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EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS EN ESPAÑA 12

EL CERRO DEL REAL GALERA ()

Memoria redactada por Manuel Pellicer y Wilhem Schüle

MINISTERIO DE EDUCACION NACIONAL. DIRECCION GENERAL, DE BELLAS ARTES SERVICIO NACIONAL DE EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS RECIENTES PUBLICACIONES DE LA INSPECCION GENERAL DE EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS

EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS EN ESPAÑA

1. LANCIA, por FRANCISCO JORDÁ CERDA.

2. HERRERA DE PISUERGA, por A. GARCÍA Y BELLIDO, A. FERNÁNDEZ

DE AVILES, ALBERTO BALIL y MARCELO VIGIL.

3. MEGALITOS DE EXTREMADURA, por MARTÍN ALMAGRO BASCH.

4. MEGALITOS DE EXTREMADURA (II), por MARTÍN ALMAGRO BASCH.

5. TOSSAL DEL MORO, por JUAN MALUQUER DE MOTES.

6. A1TZBITARTE, por JOSÉ MIGUEL DE BARANDIARÁN.

7. SANTIMAMIÑE, por JOSÉ MIGUEL DE BARANDIARÁN.

8. LA ALCUDIA, por ALEJANDRO RAMOS FOLQUES.

9. AMPURIAS, por MARTÍN ALMAGRO BASCH.

10. TORRALBA, por F. C. HOWELL, W. BUTREZ y E. AGUIRRE.

11. LAS NECROPOLIS DE MERIDA, por ANTONIO GARCÍA Y BELLIDO.

NOTICIARIO ARQUEOLOGICO HISPANICO Tomo V. Años 1956-1961.

Dirección:

INSPECCION GENERAL DE EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS Medinaceli, 4. Apartado 1.039. EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS EN ESPAÑA 12

EL CERRO DEL REAL GALERA (GRANADA)

Memoria redactada por Manuel Pellicer y Wilhem Schüle

MINISTERIO DE EDUCACION NACIONAL.. DIRECCION GENERAL. DE BELLAS ARTES SERVICIO NACIONAL DE EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS INSPECCION GENERAL DE EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS DELEGACION DE ZONA DEL DISTRITO UNIVERSITARIO DE GRANADA

EXCAVACIONES EN EL CERRO DEL REAL GALERA (GRANADA) Autorizadas por Orden de 6-X-1961.

Financiadas por la Deutsctoes Forschungsgemeinschat y por el Servicio Nacional

de Excavaciones.

Directores: MANUEL PELLICER CATALÁN y WILHELM SCHÜLE.

Colaboradores: ANA MARÍA MARTÍN, RENATE ROLLE, DIETES SCHMELZ, GABRIELA REISACII, M.« R. LUCAS DE VIÑAS y V. VIÑAS. El material se ha depositado en el M.useo Arqueológico de Granada.

Depósito legal M» 12.783-1962.

DIANA, Artes Gráficas. Larra, 12. MADRID. INFORME SOBRE LAS EXCAVACIONES EN EL CERRO DEL REAL, DE GALERA

1) ANTECEDENTES.

Juan Cabré, en sus excavaciones del 1918, se dedicó casi exclusivamen• te a excavar los túmulos de las tres zonas de la necrópolis ibérica que se encuentran aguas arriba del pueblo actual de Galera, a los dos lados del río de . En el despoblado del Cerro del Real, denominado por él "Tutu- gi", según la lápida romana mencionando la R. P. TUTUGI y encontrada en el mismo Cerro del Real, Cabré se limitó a excavar un templo romano, del cual hoy día no quedan más que unas basas de columna que evidente• mente ya no están "in situ". De esta parte de sus excavaciones no nos dio detalles, excepto un plano de la planta del mismo en su mapa general de los yacimientos de Galera. Para aclarar la extensión del yacimiento arqueológico nos dedicamos a recorrer todos los sitios mencionados por Cabré. En esta ocasión nos con• vencimos de la necesidad de levantar un nuevo plano general que compren• da el Cerro del Real, las tres zonas de la necrópolis y los yacimientos, más allá de la Cueva de los Cipreses (estos últimos no conocidos por Cabré), en total, un área de aproximadamente dos por cinco kilómetros de exten• sión (lám. 1). Dado el hecho del relieve accidentado del terreno, con una diferencia aproximada de 100 metros de altura, esta tarea ha estado fuera de nuestras posibilidades durante la primera campaña. Decidimos dejar tal proyecto, indispensable por el peligro de que desaparezcan varios de los yacimientos mencionados, para volver en la segunda campaña con el instrumental necesario para levantar tal plano. Este plano se está com• pletando actualmente. De momento nos limitamos a precisar la situación exacta de los cortes abiertos en un plano esquemático que adjuntamos (lá• mina 2). El problema que más interesa de Galera es el del tránsito de la Edad del Bronce a la del Hierro, época hasta el momento poco conocida en An• dalucía Alta. Con este fin abrimos varias catas en diferentes sitios de la parte septentrional del Real (lámina 2). En una zona, la de los cor• tes I-IV-Vni-X, donde los estratos de aquella época están a poca profun• didad (1-3 m. bajo la superficie actual), destapamos una superficie en el nú-

3 cleo del poblado del bronce final que ocupaba la altiplanicie y las lomas del Real. Para precisar el sitio mas indicado de este sector de nuestras investi• gaciones iniciamos las catas I, II-III, V y VI. Las TT-TTT, V y VI resultaron demasiado estropeadas por las construcciones posteriores. Las catas VII y LX se abrieron en terrenos de mucho relleno con el fin de obtener una estratigrafía completa del Real.

2) TÉCNICA EMPLEADA.

Siendo la estratigrafía muy complicada por los silos y los cimientos de las edificaciones romanas y árabes que en los sitios con relleno de poca po• tencia, como en la zona I-IV-VIH-X, penetraron en los estratos más anti• guos, abandonamos la técnica habitualmente empleada de limpiar los mu• ros y empleamos otra que permitía deducir las plantas y la técnica de cons• trucción de edificios por una serie de dibujos exactos de los cambios del color de la tierra en varias capas sucesivas, de poca potencia y minuciosa• mente limpiadas. Dado el hecho de la extrema sequedad de la tierra, al empezar nuestra segunda campaña en el mes de septiembre tuvimos que humedecer las sucesivas capas antes de excavarlas con grandes cantida• des de agua, puesto que esta técnica no es posible emplearla en tierra seca. Esto nos permitió excavar las casas de adobe del bronce final en la zona de los cortes I-IV-VTLT-IX, evitando la posible confusión de los silos y de edificaciones de época posterior. En los dos cortes con potente estratigrafía levantamos la tierra en capas de 10 centímetros de espesor aproximadamente. Las cerámicas de cada capa fueron recogidas separadamente; los perfiles, en el caso del corte VH, de más de 9 metros de altura, se limpiaron minuciosamente, permitiéndo• nos así dibujarlos con gran exactitud, de lo cual pudimos deducir una es• tratigrafía clara. Los estratos arqueológicos así obtenidos fueron nume• rados desde arriba hasta abajo.

3) CAMPAÑA DE ABRIL-MAYO 1962.

El equipo de esta campaña estuvo compuesto de las siguientes personas: Doctor Wilhelm Schüle, de la Universidad de Gottingen. Señorita Pilar Acosta Martínez, de la Universidad de Granada. Señorita Ana-María Martín, señorita Renate Rolle y D. Dieter Schmelz, los tres últimos alumnos de la Universidad de Gottingen.

En el corte II-III, de 2 X 6 m., tropezamos a 0,30 m. de profundidad con las piedras superiores de una construcción de sillares grandes, ibérica o romana, que se ve en el perfil oeste de dicho corte. Su dirección es N-S. apro• ximadamente. Formando ángulo recto con ésta, salía al extremo norte del corte otra pared, de piedra seca y de construcción irregular. El relleno en• tre estas dos paredes contenía cerámicas romanas e ibéricas mezcladas. Dicho relleno estaba perforado por cuatro silos, conteniendo cerámicas ro-

•1 manas en su parte superior, y árabes en el fondo. En el fondo de uno de ellos salió el jarro árabe, casi intacto. La pared de piedra seca del norte del corte, siendo anterior al relleno, nos inclinamos a explicarla como pe• driza de época romana o anterior. Las dos construcciones descansan sobre un estrato de cenizas, el cual a su vez cubre una serie de estratos de arenas verdes, de poca potencia, separados por tres estratos finos de arena mez• clada con yeso o greda. Estos estratos, completamente estériles, cubren la greda viva. En su superficie se encontraron escasos materiales del bronce final. En el corte V tropezamos a poca profundidad con una pedriza romana. El relleno detrás de la pedriza contenía cerámicas del bronce tardío ibéri• cas y romanas mezcladas. Descansando la pedriza y el relleno en la roca viva,, no continuamos en este corte. El corte que daba los más interesantes resultados era el de los núme• ros I y IV del plano esquemático. Los estratos allí descubiertos eran los siguientes (para las medidas véanse los perfiles y plantas adjuntos): 1) Tierras aradas de superficie. 2) Estrato de tierras revueltas, con cerámicas ibéricas y romanas. 3) En este estrato salieron, entre muchos escombros y piedras suel• tas, los cimientos de una cabana, de paredes curvas, y restos dudosos de otra. Son de grandes piedras con relleno de barro de tapial. Las cerámicas encontradas en ese estrato son de un tipo argaroide, pero aparecieron tam• bién escasas cerámicas ibéricas y romanas, debido este fenómeno a unos silos, probablemente de época árabe, como los del corte II-III, cuya situa• ción pudimos localizar con exactitud en los estratos inferiores. 4) Este estrato dio partes de dos cabanas de paredes curvas y cons• truidas de tapial con grandes losas de piedra verticales en su parte inte• rior, evidentemente para evitar daños de goteras en las partes bajas de las paredes y para proteger su componente orgánico contra el fuego del hogar, ya que estas losas se encuentran preferentemente alrededor de los hogares que descubrimos en las dos campañas. En la casa oriental, el hogar estaba formado por un estrato de cerámica, de un metro de diámetro aproximadamente y junto a la pared de la cabana. Esta capa sirvió durante cierto tiempo de hogar. Más tarde este hogar con sus cenizas fue tapado por un suelo de barro y yeso que en la misma exten• sión se usaba de hogar. Las caras interiores de las paredes estaban revo• cadas con la misma mezcla de barro y yeso, como se ve claramente en el perfil N. del corte IV. El revoco de las paredes cerca del hogar y la capa de barro de éste estaban fuertemente cocidos. En la casa occidental, de la cual no entra más que una pequeña parte en el corte y cuya pared está cor• tada por uno de los silos árabes, la construcción de las paredes revocadas y de forma redonda u ovalada es igual que la de la casa anterior. En su hogar, en cambio, el piso de cerámica está sustituido por una serie de estra• tos de cantos rodados y de barro alternando con yeso, demostrando, por lo menos, tres fases de renovación del mismo. Las cerámicas de este estrato son exclusivamente del tipo del bronce tardío, con una serie de particularidades que nos obligan a separarlas de• finitivamente de la Cultura Argárica. La cerámica corriente es muy tosca, de barro grosero y con mucha are-

5 na y mica. Sus formas son de perfil ligeramente curvado, bastante más alto que ancho, a veces con mamelones unos centímetros debajo del borde. Otro tipo, del cual no tenemos perfiles excepto parte de un fondo, pero que tiene que ser de vasos muy grandes, tiene mamelones en forma de pirámide, aproximadamente, y cubriendo toda la superficie de los vasos, recordando esto a la "Casa de los Picos", de . La cerámica fina, muy frecuente y casi siempre bruñida, es, con muy pocas excepciones, carenada, variando entre carenas muy altas y otras pe• queñísimas, estas últimas en platos finos, cuyos centros desconocemos, y que por sus perfiles casi recuerdan formas griegas. En el hogar de la casa oriental se encontraron los fragmentos de un vaso semiesférico con pequeño fondo cóncavo, bruñido, con dibujo radial, inciso, en su cara exterior, y otro concéntrico y pintado en rojo, en la cara interior. En el mismo hogar se encontró una punta de bronce pequeña, de sección circular. 5) En el estrato inferior tropezamos, en la parte meridional del cor• te, con la greda viva, cuya superficie está inclinada hacia el norte. A poca distancia de la roca, y probablemente basándose en su parte meridional sobre ella, salió la pared, ligeramente curvada, de una casa muy grande, construida exclusivamente de adobes grandes. Entre casa y roca queda una zanja que al principio tomamos como desagüe para el agua de las llu• vias, lo que también parecía demostrar un pequeño canalillo, cortado en la roca y uniéndose con la zanja en un ángulo casi recto. Los resultados ob• tenidos en la segunda campaña nos obligaron a cambiar esta teoría. La cara interior de la casa grande está revocada de unos estratos finos de yeso blanco. Este blanqueo tapaba con seguridad toda la altura de la habitación y posiblemente incluso parte del techo, puesto que trozos caídos se encuentran en grandes cantidades en el interior de la casa. En el corte IV no llegamos hasta el fondo de la gran casa, pero por el perfil meridional del corte I, que siguiendo la margen natural del terreno corta todos los estratos del corte IV, sabemos que en el IV tropezamos con la tercera o cuarta fila de adobes de sus paredes. Su piso, que igualmente se ve en el perfil S. el corte I, se compone de hasta 20 estratos muy delgados, de arena finísima. Las diferentes fases del blanqueo de las paredes encajan en una zona estrecha con los estratos delgados de renovación del piso, de• mostrando así una continua limpieza doméstica que poco corresponde a la idea que habitualmente tenemos de las chozas prehistóricas. Las cerámicas del estrato de la gran casa corresponden más o menos a las del estrato superpuesto, más un fragmento con dibujo radial bruñido que conecta esta cultura con la correspondiente de Andalucía Baja. 6) Debajo de esta gran casa, según demuestra el perfil meridional del corte I, por lo menos hay dos casas más superpuestas, la más baja de ellas descansando en la greda viva. Son bastante más modestas y de piso firme y delgado de yeso. Sus ajuares parece que corresponden aproxima• damente al de la gran casa del estrato 5, aunque con cierta tendencia hacia formas más toscas y barro más grueso. Pero dado el hecho que el corte I en realidad no es más que una limpieza cuidadosa de la margen del terreno y que de allí sacamos en consecuencia muy poca tierra, no disponemos de bastantes materiales para precisar el problema.

6 Por perder más de una semana por las lluvias torrenciales de esta pri• mavera y dada la época avanzada, tuvimos que terminar esta campaña.. Tapamos lo que quedaba de yacimientos en los cortes I y IV con sacos de papel y los rellenamos con tierra para protegerlos hasta otra campaña. Los demás cortes se taparon definitivamente.

4) CAMPAÑA DE SEPTIEMBRE-OCTUBRE 1962.

En el equipo de la segunda campaña participaron las siguientes per• sonas: Doctor Manuel Pellicer, de la Universidad de Granada y colaborador del C. S. I. C. Doctor Wilhelm Schüle, de la Universidad de Góttingen. Señorita María del Pilar Acosta, de la Universidad de Granada. Señorita Gabriela Reisach* de Madrid. Señores de Viñas, de Madrid. En la zona de los cortes I-IV de la campaña anterior continuamos des• cubriendo las casas del bronce final. Destapamos nuevamente el corte IV hasta el nivel alcanzado en la campaña anterior y abrimos más al oeste los cortes VIII y X. En ellos hallamos debajo de la zona de tierra vegetal y de un estrato revuelto con cerámicas ibéricas y romanas, un muro de grandes piedras (lám. 3), semejante al del corte II-III, que va aproxima• damente en dirección N-S. y que termina igual que el del II-III, sin formar ángulo ninguno cerca de la margen natural del terreno y dentro de la casa occidental del corte IV. Las piedras más gruesas estaban puestas encima de la roca viva, atravesando los estratos más antiguos. Más al oeste apa• recieron dos muros más, de pequeño aparejo. Todos estos muros son, por las cerámicas que los acompañan, de época imperial romana. Entre el muro de piedras gordas y los otros había un silo, al parecer de época árabe, que perfora la roca viva y que rompió parte de la gran casa de adobes. La casa occidental del corte IV (lám. 3) formaba un semicírculo, que más al sur está cortado en su parte oriental por el silo III del corte IV, y en la occidental, por los cimientos del gran muro romano. Todo lo que que• daba de esta casa estaba ocupado por el hogar, cuya construcción ya descri• bimos en el relato de la anterior campaña. Más al oeste, lindando con el corte X, aparecieron en el VIII restos de paredes de tapial, que evidente• mente pertenecen a la misma época, sin ser posible reconstruir esta edifi• cación, muy mal conservada, por haber estado cerca de la superficie du• rante la época de la construcción romana del corte X, que ocupa todo este corte. Debajo de este estrato tropezamos en el corte VIII con la gran casa de adobes, cuya parte oriental había aparecido en el IV durante la anterior campaña. Estaba cortada en su parte central por el gran muro romano de grandes piedras, cuyos cimientos descansan sobre la roca viva. Casi su mitad septentrional ha desaparecido por la erosión natural del terreno. Al extremo occidental fue destruida por la construcción romana del cor• te X. A pesar de estos graves daños que sufrió la casa, ha sido posible re• construir su planta con bastante certeza. Se trata de una casa de forma

7 oval, de un eje exterior de 11,50 m. aproximadamente y cerca de 7 metros de eje menor. Su muro, en la parte meridional, está fundamen• tado en la roca viva, y más al norte en estratos de época anterior. Estaba construido por una sola hilera de adobes, los cuales miden cerca de 35 X 35 X 10 cm. Sus dos caras estaban revocadas con un estrato de ta• pial gris, que en unos puntos alcanza hasta 10 cm. de espesor. Pegado al revoco exterior había una empalizada de estacas de 5-8 cm. de grueso con distancias alrededor de 10 a 20 cm. entre sí, y de las cuales se distinguen los agujeros donde estaban empotradas. Conteniendo la tierra entre las estacas bastante material orgánico, suponemos que había entre las esta• cas un entrelazado de mimbres o algo semejante. En su cara exterior esta empalizada llevaba en ciertos puntos otro revoco de tapial de color ama• rillo, en gran parte caída, cuyos restos se encontraron en el relleno de la parte exterior de la casa. A una distancia de unos 50 cm. de la casa había otra hilera de postes, algo más fuertes que los otros y con mayores distancias entre sí, que por la posición de sus agujeros estaban ligeramente inclinados hacia la casa. En la parte conservada estos postes se cimentaron a menor profundidad que el nivel de la casa, debido este fenómeno a la inclinación natural del terreno. Parece verosímil que servían de soportes para el alero del tejado. En la parte sur de la casa, donde en su época afloraba la roca viva, los pos• tes se apoyaban en los canalitos que en la campaña anterior tomamos por desagües. En toda la extensión del corte VIII, así como en el extremo oeste del IV y en el testigo entre estos dos cortes, la pared de la casa estaba acompañada en su cara interior por un banco de adobes de igual tamaño que los del muro, que tenía una altura sobre el piso de cerca de 25 cm. El hueco entre pared y banco estaba relleno de barro. El revoco de la cara interior de la pared pasaba por encima del banco para encajar en su base con los estra• tos de arena fina del piso (véase descripción del corte I-IV de la campaña anterior). En la parte Este del corte VIII el banco ofrecía depresiones re• dondas, de 20-30 cm. de diámetro y hasta 10 cm. de profundidad, revocadas en su cara interior. Estos orificios servían evidentemente para guardar los vasos grandes con fondo convexo, aunque no encontráramos ninguno "in- situ". Se trata simplemente de un vasar. Para soportar el techo existían, aproximadamente en la línea del eje mayor tres pilares de adobes, el occidental de ellos de sección cuadrada, los otros dos de sección rectangular, revocados los tres de la misma forma que la pared y el banco. Los tres pilares estaban relacionados con un agu• jero de poste grueso que acompañaba a cada uno de ellos. Probablemente servían para reforzar los pilares, que solos soportarían muy bien el peso del techo, pero ofrecerían poca resistencia a la presión horizontal del viento, que suele ser muy violento en el Real. En el mismo centro de la casa, y al pie del pilar central, que a su vez está un poco fuera del eje mayor, se encontraba el hogar de la casa. Mide cerca de un metro de diámetro y demuestra fuertes huellas de la acción del fuego, que coció también el pie del pilar central. La posición central del hogar hacer suponer que el techo tenía una forma más o menos cónica, con agujero para salida de humos en el centro.

8 Toda la parte conservada de la casa no demuestra ninguna indicación de paredes de separación interior, con excepción de una pared de tres ado• bes de largo en la parte SE. de la casa. Se reúne con la otra, de tapial, que forma ángulo recto y vuelve hacia el muro exterior, formando así un pe• queño compartimiento. Suponemos que estos tabiques no llegaban a mucha altura si no formaban más bien una especie de granero. El punto de unión del tabique de tapial con el muro exterior estaba destruido por el silo II del corte IV. En la parte conservada de la casa no fue localizado el ingreso. Los estratos inferiores a este casa quedan para excavar en la próxima campaña. Corte VIL—Está situado a 189,20 m. hacia el Este de la ermita del San• to Cristo y a 55 m. al NW. del corte IV-VIII. Tiene una superficie de 2,50 m. por 1,50 m. y fue efectuado precisamente en una margen para evitar atra• vesar muros de edificaciones romanas imperiales de fuertes estratos. La parte superior del corte en la superficie con respecto al punto general cero de nuestras excavaciones está situado a una altura de 13,35 m. Se profun• dizó hasta el punto 22,50, de manera que la profundidad total del corte es de 9,15 m. (lám. 5). Los estratos se hallan sensiblemente horizontales y de ellos se obser• van nueve, potentes y perfectamente definidos. Estos estratos fueron le• vantados por partes o por subestratos, que nosotros denominamos niveles, de los cuales resultaron 36 de grosores diferentes. Estrato I.—Consta de dos niveles que aparecieron en la limpieza de la margen y corresponden a un gran estrato de tierra vegetal más o menos horizontal de una potencia de 1,20 m., un estrato tardo-romano que buza hacia el N. compuesto de arcilla gredosa y carbones con una potencia de 0,90 metros, un estrato de arcilla carbonosa que buza también hacia el N. de unos 0,35 cm. y otro estrato de base horizontal de bloques calizos en un medio arcilloso sobre una base horizontal de greda. Materiales (lám. 6).—Están mezclados. Fragmentos de tipo ibérico de pasta clara a torno, uniforme, bien cocida correspondientes a vasos de am• plias bocas y bordes exvasados generalmente. Algunos pertenecen a án• foras bien cocidas con corte grisáceo en su interior y rosáceo en el exterior, con decoración pintada de rojo vinoso formando amplias franjas paralelas, de donde salen aguas verticales y semicírculos concéntricos. Otros frag• mentos de cerámica ibérica son de pasta rosácea fina y de pasta amarillen• ta gruesa con los mismos motivos decorativos, con cuellos estrangulados y diferentes tipos de bordes exvasados, perteneciendo generalmente a vasos globulares. Existen asas de ánforas romanas sencillas y dobles, de cinta, tubulares, con acanaladura de sección oval. Anforas de tipo greco-púnico con peque• ñas asas verticales de sección circular y bordes gruesos entrantes. Cerámicas vulgares a torno, toscas, con indicios de fuego, con fondo plano, a veces con pie indicado, formas globulares y bordes exvasados, de pastas grises y rojizas. La térra sigillata es abundante, existiendo fragmento de aretina, sud- gálica, hispánica y clara. Cerámica de paredes finas y de barbotina.

9 Son frecuentes los ladrillos de dimensiones diferentes, tegulae, imbri- ces, molduras y escorias de hierro y de vidrio. Estrato II (lám. 6).—Es un estrato arqueológico variado y horizontal de una potencia de 0,70 m. Su naturaleza es arcillosa con abundantes car• bones, greda y restos de hogares. Su base es una vivienda de adobes. Materiales.—Cerámica de tipo ibérico pintada y lisa, de pastas rosá- . ceas y claras, de grandes bocas con cuellos estrangulados, bordes exvasa- dos. Amplias pateras. Pies indicados. La decoración pintada es siempre de un tono rojo vinoso con franjas paralelas bordeadas de semicírculos con• céntricos, enrejados, etc., tanto en el interior como en el exterior de los vasos. Las ánforas son frecuentes y todas de tipo greco-púnico. La cerámica gris y a torno, tanto tosca como pulimentada, está presente. No apareció ningún fragmento de sigillata ni de campaniense. Estrato III (lám. 7).—Este gran estrato tiene una potencia de 1,75 me• tros, pudiéndose considerar horizontal. Lo consideramos formado por cua• tro subestratos: A, B, C y D. III-A.—Es de naturaleza arcillosa y forma parte superior del relleno de una habitación, con una potencia de 35 cm. Materiales.—Anforas de tipo greco-púnico. Vasos de tipo ibérico de forma de patera con pie indicado y decoración pintada, vasos a torno con perfil en S. La cerámica gris es tosca, con formas panzudas con cuello es• trangulado, borde exvasado, a veces con incisiones paralelas en los hom• bros, y otras formas son de fondo cóncavo y troncocónicas. Un colgante de piedra negra es trapezoidal irregular. 7/7-2?.—De naturaleza idéntica a la anterior, con restos de muros de adobes y con una potencia de 40 cm. Materiales.—Anforas greco-púnicas. Vasos ibéricos de formas globu• lares, cuello estrangulado y borde saliente, pateras con pie indicado, todos ellos generalmente decorados con pintura roja fuerte, formando paralelas y círculos concéntricos. En un fragmento se suceden franjas paralelas ro• jas, negras y blancas. La cerámica gris es tosca, perteneciente a grandes vasos y mano de forma de tinaja con base cóncava. Está presente la cerá• mica gris a torno pulida, de pasta muy cuidada. Apareció un fragmento de cobre. 1U-C.—Forman los cimientos de esta habitación con fuertes bloques ca• lizos, con una potencia de 0,70 m. Materiales.—Grandes vasos de pasta muy clara, amarillenta en el exte• rior y anaranjada en el interior. Hay formas globulares de pasta clara muy fina, vasos de boca muy abierta, un fragmento de kalathos estrangulado. Estos vasos suelen estar decorados con franjas paralelas pintadas en el ex• terior y algunos las pateras en el interior. La cerámica gris suele ser de pasta muy cuidada e incluso algo bruñi• da, habiendo un fragmento con incisiones paralelas. Está presente la ce• rámica gris a torno tosca. Un fragmento de borde de ánfora greco-púnica y un fragmento de tipo ático perteneciente probablemente al pie de un kylix. 777-2?.—Es la parte inferior de los cimientos de la habitación y tiene una potencia de 15 cm.

30 Sus materiales cerámicos pertenecen a vasos de amplias bocas con bor• des salientes decorados con franjas paralelas pintadas. Un fragmento pre• senta incisiones paralelas. La cerámica gris y negruzca a torno es abundante, presentando forma con fuerte carena, cuello estrangulado y borde saliente. Estas cerámicas grises y más bien negras aparecen bruñidas y con huellas paralelas oscuras y claras producidas por el torno. Unos fragmentos toscos grises y a mano. Estrato IV (lám. 8).—Tiene una potencia de 0,77 m. y está compuesto de bloques calizos, carbones. A pesar de que podría establecerse una diferencia estratigráfica a cau• sa de los buzamientos, no podemos hacer distinción en sus materiales. Materiales.—Cerámicas a torno de pastas claras, formas globulares, bordes salientes, fondos planos, pies indicados. Muchos de estos fragmen• tos están pintados con franjas paralelas. Existen asas de ánforas de tipo greco-púnico, sencillas y dobles. La cerámica gris a torno es abundante, presentando la forma de copa con borde ligeramente ondulado hacia fuera y con línea de carenación, forma de cuenco, vasos panzudos de fondo plano. Hay cerámicas a torno negras con franjas bruñidas. Otras cerámicas son a mano, toscas, grisáceas, con forma de cuenco, junto a las cuales tenemos ya las cerámicas a mano finas y bruñidas con línea de carenación en los hombros. Estrato V (lám. 8).—Tiene una potencia de 35 cm. y está compuesto de arcilla oscura con algún resto esporádico de carbón perteneciente a hoga• res. Su base es de pequeños bloques calizos. Lo dividimos en dos subestratos. V-A.—Tiene 0,18 m. de potencia. Materiales.—Fragmentos a torno con decoración pintada de amplias franjas. Un borde pintado y saliente. Un fragmento con fuerte barniz rojo. Las cerámicas grises a torno no existen; sin embargo, son frecuentes los fragmentos pertenecientes a vasos grises a mano. Los toscos presentan fondos planos y los finos son de cerámica bruñida o pulimentada con línea de carenación en los hombros. Los mamelones son muy toscos y agudos. V- B.—Tiene una potencia de 35 cm. Materiales.—Existen todavía las cerámicas a torno de tipo ibérico pin• tadas con franjas paralelas, de pastas claras, rosáceas y grisáceas. La cerámica gris de occidente está representada por fragmentos de va• sos de fondo plano, de amplia boca, bordes exvasados. Un fragmento ne• gruzco a torno muestra paralelas blancuzcas por efecto del pulimento. Los vasos a mano son de pasta clara en forma de cuenco con borde ape• nas sailente. Un fragmento negruzco presenta una fuerte carena de tipo argárico. Hay fragmentos de cerámicas grises a mano, toscas, de fondo plano. Un gran canto rodado con una concavidad teñida de ocre sería utilizado como mortero. Estrato VI.—Es un estrato complejo de 0,56 m. de potencia formado por hogares que se superponen. En él distinguimos cuatro subestratos. VI- A.—Potencia, 12 cm. Materiales (lám. 8).—No existe la cerámica de tipo ibérico. Unicamen• te tenemos a torno un fragmento de cerámica gris y otro negro bruñido.

11 La cerámica a mano está representada por un fragmento de un vaso con cuello estrangulado y borde saliente, pintado de rojo. Los bordes son rectos aunque con tendencia saliente. Un fragmento pertenece a un cuen- quecillo pulidentado. Existen varios fondos planos y mamelones de vasos toscos. VI-B.—Tiene una potencia de 22 cm. Materiales (lám. 8).—Ha desaparecido totalmente la cerámica a torno. Las cerámicas son todas a mano. Existen pequeños vasos, bruñidos, con altas líneas de carenación y borde saliente. Cerámicas grises pulimentadas en forma de cuenco. Un fragmento de pasta clara tiene tipología de tulipa argárica. Un fragmento aparece pintado fuertemente de rojo. Los vasos toscos presentan la superficie clara o grisásea y formas con fondos planos. Existen mamelones. VI-C.—Tiene una potencia de 10 cm. Materiales (lám. 9).—Cerámicas grisáceas y negruzcas, generalmente toscas, de grandes vasos de fondo plano. Algunos fragmentos tienen as• pecto casi bruñido en negro, fondos planos, cuellos estrangulados, carena indicada y borde ligeramente saliente. Existen mamelones toscos. Apare• cieron los restos de un fondo de habitación de gredas apisonadas con una gruesa capa de cal y los restos de un hogar. VI- D.—Potencia, 24 cm. Materiales (lám. 9).—Predomina la cerámica gris de pasta tosca per• teneciente a grandes vasos de fondo plano. Otros fragmentos groseros son de tonos claros y pertenecen a vasos de fondos ligeramente salientes y quizá con línea de carenación. Hay fragmentos de vasos pulimentados grisáceos, carenados y con alto cuello ligeramente saliente. Un fragmento es de su• perficie negra bruñida con líneas de carenación en el cuello. Un vaso de pasta tosca presenta en el cuello un asa horizontal de prehensión. Apare• cieron punzones de hueso y de cobre y fragmentos de barro con estuco de yeso. Estrato VIL—Tiene una potencia de 0,56 m. y lo dividimos en tres sub- estratos. VII- A.—Potencia, 25 cm. Está formado por un conjunto de bloques ca• lizos de unos 20 cm. en un medio arcilloso con carbones y hogares. Materiales (lám. 10).—Es abundante la cerámica a mano grisácea y ne• gruzca con fondo plano, grandes bocas y bordes rectos salientes. Las cerá• micas finas, unas muy pulimentadas y otras fuertemente bruñidas, presen• tan formas carenadas, con pequeño borde saliente, a veces con bocas muy abiertas. Un fragmento de pasta muy fina pertenece a un vaso panzudo con cuello estrangulado y borde saliente. Una barrita de cobre tiene el extremo vuelto. VII-B.—Potencia, 21 cm. Está compuesto por un conjunto de hogares con piedras calizas y carbones en un medio arcilloso oscuro. Materiales (lám. 10).—Fragmentos de grandes vasos toscos de fondo plano. Varios fragmentos pertenecen a un gran vaso al parecer carenado y de alto borde ligeramente saliente con un asa vertical de cinta encima de la carena. Otros fragmentos pertenecen a vasos pequeños, carenados o panzudos, de pastas finas y superficies bruñidas.

12 VII- C.—Potencia, 10 cm. Su base está compuesta por un lecho de car• bones con materiales de construcción. Materiales (lám. 11).—Cerámicas toscas pertenecientes a grandes va• sos de cuerpo ovoide, fondo plano y borde saliente con mamelones simples y dobles. Las cerámicas finas pulimentadas y bruñidas son grisáseas y negruz• cas y pertenecen a vasos medianos y pequeños de forma panzuda, probable• mente de fondo convexo y borde saliente. Estrato VIII.—Tiene una potencia de 0,70 m. Es un medio bastante ho• mogéneo con restos de hogar y una perforación en la parte superior, pro• bablemente de un poste. Lo dividimos en tres subestratos. VIII- A.—Potencia, 24 cm. Materiales (lám. 11).—Vasos toscos de fondo plano. Fragmentos de va• sos bruñidos panzudos y bordes rectos salientes. Un fragmento tosco tiene un mamelón. VIII-B.—Potencia, 23 cm. Materiales (lám. 11).—Vasos toscos grisáceos y claros de fondo plano. Un fragmento conserva un mamelón. Los vasos finos son pulimentados y bruñidos con superficies grisáceas y negruzcas, presentando carenas análogas a las del Argar en la parte me• dia del vaso. Un fragmento de pasta rojiza pulimentado pertenece a un cuenco semiesférico. Existe un fragmento de cerámica muy tosca con de• coración de granulado. VIII-C—Potencia, 23 cm. Materiales (lám. 12).—Fragmentos pertenecientes a vasos toscos de pastas grisáceas con fondo plano, panzudos y bordes salientes. Un mame• lón es de aguijón. Un fragmento presenta una serie de mamelones muy toscos. La cerámica negra y grisácea bruñida está presente. Un vaso casi completo de pasta fin, algo pulimentada, tiene una forma panzuda con fon• do convexo, cuello estrangulado y borde recto saliente. Un gran vaso de superficie bruñida es de tendencia cónica con línea de carenación indicada. Es frecuente la cerámica gris bruñida de vasos de amplia boca. Es de des• tacar un pequeño fragmento de cerámica pintada en rojo vivo del tipo "al• magra". Estrato IX.—Es un estrato gredoso compacto en el que todavía existen carbones y escasos materiales arqueológicos con una potencia de 0,65 m., con abundantes ríñones de sílex importados en un medio gredoso, arenoso. Materiales (lám. 12).—Cerámicas toscas negruzcas y grisáceas y de su• perficie clara rojiza. Solamente un borde parece corresponder a un cuenco de paredes altas. Un fragmento de piedra negra pulimentada corresponde quizá a un hacha. Apareció una pequeña lámina de sílex de sección triangular.

OBSERVACIONES.

Vista esta estratigrafía, podemos observar una serie de fenómenos res• pecto a la presencia o ausencia de ciertos materiales. Los materiales Uticos, tanto de sílex como de piedra pulimentada, exis• ten exclusivamente en el estrato inferior IX.

13 La cerámica a mano tosca a fuego reductor, grisácea o negruzca, co• mienza en el estrato inferior IX alternando con otras parduzcas también toscas. Esta cerámica generalmente pertenece a grandes vasos panzudos de fondo plano y cuello estrangulado y borde exvasado. Siendo vulgar, tie• ne gran fuerza perdurativa, y la vemos acompañar a las cerámicas finas, bruñidas a mano al principio y a torno, grises e ibéricas, pintadas después, virtualmente hasta el estrato III-B, en que la cerámica ibérica pintada está en un apogeo, y todavía existe la gris a torno. La cerámica gris o negra a mano bruñida. Aunque en el estrato infe• rior IX no apareció definida, la vemos con profusión desde el estrato VIII-C para desaparecer sensiblemente en el estrato IV. No puede establecerse un hiatus que limitase especies cerámicas, pues se observa cómo la cerámica negruzca a mano bruñida toma primeramente contacto con la cerámica a torno, llamada gris de occidente, en los estratos VI (A) y V (B-A). Este estrato V es el punto de fusión de la cerámica a mano bruñida y las cerá• micas a torno, tanto gris como ibérica pintada. Por efectos de espatulado, esta cerámica gris a mano presenta a veces rayas negras bruñidas que en ocasiones se han confundido con pintura y que actualmente se denominan en Andalucía occidental cerámica reticula- da bruñida. Cerámica a la Almagra. Tenemos varios ejemplares de cerámicas a mano pintadas uniformemente de rojo. Las muestras más primitivas aparecie• ron en el estrato VIII-C, virtualmente en el estrato inferior, persistiendo hasta el IV-A, cuando ya es común la gris de occidente y comienza la ibé• rica pintada. Por este corte y por otras experiencias obtenidas, la cerámica llamada a la almagra, con calidades diferentes, acompaña continuamente las cerámicas a mano bruñidas. Cerámica gris a torno 'pulimentada. Es la primera cerámica a torno que aparece antes que la llamada ibérica, estando ya presente en el estrato VI-A. Esta cerámica, adoptando formas y calidades diferentes, persiste hasta el estrato II, de época romana republicana, y en sus piezas, por la excelente calidad de las primitivas, puede pensarse en importaciones. Es la cerámica llamada fócense, gris de occidente o gris ampuritana. En esta cerámica, por efecto de un espatulado a torno, aparecen frecuentemente, y sobre todo en la primera época, unas bandas claras y oscuras alternantes, técnica ésta que recuerda la empleada en un momento anterior con la bruñida a mano. Cerámica a torno de barro claro con decoración pintada. En general se llama ibérica, pero, como la anterior, sus calidades y técnica varían nota• blemente. Aparece en el estrato V y perdura insistentemente hasta el es• trato II, de época republicana final. Anforas greco-púnicas. Son de tendencia ovoide alargada, con base re• dondeada, pequeñas asas verticales sencillas o dobles de sección circular, boca amplia y borde grueso reentrante. Son muy abundantes y aparecen en el estrato IV, cuando la cerámica a torno gris es común y cuando la cerá• mica a torno pintada está en sus comienzos. Su persistencia es continua has• ta el estrato II, romano republicano, para ser sustituida por las ánforas ro• manas de alto cuello en el estrato I. Cerámica gris a torno grosera. Aparece en el estrato III-C, como si sus• tituyera a la gris a mano grosera, con la cual al principio convive. Esta ce-

14 rámica de cocina persiste sin alterar su calidad ni sus formas hasta el es• trato I, o superficial, de época romana imperial. Cerámica griega. Solamente un pequeño fragmento de barniz negro bri• llante, de muy buena factura, perteneciente probablemente al pie de un kylix helenístico, fue hallado en el estrato III-C, lo que indica que el co• mienzo de la cerámica ibérica pintada, y sobre todo la gris a torno, tienen una fecha inicial muy anterior. Cerámica romana. No apareció, desgraciadamente, ningún fragmento de campaniense "in situ" que nos sirviera para datar. La térra sigillata, muy abundante, en cambio, nos situó cronológicamente el estrato I o su• perficial. El corte IX está situado unos 60 metros al E. y al S. E. de los cortes VIII y VII, respectivamente. Tiene una superficie de 4,40 m. por 3,30 m. En él solamente se profundizó hasta 4 m., atravesando un fuerte nivel romano imperial, otro ibero-romano y otro ibérico, que descansa sobre los estratos del bronce final, que no fueron excavados. No podemos presentar la estratigrafía ni los materiales de este corte por estar inconcluso.

15 Lámina 1.—Plano parcial del poblado y necrópolis de Tíitugi. PLANO DE SITUACION DE LOS CORTES

0^ 5 2$m

Lámina 2.—Plano de situación do lo« cortes estratigráficos. Lámina 4.—Materiales de la excavación de la casa oval. [ Cerámicas bruñidas: 1, 2, 4, 6, 7, del 10 al 31, 48, 49 y 50. \ Cerámicas bruñidas y policromadas en rojo y amarillo: 29 y 30. A mano: l Cerámicas bruñidas e incisas: 31 (aprovechada para un raspador). ) Cerámicas bruñidas y teñidas de rojo: 28 y 50. f Cerámicas groseras: '3, 5, 8, 9, del 33 al 47 y el núm. 51. Fragmento de hueso trabajado: 32. Materiales del silo: 52 (a torno, barro rojizo), 53 (a torno, pasta cuidada, clars»' CERRO DEL REAL. Galera.

CASA OVAL DE LOS CORTES I, IV, VIII y X.

Lámina 3.-Planta de la casa oval de los cortes I, IV, VITI y X. CERRO DEL REAL. Galera PERFIL SE. DEL CORTE Vil

Lámina 5.—Perfil SE. del corte eetratigráfico VII. Lámina G.—Estrato I: núm. 1, vaso a mano, pasta negruzca; núms. 2-14, a torno, pasta clara (número 9 pasta gris); núm. 15, a torno, grosera, negruzca.—Estrato II: núms. 16-45, a torno, pasta clara; núm. 46, a torno, grosero, grisáceo. ESTRATO II1-A

Lámina 7.—Estrato III-A: núms. 1-10, a torno, pasta clara; núm. 11, colgante de piedra ne• gra.—Estrato III-B: núms. 12-21, a torno, pasta clara; núm. 22, a torno, grosera, grisácea; números 23 y 24, a torno, gris clara, pulidas; núm. 25, a torno, gris muy oscura, grosera.— Estrato III-C: núms. 26-38: a torno, pasta clara (38 con engobe gris); núm. 39, a torno, pas• ta gris clara, basta, con incisiones del torno; núm. 40, a mano, bruñida, gris clara.—Estrato III-D: núms. 41-44, a torno, pasta clara; núm. 45, a torno, gris clara, pulida; núms. 46, 47 y 48, espatuladas a torno, pasta gris oscura; núm. 49, a torno, grosera, gris oscura. ESTRATO IV

¿ 3pcm ESTRATO V-B

Lámina 8.—Estrato IV: núms. 1-6, a torno, pasta clara; núms. 7-12, a torno, gris clara, de exterior bruñido; núm. 13, gris muy oscura, bruñida a torno; núms. 14-17, a torno, bastas, pasta parduzca; núm. 18, a mano, gris, bruñida; núms. 19-22, a mano, bastas, pasta parduz- ca; núms. 23 y 24, a mano, groseras, pasta parduzca.—Estrato V-A: núm. 25, a torno, pasta clara; núms. 26-30, a mano, pasta gris clara, bruñidas; núms. 31-41, a mano, parduzcas, gro• seras.—Estrato V-B: núm. 42, a torno, pasta clara; núm. 43, espatulada a torno, gris muy oscura, casi negra; núm. 44, a mano, clara, bruñida; núm. 45, a mano, negra, bruñida; nú• meros 46-50, a mano, pasta parduzca, grosera.—Estrato VI-A: núms. 51-54, a mano, gris cla• ra, bruñida; núms. 55-57, a mano, pasta parduzca, grosera.—Estrato VI-B: núms. 58-63, a mano, gris, bruñida Í62 y 63, gris oscura); núms. 64 y 65, a mano, parduzca, grosera ESTRATO VI-C

Lamina 9—Estrato VI-C: núms. 1-9, a mano, gris, bruñida (9, negra); núms. 10-15, a mano, pasta parduzca, grosera.—Estrato VI-D: núms. 16-24, a mano, gris clara, bruñida (24, gris oscura; - núms. 25-45, a mano, pasta parduzca, grosera; núms. 46, fragmento de punzón de hueso; núms. 47 y 48, objetos fragmentados de cobre. ESTRATO Vil-A

Lámina 10.—Estrato VII-A: núms. 1-12, a mano, gris clava, bruñida (11 y 12, negra); núme• ros 13-36, a mano, pasta parduzca, grosera; núm. 37, objeto fragmentado de cobre.—Estrato V1I-B: núms. 38-47, a mano, pasta gris, bruñida (46 y 47, negra) ; núms. 18-59, a mano, pasta parduzca grosera. ESTRATO V1I-C

ESTRATO VIII-A

ESTRATO V1U-B

O 5 10 cm.

Lámina 11.—Estrato VII-C: núms. 1-4, a mano, gris, bruñida; núms. 5-15, a mano, pasta par• duzca, grosera.—Estrato VIII-A: núms. 16-23, a mano, gris ciara, bruñida (21, negra); nú• meros 24-33, a mano, pasta parduzca, grosera.—Estrato VlII-B: núms. 34-38, a mano, pasta gris clara, bruñida (38, negra); núms. 39-52, a mano, pasta parduzca, grosera. ESTRATO VIII-C

ESTRATO IX

Lamina 12.—Estrato VIII-C: núms. 1-15, a mano, bruñida, pasta gris; núm. 16, a mano, pas• ta gris oscura, decoi-ada con líneas incisas; núm. 17, a mano, a la "almagra"; núms 18-40 a mano, pasta parduzca, groser.—Estrto IX: núm. 4,1, mano, gris, bruñida; núm. 42, lámina , de sílex.