ESTUDIO ETNOAGRONÓMICO DE FUENCALIENTE DE (CANARIAS). PRINCIPALES PRÁCTICAS AGROECOLÓGICAS TRADICIONALES: ROTACIONES Y ASOCIACIONES

González Díaz, Aythami; Perdomo Molina, Antonio C. Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agraria. Universidad de La Laguna Ctra. Geneto nº 6 – 38202 La Laguna [email protected]

RESUMEN La Agroecología considera la agricultura tradicional como un ejemplo de gestión de agroecosistemas complejos y de sustentabilidad del cual debemos aprender. La Etnoagronomía viene consolidándose como una disciplina que permite aportar claves agroecológicas que son aplicables a la actual agricultura ecológica. En este marco teórico es en el que se inscribe este trabajo. Con esta comunicación se pretende dar a conocer cuáles fueron las técnicas de cultivo que se desarrollaron en el agrosistema de Fuencaliente de La Palma (Canarias), centrándonos fundamentalmente en las rotaciones y asociaciones de diferentes cultivos. El agrosistema tradicional de este territorio se basa en una agricultura eminentemente de secano y de subsistencia. Para la realización del estudio, se ha recurrido a las fuentes orales, utilizado la entrevista semiestructurada de final abierto como la principal herramienta de investigación. Siempre que se ha podido se ha contrastado la información recuperada con las fuentes bibliográficas, tanto de la comarca, como de otras comarcas semejantes o próximas.

Palabras clave: agricultura tradicional, conocimiento campesino, tradición oral, entrevista, etnoagronomía.

INTRODUCCIÓN

La Agroecología considera la agricultura tradicional como un ejemplo de gestión de agroecosistemas complejos y de sustentabilidad del cual debemos aprender. La Etnoagronomía viene consolidándose como una disciplina que permite aportar claves agroecológicas que son aplicables a la actual agricultura ecológica. En este marco teórico es en el que se inscribe este trabajo.

Para la realización del estudio, se ha recurrido a las fuentes orales, utilizado la entrevista semiestructurada de final abierto como la principal herramienta de investigación. Siempre que se ha podido se ha contrastado la información recuperada con las fuentes bibliográficas, tanto de la comarca, como de otras comarcas semejantes o próximas.

MATERIALES Y MÉTODOS

Las fuentes orales han sido las encargadas de crear la historia en el pasado, a través del testimonio de vidas legado a las siguientes generaciones, hasta que con suerte, alguien las recoja y las escriba pasando a convertirse en fuentes escritas. Hoy en día, es utilizada como recurso indispensable en la labor del investigador que en el marco de la Agroecología quiera dilucidar como funcionaron los agrosistemas tradicionales. La piedra angular de la investigación etnoagronómica la constituye la entrevista semiestructurada de final abierto (Sabate et al. 2008); y dentro de esta es fundamental tener en cuenta la selección del los informantes, hay que tener en cuenta ciertas características. La primera, es que el informante haya vivido de primera mano el tema a investigar, considerándose en general, como una fuente fiable. No obstante, a la hora de obtener información de un testimonio oral, se debe analizar cuidadosamente la información para evitar connotaciones que puedan surgir en cuanto al perfil ideológico y cultural de cada informante. Es de suponer que en este tipo de trabajos éstos matices, que pueden distorsionar el contenido de la información, existan en mucha menor medida debido a la naturaleza del tema. Debido a las condiciones en que se encontraba en municipio de Fuencaliente durante el intervalo de tiempo que ocupa la realización de este trabajo, la selección de informantes que hayan podido formar parte del agrosistema tradicional, no resultó difícil.

También, una característica a tener en cuenta en la selección de informantes, sería la edad del individuo. En general en Canarias, para el estudio de un agrosistemas es necesario recurrir a personas con avanzada edad, ya que son quienes realmente han vivido de esa agricultura tradicional, y que sienten y padecen esta agricultura. Para éste trabajo a priori, se optó por establecer una edad mínima de setenta años, para así poder obtener información como mínimo, a partir de la década de los cincuenta, pero al final, de las personas entrevistadas en éste trabajo la que menor edad posee, cuenta con setenta y cuatro años.

En el perfil de los informantes (Tabla 1) se tuvo en cuenta contar con personas que hubiesen conocido todas las comarcas productivas del municipio, e igualmente un cierto equilibrio de género (se entrevistaron a 5 mujeres y 7 hombres). Las entrevistas (en algunos casos se llegaron a realizar cuatro a un mismo entrevistado) fueron transcritas literalmente, convirtiéndose en los documentos que servirían de base del trabajo.

RESULTADOS

Aunque los resultados de la investigación fueron más amplios, nos circunscribiremos en la presente comunicación a los aspectos relacionados con las zonas agroecológicas, los ciclos de los cultivos, las rotaciones y las asociaciones.

Aproximación agroecológica de la zona Sur de La Palma

La comarca en la que hemos desarrollado nuestra investigación, al igual que sucede en todas las islas que presentan grandes altitudes, presenta marcadas diferencias entre las zonas agroclimáticas en virtud de este factor altitudinal. De este modo podemos hablar de tres diferentes pisos altitudinales: la Costa, las Medianías y el Monte.

La Costa

En Fuencaliente, en general, hablar de La Costa es referirse a la terraza costera que se sitúa en la vertiente occidental, desde la punta de El Faro hasta la zona conocida como El Banco, en definitiva lo que hoy es cultivo de platanera. Esta franja de terreno cuya anchura es variable, no supera el kilómetro en ningún momento. En determinadas zonas, como en Las Caletas, se utiliza la palabra “costa” para denominar las zonas más próximas al océano, pero que pueden tener 300 m de altura. Antes de la llegada del regadío, primeros años de la década de los años 70, La Costa no tuvo mucha importancia agrícola, exceptuando los cultivos de tomates, cuya explotación era llevada a cabo por una sola familia. La escasez de precipitaciones en la zona y el poco grado de meteorización del terreno hacían que fueran un número reducido de cultivos los que prosperaran en tales condiciones, como por ejemplo la higuera, que tendría un cierto protagonismo pudiéndose encontrar un cierto número de árboles repartidos por la franja costera. También habían algunas parcela con cultivos de viña. En la zona de Las Caletas, es de destacar el cultivo de boniatos en cotas muy bajas en la vertiente oriental, donde “si se caía un boniato al cavarlos llegaba rodando al mar”. De esta manera, el mayor aprovechamiento de La Costa, como no podía ser de otra manera, era la pesca. Las capturas eran llevadas en burros en los mejores casos, y en cestos al hombro o a la cabeza. El marisqueo también aporto calorías suplementarias a la dieta del fuencalentero. Además hubo gente que pudo ganar algún dinero en aquella época vendiendo pescado. Esto se debió a que, tras el establecimiento en Fuencaliente de ciertas familias de pescadores procedentes de , eran mucho los que iban a recoger la pesca que éstos capturaban con las redes, para irla a vender a otros municipios de la isla.

Un aspecto a destacar de La Costa, es que el mar era utilizado para el curtido de los chochos (Lupinus albus), en los llamados percheles o curtideros. Se construían aprovechando alguna cueva o hueco natural, en la que se colocaban piedras para poder resguardar los chochos del oleaje. Los percheles de El Faro y El Puertito fueron construidos de esta manera, mientras que el de Puntalarga estaba construido simplemente en un charco donde el mar llegaba sin fuerza. También se solía ir a curtir, pero en menor medida en La Mareta y en El Remo.

Otro recurso que se obtenía de La Costa sería la sal, que se iba a recoger a las zonas más inaccesibles para poder encontrarla lo más limpia posible. Se recogía en verano y se ponía al sol unos días para que se secara. En nuestro estudio encontramos, que mucha gente de Las Indias bajaba a La Costa a buscar sal para después ir a intercambiarla al barrio de Las Caletas por boniatos.

Las Medianías

Para hablar de medianías en Fuencaliente, podríamos diferenciar unas medianías bajas, a partir de Las Times por la vertiente occidental incluyendo los barrios de Los Quemados y Las Indias. Por la vertiente oriental se verían limitados por los bordes de las laderas del Puerto y de Herrera. Y las medianías altas, que serían las zonas colindantes con el pinar, donde se encuentran los núcleos poblacionales de Los Canarios, La Fajana y El Charco.

Como en el resto del las Islas, la mayor zona de actividad agrícola se concentraba en esta zona de medianías. Las Medianías estaban cubiertas de un manto agrícola compuesto por viña, cebada, centeno, higueras, papas y boniatos en mayor medida. Hay que destacar, que de todas las entrevistas se extrae que la mayor parte del terreno estaba totalmente ocupada por cultivos.

En las medianías bajas se sembraba mucho más el centeno, mientras que en las zonas altas era la cebada la que predominaba debido a su mayor requerimiento en humedad. La viña por ésta época se encontraba en toda Las Medianías, tanto en núcleos concentrados como de forma dispersa, intercalada entre terrenos para sementera o alrededor de todos los barrios del municipio. En las medianías bajas y costa, las uvas, al igual que los higos, maduraban antes que en zonas altas. Las higueras también se distribuían por la zona de medianías, se encontraban desde La Costa hasta el monte. Las variedades más representativa en La Costa era la Negra y la Gomera, mientras que en zonas altas se daba la blanca y especialmente la Bacuriña y Cotia.

La zona de El Tablado, sería la mejor zona agrícola del municipio en ésta época, debido a la humedad (ya que se encuentra orientado hacia el este, por lo que recibe la influencia de los vientos alisios) y al tipo de terreno más evolucionado. En ellas se daban todo tipo de cultivos, prosperando muy favorablemente las papas, sobre todo en la cosecha de invierno. Muchos coinciden en que es el suelo más arcilloso del municipio, y una de las pocas zonas done se cultivó trigo.

El Monte

Para delimitar la zona de monte de Fuencaliente nos referiremos únicamente al pinar ya que en esta zona sur de la Isla no se encuentra zonas de Monteverde. Y es que el pino siempre ha estado muy ligado a los fuencalenteros, en aprovechamientos de tea, de madera, de pinillo (acículas de pino), de leña…El pinillo tuvo una gran relevancia, ya que muchas personas y muchas familias vivieron de ello, su importancia se debía a lo “fácil” que resultaba, ya que cualquier persona podía ir a recogerlo. Significó tanto para las personas que se beneficiaron de ello que se compara con lo que significan las plataneras hoy en día en Fuencaliente. El pinar se encontraba intercalado por cultivos de viña, acompañados de higueras y castañeros, y de cebada en las zonas altas de la vertiente occidental, Por el contrario en la otra vertiente el pinar ocupa cotas más bajas.

La mayor parte del monte, presentaba dominio público, por lo que para su explotación se seguía un sistema de remates que era controlado por el ayuntamiento y por los guardias forestales. Se hacían remates, es decir subastas por el aprovechamiento del pinillo y la leña. En estos años los remates era la única fuente de beneficios para el ayuntamiento de Fuencaliente. El remate no significaba poder recoger en todo el monte, sino que éste estaba dividido en zonas y cada cierto tiempo se explotaba una, para que se regenerara la anterior. Hay que destacar que en esta época encontrar pinillo era complicado debido a la fuerte demanda por lo que los montes se encontraban sin las capas de pinillo seco que podemos encontrar hoy en día de más de un metro de espesor.

La jornada de trabajo para los recogedores de pinillo era muy dura. Se levantaban muy temprano, incluso de madrugada en noches de luna llena. No había limite, es decir, quién recogiera mayor cantidad mayor beneficio sacaba. Es por ello, que muchas veces, desde que se levantara viento, aún siendo de noche, salían a buscar el pinillo para aprovechar a recoger el que iba tirando el viento. El trabajo consistía en desplazarse grandes distancias caminando hasta llegar al monte, para hacer los fejes y cargarlos hasta la carretera general, ya que antiguamente no existían pistas en el monte, solo caminos. Una vez el pinillo estuviese en la carretera se procedía al empacado que sería el prensado del pinillo para así poder transportarlo de forma más eficiente en los camiones. Las empacadoras, que sería la herramienta utilizada para el prensado, en un principio se localizaban en la carretera general, más tarde se colocaron más próximas al monte, y el pinillo se bajaba ya en pacas. Según relatan nuestros informantes, a la recogida de pinillo se dedicaban gente de todas las edades, desde niños hasta gente de avanzada edad.

Además del pinillo, del monte público hubo gente que también se dedicó a recoger el pinillo de sus terrenos, de familiares y amigos, y vender ese pinillo a los rematadores. También se daba el caso de gente que dejaba su terreno para quien quisiera ir a recoger allí. El pinillo para el gasto del domicilio, estaba permitido recogerlo en el monte público sin que el ayuntamiento interviniese.

El destino de este pinillo era en la mayoría de los casos para y Argual, que fueron las primeras zonas en que se cultivaron los plátanos. También, ciertas cantidades fueron enviadas para Gran Canaria. Se utilizaba para proteger los plátanos en el proceso de comercialización. También se vendía pinillo descompuesto como abono para las plataneras de La Banda. El pinillo, además de su interés comercial tenía muchas utilidades, por ejemplo las camas del ganado eran exclusivamente de pinillo en todo el municipio, también se utilizaba para rellenar los colchones donde los vecinos dormían. Fue utilizado para hacer los tendales (lugares donde se pasaban o secaban) de higos en el campo, y también para poner la pimienta a secar para hacer el mojo o para poner los tunos para barrerlos. Se utilizaba, como no, para encender fuego debido a su alto poder de ignición.

En ésta época lo que suponía gran dificultad era encontrar leña. De esta manera, ante la fuerte demanda, había que recorrer grandes distancias para hacer un feje, ya que el monte estaba limpio de leña. Para poder cortar un pino había que solicitar permiso al guarda forestal para que él indicase que pino, o pinos en algún caso, se podía talar, incluso encontrándose éstos dentro de su propiedad. De ésta manera las personas que tenían “pedazos” en las zonas altas, en el monte, no solían tener problemas en los inviernos, que era cuando más demanda de leña había, pero los que no tenían terrenos con pinos pasaron muchas fatigas para conseguir leña. Era tal la escasez de leña que muchos vecinos al terminar de cocinar, enseguida se apresuraban a apagar el tronco, para poder utilizarlo al día siguiente. Ante esta falta de leña, para poder recoger algo, se iban mirando los pinos hasta ver el que tuviera una rama seca. Una vez localizada, se llevaba una soga a la que se amarraba una piedra y se lanzaba para poder enganchar la rama seca y poder bajarla.

Los permisos para extraer los pinos se solicitaban con el objetivo de obtener madera para la construcción de casas, bodegas o pajeros o, en muchos casos, para renovar la viga de los lagares.

La extracción de la tea (madera imputrescible muy valorada obtenida del duramen resinoso de los pinos canarios), fue un aprovechamiento que se llevó a cabo en una época anterior a la de este trabajo, ya que casi todos los objetos hechos de este material eran anteriores. En esta época la tea se recogía fundamentalmente para encender fuegos y para alumbrar por las noches. En esta época para poder recoger la tea, se iba a las zonas que habían sido rematadas y en los tocones de los pinos cortados, con un hacha se troceaba el tocón para aprovechar el corazón del pino, siendo esto permitido, ya que se terminaba de limpiar el monte eliminando éstos troncos.

Por último nombrar las carboneras u hornas de carbón que se realizaban en el municipio para poder venderlo, ante la situación ya comentada de demanda de leña que existía. En la zona norte de la Isla el carbón, tenía mayor calidad (faya y brezo). En Fuencaliente, estas hornas se localizaban próximas al monte. Se hacían sobre suelo llano y tenían planta rectangular, variando las dimensiones, y colocando la leña apilada, intentando mezclar troncos de diferentes grosores. Los troncos y ramas hay que colocarla de una manera determinada para que no se encienda el fuego vivo, por ello hay que vigilarla constantemente. Una vez apilada la leña se procede a rodearla con piedras a modo de pared, para resguardarla del viento, y se cubre con gajos de pinos verdes y con tierra, en cada horna había que dejar unos huecos para que entrara algo de aire. Según Rodríguez (1996) en Garafía se hacían dos tipos de hornas: la acostada (de planta rectangular, que intuimos parecida a la de Fuencaliente); y otra empinada, de planta circular, de la que no se tiene constancia que se realizara en Fuencaliente.

Además de estos aprovechamientos, en el monte se recogían pastos y se hacían horquetas de retama, codesos, incluso hubo una época en que se permitía hacer horquetas de pinos, cortando solo la rama que interesaba.

También entre los meses de noviembre y enero se iban a buscar setas, limitándose a la recogida de “nacidas” (Rizophogon vulgare) que gozó de gran popularidad en la época, manteniéndose hasta la actualidad.

Ciclos de cultivo y rotaciones

En la agricultura tradicional de Fuencaliente las rotaciones de cultivos no fueron algo destacable, simplemente se conocían los beneficios de sucesiones de ciertos cultivos, que por lo general eran utilizadas por la mayoría de agricultores.

La rotación en la que más coinciden sería la de centeno-boniatos y centeno-papas, en la que el rastrojo del centeno es aplicado a la tierra como abono. Con la cebada ocurre todo lo contrario, se considera un cultivo poco favorable para las rotaciones, los agricultores apuntan que es un cultivo “resecante”.

Se hacían, sobre todo, en los terrenos de medianías donde se daban los cultivos de papas, boniatos, centeno y cebada, que eran alternados con hortalizas como cebollas, ajos, coles…y alguna leguminosa como chochos o judías. De esta manera se llevaban a cabo estrategias en las que se realizaban múltiples combinaciones, en las que los agricultores rara vez coinciden en cuanto a las especies utilizadas para un mismo terreno a lo largo de un año. No obstante, como ya mencionamos se repetían ciertas combinaciones como la sucesión de papas o boniatos tras un cultivo de centeno, boniatos tras cultivo de papas y papas o boniatos tras una cosecha de chochos.

En numerosas ocasiones las familias con menos tierras, tuvieron que hacer el cultivo de papas en el mismo terreno varios años seguidos, cuando el rendimiento disminuía se dejaba descansar la huerta, por un período de uno o dos años.

El barbecho, propiamente dicho, fue un recurso muy utilizado en Fuencaliente, ante la aridez y pobreza del terreno volcánico que ocupa la mayoría de zonas de cultivo, como herramienta de regeneración del suelo. Como decía D. Ángel Díaz García:

¿Las papas? Sí sembrábamos por necesidad, por la escasez de terreno, porque ya quería un terrenito un poco más especial, más bueno y sembrábamos las papas, aquí en Fuencaliente las sembrábamos normalmente en enero…la cosechábamos en mayo o en abril más o menos, y se sembraba todos los años donde mismo, en el mismo terreno. Cavabas las papas, después de cavar las papas le echabas una camada de estiércol de del ganado lo arabas, y volver al año siguiente otra vez a sembrar donde mismo (…) Si, si, hacíamos las dos cosechas, dentro del año hacíamos dos cosechas, en la misma huerta, observábamos que era mejor si la dejabas un año sin sembrar y otro año si… Pero por necesidad del terreno, nos veíamos obligados a sembrar donde mismo todos los años…”.

De forma general se recogen ciertos ciclos de cultivo que son representativos de la mayoría de agricultores de Fuencaliente (Tabla 2), donde cada fila se corresponde a una posible estrategia diferente. Como se observa en la tabla, tras el cultivo de papas siempre se suele realizar otro cultivo con el objetivo de aprovechar el estiércol que fue aplicado en la siembra de las papas. Esto se debe a que de forma general, como ya se comentará, las papas serían el único cultivo al que se le aplica estiércol.

También vemos como en las rotaciones se utiliza el centeno como cultivo anterior a un cultivo más importante, como papas, boniatos o cebada. Esto se debe, a que según los agricultores el centeno favorece el terreno para sucesivos cultivos, especialmente a boniatos. Mientras que la cebada “quema” mucho el suelo, lo que hace disminuir los rendimientos de las cosechas siguientes. En zonas altas existían algunos terrenos dedicados únicamente al cultivo de la cebada, para recuperarlos se optaba por el barbecho o por la siembra de centeno.

Durante los barbechos también era frecuente sembrar chochos, sin realizar ninguna labor, dejando que las hierbas crezcan para así obtener además del beneficio propio de las leguminosas, el de toda la materia orgánica, aportada por los chochos más la hierba, que se incorpora al terreno mediante el arado o de forma manual, cavando con la azada.

Casi todos los agricultores cosechaban hortalizas todos los años, especialmente la cebolla y los ajos. La distribución de este tipo de cultivos era variable, en general se distribuían en las huertas con mejores suelos en las proximidades de la vivienda, donde normalmente se realizaba el cultivo de la papa. No obstante, en zonas como El Tablado y La Rosa en la zona alta de Las Indias, tuvo cierta importancia en cuanto a la producción de hortalizas. Los agricultores con menos terrenos, solían dividir la huerta para no repetir el mismo cultivo más de un año, dentro de estas rotaciones solía estar la papa, el boniato, los cereales, el barbecho y en ocasiones ciertos cultivos hortícolas como ajos, cebollas, lechugas, tomates, judía, millo, pimientas y en ocasiones algunas cucurbitáceas. En la mayoría de los casos, estos últimos cultivos se realizaban únicamente en asociación con los cultivos principales: papas, boniatos, viña y cereales, o en pequeñas espacios dentro de la huerta.

El calendario agrícola tradicional del agrosistema se recoge en la Tabla 2; y variará según: el agricultor, las condiciones meteorológicas, y el piso agrícola en el que nos encontremos.

Asociaciones de cultivo

Los policultivos en el agrosistema de Fuencaliente, se dieron con cierta frecuencia, con el objetivo de obtener el mayor rendimiento y aprovechar al máximo la superficie de las parcelas, ante las condiciones precarias en que se vivía y la necesidad de alimentos. Todo esto se traduce en el esfuerzo por intentar producir el mayor número de alimentos, sin comprometer con ello la fertilidad del suelo, ya que se tenía muy en cuenta que la repetición de cultivos en un mismo terreno provocaba un descenso en los rendimientos.

Se trata de unas asociaciones sencillas, en la que la papa es la protagonista, ya que casi todas las asociaciones parten de la papa para acompañarla de otro cultivo. No obstante, en las huertas destinadas exclusivamente al cultivo de la papa esta práctica no era muy frecuente, por lo que las asociaciones tenían poca importancia. De esta manera, destaca el valor que los agricultores le daban a este cultivo en la agricultura de subsistencia del municipio.

El otro cultivo importante dentro de las asociaciones es la viña, donde en muchos casos las parras se disponían dispersas sobre la parcela y se aprovechaban los espacios que aparecen entre plantas. También se aprovechaba la superficie del terreno que quedaba libre cuando se utilizaban los marcos de plantación en línea.

Las asociaciones, en la mayoría de los casos, combinaban un cultivo principal, como la papa o la viña, y un cultivo secundario del que se aprovechaba su producción y/o era utilizado como abono o forraje para animales, éste era el caso de los chochos o de la lenteja. En ningún caso, salvo viña-chochos, se realizaba todos los años, ni siquiera fueron algo generalizado para todos los agricultores, por lo que podemos concluir que no se trata de una práctica habitual, sino algo esporádico generado por la escases de terrenos.

Las principales asociaciones eran:

- Papa-millo (figura 1): esta asociación se realizaba durante la cosecha de papas de verano, (enero-abril). El millo se sembraba en las orillas del cultivo o intercalado en los surcos de papas, se sembraba por piquetes, colocando un par de semillas cada tres surcos más o menos. El millo se sembraba cuando las papas ya tenían varios meses en la tierra, por el mes de marzo aproximadamente; cuando las papas se cosechan se van dejando las matas de millo. Este sistema se utilizaba para aprovechar el estiércol que se aplicaba siempre para la cosecha de papas de verano. Esta asociación se daba sobre todo en las medianías tanto zonas altas como bajas.

- Papa-tunera (figura 2): esta asociación se daba en las zonas bajas como Las Times en Los Quemados y Las Indias, donde era más productivo el aprovechamiento de la cochinilla (Dactilopius cocu). Para el aprovechamiento de la cochinilla se utilizaba la tunera de terciopelo (Opuntia tomentosa), que se cultivaba en huertas, plantadas en filas con una separación aproximada de 1,5 metros. Se utilizaba esta variedad debido a que la superficie de la tunera es tomentosa, permitiendo a las hembras permanecer en las tuneras durante el invierno. En medio de cada fila de tuneras se sembraban uno o dos surcos de papas. Éste terreno normalmente se encontraba abonado debido a la materia orgánica que se iba depositando tras la poda de las pencas.

- Viña-boniato (figura 3): se realizaba tanto en los primeros años tras la plantación de la viña, como en los años posteriores, ya con la viña en producción. Con esta asociación se intentaba aprovechar el terreno que queda libre entre parras o entre filas de parras, ya que normalmente, se trata de una tierra removida durante la plantación que se encuentra bien aireada, lo que facilita el cultivo del boniato. Los boniatos se solían plantar en surcos o de forma dispersa. Se realizaba en las medianías, sobre todo en medianías bajas.

- Viña-chocho (figura 4): los chochos se plantaban en “los claros” de la viña o junto a las filas, a una cierta distancia del tronco de la parra de manera que no afecte el rendimiento de la viña. En zonas como en Las Machuqueras, lo practicaban de forma habitual casi todos los agricultores, ya que en esta zona se alcanzaban unos rendimientos, en cuanto a producción de chochos, mayores que en otras zonas. De forma general esta asociación se daba en todas las medianías.

- Viña-lenteja: la asociación de viña y lentejas se daba en zonas altas, aprovechando las plantas de la lenteja como alimento de ganado, ya que la variedad que se utilizaba tenía un gran desarrollo vegetativo. El grano también se usaba para gofio y, en menor medida, se consumían cocinadas. Se sembraban en las orillas y en “los claros” de la viña después de que fuera cavada. Fue mucho menos importante que la asociación viña-chochos.

- Higuera-centeno: el espacio bajo las higueras en muchas ocasiones se utilizaba para sembrar cereales, centeno y cebada, en el mes de diciembre y enero. Estas siembras se solían hacer de mayor densidad para tener una mayor cantidad de materia orgánica. Los rastrojos se incorporaban al terreno mediante azada, proporcionado a la higuera un cierto abonado y el beneficio de remover la tierra.

- Papa-judía: la siembra de la judía se realizaba de igual manera que en la asociación papa-millo, se cavaban las papas y se dejaban las matas de judías que ya tenían un tamaño medio. Se realizaba con mayor frecuencia en la zona de Las Caletas.

- Papa-viña: se realizaba en los primero años tras la plantación de la viña. Como hemos comentado, al plantar la viña se seguía marco real, por lo que la viña se colocaba en filas, aprovechando el espacio entre cada carrera para plantar uno o dos surcos de papas. Se realizaba en zonas altas, en la cosecha de verano, cuando las temperaturas se suavizan.

- Centeno-tagasaste ó cebada-tagasaste: en esta época eran frecuentes los cercados para pasto, en el que solían darse plantaciones de tagasaste (Chamaecytisus proliferus spp. Palmensis) que duraban varios años. Este espacio entre plantas se barbechaba y era aprovechado, para la siembra de centeno o de cebada. Esta asociación se daba especialmente en zonas altas donde se encontraban estas zonas dedicadas al aprovechamiento forrajero.

- Papa-castañero: se daba en zonas altas. Se aprovechaban los espacios entre los castañeros para plantar papas en la cosecha de invierno. Los terrenos bajo los castañeros estaban bien abonados, ya que tenían gran cantidad de materia orgánica debido a las hojas en otoño y a los “erizos” que contienen las castañas.

- Frutales en los márgenes de la huerta: los frutales en Fuencaliente a excepción de la higuera, eran un complemento alimenticio, es decir, su producción se destinaba al abastecimiento familiar. Solamente en años de gran producción se solía comercializar algo, como sucedía con las ciruelas y duraznos. Tuvieron un papel secundario, casi la totalidad de los frutales se encontraban de forma aislada en los márgenes o esquinas de las parcelas, para de esta manera aprovechar de manera más eficiente el terreno. En la mayoría de los “pedazos" de viña, se podían encontrar una o dos higueras, su número variaba dependiendo de la superficie de terreno. En medianías además de higueras, se podían encontrar otros frutales en las parcelas, como cirueleras (Prunus domestica), almedreros (Prunus amygdalus) o durazneros (Prunus persica), y en menor medida en zonas altas castañeros (Castanea sativa), almendreros, membrilleros (Cydonia oblonga), morales (Morus nigra), manzaneros (Malus sp.), y perales (Pyrus sp.). En los terrenos próximos a la vivienda se podían encontrar estas especies y otras como naranjeras (Citrus sinensis), limoneros (Citrus limon), a veces nisperero (Eryobotria japonica), pero en general pocos pies.

- Otras especies en los márgenes de la huerta: Al igual que en el apartado anterior, estas plantaciones se hacían para aprovechar al máximo los terrenos y en este caso, muchas veces para disminuir la velocidad del viento que incide sobre la huerta, proporcionando una protección a las especies cultivadas. Las especies utilizadas podían ser tanto de aprovechamiento forrajero, como alimenticio o en algunos casos ambos aprovechamientos. Dentro del primer grupo tenemos el ya nombrado tagasaste y la vinagrera (Rumex lunaria), mientras que como cultivos agrícolas con importancia forrajera tenemos las coles, el millo, las habas y las tuneras. En muchos casos se utiliza también como elemento de protección ante el viento el centeno, sobre todo alrededor de las huertas de papas. El cultivo de coles solía ser frecuente, y tuvo especial importancia tanto en la alimentación de los agricultores como para el ganado, ya que al igual que el tagasaste proporcionaban forraje cuando escaseaban otro tipo de pastos.

CONCLUSIONES

En el agrosistema tradicional de Fuencaliente, se daba una agricultura eminentemente de secano y de subsistencia, exceptuando el cultivo de la viña cuyo producto entraba en los circuitos comerciales. Los cultivos de mayor importancia que formaban parte del agrosistema serían: viña, boniatos, cebada, centeno, papas, chochos e higueras. Destaca la ausencia de otros cereales así como la escasez de leguminosas. Debido a la escasez de precipitaciones y a las características del terreno los árboles frutales tuvieron una mínima importancia, destacando entre ellos las higueras.

El agrosistema estaba formado por tres pisos agrícolas (costa, medianías y monte). La mayoría de agricultores poseía terrenos en más de uno de estos pisos, debido al sistema de herencias, para así intentar garantizar la alimentación ante la variabilidad de producción que se puede dar entre un piso y otro.

Se realizaban asociaciones de cultivos. El objetivo fundamental de las asociaciones era evitar que partes del terreno quedaran libres sin cultivar más que las sinergias, cosa que no se podían permitir en esa época. La asociación más importante con leguminosas sería el chocho-viña.

También se llevaron a cabo rotaciones de cultivo, casi siempre con el objetivo de mejorar el terreno tras un cultivo mediante la siembra de chochos o de centeno. Pero lo más utilizado serían los barbechos durante ciertos meses, tras la recolección de las cosechas.

Por último destacar la eficacia de la entrevista y de las fuentes orales como herramienta de investigación en Etnoagronomía.

AGRADECIMIENTOS

En este último apartado queremos mostrar nuestro agradecimiento a los informantes que han participado en este trabajo. Para nosotros ha sido muy fácil gracias a la amabilidad y al entusiasmo que han mostrado durante las entrevistas, recordando su vida. Una vida que no ha sido sencilla debido a que en la zona en la que nos encontramos escasean las precipitaciones y el suelo es de origen volcánico poco evolucionado. Ante esta situación la población tuvo que realizar grandes sacrificios para poder alimentarse y salir adelante. Muchas gracias.

BIBLIOGRAFÍA

Rodríguez W 1996. Agua y agricultura en Canarias. Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación del Gobierno de Canarias. Centro de la Cultura Popular Canaria. La Laguna, . 237 pp.

Sabaté F, Perdomo, AC, Afonso V 2008. Las fuentes orales en los estudios de agroecología. El caso del agrosistema de Ycode (Tenerife). Centro de Conservación de la Biodiversidad Agrícola de Tenerife. Cabildo de Tenerife. 193 pp.

Tabla 1. Distribución de las personas entrevistadas por barrios en el Agrosistema de Fuencaliente (La Palma – Canarias).

El Charco Las Indias Las Caletas Los Canarios Total Mujeres - 2 2 1 5 Hombres 1 1 2 3 7

Tabla 2. Rotaciones de cultivo del Agrosistema de Fuencaliente (La Palma – Canarias). Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sep Oct Nov Dic Centeno Barbecho Papas Cebada Barbecho Papas Papas Boniatos Centeno Boniatos Elaboración propia.

Tabla 3. Calendario agrícola tradicional del Agrosistema de Fuencaliente (La Palma – Canarias). Mes Cultivo Labor

Viña Cavar y plantar. Papas Plantación de la cosecha de verano Enero Boniatos Plantación en La Costa. Higueras Escarda Viña Podar, cavar y plantar. Aporcado de cosecha de verano y recogida de las de Papas Febrero medio tiempo. Boniato Plantación en La Costa Higueras Escarda Viña Podar y escardar. Marzo Papas Cavado de papas de cosecha de medio tiempo. Millo Siembra junto con las papas cosecha verano Viña Despampanado Abril Papas Cavar papas cosecha de verano Boniato Plantación en medianías bajas Mes Cultivo Labor

Viña Despampanado y azufrado. Papas Cavar cosecha de verano.

Boniato Plantación en medianías bajas

Cebada Arrancado o siega Mayo Centeno Siega de centeno Chochos Arrancado Viña Azufrar y componer. Boniato Plantación en medianías altas Cebada Arrancado o siega. Majado y trilla. Junio Centeno Siega y trilla. Chochos Arrancado y majado. Higueras Recolección de higos tempranos Viña Componer Julio Boniato Plantación en medianías altas Chochos Curtido. Viña A finales comienza la vendimia Agosto Papas A finales, siembra de cosecha de invierno Chochos Curtido. Higos Recolección de higos vendimios y secado Viña Vendimia y pisa Papas A principio, siembra de cosecha de invierno Septiembre Boniatos A partir de este mes se van recogiendo higos Recogida de higos vendimios y secado Viña Vendimia y pisa Octubre Papas Aporcado y siembra de medio tiempo Higos Recogida de higos vendimios y secado Viña Trasegar el vino Noviembre Papas Cavar la cosecha de invierno Ajos Siembra Viña A finales se comienza a cavar y sembrar Papas Cavar la cosecha de invierno Diciembre Cereales y Siembra chochos Elaboración propia.

MILLO PAPAS

Figura 1. Asociación millo-papa del Agrosistema de Fuencaliente (La Palma – Canarias). Elaboración propia.

TUNERA

PAPA

Figura 2. Asociación tunera-papa del Agrosistema de Fuencaliente (La Palma – Canarias). Elaboración propia.

VIÑA

BONIATO

PARED DE PIEDRA

Figura 3. Asociación viña-boniato en surcos y en plantas dispersas del Agrosistema de Fuencaliente (La Palma – Canarias). Elaboración propia.

VIÑA

CHOCHOS

PARED DE PIEDRA

Figura 4. Asociación viña-chocho del Agrosistema de Fuencaliente (La Palma – Canarias). Elaboración propia.