Mundoclasico.com lunes, 21 de junio de 2004

NOTICIAS Tito Capobianco asumió como director general y artístico del Teatro Colón (AR)

REDACCIÓN

Con un acto realizado en el escenario de la Sala Principal del Teatro Colón y encabezado por el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Aníbal Ibarra y el Secretario de Cultura porteño Gustavo López, tuvo lugar en la tarde del miércoles 16 de junio la asunción del maestro Tito Capobianco como Director General y Artístico del Colón, ante la presencia de funcionarios del gobierno porteño y nacional, embajadores, personalidades de la cultura local, cuerpos estables, y trabajadores del máximo coliseo capitalino. “Es inevitable emocionarse y sentir muchas cosas al entrar a este Teatro –expresó Ibarra- al ser uno de los referentes que identifican internacionalmente a los argentinos, como una marca de nuestra excelencia cultural. No se trata de un teatro más, de --- una dependencia más del gobierno, es el depositario de la más alta calidad artística”. “Por eso, quiero expresar que el maestro Capobianco tiene todo el apoyo para la gestión, todo el respaldo y la libertad para poner al Colón donde tiene que estar. Estamos aquí expresando un compromiso colectivo: empujar todos para el mismo lado y tener el teatro que la Argentina y la Ciudad de Buenos Aires se merece”, agregó. Ibarra señaló que en el 2008, año del centenario del Colón, él no estará presente en calidad de jefe de gobierno pero “espero que esté Capobianco”, advirtió, ante la ovación de los casi seiscientos invitados, ubicados en sillas y de pie sobre el escenario y también en las butacas de terciopelo, de espaldas a los oradores. Por su parte, López subrayó el honor de presentar al maestro Capobianco. “El Teatro Colón es un emblema de nuestra cultura, es un bien de todos, y nuestras acciones de gobierno están regidas por el respeto que nos impone su historia y su tradición de excelencia artística. El Colón nos impone un modelo de gestión y nuestro desafío es responder a ese mandato con una gestión de calidad y transparencia, de cara a los vecinos de la ciudad, a los artistas y a su personal. Es por eso que la claridad de objetivos, la capacidad para planificar y la previsiblidad, se vuelven instrumentos indispensables para desarrollar una gestión de calidad”, explicó. “Cuando el Jefe de Gobierno me dio la responsabilidad de estar al frente de la Secretaría de Cultura, tomé como bandera una meta fijada por la anterior gestión: posicionar a Buenos Aires como capital cultural de América Latina en un proceso de integración regional. Esa es la meta, ése es el puerto y en ese camino el Teatro Colón es la nave insignie”, ilustró. López no dudó en afirmar que el “2008 va a encontrar al Colón renovado, sólido en su estructura, en sus adelantos tecnológicos, funcionando a pleno y fiel a su tradición. Esa meta nos obliga a recorrer un camino de trabajo incesante. Nos encontramos en un camino que tiene distintas etapas y hoy con, Tito Capobianco, estamos iniciando una etapa nueva y decisiva, la de la excelencia, la del camino definitivo hacia su mejor tradición”

Antes de las palabras de Capobianco, se nombraron a aquellas personalidades que enviaron felicitaciones al flamante director general y artístico del Colón, como el director de la de Roma, el director de la Opera de Chicago, el régisseur y cineasta argentino Sergio Renán, ex-director del Teatro Colón, y el director del Teatro de Ginebra, entre otros. “Antes que nada quiero decirles que estoy aquí por mi firme convicción de que el arte, la educación y la cultura son uno de los elementos más equilibrantes de nuestra sociedad – aseguró Capobianco-. Regreso al país después de una larga estadía en el extranjero donde practiqué, gocé y enseñé una profesión que aprendí en este teatro y en el Teatro Argentino de la Plata”. “Regreso con mucho estusiasmo, con las ganas de devolver mis treinta años de experiencia como director general en diversos países del mundo. Aprendí de un gran maestro que la improvisación y la rutina son los más grandes enemigos del arte. Apliqué este lema toda mi vida, y lo seguiré haciendo ahora, con el cumplimento indispensable de calidad, disciplina, productividad y respeto”, destacó. Tito Capobianco Nació en La Plata, Argentina, donde estudió filosofía y derecho, disciplinas que abandonó para dedicarse por completo al teatro, convirtiéndose en poco tiempo en el actor y director de teatro, cine, televisión y ópera más joven de su generación. Con más de trescientas producciones realizadas y un extraordinario dominio de diferentes estilos, alcanzó muy temprano reconocimiento internacional, especialmente por su versión moderna de y por su montaje espectacular de El amor por tres naranjas. Como director invitado en los Estados Unidos, obtuvo un éxito extraordinario con su producción de Los cuentos de Hoffmann, estrenada en Nueva York y representada en diversas ciudad de los Estados Unidos, México, América del Sur, Australia y España. Durante la década de los sesenta, Capobianco, junto con y , fueron la fuerza impulsora para establecer la llamada “Edad dorada” de la ópera en su nuevo hogar, el Lincoln Center de Nueva York. En dicha sala, trabajó en colaboración con Plácido Domingo, Samuel Ramey, y José Carreras. Durante su participación con la ópera de Nueva York, Capobianco produjo veinticinco obras, dentro de las cuales se destacan y , que permanecieron en el repertorio por más de veinticinco años. Además de montar óperas contemporáneas, una de las características más notables es su habilidad para cambiar estilos. Realizó puestas en Buenos Aires, Nueva York, San Francisco, París, Berlín, Hamburgo, Amsterdam, Barcelona, Sydney, Adelaide, Spoleto, México, Caracas, Santiago y Las Palmas. Su trabajo se distingue por su colaboración con los más importantes artistas, incluyendo a Birgrit Nilsson, Beverly Sills, , Monserrat Caballe, Licia Albanese, Giulietta Simionato, , Shirley Verrett, Regina Resnik, Richard Tucker, Franco Corelli, Mario del Mónaco, Carlo Bergonzi, Nicolai Gedda y Justino Díaz, entre muchos otros. Durante los últimos quince años, fue Director general de la Ópera de Pittsburgh y de la Ópera de San Diego, lugar donde fundó el primer Festival Verdi en el mundo. Paralelamente, desarrolló una intensa labor pedagógica en la que se destaca la creación del primer Centro de ópera de los Estados Unidos en Juilliard, Nueva York. Posteriormente, se crearon centros similares en San Diego, Filadelfia y Pittsburgh. Durante varios años se desempeñó como Profesor de actuación e interpretación en la Universidad de Yale. Recibió condecoraciones de los gobiernos de Francia e Italia y el Doctorado Honorario en Artes, Letras y Música de la Universidad de Duquesne, Indiana y en el Roche College, Pennsylvania. En 1997, el Gobernador del Estado de Pennsylvania lo nombró Artista del año. En 1989 y 1999, recibió el Premio Konex como Mejor director de escena de la década. En 1999, se retira de su actividad en la Ópera de Pittsburgh y es reconocido por su trayectoria con el título de Director general emérito. En 2001, fue declarado Ciudadano ilustre de la ciudad de La Plata. En 2002, creó un nuevo centro de estudios operísticos auspiciado por la Ópera de Portland, Oregon. En 2003, convocado por las Universidades de Northwest, Illinois, y Bloomington, Indiana, realizó una serie de clases magistrales, en celebración de su 50º aniversario como director de escena y profesor de actuación e interpretación. El homenaje culminó con su puesta en escena de La viuda alegre.

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