El Derecho De Sufragio De Las Mujeres En La Segunda República Española

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El Derecho De Sufragio De Las Mujeres En La Segunda República Española Derecho y Cambio Social EL DERECHO DE SUFRAGIO DE LAS MUJERES EN LA SEGUNDA REPÚBLICA ESPAÑOLA. EL PAPEL DE CLARA CAMPOAMOR 1 Estela Gilbaja Cabrero Fecha de publicación: 02/01/2018 Sumario: 1. El feminismo sufragista. 2. El derecho de sufragio de las mujeres en la Constitución de la Segunda República Española. – Conclusiones. – Bibliografía. Resumen: Las mujeres españolas no vieron reconocido su derecho a voto hasta la aprobación de la Constitución de la Segunda República en 1931. Tal reconocimiento no fue sencillo, debido a la oposición de parte de los miembros de las Cortes Constituyentes. Algunos querían simplemente excluir a la mujer de la vida política. Otros pensaban que la mujer debía votar, pero más adelante, ya que creían que aún no era lo suficientemente independiente de la Iglesia, el marido o el padre. Por último, estaban aquéllos que afirmaban que la democracia exige la participación de las mujeres. Ésta era la opinión de Clara Campoamor, que participó en la redacción de la Constitución y, tras un enorme esfuerzo, consiguió el reconocimiento de los derechos electorales de las mujeres. En este trabajo, estudiamos cómo se logró tal reconocimiento, utilizando los Diarios de Sesiones de las Cortes Constituyentes y los escritos de la propia Clara Campoamor. Palabras clave: Clara Campoamor, igualdad, mujeres, sufragio. 1 Profesora de Derecho Constitucional en la Universidad de Valladolid. www.derechoycambiosocial.com │ ISSN: 2224-4131 │ Depósito legal: 2005-5822 1 Abstract: Spanish women were not recognized their right to vote until the approval of the Constitution of the Second Republic in 1931. This recognition was not easy, because of the opposition of several members of the Constituent Assembly. Some of them wanted to exclude women from politics. Others thought women should be able to vote but not in that moment, because they believed women were not independent enough from priests or their husband or father. Finally, there were those who affirmed that democracy requires participation of women. This one was the opinion of Clara Campoamor, who took part in the writing of the Constitution and, after a great effort, achieved the recognition of the electoral rights of women. In this work, we study how this recognition was get, using the reports of debates in the Constituent Assembly and Clara Campoamor’s writings. Key words: Clara Campoamor, equality, suffrage, women. www.derechoycambiosocial.com │ ISSN: 2224-4131 │ Depósito legal: 2005-5822 2 1. EL FEMINISMO SUFRAGISTA El feminismo puede definirse como «aquella tradición política de la modernidad, igualitaria y democrática, que mantiene que ningún individuo de la especie humana debe ser excluido de cualquier bien y de ningún derecho a causa de su sexo»2. Es un «partido social que trabaja para lograr una justicia que no esclavice a la mitad del género humano, en perjuicio de todo él»3. Suele hablarse de tres «olas» del feminismo: la primera tuvo lugar en la época de la Ilustración; la segunda, entre el Manifiesto de Séneca Falls4 (1848) y el fin de la primera Guerra Mundial (1918); y la tercera, en la actualidad. En la segunda ola del feminismo se habla de «feminismo sufragista», puesto que sus principales reivindicaciones fueron el derecho de sufragio de las mujeres y el derecho a la educación superior. Con la llegada de la Revolución Industrial y el capitalismo, las mujeres proletarias salieron de sus casas para trabajar en las fábricas. Las burguesas, que continuaban sometidas a sus maridos, empezaron a organizarse para reivindicar el sufragio como medio para alcanzar la 5 igualdad en todos los ámbitos de la sociedad . El sufragismo fue un movimiento universal, con especial importancia en Estados Unidos y en Inglaterra. 2 VALCÁRCEL, Amelia, «El voto femenino en España. La Constitución del 31 y Clara Campoamor», en El debate sobre el voto femenino en la Constitución de 1931, Congreso de los diputados, Madrid, 2002, pp. 11-48. 3 DE BURGOS, Carmen, «Colombine», La mujer moderna y sus derechos, dirección General de Igualdad de Oportunidades, Ayuntamiento de Madrid, 2007 [escrito en 1927]. 4 El manifiesto fue aprobado en la Convención de los derechos de la Mujer celebrada en 1848 en Séneca Falls, en el Estado de Nueva york, y hace referencia al sometimiento de la mujer al hombre a lo largo de la historia y a los diferentes ámbitos de desigualdad. 5 AMORÓS, Celia, y DE MIGUEL ÁLVAREZ, Ana, «Introducción: Teoría feminista y movimientos feministas», en Teoría feminista: de la Ilustración a la globalización. De la Ilustración al segundo sexo, Minerva ediciones, Madrid, 2005, pp. 13-89. www.derechoycambiosocial.com │ ISSN: 2224-4131 │ Depósito legal: 2005-5822 3 En Estados Unidos, ya en 1788 las mujeres podían ser elegidas, pero tardaron más de un siglo en poder votar6. A partir de 1848, empezaron a celebrarse convenciones en favor de los derechos de las mujeres. Poco después, surgieron las asociaciones, que organizaban manifestaciones y otros actos reivindicativos, con un gran seguimiento. El sufragio femenino se fue reconociendo en los Estados a partir de 1869 y, en 1918, la Cámara de Representantes aprobó la enmienda «Susan Anthony», que fue incorporada a la Constitución y ratificada por cada Estado, prohibiendo la denegación o limitación del derecho de voto en razón del sexo, y entró en vigor en 19207. En Inglaterra, destacan Mary Wollstonecraft, con su Reivindicación de los derechos de la mujer (1790), y John Stuart Mill, que escribió La servidumbre de las mujeres (1869), presidió la primera sociedad para el sufragio femenino y presentó peticiones sufragistas al Parlamento. No prosperaron, pero dieron lugar a sucesivas proposiciones hasta que en 1869 se reconoce igualdad de derechos para el sufragio municipal. Se crearon asociaciones que lucharon por el sufragio femenino y hubo manifestaciones masivas, detenciones y alguna acción violenta. En 1918, se reconoció el derecho de voto a las mujeres mayores de treinta años8. En España, el feminismo fue débil en sus inicios. No había una clase media que lo impulsara, la Iglesia tenía una gran influencia en la sociedad y el contexto político no era el idóneo. Fue pionera entre las sufragistas españolas la escritora Carmen de Burgos, que promovió, en 1906, la primera campaña por el voto femenino9. El primer acto público de las sufragistas tuvo lugar en 1921, cuando acudieron al Congreso y al Senado a presentar sus peticiones y su programa10. Hacia 1920, el feminismo toma fuerza, y también el «frente antifeminista constituido por los moralistas misóginos»11. 6 SEVILLA MERINO, Julia, Mujeres y ciudadanía: la democracia paritaria, Institut Universitari d’Estudis de la dona, Universitat de València, 2004 7 ÁLVAREZ-PIÑER, Maite; GONZÁLEZ, Paloma; PLIEGO, Purificación, y SÁNCHEZ, Marisa, El voto femenino en España, Ministerio de asuntos sociales, Instituto de la Mujer, Madrid, 1995. 8 DE BURGOS, Carmen, op. cit. 9 NÚÑEZ REY, Concepción, «Carmen de Burgos y los derechos de la mujer. El centenario de su primera campaña por el voto femenino (1906)», en Karen Offen [et al.], Historia de una conquista: Clara Campoamor y el voto femenino, Área de Gobierno de Empleo y Servicios a la Ciudadanía, D. L., Madrid, 2007, pp. 197-224. 10 DE BURGOS, Carmen, op. cit. 11 NÚÑEZ REY, Concepción, op. cit. www.derechoycambiosocial.com │ ISSN: 2224-4131 │ Depósito legal: 2005-5822 4 Desde finales del siglo XIX, hubo varios intentos de reconocer el sufragio femenino, mediante propuestas individuales de políticos, que contrastan con el «desinterés general de la masa femenina»12. En 1908, se discute el tema por primera vez en el Congreso, rechazándose la petición del voto en la Administración local. Durante la dictadura de Primo de Rivera, se introduce el voto femenino en el Estatuto Municipal de 1924, que reconoce el sufragio activo a las mujeres mayores de 23 años que no estén sujetas a patria potestad, autoridad marital ni tutela, y el pasivo a las mayores de 25 años que cumplan los requisitos citados y además sean cabeza de familia13. Posteriormente se amplió a las demás elecciones, para las solteras, las viudas y las divorciadas legalmente. No obstante, era un derecho ficticio, ya que no se celebraban elecciones14. En 1927, se creó el órgano deliberante de la dictadura, al cual podían pertenecer «varones y hembras, solteras, viudas o casadas; éstas debidamente autorizadas por sus maridos (...)»15. Ya en la Segunda República, el 8 de agosto de 1931, el Gobierno provisional modifica la ley Electoral de 1907, reduciendo la edad de los electores a veintitrés años e incorporando entre los elegibles a las mujeres y a los sacerdotes. Para Clara Campoamor, la inclusión de la mujer entre los elegibles fue «una de tantas medidas tímidas y vacilantes del Gobierno provisional (...). Apariencias de renovación (...) e ir contentando a cada grupo con una lonja de esperanza», introducido tal vez para justificar la novedad del sacerdote, o con la intención de «llevar a la Cámara, con votos exclusivamente masculinos, a una sola mujer, de espíritu no muy reivindicador, de ánimo no muy combativo, para presumir de anhelos modernizadores (...)»16. Celebradas las elecciones a Cortes Constituyentes el 28 de junio de 1931, éstas quedaron integradas por 470 diputados, entre ellos dos mujeres: Clara Campoamor, del Partido Radical Socialista, y Victoria Kent, del 12 CAPEL, Rosa María, El sufragio femenino en la Segunda República española, Horas y HORAS, Madrid, 1992. 13 GARCÍA-MERCADAL, Fernando, La presencia de la mujer en la vida política y parlamentaria española. De la conquista del voto femenino a la democracia paritaria, Instituto de Estudios Almerienses, Almería, 2005. 14 DE BURGOS, Carmen, op. cit. 15 Artículo 15 del Real decreto-ley de 12 de septiembre de 1927. 16 CAMPOAMOR RODRÍGUEZ, Clara, El voto femenino y yo, LaSal, edicions de les dones, Barcelona, 1981 (escrito en 1936). www.derechoycambiosocial.com │ ISSN: 2224-4131 │ Depósito legal: 2005-5822 5 Partido Radical, ambas por la provincia de Madrid17.
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