La Abolición De La Esclavitud En Hispanoamérica Y Brasil: Nuevos
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LA ABOLICIÓN DE LA ESCLAVITUD EN HISPANOAMÉRICA Y BRASIL: NUEVOS APORTES Y DEBATES HISTORIOGRÁFICOS *** CARLOS AGUIRRE (Coord.) CAMILA TOWNSEND CHRISTOPHER SCHMIDT-NOWARA JEFFREY NEEDELL MARÍA HELENA PEREIRA TOLEDO MACHADO BARBARA WEINSTEIN ÍNDICE LOS ESFUERZOS DE LOS ESCLAVOS EN POS DE LA ABOLICIÓN EN ECUADOR .............. 3 Camilla Townsend ..........................................................................................................................................................3 EL CASO ECUATORIANO .......................................................................................................................................5 LAS LUCHAS DE LOS ESCLAVOS............................................................................................................................8 EL ÚLTIMO ACTO.................................................................................................................................................16 CONCLUSIÓN .......................................................................................................................................................18 APÉNDICE ............................................................................................................................................................19 LA POBLACIÓN ESCLAVA EN EL ECUADOR......................................................................................................19 EL FINAL DE LA ESCLAVITUD Y EL FINAL DEL IMPERIO:................................................... 20 LA EMANCIPACIÓN DE LOS ESCLAVOS EN CUBA Y PUERTO RICO ................................... 20 Christopher Schmidt Nowara ........................................................................................................................................20 I. EL AUGE Y CAÍDA DE LA ESCLAVITUD ANTILLANA.....................................................................................21 II. LA POLÍTICA DESPUÉS DE LA EMANCIPACIÓN ...........................................................................................31 III. CONCLUSIÓN.................................................................................................................................................38 LA ABOLICIÓN DE LA TRATA DE ESCLAVOS EN BRASIL EN 1850:....................................... 40 HISTORIOGRAFÍA, ACCIÓN ESCLAVA, Y EL ARTE DEL ESTADISTA................................... 40 Jeffrey D. Needell..........................................................................................................................................................40 I. LA ESCLAVITUD BRASILERA Y EL TRÁFICO DE ESCLAVOS, C. 1780-1850..................................................41 II. LA ACCIÓN DE LOS ESCLAVOS BRASILEROS Y LA FIEBRE AMARILLA .......................................................45 III. LA POLÍTICA BRASILERA, 1834-1850 ..........................................................................................................55 LA ABOLICIÓN EN EL BRASIL:......................................................................................................66 MOVIMIENTOS SOCIALES Y POLÍTICOS EN EL SUDESTE CAFETALERO......................... 66 María Helena Pereira Toledo Machado .........................................................................................................................66 EL GOBIERNO Y EL DESGOBIERNO DE LOS ESCLAVOS ..................................................................................69 MOVIMIENTOS REBELDES..................................................................................................................................73 VÍNCULOS Y CONEXIONES: UN JUEGO DE PODERES......................................................................................77 AGENTES DEL MOVIMIENTO ABOLICIONISTA.................................................................................................80 BIOGRAFÍAS E IDEOLOGÍAS ...............................................................................................................................91 LA DECADENCIA DEL PLANTADOR PROGRESISTA Y EL AUGE DEL AGENTE SUBALTERNO:.................................................................................................................................... 98 CAMBIOS EN LAS NARRATIVAS DE LA EMANCIPACIÓN DE LOS ESCLAVOS EN EL BRASIL.................................................................................................................................................. 98 Barbara Weinstein ........................................................................................................................................................98 LOS ESFUERZOS DE LOS ESCLAVOS EN POS DE LA ABOLICIÓN EN ECUADOR Camilla Townsend Ninguno de los seis esclavos que se reunieron el 23 de agosto de 1822 para firmar su petición al intendente de Guayaquil, necesitaba usar una marca. Francisco Rosi, Bernardino Arboleda, José María Mácsimo, José Chavarría, Simón Camba y José Ignacio Cortazár podían todos escribir su nombre.1 “Siendo natural en toda criatura el amor a la libertad”, escribieron, “en nosotros [como esclavos urbanos calificados] es tanto más vehemente, cuanto es casi más positiva y dolorosa nuestra cautividad, nuestras pensiones, y nuestros trabajos”. Habían tenido una idea realmente maravillosa—no obstante su “estólido entendimiento”, se apresuraron a añadir discretamente. “Todo cautivo [que quiera participar] de oficio y de trabajo procurará economizar uno o dos reales diarios de lo que gana con el objeto de contribuirlo a la Caja fondo de su libertad”. Tan pronto como tuvieran 500 pesos, “inmediatamente se daría la libertad con ellos a uno o dos cautivos”. Pensaban que podrían encontrar 500 esclavos que desearan unirse al “cooperativo voluntario”, cada uno de los cuales prometería entregar un real diariamente hasta que todos los participantes hubiesen sido comprados a sus dueños. De este modo podrían liberar a dos o tal vez tres de ellos por semana, usando una lotería para determinar el orden de la manumisión. No desistirían hasta que cada uno de los miembros firmantes estuviese libre. Para calmar a sus preocupados dueños, los esclavos sostenían que sus contribuciones no les causarían daño alguno (léase: hambre o enfermedad debilitadora) puesto que de otro modo el dinero probablemente sería desperdiciado (“se hubiera disipado”), pero en realidad estaban prometiendo hacer esfuerzos hercúleos para ahorrar tanto: la mayoría de los esclavos urbanos ganaba entre tres y cuatro reales por día, con los cuales debían pagar por su mantenimiento si vivían lejos de sus dueños y entregar una parte a sus amos. Ellos no podrían haber acostumbrado “disipar” un tercio de sus ingresos. Es claro que estaban dispuestos a hacer un gran esfuerzo para conseguir su libertad. El primer paso era usar todos sus conocimientos del ambiente político actual y su elocuencia conjunta para así intentar asegurar la legalización de su cooperativa. Astutamente jugaban con las sensibilidades del nuevo gobierno patriota republicano: “La libertad de los cautivos siempre ha sido privilegiada y recomendable; mucho más esperamos lo sea en el Gobierno tan justo, humano y equitativo como el que hoy gozamos”. A fin de no parecer ingratos, agradecían profusamente al joven gobierno por ciertos cambios legales que ya se habían dado en favor de los esclavos y explicaban que estaban obligados a pedir más debido a “circunstancias urgentísimas”. Con esto último se referían a los efectos colaterales irónicos y nada placenteros de las nuevas leyes. En primer lugar, dada la recientemente implementada “libertad de vientres”, los hijos nacidos en adelante a mujeres esclavas serían libres al cumplir dieciocho años, pero los “hijos mayores” de las esclavas vieron el contraste con su destino y pidieron ayuda a sus padres, 1 “Expediente sobre establecimiento de un sistema mutualista o cooperativo voluntario entre los esclavos para su liberación con la intervención de una Junta de Manumisión, 23.VIII.1822”, reproducido en Revista del Archivo Histórico del Guayas, 5 (junio de 1974), pp. 115-116. 3 que en este momento no la podían dar. Y segundo, como tales cambios legales parecían sugerir que la abolición vendría pronto, los esclavos descubrían que era imposible cambiar de amo como tenían costumbrado, “porque no hay quien quiera comprarnos”.2 En un último esfuerzo por asegurar la aceptabilidad de su propuesta, los seis solicitantes añadieron que asumirían la plena responsabilidad por la conducta ordenada y el buen comportamiento de los esclavos involucrados en el proyecto. Quedaba implícito, claro está, que no podían prometer nada en caso que se les negara su única esperanza de salvación. En un momento de desorden político y de guerra con España, los problemas con los esclavos se alzaban como un espectro especialmente ominoso. El intendente primero mostró el documento a Simón Bolívar, quien estaba acuartelado justo afuera de la ciudad reclutando un ejército con el cual intentar liberar el Perú. Él aprobó un plan “tan análogo a mis sentimientos” y lo devolvió al intendente, quien encargó a un comisionado que redactara reglamentos específicos.3 En su introducción al texto final, José Leocadio Llona lo defendió usando varios de los mismos argumentos que los esclavos solicitantes habían usado. Dijo: 1) que la esclavitud es bárbara y no debería existir en la nueva nación republicana; 2) que este plan garantizaba el mantenimiento del buen orden entre personas que podían muy bien ser revoltosas; y 3) que este plan no debilitaría los derechos