El Teatro En Alicante Entre 1966 Y 1993
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II. EL TEATRO EN ALICANTE ENTRE 1966 Y 1993. II.1. El teatro clásico español. «La recuperación de todo tipo de materiales artísticos y culturales que nos sirven para sentir nuestra evolución histórica y para medir -tomando conciencia- los posibles cambios sustanciales que hemos dado a nuestros sentimientos, relaciones, costumbres, a la evolución de nuestras sociedades, es una tarea que de no llevarse a cabo por todos dará como resultado la más oscura e insalvable de las alienaciones. Y esto sirva para cualquier ciudad, pueblo, nación o estado». Cooperativa de Producción Teatral Denok, 1979. «¿Puede un público del siglo veinte aceptar el drama de los siglos dieciséis y diecisiete, con su metrificación ya casi desconocida, con sus largos pasajes narrativos, con su rígida estructura temática basada en el código del honor, en el amor y el matrimonio, y en la monarquía?» Donald T. Dietz, «Historia de una experiencia apasionante»1 II.1.1. Introducción. Al hablar del teatro clásico español representado en Alicante entre 1966 y 1993, tenemos que comenzar anunciando que nos encontramos ante una escasez preocupante. Como prueba de ello detallamos a continuación, temporada por temporada, el número de textos clásicos españoles (de la dramaturgia del Siglo de Oro o cercanos a ella) escenificados en la ciudad2: 2 1 Primer Acto, número 198 (marzo-abril 1983), p. 91. 2 Seis de las temporadas no se incluyen en la lista, puesto que en ellas no se representó ningún clásico del período mencionado. Son las siguientes: 1966-67, 1969-79, 1971-72, 1973-74, 1975-76 y 1987-88. 1967-68: Sólo una representación, El gran teatro del mundo, de Calderón, por La Cazuela de Alcoy. 1968-69: Dos obras de Calderón, una de Lope y una de Ruiz de Alarcón, en los cuatro casos por compañías madrileñas. Se escenificó además cuatro veces el paso de Lope de Rueda Las aceitunas, que había sido impuesto como pieza obligatoria para la intervención de otros tantos grupos locales en un certamen teatral. 1970-71: Se montó dos veces a Lope (La estrella de Sevilla y La dama boba). Ambas compañías procedían de Madrid. 1972-73: Sólo pudo verse en la ciudad El lindo don Diego, de Agustín Moreto, por la Compañía de Juanjo Menéndez. Además, el grupo Canon trajo un espectáculo titulado Y no lo decimos por mal, basado en textos de Quevedo. 1974-75: Se representó La Celestina, a cargo de Teatro de Siempre, de Madrid. 1976-77: Sólo dos espectáculos acercan al espectador alicantino, en cierto modo, al teatro clásico: un montaje teatral sobre El conde Lucanor, de Don Juan Manuel, y otro a partir de La lozana andaluza, de Francisco Delicado. 1977-78: El burlador de Sevilla, de Tirso de Molina. Un grupo provincial montó La carátula, de Lope de Rueda. 1978-79: Los malcasados de Valencia, de Guillem de Castro. Además, Don Duardos, de Gil Vicente, y dos espectáculos peculiares, uno sobre textos de Lope de Rueda y otro sobre entremeses de Cervantes. 3 1979-80: Dos obras de Lope, tres de Calderón y nuevamente Don Duardos. Un espectáculo sobre tres pasos de Lope de Rueda. La Compañía Española de Teatro Clásico, dirigida por Manuel Canseco, representa La cisma de Inglaterra, de Calderón de la Barca3. 1980-81: El gran teatro del mundo, de Calderón, fue en esta temporada el único texto del Siglo de Oro escenificado en Alicante. Por otro lado, un grupo provincial montó un espectáculo sobre pasos de Lope de Rueda. 1981-82: La temporada de Calderón en Alicante: El Mágico Prodigioso (fue representada cinco veces en la ciudad por un grupo local), Las órdenes militares y un montaje, cuya autoría recaía sobre Calderón-Coturno (este último un grupo de Elda), titulado Lances para la diversión. La Compañía Julián Romea interpretó Entre bobos anda el juego, de Rojas Zorrilla. 1982-83: Teatro del Aire, dirigido por Ángel Facio, presentó una especial e interesante versión de la Tragicomedia de Calisto y Melibea. 1983-84: El caballero del milagro, de Lope; La vida es sueño, de Calderón (representada dos veces); Abre el ojo, de Rojas Zorrilla (tres veces). Una Antología del Teatro Clásico Español, por la Compañía Cómicos de la Legua. 1984-85: Alumnos del Liceo Francés de Alicante interpretaron La dama duende. El grupo local Jácara realizó una versión de la novela de Vélez de Guevara El diablo cojuelo. 4 3 Esta compañía es distinta, pero de alguna manera predecesora, de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, fundada en 1986, dirigida por Adolfo Marsillach, y cuyo primer montaje fue El médico de su honra, de Calderón (Boletín de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, núm. 32, primavera 1994). 1985-86: La Tahona, de Orihuela, llevó a escena el Aucto de la quinta angustia, de Juan de Timoneda. 1986-87: De nuevo en esta temporada fueron dos grupos locales de jóvenes quienes ofrecieron a la ciudad algo de teatro clásico: Al Borde del Precipicio (El alcalde de Zalamea) y Aula Jácara (un montaje sobre El Buscón de Quevedo). 1988-89: Sólo se representó a Lope de Vega: Porfiar hasta morir, por Teatro de Hoy. 1989-90: Una compañía dirigida por Juan Pedro de Aguilar escenifica La noche toledana, de Lope4. 1990-91: Ningún texto teatral del Siglo de Oro. Un montaje sobre entremeses de Cervantes, otro sobre El Buscón, un tercero sobre el Lazarillo de Tormes y, finalmente, un espectáculo basado en la Soledad Primera de Góngora. 1991-92: La Compañía Nacional de Teatro Clásico interpretó La dama duende, de Calderón. También Teatro Rosaura eligió a este autor, representando su comedia mitológica Eco y Narciso. Dirigido por Maurizio Scaparro y con guión de Rafael Azcona, visitó la ciudad un montaje sobre Don Quijote. 1992-93: La madrileña Compañía Micomicón representa Los melindres de Belisa, de Lope; el Teatro Universitario de Murcia Don Gil de las Calzas Verdes, de Tirso, y The Gate Theatre una versión inglesa de Los locos de Valencia, de Lope. 5 4 Aunque el montaje no figura entre los llevados a cabo por la Compañía Nacional de Teatro Clásico, en la prensa alicantina aparece repetidamente la información de que este espectáculo fue representado por la C.N.T.C. Si sumamos las cantidades anteriores, limitándonos a las obras teatrales del Siglo de Oro (y no al resto de los espectáculos citados por su cercanía temporal o temática con ellas), obtenemos una cifra, treinta y uno, que dividida entre las veintisiete temporadas nos da un total de 1'14 obras clásicas españolas por temporada. El dato se comenta por sí solo. Hay que tener en cuenta, además, que algunos de los títulos arriba mencionados corresponden a representaciones incluidas en certámenes o encuentros teatrales, es decir, en eventos relativamente alejados de una programación comercial como la del Teatro Principal. ¿Por qué esta ausencia de teatro clásico en Alicante? Por una parte, y como aspecto fundamental, pensamos que es el reflejo de una carencia nacional: durante la mayor parte del período que nos ocupa, en España se ha representado poco teatro clásico y, evidentemente, lo que de esa escasez ha llegado a Alicante ha sido muy poco, poquísimo; por otra, el público, según los datos que nos aporta la consulta de la prensa y que comentaremos más adelante, se muestra reacio a asistir a representaciones de esta clase de teatro (aunque, como también informa la prensa, una vez en la sala se suele mostrar satisfecho con el espectáculo). En este capítulo nos centraremos fundamentalmente en el teatro español del Siglo de Oro, pero también, hacia el final, nos referiremos a las representaciones de autores anteriores (siglo XVI) y a los montajes colindantes con el teatro clásico español, como actualizaciones «radicales» de dramas clásicos, trasvases de textos narrativos clásicos al teatro o montajes a partir de diversos materiales procedentes de la literatura de aquellos siglos. 6 II.1.2. El público alicantino ante el teatro clásico. «De todas formas, no está ni mucho menos demostrado que al públic o español no le interese el teatro clásico español.» Fernando Fernán-Gómez, La Verdad, 4-VI-80. «Y hay que ver cómo el público se ríe con las comedias de nuestros clásicos y cómo llora con sus tragedias...» Julia Trujillo, La Verdad, 6-XII-79. Aunque en el presente apartado vamos a centrarnos en la recepción del teatro clásico en Alicante, creemos ineludible empezar proponiendo algunas consideraciones más globales sobre la relación ente los espectadores españoles y su teatro clásico -una relación que no varía sustancialmente en el caso de los espectadores alicantinos-. Una voz emblemática dentro de este panorama es la de Adolfo Marsillach, director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico desde 1986 hasta 1996. A raíz de la creación de dicha compañía, Marsillach ofrecía, en la revista Primer Acto, respuestas a una pregunta espinosa: «Cabría preguntarse: ¿por qué una Compañía Nacional de Teatro Clásico? Y podría responderse: porque es necesaria. ¿Quedaría con esto resuelta la cuestión? Probablemente no. Siempre resulta difícil decidir lo que es necesario y lo que es innecesario: en las costumbres, en los comportamientos y en las decisiones; en la política, en la sociedad y en la vida. También en el arte, también en el teatro. Todo es necesario e innecesario al mismo tiempo. [...] Los españoles no hemos tenido un teatro nacional estable a la manera de la Comèdie francesa, que cumplió en 1980 trescientos años y que arranca de un decreto de Luis XIV, pasando por una sólida [...] colección de estatutos, actas, disposiciones y reglamentos. [...] ...¿la existencia de una Compañía Nacional de Teatro Clásico fue, era y es necesaria? Relativamente, sí; relativamente, no. Yo diría que no es necesaria en un sentido estricto, pero que es deseable en otros muchos sentidos, incluido el común.»5 7 5 MARSILLACH, Adolfo, «La Compañía Nacional de Teatro Clásico», Primer Acto, número 213 (marzo-abril 1986), p.