Caster Semenya Corre Demasiado Rápido
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108 intersexualidad ¿Quién le teme a Caster Semenya? Hortensia Moreno Aparentemente, las primeras señales de alarma las emiten las atletas que corren junto a ella: Caster Semenya corre demasiado rápido. La prueba —los 800 metros planos— dura poco menos de dos minutos. Los segundos y décimas de segundo por debajo de ese tiempo indican la posibilidad de ganar o no una carrera, romper un récord, llegar a los Juegos Olímpicos, pasar a la historia. En el Mundial de Atletismo de 2009, en Berlín, son las atletas derrotadas por la sudafricana de 18 años las que emiten las primeras dudas: "no es una mujer", aseguran. En seguida se levanta una ola de suspicacia que llega a los medios de comunicación mucho antes de que aparezca ninguna declaración oficial. Supuestamente, se filtra a la prensa el contenido de un fax donde decía que la Federación Internacional de Asociaciones de Atletismo (IAAF, por sus siglas en inglés) exigió se le aplicara una prueba de sexo a Semenya (Karkazis et al. 2012: 4). El acoso contra la atleta es brutal. Ella no se cansa de declarar que es mujer ante las instituciones deportivas. Incluso después de reprobar la prueba de sexo, insiste en que es una mujer y así fue criada (Martínez-Patiño et al. 2010: 316). Hay quienes opinan que la IAAF la regó en casi todos los giros del caso. La joven tuvo incluso que esconderse para escapar del escrutinio y la humillación. Hubo rumores de que fue sometida a un examen de dos horas durante el cual "los médicos pusieron sus piernas en estribos y fotografiaron sus genitales". Los resultados de las pruebas supuestamente indicaron que Semenya presentaba "una condición intersexual: no tenía útero ni ovarios, sino testículos no descendidos que producían el triple de andrógenos que el nivel típico para las mujeres". En el proceso, Semenya fue excluida de toda competencia. Finalmente, después de once meses de negociaciones, la IAAF absolvió a Semenya (Karkazis et al. 2012: 4-5). No obstante, el daño ya estaba hecho: Hortensia Moreno 109 En la avalancha de rumores y alegatos impulsada por los medios de comunicación, Semenya fue declarada hermafrodita, aunque nunca se hicieron públicos los resultados oficiales de la investigación de la IAAF, y tales alegatos no han sido verificados después de 11 meses de suspensión y del regreso a la pista de la atleta en julio de 2010 (Vannini y Fornssler 2011: 244). El embate contra Semenya tiene varias aristas. Una de las cuales, sin duda, es el ambiente sexista y racista que aún priva en el campo deportivo. En términos objetivos, el escándalo resulta desproporcionado porque, en función de su desempeño atlético, Semenya ocupa el puesto 14, si compa- ramos los 16 mejores tiempos de su prueba en competencias olímpicas y mundiales. Entre las 13 corredoras registradas que recorren 800 metros en menos de un minuto con 56 segundos, ella es la número 11. Las diez mujeres que corren más rápido que Semenya no han sido sometidas a semejante ordalía. Además, con su marca de Berlín, la joven no alcanzaría a figurar en la lista de los varones. En este momento, el récord varonil de la prueba lo tiene el keniano David Rudisha, de 23 años, quien ganó el oro en Londres 2012 con un tiempo de 1:40.91. La más rápida de las mujeres es la checoslovaca Jarmila Kratochvílová, quien logró una marca de 1:53.28 en la ciudad de Munich en 1983. Los tiempos de los diez varones más rápidos del mundo en 800 metros van de 1:42.53 al mencionado 1:40.91; mientras que los de las mujeres van de 1:55.26 a 1:53.28. En Berlín, Semenya ganó con un tiempo de 1:55.45. La diferencia con la mujer que ocupa el lugar número 10 en el ranking es de solo 19 décimas de segundo. Para medirse con la campeona de todos los tiempos tendría que superar su marca como en dos segundos; pero, para correr contra los hombres, tendría que bajar su tiempo en alrededor de diez segundos. Las variaciones en el largo plazo de estos récords son mínimas: en los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna (Atenas, 1896), el australia- no Teddy Flack hizo 2:11.0; cien años después, el noruego Vebjørn Rodal hizo 1:42.58 en Atlanta, o sea, casi 29 segundos de diferencia. Entre 1932 (en que triunfó el británico Thomas Hampson en Los Ángeles con 1:49.7) y el momento actual, la diferencia es de apenas nueve segundos. Pero entre 1983 y 2012 ya casi no cuentan los segundos, sino las décimas de segundo, y brincos como el de Rudisha (de 1:42.58 a 1:40.91, o sea, un segundo con 67 décimas) son realmente extraordinarios. 110 intersexualidad Cuadro 1. Campeonas (mujeres) mundiales y olímpicas en la prueba de los 800 metros planos Marca Año Sede Atleta Nacionalidad 1 1:53.28 1983 Múnich Jarmila Kratochvílová Checoslovaquia 2 1:53.43 1989 Moscú Nadezhda Olizarenko Unión Soviética 3 1:54.01 2008 Zúrich Pamela Jelimo Kenia 4 1:54.44 1989 Barcelona Ana Fidelia Quirot Cuba 5 1:54.68 1983 Helsinki Jarmila Katrochvílová Checoslovaquia 6 1:54.81 1980 Moscú Olga Mineyeva Unión Soviética 7 1:54.87 2008 Pekín Pamela Jelimo Kenia 8 1:54.94 1976 Montreal Tatyana Kazankina Unión Soviética 9 1:55.05 1982 Bucarest Doina Melinte Rumania 10 1:55.19 1994 Zúrich Maria de Lurdes Mutola Mozambique 11 1:55.19 2002 Heusden-Zolder Jolanda Ceplak Eslovenia 12 1:55.26 1987 Roma Sigrun Wodars Alemania Oriental 13 1:55.43 1993 Stuttgart Maria de Lurdes Mutola Mozambique 14 1:55.45 2009 Berlín Caster Semenya Sudáfrica 15 1:55.54 1992 Barcelona Ellen van Langen Países Bajos 16 1:55.87 2011 Daegu Maria Savinova Rusia NOTA: en este cuadro se muestran los 16 mejores tiempos (por debajo de 1:56) registrados. Tres atletas han ganado más de un campeonato: Jarmila Kratochvílová, Pamela Jelimo y Maria de Lurdes Mutola. Caster Semenya está entonces entre las 13 mujeres más rápidas del mundo en esta prueba. FUENTE: Elaboración propia con información de <http://es.wikipedia.org/wiki/800_metros>. Quizá el estrecho margen de estas marcas indica que estamos muy cerca de un límite biológico, es decir, que estamos llegando a una velocidad mate- rialmente insuperable. No obstante, quedan muchas dudas acerca de si la notable diferencia entre los desempeños de mujeres y hombres es un asunto estrictamente biológico, y hay quienes dudan de que la brecha sea totalmente explicable a partir de un irreductible dimorfismo sexual. El incidente del que fue víctima Caster Semenya parece aportar elementos para el debate. Para empezar, se especula que Semenya fue blanco de la Hortensia Moreno 111 atención no a causa de su velocidad, sino de su apariencia, dado que no es la corredora más rápida del mundo, pero el sexo de las diez atletas que corren más rápido que ella no ha sido puesto en duda escandalosa y pu- blicamente, quizá porque obedecen de manera un poco más complaciente a las normas convencionales de la feminidad (Viloria y Martínez-Patiño 2012: 17). Cuadro 2. Campeones (hombres) mundiales y olímpicos en la prueba de los 800 metros planos Marca Año Lugar Atleta Nacionalidad 1 1:40.91 2012 Londres David Lekuta Rudisha Kenia 2 1:42.58 1996 Atlanta Vebjørn Rodal Noruega 3 1:43.00 1984 Los Ángeles Joaquim Cruz Brasil 4 1:43.06 1987 Roma Billy Konchellah Kenia 5 1:43.30 1999 Sevilla Wilson Kipketer Dinamarca 6 1:43.38 1997 Atenas Wilson Kipketer Dinamarca 7 1:43.45 1988 Seíl Paul Ereng Kenia 8 1:43.65 1983 Helsinki Willi Wülbeck RFA 9 1:43.66 1992 Barcelona William Tanui Kenia 10 1:43.70 2001 Edmonton André Boucher Suiza 11 1:43.91 2011 Daegu David Lekuta Rudisha Kenia 12 1:43.99 1991 Tokio Billy Konchellah Kenia 13 1:44.24 2005 Helsinki Rashid Ramzi Baréin 14 1:44.45 2004 Atenas Yuriy Borzakouskiy Rusia 15 1:44.65 2008 Pekín Wilfred Bungei Kenia FUENTE: Elaboración propia con información de <http://es.wikipedia.org/wiki/800_metros>. Esto no quiere decir que aquellas no estén bajo sospecha. En sentido estricto, toda mujer que pretenda destacar en el universo paralelo del deporte se arriesga por definición a que su feminidad sea puesta en duda. El siglo XX volvió obligatoria, como parte institucional del espectáculo deportivo, la prueba de sexo para todas las mujeres que se atrevieran a competir en los niveles denominados como de alto rendimiento. 112 intersexualidad Caster Semenya no es la primera deportista de talla internacional que padece el escrutinio público; la gravedad del caso tiene que ver con una disputa que viene de lejos. Los medios de comunicación colocan a la atleta más destacada en lo que Vannini y Fornssler denominan un espacio mitológico: "Aunque no hay certeza en que Semenya sea intersex, o que tenga cual- quier otra condición médica demostrada, es rápidamente empujada hacia un espacio liminal, un espacio donde ni es ni deja de ser", básicamente, porque se cree que sus características corporales obstruyen "lo que se ha definido históricamente como distintivamente femenino". Para estas investigadoras, tales características se emplean "como recurso semiótico para su abyectificación" (Vannini y Fornssler 2011: 247). El caso de Caster Semenya opera para demostrar cómo los espacios deportivos que se construyen como naturales […] mantienen el paradigma dominante de categorías de género binarias. El cuerpo de Semenya como sitio para la prueba produce un no-espacio en el deporte donde se vuelve carne abyecta y lo real de la exclusividad binaria sexo- género espera su confirmación o verificación (Vannini y Fornssler 2011: 254).