EN TORNO a LOS ORÍGENES DEL MONASTERIO DE Sta. Mª De La ARMEDILLA, COGECES DEL MONTE (Valladolid)
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EN TORNO A LOS ORÍGENES DEL MONASTERIO DE Sta. Mª de la ARMEDILLA, COGECES DEL MONTE (Valladolid) Roberto Losa Hernández l monasterio de La Armedilla se localiza en el sector oriental de la provincia de Valladolid, en el término municipal de Cogeces del Monte, área que desde el siglo XI E se integró en el sexmo de Valcorba, al norte de la Comunidad de Villa y Tierra de Cuéllar16, en un espacio físico configurado por una sucesión de profundos valles de fondo plano que parten las amplias extensiones de parameras y que otorgan al paisaje una singular belleza y determinan un variado ecosistema. En uno de estos valles, el Valdecascón, sobre su amplia ladera meridional, se despliega el complejo monástico, en un lugar sombrío y húmedo, harto desacomodado -como pareciera al padre Sigüenza en el siglo XVI- y con presencia abundante de afloramientos de agua. El lugar ya debió ser frecuentado en épocas prehistóricas, como delata la presencia cercana, en la ladera opuesta del valle, de un depósito de brazaletes de bronce, una punta de lanza de hierro y un hacha pulimentada en el pago conocido como Los Poyatos de la Armedilla17. Existen igualmente otras estaciones arqueológicas de cierta entidad situadas en las proximidades del monasterio que suponen, hasta el momento, una desconocida articulación del territorio durante la Edad del Bronce en torno a La Plaza, el gran yacimiento fortificado de la 16 Sobre estas cuestiones remitimos a la obra de Olmos Herguedas, E. (1998): La Comunidad de Villa y Tierra de Cuéllar a fines de la Edad Media. Valladolid.. 17 Alonso S., Ruano M.A. y Escribano, C. (2006): “Estudio, caracterización y reconstrucción virtual del Monasterio de Ntra. Sra. de la Armedilla, Cogeces del Monte (Valladolid)”, Actas del IV Congreso Internacional “Restaurar la memoria”. Arqueología, Arte y Restauración. Arpa 2004 20 zona. El catálogo cultural se cierra con huellas ciertamente cercanas de yacimientos romanos y visigodos. No obstante, es imposible aún determinar una ocupación del solar del monasterio más allá de la Plena Edad Media, si bien algunas intervenciones arqueológicas en el entorno e interior de la cueva original que dio origen al monasterio podrían arrojar datos de importancia al respecto, hasta, quizás, determinar un posible origen precristiano, dadas las especiales condiciones de abastecimiento de agua y refugio natural. En las siguientes líneas vamos a abordar el origen mismo del monasterio con el fin de aclarar cual fue la orden monástica que se estableció en su solar de forma fehaciente y decididamente permanente. Como en tantas ocasiones, contamos con alguna leyenda que viene a pretender aseverar la antigüedad del solar, y de nuevo, como tantas veces, nos encontramos con el supuesto hallazgo casual de una imagen de la Virgen en el interior de una cueva, escondida -y aquí no hay nada de original- de las incursiones de los musulmanes. Un peculiar párroco de Cogeces del Monte, Juan de Rodrigo, dejó escrito en 1651, en un confuso revoltijo histórico, que estos lugares estaban edificados cuando Cristo nació, que fue el año de la creación del mundo de tres mil y novecientos y cincuenta y dos. Cómo estuvo en esta iglesia hasta el año setecientos y catorce, que la llevaron los de Cogeces a la cueva de la Armedilla, por huir de los moros. Cómo se apareció el año de novecientos y treinta, que sirvieron hasta el año 1147, cuatro sacerdotes. 18 Estamos, en todo caso, ante un arquetípico ejemplo de cristianización de un espacio rupestre con posibles antecedentes cultuales paganos, a lo que, hemos de suponer, se añaden otros intereses territoriales o económicos para la explotación del solar, como más adelante veremos. La imagen de la Virgen, una talla románica del siglo XII conservada en la actualidad en la parroquia de Cogeces del Monte, pronto adquirió capacidades milagreras y la cueva se convirtió en un popular destino de peregrinos. Tal era la afluencia de devotos que el concejo de la villa Cuéllar hubo de dotar al lugar de algunas construcciones para albergar a los cofrades que allí se establecieron y a los peregrinos que acudían a venerar la imagen de la Virgen. Hemos de precisar que nos hallamos en una zona al sur del Duero cuya repoblación se consolida a finales del siglo XI, lo que unido a las características estilísticas de la talla románica, parece indicar que este proceso de conversión de la cueva en un centro cultual popular de un amplio territorio pudo tener lugar durante la primera mitad del silo XII. El padre Sigüenza, que visitó el monasterio en la segunda mitad del siglo XVI, definió la cueva de la Virgen como grande, cavada en la misma peña viva en forma de capilla muy 18 Viloria García, J.M. (2006): Curiosidades Históricas. Personas e Instituciones. Diputación de Valladolid. De este mismo autor reseñamos también Los pueblos del Sexmo de Valcorba. Diputación de Valladolid. 2002. 21 honda, que con la oscuridad pone un santo temor y reverencia en el alma, y recogió por vez primera la tradición de la aparición de la imagen, aunque apenas pudo descubrir ya nada sobre cuestiones cronológicas: Quién la trajo allí, cuándo se puso, quién le labró capilla o en qué tiempo, todo está sepultado en olvido. La mejor conjetura que de esto puede hacerse y se tiene es que, desde aquella general ruina de España, estaba allí escondida. El lugar era muy espeso de árboles y de malezas, fragoso y casi inhabitable. Los cristianos que iban huyendo y se escondían y escondían las reliquias de su consuelo, la pusieron allí 19; y añade que la afluencia de píos peregrinos obligó a la construcción por los de Cuéllar de unos aposentos de buena proporción y traza, para que los que iban a visitar la santa imagen tuviesen dónde guarecerse el invierno de los fríos y el verano del calor del sol y para que las procesiones y cofradías que acudían de toda la comarca hiciesen sus juntas y cabildos. Ofrecían allí los devotos mucha limosna, dineros, ropa, cera y otras joyas20. Otras pruebas documentales parecen indicar de forma, eso sí, un tanto precaria, que todo este proceso debió de ocurrir efectivamente en la primera mitad del siglo XII, como sugiere un documento de mediados del siglo XVI recogido por García Flores21 en el que se menciona una hermita en la qual estaba una ymagen de Nuestra Señora y la hermita e ymagen segun parece por escripturas antiguas a mas de quatroçientos años que estan hechas. En esta hermita la madre de Dios por ser servida y estar alli aquella su ymagen a hecho muchos milagros y en toda esta to[ ]a en mucha veneraçion y se tiene mucha deboçion y concurren a ella con sus neçesidades muchas gentes de la misma comarca. Sin embargo, lo que hasta ahora parecía un proceso inteligible se enzarza con la cita al lugar en un documento de mediados del siglo XII, por el que el concejo de Cuéllar entrega, el día 21 de marzo de 1147, locum illum de Sancte Marie Armidelle22 al monasterio cisterciense de Santa María y San Juan de Sacramenia. Este dato ha desatado una soberbia cadena de supuestos que han derivado en la tradicional, y en gran medida aún vigente, asunción del nacimiento del monasterio de mano de los monjes blancos. No obstante, esta simple cita no implica en modo alguno la pura construcción de un monasterio, algo que parecen haber obviado voluntariamente muchos estudiosos con el único fin, aparenta, de aumentar la antigüedad de los restos del monasterio en poco más de 250 años. En realidad, son muchos los indicios que determinan que el Císter jamás 19 Sigüenza, J. (2000): Historia de la Orden de San Jerónimo. Junta de Castilla y León. Valladolid. 20 Ibidem. 21 AHN. Clero, legajo num. 7521. 22 Concilium de Collar... volúntate spontanea, nemine cogente, pro Dei amore pro nostra parentumque nostrorum salute… concedimus locum illum sante Marie de Armediella domino Raimundo eiusdem loci abatí qui et est abas sate Marie et santi Johannis de Sacramenia ceterisque fratibus in eodem loco sub ordine santi benedicto in posterum mansuris et modo manentibus. Con la importancia añadida de que se trata del primer documento en que se cita al concejo de Cuellar. AHN, Clero. Carpeta 3411, nº1, recogido en Velasco Bayón, B. (1996): Historia de Cuéllar. Segovia. 22 estableció allí casa alguna. García Flores, durante los trabajos de documentación archivística de su tesis doctoral, no ha podido hallar ni una sola mención en los archivos de Poblet a Santa María de la Armedilla, ni siquiera en los papeles asociados al monasterio de Sacramenia. Ello hace suponer a este autor que en La Armedilla no hubo sino una de las fundaciones cistercienses fallidas23. Estilísticamente, por otra parte, no podemos determinar ni un solo elemento arquitectónico en todo el complejo que pueda estar relacionado con el estilo románico imperante aún en esos mediados del siglo XII. Dos son las fuentes de lo que creemos una confusión histórica repetida hasta la saciedad. La primera nace de la escueta cita de donación al Císter, consolidada por Sigüenza quien, a pesar de reconocer cierto desconcierto, relata que junto con la donación de la ermita [a los de Sacramenia] se le señalan términos de heredad y pone por menudo las mojoneras. No dice en esta donación cosa alguna de la antigüedad de la casa, cueva o ermita, ni de la imagen24. Sin embargo, son algunos los autores que dudan de esta tradición cisterciense. Velasco Bayón en su Historia de Cuéllar25 declaró que resulta también extraño que entre la abundante documentación medieval relativa a la historia de Cuéllar no se haya encontrado, hasta el presente, dato alguno que acredite la presencia de los cistercienses en la Armedilla.