mental que nos hace vivir en un estado perpetuo de insatisfacción, porque no realizamos lo más importante que hay en la vida, que es el momento presente. ¿Cómo cambiar ese patrón mental? El primer paso es tomar conciencia de que hay una voz en mi mente que es en realidad un antiguo pensamiento que se repite. El segundo paso es hacerse más consciente de nuestra relación con el momento presente; es decir, preguntarse muchas veces al día cuál es mi relación con el momento presente: ¿trato ese momento como si fuera mi amigo o mi enemigo? Entiendo. O estamos en una situación de oposición al momento presente (no me gusta donde estoy, esto no debería pasar, no me gusta lo que haces...), o simplemente lo utilizamos para llegar al momento próximo en el que me gustaría estar. Así la vida se pierde. ¿Qué hacemos? Siendo consciente, tengo el poder de elegir transformar el presente en un amigo. La vida y el momento presente son lo mismo, no aceptarlo es estar contra la vida. Pero hay trabajos que terminar, proyectos... No estoy hablando de tiempo de reloj sino de tiempo psicológico. La mente es una herramienta útil: tengo ese proyecto y le dedico un tiempo de reloj con presencia. La disfunción es proyectarse mentalmente en el futuro, pensar que quieres acabar mientras estás en ello, eso es el estrés. Le daré algunos consejos: empiece por sentir la vida dentro de su cuerpo. ¿Cómo? Cierre los ojos y pregúntese cómo puede saber si su mano todavía está ahí; entonces la atención va de la cabeza - donde normalmente reside- a la mano: sentirá una cierta vitalidad en ella. Esa energía, ese calor, puede sentirlo en el resto del cuerpo. Sentir el cuerpo puede ser un ancla para el momento presente. Basta un minuto, pero hay que hacerlo varias veces al día. ¿Sentir la vida más allá de los pensamientos? Exacto, cada vez que lo haces estás presente. Otro consejo es tomar conciencia de las percepciones sensoriales. Si quiere entrar en el momento presente, ancle parte de la atención en el cuerpo y el resto en percibir lo que le rodea. La compulsión de nombrar lo que vemos y enjuiciar desaparece. En el hacer nos perdemos. Porque el ruido mental nos controla. Otra práctica es hacer las cosas cotidianas con consciencia, cosas que hasta ahora eran un medio para llegar a un fin. Sienta el agua fría cuando se lava las manos. No pensar, percibir. Así es, introducir poco a poco presencia en la vida, darle calidad. El momento presente no es lo que sucede sino tu consciencia. Debemos introducir esa dimensión en nuestra vida y durante un tiempo la vieja consciencia vendrá y nos perderemos en ella, pero volveremos a despertarnos. ¿Y las emociones? Son una reacción del cuerpo a los pensamientos. Si la mente me dice que una situación es mala o desagradable, el cuerpo lo acepta como realidad y tengo emociones negativas. Transformamos casi toda nuestra vida en algo problemático. El sufrimiento se acumula... Los pensamientos crean emociones, emociones que a su vez refuerzan viejos dolores emocionales. Pero si estás presente, el cuerpo dolor, como yo lo llamo, no puede utilizar tus pensamientos. Sabes que sientes frustración o rabia, pero no te identificas con ello. ¿Cómo romper la distancia con los otros? Por medio de los pensamientos yo me interpreto a mí mismo, me nombro mi vida como buena o mala, defino mi existencia por medio de palabras. Yo me lo hago a mí mismo y lo hago con las otras personas, ésa es la separación que cada persona siente: la pantalla mental que surge cuando lo único que tienes son tus pensamientos.

ACEPTAR LA VIDA TAL Y COMO VIENE

La vida propone sentimientos, no solo hechos Demasiado rápido, sin avisar y asustándonos con su fortuito encuentro. Pero la vida es así, propone las cosas cuando a ella le parece que han de ser y cree que estamos preparados para aceptarlas como son. Pero no tiene en cuenta el que nuestra limitada mente lo entienda, pues propone sentimientos. Por eso las cosas que nos pasan en nuestra vida no son relevantes, sino los sentimientos que éstas provocan. Nadie me negará que un sentimiento se impone, mientras la razón se educa a partir de nuestra experiencia y el aprendizaje. La vida decide qué imponernos a cada uno en el momento preciso…aunque sea para enseñarnos a aceptarlo, a gestionarlo y tengamos el valor de luchar por ello. Ella -como nuestra alma que es su cómplice en nuestro interior- no entiende de renuncias ni de momentos adecuados. De hecho cuando nuestra mente intenta contradecir lo que nuestra alma siente y necesita, deja señal, borrando de nuestra mirada esa ilusión por ser como somos y vivir con esperanza nuestra vida. Se ensombrece el brillo de los ojos, se pierde la sinceridad de nuestra mirada y nuestro rostro refleja tan solo apatía o tristeza.

Deseducarse para saber entender Esa tristeza palpable que se observa en la mayoría de la gente por la calle, no provocada por cómo es la vida -como se afirma-, sino por negarse a vivirla realmente como es, intentándola hacer a “nuestra medida”. La vida en sí, no es buena ni mala. Es siempre positiva para nosotros pues busca necesariamente nuestra felicidad, aunque no siempre y en todo momento sepamos verlo. Si creemos firmemente en su consigna, nunca la temeremos y esperaremos con sorpresa lo que nos proponga. Si, en cambio, intentamos enmarcarla en nuestros pensamientos confusos, creemos que podremos domesticarla a nuestra conveniencia o simplemente que debemos sobrevivir a sus aparentemente macabros designios, la vida solo nos defraudará, porque no cumplirá esas falsas expectativas que hemos construido. La infelicidad que generalmente afirmamos sentir en nuestra vida es prueba del engaño. Para creer en la vida, primero será necesario deseducarse, sacarse de encima todos esos condicionantes que nos obligan a pensar y actuar como lo hacemos, equivocadamente. Eso facilitará que sepamos cómo somos realmente sin distorsiones y hará que nos queramos lo suficiente para actuar como lo sentimos y no basándonos en esquemas inflexibles y trasnochados. Después, solo atendiendo a nuestro interior ya desenmascarado, estaremos en condición de reconocer y dejar fluir a la vida. Porque en ella también se manifiesta el alma.

La vida fluye… Nadie me negará que la vida sigue su camino, a pesar nuestro. De hecho uno de los fenómenos más actuales es su permanente cambio a todos los niveles. Tanto es así que ese cambio permanente nos asusta y crea incertidumbre vital. No hay referentes externos ni esquemas del pasado que nos ayuden a entender nuestro camino. Pero no podemos parar a la vida, aunque a veces lo creamos o nos gustaría. Simplemente debemos aprender a buscar el verdadero significado en nuestro interior, lo que permitirá que sepamos gestionarla.

… y nos brinda oportunidades Si solo nos dedicáramos a atender todas las oportunidades que se presentan en la vida, ya tendríamos suficiente! Solo hay que saber y querer verlas...para luego aprovecharlas! No hablo de conformidad ni pasividad. La vida propone las cosas cuando cree que estamos preparados para recibirlas, aceptarlas y aprender con ellas. Si no creemos en ella o en nosotros mismos para “encajarlas”, solo nos asustarán! El simple paso del tiempo no siempre enseña. Los “mayores” no necesariamente saben más sobre la vida. Hay que madurar y eso no tiene una edad predeterminada para hacerse. Al fin y al cabo la vida para cada uno de nosotros es distinta, según lo que cada quien merece. Por eso no hay profesores ni alumnos en la vida. Solo existe esa capacidad –normalmente atribuible a la juventud- de dejarse sorprender por ella, ser permanentemente curioso y aprender lo que realmente nos enseña... El tiempo y la edad solo nos enseña a aceptarlo sin resignación y a saber explicarlo a quien quiere escucharlo! CUANDO EL AMOR ES NUESTRO PEOR ENEMIGO

El amor, según como se siente Indudablemente, las cosas no son como son, sino como parecen y, sobre todo, como las sentimos. Si preguntáramos a la gente de la calle que es lo que más anhelan y les preocupa, una gran mayoría afirmaría que el amor. De eso precisamente viven los visionarios, las pitonisas, los horóscopos, los predicadores. Pero el amor es un arma de doble filo. Siempre esperado y deseado cuando falta, vivido y disfrutado cuando se siente, rehuido y rechazado, cuando se teme. Porque no todo el mundo ni en cualquier momento una persona está preparada para vivir el amor. Y en fechas como hoy, día de Sant Jordi, en que se celebra el día de los enamorados en algunos lugares, cobra especial relevancia su vivencia o su carencia. Los medios de comunicación, las calles y plazas abarrotadas de gente portando libros y rosas, los puestos coloristas que inundan la calle, rememoran ese amor que todos buscamos para nuestra vida.

A quien le falta Pero el ser humano, pobre y limitado, sólo valora las cosas cuando le faltan, cuando las ha perdido. Por eso, en fechas especiales como hoy, el que sufre la pena del desamor, sólo ve amor en el ambiente, en las cientos de parejas que cogidas de la mano comparten el paseo, en esas rosas que se reciben con una sonrisa. Y le duele, le duelen todas esas imágenes retenidas en su pupila que no hacen más que engrandecer su tristeza, su soledad sin la persona amada…porque no existe o simplemente porque no está junto a ella.

A quien lo teme Pero también hay personas que celebran que el amor no invada su vida. Son las personas que por su historia, por sus malas vivencias, rehúyen ese amor que un día quizás les hizo sufrir demasiado. No lo niegan, porque el deseo de amar es universal y atemporal, pero temen vivirlo de nuevo. ¿No es curioso que lo más buscado y anhelado por todo el mundo sea, a la vez, lo más temido? Y es que hay personas que han sufrido demasiado por amor, por eso también les duele, lo temen en el interior de su corazón. Para ellos, un día como hoy, también se convierte en una desdicha. Por no poder vivir ese amor que necesitan y, a la vez, por no tener el valor de hacerlo.

Revisar nuestro concepto de amor Seguramente, esas personas deberían revisar a qué llamaron amor en sus vidas pasadas, si éste fue verdadero y correspondido. En la mayoría de los casos, si fuéramos honestos con nosotros mismos, deberíamos admitir que no era amor verdadero ni correspondido. Tal vez se trataba de una idea romántica convertida en un estilo de vida hecho de gestos y momentos aprendidos, pero no sentidos. Gestos y momentos reiteradamente repetidos y aprendidos en películas, novelas, series y en ese inconsciente colectivo que la sociedad impone. Y, desgraciadamente, cuando el amor se va, se echan de menos esos gestos y esos momentos, y no necesariamente el sentimiento que traen consigo. Simplemente, porque en muchos casos, no existe. Lloramos por la ruptura de hábitos más que por el sentimiento truncado. Y eso, de nuevo, es retenido en nuestra memoria, como vivencia ingrata, como miedo irrazonable al sentimiento.

Aprender a buscarlo, vivirlo y compartirlo Claro está, el amor hay que aprender a buscarlo, vivirlo y compartirlo. La búsqueda, muchas veces responde a unos cánones establecidos de persona, fundamentados en un erróneo concepto de la vida y del amor; vivirlo entraña conocerse a sí mismo y saber qué expectativas tiene uno con respecto a la vida, al amor y la felicidad; compartirlo requiere, igualmente conocer al ser amado, con todas sus capacidades y sus limitaciones, ayudarle a crecer como persona y, a partir de ahí, crear los hábitos y gestos suficientes para renovarlo cada día y no caer en la nefasta rutina; y eso no siempre es fácil ni posible. Necesita mucha tolerancia, capacidad de sorpresa, flexibilidad para qué sea viable a través del tiempo, pues la vida y las personas estamos expuestos a continuos cambios.

Los cambios a veces rompen el equilibrio Cualquier persona debe crecer a diario, evolucionar y eso implica cambios en sus sentimientos, en sus ideas, en sus opiniones, en sus expectativas, etc. Y, vividos en pareja, esos cambios deben ser entendidos, aceptados y, a ser posible, correspondidos por el ser amado. Normalmente es la falta de uno de esos tres requerimientos lo que dificulta una relación. Basta un leve desequilibrio o simplemente un desencaje entre ambas personas de la pareja, para precipitar los problemas. Si se trata de algo temporal o efímero, el conflicto puede desaparecer con el tiempo, aunque esto exige tolerancia y esfuerzo por ambas partes. Pero en muchos otros casos, ese desequilibrio o desencaje, evidencia carencias más profundas, divergencias existenciales, de difícil solución. Porque actualmente las personas ya no se guían por valores como la abnegación, la sumisión o el perdón incondicional, lo que hizo antaño que pervivieran muchas relaciones. Hoy, la exigencia de la felicidad, del derecho a ser y a sentir, es personal e incuestionable, tanto para el hombre como para la mujer. Ya no hay un problema de tolerancia, de respeto, de sumisión consentida y unilateral, sino que prevalece el derecho a ser uno mismo. Eso tal vez dificulta a priori las relaciones de pareja. Pero si éstas están -como debe ser- fundamentadas en el sentimiento del amor compartido, los cambios serán retos y oportunidades también compartidos y nunca podrán soportar un desequilibrio entre los dos integrantes, sencillamente porque el amor exige crecimiento personal de ambos.

Fechas señaladas En fechas señaladas como el día de los enamorados, la Navidad o similares, se hace patente una vez más la necesidad de identificar, revisar, actualizar nuestros conceptos vinculados con esos sentimientos que en estas fechas nuestra sociedad promociona y airea frívolamente. Esperadas por unos, desvirtuadas por muchos o sufridas por otros, estas fechas evidencian lo bien o mal que gestionamos nuestros propios sentimientos y, por tanto, nuestra propia percepción de la vida, de nuestra vida. Y de esa percepción nace nuestra capacidad o incapacidad de ser realmente felices. EL CAMINO SE HACE DÍA A DÍA

Hace un par de días conversaba con una amiga sobre la vida. Era una cálida noche de verano, estábamos sentados plácidamente en la playa, frente a un mar plomizo y bajo un inmenso y oscuro cielo poblado de estrellas... el mejor escenario para hablar sobre nuestra vida y, a la vez, relativizar nuestra minúscula existencia frente al Cosmos que nos rodea. Porque en la propia vida hay un tanto de magia y otro tanto de divino!

El destino y su camino... Insistí en la necesidad de buscar nuestro destino, simplemente para entender el verdadero sentido de nuestro camino... plagado de cruces alternativos, zonas difíciles, llanos, en los que uno puede disfrutar del paisaje, fuertes pendientes que nos parecen interminables... Pero una cosa es conocer el destino y otra bien distinta es intentar trazar previamente el camino que nos lleve a él. El destino nos dirige a nosotros mismos, lo que significa simplemente cuestionar nuestra vida pasada y tener la voluntad de no volver a vivir negándonos a nosotros mismos. El camino, en cambio, es algo que irá surgiendo a nuestro paso, pues la propia vida -conociendo nuestro destino a través del alma- nos brindará las oportunidades -agradables o desagradables... pero todas necesarias y con lección incluida- para llegar a él.

Todo cuadra! Como hemos comentado, el destino nos lleva a nosotros mismos y eso exige querernos lo suficiente para considerarnos el mejor -y seguramente único- premio. Claro que en el camino nos encontraremos momentos, lugares y personas que nos iluminarán el trayecto. Algunas personas - quizás la mayoría- nos demostrarán que no tienen siquiera destino conocido; otras, una manera alternativa de andar nuestro mismo camino; algunas otras, en cambio, con su ejemplo nos propondrán un sendero más corto hacia nuestro mismo destino. Pero cada momento, cada lugar y cada persona que nos cruzamos en nuestra vida tiene la mágica consigna de configurar nuestro propio camino. Y eso exige estar atentos, vivir la vida con la suficiente curiosidad y capacidad de sorpresa, sentir intensamente cada instante y saber ver el aprendizaje que cada situación brinda. No hay más, así de simple es la vida! Seguramente la clave está en sentir y no pensar ni planificar... y eso, casi siempre, exige valentía y coraje! Luego será nuestra libertad -que no es más que la ausencia de condicionamientos internos/externos y esquemas del pasado- la que nos permitirá elegir el camino más adecuado hacia nuestro unívoco y sagrado Destino.

Y la felicidad, ¿dónde entra en todo esto? Algunas veces me han preguntado qué es la Felicidad. Durante demasiados años mi afición era acumular -y, desgraciadamente, padecer- las vivencias necesarias para llegar a saber qué no es la Felicidad! Pero hoy me atrevo a responder con firmeza que la Felicidad es conocer el propio destino, apostar decididamente por él, aceptar con confianza -luego, sin temor- lo que nos aporta la vida en cada instante, sentirlo intensamente y tener la libertad suficiente para elegir nuestro propio camino. Lo que no deja de ser un maravilloso reto y el verdadero sentido de nuestra existencia!

Una historia clásica e ilustrativa sobre la vida y cómo llegar a entenderla.

Un chico se fue de su casa para estudiar con un reputado maestro. Al llegar conversaron: - ¿Cuánto tardaré en ser tan sabio como tú? - Cinco años- le contestó el maestro. - Eso es mucho tiempo- replicó el muchacho. - ¿Y si trabajo el doble? - Entonces tardarás diez! - contestó de nuevo el maestro. - Eso es demasiado tiempo! ¿Y si estudio también por las noches? - Quince años! - No lo comprendo -dijo el muchacho- cada vez que prometo dedicar más energías y tiempo tú me dices que tardaré más en lograr mi objetivo ¿por qué? - La respuesta es muy sencilla -le contestó pausadamente el maestro- Si tienes un ojo puesto en el destino que esperas alcanzar, solo te queda otro para que te guíe en el viaje!

Y es que, en nuestra vida, hay que tener paciencia y vivir en la conciencia de que todo lo que buscamos cada uno de nosotros llegará tarde o temprano... si estamos preparados para ello. La suerte no es más que la suma de preparación y oportunidad!

EL INCIERTO ENTORNO NUESTRO DE CADA DÍA

Hoy en día, quien más y quien menos, se halla inmerso en un entorno que, en ciertos momentos, le resulta, cuanto menos, ajeno, difícil e incluso agresivo a su persona. Por eso el entorno debemos saber entenderlo y gestionarlo pues no es completamente ajeno a nuestra vida. No “dominar” nuestro entorno nos hace sentir “a precario” ante los acontecimientos que día a día suceden a nuestro alrededor. Entorno cercano y entorno lejano Estaremos de acuerdo que existen diferentes ámbitos en ese entorno, unos en los que podemos actuar e incluso cambiar y otros, en cambio, que exceden nuestro campo de actuación. De menos a más, podríamos afirmar que existe un ámbito inmediato, el personal y el familiar que, en cierta manera depende directamente de nosotros; en el siguiente renglón nos hallaríamos el ámbito social y profesional, en el que nuestra actuación está condicionada por factores externos que no siempre son fáciles de gestionar; y un tercero, el más global, que está compuesto por elementos “del mundo”, como la sociedad en general, la política, la cultura, la economía, entre otros, en los que difícilmente nuestra actuación personal tendrá incidencia. En cualquier caso y aceptando lo anteriormente comentado, para lograr el equilibrio el ser humano necesita tenerlos todos presentes y, en cierta manera, interiorizados para evitar la incertidumbre.

Sus efectos inmediatos… El efecto más evidente de esa falta de interiorización es el ya crónico sentimiento de abatimiento, de stress, de apatía, de desencanto de la persona que, día a día, ve minado su optimismo y su energía para vivir la vida. Aún así habrá que reconocer que el ser humano, con su enorme capacidad de adaptación al medio, con el tiempo y la edad ha aprendido a sobrellevar ese sentimiento e incluso se apoya en afirmaciones como “es lo que hay”, no sin una cierta dosis de resignación. Cualquier persona aceptará que, en el transcurso de su vida, va “deshinchándose” y percibiendo cómo la vida “se le echa encima” día a día y considera que “no sentirse del todo mal” es a lo máximo a que puede aspirar, dadas las circunstancias actuales del mundo y de nuestra vida. Incluso para llegar a ese “statu quo” la persona debe tener una firmeza incuestionable ante tantos pequeños acontecimientos que hora a hora nos sorprenden: noticias negativas, catástrofes naturales, cambios drásticos e inoportunos en su propia vida o la de los que le rodean… un sinfín de “inputs” que, poco a poco, van minando –y degradando- su valoración y percepción del mundo…y de su vida.

Sus efectos difusos A nivel global, esta paulatina degradación tiene síntomas sociales preocupantes, pues marcan una tendencia cuanto menos peligrosa, como el aumento de violencia gratuita (como la doméstica, el moving profesional o el bulling escolar), la preocupante y clara falta de ética en los negocios, la imparable relajación de ciertas costumbres y usos sociales y personales, como el consumo de drogas, tendencias perniciosas como el pederastia, etc.… Aunque habrá quien cuestione si estos síntomas siempre han existido y hoy, en la sociedad de la información, estamos simplemente más enterados de todos ellos. Es posible que así sea, no obstante lo verdaderamente importante no es si es o no un fenómeno más frecuente y generalizable, si no el impacto que produce esta mayor información negativa en cada uno de nosotros. Evidentemente también habría que diferenciar ese impacto según el perfil del afectado: no es lo mismo como incide en la mente de un adulto, que en la de un niño de corta edad.

El ser humano se adapta a –casi- todo Uno de los recursos inconscientes que utiliza el ser humano es la “abstracción” o, dicho de otra forma, la “enajenación” del estímulo hasta que provoque la máxima indiferencia posible, es decir, que no le afecte personalmente. Así, se dan dos tipos de estímulos y nuestra percepción –y consecuentemente actuación- es diferente según su tipología: los que percibimos como “ajenos y distantes” y los que nos afectan a nosotros “personal y directamente”. Aunque esa clasificación es, a priori, premeditada e incorrecta, nos ayuda a gestionar nuestra ya crónica incertidumbre vital, al menos temporalmente. Y aunque no voy a extenderme en sus más claras consecuencias, citaré la progresiva individualización, el hedonismo, la falta de solidaridad y tolerancia, etc. como fenómenos de alguna manera fruto de esta “doble moral” existente.

Algo lejano ayer, hoy cercano Como muestra un botón. El desgraciadamente actual tema del medio ambiente y su clara degradación es, seguramente, un ejemplo válido y vigente: Durante muchos años la paulatina destrucción del entorno natural era un tema “menor” que dependía –según una cómoda e irresponsable manera de verlo- de instituciones, empresas y de la clase política. Era, por decirlo de una manera, algo “ajeno y distante”, seguramente fundamentado en que no llegaría a afectarnos personalmente a nosotros ni a nuestros descendientes inmediatos. Pero hoy, demostrado y cuantificado ya por los científicos, este peligroso fenómeno tiene un horizonte de menos de medio siglo para manifestar sus primeros efectos en nuestra supervivencia, o sea, por decirlo de alguna manera, afectará ya a nuestros hijos que hoy tienen una corta edad. Entonces pasa a ser un tema “personal e intransferible”…

¿Todo, bajo control? En el terreno de lo “personal”, evidentemente, hay numerosos ejemplos: el fallecimiento de un familiar o conocido, la súbita pérdida de empleo, un divorcio, una enfermedad incurable, etc. Estos fenómenos, cada día más frecuentes, forman ya parte de nuestro escenario cotidiano y, como tales, creemos tener la capacidad de gestionarlos mental y emocionalmente. Es posible que, por cercanos y probables, así sea…pero en la gran mayoría de casos nos siguen cogiendo desprevenidos y desequilibran nuestra percepción interna de la vida. Basta observar las caras de desasosiego –cuando no temor- de las personas que acuden a un entierro de un hasta ahora joven y exitoso ejecutivo. En el mejor de los casos, cada uno de los asistentes pensarán que el día siguiente podría tratarse de su propio entierro! Supongo que esos síntomas, en la mayoría de los casos, son además consecuencias: la desmesurada exigencia y/o intransigencia con la pareja pretende compensar la falta de coherencia o meritocracia profesional, lo cual seguramente provoca divorcios, maltrato doméstico, desatención de los hijos, etc. Es un pez que se muerde la cola! Eso evidencia que, aunque creamos lo contrario, una gran mayoría de personas no tienen asimilados ni interiorizados esos fenómenos “cotidianos” que sacuden de vez en cuando nuestra -¿tranquila?- existencia! Domesticar la vida! La solución está en nuestro interior. Si nos conocemos, identificamos los sentimientos que provoca cada circunstancia o estímulo, si aprendemos a admitir y/o modificar esos sentimientos, si determinamos cómo son –o deberían ser- nuestras relaciones con nuestros diferentes entornos…en una palabra, si supiéramos quién realmente somos, cómo sentimos y actuamos en cada momento y, con todo ello, supiéramos hacia donde vamos, nuestra vida sería completamente diferente! Porque ésta puede seguir siendo un caballo desbocado y sin control…o bien podemos sentirnos expertos jinetes y domesticarla a nuestro gusto!

ETAPAS DEL AUTODESPERTAR

Las 7 Etapas del Autodespertar:

1. “Vivir una mentira”. Es el nivel más bajo de conciencia en el que se encuentra una persona, normalmente la mayoría de los habitantes del planeta….y muchos en la mayor parte de su vida. Los que se encuentran en esta etapa no tienen conexión alguna con la realidad. Compiten unos con otros, no se apoyan mutuamente, acaparan y se apoderan de las cosas porque tienen miedo. Es una etapa de “autotraición”, pues olvidamos nuestra naturaleza original y adoptamos las creencias, los valores y los comportamientos del mundo que nos rodea. La obligación del ser humano no es el autoperfeccionamiento, sino el autorecuerdo, para recuperar el estado del ser y el poder auténtico que perdimos al entrar en este mundo lleno de temores. “Vemos el mundo no como es sino como somos nosotros”. Una pregunta importante: ¿qué cosas no seguiré tolerando en mi vida? Una posible respuesta: “no seguiré traicionándome a mí mismo y viviendo una vida que no es mía”. 2. “El punto de elección”. La oportunidad de elegir entre seguir viviendo como hemos vivido siempre, resignándonos así a una vida infeliz y mediocre, o subir a nuestra vida más grande, que es tener el valor de vivir nuestra propia vida. “El alma preferiría fracasar en su propia vida que triunfar en la vida de otra persona”. A veces se llega a este punto tras un sufrimiento intenso, como la pérdida de un ser querido, una enfermedad, una crisis de cualquier tipo; otras veces, simplemente aflora porque la persona está preparada para subir un nivel y ha hecho el trabajo interior preliminar que se requiere. Requiere tomar la verdadera decisión de avanzar con confianza hasta llegar a la vida auténtica o bien retroceder a la vida pasada. La forma de responder cada uno influirá mucho en la forma en que se desarrolle el resto de la vida. “Las lágrimas más amargas (…) son por palabras que no se dijeron y actos que no se hicieron” (H. Beecher). Hay que hacer todo lo posible por perseguir la vida más grande y aceptar lo que se recibe con el corazón feliz y la certidumbre total de que es lo que la Naturaleza ha destinado para cada uno. El Punto de Elección se cruza con la senda que llevamos de forma natural, solo hay que abrir los ojos para verlo. En este punto siempre hay algún tipo de sacrificio, pues no se obtiene nada bueno sin él. Hay que aventurarse a cruzar las fronteras desconocidas de la vida más elevada. Seguramente la única decisión que hay que tomar en este estado es “no volver a vivir como se ha estado viviendo, pases lo que pase”. Y esta decisión puede tomar solo un instante. Lo que tal vez requiere meses o años es mantener esa decisión.

3. “Conciencia de Maravilla y Posibilidad”. Empezar a ver con ojos nuevos que “el mundo quiere que ganes y que es un lugar de gran abundancia, oportunidad y majestad, que las personas son buenas y si hacen cosas malas es por el daño que les ha causado su vida”. Se debe separar lo que son las personas de su comportamiento. Se adquiere conciencia íntima de tu mejor Yo. Pero cuando despertamos y decidimos ver nuestra vida desde la verdad, afloran los temores y debemos afrontarlos. Si los negamos, siguen saboteando secretamente nuestra vida y empujándonos a huir de nuestros sueños. Las cosas a las que opongamos resistencia persistirán. Si los conocemos, nos damos cuenta de que son mucho más pequeños y se desvanecen al salir a la luz. En esta fase estamos preparados para jugar con la posibilidad y en ella se reflexiona sobre los valores, las creencias y los comportamientos, prescindiendo de lo que piensan los demás. Se empieza a ver la Verdad, se deja lo conocido y se entra en lo desconocido, un lugar de incertidumbre y misterio…y eso asusta porque no es nuestro “medio natural”. Pero solo en el reino de lo desconocido viven las posibilidades nuevas. Se necesita andar hacia los temores y estar dispuesto a ir hacia lugares nuevos para crecer como persona y descubrir los tesoros del ser humano. Se experimentan sentimientos en un nivel completamente nuevo…mucha más felicidad, pero también más dolor y tristeza por habernos negado en nuestra vida pasada a vivir los sueños. Pero una vez procesada esta tristeza, se empieza a sentir más amor por lo que nos rodean… y por nosotros mismos. El ritmo del sincronismo en la vida se acelera y cuanto más valor tengamos para vivir lo que el Universo quiere que vivamos, más bendiciones nos enviará.

4. “Instrucción de los Maestros”. El buscador suele empezar a buscar varios maestros y explorar nuevas sendas diferentes para llegar al saber. Se tiene sed de respuestas y curación. Es un periodo muy confuso, pues cuesta asimilar mucha información en un periodo corto de tiempo…pero la confusión siempre crea claridad con el tiempo y llega un momento que el nuevo saber se integra en tu comprensión.

5. “Transformación y Renacimiento”. Tu Yo más grande empieza a presentarse diariamente y todo el mundo empieza a cambiar. Es una etapa muy difícil, pero una de las más inolvidables de la vida. El cambio no siempre es fácil, pero los beneficios que se reciben en este proceso serán útiles durante el resto de nuestra vida.

6. “El Juicio”. Este proceso tiene dos objetivos: el primero, asegurarse que el buscador está aprendiendo todas las lecciones que debía aprender y, en segundo lugar, comprobar hasta qué punto desea el premio. Muchas personas se retiran en este momento, aunque de haber persistido un poco más habrían encontrado su don más grande. 7.“El Gran Despertar del Yo”. Estado al que pocos llegan. La iluminación. Nos convertimos en todas las cosas que reflejan nuestra naturaleza original: valientes, inocentes, infinitamente sabios, de un potencial ilimitado y amor puro. Todo es luz, no hay sombras. Se llega a esta etapa si estamos dispuestos y nos entregamos a ello.

“Descubre tu destino con el monje que vendió su Ferrari”, Robin S. Sharma

SEXO CON AMOR, ¿POR QUÉ NO?

A estas alturas de la vida y del siglo XXI, el sexo -para bien o para mal- ha dejado de ser un tema tabú. Al menos "sobre papel". De hecho, hablar de sexo sigue provocando en según quien un cierto reparo. No niego que los más jóvenes, fruto de una mentalidad y una educación más abierta y tolerante, lo aborden –a al menos lo aparenta- desde una perspectiva más amplia y humana, sin las connotaciones negativas y dogmáticas-oscurantistas que antes se le daba.

No obstante, hablar de sexo es siempre un tema privado que debe tratarse únicamente desde la perspectiva personal. La sociedad actual, sin duda más permisiva, ha desempolvado la "caja de los truenos" y airea en cuanto pueden asuntos relativos al sexo, según mi parecer, haciendo gala de una cierta trivialidad. Se ha pasado de prohibirlo, a fomentarlo abiertamente como si fuera la panacea de nuestra existencia. No niego que en épocas anteriores, el excesivo dogmatismo y cerrazón mental en ese tema propiciara actitudes cuestionables, cuando no, comportamientos un tanto arriesgados e incluso peligrosos en torno a él. Lo clandestino alienta la incertidumbre, la trasgresión y el afán por lo prohibido. Eso ha propiciado, lamentablemente, muchas generaciones de personas handicapadas en ese tema. En el transcurso de los años los asuntos referentes al sexo tomaron otros derroteros, más naturales, más razonables y, en cierta medida, más humanos. Se le despojó del irrazonable y desmedido tabú. Desde la prohibición anterior hasta la liberación actual, se dan una serie de matices. Yo diría que en este momento, en el que coexisten generaciones educadas tradicionalmente y nuevas generaciones que han ya desmitificado el sexo, es un tema aún recurrente y, según mi opinión, privativo de cada persona, nunca superficialmente público. Según la educación, la cultura, la experiencia, cada uno otorga un papel determinado y concreto al sexo. Para unos, no deja de ser una manera de expresar sentimientos o afinidades personales; para otros, en cambio, sigue exigiendo un contexto de pareja; para otros, es un simple ejercicio físico y saludable para compartir con otra persona y liberarse de las tensiones.

Exige respeto, libertad y privacidad Cada quien tiene su manera de interpretarlo y creo que el respeto y la libertad deben ser las que marquen los límites. El respeto a uno mismo y el respeto al otro con quien lo compartimos. Desde mi punto de vista, marcados esos límites que cada uno quiera ponerle y consensue previamente con su compañero o compañera, ambos deberían ser suficientemente maduros y libres para practicarlo como quieran. El problema radica cuando una de las personas implicadas intenta imponer un criterio personal, desoyendo el de la otra persona. Como relación compartida - como he dicho antes- exige compartir objetivos, contexto del tipo de relación y límites. Y ese es el gran peligro. Muchas veces, en una época actual que propicia el sexo tan sólo basándose en "revolución hormonal", el sexo se convierte en un arma arrojadiza. Para unos no tiene mayor trascendencia ni exige compromiso alguno entre los contendientes; para otros el sexo requiere de una relación afectuosa mínima y necesaria; para otros es una muestra de afecto más en la pareja formalmente establecida. En cualquier caso, como en cualquier otra relación humana, debe imperar el sentido común y el respeto. Ambos implicados deben "jugar al mismo juego", sea cual sea éste. Precisamente porque el peligro en toda relación humana, y más concretamente en el sexo, es no tener el mismo objetivo o confundir el medio con un fin. Alguien dijo que "la mujer da sexo por amor, mientras el hombre da amor a cambio de sexo". Aunque esa afirmación popular me parece demasiado reduccionista, superficial y estereotipada... algo de razón tiene ¿o tuvo en su día?

¿Con amor o solo afecto? Para mí, en todo caso, el sexo exige voluntad, afecto y atracción –y mejor, además, comprensión- y, por qué no, pasión. Como me han comentado en algunas ocasiones, quizás la mía es una visión poco masculina! Seguramente a alguien le bastará uno de estos elementos. Ni qué decir tiene que la sociedad actual promociona la pasión como único y necesario motivo, cuando no su efecto "terapéutico" como liberador de tensiones físicas y/o sexuales. Creo que eso es banalizar y ningunear al sexo, considerándolo simplemente como instinto. Y sin ser falso del todo, creo que le despoja de su encanto, de su humanidad y, por qué no, de su magia entre dos seres humanos en toda su amplitud. Me olvidaba algo. He mencionado afecto en lugar de amor. Lo he hecho expresamente. Creo que el amor es fruto de la voluntad, el trabajo conjunto y el tiempo, por lo que es un sentimiento ya consolidado. El afecto, en cambio, siendo integrante necesario del amor, es en gran medida fruto del momento y del amor incipiente. Considerar al amor como integrante necesario del sexo es limitar a éste en un contexto y un momento determinado. El afecto, en cambio, no presupone una relación estable ni tan siquiera posible, pero sí un sentimiento mutuo entre ambas personas, posiblemente precursor del amor. Simplemente porque el sexo es una de las maneras de expresar un amor incipiente. Evidentemente, debemos admitir que el sexo, en todos sentidos, es mejor y más pleno con amor que con, simplemente, afecto, emocionalmente hablando, claro está. Porque el sexo, en este sentido, puede ser una de las antesalas del amor, no necesariamente su condición ni su contrapartida!

¿Muestra de destreza, técnica personal e intransferible y atracción química mutua entre dos personas? Supongo que alguien encontrara argumentos científicos o intelectuales para argumentar o rebatir este planteamiento. Y no seré yo quien le dé o le quite su razón para considerarlo como lo considere. Simplemente apelaría a la diferencia que existe en practicar el sexo con los tres elementos -voluntad, afecto y pasión- y hacerlo sólo por necesidad fisiológica o por pasión hormonal. Evidentemente doy por supuesta la voluntad mutua de los implicados, así como el respeto y el consenso previo. Pero pocos me negarán que esa diferencia cualitativa de implicarse afectuosamente con otra persona a través del sexo cobra su sentido y obtiene su recompensa. Sin afecto, el sexo no deja de ser una muestra de destreza, técnica personal e intransferible y atracción química mutua entre dos personas desconocidas, donde cada una busca simplemente ser el vencedor. Con afecto, en cambio, el sexo se convierte en una manifestación más de sentimientos y/o sensaciones entre dos personas que se dan y se entregan mutuamente. Quizás es una diferencia sutil, pero humanamente importante. Con afecto desaparece el rol excesivamente tecnicista y mecánico, apareciendo en su lugar la empatía, el interés por procurar nuestro placer y el de nuestro compañero/a a través de una fórmula humana de fusionarnos con él/ella. Serrat dice en una canción "y después de amar, te amé". Creo que esa frase resume esa sutil diferencia. El sexo como simple "intercambio de fluidos" no tiene más objetivo que el placer... propio! En el sexo con afecto, "existe el otro" y en algunos momentos puede ser incluso más importante que nosotros mismos en la pasional contienda. Nos interesa su placer, transmitirle y que entienda nuestro afecto, lo que sentimos por esa otra persona, lo que esa persona manifiesta sentir por nosotros. Eso es, sin duda, amar después de amar. Más allá del cigarrillo “post” (hoy en día, política y legalmente incorrecto) y esa presunta somnolencia! Ese sentimiento de fusión, de proximidad, de complicidad, etc. otorgan al sexo un carácter especial, mágico. No hace demasiado tiempo alguien amado, al poco tiempo de conocernos, me dijo "tú nunca f… (con perdón, obviaré la palabra) conmigo, haremos el amor". Más que una razón terminológica, es una afirmación emocional contundente y clara, sin discusión... y reconozco que no sólo me sorprendió gratamente, sino que sinceramente se lo agradecí... y expresó lo que yo más deseaba! Convirtió lo que podía haber sido un simple juego de seducción mutua o subidón hormonal en algo tan trascendental como el amor. !

El sexo es una relación humana y, como tal, mágica Sé que alguien estará pensando que mi visión es un tanto clásica. No es así. Simplemente le otorgo al sexo la misma importancia y "magia" que a cualquier otro tipo de relación humana. He aprendido a ver así la vida y a actuar de esta manera en ella. Evidentemente, respeto otras visiones y comportamientos alternativos. Pero para mí, cualquier suceso o circunstancia en la vida de una persona siempre tiene una importancia y un significado singular para ésta. Tal vez es sólo una manera de verlo, una perspectiva diferente de vivir el día a día. Y el sexo, como no podía ser de otra manera, para mí la tiene. Sin embargo, esa visión no implica -como tradicionalmente se hacía- un exigible grado de relación con esa otra persona, ni tan siquiera una técnica personal e intransferible determinada, como lo es para muchos tecnicistas y mitómanos del sexo. Creo que el grado de afecto conveniente deben consensuarlo ambos participantes; la técnica infalible dependerá de cada persona implicada y vendrá marcada por su placer del momento y sus hábitos. Creo sinceramente que el sexo es una manifestación de afecto personal e intransferible entre dos personas concretas. Para mí no es simplemente una expresión de un instinto temporal en el que la persona es sustituida por un objeto deseado, por tanto sin su individualidad, deseo y emociones espontáneas…Pudiendo elegir ¿por qué renunciar a su singularidad y su magia?

El sexo como error Hay también otra situación paradójica en el tema del sexo. Coloquialmente se acepta que el sexo ya no es tabú y que está al alcance de cualquiera. Como hemos dicho antes, cada uno pone -e impone- sus límites. Pero lo curioso es que aún habiéndose "liberalizado" el tema, mucha gente juega al equívoco o desvirtúa su práctica. El equívoco, evidentemente, no es más que él "engaño" voluntario que algunos utilizan para obtener sexo de otra persona. Como en el dicho popular, uno simula dar afecto o amor a cambio de sexo, simplemente para tener sexo. Y eso, sin duda, a parte de un engaño, es una muestra evidente de falta del más mínimo respeto hacia la otra persona, en el extremo de incluso jugar con sus sentimientos. Nadie me negará que existen practicantes asiduos de este peligroso y poco ético juego. Otra variedad de error es quien se equivoca y busca a través del sexo la ternura y el cariño que se supone incluye siempre. Ni qué decir tiene, que dos personas que buscan sexo sin más, nunca darán ni recibirán afecto a cambio; quizás pueden llegar a simular ternura y cariño…e incluso tener ambos la sensación de "compañía" momentánea y perecedera, mientras dura. Y es que en muchas relaciones humanas, aún hay demasiada sensación de soledad… y eso nos perturba o nos da miedo. Pero como habitualmente afirmo, "dos personas solas no hacen compañía, sino soledad al cuadrado". No deja de ser un espejismo efímero para considerarse acompañado durante unos minutos…o lo que el cuerpo aguante!

Tal como es la sociedad, así es y vive su sexo Aún me sorprende ver en programas de televisión sobre el tema, como algunas prostitutas afirman tener clientes regulares con quienes no hacen otra cosa que hablar sobre su vida, sus inquietudes o sus problemas. Evidentemente la sociedad está enferma y eso provoca el desasosiego de sus habitantes... y la soledad es un signo evidente. Y en una sociedad así, que promociona el sexo como "válvula de escape" o elixir para todo, no es extraño que muchas personas acudan a su práctica para resolver otros conflictos que poco tienen que ver con el sexo ni con el placer de practicarlo. Muchos terapeutas podrían darme la razón al comprobar que tras la mayoría de presuntas disfunciones sexuales hay factores psíquicos o emocionales. En cualquier caso, el sexo como manifestación humana, recoge lamentablemente los mismos vicios y virtudes del ser humano actual, como el exceso de agresividad, la inmediatez sin esfuerzo, la dominación irrazonable, la necesaria infalibilidad y control o simplemente la sensación de soledad que hoy nos invade. Y nuestra sociedad misma inventa fórmulas de “huida hacia delante”, como el actual y lucrativo fenómeno del Tupersex, reuniones colectivas –mayormente entre femeninas- donde presuntamente se informa del sexo y, cómo no, se comercializan gadgets sexuales de todo tipo tan en boga. Los SexShops, el mencionado TuperSex o ciertas prácticas sexuales algo desmedidas (sadomasoquismo, pornografía infantil, zoofilia, etc.) tienen algo que ver en todo ello! Precisamente el sexo humano en sí tiene tanta creatividad y novedad como cada persona que lo practica desea en cada diferente momento! Será por ello quizás que el sexo, sin negar su componente divino ni procreador, debe ser algo más natural, más espontáneo, más proactivo, más sano y más humano... y, a la vez, como tal, más personal, más singular y más mágico de lo que se le considera!

El sexo infiel Otro tema recurrente en torno al sexo es la excesiva importancia que se le otorga a ciertos aspectos o consecuencias de este. No voy a referirme a prácticas poco comunes, sofisticadas o incluso de riesgo. Cada uno es libre de consensuar y practicar lo que desea y con quien desea. Me refiero a algo tan simple como la tan cacareada infidelidad. Normalmente la infidelidad es una de las causas más comunes de separación de parejas. Acepto su incidencia en la estabilidad de la pareja, a pesar de que hay quien dice que la infidelidad puede servir de incentivo para hacer renacer la pasión diluida por la cotidianidad y la rutina. Pero quería insistir en otro aspecto para mí importante desde el punto de vista humano. Considerar la infidelidad como único límite intolerable en una relación me parece erróneo y en muchos casos, incluso grotesco. Si analizamos los hechos, la infidelidad no es más que una evidente falta de respeto de uno de los integrantes de la pareja hacía la otra persona, presuntamente amada. Por eso me sorprende cuando uno/a afirma contundentemente amar a su pareja…aún cuando habitualmente es –o lo desea- serle infiel! No quiero entrar en justificaciones como momento de debilidad, o simplemente la presunta y tradicional vulnerabilidad del hombre frente a sus más bajas pasiones. Me parecen argumentos banales, falsos e inservibles en estos casos. Creo que hay que ir más allá. En casi todos los casos, la infidelidad esconde carencias de la pareja, no tanto pasionales, sino de respeto, comprensión, afecto o comunicación. Y eso, normalmente, exige a ambos integrantes intentar solucionarlos o bien, en casos extremos e irreversibles, disolver la relación. Nadie tiene por qué aguantar una relación inviable a cambio de renunciar a la plenitud o presunta felicidad. Lo que no veo correcto es "la huida hacia adelante", buscando fuera de la relación lo que nos falta en ella. Que además, no sólo suele ser sexo. Sin embargo, en muchos casos, la infidelidad no es más que el colofón de una vida común sin respeto, comprensión, afecto, comunicación, atracción, erotismo... o cualquiera de los elementos que deberían formar parte consustancial del amor. Por eso, normalmente, cuando alguien me dice que súbitamente descubrió una infidelidad de su pareja, suelo decirle que eso no pasa sin más, que suele haber algo más de fondo y que, seguramente, llevaba tiempo fraguándose en la relación. Si las personas integradas en una relación prestaran más atención a sí mismos y a la pareja en sí, a la buena marcha de ésta, si hubiera menos complacencia gratuita y ambos evitaran caer en la nefasta rutina (incluso en el sexo!), seguramente habría menos infidelidades "de hecho". Así, traspasar el invisible límite de la infidelidad sexual, no es tan importante como lo que hay realmente detrás de ella. Porque, repito, muchas veces el respeto necesario ante el ser amado se ha roto mucho antes de consumarse la infidelidad. Y en la pareja, como en la vida, no puede haber actores y espectadores, dominantes y sumisos, culpables o víctimas. Como siempre, cada uno en la pareja y en la vida juega su rol y es protagonista de lo que le pasa. Sólo hay que estar atentos y saber bien cuál es el límite de cada uno en todo lo que hace y siente.

A cada persona, su sexo Si cada persona es única e irrepetible, su sexo debería ser igual. Lejos de posicionamientos dogmáticos, normas y tecnicismos impuestos socialmente, el sexo es una manifestación humana y es –o debería ser- tan singular y creativo como lo es cada persona. Basta atender los deseos de uno mismo y los del otro sin cortapisas, sin sobreentendidos ni esquemas caducos y experimentarlos…en cada momento y tal como vienen! Entonces desaparece la rutina, los gestos aprendidos y, lo que es más importante, la falta de respeto, comprensión, afecto, comunicación y/o amor entre ambos protagonistas. Porque, además, el sexo es de las pocas actividades humanas que no admite actores y espectadores, ni maestros y aprendices! LA FELICIDAD SENCILLA

Sentirse feliz ¿Has visto alguna vez a un niño feliz? ¿Crees que le ha costado mucho trabajo sentirse así? No, seguramente le ha sorprendido una felicidad sin esfuerzo simplemente porque se siente bien, se siente querido y está contento. Así debería ser nuestra felicidad, exenta de esfuerzos inútiles, pensamientos favorables o voluntad férrea por llegar a sentirla. Sentirnos bien, sentirnos queridos y sentirnos contentos. Es algo consustancial al alma humana y que ésta busca constantemente en momentos y lugares que vivimos. Solo hay que indagar en nuestro propio corazón e identificar lo que sentimos en cada instante para saber si somos o no felices, aunque aceptando de antemano que la felicidad es un momento furtivo y no un estado perenne. Y vivirla, tal como viene, sin una idea preconcebida de cómo debería ser o cómo no. La concatenación de una serie de momentos felices configurará nuestra percepción de una vida feliz y plena. Más adelante, nuestra propia alma y experiencia vital, harán que nosotros mismos podamos crear a voluntad esos mágicos momentos!

La felicidad llega tal y como es Lo demás, una felicidad permanente basada en otros valores o bien una felicidad a costa de esfuerzo y dedicación es nuestro gran engaño y, paradójicamente, lo que nos distancia de la verdadera felicidad. Tan solo hay que saber identificar cada uno de los sentimientos que tenemos en cada instante de nuestra vida, aceptarlos y saber vivirlos sin ser víctimas de una expectativa creada, seguramente errónea y limitada por la propia mente humana. Porque muchas veces es esa felicidad artificial e inexistente y su búsqueda estéril precisamente lo que nos hace sentir infelices…

Nuestra felicidad, hoy Precisamente nuestro problema al buscar desesperadamente la felicidad es el infructuoso intento de que ésta cumpla unas condiciones determinadas, tenga un nombre propio o sea en el momento en que uno está preparado para acogerla! Son esquemas, muchas veces caducos y trasnochados, aprendidos en nuestra propia historia y que demasiadas veces no reflejan la realidad de nuestra vida en cada momento. Pero igual que los aprendimos y fijamos en nuestro comportamiento, deberíamos tener el valor de deseducarnos, borrar sus secuelas -que tanto nos dañan- y que nos impiden dejarnos sorprender por esa felicidad que en cualquier instante se nos puede presentar. Precisamente porque la felicidad, por su propia naturaleza, debe siempre sorprendernos, sobrecogernos y, por qué no admitirlo, sobrepasarnos en nuestra vida cotidiana y el inútil control que intentamos tener sobre ésta!

Llegados hasta aquí y con una cierta edad, con nuestra propia historia plagada de errores propios y ajenos, nuestra voluntad férrea por gestionarla a nuestra manera y desoyendo sistemáticamente nuestros propios designios – por tanto, los del corazón, donde la felicidad habita muy a pesar nuestro- debemos reconocer nuestra gran equivocación vital de engañarnos a nosotros mismos y el consecuente castigo de sentirnos infelices.

Hoy deberíamos intentar volver atrás, al origen y recuperar ese niño feliz que todos llevamos dentro…aunque a veces nos incomode o nos avergüence reconocerlo. Con él –y con nuestro corazón, que a tal efecto es lo mismo- hemos de aprender a valorar nuestra vida sin tener que pensarlo y, por tanto, dejarnos sorprender por ella y perder el miedo por hacerlo. Esta es la única manera de poder dedicarnos a lo realmente importante en nuestra vida, o sea reconocer cada sutil momento, cada minúsculo lugar y cada singular persona de nuestro entorno que pueden hacernos verdaderamente felices. Luego, la propia vida a través de nuestro corazón será la que, haciéndonos sentir, nos permitirá reconocer y saborear la tantas veces inesperada felicidad ofrecida y quizás, en el mejor de los casos, compartirla. El corazón tiene la única llave ¿Por qué dejar a nuestro corazón –y no a nuestra razón- la máxima responsabilidad ante la felicidad? Simplemente porque él es quien más sabe de nosotros, de nuestros sentimientos, de nuestras necesidades como persona. Él, mejor que nadie, sabe defenderse de nuestros engaños mentales, sabe hacerse respetar y sabe expresarse, aunque no siempre lo entendamos o estemos dispuestos a escucharle y obedecerle. Simplemente porque la felicidad que encontremos en los instantes de nuestra vida nunca cabrá entera en la parca y limitada mente humana. La realidad siempre supera a la ficción… y la mente solo sabe especular con ficciones o rememorar recuerdos!

LA SENSACIÓN DE LIBERTAD

La libertad, sin duda, también genera un sentimiento. Y, como tal, cada uno lo siente y vive a su manera. Pero como todos los sentimientos, si no se conocen sus motivos, sus síntomas y no se identifican bien, puede confundirse.

La libertad es la ausencia de necesidad Aún recuerdo una definición de libertad que hace ya mucho tiempo consideré acertada “la libertad es la ausencia de necesidad”. Porque esa definición da mucho juego para interpretarla. Efectivamente la libertad es esa sensación de hacer las cosas sin condicionantes que nos coarten nuestras decisiones –muchas veces solo aparentemente- voluntarias. Pero esos condicionantes no son siempre conocidos ni necesariamente externos, ajenos a nosotros. En primer lugar deberíamos analizar a dónde nos llevarán nuestras decisiones, si nos llevarán a solucionar el tema que nos angustia o bien si solo son una manera de esquivar el posible problema. Una vez definido el objetivo real y sus consecuencias, podremos eliminar –aunque nos cueste- esos elementos aparentemente perturbadores de nuestras decisiones para intentar obtener esa sensación de ser libres. Quizás creamos lograrlo. Pero, como tantas veces en nuestra vida, no siempre es posible desvincularse de todo. En nuestra vida, desgraciada o afortunadamente, hay siempre condicionantes…la familia “que nos ha tocado en suerte”, el trabajo, la misma sociedad en que vivimos y el mundo que nos rodea. Eso está ahí y siempre lo estará. Nos perturbe o nos ayude. Y no siempre podremos enajenarnos y eliminarlos de nuestra vida. Pero sí podemos, en cambio, hacer que los sintamos de diferente manera. Como siempre afirmo, las circunstancias no son ni buenas ni malas en sí mismas, sino que la importancia la otorga el sentimiento que producen en nosotros. Como muestra, basta comentar que ante una circunstancia concreta alguien puede sentirla como una amenaza, mientras que otra persona puede verla como una oportunidad o un reto. Pero esa visión poliédrica de cualquier tema en la vida se aprende. La famosa “botella medio llena o medio vacía”… Y eso es lo que realmente afecta a nuestra libertad, ese su mayor condicionante. Nosotros mismos y la manera de vivir nuestros sentimientos.

Inventario de sentimientos Para ello, más que intentar introspectiva e “intelectualmente” identificar e inventariar cada diferente circunstancia posible en nuestra vida –que aún así, afortunadamente siempre nos sorprenderá con novedades inesperadas- deberíamos identificar cada sentimiento nuestro, cuales son sus síntomas y qué estímulos lo provocan. Basta vivir la vida y estar atentos a cada sentimiento que ésta provoca para hacerlo. Solo así seremos capaces de aprender a gestionar nuestra vida, los sentimientos a través de los diferentes momentos que ella nos brinda. Solo es necesario vivir los nuevos momentos de nuestra vida con humildad, curiosidad y atención, sin prejuicios ni expectativas creadas. La consciencia de nuestros sentimientos, más allá de las hormonas que promueven, muchas veces está desvirtuada por nuestra propia historia, por la experiencia o por la educación recibida.

Un claro ejemplo Siempre pongo como ejemplo el amor, ese sentimiento universal y atemporal que todos creemos conocer bien…aunque muchas veces solo lo padecemos. El amor en la adolescencia es de una manera concreta: muchas veces responde a una tempestad de hormonas saltarinas, supone entrega total porque no perdemos nada y por ello es inapelable, irrefrenable, urgente y único…y lo vivimos como necesariamente eterno.; pero ese mismo amor, en la madurez, es diferente porque la vida también lo es: es maduro por definición y, por tanto, viable porque debe encajarse en la vida que ya vivimos, su duración ya no depende tanto del destino sino que exige una predisposición compartida y un trabajo constante día a día para protegerlo e incrementarlo…y, por tanto, podríamos incluso afirmar que es una capacidad que exige mucho corazón y algo de razón. Esa diferente visión y vivencia del amor, evidentemente, a veces trae consigo un diferente objeto amoroso, un ser amado distinto. Como vemos, un sentimiento que denominamos igual, pero que se provoca, se siente y se vive de diferente manera. De ahí la importancia de identificar los sentimientos, sus estímulos, sus síntomas y su sentido en cada momento de nuestra cambiante vida. Pero eso, muchas veces exige revisitar, cuestionar e incluso modificar nuestras creencias, nuestra emociones, nuestras opiniones y nuestros prejuicios. Y hay que tener valor para hacerlo, porque no es siempre es fácil. Y el premio, sin duda, lo vale. Vivir la vida no sólo como es…sino como somos nosotros y como algo que nos ayuda a serlo cada día más!

Claustrofobia vital Volvamos al sentimiento de libertad. Cuando uno se siente atrapado por las circunstancias y condicionantes de la vida, uno se siente impotente y, muchas veces, con miedo. Tiene la sensación de no ser protagonista de su propia vida y eso le hace sentir vulnerable frente a los sucesos que en ella se dan. La primera reacción, seguramente humana pero mal aprendida, es intentar desligarse de todo aquello que cree le perturba, todo eso que no controla y que aparentemente le crea incertidumbre. Pero evidentemente esa liberación solo podrá llevarla a cabo con esos elementos que puede eliminar de su vida. Podrá cambiar de entorno, de amistades, de trabajo, de lugar de residencia…pero no sus sentimientos perturbadores o mal vividos, que se irán repitiendo cada vez ante una nueva circunstancia vital. Eliminando lo “aparentemente accesorio”, podrá incluso tener la transitoria sensación de volver a controlar su vida, pero no pasará mucho tiempo hasta que resurja de nuevo esa sensación de impotencia, añadiendo entonces una sensación de malestar por no haber solucionado eficazmente su problema o, peor aún, esa sensación de ser, además, víctimas de nosotros mismos y de nuestros sentimientos mal gestionados… aunque seguramente culpará a la propia vida de ello. Quién no ha deseado alguna vez en su vida, cuando surgen problemas acuciantes, comprar un billete de avión solo de ida hacia cualquier lugar desconocido para empezar una nueva vida sin ataduras ni malos recuerdos. Es un sentimiento humano, pero sin sentido, erróneo y mal aprendido porque vaya donde vaya seguirá llevando consigo el problema interior…esa historia malvivida o esos sentimientos negativos que nos provocan dolor. Cambiaríamos el entorno, sus gentes, sus paisajes…pero no nuestra revolución interior, nuestra inquietud vital. Y, evidentemente, no recuperaríamos nunca nuestra sensación de libertad! La libertad no es más que, siendo uno realmente protagonista de su propia vida, poder escoger libremente lo que uno siente que le lleva a ser feliz!

Y quizás nos bastaría saber mirar con una cierta “distancia” el tema o dejarse ayudar por alguien capacitado para hacerlo, para ver si realmente se trata de un problema…o si, en cambio, se trata de una nueva oportunidad en la vida para acercarnos más a nosotros mismos y, como consecuencia de ello, a nuestra felicidad.

LA NOCHE MÁGICA DE SAN JUAN

Se celebra en medio mundo. Sus orígenes van más allá del cristianismo. El solsticio de verano (la noche más corta de año) es una fecha ancestralmente mágica en la que siempre se veneraba al Sol como fuente de vida y de prosperidad personal. Hay numerosos ritos asociados a esta especial noche, pero el principal es el fuego y el agua. Así se encienden miles de hogueras en la que las gentes queman sus enseres viejos, como muebles, libros antiguos, etc. Y dicen que las personas deberíamos mojarnos con el rocío de la noche para recibir limpios la nueva vida que nace con el sol de la mañana. La magia tiñe esta singular noche. Pero detrás de esos ritos y signos propios de esta singular noche, muchos de ellos buscando la fertilidad, las buenas cosechas y la desaparición de espíritus malignos en nuestra vida, hay un denominador común en todo el mundo y en toda nuestra historia. Su magia. Y en unos tiempos como los actuales, esa magia es más que nunca necesaria en nuestra vida. El hiperrealismo, la desgana, la infelicidad, la apatía y las dificultades cotidianas que cariñosamente nos brinda nuestra vida en una sociedad enferma, necesitan ser mirados con otros ojos, de otra manera. Y ahí es donde radica la necesidad de la magia, esa magia que cada uno de nosotros llevamos dentro y que, normalmente, desoímos o tememos obedecer. Yo le llamo alma, esa voz sutil e impertinente que continuamente nos juzga, nos ampara o nos sugiere una manera de vivir y sentir. Y una noche como la de San Juan no es más que un momento especial para encomendarnos a ella, pues ésta “abre el otro lado del espejo”, como algunos dicen, que no es más que mirar con unos nuevos ojos nuestra vida más concreta, más cotidiana, más próxima. Pero para ello antes debemos purificarnos lanzando a la simbólica hoguera todos nuestros malos hábitos, nuestros malos recuerdos y momentos mal vividos para luego ofrecer al naciente sol nuestra nueva y resplandeciente alma vida para que ilumine nuestra vida.

EN SEPTIEMBRE, LA RENTREÉ

Estamos en septiembre y con él llega un periodo especial, al menos en España, país que cierra por vacaciones durante el mes de agosto. Se acaban las vacaciones y con ellas se acaba el tiempo libre, el ocio…y llega la cotidianidad, la rutina y los buenos propósitos para el nuevo curso. El inicio del curso escolar parece dictar este nuevo y extraño periodo. Tal día como hoy miles de niños y jóvenes estudiantes empiezan sus clases y el hogar vuelve a la normalidad, después de unas vacaciones sin horarios, sin obligaciones laborales, etc. Tal día como hoy vuelven a respirar aliviadas las mamás, una vez han acompañado a la escuela a sus retoños en ese día tan especial para ellos. Todo vuelve a la normalidad: el trabajo, la disciplina del hogar, el trabajo doméstico… Pero, indudablemente, a esa normalidad se le añade también el estrés, las prisas, la rutina a que nos tiene acostumbrados este loco mundo. ¿He dicho acostumbrado? Quizás es un poco aventurado hablar de acostumbrados, porque en este periodo anual es cuando se dan las frecuentes depresiones post-vacacionales, como son llamadas ahora.

Nosotros y nuestro tiempo Todo parece empezar de nuevo y nuestro tiempo deberá esperar un año más para reaparecer. Siempre pienso en lo absurdo de nuestra situación. Vivimos saltando de año en año, de vacaciones en vacaciones…para ser nosotros, para vivir intensamente nuestros mejores momentos. Y luego nos extraña –y a la vez, nos asusta- que el tiempo pase demasiado deprisa… Y es que hipotecar nuestra vida plena a tan solo un mes al año es un riesgo demasiado alto, demasiado irrazonable. Transitamos el resto, es decir casi once meses, sin vivir intensamente, sin buscar sorpresas en nuestra cotidianidad viciosa y alienante. Y, lo que es peor, derrochamos toda nuestra energía positiva en un periodo vacacional de escasamente treinta días, en los que volcamos todas nuestras expectativas. Y, como suele pasar cuando alguien nos recomienda una presunta buena película, raramente se cumplen estas expectativas. Los expertos también advierten que la cercanía del periodo vacacional es cuando más separaciones y conflictos personales se dan. Porque, aparte de las hormonas exaltadas por la calidez estival, quizás este periodo es demasiado largo e intenso de relaciones con uno mismo y con los demás, básicamente la familia. ¿Demasiadas expectativas para cumplir? ¿Solo huir de la rutina… o de nosotros mismos? Generalizar siempre es un riesgo, lo sé. Pero más de uno reconocerá que cada día más la mayoría de gente aprovecha la época estival para viajar, evadirse y tener nuevas e intensas experiencias. Y, sin ser malo, muchas veces este tipo de actividades no tienen otro objetivo que desengrasar e intentar dejar atrás la rutina anual, sin más. Es como cuando alguien que trabaja muchas horas al día tiene esa desagradable sensación de salir del trabajo solo para dormir y reponer energías para el día siguiente! Particularmente creo que las vacaciones deberían ser, además de ese dejar atrás, un periodo para desintoxicarse del mundo y reencontrarse con uno mismo para poder afrontar de nuevo esta vida nuestra habitualmente demasiado vacía y sin sentido. Disponemos de tiempo suficiente para hacer ambas cosas. Viajar, disfrutar del ocio…e intentar buscar esos resortes necesarios para soportar la vida y darle un cierto sentido. Estaremos de acuerdo que viajando, practicando deportes y otras actividades de tiempo libre también se enriquece nuestra experiencia vital. Pero debemos vivirlas con ese fin…no tan solo para llenarnos nuestra agenda del verano, descargar adrenalina y poderlo explicar a nuestros amigos o compañeros de trabajo y despertar así su admiración! Cada experiencia y actividad de nuestra vida nos permite sentir y descubrir nuevas sensaciones. Y eso, sin duda, enriquece nuestra vida. Pero almacenar cientos de fotografías, tarjetas de hoteles, billetes de avión y souvenirs no debería ser lo más importante de nuestras vacaciones. Eso, muchas veces, también provoca estrés…y, en vez de cargar las pilas, las agota! Yo, llegada la rentreé, siempre pienso en lo difícil que me resulta explicar todo lo que he acumulado en mis vacaciones: sensaciones –olores, visiones, sonidos, etc.- no habituales, sentimientos nuevos hacia desconocidos lugares, momentos y personas… Es más, frecuentemente, intento memorizar –en mi memoria…y en mi corazón- esos momentos y lugares para poderlos compartir de nuevo con ciertas personas o, como mínimo, sugerirlos para que amigos míos puedan vivirlos como yo. Alguien me dijo un día que yo tenía la envidiable y extraña virtud de ver más allá en las fotografías que yo hago en mis excursiones. Tal vez es verdad…intento reflejar en cada nueva imagen esas sensaciones y sentimientos que me produce cada nuevo lugar y cada nuevo momento. Y, independientemente de la técnica fotográfica que eso requiere y que se me supone, mi única virtud es saber simplemente ver más allá de lo que nuestros ojos ven! Y qué mejor que nuevos y desconocidos paisajes para hacerlo! Pero, aparte de las cientos fotografías que hago en mi tiempo libre, esto aporta experiencias y gratos recuerdos a mi vida.

Reencuentro con uno mismo No hace falta realizar nada especial para reencontrarse con uno mismo. No es necesario –aunque a veces sí conveniente- meditar, leer libros o dedicarse a la vida contemplativa. Basta con vivir intensa y emocionalmente estos momentos de tiempo libre para conocernos fuera de nuestra pecera. Porque habitualmente habitamos en una pecera, en la que dominamos –o así lo creemos, al menos- todas nuestras reacciones, sentimientos y emociones habituales, cotidianas. Nos conocemos bien –o deberíamos- en nuestro trabajo, en nuestro hogar, con nuestras amistades de invierno…y con todos esos elementos (lugares, momentos y personas) que conforman nuestra rutina anual. Pero poco sabemos de nosotros mismos fuera, sin todo ello. Mucha gente afirma que no hay mejor manera de conocer realmente a alguien que compartiendo un viaje. Es verdad, ahí sale la persona, sin sus coartadas, sin su máscara, ese conjunto de gestos y rituales que hemos creado y utilizamos cotidianamente para nuestra vida ordinaria. Y eso, a veces, nos sorprende…nos defrauda o nos asusta. Tal vez esa sea una buena y suficiente causa para explicar esos conflictos matrimoniales, familiares y sociales que se dan en esta época estival. Y también de la depresión post-vacacional, por qué no.

Ya de vuelta a la vida real Pero el hecho es que en esta época volvemos a nuestro mundo. Y en nuestra llegada todo nos parece extraño, complejo o anodino. Y, de nuevo, nos enfrentamos con la rutina del trabajo, los deberes de todo tipo, el hogar y los horarios. Quedan atrás esos momentos con uno mismo y en nuevos lugares… y tardará un año más en repetirse ese mágico momento. Y con ellos reaparecen las máscaras, los rituales, las normas y los hábitos de nuestra vida normal. Aunque desconozco las estadísticas del tema, debo admitir que los primeros días de vuelta a la ciudad donde resido me cuesta ver y obedecer las normas de circulación…como si la anarquía se hubiera adueñado de mi mente rebelde! Bromas aparte, todo vuelve a su cauce, dejamos de hacer las cosas por placer y se impone el deber. Aún así, ante la perplejidad de esta época algo rara, los primeros días uno aún saborea un cierto tiempo de reencuentros, de nuevos proyectos y de explicar con todo lujo de detalles –y, a ser posible, provocando admiración o envidia- nuestras apasionantes vacaciones. Pero, a pesar de esto, reina una cierta apatía o desconsuelo. ¿Quizás un cierto desencanto ante nuestra vida cotidiana? Seguramente sí, algo de ello hay, aparte de reajustes hormonales con el cambio de clima y de horarios. Cambia nuestro humor, nuestro estado físico, nuestros ánimos. Hay una cierta “resistencia al cambio”, como diría algún gurú empresarial o del Coaching Y con todo ello nacen los nuevos propósitos para el “nuevo curso”! Es paradójico que muchos de nosotros –particularmente, tras casi una treintena de años después de abandonar mis estudios- sigamos rigiéndonos por el calendario escolar, tengamos o no hijos.

Los propósitos Como también suele hacerse a principios de cada nuevo año, en esta época otoñal muchos aprovechan para fijarse unos objetivos para el nuevo curso. Los hay de todo tipo: personales, como hacer ejercicio físico o aprender un idioma; profesionales, como reconciliar –al fin- la vida laboral con la personal o trabajar mejor…o menos; familiar, como ayudar más en las tareas domésticas o aprovechar mejor los fines de semana, etc. Hay tantos propósitos como personas! De ello quien mejor sabe son los gimnasios, las academias de idiomas y escuelas de negocios, los centros que organizan actividades de tiempo libre y ocio…y, por qué no admitirlo, los terapeutas y psicólogos! Pero habiendo muchos, variados y nuevos propósitos personales, un denominador común de todos ellos es su normal incumplimiento. De hecho duran un tiempo, porque el día a día, la falta de convencimiento o de voluntad verdadera nos hace abandonarlos al poco tiempo. Podríamos afirmar que la rutina nos invade. En unos casos, porque no disponemos de tiempo suficiente…pero en muchos casos porque no estamos realmente convencidos y el esfuerzo que éstos exigen pronto se distrae en otras actividades más provechosas o satisfactorias.

Empezar un nuevo proyecto personal e intransferible Particularmente no dudo que esta época de propósitos sea positiva, aunque a la hora de la verdad raramente se cumplan. Hacer nuevos propósitos implica una cierta reflexión y desenterrar algunas asignaturas –algunas eternamente- pendientes. Además, esos propósitos suelen realizarse de forma individual. Para muchos es, sin duda, su momento consigo mismo. Y eso, a veces, ya basta. Si, además, estos propósitos son del ámbito personal y alcanzables, mejor que mejor. Proponerse a saber encontrar tiempo para uno mismo, mejorar nuestra manera de vivir y sentir la vida, saber vivir nuestras relaciones humanas para que realmente nos enriquezcan, es todo un reto. Cuesta un esfuerzo, es verdad…pero no hay que pagar una matrícula como en el gimnasio o en la academia de idiomas! Seguramente este tipo de propósitos personales e intransferibles nos servirán para siempre y, en la mayoría de los casos, también nos ayudarán a no tener que esperar a las próximas –y demasiado lejanas- vacaciones para vivir intensamente e intentar ser felices. Es todo un reto, sí señor! ¿O es una locura intentar vivir bien y feliz con uno mismo y con los demás los doce meses del año? Vivir es sentir…y quizás arriesgar para ser feliz…siempre y en todo momento! LA VIDA: COMO TE VE, TE TRATA

Hay un dicho en el refranero “como te ven, te tratan”. Creo que este dicho puede también aplicársele a la vida. Seguramente cada persona es consciente de su propia vida. Aunque a veces hay que temer perderla para llegar a serlo. Es una lástima la miopía del ser humano en este sentido. Solo se valora lo que hemos perdido…el desamor nos recuerda el amor, la soledad, a la compañía. Pero el ser humano es así, qué le vamos a hacer!

Todas las vidas son verdad, según quien las viva La vida nos trata como nosotros la tratamos a ella. Si la vivimos recelosos, nos genera recelo; si vivimos engañándonos a nosotros mismos, nos engaña continuamente; si la vivimos con generosidad, nos brinda generosidad; si la vivimos con amor, nos regala amor. Frecuentemente oímos a personas que critican a la vida por ser como es. Muchas opinan que la vida nuestra actualmente no es fácil. Es verdad, pero me pregunto quién nos inculcó en algún momento de nuestra vida que tenía que ser fácil! La vida en sí, no es fácil ni difícil. Su grandeza radica precisamente en que la vida se hace a medida del que la vive. Para unos, es demasiado corta; para otros, en cambio, se hace demasiado larga y tediosa; para otros, es un mar de complicaciones y disgustos; para otros, en cambio, fluye y es maravillosamente sorprendente. Todas esas vidas son verdad, según quien las vive. Pero cualquier vida tiene una cualidad singular e irrepetible. No es algo que es o está, sino que se vive de una determinada forma y en un determinado momento. Y eso configura la percepción que tenemos cada uno de nuestra vida. Y esa percepción no es gratuita, sino depende de nuestra actitud ante ella.

¿Más vale malo conocido que bueno por conocer? Un error frente a la vida es crearse expectativas concretas, intentar programarla o controlarla. Si eso fuera posible, la vida sería predecible…y perdería toda su magia. Y es que el ser humano necesita sentirse seguro, eliminar la incertidumbre para no sentirse vulnerable frente a algo o a alguien. Y ese anhelo humano es, a la vez, lo que le limita, lo que coarta su libertad o su capacidad de sorpresa. Muchas veces estamos anclados en nuestros esquemas ya caducos y trasnochados que, aún sabiendo que no han funcionado –y la infelicidad es un claro síntoma de ello-, los perpetuamos en nuestra manera de vivir. ¿Más vale malo conocido que bueno por conocer? Es posible, sí…pero también que esta manera de vivir nos lleve a repetir una y otra vez los mismos errores. Cualquier situación o circunstancia en nuestra vida trae consigo una lección. La vida no deja de ser un test continuo de acierto-error en que ambos sirven para aprender a vivir!

Para vivirla tal como viene, debemos ir ligeros de equipaje La vida es el hoy, lo que nos sucede cada día de nuestra existencia. Lennon dijo que “la vida es todo lo que nos pasa mientras intentamos programarla”. Demasiadas veces pensamos en el ayer o en el mañana, mientras se nos escapa el hoy. Ante la vida hay que estar atentos, permanentemente alerta a sus guiños, a sus sutiles gestos, pues éstos hacen de nuestra vivencia algo apasionante. Cada minuto, cada hora, cada día son singulares e irrepetibles y en cada uno de ellos reside su magia. Como lo es una puesta de sol, el mar con su color y su oleaje o el cielo. La vida hay que aprender a vivirla sin una idea preconcebida, sin esperar que cuadre en nuestra limitada mente, sin prejuicios y sin que necesariamente cumpla los cánones establecidos. Para vivirla tal como viene debemos ir ligeros de equipaje, es decir, con capacidad de sorpresa, con curiosidad, con atención a los más mínimos detalles y con el enorme privilegio de embriagarnos con los sentimientos que ella provoca. Eso nos hace sentirnos vivos! Para ello debemos hacer renacer al niño que todos llevamos dentro y recuperar la ilusión que él muestra ante un mundo desconocido y que descubre maravillado día a día. Observa a un niño pequeño… y aprende de su mirada! Es más fácil culpar a alguien o a algo de nuestra incapacidad de decidir… Sin duda, cada uno de nosotros somos protagonistas de nuestra vida. O deberíamos serlo. Pero para ello debemos creer en nuestra propia capacidad de protagonizarla. Esto, por fácil que parezca afirmarlo –y más aún, cumplirlo- exige deseducarse y ser conscientes de nuestra responsabilidad ante ella. Y demasiadas veces culpamos a “la vida” de nuestras fortunas o infortunas, como si fuéramos simplemente espectadores de ella. Siempre habrá algún “culpable” de sus acontecimientos, ya sea el destino, el azar, el designio de algún dios que juega con nosotros o simplemente una maquiavélica conspiración cósmica que reta a nuestra inteligencia. Es más fácil culpar a alguien o a algo de nuestra incapacidad de decidir, que asumir la culpa de no hacerlo. Porque decidir siempre exige responsabilidad y entraña el riego a equivocarse. Es nuestro único compromiso con la vida! Porque la vida, breve o no, compleja o no, no permitiría que nuestro paso por ella dependiera de algo tan ajeno a nosotros como el destino, el cosmos o el azar. La vida lo más arriesgado que tiene es vivirla. La grandeza de la vida como don divino es que depende enteramente de cada uno de nosotros, sus inequívocos protagonistas.

Nuestro guía interior Para ello, poseemos un alma, que no es más que la esencia -mitad humana, mitad divina- que desde nuestro interior nos indica nuestro particular camino. Ese alma, personal e intransferible, no habita en el cerebro ni actúa según unas hormonas que reaccionan ante cada suceso de nuestra vida, como últimamente pretenden hacernos creer los científicos, absurdamente obsesionados en hacer empírico, científicamente demostrable y estadísticamente relevante cualquier ámbito humano o sobrehumano. Es posible que el alma y su particular designio provoquen ciertos síntomas psicológicos, emocionales o corporales. Pero es pretender, por ejemplo, que el motivo de la cirrosis es solo el exceso de alcohol y no las causas aparentemente ocultas que inducen a una persona a consumirlo en exceso. Una cosa son las causas y otra bien distinta los síntomas que ellas producen. El alma responde a nuestro yo interno y esa es la causa de nuestra manera de ser, de actuar y de vivir la vida. Evidentemente factores psicológicos, culturales, educacionales y de la propia experiencia desvirtúan su real sentido…y, lo que es peor, contravienen su mandato. A esto, nuestro desnaturalizado mundo lo ha llamado “estar adaptado”. Por contra, el que sigue el innato y espontáneo designio de su alma es un presunto “inadaptado”. Claro que pocos aceptan que los más adaptados a la retórica parlanchina de nuestra mente, a nuestra sociedad, a nuestras costumbres o creencias arraigadas, a nuestra incongruencia o a nuestros errores sistemáticos son generalmente seres insatisfechos e infelices con su propia vida. Y es que, contradecir lo establecido, demasiadas veces provoca miedo y casi siempre incomodidad…a los demás!

El alma configura nuestra vida Esos seres especiales o inadaptados –según quien los califique- son, precisamente, los que más se acercan a su felicidad, que no es más que ser tal como uno es, actuar como tal y, haciéndolo, sentirse satisfechos y felices. Porque esto responde al alma, sin más. Y ella no tiene otra misión que conducirnos hacia la felicidad. Para ello, es el alma y su designio quien configura nuestra vida. Corta o larga, sencilla o complicada, nuestra vida no es más que lo que nuestra alma requiere de ella. “Si naciste para martillo, del cielo te caen los clavos” decía una canción. Y así es. Si aceptamos nuestra responsabilidad y protagonismo frente a la vida, esta nos brindará lo que necesitamos. Sin más. Nos sorprenderá gratamente con momentos, escenarios y personas que inundarán de esperanza nuestra vida. Vivirla será un compromiso con nosotros mismos y con nuestra alma. Y, a la vez, configurará una determinada forma de ver y entender la vida. Y una vez que se ha abierto esta puerta al alma y uno anda ese camino iniciático, es imposible volver atrás. Pero para ello hay que tener el valor de “ver la otra cara del espejo”, de dejar fluir nuestra alma desvelando su esencia y dejar que su designio nos lleve a la felicidad verdadera…aunque esto suponga no adaptarse, negar lo comúnmente establecido o deseducarse lo suficiente para no caer en la trampa de contentarnos siendo lo que no somos, haciendo lo que no debemos hacer o incluso sintiendo lo que no sentimos. Y es que, según cómo, para la mayoría de la gente sigue siendo más fácil y cómodo no ser honesto con uno mismo, seguir engañándose y negar la realidad de la vida. Claro que después no tenemos derecho a culpar a la vida de nuestra insatisfacción e infelicidad crónica.

LOS NIÑOS…NUESTRO MEJOR ESPEJO

Qué es un hijo Es difícil hablar el tema de los hijos, pues frecuentemente se corre el riesgo de herir susceptibilidades. Cada “adulto” tiene una perspectiva diferente del rol de los hijos en su vida. Para muchas parejas es la manera de perpetuar en el tiempo la relación o un proyecto común con el ser amado. Para otras, en cambio, un hijo simplemente forma parte del “pack matrimonial”, como la casa, el automóvil y la segunda residencia. Para otras es su tormento, su solución o el precipitador de los problemas conyugales. Para algunas mujeres de hoy es un medio para realizarse, un motivo de orgullo y/o la culminación del innato instinto maternal. “Mi niño ME duerme bien”, como ironiza Alfonso Ussía en su libro “Del humor, del amor y de la ira” (Espasa Calpe, 1993). Para otras, un obstáculo más en su carrera profesional. Para algunas mujeres, lamentablemente, sus hijos son su única satisfacción personal y afectiva. Para algunos hombres, en cambio, un hijo no es más que una coartada perfecta para tener “entretenida” a su pareja. Para otros, es un ser pequeño, desconocido y molesto que desvirtúa la relación y que, desgraciadamente, descubren una vez roto su matrimonio. Para muchas personas es un modelo a esculpir con todos los sueños y frustraciones que éstas han pasado.

En cualquier caso, cada uno tiene una visión diferente de los hijos. Pero tal vez deberíamos dar una vuelta por este tema. Aparte de una prolongación de la pareja, de un alto coste económico y en paciencia, de una infortunada moneda de cambio en muchas rupturas matrimoniales…un hijo es algo muy importante en sí mismo y en nuestra vida. Como suelo afirmar frecuentemente, tener una hija ha sido sin duda el suceso más importante de mi vida. O quizás el único. Creo sinceramente que uno no puede irse de este mundo sin haber sido padre o madre… en lo posible y no a cualquier precio. Un hijo nace puro y eso alienta –o debería- el sentido de la responsabilidad de cualquier persona. Porque un hijo es para siempre! Y, paradójicamente, mientras nosotros pretendemos enseñarle de qué va la vida (aunque no siempre sabemos “de qué va” realmente y mucho menos cómo hacérselo comprender), un hijo nos enseña a volver a nuestros orígenes, es decir a la pureza y espontaneidad de nuestros sentimientos, de nuestro corazón. Por decirlo de una manera, nosotros los “intoxicamos por amor” haciéndoles ser un poco menos ellos mismos para adaptarse a nuestro mundo insalubre e irreal, mientras ellos nos enseñan a volver a ser nosotros y a volver a valorar la vida tal y como es. Un hijo es, a la vez, profesor y alumno nuestro. Querer es respetar y comprender a alguien como persona, tal como es y no como querríamos que fuera. Lo que en el caso de los hijos significa educarlos a ser más ellos mismos, potenciar sus habilidades y, evidentemente, procurarles la felicidad, que no es necesaria y solamente el bienestar económico.

Ambos, profesor y alumno Pero mientras hacemos esta innegable tarea pedagógica, debemos aprender también de ellos. Su mirada, sus gestos, sus palabras, sus acciones…siempre responden a sus sentimientos espontáneos y sinceros o a esa curiosidad por descubrir un mundo desconocido, sorprendente…pero nunca temido. Porque los niños nacen sin temores. Los temores se los inoculamos nosotros con nuestras enseñanzas…bien provistas de fracasos, incertidumbres y dudas. Para ellos, la vida es como es y como se presenta cada nuevo minuto, sin ataduras, sin disfraces, sin futuro (para un niño el tiempo no existe, siempre es hoy, ahora), o sea sin expectativas creadas. Cuántas veces mal llamamos ingenuidad a la envidiable capacidad de sorpresa de los niños! Eso les hace estar especialmente dotados para vivir y sentir la vida como viene…y no como nosotros, que la intentamos –infructuosa y dolorosamente- modular, cambiar a nuestro placer o según nuestra conveniencia del momento. Para un niño la vida fluye…mientras a nosotros esa vida imprevisible nos asusta! En este sentido más nos valdría aprender de ellos y de su presunta ingenuidad. Y, para ello, no debemos menospreciarles ni subestimarles como personas bajitas… y otorgarles la sabiduría innata que, sin duda poseen, en vez de intentar pensar que son personitas inmaduras, incapaces y con nula experiencia en la vida. Esa manera de verlos –y lo que es peor, de tratarlos- seguramente será válido para padres y madres que, o bien ellos mismos son como tratan a sus hijos o que simplemente temen a la vida e intentan acorazar a sus hijos para evitar que ésta les dañe como a ellos. Recordemos que un niño tiene el innato y envidiable poder de ver las cosas tal cual son, de ser felices así y de vivir la vida como viene. Por eso siempre afirmo que muchos padres, especialmente en épocas difíciles, deberían aprender a “aparcar su ego” y mirarse a ellos mismos o a la vida desde los ojos de su hijo.

Los niños no tienen miedo a perder…lo que nunca han tenido Los niños nunca temen perder ni que no se cumplan sus expectativas ante la vida. Esa infantil y firme manera de sentir y vivir muchas veces nos resulta demasiado sincera, peligrosa e incluso cruel con nosotros. Tal vez envidiamos o tememos esa clarividencia! Claro que a muchos mayores la realidad de la vida les parece también peligrosa o cruel….no será por casualidad! A los niños algo les gusta o no, les sirve o no, le satisface o no… sus necesidades esenciales. Aman a quien les ama, necesitan a quien les necesita, admiran a quien les admira, comprenden a quien les comprende, temen a quien les teme… Ya querríamos muchos adultos hechos y derechos tener esa firmeza ante lo que nos rodea. Desde esta perspectiva, un hijo es un medio para volver a ser más nosotros, siempre y cuando lo respetemos, lo eduquemos en la independencia y en la libertad…y no intentemos anularlo como persona a nuestra imagen y semejanza (con todos nuestros atributos y cualidades, pero también con nuestros temores, errores y sueños rotos) o lo hagamos dependiente de nosotros para sentirnos útiles. Hace tiempo un vidente supo ver en mi vida la presencia de mi entonces recién nacida hija. “Para ti significa mucho más que tu hija –afirmó- es una puerta abierta para crecer, reencontrarte y reconciliarte con tu vida pasada”. A pesar de mi escepticismo ante estos fenómenos paranormales, tenía razón. Eso es un hijo, un espejo donde descubrir nuestro Yo más oculto! Un espejo –seguramente algo condicionado genéticamente- que se estrena cada día en la vida sin más ataduras que lo que siente y que, haciéndolo, nos ayuda a ver de forma diferente nuestra propia vida. Así un hijo es mucho más que un experimento de nuestra forma de pensar y actuar, más que una coartada de algunas madres para renunciar a su propia felicidad, más que el resultado de nuestra capacidad de ejercer de padres.

Lo descubrirás en su mirada sincera Mira los ojos de un niño y en ellos verás cómo sentir, cómo vivir, cómo encajar las diferentes situaciones de nuestra vida. Identifica en su mirada su amor, su tristeza y su ilusión por todo lo que siente y vive. Piensa cuántos de estos sentimientos de niño se han quedado por el camino de tu vida o qué hechos provocan realmente esos sentimientos en ti. Seguramente verás que tienes sentimientos erróneos o mal aprendidos, que tu infelicidad muy probablemente está generada por expectativas incumplidas o que intentas evitar o manipular situaciones que simplemente forman parte de tu vida. Un niño nunca lo haría. Aprende de un niño, propio o ajeno, quiérelo de verdad tal y como son, aprende a vivir la vida como el lo hace. Y enséñale a sentirse orgulloso por ser cómo es -sin que ello cree conflictos con este mundo virtual y ajeno que nos rodea- y, sobre todo, enséñale a perseguir así su felicidad.

TRISTES REYES MAGOS

Había una vez un niño que el día de Reyes estaba triste. No tenía regalos como los demás niños, con los que jugar. Había nacido en una familia que nunca supo revivir la Navidad y apenas adornaban el hogar ni se hacían obsequios por estas fiestas tan entrañables para un niño. Por eso el niño se sentía triste y, a la vez, enfadado porque nadie le había inculcado la felicidad a través del amor navideño y los regalos llenos de ilusión y buenos deseos. Pero el niño creció y un buen día, sin esperarlo, se dio cuenta de que, año a año, durante su vida entera había tenido el mejor regalo que podía tener, aunque nunca antes lo hubiera valorado como tal: el regalo de ser como era y tener la capacidad de estar orgulloso de serlo, porque esto le permitiría algún día amar y ser feliz en su vida…y ese era el mejor regalo que jamás podría recibir! LOS Y LAS “EX”

Si hay un tema recurrente hoy en día en las reuniones de amigos, sociales o de “singles” es el de los ex maridos y ex esposas. Sin duda y, lamentablemente, el tema de los ex está de moda a una cierta edad y condición, estar separados o mal casados, con perdón. Seguramente es fruto del tiempo en que vivimos, pues hace unas décadas no se daban tantas separaciones y divorcios como ahora. Hoy, desgraciadamente, se ha convertido en algo normal. Para quitar hierro al escabroso asunto –para alguno/as- debemos admitir que la expresión “ex” tiene dos acepciones diferentes según el contexto: una implica pasado y otra, denota asco por algo.

Bromas aparte, toda separación es, en sí, una situación singular e incómoda, penosa y dolorosa para los implicados directa o indirectamente. Por mucho que te cuenten, hay que vivirlo para creerlo…y padecerlo. Excepto en contados casos “vocacionales” (“yo de mayor seré divorciado”), nadie se separa voluntaria y alegremente. Aún así, en más de una ocasión hemos oído comentarios, opiniones y hasta frivolidades sobre una separación. Desgraciadamente, hemos perdido el respeto, pues hoy consideramos normal separarse y disolver un matrimonio cuando no funciona. No dudo de que, actualmente, las cosas han cambiado y eso no favorece la estabilidad de la pareja. Por tanto, las personas cambiamos y nuestra manera de pensar y de sentir, y eso hace que las relaciones humanas se tambaleen y resulten afectadas. Pero por más abierto que uno sea, una separación siempre produce un cierto desencanto y un sentimiento de fracaso. Además, y como no podía ser de otra manera, produce efectos más allá de la pareja, como por ejemplo en los hijos - si los hay-, en la familia y en otras relaciones sociales.

Probablemente sin culpables, pero con víctimas Evidentemente los primeros afectados son los hijos, que padecen sus consecuencias más inmediatas y dramáticas, en muchos casos. Precisamente porque muchas de estas separaciones no se resuelven con naturalidad ni, muchas veces, con el sentido común necesario entre las partes. Eso desgraciadamente provoca que los niños habidos en la pareja, se conviertan frecuentemente en "moneda de cambio" entre los contendientes, como elemento común a "repartir" o compartir entre ambos protagonistas. Y ese reparto no es siempre equitativo ni tan siquiera justo... para los niños. De esta manera los miembros de la disuelta pareja deciden en función de sus necesidades y anhelos, muchas veces ignorando las necesidades y anhelos de los hijos. Ni qué decir tiene el peligro que eso entraña en la vida futura de tales hijos. Y, sin duda, lo pagaremos en las siguientes generaciones, pues, por de pronto, un hijo de un matrimonio separado percibirá sus relaciones sentimentales futuras con un cierto recelo, cuando no miedo, según lo que él haya vivido y sentido. Pero más allá de esas consecuencias futuras, la realidad es que los niños van y vienen de una casa a otra, de un progenitor a otro, como si fueran "maletas" y eso atenta –más o menos, según la edad- a su sensación de seguridad y de bienestar. Aparte, está la incidencia en su vida con la aparición de terceros, es decir las nuevas parejas que formen cada uno de los progenitores o los mal llamados padres biológicos, término que me horroriza.

De todos modos, cualquier persona asume que el gran perdedor en la contienda de la separación es el hijo o hijos que hubiera. Y sin la necesidad de ir al futuro a buscar las consecuencias, la realidad de los hijos cambia desde el primer día. Si la separación se ha llevado de forma "amigable" y/o con sentido común, el efecto nocivo de ésta puede llegar a ser mínimo. Pero la mayoría de los casos, los sentimientos de ira, incomprensión o revanchismo que provoca una separación "traumática" para uno o ambos protagonistas, trae consigo irremisiblemente un ambiente "enrarecido", lo que sin duda afecta a la salud mental y emocional de las víctimas, especialmente los hijos.

Un inciso. No soy de los que considero que una separación sea conveniente o buena en todos los casos, pero asumo que es mejor "una separación a tiempo" que un matrimonio "irreversiblemente mal llevado". Incluso afirmo esto desde la perspectiva de los hijos. Como he manifestado alguna vez, los niños no tienen una expectativa creada sobre el mundo que viven, y basan su comportamiento y nuevas experiencias fundamentándose tan sólo en sus sentimientos. Y eso les hace especialmente vulnerables ante sentimientos negativos o "destructivos" que se dan demasiadas veces dentro y fuera del matrimonio. Por tanto, en algunos casos la separación es la solución o, como mínimo, un mal menor. Pero sin frivolidades!

Pedir peras al olmo Lo que está claro es que hay que preservar, en lo posible, la salud mental y emocional de los contendientes y de los más débiles frente al conflicto, los hijos. Dos personas presuntamente adultas pueden enojarse, evidenciar sus diferencias vitales, reprocharse mutuamente el haber llegado a una situación "de no retorno" en la relación. Pero se les supone sentido común y sensibilidad suficiente para evitar que el desencuentro afecte a lo que, teóricamente, más quieren: los hijos. Eso seguramente exigirá autocontrol, respeto, tolerancia, disciplina, hacer concesiones y, sobre todo, muchísima sensibilidad y empatía entre ellos y con los hijos. Paradójicamente, atributos que, en algunos casos, ni siquiera existían en la antigua relación! Por eso muchas veces no es fácil, simplemente no están entrenados! Pero de ello depende que una separación no adquiera tintes innecesariamente dramáticos ni consecuencias irreversibles en el futuro de los protagonistas o de su descendencia.

Pero no nos engañemos. Muchas veces caemos en el error de pensar que una separación cambia la vida. Me explico. Si uno de los actores de la pareja es y ha sido irresponsable o inmaduro durante la relación, por citar un caso, la nueva situación –a partir de la separación- no le hará cambiar, más bien al contrario. La separación y la nueva vida que trae consigo favorecerán el que siga siendo irresponsable e inmaduro, pues no habrá nada ni nadie que le exijan lo contrario ni deberá mantener las formas. Si uno era desordenado, seguirá siéndolo después de separado; si era maniático, seguirá siéndolo después de separado... y podríamos citar cientos de ejemplos. Es más, en algunos casos –al menos en una primera fase- algunos defectos y virtudes se acentúan. ¿Por qué nos extraña, defrauda o entristece un cierto comportamiento de nuestro ex cuando estando en pareja ya era y actuaba de esa manera? Seguramente habría que hacer un esfuerzo por recordar cómo era una persona durante la relación –lo que en, muchos casos, motivó la discordia- para no llevarse a engaño. Es verdad que una separación exige esfuerzo de ambos para "suavizar” sus efectos. Pero si una persona ha sido siempre de una forma, no podemos esperar que la separación le haga cambiar. Y muchas veces oigo comentarios sobre los ex en este sentido. ¿Por que actúa de esa manera con los niños? ¿Por qué se comporta como lo hace? Seguramente bastará hacer memoria para responder a esas preguntas. Es más, muy posiblemente sean esas cualidades o defectos los que hayan provocado, directa o indirectamente, la ruptura. ¿Qué hay de nuevo, entonces? ¿Por qué sorprendernos de algo que ya conocíamos de nuestra antigua pareja? ¿Por qué disgustarnos por ello? En la mayoría de los casos, coincidirán, serán "viejos conocidos". Evidentemente, también se dan casos -excepcionales, por lo poco comunes- de personas que no sólo cambian tras la ruptura, sino que evolucionan y mejoran. Pero no debemos confiar de que sea ese nuestro caso, sería una gran casualidad.

Los niños, el campo de batalla El caso es que el ir y venir de los hijos provoca más de un conflicto. Posiblemente porque cada uno de los progenitores tiene una visión o una manera de comportarse con los hijos. Y ahí nacen las discrepancias. Pero de nuevo, no nos engañemos. Ésas discrepancias, evidentes o latentes, muchas veces ya existían en la anterior vida de pareja, lo que sucede es que con la separación se hacen más evidentes. Y si no, basta con asistir a alguno de los encuentros organizados o espontáneos de singles para ver el panorama actual entre éstos y sus conversaciones habituales. Alguna vez, hablando con algún conocido en fase de cuestionamiento de su matrimonio le invito a pensar en si está realmente convencido de separarse…porque lo que hay fuera resulta frecuentemente desolador, lo quiera creer o no…y le cuenten lo que le cuenten! Como afirmaba Woody Allen, “el césped del vecino siempre parece mejor cuidado que el nuestro”. Bromas aparte, seguramente durante la relación, la asignación de roles de cada uno de los padres estaba más definida y por ello no se interferían mutuamente, afortunada o desafortunadamente. Pero con la separación, eso roles cambian y tanto el padre como la madre, deben ajustar sus anteriores roles a la nueva realidad, lo que no es siempre fácil. Si a eso añadimos un estado emocional un tanto precario…

Por citar un ejemplo, en algunos casos se podría afirmar que para algunos padres “tradicionales” la separación trae consigo el descubrimiento de los hijos…aunque sea un poco tarde y mal. Sólo hay que ver situaciones cotidianas, como la de un padre de una cierta edad en un restaurante con alguno de sus hijos preadolescentes en el fin de semana "que le toca"… Algunos, pobres, da pena verlos tan desorientados! Hace un tiempo conocí a un estrafalario personaje, un hombre de mediana edad que fue súbita y literalmente expulsado de su matrimonio y habitaba en un hotel, que había diseñado una especie de máster para “adiestrar a los hombres a defenderse ante estas situaciones imprevistas y enseñarles las más básicas técnicas de supervivencia doméstica, como planchar, lavar la ropa o encontrar las cosas en la nevera”. Ironías aparte, la realidad es que la nueva vida que trae consigo una separación nunca es fácil, te cuenten lo que te cuenten. Y cuando hay hijos, menos aún.

¿No te gusta el caldo? Pues toma dos tazas… En el caso de las mujeres, lamentablemente, es menos evidente el cambio que comporta una separación. Perdón, un nuevo inciso. Mi primer libro, “El Plan de Marketing Femenino”, era una sutil y aparentemente irónica apología de la mujer y sus relaciones sentimentales, por lo que entonces alguien me acusó de incondicional defensor de ésta y, por tanto, víctima de un matriarcado! Es posible. Dicho esto, sigo adelante, quien avisa no es traidor! Por un lado, porque tradicionalmente en la relación de pareja las mujeres ya asumen el papel de esposas, madres y gestoras del hogar conyugal. Por tanto no les viene de nuevo cuidar a los niños, gestionar la familia y, a la vez, realizar las tareas domésticas, además de ejercer como profesionales, en muchos casos. Sin duda, estamos ante verdaderas "superwoman”. Pero dicho sea de paso, esa envidiable e innata habilidad “muti-tasking” (multi-tarea) de las mujeres para gestionar su matrimonio, su familia y su trabajo, es siempre a cuenta de sacrificar su propia vida personal, muchas veces sustentada únicamente en su abnegación, su capacidad de sufrimiento y su complacencia ante los demás. Y aunque la mujer de una cierta edad ha sido "maquiavélica” y sutilmente educada para cumplir ese rol, este esfuerzo ingente tiene un coste personal altísimo y de gran riesgo.

La mujer de hoy No es casualidad que el número de mujeres actualmente fumadoras, alcoholizadas, con problemas cardiovasculares, depresiones y otras tantas dolencias sicosomáticas, etc. vaya en aumento día a día. En esta vida, los excesos se pagan, sobre todo si exigen la renuncia permanente a uno mismo y a sus necesidades, pensamientos y deseos más elementales. Si la incorporación al mundo profesional hace unas décadas ya había provocado un cierto, crónico y, en muchos casos, injustificado "sentimiento de culpabilidad" en algunas mujeres –lo admitan o no- por no poder atender "como debían" a su marido, sus hijos y el hogar, la nueva situación provocada por la separación acentúa ese efecto, pues además cuentan con el valor añadido de la responsabilidad "solitaria" ante el bienestar cotidiano de los hijos y, lo que es más importante, su higiene mental y emocional. Y ese reto no exige –necesariamente- más dedicación en horas, sino más atención cualitativa. Por lo tanto, como digo en estos casos a ciertas mujeres acomplejadas –separadas o no- esa determinación para ser capaces de vivir su propia vida, dotándola de motivaciones personales y, a ser posible, concederse el derecho a ser felices de nuevo (incluso en los remotos casos en los que realmente lo fueron). Y la razón es clara y contundente: el mejor obsequio y legado que podemos –los padres y las madres- dejar a nuestros queridos hijos es nuestra propia felicidad o, al menos, haber sabido luchar por ella! Los niños no requieren de nosotros solo la Play Station 3 o el mejor reproductor Mp3, sino nuestra estabilidad emocional, nuestra energía positiva y nuestra capacidad de ilusionarnos por la vida…simplemente porque somos su modelo. Y esa inversión en uno mismo redunda, sin duda, en una mejor salud mental y emocional para nuestros hijos. Imaginémonos, por ejemplo, qué impacto produce en un niño pequeño una madre habitualmente estresada, acomplejada, visiblemente vapuleada por la vida y, además, con sensación de fracaso. Sin duda, provocará inquietud, incertidumbre y dolor a su hijo y, lo que es peor, el niño mostrará la misma actitud frente a su propia vida. De todas maneras, de la misma forma que a los niños solo les afecta el contenido emocional de una separación, no hay que subestimar su capacidad de asumir emocionalmente una separación, pues tienen menos estereotipos y expectativas que cambiar. En la mayoría de los casos, serán los hijos quienes nos podrían enseñar a gestionar emocionalmente la complicada situación…

No todo el monte es orégano También es verdad que cada persona, cada relación -e incluso cada separación- es un caso único e irrepetible. Debo admitir que, aparte de las múltiples y variadas causas que hayan provocado la disolución de la pareja, la reacción de cada persona es distinta: Hay mujeres que actúan desde la frialdad, la indiferencia más absoluta frente a los hijos y solo movidas por mantener un cierto nivel económico para su vida y, de paso y como coartada social, para sus estimados retoños; otras, ante un actual y a veces desmedido proteccionismo legal y social de las mujeres, no tienen inconveniente en adentrarse en interminables y costosos litigios contra su ex pareja, llegando incluso a falsear realidades si es lucrativamente necesario; otras mujeres presuntas buenas madres, en su propio interés, ceden alegremente la custodia de los hijos a cambio de su nueva y merecida libertad; algunos hombres presuntos padres responsables negocian el régimen de visitas de sus hijos por una disminución de la pensión alimenticia de éstos; otros padre ejemplares, simplemente desaparecen sin dejar rastro y reinician una nueva vida “a la que tienen derecho”; y lo más paradójico, muchos incompetentes padres y madres que, habiendo ignorado históricamente la existencia y necesidades más elementales de sus hijos, una vez separados opinan excátedra e intentan adoctrinar sobre la educación de éstos! De todo hay en la viña del Señor…menos sentimientos, sentido común y una mínima sensibilidad! Visto lo visto, lo que sí podemos concluir es que algo hacemos mal los seres humanos, pues he conocido igualmente masacrados -tras una separación o en el mismo matrimonio- a hombres y mujeres de todo tipo y condición. A veces pienso que nadie nos ha enseñado lo que realmente queremos y necesitamos en nuestra propia vida, por lo que hombres honestos y ejemplares se casan con mujeres sin escrúpulos e insensibles, así como mujeres sensibles y humanas se unen a monstruos despiadados y crueles. Y quizás ahí reside una de las lecciones de una separación: la oportunidad de perdonarnos los errores del pasado, saber cómo somos hoy realmente y, por tanto, qué queremos y necesitamos en nuestra nueva vida…sea de nuevo compartida o no!

LUCHAR POR UNO MISMO

La vida… Si una persona no es capaz de luchar por su propia vida, difícilmente lo hará por incluir a otra persona en ella. Si uno no busca su felicidad, nunca podrá compartirla. Y en este mundo ingrato y lleno de incertidumbre, esa lucha por uno mismo es una heroicidad. Exige el compromiso con uno mismo, esfuerzo, fortaleza y constancia…como casi todos los logros importantes en nuestra vida. Pero el premio es, sin duda, alcanzable…y duradero! Algo tan aparentemente sencillo como saber en realidad quién somos, cómo somos y, como consecuencia, hacia dónde vamos, es esencial para saber qué nos hace felices…o cómo mínimo, qué no nos hace felices en nuestra vida. Es caminar sin origen y sin destino lo que nos hace vulnerables y provoca un sentimiento de vacío, insatisfacción e infelicidad...y seguramente sentir miedo de la vida. Esto no quiere decir intentar programar ni predecir nuestro destino. Si sabemos el origen (qué somos) y el destino (hacia dónde vamos) de nuestra existencia, el camino irá surgiendo solo, a nuestro paso, para procurarnos lo que necesitamos en nuestra vida. Es entonces cuando las sorpresas –muchas veces en forma de señales casi imperceptibles- que nos brinda la vida no nos asustarán, pues sabemos que están por algo, que todo tiene sentido…para aprender a vivir como nuestra alma necesita. Y, para eso, hay que ser valiente y creer en nosotros mismos, es decir en nuestra alma y en nuestra propia vida!

… y lo que necesitamos en ella Algunos necesitamos a nuestro alrededor personas que sean capaces de luchar, simplemente porque esto nos ayuda en nuestro camino. Deberíamos temer a las personas que no tengan suficiente confianza en ellos mismos para hacerlo o nos debería dar miedo su fragilidad frente a la vida. Es necesaria esa heroicidad anónima y discreta en las personas que nos rodean y, sobre todo, que signifiquen algo en nuestra vida. Y aunque siempre hay heroicidad en la vida de cualquier persona, debemos saber distinguir bien el heroísmo necesario y positivo para nosotros. Para mí, no es el de quien sufre sin sentido, ni el de quien su energía la dedica a engañarse a sí mismo o a adaptarse –vaciándose como persona- a este loco mundo. Quizás hay valentía y esfuerzo también en ello, pero particularmente prefiero a las personas con un reto más humilde y accesible: Conocerse a sí mismo y vivir de acuerdo a eso. Es menos espectacular, menos recompensado públicamente, pero sin duda es más importante y duradero. Infinitamente más heroico. Porque para la mayoría de las personas la vida ha requerido siempre un gran esfuerzo, algo que ha requerido de toda su energía para vivirla como viene. Y aunque tal vez ha habido suficientes razones para sentirla así y a veces incluso han flaqueado, siempre debemos sentir la vida como una oportunidad y no simplemente como un peligro. Y eso, particularmente, es lo único que requiero de alguien que quiera significar algo en mi vida.

Identificar a las personas necesarias en nuestra vida En nuestro mundo todas las personas luchamos. No es un mérito en sí mismo. Desgraciadamente muchos luchan aún por sobrevivir; otra gran mayoría, por llegar a ser algo diferente a lo que son (más ricos, más famosos, mas poderosos, más…lo que sea)… y los menos, por llegar a ser tal y como son. Y cada uno se rodea de las personas que cree necesitar en su particular lucha vital. Eso explica que una persona pobre siempre busque un rico como amigo! Hay personas que nos ayudan a ser y otras, en cambio, nos privan de ser! Hay que saber ver el más allá de las personas que nos rodean, dándole el valor y el contexto necesario a sus palabras, a sus gestos, a sus actos, para no quedarnos solo con lo que nos muestran y/o aparentan. También debemos deseducarnos y aprender a discriminar los presuntos sentimientos y dogmáticas creencias que nos atan a algunas personas de nuestra vida, para saber qué nos aportan realmente. Ni que decir tiene que, demasiadas veces, el amor –evidentemente mal entendido- es la coartada perfecta para dominar o para ser sometido. Como las ideologías políticas o las creencias religiosas justifican aún demasiadas guerras injustas e innecesarias.

Yo, particularmente, aprendí a leer en la mirada. Se le suele llamar intuición…aunque creo que hay algo más profundo en ello. Una mirada es el claro espejo del alma. En ellas aprendí a ver cómo es realmente alguien y hacia dónde se dirige… muchas veces a pesar de sus pensamientos, actos y palabras. Y eso es crucial para saber rodearse de personas que realmente nos ayuden a ser. Así, en nuestro mundo siempre nos encontraremos personas que empobrezcan, no aporten nada o bien enriquezcan nuestra vida. Luego nuestra libertad (ante los demás… o ante nuestros propios esquemas y creencias) hará que decidamos qué queremos en y para nuestra vida!

LUNA LLENA

Esta es una noche especial! Es noche de Luna llena y la comparto con quien más quiero, aunque no esté ahora conmigo!

Qué claridad la de esta luna magnífica, luminosa y amada. Qué poco importan ahora y aquí la distancia del ser querido, las dificultades, las promesas incumplidas, los sueños rotos…

Con su claridad, todo parece iluminarse, todo cobra un mágico y especial sentido que vacía las palabras, las miradas, los gestos.

Basta sentirse uno con ella –con la luna y con ella, mi amor- para que nuestra alma resplandezca y sepa hacernos entender lo breve de nuestra vida, la necesidad de amar a quien nos ama y de ser lo que en esencia somos cada uno… sin ruido, sin aspavientos, sin pensamientos… sin perturbar nuestro propio camino hasta el triunfo… siempre compartido con amor!

Y ese milagro simple, anónimo y silencioso, pero siempre excesivo y exclusivo para almas inquietas se repite cada 28 días, miles de veces en toda nuestra vida!

MÁS SOBRE EL AMOR

El amor ¿se aprende o simplemente se siente? El amor no se aprende. Se aprenden, eso sí, sus gestos, sus rituales, sus momentos... Pero el sentimiento existe en nuestro interior, más allá de lo que los demás nos enseñan que es, más allá de lo que los libros, las películas pretenden llamar amor. Hay quienes se enamoran del amor, es decir de esos gestos, de esos guiños, de esos rituales que conforman esa vida romántica que todos perseguimos. Luego, simplemente, buscan a alguien a quien amar, muchas veces dando por supuesto que esas personas sabrán amar y corresponder el sentimiento. Pero eso no siempre sucede. Hay personas que sólo se aman a sí mismos, hay otras que simplemente se dejan amar y hay otras personas que aprovechan el amor -y la vulnerabilidad que a veces produce cuando es insano- para alimentar su ego y adquirirlo como si fuera una propiedad más en su vida. Y eso es considerar al amor como un medio y no un fin en sí mismo. En otras palabras, no es amor. Otras personas, sin embargo, intentan infructuosamente amar porque no creen saber o bien no se atreven, muchas veces porque no han encontrado a la persona adecuada. Hay gente que solo inspiran sensaciones como el temor, compasión, protección, morbo… Como hay personas que a esa sensación también le llaman amor.

¿Dónde está el amor? Para buscar el amor verdadero uno debe buscarlo en el alma, donde reside. Porque ese amor estará basado en nuestro ser y, como tal, en nuestra capacidad de amar y de ser amados, a partes iguales; ese amor propiciará llegar a conocernos, a querernos a nosotros mismos y a entregarnos al otro, desvelando enigmas y capacidades de nuestra propia personalidad que difícilmente llegaríamos a descubrir por nosotros mismos; ese amor verdadero, por otra parte, nos hará felices porque nuestra felicidad muchas veces consistirá en nuestra capacidad de hacer feliz al ser amado. Pero, en cualquier caso, siempre se basará en nuestro ser, en nuestro sentimiento y nunca en la negación de ellos o en la peligrosa renuncia a nuestra necesidad vital de ser felices.

¿A quién amar? El amor es un sentimiento innato, consustancial al ser humano. Desde que nace, un niño sabe amar… a quien necesita, a quien le quiere. Ese amor está solo fundamentado en la necesidad. ¿Te necesito porque te amo o te amo porque te necesito? Gran pregunta. Pero el niño no es consciente de ese amor, por lo tanto no entraña la voluntad de amar. Con el tiempo y la educación ese sentimiento se va modelando en función de otros parámetros aprendidos. Surge el amor consciente y voluntario, pero asociado a otras necesidades accesorias, como sentirse protegido, correspondido. Pero amar exige la presencia de un ser amado. La educación también promueve las cualidades de la persona a quien amar. Un perfil determinado, quien nos produzca alegría, quien sepa compartir nuestros intereses y aficiones, quien garantice un nivel de vida, quien comparta con nosotros el deseo, quien rememore a una persona ya querida. Y con el tiempo, los valores perseguidos en el ser amado van cambiando: a una cierta edad se busca a alguien que nos haga sonreír, o que nos despierte admiración, o que responda a nuestra libido, o que sea un buen conversador, o que sea suficientemente responsable como para ser el padre o madre de nuestros futuros hijos. Seguramente a cada edad y, por tanto, a cada expectativa en nuestra vida, le corresponderá un perfil concreto de ser amado. Nuestra experiencia nos dice que es difícil que una sola persona aglutine todas esas cualidades. Habrá que priorizarlas para saber las que son necesarias y exigibles para nuestro amor y las que son meramente circunstanciales. Porque, además, para rizar el rizo, la persona evoluciona constantemente y su perfil de personalidad va a ir cambiando en el transcurso de su vida, así como sus propias expectativas y, entre ellas, las del ser a quien desea entregar su amor.

El amor eterno Porque, aunque no siempre se consiga en la vida, el amor nace con vocación de “ser para siempre”. Podríamos discutir hoy en día, con una larga esperanza de vida, si puede o no darse ese amor para siempre. Pero no entraré en tales razonamientos aquí. El hecho es que, más allá de un perfil psicológico determinado, nos enamoramos de una realidad personal y de una potencial. Creemos y nos enamoramos de lo que uno es y de lo que uno será en el futuro, a partes iguales. Solo el tiempo refrendará o no nuestras expectativas. Ante tal incertidumbre, también hay quien cree erróneamente que será capaz de cambiar a la persona amada con el tiempo. La verdad es que nuestra vida actual está llena de oportunidades y de trampas que pondrán constantemente nuestro amor a prueba.

Conocernos para saber Cómo podemos acertar en el tiempo con la persona amada. Esa es la pregunta del millón y todos querríamos tener la respuesta. No existen fórmulas ni talismanes para garantizar el amor. Y, aún así, puede que no sea eterno. Personalmente creo que se debería empezar por eliminar los riesgos, pues en los temas del corazón éstos se pagan muy caros. El desamor -como el miedo o la soledad- es el principal promotor de la infelicidad humana y, por tanto, deja huella en la personalidad y, lo que es peor, en el alma. Seguramente porque la vida está hecha de contrastes, habrá que aprender también de la infelicidad para luego poder valorar lo contrario, es decir el verdadero amor, la verdadera fortaleza o la verdadera compañía. Pero de entrada admitiremos que deberemos obviarlos en nuestro planteamiento inicial del amor. Si han de llegar, sin duda ya llegarán sin preguntarnos antes…

Lo que en realidad somos, lo que los demás creen que somos y cómo hemos tenido que ser alguna vez.

Eliminar los riesgos. Seguramente deberíamos empezar por saber cómo somos realmente y qué queremos en nuestra vida. Para ello deberemos indagar en nuestro interior y mirar de eliminar todas esas cualidades que nos otorgamos a nosotros mismos y que solo responden a lo que los demás creen que somos y/o esperan de nosotros. Nadie más que nosotros sabe cómo somos en verdad. Seguramente habrá que añadir también en nuestro cuestionamiento interno esa percepción de cómo somos únicamente basada en nuestras anteriores experiencias vitales, pues el ser humano se adapta a todo y eso no significa que seamos tal y como alguna vez hemos sido en nuestra propia historia. Ese será el primer paso, pues sabiendo cómo somos realmente nos llevará a continuación a saber qué esperamos de nuestra vida para llegar a ser felices. Porque la felicidad no es más que la relación positiva entre lo que queremos llegar a ser y lo que somos, por decirlo de alguna manera. Por tanto, la vocación de la felicidad no es otra que llegar a ser más uno mismo, manifestándonos tal y como somos y sintiéndonos bien por ello. Y si además la felicidad es compartida, ese efecto debe ser recíproco y buscar que nuestra felicidad provenga también de hacer feliz al otro. ¿Y no es amor pretender hacer feliz a quien queremos?

El amor fluye Luego, el amor fluye por si mismo. Porque debe nacer del alma. Amar, desde ese punto de vista es fácil. Si hiciéramos caso a lo que nuestro corazón nos dicta y no a lo que nuestra mente nos sugiere, al ser querido le ofreceríamos lo que él requiere para ser feliz… y no solo lo que a nosotros nos hace felices. No siempre funciona aquello de “si a mi me duele la cabeza, te doy a ti la aspirina”. Lo que a nosotros mismos nos hace felices no necesariamente hace feliz al otro. Pueden variar las formas, los tiempos, los códigos, pues cada uno tiene el suyo y una manera concreta de percibir y expresar el amor. Pero si eso fluye espontáneamente y uno sabe qué necesita el otro realmente para ser feliz y se lo da, eso es querer a alguien. Si además de fluir, nos aporta felicidad al sentirlo así, eso sin duda es amor. Como hace una madre con su hijo. Pero el amor romántico debe ser correspondido para ser sano, equilibrado y producir plenitud. De todas maneras hay que tener en cuenta que la reciprocidad se basa en sentir el mismo sentimiento, pero no necesariamente tener los mismos códigos, la misma forma de expresarse o manifestarse. Cada quien tiene su particular manera de vivir el amor y en eso radica la importancia de que las personas que se aman sepan identificarla y ver si son compatibles. Ahí entra en juego la comunicación, verbal o no, de los sentimientos.

Aún así, cuántas veces uno siente amor por alguien y no es recíproco. Porque el amor puede ser unidireccional, pero entonces no es amor romántico.

Amor para siempre… ¿o con fecha de caducidad? Como hemos visto hasta aquí, cada persona siente el amor de una manera determinada, en función de sus expectativas sobre la vida, sus sentimientos, sus experiencias o su educación. Dando por supuesto –que es mucho suponer, según como- el sentimiento común entre dos personas singulares, con diferentes historias y con una manera específica de vivir el amor cada una de ellas, es cuando empieza el ejercicio voluntario y responsable de amarse mutuamente, de tener un fin común. Eso implica firmeza y esfuerzo, pues cada una de estas personas deberá continuar siendo ella misma y sentirse parte de la otra, pero sin dejar del todo de ser tal como es. Y eso, de por si enriquece. Porque la primera condición del amor es enriquecer a ambos. En lo concreto, ambas deberán continuamente detectar e identificar qué le hace feliz a ella y al otro en cada momento de su vida. Y el alma es buena consejera para ello, pues no está tan sujeta a los avatares de la vida. Porque, como hemos mencionado anteriormente, las personas cambian en el transcurso de su vida, permanentemente. Es más, los cambios de ánimo y de carácter se dan cada instante, dependiendo de lo vivido cotidianamente. Cada uno, según el momento, desea sentirse amante o amado, dominante o sumiso, activo o pasivo… Y eso, de cara a la convivencia, exige atención permanente de ambos para dar y recibir en cada momento lo que se necesita para sentirse bien. Esto que, a priori, parece un inconveniente más en una relación, es precisamente su grandeza pues la enriquece cada instante, evitando rutinas, roles asignados, rituales repetitivos o hábitos consolidados…o sea todos esos peligros que convierten una relación en algo monótono, convencional y aburrido. Y esa grandeza se basa simplemente en la naturaleza y singularidad de cada persona y en el derecho que tiene a ser respetada, comprendida y querida como es, imprescindible en el amor.

MIRAR LA PUERTA MIENTRAS SE CIERRA…

La vida, sin duda, nos enseña en el día a día. En estos últimos meses he tenido oportunidad de encontrarme con diferentes personas que, por una razón u otra, están sufriendo –aunque de diferente manera- el cierre de una puerta en su vida. Supongo que no es nada nuevo ni sorprendente, pues en nuestra vida continuamente se abren nuevas puertas y, para hacerlo, a veces deben cerrarse otras. A veces, incluso esto que forma parte de nuestra vida, nos parece injusto. Pero, admitámoslo, la vida es simplemente así. Quizás porque para identificar y poder abrir las nuevas puertas nos exige estar “enteros” y sin rémoras históricas que entorpezcan nuestra percepción de las cosas y nos dejemos sorprender por las nuevas oportunidades.

En búsqueda de amigos o enemigos Como ya he mencionado, tienen diferentes formas de enfrentarse al, a veces doloroso, trámite de cerrar una puerta en su vida, muchas veces la que consideraron su constante en su vida o, simplemente, la mejor razón para vivir. Cada uno interpreta las puertas como sabe y puede, o simplemente como le ha enseñado su historia. Por eso no hay consejos ni recomendaciones de otras personas. Solo pueden recabarse diferentes puntos de vista de personas cercanas y que necesariamente nos conozcan lo suficiente para saber lo que necesitamos…y no lo que harían ellos en nuestro lugar en similares circunstancias. Pero no son más que opiniones, no un referendo de cómo debemos actuar ni sentir. Ni tan siquiera de psicólogos o terapeutas, que dudo puedan guiar en un tema trascendente…y dando por supuesto que éstos sepan manejar su propia vida, lo que demasiadas veces es mucho suponer! Ellos solo pueden atajar los síntomas más evidentes, las fobias y las filias, pero no el motivo real del tema…y mucho menos cuando está el alma implicada!

Una conspiración cósmica contra nosotros El caso es que a menudo, frente a una puerta cerrada, un problema, nuestra actitud frente a la vida y las personas de nuestro entorno se remueven y nos parece que tomen “cartas en el asunto” y sean positivos o negativos para nosotros. Un caso típico y humano frente a un problema es intentar buscar –y muchas veces poner a prueba injustificadamente- la fidelidad del entorno familiar o social, su amistad o enemistad, su debilidad o su capacidad de apoyo…o simplemente si nos dan la razón o nos la quitan. Como coloquialmente afirmo, todos tenemos algunos amigos o conocidos que nos dan incondicionalmente la razón –aunque estemos equivocados y lo vean- o esos otros que, intentando mostrar su lealtad, insisten en recordarnos nuestro erróneo punto de vista y nos dan consejos vanos o que a nosotros no nos sirven…simplemente porque no somos ellos; después también están los que les incomoda la situación delicada, sufren por nosotros, pero prefieren quedarse al margen en ese importante momento de nuestra vida. O sea, casi siempre tenemos la necesidad de involucrar a nuestro entorno en nuestras decisiones personales.

Cómo fue… En otro orden de cosas, tampoco es importante cómo o por qué se cerró la puerta. En una separación de pareja es frecuente mirar si fuimos nosotros o el “contrario” el que la cerró. Es igual de intrascendente que saber cómo pasó…si con elegancia o sin, con previo aviso o sin, por un motivo u otro. Más que nada porque en un momento de ofuscación por el sufrimiento uno no tiene la lucidez emocional para analizar los hechos con una cierta equidad y distancia. O simplemente porque a veces las cosas no son como nos parecen a simple vista! La capacidad de “distanciarse” del problema o el simple tiempo lo permitirá, siempre y cuando no precipitemos los acontecimientos tomando decisiones inmediatas que pudieran hacer irreversible el problema…cuando este podría tener solución. Lo único importante al tener en cuenta esta información del “suceso” es para aprender de él y no caer –al menos en principio- en el mismo error. Pero esto necesita una capacidad especial y que no siempre está en el primer momento. Hacerlo en “caliente” muchas veces solo nos llevará a generar sentimientos accesorios, contradictorios y/o contraproducentes, como el sentimiento de culpa, de pena, la soledad, etc. que no logran otra cosa que desorientarnos más ante la situación y, lo que es peor, muchas veces camuflar el sentimiento que de verdad esconde.

Lo que la verdad esconde Porque ese sí es importante, el sentimiento que realmente trae consigo la situación. En muchos casos el corazón genera una tempestad de sentimientos contradictorios y descoordinados que hacen que perdamos la verdadera esencia del suceso y su efecto real en nuestra vida. Admito que no es siempre fácil reconocer la verdad y, mucho menos, aceptar la realidad tal como viene, sin preguntarnos. Nuestra mente obtusa y prepotente lleva ya muchos años “creando” su propia realidad, previsible y controlada, lo que nos otorga una aparente seguridad frente a los sucesos de nuestra vida. Pero basta que algo trascendente nos suceda para darnos cuenta de la falsedad e ineficacia de este esquema artificial. En una palabra, la mente y la sociedad en que vivimos promueven el autoengaño para sobrevivir a un mundo demasiado ajetreado…o al llamamiento intempestivo de nuestra alma. Incluso ante situaciones frustrantes o desagradables en nuestra vida las personas sentimos pena al desaparecer éstas. Seguramente responde a nuestra resistencia al cambio o a otros sentimientos colaterales, como el miedo a lo desconocido, o a la soledad que puede provocar, o simplemente al “que dirán”. Para evitarlo, en primer lugar es esencial que hayamos aprendido a identificar y aceptar cada uno de nuestros sentimientos para reconocerlos cuando se den o tan solo para no confundirlos, pues a cada situación concreta de nuestra vida le corresponde un sentimiento también concreto. Además, deberemos agudizar nuestra capacidad de discernir la esencia y la forma de las cosas, lo que también implica tener la voluntad de aceptar la realidad, aunque a veces nos ésta duela o no se corresponda con esa otra realidad construida por la mente. Esta última, más que una habilidad es una actitud frente a la vida.

¿SABEMOS REALMENTE SENTIR?

Alguien pensara que es una curiosa pregunta. Con una obvia respuesta. Si, sin duda. Últimamente me la he planteado varias veces a la vista de personas que se cruzan en mi vida. Realmente me sorprende cómo muchas personas, la mayoría de una cierta edad, entienden y “ejercitan” sus propios sentimientos. Seguramente muchas de esas personas ya han tenido su personal dosis vital de alegría, de fracaso, de buenas y malas experiencias, etc. y eso, sin duda, ha incidido en su personalidad y, por qué no, en su manera de percibir y vivir sus sentimientos.

Nuestra infancia Deberemos retroceder hasta nuestra infancia para pensar entender esos cambios. Ni qué decir tiene que los niños sienten espontáneamente y de manera “pura”…y, lo que es mejor, sin miedo a hacerlo. Nadie lo duda. Basta mirar un niño pequeño para saberlo. Un dicho popular afirma que solo los niños y los borrachos dicen la verdad…y la sienten como es, añado yo. Pero con el tiempo, una vez hacemos lo posible para educar o, lo que es lo mismo, sumergir a nuestros hijos en "nuestro mundo", tanto en la escuela como en la familia, vamos logrando –involuntariamente y con cariño, claro está- desvirtuar y coartar esos innatos sentimientos infantiles, dotándolos de conveniencia o de idoneidad, de mesura o de límites. “Lloras como una niña” solemos afirmar cuando un niño llora. Pero aún así, el niño aprende más de lo que ve en nosotros, los adultos, y eso le hace ir asumiendo una cierta manera de sentir y vivir, políticamente correcta, mejor adaptada a las circunstancias. Él solo sabe que no sabe. Todo le resulta sorprendentemente nuevo…nuestro mundo, nuestra manera de vivir…de sentir. No tiene ni tan siquiera expectativas sobre lo que vivirá, lo que le permitirá vivir con sorpresa y sin pudor lo que le venga. Por eso se guía y aprende de lo que ve en nosotros - mucho más de lo que parece- y no tanto de lo que intentamos enseñarle con palabras. Pero ese entorno adulto que le rodea y que le sirve de referente, no es siempre el mejor ejemplo.

Nuestra experiencia deja huella Si algo logra nuestra propia experiencia, aparte de adquirir una cierta sabiduría y “saber estar”, es que perdamos esa pureza y espontaneidad infantil en nuestra personalidad. Y eso, obviamente, incluye a nuestros sentimientos. Hace que, poco a poco, los condicionemos en función de las experiencias vividas y circunstancias que nos ha aportado – afortunada o desafortunadamente- nuestra vida. Sin embargo, más de uno estará conmigo y reconocerá que, en este mundo nuestro, los sentimientos no siempre ayudan. En demasiadas ocasiones sentir incómoda o, como mínimo, no siempre facilita las relaciones con los demás…contra todo pronóstico! Un ejemplo claro se da en el ámbito profesional, actualmente demasiado competitivo y feroz, como para que las relaciones profesionales dotadas –además- de sentimientos funcionen... Aunque hoy llamemos "inteligencia emocional" o Responsabilidad Social Corporativa (RSC) al intento –infructuoso o, cuanto menos, dudoso en muchos casos- de conciliar de una vez por todas las cualidades humanas con el rendimiento laboral… no es más que la sutil manera que tienen las empresas de aunar la motivación humana con los beneficios o el progreso tecnológico. Pero eufemismos aparte, el trabajo y, sobre todo, la “necesaria” progresión profesional están fundamentados –como la misma empresa- en la competitividad... lo que invita más al recelo y a la deshumanización, que a otros valores estrictamente humanos. Me sorprende el llamado departamento de Recursos Humanos (RRHH) de las compañías, pues siempre dudo si actualmente consideran más recurso que humano al empleado! No cabe duda que nuestro trabajo conforma también nuestra personalidad. A fin de cuentas, un adulto esta "adaptado" a su vida, a su entorno más cercano... lo que le lleva inexorablemente a modificar sus pensamientos, creencias, hábitos y, evidentemente, sus propios sentimientos. Como suelo afirmar, me cuesta creer que una persona sea competitiva y agresiva en su entorno laboral y, en cambio, actúe de diferente forma en su vida personal. Quizás haya alguien que logre esa extraña virtud camaleónica, pero me cuesta creerlo. Más tarde más temprano esa agresividad o competitividad profesional trasciende a su propia vida personal. Supongo que el ejemplo más evidente -y a la vez lamentable- es la mal llamada violencia doméstica o el maltrato. Qué podemos esperar de un mundo eminentemente violento y agresivo, que premia a los ciudadanos con esos valores para la consecución del progreso, la riqueza o la reputación…y que incluso invade ya el ámbito infantil. Y eso, desgraciadamente, va in crescendo.

¿Sentimientos verdaderos… o simplemente apropiados? A partir de aquí y volviendo al tema de los sentimientos, deberíamos como mínimo cuestionar si son los apropiados ante cada estímulo, o simplemente los "aprendidos" y/o convenientes. Más aún, deberíamos cuestionar si realmente nos encontramos cómodos ante nuestros propios sentimientos cuando llegan, sean o no "puros y reales como los de un niño". Desde luego, un efecto claro –y, particularmente creo que nefasto- del paso de los años es el miedo a sentir, por lo recuerdos que evoca o bien por la inconveniencia del momento. Con los años, mal interpretamos nuestro crecimiento personal y madurez, basándonos en nuestra propia capacidad de controlar nuestra vida. Control irreal, pero que aún así nos otorga una aparente seguridad en nuestra dinámica vida. Supongo que engañarse a uno mismo también es humano! El sentimiento está condicionado por la razón, es decir la experiencia, la cultura, la conveniencia, la educación… Normalmente cada situación o momento en nuestra vida genera -o convendría- un sentimiento concreto. Ese sentimiento, obviamente, está influenciado por nuestra percepción del hecho, nuestras creencias y nuestros pensamientos. Suelo poner como ejemplo que en España, país hasta ahora no demasiado experimentado en la coexistencia de diferentes culturas, religiones y razas, aún cuesta creer que, por ejemplo, una persona de clase media, con cierta edad y blanca llegue a enamorarse de una persona de color. ¿Lo que hace nacer un sentimiento es sólo el color de la piel…incluso en la versión odio? Evidentemente no debería, pero independientemente de los discursos y argumentos intelectuales que maneje esa persona, el hecho es que difícilmente llegará a tener una relación sentimental con un sujeto de otra raza. Afortunadamente, esto está cambiando y los jóvenes de hoy, más tolerantes o más transgresores y actualmente más acostumbrados a convivir con distintas etnias (residentes extranjeros, adopciones, etc.), empiezan a romper los moldes. La conclusión es clara: el sentimiento está condicionado por la razón, la experiencia, la cultura, la conveniencia, la educación… O sea, uno se suele enamorar de un cierto perfil de persona, según las expectativas que cada uno tiene de la pareja o de su idea de hombre/mujer ideal. Es, ni más ni menos, que la utópica "media naranja" que cada uno cree tener y busca en su vida. Según la edad, ese el perfil va variando. En la adolescencia o juventud uno prioriza aspectos físicos; en otra edad, priman otras cualidades, como la capacidad de diálogo, la responsabilidad o, por ejemplo, la inteligencia. El caso es que nuestros sentimientos, en concreto para amar a una persona, dependen de muchos factores "internos” -y normalmente ignorados- o simplemente de algo tan accesorio o nimio como el momento, el entorno o simplemente la edad. Por lo visto hasta aquí, poco tiene que ver con ese romanticismo épico, eterno y novelesco que nos han inculcado desde nuestra infancia.

Cada quien con su sentimiento Como conclusión, los sentimientos no son unívocos ni iguales para todo el mundo. Dependen de muchos otros factores ambientales. Pero aún admitiendo esa presunta singularidad de nuestros propios sentimientos -lo que nos hace realmente personas únicas e irrepetibles-, lamentablemente se da una constante en casi toda persona de una cierta edad. Con el tiempo, aprendemos a tener miedo a sentir y/o a asumir nuestros sentimientos. No aceptamos la vulnerabilidad y descontrol que éstos – afortunadamente- presuponen. Particularmente, cuando me encuentro con una persona que teme asumir y/o expresar sus propios sentimientos, suelo sugerirle que los revise. Que revise bien cada sentimiento y qué estímulos los genera. Por ejemplo, si uno cree haber estado enamorado de una persona y en un momento dado la relación, por cualquier causa, fracasa, debe analizar profundamente ese sentimiento y las causas y consecuencias que genera esta vivencia. Quizás ese enamoramiento original fuera inmaduro, o, como las personas evolucionan, tal vez esa relación ya no respondía a las expectativas de uno o ambos integrantes de la pareja. Por la causa que fuera, de eso a asociar amor con sufrimiento…debería haber un universo! O como considerar imposible un nuevo enamoramiento… En cualquier caso debe hacerse el luto necesario, es decir, aprender la lección que cualquier experiencia en la vida trae consigo. En este ejemplo, tal vez el progreso personal se dio sólo en uno de los integrantes y el otro se quedó en "stand by" emocionalmente hablando. O tal vez la manifestación del amor (sus rituales, gestos, guiños, etc.) o el rol de cada uno de los "contendientes" han variado en el transcurso de los años. Qué más da…pero hay que saberlo…para no caer en la gratuita auto-culpabilidad o en lo contrario, el victimismo innecesario. Y mucho menos caer en la condena perpetua, negándonos el derecho a vivir un nuevo amor! Pero perdón, debo una explicación. Hablo del amor porque es quizás el sentimiento más claro, común y evidente, aparte del que más víctimas produce! Pero esto es extrapolable al miedo, la felicidad, la incertidumbre, el bienestar, el dolor, el egoísmo sano, el odio, etc. Por eso sugiero siempre revisar todos nuestros sentimientos y las creencias, pensamientos y circunstancias que los amparan. Una vez hecho esto, uno debería recobrar la confianza en sí mismo –y no solo en los demás- y, sobre todo, reivindicar el inapelable derecho a sentir de nuevo, e incluso, a “equivocarse” otra vez…aunque mejor si es por otra causa y/o motivo, lo que significará que ha aprendido la lección! Si cambian las personas y sus circunstancias, también lo hacen sus sentimientos y la manera de sentirlos y vivirlos.

Pero ¿existe o no la “media naranja”? Por ello, particularmente, no creo ni he creído nunca en la "media naranja". Es más, considero que es un error considerarla y más aún buscarla…pues como decía irónicamente una amiga mía “si existe la media naranja, con la mía han hecho zumo!” Bromas aparte, creo mucho más importante que toda persona se perdone los errores del pasado y se conceda el inapelable y necesario derecho a sentir…incluso el amor o la felicidad! Y lo digo yo que, seguramente, he tardado demasiados años en lograrlo. Quizás por eso hoy insisto tanto! Alguien dijo que el enamoramiento está formado en partes iguales por amor, atracción y confianza. Y aunque sea poco ortodoxo afirmarlo, creo sinceramente que dado un primer "chispazo" con una persona (o la química, como otros denominan), los tres ingredientes son cuestión de trabajo constante y de voluntad. La confianza se gana día a día, como el amor; la atracción nace súbita o paulatinamente, pero se debe mantener para que dure. Luego están otros factores del amor, como la pasión, el interés mutuo o la comprensión. Y, por último, hay otros elementos igualmente importantes, pero que son –o deberían ser- comunes en cualquier relación humana, como son el respeto, la capacidad de comunicación, de entendimiento y de empatía. Así, con perdón, podríamos afirmar algo tan descabellado como que, en un momento dado, pueden existir en nuestro entorno más cercano varias personas susceptibles de enamorarse y enamorarnos. Y repito, sé que no es polite afirmarlo. Y sobre todo cuando se da un elemento -para mí crucial- como es "la conexión del alma"... y perdón por el trascendentalismo de esta afirmación! Dicho en otras palabras, que ambas personas “con chispazo mutuo” estén en la misma onda o, como dicen algunos iluminados, "en el mismo estado de evolución personal". Para mí, es la única garantía de una relación duradera, donde ambos integrantes tienen un mismo destino y la necesidad mutua de ayudarse a crecer cada uno de ellos. Evidentemente esto último deja fuera de juego la dominación, el engaño, el servilismo, la conveniencia y, como antes hemos afirmado, los condicionantes "ambientales y de educación".

La presunta madurez Llegados a este punto, y apartándonos ya del ejemplo "amor", nuestra madurez nos hace replantear nuestra vida. Y con ella, nuestros pensamientos, creencias e incluso sentimientos. Hemos cambiado y debemos conocer como ha actuado el tiempo –y, por tanto, nuestras experiencias- en todo ello. Qué queda de nuestro yo infantil, espontáneo y puro. Una vez identificado, debemos replantear nuestra vida para que nos ayude a recuperar lo perdido por el camino. Eso nos permitirá de nuevo sentir, hacerlo sin miedo y, como consecuencia, vivir más plenamente nuestra vida (sólo tenemos una vida... y no es demasiado larga). No hacerlo significa incurrir en el gran riesgo de seguir negándonos como realmente somos –y por tanto, como sentimos-, lo que nos llevará inexorablemente a repetir continuamente los errores del pasado y seguir viviendo a medias y peligrosamente nuestra vida… hasta que aprendamos la lección. Con perdón por el atrevimiento, pero… ¿qué es sino el cáncer? ¿por qué aumentan día a día las enfermedades psicosomáticas o dolencias de origen desconocido, como las alergias, los trastornos de todo tipo, etc.? Sin duda la experiencia siempre es buena, pues nos permite aprender y eso, madurar. Pero muchos maduran ganando en escepticismo, doble moral, dureza, insensibilidad, intolerancia y -piensan ellos- en sabiduría humana y presunto control de su vida. Cuando la madurez sana debería aportarnos relatividad, más tolerancia, más sensibilidad y mayor confianza en nuestra propia capacidad, aparte de fomentar el derecho a ser como uno es, a vivir la vida como tal -y sentir forma parte esencial de ella- y a intentar ser feliz, compartiéndolo. Pero, para bien o para mal, nosotros mismos tenemos la libertad de escoger cómo preferimos madurar… y, por tanto, vivir. Por tener, incluso disponemos del innegable derecho a escoger no madurar (síndrome de Peter pan), no sintiendo lo que realmente sentimos o no viviendo intensamente la realidad de la vida!

¿SALUD MENTAL?

Una noticia sorprendente El periódico ("La Vanguardia" 16 de septiembre del 2007) publicaba que más de un 30% de personas que acudían a un Centro de Atención Primaria (CAP) requerían asistencia psicológica por algún trastorno mental o emocional. Pérdidas de familiares, desamores, relaciones conflictivas entre padres e hijos, problemas laborales, soledad... multiplican las consultas a los CAP, aunque muchas veces son simple tristeza o preocupación, sin llegar a signos de patología que debiera tratar un médico. A la vez, crecen las consultas de personas que sí sufren ya síntomas de patología. La sanidad pública no estaba preparada para esta creciente demanda. Intenta mejorar la atención, sobre todo, potenciando la prevención. Mal de muchos… Según el rotativo, uno de cada cuatro europeos (28,3% de las mujeres, 21,6% de los hombres) padecerá algún trastorno mental en su vida (como depresión, ansiedad...). Un 3% de la población catalana (200.000 adultos y niños al año) ya es atendida en el centenar de centros de salud mental de la red de uso público. "Es un porcentaje elevado, en otros países europeos es del 2%", afirma Cristina Molina, responsable de salud mental del Departament de Salut. La conselleria estima que un 40% de esos pacientes no sufre patología que requiera de la red especializada. Pero los CAP también se saturan: los médicos de familia calculan que al menos un 30% de consultas obedece a problemas de salud mental o emocionales. Y aún hay enfermos no diagnosticados. "Los factores que influyen en el bienestar son el trabajo, la relación de pareja, los ingresos económicos, la etnia, el país, ningún aspecto estricto de salud; la salud mental tiene más que ver con la existencia", decía Matt Muijen, un responsable de salud mental de la Organización Mundial de la Salud en un congreso celebrado esta semana en Barcelona. Los trastornos mentales crecen, favorecidas las alteraciones biológicas por los cambios sociales como envejecimiento, adicciones, sobrecarga laboral... -Muijen criticaba que menos del 20% de los lugares de trabajo europeos hacen actividades de prevención de salud mental-. Y a las enfermedades se suma una medicalización de problemas que las personas no saben cómo sobrellevar y por los que van al médico en busca de ayuda, señala Molina. "Si vienen, no podemos dejar de atender a nadie". Un poco más allá… Sin duda este artículo me da qué pensar. Y ahora pienso en todas aquellas otras personas que no acuden al CAP, aquellas que andan por la calle, que trabajan, que tienen niños y los cuidan, que salen de copas, que viajan, e incluso dan consejos a sus conocidos y amigos. Todas esas personas anónimas que cualquiera de nosotros nos cruzamos en nuestra vida. No están formalmente “afectadas por un trastorno psicológico”. Pero si, quizás muchas de ellas, sufren -o así lo sienten- los diferentes avatares de la vida y, muchas veces, se sienten desorientadas. Ésas personas difícilmente asumen estar mal. Y quizás no lo están, pero tal vez no están tan bien como para poder afrontar las sorpresas que el mundo nos depara día a día. Nuestro mundo hoy es impredecible, sorprendente, cambiante... y a veces eso es precisamente lo que nos crea incertidumbre, inestabilidad e incluso miedo. Y aunque no presuponga una patología, saber gestionar la vida -la propia y la ajena- es importante, cuando no, necesaria. Seguramente la solución estará fuera del CAP, de los terapeutas, de los psicólogos, de los videntes. Más que probablemente estará en el interior de cada una de esas personas. Sólo hay que saber "escucharse" a uno mismo y actuar como este nos dicta. La psicología y la medicina actual a duras penas tratan los síntomas, sobre todo cuando se trata de patologías. Pero las verdaderas causas están enraizadas en cada persona, en su mente, en sus esquemas aprendidos, en su propia manera de ver la vida. Cambiando todo eso, se ve la vida de otra manera, se aprende a gestionarla. De esta forma, incluso los problemas se perciben como oportunidades.

No es una tarea fácil ni tan siquiera el resultado de un periodo determinado. Ésa labor "personal e intransferible" dura toda la vida. Sólo hay que tener el valor de decidir hacerlo. Tampoco hay una edad para ello. El premio, uno mismo. Pero como todo lo que tiene valor en esta vida, tiene sus dificultades y requiere un esfuerzo continuo, actuar libremente y con convencimiento, y, por qué no, recibir algo de incomprensión en nuestro entorno y en nuestro mundo cotidiano. Pero lograrlo significa tener recursos propios en uno mismo para afrontar con firmeza este loco mundo. Porque “dentro nuestro” se explica sin tapujos el cambio constante, la capacidad de sorpresa necesaria, lo efímero en nuestra vida... e incluso el significado de la muerte. Aprender a oírse uno mismo -más allá de la intoxicación proveniente de nuestros pensamientos- es necesario para entender el sentido de nuestra existencia. Quizás no nos enseñará el camino, que por otro lado irá surgiendo del día a día, pero sí el destino, nuestro destino.

Sin destino no hay camino Tal vez muchas de las personas que acuden en busca de ayuda psicológica no entienden el camino ni lo que se encuentran en él, simplemente porque no tienen un destino conocido. Sin destino, no puede haber camino... ni mucho menos entender lo que nos vayamos encontrando en él. Así es hasta lógico que una persona "en su sano juicio" se sienta como una peonza al albur de lo que sucede cada día en nuestro mundo. Demasiados acontecimientos inesperados, demasiados cambios en la vida de cada uno, demasiadas informaciones sobre precariedad laboral, maltrato doméstico, mobing, conflictos bélicos, tragedias humanas y catástrofes naturales. Lo difícil es estar “cuerdo”. Tiene que haber algo "por encima nuestro" para dar sentido a todo esto. Porque, sin duda, lo tiene. Pero, independientemente de lo que uno crea, mi visión es que el sentido está en realidad "dentro nuestro", no "por encima". Y con esto no necesito renunciar a la idea de Dios que cada uno tiene y práctica; asumo que el ser humano es esencialmente un ser espiritual. Pero nadie me negará que en cada una de las religiones existe un dios-hombre o encarnado -quizás temporalmente- como tal. Creo sinceramente que Dios está en el alma de cada uno de nosotros y a través de ella se manifiesta. Por eso el alma no nos niega como somos - aunque a veces sí como creemos ser- y no tiene otro objetivo que procurarnos la felicidad, aunque a veces también nos cueste entenderlo. Pero, como hombres, somos, a la vez, libres y capaces de seguir a nuestra alma. Sólo hay que tener el valor y la voluntad de hacerlo.

El siguiente paso… Una vez alguien decide seguir el dictado de su alma, el siguiente paso es "institucionalizarlo” como modo de vida. Una nueva vida en la que todo cobra sentido. Los momentos, los lugares y las personas, incluso los problemas, que nos acompañan en el trayecto tienen su razón de ser. De todos ellos se aprende. Todos ellos son necesarios para crecer como personas durante el tiempo -corto o largo, qué más da- de nuestra vida. Ya no hay sorpresas, sino capacidad de sorprenderse. Ya no hay problemas, sino oportunidades - quizás imprevistas- para aprender. Ya no hay simplemente personas que nos rodean, si no mágicos encuentros que nos otorgan plenitud. Pero además se da otro fenómeno en el camino. Cada vez que uno persigue a su alma, siente la imperiosa necesidad de proyectarla y compartirla con los demás. Y lo que uno ofrece en la vida, eso mismo le devuelve ella. Así, poco a poco, día a día, persona a persona, estaremos cambiando nuestro pequeño mundo... a uno más solidario, tolerante, respetuoso y humano. Que falta nos hace!

SÁLVESE QUIEN PUEDA!

Hay épocas en que todo parece especialmente movido, nublado y turbulento. Quizá septiembre es una de ellas. La gente cercana no hace más que comentar desgracias, propias y ajenas; personas conocidas caen súbitamente enfermas o fallecen; conocidos pierden su trabajo; parejas con problemas o que rompen su relación. En el “más allá”, noticias de catástrofes naturales, fraudes, violencia doméstica, delitos, malos presagios, informes sociológicos sobre nuevas enfermedades y patologías, malos augurios con el calentamiento terrestre, etc. Todo parece estar y funcionar al revés. En nuestro día a día, malas caras, poca gente sonriendo por la calle, nuestros jefes y compañeros de trabajo malhumorados, nuestros hijos susceptibles e irritables, el vecino que nos cruzamos cada día con cara de "manzanas amargas", el tráfico urbano irascible y caótico... nosotros mismos apáticos o deprimidos. La vida se nos echa encima, nos cuesta sobrevivirla, todo resulta caro, incómodo e incluso perverso a nuestro alrededor. Es como si una conspiración cósmica estuviera avasallándonos, increpándonos, haciéndonos la vida imposible o poniéndonos a prueba. ¿Qué demonios pasa? ¿Es que todo el mundo se ha vuelto loco? ¿Nada sucede como tiene que suceder? ¿Qué rara epidemia hay en el ambiente? ¿Dónde está lo fácil en esta vida?

Sin duda algo pasa Tenemos todos los síntomas para pensar que hay algo "detrás" de toda esta maraña de despropósitos. ¿Un mundo imperfecto que en ciertos momentos se pone en evidencia? ¿Un nuevo tipo de astenia, en este caso otoñal, invade a la población?¿O acaso está cercano el fin del mundo y éste nos envía señales? No sé si también hay algo de todo esto en lo que pasa en esta época, lo que sí que sé es que una gran parte de todo ello no es tan ajeno a nosotros mismos, a cada uno de nosotros. De acuerdo, hay cambio de horarios, de clima, de deberes y obligaciones, de compromisos y de hábitos. Hemos vuelto a la rutina! Y todo ello, sin duda, nos afecta. Y afecta específicamente a nuestro cuerpo y a nuestra mente. En este sentido, somos vulnerables a nuestro entorno, como todos los animales de la Tierra. Quizás porque hoy no tenemos otras "agarraderas”, otros referentes para anclarnos frente a la incertidumbre ambiental. El mundo actual nuestro va demasiado deprisa y en nuestra embarcación los chalecos salvavidas están sólo pintados en la pared. Y el barco, de vez en cuando, es agitado por las olas, cuando no, zozobra. Y esos salvavidas pintados (el dinero, la posición social, el prestigio, el lujo, la comodidad, etc.) de nuestra vida, no nos sirven. Seguramente nuestros antecesores -abuelos, padres, etc.- disponían de otro tipo de “resortes”, como la necesidad de levantar un país destruido por la guerra, la práctica religiosa o su propia capacidad personal y generacional de sufrir en esta vida. Pero hoy, estos anclajes ya no nos sirven, muchos de ellos los hemos abandonado... pero no hemos buscado la alternativa ni recambio.

Por ahí fuera… Por ello, nos aferramos inútilmente a esos "otros salvavidas", como la comodidad, el lujo, el prestigio, el dinero... generalizando, el bienestar. Pero, ¿qué pasa cuando el bienestar se tambalea…o lo hace una de sus “patas”? Pues que nos sentimos inquietos. Nuestra torre de Babel tiembla. Y eso hace que veamos nuestra propia vida con una mirada escéptica, recelosa, pesimista. Es entonces cuando buscamos compensar esa “mala visión nuestra” fuera, en nuestro entorno. Y nos evadimos, haciendo deporte, intentando disfrutar del ocio, etc. Pero resulta que nuestro entorno – nuestros amigos, compañeros de aficiones, etc.- no está mejor que nosotros y, por tanto, no nos ayuda a cambiar nuestra perspectiva. El resultado es que esa cierta "neurosis" personal se realimenta con cada una de las "neurosis" particulares de quienes nos rodean. Ya la hemos liado! Buscábamos en nuestra vida ordinaria y en las personas que la conforman algo de paz, calma y sosiego, y en cambio encontramos de nuevo incertidumbre, inquietud y miedo. Mal de muchos… Algo hacemos mal, sin duda.

Intentamos navegar sin mojarnos Tal vez detrás de todo ello esté esa cierta precariedad e inestabilidad que todos sentimos frente a la vida actualmente. Seguramente sólo hemos aprendido con el tiempo a navegar por ella "sin mojarnos". Es decir, sabemos bien cómo vivir sin que nos afecte demasiado el oleaje, capeando la tormenta. Culpamos de nuestros propios errores al prójimo, al entorno, a las circunstancias, al ambiente e incluso al clima. Y claro, se repite año a año, con cada nuevo problema. Y cuando vienen de verdad maldadas, nos encerramos en el camarote esperando que amaine la tempestad sin que se hunda el barco. Y quizás lo logramos la mayoría de las veces... aunque más de uno a fuerza de ansiolíticos, terapias o simplemente depresiones, leves pero depresiones. Y a la vez, esas leves depresiones año a año van mermando las expectativas, las ilusiones... en definitiva, el optimismo. Así ya es difícil que en este mundo civilizado y desarrollado nuestro encontremos por la calle personas sonrientes, satisfechas y felices. Hace poco una amiga mía que ha visitado África recientemente me enseñaba unas fotografías de unos niños africanos harapientos, con hambre y muy pobres... pero con una sonrisa sincera y espontánea que hacía tiempo no veía… ni tan siquiera en nuestros hijos colmados de atenciones, alimentos, juguetes y lujo. Algo estamos haciendo mal, sin duda.

¿Comerse el coco? Seguramente no habrá que ir muy lejos a buscar la solución a todo ello. Pero tiene que ser una solución viable, auténtica y duradera. El hecho es que, tal como vemos la vida, ella nos lo ofrece. Si sólo vemos sus problemas, nos brindará más problemas. En todo caso, tenemos “sobre el tapete” el problema y el ser humano –ingenioso él- tiene varias opciones para abordarlo…no necesariamente solucionarlo!

No es bueno concentrarse en los problemas, en las trabas, en los pequeños inconvenientes que, “fortuitamente”, encontramos a nuestro paso. Es bueno sí, tenerlos en cuenta... pero sólo con el afán de aprender de ellos, pues todo en nuestra vida trae consigo una lección, por dolorosa que sea. Si uno es fuerte, el darle vueltas a los problemas, le ayuda a superarlos. Es lo que vulgarmente llamamos "comernos el coco". Yo mismo lo he hecho durante muchos años cuando aparecían dificultades en mi vida. No niego que entonces me sirviera. Pero hoy, soy consciente del derroche de energía que suponía y, lo que es peor, del tiempo perdido que me impidió vivir otros momentos –seguramente mejores- que la vida me proponía... y que no podía ver porque estaba concentrado en mí mismo y en sobrevivir a la tempestad. Quizás ahora ya no dispongo de tanta energía ni tanto tiempo para derrochar. O tal vez la experiencia y la madurez me han enseñado que existen otras formas de abordar los problemas y solucionarlos para siempre. Más sencillas, con menos costo personal.

¿Y comerle la oreja a alguien? Por alguna oscura razón, el presunto remedio ante los problemas parece pasar necesariamente por comer algo, ya sea el coco o la oreja, como se dice hoy popularmente. “Comerle la oreja a alguien” (sin otras connotaciones, claro está) significa hablar con otra persona, contarle todas nuestras penas y alegrías, aunque éstas últimas son las que menos se cuentan para desgracia para la “víctima” elegida. Normalmente recurrimos a alguien, ya sea un amigo, un terapeuta o un confidente circunstancial, para que escuche todas nuestras lamentaciones. En muchas ocasiones, ni tan siquiera esperamos que nos responda, nos asesore o nos dé su opinión al respecto. Una anécdota personal. Siempre recordaré una velada en un bar, hace tiempo, cuando se me acercó una agradable señorita -por cierto, bastante atractiva- y, sin conocerme, estuvo durante más de 30 minutos explicándome su vida pasada, sus actuales circunstancias personales y sus problemas; una vez acabó, sin tener tiempo de decirle yo nada, se despidió cordialmente con dos besos y se fue; evidentemente me quedé atónito... aunque quizás sólo fuera porque era una muchacha atractiva y se había marchado sin yo siquiera saber su nombre y su teléfono. Ironías de la vida aparte, en muchas ocasiones cuando tenemos problemas, buscamos alguien que nos escuche... y ni tan siquiera esperamos que nos entienda ni mucho menos que opine. Hay que admitir que el simple hecho de explicar uno sus problemas a alguien exige conocerlos. Al comentarlos, ya surge su efecto. Uno sabe que los tiene y esa es el primer paso para poder solucionarlos. Es un típico hábito femenino… y que, en ciertos casos, funciona. Claro que después también hay quien, solo conociéndolos, no hace nada por solucionarlos y aprende a convivir con ellos toda su vida!

En otras ocasiones, al "comer la oreja a alguien” buscamos también su consejo. Pero entonces hay que escoger bien a la víctima propiciatoria. En cualquier caso, debemos buscar a alguien que nos conozca suficientemente o, por el contrario, completamente objetivo y ajeno a nuestra vida pero que, en cualquier caso, sea capaz de "ponerse en nuestra piel". No obstante, por aparentemente adecuada que sea su opinión, deberemos considerarla como una más, aparte de la nuestra. Siempre es bueno contrastar una opinión, aunque siempre es mejor tener a alguien que sea capaz de dirigir “desde fuera” nuestros propios recursos internos.

La infalible prueba del espejo Tal como ocurría en el cuento de Blancanieves, a veces el remedio a nuestros problemas está mucho más cerca: en el espejo sabio. Basta mirarse a sí mismo ante un espejo y dejar fluir nuestra mente o corazón. Vale la pena probarlo, pero con cuidado pues quien rompe un espejo…

De entrada, posiblemente no seremos capaces de ver más allá de nuestras ojeras, nuestras incipientes -o no- arrugas y “patas de gallo”, nuestra expresión facial. Pero si persistimos en la visión nos daremos cuenta de que frente a nosotros hay alguien, en el mejor de los casos, posiblemente desconocido y, en el peor, menospreciado y vilipendiado. Uno mismo, sí señor. Si somos capaces de aguantarnos la mirada frente al espejo –lo que no es fácil-, empezarán a brotar ideas, pensamientos y creencias sobre nosotros mismos que, posiblemente, desconocíamos... aunque nos hacían actuar de una manera determinada en nuestra vida. Ah, ¿o sea que todo eso que nos sugiere nuestra imagen es lo que en realidad nos hace comportarnos como lo hacemos? Pues sí. Si uno se ve a sí mismo atractivo, siempre irradiará atractivo; si en cambio uno se ve desdichado, actuará habitualmente proyectando su desdicha... y así sucesivamente. Y, como hemos dicho anteriormente, lo que le damos a la vida, ella nos lo devuelve con creces. Si nos vemos a nosotros mismos como desgraciados y actuamos como tal… ¿qué nos ofrecerá nuestra vida? Nos ofrecerá lo que parece le pedimos, es decir más desgracias y seres igualmente desgraciados alrededor nuestro. O sea, hay que modificar la perspectiva: cambiar la manera de vernos a nosotros mismos cambiará nuestra manera de actuar y, con todo eso, cambiará nuestra manera de ver y vivir la vida. ¿Fácil, no? Pues empecemos por anotar todas esas ideas absurdas que fluirán desde nuestra mente perversa durante nuestra observación frente al espejo y analicemos qué hay detrás de cada una de ellas para considerarnos así. Muy posiblemente solo leerlas ya nos hará cambiar nuestra propia percepción! Un buen ejercicio, sí señor.

Porque nuestros problemas son sencillamente dudas Por eso en la vida no se trata de adaptarse a no ser como somos y el mundo quiere, ni se trata de esquivar las dificultades, ni tan siquiera intentar evitarlas, porque además, casi nunca es posible. Todo está milagrosamente concatenado! Si los problemas o dificultades están es, sencillamente, por algo. Ni más ni menos que para enseñarnos cómo somos en realidad, más allá del concepto – normalmente erróneo y/o limitado- que de nosotros mismos hayamos fabricado artificialmente a través de los años y, seguramente, con el beneplácito de los demás, probablemente el mismo sujeto desconocido y ajeno a nosotros que nos mostraba el espejo en la anterior prueba. Sin las dificultades no llegaríamos nunca a aprender lo que tenemos que aprender para esta vida: cómo somos y, por tanto, hacia dónde vamos. Además, si las consideramos oportunidades para conocernos y así crecer, no nos afectarán tanto y traerán consigo la solución a nuestras dudas. Porque nuestros problemas casi siempre son sencillamente dudas. Si nos conocemos, sabremos hacia dónde vamos y, por tanto, adoptaremos la decisión más acertada –para cada uno es diferente- a tomar ante una circunstancia, por imprevisible que ésta sea. La solución a nuestras dudas existenciales se nos desvelará a través de sutiles señales apenas perceptibles, como una imagen espontánea, una idea fugaz o una palabra clave en cualquier momento, en cualquier lugar o ante alguna persona, muchas veces incluso desconocida. Sólo hay que saber estar atento y entender esa señal. Nuestra alma, a través de la vida que guía, nos brinda la solución a nuestras posibles dudas. Sólo hay que creer en ambas -el alma y la vida- y, sin miedo, dejarse llevar... aunque no necesariamente encaje con nuestros “planes”. Como mínimo nos acercará más a nosotros mismos!

¿Destino, energía cósmica, azar, designio divino? Cuántas veces estamos pensando durante días seguidos en una persona concreta a la que hace tiempo que no vemos, y, súbitamente, nos la encontramos andando un día cualquiera por la calle. Cuántas veces nos fijamos en un instante de nuestra vida y creemos haberlo vivido antes. Cuántas veces nos presentan a alguien hasta entonces desconocido y nos da la sensación de haberlo tratado antes, como si fuera un reencuentro. ¿Destino, conspiración cósmica, azar, designio divino? Algunos le llaman premonición, otros se inclinan por fenómenos paranormales, otros reivindican otras vidas anteriores almacenadas en la memoria subconsciente, otros recurren a la divinidad con sus milagros... Particularmente creo que es mucho más sencillo. Es la magia de la vida, que esta “dentro nuestro" y se nos ofrece siempre que estemos atentos, que creamos en ella… y sepamos entender y aceptar lo que significa y aporta a nuestra vida. Los científicos, empeñados en mesurar todo lo humano y divino, afirman que nuestra mente genera unos 60.000 pensamientos cada día. Independientemente de donde provengan esos pensamientos e incluso aceptando que el ser humano –dicen- sólo explota un 15% de sus capacidades cerebrales, el potencial del ser humano es ilimitado. Da igual si le llamamos consciencia, subconsciente, yin-yan, super-ego, karma, alma… el hecho es que la solución a todo lo que nos atañe está en nuestro interior!

Hay que cambiar nuestro "chip" para cambiar nuestra visión Si viviendo el día a día, trabajamos ese interior nuestro, nos conocemos, lo asumimos y aceptamos… y permitimos que sea él quien conduzca nuestra vida -porque dispone de las soluciones a nuestras dudas- seremos fuertes de verdad ante la aparente adversidad, los problemas, las dificultades... y, como consecuencia, más independientes frente al entorno. Eso nos hace responsables de lo que somos, de lo que nos pasa en nuestra vida y, dicho sea de paso, nos hace seres singulares e irrepetibles, no meros seres vivos. Hay que cambiar nuestro "chip" para cambiar nosotros mismos y eso cambiará, a la vez, nuestra vida. Y eso significa abandonar todos esos pensamientos y esquemas que un día elaboramos para explicar lo que ven solo nuestros ojos -y, como consecuencia, nuestra mente limitada- y vivir la vida tal y como viene. Si buceamos con voluntad y valentía –no siempre es fácil aceptar lo que encontraremos- en nuestro interior hallaremos solo "lo que somos realmente" y "cómo nos debe afectar lo que vivimos". Tendremos entonces el innegable protagonista y el verdadero guión para entender la película de nuestra vida y todo lo que suceda en ella! Si además esto trae consigo la felicidad…

SÍ O NO. GUIA PRÁCTICA PARA TOMAR MEJORES DECISIONES

Fragmentos de libro de Spencer Johnson (Ed. Empresa Activa, 2003) Para tomar una decisión mejor, primero dejo de ejecutar una decisión desafortunada”. Evito la indecisión y las medias decisiones basadas en medias verdades. Utilizo ambas partes de un sistema fiable para tomar decisiones mejores de forma constante: con cabeza fría y corazón caliente. - Utilizo mi cabeza formulándome una pregunta práctica, y - Consulto mi corazón formulándome una pregunta de índole privada. Luego, tras haberme escuchado a mí mismo y a los demás, tomó una decisión mejor y actúo de acuerdo con ella. Cuando persigo exclusivamente la necesidad real, mi capacidad de decidir es superior y tomo decisiones mejores más pronto. Atender a la necesidad real. Perseguir la necesidad real desde el principio consigue mejorares resultados al final. Eso implica tanto visionar primero los resultados necesarios con tal lujo de detalles que ya me pueda sentir como si los hubiera alcanzado, como hacer luego únicamente lo que se corresponda con la necesidad real. Los deseos son anhelos, las necesidades son exigencias. Las necesidades son esenciales para el éxito y la plenitud. Para descubrir lo que meramente quiero me pregunto "¿qué quisiera hacer ahora?” Para determinar lo realmente necesario me pregunto “¿qué quisiera haber hecho?”. “¿Qué es lo que necesito realmente esta decisión?”. “¿Qué es lo realmente necesario para que los demás y yo mismo nos sintamos exitosos y satisfechos?”. “¿Esta mi visión claramente centrada en los resultados necesarios?”. “¿Estoy diciendo “sí” únicamente a lo que cumple con la necesidad real, y “no” a todo lo demás?”. “¿Estoy atendiendo a la necesidad real?”. Utilizo la cabeza para formularme una pregunta práctica. Estoy atendiendo a la necesidad real, me estoy informando de las opciones disponibles, lo estoy pensando a fondo. Si o no. A medida que reúno más y más información, soy más consciente de las opciones de que dispongo. Las opciones. En primer lugar, me doy cuenta de que probablemente hay varias opciones de las que no soy consciente. A medida que voy reuniendo información, soy cada vez más consciente de mis opciones. Elijo entre ellas la opción que satisface la necesidad real. La información es un conjunto de datos y sentimientos, es decir,” lo que es” realmente más “lo que las personas sienten” acerca de ello. Reúno la información necesaria. La observo directamente o, si alguien me la da, la verifico personalmente. ¿Dispongo de la información que necesito?¿Quién la tiene?¿Dónde esta? ¿Cuál es el mejor modo de obtenerla?¿La he verificado por mí mismo? A medida que voy reuniendo la información necesaria ¿me voy dando cuenta de cuáles son mis opciones? ¿Me estoy informando sobre cuáles son las opciones disponibles? Utiliza la cabeza para formularme una pregunta práctica:¿estoy atendiendo a la necesidad real, me estoy informando de las opciones disponibles, lo estoy pensando a fondo? Si o no. Para tomar una decisión mejor me pregunto: ¿qué sucederá probablemente entonces?¿Y luego...?¿Y luego...? Y así hasta haber pensado mi decisión de tal modo que obtenga con ella resultados mejores. Pensarlo a fondo. Mis decisiones pasadas son mis mejores maestros. Observarlas de forma realista puede enseñarme más que cualquier persona a ver la realidad y evitar la ilusión. Al analizar los resultados pasados, no soy demasiado duro conmigo mismo. Me ánimo. Hice lo mejor que pude. Ahora consigo mejores resultados porque me centro en satisfacer la necesidad real, me informo de las opciones disponibles y pienso las cosas a fondo para un resultado mejor. Para evaluar mis resultados, los comparo con el grado en que satisfacen mi necesidad real. ¿Cómo deberían ser esos resultados para que satisficiesen mi necesidad real? Si actúo según mi decisión ¿qué es probable que suceda? ¿Y luego,,,? ¿Y luego…? ¿Sería eso que temo el peor de los resultados? ¿Cuál sería el mejor resultado? ¿Qué haría en el peor de los casos? ¿Y en el mejor? ¿Con cuánta claridad puedo anticipar los resultados más probables para mí? ¿Y para los demás? ¿Me lo he pensado a fondo? “Mis decisiones revelan mis creencias”. “Cuanto antes vea la verdad, antes tomaré una decisión mejor”. Mi integridad. Mis decisiones desafortunadas se basaron en ilusiones que en su momento creí. Mis mejores decisiones se basan en las realidades que reconocí a tiempo. Cuanto antes percibo la realidad, antes tomo decisiones mejores. Para encontrar la verdad, debo buscarla. La mejor decisión se basa en una respuesta simple, que acaba por convertirse en la respuesta evidente. Para descubrir la verdad, busco primero la ficción que deseo tomar como cierta, pero con la que no puedo contar realmente. Habida cuenta de que vemos con más facilidad los errores de los demás, aparco frecuentemente mi ego y pregunto a otros qué es lo que ven. Luego compruebo si lo que me dicen se corresponde con lo que a mí me suena a cierto. ¿He analizado suficientemente mis decisiones pasadas como para poder aprender de ellas?¿He verificado suficientemente la realidad observando lo que pasa realmente a mi alrededor y dentro de mí?¿Me he dado cuenta de lo evidente?¿Me estoy diciendo a mí mismo La Verdad?¿Refleja mi decisión que estoy siendo honesto conmigo mismo, que confío en mi intuición y que me merezco algo mejor? Si o no. “Mis sensaciones pronostican a menudo las consecuencias”. Mi intuición. Cuanto más utilizo mi intuición para observar lo que siento en relación con el modo como estoy tomando la decisión, más me protejo a mí mismo de cometer errores graves. Lo que siento pronostica a menudo los resultados que obtendré. No tomaré mi decisión basándome en el miedo, puesto que este nunca me ha aportado buenos resultados. Puedo tomar decisiones mucho mejores sin lugar de dejarme guiar por mi ego, dejo que lo haga mi Mejor Guía. ¿Me siento estresado o en paz? ¿Claro o confuso?¿Exhausto o pletórico de energía?¿Egoísta o guiado?¿Qué decidiría si no tuviese miedo?¿Me hace sentir realmente bien esta decisión?¿Tan bien como mi color favorito, como encontrarme con un buen amigo, como dar un paseo apacible? Si no me hace sentir bien, lo más probable es que no sea la mejor decisión y que tenga que cambiarla. ¿Estoy confiando en mi intuición? Consulto mi corazón formulándome una pregunta de índole privada:¿refleja mi decisión que estoy siendo honesto conmigo mismo, que confío en mi intuición y que merezco algo mejor? Si o no. A menudo obtenemos los resultados que, aun sin saberlo, creemos que nos merecemos. Mi introspección. Mis creencias afectan a mis decisiones, particularmente en lo relativo a lo que creo que merezco. Para descubrir lo que realmente creo, observo atentamente lo que suelo hacer más a menudo. Tal vez pienso que me merezco algo mejor, pero mis acciones me demuestran que a veces no creo realmente merecerlo. La clave para tomar decisiones mejores de forma constante consiste en optar por creer que me merezco algo mejor, y en actuar acto seguido de acuerdo con esa creencia. ¿He analizado con suficiente atención mis decisiones y mis acciones pasadas, como para poder descubrir lo que realmente creo que me merezco? ¿Soy consciente del modo en que mis decisiones revelan mis creencias?¿Creo suficientemente en mi decisión como para actuar sin demora de acuerdo con ella?¿Qué decidiría hacer ahora mismo, si realmente creyera que me merezco algo mejor? Consulto mi corazón formulándole estas preguntas. Somos nuestros propios guías para tomar decisiones mejores. Y podemos ayudar a los demás a descubrirlo. ¿TENEMOS MÁS MIEDO A LA MUERTE O A LA VIDA?

Hace poco leía que los jóvenes de hoy tienen más miedo a la vida que a la muerte. Sinceramente, creo que esa es un pensamiento más arraigado en la población de lo que parece. Claro que también se afirma que es mejor morirse que estar muerto en vida!

La muerte acecha Frecuentemente la muerte nos visita. En ciertos momentos, la enfermedad de alguien cercano o la defunción de un amigo o conocido, nos pone frente a frente ante la muerte o simplemente su posibilidad. En Occidente, se ha preservado la función de la muerte como algo lejano, límite y fin de la vida, a pesar de que las diferentes religiones le han otorgado un papel "más allá", o la entrada a una nueva vida. Particularmente creo que nuestra cultura no ha analizado la muerte como tal, simplemente sigue empecinada en demostrar científicamente su certeza o averiguar y describir el momento. Pero considero que esa infructuosa búsqueda no aporta nada a nuestra visión de la vida ni de la muerte. Creo que la muerte, como tal, es un acontecimiento más de nuestra vida y debemos aceptarla como es, sin falsas expectativas. Es un acontecimiento que llega cuando llega, pero siempre nos coge desprevenidos o, como mínimo, distraídos. La medicina y la investigación científica intentan sobrellevarla, admitirla como simple negación de la vida y, en el mejor de los casos, postergarla o dilatarla en el tiempo, aunque sea a cambio de una vida "a medias", ajena y muy poco humana. La religión católica, por citar un ejemplo, no ha hecho mucho más en la cuestión de la muerte; aunque afirma que es el inicio de una Nueva Vida, sólo hay que oír los sermones de los sacerdotes en un funeral para darte cuenta de que siguen insistiendo más en la pérdida de alguien que en una nueva puerta más allá de nuestra vida. Entiendo el mensaje y la pena de quien rodea al difunto, pero no por su protagonista…

Una vida completa En cualquier caso, repito, la muerte es parte de nuestra vida. Y una parte fundamental, como lo es nuestro nacimiento, dar a luz a un hijo (para una mujer) o la ya mencionada muerte. En esos tres momentos claves de nuestra vida estamos fundamentalmente solos. Puede haber espectadores, asistentes, intermediarios, sanadores... pero el actor se siente solo ante su destino. Será quizás por ello que conviene aprender a vivir la soledad (que no es lo mismo que ser solitario!) como parte consustancial al ser humano. Pero no todo mundo aborda la muerte de la misma manera. Hace un tiempo, en un funeral de un conocido, entre varios comentábamos la razón de la muerte. Más allá de lo que provocó la defunción de esa persona o el proceso, a mi me interesaba el cómo había llegado él hasta su muerte. En ese caso -desgraciadamente demasiado infrecuente- ese notable personaje había cumplido su objetivo en la vida: fue un prestigioso profesional, reconocido activista en lo social, un gran estudioso e intelectual, un gran padre de esa familia que quiso y supo crear, un respetuoso y amoroso marido, un abuelo genuino... Podríamos afirmar que fue, sin duda, un hombre completo, verdadero protagonista de su vida y un entusiasta espectador de la vida de los que le rodeaban. Quizás es este el único sentido de la vida... y una vez identificado, asumido y convertido en un modo de vida, ésta ya se siente completa. Cada persona tiene, a partir de ello, un destino que cumplir en su propia vida y una vez se halla en el camino, cualquier momento es bueno para morir. Ya la Biblia menciona un "presunto" Juicio Final para quien abandona esta vida. Definiciones escatológicas o teológicas aparte, creo que ese juicio final no es más que estar humana y espiritualmente preparado para abandonar este mundo. Evidentemente no niego que haya un "más allá", pero sí afirmo con contundencia que no todo el mundo está preparado para abandonar esta vida en cualquier momento…

Muerte en vida Para ello, sin duda, habrá antes que vivir la vida y encontrar su verdadero sentido, el de cada uno. Cada persona nace con una "dote" especial, sus atributos y sus carencias. En el transcurso de la vida potencia unas y "obvia" otras, en función de su educación, de su cultura y de la injerencia de las personas que le rodean. Normalmente es su propio entorno quien le condiciona a ser cómo es y cómo no es, aunque a veces esa determinación tenga poco que ver con quién es en realidad. Además de esto, debemos admitir que en nuestro mundo insano y artificial, es más importante tener, que ser. Algunos, incluso, pasan su vida "almacenando" posesiones, ya sea dinero, patrimonio, cultura, relaciones... esposa o marido, hijos o comparsas. Su valía depende más de lo que tienen, que de lo que son. Y todo eso tiene poco valor ante la verdadera vida y, por ende, frente a la muerte. Alguien dijo que lo más importante de nuestra vida es, precisamente, lo que no nos pueden robar... es decir, nuestros sentimientos, nuestras emociones, nuestros momentos y nuestros lugares vividos. Porque incluso nuestros pensamientos, expectativas y creencias pueden ser modificadas, usurpadas o eliminadas de nuestra mente. Pero nuestra sociedad y nuestra cultura, siempre intentando tangibilizar y mesurar nuestra existencia (seguramente porque es más fácil manipular lo concreto, irrelevante y colectivo) nos enseña que nuestra verdadera riqueza es lo que tenemos y lo que pensamos, nuestras creencias. Estamos en una sociedad que valora más la cantidad que la calidad, lo superficial más que lo profundo, lo tangible más que lo intangible. Y eso es precisamente lo que más valoramos de nuestra vida y lo que más nos cuesta desprendernos… La vida, una colección, personal e intransferible, de recuerdos, vivencias y silencios Es difícil convencer a alguien que lo más importante de nuestra vida lo llevamos "dentro", en nuestro interior... y que difícilmente podemos explicarlo o compartirlo, aunque para eso el ser humano desarrollara la pintura, la poesía, la fotografía, el cine, la arquitectura, etc. Ni tan siquiera el infructuoso intento de crear la lengua y sus palabras (lo que teóricamente nos diferencia del resto del mundo animal) nos permite muchas veces definir lo que sentimos y cómo lo sentimos. La mente humana es realmente limitada para entender, aceptar y expresar lo que el corazón siente en cada momento. Incluso afirmaría que las palabras (escritas o habladas) limitan, sesgan o desvirtúan los verdaderos sentimientos y emociones, pero nos ayudan a escapar del silencio!. Así, sentimientos como el amor, el odio, la soledad, el éxito, el fracaso, el desamor, la felicidad, etc. son difícilmente expresables mediante palabras o imágenes. Necesitan ser vividos, demostrados o compartidos en silencio! ¿Hay algo más bello -y, a la vez difícil- que compartir un silencio? Y el silencio, como la soledad, también no suele dar miedo! Llegados a este punto, cómo se le puede convencer a alguien que su paso por la vida –que no es siempre fácil ni como esperábamos- no será más que una colección, personal e intransferible, de recuerdos, vivencias y silencios, con sus pertinentes sentimientos y emociones. Porque, aunque sean felizmente compartidas, cada uno las ha sentido a su manera. Evidentemente eso determina ese cierto pánico ante la muerte (con su soledad y silencio consustanciales), momento en el cual lo vivido -y no siempre expresado ni compartido- cobra especial importancia frente a lo tenido.

Para morir bien, hay que vivir bien Eso, aunque paradójico y aparentemente contradictorio, es la clave. Si un atleta no corre bien su carrera, poco le importará la llegada a la meta! Y la muerte, sin duda, es nuestra meta... volante o definitiva, qué más da. Y vivir bien no es fácil, como tampoco lo es morir bien. Pocos mueren dignamente, habiendo cumplido su verdadero destino en la vida! Porque para llegar al destino, uno debe descubrirlo, asumirlo y convertirlo en una manera de vivir, como he dicho anteriormente. Y eso no es fácil, pues para ello, cada uno debe desprenderse de ese destino ajeno encomendado por la sociedad y por los demás, debe identificar sus cualidades, atributos y carencias para saber quién realmente es y, a partir de ahí, tener el valor suficiente de perseguir el destino que -con todo ello- tiene para su vida. Una vez lo logre, verá que el destino es el propio camino, como lo es la propia vida. No hay meta, sino trayecto. Y eso no es más que vivir, vivir bien la vida, nuestra propia vida. Para ello nuestra vida nos propondrá situaciones difíciles y otras placenteras, momentos únicos, lugares especiales, personas singulares... que harán de nuestra vida algo mágico e irrepetible.

Vivir intensamente… incomoda! Hace unos días, una amiga comentaba sobre mi capacidad de "dar la vuelta a las cosas que vivía" y encontrar siempre un mensaje en todas ellas. Creo que es la única forma de vivir plenamente y con sentido, aparte de eliminar esa incertidumbre que nuestra cotidiana vida nos ofrece. Supongo que es mi propia historia y mis vivencias quienes me han otorgado el privilegio de sentir así todo lo que hago y veo. Eso me hace sentir intensamente todos los momentos, lugares y personas que se cruzan en mi vida. En un mundo que nos invita más a "deslizarnos” por los acontecimientos que a vivirlos plenamente, eso no resulta siempre fácil... incluso resulta incómodo para algunos; porque ser uno mismo en este mundo resulta siempre transgresor para según quien... por poco manipulable, controlable o domesticable! Pero, a la vez, resulta necesario, gratificante y apasionante para mí y unos cuantos más... porque eso sí que es vivir de verdad la vida. Personas que he conocido les ha resultado atractiva o interesante mi manera de ser y de vivir la vida, e incluso les ha provocado admiración, curiosidad o, por qué no admitirlo, amor o miedo mi persona; de entrada, cuando uno es capaz de ver y apreciar en otro esa manera “especial” de vivir, la identifica con su misma voz interior o sus sueños... aunque esa persona espectadora no haya tenido (hasta ese momento) consciencia de ello ni seguramente el valor de verlo o vivirlo así. Alguien dijo que una persona es el mejor espejo para otra! Y el maestro o modelo a seguir siempre aparece cuando el alumno o aprendiz está más capacitado para aprender! Vivir la vida solo exige conocerse y respetarse a uno mismo, ser coherente con ello para vivir el hoy que nuestra vida nos ofrece... y todo ello convertirlo en un hábito necesario e irrenunciable. Todo el mundo tiene dentro de sí lo mejor para hacerlo, sólo debe "escucharse", dejarse guiar por esa sutil voz interior y tener el valor de vivirlo. Como se suele afirmar, hay que vivir cada día de nuestra vida como si fuera el último! ¿Una nueva versión del Juicio Final? Quizás, pero creo sinceramente que vivir de esa manera la vida y cada momento que ella nos propone es prepararse para la muerte plena.

Particularmente, no tengo miedo a la muerte... sino a la mala vida, entendiendo ésta como una renuncia, miedo o incertidumbre ante uno mismo y ante todo lo que nos rodea diariamente. Soy de los que pienso que prefiero haberme equivocado (y, sin duda, soy un coleccionista de errores) y perdonarme, que abandonar esta vida pensando especialmente en lo que nunca hice y pude hacer, fuera o no acertado en cada momento. En todo caso, mis errores me brindaron la posibilidad de aprender! Como se dice popularmente, "que me quiten lo bailao"! Además, y ya como exigencia personal, intento vivir intensamente, expresar lo que siento en cada momento... y, a ser posible, compartirlo con alguien que pueda entenderlo. Y, lo más importante, intento crear momentos únicos e irrepetibles cada día. Y creo que eso me provee de una cierta felicidad, simple y cotidiana, para mi vida... y para preparar mi muerte!

31 DE DICIEMBRE VIVE CADA DÍA COMO UNA VIDA ENTERA...

Quizás a las puertas de un nuevo año es cuando se hacen más promesas. Te propongo una que sería deseable vivieras cada nuevo día del nuevo año que está a punto de comenzar. Seguramente hay pocas cosas tan ciertas como que nuestro mayor tesoro en la vida es el hoy, el presente. Es en él, precisamente, donde la vida se nos ofrece de pleno y nos da la única e irrepetible oportunidad de ser. Observa, si no, un día cualquiera de tu vida: el sol nace de manera distinta cada día; el cielo cambia cada milésima de segundo ante tu atónita mirada; el olor, el sonido y la luz son singulares en cada mínimo instante del día; el atardecer no se repite nunca igual y muestra una tonalidad diferente cada segundo hasta que el sol se esconde; la negra noche va invadiendo nuestra pupilas, apenas salvaguardadas por una luna también cambiante. Y todo eso que te rodea crea en ti miles de sensaciones, sentimientos y pensamientos únicos e irrepetibles... segundo a segundo, minuto a minuto, hora a hora, día a día!

¿Has vivido dos días totalmente iguales en tu vida? ¿Has tenido exactamente los mismos sentimientos o sensaciones (los pensamientos, en cambio, sí son repetitivos, porque la mente solo controla lo conocido y predecible) más de un día? ¿No sabes que hoy es el último 29 de diciembre del 2008 que vivirás? ¿Puedes perdértelo, como un día cualquiera más en tu vida? ¿Qué crees que la vida espera de ti en este singular día?

Y para acabar, te invito a que leas este breve texto ajeno que habla sobre el tiempo…

"Tal como vives tus días, así vivirás tu vida. Es fácil caer en la trampa de pensar que el día presente no importa porque quedan muchos otros días por venir. Pero una gran vida no es sino una serie de grandes días bien vividos unidos para formar un hermoso collar de perlas. El pasado se ha ido, el futuro es solo ficción, de manera que el día presente es lo único que de verdad tienes. Inviértelo con buen juicio. Hoy mismo, prométete vivir con más pasión y multiplica el compromiso con el que abordas cada uno de los días que seguirán el presente. Muchas personas creen que necesitan meses y años para cambiar su vida. Uno cambia su vida en el momento en que decide desde el corazón ser un humano mejor y más entregado. Para lo que sí se necesitan meses y años es para el esfuerzo que debes aplicar en mantener esta decisión. Y la mejor decisión para cambiar la vida que puedes tomar es la de vivir cada momento plenamente". Robin S. Sharma.

Este libro, recopilación de escritos e imágenes del año 2008 del Blog CONTIGOMISMO, fue finalizado en marzo del 2009, por su autor, Miguel Benavent de B. Puig.

Para contactar con el autor: [email protected] Blog CONTIGOMISMO: http://www.contigomismo.com