Historia Del Museo Prehistórico De Santander (1956). E-Monografía Del
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PUBLICACIONES ELECTRÓNICAS DEL CENTRO DE ESTUDIOS MONTAÑESES e - monografía del C.E.M. Nº 11 El manuscrito «MUSEO PREHISTÓRICO DE SANTANDER» de Jesús Carballo. Análisis de un documento de interés para interpretar la historiografía arqueológica del siglo XX en España. Ignacio Castanedo Tapia y Virgilio Fernández Acebo. SANTANDER 2019 El manuscrito «MUSEO PREHISTÓRICO DE SANTANDER» de Jesús Carballo. Análisis de un documento de interés para interpretar la historiografía arqueológica del siglo XX en España. Una edición del CENTRO ESTUDIOS MONTAÑESES Serie: Monografías digitales editadas por el Centro de Estudios Montañeses e - monografía del C.E.M. Nº 11 Título: El manuscrito «MUSEO PREHISTÓRICO DE SANTANDER» de Jesús Carballo. Análisis de un documento de interés para interpretar la historiografía arqueológica del siglo XX en España. Autores: Ignacio Castanedo Tapia y Virgilio Fernández Acebo. Coordinación editorial: V. F. Acebo. © Centro de Estudios Montañeses Depósito Legal: SA-205-2019 PRESENTACIÓN en las antípodas de pretender una narración aséptica e imparcial. El Museo Prehistórico de Santander no es solo una crónica, ni, por lo que se podrá leer, tuvo nunca la intención de limitarse a eso, sino una suerte de memoria vital que Jesús Carballo, el «padre Carballo», quiso dejar para la posteridad, seguramente sin la pretensión de llegar a publicarla jamás. PRESENTACIÓN Es, repetimos, un texto ya conocido desde hace décadas por arqueó- logos e investigadores de otros ámbitos que han rebuscado en el archivo del museo, y de él se han ido publicando algunos párrafos y abundantes citas, pero no se había volcado a soporte impreso en su totalidad, posiblemente - 1. La «Historia del Museo». como algunos estudiosos nos han manifestado- por la polémica que algunas frases, escritas bajo la particular perspectiva del autor, podrían generar in- Es difícil encontrar entre aquellos arqueólogos que ya alcanzan una cluso en nuestros tiempos. Nosotros entendemos que los sesenta años que cierta edad y han desarrollado su actividad profesional en la comunidad au- median desde su redacción lo convierten en un documento histórico de im- tónoma de Cantabria, quien no conozca un antiguo libro de actas guardado prescindible manejo, tanto por haber sido redactado en una época de opti- desde siempre en el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria. Un mismo post-bélico –espíritu que aflora en el estilo y contenidos de la memo- libro que en su portada tiene una pequeña nota pegada que reza: «Museo ria- como por los datos de contexto que nos transmite; y por mostrarnos Prehistórico de Santander. Crónica-Notas»; título sugerente que se amplía también un ambiente interno de tensas y competitivas relaciones entre los cuando alcanzada la página tercera leemos manuscrito: «Museo Prehistó- arqueólogos a lo largo de medio siglo XX. rico de Santander. Historia de este Museo escrita por su fundador y director, en este año de 1956», esto es, treinta años después de la inauguración y 2. Contenidos y estilo. cuando su autor contaba con ochenta y tres años de edad, aunque algunos datos en el mismo indican que aún trabajaba en el libro en 1958. El tema principal -aunque no el único- desarrollado es, tal y como su propio título indica, la formación y puesta en funcionamiento del Museo Pro- Es lógico que haya atraído el interés de arqueólogos e historiadores vincial de Prehistoria de Santander, procesos en los que Carballo, como es de la arqueología por su indudable interés documental; sin embargo, su po- sobradamente conocido, fue el máximo responsable al destacarse como pularidad ha traspasado los límites de lo estrictamente científico para llegar promotor, fundador y director del mismo durante treinta años (en el momento a ser conocido y citado por personas ajenas al mundo arqueológico, e in- en que comienza a escribir la historia, pues lo será hasta su fallecimiento, cluso ha sido objeto de exposición en más de una ocasión, como si de un en 1961). pequeño tesoro se tratase; como una pieza imprescindible para la historia de la arqueología. La explicación a qué hace especial este libro no está so- El libro consta de dos grandes bloques: el primero describe los pasos lamente en el interés que tiene la crónica del museo, sino en que recoge un que llevaron a la configuración del Museo Provincial de Prehistoria, a través relato muy personal; una historia que no podía ser narrada por nadie más de un camino repleto de dificultades y trabas malintencionadas, seguido de que quien la escribió, pero que lo hizo aportando un personal punto de vista, una historia resumida del museo hasta su traslado a una nueva sede en i 1941. El segundo, sin solución de continuidad ni aviso previo, comenta al- gunas cuestiones de la arqueología provincial especialmente relevantes 3. De Galicia a Santander. para el autor por distintos motivos, en las que fue partícipe directo. No deja de ser significativo que una figura como Jesús Carballo, ges- Sin duda, lo que más llama la atención del texto desde las primeras tor, fundador y director del museo durante tanto tiempo, además de activo frases es su estilo de narración, en tercera persona. Seguramente eligió esa investigador que dedicó casi toda su vida a la arqueología provincial, no fórmula para aportar cierto aire novelesco a la historia, convirtiéndose así en haya contado con una biografía como, creemos, se merece, a pesar de los otro ejemplo de «historiador de sí mismo» que nos recuerda al Julio César encomiables trabajos que Benito Madariaga de la Campa (pionero en tantas de La guerra de las Galias. No era, no obstante, la primera vez que lo hacía, cosas, y no menos en el campo de la historiografía arqueológica), José Luis pues muchos años antes, a la hora de escribir la Crónica del Instituto Sale- Bastarrica, Mario Crespo López y Daniel Gallejones Prieto han hecho sobre siano de M.ª Auxiliadora, hacia 1909, empleó la misma técnica al relatar su la vida de este sacerdote (y a los que hay que añadir la aportación que uno paso por el centro como director. Sin embargo, volviendo al manuscrito, este de nosotros ha publicado hace poco tiempo1). Gracias a las intensas bús- curioso modo de contar las cosas pasa sin tardar a un segundo plano ape- quedas de documentación que hemos venido realizando desde hace algu- nas se avanza en la lectura, cuando aflora el espíritu combativo y reivindica- nos años para nuestra investigación acerca de la historia de la arqueología tivo de Carballo. Los motivos de esa actitud agresiva no son desconocidos: en Cantabria, se ha logrado reunir un notable volumen de información que el autor se nos presenta como un luchador que, pese a su carácter poco nos permite completar y detallar gran parte de su trayectoria vital. No es este dado a enfrentamientos, se ha visto obligado a lidiar con «enemigos del mu- lugar para incluirla, sobre todo por evidentes motivos de espacio, pero cree- seo» que desde posiciones de poder pretendían acabar con su proyecto sin mos que puede resultar de interés esbozar unas breves notas de su vida otro motivo, aparentemente, que considerarlo un gasto poco provechoso, hasta su llegada a Santander, la época más desconocida, momento en el dispendio inútil para las arcas públicas provinciales. Carballo no cita nom- que comienza su relato en el Museo Prehistórico de Santander. bres, pero sí sus cargos, de modo que un lector de la época podría identificar sin mucho esfuerzo a quién se estaba refiriendo en cada caso. Por otro lado, Jesús Carballo García nació el 15 de marzo de 1873 en el Hospital algunas injusticias que, en su opinión, se cometieron hacia su persona son Real de Santiago de Compostela. Le puso nombre su madre, Manuela Car- convenientemente aireadas y aclaradas, con no menor vehemencia si la ballo García, «criada de servir», soltera, de treinta y cuatro años de edad, ocasión lo requiere. avecindada en Santiago, aunque oriunda de San Julián de Sales2. Debido a 1 MADARIAGA DE LA CAMPA, Benito: «Jesús Carballo, un prehistoriador olvidado». 2 Arquivo Histórico Universitario (AHU) (Santiago de Compostela), fondo Archivo Historia 16, 1979, n.º 34, pp. 113-119; BASTARRICA, José Luis: Los salesianos en Hospital Reyes Católicos, sección Enfermos, legs. 135 y 326; sección Expósitos, Santander. Pamplona, Ediciones Don Bosco, 1981, pp. 85-108; CRESPO LÓPEZ, legs. 256, 261 y 266. Aprovechamos la ocasión para aclarar una confusión referente Mario: «Jesús Carballo Taboada: apuntes biográficos, bibliografía y documentos a su segundo apellido, que a veces se sustituye por Taboada, debido a que el propio inéditos de su época salesiana (1873-1913)». Altamira, 2000, t. LVI, pp. 281-295; Carballo así lo escribió en su reseña autobiográfica de la Enciclopedia Universal de GALLEJONES PRIETO, Daniel. El padre Carballo. Una biografía. Santander, Con- la editorial Espasa-Calpe (1911, t. XI, pp. 1518-1519). En realidad, incorporó por su sejería de Cultura, Turismo y Deporte del Gobierno de Cantabria, 2011; CASTA- cuenta este segundo apellido al adoptar como madre en su infancia, según él, a NEDO TAPIA, Ignacio: «Estudio preliminar». En CARBALLO, Jesús: El Paleolítico Manuela Taboada Barreiro, también sirvienta en Santiago, procedente de San Pe- en la costa cantábrica. Santander, Ediciones de la Universidad de Cantabria, 2012, dro de Meijide (Lugo), a pesar de que no hubo adopción ni hemos hallado docu- pp. 11-85. mento que los vincule. Sorprendentemente, mantuvo ese Taboada en la documen- tación presentada durante su carrera eclesiástica y universitaria, hasta que en 1920 ii su pobreza se había visto obligada a implorar la caridad del hospital para desplazándose a la casa de Rialp (Lérida). Después, tras pasar unos meses dar allí luz a su hijo, que nada más nacer pasó a la inclusa provincial. Seis en Barcelona, regresó a Vigo por motivos de salud, donde permaneció hasta días después fue acogido por una nodriza de San Cristóbal de Borrageiros, agosto de 1897.