La Huella Del Retablo De San Benito De Alonso Berruguete En El Obispado De Palencia
Total Page:16
File Type:pdf, Size:1020Kb
Jesús María Parrado del Olmo La huella del retablo de San Benito de Alonso Berruguete en el obispado de Palencia LA HUELLA DEL RETABLO DE SAN BENITO DE ALONSO BERRUGUETE EN EL OBISPADO DE PALENCIA THE INFLUENCE OF ALONSO BERRUGUETE’S SAN BENITO ALTARPIERCE IN PALENCIA’S BISHOPRIC JESÚS MARÍA PARRADO DEL OLMO Universidad de Valladolid. España [email protected] El retablo de San Benito plantea diversas novedades en la composición arquitectónica, que deja- ron una huella importante en el panorama de la escultura palentina del segundo cuarto del siglo XVI. Palabras clave: retablo; Alonso Berruguete; Francisco Giralte; Juan Ortiz el Viejo I; Juan de Valmaseda. San Benito’s altarpierce presents certain architectural novelties that influenced in Palentinian sculpture in the second quarter of the 16th century. Keywords: altarpierce; Alonso Berruguete; Francisco Giralte; Juan Ortiz el Viejo I; Juan de Valmaseda. Durante la primera mitad del siglo XVI el retablo castellano se basa en pro- puestas arquitectónicas diseñadas por Felipe Bigarny y Alonso Berruguete. El primero domina el panorama del diseño de retablos hasta su muerte en 1542, y en especial debió tener un papel preponderante en la orientación retablística a partir de que en el año 1514 el rey Fernando el Católico le nombrara “hacedor y exami- nador de todas las obras de talla que se hicieren de aquí adelante en los reinos de Castilla”. Como indica Isabel del Río, el cargo le debió deparar una situación pre- eminente a la hora de contratar retablos e imponer sus criterios a otros maestros1. 1 RÍO DE LA HOZ, Isabel: El escultor Felipe Bigarny (h. 1470-1542). Salamanca, 2001, pp. 117-118. LABORATORIO DE ARTE 29 (2017), pp. 107-120, ISSN 1130-5762 e-ISSN 2253-8305 - DOI http://dx.doi.org/10.12795/LA.2017.i29.05 108 Jesús María Parrado del Olmo Pero en relación con la originalidad de las trazas, Alonso Berruguete plan- teó novedades importantes en el diseño con la intención de considerar el retablo como una fachada organizada de una manera solemne. He dedicado un trabajo al estudio del mismo en Alonso Berruguete y sus posibles fuentes2. Si en el reta- blo del monasterio jerónimo de la Mejorada de Olmedo (Museo Nacional de Es- cultura de Valladolid), el orden principal se estructura con columnas clásicas, en el del monasterio de San Benito de Valladolid, Berruguete introduce el balaustre, lo que no va a abandonar a lo largo de su producción. Este retablo va a tener tras- cendencia en el medio palentino del segundo cuarto de siglo en varias obras, que vamos a estudiar a continuación. El retablo del monasterio de San Benito de Valladolid supuso una revolución en el concepto de la retablística española del siglo XVI. Su organización arquitec- tónica supuso una gran novedad, pues a partir de las propuestas platerescas crea- das probablemente en torno a Felipe Bigarny, Alonso Berruguete supo utilizar los recursos arquitectónicos aprendidos en Italia para crear una obra monumental, de gran poder envolvente hacia el espectador a quien estaba destinada su contem- plación, y al mismo tiempo novedosa en sus planteamientos. La gran máquina di- señada por el maestro fue desmontada sin ningún rigor, tras la Desamortización de 1835, y en la iglesia quedaron algunas piezas del ensamblaje3. Manuel Arias ha estudiado las claves iconográficas del retablo en función de las necesidades religiosas de la orden benedictina, considerando que su traza es- taba pensada para poder explayar mejor las ideas en torno a la realidad mesiá- nica que se pretendía comunicar a los monjes. Al mismo tiempo, ha propuesto una reconstrucción bastante plausible del mismo, auxiliándose de la puesta en vi- gor de nuevos elementos arquitectónicos y ornamentales existentes hasta ese mo- mento en los almacenes del Museo de Nacional de Escultura, los cuales ahora se exponen al público tras la restauración del edificio y de sus piezas, a partir de un dibujo diseñado por Villar Bueno4. De esta manera, la nueva propuesta añade ele- mentos peculiares a la realizada en su tiempo por Candeira5. 2 PARRADO DEL OLMO, Jesús María: “El retablo del Renacimiento y los Jeróni- mos. La Mejorada de Olmedo y El Parral de Segovia”, Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, LXVI, 2000, pp. 199-216. 3 BOSARTE, Isidoro: Viage artístico a varios pueblos de España… T. I. Madrid, 1804, pp. 359-376; y CANDEIRA, Constantino: Alonso Berruguete en el retablo de San Benito el Real de Valladolid. Valladolid, 1963, p. 40. 4 VILLAR BUENO, C.: “Intervención en el retablo de San Benito en el Museo Na- cional de Escultura de Valladolid”, Museos.es, 0, 2004, pp. 80-89; y ARIAS MARTÍNEZ, Manuel: “Las claves iconográficas del retablo de San Benito el Real, de Alonso Berru- guete”, Boletín del Museo Nacional de Escultura, 9, 2005, pp. 13-27. 5 CANDEIRA, C.: Alonso Berruguete..., op. cit., p. 40. LABORATORIO DE ARTE 29 (2017), pp. 107-120, ISSN 1130-5762 e-ISSN 2253-8305 - DOI http://dx.doi.org/10.12795/LA.2017.i29.05 La huella del retablo de San Benito de Alonso Berruguete en el obispado de Palencia 109 El retablo de San Benito fue una novedad revolucionaria en las trazas de los grandes retablos. En el mismo, Berruguete se decanta decididamente por el ba- laustre y abandona el orden clásico utilizado en el gran cuerpo del retablo del mo- nasterio de la Mejorada de Olmedo (Museo Nacional de Escultura de Valladolid). Las dos grandes novedades aportadas por este retablo fueron su disposición tri- partita, con una exedra en la parte central de la máquina y dos alas rematadas en frontones, y la idea de recoger los dos grandes cuerpos de que consta la obra por medio de columnas que agrupan dos subcuerpos. Distintas fuentes de la arqui- tectura antigua y de la altorrenacentista se funden en esta sorprendente obra6. En todo caso, la arquitectura de este retablo renuncia a la disposición en un plano, característica del retablo de Bigarny y busca el movimiento en planta. También tuvo gran originalidad el uso del orden gigante para unificar cada uno de los grandes cuerpos del retablo, a su vez divididos en dos subcuerpos. A diferencia del orden lateral propuesto por Bigarny, en Berruguete las columnas unifican toda la anchura de la estructura, creando una arquitectura en forma de pórtico. Ya hemos anticipado que usó aquí el balaustre como orden columnario, puesto en boga en Castilla por Felipe Bigarny, desde que aparece por primera vez en el retablo mayor de la capilla Real de Granada. Berruguete se acomoda así al gusto artístico impuesto en Castilla y desecha la modernidad del orden clásico. También es posible que considerara que el retablo era una estructura formada por una arquitectura más decorativa que estructural, y como tal, la columna abalaus- trada, por su mayor ligereza y versatilidad ornamental podía ser más apropiada. Aplicado de la manera que hizo en el retablo de San Benito, el orden utilizado sal- vaba la altura considerable del mismo con un tipo de órdenes que fijaban una or- ganización unitaria en cada uno de los dos grandes cuerpos, y al tiempo creaba una arquitectura solemne y grandiosa, lo que, unido a la disposición movida de la planta, indica la huella que la arquitectura romana y la altorrenacentista había dejado en Berruguete. El mismo sistema lo volverá emplear en el retablo del Cole- gio de Irlandeses de Salamanca, máquina plana por necesidad de adaptarse al es- pacio dispuesto en el muro de cierre original de la capilla, contratado en 1529. Al ampliarse la capilla en 1549, el retablo sufrió cierta ampliación7. Un retablo del medio palentino que toma pronto ideas extraídas del retablo de San Benito es el de la capilla del Sagrario de la catedral de Palencia (Figura 1). Atribuido por Weise al Maestro del Sagrario, según un nombre genérico dise- ñado por él, Portela ha situado el retablo en la órbita de los escultores Juan Ortiz 6 PARRADO DEL OLMO, J. M.: “El Retablo del Renacimiento...”, op. cit., pp. 199- 216; y ARIAS MARTÍNEZ, Manuel: Alonso Berruguete, Prometeo de la escultura. Palen- cia, 2011, pp. 97-116. 7 SENDÍN CALABUIG, Manuel: El Colegio Mayor del Arzobispo Fonseca en Sala- manca. Salamanca, 1977, pp. 127-172; y ARIAS MARTÍNEZ, M.: Alonso Berruguete…, op. cit., pp. 121-130. LABORATORIO DE ARTE 29 (2017), pp. 107-120, ISSN 1130-5762 e-ISSN 2253-8305 - DOI http://dx.doi.org/10.12795/LA.2017.i29.05 110 Jesús María Parrado del Olmo el Viejo I y Juan de Valmaseda, aunque no está documentado8. Sin embargo en este caso, se puede saber la fecha de su construcción, a través de lo que indican las actas de la catedral. La capilla, que en principio iba a ser el tramo del fondo de la capilla mayor, presenta una bóveda de crucería de finales del siglo XV, que deja un espacio de poca altura9. Aquí hubo un retablo costeado por doña Inés de Oso- rio (†1492) –dama noble que dejó un importante legado a la obra de la catedral–, cuyas imágenes estaban guarnecidas de plata. En 1529 se decidió sustituir el reta- blo por otro nuevo, aprovechando el valor de la plata del mismo, no sin reticen- cias por parte del canónigo Salazar, quien prefería conservarlo por razón “de su antigüedad”10. En agosto de 1529 se manda deshacer toda la obra, a excepción de la Virgen con el Niño. El retablo se haría entre esta fecha y la de 1534, cuando se contrata su policromado por Andrés de Espinosa y Cristóbal de Herrera11. Por lo tanto, el retablo se debió iniciar antes de que estuviera terminado el re- tablo de San Benito, que fue tasado en 1532.