Paz Balmaceda GH
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La crisis y su representación Huellas de la violencia política en la narrativa chilena contemporánea Paz Balmaceda GH TESI DOCTORAL UPF / 2014 DIRECTOR DE LA TESI Dr. Domingo Ródenas de Moya DEPARTAMENT D’HUMANITATS ii A mis padres, Luis Emilio y Cecilia, que una vez más me permitieron hacer real un sueño: el de Barcelona. iii Agradezco a quienes me acompañaron en este proceso de investigación, a mi familia y amigos; especialmente a los que me revelaron cosas en el camino: a David H. Colmenares, Juan Antonio Montiel, Pablo Raphael y Antonio Blanco. A Valentina Escobar su apoyo; a Domingo Ródenas de Moya quien guió este proceso permitiéndome elegir libremente cada ruta tomada. Y a Javier, por su cariño y paciencia. v Resumen Esta tesis se propone analizar cómo la literatura, ante determinados sucesos extremadamente violentos y circunstancias traumáticas, puede constituirse en un mecanismo fundamental para la sociedad para interpretar y asimilar tales procesos. A diferencia de la historiografía, que reconstruye documentalmente los hechos, la ficción literaria los encara mediante una reelaboración crítica que los integra en la memoria colectiva y, de este modo, ayuda a asimilarlos. Se plantea, así, un papel social de la literatura en sociedades que han padecido situaciones traumáticas, como lo fue la violencia ejercida desde el Estado por la dictadura chilena entre 1973 y 1990. Después de casi 25 años del retorno de la democracia, en Chile se vive un fecundo momento de representaciones literarias, audiovisuales, teatrales y visuales, que ponen en escena, dialogan y reinterpretan lo sucedido. Esta investigación busca examinar el tratamiento de la dictadura chilena en cuatro narradores contemporáneos: Germán Marín, Diamela Eltit, Roberto Bolaño y Arturo Fontaine. Abstract This thesis aims to analyze how literature, faced with some extremely violent events and traumatic circumstances, can become a key to interpret and assimilate them. Unlike historiography, that reconstructs the events searching for evidence in written records, literary fiction deals with it through a critical reworking that integrates these events in the collective memory and thus helps to assimilate them. By this means a new social role for literature emerges in societies which have suffered traumatic situations as the violence exercised by the state during the Chilean dictatorship between 1973 and 1990. In Chile, after nearly 25 years from the return of democracy, we are observing a prolific period of literary, vii theatrical, visual and audiovisual representations that stage, discuss and reinterpret what happened. This research examines how the Chilean dictatorship is dealt with by four contemporary storytellers, Arturo Fontaine, Roberto Bolaño, Diamela Eltit y Germán Marín. viii Índice Introducción. Crisis y Representación………................……….............….....................………..3 I. El siglo de las tinieblas a. Políticas del mal y la memoria…………....……………..….16 b. Las posibilidades de la ficción……………................….…..42 c. Memorias del Holocausto, ícono del mal..............................57 II. América Latina en pedazos a. La violencia en la literatura latinoamericana…….................75 b. El referente colombiano como precursor…………...........…85 c. Argentina, la vuelta de tuerca de las ficciones del estado...109 d. Escrituras de la violencia después del dictador…........…...121 III. La experiencia chilena a. Sucesos y construcción de memoria…………………........140 b. La dictadura chilena en la literatura……………….........…161 c. Narrar después de 1990: la novela de la orfandad…...........187 IV. Las novelas a. El país a través del extrañamiento: Germán Marín…..........202 i. La novela: El palacio de la risa..............................202 ii. Recepción crítica....................................................203 iii. Análisis...................................................................209 b. La alegoría del duelo y el fracaso: Diamela Eltit.................231 i. La novela: Jamás el fuego nunca............................231 ii. Recepción crítica....................................................231 iii. Análisis...................................................................241 c. La ironía: Roberto Bolaño...................................................254 i. La novela: Nocturno de Chile.................................254 ii. Recepción crítica....................................................254 iii. Análisis...................................................................265 ix d. La zona gris: Arturo Fontaine..............................................293 i. La novela: La doble vida........................................293 ii. Recepción crítica....................................................294 iii. Análisis...................................................................304 V. Conclusión.......................................................................................330 VI. Bibliografía......................................................................................342 VII. Anexos.............................................................................................367 x Introducción: crisis y representación Hay un punto extremo, un lugar -digamos- al que parece imposible acercarse. Como si el lenguaje tuviera un borde, como si el lenguaje fuera un territorio con una frontera, después del cual están el desierto infinito y el silencio. ¿Cómo narrar el horror? ¿Cómo trasmitir la experiencia del horror y no sólo informar sobre él? (…) La verdad tiene la estructura de una ficción donde otro habla. Hay que hacer en el lenguaje un lugar para que el otro pueda hablar. La literatura sería el lugar en el que siempre es otro el que habla. Me parece entonces que podríamos imaginar que hay una segunda propuesta. La propuesta que yo llamaría el desplazamiento, la distancia. Salir del centro, dejar que el lenguaje hable también en el borde, en lo que se oye, en lo que llega de otro. Ricardo Piglia. La verdad, señala el escritor argentino Ricardo Piglia, tiene la estructura de una ficción que otro narra. ¿Cómo puede comprenderse en su cabalidad la experiencia del horror? La pregunta que subyace en el epígrafe se refiere a la narración que puede hacer una sociedad, una época, una persona –a final de cuentas una cultura– enfrentada al mal. En primer lugar a la posibilidad de esa narración y, en segundo, a su pertinencia. ¿Cómo se incorporan las experiencias traumáticas? ¿cómo se integran y cómo se narran dentro de una cultura? La violencia 3 desaforada, cuyas raíces parecen rebasar toda explicación, nos plantean una pregunta obligada: ¿es posible contarla, transmitirla, transferirla a palabras? Se diría que representarla implica poner en crisis el propio sistema de la mimesis, cuyo fundamento radica precisamente en transmutar la desmesura en inteligibilidad. Pero uno de los mayores riesgos de la representación consiste en naturalizar el horror, asignarle una interpretación capaz de darle sentido. La dificultad que implica narrar la violencia en sí misma, en toda su obscenidad y su exceso, ha provocado el fracaso de muchos intentos por acercarse a ella sin interpretaciones culturales ni sociales. Es el caso, por ejemplo, de la novela Lituma en los Andes de Mario Vargas Llosa. Al buscar representar la violencia que vivió Perú en los años de Sendero Luminoso —la novela narra la andanzas del cabo Lituma y su compañero, quienes intentan resolver el paradero de un grupo de personas desaparecidas— Vargas Llosa termina postulando como explicación un vaga tesis: el canibalismo de los autóctonos (Ortega, El principio radical 80). Esta solución, que sacrifica la densidad histórica o política en aras de un relato mítico, fue ampliamente criticada. Al decir de Julio Ortega: Ante la imposibilidad de hacer inteligible el desgarramiento peruano, solo cabe la tesis culturalista, que por un lado propone el rito dionisiaco degradado como una suerte de suicidio cultural; y por otro, sugiere en estos actores la parte de salvajismo que la civilización no puede sino comprobar con el más triste de los tópicos (El principio radical 81). Lituma en los Andes es un buen ejemplo de la inadecuación entre la crisis y su representación. Ante la complejidad de volver el fenómeno inteligible y la voluntad de explicar mediante la narración, el libro cae en una interpretación que tiende a simplificarlo, a traducirlo a otros términos. ¿Cómo puede una novela representar la violencia? Justamente 4 en preservar su contenido amenazante, en la posibilidad de producir una identificación y, por tanto, volverse sujeto de la acción, es en donde se quiebra el sistema de la mimesis y donde radica, quizá, su dificultad: la imposibilidad de recrear el peligro verdadero, de amenazar. ¿Para qué escribirla? ¿Puede la literatura representarla en su cabalidad y complejidad? ¿Por qué razón decide alguien inmiscuirse en una «geografía del peligro», en el «ecosistema del mal»? (Domínguez 198). Los términos señalados en la pregunta se refieren a conceptos empleados por Christhopher Domínguez para referirse a la narrativa de Roberto Bolaño, ambos muy pertinentes para la lectura de las novelas que realizaremos en los próximos capítulos, ya que las obras narrativas elegidas constituyen a una suerte de geografía del peligro que nos interesa abordar. La violencia en la literatura latinoamericana no es, en ningún caso, un tema novedoso si recordamos que esta tradición ha estado atravesada desde sus comienzos por la violencia, con su gran cantidad de páginas sobre el trauma de la