El Asesinato De Galán
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TRAYECTORIA INVESTIGACIÓN MUERTE DE GALÁN Feb 15 INTRODUCCIÓN Por razón de los múltiples testimonios allegados al proceso, en especial durante el último año, relacionados con la monstruosa maquinaria criminal que se organizó para asesinar a Luis Carlos Galán, tomé la decisión de publicar el primer tomo de Mis Memorias, el cual comprende mi desempeño como Jefe de Debate, precandidato en la Consulta Popular del Partido Liberal, candidato oficial del Liberalismo y Presidente electo de Colombia. En él también procuro consignar los que, creo, fueron los principales aportes de Galán a nuestra vida institucional y las actuaciones que, en mi opinión, contribuyeron a interpretar su legado. He dejado a un lado, temporalmente, los borradores sobre mi vida personal, los que abarcan mi infancia y mi temprana vida pública, para adentrarme en este doloroso episodio de nuestra historia, motivado por las múltiples publicaciones, documentales y series de televisión relacionados con ella, al punto que me han llevado a creer que es mi deber poner en blanco y negro lo que, en relación con esos fatídicos episodios, me tocó vivir. Cuando examino los impresionantes descubrimientos que afloran de las investigaciones relacionados con la estrategia urdida para asesinar a Galán, me doy cuenta de que hay que estar prevenidos para impedir que ocurra, con esta porción de nuestra historia, lo que sucedió con otro 'mito' de la historia que ha sido 'pródigo en falsificaciones', como lo afirmara Jon Juaristi, sobre la historia del País Vasco. También me asalta la preocupación de que las nuevas generaciones, nacidas a partir de la década de los años 80, poco conocen de semejante catástrofe, así como del horror que padecimos los millones de colombianos, por cuenta de la perversa actividad del jefe del Cartel de Medellín y de la larga sombra que de Pablo Escobar aún se proyecta sobre nuestras vidas. Las series de televisión que sobre ese período de la vida colombiana están llenando ese vacío –en particular 'El patrón del mal', producida por Caracol Televisión, con la colaboración de Héctor Abad y de Juanita Uribe, tomando como base el libro 'Profeta en el Desierto' de Alonso Salazar, además de la serie 'Los Narcos', producida por Netflix–han ahondado en la problemática alrededor de Escobar y la multitud de crímenes y atentados terroristas que caracterizaron sus actividades como Jefe del Cartel de Medellín. Los que vivimos esa época y creíamos entenderla, sabemos que haberla vivido no equivale a conocerla. Aun para mí, que he seguido de cerca la investigación relacionada con todos esos acontecimientos, ha sido sorprendente ver cómo los organismos de seguridad e inteligencia, fueron infiltrados al más alto nivel y puestos al servicio de los dos carteles (el de Cali y el de Medellín), los cuales, a pesar de vivir en guerra, tenían objetivos comunes y colaboraban para su alcance. Es preocupante que estos organismos en vez de protegernos fueran la principal amenaza para quienes protagonizamos la vida pública y logramos sobrevivir. Más aun, que hayan sido determinantes en la realización de los magnicidios y sin duda en el de Luis Carlos Galán. Ni como candidato, ni como presidente, ni despojado de las investiduras del poder, me llegué a imaginar que habíamos perdido, casi por completo, la capacidad de influir sobre muchas acciones y operativos oficiales, cruciales en todos los magnicidios. Esta publicación es un subproducto de Mis Memorias, corresponde a un texto que resultó de haber transcrito, en orden cronológico, las noticias y los testimonios publicados por El Tiempo, El Espectador y Semana, desde el asesinato de Galán. No corresponde a la metodología que he usado para escribir el primer tomo de mis memorias y es más bien un trabajo de investigación, no exhaustivo, de fuentes secundarias. Sólo los jueces pueden valorar la validez y el alcance de los testimonios aquí consignados y muchos otros que deben reposar en los expedientes y que no han sido publicados. No obstante estas restricciones, de las noticias y de los testimonios, se infiere sin mucha dificultad lo que ya ha establecido la Unidad de Análisis y Contexto de la Fiscalía General de la Nación y que ha sido corroborado con la condena de Alberto Santofimio Botero, proferida por la Corte Suprema de Justicia, y con la reapertura de la investigación en contra del General Miguel Alfredo Maza Márquez, la que se encuentra en etapa de recolección de pruebas, como antesala de un fallo definitivo de esa Corporación. También es consistente con este trabajo, la reciente acusación de la Fiscalía en el juicio de Felipe Montilla, jefe de la policía de Soacha, y de Manuel González, jefe inmediato de Jacobo Torregrosa. EN EL TOLIMA SE PLANEÓ CRIMEN DE GALÁN: TESTIGO http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-137342 15 de agosto de 1991 Si las afirmaciones de los testigos ocultos resultan confiables, la justicia de orden público podría probar que Pablo Escobar Gaviria planeó el 14 de junio de 1989 el asesinato de Luis Carlos Galán, consumado dos meses y cuatro días después. Uno de ellos dijo, bajo la gravedad del juramento, que el jefe del Cartel de Medellín, su socio José Gonzalo Rodríguez Gacha y los narcotraficantes llaneros Jesús Humberto y Guillermo Laverde Muñoz y Jesús Cortés, se reunieron ese día en una finca próxima a Ibagué para acordar cómo se ejecutaría el complot criminal. El juez sin rostro que conduce la investigación por el magnicidio concedió a esa versión fuerza vinculante y por eso el 13 de junio último, seis días antes de la entrega de Escobar, produjo en contra de este un auto de detención. La decisión se tomó en medio del boom periodístico que en ese momento era estimulado por la inminente comparecencia voluntaria de Escobar, pero las razones que le sirvieron de fundamento no habían sido conocidas hasta hoy. Pese al sigilo que rodea la investigación, EL TIEMPO conoció la providencia radicada con el número 015-048. El auto está edificado sobre las afirmaciones de un testigo encubierto (así lo llama el juez) que dijo haber trabajado para el Cartel de Medellín, a través de Jaime Gaviria, de quien dice es sobrino de Escobar. Según el testigo, su relación con la organización de Escobar fue tan estrecha, que tuvo participación en proyectos como la construcción del barrio Medellín sin tugurios y en otros de envergadura, en días en que el capo actuaba todavía públicamente. El nombre de la finca y el de su propietario no aparecen mencionados en la providencia, pero actualmente se hacen averiguaciones para confirmar datos que sobre el particular fueron suministrados, bajo declaración formal, por un funcionario de Instrucción Criminal. El juez sin rostro cita también los resultados de un análisis de inteligencia del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) que dijo que la reunión realizada en el Tolima estuvo precedida por otras en el Magdalena Medio y que un atentado frustrado por la Policía, el 5 de agosto de 1989, era apenas una de las múltiples alternativas consideradas por la mafia para segar la vida del líder liberal El cargo específico contenido en la medida de aseguramiento lo presenta como presunto responsable de los delitos de homicidio y lesiones personales consagrados en los artículos 29 y 30 del Decreto 180 de 1988 (Estatuto Antiterrorista). Dos años después, los cargos directos contra Escobar, que, según abogados que intervienen en el proceso, se fundan en bases endebles, marca el principal avance de la investigación contenida hoy en 35 cuadernos de más de cerca de 10.000 folios. Testimonio acallado... La versión del testigo encubierto, que aparece identificado con un número de cédula, guarda coincidencias con la que en su momento entregó, a cambio de su libertad, José Orlando Chaves Fajardo, el hombre que con una pancarta cubrió la acción de fuego de los sicarios. Chaves, asesinado el 6 de agosto del año pasado en Bogotá (1990), en compañía de su primo Enrique Chaves Vargas, dijo en su momento que los Laverde y Cortés, a quienes presentó como narcotraficantes de Arauca y el Meta, participaron en una colecta para el pago de sicarios, abierta por Gonzalo Rodríguez Gacha La diferencia radica en que en su primer interrogatorio, rendido el 21 de septiembre de 1989 ante el Juzgado 113 de Instrucción Penal Militar y posteriormente en su indagatoria ante el juez sin rostro, Chaves no mencionó a Pablo Escobar, sino que se limitó a hablar de otros narcotraficantes distintos de los mencionados inicialmente. El segundo testigo, que entró en escena después del asesinato del hombre de la pancarta, dijo que inicialmente los cinco hombres que habrían patrocinado el complot acordaron que este se realizaría el 5 de agosto de 1989 en Medellín, aprovechando la visita de Galán a la Universidad de Medellín, donde dictaría una conferencia. Allí mismo, según él, se acordó que si ese intento fallaba, como ocurrió, habría otro en la plaza pública, aprovechando que la campaña presidencial entraba en vigor. El intento fue frustrado por la Policía de Antioquia, bajo la Dirección de Vladimir Franklin Quintero, que descubrió aquel día, sobre la ruta que tomaría el dirigente en la capital antioqueña, un vehículo Mazda de Placas ARK 330, dentro del cual fueron halladas dos bazucas de seis milímetros y otras armas que irían a ser empleadas por los sicarios. El dinero de la colecta fue entregado a Jaime Rueda Rocha y a José Ever Rueda Silva, los dos hombres que dispararon contra Galán. Antiguos empleados de Rodríguez Gacha, los Rueda invitaron a Chaves Fajardo, con quien habían trabajado antes en Rionegro (Cundinamarca), para que tomara parte como auxiliar en la ejecución del crimen. Jaime Eduardo Rueda Rocha, quien el año pasado se fugó de la cárcel de la Picota; José Ever Rueda Silva y los primos Chaves fueron capturados un mes después durante allanamientos practicados en la transversal 62B # 39-34 sur y en la calle 81A # 47A-19, de Bogotá.