Índices Del" Car. 1765" Del Archivo Diocesano De Pamplona
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Indices del "Car. 1765" del Archivo Diocesano de Pamplona JOSE M.a JIMENO JURIO l Archivo Diocesano de Pamplona (Palacio Arzobispal) conserva entre E sus riquísimos fondos un voluminoso documento de 2.034 folios, que lleva la signatura "Car. 1765". Es un informe, realizado en 1723, sobre los bienes que poseían en el territorio diocesano los monasterios, conventos y colegios religiosos, y hecho a instancia del Cabildo de la Catedral de Pamplona y por mandato del Vicario General. Cada bloque informativo de arciprestazgos o grupos de parroquias va precedido por un ejemplar impreso de la petición, que incluye el cuestionario, y la orden del Vicario General. MOTIVOS DE LA ENCUESTA Para una mejor comprensión del contenido del documento, y de ciertos comportamientos aparentemente anómalos en la pesquisa, es preciso tener presente la intención de sus promotores y las causas que la motivaron. El informe tuvo como finalidad concreta conocer los bienes adquiridos en territorio diocesano por las comunidades religiosas que, por no pagar diezmos y primicias a las parroquias donde los tenían, mermaban cuantiosamente los ingresos precisos para mantener el culto. Con los datos obtenidos se pretendía apoyar una petición a la Santa Sede para que redujera los privilegios de exención disfrutados por ciertas comunidades religiosas. Ello consta en la petición del Cabildo de la catedral pamplonesa y en un "Memorial" de los obispos y cabildos catedralicios de Pamplona y Barbastro, dirigido ese mismo año a Inocencio XIII y remitido por el Papa a la Sagrada Congregación del Concilio, y por ésta al Nuncio de Su Santidad en España, Alejandro Aldobrandini, "pro voto informationis" (Roma, 28 de agosto de 1723). [1] 165 JOSÉ MARÍA JIMENO JURÍO El "Memorial" denuncia como causantes del empobrecimiento y de la ruina económica de las parroquias y clero diocesanos a los religiosos "et signanter Collegia Societatis Iesu", "ac praesertim Patres Societatis Iesu", "et praecipue Patres Societatis Iesu", frases que, repetidas a lo largo del documento citado, revelan una profunda preocupación, denuncian a los causantes de los daños, y explican la atención dedicada por los encuestadores a conocer especialmene las posesiones de ciertas comunidades. No se indagan las propiedades y rentas de la Mitra ni de las Dignidades de la iglesia catedral, titulares de numerosas abadías y perceptoras de diezmos en Navarra, y, consecuentemente, parte perjudicada por los privilegios de exención de otras comunidades religiosas. En el mismo caso estaban el cabildo de la Real Colegiata de Roncesvalles, la abadía de Montearagón anexa a la mitra de Barbastro, los reales monasterios cistercienses de Leire, La Oliva, Irache y Marcilla, los benedictinos de San Juan de la Peña, Nájera e Irache, el premonstratense de Urdax y el Gran Pariorato en Navarra de la Orden de San Juan de Jerusalén con sus cuatro encomiendas de Aberin, Induráin, Leache y el Crucifijo de Puente la Reina. Por gozar abadías y diezmos en la diócesis, todos ellos estaban interesados en la investigación, pero como parte perjudicada. Sinteticemos la historia de la querella, para comprender mejor las causas que motivaron el informe. Desde que corrieron por Pamplona los primeros rumores sobre la fundación de un colegio en la Ciudad por los Padres de la Compañía de Jesús, manifestaron su oposición la clerecía regular y secular, el Regimiento y hasta los parientes y amigos del fundador, el hacendista navarro Juan Piñeiro, señor de Eriete, según lo manifiesta en su codicilo de 18 de febrero de 1580. Los obispos de Pamplona y Basbastro afirman en su "Memorial" que poco después de 1580, el Colegio pamplonés "acquirere coepit bona stabilia, et unum signanter vastum terrimentum in loco de Baraniain" negándose a diezmar y primiciar y motivando un pleito ante el Real Consejo, sentenciado en 1601 y 1603. El problema desbordaba el ámbito geográfico diocesano. Esos años precisamente, las iglesias de los reinos de Castilla y León, "ut occurrerent insigni praejuditio quod patiebantur in decimis, pinguis acquisitionibus Patrum Societatis Iesu", solicitaron de Roma la reducción de los privilegios de la Compañía, obteniendo decreto favorable del papa León XI (23 de abril de 1605). En vista de que seguía creciendo su patrimonio en Navarra y Guipúzcoa, con el consiguiente perjuicio para las parroquias al negarse a pagar diezmos y primicias por las nuevas adquisiciones, fue solicitada de Roma la aplicación del decreto pontificio de 1605 en jurisdicción de la diócesis de Pamplona. Tres cardenales del tribunal de la Rota, al que Alejandro VII remitió la causa (1667), sentenciaron que "Collegium praedictum (Pampilonense) esse exemptum a solutione decimarum, et Regnum Navarrense non esse comprehensum in Brevi Leonino". Tal decisión convirtió de hecho al solar navarro en terreno privilegiado 166 [2] ÍNDICES DEL "CAR. 1765" DEL ARCHIVO DIOCESANO DE PAMPLONA para la inversión en compra de tierras por parte de los Jesuitas de Pamplona, Loyola y Tudela, beneficiados por la ventaja de que sus "Collegia, a decimis exempta, possunt cariori praetio stabilia comparare", de donde "nova, immensa et intolerabilia emergent praejuditia", hasta el punto de preverse que "pusillo temporis intervallo, totam episcopatus Pampilonensis vendibilem substantiam absorbebunt", dejando sin rentas ni sustento a las iglesias y clero parroquiales, al decir de ambos prelados. La Sede Metropolitana de Toledo emprendió a finales del siglo XVII una campaña reivindicacionista, extensiva a todas la diócesis de los dominios españoles. La empresa fracasó. Posteriormente, y en vista de los crecientes perjuicios ocasionados a las parroquias de la diócesis de Pamplona por las continuas adquisiciones de bienes a cargo de los religiosos, los Canónigos de la Catedral decidieron llevar adelante una investigación sobre el número de casas religiosas establecidas o con posesiones en territorio diocesano, "importe de los diezmos en que defraudan" y pleitos mantenidos en este campo, con el fin de apoyar con estos datos nueva petición a Roma. Fue la causa inmediata del informe, mandado realizar por edicto del Vicario General, don José de Apeztegui (Pamplona, 1 de febrero de 1723), en todas las parroquias de la diócesis, según un cuestionario de nueve puntos, a los que debían responder los testigos en cada localidad. La DIÓCESIS DE PAMPLONA comprendía entonces casi todo el reino de Navarra (excepto Zúñiga, el Valle de Aguilar y la zona de Viana, del obispado de Calahorra, y las poblaciones navarras del valle del Ebro oriental, de la diócesis de Tudela, Tarazona y Zaragoza), casi toda la provincia de Guipúzcoa (excepto la comarca del alto y medio Deva con la villa de Oñate, del obispado de Calahorra) y el arciprestazgo aragonés de la Valdonsella, que abarcaba todo el Norte de la provincia de Zaragoza. INTERÉS DEL INFORME La investigación fue llevada a cabo en 240 poblaciones (187 de Navarra, 38 de Guipúzcoa y 15 de Zaragoza) entre los meses de marzo y diciembre del mismo año. Falta la zona norte de Navarra, desde Roncal al Bidasoa (salvo unos datos obtenidos en el barrio baztanés de Urrasún de Azpilicueta), y el área atlántica, incluidos los valles de Burunda y Araquil. Con todo, el número de localidades y de personas encuestadas, y la aplicación de un mismo cuestionario en todas ellas, proporcionan un rico muestreo para futuros estudios sobre la economía en estos territorios durante la segunda mitad del siglo XVII y el primer cuarto del siglo XVIII, que hacen del documento fuente imprescindible de consulta. Su interés se extiende también a la historia de la diócesis y de las órdenes religiosas, y a la lingüística, por las relaciones de topónimos y oikónimos, el léxico y la sintaxis utilizados por ciertos escribanos. [3] 167 JOSÉ MARÍA JIMENO JURÍO Los puntos del cuestionario, reveladores por sí solos del interés del documento, versan sobre estas cuestiones: l.° Monasterios, conventos y colegios con sede o bienes en la población y número de componentes de cada comunidad. El inventario censa 32 comunidades masculinas y 10 femeninas en Navarra, 13 masculinas y 17 femeninas en Guipúzcoa, y 3 en el arciprestazgo de la Valdonsella, y ofrece información sobre el número de miembros y otras noticias. 2.° Cantidad y calidad de los bienes poseídos por las distintas instituciones religiosas en cada localidad, con relación nominal de fincas, extensión superficial y afrontaciones. 3.° Valor y producción anual de casas, caserías y bienes. 4.° Origen de los mismos (dote fundacional o personal, compra, donación, apropiación por impago de réditos censales). Hay aportaciones de fechas y datos muy concretos. 5.° Bienes sujetos al pago de censos perpetuos o enfitéuticos a comunidades religiosas que no pagan diezmos ni primicias a las parroquias. 6.° Ganados poseídos por los religiosos y valoración de diezmos y primicias (corderos, lana, queso). 7.° Arrendamientos. Bienes dados o tomados a renta por los religiosos y producción anual. 8.° Pago de diezmos por los bienes arrendados. 9.° Pleitos por impago de diezmos. ESTRUCTURA DEL DOCUMENTO Realizada la investigación por presencia y testimonio de escribanos reales, con todas las formalidades de la ley, los comisionados remitieron los resultados obtenidos a la Curia diocesana. Con excepción de la Villa de Cirauqui, cada uno de esos bloques va precedido por un ejemplar impreso de la petición capitular, el cuestionario y la orden de la Vicaría general, como he dicho al principio, y contiene la "información de oficio recibida con comisión del Vicario General a instancia de la Santa Iglesia Cathedral". Los originales fueron recogidos en el oficio del secretario Juan Fermín de Villanueva, reunidos un tanto arbitrariamente, cosidos en un legajo único, y numerados los folios impresos y manuscritos (no así los blancos) del 1 al 2.034. Escaparon sin numerar dos hojas, comprendidas entre los folios 252-253 (252 bis) y 564-565 (565 bis). Con esta estructura llegó hasta nuestros días. Su consulta era penosa por las dificultades de manejo y la carencia de índices. Para solucionarlo, me impuse la tarea de clasificarlo, ordenarlo y dotarlo de índices, lo que llevé a efecto del 17 de septiembre al 1 de octubre de 1985, con el visto bueno del archivero diocesano, don José Luis Sales.