●Autor/es Ángel Esparza Arroyo

●Título «Los astures»

●N.º de Vaccea Anuario 5

●Año 2012

●Páginas 16-24

●ISBN 978-84-7359-705-0

●URL https://pintiavaccea.es/download.php?file=237.pdf

www.pintiavaccea.es 1 €

PINTIA CAMPAÑA XXII EXCAVACIONES EN LAS RUEDAS Y EN LOS FOSOS DE LAS QUINTANAS PRODUCCIONES VACCEAS LA CERÁMICA CUÉLLAR CIUDADES VACCEAS LOS ASTURES NUESTROS ANCESTROS

LOS TESOROS PRERROMANOS DE PALENCIA PINTIA EN LA SENDA DEL DUERO EDITA Centro de Estudios Vacceos “Federico Wattenberg” de la Universidad de Valladolid

DIRECTOR Carlos Sanz Mínguez

COLABORADORES Juan Manuel Carrascal Arranz Carlos Jimeno Velasco

ILUSTRACIONES Centro de Estudios Vacceos “Federico Wattenberg” y autores de los trabajos respectivos, salvo indicación expresa.

DISEÑO Centro de Estudios Vacceos “Federico Wattenberg”

MAQUETACIÓN Eva Laguna Escudero

PORTADA Reconstrucción del aristócrata sexagenario de la tumba 28 de la necrópolis de Las Ruedas de Pintia, por Luis Pascual Repiso - CEVFW

REDACCIÓN, ADMINISTRACIÓN Y PUBLICIDAD Centro de Estudios Vacceos “Federico Wattenberg” y Asociación Cultural Pintia

IMPRESIÓN OCHOA IMPRESORES / 975 233 827

TIRADA 20.000 ejemplares

DEPÓSITO LEGAL: VA 618-2012

ISBN: 978-84-7359-705-0 01 Excavaciones en Pintia. Campaña XXII de 01 excavaciones arqueológicas en Pintia (Padilla de Duero/Peñafiel)

02 Nuestros ancestros. Los Astures

03 Ciudades vacceas. Cuéllar 02 04 Producciones vacceas. La cerámica

05 Premios recibidos. Un diez para diez

06 Pintia proyecto docente

07 Los animales salvajes en el imaginario vacceo 03 04

08 Los tesoros prerromanos de Palencia 08

09 Pieza del año. Reexcavando la tumba 185

10 Pintia: en la senda del Duero

11 La otra mirada. José Carlos Carballo 07

12 Noticiario Vacceo 09 13 Humor Sansón

10

PROYECTO PINTIA Equipo de investigación 2011

Directores: Colaboradores: Carlos Sanz Mínguez, Profesor Titular de Prehistoria, Universidad de Valladolid Asociación Cultural Pina Fernando Romero Carnicero, Catedrático de Prehistoria, Universidad de Valladolid Ignacio Represa Bermejo Carlos Santamarina Carlos Jimeno Velasco Amador García Rivas Codirectores Excavación Arqueológica: Luis Alfonso Sanz Díez Roberto De Pablo Martínez Elvira Rodríguez Guérrez Cristina Górriz Gañán Voluntariado pinano

Coordinadora María Luisa García Mínguez, Presidenta de la Asociación Cultural Pintia

Becarios adscritos al Proyecto Pintia: Alumnos participantes en la campaña de excavación XXII: Daniel Morales Álvaro Sanz García Michele Bittner David Haynes Gustavo Rodríguez Alanna Brown Conchi Hernández Mancha Elvira Rodríguez Gutiérrez Nikolaus Cox Audrey Jaksich Alaina Sawyer Kaitlin Daniel Patricia Mereniuk Rebecca Sexton Kirandeep Dhaliwal Gabrielle Metcalf Hayley Travis Personal contratado William Doring Jason Morris Victoria Weaver Francisca Maldonado Requena Audree Espada Ethan Ortega Jingyi Zhang Luis Pascual Repiso Megan Golightly Andrew Robinson

5 5 02 Nuestros ancestros LOS ASTURES la denominación de Asturica Augusta, cuyos restos se conservan todavía en la actual Astorga (León). La ubicación de Astúrica respondía a la necesidad de ar- ticular ese enorme territorio que com- prendía casi completamente lo que hoy son , León y la parte de Zamora que está a poniente del Esla y al Norte del Duero; además, en ese vasto territo- rio también se integraban un pequeño sector orensano y una buena parte de la región portuguesa de Tras-os-Montes, en torno a Braganza. Dentro de esa re- gión tan dilatada —Asturia empezarán a llamarla también los romanos—, el funcionamiento económico y adminis- trativo debió de producir una cierta sub- división entre los astures augustanos y los astures transmontanos, respectiva- mente al sur y al norte de la cordillera cantábrica.

Ese estado de cosas correspon- diente a la época romana ha servido como punto de partida para la investiga- ción tradicional, que ha venido acep- tando que el poder imperial mantuvo a los astures asentados en su solar primi- genio, imponiéndoles, eso sí, las estruc- turas políticas y organizativas romanas. De esta forma, se ha supuesto que el te- rritorio definido por Roma respondería en líneas generales al que había venido llevar a cabo entre los años años 29 y 19 perteneciendo a los indígenas durante Astures, Asturia, una controversia histórica antes de Cristo para completar la con- su existencia independiente. Actual- quista del territorio peninsular, some- mente, sin embargo, hay bastantes indi- En el momento del contacto con tiendo para ello a los cántabros, los cios que permiten dudar de esa Cartago y Roma, algunas poblaciones de astures y los galaicos. correspondencia; por ello, alguna vez se la Península Ibérica tenían unas caracte- ha llegado a afirmar que quienes en rísticas que les valieron la denominación De este modo, la mayoría de las tiempos prerromanos se hallaban esta- de ‘pueblos’. Así sucedió, por ejemplo, fuentes clásicas, tanto literarias como blecidos al norte de la cordillera Cantá- con los vacceos, quienes en fechas tan epigráficas, que se refieren a los astures brica en la actual Asturias pudieron ser tempranas como el final del siglo III a.C. lo hacen en la época imperial en la que en realidad los cántabros y los galaicos; o los comienzos del II a.C., van a ser re- ya habían sido dominados e integrados e incluso se ha propuesto que tal vez no petidamente mencionados por los tex- desde el punto de vista administrativo existieron unos astures prerromanos en tos clásicos. En cambio, los astures no en un amplio espacio, el llamado Con- el sentido unitario —un pueblo com- aparecerán citados hasta un momento ventus Asturum, que tenía como capital pacto, homogéneo—, sino una serie de mucho más tardío, cuando sean narra- una ciudad fundada al efecto por el em- grupos más pequeños, heterogéneos, das las duras guerras que Roma hubo de perador Augusto y que recibió por ello incluso sin buenas relaciones entre sí,

16 5 pero que fueron reunidos forzosamente en una circunscripción creada en virtud de los intereses de los conquistadores, que dieron entonces a la totalidad el nombre de un grupo concreto. En este sentido, podría hablarse de una creación (inventio) romana de Asturia y de los propios astures, cuyos antecedentes in- dígenas quedaron bastante difumina- dos. Pero aunque esta idea de la profunda transformación operada por Roma se ha ido abriendo paso, lo cierto es que ni siquiera es posible señalar si aquellos que en un principio se denomi- naban astures eran un grupo situado al norte o al sur de la cordillera. Hay im- portantes razones para defender que eran los establecidas cerca del río Astura —el Esla—, pues en esta zona se desa- rrollaron los acontecimientos bélicos más importantes, pero también hay algún argumento para considerar que fueron más bien los establecidos en la zona donde se fundó Lucus Asturum, es decir, en las cercanías de la actual Oviedo.

Los astures y sus características arqueológicas

Saltando por encima de esos problemas, aceptaremos que todo ese ámbito geográfico mencionado entre el Cantábrico y el Duero, con su enorme ta- maño y variados ecosistemas, pudo constituir en los últimos siglos antes de Cristo —finales de la Edad del Hierro— una misma área cultural, y trazaremos de forma tentativa su caracterización ar- queológica. La tarea no es sencilla, no Planta del Castro de Fresno de la Carballeda (Zamora), con muralla, foso y campo de piedras hincadas. tanto por la fragmentación de los es- Página anterios. Una de las propuestas de delimitación del territorio de Asturia (s/ Exposición Astures 1995). El Cerco (Sejas de Aliste).

fuerzos investigadores, sino por razones objetivas, sin olvidar que las poblaciones que vivieron sucesivamente en unas y otras zonas venían integrándose ya desde el segundo milenio a.C. en tradi- ciones culturales diferentes, el denomi- nado Bronce Atlántico o las culturas del mundo meseteño.

En realidad —y de ahí las sospe- chas de que había una gran diversidad en esas poblaciones— apenas pueden reconocerse unos pocos rasgos comunes a todo el supuesto territorio astur de los tiempos estrictamente prerromanos: en primer lugar, el tipo de poblamiento, con el castro como unidad organizativa esen- cial; en segundo lugar, las bases econó-

5 17 en y las montañas leonesas, etc. Pero los minerales tienen una distri- bución muy restringida, por lo que algu- nos poblados debieron de asumir un papel abastecedor para los de aquellas zonas carentes de ese recurso. También habría diferencias en la agricultura, de escanda en Asturias, de centeno y mijo en las montañas leonesas, triguera en las llanuras sedimentarias orientales, ha- biendo en éstas excedentes de produc- ción para poder adquirir los minerales, inexistentes en este tipo de terreno, y también para generar desigualdades so- ciales.

Otro elemento común sería, como se ha dicho, una parte de la cul- tura material, especialmente la cerá- mica, al menos en líneas generales. Cerámicas con decoración estampada y bruñida de castros de Asturias, León y Zamora. Hecha predominantemente a mano —el torno será introducido tardíamente—, presenta formas predominantemente micas; en tercer lugar, ciertos rasgos de nos ocupa, sino en las zonas de Zamora globulares, con pastas variadas, con aca- la cultura material, como la cerámica y y Tras-os-Montes había barreras de pie- bado rugoso o bien espatulado y hasta algunos elementos metálicos; por úl- dras hincadas, una defensa complemen- bruñido, tal vez por responder a funcio- timo, en el terreno de las creencias, la taria que acentuaba la dificultad para nes diferentes. La producción cerámica, completa ausencia de manifestaciones una acometida por sorpresa al poblado. comparada con la de otras áreas penin- funerarias y algunos indicios acerca de Pero el elemento esencial era siempre la sulares, produce una impresión de so- la religión. muralla, cuya protección es innegable, briedad, tanto por sus colores pardos u El castro, un poblado sobre una pero que constituía también un símbolo oscuros como por lo limitado de la de- altura fortificada, es la unidad básica de de la propia comunidad, y su referente coración, con sencillos temas incisos, la ocupación del territorio. Estamos ante visual en el paisaje. bruñidos o estampillados que ocupaban un poblamiento disperso, con una baja una pequeña parte de los recipientes, densidad de población, ya que los po- En segundo lugar, el tipo de eco- que eran en su mayoría lisos. No falta- blados están distanciados para no com- nomía, agropecuaria, con proporciones rán especialistas que tras esa sencillez petir por los recursos. Cada uno de los variables de agricultura cerealista y ga- querrán ver la expresión de una ideolo- castros busca la autosuficiencia, y por nadería de vacuno, ovicápridos y cerdos, gía social que trata de frenar las tenden- ello se dispone en un lugar elegido de que complementaban mediante el apro- cias hacia la diferenciación. Que tales forma que la proporción entre tierras vechamiento de todos los recursos dis- tendencias existían, lo reflejarían, en cultivables, pastizales y zonas forestales ponibles: el bosque; la caza, por ejemplo, cambio otros elementos comunes, como pueda procurar casi todo lo necesario de ciervos; los barros locales para la ac- algunos objetos de adorno personal: así, para la comunidad, debiendo proveerse tividad alfarera y los minerales, como el “broche tipo Majúa” con sus presillas, apenas de ciertas materias primas —mi- los de cobre o de hierro, pepitas de oro que en realidad ni siquiera es exclusivo nerales, por ejemplo— que no se en- cuentran por todas partes. Pero eso no es el único interés que guiaba a los po- Adornos de bronce: broches (en el centro) y fíbulas hallados en castros de Asturias y León. bladores de los castros, pues en su elec- ción había sin duda una preocupación defensiva: en vez de elegir lugares de có- modo acceso, inmediatos al agua y las tierras de cultivo, se escogían otros con cierta dificultad, alturas pequeñas pero con fuerte pendiente, rodeadas por ríos o arroyos, detalles que reforzaban le- vantando como mínimo una muralla tras la que se protegían las cabañas. Es bas- tante frecuente que la muralla estuviese precedida por un foso, cuya excavación servía también para suministrar el ma- terial constructivo para aquélla; y en ocasiones se encuentra más de una línea de defensas. No en todo el territorio que

18 5 Símbolos de jerarquía eran los torques, como estos de Astorga (León) y Cangas de Onís (Asturias) (Fotos García Vuelta/MAN). de esta zona, como también ocurre con abundantes las joyas de plata (torques, puntas de lanza) a las artesanías (hoces, los imperdibles más comunes, las fíbu- fíbulas y diversos tipos de pulseras y bra- picos y otras herramientas). También las de pie alto, que exhiben un volumi- zaletes), que se relacionan claramente puede anotarse, para terminar, la per- noso remate, troncopiramidal o de por su estilo con las encontradas en te- sistencia en estas tierras de ciertos ele- torrecilla lateral. Destacan por su visto- soros del área vaccea, como los de Pa- mentos líticos que continúan en vigor sidad las joyas, especialmente de oro, lencia o Padilla. en plena Edad del Hierro, haciéndose en entre las que pueden mencionarse las Más modestos, los objetos de piedra elementos domésticos, por ejem- halladas en Asturias (collares rígidos o hierro, aunque no muy abundantes de- plo las pesas de telar o las fusayolas para torques, como el de Langreo, y especta- bido a la mala conservación, ilustran la hilar, cuya fabricación ha asumido en culares diademas como la de Moñes), penetración de este metal en muy di- otras regiones la alfarería. pero también las fíbulas o los adornos versas esferas de la vida, desde el arma- de pelo de San Martín de Torres o de los mento (debió de ser variado, pero En último lugar, decíamos, res- tesoros de Arrabalde. Son mucho más apenas se han conservado puñales y pecto al ámbito de las creencias, que no

El monte Teleno (León), una de las deidades de los astures.

5 19 Asa de caldero y aplique para encajarla (castro de Campa Torres, Gijón). Abajo: moldes para fundir esos apliques (castros de S. Martín de Castañeda (Zamora) y S. Juan de Paluezas (León).

hay ni rastro de sepulturas, ni de incine- tacar la creciente antigüedad de este ración —el rito más extendido entre las tipo de poblados, que en algunos casos poblaciones prerromanas, por ejemplo remontaría al tránsito del Bronce Final a entre los vacceos— ni de inhumación, El progreso en el conocimiento la Edad del Hierro, hacia el 800 a.C: en por lo que se ha especulado con rituales Asturias arranca entonces el castro de no conservadores del cuerpo, como la de los poblados Chao Samartín, en Grandas de Salime, exposición de cadáveres o su entrega a fuera del área que nos interesa, pero las aguas, pero no hay prueba alguna. Si Las excavaciones arqueológicas, también podría hacerlo alguno de la del mundo de ultratumba nada se sabe, conducidas cada vez con mejores méto- zona central, como los de La Forca al menos hay algunos indicios acerca de dos y técnicas, han ido suministrando (Grado) y Camoca (Villaviciosa); y otro la religiosidad de estas gentes. Cierta- una información muy valiosa para pro- tanto sucede en tierras meseteñas como mente, la información disponible es fundizar en el conocimiento de los cas- ilustra el zamorano castro de La Mazada también de época romana, pero en este tros, unidades residenciales de los (Gallegos del Campo). Pero los castros caso los especialistas —filólogos, epi- astures. Entre las novedades cabe des- que podrían tomarse en consideración grafistas, historiadores de la Antigüe- dad— creen posible rastrear el fondo prerromano, indígena, de una religión Muralla construida a base de módulos en el castro de Campa Torres (Gijón) (s/ Maya y Cuestra). de fuerte componente animista, en la que se veneraba a diversos elementos de la naturaleza, como ciertos ríos o montes —por ejemplo, Nabia o Tileno, este último identificado con el Teleno, cumbre culminante de los Montes de León—, habiendo también algunas dei- dades protectoras de la agricultura, en las actividades guerreras, etc., como Aerno, Bandua, Deganta o Cenduedia. Al mundo de los ritos y ceremonias de- bieron de pertenecer unos calderos de chapa de bronce con un asa que se en- ganchaba en unos apliques decorados. Los moldes para fundirlos se han hallado en distintos castros de la zona.

20 5 Escalera de acceso a la muralla del castro de Llagú (Oviedo) (Foto de Maya y Mestres). para tratar de los astures son más re- toda la zona occidental, incluyendo los trata de verdaderas cabañas, y otras de cientes, del final de la Edad del Hierro, sectores zamorano y portugués, carac- almacenes, corrales etc, siendo de gran en los últimos siglos de la Era. terizado por el control visual y efectivo interés dos aspectos: en primer lugar, En la zona central de Asturias, las de las tierras del entorno. Muralla y foso que no eran pequeñas viviendas, ya que excavaciones de castros como Campa eran lo primero que se construía, com- cada familia debía de contar con una Torres (Gijón), Moriyón (Villaviciosa) y pletándose después con edificios cuyo ‘unidad de ocupación’, esto es, el con- Llagú (Oviedo), donde se ha observado arranque era de piedra y parte del al- junto completo integrado por varias edifi- que, en un momento determinado, a zado vegetal y de barro. Unas veces se caciones contiguas dedicadas a habitación, partir del siglo IV a.C., se recomponen, ahora mediante un peculiar procedi- miento de construcción de las murallas. El Castrelín (San Juan de Paluezas, León). Varias construcciones contiguas formaban cada una de la ‘uni- En efecto, en vez de constituir como es dades de ocupación’ de carácter familiar (s/ Sánchez-Palencia). habitual una obra sin interrupciones, estas murallas se hacen a base de mó- dulos; dicho de otra forma, en lugar de ser una cinta continua, parecen compar- timentos puestos unos a continuación de otros. Esta particular técnica, que po- dría permitir una mejor conservación de la muralla, pues un derrumbe solo afec- taría a un tramo reducido, debe de tener también un componente simbólico, pues acentúa el aspecto monumental de la defensa. En estos castros también se han documentado fosos, y escaleras de acceso a la parte superior de la muralla.

En tierras leonesas, tanto en el Bierzo como en la Cabrera, las excava- ciones han sacado a la luz un tipo de cas- tro prerromano —la Corona de Corporales, el Castrelín de San Juan de Paluezas o el inacabado Castro de Bo- rrenes, son magníficos ejemplos— que seguramente estaba muy extendido por

5 21 El Pesadero (Manganeses de la Polvorosa): zona de expansión de viviendas y talleres al pie del castro (Foto Junta de Castilla y León). cocina, granero, etc; en segundo lugar, poblados que se consideran claramente másticos indígenas perduraron bastante que ni en lo constructivo ni en el equi- astures, por ejemplo los de Villasaba- tiempo hasta ser borrados por la ono- pamiento doméstico se advierten dife- riego, San Martín de Torres o Fuentes de mástica latina. Por ello ha podido esta- rencias entre unas y otras unidades, a no Ropel, que parecen ser auténticos op- blecerse que en una zona, la de Asturias ser la existencia en cada castro de un ta- pida, núcleos que están a punto de con- o las de las montañas Galaico-Leonesas ller metalúrgico. De todo ello se deduce vertirse en verdaderas ciudades, bien o el Bierzo el nombre de cada persona un modelo de sociedad básicamente distintas de los pequeños castros, no iba acompañado por la mención de un igualitaria y que pone el acento en la fa- solo en tamaño, sino en el tipo de socie- determinado castellum, es decir, el cas- milia y lo comunitario. dad. tro que constituía su comunidad de per- tenencia. En otros sectores, en cambio, Un yacimiento de gran interés es el nombre personal iba seguido de la de- el de Manganeses de la Polvorosa (Za- Una organización social enigmática nominación de una gens o linaje; e in- mora), donde las excavaciones efectua- cluso en otras zonas se empleaba otro das con motivo del trazado de la autovía Uno de los aspectos más llamati- sistema, siendo los grupos de paren- han permitido conocer aspectos muy vos es la heterogeneidad en cuanto a la tesco aludidos mediante un genitivo plu- novedosos. Por ejemplo, que el castro, organización de la sociedad, pues los in- ral (p.ej, Legirnicorum). inicialmente limitado a la zona superior dicios disponibles apuntan en direccio- Esa heterogeneidad en cuanto a amurallada (La Corona), creció muy nes muy distintas. Por ejemplo, los los tipos de sociedad, ¿viene a confirmar pronto, amurallándose también una castros de las zonas de montañas y pe- que todas estas poblaciones carecían de parte de la zona baja (El Pesadero), nillanuras parecen haber tenido una or- unidad, habiendo sido artificialmente donde se produjo una gran expansión ganización de tipo comunitario, con unificadas por Roma? ¿O estamos ante del poblado. En este caso, además de los mecanismos para frenar las tendencias diferencias internas, dentro de un elementos comunes mencionados en hacia la aparición de fuertes desigualda- mismo pueblo, debidas al grado de evo- tantos otros castros, se documenta en la des entre los individuos. En cambio, en lución social experimentado de distinta fase II un importante desarrollo agrope- las zonas más llanas hemos visto como forma en los unos y otros sectores geo- cuario y de las artesanías y, en general, algunos castros han ido adquiriendo una gráficos? A este respecto hay un pasaje una fuerte vinculación cultural a las lla- gran importancia, constituyéndose en interesante en el texto del historiador nuras sedimentarias que, al oriente del oppida, esos núcleos de carácter pro- romano Floro relativo al momento clave Esla, eran el solar de los vacceos. Esa in- tourbano con actividades muy especiali- del Bellum Asturum o guerra contra los fluencia, bien patente en la cultura ma- zadas, en definitiva socialmente más astures: en efecto, éstos organizaron un terial —cerámicas a torno con diversificados. Pero el conocimiento nutrido contingente y lo dividieron en decoración pintada, abundantes ele- más importante procede también de la tres columnas para atacar por sorpresa mentos de adorno broncíneos—, como epigrafía que, aun correspondiendo ya a los tres campamentos de los romanos, y en la propia arquitectura, con casas de la época imperial, encierra una valiosa el resultado final de la guerra pudo planta rectangular con alzados de adobe información para rastrear la realidad haber sido otro de no ser por la traición y tapial, se advierte también en otros prerromana, ya que los sistemas ono- de los brigecinos, quienes advirtieron a

22 5 La influencia vaccea se hace patente en las cerámicas a torno y con de- coración puntada de los castros más orientales, por ejemplo en Lancia (s/Celis).

Carisio y éste pudo acudir con su ejército. bano, y por ello los habitantes del oppi- La explicación de ese comportamiento dum de Brigeco —seguramente el cas- El final tan poco lucido de los brigecinos podría tro de la Dehesa de Morales, en Fuentes estar en esas marcadas diferencias: al- de Ropel (Zamora)— o al menos su élite Los acontecimientos se precipita- gunos poblados astures de las zonas más dirigente, percibiendo como ventajosa la ron tras el fracaso de la sorpresa. Des- orientales, de feraces llanuras, habían situación de sus vecinos los vacceos, baratados los contingentes astures por ido evolucionando hacia una sociedad eran proclives a pactar con los romanos, las tropas del legado augusteo Publio más jerarquizada, con un nivel casi ur- y abrazaron su causa. Carisio, terminaron concentrándose en

En (León), se localiza la ciudad romana de Lancia, sobre el solar del poblado astur (Foto aérea de J. Liz)..

5 23 Paelontium (Piloña), etc. Pero ahora serán una realidad bien distinta, dentro de las estructuras de encuadramiento romano, formando parte de una trama que abarca desde numerosos poblados pequeños hasta importantes fundacio- nes de nueva planta (Asturica Augusta, Lucus Augusta, Legio).

BIBLIOGRAFÍA

BLAS CORTINA, M.A. DE yVILLA VALDÉS, A. (eds.) (2002): Los poblados fortificados del nor- oeste de la Península Ibérica: formación y desarrollo de la Cultura Castreña. Navia: Ayuntamiento. CAMINO MAYOR, J. (1995): Los Castros maríti- mos en Asturias. Oviedo : Real Instituto de Estudios , 1995. CELIS SÁNCHEZ, J.; GUTIÉRREZ GONZÁLEZ, Mª J.; LIZ GUIRAL, J. (2002): “Nuevos datos y apor- taciones a la secuencia cultural de la Ciu- dad de Lancia (Villasabariego, León, España)”. Zephyrus, LV, págs. 257-282. ESPARZA ARROYO, A. (2001): “Los astures”, en Celtas y , Ávila: Diputación Pro- vincial. págs. 351-359. FERNÁNDEZ OCHOA, C. y MORILLO CERDÁN, A. (1999): La tierra de los astures. Nuevas perspectivas sobre la implantación ro- mana en la antigua Asturia. Gijón: Eds. Trea. MAYA GONZÁLEZ, J. L. y CUESTA TORIBIO, F. (2003): El castro de La Campa Torres. Periodo El tesoro 2 del castro de Arrabalde (Zamora), un lote de joyas que fue escondido durante la guerra de Roma Prerromano. Gijón: Fundación Municipal contra los Astures (Foto Junta de Castilla y León). de Cultura. ROLDÁN HERVÁS, J. M. (1970-71): “Fuentes an- Lancia, donde se dio la batalla práctica- castros, pero siempre dentro de una tiguas sobre los Astures”. Zephyrus, XXI- XXII, págs. 171- 238 mente definitiva en el año 25 a.C, aun- completa reorganización de la produc- SÁNCHEZ-PALENCIA F.J., (ed) (2011): Las Médu- que todavía habrá focos de resistencia ción agrícola y ganadera y con una las. Un paisaje cultural en la Asturia Au- en las zonas más agrestes, con enfrenta- enorme importancia de la minería, gustana. León (Instituto Leonés de mientos desconocidos pero que debie- orientada hacia los intereses de Roma. Cultura). ron de provocar, por ejemplo, la El propio Floro se refiere a las riquezas VV.AA (1995): Astures: pueblos y culturas en ocultación de tesoros como los zamora- minerales que los astures hubieron de la frontera del Imperio Romano (Exposi- nos de Arrabalde o , unas ‘obtener para otros’. Testimonio imbo- ción. Gijón 1995). Oviedo: Gran Enciclo- joyas que nunca pudieron ser recupera- rrable de ello son las grandes explota- pedia Asturiana. das por sus dueños. El mencionado oppi- ciones auríferas de las Médulas y de Un viaje virtual por los castros astures y la dum de Lancia se salvó de la destrucción, otros sectores del Bierzo, de la Cabrera, romanización: transformándose con el tiempo en la o del occidente asturiano, y también los http://www.fundacionlasmedulas.org/visita/ ciudad romana, actualmente en curso grandes escoriales de la zamorana Sierra main.htm de excavación, sita en las inmediaciones de la Culebra, relacionados con la ex- de Villasabariego (León). tracción romana de minerales de hierro. Comenzará así un profundo cam- bio en esa zona, comenzando tal vez por Algunos de los viejos castros que la unificación jurídico-administrativa, la venimos asignando a los astures prerro- formación de esa Asturia anteriormente manos terminarán siendo importantes mencionada. Desde luego, los propósi- núcleos de esa Asturia romana, habién- Ángel Esparza Arroyo tos de Roma estaban bien claros, pues dose conservado sus nombres: Lancia Universidad de Salamanca obligaron a los sometidos a vivir de otra (Villasabariego), Bedunia (San Martín de forma, en algunas ocasiones, en pobla- Torres), Brigeco (), dos de nueva planta; otras, en sus viejos Noega (castro de Campa Torres, Gijón),

24 5