Falangistas En Marchena. Estudio Sociológico De Un Pasado Desconocido (1934-1942)'
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FALANGISTAS EN MARCHENA. ESTUDIO SOCIOLÓGICO DE UN PASADO DESCONOCIDO (1934-1942)' José Antonio Parejo Fernández Departamento de Historia Contemporánea Universidad de Sevilla n septiembre de 2003 moría en Madrid Serrano Suñer, uno de los últimos jerarcas del fascismo español y hombre fundamental en la configuración de la Dictadura. El fallecimiento del cuñado de Franco fue recogido en todos los Eperiódicos de información general y, como suele suceder en estos casos, se publica ron numerosos artículos sobre su trayectoria política, algunos de calidad incuestiona ble, como los de Javier Tusell en El País21 o David Solar en El Mundo3, pero otros plagados de disparates como el que sigue: «Ese mismo mes [se está refiriendo a agosto de 1939J fue nombrado pre sidente de la junta política de FET (Falange Española Tradicionalista) y de las JONS (Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalistas, fundadas por Onésimo Re dondo) que fue el conglomerado que el régimen ideó para fundir a falangistas, 1 Este trabajo se enmarca en un proyecto de investigación más amplio, cuyos resultados serán presenta dos próximamente como Tesis Doctoral sobre el fascismo sevillano en el Departamento de Historia Contemporánea de la Universidad de Sevilla. 2 El País, 2-septiembre-2003, p. 29. 3 El Mundo, 2-septiembre-2003, p. 17. 7 José Antonio Parejo Fernández carlistas y jonsistas, como antecedente inmediato de lo que se denominó, hasta la muerte del dictador, Movimiento Nacional1'». Ligero desliz el de la redacción de El País, y es que como casi todo el mundo sabe las JONS no fueron fundadas por Redondo sino por Ramiro Ledesma Ramos (a partir del semanario La Conquista del Estado) y, en fin, éstas y la Falange Española de José Antonio Primo de Rivera no se unificaron en abril de 1937 (tras el Decreto de Unificación ordenado por el dictador) sino el 13 de febrero de 1934. Los medios de comunicación son, por lo general, el espejo de la sociedad y errores históricos como éste no hacen sino retratar el estado historiográfíco en el que se encuentra la historia de la Falange. Podría pensarse que a estas alturas, cuando las investigaciones sobre el lusvionio español comienzan a ser inabarcables, ya no hay nada más que aportar: conocemos perfectamente la trayectoria política de FE de las JONS, la de José Anto nio Primo de Rivera, la de los jerarcas nacionales, sus diferentes etapas. En definitiva, parece que un nuevo estudio político no tendría nada más que aportar. Pero si en vez de acudir a la historia desde arriba lo hacemos desde abajo y desde el detalle com prenderemos enseguida que todavía hay cuestiones fundamentales sobre el totalitaris mo hispano que no acaban de estar claras en nuestra historiografía. De la Falange los historiadores sólo coinciden en que antes del triunfo del Fren te Popular en febrero de 1936 no era más que un grupúsculo político, que a raíz de la victoria del centro-izquierda comenzó a crecer; pero a partir de aquí todo son conjetu ras que nada aclaran. ¿Cuánto creció? ¿Cuántos fueron en las diferentes etapas por las que atravesó el Partido (antes de las elecciones de febrero de 1936; entre éstas y el 18 de julio; en abril de 1937, año de la Unificación, en 1943 o en 1956, momentos todos claves para la Falange)? Y es que cuando los investigadores hablaban de cifras nadie se pone de acuerdo. Así, cuando acudíamos a la bibliografía para saber cuántos falangistas había antes del 18 de julio encontrábamos datos de lo más variado: Stanley Payne, por ejemplo, afirmó que los militantes no pasarían de los 25.000 en toda Espa ña'. Ricardo Chueca, el primer historiador que abordó el estudio de FET-JONS de forma sistemática y uno de los que mejor conocen su discurrir histórico, sostuvo que el número total de camisas azules para esta época no rebasaría los 6.0004 56. Otro historia 4 El País, 2-septiembre-2003, p. 29. Artículo firmado por la redacción del diario madrileño. 5 PAYNE, Stanley G. (1965): Falange. Historia delfascismo español, París, Ruedo Ibérico. Hemos utilizado la edición de 1985 en Sarpe, p. 100. Idéntica cifra en RODRÍGUEZ Jiménez, José Luis (2000): Historia de Falange Española de las JONS, Madrid, Alianza Editorial, p. 208. 6 CHUECA, Ricardo (1983): El fascismo en los comienzos del régimen de Franco. Un estudio sobre FET- JONS, Madrid, Centro de Investigaciones Sociológicas, p. 130. La misma cantidad en un artículo apare cido años después en la Revista de Occidente. CHUECA, Ricardo y MONTERO, José Ramón (1999): «Fascistas y católicos: el pastiche ideológico del primer franquismo», en Revista de Occidente, n° 223, Madrid, p.10. 8 Falangistas en Marchena. Estudio sociológico de un pasado desconocido dor, José Andrés-Gallego, fue un poco más allá y certificó que no serían 6.000 sino 8.000 los falangistas existentes antes de empezar la Guerra7 8. Y si tomábamos como referencia otra obra suya, referente a la historia de la Iglesia española contemporá nea, la estimación numérica aumentaba y ya no serían 8.000 sino 10.000 los miembros a inicios de 1936*. Por último, en la espléndida y, hasta la fecha, mejor biografía sobre José Antonio Primo de Rivera Julio Gil Pecharromán tasó la militancia en unos 70.0009; advirtiéndonos, eso sí, que «dada la clandestinidad y la carencia de archivos del Par tido es imposible cuantificar» el número de afiliados10. * Cuando nos preguntábamos cuántos uacionalsindicalistas reunió Falange Espa ñola a partir del 18 de julio el desconocimiento antes descrito seguía igual. Juan Pablo Fusi, por ejemplo, calculó que el volumen de altas estaría alrededor de las 650.000"; la misma cifra que aportó Javier Tusell, pero esta vez sólo para 1939 pues según este historiador la máxima afiliación llegaría con el final de la Segunda Guerra Mundial: un millón de camisas azules12. Payne, en su libro Franco y José Antonio, expuso datos algo diferentes: en 1939 la Falange gestionaría las fichas de 650.000 camaradas, al canzando el tope bajo la jefatura de Arrese: 932.000 falangistas13 en 1942 que. en su opinión, sería el máximo que tuvo en su historia. Y, en fin, José Andrés-Gallego fue más allá y aseguró que el número de falangistas alcanzaría los dos millones en 193914. Tampoco acababa de estar claro ¿quiénes eran? ¿A qué se dedicaban? ¿Cuáles eran sus posibilidades económicas? ¿Cuál el origen político? ¿De dónde venían? O, por ejemplo, ¿cuáles fueron las motivaciones sociopolíticas que les indujeron a firmar el alta en Falange en unos momentos en los que el Partido sobrevivía en la clandestini dad o cuando la organización joseantoniana se encontraba en primera línea de fuego? Todas estas cuestiones que son claves para componer la historia del partido fascista las ignorábamos; ignorábamos, decimos bien, porque gracias al metódico trabajo de 7 ANDRÉS-GALLEGO, José (1997): ¿Fascismo o Estado católico? Ideología, religión y censura en la España de Franco, 1937-1941, Madrid, Ediciones Encuentro, p. 39, nota 55. 8 ANDRÉS-GALLEGO, José y PAZOS M„ Antón (1999): La Iglesia en la España contemporánea. 1936-1999, VoL2, Madrid, Ediciones Encuentro, p. 73. 9 GIL PECHARROMÁN, Julio (1996): José Antonio Primo de Rivera. Retrato de un visionario, Madrid, Temas de Hoy, p. 460. 10 Ibid. " FUSI, Juan Pablo (1995): Franco. Autoritarismo y poder personal. Madrid, Taurus, p. 95. 12 TUSELL, Javier (2000): Historia de España en el siglo XX. La dictadura de Franco, Vol. 3, Madrid, Taurus, p. 112. 13 PAYNE, Stanley G. (1997): Francoy José Antonio. El extraño caso delfascismo español, Barcelona, Planeta, p. 484 y PAYNE, Stanley G. (1997): El primer franquismo, 1939-1959. Los años de la autarquía, Madrid, Historia 16, p. 8. 14 ANDRÉS-GALLEGO, José: La Iglesia en la España contemporánea, p. 73. 9 José Antonio Parejo Fernández investigación que llevamos a cabo en el Departamento de Historia Contemporánea de la Universidad de Sevilla estamos empezando a aportar datos concretos que nos están permitiendo reconstruir la imagen sociológica y el universo mental del falangista andaluz. Paradójicamente este desconocimiento del que hablamos se debió al restable cimiento de la democracia en España. En efecto, lo ocurrido en Andalucía está muy claro: entre las elecciones del 15 de junio de 1977 y la aprobación de la Constitución parece que se desató el nerviosismo en todas las Delegaciones Provinciales del Mo vimiento, en las que los jerarcas, presos del pánico y temerosos del nuevo régimen ordenaron la destrucción sistemática de la documentación que allí guardaban. Como pensaban que faltaba muy poco tiempo para que se reanudaran los fusilamientos empezaron a destruir lo más comprometido: las listas y fichas de afiliados y todos los documentos que pudiesen revelar las responsabilidades adquiridas durante la Guerra y los años de dura represión social y política. Desapareció, de esta forma, un gran fondo documental que dificulta hoy día la reconstrucción del pasado nacionalsindicalista En el Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares se guardan todos los documentos procedentes de la transferencia hecha desde la Secretaría General del Movimiento (máximo órgano de FET de las JONS), a la que a su vez todas las Jefaturas provinciales remitían, entre otras cosas, una copia de todo lo que se tramita ba en las demarcaciones territoriales. Podría pensarse, pues, que sería en Alcalá de Henares dónde conseguiríamos encontrar, al fin, aquello que falta en las provincias; sin embargo, en este archivo también se produjo el expurgo por lo que falta allí lo fundamental: las listas de militantes. Todo es como si quienes llevaron a cabo la tarea destructora hubiesen puesto especial cuidado en no dejar para la posteridad ningún nombre propio. Un nuevo expolio se produjo en 1979, pero esta vez en los archivos municipales andaluces que es donde se guardaban los documentos de las Jefaturas Locales de Falange.