El Hospicio Y Los Asilos De San Bernardino
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de San Bernardino de la propiedad de Madrid" (90). Sus dueños, "en atención al benéfico obgeto a que se va a destinar", se la ofrecieron al Ayuntamiento en 50.000 pesetas. La totalidad del edificio, incluida la huerta y extensos patios, daba un total de 155.532,88 pies. La descripción del edificio —antiguos Colegio de Mercedarios Descalzos, en la calle de Santiago, y Colegio de los Gramáticos, en la Redondilla de San Diego —fue hecha en 1846 por el arquitecto don Wenceslao Gavina (91) y en 1880 por el citado Francisco Verea, que presentó también un informe de los trabajos a realizar para su adecuación y el correspondiente presupuesto de gastos (92). Las obras, iniciadas por Verea, fueron continuadas por el también arquitecto municipal don José Urioste y Velada, que en junio de 1881 comunica que el Asilo está dis- puesto para recibir a 120 acogidos y la necesidad de continuar habilitando el edificio, en el que solo faltaba ya por poner el mobi- liario del comedor y los lavabos. Se insiste en la urgencia de las obras dado el "estado casi ruinoso" del primer Asilo, el de Madrid (93). Un nuevo expediente se inició un año más tarde (94) con el fin de adquirir otro local para trasladar a los asilados o adquirir terreno para construirlo de planta. Se ofrecieron fincas en el alto de Cerro Bermejo (Puente de Segovia), en la llamada finca "del Señorito" y en el cerro del Aire, camino de Hortaleza, entre los barrios de la Guindalera y Prosperidad. Se presentaron varios proyectos por los arquitectos municipales don Carlos Velasco y don Emilio Moreno, pero todo siguió igual y todavía, en 1884, el Marqués de Bogaraya se dirige al Ministro de Fomento solici- tando siete u ocho hectáreas pertenecientes al Estado, a espaldas del Asilo, en los Altos de la Moncloa, ante la inutilidad de las tentativas para adquirir otros edificios o terrenos. Por su parte, el Hospicio, ya bajo la dependencia de la Dipu- tación Provincial, tampoco encontraba acomodo para sus acogidos en el viejo caserón de la calle de Fuencarral. En 1869, el Ayun- tamiento, ante la necesidad de abrir comunicaciones fáciles y cómo- — 35 — 3 (a).