ARTÍCULO

la tumba tebana 49 y su propietaro, en el paisaje sacralizado del occidente tebano, egipto

the theban tomb 49 and its owner, in the sacred landscape of west thebes, egypt

I I II pereyra, m. violeta ; manzi, Liliana M. ; Broitman, Livia M.

Original Recibido el 15 de Septiembre de 2013 • Original Aceptado el 10 de Diciembre de 2013

RESUMEN

La tumba de Neferhotep (TT49) es un monumento privado, cuya localización habría tenido vinculaciones con las fisonomías naturales y la dotación material del paisaje, en la realización de prácticas funerarias del Reino Nuevo. La escasa conservación de la evidencia material requirió de la implementación de vías analíticas que tras- cendieran los enfoques egiptológicos tradicionales privilegiando el estudio del comportamiento humano. La exis- tencia de registros documentales y arqueológicos hizo evidente la necesidad de plantear investigaciones interdisci- plinarias, puesto que tanto la localización de la tumba en el paisaje como su construcción y decoración atendieron tanto a cuestiones prácticas -depositación de momias y equipamiento funerario-, como simbólicas -ritos mor- tuorios- y sociales -alianzas-. Los lineamientos teóricos interrelacionan conceptos provenientes de la arqueología, enfatizando la dotación arquitectónica y simbólica del espacio y las propiedades físicas del registro material en la conformación de depósitos; de la historia, en cuanto a la reproducción social y construcción de memoria cultural; y de la antropología, para la comprensión del equilibrio social y trascendental a los que contribuyeron las prácticas rituales. Su aplicación intenta reconocer cómo opera la construcción de memoria cultural en la consolidación de un paisaje sacralizado, sensible a cambios ideológicos y ‘dinamizados’ a través de las celebraciones rituales.

PALABRAS CLAVE: Tumba de Neferhotep; Templos de millones de años; Práctica ritual; Memoria cultural; Egipto; Reino Nuevo.

ABSTRACT

The starting point is the study of Neferhotep’s tomb (TT49) and its links to the natural physiognomy and material endowment of the regional landscape for the realization of the New Kingdom funerary practices. The poor preservation of the material evidence required to implement analytical ways that transcend traditional Egyptological approaches -monumentalists and classifiers, and privilege the study of human behavior. The exis- tence of documentary and archaeological records made evident the need to establish interdisciplinary researches, inasmuch their location in the landscape, its construction and decoration attended practical issues –deposition of mummies- as symbolic -funerary rites-, and social - alliances-. Consequently, theoretical guidelines interrelate concepts coming from: archaeology, emphasizing the symbolic allocation of the space and the physical properties of the material record in the formation of deposits; history, in terms of social reproduction and construction of cultural memory; and anthropology, for understanding the social and transcendental balance for which the ritual practices have contributed. It is expected to recognize how cultural memory building operates in the consolida- tion of a sacred landscape, sensitive to ideological changes and ‘invigorated’ by ritual celebrations.

KEYWORDS: Tomb of Neferhotep; Temples of Millions of Years; Ritual practice; Cultural memory; Egypt; New Kingdom.

I UBA • CONICET • IMHICIHU. Saavedra 15 5º Piso (CP 1083), Buenos Aires, Argentina • E-Mail: violetapereyra@ filo.uba.ar; [email protected] II Facultad de Ciencias Sociales, UBA. Santiago del Estero 1029 (CP 1075), Buenos Aires, Argentina • E-Mail: [email protected] Arqueología 19 Dossier: 103-123 • 2013 • ­­Instituto de Arqueología • FFyL. UBA ISSN (Versión impresa) 0327-5159 • ISSN (Versión en línea) 1853-8126 103 Arqueología 19 Dossier: 103-123 | 2013

INTRODUCCIÓN El resultado esperado es contribuir al co- nocimiento del comportamiento funerario y Las investigaciones arqueológicas en el evaluar la eficacia de los abordajes teórico- antiguo Egipto se desarrollaron tradicio- metodológicos utilizados en la construcción nalmente en un marco monumentalista que de memoria cultural (sensu Assmann 2008, sobre-enfatizaba la búsqueda de estructuras equivalente al concepto de nichos arqueoló- funerarias, siendo especialmente valoradas gicos sensu Odling-Semee et al. 2003), a través aquéllas en las que todavía se preservaran de la consolidación de paisajes culturales que momias, ajuares mortuorios y registros parie- fueron funcionales a las políticas del estado tales. En esta perspectiva de trabajo, que per- faraónico y en donde las estructuras arquitec- siste a pesar de su tinte decimonónico1, los tónicas resultan omnipresentes, sensibles a contextos materiales muy perturbados, como cambios ideológicos y “dinamizadas” a través los que frecuentemente se encuentran en la de las celebraciones rituales. necrópolis tebana, resultan la mayor parte de las veces poco estimados y en muchos casos descartados. Mientras que la recuperación de LA NECRÓPOLIS TEBANA registros epigráficos se orienta principalmen- te a que las inscripciones y las escenas pue- Ubicada sobre la margen occidental del dan ser tratadas como textos. A partir de esa Nilo, conforma un espacio construido, cuyo percepción, la Misión Argentina en Luxor2 proceso de ocupación habría comenzado en se propuso el desarrollo de investigaciones el Reino Antiguo -dinastía VI- (Saleh 1977) históricas y arqueológicas cuyas estrategias de con la localización de las primeras tumbas trabajo partieron de la valoración de registros de nobles en una de sus colinas -el-Khokha-. materiales altamente fragmentados (Pereyra et Posteriormente, en el Primer Período al. 2007). Intermedio, se excavaron7 nuevas tumbas en la vecindad de Deir el-Bahari y en el Reino La tumba de Neferhotep -TT49-3 presenta Medio -dinastía XI- se construyó el templo una escasa preservación de la evidencia mate- de Mentuhotep II en la misma área. Durante rial debido a la compleja historia post-ocupa- el Reino Nuevo es cuando se registra la ma- cional en la que estuvo involucrada luego de yor actividad constructiva de ‘templos de su abandono como lugar de entierro. Entre millones de años’8 y de tumbas privadas. Es los varios procesos de perturbación ocurri- posible proponer que antes del abandono de dos pueden mencionarse a modo de ejemplo: la necrópolis como lugar de culto funerario, incendios en su interior, su utilización como en el Tercer Período Intermedio -dinastía vivienda y corral, frecuentación intensiva para XXVI-, se habría producido una saturación hacer registros de epigrafía4 y visitas turísticas del espacio potencialmente utilizable, dando (Manzi 2009-2010; Pereyra 2011a; Pereyra et lugar a que desde la dinastía XIX se regis- al. 2006). Por este motivo, además de los tra- traran frecuentes reasignaciones de tumbas bajos de documentación y conservación del (Manzi y Cerezo 2009). Las obras arquitectó- monumento5 se dio curso a distintas líneas de nicas registradas (Figura 1) comprenden: investigación que pretenden analizar los pro- cesos de construcción, uso, mantenimiento, a) ‘templos de millones de años’, erigidos por reasignación y abandono de la estructura (de- los faraones a comienzos de sus reinados positación y transformación) y vincularla con con el fin de cumplir funciones religiosas el entorno -fisonomías naturales y dotación -culto a Amón y los dioses funerarios, a material del paisaje regional-, con el fin de los ancestros reales y póstumamente al reconocer los espacios de ejecución de prác- soberano- y económicas, puesto que en ticas rituales privadas y públicas de fines de la sus almacenes se acumulaban distintas dinastía XVIII6. clases de bienes obtenidos como tributos

104 Pereyra et al. | La tumba tebana 49 y su propietario, en el paisaje sacralizado...

Figura 1 • La necrópolis tebana: estructuras arquitectónicas.

(Haeny 1997). En las ceremonias que se los muertos, mantener su memoria y ga- realizaban intervenían, con distintos gra- rantizar ritualmente el cumplimiento de dos de inclusión, los diversos estamentos su diaria regeneración de acuerdo con el sacerdotales y el faraón, en su carácter de culto solar. personaje divinizado, además de algunos miembros de la elite. c) vías procesionales, construidas con el fin de demarcar recorridos y facilitar la cir- b) tumbas privadas, conformadas por dis- culación ritual de bienes y personas. En tintos niveles y sectores excavados en el general, sus trazados se extendían entre sustrato geológico y decoradas por me- la margen oriental del Nilo y la occiden- dio de inscripciones y escenas parietales, tal, adonde arribaban las embarcaciones atendieron tanto a cuestiones prácticas, rituales que transportaban las imágenes de depositación de momias y equipa- de los dioses de Tebas y al propio rey, miento funerario, y sociales, preservar hasta el templo de Hathor de Deir el- la identidad del propietario -filiación, Bahari y otros ‘templos de millones de cargos y títulos (Assmann 2004)- y sus años’, incluido el del faraón oficiante vinculaciones (alianzas) en el seno de la (Sullivan 2008). propia elite y con la realeza; encargada de la construcción, asignación y manteni- d) calles de la necrópolis, de estructura me- miento de las tumbas privadas (Dorman nos formal, se disponían entre las tum- y Bryan 2007). Los rituales desarrollados bas privadas y los ‘templos de millones en ellas estaban dirigidos a rendir culto a de años’, siendo su función facilitar la cir-

105 Arqueología 19 Dossier: 103-123 | 2013

culación de los parientes de los propieta- nido con los templos de Luxor y Karnak, rios de tumbas durante las celebraciones localizados en la margen oriental, y el oficiales -p. ej. Bella Fiesta del Valle- y seguimiento de las procesiones que par- privadas -p. ej. ritos de enterramientos- tían desde allí, cruzaban el río mediante (Pereyra 2011b). embarcaciones rituales y se dirigían hacia el templo del faraón oficiante a través de Los sectores del espacio seleccionados para vías procesionales. ser dotados materialmente con estructuras y como lugar para el desarrollo de prácti- 2. El sector de colinas, sucede al anterior y cas rituales comprenden distintas unidades se despliega desde las proximidades de geomorfológicas (Figura 2), las que con sus los ‘templos de millones de años’. En propias dinámicas naturales funcionaron no torno a tales elevaciones -ca. 100 - 170 m. sólo como el sustrato que soportaba la dispo- s n m.- se concentra un alto número de sición y distribución de elementos culturales, tumbas privadas. Posiblemente esta situa- sino también como parte del constructo de ción se explique, en el caso de las colinas significados. Así, en sentido este-oeste se di- de el-Qurna, el-Khokha y Dra Abu el- ferencian: Naga, en las alusiones simbólicas -mon- taña primigenia- con las que pudieron ser 1. La planicie de inundación del Nilo. En dotadas (Manzi 2011a), mientras que en la margen occidental y sobre el límite del relación a la llamada Qurnet Murai po- área inundable se localizan los ‘templos dría vincularse con su localización frente de millones de años’, cuya ubicación al templo de Karnak y por ser el lugar podría estar condicionada por las vistas de enterramiento de los reyes fundadores preferenciales que éstos habrían mante- de la necrópolis real de la dinastía XVIII.

Figura 2 • Tebas occidental: unidades geomorfológicas.

106 Pereyra et al. | La tumba tebana 49 y su propietario, en el paisaje sacralizado...

En sentido amplio, su prominencia en el Ay (1327-1323 a.C.), de acuerdo a la cartela paisaje podría garantizar contactos vi- real preservada en el vestíbulo. Apoyan esta suales permanentes con los templos de cronología la planta de la estructura, que de la margen oriental y con las vías proce- acuerdo con la tipología de Kampp (1996) co- sionales durante las celebraciones rituales rresponde al tipo VIb, que se ubica hacia fines (Manzi y Pereyra 2010, 2013). de la dinastía XVIII, y a los materiales cerámi- cos hallados in situ (Pereyra et al. 2007: 7). 3. Los farallones, comprenden frentes montañosos que anteceden al desierto A partir de su otorgamiento inicial, la tum- occidental. En estas paredes fueron ex- ba habría funcionado como tal y contenido cavadas algunas construcciones, entre las la momia y el ajuar de su propietario y pa- que se diferencian un conjunto de tum- rentela, según podría deducirse a partir de bas privadas y el templo de Hatshepsut la ubicación de Neferhotep como “ego” -Deir el-Bahari, cuya elección posible- y con respecto de la mención a sus padres. mente también se hizo por referencia a la Posteriormente, en un momento y por un montaña primigenia y el culto a Hathor, lapso no precisado tuvo lugar una reasigna- diosa de la necrópolis (Strudwick y ción -usurpación- del monumento a un nue- Strudwich 1999). En este conjunto se vo propietario, conocido como Rud, durante destaca la cumbre del cerro el-Qurn -ca. la dinastía XIX, a partir de quien la tumba 290 msnm-, y dada su forma piramidal se habría continuado en uso por otros 100 años propone que pudo ser vinculado con el (?), hasta que finalmente fue abandonada des- culto solar9. Por este motivo, se sostiene pués de la época ramésida -dinastía XXI-. que enmarca paisajísticamente la necró- polis, a la vez que reconstruye, mediante La estratigrafía cultural -vertical- contendi- la articulación de rasgos naturales y cultu- da en las paredes del monumento presenta rales, el paisaje logrado artificialmente en evidencia de procesos de mantenimiento, a el Reino Antiguo en la meseta de Gizeh, través de la reparación de enlucidos caídos, la a través de la construcción de pirámides modificación de escenas por cambios ideoló- en torno a cuya base se dispusieron las gicos -luego de la proscripción religiosa post- tumbas de los nobles. amarniana- y de la apertura del sepulcro de Rud (Manzi 2011b y c; Pereyra 2002). Otro conjunto de datos da muestra de los daños LA TUMBA DE NEFERHOTEP (TT49) infligidos, luego de su abandono, y que lleva- ron a la destrucción, remoción y mezcla del TT49 está emplazada en la colina de el- registro artefactual y bioarqueológico. Khokha y en la vecindad de otras tumbas privadas que sustentan diversas cronologías, y de ‘templos de millones de años’, asignables INSTRUMENTACIÓN TEÓRICA a las dinastías XVIII y XIX. Se trata de un monumento funerario otorgado a un miem- La escasa conservación de los materiales re- bro de la elite, quien pudo ser individualizado cuperados -sean arquitectónicos, representa- a través del registro epigráfico representado ciones plásticas, papiros, sarcófagos, momias en las paredes interiores de la estructura, re- y demás artefactos- requirió de la instrumen- conociéndose su desempeñó como funciona- tación de vías analíticas que trascendieran los rio del templo de Amón en Karnak, además enfoques monumentalistas y clasificatorios del nombre y títulos de su esposa, padres, que pusieron su atención en registros preser- abuelo y bisabuelo (Davies 1933; Pereyra et vados. La propuesta consistió en estudiar la al. 2006). La asignación a su propietario ori- totalidad de la evidencia recuperada, inclu- ginal, Neferhotep, corresponde el reinado de yendo aquélla que se encontraba redepositada

107 Arqueología 19 Dossier: 103-123 | 2013

(Manzi y Sánchez 2007) y/o altamente frag- los produjeron también los modifican y de mentada (Pereyra et al. 2007). Así fue posible cuyas transformaciones resultan los paisajes analizar su distribución dentro de la tumba y arqueológicos. En consecuencia, se sostiene efectuar vinculaciones con otros espacios de que en el modelado de paisajes culturales, los la necrópolis (Manzi 2011d), con el objeto de agentes productores, transformadores o des- comprender los procesos de conformación tructores del registro material actúan de for- de memoria cultural (Assmann 2008) -consi- ma inconsciente o tomando decisiones tanto derada aquí como equivalente al concepto de individuales como colectivas, en función de construcción de nichos arqueológicos (sensu sus desempeños sociales. En el presente caso, Odling-Smee et al. 2003)- y la toma de deci- estas últimas se expresan en el cumplimiento siones en la configuración paisajes culturales de actividades religiosas que se enlazan con (Manzi 2011a y c). proyectos gubernamentales (religiosos, polí- ticos y administrativos) y se manifiestan en Se considera que el paisaje arqueológico de la disposición de estructuras arquitectónicas la necrópolis tebana quedó constituido a par- con el fin de dotarlos de significación, ya sea tir un ordenamiento territorial dirigido a la como una forma de participación -p. ej. con- conformación de un espacio sacralizado que solidación de alianzas- o como materialidad se inició en la dinastía IV, con la excavación discursiva -sin participación directa de algu- de tumbas en Deir el-Bahari, y continuó con nos agentes- (Manzi 2011a). distintas intensidades a través de la dinastía XI hasta la dinastía XXVI (Manzi 2012). En La dotación simbólica del paisaje invo- ese lapso se registra la construcción, uso, lucra la selección de espacios -entendidos mantenimiento y abandono de tumbas priva- como sectores- y de lugares -localizaciones das que muestran diferencias en sus diseños puntales-. En este sentido, la distribución de arquitectónicos y decoración, y tuvieron por tumbas privadas se sustenta en decisiones meta atender cuestiones prácticas -deposita- tomadas en distintos momentos históricos, ción de momias-, simbólicas -ritos mortuo- que dependiendo de los rangos y cargos des- rios- y sociales -dar constancia de vínculos empeñados por sus beneficiarios, les permitía parentales y alianzas- (Pereyra 2011c). negociar los emplazamientos de sus sepul- cros (Manzi 2012). Probablemente, entre los En este marco de referencia, las fuentes do- criterios que habrían intervenido, se encuen- cumentales resultan más explícitas en cuanto tran: relaciones de proximidad con ciertos al desempeño social, las relaciones de poder ‘templos de millones de años’ y otras tumbas y la adhesión religiosa de los miembros de la de funcionarios -por jerarquía o filiación-, la elite, no obstante, la materialidad de tales re- intervención del propietario en la ejecución gistros como sus contextos de hallazgo moti- de algunas etapas de los programas cons- varon el inicio de estudios interdisciplinarios. tructivos y decorativos y la negociación de la Resultaron específicamente valoradas las in- apertura de tumbas vinculadas, dando como vestigaciones históricas, en cuanto a la reso- resultado la conformación de ‘panteones’10 lución de aspectos de la reproducción social y familiares a partir de un otorgamiento inicial construcción de memoria cultural, y las antro- (Pereyra et al. 2006). pológicas para la comprensión del equilibrio social y trascendental a los que contribuyeron Las tumbas eran el nexo material que ha- las prácticas rituales (Pereyra 2011d, 2012). bilitaba a los individuos a participar -activa o pasivamente- de las celebraciones rituales. Los paisajes, en sentido amplio, pueden ser Las conceptualizaciones que se ponían en caracterizados por la diferenciación y arti- juego durante su desarrollo requerían de un culación de rasgos físicos -naturales y cultu- conocimiento previo de los actores de los rales-, donde el accionar de los agentes que contenidos y de las etapas que las confor-

108 Pereyra et al. | La tumba tebana 49 y su propietario, en el paisaje sacralizado... maban, obtenidos a través de la experiencia mas- (Manzi 2011a, 2012). En este sentido y de la oralidad -educación no formal- como se entiende que artefactos, estructuras y geo- de la instrucción específicamente transmitida formas generan memoria cultural (Assmann -educación formal- (Manzi 2011a). En la di- 2008), puesto que contenían mensajes que lucidación de estas cuestiones concurren los eran decodificados por los miembros de la saberes de la historia y de la antropología. Sin elite y su disposición ser una manifestación embargo, la complementación entre las dis- de las interacciones entre la elite, la realeza y tintas clases de registros y enfoques interpre- la devoción hacia las divinidades. tativos no es directa. Asimismo se adhiere a la propuesta de que Los registros documentales, de modo se- analíticamente el registro arqueológico pre- mejante a lo que ocurre con las observacio- senta cuatro elementos estructurales: a) se nes etnográficas, contienen aspectos de la conforma a partir del comportamiento hu- conducta cuya resolución comprende única- mano, que produce descartes; b) deposita- mente al corto plazo, y se expresan a través ción intencional o pérdida de artefactos; c) de años y décadas. Éste puede ser el caso de los que con frecuencia se acumulan sobre TT49, que fue construida en el reinado de Ay, ciertos sectores del espacio y d) son modi- el cual se extendió por apenas cuatro años. ficados por distintos procesos y agentes que Sin embargo, gobiernos más extensos, tales actúan después de su depositación (sensu como el de Ramsés II a lo largo de 67 años, Foley 1981). Otros materiales, tales como las también remiten al corto plazo si se lo com- estructuras arquitectónicas, aunque no exclu- para con las escalas de resolución temporal sivamente, no resultan depositados, sino que frecuentemente utilizadas en arqueología, que perduran en el tiempo, manteniéndose en uso comprenden cientos y miles de años. A pesar o bien siendo recuperados y vueltos a utilizar. de que en muchos casos puede accederse a Ellos representan tiempos transgresivos (sen- una mayor precisión cronológica por medios su Stern 1994), al permanecer en funciona- documentales, dicha precisión es difícil de miento en tiempos y/o contextos distintos a sustentar a través de los materiales que con- los que fueron producidos y funcionaron ini- forman los registros arqueológicos, a excep- cialmente. Entre estas clases de evidencias se ción de aquellos ítems que permiten indivi- ubican, por ejemplo, los templos de Luxor y dualizar personas -por ej. sellos faraónicos en Karnak y las vías procesionales que permitían ladrillos de adobes- o que remiten a sistemas la comunicación entre los templos en ambas calendáricos -por ej. compilaciones genealó- márgenes del Nilo. gicas que no estén muy falseadas-. En tanto los contextos arqueológicos fueron produ- A la vez que el uso continuo y/o reitera- cidos por la actividad de muchos y distintos do de ciertos sectores del espacio, e incluso individuos, involucrando a varias generacio- de lugares, conduce a la mezcla de materia- nes (sensu Ebert 1992) -que le otorga su carác- les, contribuyendo a la conformación de pa- ter de promediados (sensu Stern 1994)- en el limpsestos. Una de las tareas para mejorar la transcurso de centurias o milenios y para los comprensión del comportamiento humano cuales, a lo sumo, puede garantizarse su cuasi- en tiempo y espacio es lograr la mayor reso- contemporaneidad (Manzi 2012)11. lución cronológica posible de los distintos elementos y asociativa con respecto a su uso. En el estudio de tumbas privadas se inte- Aunque puede ocurrir que comportamientos gra las propiedades físicas del registro ma- distintos produzcan evidencias materiales terial con los procesos de conformación de similares, lo que se conoce como equifinali- depósitos y de paisajes arqueológicos y la dad (Manzi 2012). Algunos ejemplos están conexión con otras estructuras arquitectóni- en relación a las motivaciones que pudieron cas y con unidades geomorfológicas -geofor- operar a favor de la reasignación de tumbas

109 Arqueología 19 Dossier: 103-123 | 2013 una vez desaparecido el linaje del propietario tro de una sociedad, porque es improbable original. Entre ellas pueden señalarse aspec- que puedan consultarse a todos los indivi- tos sociales como la falta de descendencia duos que la componen. Y, aunque esto fuera dentro de un determinado grupo parental, posible, sería necesario sistematizar y clasifi- su migración y la absorción de sus miembros car la información obtenida, lo cual insumiría en otras redes matrimoniales. En tanto que, demasiado tiempo, resultando muy probable en relación a cuestiones constructivas, podría que la reconstrucción obtenida respondiera indicarse el debilitamiento del poder del fa- a un sistema cultural que ya se habría visto raón o del estado egipcio para dedicar mano modificado. de obra a estas actividades, la saturación del espacio construible o la mera disponibilidad En cuanto a las prácticas rituales, las estruc- de monumentos abandonados. turas de los mitos y los fines que persigue su recreación revelan como en poblaciones Esta percepción lleva, entre otras cuestio- vivientes se alude a un presente atemporal, nes históricas estructurales y coyunturales, a compartido con otras sociedades; incluso considerar la capacidad constructiva de cada muchas de ellas hoy desaparecidas. En este reinado12, dado que la cantidad de tumbas sentido las investigaciones históricas y antro- otorgadas no se sustenta solamente en la du- pológicas, partiendo de la consulta de textos ración de los reinados, sino que debió articu- y de la observación directa de los agentes larse con factores tales como la magnitud del sociales, pueden reconocer elementos cons- poder ejercido, las alianzas entabladas entre titutivos que son recurrentes en tiempo y es- linajes para su coronación13 y de las vicisi- pacio, y que en alguna medida se explican en tudes políticas internas y externas del estado. el hecho de ser compartidos a nivel especie -hombre moderno-, por lo cual su estructura Por otra parte, puede discutirse cómo las y ciertos contenidos presentan semejanzas. intenciones y actitudes individuales terminan siendo representativas de las sociedades. En En síntesis, se valora que por vías de inves- un contexto arqueológico, podrían dar cuenta tigación diferenciadas, dadas las característi- de decisiones individuales que se expresan a cas de los registros y objetivos de indagación, nivel grupo o población, dadas las dificultades se puede acceder a resultados que en algunos para distinguir sujetos particulares a través del casos son comparables, mientras que en otros registro arqueológico. En una perspectiva his- son complementarios. Muchas hipótesis de- tórica, estos procesos que pueden ser recono- ducidas del registro arqueológico necesitan cidos a través del seguimiento de un personaje vincular restos materiales con hechos histó- son conocidos como estudios de micro-his- ricos y relaciones sociales no tangibles, tales toria (Ginzburg 1999). De ambas cuestiones como: a) la selección de los lugares en don- puede deducirse que los individuos son agen- de los miembros de la elite construyeron sus tes que culturalmente tienen la posibilidad de tumbas, b) la existencia de espacios físicos tomar decisiones y que éstas pueden ser varia- aún disponibles, una vez avanzado el proceso das pero que, en definitiva, son los sistemas de ocupación de la necrópolis y c) la confor- culturales los que delimitan la diversidad de las mación de redes simbólicas. acciones por cualquiera de sus medios: ideolo- gía, cohesión / coerción grupal, posibilidades de integración / entendimiento. INSTRUMENTACIÓN METODOLÓGICA

La antropología, al seleccionar informan- El objetivo general de esta presentación tes claves, en sus diseños de investigación da comprende el estudio del comportamiento muestra de la imposibilidad de reconocer la funerario y dentro de éste, la sacralización de totalidad de las expresiones individuales den- espacios y lugares. En este sentido, la tumba

110 Pereyra et al. | La tumba tebana 49 y su propietario, en el paisaje sacralizado... de Neferhotep -TT49-, se constituye como dad con los templos de millones de años unidad de análisis en cuanto a: y sus vías procesionales, además de con otras tumbas privadas y las calles que las 1. Lugar de depositación. En relación a éste comunicaban. se destacan: Asimismo, pueden identificarse las fuen- 1a. En la estructura arquitectónica, sectores tes de los materiales utilizados en la interiores con significación precisa para producción de pinturas murales -yeso, el desarrollo del rito funerario de rege- arcillas, adobes y óxidos de hierro-, y de neración del difunto -patio, vestíbulo, un conjunto de bloques pertenecientes a capilla del culto, sepulcro principal con otros monumentos del entorno que fue- rampa de acceso, sepulcros secundarios ron depositadas en TT49, denotando a verticales y anexo sepulcro del “usurpa- partir de su análisis sus procedencias y dor”-. los procesos de desmantelamiento de es- tructuras arquitectónicas que afectan a la 1b. Los artefactos, en cuanto entidades dis- necrópolis. cretas que conformaron el equipo ritual. 2c. Finalmente, la macroescala o supra-re- 1c. Las paredes como espacio plástico de re- gión remite a la explotación de materias presentación, en donde iconografía e ins- primas exóticas -malaquita, lapislázuli y cripciones dan cuenta de la identidad del areniscas- que a través de su circulación difunto y le proporcionan las fórmulas y formaron parte de los materiales utiliza- acciones que aseguran su transfiguración, dos en la construcción de monumentos, y como contenedoras de estratigrafías de los ajuares y de la decoración parietal. verticales que dan cuenta de los procesos de construcción, uso y abandono. INSTRUMENTACIÓN PRÁCTICA 2. Distribución de monumentos en el es- pacio. Partiendo de una escala local o de 1. La tumba de Neferhotep como lugar de sitio, los monumentos se articulan con depositación escalas espaciales más amplias. 1a. Los sectores básicos que componían las 2a. En la microescala, la tumba de Neferhotep tumbas de nobles estaban constituidas es caracterizada como lugar de entierro y por el patio, que demarcaba la separación de práctica ritual en relación a un miem- material entre el mundo de los vivos y bro de la elite y de su parentela. el de los muertos, y las antesalas y salas comprendidas por áreas para la transfi- 2b. En la mesoescala, TT49 está incluida en guración del difunto y para la recepción la región que abarca la necrópolis tebana, de ofrendas, y el inframundo, conforma- entendida como un espacio construido do por los diferentes sepulcros que eran que representa la ideología oficial y el po- lugares de preservación de la momia y de sicionamiento social de los propietarios regeneración, además de la rampa de ac- de tumbas dentro de la elite. Cada tum- ceso al sepulcro principal y la pirámide ba adopta una localización dentro de la que remataba exteriormente la construc- necrópolis que habría sido negociada por ción (Pereyra et al. 2006). cada propietario en función de sus car- gos y títulos, y a partir de la cual, simbó- TT49 fue excavada en la caliza que con- lica y materialmente, habría establecido forma el sustrato geológico de Tebas y en relaciones de proximidad e intervisibili- su plano (Figura 3) se constata la existen-

111 Arqueología 19 Dossier: 103-123 | 2013

Figura 3 • Tumba de Neferhotep: a) plano de sectores y b) vista vertical del monumento.

cia de un patio (I) que representa su parte compuesto por el patio y el interior de la aérea, dado que a partir del primer pasaje tumba que se encuentra a nivel del suelo, (II) se ingresa al desarrollo de la estructura en donde se representa la vida en la tierra, tallada en la colina, y se encuentra seguido el culto y la vida póstuma, y 3) inferior, por el vestíbulo transversal (III), el segun- compuesto por los pozos y corredores de do pasaje (IV), la capilla de culto (V), la acceso a las cámaras funerarias y la propias capilla del ka con un nicho con estatuas cámaras, donde tiene cumplimiento la re- en la pared trasera (VI), sepulcro principal generación del difunto (Assmann 2004). (VII) y sepulcros secundarios, accesibles desde el vestíbulo (Davies 1933: Pl. VI; 1b. La evidencia material recuperada en TT49, Pereyra et al. 2006: 15-16). A comienzos al igual que en muchas otras tumbas pri- de la dinastía XIX, la tumba fue reasig- vadas de la necrópolis tebana, es escasa y nada y en una de las paredes de la capilla altamente fragmentada, debido a la fuer- hecha una abertura que conduce al sepul- te perturbación que esta clase de monu- cro del nuevo propietario (VIII) -“usurpa- mentos sufrieron una vez que dejaron de dor”- (Davies 1933: Pl. VI; Pereyra et al. cumplir funciones funerarias14. A pesar de 2006: 16). que el registro arqueológico encontrado es exiguo, se propuso como primera medida En un sentido vertical las tumbas de este diferenciar los distintos contextos de ha- período muestran, enfatizando su pro- llazgos: fundización subterránea, tres niveles: 1) superior, que puede presentar una capilla a) Artefactos y rasgos in situ: fragmentos o pirámide de carácter solar; 2) medio, de cerámica y carbones utilizados como

112 Pereyra et al. | La tumba tebana 49 y su propietario, en el paisaje sacralizado...

lápices, taco de madera que sostenía la a causa de los agentes antrópicos que puerta original de la estructura, pigmen- disturbaron la tumba (principalmente tos y fragmentos de capas pictóricas. saqueadores). En esta categoría tam- Algunos de los elementos enumerados bién se incluyen los bloques formatiza- son parte de la estructura de la tumba, dos depositados en TT49 y que no son otros parecen haber sido depositados de parte de la estructura del monumento modo no intencional y son atribuibles a (Ver más adelante). la posible pérdida (?) de objetos utiliza- dos en la producción parietal. Mientras c) Contextos intervenidos o reciclados, que otros podrían corresponder a dese- comprenden las intervenciones que chos de facto (Schiffer 1987) deposita- modificaron la estructura original, sea dos durante el proceso de preparación por mantenimiento (reparación de pa- de soportes para la producción de las redes), adecuación para ser reasignada escenas e inscripciones que conforman -usada por el “Usurpador” implicando el registro epigráfico (Figura 4). cambios en inscripciones y apertura de un anexo-, eliminación de referencias b) Materiales redepositados o recuperados ideológicas -para evitar la asociación en contextos de depositación secun- con la herejía amarniana-, graffiti -ins- daria (Schiffer 1987): parte del ajuar cripciones hieráticas en tinta negra- mortuorio del propietario de la tumba (Carniel 2012; Pereyra et al. 2006). en época ramésida (ushebtis15, amule- tos funerarios, fragmentos de mobilia- d) Materiales sin registro de ubicación rio de madera, restos humanos momi- exacta, si bien también se encuentran ficados, fragmentos de textiles) y del redepositados, a causa de su abun- “Usurpador” (guirnaldas florales16, san- dancia y dispersión resulta dificultosa dalias rituales17, cuentas de collar, frag- su localización mediante mapeos bi- mentos de sarcófago, restos humanos dimensionales, motivo por el cual son momificados y fragmentos de cartonna- ubicados en referencia a los sectores ge) (Carniel 2012). Su depositación se de la tumba en que fueron registrados: debe a eventos intencionales, en lugares 1. Fragmentos de textiles, capilla (V), específicos, pero resultaron removidos vestíbulo (III) y anexo sepulcro del

Figura 4 • Contextos de hallazgo.

113 Arqueología 19 Dossier: 103-123 | 2013

“Usurpador” (VIII); 2. Cuentas de co- Las relaciones estratigráficas se presentan llares, capilla (V) y anexo sepulcro del desde: “Usurpador” (VIII); 3. Fragmentos de cartonnage: capilla (V). A la vez que exis- a) Momento subactual -ca. 1930-2013-, ten otros hallazgos recuperados en dis- con la consolidación de grietas y oque- tintos sectores de TT4918 para los que dades profundas. tampoco se tienen precisiones acerca de sus lugares de procedencia: restos óseos b) Comienzos del siglo XX -ca. 1900- humanos, ushebtis, figurinas fragmen- 1925-, indicado por el deterioro de la tadas, pequeños amuletos, piezas de porción inferior de la pared a causa de madera, escarabajos y conos funerarios la circulación y permanencia humana y fragmentarios19. de animales domésticos, en el lapso en que fue utilizada como vivienda y corral 1c. Las paredes de la tumba analíticamente por la familia de Qarim Yusuf. cumplen distintas funciones, sea como es- pacio plástico de representación, en don- c) Desde el abandono de la tumba de la iconografía y las inscripciones dan Neferhotep (fines de la dinastía XX y cuenta de la identidad del difunto y asegu- hasta el presente), presenta tiznado y ran su transfiguración, y como contenedo- depositación de una capa de hollín so- ras de estratigrafías verticales pueden ser bre la pared, atribuido al incendio ini- analizadas aplicando conceptos tomados ciado en el sector VIII, para proceder a de la matriz de Harris (1991). la quema de momias depositadas en el interior del monumento20; caída de ca- El punto de partida es que las paredes con pas pictóricas y soportes por fatiga de arte parietal presentan estratos superpues- los materiales y/o movimientos estruc- tos e interfacies negativas y positivas, gene- turales; desarrollo de concreciones de radas tanto por intervenciones humanas sales; anidamiento de insectos y mur- como por alteraciones naturales. En con- ciélagos en los ángulos superiores de la secuencia, la superposición estratigráfica estructura. producto de la preparación de los sopor- tes y de la decoración parietal es recono- d) Fines de la dinastía XVIII, se constata el cida a partir del deterioro de las paredes deterioro de la porción inferior de la pa- -al quedar expuestas zonas en dónde se red, cuyo inicio puede atribuirse a la cir- observan los procedimientos técnicos in- culación humana durante la celebración volucrados en la producción pictográfica-, de los ritos funerarios y depositación de a la vez que se constatan intervenciones momias vinculados con Neferhotep y que introdujeron cambios intencionales sus parientes; producción de pinturas; en el monumento y daños causados por enlucido de la pared; relleno de imper- el accionar de agentes naturales bióticos y fecciones causadas por la disgregación abióticos (Manzi 2009-2010). de la caliza durante el proceso de exca- vación. Una de las paredes analizadas es la pared norte del sector VI. La escena que la deco- e) Fines de la dinastía XIX y comienzo de ra fue relevada mediante un calco realizado la dinastía XX, se observa la reparación por Davies (1933: II, pl. III), el cual repre- y mantenimiento de la pared; deterioro senta al templo de Karnak y sus dominios, de la porción inferior a causa de la circu- teniendo por meta exhibir las actividades lación humana durante la remodelación oficiales desempeñadas por Neferhotep y adecuación de la tumba para ser rea- expresivas de su estatus (Pereyra 2011a). signada a Rud; caída de partes de sopor-

114 Pereyra et al. | La tumba tebana 49 y su propietario, en el paisaje sacralizado...

tes y paredes a causa de movimientos y de un conjunto de bloques pertenecien- del terreno y al impacto del martillado tes a otros monumentos del área y depo- sobre la pared norte durante la apertu- sitados en el interior de TT49 denotan la ra del anexo sepulcro del “Usurpador” circulación de ítems provenientes del en- -sector VIII- y apertura de dicho anexo. torno, como de distancias más lejanas.

2. La tumba de Neferhotep en el espacio re- Entre los pigmentos minerales utilizados gional y supraregional en la producción del registro epigráfico pueden diferenciarse los de procedencia 2a. TT49 se encuentra emplazada en una co- local y los transportados desde largas dis- lina -el-Khokha-, pudiendo esta selección tancias. Entre los primeros se encuentran articularse con aspectos simbólicos, el los óxidos minerales -de hierro- de tonos primero de los cuales sería su orientación rojos, morados, amarillos y, en menor me- este-oeste de acuerdo al curso del astro dida, de verdes -óxidos de cobre-, recolec- solar, mientras que otro podría estarlo tados en los conos de deyección de las co- en aspectos de raigambre mítica, a partir linas cercanas a Deir el-Bahari. Este lugar de posibles alusiones a la montaña pri- es localmente conocido como Valle de los migenia que podrían ser reconocibles en Colores. En cambio, algunos tonos verdes relieves “sugerentes” dentro del espacio obtenidos de las turquesas debieron ser regional, a la vez que la mayor elevación traídos de Sinaí -ca. 500 km- mientras que que ofrecen las colinas podría cumplir ciertos azules provienen del lapislázuli de conjuntamente fines prácticos al permitir Afganistán -ca. 3,300 km-, ambos emplea- mayores posibilidades de contacto visual dos para la preparación de fritas21. del entorno natural y construido. La comparación de los colores naturales Su vinculaciones con obras arquitectóni- de los óxidos minerales con los tonos pre- cas contendoras de simbolismo oficial, sentes en las escenas que decoran la TT49 puede ser propuesta en relación a los tem- permite constatar que éstas fueron resuel- plos de millones de años de Deir el-Bahari tas utilizando un mayor número de tonali- -Mentuhotep II, Hatshepsut y Tutmosis dades. En consecuencia, queda planteado III- y de el-Qurna -Tutmosis III- y sus si esas diferencias se deben a que: 1) los vías procesionales, con las que habría esta- pigmentos utilizados no sólo compren- blecido relaciones de intervisibilidad nece- dieron a los identificados, 2) se realizaron sarias para la participación en el desarrollo mezclas de colores u otros aditivos, 3) los de prácticas rituales propiciadas por la rea- pigmentos minerales habrían sido someti- leza reales. Mientras que las relaciones de dos a tratamientos térmicos aumentando proximidad podrían estar indicando faci- la cantidad de series tonales y 4) algunas lidad o acceso directo de poder e influen- de las substancias no serían de origen mi- cias entre los individuos a los que estaban neral sino orgánico. dedicados los monumentos. Se destacan las posibilidades de vinculación entre las Se constató la presencia, además, de blo- tumbas de los nobles que sirvieron en ques de procedencia exógena, entre los ‘templos de millones de años’ (van Dijk que se contabilizan nueve de caliza -ma- 1988) y entre parientes de menor rango a croscópicamente identificadas como de partir de la concesión de una tumba a uno granos finos, intermedio y grueso-, dos cuyo rango era más elevado. de arenisca gris, tres de arenisca amarilla y uno de adobe. Cuatro conservan partes 2b. Las procedencias de los materiales utiliza- de escenas; ocho inscripciones jeroglíficas; dos en la producción de pinturas murales uno inscripción copta y dos se encuentran

115 Arqueología 19 Dossier: 103-123 | 2013

solamente formatizados. La remoción IV, actualmente desmantelados y cuyos desde sus ubicaciones originales puede ser materiales en superficie fueron relevados atribuirse al vandalismo, dadas las marcas en la Campaña 2008. Se deja constan- de cinceles y las fracturas en charnela que cia de que los templos de Mentuhotep presentan (Manzi y Sánchez 2007). II y Tutmosis III de Deir el-Bahari, que tampoco están reconstruidos, no fueron Su ingreso en la TT49 es atribuido en muestreados, por lo que se desconoce si primer lugar a Davies (1933), quien los las areniscas grises fueron utilizadas en su acumuló frente a la escalera que se conti- construcción. Aunque sí se constató que núa en la rampa de acceso al sepulcro de una capilla del templo de Hatshepsut fue Neferhotep, y segundo a funcionarios del decorada con bajorrelieves tallados en are- Servicio de Antigüedades Egipcio, en al- niscas grises (Manzi 2011a). gún momento posterior a la expulsión de la familia que habitaba el patio -ca. 1930- y Un ladrillo de adobe presenta una inscrip- del período en que el monumento estu- ción jeroglífica y su tamaño es coincidente vo abierto al turismo. Quizás en el primer con los que se observan en el muro perime- caso, su depositación se deba a cuestio- tral del templo de Tutmosis III, en el-Qur- nes de seguridad, marcando el ingreso a na, por lo que podría haber estado asociado una rampa descendente, mientras que en a templos reales. No obstante, es pertinente el otro el fin habría sido protegerlos de mencionar que también se los encuentra en la intemperie y del robo de partes arqui- los pílonos de las tumbas tardías (dinastías tectónicas. Algunas de las características XXV y XXVI) de el-Assasif. observadas permiten proponer los posi- bles lugares de localización anteriores a Los bloques de caliza de grano fino y de su disposición final, aunque es arriesgado excelente calidad para la talla podrían pro- hablar de un único contexto de uso y de- ceder del templo de Hatshepsut, de cum- positación, dada la compleja historia de plirse la expectativa de que el acceso a esa formación y transformación que muestra extraordinaria calidad de materia prima el registro arqueológico tebano, en vir- es posible a través de excavaciones plani- tud de los pulsos de uso que evidencia el ficadas que alcancen la formación Esna, área y de las diversas instancias políticas hecho que no sería habitual en las excava- que los enmarcaron. Por este motivo, los ciones de tumbas privadas. Por su decora- materiales aquí analizados pudieron haber ción, dos de estos bloques procederían del estado previamente depositados en otros templo de Hatshepsut de Deir el Bahari. muchos lugares (Manzi 2011a). Respecto de las calizas de grano grueso, muchos fragmentos dispersos fueron ob- Los bloques de areniscas amarillas que servados en el templo de Tutmosis III de presentan inscripciones y/o decoración el-Qurna. La cercanía de TT49 con este podrían provenir de los templos de mi- templo y la presencia de esta materia pri- llones de años que se encuentran en las ma en dicho templo permiten pensar que proximidades de TT49. No obstante, uno de los bloques que no presenta de- aquellos sin decorar podrían provenir de coración, tal vez pueda provenir de esa esas estructuras o de las cercanas tumbas- localización. Diferente es la situación de templo de el-Assasif, siendo imposible un bloque cuya inscripción jeroglífica in- avanzar más en este sentido. En cuanto a dica como su lugar de procedencia alguna las areniscas grises, no se registran en la tumba de nobles. La estela funeraria con construcción de los templos tebanos de inscripción copta puede ser relacionada Tutankhamón-Ay-Horemheb, Tutmosis con la reocupación de tumbas y con mo- III, Siptah, Merenptah, Tauseret y Ramsés nasterios coptos en el área.

116 Pereyra et al. | La tumba tebana 49 y su propietario, en el paisaje sacralizado...

La procedencia posible de los bloques mas estimadas unos 2,5 km y las mínimas depositados en la TT49 es graficada por de 0,01 km, aproximadamente aproxima- distancias lineales (Figura 5). No se indi- damente -el-Qurna y el-Assassif-. caron como radios de circunferencia, tal como es habitual en arqueología, dado Finalmente, se remarca que las materias que en una topografía como la de Tebas primas de disponibilidad no local, com- occidental perderían sentido al incluir la prendidas por areniscas, cuyas canteras se planicie de inundación del Nilo y el desier- ubican a una distancia aproximada de 300 to, más allá del Valle de Reyes, por tratarse km lineales, implican el canteado en las de espacios que no registran construccio- minas y transporte a larga distancia, des- nes arquitectónicas22 (Manzi 2011a y d). de Gebel el-Silsila y Aswuan, o aún más De este modo, la tumba de Neferhotep es lejanas como la turquesa y el lapislázuli -ca. considerada el centroide a partir de cual 3500 km al norte. se establecen las distancias lineales hacia localizaciones específicas: 1) templo de 2c. El reconocimiento de los procesos de Hatshepsut, 0,90 km, en Deir el-Bahari, construcción de paisajes culturales, llevado bloques de calizas y bloques de areniscas a cabo mediante la disposición de estructu- grises, 2) templo de Tutmosis II, 1,70 km, ras arquitectónicas en geoformas seleccio- en Medinet Habu, bloque de arenisca, y 3) nadas, toma como supuesto que el sustrato bloques cuyas procedencias no pudieron geológico es parte del conjunto de signifi- ser establecidas siendo las distancias máxi- cados.

Figura 5 • Procedencias probables de bloques alóctonos depositados en TT49.

117 Arqueología 19 Dossier: 103-123 | 2013

La dotación material de paisajes naturales (Dolinska 1994). Además de que este sec- contribuye a la construcción de memoria tor del espacio estaba dotado por una vía cultural (Assmann 2008) y/o nichos ar- procesional, siendo anualmente visitado queológicos (Odling-Smee et al. 2003), al por la procesión de Amón que se dirigía cambiar las formas de interrelación entre desde el templo de Karnak hacia la margen los individuos y las distintas fisonomías del oeste y formaba parte de la celebración de espacio. El ordenamiento territorial es una la Bella Fiesta del Valle (Karkowski 1979; expresión de las políticas del estado ha- Strudwick y Strudwick 1999). ciendo que a través de las celebraciones de ritos y festividades los centros de atención pasen de un templo de millones de años a RESULTADOS ALCANZADOS otro, principalmente a través de los sucesi- vos reinados, siendo los paisajes antrópi- La identificación de agentes culturales o bien la cos sensibles a cambios ideológicos, pero identificación de personajes históricos en el pro- a la vez comportándose como reservorios ceso de ocupación y uso de la necrópolis permite de las decisiones del pasado. avanzar en el reconocimiento de la construcción, uso, mantenimiento, reutilización y abandono de Así, los templos de millones de años pue- estructuras -en este caso, de TT49-, de las redes den ser entendidos como atractores para de relaciones establecidas entre la realeza y los la construcción de tumbas privadas, va- miembros de la nobleza y de cómo fueron se- riando su peso simbólico en relación a su leccionados ciertos rasgos del paisaje a expensas vinculación con el faraón reinante y los de otros, a través de justificaciones míticas -re- antepasados y dioses para con los que éste lacionadas con el origen, el caos, la recomposi- evidenciaba su devoción, sea mediante ción del orden, etc.- como de sus prestaciones el mantenimiento de su templo, la cons- prácticas -posibilidades de tránsito, conexiones trucción de capillas y la colocación de es- visuales, prominencia, etc.-, temas que denotan tatuas. Ejemplo de ello sería el templo de aspectos conductuales y que pueden ser aborda- Mentuhotep II, en Deir el-Bahari, datado dos por vías analíticas independientes, que en el en el Reino Medio -dinastía XI-, en un área caso del Egipto antiguo aportan un notable po- que nunca antes había sido utilizada para la tencial interpretativo: a) la arqueología en cuanto realización de cultos funerarios, por lo que a proceso de ocupación y dotación simbólica del se propone que su localización habría cum- paisaje que llevan a la formación de depósitos, plido un rol fundacional en la ocupación de b) la historia indagando las formas de reproduc- espacios. En la dinastía XII, Sesostris III, ción social y la construcción de memoria cultural ubicó varias estatuas en ese templo mor- y c) la antropología abordando el equilibrio so- tuorio, lo cual podría explicarse en el res- cial y trascendental en prácticas rituales. peto que profesaba a su predecesor, cuyo nombre estaba compuesto con el del dios El otorgamiento de tumbas privadas habría Montu, una deidad también venerada por sido una expresión material de las alianzas es- él (Strudwick y Strudwick 1999) y protecto- tablecidas entre la realeza y la burocracia es- ra de la propia Tebas. En la dinastía XVIII tatal y una forma de construcción de memo- Hatshepsut habría elegido su vecindad ria cultural. Se espera que la complejidad de para la construcción de su templo mor- las obras, la profusión decorativa, el tipo de tuorio y más tarde también Tutmosis III relaciones exaltadas en las pinturas y relieves erigió en Deir el-Bahari un templo, cons- murales, y los lugares de emplazamiento hayan truido tardíamente durante su reinado con sido parte de una negociación en función de el fin de menoscabar la función del tem- rangos y cargos ejercidos por el beneficiario y plo de Hatshepsut y que habría tomado la de relaciones de parentesco, en el caso de los forma de santuario de Amón y de Hathor nobles de mejor jerarquía.

118 Pereyra et al. | La tumba tebana 49 y su propietario, en el paisaje sacralizado...

Las prácticas rituales en torno a estas estruc- continuaba por alguna de las vías procesiona- turas requerían de la participación activa del les que llevaban al templo en el cual en ese mo- faraón y de los sacerdotes, además de la obser- mento se oficiaba la celebración. vación participante de la elite. En lo referente a la figura real, la construcción de memoria En el transcurso de las celebraciones tanto cultural operaba a través de las menciones de privadas como oficiales habría sido de gran faraones, genealogías rituales, parentescos san- importancia el establecimiento de contactos guíneos, conmemoración de logros militares y visuales, ya sea a través de la mera observación diplomáticos y de sojuzgamiento de pueblos como de la observación participante del con- vencidos. Por este motivo, su mantenimiento junto de la nobleza. Dado que en las prácticas y/o desmantelamiento fueron decisiones es- rituales también quedaban manifiestas las pre- pecíficamente direccionadas a favor o en con- rrogativas y las obligaciones de rango alcan- tra de los predecesores del faraón gobernante, zado como una expresión pública, pudiendo haciendo que los paisajes cambiaran en sus expresar tanto adhesión como sometimiento, fisonomías reformulando las relaciones entre se estima que la ubicación de los actores en el los individuos. Los nichos identificados se su- espacio fue un elemento más por cuidar. ceden y solapan en el tiempo, puesto que al- gunos son construidos en simultáneo mientras En las prácticas desarrolladas por los nobles, que otros lo son a partir de los previamente vivos y difuntos eran los protagonistas del conformados. Así se tienen los construidos y evento. Los participantes activos eran quienes modificados por el poder faraónico como es- preparaban los elementos a distribuir y con- pacios de adoración y culto personal, siendo sumir en las celebraciones y acompañaban o esto último extensible a las elites, tal como se recibían los cortejos. Mientras que, los parti- observa a través de la edificación, modifica- cipantes pasivos eran hacia quienes se movili- ción, usurpación y destrucción de templos y zaban los elencos y a quienes estaban dirigidas tumbas privadas. las ceremonias que tenían por meta lograr la reintegración social de los sujetos y garanti- Se considera que el comportamiento ritual zar la reiniciación del ciclo ritual, comprome- es una expresión del poder político y religioso. tiendo a las generaciones venideras para que Tales prácticas evidencian una faceta inmate- recrearan en el presente lo que a su turno les rial, referida a las acciones y a las relaciones sería devuelto en el futuro. Mientras que en las interpersonales, y otra material representada prácticas oficiales, los roles más preponderan- en la disposición intencional de rasgos arqui- tes los protagonizaban la realeza y las deidades tectónicos, cuyo valor simbólico no sólo ema- seleccionadas, secundadas por los burócratas naba de su construcción, sino también de la que desarrollaban funciones en el templo, que- preservación, la modificación y la destrucción dando involucradas básicamente personas fí- de estructuras. Así, los procesos que obraban sicas animadas, que eran las encargadas de la en función del resalte, mantenimiento o me- movilización de las imágenes de los dioses y noscabo de valoraciones ideológicas habrían de sus ofrendas. operado, principalmente, a partir de su percep- ción visual y de la memoria evocativa. Una vez que cesaban las celebraciones ritua- les que dinamizaban el paisaje construido, los Durante el desarrollo de celebraciones ofi- distintos elementos estáticos con que se lo ha- ciales, tales como la Bella Fiesta del Valle o la bía dotado debieron actuar como marcas que Fiesta Opet, las márgenes oriental y occidental dotaban de connotaciones simbólicas al espa- del Nilo resultaban interrelacionadas una vez cio, contribuyendo a la recreación de una me- que la procesión era conducida entre Karnak y moria evocativa y condicionando las actitudes Luxor a través de una vía procesional enmar- que los individuos debían asumir en relación a cada por esfinges, a través del cruce del río y los mismos.

119 Arqueología 19 Dossier: 103-123 | 2013

NOTAS Asimismo, la orientación astronómica de los templos, de acuerdo al paisaje terrestre y celes- 1. Entre muchos otros ejemplos pueden citar- te, fue un recurso para plasmar el orden cós- se las excavaciones realizadas en la tumba de mico en la tierra (Belmonte 2009: 121) y las Montuemhat (Martínez Babón 2009: 129-133). pirámides y sus templos no fueron la excep- ción (Belmonte y Saltout 2009: 79-80), conec- 2. Bajo la dirección de la Dra. M. Violeta Pereyra realiza investigaciones en la Necrópolis tebana tándose incluso por alineamientos de carácter desde 1999 a la fecha. topográfico o astronómico con el centro de culto solar de Heliópolis (Spence 2000). 3. Tumba Tebana nº 49 de acuerdo a la cataloga- ción del Servicio de Antigüedades de Egipto 10. TT49 integra un complejo con dos sepulcros adicionales (sectores IX y X) al principal (sec- (Gardiner y Weigall 1913). tor VII) en su interior (además del anexo in- 4. Desde las primeras décadas del siglo XIX mediatamente posterior, sector VIII) y cinco (Robert Hay, James Burton, Jean François tumbas en el patio (TT187, TT362, TT363, Champollion, Ippolito Rosellini, John TT -347- y TT -348). Situaciones similares Gardner Wilkinson), a comienzos del siglo se verifican en numerosas tumbas del Reino XX (Expedición del Museo Metropolitano de Nuevo (Kampp 1996: 201, 218, 231, 253, 259, New York) y en la década de 1990 (Expedición 261, 268 entre muchas otras). de la Universidad de Heidelberg). 11. La intervención del “usurpador” en la es- 5. En cuanto a los requeridos por el Servicio de tructura de TT49 debió ocurrir poco tiempo Antigüedades de la República Árabe de Egipto, después de la excavación y decoración del se trata de llevar a cabo excavaciones tendientes monumento original y sería prácticamente “limpiar” el monumento con vista a su puesta contemporánea de la apertura de una de las en valor y a inventariar los “hallazgos especia- tumbas del patio de TT49 (TT187), que puede les” recuperados en el curso de las excavaciones. fecharse en base a criterios estilísticos a par- 6. Período al que corresponde TT49. tir de los relieves y pintura mural conservados 7. Las tumbas de la necrópolis tebana son hipo- (Pereyra et al. 2006). geos, con excepción de las “tumbas templo” 12. La duración de los reinados de los distintos del Assassif, fechables en el Período Saíta faraones fue altamente variable, observándo- (Eigner 1984). se gobiernos muy breves en comparación con 8. Denominación dada a los templos reales, que otros que se extendieron por varias décadas. en el caso que nos ocupa alude a los tebanos Esta situación debe tenerse en cuenta al cuan- de la margen occidental del Nilo consagra- tificar la información arqueológica disponible, dos a Amón, dios principal de Tebas, a otras pudiéndose efectuar un cálculo de proporcio- divinidades y a los ancestros reales, además nes que divide el número de tumbas otorgadas de servir al culto funerario del soberano que por un determinado faraón por la cantidad de los había erigido (Haeny 1997: 86-126). Otto años en que ejerció el poder (Manzi 2012). (1952: 48) propuso designarlos ‘mansiones 13. Requisito insoslayable para acceder al trono, a de millones de años’ de acuerdo a su función partir de la existencia de un sistema político sus- conmemorativa. Puede señalarse que el ‘tem- tentado en el interjuego de un puñado de fami- plo de millones de años’ de Amenhotep hijo lias con poder e influencia (Cruz Uribe 1994). de Hapu es el único dedicado a un funcionario 14. Para tener una idea de la diversidad y cantidad (Robichot y Varille 1936). de elementos que componían los ajuares de 9. En los mitos cosmogónicos egipcios es reite- los nobles del Reino Nuevo puede consultarse rada la idea de tierra emergida –colina primor- Grajetzki (2003: 66-93). dial– que da nacimiento al sol en un proceso 15. Estatuillas momiformes, llamados “respon- de autocreación que las pirámides reproducen, dedores” que actuaban en el Más Allá como como ámbito de transformación y renaci- sustitutos del difunto cuando era convocado a miento del gobernante (Arnold 1997: 85). El realizar diversos trabajos. Formaban parte del complejo funerario de Hatshepsut sería el úl- equipamiento funerario y llevaban el nombre del timo erigido de acuerdo al modelo del Reino difunto. En algunos se consignó el conjuro 6 del Antiguo, en el que el templo de culto fune- Libro de los Muertos, lo que permite reconocer rario real está unido a la pirámide: en Gizeh su función. Los recuperados en el corredor de formando parte de una misma construcción la acceso a la cámara funeraria permitieron identi- tumba-pirámide y el templo de culto mortuo- ficar a un propietario diferente de Neferhotep. rio; en Deir el-Bahari excavadas ambas estruc- 16. Confeccionadas con flores de la estación, se turas en el mismo macizo rocoso, la tumba en utilizaban para decorar el sarcófago y eran de- el frente occidental y el templo en el oriental. positadas durante el ritual de enterramiento.

120 Pereyra et al. | La tumba tebana 49 y su propietario, en el paisaje sacralizado...

17. Sin uso, eran parte del equipamiento funerario Egipto: la orientación de los templos, y se depositaban en la cámara funeraria para Trabajos de Egiptología 5 75-88. ser utilizadas por el difunto al presentarse ante Osiris, según la rúbrica del conjuro 125 del CARNIEL, M. V. Libro de los Muertos. 2012 Il rituale funerario egizio. La sua interpretazione 18. En su mayoría recuperados en el sedimento partendo dal registro frammentario di una tomba utilizado relleno para bloquear los accesos a ramesside. Tesis Trienale. Facoltà di Lettere las cámaras funerarias. e Filosofia Operatore dei Beni Culturali. 19. Hechos de cerámica, eran parte de la decoración de las fachadas, en las que se insertaban alinea- Università di Chieti. Ms. dos dejando ver el nombre y los títulos del pro- pietario de la tumba consignados en su base. CRUZ-URIBE, E. 20. También se sugirió que el incendio fue iniciado 1994 A Model for the Political Structure of con el fin de desalojar a los criminales que se ocul- . En For His Ka: Essays taban en el interior de las tumbas abandonadas. Offered in Memory of Klaus Baer. Studies in 21. Compuestos preparados a partir de piedras moli- Ancient Oriental Civilization 55, pp. 45- das para obtener el pigmentos de colores ausentes 53. The Oriental Institute, University of en los óxidos disponibles en el área, por ejemplo Chicago Press, Chicago. turquesa para el verde y lapislázuli para el azul. 22. Los monumentos vinculados directamente DAVIES, N. G. con la realización de prácticas mortuorias se 1933 The Tomb of Neferhotep at Thebes, vols. I y ubican en el borde del desierto y las laderas del II. Metropolitan Museum of Art of New macizo tebano. York. New York.

DOLINSKA, M. REFERENCIAS CITADAS 1994 Some remarks about the function of the Tuthmosis III temple at Deir el Bahri, En ARNOLD, D. Ägyptische Tempel-struktur, funktion und pro- 1997 Royal Cult Complexes of the Old and gramm. Hildesheimer ägyptologische Beiträge 37, Middle Kingdoms. En Temples of Ancient pp.33-45. Hildesheim. Gerstenberg. Egypt, editado por B. Shafer, pp. 31-8., Cornell University Press, Ithaca-New DORMAN, P. y B. BRYAN York. 2007 Sacred Space and Sacred Function in Ancient Thebes. Studies in Ancient Oriental ASSMANN, J. Civilization, vol. 61. The Oriental Institute, 2004 The Ramesside Tomb and the University of Chicago. Chicago. Construction of Sacred Space. En The . Past, Present and Future, EBERT, J. editado por N. Strudwick y J. Taylor, pp. 1992 Distributional Archaeology. Universsity of 46-52. British Museum, London. New México Press, Alburquerque. 2008 Religión y memoria cultural. Ediciones Lilmod, Buenos Aires. EIGNER, D. 1984 Die Monumentalen Grabbauten der Spätzeit in BELMONTE AVILÉS, J. A. der Thebanischen Nekropole. Akademie der 2009 Sobre la orientación de los templos del Wissenschaften, Vienna. antiguo Egipto. Resultados de la misión hispano-egipcia de arqueoastronomía. En FOLEY, R. 120 años de Arqueología española en Egipto, 1981 Off Site Archaeology and Human editado por VV.AA. Ministerio de Cultura, Adaptation in Eastern Africa. An Sociedad Estatal de Conmemoraciones Analysis of Regional Artefact Density estatales, Madrid. in the Amboseli, Southern Kenya. Cambridge Monographs in African BELMONTE AVILÉS, J. A. y M, SALTOUT Archaeology 3. BAR International Series 2009 Estableciendo la mAat en el antiguo 97, Oxford.

121 Arqueología 19 Dossier: 103-123 | 2013

GARDINER, A. y A. WEIGALL de la Universidad de la República, 1913 A topographical catalogue of the private tombs of Montevideo. Thebes. Bernard Quaritch. London. 2011c The ‘inside’ and the ‘outside’ of Neferhotep’s tomb. The Neferhotep´s GINZBURG, C. Tomb -TT49, Theban Necropolis, Egypt. 1999 El queso y los gusanos. El cosmos, según un mo- En British Archaeological Report, editado por linero del siglo XVI. Atajos 12. Barcelona. M. V. Pereyra. Oxford University. Oxford, en prensa. GRAJETZKI, W. 2011d Una tumba y su entorno: vinculando el 2003 Burial Customs in Ancient Egypt: Life in Death monumento mortuorio de Neferhotep for Rich and Poor. Duckworth, London. -TT49- con el Valle de los Nobles, Tebas occidental, Egipto, Terceras Jornadas HARRIS, E. Nacionales de Historia Antigua y II Jornadas 1991 Principios de estratigrafía arqueológica. Editorial Internacionales de Historia Antigua, pp:34- Crítica, Barcelona. 44. Universidad Nacional de Córdoba. Córdoba. HAENY, G. 2012 La jerarquización del espacio a través de la 1997 New Kingdom ‘Mortuary Temples’ distribución de tumbas privadas en Tebas and ‘Mansions of Millions of Years. En Occidental, Egipto. Novos Trabalhos de Temples of Ancient Egypt, editado por B. Egiptologia Ibérica 1: 637-655. Shafer, pp. 86-126. Cornell University Press, Ithaca-New York. MANZI, L. M. y J. A. SANCHEZ 2007 Bloques de distintas procedencias aloja- KAMPP, F. dos en la tumba de Neferhotep (TT49), 1996 Die Thebanische Nekropole zum wandel des el-Khokha (Tebas occidental, Egipto), Grabgedankens von der XVIII. bis zur XX. I Congresso Internacional de la Sociedade Dynastie. 2 vols. Theben 13. Phillip von de Arqueología Brasileira (formato CD). Zabern, Mainz an Rhein. Florianópolis.

KARKOWSKI, J. MANZI, L. M. y M. E, CEREZO 1979 The question of the Beautiful Feast of 2009 Proceso de ocupación y reocupación the Valley Representations in Hatshepsut’s del espacio: la colina de el-Khokha y los temple at Deir el-Bahari. En Acts of the First templos de Tebas occidental, Egipto. International Congress of Egyptology, editado XII Jornadas Interescuelas. Departamentos por W. Reineke, pp.359-364. Cairo-Berlin. de Historia, (formato CD). San Carlos de Bariloche. MANZI, L. M. 2009- Intervenciones y registro de daños en la MANZI, L. y PEREYRA, M. V. 2010 tumba de Neferhotep, la colina de el- 2010 La muerte en el más allá y su negación Khokha, Tebas occidental, Egipto. Revista en el aquí y ahora a través de la construc- Avances 16: 187-201. ción de paisajes culturales, Anais do IV 2011a Expresiones de poder en el paisaje teba- Congresso Latino-americano de Ciencias Sociais no, Egipto. I Jornadas Jóvenes Investigadores e Humanidades: Imagens da Morte, Niteroi. del Cercano Oriente Antiguo. Sección 2013 El banquete funerario y la bella Fiesta del Conferencistas. Facultad de Filosofía y Valle en Tebas Occidental, NEARCO Letras. Universidad de Buenos Aires. XIV, Núcleo de Estudos da Antiguidade de la Buenos Aires. Ms. Universidade do Estado de Rio de Janeiro, Río de 2011b Mirando paredes. Análisis de la estrati- Janeiro, en prensa. grafía vertical en la tumba de Neferhotep -TT49-, Tebas occidental, Egipto. Actas de MARTÍNEZ BABÓN, J. las IV Jornadas de Investigación y III Jornadas 2009 La tumba de Montuemhat. En 120 años de de Extensión (formato CD). Facultad de Arqueología española en Egipto, editado por Humanidades y Ciencias de la Educación VV.AA., Ministerio de Cultura, Sociedad

122 Pereyra et al. | La tumba tebana 49 y su propietario, en el paisaje sacralizado...

Estatal de Conmemoraciones estatales, PEREYRA, M.V., CEREZO M. E. e. I, Madrid. FRESQUET 2007 El aporte de los registros fragmentarios ODLING-SMEE, F., LALAND, K. y M. para la reconstrucción de la historia de FELDMAN una tumba egipcia. I Congresso Internacional 2003 Niche construction. The neglected process in evolu- de la Sociedade de Arqueología Brasileira, (for- tion. Princeton University Press. Princeton. mato CD). Florianópolis.

OTTO, E. ROBICHON, C. y A. VARILLE 1952 Topographie des thebanischen Gaues, 1936 Le temple du scribe royal Amenhotep: fils de Hapou. Untersuchungen zur Geschichte und Fouilles de l’Institut Français d’Archéologie Altertumskunde Aegyptens 16, Akademie Orientale du Caire 11. Institut Français Verlag, Berlin. d’Archéologie Orientale, Cairo.

PEREYRA, M. V. SALEH, M. 2002 Conservación e investigación de imágenes 1977 Three Old Kingdom Tombs at Thebes, en una tumba egipcia. V Jornadas - 2002. Archaologische Veroffentlichungen 14, Estudios e investigaciones. 16, 17 y 18 de octubre Philipp von Zabern, Mainz and Rheim. de 2002, pp. 87-94. Instituto de Teoría e Historia del Arte “Julio Payró”, Facultad SCHIFFER, M. de Filosofía y Letras, Universidad de 1987 Formation Processes of the Archaeological Buenos Aires Record. University of New Mexico Press. 2011a El gran templo de Amón en la tumba de Albuquerque. Neferhotep TT49. Revista del Instituto de Historia Antigua Oriental 17. SPENCE, K. 2011b Las calles de la necrópolis tebana y la cir- 2000 Ancient Egyptian Chronology and the culación de artefactos. El caso del cono Astronomical Orientation of the Pyramid, de TT205 encontrado en TT49. Actas de Nature 408: 320-324. las IV Jornadas de Investigación y III Jornadas de Extensión, (formato CD). Facultad de STERN, N. Humanidades y Ciencias de la Educación 1994 The Implications of Time-Averaging for de la Universidad de la República, Reconstructing the Land-use Patterns Montevideo. of Early Tool-using Hominids. En Early 2011c Redes Sociales e iconografía. Trabajos de Hominid Behavioral Ecology, editado por J. Egiptología 5-6, en prensa. Oliver., N, Sikes y K, Steart, pp:89-105. 2011d Entre la realidad y el mito, la representa- Academic Press. New York. ción del grupo etario en las tumbas pri- vadas del antiguo Egipto, Avances 17, en STRUDWICK, N. y H. STRUDWICK prensa. 1999 A Guide to the Tombs and Temples of Ancient 2012 El palacio real en el umbral del Más Allá. Luxor, Slovenia. Novos Trabalhos de Egiptologia Ibérica 1: 871- 883. SULLIVAN, E. 2008 Processional Routes and Festivals. Digital PEREYRA, M. V., ALZOGARAY, N., Karnak, Los Ángeles. http://dlib.etc.ucla. ZINGARELLI, A., FANTECHI, S., VERA, S., edu/projects/Karnak. VERBEEK, Ch., BRINKMANN, S. y B. GRAUE 2006 Imágenes a preservar en la Tumba de Neferhotep VAN DIJK, J. (TT49). Proyecto de Conservación de la 1988 The Development of the Memphite Tumba de Neferhotep (TT49), Estudios Necropolis in the Post-Amarna Period. 1, Universidad Nacional de Tucumán. En Memphis et ses nécropoles au Nouvel Tucumán. Empire, editado por A. Zivie. Paris.

123