El Parque Nacional Del Teide1
EL PARQUE NACIONAL DEL TEIDE1 por ANTONIO MACHADO CARRILLO a D. Telesforo Bravo Expósito, maestro de naturalistas El presentar un territorio a través de imágenes – so- Historia geológica berbias fotografías en este caso, justo es decirlo – es una buena y sabia aproximación, si nos atenemos al Hace 65 millones de años, cuando los dinosaurios aún consabido aforismo de que una imagen resulta más dominaban la Tierra, el lugar donde hoy se alza el Tei- útil que mil palabras. Pero aún así, no es del todo de no existía; todo era pura agua. Sin embargo, el ger- suficiente. men de nuestra historia podríamos hallarlo a tres mil metros de profundidad, en el lecho del océano, o inclu- Un territorio, incluso siendo tan limitado como el que so a mucha más profundidad, en el borde superior del nos ocupa, es algo más que el paisaje visual que se manto terrestre. Allí, tal vez a 50 kilómetros en la ver- abre ante nuestros ojos. Falta el sonido, faltan los tical, existía una red compleja de cámaras magmáticas silencios, faltan las fragancias y el roce suave de la cuyo origen atribuimos a los movimientos expansivos brisa sobre nuestra epidermis. El paisaje supera lo de la corteza oceánica; es decir, al suelo del Atlántico plástico con una amalgama de sentidos, ciertamente en formación. No sabemos exactamente cuando co- difíciles de recoger sobre papel, salvo para las artes menzó a escapar este magma hacia arriba provocando poéticas. Es preferible hacer el esfuerzo y visitar el erupciones volcánicas submarinas, pero el caso es que lugar cuantas veces sea necesario para apreciar sus éstas se sucedieron durante varios millones de años, múltiples momentos; incluso los más esquivos como con periodos más o menos intensos de actividad.
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