EMPECINADAMENTE VIVOS.Inddvivos.Indd 4 116/08/20126/08/2012 12:51:5712:51:57 Reconocimiento
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Edición y corrección: Anet Rodríguez-Ojea Dirección artística y diseño: Alfredo Montoto Sánchez Marcación tipográfica: Belinda Delgado Díaz Emplane: Isabel Hernández Fernández © Rodolfo Alpízar Castillo, 2012 © Sobre la presente edición: Editorial Letras Cubanas, 2012 ISBN 978-959-10-1823-6 Instituto Cubano del Libro Editorial Letras Cubanas Obispo 302, esquina a Aguiar La Habana, Cuba E-mail: [email protected] EEMPECINADAMENTEMPECINADAMENTE VVIVOS.inddIVOS.indd 4 116/08/20126/08/2012 12:51:5712:51:57 Reconocimiento Deseo expresar mi más sincero agradecimiento a los combatientes del Directorio Revolucionario: Juan José Alfonso Zúñiga Natalia Bolívar Aróstegui Ángel Eros Sánchez Teresa Fernández-Arena Gómez Julio García Oliveras Guillermo Jiménez Soler Marta Jiménez Rodríguez Juan Gualberto Valdés Huergo A los familiares de combatientes: Carlos Gómez-Wangüemert Máiquez Magda Sofía Rodríguez Sáez María Sánchez Rodríguez Y al señor Rafael Martínez Sixto Un reconocimiento especial al Comandante Faure Chomón Mediavilla EEMPECINADAMENTEMPECINADAMENTE VVIVOS.inddIVOS.indd 5 116/08/20126/08/2012 12:52:2012:52:20 Por haberme prestado una valiosísima colaboración y, lo más impor- tante, por abrirme las puertas de sus casas, de sus recuerdos, de sus corazones. Y por estimularme a seguir adelante. ¡Gracias! EEMPECINADAMENTEMPECINADAMENTE VVIVOS.inddIVOS.indd 6 116/08/20126/08/2012 12:52:2012:52:20 A los combatientes del Directorio Revolucionario, dondequiera que se encuentren A Magda y Carlos A mi amigo Alberto Granado Duque, que me llevó hasta Natalia A la memoria de mi hermano Oscar Gómez Wangüemert Rodríguez, que me pidió este libro hace mucho tiempo Para Ale, Rodo y Nachito EEMPECINADAMENTEMPECINADAMENTE VVIVOS.inddIVOS.indd 7 116/08/20126/08/2012 12:52:2012:52:20 EEMPECINADAMENTEMPECINADAMENTE VVIVOS.inddIVOS.indd 8 116/08/20126/08/2012 12:52:2012:52:20 Al arribar a 1957, dos puntos fundamentales llenan nuestros anhelos máximos: la superación de la crisis económica que sufría el país y el encauzamiento democrático de la República. (...) Buscamos sin impaciencias ni desmayos la verdadera fraternidad, allí en donde la libertad y el orden se concierten, al amparo de la ley, para que sirvan de fundamento a la paz y al bienestar de todos. (...) Abrigamos la esperanza de que 1957 ha de traer, para el pueblo cubano, el mensaje de felicidad concretado en hechos saludables y de prosperidad para el país, por el esfuerzo conjunto de todos sus hijos. ¡Salud, salud! Fulgencio Batista y Zaldívar Presidente de la República Mensaje de año nuevo Diario de la Marina, martes primero de enero de 1957 ¡Mátenlos a todos, mátenlos a todos! Martha Fernández de Batista Primera Dama de la República, 13 de marzo de 1957 EEMPECINADAMENTEMPECINADAMENTE VVIVOS.inddIVOS.indd 9 116/08/20126/08/2012 12:52:2012:52:20 EEMPECINADAMENTEMPECINADAMENTE VVIVOS.inddIVOS.indd 1100 116/08/20126/08/2012 12:52:2012:52:20 Morir en el parque Zayas Lo que más asombra en esta tozudez contumaz de los señores insurrec- cionales, es la improvisación, lo disparatado e imposible de todos sus planes: No es heroicidad, aunque de tal pretendan revestir sus acciones suicidas. Es tranquilamente, inconsciencia, subestimación del valor de la vida misma (...) Porque solo enfermos de la mente, pueden sentir el placer morboso de matar o dejarse matar, sin que asome la menor posibilidad de victoria, en el dilema planteado. Ataja, marzo 15 de 1957, «Cachito de papel» «Llegar hasta la estatua…» La carrera en zigzag, la fuente próxima. Los arbustos que la circundan. Pasarlos y correr, esquivando las balas, hasta donde está la estatua. «Llegar hasta la estatua es casi estar a salvo de los tiros desde Palacio», los que le disparan tendrían poca visibilidad, sería más difícil que le acertaran, es solo encomen- darse a sus piernas. Pero antes debe volverse para hacer fuego. Esos tipos allá arriba... «¡Atiende, coño! Mira..., por allí, salieron dos más...» Des- de la azotea, los servidores de una de las ametralladoras se percatan de que por el área que baten dos atacantes han echado a correr en un intento por escapar. Dirigen el cañón del arma hacia ellos... La sensación de que algo golpeaba contra su vientre le hizo recordar el dolor que lo había obligado a despertarse la no- che anterior en medio de aquella extraña pesadilla en que dos mujeres tiraban de él, cada cual hacia su lado, con tanto 11 EEMPECINADAMENTEMPECINADAMENTE VVIVOS.inddIVOS.indd 1111 116/08/20126/08/2012 12:52:2112:52:21 ímpetu que parecían querer desmembrarlo. «Están locas..., déjenme tranquilo, me van a descuartizar... ¿De dónde sacarán tanta fuerza?», se había dicho aún dormido, impresionado por la vehemencia con que se lo disputaban. «¡Déjense de eso!...», les ordenó, pero no le hacían caso. El dolor se hizo tan agudo que se despertó, sobresaltado, «Qué pesadilla tan estúpida.» Claro que un sueño, menos una pesadilla, no tiene por qué tener lógica; tampoco es común que en ellos uno sienta do- lor. Sin embargo, él había sentido el dolor por la ruptura de músculos y piel, y eso lo había dejado con una vaga desa- zón, no por el dolor mismo aunque no fuera normal, sino por- que no lo sintió a la altura de los hombros, como hubiera sido de esperar, pues por ahí lo halaban, sino lejos de allí, un poco más arriba del ombligo, y como marcando una línea de tres puntos entre tórax y abdomen... Tres puntos dolorosos que se hundían en su cuerpo. «Arriba, Peligro, es ahora o nunca», oyó de muy lejos la voz de Juan Pedro, aunque lo tenía al lado. Al poco tiempo había olvidado la pesadilla y el despertar sobresaltado que le provocó; con las emociones y las expec- tativas que se acumularon a lo largo de la mañana era impo- sible recordar algo tan sin sentido y tan alejado de la acción en que horas más tarde estaría inmenso. Ni cuando se encon- tró con ella poco después de despertarse lo recordó, aunque ella había sido una de las mujeres que se le aparecieron en la pesadilla. Sin embargo, ahora, pasado el clímax de la acción para la cual se había preparado quizás desde toda la vida, en este instante de reposo en que no dormía y estaba más lúcido que nunca, el dolor y las imágenes del sueño regresaban, al unísono, de repente. En el momento más impensado. Sobre todo, más inoportu- no, porque era el de correr para salvar la vida. Tal vez no; acaso era este el momento exacto en que a las imágenes les correspondía volver. 12 EEMPECINADAMENTEMPECINADAMENTE VVIVOS.inddIVOS.indd 1122 116/08/20126/08/2012 12:52:2112:52:21 «Vamos, Peligro», insistió Juan Pedro. Sin mucha fuerza por la sangre que le escapaba del brazo izquierdo, pero imperio- so, lo conminaba a levantarse y echar a correr junto a él. De- bían aprovechar que los tiradores, creyendo que los habían matado, apuntaban hacia otro lado, y escapar cuanto antes de aquel lugar; si se daban cuenta de que no estaban muertos les iban a disparar de nuevo, y esta vez sí que no habría segunda oportunidad. Pepe no se movió. «¿Qué pasa, compadre?, tenemos que seguir... No me digas que estás cansado... » El amigo hacía es- fuerzos inútiles por levantarlo, con palabras primero, con las manos después. Lo sacudía, lo halaba por un brazo. «Dale, coño, levántate.» Se hacía tarde para aprovechar la ocasión; unos segundos más y los tiradores advertirían que estaban vivos. Pero no se levantaba. Le pareció que jadeaba y recor- dó que era asmático, «¿Te falta el aire? Coño, un ataque de asma a esta hora..., qué jodienda, no puedo creerlo.» Lo ob- servó mejor. Verdad que jadeaba, pero no sentía el silbido del aire en el pecho; no era un ataque, o no era tan fuerte que le impidiera continuar, tenía que levantarse. Insistió con las palabras: Estaban obligados a salvarse hoy para recomenzar mañana por el principio, «Esto no se queda así, compadre, ¿verdad? Que nos saliera mal no quiere decir que nos ven- cieron, vamos a seguir jodiendo... Ya van a ver, el Directorio no se rinde.» Juan Pedro tenía razón, él lo sabía. Escapar ahora para salvarse y continuar luchando mañana era la única opción posible para combatientes como ellos dos, hechos a todas las circunstancias, pero para él ya no había opción, el amigo debía comprenderlo y acabar de irse, ¿por qué no lo dejaba solo y se iba?, que se salvara él y luchara por los dos. «A mí ya me jodieron, compadre, sálvate tú.» Punzante y rápido, llegado de un tirón y concentrado en un punto, como si un colmillo se le clavara a gran velocidad en la carne, sin desgarrar en el primer momento, solo penetrando 13 EEMPECINADAMENTEMPECINADAMENTE VVIVOS.inddIVOS.indd 1133 116/08/20126/08/2012 12:52:2112:52:21 piel y músculos, había reaparecido el dolor de la pesadilla. Doliendo en el mismo punto de la pesadilla. Lo siguieron al instante dos colmillos más, y entonces sí, ya con los tres prendidos a sus carnes, llegó la sensación de que algo se desgarraba en él, aunque no por fuera, como los músculos que las mujeres del sueño parecían querer arrancarle, sino en su interior. Porque ahora, hoy, esta tarde del miércoles trece de marzo de 1957, junto a la fuente del parque Zayas, y no en un sueño absurdo sino despierto como nunca antes en su vida, eran las vísceras lo que aquellos colmillos le rompían por dentro. En la pesadilla lo sentido no había sido tan punzante; más bien había sido un comienzo de sensación dolorosa que lo obligó a despertarse sobresaltado; un dolor que no lo era en propiedad, sino apenas su evocación: Ahora lo comprendía, eran evocación a la inversa, premonición de estos de ahora.