ARQUEOLOGÍA SURAMERICANA / ARQUEOLOGÍA SUL-AMERICANA 6, (1,2) Enero/Janeiro 2013

EL TIEMPO DE LOS ANCESTROS: TEMPORALIDAD, IDEOLOGÍA SEMIÓTICA Y PODER EN CRUZ VINTO (NORTE DE LÍPEZ, ) DURANTE EL PERIODO DE DESARROLLOS REGIONALES TARDÍO (1200 – 1450 DC)

José María Vaquer1 CONICET - Instituto de Arqueología, Facultad de Filosofía y Letras, UBA

En este trabajo interpreto la relación entre la temporalidad y el poder en Cruz Vinto, un pukara del Periodo de Desarrollos Regionales Tardío (1200 – 1450 DC) en el Norte de Lípez (Potosí, Bolivia). Propongo que la ancestralidad, como un conjun- to de prácticas sociales que tiene a los ancestros como referentes, constituyó una ideología semiótica que fi jó ciertos signifi cados en la cultura material. A su vez, esta ideología semiótica decantó a través de las prácticas en un habitus corpora- tivo que constituyó agentes sociales orientados hacia el grupo. Este proceso operó principalmente a partir de homologar el tiempo habitual de la vida cotidiana de los agentescon el tiempo público en términos de una estructura referencial para la acción. Al ser Cruz Vinto un asentamiento de principios del Periodo de Desarrollos Regionales Tardío, conformó una de las primeras objetivaciones de la relación entre el tiempo público y el tiempo habitual.

Palabras clave:Cruz Vinto; Temporalidad; Ideología Semiótica; Habitus; Poder.

In this paper I interpret the relationship between temporality and power in Cruz Vinto, a pukara from the Late Regional Developments Period (1200 – 1450 DC) in Northern Lípez (Potosí, Bolivia). Ancestor worship, as a set of social practices that had the ancestors as referents, constituted a semiotic ideology that fi xed certain meanings in material culture. This semiotic ideology decanted through practice in a corporate habitus that constituted group oriented agents. This process operated mainly through a homology between habitual time and public time in terms of a referential structure for action. Being Cruz Vinto one of the earliest settlements from the Late Regional Development Period, it constituted one of the fi rst objectivations of the relationship between public and habitual times.

Key Words: Cruz Vinto; Temporality; Semiotic Ideology; Habitus; Power.

1 CONICET - Instituto de Arqueología, Facultad de Filosofía y Letras, UBA.25 de Mayo 217 – 3er Piso. CP (1002 ABE) – Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. Correo: [email protected]

57 Introducción signifi cación es un proceso práctico. Por lo tanto, la semiótica provee un Durante los últimos años la semiótica de campo fértil para analizar las relaciones Peirce fue utilizada por varios autores entre los sujetos y los objetos a partir de para entender las relaciones de signifi ca- la signifi cación. El proceso mediante el ción de la cultura material (Keane 2005; cual se constituyen los sujetos y los ob- Lele 2006; Nielsen 2007b; Pinney 2005; jetos es denominado objetivación (Mi- Preucel 2006). Las ventajas de este en- ller 2005; Tilley 2006). La objetivación foque sobre otros que se centran en el es un proceso que nunca termina, y sus signifi cado (por ejemplo Hodder 1990, resultados son “apariencias” que consi- 1992) es que considera a la signifi cación deramos objetos o sujetos. Los autores un proceso práctico que se desarrolla en enfatizan que no es posible defi nir una las actividades cotidianas de los agentes categoría sin la otra. Para el positivismo sociales con el mundo material. De esta que dominó la ciencia occidental, la di- manera, la semiótica supera las críticas ferencia principal entre los sujetos y los que recibieron las posturas teóricas ba- objetos es que los primeros poseemos sadas en la semiología de Saussure con agencia – la capacidad de alterar un cur- respecto a su objetivismo y el énfasis so de eventos (Giddens 1998) – mientras en la estructura (Bourdieu 1991; Preu- que los segundos, no. Por lo tanto, los cel 2006), dejando poco lugar para las sujetos son considerados activos mien- acciones de los agentes en la interpre- tras que los objetos pasivos (sin embar- tación de los signos. Otra crítica es que go, para una postura diferente ver Latour la semiología de Saussure considera al 2007). Varios autores han cuestionado lenguaje como el sistema principal de la esta división ontológica, ya que es el comunicación humana, sin considerar producto histórico de la tradición acadé- que la cultura material posee caracterís- mica Occidental desde Descartes en ade- ticas distintivas que operan en niveles de lante (por ejemplo Fowler 2004; Mes- signifi cación diferentes que la lengua. kell 2004; Thomas 1996; Tilley 1994). La semiótica de Peirce parte del su- Los autores mencionados sostienen que puesto que las relaciones de signifi ca- la división entre sujetos activos y obje- ción son prácticas e inagotables, ya que tos pasivos no se sostiene en regímenes un signo puede convertirse a su vez en de materialidad diferentes al nuestro, un signo de otra cosa. Esta propuesta le por lo que el proceso de objetivación se da importancia a la cultura material, ya constituye en un campo de estudio para que los signos dependen en gran medi- la Antropología y para la Arqueología. da de las características sensuales de sus En este trabajo interpreto el régimen referentes. Otra ventaja que ofrece es de materialidad que estructura a la cultu- que considera a la signifi cación como un ra material en Cruz Vinto, un pukara lo- proceso tríadico compuesto por el obje- calizado en la Península de Colcha “K” to, el signo y el intérprete. Peirce consi- (Norte de Lípez, Bolivia) que sostuvo dera a la signifi cación como la relación ocupaciones durante el Periodo de De- entre estos tres elementos, destacando al sarrollos Regionales (desde ahora PDR) intérprete como una respuesta potencial, Tardío (1200 – 1450 DC). Las socieda- una capacidad de acción sobre el mun- des Tardías del Norte de Lípez fueron do. Este último punto implica, como interpretadas como sociedades corpora- mencioné en el párrafo anterior, que la tivas, donde el grupo se constituyó en la

58 Arqueología Suramericana / Arqueología Sul-Americana 6, (1,2), 57-86; 2013 unidad básica de apropiación de recur- manera contingente y secundaria a aque- sos (Nielsen 2001a, 2002, 2006a, 2006b, llas resaltadas por una signifi cación par- 2008). En otros trabajos interpreté cómo ticular. Esta característica de los ob-jetos las prácticas sociales y el paisaje de Cruz denominada bundling por Keane (2005) Vinto se encuentran referenciando a los es una de las causas por las que las ideo- ancestros en tanto eje focal de los grupos logías semióticas son siempre inestables corporativos (Vaquer 2009, 2010, 2011: y abiertas a nuevas interpretaciones, Vaquer et al. 2010). En esta oportunidad, conformando un proceso esencialmente me focalizo en los procesos semióticos dinámico. que estructuran a la cultura material y Este proceso de confrontación de las prácticas sociales de los agentes en ideologías semióticas puede ser en- tanto generadoras de poder social. Para tendido como un proceso de lucha por ello, utilizo el concepto de “ideología el control del capital simbólico en tér- semiótica” (Keane 2005, 2007) referido minos de Bourdieu (1977, 1999). Este al contexto cultural de signifi cación de autor considera al poder como poder los signos. Este contexto es el producto simbólico, la capacidad de imponer es- de las luchas de poder donde los dife- quemas de acción, percepción y aprecia- rentes grupos sociales intentan imponer ción (el habitus) propios de un sector o su sentido a los objetos para objetivar clase de una sociedad como naturales y una perspectiva particular y convertirla fuera de cuestionamiento.El habitus se en general. Por lo tanto, la constitución conforma a partir de la incorporación de de las ideologías semióticas se encuen- valores sociales; proceso que se lleva a tra íntimamente relacionada con las cabo más allá del ámbito consciente de relaciones sociales de poder. Son estas los agentes sociales y, en gran medida, ideologías las que defi nen los regímenes a partir de la interacción corporal de los de materialidad “válidos” y “correctos” agentes con el mundo material. La prin- para cada momento histórico específi co cipal diferencia entre los conceptos de y por lo tanto determinan las apariencias habitus e ideología semiótica radica en resultantes del proceso de objetivación que el primero opera a nivel corporal y mencionado anteriormente. constituye una fuerza altamente conser- De acuerdo con lo expuesto ante- vadora en las sociedades, ya que es el riormente, la ideología semiótica domi- producto de la tradición. Las ideologías nante en cada momento defi ne qué son semióticas, producto de los intereses de sujetos y qué son objetos, y qué grado grupos determinados, son más volátiles de agencia les corresponde a cada uno. y abiertas a cuestionamiento en ciertos Las ideologías semióticas, a pesar de contextos sociales. que intentan fi jar los signifi cados, siem- A continuación desarrollo los con- pre se encuentran abiertas a discusión y ceptos de ideología semiótica, capital a cambios, debido a que la signifi cación simbólico y habitus para interpretar la es un proceso práctico llevado a cabo construcción del paisaje en Cruz Vinto. por agentes entendidos. Independiente- Propongo que la ancestralidad funcionó mente de la voluntad o capacidad de los como una ideología semiótica en el Nor- agentes y colectivos para cuestionar una te de Lípez durante el Periodo de Desa- ideología semiótica particular, los mis- rrollos Regionales Tardío. Al ser Cruz mos objetos, referentes de los signos, Vinto una de las primeras manifestacio- poseen capacidades que se asocian de nes del “fenómeno pukara” en la región

José Maria Vaquer 59 (Nielsen 2002; Vaquer 2011), representa que trae rasgos del pasado al presente y una primera objetivación de un paisa- crea proyecciones hacia el futuro (Gos- je estructurado en torno a los ancestros den 1994) y el tiempo cotidiano de los como referentes de los grupos corpora- agentes sociales. Al enfocar este último tivos. En este paisaje se cruzan signifi - hacia el tiempo mítico de los ancestros, cados materiales que se relacionan con el tiempo cotidiano es naturalizado, co- los ancestros y con la igualdad de los locándolo en una esfera fuera del cues- grupos que conforman la sociedad. Este tionamiento y de las contingencias de la mecanismo semiótico se refuerza con la Historia. Según Gosden: incorporación de un habitus corporativo “La creación a largo plazo del tiempo a partir de habitar un espacio domésti- es la más oculta, la más aceptada y por co estructurado en base a los mismos lo tanto la arena social más poderosa principios. Las prácticas sociales desa- de todas. El tiempo de larga escala re- rrolladas en el sitio y en el paisaje cir- presenta un conjunto poderoso de fuer- cundante se encontraban enmarcadas zas, que, bien manipulado, puede crear por la ancestralidad, por lo que los an- aceptación al orden de las cosas, pero tepasados siempre formaban parte de las mal manejado puede iluminar la arbi- mismas, explícita o implícitamente. De trariedad de las fuerzas sociales y la esta manera, se produjo una homologa- necesidad del cambio. El largo plazo se ción entre el tiempo público, entendido encuentra íntimamente conectado con el como una fuente grupal de recursividad poder […]” (Gosden 1994: 138).

Figura 1. Mapa del Norte de Lípez. Modifi cado de Nielsen (1998).

60 Arqueología Suramericana / Arqueología Sul-Americana 6, (1,2), 57-86; 2013 Cruz Vinto y el Norte de Lípez permite interpretar una ceremonialidad vinculada al culto de los ancestros, con El Norte de Lípez es la región com- la presencia de plazas o espacios públi- prendida por la margen Sur del Salar cos en los sitios principales relacionados de , el Salar de Chiguana, los ríos con torres – chullpas (estructuras circu- Quetena y Alota junto con el cauce in- lares o rectangulares de piedra con techo ferior del Río Grande de Lípez (Nielsen en falsa bóveda y un vano que permite 1998) (Figura 1). En esta zona, localiza- interactuar con su contenido) que cor- da entre los 3600 y 4000 metros sobre el porizan la presencia de los ancestros nivel del mar en un ambiente de puna, (Nielsen 2006a, 2008). se desarrolló en el pasado y se desarrolla La ancestralidad, con las relaciones actualmente una agricultura basada en la de parentesco que supone, provee la quinoa (Chenopodium quinoa) y la papa lógica bajo la cual se entienden las re- (Solanum sp). En algunas quebradas laciones entre los grupos sociales e in- más reparadas se cultivan actualmente cluso entre los grupos y el paisaje, tanto algunas hortalizas. Otro recurso impor- en el pasado como en el presente. Los tante en la zona son los camélidos. Los cerros, las lagunas y los rasgos salientes comunarios poseen rebaños de llamas del paisaje como formaciones rocosas y (Lama glama) y también existen tropas cuevas, son interpretados como ances- de vicuñas (Vicugna vicugna), camélidos tros o relacionados con los ancestros, silvestres que, aunque actualmente no haciéndolos presentes enmarcando las son cazadas, constituyeron el principal actividades desarrolladas (ver Bernard recurso cárnico antes del advenimiento 2008 para la relación entre cerros, lagu- de la domesticación (Yacobaccio 2001). nas y cuevas). La sacralización de lugar- Los salares de la zona proveen la sal que es “naturales” se relaciona para Tanta- se explota hoy en día y en el pasado a leán (2006) con el concepto de paqari- través de las caravanas de llamas. na, lugar de origen de los seres humanos La cultura material más visible y y al que eventualmente retornarán. En presente en el paisaje corresponde al este sentido, las paqarinas, en el caso de Periodo de Desarrollos Regionales Tar- los Inkas, se encuentran representadas dío (1200 – 1450 DC), donde surgen por cuevas (Urton 1990). grandes asentamientos conglomerados Las relaciones entre el paisaje y la con más de 200 unidades habitaciona- ancestralidad se ven reforzadas durante les (Bajo Laqaya) y pukaras con más de el PDR Tardío en el Norte de Lípez con 100 (Alto Laqaya y Cruz Vinto) (Nielsen la construcción de torres – chullpas en 2006a; Nielsen y Berberián 2008). Otra los campos de cultivo, asociadas a los de las características distintivas de este cursos de agua o dispersas en el en- periodo es un estado de confl icto en- torno. De esta manera, una sola forma démico, indicado por los asentamientos arquitectónica emblemática referencia fortifi cados localizados en zonas de- a los ancestros y relaciona contextos fendibles y el aumento de indicadores de de prácticas diferentes bajo una misma violencia tanto en el registro bioarque- lógica (Nielsen 2008). Junto con las to- ológico como en los artefactos líticos rres – chullpas, la homogeneidad de la (Ávalos 2007; Nielsen 2002; Mercolli y cerámica, de los grupos domésticos y el Seldes 2007). Junto con estas evidencias espacio construido en general también de confl icto, la cultura material también estarían creando un discurso material

José Maria Vaquer 61 basado en la igualdad de los grupos, un ra provenientes de momentos posterio- código cognitivo que coloca al grupo an- res (Vaquer 2009, 2010, 2011; Vaquer y tes que al individuo (Blanton et al. 1996; Pey 2010; Vaquer et al. 2010). Nielsen 2001a, 2006b). El sitio se encuentra emplazado en un Cruz Vinto (Figura 2) es un asenta- promontorio rocoso elevado 100 metros miento fortifi cado o pukara con fecha- del terreno circundante, sobre la margen dos que lo ubican en el PDR Tardío. del . Al tratarse de un periodo de aproxima- Esta localización permite un ex- damente 200 años de duración, no es celente control visual del Salar y su en- posible determinar estadísticamente el torno, con un ángulo de visión de 180°. momento preciso de su ocupación. Sin Los accesos al sitio son difíciles debido embargo, hay ciertos indicadores mate- a la pendiente del promontorio rocoso. riales que la sitúan a inicios del perio- En los puntos más vulnerables, los ha- do. Entre ellos puedo mencionar la baja bitantes construyeron una muralla que densidad de cerámica estilo Mallku, la protege el acceso. En el acceso Sur, el cerámica emblemática del PDR Tardío más cercano al Salar, la entrada al sitio (Arellano y Berberián 1981; Nielsen y se encuentra protegida por una muralla Berberián 2008), la planta de los recin- que presenta troneras para observación. tos que en su mayoría es circular, lo cual Una vez franqueada esta primera línea es una característica de las viviendas del de defensa, los afl oramientos de roca PDR Temprano (Nielsen 2001a) y la au- madre actúan como una segunda mu- sencia de estilos cerámicos o arquitectu- ralla. Los recintos comienzan más arriba

Figura 2. Plano de Cruz Vinto.

62 Arqueología Suramericana / Arqueología Sul-Americana 6, (1,2), 57-86; 2013 de los afl oramientos rocosos y las úni- pansión del concepto de “ideología del cas estructuras presentes entre ellos son lenguaje” desarrollado por la Antropo- puestos de observación. logía Lingüística. Este último se refi ere El asentamiento se desarrolla en dos a las creencias que los agentes poseen terrazas, siendo la superior la que posee con respecto al lenguaje. Según Irvine la mayor densidad edilicia y un espacio (1989: 255 citada en Keane 2007): “[La central abierto a modo de plaza. En la ideología del lenguaje] es un sistema de terraza inferior encontramos solamente ideas culturales sobre las relaciones so- algunos recintos que, por sus caracterís- ciales y lingüísticas, junto con su carga ticas arquitectónicas, debieron funcionar de intereses políticos y morales”. Un como lugares de actividades sin techar, punto destacable es que las ideas que una cantera de andesita explotada como la componen responden a las experien- materia prima de los recintos, y varias cias del lenguaje que poseen los agentes. torres – chullpas, una de ellas doble. En Keane (2007) destaca tres aspectos de cambio, la terraza superior comprende las ideologías del lenguaje: primero, esta 140 recintos organizados en 80 Unida- capacidad de los agentes involucra al des Arquitectónicas (desde ahora UA). menos una forma incipiente de objetiva- La categoría de Unidad Arquitectóni- ción del lenguaje. Segundo, la concien- ca se refi ere a recintos que comparten cia del lenguaje es siempre parcial debi- al menos un muro en común, pero sin do a la localización del hablante dentro implicar que se encuentran relaciona- de campos de diferenciación social. En dos funcionalmente (Vaquer 2004). Los este sentido, las ideologías del lenguaje recintos forman grupos de hasta seis no solamente expresan las diferencias unidades, y también hay casos de UA sociales entre hablantes, sino que juegan conformadas por un solo recinto. Con un rol crucial en la producción de las ca- respecto a las plantas, la mayoría co- tegorías mediante las cuales las diferen- rresponde a plantas circulares (ver más cias sociales son entendidas y evaluadas. adelante para las proporciones). En este Tercero y último, el concepto de ideo- asentamiento realizamos varias campa- logía no remite a la idea de “falsa con- ñas que comprendieron el relevamiento ciencia”, sino a los productos efectivos total del material presente en superfi cie, de la conciencia refl exiva. Por lo tanto, un relevamiento de la arquitectura y ex- las ideologías del lenguaje juegan un rol cavaciones en espacios externos y cinco crucial dentro de las transformaciones recintos que por sus características ar- históricas internas del lenguaje. quitectónicas no poseían techos (Vaquer Habiendo defi nido el concepto de 2010; Vaquer et al. 2010). El trabajo en ideología del lenguaje y sus propieda- el campo se complementó con un aná- des, me voy a centrar a continuación en lisis de las características sintácticas de las ideologías semióticas. Keane (2007) los espacios externos (Vaquer 2009; Va- propone que la objetivación es una pre- quer y Nielsen 2011). condición de la conciencia refl exiva, lo cual implica que no es el fi n de los pro- cesos dinámicos de signifi cación, sino Herramientas Teórico–Metodológicas un momento de los mismos. En una tó- nica similar, Miller (2005) sostiene que Keane (2007) propone el concepto de los sujetos y los objetos son apariencias “ideología semiótica” como una ex- que surgen del proceso de objetivación,

José Maria Vaquer 63 el cual se encuentra permanentemente en juego múltiples “economías de repre- en operación. sentación”, con sus diferentes elementos Las ideologías del lenguaje son una sujetos a diferentes lógicas y tempora- instancia especial dentro de un principio lidades causales. La ideología semiótica más general de refl exividad dentro del une y alinea las ofertas de las diferentes proceso de creación y transformación de economías, involucrando supuestos bá- los fenómenos sociales, donde la refl exi- sicos sobre qué tipos de seres habitan el vidad peculiar del lenguaje tiene un pa- mundo, cuáles cuentan como posibles pel principal en la regulación de los de- agentes y cuáles son las precondiciones más dominios semióticos. Sin embargo, y las consecuencias de la acción moral. un enfoque basado en la materialidad no En resumen, las ideologías semióti- debe tomar a los objetos como indicado- cas son un refl ejo y un intento de orga- res de “algo más” como el lenguaje, sino nizar la experiencia de los agentes sobre intentar contar historias a partir de los la materialidad de las formas semióticas. objetos mismos (ver Pinney 2005 para Cualquier elemento que sea incluido una postura crítica). Por lo tanto, hay en una práctica semiótica funciona den- que considerar la forma en que la cultura tro la experiencia perceptible en virtud material trabaja independientemente, o de sus propiedades materiales, por lo en contradicción con, el ambiente dis- que las ideologías semióticas estabilizan cursivo que la rodea. los signifi cados en formas repetibles que Una de las propuestas de Keane son la condición mínima para su recono- (2007) es que las ideologías semióticas cimiento, su circulación por el espacio superan a las ideologías del lengua- social y su capacidad de extensión tem- je porque la distinción entre lo que se poral. Por lo tanto, la habilidad de los considera lenguaje y lo que no, en una agentes de reconocer estas formas como sociedad particular, se construye ideoló- “lo mismo” y actuar en consecuencia gicamente y difi ere entre contextos so- depende de cómo se encuentran enmar- ciales e históricos. De esta manera, las cadas, ya que la materialidad siempre ideologías semióticas se centran en las se encuentra abierta a otras posibilida- relaciones entre las palabras y las co- des de signifi cación. Este último punto sas, teniendo en cuenta que las ideas y es importante, ya que es el elemento de las prácticas que involucran no poseen cambio presente en las ideologías se- solamente consecuencias lógicas, sino mióticas. también efectos causales entre sí en un De acuerdo con Keane (2005), las rango amplio de campos sociales apa- cualidades sensuales de los objetos se rentemente distintos. Para ello, introdu- encuentran asociadas de manera contin- ce el concepto de “economía de la repre- gente, y son las ideologías semióticas las sentación” (Keane 2007: 18) que impli- que enfatizan una cualidad particular. ca las prácticas e ideologías asociadas en Esta copresencia de características sen- una relación dinámica y dialéctica. Esta suales o bundling es la que permite que “economía de la representación” sitúa las cualidades presentes en un mismo a las palabras, las cosas y las personas objeto adquieran un valor relativo en re- (junto con otros seres con agencia) en el lación al contexto. En este sentido, cual- mundo, defi niendo las propiedades de quier objeto puede parecerse potencial- cada uno y su relación mutua. En un con- mente a otro, es decir, funcionar como texto social determinado se encuentran signo, sugiriendo usos o interpretaciones

64 Arqueología Suramericana / Arqueología Sul-Americana 6, (1,2), 57-86; 2013 futuras que no están contempladas en un Según Gosden (1994), el tiempo no estado determinado de las cosas. La de- es una entidad abstracta, sino una cuali- terminación de los rasgos que se tienen dad de la relación de los seres humanos en cuenta en una relación semiótica in- con el mundo. El pasado, el presente y volucra cuestiones de autoridad y valor el futuro poseen una relación comple- social. Por lo tanto, esta “apertura de las ja, y el presente es signifi cativo porque cosas” a futuras consecuencias amena- retiene elementos del pasado y anticipa za permanentemente la estabilidad de el futuro. Propone la existencia de tres las ideologías semióticas. El signifi cado temporalidades que se encuentran mez- es dentro de esta propuesta, histórico y cladas en las prácticas sociales de los contingente, y funciona en virtud de una agentes: un tiempo personal, la duración meta – semiosis que opera en los proce- de la vida de los agentes sociales; un sos sociales. tiempo habitual o de la práctica cotidia- na y el contexto material donde se desa- Materialidad, temporalidad y poder rrolla; y fi nalmente un tiempo público de símbolos y signifi cados que son manipu- En los últimos años, la relación entre la lados conscientemente. materialidad y la temporalidad se cons- Con respecto a la relación entre el tituyó una línea de investigación dentro poder y la temporalidad, para Gosden de la Antropología y la Arqueología (por (1994) uno de los mecanismos de poder ejemplo Barrett 1999; Bradley 2002; más importantes es la manipulación de Gell 1996; Gosden 1994; Ingold 2000; la temporalidad, la imposición del tiem- Jones 2007; Lucas 2005). Los autores po institucional en el tiempo cotidiano proponen interpretar la construcción de de los agentes sociales. Según este autor, la temporalidad en las sociedades del pa- existe una tensión entre estas dos tem- sado a partir de su cultura material. Una poralidades, ya que el tiempo cotidiano de las temáticas más desarrolladas son es el que se experimenta directamente y los usos del pasado en el pasado, es de- depende de las maneras en que se utiliza cir, la manera en que las sociedades del el cuerpo humano y las habilidades in- pasado interpretaron los restos arqueo- corporadas a través de la vida. Estas ha- lógicos de las sociedades preexistentes. bilidades no se desarrollan aisladas, sino Jones (2007) propone que la materia- que dependen de la interacción entre el lidad de los objetos y la performance de cuerpo y el mundo. El tiempo institu- los recuerdos se encuentran íntimamen- cional o tiempo público es una estruc- te ligados, operando juntos para facilitar tura referencial consciente a través de la los actos de recuerdo u olvido. La cultu- cual el tiempo y el espacio se crean de- ra material provee a las personas y a las liberadamente. Este tiempo se encuentra sociedades de “seguridad ontológica” abierto a la manipulación, aunque surge (Jones 2007: 50), situándolos y organi- a partir del tiempo habitual y debe estar zando un orden temporal. De esta mane- en concordancia con el mismo para ser ra, a través de las prácticas de recuerdo percibido como natural. se conforman en algunas sociedades las identidades. La objetivación del tiempo estructura recursivamente tanto el am- biente ma-terial como las experiencias corporales.

José Maria Vaquer 65 Desarrollo conformando en algunos casos (por ejemplo en Chucuito) verdaderos cen- La Ancestralidad como Tradición en tros ceremoniales donde las poblaciones los Meridionales circundantes realizaban peregrinaciones y ceremonias vinculadas con el culto a Isbell (1997) propone que las manifes- los ancestros (Kesseli y Pärssinen 2005; taciones materiales relacionadas con la Stanish 2003). ancestralidad, que para este autor son De acuerdo con Kesseli y Pärssinen los “sepulcros abiertos”, surgen du- (2005), las prácticas funerarias prehis- rante el Periodo Intermedio Temprano pánicas de los pueblos andinos tenían (200 – 600 DC) en la Sierra Norte del un fuerte contenido identitario. Para los Perú. Según Isbell (1997), la aparición autores, las chullpas tenían dos fi nali- de los sepulcros abiertos sería un indi- dades: como un símbolo del status del cador material de la presencia de grupos personaje muerto; y como símbolo en corporativos tipo ayllu, y el sepulcro memoria del muerto constituyéndose un representaría el surgimiento del culto a lugar de culto o huaca. De esta manera, los ancestros en tanto eje de los grupos la chullpa constituía el lugar donde se corporativos. interactúa con los muertos y se los con- En una interpretación sugerente, pero servaba presente para las interacciones que a mi entender necesita mayor susten- sociales de la comunidad. Abercrombie tación empírica, Isbell (1997) sostiene (2006) reconoce estos monumentos fu- que la ancestralidad, considerada como nerarios como lugares de interacción en- un conjunto de prácticas relacionadas tre el mundo de los hombres y el infra- con el culto a los ancestros, surge en res- mundo, y como marcas en el paisaje que puesta a las tendencias centralizadoras constituyen parte de la memoria social de los estados incipientes como los Mo- de los grupos. Junto a las chullpas, iden- che. El culto a los ancestros es, dentro tifi ca también la importancia (para el de este marco, la manera de resistir de caso de los Inkas) del sistema de ceques, los grupos familiares ante las imposi- los quipus y los textiles como soportes ciones estatales. Durante el Horizonte de la memoria social, que se entrelaza- Medio (600 – 1000 DC) y con la hege- ban en ceremonias performativas donde monía Wari – Tiwanaku, las tendencias se bailaba, se cantaba, y se challaba a centralizadoras tomaron nuevas fuerzas los ancestros. El tipo de ceremonia que haciendo desaparecer la cultura material se realizaba en las chullpas incluía la in- relacionada con la ancestralidad. Isbell teracción entre los vivos y las mallquis o (1997) se aventura un paso más y propo- momias, a través del compartir alimento ne que ignorar la organización en base al y bebidas. Estas interacciones tenían lu- parentesco e intentar imponer un gobier- gar principalmente en las plazas de los no centralizado fue una de las causas de asentamientos de primer orden o llactas. la caída de Tiwanaku. Allí, en los eventos de las celebraciones Más allá del papel de la ancestra- con los antepasados, se negociaba el sta- lidad en la caída de Tiwanaku, a partir tus de los grupos de parentesco (Isbell del año 1000 DC contemplamos el auge 1997; Nielsen 2006b, 2007b; Tantaleán de los sepulcros abiertos en forma de 2006). torres – chullpa. Las primeras de ellas Retomando la relación entre chullpas e surgen en la cuenca del Lago Titicaca, identidad, Kesseli y Pärssinen (2005) pro-

66 Arqueología Suramericana / Arqueología Sul-Americana 6, (1,2), 57-86; 2013 ponen que ciertas características de las to- ancestralidad es que toma formas parti- rres se relacionan con rasgos identitarios de culares en cada contexto. Estas particu- los grupos sociales que las construyeron, y laridades son el producto de las historias de esta manera, operaron también como in- locales, y de cómo cada sociedad inter- dicadores territoriales. Las chullpas ayma- pretó la ancestralidad en función de las ra tienen como rasgos principales ser entie- tradiciones preexistentes y de las elec- rros múltiples, y tener la abertura orientada ciones de los agentes sociales que cons- hacia el Este, dirección del sol naciente y tituyeron los colectivos. En la Quebrada de la vida. Identifi can un grupo de torres en de Humahuaca, el culto a los ancestros Qiwaya, Isla Cohani, en el Lago Titicaca estuvo vinculado a las pretensiones de que no responden a esta característica, en ciertos linajes o grupos de posicionarse particular a la orientación de las aberturas. diferencialmente en las redes de inter- Además, las torres se encuentran disper- cambio extra locales (Nielsen 2001b), sas entre las casas, comparten las mismas mientras que en el Norte de Lípez cons- características arquitectónicas del espacio tituye una forma material utilizada para doméstico y no confi guran cementerios negar u ocultar las diferencias sociales separados. Los autores relacionan estos entre los grupos sociales de parentesco o rasgos con identidad uru o puquina de los ayllus (Nielsen 2001a). habitantes, que se manifi esta de manera La ancestralidad se encuentra asocia- diferencial a la aymara (ver Wachtel 2001 da en todos los ámbitos a un clima social para una situación similar en los Chipaya). de confl icto manifi esto o latente (Arkush Más adelante retomo este punto, porque la 2006, 2009; Nielsen 2002). Junto con las situación de las chullpas en Cruz Vinto es torres – chullpas aparecen en la cultura muy parecida. material de las sociedades tardías ele- Para el año 1200 DC, las torres – chull- mentos relacionados con el confl icto, pas se encuentran distribuidas por una siendo el más notorio de ellos los asen- amplia zona geográfi ca hacia el sur del tamientos fortifi cados o pukaras. En este Lago Titicaca, siendo sus manifestaciones sentido, el corporativismo y el confl icto más australes la Quebrada de Humahuaca pueden ser considerados dos fenómenos (Nielsen 2001b), el Río San Juan Mayo en relacionados (Nielsen 2007b; Vaquer la frontera argentino – boliviana (Krapovic- 2010). kas et al. 1978), el Norte de Lípez (Nielsen Ahora bien, ¿a qué me refi ero por an- 2006a; Vaquer 2010) e incluso en algunas cestralidad? Podemos defi nirla como un quebradas del Norte de Chile (Castro et al. conjunto de prácticas sociales que tie- 1991, Rivera 2008). A pesar de no existir nen a los ancestros como referentes. Las la torre – chullpa como forma arquitectó- prácticas vinculadas con la ancestralidad nica en el Valle Calchaquí Norte, Provincia se encuentran, al igual que las torres – de Salta, Acuto (2007) también propone, a chullpas que corporizan al ancestro, en partir de la arquitectura y la organización diversos campos sociales, desde cere- de los asentamientos, la presencia de socie- monias realizadas en espacios públicos, dades corporativas o comunales. en el espacio doméstico, en el espacio La dispersión de esta forma arquitec- productivo y en el paisaje cotidiano tónica nos tienta a interpretar a las socie- (Nielsen 2008). Los ancestros, dentro dades tardías de la región Circumpuneña de esta lógica, son la corporización y en los mismos términos, pero una de las los ejes de los grupos corporativos or- características más sobresalientes de la ganizados de acuerdo al parentesco. Es-

José Maria Vaquer 67 tos grupos son denominados ayllus en Ancestralidad y Materialidad en el la literatura etnográfi ca y etnohistórica Norte de Lípez (por ejemplo Abercrombie 2006; Go- doy 1985; B. Isbell 1978; Urton 1990). Teniendo en cuenta las características de Sintetizando, la organización andina en la ancestralidad descriptas en el apartado ayllus supone la división en segmentos anterior, en esta sección voy a considerar cada vez más inclusivos, teniendo cada los referentes materiales de la ancestrali- uno de ellos una autoridad y un ancestro dad en el Norte de Lípez. Como mencio- como referente. Los ayllus conforman, né anteriormente, durante el PDR Tardío en algunos casos, dos mitades (una mi- (1200 – 1450 DC) hacen aparición en tad alta o Hanansaya en quechua y una la cultura material de las sociedades del baja o Hurinsaya) y se encuentran atra- Norte de Lípez elementos relacionados vesados por una división jerárquica tri- con la ancestralidad y el confl icto. Con partita en Qollana (principal), Payan (la respecto a los primeros, los más impor- del medio) y Kayaw (menor). A su vez, tantes son las torres – chullpas, que en las mitades conforman una federación, este caso son estructuras de piedra de y varias federaciones pueden confor- planta circular o rectangular, dependien- mar un grupo étnico (ver Isbell 1997 y do de su cronología, de 1,60 m de alto en Nielsen 2006b para una descripción más promedio, muros dobles, techo en falsa detallada). bóveda y una abertura o “ventana” en Por lo tanto, los ancestros aglutinan uno de sus lados que permite interactuar y dan sentido a esta organización seg- con el contenido. Más allá de su función mentaria. Cada uno de los segmentos específi ca, la principal característica de que componen a la sociedad, como men- estas estructuras es constituir una for- cioné anteriormente, posee un ancestro ma arquitectónica emblemática que une como referente, y la relación entre los contextos de la práctica diferentes, cor- diferentes ayllus es entendida en térmi- porizando y haciendo presente a la fi gura nos de las relaciones de parentesco entre del ancestro en ellos (Nielsen 2008). La los ancestros de cada uno. Esta división presencia de las torres – chullpas en di- genealógica también es un principio de versos contextos homologa las prácticas jerarquía, ya que los ancestros que se en- realizadas en los mismos y constituye a cuentran a menor distancia de parentes- los ancestros como referentes de todas co del ancestro principal o wak´a princi- las actividades. A través de su presencia, pal del grupo son los de mayor jerarquía. los ancestros se convierten en una fuen- Esta jerarquía se construye y refuerza te de recursividad que forma parte del también en el patrón de asentamiento de signifi cado de las prácticas sociales. Las las sociedades, ya que los poblados prin- torres se localizan en los asentamientos, cipales o llactas son los lugares de ve- fl anqueando las plazas, sobre y próxi- neración de los ancestros principales de mas a las murallas de los pukaras y dis- los grupos y presentan espacios públicos tribuidas entre los conjuntos domésticos. acordes para desarrollar las ceremonias También las hallamos aisladas o en gru- (Nielsen 2006a, 2007a). po en los campos de cultivo o dispersas en el paisaje. Con respecto a la presencia de mo- mias en las torres – chullpas, en el caso del Norte de Lípez es difícil de deter-

68 Arqueología Suramericana / Arqueología Sul-Americana 6, (1,2), 57-86; 2013 minar. Solamente en una de las más demos mencionar es el caso de Laqaya, de 300 torres – chullpas de Laqaya se donde Nielsen (2006a) detectó la pre- identifi caron restos humanos. En Cruz sencia de tres torres en el lado Este de la Vinto, de la excavación de una de las plaza, que poseían tres tamaños diferen- torres – chullpas asociadas a la plaza, tes. El autor remite la situación a la di- se recuperaron fragmentos cerámicos visión tripartita de los ayllus en Qoyana, de un contenedor y restos de bolsas de Payan y Kayaw. lana. Las demás chullpas se encuentran En el caso de Cruz Vinto, no hay vacías. En la base del promontorio ro- tres chullpas al lado Este de la plaza, coso donde se emplaza el sitio hay una sino que detectamos un total de 5 sin un cueva con chullpas en su interior, que patrón aparente. En el total del asenta- fue saqueada. Los habitantes de Colcha miento y en los alrededores del promon- “K” me contaron que había momias en torio detectamos un total de 101 torres la cueva, pero que “un cura chileno se – chullpas. Otra característica es que las las llevó y ahora están en el Museo de mismas se encuentran emplazadas entre San Pedro de Atacama”. los recintos, o formando parte de la Uni- De acuerdo con lo observado en la dades Arquitectónicas, y fueron cons- cueva de Cruz Vinto, y de otras en la truidas utilizando las mismas técnicas zona, parece que los entierros se rea- que las viviendas. lizaban en estas oquedades naturales, La temporalidad de las torres – chull- construyendo chullpas en su interior. El pas se determinó relativamente en su re- tipo de entierro era colectivo, y en una lación con las estructuras de vivienda y de ellas excavada por el equipo en la co- el material cerámico relacionado. Niel- munidad de Atulcha, cercana a Colcha sen (2001a) propone una evolución de “K”, detectamos la alternancia entre el espacio doméstico desde viviendas con almacenaje de quinoa y la función de plantas circulares en el PDR Temprano entierro. Por lo tanto, y de acuerdo con (900 – 1200 d.C.), plantas ovales en el los contextos excavados y observados PDR Tardío y plantas rectangulares en en la región, existen al menos dos mane- el Periodo Inka e Hispano Indígena. La ras de enterramiento, siendo la principal planta de las torres – chullpas acompa- o la más extendida el entierro en cuevas. ña este proceso, cambiando la forma en Esta situación podría responder también relación con los cambios en la vivienda. al vaciamiento de las torres en la época Por lo tanto, resumiendo las carac- colonial y a la extirpación de las idola- terísticas principales de las chullpas de trías. La pervivencia de los entierros en Cruz Vinto, las mismas no tienen una las cuevas se debería, dentro de este es- orientación determinada, poseen las cenario posible, a la poca visibilidad de mismas características arquitectónicas las mismas. que los recintos y se encuentran disper- A diferencia de otros casos, como en sas entre ellos, sin formar cementerios la cuenca del Titicaca (Kesseli y Pärs- separados. Las plantas son circulares u sinen 2005; Stanish 2003; Tantaleán ovales. Estos rasgos pueden relacionarse 2006), no encontramos en el Norte de con la situación descripta por Kesseli y Lípez diferencias sustanciales entre las Pärssinen en Qiwaya, y, a modo de hipó- torres – chullpas. No existe la voluntad tesis, podemos sugerir que los habitan- de distinguir materialmente algunas de tes del Norte de Lípez pertenecían a una ellas. Tal vez la única diferencia que po- parcialidad de habla puquina o urus. Sin

José Maria Vaquer 69 embargo, la única fuente de la que dis- en oposición a los grupos agricultores de ponemos para la zona, la “Carta del fac- la cuenca del Salar. Sin embargo, esta tor de Potosí Juan Lozano Machuca (al situación todavía debe comprobarse em- virrey del Perú Don Martín Enríquez) en píricamente. que da cuenta de cosas de aquella villa y Otro problema con que contamos de las minas de los Lipes” del año 1581 es que la población actual es de habla hace alusión a que los habitantes de la quechua, y se reconocen diferentes de zona eran aymara, e identifi ca como los grupos aymara que habitan el Norte “Colcha” a uno de los pueblos principa- del Salar de Uyuni. Por lo tanto, posi- les, pero también reconoce la presencia blemente en épocas inkaicas o españolas de urus: hubo un movimiento de población que “El repartimiento de los Lipes que está aún no tenemos determinado. en Corona de Su Majestad. Tendrá de Otro de los elementos vinculados con box (?) el contorno y término de lo que la ancestralidad en el Norte de Lípez es se intitulan los Lipes trescientas leguas y la cerámica de estilo Mallku. Este estilo habrá como cuatro mil indios aymaraes, cerámico, constituido en su mayoría por antes más que menos, y éstos están por escudillas con una decoración en forma reducir, divididos en muchas partes y de guirnaldas cerca del borde, era utili- pueblos muy distintos y apartados unos zado para prácticas de consumo (Arella- de otros en las poblaciones siguientes: no y Berberián 1981; Nielsen y Berbe- Colcha, que es pueblo donde reside el rián 2008). La distribución de este tipo sacerdote, y el pueblo de Chuquilla y de decorado en los asentamientos es uni- Queme, Cheucha, Becaya, Ojas, Tucas, forme, lo que Nielsen (2001a) interpreta Pala, Patana, Abana los cuales son los como una homologación entre el ámbito pueblos principales del dicho distrito público (las plazas) y el ámbito domésti- […]” (Lozano Machuca 1992 [1581]: co (las casas). 30). El tercer elemento vinculado con la “[…] Demás de los cuatro mil indios ancestralidad lo constituye la arquitec- referidos habrá en ese repartimiento tura. En los asentamientos del Norte de otros mil indios urus, gente pobre que Lípez, no existen diferencias signifi cati- no siembran ni cogen y se sustentan de vas entre la estructura de los grupos re- caza de guanacos y vicuñas y de pesca- sidenciales. La forma de los recintos, la dos y raíces que hay en ciénagas, que distribución y las técnicas constructivas las llama coroma […]” (Lozano Ma- son homogéneas, lo que crea un “pai- chuca 1992 [1581]: 31). saje corporativo” que objetiva la igual- Más allá de que esta división puede dad entre los grupos que conforman la responder a las etno-categorías aymara, sociedad. El efecto de esta objetivación donde los urus representan a los pasto- es homologar los escenarios donde se res y a las sociedades sin agricultura en realizan las prácticas sociales, y de esta general (Bouysse – Cassagne y Harris manera, crear una temporalidad similar 1987; Duviols 1973; ver también Mas- independientemente de la actividad que ferrer Kan 1984), considerados infra se esté realizando (Ingold 2000). Junto humanos, la carta citada menciona la con este efecto de la arquitectura, la pre- presencia de urus en la región. Esta si- sencia efectiva de las torres – chullpas tuación podría responder a la presencia en el espacio doméstico localiza a los en el Sur de Lípez de grupos de pastores, ancestros como referentes de las activi-

70 Arqueología Suramericana / Arqueología Sul-Americana 6, (1,2), 57-86; 2013 dades realizadas. partir de los fechados radiocarbónicos. Otro indicador de la temporalidad de Paisaje construido y prácticas sociales Cruz Vinto es su arquitectura. De acuer- en Cruz Vinto do con la propuesta de Nielsen (2001a) las plantas de las viviendas del Norte de Como mencioné anteriormente, ciertos Lípez cambian desde una forma circular indicadores materiales sitúan la ocupa- en el Periodo de Desarrollos Regiona- ción de Cruz Vinto a inicios del PDR les Temprano, a una forma elíptica en el Tardío. Entre ellos se encuentra la baja PDR Tardío y a una forma rectangular proporción de cerámica estilo Mallku en el Periodo Inka e Hispano Indíge- presente en el asentamiento tanto en su- na. En el relevamiento de la arquitec- perfi cie como en excavaciones. La cerá- tura que realizamos en el sitio, 83% de mica decorada corresponde en su mayo- los recintos posee planta circular (117: ría al estilo Cruz Vinto, representado por 140) seguido por los recintos de planta escudillas formalmente semejantes a las “herradura” (recintos circulares con un de estilo Mallku, pero con decoración en lado recto) con un 9% de la muestra (12: forma de chevrones y una pasta menos 140). También posee recintos con planta compacta. En las excavaciones llevadas “mixta” (recintos rectangulares con los a cabo en el basurero de Laqaya, sitio ángulos redondeados) en menor propor- próximo a Cruz Vinto, la cerámica Cruz ción, con un 5% de la muestra (7: 140). Vinto aparece en un nivel estratigráfi co Finalmente, 3 recintos poseen planta anterior a la Mallku. Por lo tanto, el esti- rectangular y uno planta trapezoidal (Va- lo Cruz Vinto es anterior al Mallku, aun- quer et al. 2010) (Figura 3). que debido a la poca duración del PDR Esta forma de las plantas ubicaría la Tardío no es posible discriminar esta- ocupación más densa del asentamiento dísticamente la diferencia cronológica a en la transición entre el PDR Tempra-

3 1 7

12

117

Figura 3. Distribución de las plantas por tipo en Cruz Vinto (n=140)

José Maria Vaquer 71 no y el PDR Tardío, alrededor del año sin restricciones impuestas por la estruc- 1200 DC. Finalmente, otros indicadores turación del espacio. A su vez, los patro- de la cronología del sitio son la ausencia nes de circulación también enfatizan los de arquitectura y la muy baja frecuen- encuentros entre los habitantes y las to- cia de estilos cerámicos posteriores. Por rres – chullpas, debido a que las mismas ejemplo, no detectamos la presencia de se encuentran localizadas próximas a las estructuras con técnicas constructivas de vías de circulación (Figura 4). fi liación inkaica, y solamente recupera- Realizamos también un análisis de mos en las excavaciones 29 fragmentos las características de performance del de un total de 4540 pertenecientes al es- espacio construido. Para ello, conside- tilo Inka Chicha, y todos correspondie- ramos a todo el asentamiento y su em- ron a una misma pieza (Vaquer 2011). plazamiento como un gran “objeto”. De- Por lo tanto, a pesar de no contar con terminamos, a partir de la generación de fechados precisos que localicen la ocu- coberturas con el alcance de los sentidos pación a principios del PDR Tardío, la en un Sistema de Información Geográfi - cultura material del sitio apunta a que ca, las modalidades sensoriales que ac- fue construido y ocupado alrededor del tuarían en un recorrido hipotético por el 1200 DC. En este sentido, representa asentamiento. Los resultados apuntaron uno de los primeros asentamientos que a que a lo largo del recorrido se favore- objetivan la nueva organización en base cen los sentidos próximos, como el olfa- a los ancestros. Sin duda, aunque en este to y el oído. Era posible escuchar y oler momento no podemos probarlo, la an- las actividades que se desarrollaban en cestralidad estuvo presente en el PDR los distintos sectores del asentamiento, Temprano, pero su visibilidad era mu- por lo que los habitantes participaban de cho menor. De acuerdo con lo planteado las mismas de manera directa o indirec- por Nielsen (2001b) para la Quebrada de ta. Del mismo modo, la homogeneidad Humahuaca, los sitios conglomerados de la arquitectura con respecto a las téc- del PDR Tardío fueron organizados so- nicas constructivas, plantas y superfi cie bre un esquema de parentesco ya exis- (variables que determinan la forma que tente, pero que tomó, sin embargo, una los recintos se presentan ante la visión) escala y unas dimensiones sin preceden- también enfatiza una experiencia sincró- tes. nica e indiferenciada del espacio. Por lo Con respecto a la arquitectura y el es- tanto, desde un punto de vista formal, la pacio construido, a partir de la sintaxis arquitectura y el uso del espacio en Cruz espacial en Cruz Vinto identifi qué un Vinto presentan al sitio como homogé- patrón de circulación con un alto grado neo a la percepción visual; y un espacio de axialidad, es decir, con una facilidad donde las actividades desarrolladas por de movimiento dentro del asentamiento. los habitantes pueden ser percibidas por Los espacios externos del asentamiento todos utilizando una combinación de se ordenan formando anillos constitu- modalidades sensoriales próximas, todo yendo un sistema distribuido asimétrico, esto enmarcado por la presencia perma- por lo que no existen espacios externos nente de las torres - chullpas (Vaquer segregados a la circulación. Esta dispo- 2009, 2011; Vaquer et al. 2010). sición del espacio enfatiza los encuen- De acuerdo a lo descripto en el pá- tros entre los habitantes, ya que es po- rrafo anterior, caractericé al espacio de sible acceder a cualquier punto del sitio Cruz Vinto como un “espacio corpora-

72 Arqueología Suramericana / Arqueología Sul-Americana 6, (1,2), 57-86; 2013 Figura 4. Vías de circulación de Cruz Vinto y las torres – chullpas asociadas. tivo”, donde las actividades llevadas a recintos con defl ector para canalizar el cabo eran percibidas por todos los habi- fl ujo de humo, un fogón y desechos de tantes del asentamiento sin restricciones. facto producto de actividades de con- Esta percepción crearía en los agentes sumo, almacenamiento y reparación de sociales un sentimiento de inclusión que artefactos. Posteriormente, y en el marco estructuró, desde la infancia, un habitus de mi tesis doctoral, excavamos 36 son- corporativo que situaba al grupo por en- deos en los espacios externos del asen- cima del individuo. Según la propuesta tamiento (Vaquer 2010) y cinco recintos de Bourdieu (1977) presentada anterior- que tenían como característica distintiva mente, el espacio doméstico es al ámbito la carencia de defl ector. El objetivo de principal de producción y reproducción las excavaciones fue determinar qué tipo del habitus a partir de habitar un espa- de actividades se desarrollaban en los cio estructurado de acuerdo a principios espacios externos (vías de circulación o mítico rituales que produce y reproduce espacios convexos) y en los recintos que las lógicas que se construyen y ponen en no estaban techados. práctica en los diferentes campos de la En las excavaciones de los espacios sociedad. convexos no detectamos la presencia Con respecto a las actividades de- de actividades. El material recuperado sarrolladas en el asentamiento, Nielsen correspondió a depósitos secundarios (2001a) y su equipo excavaron tres re- de material rodado de los recintos sin cintos completos, uno en forma parcial y defl ector. Debido a esto último, exca- una torre – chullpa de la plaza. A partir vamos cinco recintos localizados pen- de las excavaciones, reconocieron que la diente arriba de los espacios externos vivienda se encuentra conformada por excavados previamente. En los mismos

José Maria Vaquer 73 recuperamos materiales asociados con constructores del sitio los están hacien- actividades de consumo, almacenaje y do presente en todas las actividades de- reparación de instrumentos líticos. La sarrolladas en el asentamiento. En últi- estructura del registro nos permitió in- ma instancia, observando o participando terpretar que las actividades desarrolla- directamente, las torres – chullpas en el das en estos recintos eran similares a paisaje se constituyen una fuente de re- las realizadas en las viviendas, con la cursividad para todas las acciones de los excepción de la cocción de alimentos ya agentes sociales. De acuerdo con las ca- que no detectamos evidencia de estruc- racterísticas del emplazamiento de Cruz turas de combustión en los recintos sin Vinto y de la presencia de murallas pe- techar (Vaquer y Pey 2010). Por lo tanto, rimetrales, la función más “obvia” pare- propuse que la vivienda se encontraba ce ser la defensa. Pero considero que de conformada por los recintos con techo y igual importancia, aunque actuando de defl ector y los recintos sin techar asocia- manera implícita, corporal, se encuentra dos. Las actividades de cocción se reali- como función objetivar y “dar forma” zaban en los recintos techados, mientras a un nuevo paisaje social basado en la que el consumo, en los recintos sin te- ancestralidad. Como sugerí, el corpora- char (Vaquer 2011). tivismo y el confl icto representan dos fe- nómenos íntimamente relacionados, por DISCUSIÓN lo que el pukara no solamente objetiva la presencia de los ancestros en el paisa- Ancestralidad y Materialidad en Cruz je, sino también la situación de confl icto Vinto en la que se vieron inmersas las socieda- des Tardías del Norte de Lípez. En las secciones anteriores describí al- De esta manera, tenemos un primer gunos elementos de la cultura material conjunto de signifi cados que se asocian del Norte de Lípez en general y de Cruz materialmente ancestralidad y confl icto. Vinto en particular que podrían aso- Por un lado, tenemos la presencia de las ciarse con la ancestralidad. Ahora bien, torres – chullpas localizadas en el es- ¿cómo se relacionan la ancestralidad y pacio doméstico. En el caso de Laqaya, la materialidad en Cruz Vinto? En esta donde hay un pukara con un poblado sección ensayo una interpretación para bajo asociado, un conjunto de torres – esta pregunta. chullpas se localiza en la barranca que Uno de los primeros puntos que voy separa a los dos, formando una “barrera a retomar se vincula con la temporalidad simbólica” y protegiendo a los habitantes de la ocupación del asentamiento. Como del asentamiento. También es notoria la argumenté anteriormente, la ocupación presencia de torres – chullpas formando del pukara puede ubicarse en los inicios parte de las murallas defensivas (Nielsen del año 1200 DC. Esto es importan- 2002). Por otro lado, tenemos los puka- te porque el sitio representa una de las ras como evidencias físicas y tangibles primeras objetivaciones de un espacio del confl icto. Combinados ambos ele- estructurado en torno a los ancestros, y mentos en el paisaje, se relacionan. In- por lo tanto, al corporativismo como un dependientemente de las explicaciones conjunto de prácticas sociales. Al situar posibles para esta situación, por ejemplo a los ancestros en el espacio, y particu- que “los ancestros nos defi enden”, la larmente en el espacio doméstico, los asociación se realiza de forma material.

74 Arqueología Suramericana / Arqueología Sul-Americana 6, (1,2), 57-86; 2013 Figura 5. Perfi les de las escudillas Cruz Vinto recuperadas en las excavaciones.

Ambos elementos se constituyen como Otro elemento relacionado es la ar- parte del paisaje, están ahí, presentes quitectura. Las técnicas constructivas, como un recurso del espacio en las inte- las plantas, formas y superfi cies de los racciones de los agentes sociales. recintos son similares. Esta homoge- El segundo conjunto de signifi cados neidad de la arquitectura objetiva la se relaciona específi camente con los igualdad entre los diferentes conjuntos elementos que conforman la ancestrali- domésticos y al mismo tiempo niega las dad. El más obvio de ellos es la torre – diferencias jerárquicas entre los grupos. chullpa. No me voy a extender sobre las Construye un paisaje similar, donde la mismas, ya que Nielsen (2008) dedica repetición de las formas arquitectónicas un trabajo específi camente a ellas. Uno domina el recorrido por el asentamiento. de los puntos a destacar es la omnipre- Las características visuales de los recin- sencia de las torres – chullpas homolo- tos, que son el producto de las técnicas gando diferentes campos de la práctica, constructivas, estructuran una percep- particularmente el espacio público, el ción semejante. espacio doméstico y el espacio produc- Las evidencias de las prácticas de- tivo. Me voy a detener en la relación con sarrolladas en los espacios externos del el espacio doméstico. Como mencioné asentamiento se relacionan con el consu- anteriormente, en Cruz Vinto las torres mo de alimentos, realizado en su mayo- – chullpas se encuentran asociadas a las ría en piezas cerámicas con un alto gra- principales vías de circulación del asen- do de estandarización con respecto a su tamiento, por lo que transitar por el lugar forma y decoración. A título de ejemplo, era una experiencia marcada por el en- las escudillas de estilo Cruz Vinto que cuentro con los ancestros. representan la mayor proporción de ce-

José Maria Vaquer 75 rámica decorada en el asentamiento, pre- neidad de los habitantes. Esto ocurre en sentaron un diámetro de boca que oscila un espacio por el que se circula libre- entre los 17 cm y los 21 cm, una altura mente, y donde las actividades realiza- máxima entre los 6 cm y los 8,5 cm y das son perceptibles, por la vista, el oído un volumen entre los 0,75 l y 1,67 l. Por y el olfato. El consumo, práctica social lo tanto, a nivel formal, las escudillas que determina las relaciones de paren- Cruz Vinto son uniformes. Con respecto tesco en la Región Andina, es realizado a la decoración, los patrones decorativos en recintos sin techar, donde los habitan- reconocidos se basan principalmente en tes compartirían directa e indirectamen- chevrones formando guirnaldas en el te la comida de todos, a la vista de los borde. Detectamos cierta variabilidad en ancestros corporizados en las de torres – la decoración con respecto al número de chullpas. Las prácticas de consumo son chevrones que conforman cada guirnal- llevadas a cabo utilizando un conjunto da, incluso hay variaciones en una mis- cerámica uniforme, tanto formal como ma pieza. decorativamente. Las escudillas Cruz Vinto se encuen- Hasta ahora describí mi interpreta- tran también asociados a escudillas de ción de las actividades desarrolladas en estilo Alisado, que son semejantes en el asentamiento y su relación material forma pero carecen de decoración. No con la ancestralidad. Uno de los objeti- existe un patrón reconocible en la distri- vos de este trabajo es relacionar la ma- bución espacial de la cerámica decorada, terialidad con el poder. En el apartado tanto en la superfi cie como en los recin- siguiente vinculo el escenario interpre- tos excavados. Por lo tanto, la decora- tativo planteado con la ideología semió- ción y la forma de los cuencos también tica y el poder social. es parte de los elementos que homoge- neízan las actividades desarrolladas en La ancestralidad como ideología se- el asentamiento. Estas últimas, como miótica mencioné anteriormente, se encontraban divididas en los recintos que conforma- Como expuse en las secciones de este ban las viviendas. Los recintos techados trabajo, la ancestralidad como un con- con defl ector funcionaban como cocinas junto de prácticas que tienen a los ances- y lugares de descanso y almacenamien- tros como referentes puede ser rastreada to, mientras que los recintos sin techar desde el Periodo Formativo en la Región eran los lugares de consumo, y según la Andina Meridional. Su visibilidad en evidencia recuperada en las excavacio- la cultura material es variable, depen- nes, también de almacenaje (ver Vaquer diendo de cada contexto particular. Es y Pey 2010 y Vaquer 2011 para una des- durante el Periodo Intermedio Tardío, cripción detallada del conjunto cerámico o Periodo de Desarrollos Regionales y sus asociaciones). (1000 – 1450 DC) donde la ancestrali- A partir de la evidencia mencionada, dad se hace evidente en la Región Andi- podemos establecer un conjunto de aso- na Meridional. Ahora bien, en el Norte ciaciones que operaron materialmente en de Lípez vimos que alrededor del 1200 Cruz Vinto. DC aparecen en la cultura material las La arquitectura, distribución de los torres – chullpas, las plazas y los esti- recintos y la estructura de las viviendas los cerámicos emblemáticos, junto con crean y refuerzan la noción de homoge- evidencias de confl icto social. Esto no

76 Arqueología Suramericana / Arqueología Sul-Americana 6, (1,2), 57-86; 2013 implica que la organización familiar no los ancestros. Algunas de ellas fueron haya existido previamente, sino que a recuperadas en las excavaciones de las partir de este momento se conformó en viviendas de Laqaya, y siguen siendo la ideología semiótica dominante. veneradas por los comunarios como re- La ancestralidad determina una serie presentaciones de los ancestros. de relaciones entre los agentes socia- Uno de los componentes principales les y entre éstos y los objetos. En este de la ancestralidad como marco simbó- sentido, estructura una serie de campos lico es entender las relaciones entre los semánticos alrededor de la fi gura del an- seres que pueblan al mundo en término cestro (Nielsen 2007b) y desafía las no- de relaciones de parentesco. Así, las re- ciones de agencia propias de la Moder- laciones entre los distintos grupos de pa- nidad. Dentro de este marco de sentido, rentesco o ayllus que conforman los gru- los ancestros tienen agencia e infl uyen pos sociales dependen de la distancia de directamente en la reproducción de los parentesco al ancestro común o wak´a sistemas sociales. Ellos son los dueños de mayor orden o jerarquía. Con el pai- últimos de los recursos, que son explo- saje ocurre lo mismo: los cerros son ve- tados por las comunidades siempre y nerados de acuerdo a la distancia de pa- cuando se cumplan las ceremonias indi- rentesco con las comunidades (cada una cadas (Nielsen 2006b). Ciertas prácticas reconoce uno como el más importante, o sociales pueden infl uir en la manera en sea, como el ancestro directo); e incluso que los ancestros se comportan con los las relaciones entre los cerros también grupos. Si se los alimenta y se les de- son relaciones de parentesco o afi nidad muestra respeto, los ancestros proveen. (tal cerro es el hermano; tal la esposa) En el caso contrario, pueden enviar fe- (Martínez 1989). nómenos climáticos, como heladas y De acuerdo con lo planteado en este granizo, que atentan contra las cosechas trabajo, esta organización social (y es- y también pueden enfermar a los ani- quema clasifi catorio) habría tenido su males. Por lo tanto, los ancestros son auge en el Norte de Lípez durante el considerados agentes sociales. Sus ma- PDR Tardío (1200 – 1450 DC), siendo nifestaciones materiales son varias: por Cruz Vinto una de sus primera manifes- un lado las torres – chullpas ya mencio- taciones y objetivaciones. nadas, pero también son de gran impor- La materialidad de las prácticas pue- tancia los cerros y lagunas. Aún hoy, los de ser entendida en términos de tres ele- comunarios del Norte de Lípez suben en mentos relacionados: la temporalidad, el mes de Noviembre a pedir por lluvias la espacialidad y el ser social o agencia. a los cerros. En el caso de Colcha “K”, la Los tres elementos se encuentran pre- ceremonia se realiza en el cerro Lliphi, sentes en toda práctica social, ya que las mientras que en Santiago “K” en el ce- mismas tienen varias temporalidades (el rro Qaral Inka (Gil García 2008). Entre momento y la duración de la práctica, las estos cerros existe una rivalidad por el prácticas pasadas de donde obtienen la amor del cerro Wawalli, cerro femenino recursi-vidad y el signifi cado, y la pro- en cuya falda se asienta Cruz Vinto. En yección hacia prácticas futuras); varias la cima del Lliphi se guarda el “tesoro espacialidades (la extensión espacial de de la comunidad”, que es contado cada la práctica mientras se desarrolla, la re- vez que se sube. También hay rocas de- ferencia hacia otros espacios) y el ser nominadas wak´as que representan a social o agencia (por defi nición, para ser

José Maria Vaquer 77 social una práctica debe referirse a otro, orientada hacia el tiempo mítico ances- presente o ausente). Este último punto tral. Como una primera objetivación es importante porque los referentes de de la ancestralidad, constituyó un lugar las prácticas no tienen que ser necesa- donde el tiempo habitual de lo cotidiano riamente humanos, sino cualquier ser se fundió con el tiempo público. Las ho- dotado de agencia. Por lo tanto, al desa- mologías entre el espacio doméstico y el rrollarse las prácticas sociales ponen en espacio público, la arquitectura y el uso práctica todo el bagaje de conocimien- del espacio crearon una estructura de to social en términos del habitus de los recursividad que referenciaba al tiem- agentes y de las representaciones que po de los ancestros en las prácticas so- constituyen un régimen de materialidad. ciales. Al realizar las actividades en un La relación entre los tres elementos, paisaje homogéneo, generóuna analogía además de ser principalmente corporal, con las temporalidades de las activida- se encuentra determinada y es determi- des. Según Ingold (2000), el taskscape nante de una ideología semiótica y, por se encuentra compuesto por una serie de lo tanto, se encuentra estructurada de actividades que se relacionan entre sí de acuerdo a relaciones de poder. manera secuencial o en paralelo. Al rea- Me voy a focalizar particularmen- lizarse las mismas en un marco de refe- te en la temporalidad, ya que conside- rencias presentado como homogéneo, se ro que la ancestralidad en términos de elimina el efecto secuencial y se “acha- ideología semiótica, sitúa a las prácticas tan” los tiempos de las actividades entre sociales de los agentes en un tiempo fue- sí, enfatizando el paralelismo. Esto no ra del tiempo, en el tiempo mítico de la implica considerar que las actividades creación dominado por los antepasados. paralelas y las secuenciales representan Al situar el accionar de los agentes en dos polos opuestos, sino que se tratan un tiempo que se percibe como circular, de un continuum donde la temporalidad niega la posibilidad del cambio social y estaría acentuando la percepción de las la contingencia de la Historia. A su vez, mismas como paralelas independiente- en la Región Andina, el tiempo y el es- mente de sus características particulares pacio se encuentran ligados de tal mane- (Vaquer et al. 2010). ra que no es posible entender uno sin el En relación con el desarrollo teórico otro (Bouysse – Cassagne y Harris 1987; del trabajo, propongo interpretar a la an- Wachtel 2001). Por lo tanto, el espacio y cestralidad como una ideología semió- el tiempo refuerzan la idea de un tiempo tica que fue consolidada y objetivada ancestral así como de un “espacio cor- alrededor del siglo XIII, y que perdura porativo”. Siguiendo a Giddens (1998), incluso hasta nuestros días. Esta ideolo- el espacio y el tiempo son las principales gía semiótica reguló las relaciones entre fuentes de recursividad de las prácticas los agentes sociales y los ancestros, y es- sociales y funcionan como condiciones tructuralmente or-ganizó las relaciones estructurantes. de poder entre los diferentes grupos cor- porativos o ayllus que componían a las El tiempo de los ancestros: materiali- sociedades tardías del Norte de Lípez. dad y poder Proponer que las sociedades tardías del Norte de Lípez eran sociedades cor- Cruz Vinto, en tanto “paisaje corpora- porativas no implica que en las mismas tivo”, también creó una temporalidad no existían diferencias de jerarquías,

78 Arqueología Suramericana / Arqueología Sul-Americana 6, (1,2), 57-86; 2013 sino que las mismas se producían entre de hipótesis, podemos aventurar que el grupos y no entre individuos. En este poblado principal se encontraba donde sentido, el punto focal y la representa- actualmente está el pueblo de Colcha ción emblemática de los ayllus eran los “K”, que aunque completamente des- ancestros, por lo que las jerarquías entre mantelado, aún posee material en super- ancestros estructuraban diferencias entre fi cie y restos de algunas torres – chull- grupos. pas. Parte de la población se instaló en Ahora bien, a partir de las interpre- Cruz Vinto, constituyendo una primera taciones presentadas sobre la cultura línea de defensa. El sitio se encuentra material de Cruz Vinto, propuse que el emplazado junto a una quebrada que paisaje del asentamiento era un “paisaje permite el acceso al centro de la penín- corporativo”, donde las diferencias entre sula de Colcha “K”, donde se localiza los grupos se encontraban encubiertas una amplia vega. Además, es posible por una arquitectura común, por una dis- controlar visualmente el Salar y detectar tribución uniforme de los tipos cerámi- la presencia de grupos que se acerquen. cos emblemáticos y por las característi- Por lo tanto, la funcionalidad defensiva cas de performance del espacio construi- del sitio fue doble: por un lado cubrir el do. No encontramos en la plaza del sitio acceso a la vega mediante la quebrada; y las tres torres – chullpas orientadas hacia por el otro como puesto de observación el Este, que sí se encuentran presentes ante potenciales invasiones provenien- en Laqaya o en el sitio próximo Churu- tes del Salar. La ausencia de indicado- pata (Nielsen 2006a). Tampoco es evi- res materiales de momentos posteriores dente una formalización del espacio. Por podría relacionarse con que el pukara lo tanto, y debido a la indeterminación cayó en desuso una vez que las fronteras de las dataciones comentada más arriba, fueron expandidas hacia el Sur. Este he- consideramos que este sitio fue cons- cho también explicaría la baja densidad truido y utilizado a principios del PDR de material recuperado en las excavacio- Tardío. Refuerzan esta interpretación nes. la ausencia de cerámica o arquitectura Según esta hipótesis, Cruz Vinto con posible fi liación inkaica y la baja constituyó una de las primeras obje- frecuencia de cerámica Mallku, estilo tivaciones del nuevo orden basado en emblemático del Norte de Lípez duran- la ancestralidad que fue plasmado en te el PDR Tardío. La arquitectura, con el paisaje. Como tal, fue construido de recintos de planta predominantemente acuerdo con la lógica de la ancestralidad circular (ver Figura 3) también indica presente en las llactas o centros ceremo- que el sitio pudo ser construido a inicios niales de primer orden. Como propuse del PDR Tardío (ver Nielsen 2001 para más arriba, existen una serie de homolo- la relación entre cronología y forma de gías estructurales y estructurantes entre las plantas). Otra característica de Cruz el espacio público, lugar de celebración Vinto que lo separa de los sitios “típi- de las ceremonias de comensalidad, con cos” del PDR Tardío del Norte de Lípez el espacio doméstico. Es en este sentido es la ausencia de poblado bajo asociado que la ideología semiótica basada en la al pukara (Nielsen 2002). ancestralidad produjo relaciones de po- Todas estas características permiten der: el tiempo cotidiano, marcado por el interpretar que Cruz Vinto fue uno de los ritmo de las actividades diarias, se desa- primeros pukaras de la región. A título rrollaba en un espacio estructuralmente

José Maria Vaquer 79 homólogo al espacio público, arena de CONCLUSIONES las negociaciones entre los diferentes grupos de parentesco. De esta manera, Este trabajo fue un ensayo interpretativo y de acuerdo con la propuesta de Gos- de cómo la cultura material se encuentra den (1994) explicitada anteriormente, el estructurada a partir de signifi cados que tiempo institucional se impone dentro son interpretados corporalmente por los del tiempo biográfi co de los agentes. agentes sociales. Más allá de proponer Este tiempo institucional se encuentra dicotomías como corporal vs mental, o representado por la fi gura de los ances- tiempo habitual vs tiempo público, el tros y el tiempo mítico de la creación, objetivo fue entender estas categorías por lo que la temporalidad cotidiana como complementarias. Parte del cono- de los agentes es presentada como una cimiento social se encuentra localizado estructura mítica, la continuación del en una hexis corporal que constituye la mito de creación original. Este tiempo base para las acciones y las percepcio- mítico es un tiempo que se sitúa “fuera nes. Junto con él, se encuentra el conoci- del tiempo”, y por lo tanto, fuera de la miento objetivado en diversos soportes, historia y de la contingencia de la acti- que es traído a la luz en ciertas ocasio- vidad humana. Las relaciones de poder nes sociales. Pero es importante tener en contenidas en este tiempo mítico fueron cuenta que ambos operan reforzándose presentadas como eternas, relacionadas mutuamente, y que si existen diferencias con el origen, y por lo tanto, inmutables entre ambos se producen cuestionamien- y necesarias. tos del orden social. Lo más importante del proceso de- El concepto de “ideología semióti- lineado en el párrafo anterior es que es ca” resulta rentable para interpretar la un proceso que dependió de la materia- estructuración de los signifi cados en la lidad y operó de forma no discursiva a cultura material, a partir de ciertas ca- través de habitar un paisaje estructura- racterísticas sensibles de los objetos. do de manera coherente con el sistema Las torres – chullpas, el emplazamiento mítico. El poder operó de dos maneras: defensivo, las prácticas sociales desarro- por un lado, los agentes socializados en lladas junto con su materialidad en Cruz este entorno tienen la disposición de re- Vinto, se encontraban referenciando a producir las mismas estructuras de las un tiempo fuera del tiempo, situándolo que son producto (el habitus), y por el fuera de cuestionamiento. Este mecanis- otro, creando una ideología semiótica mo de poder, que actúo materialmente, que intentó estabilizar los sistemas de se encontraba en sintonía con el habitus signifi cados en torno a la ancestralidad. de los agentes, por lo que fue sostenido La institucionalización de la ancestrali- más allá del PDR Tardío. dad como ideología semiótica que actuó Habitar en Cruz Vinto era vivir en materialmente y las estructuras estructu- un paisaje marcado por la presencia de rantes del habitus se reforzaron mutua- los ancestros y de los grupos corporati- mente para crear una “disciplina corpo- vos que representaban. La arquitectura ral” o “tecnología del ser” en términos doméstica homogénea, la presencia de de Foucault (2004). las torres – chullpas en el espacio do- méstico, el espacio público y el espacio productivo; el consumir alimentos en ti- pos de vasijas similares; el circular por

80 Arqueología Suramericana / Arqueología Sul-Americana 6, (1,2), 57-86; 2013 un asentamiento sin restricciones a los una sola cara de la moneda, los signifi ca- sentidos, estructuraron corporalmen- dos que son objetivados y perduran en el te un habitus corporativo. A su vez, la tiempo. Si consideramos que las prácti- participación en ceremonias en los espa- cas son recursivas, y que en ellas se pro- cios públicos, y las ceremonias llevadas duce y reproduce la estructura, entonces a cabo en distintas ocasiones de la vida al acceder a la estructuración de la cul- de los agentes objetivaron la presencia tura material estamos viendo el produc- de los ancestros como un punto focal to de esas prácticas y cómo las mismas en la vida social de los colectivos. Los cambiaron o perduraron en el tiempo. agentes se encontraban inmersos en este universo material de los ancestros des- AGRADECIMIENTOS de la infancia, criándose en un espacio doméstico estructurado de acuerdo a Los trabajos de campo en Cruz Vinto los mismos principios que fueron obje- fueron posibles gracias a un convenio tivados en las ceremonias públicas. Por con el Vice Ministerio de Cultura de lo tanto, podemos considerar que exis- Bolivia, y, principalmente, por la ayuda tió una continuidad y coherencia entre y colaboración brindada por la Honora- la esfera pública y la esfera privada, el ble Alcaldía Municipal de Colcha “K”; tiempo habitual y el tiempo público. Y así como la Comunidad de Colcha “K”. esta continuidad fue creada y reforzada Don Andrés Basilio y Doña Santusa nos a través de los signifi cados de la cultura hospedaron y nos hicieron sentir como material. Propuse que el principal meca- en nuestra casa. nismo que produjo esta continuidad fue Las campañas fueron fi nanciadas con la homologación de la temporalidad, a una beca doctoral del Consejo Nacional partir de realizar las prácticas en un pai- de Ciencia y Tecnología (CONICET) de saje homogéneo, y a través de estructu- Argentina, y con un subsidio de la Agen- rar el tiempo habitual de manera similar cia Nacional de Promoción Científi ca. al tiempo público. Finalmente, quiero agradecer a to- Como mencioné anteriormente, no dos los que participaron en los trabajos creo posible interpretar las percepcio- de campo y laboratorio, y a los dos eva- nes particulares de los agentes. Las he- luadores anónimos que contribuyeron a rramientas teórico – metodológicas con mejorar sustancialmente el trabajo. que contamos nos permiten interpretar

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