El Monasterio Dúplice De Sigena
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EL MONASTERIO DÚPLICE DE SIGENA AGUSTÍN UBIETO ARTETA INSTITUTO DE ESTUDIOS ALTOARAGONESES DIPUTACIÓN DE HUESCA Director: BIZÉN D'O RIO Redacción: INSTITUTO DE ESTUDIOS ALTOARAGONESES Los «CUADERNOS ALTOARAGONESES DE TRABAJO» tienen, sobre todo, una vocación didáctica; están concebidos para enseñar —si es posible, deleitando— de una manera sencilla; pretenden poner al alcance de cuantos se asomen a ellos los más variados temas de la realidad pasada y presente del solar en el que nacen, tierras llanas y quebradas de Huesca. Mas, a pesar de su sencillez, no renuncian ni un ápice a la rigurosidad de sus contenidos. Los «CUADERNOS ALTOARAGONESES DE TRABAJO» no desdeñan los datos y detalles pequeños y elementales, siempre necesarios para el tratamiento analítico de cualquier tema, pero se interesan también, y mucho, por las ideas y los métodos de trabajo. Tienen, por lo tanto, otra intención: la de alentar el espíritu crítico. Los «CUADERNOS ALTOARAGONESES DE TRABAJO» hablarán de cosas múltiples. De piedras seculares y de odres para aceite y vino; de valles y plan- tas medicinales; de gentes anónimas y sus comidas, juegos y refranes. De los ríos, tal vez... Los «CUADERNOS ALTOARAGONESES DE TRABAJO» quieren incitar a recorrer, recoger, guardar y admirar; a preguntarse por las cosas, a que cada cual, movido por la curiosidad, trabaje a su manera por defender la cultura de todos. Edita: Instituto de Estudios Altoaragoneses (2.' ed.) (1 ed. 1986) Autor: Agustín Ubieto Arteta Depósito legal: HU-233/90 ISBN: 84-398-7907-5 Composición: Fot-jomar'd, S.L. Imprime: Grafic RM Color C/. Comercio, Parcela I, nave 3 - Huesca Impreso en España / Printed in Spain Foto: PANO El monasterio de Sigena antes de su destrucción. ÍNDICE 1. EL DEBE Y EL HABER DE LOS MONASTERIOS 2 2. NACIMIENTO Y CONSOLIDACIÓN DE SIGENA 5 a) Fundación del cenobio 7 —Elección del lugar 8 —Trámites 9 —Fecha de fundación 10 b) Organización interna 10 —Reglamentación del monasterio 10 —Los frailes 11 —Las «dueñas» 11 c) Etapas de la formación del territorio sigenense 13 d) Desarrollo económico 16 —Las donaciones 16 —Las compras 17 —Los préstamos 17 —Exenciones fiscales 18 e) Explotación de los bienes 18 3. SUPERVIVENCIA Y OCASO DE SIGENA 21 a) La supervivencia de Sigena 21 —El momento estelar de Sigena como centro artístico y cultural 21 —La nueva política fiscal y tributaria 22 —Sigena, hervidero político 23 —La supervivencia 24 b) El ocaso de Sigena 24 4. EL MONASTERIO EN LA ACTUALIDAD 26 5. BIBLIOGRAFÍA 32 1 Dormitorio de «medias cruces». 1. EL DEBE Y EL HABER DE LOS MONASTERIOS Un monasterio es un compendio, una suma de Siresa había encontrado, y se llevó a tierras an- cosas, pero ante todo, eso sí, un reducto de ora- daluzas, las obras de Avieno, Virgilio, Juvenal, ciones. Rincón de rincones para la plegaria y la Horacio y San Agustín, entre otras, cuando en meditación; retiro y quietud para reflexiones en el resto del occidente europeo habían sido olvi- solitario y en común; gimnasio de humildad y de dadas casi por completo. Pero fue, quizás, el obediencia; estación entre el cero y el infinito. "scriptorium" de San Juan de la Peña el más Pero los monasterios, en un solar cristiano como importante de los aragoneses. En él se escri- el nuestro, han representado muchas otras co- bieron decisivas historias sobre nuestra tierra sas. Hagamos un repaso somero tomando pala- y aledaños. bras propias escritas en otras páginas. Por otra parte, la Iglesia logró, desde el siglo «Sabemos cuáles son las órdenes monásticas XI, que caballeros feudales y pueblo, en general, enraizadas en Aragón y dónde estuvieron o es- respetaran determinados lugares, territorios y tán sus principales monasterios, pero ¿basta con personas (iglesias, monasterios, clérigos, pobres, eso? Ser monje ¿consistía sólo en ser monje? viudas, comerciantes y peregrinos): había naci- ¿Su acción fue sólo espiritual? ¿Qué hacen sus do la "paz de Dios". De ahí que los monasterios abades acompañando por doquier a los reyes? se convirtieran en lugares seguros para guardar ¿Por qué es más apetecible ser abad de Monte- los documentos importantes, tanto propios como aragón que obispo de Huesca? ¿Qué significa ajenos, incluidos los del Reino. San Juan de la aquello de "con la Iglesia hemos topado, amigo Peña, Montearagón o Veruela tendrán valiosos Sancho"? Profundicemos al menos un poco; es- archivos, aunque quizás debamos destacar en- piguemos algunos hechos significativos. tre todos al de Sigena. Gracias al cuidado de los monjes podemos estudiar hoy nuestra propia De la importancia cultural de estos centros te- historia. nemos muchos datos. Valga como testimonio el del cordobés San Eulogio que, tras visitar en 848 Por otro lado, aunque no siempre, la Iglesia ac- varios cenobios pirenaicos, nos narrará en una tuó muchas veces de avanzadilla. Por ejemplo, carta cómo en la biblioteca de San Pedro de la introducción de la reforma cluniacense a tra- 2 vés de los monasterios fue un revulsivo para el mundo cristiano hispano. Aragón se europeizó: nueva liturgia, favorecimiento de las peregrina- ciones, vías de riqueza de todo tipo; se desarro- lló la enseñanza, se practicó de manera regular la hospitalidad. Proliferó un nuevo estilo artís- tico, el románico, la mayor parte de él en pie todavía. Se introdujo, en fin, un nuevo tipo de letra, la carolina, en detrimento de la anterior, la visigótica. Pensemos que nuestra letra actual es, por ejemplo, hija de esta reforma propiciada por los monasterios. Los monasterios actuaron asimismo como or- denadores y administradores de parte del terri- torio. Primero los condados pirenaicos y luego el Reino aragonés carecieron inicialmente de un aparato burocrático suficiente, tal como hoy lo en- tendemos, para garantizar su administración. Hasta la aparición de los tenentes, en el siglo XI, los monasterios actuaron en solitario como orde- nadores socioeconómicos de sus áreas de in- fluencia. Casi cada valle pirenaico contó con su monasterio, alguno de ellos de carácter privado, y pusieron en explotación las tierras con ayuda de sus moradores. Más tarde, cuando el gran avance reconquis- Foto: PANO tador del siglo XII origine enormes espacios va- Ntra. Sra. de Sigena o del Coro, hoy desaparecida. cíos, sin apenas brazos nuevos, cistercienses y LOS 1.4 ,114SSTESIOS , S LO XI , 1.411 e/e!". 11•110134 • .001114S ,101x0 OM 1.1.11)1,1P14* *4* , 4* IN MAp MA 'O I Obk 04641 VIk e<(3 al#,,e 4.1*1. e Akity ~se roo., I wo c *levo» T ,00 f .1010•AI O 3 órdenes militares acometerán una enorme tarea monástica, bien como donados bien como legos. de repoblación. Sigena será, por ejemplo, el or- Los donados se entregaban a un monasterio denador de la vida económica, social y religiosa —viviendo incluso en comunidad y hasta con su de los Monegros, sobre unos 820 km2 de tierra: propia familia y bienes— por la sola garantía del establecerá mercados semanales que han llega- sustento; los legos ingresaban en un cenobio do al umbral de nuestros días; repartirá lotes de para ayudar a la tareas materiales de la comuni- tierras yermas; fundará auténticas villas de seño- dad, siendo excluidos de la liturgia, del coro y de río. Veruela actuará en las faldas del Moncayo, la enseñanza. Eran quienes aseguraban el fun- sobre unos 150 km2, en competencia con Traso- bares y Grisén, estableciendo todo un sistema nuevo de riegos. Casbas, en disputa con el vie- jo, pero cada vez más influyente Montearagón, se dedicará al Somontano oscense. Rueda limi- tará con el Bajo Aragón, todo él en manos de las órdenes militares, que tendrán en el Alcañiz ca- latravo su principal bastión. Más de 7000 km2 serán controlados en el Reino por los monjes- guerreros. En todos los casos, el rey pagó esta ayuda con tierras, como hiciera con los señores laicos. La tierra, fundamento de la riqueza hasta bien entrado nuestro siglo, dio poder económico a los monasterios. Y también poder social y político. Los abades de los grandes monasterios forma- ron parte habitual del séquito real itinerante. Las visitas y estancias reales ennoblecieron las pa- redes nacidas para la oración. Y llegaron dádi- vas, exenciones y privilegios. La propia Corona *Ir •,.44.0.1/•,••• engrandeció tanto algunos de estos cenobios que los reyes los elegirán para su reposo definitivo. • INI••• Surgió así el monasterio-panteón: San Pedro el .40, N4 •••••.•111 Viejo de Huesca; transitoriamente Montearagón; to.•1•111 •••••••11i41••••• • Sigena y, sobre todos, San Juan de la Peña, éste <4.4.9.1 V•114..0.11 • desde el albor mismo del Reino, serán morada 011•••••••••••• •111 •••••.9.4•111 última de reyes e infantes aragoneses, hasta que Poblet les hurte tal privilegio. Pero si los reyes se aseguraron las oraciones de los abades principales sobre sus tumbas mo- cionamiento de la cocina, panadería, zapatería, násticas, también tuvieron su consejo en vida. granjas y explotaciones agrícolas, y eran muy fre- Sentados los vemos en la Corte y en las Cortes. cuentes entre los cluniacenses, cistercienses y A éstas solían ser convocadas por el brazo ecle- cartujos. La ciudad disponía de otras vías, como siástico, junto con los obispos aragoneses, los la de las cofradías religiosas. abades de los principales cenobios del Reino: Pero finalicemos. Tras sucesivas reformas en- San Juan de la Peña, Montearagón, San Victo- tre los siglos XV y XVII, las órdenes monásticas, rián, Veruela, Piedra, Rueda y, en menor esca- y las religiosas también, llegaron al siglo XVIII la, los de Santa Cristina de Somport, Fuenclara pujantes, formando parte del sistema señorial. y Santa Fe. Pero el siglo XIX fue amargo para la mayor par- Por último, los monasterios posibilitaron duran- te. Su existencia, a causa de sus excesivas po- te siglos que la masa popular campesina tuviera sesiones territoriales acumuladas, significaba un caminos para acceder a la salvación, de acuer- gran problema para la intensificación agraria del do con los postulados católicos, sin tener que país, aunque no debemos olvidar los grandes se- cambiar de orden, es decir, como seglares.