Revista De Archivos, Bibliotecas Y Museos Revista
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REVISTA DE ARCHIVOS, BIBLIOTECAS Y MUSEOS REVISTA DE ARCHIVOS BIBLIOTECAS Y MUSEOS (CUARTA ÉPOCA. AÑO I) TOMO LIII MADRID - 1947 NÚM. ESTAÜES. EVARISTO SAN MIGUEL. 8. l''..\ciiiii Sr. i), jnsí- Ibfnliv MaiU'ii, Miiiistm lU- IMIIHIU i ui N;inimnl, b.iju cuya diii'ccii'm la ciilUir:i fS])iirnil;i iilc;iii/a su m/t\iinn y i'íi;a/ |ili;nitii(J, Í,iis realuiücíi's i'tmsi'í^iiidas por iiiicstni iiiiiiistru, lifiicri diviesos uunilircs: mejoras constantes en ln-i .\i(lii\iis, i.-ii l.is Hiiiliolrfa-% y IMI IUS .Museos esp.iñol.'s; ron-íejo Siipi-rinr de In- vesiii^aciuni'S cieiitííieas, le\- ili: 1 >rileiiaci('iii I'iiivHTsit.iria, "SiTvicio N'acioiial tie Leeliira", etc. Cara el Sr. Iluífurü .Marliii, la Revista de los archiveros, hihlioh'ea- rii)S y ari]iie''lonos l'lsjhiñoli-s no paeile tener, en justicia, otra expresii'in i|n>' la lie nn hiinu'nají' CÍIIÍIIM y Lina adlu'sii'ni Tervorosa. I lililí. Sr. I), Mimn'i ÜuiiliiiMii \- M.LS, I 'iri'iiur (;i>iirr;il ilc AIHÍIÍ\ un \- liÜiü.iii-rns. EL NUEVO DIRECTOR GENERAL DE ARCHIVOS Y BIBLIOTECAS Si en el número inicial de ,,sfa cuarta é¡H)cá de la REVISTA DE AR CHIVOS, BIBLIOTECAS Y MUSEOS nos timos dolorosamcnte obligados a dar cuenta de la muerte del inolvidable /e/e y amigo don Miguel Artigas Ferrando —muerte que significa para el Cuerpo lo) desapari ción de una de sus figuras más preclaras en el curso del siglo qun^ ya tiene de existencia—, en esta segunda salida de la REVISTA hemos de congratularnos públicamente de que el alto pwsto que Artigas dejó vacío haya tíenido a ocuparlo compañero tan entrañable comió Miguel Bordonau, compensando en lo pasible el dolor de aquella ¡térdida. Y hemos de reconocer con toda sinceridad qu'e ni el Go- bín^^rno de nuestro CawUllo pudo mO¡strar más acieiio en la eUxción del suoeaor, ni las conveniencias del servicio de Archivos y Biblio tecas, en plena reorganización hoy, pudieron haber sido atendidos mejor quie en el presente caso. En efecto: Miguel Bordonau, archi- vero-bibliou cario competentísimo, formado en la mejor escuela profe sional, con una cultura histórica y humanística que crranca de ms mejons años en el colegio del beato Ribera, con una capacidad de trabajo singular y batida su ucrividad en los más varios y difíciles cargos profesionales, ru> tiene sólo esas dotéis en su haber formativo; son, además, siete años al frenüe de la átcreiaría de la Dirección Ge neral, actuando de «diestro bragO), de Artigas enfermo, com\pen^t.ra- do directamente con las directrices y proyectos del maestro y al tanto de las conveniencias del servicio, las que le han dado, de consuno, el derecho y le han conferido la obligación de sentarse a la mem que nuestro llorado don Miguel dejó abandonada con su muerte, fren- 250 REVISTA DE ARCHIVOS, BIBLIOTECAS V MUSEOS te a los prohh,mas de los archivos y bibUotevas españok's. Por ello, hemos de repetir, el Gobierno de la nación no ha podido, en verdad, halUtr sustituto más vficaz en tal cargo directivo que Miguel Bordo^ ñau, y lencargark la dirección de uno d|e los más eficiicses e indispen sables instrumientos de la cultura nacional. La REVISTA DE ARCHIVOS, BIBLIOTECAS Y MUSEOS, que tanto deh^' en lesta isu cuarta época al apoyo del nuevo director, que la aU^entc y protege con sus mejores consejos, no puede por mipnos de feUcákarsc y felicitar a todo el Cuerpo porque ello sea asi, haciendo textensitm asimismo su jelicitación al ilustre ministro don José Ibáñez Murtin, poi* el acierto que tuvo al proponer para la Dirección a nuestro queri do compañero. MiguBl Bordonau y Más nació en Valencia en 21 de mayo tíf 1901. Hizo sus primeros estudios, como becario, en el Colegio chl Beato Ribera, de Bnrjasot, distinguiéndosfí por sus aptitudes para el humanismo. Esludió la licenciatura ííe Historia en la Universidad de su ciudad natal, obteniendo a lo largo de ella (Hvet^sos premios y distintivos honoríficos. Se lic*?nció muy joven, y apenas cuntplidos los veinte años, después de brillantes ejercicios de oposición, ingresó en el Cuerpo de Archiveros \en el año 1921. Después de pif^tar ser vicio ww el Archivo de la Delegación de Hacienda de Murcia, past) al Archivo General de Simancas, de donde fué jefe con el tiempo. De su estancia y actividad en este importante' establecimiento dejó abundantes pruebas; en él preparó varios volúmenes relativos a hi (h^cnnventación de España en Trento, que se encontraba inédita, y qwe ahora, con motivo rW cuarto épntenario de dicho ConciUo, ha tenido público reconocimiento, ya que de ellos se han desprendido valiosos trabajos de investigación histórica. En el año 1930 pasó a prestar servicios a te Bibliotx^ca Nacional, donde conoció personüiníente o don Miguel Artigáis, recién nombra' do a la sazón (Hi^exWor de nuestro primer centro bibliográfico, con el cual colaboró en la reorganización del mismo. En dicha Biblioteca pronto se. captó el cariño de sus compañeros por sus dotes d¡e afabi lidad y compeiiencia, ¡jasando por Sftrentes secciones hasta ocupar la secretaría de ella, cargo para el que se requieren singulares doips organizadoras y de sociabilidad. Con dicho cargo, y tras nuesítw gue- REVISTA BE ARCHIVOS, BIBLIOTECAS Y MUSEOS 251 rra de liberación, simultaneó la secretaría de la Dirección General, bajo la jejatura de don Miguel Artigas, que deseargó en él el peso de los muchos asuntos que requerían es¡¡>0cial competencia' y, acierto. En 1945 fué nombraílo inspector general de Archivos, y en febrero ile 1946 pasó a desempeñar la presidencia cíe la Junta de Intercam bio y Adquisición de Libros y Revistas para Bibli<M'cas Públicas. En septiembre de dicho año, y en misión oficial, encomendatla por ti Consejo Superior de Investigaciones Científicas y Dirección Gemriil de Relacionas Culturales, realizó un fructuoso viaje por los Estados Unidos, obteniendo positivos r^ultados para las relaciones culturales //« los centros es¡>añoles de invtPstigación, y a su. vuelta, fallecido Ar tigas, fué nombrado director general y condecorado con In Erwoinien- •da con placa de Alfonso X el Sabio. Estas son, a grandes rasgos, las notas más caraoUTÍsticMs de la biografía de nuestro director, a quien la REVISTA saluda, con todo 0'" riño, rsp'frando de él r(\sultados beneficiosos para las tareus que el Cuerpo tieiif enconteiulndas (n estos momentos de i ('organización y crecimiento de sus activiilachs. Bordonau puede tener ta seguridad tk' que todo el Cuerpo de Archiveros, Bibliotiecarios y Arqueólogos está a su lado para facilitar su trascendental misión. ADICIONES DE DON FERMÍN CABALLERO AL «DICCIONARIO» DE MUÑOZ,Y ROMERO POR ÁNGEL GONZÁLEZ FALENCIA En Madrid (1852) publicó la Real Academia de la Historia su Catálogo de la Colección de Fueros y Cartas Pueblas de Es paña; un volumen en 4." mayor, de Muñoz y Romero. Con oficio circular del secretario de la Academia don Pedro Sabáu, fecha 18 de febrero de 1853, se enviaba este Catálogo a varios señores, entre ellos a don Fermín Caballero (1), bien conocido a la sazón como uno de los más doctos en los estudios geográficos de la Península. Don Fermín contestó al secretario desde Barajas de Meló (Cuenca), donde residía habitualmenle, el 22 de marzo, incluyéndole algunas notas sobre el referido Calálogo, unas que adicionaban, otras que corregían y otra? que ilustraban los datos allegados por la Academia. A continuación podrá ver el lector que tuviere paciencia el informe del señor Caballero, que conservo en la redacción ori ginal, junto con otros papeles de don Fermín, prontos a ver la luz pública. Las observaciones eran juiciosas y atinadas. La Academia, en sesión de 26 de marzo de 1853, se enteró del informe de don Fermín «con útiles datos v noticias. Se re- (1) Sobre don Fermín Caballero (1800-1876), me propongo publicar pronto un trabajo biográfico. El curioso lector puede hallar noticias sobre este intere sante personaje del siglo XIX en el Boletín de la Sociedad Geográfica <le Ma drid, 1876, t. I, págs. 181-191, artículo firmado por don Cayetano BoselL 254 REVISTA DE ARCHIVOS, BIBLIOTECAS Y MUSEOS cihieron con aprecio estas contestaciones (1), y se acordó que se pasase a la Comisión, avisándose el recibo con expresivas gracias al señor Caballero». Acaso no produjera tan buena impresión a don Tomás Mu ñoz Romero. Al menos creo hallar en este criterio de don Fer mín la causa de las siguientes palabras, puestas por Muñoz en las páginas VI-VII de su conocido Diccionario bibliográficohis- tórico de los antiguos reinos, provincias, villas, iglesias y san tuarios de España, obra premiada por la Biblioteca Nacional en el concurso público de enero de 1858 (Madrid, M. Rivade- neyra, 1858): «La utilidad de los trabajos bibliográficos la reconocen casi todos; pero las fatigas que cuestan, sólo las saben las perso nas estudiosas y los que se dedican a investigaciones históricas y literarias. Así es que no es de extrañar que algunos ignoran tes desprecien este género de libros, como si fuese posible levan tar un edificio sin andamios y construirlo sin materiales. Otros habrá que, desde luego, me acusarán por la omisión de alguna obra histórica, error o descuido. A. éstos contestaré con las pa labras del sabio jesuíta Burriel: «A quien forma una bibliote ca sucede lo mismo que a quien levanta el mapa de un reino o provincia; por más cuidado que ponga, es preciso caer en algunos yerros; siendo tantos los lugares, ríos, montes, etcéte ra, y no pudiendo registrarlos todos por sí mismo, con todo (1) En acta del 11 de marzo de 1853 concia: «Habiéndose circulado el Catálogo de Fueros publicado por la Academia a diferentes personas, pertenecientes al Cuerpo y d« fuera de él, _ que se «upone podrán suministrar algunos dato* para la ampliación o rectificación del mismo, se recibieron contestaciones de los señores don Juan Antonio Suárez, don Domingo Fontán, don José Aparici, don Lucas Garrido y don Manuel Álava de Marín, -encargado del Archivo de la Orden de San Juan.