EN TORNO A LOS ORÍGENES DEL MONASTERIO DE Sta. Mª de la ARMEDILLA, ()

Roberto Losa Hernández

l monasterio de La Armedilla se localiza en el sector oriental de la provincia de Valladolid, en el término municipal de Cogeces del Monte, área que desde el siglo XI E se integró en el sexmo de Valcorba, al norte de la Comunidad de Villa y Tierra de Cuéllar16, en un espacio físico configurado por una sucesión de profundos valles de fondo plano que parten las amplias extensiones de parameras y que otorgan al paisaje una singular belleza y determinan un variado ecosistema. En uno de estos valles, el Valdecascón, sobre su amplia ladera meridional, se despliega el complejo monástico, en un lugar sombrío y húmedo, harto desacomodado -como pareciera al padre Sigüenza en el siglo XVI- y con presencia abundante de afloramientos de agua. El lugar ya debió ser frecuentado en épocas prehistóricas, como delata la presencia cercana, en la ladera opuesta del valle, de un depósito de brazaletes de bronce, una punta de lanza de hierro y un hacha pulimentada en el pago conocido como Los Poyatos de la Armedilla17. Existen igualmente otras estaciones arqueológicas de cierta entidad situadas en las proximidades del monasterio que suponen, hasta el momento, una desconocida articulación del territorio durante la Edad del Bronce en torno a La Plaza, el gran yacimiento fortificado de la

16 Sobre estas cuestiones remitimos a la obra de Olmos Herguedas, E. (1998): La Comunidad de Villa y Tierra de Cuéllar a fines de la Edad Media. Valladolid.. 17 Alonso S., Ruano M.A. y Escribano, C. (2006): “Estudio, caracterización y reconstrucción virtual del Monasterio de Ntra. Sra. de la Armedilla, Cogeces del Monte (Valladolid)”, Actas del IV Congreso Internacional “Restaurar la memoria”. Arqueología, Arte y Restauración. Arpa 2004

20 zona. El catálogo cultural se cierra con huellas ciertamente cercanas de yacimientos romanos y visigodos. No obstante, es imposible aún determinar una ocupación del solar del monasterio más allá de la Plena Edad Media, si bien algunas intervenciones arqueológicas en el entorno e interior de la cueva original que dio origen al monasterio podrían arrojar datos de importancia al respecto, hasta, quizás, determinar un posible origen precristiano, dadas las especiales condiciones de abastecimiento de agua y refugio natural. En las siguientes líneas vamos a abordar el origen mismo del monasterio con el fin de aclarar cual fue la orden monástica que se estableció en su solar de forma fehaciente y decididamente permanente. Como en tantas ocasiones, contamos con alguna leyenda que viene a pretender aseverar la antigüedad del solar, y de nuevo, como tantas veces, nos encontramos con el supuesto hallazgo casual de una imagen de la Virgen en el interior de una cueva, escondida -y aquí no hay nada de original- de las incursiones de los musulmanes. Un peculiar párroco de Cogeces del Monte, Juan de Rodrigo, dejó escrito en 1651, en un confuso revoltijo histórico, que estos lugares estaban edificados cuando Cristo nació, que fue el año de la creación del mundo de tres mil y novecientos y cincuenta y dos. Cómo estuvo en esta iglesia hasta el año setecientos y catorce, que la llevaron los de Cogeces a la cueva de la Armedilla, por huir de los moros. Cómo se apareció el año de novecientos y treinta, que sirvieron hasta el año 1147, cuatro sacerdotes. 18 Estamos, en todo caso, ante un arquetípico ejemplo de cristianización de un espacio rupestre con posibles antecedentes cultuales paganos, a lo que, hemos de suponer, se añaden otros intereses territoriales o económicos para la explotación del solar, como más adelante veremos. La imagen de la Virgen, una talla románica del siglo XII conservada en la actualidad en la parroquia de Cogeces del Monte, pronto adquirió capacidades milagreras y la cueva se convirtió en un popular destino de peregrinos. Tal era la afluencia de devotos que el concejo de la villa Cuéllar hubo de dotar al lugar de algunas construcciones para albergar a los cofrades que allí se establecieron y a los peregrinos que acudían a venerar la imagen de la Virgen. Hemos de precisar que nos hallamos en una zona al sur del Duero cuya repoblación se consolida a finales del siglo XI, lo que unido a las características estilísticas de la talla románica, parece indicar que este proceso de conversión de la cueva en un centro cultual popular de un amplio territorio pudo tener lugar durante la primera mitad del silo XII. El padre Sigüenza, que visitó el monasterio en la segunda mitad del siglo XVI, definió la cueva de la Virgen como grande, cavada en la misma peña viva en forma de capilla muy

18 García, J.M. (2006): Curiosidades Históricas. Personas e Instituciones. Diputación de Valladolid. De este mismo autor reseñamos también Los pueblos del Sexmo de Valcorba. Diputación de Valladolid. 2002.

21 honda, que con la oscuridad pone un santo temor y reverencia en el alma, y recogió por vez primera la tradición de la aparición de la imagen, aunque apenas pudo descubrir ya nada sobre cuestiones cronológicas: Quién la trajo allí, cuándo se puso, quién le labró capilla o en qué tiempo, todo está sepultado en olvido. La mejor conjetura que de esto puede hacerse y se tiene es que, desde aquella general ruina de España, estaba allí escondida. El lugar era muy espeso de árboles y de malezas, fragoso y casi inhabitable. Los cristianos que iban huyendo y se escondían y escondían las reliquias de su consuelo, la pusieron allí 19; y añade que la afluencia de píos peregrinos obligó a la construcción por los de Cuéllar de unos aposentos de buena proporción y traza, para que los que iban a visitar la santa imagen tuviesen dónde guarecerse el invierno de los fríos y el verano del calor del sol y para que las procesiones y cofradías que acudían de toda la comarca hiciesen sus juntas y cabildos. Ofrecían allí los devotos mucha limosna, dineros, ropa, cera y otras joyas20. Otras pruebas documentales parecen indicar de forma, eso sí, un tanto precaria, que todo este proceso debió de ocurrir efectivamente en la primera mitad del siglo XII, como sugiere un documento de mediados del siglo XVI recogido por García Flores21 en el que se menciona una hermita en la qual estaba una ymagen de Nuestra Señora y la hermita e ymagen segun parece por escripturas antiguas a mas de quatroçientos años que estan hechas. En esta hermita la madre de Dios por ser servida y estar alli aquella su ymagen a hecho muchos milagros y en toda esta to[ ]a en mucha veneraçion y se tiene mucha deboçion y concurren a ella con sus neçesidades muchas gentes de la misma comarca. Sin embargo, lo que hasta ahora parecía un proceso inteligible se enzarza con la cita al lugar en un documento de mediados del siglo XII, por el que el concejo de Cuéllar entrega, el día 21 de marzo de 1147, locum illum de Sancte Marie Armidelle22 al monasterio cisterciense de Santa María y San Juan de Sacramenia. Este dato ha desatado una soberbia cadena de supuestos que han derivado en la tradicional, y en gran medida aún vigente, asunción del nacimiento del monasterio de mano de los monjes blancos. No obstante, esta simple cita no implica en modo alguno la pura construcción de un monasterio, algo que parecen haber obviado voluntariamente muchos estudiosos con el único fin, aparenta, de aumentar la antigüedad de los restos del monasterio en poco más de 250 años. En realidad, son muchos los indicios que determinan que el Císter jamás

19 Sigüenza, J. (2000): Historia de la Orden de San Jerónimo. Junta de Castilla y León. Valladolid. 20 Ibidem. 21 AHN. Clero, legajo num. 7521. 22 Concilium de Collar... volúntate spontanea, nemine cogente, pro Dei amore pro nostra parentumque nostrorum salute… concedimus locum illum sante Marie de Armediella domino Raimundo eiusdem loci abatí qui et est abas sate Marie et santi Johannis de Sacramenia ceterisque fratibus in eodem loco sub ordine santi benedicto in posterum mansuris et modo manentibus. Con la importancia añadida de que se trata del primer documento en que se cita al concejo de Cuellar. AHN, Clero. Carpeta 3411, nº1, recogido en Velasco Bayón, B. (1996): Historia de Cuéllar. Segovia.

22 estableció allí casa alguna. García Flores, durante los trabajos de documentación archivística de su tesis doctoral, no ha podido hallar ni una sola mención en los archivos de Poblet a Santa María de la Armedilla, ni siquiera en los papeles asociados al monasterio de Sacramenia. Ello hace suponer a este autor que en La Armedilla no hubo sino una de las fundaciones cistercienses fallidas23. Estilísticamente, por otra parte, no podemos determinar ni un solo elemento arquitectónico en todo el complejo que pueda estar relacionado con el estilo románico imperante aún en esos mediados del siglo XII. Dos son las fuentes de lo que creemos una confusión histórica repetida hasta la saciedad. La primera nace de la escueta cita de donación al Císter, consolidada por Sigüenza quien, a pesar de reconocer cierto desconcierto, relata que junto con la donación de la ermita [a los de Sacramenia] se le señalan términos de heredad y pone por menudo las mojoneras. No dice en esta donación cosa alguna de la antigüedad de la casa, cueva o ermita, ni de la imagen24. Sin embargo, son algunos los autores que dudan de esta tradición cisterciense. Velasco Bayón en su Historia de Cuéllar25 declaró que resulta también extraño que entre la abundante documentación medieval relativa a la historia de Cuéllar no se haya encontrado, hasta el presente, dato alguno que acredite la presencia de los cistercienses en la Armedilla. Quedan, por consiguiente, serias dudas acerca de la existencia de la fundación. ¿Sería un mero proyecto o una fundación efímera? También Martín Postigo en su estudio sobre el Monasterio de Santa María de Contodo26 afirmó que no se ha consignado dato alguno ni copiado ningún documento que hable de la fundación cisterciense que ellos hubieran realizado en la Armedilla, ni de la posterior vida del mismo. Más recientemente, Escribano Velasco se ha vuelto a decantar por esta opción27. La segunda fuente del tradicional error ha sido la incorrecta interpretación de los restos del monasterio, en especial los del claustro. Tanto las fotografías tomadas por Francisco Antón en los años veinte del siglo pasado en que se apreciaba una de las pandas del claustro con sus bóvedas aún en píe, como la lectura de las improntas actuales de los arcos en los muros descarnados en las pandas norte, sur y este, han sido erróneamente descritas al definirlas como obra indiscutible de la arquitectura cisterciense, de modo que se ha establecido una tradición historiográfica que aún sigue vigente incluso en estudios muy recientes. El propio Antón

23 García Flores, A. (2002): “El Monasterio jerónimo de la Armedilla (Cogeces del Monte, Valladolid): dispersión y pérdida de su Patrimonio Artístico, Bibliográfico y Documental”, Iglesia y religiosidad en España. Historia y Archivos, vol II. Actas de las V Jornadas de Castilla-La Mancha sobre investigación en archivos. Archivo Histórico Provincial de Guadalajara, 2001. Guadalajara. 24 Sigüenza, op. cit.:I.186 25 Velasco Bayón, op. cit.: 93 26 Martín Postigo, Mª del la S. (1978 y 1979): "El monasterio de Santa María de Contodo, en Cuéllar". Cistercium, XXX y XXXI. 27 Alonso, Ruano y Escribano, op. cit.

23 determinó que fueron los hijos de Sacramenia los que edificaron un primer monasterio, sobre el que, reconoce, se realizaron a partir del siglo XVI importantes obras que hicieron desaparecer prácticamente las estructuras originales, argumentando que fue lo accidentado del lugar lo que obligó a romper la regla impuesta por el Císter, y no dudando en relacionar íntimamente el estilo arquitectónico del claustro con el cercano monasterio premostratense de Santa María de Retuerta (Sardón de Duero). Sin embargo, en un completo estudio documental depositado en la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León28, demostramos que el claustro de La Armedilla pudo tener sus orígenes a los pocos años de la llegada de los jerónimos en 1402. El estilo gótico de las arquerías puede determinarse, quizás con unas connotaciones ciertamente arcaizantes y conservadoras, en un marco cronológico amplio perfectamente coincidente con los comienzos del siglo XV. En este sentido, las semejanzas con el claustro de Santa María de la Estrella (San Asensio, Logroño) construido entre 1419 y 1443 hacen perfectamente posible desde el punto de vista artístico la filiación de la casa jerónima con los restos góticos, algo a lo que algunos autores parecían resistirse por suponer que un claustro tan “medieval” necesariamente hubo de construirse antes del siglo XV. Si a ello sumamos el vacío documental de esa supuesta fase cisterciense, al que más arriba nos referíamos, podemos concluir que la presencia de los monjes bernardos quizás se redujo a la explotación económica del lugar a través de la citada granja, con el aprovechamiento de los pastos o de las estructuras agrarias, o, incluso, una posible administración de la ermita y sus instalaciones en sustitución de los vecinos de Cuéllar. Sigüenza admite que no sabe por qué dejaron los religiosos bernardos la casa, ni cuánto tiempo la tuvieron en su poder. No podemos rechazar, no obstante, una posible intención inicial de fundar una casa que, lamentablemente, nunca llegó a establecerse. En cualquier caso, el complejo de La Armedilla retornó a manos de los de Cuéllar que eran quienes ostentaban su administración a la llegada de los jerónimos y la gobernaban como suya. Encargaban la iglesia a algún ermitaño o santero para que tuviese cuenta de limpiarla y encender la lámpara29. Posiblemente al hilo de esta nueva tenencia, sino antes, se construyeron en el viejo solar de La Armedilla una serie de edificaciones por el concejo de Cuéllar y los cofrades de la ermita, que pasaron a manos de los monjes jerónimos de la Mejorada de Olmedo, cuando estos recibieron La Armedilla de Fernando de Antequera en 1401 –en 1402 de forma oficial-. Así, a comienzos de 1402, aprovechando la titularidad única de don Fernando sobre los señoríos de Cuéllar y Peñafiel, se intentó poner fin a un viejo problema de límites entre ambas

28 SERCAM S.C. Estudio Documental del Monasterio Jerónimo de Nuestra Señora de la Armedilla. Cogeces del Monte, Valladolid. Informe inédito depositado en la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León. 2007. 29 Sigüenza, op. cit.:I.186

24 tierras que había ocasionado no pocas contrariedades, en especial en lo relativo a la demarcación de los predios de aprovechamiento conjunto. Entre el 5 de enero y el 17 de febrero30 se señalaron con mojones la raya entre los dos concejos y los terrenos comunales, en presencia de representantes de las dos partes. Se menciona, así, cierto camino que unía Langayo con la Armidiella, aunque las citas más interesantes de esas labores de instalación de hitos son las que se centran en cierto punto del valle del Vadillana -hoy Valdecascón- en el entorno de lo que luego sería el monasterio. La llegada de los jerónimos no parece que pueda desligarse de esta nueva remodelación espacial pues, precisamente, toman posesión de La Armedilla el 19 de febrero de ese mismo año31. En las actas de demarcación se menciona recurrentemente una granja en el entorno de la cueva de La Armedilla que, tras continuas divergencias entre los representantes de ambos concejos, finalmente quedó integrada junto con todas las tierras que acababan de ser cedidas a los jerónimos en la comunidad de Cuéllar –como no podía ser de otra manera dada la tradicional vinculación del santuario con la villa- perjudicando con ello a los de Peñafiel que vieron reducida en esta parte la extensión de las tierras de uso común. En todo caso, lo que más nos interesa de estos documentos es la mención a lo que encontraron en el lugar de La Armedilla los jerónimos a su llegada: una ermita -la cueva de la Virgen-, una iglesia -probablemente situada sobre la propia cueva, lo que nos sirve como fecha ante quem para datarla con anterioridad al siglo XV- y una granja –relacionada posiblemente con ciertos huertos y viñedos mencionados-; destacando poderosamente la evidente y decisiva ausencia de construcciones que pudieran relacionarse con un monasterio cisterciense en La Armedilla. Ello, definitivamente, parece determinar que, a lo sumo, del Císter en La Armedilla no hubiera más que una granja –si no fue ésta construida por los collarenses-, entidad económica menor tan común en los esquemas monacales del momento. Las discusiones entre Peñafiel y Cuéllar tienen un trasfondo económico íntimamente relacionado con el aprovechamiento ganadero de pastos y bebederos en las que se aprecia una definitiva lucha por frenar el avance agrícola. Es, así, una zona minada de cañadas, bebederos, zonas de pasto, majadas y corrales, de los que destaca un topónimo concreto: los corrales de los monjes, del que, en todo caso, poco podemos precisar. ¿Se refiere esta mención a ciertos corrales que se habrían adjudicado a los recién llegados monjes jerónimos; hay que relacionarla con una tenencia antigua de las corralizas que evocaba la presencia cisterciense en la zona; o, simplemente, se refieren a propiedades de algún monasterio más o menos cercano y plenamente consolidado –San Bernardo, Retuerta, alguno de los de las dos villas,…-?

30 Cuéllar. Archivo de la Comunidad. Nº6, en Ubieto Arteta, A. (1961): Colección Diplomática de Cuéllar. 31. A.H.N., Clero, Carpeta n. 3.411, doc.3; publicado por Martín Postigo, Mª de la S., op. cit.

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Vemos como a la llegada de los jerónimos la cuestión territorial de las dos comunidades fronterizas estaba de plena actualidad, con la problemática añadida de un intensivo aprovechamiento pecuario que se veía amenazado por una incipiente agricultura. Es, sin duda, en ese marco de cierta reorganización, o más bien de poner orden en un viejo problema de límites, en el que hay que situar la cesión del lugar de La Armedilla a los jerónimos para la instalación de una nueva casa y la integración del espacio en la comunidad de Cuéllar, debido quizás a unas preferencias territoriales –no cultuales- que se nos escapan. En 1401, pues, los jerónimos ya están presentes en La Armedilla según se determina en un deslinde en el que se mencionan las tierras que poseía la orden en el valle de Vadillana32 - Valdecascón- y, para el mes de septiembre del mismo año se conocen cinco excusados concedidos por don Fernando que liberaban al lugar de cargas fiscales: que es iglesia muy devota, en la cual iglesia y hermita de Nuestra Señora, Jesucristo por ruego de la gloriosa señora, su madre, ha mostrado y muestra muchos milagros e yo habiendo devoción a la gloriosa Santa María, porque ella sea abogada en todos mis fechos, otorgo dichos privilegios33; privilegios que se repitieron instalada ya la comunidad jerónima en el año 1405, con la concesión de tres excusados más el 20 de marzo, firmados en Medina del Campo34. En 1402, los monjes del Monasterio de la Mejorada (Olmedo, Valladolid) toman posesión definitiva del lugar y de todas las construcciones que en él había -hermita e granja con todas las cassas e edificaçiones della- para fundar allí un monasterio. La toma de posesión tuvo lugar el 19 de febrero de 140235, aunque hasta el 22 de mayo el capítulo de La Mejorada no concedió la licencia de fundación del nuevo monasterio, y hasta el 27 de enero de 1405 el papa Benedicto XIII no confirmaría su construcción. Estos primeros monjes habitaron temporalmente las construcciones que ya existían en el lugar y comenzaron la construcción de un monasterio de nueva planta, cuyos restos son los que han llegado a nuestros días. El padre Sigüenza, exquisito prosista, relataba así su llegada36:

Lo que hay muy cierto es que el año de 1402 el buen infante don Fernando, que como se ha dicho fue rey de Aragón, siendo señor de la villa de Cuéllar procuró con buen término, atrayendo con blandura a los cofrades de la iglesia de Nuestra Señora de la Armedilla, que la diesen a la Orden de San Jerónimo, certificándoles que estaría bien empleada y mejor servida por el cuidado y reverencia con que esta orden trataba estos

32. A.H.N., Clero, Libro n. 16.210. 33 Velasco Bayón, op. cit.:176 34 Velasco Bayón, op. cit.:167 35. A.H.N., Clero, Carpeta n. 3.411, doc.3; publicado por Martín Postigo, Mª de la S., op. cit. 36 Sigüenza, op. cit.:I.186-187

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lugares santos, trayéndoles algunos ejemplos de cosas que él sabía, por tener tanta noticia de todas las de esta religión. Inclinólos fácilmente a ellos por la voluntad que le conocieron y por el amor que le tenían como a tan buen príncipe y señor. El modo como se trató esto y las condiciones con que vinieron en ello los de la villa de Cuéllar y cofrades se ve por las escrituras que se hallan en esta casa de nuestra Señora. No se detuvo mucho la ejecución del negocio, porque el devoto infante, que había pocos años antes dado la ermita de Nuestra Señora de la Mejorada a la orden, mandó que de aquella casa fuesen religiosos a tomar la posesión, como se ve en una escritura que el prior y convento de la Mejorada dieron con sus firmas a Fr. Pascual de Pineda para que fuese, como vicario, con otros cinco religiosos a la iglesia o ermita de Nuestra Señora de Armedilla. Y los cofrades, en nombre de los vecinos de Cuéllar, los pusieron en la posesión, entregándoles la imagen y la casa con todas sus heredades, términos y posesiones que le pertenecían y las joyas y muebles de toda la iglesia, como se ve en el inventario. No contento con esto, el infante procuró también con el Papa Benedicto XIII que la ermita se levantase en monasterio y no tuviese dependencia de otra parte. Otorgólo el Papa, dando para ello su breve el año 1405. Todo se lo debemos a este pío y religiosísimo infante, tan aficionado a la Orden de S. Jerónimo, tan fiel servidor de la Virgen María.

Circunstancias que se recuerdan en un documento de mediados del XVI: el ynfante don Fernando por la devoçion a esta ymagen y hermita y horden tenia en el año de mill e quatrocientos e dos años hiço la dar a la dicha orden y dio çinco mill y quinientos maravedis de rrenta para que se hiçiese en ella y en el sitio y tierras della un monasterio37. Los monjes jerónimos, como apunta García Flores, se hicieron entonces cargo de los libros e dos caliçes e una cruz e un ençensario en que podria aver en todo fasta dies e seys marcos de plata, e otros y dos campanas e vestimentos e otros ornamentos segund la dicha hermita los tenia. Cuando se celebró el primer Capítulo General de la Orden de San Jerónimo el 26 de julio de 1415 en la Capilla de San Martín del Monasterio de Santa María de Guadalupe, por Santa María de la Armedilla acudieron el prior fray Tomás y el procurador fray Pedro de Roa, ocupando en adelante el asiento correspondiente definido por la antigüedad de cada casa, en este caso el décimocuarto38 o decimosexto39. En esta fecha, desconocemos que sector del monasterio se encontraba ya edificado, aunque suponemos un lento proceso que se completaría durante todo el

37 A.H.N. Clero, legajo núm. 7521. 38 Ruiz Hernando, J.A (1997): Los Monasterios Jerónimos Españoles. Segovia. 39 Revuelta Somalo, J.M. (1982): Los jerónimos. Guadalajara.

27 siglo hasta culminar en la segunda década del siglo XVI con la construcción de la gran iglesia gótico-renacentista al norte del complejo. La articulación del nuevo monasterio hubo de quedar determinada por dos circunstancias fundamentales que condicionaron su desarrollo: la propia topografía del entorno y la existencia de la cueva, el centro cultual que había provocado la llegada de ermitaños, peregrinos y monjes, y que debía quedar insertada en el esquema espacial de los nuevos espacios. Así, el desnivel de la ladera provocó ciertas dificultades constructivas que se solventaron mediante el aterrazamiento del terreno hasta en tres ocasiones40, una para asentar el claustro y dependencias anejas, otra inferior para la edificación de la iglesia a partir del siglo XVI y un tercer bancal, el superior, para acoger el complejo palacial de los duques de Alburquerque, construido en la segunda mitad del siglo XV. En estos momentos iniciales, surgen algunas incógnitas como es la existencia y localización de un primer templo que daría servicio a la comunidad hasta la construcción de la nueva iglesia. La pista sobre este templo inicial la recoge García Flores a través de una carta del duque de Alburquerque acerca del traslado de la imagen románica de la Virgen hasta el nuevo templo, en 1552, y en la que se lee que la primera yglesia que obo en esta casa estaba junto a la capilla de Nuestra Señora y entraban por ella a la dicha capilla. Es decir, existía una iglesia previa que la comunidad usó para sus liturgias y cuya fisonomía incluía la primitiva cueva al suponer el acceso a ella. Este templo, es más que probable, se localizaría sobre la propia cueva -a la que se accedía por más de treinta gradas, según el padre Sigüenza- donde aún hoy es posible ver un amplio espacio rectangular orientado y presidido en el testero este por un gran arco apuntado fruto, pensamos, de las reformas jerónimas sobre este edificio, que, como más arriba precisábamos, ya debía de existir a la llegada de los monjes y cuya autoría hay que relacionarla con las actividades del concejo de Cuéllar en el lugar. La definición estilística del espacio, para lo que apenas podemos contar con la propia descripción del arco ojival referido y cuyas trazas permiten una amplia cronología, nos hacen sospechar, a tenor de las diferencias de aparejo, que se trata de una reforma posterior, posiblemente ya de época jerónima, que algunos autores relacionan con las abundantes obras en el monasterio a principios del siglo XVI41 bajo en patrocinio del II duque de Alburquerque y que nosotros preferimos adelantar a los mediados del siglo XV, coincidiendo con las reformas en la cueva de la Virgen. Igualmente, la cueva de la Virgen sufrió a lo largo de la centuria ciertas mejoras arquitectónicas definidas para dar mayor prestancia a este espacio rupestre y ofrecer ciertas

40 Antón, F. (1942): Monasterios Medievales, Valladolid.

41 Alonso, Ruano y Escribano, op. cit.:518.

28 comodidades a los peregrinos. Una lectura actual de los restos, en grave peligro de ruina, nos permite describir un espacio de dos naves, quedando al fondo una pequeña nave excavada alargada y al norte, mediante el cerramiento con mampostería de caliza de las bocas de la cueva y la construcción de bóvedas, una nave ligeramente más ancha, de planta rectangular y rematada en la zona que coincidiría con el presbiterio del templo por un muro en el que se practicaron tres pequeñas ventanas que actualmente se encuentran cegadas por la sedimentación exterior. Sobre esta estructura se aplicaron otras mejoras como el forrado de las paredes o la construcción de falsas bóvedas, que le otorgaron un aspecto más artificioso y de gusto gótico, probablemente concordando con la construcción de la mayor parte de las dependencias del entorno del claustro. Si bien F. Antón insiste en que en las obras de ornamentación de la cueva se aprecia la huella cisterciense del siglo XIII, y García Flores las relaciona con las obras de patronato de don Fernando de la primera mitad del siglo XV42, nosotros consideramos que el mecenazgo definitivo no se debió al infante sino al doctor Juan Velázquez, Oidor del Consejo Real, a tenor de unas noticias de 156343 que refieren la cuestión del traslado de la imagen de la Virgen desde la cueva a la nueva iglesia, y donde queda patente que en virtud de la gran deboçion que tenia a Nuestra Señora, Juan Velázquez adereço la dicha ermita y hiçola unos arcos de bobeda, antes de su muerte en 1466. En definitiva, la vieja cueva pasó primero a convertirse en una suerte de cripta de un templo erigido sobre ella con anterioridad a 1402 por los cuellaranos, sufrió, después, algunas transformaciones ornamentales en torno a los mediados del siglo XV, y, finalmente, cueva e iglesia hicieron las veces de templo del monasterios hasta comienzos del siglo XVI44.

Hemos de concluir, pues, que el monasterio jerónimo de Santa María de La Armedilla, es una fundación ex novo y plenamente jerónima, edificado a partir de los comienzos del siglo XV en torno a algunos elementos ya existentes pero sobre los que no es posible determinar una huella cisterciense. Una vieja cueva de arraigada devoción popular, una iglesia construida sobre ella por los vecinos de Cuéllar antes de 1402 y las instalaciones de una granja -¿dependiente en algún momento de los monjes de Sacramenia?- fue lo que recibieron los monjes llegados desde Olmedo. A partir de ello se expandió un gran complejo monástico articulado en torno a un claustro gótico construido desde comienzos del siglo XV, junto al que se levantó al suroeste el

42 García Flores, op. cit.: 31 43 A.H.N. Clero, legajo núm. 7521, en García Flores, op. cit. 44 García Flores plantea la duda de si, además, se llegó a construir otro nuevo templo en el mismo solar que ocupan los restos actuales de la iglesia y que sería sometido a una severa reforma a principios del XVI. García Flores, A. (2000): “La iglesia del Monasterio jerónimo de Santa María de la Armedilla (Cogeces del Monte, Valladolid): documentos para la historia de su construcción y de otros objetos artísticos”. Memoria Eclesial XVII. Oviedo.

29 pequeño palacio de los duques de Cuéllar -segunda mitad del siglo XV-; un gran templo de la segunda década del siglo XVI, al noroeste, tras el que se abría el amplio espacio de la huerta que se desplegaba por la ladera hasta abarcar el curso del arroyo; y, al oeste, un claustro secundario edificado probablemente a lo largo del siglo XVI45. Esta es básicamente la secuencia constructiva en los dos primeros siglos de vida del monasterio jerónimo, periodo en el que se establecen las claves espaciales y constructivas esenciales del complejo.

Fig. 1. Vista general del monasterio desde el S.O.

45 Según las conclusiones extraídas en un estudio preliminar de paramentos anexo al informe de excavación. SERCAM S.C. (2007): Informe de los trabajos arqueológicos en el Monasterio de N.S. de la Armedilla. Informe inédito depositado en la Consejería de Cultura y Turismo. Junta de Castilla y León.

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Fig. 2. Iglesia prejerónima.

Fig. 3 Vista general del claustro procesional desde el S.O.

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