El Regreso De Comonfort Del Exilio*
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EL REGRESO DE COMONFORT DEL EXILIO* Ray F. BROU SS ARD Universidad de Georgia en Athens El 21 de enero de 1858, Ignacio Comonfort renunci? a la pre sidencia de la Rep?blica y abandon? la capital bajo una som br?a nube de sospecha y odio. Abrazando el Plan de Tacubaya, dirigido por el general F?lix Zuloaga, Comonfort, l?der de la triunfante Revoluci?n de Ayutla, jefe del Partido Liberal y Pre sidente Constitucional de la Rep?blica Mexicana, repudi? a su partido y a sus compa?eros y desconoci? la Constituci?n de 1857, la Carta Magna de la Reforma liberal. ?Por qu? tuvo que decidirse este presidente, exaltado sobre la ola de prestigio del triunfo liberal, l?der reconocido del exi toso esfuerzo para inscribir las tanto tiempo esperadas y nece sarias refprmas en la famosa Constituci?n, a desechar los fru tos por los cuales hab?a luchado tanto tiempo? La respuesta a este enigma ha sido ensombrecida por las denuncias sonoras tanto de liberales como de conservadores, que han condenado a Comonfort y su actuaci?n en esa hora de crisis.1 Al momento de renunciar a la presidencia y partir para el exilio, Comonfort hab?a retirado su apoyo al Plan de Tacuba ya porque se dio cuenta que s?lo era una fachada para cubrir el dominio que los conservadores quer?an en su gobierno. Pero esta retractaci?n no fue conocida por sus compa?eros liberales. Creyendo sinceramente que ?l se hab?a pasado al bando de los conservadores y hab?a traicionado la causa, los partidarios li berales del gobierno constitucional abandonaron la capital y * Parte de la investigaci?n de este trabajo fue posible por una subven ci?n de la American Philosophical Society. This content downloaded from 132.248.9.41 on Wed, 10 Feb 2021 20:24:44 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms EL REGRESO DE COMONFORT 517 no estuvieron presentes para ser testigos de los vanos esfuerzos de Gomonfort para volver al camino que ?l hab?a empezado. Por otro lado, los conservadores no miraban al presidente como un h?roe ni tampoco lo reconoc?an como l?der. En reali dad, lo despreciaban y detestaban a?n con m?s vehemencia que la que mostraban los liberales. En su opini?n, ?l hab?a sido res ponsable del exilio del arzobispo de Puebla por cumplir con la Ley Ju?rez (que abol?a los fueros eclesi?sticos y militares) y por la aplicaci?n de la Ley Lerdo, causa de la venta forzosa de muchas propiedades pertenecientes a la Iglesia.2 Aunque su actuaci?n fuera censurada por ambos bandos Comonfort actu? prudentemente seg?n su propio criterio y con la mente en el mejor inter?s de la naci?n. Si sus planes hab?an fracasado, sus buenas intenciones estaban inc?lumes. En un in tento por explicar su actitud, el 2 de febrero de 1858 dirig?a un manifiesto al pueblo mexicano desde Jalapa, cuando viajaba con destino a Veracruz para embarcarse hacia el exilio.3 Tan pronto como hubo partido, Comonfort expres? que se ausentaba para no causar ninguna divisi?n entre las fuerzas constitucionalistas. No quiso que los competentes partidarios de la causa liberal se constri?eran y no la apoyaran por lealtad personal. El expresidente agreg? que esperaba que lo siguieran considerando culpable de sus acciones durante el per?odo a su cargo, y que regresar?a para enfrentarse a un juicio. Para ter minar, estableci? que se ausentaba sin odio ni resentimiento.4 Al momento de partir nunca so?? que su exilio durar?a cua tro a?os. Se imagin? que ser?a s?lo por corto tiempo, pues es peraba que pronto las condiciones se volver?an m?s estables y tendr?a la oportunidad de limpiar su nombre. Por esta raz?n, inmediatamente empez? a preparar su defensa en un panfleto, que se public? en Nueva York durante el verano de 1858.5 En un intento por explicar sus acciones, Gomonfort se consider? una infortunada v?ctima de las circunstancias; reafir m? su adhesi?n a la Reforma, pero se declar? a s? mismo como un moderado y no un extremista. Dijo que hab?a favorecido un proceso evolutivo de cambio gradual, en lugar de las mociones radicales deseadas por sus m?s exaltados colegas liberales. De This content downloaded from 132.248.9.41 on Wed, 10 Feb 2021 20:24:44 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms 518 RAY F. BROUSSARD positando su confianza en moderados de buena voluntad, Co monfort hab?a pensado crear grupos alrededor de ellos que equilibraran los efectos disencionistas de los liberales y conser vadores extremos. Su prop?sito fue evitar la lucha fratricida que se hubiera desatado si uno u otro de los grupos extremistas hubiera obtenido el control del pa?s. Desgraciadamente se ha b?a hecho un juicio err?neo de la situaci?n pol?tica; calcul? mal el apoyo que pod?a lograr y, por este error tremendo, de hecho precipit? los acontecimientos que con el tiempo motiva r?an la Guerra de Reforma.6 Dado que la ciudad de M?xico estaba controlada por las fuerzas conservadoras, y puesto que los liberales y los miembros del gobierno del presidente Benito Ju?rez se hab?an dispersado por el pa?s, muy pocos vieron el panfleto que result? ineficaz para convencer de su inocencia a los miembros de su propio partido. Algunas copias, sin embargo, circularon, pues Francis co Zarco, un principal propagandista liberal, estaba familiari zado con su contenido cuando escribi? amargos editoriales con tra Comonfort, durante el verano de 1861.7 La determinaci?n de Comonfort para regresar a su pa?s, al parecer, lo decidi? a trasladarse de Nueva York a Nueva Or leans en la primavera de 1859, poco despu?s de que los Estados Unidos reconocieran al gobierno constitucionalista del presiden te Ju?rez en Veracruz: mientras los liberales resist?an en esta ciudad el sitio de Miram?n, la presencia de la escuadra naval de los Estados Unidos en el puerto y la del ministro del mismo pa?s, Robert M. McLane, probablemente hicieron que las co municaciones con Nueva Orleans fueran relativamente sencillas y f?ciles. Durante un per?odo de tres meses, del 27 de marzo al 13 de mayo de 1858, Comonfort sigui? los pasos y sufri? los di versos rituales necesarios para ser elevado al grado treinta y tres de los masones del rito escoc?s, al que se hab?a unido en 1835 durante su juventud en Puebla.8 Ya que la mayor?a de los liberales mexicanos eran miembros de las ?rdenes masonas, y puesto que hab?a contacto entre las logias de ambos pa?ses, This content downloaded from 132.248.9.41 on Wed, 10 Feb 2021 20:24:44 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms EL REGRESO DE COMONFORT 519 este paso debe entenderse como un movimiento estrat?gico de su parte. Al mismo tiempo Gomonfort escribi? al presidente Ju?rez ofreciendo sus servicios como comandante militar experimenta do para ayudar a la causa del gobierno constitucional. El pre sidente, que hab?a sido apresado breve tiempo en el mes de enero de 1858 por Comonfort al rehusarse apoyar el Plan de Ta cubaya, aparentemente desconfi? de las razones del h?roe de Ayutla y se neg? a aceptar sus servicios.9 La respuesta de Ju? rez hundi? a Comonfort en la desesperaci?n, e inmediatamente parti? para un viaje a Europa con el objeto de olvidar sus penas. Pas? el resto del a?o visitando Inglaterra, Francia y Ale mania.10 Regres? a los Estados Unidos en enero de 1860, y despu?s de visitar a sus hijas que estaban matriculadas en una escuela privada de Nueva York, regres? a Nueva Orleans para vivir la reposada vida deJ exilio pol?tico, esperando el momento propicio para retornar al suelo patrio.11 Mientras tanto, la marea hab?a cambiado a favor de la cau sa liberal en M?xico. Un nuevo general, Jes?s Gonz?lez Orte ga, comenz? a acumular triunfos para las fuerzas que sosten?an al gobierno constitucional. Los ?xitos continuos culminaron con la brillante victoria de Calpulalpan, la que permiti? al presi dente Ju?rez y a su gobierno hacer una entrada triunfal a la ciudad de M?xico el 11 de enero de 1861.12 Tambi?n, antes de llegar a la capital, el presidente hab?a convocado a nuevas elecciones, ya que los per?odos para los fun cionarios electos en 1857 hab?an terminado. En la campa?a efectuada, los partidarios de Ju?rez salieron victoriosos por una abrumadora mayor?a sobre una oposici?n relativamente d?bil. Es interesante notar que en algunos distritos, el nombre de Co monfort fue propuesto como candidato, aunque en realidad nunca figur? en la c?dula electoral.13 Ya sin ning?n peligro para el r?gimen constitucional y con un nuevo congreso electo y en sesi?n en la ciudad de M?xico, Comonfort, al parecer, sinti? que hab?a llegado la hora para intentar la reivindicaci?n de su nombre. En una carta dirigida This content downloaded from 132.248.9.41 on Wed, 10 Feb 2021 20:24:44 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms 520 RAY F. BROUSSARD en abril de 1861 al Congreso recientemente electo, ofreci? re gresar a M?xico y presentarse a un juicio p?blico ante dicho cuerpo.