Como tu amigo, tu amante:

Entre la sexualidad y las prácticas comunicativas de las relaciones de

pareja en los jóvenes bogotanos

Paula Natalia Latorre Amarillo

Trabajo de Grado para optar por el título de Comunicadora Social

Con énfasis en Periodismo

Director

Jorge Alberto Palomino Forero

Bogotá, 18 de noviembre del 2020

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ARTÍCULO 23, RESOLUCIÓN 13 DE 1946

“La Universidad no se hace responsable por los conceptos emitidos por los alumnos en sus trabajos de grado, solo velará porque no se publique nada contrario al dogma y la moral católicos y porque el trabajo no contenga ataques y polémicas puramente persona les, antes bien, se vean en ellas el anhelo de buscar la verdad y la justicia”.

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Bogotá D.C, 18 de noviembre del 2020

Doctora Marisol Cano Busquests Decana Facultad de Comunicación y Lenguaje Ciudad

Apreciada Decana

Yo, Paula Natalia Latorre Amarillo, identificada con número de cédula 1022439065 de Bogotá; me permito presentar mi trabajo de grado Titulado “Como tu amigo, tu amante: entre la sexualidad y las prácticas comunicativas de las relaciones de pareja en los jóvenes bogotanos”, con el fin de optar al grado de Comunicadora Social con énfasis en Periodismo.

Agradeciendo su atención a la presente.

Cordial saludo,

Paula Natalia Latorre Amarillo

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Bogotá D.C, 18 de noviembre del 2020

Doctora Marisol Cano Busquests Decana Facultad de Comunicación y Lenguaje Ciudad

Apreciada Decana

En mi calidad de asesor, me permito presentar ante usted la tesis Como tu amigo, tu amante: Entre la sexualidad y las prácticas comunicativas de las relaciones de pareja en los jóvenes bogotanos de la estudiante Paula Natalia Latorre Amarillo, identificada con número de cédula 1022439065 de Bogotá. El trabajo cumple con las condiciones de calidad que espera de un trabajo de grado de una estudiante de comunicación social. El trabajo resulta innovador en su abordaje de lo que significa la comunicación y abre las posibilidades de indagación en torno las prácticas comunicativas que se desarrollan en la vida cotidiana.

Agradeciendo su atención a la presente.

Cordial saludo,

Jorge A. Palomino F.

Docente

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Introducción ...... 6 Objetivo general...... 11 1. Estado del arte...... 12 1.1. Psicoanálisis y amor ...... 14 1.2. Aspectos legales de la pornografía en Colombia ...... 16 1.3. Evolución y análisis del amor en la industria audiovisual ...... 17 1.4. Efectos negativos del consumo de pornografía ...... 19 1.5. El deseo erótico y sexual ...... 23 2. Marco teórico ...... 25 2.1. Amor romántico ...... 25 2.1.1. Definición ...... 25 2.1.2. Características ...... 27 2.1.3. Prácticas culturales del amor ...... 28 2.1.4. Del amor cortés ...... 30 2.1.5. Amor romántico y sus transformaciones ...... 31 2.1.6. Las industrias culturales ...... 36 2.2. Pornografía ...... 39 2.2.1. Definición ...... 39 2.2.2. La pornografía y capitalismo ...... 40 2.2.3. Imagen erótica ...... 43 2.2.4. La fidelidad ...... 44 2.2.5. Usos de la pornografía ...... 47 2.3. Sexualidad ...... 49 2.3.1. ¿Qué es la sexualidad? ...... 49 2.3.2. Amor y sexualidad ...... 51 2.3.3. Sexualidad y pornografía ...... 53 3. Metodología ...... 56 3.1. Enfoque...... 56 3.2. Método...... 57 3.3. Instrumentos...... 59 4. Y dile al amor: prácticas comunicativas en las relaciones amorosas ...... 60 4.1. Felices para siempre: Expectativas a tiempo futuro ...... 65 4.2. Porque contigo siempre encuentro conexión: Es puro sexo con amor ...... 69 4.3. Hacer el amor con otro: La fidelidad ...... 73 5. Los códigos del sexo en las parejas jóvenes: consumo de pornografía ...... 78 5.1. Motivaciones del consumo: de la curiosidad al placer ...... 82 5.1.1. Placer compartido: Consumo en pareja ...... 86 5.1.2. El goce de la privacidad: consumo en solitario ...... 90 5.2. El arte de amaestrar: La educación sexual en los jóvenes...... 93 5.3. Una pareja desigual: Del machismo, el poder y otras adicciones ...... 97 6. Conclusiones...... 102 Bibliografía ...... 107

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Introducción

Establecer un nexo entre la sexualidad y el discurso amoroso en el cual nos encontramos inmersos es necesario para poder entender la manera como nos relacionamos con el otro, como entendemos el vínculo y cómo proyectamos nuestras expectativas referentes al ser con el cual se pretende compartir esta relación. Es posible que el consumo de pornografía pueda afectar el discurso de amor romántico en las relaciones de los jóvenes, para ello es necesario comprender los términos bajo los cuales la comunicación se vincula al amor romántico contemporáneo y la manera en la cual se muestra la pornografía a la sociedad.

Para entender este problema, en primera instancia cabría preguntarse por el vínculo entre amor y sexualidad, vínculo que coincide con la aparición del amor romántico en occidente. Al respecto, Illouz señala que “el amor romántico se ha convertido en un elemento íntimo e indispensable del ideal democrático de la opulencia que acompañó el surgimiento de los mercados masivos, con lo cual ofrece una utopía colectiva que trasciende y atraviesa todas las divisiones sociales” (Illouz, 2009, p.18).

En una sociedad capitalista cada individuo tiene como prioridad generar beneficios propios en todas las actividades realizadas, en el caso de las relaciones de amor romántico la pareja que se vincula a un individuo es única y por lo tanto el sentimiento debe prevalecer incluso sobre los beneficios materiales. En este sentido el amor romántico rompería el esquema establecido por el capitalismo donde prima lo material siendo un aspecto orgánico que supera incluso la plusvalía.

Hasta la década de 1960 el amor romántico era analizado bajo la esfera privada, dejando a un lado las prácticas culturales colectivas de las relaciones de pareja. En los últimos veinte años los estudios han abierto la posibilidad de estudio de las emociones afectadas de manera directa por la esfera pública en la cual “Los marcos culturales nombran y definen las emociones, señalan los límites de su intensidad, especifican las normas y los valores asignados a ellas y ofrecen símbolos y escenarios culturales para que adquieran un carácter de comunicatividad social” (Illouz, 2009, p.21).

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En este sentido, el nexo entre la sexualidad y sentimiento del amor ha sido producto de la cultura y las prácticas en la esfera pública. Illouz explica cuatro funciones de la sociedad que han afectado de manera directa este vínculo, la primera es la sensación fisiológica que está relacionada con la pasión romántica, “una manifestación de inseguridad o un intento de control” (Illouz, 2009, p.21) la segunda es el trabajo emocional que se da por la capacidad que tiene el individuo de controlar sus pasiones para cumplir con las normas establecidas socialmente.

En tercer lugar, Illouz explica, las dos etapas que la cultura contemporánea ha presentado sobre la excitación. Una fase inicial en donde la atracción se manifiesta con mayor intensidad, asociada al hedonismo y la segunda relacionada con la estabilidad de la pareja, un sentimiento perdurable enmarcado en los términos del matrimonio. Por último, la autora presenta como la cultural muestra los sentimientos románticos por medio de símbolos e imágenes, donde se ofrecen de manera selectiva conceptos que nutren la idea del amor, el recuerdo y el sentimiento.

Estos símbolos además construyen la manera en cómo narramos el amor y la sexualidad, es por eso que “la sexualidad no se abordará frontalmente sino de manera indirecta. Si bien representa un elemento esencial de la experiencia romántica contemporánea, la sexualidad está subordinada a los mismos discursos culturales de la autorrealización, el hedonismo y el autoconocimiento” (Illouz, 2009, p.23) de esta manera relegando la sexualidad y las relaciones de la vida privada, omitiendo los aspectos que influyen de la esfera pública.

Sin embargo, Anthony Giddens menciona que a pesar de la negación de la sexualidad en la esfera pública “el sexo se proyecta siempre en el domino público y –sobre todo- habla el lenguaje de la revolución” (Giddens, 1998, p.4), el autor además hace énfasis en las relaciones de poder que se enmarcan en la sexualidad y el amor. Poder que se ve modificado con la necesidad de la igualdad sexual y emocional exigida en los últimos tiempos por las mujeres. Esto se debe a que el amor romántico ha tenido mayor impacto en la relación de las mujeres que en la de los hombres, siendo ellas reguladas y condicionadas por el mismo. Giddens afirma que “el amor romántico puede ser visto como un compromiso activo y radical contra el “machismo” (Giddens, 1998, p.4) de la sociedad moderna” dejando a la mujer condicionada hacia las labores domésticas. El amor romántico expone que se establece un vínculo emocional

8 orgánico y longevo con otro ser teniendo en cuenta unas características ligadas a este lazo.

Además, Giddens presenta bajo el término “sexualidad plática” la necesidad de la emancipación entre la relación y el placer sexual de las mujeres, definiendo la sexualidad plástica como un placer distinto a la reproducción sexual, “la sexualidad plástica puede quedar moldeada como un rasgo de la personalidad y se une intrínsecamente con la identidad. Al mismo tiempo – en principio- libera la sexualidad de la hegemonía fálica” (Giddens, 1998, p.4) condicionada por el placer masculino.

La sexualidad requiere de un dominio interpersonal, transforma la intimidad y puede afectar las instituciones modernas, como a su vez la esfera pública ha permeado las maneras de entender las relaciones en la vida privada.

La exposición de esta sexualidad ha sido de manera paulatina, llegando a su punto máximo con la tolerancia que le otorgó la misma sociedad en el cine porno, el cual nació por la crisis del cine comercial. Esta despenalización de la imagen de un primer primerísimo plano del acto sexual tuvo cabida en 1969 con la revolución sexual de América del norte. El panorama de permisividad dio un gran crecimiento al cine porno en los Estados Unidos, pasando del porno soft al hard y trayendo consigo nuevas maneras de representación del acto sexual en la esfera pública.

Las industrias culturales contribuyen a la construcción del discurso y la esfera pública, en ese marco tanto el amor como el sexo han sido producto de ambos. La discusión sobre lo público y lo privado en la cual se han movido y fluctuado ambos discursos a lo largo de su difusión ha logrado minimizar las formas en las cuales se entienden estos aspectos en los fenómenos políticos y sociales. En algunas ocasiones se llega a “cuestionar por qué algunos sentimientos se valoran en la comunicación pública, pero otros se juzgan relevantes y cómo varios sentimientos movilizan ciertos trayectorias políticas” (Ahmed 2004, Berlant 2005) los asuntos de la esfera privada no son ajenos Strauiger, Cvetkovich y Reynolds mencionan en Political Emotions and Public Feelings que “la esfera pública no es racional; es retórico” (2017, p. 2) desafiando la brecha que se han impuesto sobre los discursos públicos y los privados.

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Dentro de las discusiones que se dan sobre la comunicación de esfera pública se debería incluir “el estudio del sentimentalismo, el trauma, la intimidad, las formaciones culturales que se organizan en torno a la vida afectiva, el género del afecto, la relación entre sexualidad y emoción” (Strauiger, Cvetkovich y Reynolds,2017, p. 2) pues estos términos hacen parte de la construcción de la comunicación política, del análisis de la retórica y de los estudios culturales entorno a una población.

Tanto la sexualidad, como el amor han hecho parte de la dimensión pública; pues si bien crea en un ámbito privado son producto de elementos que solo se forman en conjunto de manera social y pública. Es así como la sexualidad y el amor se han vuelto ejes centrales de temáticas en la industria. En el caso de la sexualidad la pornografía y sus diferentes formas de difusión masiva han dado cuenta de cómo lo privado se hace público y como la esfera pública permea la privada, creando un vínculo innegable que ata los discursos y las discusiones sobre la comunicación cultural.

Roman Gubern en su libro la imagen pornográfica y otras perversiones ópticas hace referencia a el debate ético en los circuitos de comunicación que dejo el consumo, desarrollo y comercialización de la pornografía, pues si bien ha generado beneficios sobre la satisfacción propia la pornografía genera imaginarios que refuerzan “ciertos tabúes socio sexuales, el imaginario del cine porno no sadomasoquista ha liberado al imaginario cinematográfico de la violación de la mujer, ya que en este género la mujer suele hallarse en perenne y entusiasta estado de disponibilidad sexual, lo que evacúa automáticamente el fantasma de la violación” (Gubern,2006, p. 17). El autor además hace un paralelo con la pornografía escrita, la cual permite activar al lector de una forma personalizar y no proyectarse en otros.

La pornográfica permite al consumidor vincularse con la imagen desde una selectividad analítica que permite conectarse con las zonas más erógenas, pues el ser humano disfruta observar a otros aquello que le gustaría realizar por cuenta propia, generando un placer vicarial, “pues implica fuertemente al mirón en un compromiso con lo mirado” (Gubern,2006, p. 17). La pornográfica transgrede la esfera pública en el momento en el que se democratiza el acto sexual en el cine, pero a su vez el acto generando en éste afecta la vida privada de los actores para poder otorgar placer público.

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La pornográfica se originó para elevar la libido masculina y a pesar de la evolución del formato y las dinámicas dentro de la industria la mujer no tiene un papel protagónico dentro de este. Es por ello que las temáticas recurrentes dentro de las producciones van enmarcadas hacia la dominación masculina sobre la femenina. Gubern menciona el recurso de la eyaculación sobre la cara de la mujer, pues el semen sobre la cara de la mujer “implica un mancillamiento simbólico del sujeto poseído por medio de una marca visible de posesión y de dominio” (Gubern,2006, p. 21)

Actualmente la industria del porno mueve millones de dólares al año, la fuerza que ha cobrado internet ha logrado generar un mayor acercamiento a los consumidores de pornográfica, aunque conservador en sus temáticas, este género crea imaginarios y convenciones estereotipadas. Con la evolución de las películas pornográficas se ha pretendido generar mayor cercanía con el espectador se “busca el efecto de complicidad con el espectador, para introducirlo psicológicamente en el espacio virtual de su escena” (Gubern,2006, p. 57) sin dejar a un lado la tendencia de la representación de la dominación masculina en las escenas más populares de la cinematografía pornográfica.

Así como la pornográfica ha alimentado una serie de expectativas de hombres y mujeres la utopía romántica también se ha expendido con el capitalismo, aunque no haya surgido con este. En la cultura occidental el amor se establece como un acto disruptivo pues desestabiliza los grupos sociales pues el amor romántico avala la elección de la pareja dejando en vilo las normas de poder mantener unido un grupo de manera filial con el incesto.

Sin embargo, Illouz expone que “la representación simbólica el amor romántico articula un modelo utópico y un anhelo de soberanía del individuo sobre los intereses del grupo, y a menudo en contra de ellos” (Illouz, 2009, p. 27) sin dejar a un lado que comparte ideas con el mismo modelo capitalista que ha puesto a la pornografía como una de las industrias más poderosas actualmente, como por ejemplo la idea de “la soberanía del individuo frente al grupo, que se reafirma en las elecciones sexuales ilícitas y en la resistencia contra las normas de la endogamia que éste le impone” (Illouz, 2009, p.27).

A pesar de que las ideas del amor poseen sustento en las representaciones es necesario que estas imágenes se vinculen a la experiencia para poder construir un discurso perdurable y reproducible, “el amor romántico ha sido y será la piedra angular de un potente ideal utópico

11 porque reafirma la supremacía del individuo y pone en acto simbólicamente, mediante la inversión de las jerarquías” (Illouz, 2009, p.29). En este sentido se hace uso del amor romántico para generar una apertura a la utopía y moldear a su paso las relaciones que se extienden en la sociedad capitalista contemporánea.

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Objetivo general

Analizar de qué manera el consumo de pornografía afecta las practicas comunicativas en las relaciones de pareja de los jóvenes heterosexuales bogotanos de los 18 a los 25 años.

Objetivos específicos

• Identificar cómo los contenidos de las industrias culturales alteran la comunicación de pareja. • Caracterizar las estructuras narrativas sobre las cuales realizan la producción de la pornografía. • Indagar la manera en cómo se relacionan los jóvenes con los símbolos lingüísticos del amor romántico y la sexualidad • Entender la forma en la cual los jóvenes desarrollan su sexualidad en las relaciones amorosas.

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1. Estado del arte

El amor y el sexo han acompañado al ser humano desde tiempos pasados, como en la antigua civilización griega y la civilización romana que tomaron la sexualidad como base de inspiración en sus producciones artísticas. Si miramos hacia el siglo XIII el amor romántico hace una mirada con la primera aparición de Tristán e Isolda, que surge como un canto y prototipo del amor romántico de la época, del cual aún quedan rastros. Aunque se mantiene y refuerza la pornografía y el amor romántico, la sociedad se va modificando y con ella estos discursos; a su vez estas apariciones modifican a la sociedad creando un efecto mariposa, en donde las alteraciones se dan a la par y de la mano.

El amor romántico aparece como un mito, sin razonamiento y resistente al cambio. El sociólogo español Yela (2003) considera que esta creencia compartida socialmente sobre la supuesta naturaleza correcta del amor es aceptada sin reproche como muchos otros mitos que son socialmente aprendidos y no naturales, estos mitos suelen ser irracionales, ficticios y de difícil alcance. Este autor además expone los efectos negativos en las relaciones con el amor romántico como, por ejemplo, las relaciones interpersonales desiguales e inequitativas.

La idea de la media naranja es un elemento que se funda en el mito del amor romántico creando exigencias y expectativas demasiado altas en las personas, pues el imaginario de cada ser humano piensa que el destino tiene solo una persona elegida para compartir. Esta idea de que el destino solo pone a una persona de todas las posibles desde la primera vez podrían causar decepción por la sobreexigencia o tolerancia de manera excesiva creando luego posibilidades de maltrato, pues el quedarse un poco más se hace necesario con tal de no dejar al que se instauraba como “el amor de su vida”.

Además, afirma Yela que con esto se genera una dependencia en donde la pareja ideal puede además ser modificada solo con la fuerza del amor, por ende, cada parte de la relación se tiene que esforzar más para mantener las expectativas del otro omitiendo problemas externos de la relación o situaciones que puedan modificar a la personas, el amor actúa como un agente omnipotente donde puede solucionar las dificultades que surjan durante la relación, al ver que más allá del amor que puede surgir, el mito no se derrumba, se mantiene pero la decepción en cada una de las partes de la relación sí se hace mayor.

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Con la llegada de un agente externo el mito puede ser modificado, de manera negativa o positiva, en este caso la introducción de la pornografía en una relación puede causar una modificación en el mito o generar aún más decepción de la que ya se ha reforzado con este. En el presente trabajo se pretende analizar qué relación tiene la pornografía en la alternación del discurso del amor romántico. La pornografía que es una producción cinematográfica que representa un lenguaje contrario al usado en las producciones culturales es posible que lo refuerce el mito o lo destruya o que como plantea el sociólogo Yela, se refuerce la decepción por la falta de cumplimiento de expectativas en las relaciones.

Estos intentos por cambiar las relaciones tradicionales han traído consigo problemas pues algunas personas están tan vinculadas a la construcción tradicional que les es difícil desligarse de ella y simplemente reproducen los mismos mecanismos, no digo que sea bueno o malo pero sí es un aspecto que debe entrar en cuestionamiento, además para manejar otro tipo de relación se sitúa en normas establecidas, para lo cual es necesario tener pleno conocimiento de sí y poseer una inteligencia emocional alta pues los estigmas que giran respecto a ambos, tanto para el amor tradicional como para las otras formas de amor es alto.

El estigma y el tabú es un término que fue creado por Erving Goffman entre finales de la década de 1950 y principios de 1960, se refiere a que, es en el medio social en donde se establecen categorías de personas por medio de estereotipos y preceptos. De esta manera, la sola presencia de un extraño ante los ojos de otro individuo moviliza las primeras apariencias que permiten prever en qué categoría se halla y cuáles son sus atributos. Estos atributos, que pueden demostrarse como pertenecientes a este individuo observado, son su “identidad social real”.

Precisamente, según Goffman (2006), el estigma es un atributo que vuelve a una persona diferente a las demás, que la convierte en alguien “menos apetecible” y hasta inferior con respecto a la figura de una “persona total y corriente”. Es, en resumen, el rechazo social por características o creencias que van en contra a las normas culturales establecidas. En este punto, Goffman, establece tres categorías que causan el estigma social: tribales, deformaciones físicas, y estigmas asociados al comportamiento, la personalidad y/o al carácter tales como la delincuencia, preferencias sexuales, creencias religiosas, conductas políticas, etcétera.

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Algo que se ve en común es que todos hablan desde cómo el mito crea expectativas en las personas y luego estas se derrumban por agentes externos y causan dolor al sujeto, las diferencias radican en cuanto a que destruyen el ideal y de qué manera se afronta, por ejemplo puede desligar a la infidelidad, allí se idealiza y luego la infidelidad destruye porque se desilusiona, de ello habla el trabajo de grado llamado “Imaginarios amorosos espacio de deseo en los jóvenes” (2019 Delumeau; María Teresa Uribe de H.; Jorge Giraldo Ramírez), se habla de las exceptivas creadas y alimentadas por las industrias desde la perspectiva de los jóvenes y cómo estos se ven alimentados de aspectos erróneos que son producidos a diario incluso en sus casas.

En el inicio de la investigación resalto el trabajo de Jorge Alberto Palomino Entre el romance, las "perras" y el desencanto: una mirada a las relaciones amorosas de los jóvenes bogotanos (2012), en el cual se anuncia de manera clara la relación de los jóvenes bogotanos con el mito de amor romántico. Para este caso, se da como punto de partida la figura de la “perra” dentro de las relaciones amorosas para así describir cómo vive la sexualidad referente a aquellos y aquellas que viven su cuerpo de manera distinta.

Este trabajo ayuda a construir un panorama sobre los ideales, las creencias y las expectativas que tienen los jóvenes en Bogotá. Además, da una visión general de este contexto para entender la manera en cómo los sujetos se relacionan con su sexualidad, su cuerpo y con el otro.

1.1. Psicoanálisis y amor

Los trabajos y artículos nombrados en esta sección se pueden relacionar a nivel de semejanzas con Freud pues todos los trabajos al ser de psicoanálisis parten de su teoría y claro está, lo complementan con base en otros autores que desarrollaron la teoría más adelante, incluso que la refutan, pero los trabajos lo toman como fundamento para el desarrollo de sus análisis, primero está el trabajo de grado Al comienzo de la experiencia Psicoanalítica fue el Amor (García, J. y Martines, D. 2018), en este comienzan con la idea del psicoanálisis. El punto de partida para el estudio, según los autores, es el amor como fundador de las preguntas que se hace Freud, todos aquellos deseos desde el amor y el pasado marcado desde la infancia como

16 incidencia para la elección de pareja y las relaciones interpersonales.

Por otro lado, en el trabajo desde el amor La imagen del hombre en El malestar en la cultura de Sigmund Freud (2011, Sampedro.H.) se expone la incidencia de la imagen en las relaciones. A diferencia del primer trabajo, aquí la referencia principal son las imágenes, mientras en el otro los puntos de partida son la infancia, aun así, ambos toman a Freud como referencia. Por último, Rebeldía y Revolución.

Se dice que hay un pensamiento mágico y un pensamiento lógico, el lógico apareció de manera tardía pues el mágico es de manera primitiva y nos ha acompañado desde antes que el cuadrado apareciera en nuestras cabezas. La política, el amor y la región se imponen ante los otros pues hacen parte del pensamiento mágico y está domina la parte lógica. En el caso del amor propio o del enamoramiento, la subjetividad es la que domina a la parte objetiva, pues las cuestiones y aspectos al momento de evaluarse a sí mismo o al otro estando enamorados surge de una particularidad mágica que es imposible que sea subjetiva.

Teicher, M (1992) afirma que los sentimientos, específicamente del amor y el psicoanálisis, en donde menciona que “los argumentos lógicos son entonces impotentes frente a los intereses afectivos, y por eso el disputar con argumentos, que, según el dicho de Falstaff, abundan como la zarzamora, es tan infructuoso en el mundo de los intereses” (p.90). Haciendo esta afirmación continúa guiándonos a el amor que viene cargado al punto más alto de satisfacción hasta llegar al punto más dramático de nuestras relaciones interpersonales y de nuestros sentimientos en solitario.

Para la convivencia se necesita sabotear lo que el otro es de alguna manera para la adaptación en la convivencia de otra persona, Teicher además comenta en su artículo de amor y psicoanálisis que:

En lugar de convertirlo en acto, esconderlo en el Inconsciente, o ponerse de acuerdo con él. Y, si uno sabe que no es un monstruo por tener esos deseos, sino que esos deseos son parte de la naturaleza humana, puede sentirse muy aliviado. (Teicher, 2010)

Lo anterior haciendo referencia al deseo de querer asesinar a alguien, pues en la intimidad algunos o todos han deseado matar a quien han amado porque es la naturaleza y así

17 es el hombre de los impulsos.

En los trabajos seleccionados se toma toda esta teoría psicoanalítica y desde distintos puntos de esta se trata de entender un poco cómo surgen los problemas en las relaciones amorosas hasta cómo surge el amor en sí, la mayoría de los trabajos de grado de esta sección, por no decir que todos, hacen parte de la Facultad de Psicología. Entender el amor desde este ángulo se hace necesario en la medida en que se puede tener la percepción del porqué suceden y por qué se construyó el amor de cierta manera y no de otra, y por qué ese ideal permitió que el hombre construyera el discurso alrededor del amor y lo reforzará, pero es necesario comprender que sucedía en su cabeza en ese entonces.

La coincidencia es que en los trabajos se habla desde la teoría de Freud y desde cómo entender el amor con el psicoanálisis, teniendo en cuenta su teoría de deseos ocultos y de los que se permiten salir por cuestiones sociales. El amor es un análisis primordial y más para mirar la teoría de Freud y viceversa y así lo plantean los tres trabajos como base para su análisis desde el subconsciente e indispensable, además para pensar cómo se construyó el discurso amoroso con base en esto.

1.2. Aspectos legales de la pornografía en Colombia

La circulación de la pornografía por internet, al contrario de la televisión, no tiene ninguna restricción ni tampoco regulación, todo se da por vía libre y cualquier persona con acceso a internet puede acceder a este tipo de contenido lo que sí ha traído ventaja para los consumidores pues los costos para ver pornografía se han reducido, ya que no tienen que ir a alquilar películas como antes o ir a cine pornográficos cada semana, todo está al alcance de sus manos. Por otro lado, ha traído problemas para las personas que son menores de edad y no tienen aún el juicio para poder ver este tipo de contenido y pueden afectarlos de manera negativa para sus relaciones sexuales posteriores.

La normativa no es realmente clara como con los otros medios de comunicación y aunque el internet es uno de estos medios, la ley parece salirse de allí pues primero, es demasiado grande o basta como para controlarla toda de la manera que se espera y segundo, es imposible controlar cada computador y saber quién lo está usando en ese instante con ese contenido.

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En el primer trabajo, denominado ¿Vía Libre A la Pornografía En Colombia? (Artículo de revista, Martínez, L., 1981) Y en el artículo Derecho y pornografía se habla netamente del aspecto legal. Aunque se tiene en cuenta el contexto y la perspectiva de las visiones de las personas de la época sobre la viabilidad de no darle más cabida a la pornografía, el enfoque es legal más que social a diferencia del trabajo llamado La explotación sexual comercial de adolescentes desde la perspectiva de la bioética [Recurso electrónico] (tesis de grado, Marín, G. 2014), su objeto de estudio principal es la ética moral en cuanto a la producción de pornografía, pues muchas veces los consumidores solo ven una parte del trasfondo y la explotación que conlleva toda la producción del porno. Se destaca que, ambos trabajos hablan de la ética y la moral de la distribución libre de la pornografía, pues no solo se trata de ver lo que las productoras quieren que veamos sino también las explotaciones y peligros que tiene la pornografía en la comunidad en especial en la de los menores de edad.

En los trabajos de esta sección se expone la parte legal del amor y la pornografía, su distribución y su regulación, pues en Colombia ha surgido como un tema que necesita atención, de hecho hay trabajos de grado con distintas fechas que hablan de lo mismo pero con contextos distintos, lo cual da a entender un panorama mucho más claro de cómo ha avanzado y cómo vamos en la actualidad con el tema legal de la producción y no solo de la distribución de la pornografía, pues la producción también trae problemas legales como la explotación de las menores de edad o trata de blancas.

Hay que tener en cuenta el contexto de cada investigación pues es primordial para leer los trabajos y hacer un análisis descriptivo y analítico optimo, por ejemplo, en ¿Vía Libre A la Pornografía En Colombia? (Martinez, L. 1981) se hace un análisis legal desde el contexto, ver los pros y contras de darle más libertad al consumo y producción pornográfica de la época, y teniendo en cuenta elementos de ese siglo se puede comparar cómo ha evolucionado o cómo fue evolucionando y generar deducciones sobre si es o fue necesario dar tanta vía libre a la pornografía o fue incidencia de internet, pues llegaría para quedarse y traer consigo tanta libertad que podría afectar a las personas de distintas maneras hasta el punto de convertirse en un problema a de distribución.

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1.3. Evolución y análisis del amor en la industria audiovisual

Pero el cine al igual que la mayoría de las industrias culturales con la oleada del feminismo han cambiado y han transformado sus discursos para que las mujeres tomen un papel más protagónico y la sociedad en sí se dé cuenta de las transformaciones en las relaciones amorosas, pues de la bella y la bestia (1991) podemos pasar a frozen (2013) en donde se muestra el amor distinto pero sigue siendo el mismo amor, la forma como presentamos y como se presentan en las películas las parejas es importante en cuanto a que los consumidores muchas veces de este tipo de contenidos son niños y adolescentes que creen y normalizan violencias y los celos enfermizos pues eso se les ha enseñado que es lo correcto y es necesario para mantener una relación romántica.

Además, el tema de las relaciones sexuales se les prestan desde los niños hasta los jóvenes de una manera errónea en donde se ilustra un pensamiento irreal, la creación de la mujer virgen y el refuerzo del mito de la virginidad también ayudan a que en el momento de enfrentarse a situaciones de esta índole y se decepcionen, se destruya el ideal y con él se altere el discurso de amor romántico. Los contenidos mostrados en el cine si no se hacen de manera consciente pueden causar daño en la concepción de las relaciones de niños y niñas, pues cualquier aspecto mínimo ellos lo tomarán y lo tomaremos como referente de las relaciones que tendremos.

El cine siendo un referente y parte de las industrias culturales se vuelve primordial para el análisis del amor y la construcción el amor romántico pues en él hay claves para entender por qué el sueño de muchas niñas es tener un príncipe que las proteja o por qué los hombres ven romántico tener una mujer de manera posesiva y ellas lo aceptan naturalmente sin cuestionarse nada. En el cine y la televisión se pueden destramar diversos códigos de comportamiento que tenemos aprendidos.

Esta visión audiovisual nos muestra cómo esta industria ha construido y ha visto el amor desde sus narrativas, pues cada elemento se vuelve importante para mirar cómo los jóvenes y adultos construyen el amor a partir de cada cosa que los ha influenciado de manera significativa a lo largo de su vida, y el cine es una parte primordial de la construcción de sujeto y así mismo de las exceptivas que tiene respeto a los otros sujetos que pueden ser prospectos

20 de parejas.

En el marco de los trabajos de comunicación social y audiovisual está El amor como construcción discursiva [Recurso electrónico] (Tesis, García, L. 2011) en donde el análisis del guión se vuelve el objeto de estudio, pues se toman las películas románticas como referencia de análisis cómo se ha contado el amor y cómo se ha reforzado el mito del amor lingüísticamente.

Hay que tener presente que, aunque el amor siempre fue representado en la pantalla grande desde las películas mudas y cada trabajo hace relación a ello, el erotismo que es otro objeto de estudio en esta investigación, se ocultó sin embargo y a pesar de todas las restricciones existentes a las obras literarias, cinematográficas, artísticas, etc., una gran parte de la producción hollywoodense mostraba escenas sexuales o eróticas desafiando toda prohibición. Desde los baños de Pola Negri, hasta los desnudos de D.W. Grifith en Intolerance (1916) resultan escandalosos, aunque se encontraban plenamente justificados por el drama del filme. En esa época dorada del cine, los escándalos dentro y fuera de pantalla, obligaron a Will H. Hays, presidente de la Asociación de Productores de Hollywood, a elaborar un estricto código moral sobre el cual se desarrollarían los guiones y las producciones de los estudios.

1.4. Efectos negativos del consumo de pornografía

La pornografía ha sido fuertemente criticada porque se cree que trae repercusiones negativas no solo a nivel de pareja como los celos y las falsas expectativas que puede crear, sino también con la alteración de la sexualidad autónoma de las personas a tal punto de volverse consumidoras compulsivas de la pornografía. El problema crece cuando se adentra en el mundo de los jóvenes y de las personas que hasta el momento no han visto pornografía ni han tenido relaciones sexuales y la falta de entendimiento hace que este tipo de contenido audiovisual se vuelva referente para las relaciones que tendrán en un futuro.

Un problema importante se da cuando el niño, el joven o incluso el adulto piensa que las relaciones se dan en esas dinámicas sin diferencias aficionadas de actuación pornografía a tal punto que llega a afectar su autoestima y la de su pareja, lo cual incluso, según estudios, puede causar disfunción eréctil. Además, cuando ya están en el matrimonio puede llegar a dejar a su pareja porque no cumple las expectativas que ellos mismos se crearon por la pornografía y

21 juegan dos duelos ahí, el de las exceptivas que se crearon en el amor por parte de las películas comerciales de índole romántica y el de las expectativas sexuales que se crearon por la pornografía, al no cumplirse ninguna y al ver que ellos a su pareja tampoco llegan a satisfacer crean insolventes en las relaciones interpersonales.

Además, los hombres se construyen dentro de las mismas dinámicas que se han reproducido desde tiempo atrás que son las del machismo. Todas las narraciones pornográficas son machistas, o en su mayoría, hasta esta época se comenzaron a generar dinámicas feministas dentro del porno como las narraciones post- pornográficas, porque antes era impensable que una mujer tomara el mando de la relación o que la relación fuera consensuada, siempre la mujer estaba dispuesta y tenía un apetito sexual alto. Ella no opinaba solo seguía la corriente ante el deseo del hombre y eso se da en las narrativas más típicas en las que entran en fetiches personales, como las violaciones se hacen con frecuencia y lo único que hace es educar bajo la cultura de la agresión a la mujer.

En esta sección se mezclan artículos académicos, artículos de circulación masiva y trabajos de grado de pregrado, y se relacionan principalmente por la semejanza de hablarnos de la parte oscura de la pornografía, de las malas influencias que puede tener en el comportamiento de un individuo o en su vida sexual, pues si se abusa del contenido las consecuencias pueden ser fatales en algunos casos.

El artículo de la revista Soho titulado Los riesgos de ver porno en pareja (s.f.) tiene como idea principal dar a conocer de qué manera incide negativamente en las relaciones ver porno con la pareja, para llegar a la conclusión que puede llegar a tener baja autoestima y perdida de expectativas el uno con el otro pues la pornografía creará un imaginario difícil de alcanzar en la relación, relacionado a este documento está el artículo La Pornografía y la globalización del sexo (Peña, E. 2012), en el cual se plantea una reflexión entre la introducción de la pornografía en el capitalismo. La invasión de la esfera pública en la privacidad genera un cambio en las dinámicas de distribución, la relación con el trabajo y la manera en cómo se entiende la masturbación desde el ámbito personal.

En el artículo de nuevo, al igual que todos en esta categoría, hace referencia a la negatividad del consumo del porno, pero, a excepción de los otros trabajos. en estos dos artículos se toma como grupo focal a los jóvenes. Estudio de la nueva pornografía y relación sexual en

22 jóvenes (Ballester., Orte, C. y Pozo, R.2014) y en el artículo Los jóvenes y la pornografía en la sociedad tecnológica (Universidad de Navarra, 2015), en ambos se plantea la falta de control de circulación de la pornografía y cómo los jóvenes se educan con ella, lo cual perjudica su autoestima y sus relaciones sexuales futuras.

El consumo excesivo puede causar impotencia o disfunción eréctil en los jóvenes, tal como explica el artículo ¿Ver mucho porno puede causar impotencia? (2019) publicado en la revista Semana, en el cual se explica por qué el ver porno desde temprana edad y de manera obsesiva puede generar daños en el pene al tener relaciones sexuales y aunque el objeto de estudio ni el grupo focal son los jóvenes, en este artículo sí lo es la afectación de las relaciones sexuales de manera negativa por la pornografía.

En esta línea de trabajos y artículos tanto académicos como de circulación masiva se trata de mostrar que, aunque la pornografía tiene ventajas y muestra una parte oculta de los deseos del ser humano como lo es el sexo, tiene también una parte negativa que es importante analizar, no con el objetivo de juzgar pero sí para cuestionar las cosas que vemos y que consumimos de manera frecuente, e incluso, en el caso de algunas personas, diariamente, pues la pornografía se ha convertido para muchos en una compañía.

En este sentido, la pornografía ha sido un tema muy controversial, porque si bien ayuda a calmar los deseos de las personas y educa a otras, la fantasía que plantea en muchos de sus contenidos perjudican a los espectadores, en especial a los jóvenes. Todos los trabajos aquí mencionados muestran la parte negativa de la pornografía desde la salud hasta las repercusiones que tiene en la vida marital.

En el artículo de la revista Soho Los riesgos de ver porno en pareja y En el principio, el sexo: de pornografía y reproducciones simbólicas (2011), se muestra la parte negativa asociada a las relaciones de pareja y cómo el exceso de pornografía puede afectar las relaciones sexuales directamente conectadas con el deseo sexual que luego puede provocar su pareja, hay que tener en cuenta que en todos los artículos y trabajos se relaciona un consumo masivo de la pornografía y sin control alguno.

En varios estudios se muestra el efecto corrosivo de la pornografía en los menores, uno de ellos y previamente mencionado, La sociedad del porno- Estudio de la nueva pornografía y

23 relación sexual en jóvenes (Ballester, L., Orto, C., Pozo, R. 2014), en el que se evidencia la negatividad desde cómo perjudica a los jóvenes, pues sin regulación de internet ellos tienen mayor acceso a contenido que es perjudicial para su desarrollo sexual y la concepción de las relaciones que pueden tener en el presente y en futuro. Por último, en Un sexo sin cualidades, en la imagen porno de la prostituta se habla de la parte negativa de la pornografía, pero vista desde la manera en que se desliga tan abruptamente el amor con el sexo dejándolo como un acto del cuerpo sin responsabilidad alguna; en este trabajo se toma en cuenta el testimonio de las trabajadoras sexuales que desligan el amor del sexo de una manera no conveniente al igual que sucede en el porno.

Las relaciones se mueven tristemente también por la raza y el sexo pues la mujer sigue siendo vista como subordinada y la mujer negra o afrodescendiente aún más, además las relaciones son múltiples y complejas y no se pueden tratar de entender solo viendo una parte del panorama de las situaciones, pues mientras yo puedo tener más dinero que mi pareja o que otro compañero, a la vez puedo creer que soy inferior porque tengo un título menos, soy mujer y además soy negra. Sería muy pobre analizar sólo como relación bilateral y única cada relación pues las dinámicas son múltiples.

Los artículos y trabajos de esta sección se acercan por el objeto de estudio que toman, que es la mujer como subordinada en las relaciones de poder bien se dé la pornografía o del amor romántico. Primero, en El amor romántico y la subordinación social de las mujeres: revisiones y propuestas (Esteban, M y Távora,A. 2008), se habla de cómo la mujer se subordina a través del amor romántico y las ideas unidas, reforzadas por las industrias culturales al igual que en el artículo La violencia de género y el amor romántico (Herrera, C. 2012). El objeto de estudio es el mismo y la mujer es la protagonista y grupo focal de estos dos escritos, es evidente que el papel femenino se muestra en el amor romántico como un ser frágil y necesitado, como una figura incompleta, la cual para sentirse realizada necesita de otro sujeto, pues ella misma no se basta así.

A diferencia de los otros dos, en éste se habla de la subordinación, pero desde la pornografía no desde el amor, el artículo denominado Pornografía: la industria que vende fantasías y que oculta sus verdades (2017) se muestra cómo las productoras y las producciones pornográficas usan y explotan el cuerpo femenino, aprovechándose de sus atributos y

24 necesidades económicas para someterlas a actos que no son tan bien vistos, además también plantea la problemática en las narrativas de la producción.

Por lo general en los videos pornográficos la mujer se muestra dispuesta para el otro sujeto como si tuviera deseos constantes de sexo, sin contar las escenas de violaciones, las cuales también son mencionadas en el trabajo El Género y la Presentación Social Cuatro Reflexiones en torno Al Poder y la Construcción de Si (Llamas, R. 1999), se sigue con esta idea pero con una visión más política pues está publicado en un portal de esta índole y sus conclusiones e ideas principales, aunque las comparten con el trabajo anterior referente a la explotación de la mujer como sujeto débil en las relaciones de poder, aquí la pornografía no es el principal objeto de estudio si no que se centra en una mirada desde el género y el poder.

Por otro lado, en Un acercamiento femenino al lenguaje musical romántico- Amores de Lanzarote y de la reina Ginebra (Quintana, A. 2004) se analiza la relación de poder desde dos miradas distintas, la música y la literatura y no desde casos de la vida real, pero, como esto hace parte de las industrias culturales que nutren el mito del amor, es pertinente tenerlas en esta categoría.

1.5. El deseo erótico y sexual

Se dice que el ser humano es un animal y no hay que olvidarlo en el momento en el que se habla de apetitos o deseos sexuales. Estos impulsos son los encargados de recordarnos nuestro origen y muchas veces hasta que no son saciados completamente el cuerpo no descansa. Muchos de estos deseos son contralados por la cultura como, por ejemplo, el hacer las necesidades en un baño, pues no es algo que viene con nosotros si no es algo que regla la sociedad, no es necesario que se diga que no se puede hacer del cuerpo en la calle porque ya está instaurado, lo mismo sucede con el sexo, no es necesario decir que no se puede masturbar o tener relaciones en vía pública pues eso ya está intrínseco.

No se puede entender a la pornografía como solo un contenido sin entender los deseos del hombre, en estos trabajos y artículos se muestra precisamente eso, cómo el deseo primitivo del hombre lo impulsa desde lo más adentro de su ser a excitarse y a continuar consumiendo este tipo de productos audiovisuales. Lo que tienen en común todos estos trabajos es precisamente eso, el tratar de explicar cómo desde lo más adentro del subconsciente el deseo

25 sexual produce placer.

En Food porn imagen y apetitos insatisfechos (Cuadros, J. 2015) se habla explícitamente de cómo la era digital ha influenciado al hombre con la cantidad de imágenes que le son suministradas de manera diaria y fácil, por otro lado, en el trabajo de grado con el nombre de Food porn imagen y apetitos insatisfechos (Cuadros, J. 2015) además, se comenta la perspectiva desde los fetiches y los placeres propios que, según la teoría, se pelean el Yo y el Super Yo por mantener esos placeres calmados y a discreción de la sociedad pues la normas sociales hacen que los deseos se atasquen o sean controlados de manera necesaria para la convivencia en sociedad, que también se plantea como un problema pues reprimir todos estos deseos a la larga no es bueno porque pueden estallar de maneras salvajes en cualquier momento debido a la alta autorregulación.

Por otro lado, en El Pudor, Pornografía y la simulación la lógica del fetiche (Gonzales, S. 2007) se habla de cómo el instinto más primitivo se apodera del ser humano, en especial basan sus estudios en cómo el hombre se relaciona con el placer visto, mostrado como algo bueno que es necesario vivir y sentir sin necesidad de reprimirlo, pues el reprimirlo puede causar grandes daños,no solo en el desempeño sexual si no también daños en el momento en el que se trata de desenvolver en una relación amorosa plena, pues se debe entender que el pudor no es algo moral y que las masturbaciones en cambio sí son algo que se considera normal, siempre y cuando se realice de manera moderada, tanto en hombres como en mujeres, pues por lo general a las mujeres se le impide la exploración de su cuerpo, en tanto se ve como algo impuro, en cambio el hombre está más relacionado con el placer sexual.

En Consumo de pornografía on-line y off-line (Rivera, R. 2016) en adolescentes colombianos, a diferencia de los anteriores, hace especial énfasis en los jóvenes pues se detiene a pensar en cómo los deseos son atravesados por los adolescentes y cómo ellos también viven la realidad del consumo de entretenimiento para adultos, una realidad que no se puede evadir, pues con esta red hasta un niño de 11 años puede ser un usuario de la pornografía, y no se puede hacer caso omiso a esta realidad, debido a que el porno se presenta como referente de educación sexual de los adolescentes.

En el artículo llamado La pornografía en la relación de pareja ¿beneficia o perjudica? de la Revista Vida y Salud (2019) se muestra la otra parte del deseo y es ver cómo el deseo, por

26 más incontrolable que sea, se debe dejar salir con límites pues si se da rienda suelta a éste puede causar daños como la adicción y esto repercutir en cosas que empeoran la percepción y modifican ese deseo natural del hombre, que si bien es necesario y todos lo poseemos, hace daño cuando es dejado en evidencia sin consideraciones, todo en exceso es malo incluso el placer, se plantea en estos artículos, contrario a los mencionados anteriormente que sugieren dejar salir todo ese deseo sexual pues hace parte del ser.

Desde el comienzo de la historia el ser humano ha tenido una fascinación por la sexualidad, curiosidad que se vio reprimida por las clases altas que prohibían el consumo de materiales inmorales, para así convertir los contenidos explícitos en material exclusivo para la élite. Desde hace tan sólo un siglo la sociedad ha sufrido grandes cambios, la transformación de la sociedad provocó que ésta contara con una mente más abierta para utilizar el material erótico en la satisfacción de fines personales.

Estos cambios han sido fundamentales pues han dado sentido a los valores de las personas, hasta hacerlos dudar sobre lo que hoy en día está bien o mal. La idea es tratar de llegar a una respuesta aproximada acerca de cuáles fueron los factores que ayudaron a la evolución de la sociedad e indagar cómo la iglesia y la censura perdieron el poder que tenían a tal punto que la doble moral que existía se dejará a un lado y que un libro erótico llegará a ser el más vendido a nivel mundial, convirtiéndose así el erotismo en un objeto de consumo popular.

Cuando se habla de obras eróticas, nos referimos a la representación gráfica del cuerpo, una insinuación que tiene como objetivo resaltar la forma natural del hombre expresada estrictamente como arte. Estos límites nunca estuvieron claros y de hecho aún no lo están, por ello se presentaban censuras y las acusaciones de herejía.

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2. Marco teórico

2.1. Amor romántico

2.1.1. Definición:

El amor se ha intentado definir desde distintos puntos de vista, a su vez éste ha tratado de ser encasillado desde la perspectiva de las diferentes disciplinas para lograr explicar los comportamientos físicos, biológicos y químicos que realiza cada ser humano cuando experimenta este sentimiento. Según una entrevista realizada al psicólogo uruguayo Jorge Cohen Bonomo (2009) “la concepción del cultural de occidente viene desde el siglo XVIII, cuando se une el amor al matrimonio y pasa a predominar el vínculo afectuoso en la conformación de pareja sobre las alianzas familiares”, con esta idea de involucrar directamente el amor con la necesidad de un vínculo matrimonial nace la idea de un complemento casi exigido que se busca en la unión del hombre y la mujer específicamente.

A su vez con la introducción del vínculo, según el psicólogo Cohen, se atribuyen cualidades específicas a quienes componen la relación “en el hombre está la fuerza y la protección y una mujer es necesaria”, pues ella le añade la parte faltante al hombre como la dulzura y la compasión, además “en la cultura occidental el amor se ha convertido en uno de los principales motores de la acción humana”. En este caso, la antropóloga Marcela Lagarde ha mencionado en escrito cómo la cultura occidental ha logrado poner el amor como punto de eje para la formación de la identidad.

Desde la psicología se analiza la situación en cuanto los problemas que surgen dentro del manejo de las relaciones, es necesario además llevar a las parejas que se forman y de manera desigual a una deconstrucción del término. El primer reto es desmontar el imaginario de los individuos, la idea de completo, pues tiende a ser la más peligrosa al momento de desmitificar el discurso de amor romántico que ya se ha establecido. La dificultad radica en creer que, de acuerdo con lo manifestado por Cohen, J. (2019) “solo se es una persona completa si tienes amor romántico”.

Cohen, docente de la facultad de psicología de la Universidad de la República de

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Uruguay, menciona que además de la necesidad inculcada de un complemento se suma el amor eterno pues “viven atados al te quiero y solo mía, a la idealización que hacemos del otro y a las expectativas de cómo pensamos que debe ser una relación”. Desde esos puntos, la violencia de género y la desigualdad dentro de la relación va cobrando fuerza y asentándose en la normalidad de las relaciones de pareja. Las reacciones varian si una persona no actúa de acuerdo con lo que el otro esperaba y crear círculos de violencia, rechazo, además de frustración al ver que no se consigue la meta, aunque se ha inculcado como necesaria.

El sociólogo Zygmunt Bauman (2020) propuso el término “amor líquido” para hacer referencia a la fragilidad que se generaba en torno a los sentimientos humanos y al desarrollo de los mismos, él además enfatiza en la precariedad que existe en cada vínculo que el humano realiza en relación a sus pares, pues el hedonismo de la sociedad posmoderna hace que las relaciones amorosas sean superficiales y carentes de significado, además de ser cada vez menos duraderas, ya que el hombre, mientras pasa el tiempo, se envuelve más en el individualismo que caracteriza a occidente y al narciso que lo habita.

El éxito para poder entablar relaciones sanas, según el artículo publicado por la Facultad de la Psicología de la Universidad de la República de Uruguay, es poder desprender la ideas fundadas desde tiempo atrás y formar vínculos a través de la libertad y la madurez, comprendiendo al otro como igual para ellos, según lo menciona Cohen (2019), “es esencial entender el mandato y qué es genuino de nuestra parte a la hora de concebir una relación”, generar el vínculo con la libertad como pilar sin “la sensación de estar en deuda, permaneciendo en un vínculo desde la elección y desde la posición de igualdad”, para ello se recomendó una actividad previa a formar la relación de introspección para así poder separar las ideas anteriores y comenzar a formarse a partir los vínculos sanos que propone la nueva manera de concebir el amor y las relaciones.

Cohen (2019) además afirma que la idealización necesita ser abolida pues nos formamos desde “la ilusión de que hay pociones mágicas y amores indestructibles que permanecen intactos de una forma idealizada. Pero chocamos de frente con la realidad, pues el amor es un sentimiento que tiene bastante más de humano que de mágico”, se necesita tener una idea real, según la sociedad actual y la particularidad de cada sujeto, al eliminar las altas

29 exceptivas se suprime una parte del dolor que caracteriza a la desilusión.

2.1.2. Características:

El amor siempre ha existido en la sociedad, pero ha cambiado la manera en cómo se interpreta y se vive. Con la llegada del capitalismo a occidente la cultura moldeó los discursos que se encontraban en este contexto, modificando la manera en cómo se entendía el amor hasta entonces. El discurso del amor romántico no fue la excepción haciendo que las personas adquirieran un valor único e irremplazable dentro del entendimiento de la pareja.

En el libro El consumo de la utopía romántica Illouz (2009) mencionó que el amor se convierte en un aspecto irracional, gratuito y orgánico, hasta la década de 1960 las ciencias sociales disocian las prácticas privadas de la cultura dejando afuera el análisis del amor como rito colectivo y simbólico importante dentro del contexto. En los últimos 20 años, los análisis sobre este discurso han reconocido las emociones como parte de la cultura.

La sociedad moldea la manera en cómo se vive el discurso y del mismo modo, coloca marcos de referencia para definir y clasificar las emociones. En este sentido, los escenarios - símbolos culturales adquieren un carácter comunicacional en la sociedad. Cuando la excitación sexual se vinculó al sentimiento del amor la cultura cumplió el papel de darle sentido a la relación y generar nuevas categorías dentro del discurso amoroso.

Illouz (2009) hace énfasis en cuatro funciones que cumple la cultura dentro de la construcción del discurso emocional en la sociedad, menciona en primer lugar la excitación fisiológica, seguido la tradición cultural para poder definir la excitación sexual según su marco de referencias previas, “esas definiciones contienen significados que a su vez están inmersos en ciertos conjuntos de normas, prescripciones y prohibiciones” (p.21) que son subjetivas según el sujeto y las normas culturales del contexto en el cual está su “trabajo emocional”.

En tercer lugar, Illouz menciona los valores culturales, que evalúan el grado de excitación fisiológica, lo cual divide la relación en dos fases en las cuales se tiene la atracción y las salidas románticas, prácticas “enlazadas con los valores hedonistas de la cultura posmoderna” (p. 22), de este modo se asocia de manera casi directa la relación entre la durabilidad de la relación con la institución del matrimonio.

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Por último, se expone cómo la cultura crea símbolos e imágenes que “le sirven para recapitular y comunicar los sentimientos románticos. Con frecuencia, dichos símbolos son fotografías en el sentido literal de la palabra” (p. 22), otorgando una asociación directa con ciertos detalles al sentimiento del amor.

Estos símbolos se modifican según la cultura y algunos están de manera más cercana que otra, de acuerdo con el sujeto y el contexto en el cual se encuentra inmerso. El amor y la sexualidad se vinculan dentro de la cultura, pero la sexualidad está “subordinada a los mismos discursos culturales de la autorrealización, el hedonismo y el autoconocimiento que constituyen el núcleo de nuestra cultura del amor” (p. 22).

La cultura es la encargada de que nuestro subconsciente le de peso a algunas relaciones más que a otras y tenga la potestad de decidir qué momentos considera románticos, cuáles memorables, cuáles intensos y otros tantos apasionados. En la sociedad contemporánea el amor se nutre de una constante idealización ante la experiencia emocional. El amor es una construcción cultural construida por medio de símbolos que se modifican con el tiempo y el entorno. Las industrias culturales alimentan esos símbolos y los reproducen generando una nueva manera de vivir, de sufrir, de idealizar y de conocer al sujeto que podría ser un posible candidato para “una pareja estable”.

2.1.3. Prácticas culturales del amor

Las industrias culturales han alimentado, a través de imágenes, sonidos y palabras, el discurso de amor que se ha difundido en occidente. Desde la literatura romántica se han propuesto roles de hombres y mujeres para llevar a “buen término” una “relación duradera”, creando ideas que se han construido y reforzado por diferentes medios a lo largo de los años. En el siglo XVIII se comenzó a solidificar la idea de la creación del hogar, luego la relación horizontal de padres e hijos y por último se delimitó el rol de la mujer a la maternidad; vinculando estos aspectos a factores de éxito en la posición de la mujer.

El amor romántico se convirtió en un acto feminizado desde el siglo XVIII, pues la relación estrecha con el matrimonio hizo que se consolidara como el deber mutuo de amar y estar para el otro, sin embargo, se hizo una diferencia notoria en esta reciprocidad de roles en la

31 pareja y fue que dentro de este discurso, según Giddens (1992) “las ideas sobre el amor romántico estaban claramente amalgamadas con la subordinación de las mujeres al hogar y con su relativa separación del mundo exterior” (p.29). En el caso de los hombres las tensiones entre el amor romántico y el deseo estuvieron delimitados en la percepción que estos tenían de las mujeres, creando una brecha entre la sexualidad y el hogar dando origen al ama de casa y a la prostituta.

Esta división implicó que algunas mujeres tuvieran algunas ventajas sobre otras, dándoles poder que catalogar con respecto a unas más que otras, según la vida sexual que llevaran. Luego, para el periodo Victoriano “los sentimientos de la camaradería masculina quedaron relegados en gran medida a actividades marginales, como el deporte u otras actividades de ocio o de participación en la guerra” (p.29), pero para el caso de las mujeres la cosa fue distinta pues se relacionaron entre ellas sobre una base de igualdad social y cuidado, haciendo que la amistad entre ellas se convertirá en una red de apoyo, mitigando las desigualdades que están dentro de su matrimonio.

Mientras tanto, las industrias culturales alimentaban las narraciones románticas que en cierto sentido alimentaban la fantasía haciendo negación del mundo ordinario, “la irrealidad de las historias románticas desde este ángulo fue una expresión de debilidad, una incapacidad de adaptar una frustrada identidad a la vida” (Giddens, 1992, p. 29). En la mayoría de relatos románticos la mujer encontraba virtudes en otros individuos enfocadas en las características de un “buen marido” como la fiabilidad y a confianza.

El amor romántico comenzó a generar cambios en el entendimiento propio y en la comunidad, generando respuestas sobre cómo se vive a través de la otra persona y si es suficiente el amor que se posee como para justificar el compromiso. El amor romántico llegó para transformar el amour passion el cual logra separar al sujeto de la durabilidad y lo pone en una posición más realista como una historia compartida.

Desde sus orígenes el amor romántico se planteó una relación con la intimidad en la cual “presupone una comunicación psíquica, un encuentro de espíritus que es de carácter reparador. La otra, por ser quien ella o él es, responde a una carencia que el individuo no reconoce necesariamente” (Giddens, 1992, p. 30) generando la idea del complemento mediante

32 la identidad del ego.

El amor romántico puede doler, ser trágico, pero a su vez producirá triunfo y felicidad, este tipo de amor juega con la dualidad de la conquista y la victoria. En la literatura del siglo XIX los racionalistas mostraron estas hazañas del amor como un acontecimiento absurdo, pues el amor romántico plantea la búsqueda de un ideal.

2.1.4. Del amor cortés

A pesar del distanciamiento irracional que se dio durante la época Victoriana, en la edad media el amor cortés prevaleció e inundó su literatura dando los cimientos para muchas de las creencias que aún se mantienen en el discurso de amor romántico contemporáneo en occidente. Según Gloria Chicote (2009) el amor cortés “puede definirse como una relación desigual entre un caballero y una dama de condición social más elevada que homologa, forma invertida” (p.348), es por esta razón que en la mayoría de escritos de la época la mujer se encuentra siendo protagonista, e incluso obteniendo un papel de poder dentro de la relación de elección sobre el hombre.

En la sociedad feudal los matrimonios arreglados eran parte de la base económica, pues generaba alianzas entre la nobleza y grupos económicos importantes, lo cual genera que, la relación amorosa se enmarque en el matrimonio generando el adulterio como parte de las narraciones. En este tipo de relaciones del amor cortés “la devoción del amante la amada es inalcanzable” (p. 348) lo cual se instaura en lo prohibido. Georges Duby (1988) menciona que la relación que se crea entre la prohibición y el deseo no se aleja de una práctica machista pues el placer va en los hombres, “rechazó sin ninguna duda las interpretaciones que han visto en el amor cortés una invención femenina. Era un juego de hombres” (p. 76).

2.1.5. Amor romántico y sus transformaciones:

El amor romántico tiene como eje estar en tanta afinidad con otro ser humano casi como lo podemos estar con nosotros mismos, incluso puede hacer pensar que en las relaciones de pareja occidentales se puede dar una lectura interna de lo que esperamos que sea la otra persona sin pronunciar palabras, obviando el diálogo natural que debe existir en los seres humanos. El discurso que se ha transmitido por occidente a lo largo de los siglos y sobrevivido, a través de instituciones clásicas y mecanismos como el matrimonio, genera “identidades y a su

33 vez jerarquizaciones dentro de la social modificando las relaciones y percepciones sociales que se dan” (Cruz, 1998,p.62).

Al inicio, según Cubells (2015), “se muestra el enamoramiento como un entidad independiente de la persona que lo siente, presentándose como observadora externa” (p.09), mientras el cerebro comienza a asimilar el afecto que se le tiene a la persona que ha llegado a la vida, luego se “otorga al sentimiento la capacidad de provocar un trastorno emocional a la persona que los siente, de esta forma, nuevamente refuerza la idea del amor como externo a la persona” (p.09) mostrando al amor como una interrupción irracional atribuida al destino o casualidad.

A pesar de ser un concepto que alimenta las ilusiones de las personas en las expectativas sobre su futuro e idealización de manera psicológica y clara, el amor, de acuerdo con Pascual (2016), “forma parte de una emoción que emerge en los niños al poco de su nacimiento” (p.64), al tiempo que otras emociones básicas que pueden ayudarlo a desarrollar comportamientos normales, evitando frustraciones y trastornos a la interacción con otras personas. Socialmente se ha aceptado el concepto de amar y del amor, y de manera distinta el amor romántico, todos con características inmutables, pero “el supuesto amor singular y universal se configura en un contexto sociocultural determinado” (Pascual, 2016, p.65) dando referencias distintas y demarcadas tanto para hombres como para mujeres.

Según Alcia Pascual el mito del amor romántico “encuentra parte de su fundamentación o razón de ser en otro mito, el del mito andrógino” (p.65), el cual se basa en el banquete donde Platón narra la coexistencia de seres que fluían en rasgos de ambos sexos, los rasgos de aquellos seres no son correspondientes a sus sexos pues es un ser físicamente intermedio. En la reunión del banquete se podían efectuar relaciones entre personas del mismo sexo o entre hombres y mujeres. Tal convivencia de seres duales y completos sin necesidad de otro generó la ira de los dioses haciendo que los dividan en dos dejando a las mitades incompletas, para comenzar desde allí la búsqueda que la otra mitad, esta búsqueda eterna sería el castigo desde la antigüedad.

Por medio de este mito, occidente va fundando las problemáticas de las relaciones del mundo moderno en cuanto a la interacción de los seres, en términos de amor se ponían “las

34 bases sobre las cuales occidente ha justificado históricamente un amor basado en los principios de universalidad y naturalidad” (p.65), con costumbres heredadas también del amor cortés que se alimentaban de la necesidad psicológica a la compañía y al miedo a la soledad.

Este tipo de inseguridades no hacen más que nutrir el mito y a su vez la dependencia que tienen las parejas mutuamente. Aunque es más común ver qué sucede de parte de la mujer hacia el hombre no se puede descartar la idea de que existe de manera contraria. El común denominador va inclinado hacia una mujer frágil que no puede concebir una vida en soledad, pues de nuevo retomando las ideas de la sociedad, están sesgadas hacia un apoyo directo de un hombre para poder generar el éxito personal.

A pesar de ser el amor un sentimiento con el que se nace y se fortalece al crecer, cabe aclarar que existen distintos tipos de amor y cada uno va creando vertientes según la sociedad en la que se eduque y varía de acuerdo con el contexto de la situación y el uso de la palabra. El amor romántico en específico puede ser confundido con otro tipo de sentimientos creando un desorden en las ideas y las sensaciones que puede causar la presencia de una persona ajena en la vida de cada sujeto. El amor romántico se mide en distintas intensidades y teniendo en cuenta la edad de la persona que se encuentre sumergida en la relación. Los seres humanos se construyen a través de experiencias y el amor es clave para crear un buen entendimiento de las emociones y generar empatía con uno mismo para no caer en relaciones dependientes o tóxicas como se le denomina de manera constante en las redes sociales.

El amor puede sugerir una definición subjetiva, según opiniones, estados de ánimo y momentos de la vida de la persona, pues al ser parte de un momento empírico del ser humano puede generar cambios en su misma definición. Seguramente alguien que no haya tenido contacto con expectativas tan altas en su pareja no va a tener el mismo grado de decepción que un sujeto que ha construido su ideal de pareja por medio de construcciones sociales falsas, basándose únicamente en irreales que han alimentado lo que se supone es el deber ser de su compañero o compañera sentimental.

Este tipo de comportamiento puede mantenerse durante todo el periodo en el que los sujetos mantengan la relación amorosa, o simplemente alimentarse mientras se encuentra en la etapa inicial de la relación o del enamoramiento, instancia en la cual la corteza cerebral genera

35 cambios químicos en el hipotálamo generando segregación de dopamina en el sujeto. El enamoramiento se disocia del amor romántico, pues mientras el primero hace parte de un estado emocional en el cual juega un papel importante la reacción bioquímica del cerebro, el segundo hace parte de una idea construida.

Con el alto nivel de dopamina que libera esta etapa de la seducción, el cerebro del ser humano genera más satisfacción y con ello cambia el comportamiento y la percepción del sujeto, mejorando aspectos de su vida personal como la motivación y la regulación del estado de ánimo, generando la sensación de dar y recibir una recompensa. Naturalmente el ser humano tiende a repetir los comportamientos que le han generado gran satisfacción y en especial recompensa, lo cual instintivamente llevará a buscar de nuevo esa sensación. La búsqueda constante de la repetición del estado de plenitud puede generar luego de pasar del estado de enamoramiento a un estado de sumisión, casi como una adicción a la búsqueda nuevamente del goce de la etapa inicial.

El enamoramiento puede nutrirse del aspecto físico y una atracción de esta índole o de carácter interno, es decir, enamoramiento, según el comportamiento y la forma de ser del otro ser. Las características de la etapa del enamoramiento se dan de manera sistemática, partiendo del deseo de generar algún tipo de intimidad con la persona con la cual se produce el vínculo. El temor al rechazo juega un papel importante en el momento en que se lleva a cabo el enamoramiento, pues los pensamientos constantes del futuro y la incertidumbre abruman la mente del sujeto durante el periodo en el cual está generando sensibilidad ante el otro nuevo ser.

La idealización de la otra persona se forma en esta etapa, pues se le atribuyen características positivas y se resaltan las actitudes buenas sobre las negativas, una situación muy común es justificar los comportamientos negativos del sujeto para no generar desilusión antes de tiempo. Generalmente, la etapa del enamoramiento construye las exceptivas que se han construido socialmente y comienza con una atracción física que es menos frecuente cuando se da de manera interna de elección entre los sujetos, es decir, desde la forma de ser o comportamientos de las personas. La atracción crece cuando se recibe una aprobación o reciprocidad por parte de la otra persona, pues genera el final de la ilusión en donde se puede

36 comenzar a construir la relación amorosa.

Los métodos de conducta de seducción que son usados en esta etapa solo se dan en las primeras instancias de la relación, gradualmente se irán disminuyendo con el tiempo cuando la conquista este efectuada, alimentándose en un inicio de la química y la necesidad de buscar y conseguir el objetivo de tener a la persona de la cual se ha sentido atraído el sujeto. Los genes de procreación y la necesidad de generar descendencia pueden acompañar el proceso en las etapas iniciales nutriendo el deseo de intimidad con la persona que se ha considerado atractiva desde un comienzo, a pesar de que la atracción romántica se disocie de la sexual pueden ir juntas siempre y cuando el sujeto genere empatía con el aspecto interno y externo de la persona, además de ser recíproco.

Es común que a través de los años se genere un ideal de la pareja que se ha estado buscando, pues la belleza y la percepción de la misma se ha formado por los mismos estándares de la sociedad y las vivencias del sujeto, al tener un referente el ideal estará establecido en el momento de relacionarnos y el cerebro avisará con alerta cuando algún sujeto cumpla con las características generales que hemos establecido. Cuando una persona cumple algunas de las características, pero no todas a cabalidad, lo cual es normal, el ser humano comienza a buscar las otras a través de diferentes actitudes así no sea un comportamiento genuino sino una percepción construida para generar consuelo, creando convencimiento sobre la correspondencia de la persona.

Esta correspondencia también se nutre de la percepción social y la inculcación del mito de amor romántico que se ha establecido desde siglos atrás para convencernos de que las necesidades amorosas están directamente relacionadas con la media naranja o el alma gemela. Este ideal de pareja o de media mitad se alimenta además de las concepciones sociales establecidas de los reflejos familiares, pues las cualidades vistas a lo largo del desarrollo y el crecimiento, se buscan como reemplazo bien sea del padre o de la madre. Los limitantes que se hayan generado desde la pubertad pueden ser un motivo para generar atracción pues se observa a la otra persona como un ideal o anhelo, viendo a la persona como un reflejo de lo que quisiéramos ser y no generando un sentimiento por lo que es la persona.

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Es común ver que cuando existen problemas familiares, como abandono del padre o dependencia hacia la madre, las personas suelen buscar este tipo de figura materna o paterna en la relación que establecen cuando ya tienen la mayoría de edad. Muchas mujeres por eso buscan características de su padre en su pareja o tratan de complementar las carencias que tuvieron durante su desarrollo, en el caso de los hombres ocurre de la misma manera, pero con las particularidades de figura materna y se desea suplir de igual manera las necesidades de amor materno filial por medio de un tercero que presume tener características similares.

La etapa del enamoramiento se ve fuertemente influenciada por las percepciones creadas a través los mitos y las percepciones, pues incluso atracción física tiene características de lo que occidente considera como bello, no son percepciones totalmente genuinas del ser. Tanto los atributos físicos como personales de las personas que se consideran aptas para poder mantener una relación crecen de manera directamente proporcional con la exposición a los discursos de la cultura occidental que ha criado a los hombres y mujeres que nacieron bajo este régimen cultural.

Se pueden presentar manifestaciones físicas durante la etapa del enamoramiento como el aumento de la presión arterial o nervios manifestados a través de la sudoración excesiva, la ansiedad y la atención de las percepciones también son características comunes en el personaje que se encuentra en una fase de enamoramiento temprano. Esta etapa en los seres humanos no dura mucho más de seis meses, cuando se comienza a desdibujar el ideal, la dopamina comienza a disminuir y los cambios químicos del hipotálamo se hacen ausentes puede suceder un estado de desilusión, decepción o aburrimiento, o por el contrario de la búsqueda incesante de despertar de nuevo el goce que se tenía en momentos anteriores.

Esta búsqueda nuevamente del placer puede hacer que se creen anhelos innecesarios en torno a la otra persona, aferrándose a la idea que se había planteado en la fase de enamoramiento, continuando con la negación de los errores y las malas conductas que puede generar la persona cuando ya no se tiene la percepción positiva del inicio. Se convierte casi como una obsesión el encajar al sujeto en el ideal construido por el cerebro antes de desentrañar completamente al otro sujeto o encontrarse sesgado por las estimulaciones químicas y la emoción del inicio de la relación.

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Luego de esta fase de enamoramiento inicial viene la exploración, que se entiende, según Mazadiego (2011) como “el deseo intenso por explorar, tocar, relacionarse sexualmente, el dónde fantasear e inquietarse por la posibilidad de ver y escuchar a la persona amada” (p. 02) permite una estimulación en el sentirse deseado y sentir deseo.

La socióloga y escritora Eva Illouz (2011) revela un panorama más amplio que una simple del amor, lo ve como un sostén social del Yo, pues la totalidad del Yo hace un pausa para conectarse con otro y así mejorar la existencia ajena y propia como un ejercicio de introspección. Esto se da porque el amor se ha convertido en un elemento fundamental para determinar el valor propio, en este sentido el amor lleva a una paradoja pues que a la vez nos forma como seres sociales y construye valores humanos. El amor siendo base primordial de la construcción humana lleva necesariamente una parte dolorosa que se crea por distintos factores menciona esta autora.

Illouz menciona en su libro que a lo largo del siglo XX se creía que el sufrimiento amoroso o lo que actualmente se conoce como tusa era un dolor que se imponía de manera voluntaria, es decir autoinfligido, y la psicología clínica y los empresarios que se dedicaban a la autoayuda comenzaron a dar sugerencias que la sociedad para curar el dolor de manera colectiva, como si ellos pudieran modificar al yo, cambiando la configuración que se había establecido por la relación.

De acuerdo con Sarabia (2013), en el siglo XXI se generó un cambio en el entendimiento en donde se explica que no existe una “congénita de nuestra psique, sino que a los “caprichos y sufrimientos de nuestra vida emocional les dan forma ciertos órdenes institucionales” (p.126). Este cambio en el entendimiento en el amor fue configurando otras ideas en la modernidad como racionalizar la pasión

2.1.6. Las industrias culturales

El discurso de amor que se ha construido en occidente ha sido propagado por las distintas industrias culturales, se ha basado en una relación desigual entre hombres y mujeres dejando al género femenino bajo un régimen patriarcal y costumbres machistas. Al ser reproducidas por las distintas instancias ha generado en la sociedad jerarquías desde las cuales

39 se han formado las concepciones de relaciones actuales.

A lo largo de la creación y el refuerzo del discurso se han visto diferenciados y marcados los papeles de hombres y mujeres, además esta concepción no contempla otros tipos de generar relaciones, no tiene en cuenta las relaciones homosexuales, poliamorosas u otras. Aunque cabe aclarar que, al ser un discurso inherente al ser humano, las relaciones de tipo homosexual también se pueden verse envueltas en este discurso de occidente.

La concepción del amor, reforzada y normalizada por los medios de comunicación y actualmente por las redes sociales, ha difundido la idea de una dependencia y necesidad de complemento. Hollywood ha sido uno de los encargados de propagar y tener esta idea vigente, a través de la creación de contenido que ratifica el valor de la mujer a través de la compañía del hombre. No basta con tener ingresos, buen empleo y ser próspera en la vida personal si no se han casado o si no mantienen una relación estable y de manera ideal.

Los estereotipos, además, se han construido de una manera poco realista en donde la mujer debe ser virgen y casta, pero desinhibirse de todos estos aspectos cuando se encuentra en la intimidad con el hombre ideal, recreando una especie de mujer irreal construida a partir de lo que la sociedad indica. Los hombres también fueron convocados por estas industrias para entrar en estereotipos de masculinidad marcada en donde la protección y la fuerza son claves para generar un equilibrio con la dama que siempre necesita de su ayuda y está presta a sus peticiones.

Las facultades que deben tener tanto el hombre como la mujer no solo se limitan a la personalidad, también se crearon imaginarios alrededor del aspecto físico correcto de cada uno de los roles de la relación perfecta, dejando a un lado las mujeres con vestimenta sugerente, pues no son aptas para la relación formal, a los hombres poco atractivos con una fuerza física limitada. La creación y refuerzo de cada uno de estos imaginarios ha causado daño a lo largo de las generaciones en cuanto a la autoestima de las personas que se ven envueltas en este tipo de relaciones, al no cumplir con los estándares establecidos se crean inseguridades para llevar una relación de condición normal o general de la mejor manera el desenvolvimiento en las relaciones sociales.

La necesidad de pareja y el miedo a la soledad pueden ser causantes de muchas de las

40 dependencias tóxicas de la actualidad, Simone de Beauvoir con la oleada del feminismo que se generó en la década de los 60 intentó desarrollar una mirada diferente hacia el papel de las mujeres en las relaciones inequitativas del amor. El amor romántico desde el Renacimiento fundó la familia tradicional y con ello, el papel de la mujer dentro de la misma, con la liberación sexual y de la mujer se intenta dar una nueva mirada hacia las condiciones que se les había dado hasta entonces. Un pensamiento dañino a lo largo de la historia es la mujer como un objeto incompleto que necesita de otro, un varón específicamente para estar de todas las formas realizada, privando el desarrollo de los seres humanos hacia otros tipos de afecto u otras afecciones.

La pedagogía erótico - afectiva recibida desde la infancia crea, además de manera obligatoria, prácticas como la monogamia, dejando a un lado enseñanzas enfocadas hacia el amor propio y el refuerzo por el Yo, generando así un estado de vulnerabilidad hacía aquellos que no cumplen los parámetros del discurso cotidiano.

En la actualidad se ha promovido, de una manera más fuerte en los medios de comunicación, la igualdad de género, sin embargo, las relaciones interpersonales de índole amorosa se alimentan del control de una persona sobre la otra. Generalmente este control se da por parte de los hombres hacia las mujeres, nutriéndose las relaciones de pareja del machismo que existe en la sociedad en la cual vivimos. El patriarcado sigue siendo la estructura que domina las relaciones amorosas de jóvenes y adultos, y sigue generando una reproducción a lo largo de las generaciones que se ha normalizado.

A pesar del nuevo surgimiento de otras maneras de vivir el amor, la sociedad e industrias son más fuertes, las enseñanzas de la familia, la educación primaria, la iglesia y el Estado han generado comportamientos peligrosos para el libre desarrollo de relaciones amorosas sanas. La cultura tradicional en la que nos movemos en Colombia entra un ambiente de subordinación de la mujer hacia el hombre, creando la ilusión de una buena mujer y un buen hombre con base en las representaciones que se han creado con estereotipos de antaño: la mujer dedicada para el hogar y el hombre es el que triunfa profesionalmente. Sumado a eso, la falta de referentes para el desarrollo individual de la mujer hace que las generaciones futuras vean frustradas sus posibilidades de avanzar de manera personal y profesional sin ayuda de un

41 sujeto del género femenino.

Si observamos los medios de comunicación y redes sociales, la representación social va inclinada hacia el mismo estereotipo que se ha mencionado anteriormente, las mujeres desde un inicio y de manera inconsciente se van formando hacia cargos débiles y de menor paga, y generando más afinidad con el hogar que con los cargos públicos; los hombres, al ser mostrados por las industrias con seguridad, van a formarse a través de mejores bases de confianza para lograr objetivos profesionales de manera más eficaz. La forma en la que se muestran ante la sociedad influye en cómo serán percibidos en el futuro, mientras no haya referentes femeninos fuertes en la política, en los deportes, en la ciencia y se muestren como tal, y con la misma importancia que a los hombres, la confianza en las niñas y adolescentes disminuirá creando de nuevo un bache entre las profesiones y las percepciones en las relaciones interpersonales de hombres y mujeres.

A pesar del cambio generacional y de la intervención y convergencia de las distintas instituciones, los comportamientos de micromachismo siguen alimentando la formalización de las relaciones amorosas actuales. Los roles que se refuerzan y se asignan, incluso desde antes de nacer, son los responsables de la supervivencia y aceptación de este tipo de comportamiento, por ejemplo, la condición a la cual somete a niños y niñas con el uso de juguetes, ropa y colores determinados para cada género. Estos roles de género siguen siendo aceptados y reproducidos, de manera casi inconsciente, sin dar la posibilidad de elección a las y los menores sobre decisiones sencillas que son relevantes en su formación como sujetos.

Los estereotipos y roles de género se ven potenciados en la adolescencia y se reflejan en desde la creación de las primeras relaciones amorosas que generalmente surgen durante la pubertad. El amor por otro lado, antes de ser considerado una construcción social y estar incrustado en el discurso tradicional del romanticismo, es una emoción básica de supervivencia que educa al sujeto para reaccionar a diversas situaciones, esta emoción se genera desde la infancia y se va nutriendo, dependiendo del contexto en el que crezca irá adquiriendo complejidad, dependiendo también de la evolución de la persona en una cultura específica.

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2.2. Pornografía

2.2.1. Definición

El término porno hace referencia a las imágenes que tienen como fin generar excitación sexual desde del espectador, el autor Ruben Gubern (2005), en su texto La imagen pornográfica y otras perversiones ópticas, define la imagen pornográfica como “la representación icónica del falo en erección y de las prácticas sexuales” (p.9), este tipo de imagen ya existía en diferentes civilizaciones antiguas. Con la llegada de las nuevas tecnologías como la cámara fotográfica, las reproductoras de video y la internet se fue desarrollando esta imagen sexual como un elemento icónico de reproductibilidad masiva, llevándolo a ser un objeto para lucrarse con la introducción del modelo capitalista en todas las esferas de la sociedad.

La palabra pornografía tiene sus orígenes en el griego y su significado iba inclinado hacia idea de lujuria y prostitución. Posteriormente, la tradición cristiana amplía el significado, Aline Rousselle (1983) la define como “toda manifestación de deseo por el cuerpo de otro, (…) una medida de la debilidad humana al servicio de Dios”. (p. 12). No es sino hasta el siglo XIX que la pornografía con la fuerza del mercadeo comienza a tener la connotación que conocemos actualmente. Luego, en 1830, es usada para referenciar las imágenes obscenas que se encontraban circulando, o en 1806 en donde se le denominaba pornografía a la poesía o prosa que tuviera palabras sugerentes o atrevidas con respecto a las publicaciones de la época.

Cada exposición va enfocada a un público diferente y a intereses particulares generando nicho dentro de la misma explosión del cuerpo. La industria de la pornografía genera más visualización, incluso de Hollywood en Estados Unidos, y a su vez las cuentas y el dinero producido por las industrias porno es una de las más importantes para la cinematografía.

Los artistas han hecho un particular uso del cuerpo y de las imágenes de desnudo para producir las exposiciones de las obras que realizan, sin embargo, cabe destacar las diferencias dentro de la pornografía y el arte que está más enfocado al erotismo. La pornografía se enfoca en generar una reacción de estimulación en el hombre y en la mujer para que llegue a la

43 excitación y luego al orgasmo, al contrario del arte que busca producir algún tipo de reacción sin esperar la excitación y el orgasmo como reacción final de su producto.

2.2.2. La pornografía y capitalismo:

La pornografía, además, se ha convertido en una actividad comercial de forma que alimenta la psiquis de los seres humanos, y el deseo oculto que muchas veces se reprime dentro del marco normal de la sociales. Algunos expertos mencionan que el consumo habitual de pornografía afecta los comportamientos de las personas y la formación sexual que se da desde la adolescencia o de la pubertad. La contemplación y exposición constante a los contenidos explícitos pueden también, en algunas ocasiones, crear daños en las relaciones interpersonales de los sujetos.

La satisfacción puede estar ligada más hacia una relación directa con la película o producción pornográfica que no a la realidad que rodea al sujeto, esta falsa expectativa y carencia de excitación, creando conductas sexuales anormales, generando adicciones al consumo de este tipo de contenidos o fetiches ligados con conductas sexuales que pueden caer en paralizadas o desencadenar problemas dentro de las relaciones interpersonales e incluso, en el desarrollo normal de la vida.

Los actos sexuales dentro de la pornografía pueden ser simulados, siendo videos amateurs y generando el mismo gusto, incluso para unos usuarios más que las producciones, que suelen verse de manera ficticia. Los contenidos producidos se centran más que en unas narrativas lingüísticas profundas en generar imágenes dentro del lenguaje audiovisual poderoso para introducir al espectador dentro de la historia, incluso con historias poco creíbles.

Las actuaciones que se desarrollan dentro de las películas porno, tienden a cubrir un segundo plano dentro de la narración audiovisual. Los elementos principales son los recursos visuales de los cuales se hace uso, tales como los planos, la secuencia y el sonido que se desarrolla dentro de la historia.

Los medios de comunicación muestran contenido de perversión óptica, pero en la sociedad occidental los contenidos que circulan “disponibles en internet es que son del todo explícitas sexualmente. La mayor parte de ellas, bajo ningún concepto pueden ser consideradas

44 obras de arte, sino que son estrictamente obras pornográficas porque son producidas, comercializadas y consumidas como excitantes sexuales” (p.263), la cuestión de la pornográfica radica en el objetivo que tiene en la reacción erótica en la producción del desnudo, como sí lo es en el caso del arte.

Con la masificación de la pornografía, según un artículo de Fight the New Drug publicado el 25 de octubre de 2017 y fundado en un estudio de Morgan, se reconoce que “la pornografía se ve como una nueva y más sofisticada versión del amor. Es como el amor, pero fácil, rápido y barato” (p.516), y con la concepción de la pornografía como reemplazo de una pareja estable hace que el amor romántico o tradicional cambie y se altere, pues la pornografía “posee una serie de propiedades únicas, tales como una novedad sin límites y una accesibilidad efectiva que puede condicionar la excitación sexual de alguien a aspectos de consumo de pornografía de difícil transición hacia las parejas reales” lo que debilita la relación en tanto que la pareja en la vida real no cumple las expectativas ya propuestas por la pornografía.

Sumado a esto, la feminista Mariana Marroquí (2018) destaca una dicotomía que se presenta en materia de género, pues mientras a las mujeres se les educa en el amor romántico a los hombres se les está educando en la pornografía más violenta, lo cual puede ser otro factor de modificación del discurso del amor, ya que cada miembro en la relación se dirige en direcciones distintas, según la cultura y las enseñanzas que ha recibido durante su crianza con bases patriarcales.

Otro aspecto a tener en cuenta en el cambio de concepción de la pornografía es la creación de la casa Playboy, la cual va a dibujar una ficción erótica capaz de funcionar al mismo tiempo como domicilio y como centro de producción, un régimen de vida a la vez público y doméstico. Paul Preciado (2010) menciona que a este capitalismo le interesan los cuerpos y sus placeres, saca beneficio del carácter politoxicómano y compulsivamente masturbatorio de la subjetividad moderna. En diciembre de 1959, Hugh Hefner compró una mansión que haría que la revista, la televisión y el cine se convirtirían en ventanas multimedia para el despliegue de lo privado a través de estos medios de comunicación.

Como parte de los procesos de especialización del conocimiento y el poder, (2010) establece relaciones singulares entre espacio, sexualidad, placer y tecnología. El

45 complejo mediático-inmobiliario creado por la revista, las mansiones, los hoteles, los clubs y las agencias de viajes, los videos y los canales televisivos de Playboy podrían entenderse como la última recreación de las utopías sexuales. El proyecto Playboy surge durante los años de la guerra fría, un momento de intensa transformación política y social.

Es posible concebir la pornografía como una representación de la sexualidad que aspira a controlar la respuesta sexual del observador, puede decirse que la Mansión Playboy es nada menos que un mecanismo pornográfico multimedia que, para mediados de los años 60, comprendía ya arquitectura, prensa, televisión y difusión cinematográfica. Hefner ideó la perfecta heterotopía sexual: un excepcional pliegue del espacio público dentro del espacio interior, un burdel multimedia, una casa pública y una nueva forma de goce sin sexo directo.

Martin Azar (2013) comienza analizando la relación entre los inicios del cine y de la pornografía. Al principio, los cineastas experimentaron registrando con sus cámaras situaciones que hacían parte de la vida diaria de las personas, con personas caminando, comiendo o desplazándose en tren. Pero faltarían no más un par de años para que el cine se convirtierá en una poderosa industria catalogada en una docena de géneros y subgéneros listos para comercializarse de manera masiva, hasta llegar también al género del cine pornográfico quien desde sus inicios en el siglo XXI ha mantenido su idea central y su esencia.

En primer lugar, se realiza un balance de los trabajos realizados en este campo y las herramientas teóricas, centrado en las transformaciones de la subjetividad a partir de los cambios culturales en la sexualidad y en las comunicaciones. Luego hará foco en dos casos contrapuestos que reflejan el estado del espacio pornográfico en Argentina. Finalmente, analiza unas consideraciones para plantear el debate sobre las transformaciones en la industria del porno tanto a nivel local como a nivel global.

Hoy en día, teniendo una perspectiva más amplia, se puede establecer cómo en las primeras pruebas del género se registraban hombres y mujeres teniendo relaciones sexuales, para fundar su idea central haciendo referencia a todos los materiales audiovisuales, imágenes, o discursos que representan actos sexuales, o expongan los genitales para así provocar una excitación en el receptor (Azar, 2013).

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Luego de la creación y la clasificación del cine, distintos géneros se comenzaron a mezclar con la necesidad del consumo masivo que impone el capitalismo en esa época, creando un subgénero no solo en el cine comercial sino también en el cine pornográfico, un ejemplo de ello es la pornografía aficionada. Teniendo en cuenta la ley de la oferta y la demanda, las personas vieron una fuente de ingreso en la elaboración de material que proporcionan placer a la audiencia, y es así, clandestinamente se empezó a consumir cada vez más porno y como los creadores de cine vieron que se necesitaba crear más contenido diferente y variado en cuanto a la pornografía se refiere.

2.2.3. Imagen erótica:

El deseo sexual, en menor medida, mezclado con el amor da resultado al erotismo, aquel sentimiento ha sido recreado en la Grecia antigua en su mitología a través del dios Eros, el cual genera el vínculo anteriormente mencionado, dando culto a la fertilidad y a la atracción sexual que poseen los humanos. Georges Bataille (2020) menciona que “Podemos decir del erotismo que es la aprobación de la vida hasta en la muerte” (p. 08), pues para que se produzca la reproducción del hombre por medio del sexo se necesita tener como base el erotismo y aunque se trata de un deseo carnal del ser humano el objeto del erotismo mismo está en la reproducción de la vida.

En el idioma español el término erotismo puede tener dos significados, según el concepto, por un lado, se encuentra la definición más conocida que va directamente ligada al acto sexual y la excitación de los genitales de la o las parejas involucradas en el acto, es decir, se define como el mecanismo para facilitar el coito; el otro significado está más inclinado a una forma inocente hacia una insinuación picara hacia otro individuo, se vincula más como una búsqueda natural del ser de interacción social más que sexual, esta definición podría entenderse como un erotismo romántico.

La imagen erótica ha existido desde Pompeya, los griegos mostraron infinidad de imágenes fálicas en sus representaciones icónicas, sin embargo, con la llegada de la fotografía y luego, de la imagen en movimiento, el concepto cambió de manera en que el erotismo y las imágenes consideradas pornográficas tomaron otro rumbo dando origen a las películas porno y a un nuevo modelo de negocio que resultó ser muy lucrativo para las productoras y actrices que

47 se dedican a este tipo de contenidos.

2.2.4. La fidelidad

En el texto Un análisis feminista de la infidelidad conyugal se plantea cómo la infidelidad es un elemento impuesto por el patriarcado, dejando la mujer como un género inferior en el momento de establecer la monogamia. Las relaciones de poder se tornan notorias cuando la mujer es juzgada por una infidelidad y el hombre premiado por ella, aun estando en una relación conyugal. Aunque las relaciones afectivas y el lazo matrimonial se han modificado con la misma rapidez de la sociedad, la desigualdad de género sigue siendo un fenómeno aún en el siglo XXI, siendo un problema para tratar por analistas, activistas y feministas, que afecta a la población femenina. Es pertinente desarrollar esta idea de disparidad y qué mejor forma de hacerlo que analizando la sexualidad del sujeto y sus relaciones interpersonales.

Los autores del artículo, publicado en la revista Nómadas, Yuliuva Hernández García, Máster en Estudios de Género de la Universidad de La Habana, y Victor Hugo Pérez Gallo, Licenciado en Estudios Socioculturales, nos hacen un recorrido por la historia de la monogamia y distintas opresiones del patriarcado sobre la libertad sexual de la mujer. El texto se vale de ejemplos en la literatura, en el cine y en la historia para dar cuenta de las infidelidades conyugales, del significado del matrimonio a través de la historia y la mujer subordinada en cuanto a las relaciones conyugales y extramatrimoniales desde los cimientos tradicionales de la monogamia hasta el inicio de la época contemporánea.

El texto pretende realizar un análisis desde un enfoque feminista sobre las relaciones de poder que se presentan en la instauración de la monogamia, que funcionaron como base para la constitución del matrimonio como lo conocemos actualmente. Los autores critican la dependencia económica y social, a la cual se sometía la mujer, sustentadas en inseguridades del hombre sobre su fidelidad. La castidad y la virginidad surgen con aquellos miedos de heredar a hijos no legítimos y con ello, la libertad sexual de la mujer se reduce, imponiéndose la fidelidad conyugal y un estándar en cuanto a sus parejas sexuales.

Los autores comienzan con una introducción a los términos de “infidelidad” y “conyugal”, situados en la civilización occidental en donde exponen el proceso evolutivo

48 sufrido por la infidelidad conyugal en su devenir histórico y su complejidad, por lo tanto, no se puede reducir a una definición jurídica del concepto o de las bases del matrimonio. En la recolección de fuentes bibliográficas se incluye a Engels (2010) desde la perspectiva de su trabajo desarrollado en El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado en donde plantea que con el surgimiento de la propiedad privada se establece una dominación hacia la mujer, pues cuando se administran los miedos de una persona se tiene un control sobre ella, en este caso es una dominación económica y social.

Engels nos dice que:

En esta etapa un hombre vive con una mujer, pero de tal suerte que la poligamia y la infidelidad ocasional siguen siendo un derecho para los hombres, se exige la más estricta fidelidad a las mujeres mientras dure la vida común, y su adulterio se castiga cruelmente. (p. 53)

Según esta teoría, por una necesidad de las mujeres, como liberación, del derecho a la castidad y al matrimonio temporal o definitivo con un solo hombre, llevando a la fidelidad conyugal directamente relacionada con la sexualidad.

La sexualidad se ligó directamente con la muerte, de acuerdo con Shlain (1999), “los humanos llegaron a comprender que en un determinado momento ellos mismos habrían de sufrir la muerte de forma inevitable” (p.50). En ese instante en donde los hombres trataban de huir de una u otra manera del fin de su existencia surgió el importante papel del proceso de reproducción en el hombre, en donde se cobijaron pues significaba que el hombre “podía tener herederos y arrancar de las fauces de la muerte una pequeña victoria, engendrando a un hijo al que podía transmitir su nombre, sus conocimientos y sus armas” (p.52) y desde ese momento, un acto que para los seres vivos era natural, necesario y placentero se convirtió en un acto complejo que llevaría a generar relaciones de poder entre hombres y mujeres, configurando un orden social y como mencionó Barthes (1978), los órdenes sociales tienen relaciones de violencia y poder:

Una mujer sacrifica su libertad sexual a cambio de ayuda, de compañía y, tal vez, de amor. Un hombre se ofrecía a sí mismo y sus propiedades, a una mujer y progenie común, con la esperanza de que los hijos que daban fuesen suyos. (Barthes, 1978),

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Y con estos estatutos de fidelidad se fueron creando futuros patriarcados y reglas para cerciorarse que el primogénito fuese tanto del hombre como de la mujer, como fue la virginidad y la castidad.

El matrimonio monogámico fue base de la nueva institución del matrimonio, reduciendo la satisfacción de placeres, tanto del hombre como de la mujer, produciendo cambio en los derechos de las mujeres hasta nuestros días en tanto sujetos de su sexualidad, en donde su exclusividad se volvió primordial para sostener una relación afectiva con un hombre. Aunque los lazos afectivos se hicieron más fuertes con la llegada de la monogamia, a la familia le es imposible entregarse totalmente a un solo ser humano y aún más si se realizaba como en el matrimonio tradicional desde la juventud hasta “que la muerte los separé”, por lo tanto, la monogamia no como la forma más elevada del matrimonio, sino como la primera opresión de clases.

Posteriormente, los autores nos ilustran con ejemplos de la literatura y la historia, de cómo desde Eva y el pecado original la mujer se ve como objeto de lujuria y pecado, en donde la mujer siempre se caracteriza por su desobediencia e insinuaciones sexuales, y al mismo tiempo se le juzga por ellos mientras que a los hombres se les premia y justifica las relaciones con más de una mujer inclusive en un matrimonio conyugal.

Desde Helena en La Ilíada con su infidelidad que dio al inicio de la guerra de Troya hasta llegar a Cleopatra en donde se suprimen sus grandes actos por la asociación de la belleza y la sexualidad, Hernández y Pérez (2007) hacen alusión a la degradación de la mujer y las relaciones desiguales impuestas por el patriarcado desde los cimientos de la historia, dándonos a entender que no es un problema nuevo ni tampoco algo impuesto hace poco, sino que, al contrario, el juego de palabras y de tradiciones usadas en películas, cuentos e historias hacen que poco a poco se normalice la idea de que el hombre tiene permiso de romper el pacto matrimonial y la mujer no, pues ella debe estar entregada a él en su totalidad para no ser juzgada por una sociedad que reprime muchas veces su libertad sexual.

Finalmente, se plantea una visión desde la contemporaneidad en donde si bien está en peligro el matrimonio tradicional, todavía se ven discursos cargados de machismo y opresión por parte de la sociedad hacia la libertad sexual de la mujer. Más allá de la infidelidad que se

50 pueda presentar de manera conyugal, se sigue defendiendo al hombre sobre la mujer. Sin embargo, cada día las mujeres son menos dependientes, en miles de sentidos, de los hombres; su dependencia económica que era la principal causa de subordinación desapareció alterando las relaciones de poder que la llevan a tener cada día más equidad en una sociedad que tiende a oprimir.

2.2.5. Usos de la pornografía

En este tipo de trastorno la persona genera excitación por observar a terceros en el acto sexual, desnudo o en acciones como ponerse o quitarse la ropa. Cabe diferenciar que la mayoría de las personas presenta tendencias voyeuristas, pero no llegan a generar el trastorno, simplemente disfrutan como deseo sexual el acto de mirar sin mantener la relación sexual o contacto con la persona que es observada. Los problemas legales que puede tener una persona que padezca el trastorno puede generar consecuencias a largo plazo en los pacientes.

Los rasgos del trastorno pueden aparecer a una edad temprana, generalmente durante el inicio de la adolescencia, los hombres son quienes tienden a presentar más este tipo de trastornos, aunque hay un porcentaje de mujeres significativo para lo que era hace algunos años.

La observación constante de pornografía, o de contenido pornográfico, puede caer en un tipo de parafilia, cuando el contenido va inclinado hacia el trastorno, pues esta enfermedad tiene como principal acto espiar mas no observar cuando se les permite, es por eso que el asistir a espectáculos abiertos no se satisface el deseo de observar a terceros teniendo relaciones sexuales.

El trastorno tiene varias fases antes de convertirse en un problema crítico, primero puede ser simplemente una fantasía o deseo sexual, pero se cataloga como trastorno, según la frecuencia en la que lo haga y la necesidad creciente de buscar ocasiones y personas a las cuales espiar. Por lo general el acto de la masturbación acompaña a la observación de manera simultánea, pues el grado de excitación aumenta cuando el voyerista genera contacto con la situación.

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Los pacientes que padecen este tipo de parafilia poseen un impulso irrefrenable, sus pulsaciones cardiacas pueden aumentar significativamente antes de exponerse a la situación de la relación sexual de los terceros. Aunque en el acto sexual humano común se presenta excitación al ver sin ninguna prenda a otra persona, los voyeristas necesitan la falta de consentimiento para generar la excitación, es por eso que la pornografía no funciona como tratamiento, ni calmante a los impulsos presentados por una persona voyerista.

Algunos autores como Lang (1987) consideran que el consumo frecuente de pornografía puede ser catalogado como un acto voyerista, según los estímulos que provoquen en el sujeto, pues si bien estimula a todos los sujetos, se necesita considerar de dónde viene la mayor fuente de excitación, si de la mera observación del contenido o estímulos exteriores como manejes o la masturbación. Algunas tiendas de sexo o eróticas han creado espacios específicos para mitigar el deseo de los voyeristas, se basa en un espectáculo que se transmite por medio de internet. Este tipo de espectáculos denominados peep shows son grabados en cámaras web, y tratan de recrear escenas en donde las mujeres fingen no ser grabadas mientras se desnudan o se masturban, para así no perder la ilusión y la base primordial que requiere un voyerista para general excitación.

El cine ha recreado de buena manera este tipo de enfermedad. Alfred Hitchcock planea la obsesión que se va creando en su película La ventana indiscreta, el hombre en silla de ruedas disfruta ver mujeres bailando, situación de la cual claramente ella no está enterada, lo cual le genera más interés al protagonista. Luego, en 1989, el cineasta francés Patrice Leconte recrea la vida de un voyerista enamorado en Monsieur Hire, y aunque nueve años atrás se había mostrado en Doble cuerpo el film protagonizado por Melanie Griffith, los rasgos de un voyerista en un personaje no son sino hasta el 89 que el francés encarna todas las cualidades en un protagonista exponiendo lo que padece y a lo que se enfrentan quienes padecen este tipo de trastornos.

2.3. Sexualidad

2.3.1. ¿Qué es la sexualidad?

El término fue usado por primera vez a comienzos del siglo XIX, y se hizo para hacer referencia a temas de biología y zoología, posteriormente el ser humano se involucró en su

52 significado. Anthony Giddens (1992) menciona que “la palabra aparece con tal sentido en un libro publicado en 1889, cuyo tema era responder a la pregunta de por qué las mujeres están expuestas a enfermedades de las que el hombre está exento” (p.17), causada por ideas que circulaban sobre la “sexualidad femenina” en la literatura de la época, insinuando que las mujeres que poseían placer sexual o incluso pensaban en este eran innaturales.

La sexualidad es un término dinámico, que al igual que el amor se moviliza con las creencias de la época y se transforma según las convenciones culturales de la misma. La sexualidad se vincula de manera estrecha con la intimidad, afectividad y la relación física con terceros. Si bien la sexualidad forma parte de un pilar fundamental de las dimensiones que construye al ser la llegada del capitalismo trajo consigo una reconfiguración del amera en la cual se vivía el sexo.

La sexualidad se fue limitando a la reproducción, pues los momentos de placer se reducían y se configuraban en términos de conciencia. Foucault (1976) menciona que “el sexo está reprimido, es decir, destinado a la prohibición, a la inexistencia y al mutismo, el solo hecho de hablar de él, y de hablar de su represión, posee como un aire de trasgresión deliberada “(p.7), es por ello que de manera discursiva se ocultó durante años para que el sexo se mantuviera oculto para no desafiar el orden establecido.

Con la llegada de la burguesía, el sexo se limitó en la parte lingüística lo cual limitaba su reproducción en las industrias culturales de la época:

Como si para dominarlo en lo real hubiese sido necesario primero reducirlo en el campo del lenguaje, controlar su libre circulación en el discurso, expulsarlo de lo que se dice y apagar las palabras que lo hacen presente con demasiado vigor. (p.13)

Esta represión generó en la sociedad un pudor del cual aún no nos hemos liberado, es decir la censura.

Sin embargo, el discurso se movilizó con la cultura, como se menciona anteriormente, se vio afectado por la manera propia del contexto. El lenguaje se reorganizó y se dedicó para que las reglas del sexo aparecieran bajo otras denominaciones. El discurso genera un dominio sobre lo que se pretende regular en la sociedad en este caso los discursos sobre el sexo, Focault

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(1976) menciona “nombran el sexo a manera de insulto o irrisión a los nuevos pudores; lo estricto de las reglas de buenas maneras verosímilmente condujo, como contraefecto, a una valoración e intensificación del habla indecente” (p. 13), el poder de los discursos genera efectos en la configuración de la cultura que, a su vez, producen un efecto en la configuración del sujeto que está inmerso en la sociedad.

La creación de textos que expresaron el placer fue una parte central para comprender las sensaciones que generaba el sexo. Narraciones eróticas como las de Sade “mezclaban cuidadosamente la redacción y la relectura de su texto con escenas eróticas” (p. 16) cuya repetición generaban un estímulo prolongado en tiempos y momentos distintos a los cuales él había realizado el texto.

Para occidente la construcción de discursos referentes al sexo tiende a tener efecto en la economía, la manera en cómo se abarca el placer ligado al sexo tiene efectos políticos y conocimos cómo es el caso de la producción de la pornografía y de la industria creada a partir de ella. El discurso sobre el sexo se limitó, pero “pudieron levantar esa prohibición y abrir al discurso sobre el sexo algunos accesos, pero siempre limitados y cuidadosamente cifrados; tanto hablar del sexo, tanto arreglar dispositivos insistentes para hacer hablar de él, pero bajo estrictas condiciones” (p.23).

La manera de ocultar el sexo de la realidad fundamental hace que el discurso tenga vigencia y poder en el tabú “un tema que forma parte de la mecánica misma de las incitaciones: una manera de dar forma a la exigencia de hablar, una fábula indispensable para la economía indefinidamente proliferante del discurso sobre el sexo” (p. 23), las sociedades modernas de occidente han logrado concentrar el sexo y la sexualidad en un secreto que tiende a funcionar como regulador, como pilar económico y como una dimensión para ejercer poder.

2.3.2. Amor y sexualidad:

Buscar una pareja que sea capaz de generar un vínculo afectivo y sexual se ha convertido en un tema recurrente en los jóvenes contemporáneos, Anthony Giddens (1992) lo enmarca en términos de una novela que proyecta la sexualidad acuñándose a un concepto usado por Thompson que es el “romance de búsqueda” en donde los encuentros sexuales van enmarcados a un construcción de una relación estable en el futuro, convirtiendo al sexo como

54 un factor esencial para poder llevar a cabo una relación amorosa en el futuro.

Giddens menciona que “tener relaciones sexuales con una nueva pareja puede ser el inicio de un encuentro predestinado, que se revela así después, pero que no es más que una promesa” (p. 32). Es por ello que situaciones como la pérdida de la virginidad sigue siendo un tema en el cual los jóvenes centran su atención, para llevar a cabo una relación de amor y de transformación en su vida. En el caso de las mujeres, la virginidad está ligada a la entrega y en los hombres a una ganancia, sin embargo, para ambos es un punto en el cual se busca un momento correcto y memorable. El romance de búsqueda se trata precisamente de un proceso en el cual se edifica el futuro con otra persona para dar origen a la relación amorosa.

La combinación del amor romántico con la pasión es relativamente nueva, pero da origen a una nueva prioridad en la manera como se entiende la relación y es la conexión esencial entre el amor y la atracción sexual, Giddens (1992) hace un paralelo entre la pasión religiosa y el sentimiento generado cuando se quiere a otro individuo de la misma manera. En esos términos, el autor explica por qué en la relación “cada cosa del mundo parece adquirir una frescura nueva, aunque acaso al mismo tiempo fracasa en el empeño de capturar el interés individual, tan estrechamente ligado con el objeto amoroso” (p.25) en estos términos, el amor pasión es disruptivo con la normalidad, generando un sentimiento radical, en la mayoría de las comunidades se considera peligroso por lo subversivo que puede llegar a ser con las mismas instituciones.

La sexualidad, al igual que el amor, es una construcción social que tiene sus bases en distintos símbolos reproducidos por la cultura y crea relaciones de poder como lo menciona Foucault. Para la época Victoriana la sexualidad se mantenía en secreto, disociándola de la naturaleza del ser humano, por otro lado, el sexo no estaba representado de manera abierta para la sociedad de aquel entonces. Para finales del siglo XIX pocas personas tenían acceso a la información por su condición analfabeta y la sexualidad se relegó a tecnicismos que solo la medicina podía comprender. La censura de la literatura, la información y la comunicación sobre la sexualidad redujo el tema a unos pocos hombres, es relevante mencionar que muchas mujeres no poseían conocimiento sobre el sexo, ni el deseo propio y mucho menos sobre las referencias masculinas.

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Giddens (1992) expone las respuestas de Foucault sobre el temor de la época victoriana sobre la introducción de la sexualidad a la vida de las personas y llega a la conclusión de que en cambio se dio con la llegada de Freud “quien, comenzando por una investigación sobre las mujeres histéricas, consideró la sexualidad como el núcleo de toda experiencia humana” (p.18) lo cual dio lugar a discusiones sobre el deseo y la sexualidad y su necesidad en las relaciones propias y afectivas.

Durante el siglo XIX las relaciones eran mayoritariamente matrimoniales, pero con la llegada de la burguesía de manera contundente el amor romántico se abrió camino en la sociedad, quienes no tenían como prioridad el beneficio económico sino el lenguaje de la reproducción de esta literatura de forma masiva dio porque los ideales del amor romántico se popularizaron en la sociedad “fue un factor tendente a desligar el lazo marital de otros lazos de parentesco y a darles una significación especial” (Giddens, 1992, p.19), cortejo difundido en la literatura. El matrimonio se transformó no solo en una empresa con beneficios económicos, sino que se consideraba una construcción con base emocional.

La introducción del principio del amor dentro del matrimonio trajo cambios significativos en el concepto que se venía trabajando sobre la sexualidad. “el hecho de que las presiones para constituir grandes familias, característica virtual de todas las culturas pre modernas, dejan paso a las tendencias a limitar el tamaño familiar de forma rigurosa” (Giddens, 1992, p.19), la modificación de esta práctica trajo consigo cambios en la mentalidad femenina la cual comenzó a separar la sexualidad de la maternidad, específicamente del embarazo.

El control de la natalidad permitió que la sexualidad se diferenciara de la reproducción, enfocándose en el placer del sexo como asunto aparte dentro de una relación amorosa. “La creación de una sexualidad plástica, separada de su integración ancestral con la reproducción, el parentesco y las generaciones, fue la condición previa de la revolución sexual de las pasadas décadas”. Para las mujeres el placer sexual se comenzó a instaurar en el miedo de los embarazos no deseados, ligados a la muerte, “la ruptura de todas estas relaciones fue así un fenómeno con implicaciones muy radicales” (Giddens, 1992, p.20).

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Con la revolución sexual ocurrió una ruptura similar, pero no estaba enfocada en la liberación sexual femenina, más bien sus consecuencias están orientadas hacia el florecimiento de la homosexualidad de ambos sexos. Este proceso está conectado con “el movimiento libertario sexual proclamado por los movimientos sociales de los años sesenta, pero la contribución de este frente libertario a la emergencia de una sexualidad plástica no fue ni necesaria ni particularmente directa” (Giddens,1992, p.20). El discurso de la sexualidad se mueve con el tiempo, con la cultura y con la sociedad, al igual que lo hacen los otros constructos que la acompañan como es el caso del amor romántico.

2.3.3. Sexualidad y pornografía

Si bien el discurso del sexo se ha mantenido como un secreto, que puede ser revelado solo bajo algunos parámetros, el uso de la reproducción de este discurso ha sido una constante en el desarrollo de las industrias culturales, desde la literatura erótica hasta la realización de producciones audiovisuales. Las maneras en las cuales se ha intentado generar placer al ser humano con elementos externos recae en la acción de la masturbación.

A pesar de que los productos se generan con el fin de producir placer propio y solitario, la masturbación moderna es considerada un acto profano, según Laqueur (2003), “no solo consiste en algo que supuestamente convierte a quienes la practican en seres exhaustos, enfermos, locos o ciegos, sino que también es un acto con serias implicaciones éticas” (p.15), que si bien es un hábito natural es negado por el placer humano que se expone en los otros discursos que circulan en la sociedad.

La comprensión moderna del yo y la sociedad se problematiza generando un debate alrededor de la masturbación, tema común en la industria pornográfica:

El universo de potenciales perpetradores es más bien ilimitado: "ambos sexos", a solas, sin ayuda externa. A diferencia de ida sodomía, Ya la polución nocturna y una multitud de otras ofensas, hombres y mujeres estaban en idénticas condiciones para con meter esa infracción, igual y moralmente propensos. (Laqueur, 2003, p. 17)

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La masturbación se convertía en un acto que pondría en peligro las relaciones familiares e interpersonales, pues afectaba el orden social de la necesidad de otro sujeto para el placer.

La masturbación delimitó la moralidad de la historia moderada en occidente, actualmente sigue siendo una acción con connotación negativa, tanto en el efecto público como en la probada, con la llevada de Freud se realizó una revisión de esta práctica para liberar la especialidad e integrar a un discurso médico más aceptable dentro de la sociedad. El temor de que la masturbación sustituyera el sexo con otra persona generaba pánico en el orden de dominio que ya se había establecido frente al sexo siglos anteriores como menciona Foucault.

En la década de 1960 y 1970 con la revolución sexual y la llegada de una oleada fuerte del movimiento feminista la masturbación fue considerada por primera vez como una manera de liberación:

Un reclamo de autonomía, de placer por uno mismo; un escape del camino socialmente prescripto hacia la adultez normal. Pasó de ser la peor clase de desviación sexual para el orden social a constituir la sexualidad fundacional de nuevas clases de comunidades imaginadas” (Laqueur, 2003, p. 463)

Generando un nuevo discurso sobre el placer, el cuerpo y el amor libre, el amor propio, el amor en solitario.

Por supuesto que al generarse una nueva configuración en la organización social y un nuevo discurso se produjeron reacciones contrarias, algunos afirmaban que la masturbación generaría un grave desequilibrio en las relaciones humanas. La masturbación al igual que el sexo se enmarcaron en una dimensión política, la cual fue adoptada por el movimiento feminista en donde la masturbación generaría una nueva manera de entender la sexualidad, de vivir las practicas sin necesidad de la procreación o de la penetración.

Con la revolución y la aceptación de la masturbación, en 1990 la concepción de esta acción era considerada como el sexo seguro. La pornografía apareció, para ese entonces, como una manera de facilitar el acto masturbatorio, pero también se llenó de escenas de los mismos sujetos masturbándose como resabios de la revolución sexual de los años 70, en donde la

58 memoria gay se mantenía presente por medio de la masturbación en la industria audiovisual. “Hombres tanto heterosexuales como homosexuales han adoptado la masturbación como forma de renunciar a los viejos estereotipos machistas” (Laqueur,2003, p. 482) además de eliminar el temor de generar un cambio en las relaciones sociales en donde será necesario poner el cuerpo en contacto con otro.

La masturbación se comienza a ver como un asunto de “autodescubrimiento, auto creación y un asunto de pitica publica” (Laqueur,2003, p. 482) dejando a un lado la ética sobre el sexo que se tenía en siglos anteriores. A pesar de que las películas y los programas de televisivos muestran la masturbación y excitación con un tono de vergüenza, la pornografía se nutre de este contenido para poder generar estimulación física.

Con la llegada de internet se posibilita que “la gente intercambie historias acerca de sus fantasías y deseos libres de censuras y de las voces autoritarias de médicos, clérigos, padres y pedagogos” (Laqueur,2003, p. 487), en el mundo digital la masturbación se toma como una posibilidad de autodescubrimiento y se convierte en “la base de una nueva forma de sociabilidad sexual enraizada en la celebración de la imaginación y sus infinitas posibilidades.” (Laqueur,2003, p. 488).

Con la exposición de la masturbación en las plataformas de pornografía se propone en la esfera pública el sexo en solitario, “El placer potencialmente autárquico del sexo solitario afecta la vida interior de la humanidad moderna en un modo que no podemos entender aún” (Laqueur, 2003, p. 488), se sigue estableciendo en una relación estrecha entre el autodescubrimiento, la liberación, el deseo, el sexo, la soledad y la culpabilidad generando otra dinámica en el discurso sexual de occidente activamente.

3. Metodología

3.1. Enfoque

A partir de los objetivos planeados en el proyecto de investigación sobre la alteración del discurso de amor romántico con relación al consumo de pornografía en los jóvenes, se decidió seguir una investigación cualitativa o interpretativa. De este modo, se pretende comprender cómo las parejas heterosexuales viven el amor a través de la sexualidad y cómo al introducir la

59 pornografía en sus relaciones es alterado o modificado el discurso.

Cada uno de los objetivos específicos constituyen un debate dentro del problema de investigación y se intentará llegar a ellos por medio del referente metodólogo del análisis de las entrevistas realizadas a cada individuo, para comprender los significados, sus entornos y las afectaciones culturales dentro de las vivencias de la relación amorosa. Teniendo en cuenta que, las respuestas están directamente relacionadas con las experiencias de cada sujeto y de allí se deriva un significado propio.

El abordaje desde la metodología de la investigación de manera cualitativa está orientado para “concebir y mirar las distintas realidades que componen el orden de lo humano” (Sandoval,1996, p.27), además para comprender cómo se interpreta la naturaleza del conocimiento y la realidad.

Teniendo en cuenta las características de la pregunta de investigación del proyecto se ha tenido como referencia el método cualitativo el cual posibilita obtener una variedad de posturas dentro del mismo marco de investigación. La investigación cualitativa permite que la orientación metodológica se enfoque en los símbolos y códigos sociales de los sujetos que serán entrevistados.

Dentro de la investigación cualitativa se encuentran diversas escuelas como el análisis narrativo, la hermenéutica objetiva, la etnometodología, la fenomenología, la etnografía, los estudios culturales y los estudios de género. La investigación de tipo cualitativo indaga sobre las palabras, el discurso y las acciones del sujeto Creswell (1998) menciona que “es un proceso interpretativo de indagación basado en distintas tradiciones metodológicas –la biografía, la fenomenología, la teoría fundamentada en los datos, la etnografía y el estudio de casos– que examina un problema humano o social” (p.255) dándole sentido a las interpretaciones que realizan dentro de los fenómenos que se presentan en un grupo de la sociedad específico.

Este tipo de metodología de la investigación varía de acuerdo al enfoque que se establezca en el proyecto, pero su diversidad permite acercarse a la realidad social “y respecto de aquello que constituye una evidencia cuando se trata de conocerla, determina la imposibilidad de sostener que la validez de la investigación” (Gialdino, 2006, p.25) generando

60 una estrecha relación con las perspectivas del contexto.

El amor romántico tiene sus bases en la experiencia de los sujetos, puesto que la investigación con esas características se centra en una aproximación a los fenómenos sociales, es pertinente enfocar las construcciones discursivas del mito del amor romántico occidental en un fenómeno social óptimo para estudiar desde una valoración cualitativa, considerando que “La fuerza particular de la investigación cualitativa es su habilidad para centrarse en la práctica real in situ, observando cómo las interacciones son realizadas rutinariamente” (Gialdino, 2006, p.26).

Para tener en cuenta cómo los sujetos ven, hacen y perciben las relaciones amorosas y la sexualidad es necesario adentrarse en el contexto, los procesos, los símbolos y significados, y contrastarlo con las vivencias y percepciones individuales que luego darán origen a un resultado en común generando marcos y categorías para la lectura de la información.

3.2. Método

Dentro del marco de la investigación cualitativa se encuentran diversos tipos, cada una con características diversas y enfocadas a responder necesidades de la investigación, entre ellas están los estudios cualitativos básicos, la etnografía, la fenomenología y estudios de caso.

Para esta investigación se ha tomado como referencia el estudio etnográfico, el cual “es una interpretación cultural de los datos; es una descripción interpretativa o son reconstrucciones de los significados simbólicos de los participantes y de los patrones de la interacción social” (Canedo, p.108. 2009), en este proyecto se pretende realizar un análisis socio cultural por medio de las entrevistas realizadas a la unidad de estudio.

Los datos recolectados enmarcados en el método etnográfico serán analizados a luz de contrastar entrevistas a los participantes y los documentos. Los aspectos sociales y humanos están cargados de símbolos que surgen espontáneamente en las acciones cotidianas, en el lenguaje, en las palabras, las anécdotas y las observaciones, por ello es que la entrevista etnográfica cobra un sentido óptimo en la investigación para interactuar con los entrevistados, según sus experiencias, sus creencias y sus pensamientos referentes a un tema específico.

61

Por lo general, las entrevistas que se realizan de manera etnográficas suelen “referirse a la biografía, al sentido de los hechos, a sentimientos, opiniones y emociones, a las normas o estándares de acción, y a los valores o conductas ideales” (Guber, p. 75), las técnicas y maneras de entrevista pueden ser estructuradas de manera previa o informal, o no directa en donde el entrevistado cuenta con más libertad para narrar sus experiencias referentes al tema planteado.

Las entrevistas que se dan de manera etnográfica son performativas y está dentro de un marco interpretativo, en esta dinámica se permiten generar reflexividades referente al tema de investigación, “la entrevista es una relación social a través de la cual se obtienen enunciados y verbalizaciones en una instancia de observación directa y de participación” (Guber, p.76), la entrevista se convierte en un intercambio de discurso entre el sujeto que realiza la investigación y el entrevistado o entrevistada.

Las tipificaciones que el investigador genera las hace realizando un análisis de la información recolectada, el antropólogo Charles Briggs (como se cita en Guber, 2015) define la entrevista como una meta en la comunicación, en donde se describen y evalúan actos comunicativos, por lo cual el investigador no debe hacer la lectura referente a sus prejuicios y rutinas comunicativas, sino prestar atención a la simbología enviada en cada mensaje por los y las informantes.

Teniendo en cuenta la naturaleza del trabajo de investigación se convierte en una necesidad que la entrevista tenga en cuenta el contexto cultural de cada uno de los individuos y no contamine la información recolectada con prejuicios externos. Para ello, el investigador debe llevar consigo algunas preguntas que provienen de sus intereses más generales y de su investigación. Pero a “diferencia de otros contextos investigativos, sus temas y cuestionarios más o menos explicitados son sólo nexos provisorios” (Guber, 2001, p.82) realizando la función de una matriz, pero no de un esquema sin posibilidad a cambio o reformulación de la pregunta a lo largo de la entrevista.

El método etnográfico permite que en la investigación se centre en las experiencias de manera directa de personas o grupos que comparten un periodo de tiempo y un contexto. La

62 observación y las entrevistas de los participantes es primordial para poder enmarcar las respuestas dentro de un comportamiento social común y así generar el análisis del problema de investigación planteado.

El método etnográfico intenta entender el modo de vida de una parte de la sociedad en concreto, en este caso el amor en los jóvenes bogotanos que se encuentren en una relación heterosexual y la entrevista etnográfica se enfocará en comprender los códigos que los rodean. “Para los etnometodólogos el vehículo por excelencia de reproducción de la sociedad es el lenguaje. Al comunicarse entre sí la gente informa sobre el contexto, y lo define al momento de reportarlo” (Guber, 2001, p.17), el lenguaje permite una situación óptima para la interacción y así producir elementos que permita entender el orden social para llegar a una conclusión y análisis.

3.3. Instrumentos

La investigación tendrá un análisis referente a una serie de preguntas realizadas en la muestra, las cuales se dividen 15 preguntas para ser formuladas a hombre y mujeres que actualmente se encuentran en una relación amorosa. Teniendo en cuenta el objetivo de la investigación, se tomó como instrumento una matriz la cual enmarcará las categorías primordiales expuestas en el marco teórico de la investigación, para así contrastarla con la recolección de datos.

Partiendo de que la investigación de tipo cualitativo indaga en situaciones naturales y el investigador le otorgó una lectura con sentido, generando nuevos significados, es necesario el:

Uso y recolección de una variedad de materiales empíricos –estudio de caso, experiencia personal, introspectiva, historia de vida, entrevista, textos observacionales, históricos, interaccionales y visuales– que describen los momentos habituales y problemáticos y los significados en la vida de los individuos. (Gialdino, 2006, p.26)

El amor y la sexualidad al tener un código discursivo común reproducido por industrias culturales y contexto en común tiende a ser genérico en algunos aspectos, pero las experiencias de cada sujeto son únicas, lo cual no permite generar un diseño riguroso de entrevistas. Los diseños flexibles articulan un esquema que puede ser moldeado según la conversación

63 individual con cada persona permitiendo desarrollar nuevas preguntas en el proceso o llegar a un diálogo más fluido y ameno revelando nuevas categorías en la investigación.

El diseño flexible, aplicado en las entrevistas semiestructurales, “se refiere a la articulación interactiva y sutil de estos elementos que presagian, en la propuesta escrita, la posibilidad de cambio para captar los aspectos relevantes de la realidad analizada durante el transcurso de la investigación” (Mendizábal,2006, p. 67), esta flexibilidad en las preguntas permite que los conceptos iniciales funcionen como marco de referencia pero se dé una interacción entre lo establecido y las respuestas recolectadas en un momento posterior.

Esta propuesta permite que el proceso está orientado a crear conceptos, hipótesis y modelos para obtener datos secundarios que no se tenían en cuenta en el inicio del marco de referencia, “el investigador podrá estar abierto a lo inesperado, modificará sus líneas de investigación y los datos a recabar en la medida en que progresa el estudio, y será proclive a revisar y modificar imágenes y conceptos del área que estudia” (Mendizábal,2006, p. 68), generando reflexiones sobre el significado de las acciones que genera el sujeto entrevistado.

La interacción con las personas y su lenguaje serán parte fundamental para registrar los datos sobre la “forma holística” (Mendizábal,2006, p. 69), pues las situaciones sociales como el amor y la sexualidad requieren un análisis gradual que surgirá con el entendimiento en sus procesos y trayectorias.

Este tipo de entrevistas se da con el fin de adentrarse en el orden social y la manera en la cual la cultura se ha formado en torno a un grupo y un fenómeno, sin necesidad de generar una estructura rígida la investigación se basará en el patrón inicial de categorías y se permitirá propiciar nuevas en el transcurso del análisis del curso que los mismos sujetos entrevistados irán generando durante las entrevistas.

4. Y dile al amor: prácticas comunicativas en las relaciones amorosas

Las parejas bogotanas generan unas prácticas comunicativas que le dan sentido a la experiencia amorosa y afectiva, el desarrollo de la comunicación en las relaciones de pareja gira en torno a las subjetividades de cada sujeto, sin embargo, estas subjetividades son

64 alimentadas por un contexto y una experiencia social. Cada relación está compuesta por las exceptivas propias que son alimentadas por códigos que se transmiten por medio de imágenes y palabras, dentro de las exceptivas se encuentra el apartado afectivo y el sexual.

El sexo y el amor forman los pilares primordiales en los cuales los acuerdos comunicativos y las exceptivas del noviazgo se construyen, Eva Illouz (2009) menciona que “el modelo del amor como emoción intensa y espontanea se debe en parte a que hoy en día el modelo esta inverso en uno más amplio de liberación sexual” (362), pues la realidad ya no está ligada necesaria necesariamente con el amor, por ejemplo Laura Guasca, una de las participantes, mencionó que “yo creo que no deberían las relaciones o los vínculos basarse en el sexo principalmente, pero pues siento que también es muy diferente con cada persona, porque pues hemos dado por sentado que todas las parejas tienen sexo, y no es así… pues no quiero atribuirle tanto valor a la sexualidad o que sea lo único a lo que mi relación gire alrededor” (L. Guasca, comunicación personal, 29 de septiembre de 2020)

A pesar de que el concepto de amor y sexualidad se desliga en algunas ocasiones de la necesidad de encontrar de manera racional a una pareja apta para una búsqueda específica, genera un choque entre dos posturas marcadas que muestran los jóvenes entre 18 y 25 años que residen en la ciudad de Bogotá. Si bien para Laura el amor y la sexualidad se desligan para construir una relación amorosa, para Lina Castaño, otra participante, uno de los pilares fundamentales para desarrollar un noviazgo están vinculados directamente a la relación sexual “Primero el respeto, fundamental, la confianza, el amor también, el gusto… y las ganas de coger” (L. Castaño, comunicación personal, 05 de octubre de 2020).

Debido a que la búsqueda de la “media naranja” o del “amor eterno” se ha modificado a la búsqueda del exponente que más se acople al placer o como menciona Illouz (2009) “hoy en día la etapa inicial del romance, codificada en la práctica de las citas o salidas románticas, está compuesta por la búsqueda de placer y por el acopio de información sobre los candidatos potenciales” (p.362), la comunicación se convierte en un pilar fundamental para poder generar sentido en la construcción de una relación sólida.

Los acuerdos, los planes, las conversaciones, los sueños y los miedos hacen parte de una práctica que construye los encuentros románticos, al inicio sin objetivo claro de

65 compromiso, pero que luego lo solidifican a una relación seria o de noviazgo. Illouz (2009) en El consumo de la utopía romántica hace énfasis en la decadencia de algunas prácticas en el enamoramiento, lo que deja amoríos breves en donde se realiza una “la búsqueda de la pareja adecuada mediante una sucesión de candidatos” (p.362). Esta relación romántica inicial es catalogada por ella en “la esfera del consumo de ocio, caracterizada por el anonimato y el hedonismo” (p.362) etapa que los jóvenes entrevistados enmarcaron en la categoría de “cuento”.

En el “cuento” o la relación informal el sexo prima y los planes a futuro, las metas, los miedos y las proyecciones familiares quedan a un lado. Carlos Contreras, participante de 18 años, menciona a el tiempo como base fundamental de la relación momentánea respecto a una relación seria o de noviazgo “porque cuando es un cuento o algo así solo es para el rato, solo para tener un rato” (C. Contreras, comunicación personal, 01 de octubre de 2020) y Daniel Gutiérrez, estudiante de música, “la principal diferencia es cómo me encuentro emocionalmente con esa persona” (D. Gutiérrez, comunicación personal, 26 de septiembre de 2020) reafirma con su testimonio la mirada que tiene con respecto a las relaciones afectivas hedonistas y a las relaciones duraderas o que implican un compromiso mayor.

Para la definición del tipo de relación, los gustos y los estamentos, se requiere de una comunicación que sea transversal a todas las exceptivas y conceptos construidos de manera individual y subjetiva, el éxito de la relación y la toma de decisiones para formalizar un vínculo recaen en las preguntas y prácticas discursivas en el instante previo al noviazgo, Daniela Quibano, participante de 21 años, lo enmarca en la pregunta “El cuento es algo más como que hablamos, como que… pero si no me ha preguntado, pues no. Y más que preguntarme es como conversar, entonces no es nada serio todavía” (D. Quibano, comunicación personal, 25 de septiembre de 2020), la carga discursiva que tienen las preguntas de formalidad hacen que los acuerdos previos se constituyan como una especie de contrato para saber si la persona con quien se pretende compartir la intimidad y el desarrollo de proyectos es adecuada para un futuro.

Anthony Giddens (2006) menciona que “Abrirse al otro, paradójicamente, requiere establecer límites personales, porque se trata de un fenómeno comunicativo” (p.59) porque

66 transgredir la línea de la privacidad y de la inmunidad requiere de un instante de confianza, apertura en la cual se “deciden si los límites personales se convierten en divisiones que obstruyen más que fomentan esta comunicación” (p.59).

Este acuerdo genera un equilibrio de poder en la relación afectiva pues la relación intimidad y comunicación “depende tanto de la autonomía creciente de las mujeres, cuanto de una sexualidad plástica, no montada ya sobre el modelo de la duplicidad” (Giddens, 2006, p.59). Las relaciones producen expectativas propias que se ven reflejadas frente al otro, en algunas ocasiones si el acuerdo comunicativo no existe o se realiza de manera errónea se desarrollan vínculos afectivos inequitativos, lo cual puede caer en una relación peligrosa o dañina para alguna de las partes del acuerdo.

Muchas veces la necesidad de encontrar a una persona que encaje de manera específica en los requerimientos se puede convertir en una obsesión dejando un desequilibrio que al final termina en decepción. Además, la falta de comunicación puede decantar en manipulación y falta de confianza, Giddens también menciona las “tentativas de cambiar al otro para saciar las necesidades propias. La relación se basa en el engaño y evita lo ingrato” (p.59).

Daniel Gutiérrez menciona en su entrevista cómo las exceptivas, normas y reglas se individualizan, según los acuerdos mutuos, combinando subjetividades únicas con las de la pareja para así poder mantener un acuerdo que despliegue otras subcategorías en la relación como la fidelidad “depende de los casos con esta pareja con la que estoy hay unas reglas, pero si con otra hay otras reglas pues no me molestarían las mismas cosas” (D. Gutiérrez, comunicación personal, 26 de septiembre de 2020) y al igual que Daniel, Lina Castaño enmarca de manera singular cada relación con los límites propuestos con una pareja específica “la defino como contarse todo, como ser sincero. Yo creo que muchas veces depende de los límites que uno tenga como pareja” (L. Castaño, comunicación personal, 05 de octubre de 2020).

El éxito de la relación y el desarrollo del respeto dentro de ésta se basa en la forma en que la que se exprese el discurso a la otra persona, para que se pacten acuerdos en donde ambos generan una relación sana y que al final de esta se disminuya uno de los factores que menciona Eva Illouz en Por qué duele el amor (2011) que es la exceptiva exagerada sobre la persona con

67 la cual se genera el vínculo. La humanización del otro sujeto es clave para comprender las dinámicas y los términos en los cuales se pueden producir estos acuerdos. Sin embargo, como menciona Giddens (2006):

La comunicación de los sentimientos, además, no es en sí ni por sí misma suficiente para la intimidad. En la medida en que tal comunicación está ligada con el narcisismo, se trata de una oferta de poder más que de una contribución al desarrollo del amor confluente. (p.81)

Debido a que las relaciones están ligadas a los intereses, estos decantan en el poder que tiene, lleva a que las relaciones tengan consideraciones materiales dentro de su comunicación.

Los proyectos van de la mano de los acuerdos a los cuales se pueden llegar en un inicio, Ana María Murcia, una de las participantes, menciona que “el tema de la comunicación es súper importante para decir yo quiero esto o quiero lo otro” (M. Murcia, comunicación personal, 14 de septiembre de 2020), pues es fundamental tener un punto en común antes de concretar una relación seria, sana para ambas partes y duradera, según como lo han definido las personas entrevistadas.

Las relaciones de pareja contienen una estructura central en el compromiso que se establece por medio del discurso compartido, pues un sujeto debe vincularse a otro:

Es decir, ella debe dar, de palabra y de obra, cierto tipo de garantías de que la relación se pueda mantener durante un periodo indefinido. No obstante, una relación actual no es — como lo era el matrimonio — una "condición natural" cuya durabilidad se pudiera asumir como garantizada. (Giddens,2006, p.83)

En la actualidad, las relaciones se terminan a voluntad de alguna de las personas involucradas en la relación, Giddens (2006) menciona que la perdurabilidad del vínculo es el compromiso.

Pese al compromiso que se establece de manera verbal existe el “peligro de sufrir graves daños futuros, si la relación se disolviera” (Giddens,2006, p.83), esta posibilidad de riesgo crea inseguridades dentro de la relación que son necesarias hablar con la pareja, sin

68 embargo, en muy pocas ocasiones se llega al diálogo sobre los aspectos negativos dentro de una relación de pareja.

Para algunas personas, como es el caso de María Paula Osuna, la comunicación atribuye un valor significativo en la confianza y el compromiso dentro de la relación “pienso que una buena comunicación hace que una relación se mantenga firme, ya que cada uno tiene el derecho o la voluntad de decir que siente en el momento y eso lleva a que las relaciones duren más” (M. Osuna, comunicación personal, 06 de octubre de 2020), la confianza se desarrolla dentro de círculo privado o la intimidad de la persona. Confiar en otro ser humano sin más que su palabra se convierte en un acto de fe como menciona Giddens (2006), puesto que el amor romántico se relaciona con la intimidad, y a su vez, esta manifestación se relaciona con las emociones, la comunicación clara es la única herramienta que conecta la confianza necesaria para compartirla con el otro.

En las entrevistas realizadas se refleja cómo para cada persona las prácticas comunicativas le dan sentido a las prácticas amorosas, cómo define el estado de la misma y cómo se categoriza el sentimiento dentro de la comunicación mencionando explícitamente como resalta Ana María Murcia “el tema de la comunicación es súper importante para decir yo quiero esto o quiero lo otro” (M. Murcia, comunicación personal, 14 de septiembre de 2020).

Jorge Palomino (2006) menciona que el amor es una experiencia relacionada con la que nacen las prácticas discursivas, debido a que este aspecto se desarrolla en medio de la intimidad o de la espera privada acogidas a unas normas “que le permiten al sujeto acceder a la experiencia afectiva, normas que están directamente relacionadas con las formas en las que se concibe el mundo” (Palomino, 2006, p.4). Para tener una comprensión del desarrollo comunicativo dentro de las dinámicas amorosas de los jóvenes bogotanos es necesario entender estas prácticas como pilar fundamental que le dan sentido a la experiencia amorosa y sexual, podemos ver de manera evidente la relación en tres momentos, el primero son los planes, hacer el amor y la fidelidad.

4.1. Felices para siempre: Expectativas a tiempo futuro

Las relaciones de pareja se convierten en análisis de las ciencias sociales y humanas en el momento en el que la esfera pública transgrede y afecta la esfera privada, en la actualidad el

69 contenido que surge, a partir de las industrias culturales, ofrece un discurso que alimenta a partir de símbolos se moldean las posibles reacciones de pareja que deseen o tengan los jóvenes.

El discurso y los símbolos que se comparten por medio de redes sociales, películas, videos, imágenes, canciones o fotografías, crea una realidad a la cual las personas inmersas en esa cultura pretenden adecuarse. Eva Illouz (2009) en El consumo de la utopía romántica menciona que en las imágenes presentadas en la esfera pública se narra de manera constante situaciones como el primer beso, las caricias, la comunicación y el vínculo sexual, eso revela porque algunos de los jóvenes se acuñan a estas características como pilares principales para formalizar una relación.

Dentro de estas narraciones que se presentan en los medios de comunicación de masas se encuentra el de los planes o el tiempo futuro, en el cual se establece en la relación una mezcla de seguridad afectiva y económica, por ejemplo, Ana María Murcia de 21 años menciona que “pero ahora con él estamos pensando en irnos a vivir juntos, vamos a ahorrar para un apartamento, vamos a comprar carro” (M. Murcia, comunicación personal, 14 de septiembre de 2020) lo cual conoce también con el testimonio de la estudiante de Comunicación Social, Daniela Quibano, quien menciona que una relación seria, formal o de noviazgo posee como característica principal pensarse en un tiempo posterior y prolongado; “hacer planes de futuro ya sea como en el estudio, en el trabajo y esas cosas” (D. Quibano, comunicación personal, 25 de septiembre de 2020).

El tener una relación romántica se conecta con la cultura por medio del lenguaje y de los símbolos que construyen nuestra subjetividad en la experiencia romántica. Illouz (2009) menciona que “todas esas modificaciones culturales, sociales y económicas contribuyen a transformar el sentido del amor, que comienza a incorporarse de manera progresiva a la cultura emergente de los medios de comunicación y el mercado masivo” (p.46), cada lenguaje dentro de los medios de comunicación masivos carga un significado de amor diverso pero que converge en algunos puntos para crear consensos en los consumidores de estos productos.

La televisión, el cine, la música y las revistas hacen que las prácticas de consumos con distintos significados se transforman en características convencionales de las relaciones

70 amorosas de los jóvenes, una de ellas sería la planeación de un futuro.

Esta estimación de tiempo en los planes y proyectos individuales compartidos con la pareja se asemejan a las seguridades económicas y sociales que en un tiempo pasado estuvo vinculado al matrimonio. Con la llegada del capitalismo como modelo principal de economía la institución del matrimonio deja de regir por completo el sentido de las relaciones amorosas, haciendo que asocie de manera directa el amor con el consumo o “la romantización de los bienes de consumo; la inclusión de conceptos como "intensidad" y "diversión" en las nuevas definiciones del romance, el matrimonio y la vida doméstica” (Illouz, 2009, p.46), generando una transformación cultural en el sueño del amor romántico, dejando la utopía en un significado material como el vivir juntos o tener bienes materiales compartidos.

En la entrevista realizada a María Paula Osuna podemos evidenciar cómo ella vincula las metas profesionales con los factores de una relación romántica, “un cuento es una persona más pasajera en la vida. Pienso que es alguien que uno no se proyecta al futuro, que lo ve como alguien chévere por el momento, pero pues que más allá no se alcanza a imaginar una vida o compartir logros profesionales” (M. Osuna, comunicación personal, 06 de octubre de 2020). La mayoría de los jóvenes entrevistados generan sus relaciones en torno a los planes que desarrollan en relación a la economía, la realización profesional y la consolidación de un hogar en un tiempo prolongado.

El ideal de tener un automóvil, una casa y un título profesional son ideas vinculadas a la definición de éxito en la cultura occidental, adicionalmente a éste se vincula el tener pareja o en algunos casos específicos tener una familia. Es por ello que, la relación de una estabilidad económica se liga de manera directa con las expectativas que poseen los jóvenes sobre sus vínculos amorosos.

En la actualidad, las ansiedades sobre el futuro se acrecientan, la estabilidad que antes se buscaba por medio del matrimonio es una idea que viene desde el siglo XX, momento en el cual la institución de la familia tambaleaba, pues el matrimonio perdió credibilidad y solidez con el paso del tiempo. Illouz (2009) menciona que, “los consumidores consideraban que el matrimonio era una empresa frágil y que su resultado más probable era el divorcio. Para apaciguar esos nuevos temores, la industria publicitaria recomendaba el consumo de

71 experiencias románticas intensas” (p. 63), la industria mostraba al matrimonio como un estado de comodidad y aburrimiento, lo cual creaba una relación importante entre la necesidad de sexualidad, seducción y juventud para que el “amor” perdurara en este tipo de vínculos.

Si bien en las entrevistas realizadas no se presenta interés directo con el matrimonio, simplemente con noviazgo o una relación seria, en el caso del tiempo futuro, en donde plantean su relación actual, se enfoca a características presentadas en los estamentos que pueden ser en el vínculo del matrimonio, incluyendo una estabilidad emocional, física y económica.

La utopía de las relaciones románticas se proyecta en “tres categorías temporales diferentes: el pasado de la autenticidad perdida, el presente eterno de la intensidad (y el consumo), y la intemporalidad de lo sagrado” (Illouz, 2009, p. 131), en esta última se simboliza la categoría del destino o la proyección de la relación vinculada al ocio y la diversión que mantendría la relación joven, llena de apetitos sexuales mezclados con la ingenuidad del romance de la primera etapa.

Illouz (2009) hace énfasis en la mezcla del tiempo futuro en una relación, el cual es incierto y el pasado que se convierte en recuerdos irrecuperables dando origen a la utopía romántica que, a diferencia de la utopía común o la utopía clásica, no existe un proceso temporal, si no que las distintas temporalidades se mezclan para dar una intensidad romántica particular.

Esta línea de tiempo crea una narrativa dentro de la relación y de las exceptivas con otro sujeto en cada relación. El tiempo que se vive de manera presente con la pareja se sueña constantemente y a su vez, se vive del recuerdo, del pasado, como explica Daniela Quibano “generalmente no pienso tanto las cosas o pues no pienso tanto a las personas, como que soy una persona un poquito más distraída y cuando me pongo a pensar mucho como en alguien y eso, siento que ahí está como pasando algo y sobre todo… es que no sé cómo se diga en español… como el daydreaming … como el soñar despierto, como que siento que o tengo esas cosas, como que imagino muchos escenarios” (D. Quibano, comunicación personal, 25 de septiembre de 2020).

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En este caso ella comenta que la relación se está encaminando de buena manera cuando el soñar despierta se vuelve fundamental y relaciona el futuro, con lo ya vivido y lo posible en el presente, de esta manera se vinculan las tres temporalidades que mencionaba Illouz anteriormente.

El amor se pone en diversas estructuras narrativas de distinto alcance, formato y tamaño. Así, el amor romántico con frecuencia se inserta en un relato o “historia de vida” de orden superior, que vincula el pasado, el presente y el futuro en una visión totalizadora del yo” (Illouz, 2009, p. 200).

El Yo se construye por medio de varios relatos, como lo es el amor, los y las jóvenes entrevistadas presentan una idea de amor “realista” para poder entablar un futuro con este sujeto, haciendo una diferenciación entre un amor irracional o apasionado más enfocado a la sexualidad, el cual denominan como “cuento”. Esto se debe a que las personas se acogen más a las expectativas de la vida cotidiana que a las presentadas de manera ficcional en las industrias como el cine, así lo define Alfred Schutz (1967) acuñándose a la sociología de la vida cotidiana.

Las situaciones que se acogen bajo este término apelan al sentido común, en donde las sensaciones se acercan más a espacios cercanos, esto se debe a la manera en cómo se narran los escenarios y a cómo están enfocados para presentar las exceptivas y los símbolos en cada uno de los discursos.

Es por ello que en situaciones como estas, coinciden siete de 10 entrevistas realizadas, porque sus ideales ocurren dentro de la experiencia cotidiana, como lo es desarrollarse profesionalmente o tener un hogar, un viaje o una casa con su pareja. Estas metas apelan al realismo y se ajustan a una narrativa acorde a lo común.

Illouz (2009) menciona que en tiempo en las historias realistas “se desarrollan en el marco de la experiencia fenomenológica del tiempo que corresponde a la vida cotidiana” (p. 208), es por ello que en la categoría de “cuento” o de una relación pasajera no se tiene en cuenta este tipo de

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consideración a largo plazo, pues se concibe como algo más irreal, pasajero, enfocado más al disfrute sexual que a una experiencia cotidiana que mezcla o da prioridad a otros aspectos en la relación como lo es el desarrollo personal.

Así lo podemos ver en la entrevista realizada a Carlos Contreras “Que la incluya en mis planes, en mis planes a futuro. O sea, tener un noviazgo es pensar con mi pareja a futuro, si me hago entender, porque cuando es un cuento o algo así solo es para el rato, solo para tener un rato y ya” (C. Contreras, comunicación personal, 01 de octubre de 2020) en donde la temporalidad define la categoría de la relación amorosa en particular.

Para este caso Illouz (2009) señala cómo los lazos a corto plazo, orgánicos e intensos no se adhieren a la formalidad, sino que por el contrario se acuñan a un vínculo menos ceremonioso, más cómodo que las interacciones de una relación seria o de un noviazgo que se cumplan a reglas específicas y estándares más complejos en términos de normativas y expectativas.

4.2. Porque contigo siempre encuentro conexión: Es puro sexo con amor

A este tipo de expectativas los jóvenes también relacionan el hacer el amor con un vínculo más trascendental que el de solo tener sexo con una persona desconocida o con la cual no comparten sus planes y sus proyectos. Esto ocurre por la noción de compatibilidad dentro de una relación formal, el sexo resulta fundamental para llevar a cabo una relación realista, aspecto en el cual se desarrolla la confianza. Illouz (2009) menciona que en este tipo de uniones se generan marcos narrativos propios e interpretaciones en los relatos de las personas referente al tema del amor.

Debido a la carga de inmovilidad de la narrativa de los encuentros románticos estos se pueden dividir en tres categorías. La primera es el consumo directo, es decir actividades que involucran el bien de manera inmediata; la segunda categoría será el consumo indirecto que usa un canal para realizar la actividad, como, por ejemplo, ver películas; y la última categoría es “la que abarca las actividades románticas que se dan sin mediación del consumo. Conversar

74 y hacer el amor, por ejemplo, no implican ni presuponen necesariamente la existencia de ningún acto de consume” (Illouz, 2009, p.163)

Para que el acto de hacer el amor encaje en términos de la narrativa romántica se separa obligatoriamente del acto sexual rutinario, el hacer el amor según Illouz (2009) requiere de un clima que propague otros aspectos dentro de la relación para que se dé de manera especial creando un trasfondo y un significado propio.

De las 10 entrevistas realizadas ocho coincidieron en la categoría de hacer el amor como un pilar fundamental para el desarrollo de la relación, además hicieron énfasis en la diferencia entre relaciones sexuales y el acto realizado con sentimientos de por medio. En este punto, Camilo Mogollón expresa que reconoce que se generan conexiones y sentimientos extra cuando el acto sexual se realiza con la pareja estable “Lo que te decía, para mí tener sexo o hacer el amor con la persona con la que tú estás, con el que tú quieres y etcétera, es otra forma de expresar el amor que le sientes, otra forma de hablar ese amor que se sienten porque sólo ustedes dos se conocen, solo saben cómo le gustan. No es de no sé, claramente tú lo habrás tenido. Y es diferente. Es más tierno, es más pausado” (C. Mogollón, comunicación personal, 28 de septiembre de 2020).

El romance y el compromiso regulan la manera en cómo sienten y viven la sexualidad las personas entrevistadas “la relación entre amor, sexo y nuevos tipos de parejas producen configuraciones que ocasionan nuevos conflictos y evidencian la distancia entre el ideal y la práctica” (Tenorio, 2012, p.35), pues la sexualidad y el amor en occidente crean nuevos discursos, los cuales acarrean nuevas discusiones, problemas y inestabilidades dentro de las relaciones contemporáneas.

En los jóvenes entrevistados se evidencia una leve trasformación o reconfiguración de las practicas comunicativas, en sus relaciones amorosas, en las cuales se vincula el amor y el sexo. Sin embargo, las industrias culturales y los nuevos medios de comunicación no logran cambiar de manera contundente los símbolos bajo los cuales operan las narrativas las relaciones de noviazgo.

Los conceptos se redefinen, en el caso de los imaginarios centrados en la palabra amor,

75 se ven “como parte de una elección personal, desligada en gran medida de factores externos a la pareja, y sustentada en las cualidades personales, individuales, de sus miembros” (Tenorio, 2012, p.39), sin embargo, la satisfacción emocional se mantiene.

Los jóvenes entrevistados afirman que, las conexiones amorosas o los vínculos sentimentales hacen más valioso el encuentro sexual pues se realiza con intensiones diferentes, así sea hecho bajo las mismas condiciones, así lo afirma Carlos Contreras de 18 años “hay un vínculo que yo creo que es hacer el amor que significa como estar conectado con tu pareja en relación y cómo expresar todo es amor y todo su cariño por la parte sexual, y otra parte que yo te había dicho, hay gente que solo busca sexo porque sí, y no hay nada de amor y ya” (C. Contreras, comunicación personal, 01 de octubre de 2020).

Además, de las personas diez personas entrevistadas solo una desligó la sexualidad, Laura Guasca señaló el tener relaciones como parte fundamental de un relación, sin mencionar el termino hacer el amor “yo creo que no deberían las relaciones o los vínculos basarse en el sexo principalmente, pero pues siento que también es muy diferente con cada persona, porque pues hemos dado por sentado que todas las parejas tienen sexo, y no es así” (L. Guasca, comunicación personal, 29 de septiembre de 2020) mencionando que las relaciones estables van más allá de los encuentro sexuales.

Sin embargo, las otras nueve personas entrevistadas mencionan “la sexualidad como elemento necesario del amor romántico, la distinguían del amor. En otras palabras, el amor podía abarcar la sexualidad, pero siempre y cuando la superará y la "elevará'” (Illouz, 2009, p. 204), porque la sexualidad por sí sola no es un aspecto romántico, es un elemento carnal o de pasión que se vincula a lo ocasional no a lo utópico.

El amor romántico se ha sexualizado y del mismo modo el sexo se romantiza cuando incluye otros elementos vinculados a este, combinando amor, sexo y confianza para generar un término distinto que es “hacer el amor”. Illouz (2009) menciona que es necesario entender que esto ocurre porque si bien el sexo se romantiza, el amor necesita o tiene que ser una categoría más elevada que el sexo. Pues el tener relaciones se vincula más con el deseo carnal y el amor con algo trascendental.

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Esto puede ocurrir por la manera en cómo usamos las palabras para definir las relaciones o acciones dentro de ésta, “no fue sino hasta fines del siglo XVIII que ese vocablo comenzó a usarse con el significado actual de "beingfoolishly in love" ("pasión o amor que vuelve necias a las personas" (Illouz, 2009, p.204) antes de eso, según el diccionario de Oxford solamente llegaba a la categoría de “fatuidad”.

El arquetipo de amor romántico vinculado también a la experiencia de la excitación sexual tiende a ser menor que la que se da cuando es un cuento o una relación informal “Digamos, el año pasado yo tuve un cuento, pero no me encontraba emocionalmente con esa persona, era algo más físico. Pero con la pareja con la que estoy actualmente es algo más emocional” evidenciando que es más fuerte el lazo de confianza cuando la relación se compone de pilares como el sexo y el diálogo.

En ocho de las 10 entrevistas realizadas se vincula directamente la realidad como valor indispensable en la construcción de confianza frente a todo ser humano, así lo evidencia Lina Castaño en su testimonio “en el ámbito sexual uno se encuentra con la persona de otras formas de la cuales tú hablando o conociéndose, tú nunca vas a lograr, es como que se logra una conexión que tú no puedes lograr de ninguna otra manera y también se generan lazos de confianza distintos. Es un elemento principal” (L. Castaño, comunicación personal, 05 de octubre de 2020), Illouz (2009) referencia la teoría de Steven Seidman (1991) en la que se menciona la legitimidad del sexo en la experiencia completa del amor.

Esta afirmación de Seidman surgió como un discurso médico en un inicio y luego se vinculó a un discurso político, “se podría pensar entonces que esa legitimación del sexo en sí mismo sirvió para desmitificar el relato cultural del "amor a primera vista", precisamente bajo el argumento de que "sólo" es atracción sexual” (Illouz, 2009, p. 205)

Por un lado, se construía la excitación sexual y por el otro, la excitación con amor, dando la posibilidad de que las personas pudieran disfrutar del sexo de manera independiente de la procreación y de la relación estable que poseían.

Si bien este tipo de discurso ha hecho que el deseo sexual se reconozca de manera independiente, el sexo también ha pasado a ser un punto clave para generar compromiso y

77 necesario para establecer una intimidad en las relaciones de noviazgo.

Esto lo podemos ver en el testimonio de Daniela Quibano, “pues esa conexión si no la tienes con una persona no veo que haya un futuro en una relación...y si no hay conexión para es algo de confianza y si no hay ese tipo de confianza no siento que pueda trascender esa relación” (D. Quibano, comunicación personal, 25 de septiembre de 2020) y de Alejandro Fierro, “es sentir esa conexión con la otra persona una poco más profunda, porque al fin y al cabo se intercambian muchísimas cosas en un acto sexual. Entonces, siento que es una cuestión muy de conexiones de confianza, de sentimientos” (A. Fierro, comunicación personal, 26 de septiembre de 2020)

En ambos testimonios podemos ver como él y la joven se acuñan a la idea de sensaciones más profundas relacionadas con el sexo y la confusa, y cómo estos factores mezclados dan origen a la prosperidad en la relación de noviazgo. Muchas de estas utopías o expectativas son generadas, a su vez, por los símbolos transmitidos por las industrias culturales. Las temáticas que se abordan en los discursos tramitados por los medios de comunicación van generando el vínculo que los jóvenes asocian entre el compromiso, la confusa, el amor y el sexo.

El consumismo introduce la idea de la romantización del sexo en narrativas como la virginidad, la primera vez, la intimidad y la fidelidad “el amor romántico y el sexo adquieren nuevos valores y conductas, asociados con la ética emergente del consumismo” (Illouz, 2009, p.51). Adicionalmente, la autora menciona cómo la industria cinematográfica cumplió un papel fundamental para crear un discurso entre moralidad sexual y romántica. Se crean discursos en los cuales se mencionan qué hacer y cómo hacerlo de manera correcta en un matrimonio.

A través de los símbolos transmitidos se introducen a las dinámicas del amor romántico aspectos como la fidelidad, la monogamia, la idea de la mujer casta ideal para una relación seria, la concepción de una mala mujer para solo tener sexo y la configuración de las acciones en las relaciones que perduran incluso hasta nuestros días.

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4.3. Hacer el amor con otro: La fidelidad

La fidelidad en una relación de pareja está ligada con la monogamia. Al igual que el concepto de amor el compromiso es una construcción cultural y varía según las expectativas personales y el contexto en el cual crece el sujeto. En algunos casos se ve como una utopía o una limitante hacia la individualidad de la persona, sin embargo, las personas que se acogen a la idea de tener una sola pareja lo perciben como la manera correcta de llevar sus relaciones amorosas.

En las entrevistas realizadas, la confianza, el amor y la exclusividad afectiva son factores determinantes para poder formalizar una relación amorosa. Cuando existe una sin reglas alrededor de la edificación de la monogamia los términos del vínculo se tornan más “serios” o de manera oficial referentes a lo que puede ser tener “un cuento” o una relación informal, así lo podemos evidenciar en el testimonio de Santiago Ángel, “bueno, la exclusividad, persona … como que tú puedes tener un cuento, pero si no es nada oficial como que no estás en una obligación de estar en ese vínculo” (S. Ángel, comunicación personal, 06 de octubre de 2020) quien vincula la exclusividad con el título que se le otorga a la relación para así dar cierto grado de compromiso o no al vínculo afectivo.

La fidelidad supone un sacrificio, “la fidelidad es precisamente invertir el tiempo para perfeccionar a la persona. Sustituye el movimiento a la deriva que nos impone la naturaleza, por una continuidad eterna y por la iniciativa irremplazable que nuestra vocación nos propone” (Nédoncelle, 2013, p.229), es decir, acuñar la relación bajo este concepto es acogerse a generar un vínculo más fuerte a través del tiempo, para así poder garantizar que se mantenga la persona en el futuro, “la fidelidad reclama eternizar el valor. Por lo tanto, la fidelidad es un proyecto que tiene su raíz en el pasado, se actualiza en el presente y se eterniza en el futuro” (Ruiz, 2012, p.67)

Para este aspecto Giddens (1992) establece el término de la “sexualidad plástica”, el cual describe cómo las relaciones vinculadas a la monogamia se instalan bajo los términos del compromiso y la confianza, “se refiere no a la relación misma, sino a la exclusividad sexual como criterio de confianza. La "fidelidad" carece de significado salvo, como un aspecto de esta integridad que se presupone en la confianza en los demás” (p. 89).

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La exclusividad sexual se da para poder generar un vínculo de privación de la libertad dentro de los términos en los que la pareja puede o no generar la pérdida de la persona. En los jóvenes entrevistados se ve como la ansiedad de ser sustituido rige las maneras en las cuáles se maneja su relación y el discurso alrededor de esta. En las 10 entrevistas realizadas los participantes coinciden en que se debe tener un vínculo o acercamiento sexual para entrar en el marco de una infidelidad, sin embargo, en los testimonios también se habla del grado de gravedad de la infidelidad, dejando a la infidelidad sexual como una de las más graves y determinante para finalizar una relación y como la más alarmante la que vincula el sexo y el sentimiento de amor frente a una persona que no sea ellos o ellas.

Esta afirmación la podemos observar en el testimonio de María Paula Osuna, quien expresa cómo las personas que mienten entran en el marco de la infidelidad y más si traspasa lo físico al compartir espacios, recuerdos y situaciones que ella pone en términos de una relación seria o de noviazgo, “yo creo que lo que más se considera infidelidad es el momento de que uno sabe que está haciendo mal las cosas y así le miente a la persona. O sea, cuando uno ya decide salir con otra persona sabiendo que uno está en una relación, saliendo ya tener un cuento por así decirlo ya para” (M. Osuna, comunicación personal, 06 de octubre de 2020)

Las relaciones amorosas se vinculan a unos conceptos y construcciones sociales que se enmarcan en la sociedad en la cual se desarrolla el vínculo, todos estos estamentos aprendidos y replicados por los símbolos de las redes sociales otorgan sentidos a la comunicación que permiten que los sujetos den significado a su relación y prácticas en el amor. Jorge Palomino (2012) menciona que la fidelidad y la confusa se establecen como elementos constitutivos para el rango de una relación seria, y eso se debe a la institución del matrimonio y a la relación de los roles sexuales femeninos establecidos en el siglo pasado.

La fidelidad por lo tanto se pone como un valor o una acreencia primordial para poder cumplir la utopía de un amor eterno. Cuando uno de los dos sujetos sabe que no cuenta con la seguridad de tener a su pareja de manera exclusiva las inseguridades sobre perderlo o perderla aumentan generando rupturas en el discurso establecido del amor. El amor se acuña a creencias irreales que le dan sentido a la necesidad de la exclusividad y de sacrificar su

80 compromiso frente a la libertad.

En la fidelidad se mezcla la razón y la moralidad para que el símbolo que la acompaña se cree de manera sólida “la promesa es un acto de la razón, a la cual pertenece ordenar, mandar” (Ruiz, 2012, p.68) por esto es que las primeras permiten ordenar la moral para que vinculemos la exclusividad sexual directamente con el respeto.

La promesa de cumplir un estamento o un pacto se vincula al concepto de la honestidad y con ello, buen nombre de cada persona “en virtud de una obligación de derecho natural que deriva de la honestidad moral y honorabilidad, que permite expresar y realizar el mejor Yo” (Ruiz, 2012, p.68). Es así como podemos ver como Laura Guasca vincula la responsabilidad afectiva que se tiene con otra persona al término de la fidelidad y la exclusividad en la pareja “se me ocurre exclusividad, responsabilidad afectiva y quizás, bueno es que con la exclusividad viene la fidelidad también” (L. Guasca, comunicación personal, 29 de septiembre de 2020), dando a pensar cómo salirse de estos términos puede caer en la categoría de hacer actos que se consideren de un “mal” ser humano o de alguien que quiere hacerle daño a otro individuo.

Palomino (2012) resalta que para poder crear una experiencia amorosa bajo los términos occidentales se hace necesaria la fidelidad, pues esta da la ilusión de “el amor eterno” y seguridad a la persona de que su pareja está dispuesta a sacrificar su libertad para poder estar de manera exclusiva. Estos valores han sido reproducidos de manera prolongada por muchos años en las industrias culturales. El cine, la música, la literatura y el teatro han generado símbolos que crean escenarios en donde la pareja se relaciona en una afectividad con sentido y duradera.

La necesidad de que un solo ser humano sea quien se acople a los requerimientos tanto emocionales como sexuales y así satisfacer las necesidades afectivas que se tiene frente al otro. La curiosidad o la indagación de nuevas experiencias sexuales puede hacer que la intimidad sobrepase este vínculo encontrando en una de las causas más recurrentes de terminar una relación como lo es la infidelidad, esto lo podemos ver en el testimonio de Daniela Quibano “es estar claros en que estamos juntos y es una relación cerrada y cualesquiera cosas que trascienda eso ya es una infidelidad para mí” (D. Quibano, comunicación personal, 25 de

81 septiembre de 2020).

Daniela Quibano además menciona que al preguntarle cuál sería la causal de terminar un noviazgo responde “primero infidelidad” (D. Quibano, comunicación personal, 25 de septiembre de 2020) dándole mayor peso a la necesidad del vínculo afectivo y exclusivo entre ella y su pareja. Según Giddens (1992) la exclusividad con la pareja no es sinónimo de confianza, pero se relaciona porque se genera un estímulo importante entre estas dos categorías.

Generar este tipo de vínculos de exclusividad sexual y a su vez, la necesidad de la fidelidad y el compromiso en que la intimidad se vincula específicamente con las emociones. Estos actos que solo se llevan a cabo en la esfera privada se tornan importantes porque tienen más peso referente a lo que una pega puede hacer en la esfera pública como salir a comer, ir al cine u otra actividad.

El sexo, al pertenecer a la esfera privada, se vincula con la fidelidad, con el compromiso y con el nivel de amor que se tenga. Alejandro Fierro en su testimonio vincula la fidelidad con el sentimiento amoroso como principales características y, a su vez, con la intención de estar físicamente con otro ser humano “simplemente ella en este caso empiece a tener ganas de estar con alguien más. Ya el hecho de la intensión o el pensamiento de estar con otra persona en vez de mi pareja” (A. Fierro, comunicación personal, 26 de septiembre de 2020).

Lo que se formula dentro de la privacidad de cada pareja y “la comunicación de lo que se mantiene oculto ante otras personas es uno de los signos psicológicos principales, apto para suscitar confianza por parte del otro y para ofrecer, en contrapartida” (Giddens, 1992, p. 84), generalmente en las relaciones se espera que el otro individuo se acople a las exceptivas o ideal que se tiene del sujeto referente a ellos para así poder tener una satisfacción de manera psicología, mutua.

Las relaciones afectivas requieren, para formar sus vínculos, un grado de confianza, los amigos, la familia y las parejas. Esto es posible de construir a través de los momentos y recuerdos que se viven por medio de los espacios íntimos, es por ello que las infidelidades tanto físicas como emocionales tienen que tener tanto peso para establecer una relación.

82

El individuo se compromete a estándares como la fidelidad y la confianza en el caso de los jóvenes heterosexuales como menciona Palomino (2012) se han regido por estos ítems como necesarios para el desarrollo de una relación y como el primer detonante para terminarlo, esto se debe también a que se han heredado discursos del amor romántico ligados a la monogamia y a exceptivas que posiblemente pensaran el matrimonio.

La exclusividad sexual se liga con la fidelidad y así mismo se establecen condiciones que pintan la actividad del sexo en el individuo cuando entra a entablar una relación seria. Dentro de este aspecto, el discurso que rige al amor romántico contemporáneo van desarrollando más condiciones enfocadas a la exclusividad que no solo serán físicas y emocionales sino que, con el consumo pueden trascender al contenido consumido audiovisual o incluso a las conversaciones que los jóvenes tienen en las redes sociales, como lo menciona Carlos Contreras en su testimonio “igual lo de los picos eso ya me parece una infidelidad, pero como hoy en día, por redes sociales o por los chats, se puede considerar infidelidad desde mi punto de vista” (C. Contreras, comunicación personal, 01 de octubre de 2020).Es por ello que la fidelidad se re define y se configura con la cultura y los medios que se presenta al igual que todo el discurso que se halla en la relación amorosa. Actualmente, con la pornografía de fácil acceso se crean nuevas maneras de entender y vivir la sexualidad enmarcado en una relación romántica.

***

En este sentido, es importante señalar que las prácticas comunicativas en las relaciones amorosas permiten habilitar maneras de entender la sexualidad, la cual se relaciona directamente con la fidelidad física del individuo. En el momento en el que el sexo se romantizó, uno de los pilares fundamentales de una relación de noviazgo es la sexualidad en pareja. Dentro de los acuerdos comunicativos que desarrollan los sujetos entran las dinámicas sexuales de manera relevante para así poder establecer normas precisas en el desarrollo de cada sujeto.

Las experiencias sociales del sujeto son construidas por los códigos y narrativas de los cuales se nutre, si para el amor romántico son las industrias como el cine, la música y la literatura romántica, el insumo de la sexualidad es la pornografía. De allí, se toman referentes

83 para poder continuar estableciendo las normas y exceptivas dentro de la relación de pareja.

Los noviazgos se componen de estipulaciones en el marco sentimental y en el marco sexual, a medida que el “contrato” se cumpla y se generen practicas satisfactorias para ambas partes de la relación. Sin embargo, las falsas ilusiones que brindan las industrias desde la cinematografía hasta la pornografía desestabiliza el pacto comunicativo que se establece como una utopía al inicio de la relación.

5. Los códigos del sexo en las parejas jóvenes: consumo de pornografía

El consumo de pornografía ha aumentado desde que internet brinda la posibilidad de acercarse de manera gratuita a ella. Las restricciones como la edad, el género y el lugar de consumo disminuyen cada vez más, el consumo de este producto generado por una poderosa industria produce, al igual que el resto de las industrias, cambios en el comportamiento, pensamiento y configura la manera en cómo nos entendemos con los otros.

Los códigos que se reproducen en las imágenes de las producciones pornográficas generan un impacto en cómo se vive la sexualidad, desde lo privado hasta lo público. Illouz (2009) menciona que las imágenes románticas que las personas construyen crean símbolos prefabricados y en ocasiones ajenos a la realidad de su cotidianidad, esta manera de concebir la realidad “ejemplifica con gran contundencia la percepción posmoderna de que se ha sustituido la realidad por sus representaciones” (p.147). Es por eso que los signos lingüísticos o visuales se ven reflejados en las experiencias que los consumidores se hacen de la idea del amor y del sexo.

Las sexualidades vividas por los jóvenes de Bogotá se generan para crear identidad y sentido a lo largo de las expectativas que viven con sus parejas. De las y los 10 jóvenes entrevistados, todos mencionaron que el sexo tenía un grado relevante de importancia para poder efectuar una relación de manera coherente y seria, solo el testimonio de Laura Guasca no le atribuye el mismo valor que los otros sujetos, “pues siento que no debería ser tan importante, es importante, pero no es como lo que yo siento que una relación debería girar alrededor” (L. Guasca, comunicación personal, 29 de septiembre de 2020).

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Sin embargo, todos hacen claridad en que el sexo en solitario o en pareja es necesario para el desarrollo de la identidad y la manera en cómo luego van a tener experiencias con el otro. Así como ella, en la segunda mitad del siglo XX Playboy no solo fue una revista, sino como lo confirma Paul Preciado (2013) fue la educación del imaginario arquitectónico de la época, la pornografía construye las ansiedades de la sociedad y las plasma para que jóvenes y adultos se visualicen en lo que no pueden tener en el instante.

La imagen pornográfica se enfoca en despertar sensaciones excitantes en el sujeto, contenido elaborado desde un inicio para públicos masculinos. Al igual que el miedo, la repulsión o el asombro, el ser humano busca estímulos para generar emociones nuevas dentro de su cotidianidad o dentro de sus acciones acostumbradas, los hombres y las mujeres “desde edades muy tempranas, en ocasiones busca voluntariamente provocar la vivencia del miedo, como forma de gratificación personal” (Gubern, 2006, p.283)

Algunas de las personaa entrevistadas se acuñan a este tipo de estímulo para ver pornografía pues “es una conducta que implica la búsqueda de una emoción violenta, cuyo placer es fronterizo con el placer erótico, tal como lo revela el cuadro de respuestas fisiológicas del sujeto” (Gubern, 2006, p.283), tal como nos lo cuenta Daniela Quibano, “no sé, no me gusta la manera como retratan ni utilizan … siento que literalmente utilizan a las mujeres, pues es esa industria, no me parece sano, no me parece satisfactorio… me genera mucha angustia ver eso” (D. Quibano, comunicación personal, 25 de septiembre de 2020), ella menciona repulsión a los contenidos y el escalofrío es como menciona Gubern (2006) una reacción que el miedo, el asco y la excitación erótica poseen en común.

La pornografía se vale de la grabación en primer plano de los genitales para producir maneras de construir realidades, escenarios que para algunos se convierten en sueños, para otros en fantasías y para unos pocos en una meta para cumplir. Aunque la industria pornográfíca es la evolución de imágenes paganas y representaciones eróticas de siglos pasados, el cine porno ha enfocado su capacidad para la sexualidad masculina y su estimulación por medio de nuevos medios.

Luego de la despenalización del cine porno en 1968, la industria que nacía desde la clandestinidad se posicionó en la esfera pública dando origen un negocio rentable que además

85 era acogido por sujeto que antes lo veían lejano a la intimidad de su hogar, pero “nació espoleado por la crisis comercial del cine en el espacio público, mordido por la implacable competencia de la televisión” (Gubern, 2006, p.10).

Para la creación de la industria y su aceptación en la privacidad del hogar, la invención de la mansión Playboy contribuyó fuertemente, pues “acabó siendo un laboratorio crítico para explorar la emergencia de un nuevo discurso sobre el género, la sexualidad, la pornografía, la domesticidad y el espacio público” (Preciado, 2013, p.9), la aceptación de una industria que estimularía de manera erótica al público con la llegada de Playboy hizo que se cambiaran las percepciones morales y legales de los medios con respecto a la pornografía, generando que esta industria se posicionara como un “mecanismo capaz de producción pública de lo privado y espectacularización de la domesticidad” (Preciado, 2013, p.10)

Esta misma definición de pornografía como industria es la que comparte Alejandro Fierro “La pornografía es una industria, al fin y al cabo es un negocio…Un negocio para adultos, un negocio rentable que finalmente todos necesitamos esa parte del placer y la pornografía es un negocio que satisface esa necesidad de sentir placer” (A. Fierro, comunicación personal, 26 de septiembre de 2020), quien sin catalogarlo bajo juicios de valor lo vincula a la necesidad del placer y el poder de lucro que también alienta a la llegada del capitalismo de manera contundente. Definición que también comparte Laura Guasca “quizás una sexualidad, pero más comercializada como el marketing del sexo” (L. Guasca, comunicación personal, 29 de septiembre de 2020) quien vincula el sexo con el consumo y la idea de lucro.

Al igual que el capitalismo impactó en el amor, lo hizo de la misma manera con la sexualidad. El vínculo entre el consumo y estos aspectos generó una configuración en la ideología, la privacidad, la familia y como menciona Illouz (2009), en la separación de las esferas según el género. Las expectativas sexuales también se comenzaron a cargar de los signos y símbolos visuales y lingüísticos que se ofrecían en la literatura, en la música y en el cine.

Retomando el impacto que Playboy tuvo en la percepción del sexo y la introducción de las fantasías al hogar, Hefner logró edificar una, “era el arquitecto-pop de esta follie erótica

86 multimedia. De algún modo, había entendido que para cultivar un alma había que diseñar un hábitat: crear un espacio, proponer un conjunto de prácticas capaces de funcionar como hábitos del cuerpo” (Preciado, 2013, p.15) haciendo que el hombre heterosexual atravesara los muros de los domicilios que se veían reacios a recibir el porno.

Convirtiéndose en un producto visual de la esfera privada para brindar un estímulo y entretenimiento, cambiando la manera de percepción en la sociedad norteamericana de la época, al entretenimiento que generaban las revistas, y luego la creación de la mansión y su emisión como producto de consumo de ocio se acoge el testimonio de María Paula Osuna, “La pornografía es… como una manera, sí … como una actividad de entretención, eh… pues ya que alguna gente, pues algunas personas lo ven por distraerse, otras lo ven por gusto, pero casi toda la gente lo ve por distraerse” (M. Osuna, comunicación personal, 06 de octubre de 2020), quien vincula la industria como contenido de entretenimiento más que un canal de excitación para la masturbación o el sexo en solitario.

Las experiencias sexuales se vincularon a prácticas económicas y continúan modificándose el consumo de cada uno de los productos que se ofrecen en el mercado. La literatura erótica reciente como las 50 sombras de Grey, la cual se popularizó rápidamente logrando vender 31 millones de copias a 37 países, aproximadamente; e incluso, algunas canciones como de reggaetón expresan las fantasías que se convierten en realidades o exceptivas de los jóvenes que lo consumen “Ella es callaíta' Pero pa'l sexo es atrevida, yo sé” (Bad Bunny, 2019), en el caso de esta canción vemos cómo se vincula con dichos cotidianos que hacen referencia a que la mujer debe ser una persona recatada en la calle pero tener destreza en el sexo para ser la mujer ideal.

Todas las maneras en las que se narra la realidad en la esfera pública van incidiendo en la percepción de la realidad que tiene cada sujeto en la sociedad. Es imposible que un individuo se salga u omita las conexiones sociales que le han sido impuestas desde su contexto, las deconstrucciones son posibles cuando las personas, de manera colectiva, afectan el lenguaje, las imágenes y posteriormente, esto se refleja en el individuo. Cada sujeto tiene su construcción de las experiencias sexuales a través de lo escuchado, de lo contado, de lo visto.

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Para Lina Castaño la industria pornográfica es un medio para explorar y para construirse “El porno es, yo creo que es… un canal de comunicación, así lo siento. Siento que es una forma en la cual los seres humanos vemos cómo otros lo hacen y creo que se puede ver de muchas formas, algunas personas los notaran como inútil o que es muy vago, que no le ven ningún sentido” (L. Castaño, comunicación personal, 05 de octubre de 2020), aquí podemos ver como la cercanía con la sexualidad y el sexo se da de primera mano por un lenguaje que constituye expectativas irreales, celos, ficción y muchas veces violencia.

Ahora bien, los sujetos no pueden salirse de los signos que su contexto les brinda para educarlos; el amor romántico ha generado unos códigos específicos para narrar y construir las relaciones y por otro lado, el sexo genera estímulos distintos que en el momento de establecer una relación amorosa necesariamente se juntan. Anteriormente se menciona que el sexo es fundamental en una relación de noviazgo, pero el amor no debe estar siempre presente en el sexo.

El desarrollo de ambos discursos en paralelo puede causar modificaciones en las prácticas y normas que se generan alrededor de los acuerdos comunicativos de los jóvenes en Bogotá. Establecer qué tipo de relación será implica necesariamente cambiar la relación que se tiene como individuo con el sexo para vincularse de manera intima a la pareja.

5.1. Motivaciones del consumo: de la curiosidad al placer

La sexualidad se compone de subjetividades, cada individuo posee maneras distintas de vivirla. Las emociones que son afectadas por las discusiones sociales regulan una parte del entendimiento del cuerpo, eso sumado a los gustos, los placeres, comportamientos hormonales y la relación con el placer, y relaciones interpersonales que posea cada persona, además “está influida por la interacción de factores biológicos, psicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales, éticos, legales, históricos, religiosos y espirituales” (Rabelly, 2017, p.6), teniendo en cuenta que la sexualidad no se limita a la relación coital entre dos personas sino que se expande a más maneras de interpretación como el placer propio.

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Uno de los motivos que los jóvenes mencionan para hacerse a la sexualidad por medio de la pornografía es la curiosidad, como menciona Rabelly (2017):

Que se despierta en los adolescentes respecto a las relaciones sexuales, los lleva a buscar respuestas a sus interrogantes en diversas fuentes (padres, profesores, amigos, medios de comunicación) entre otras. Así, mediante la consulta de esta última fuente, pueden acceder a material pornográfico. (p.6)

En la entrevista con Daniela Quibano, ella menciona que durante la adolescencia temprana la intriga sobre el contenido se convirtió en una motivación para acercarse a la pornografía y con ello al sexo por primera vez “obviamente cuando uno está creciendo siempre tiene como esa curiosidad, entonces tal vez… como en el colegio, como molestando con los amigos y esas cosas, y nunca como me llama la atención como para ver qué es esto y ya” (D. Quibano, comunicación personal, 25 de septiembre de 2020).

Los sujetos serán interpretaciones basadas en lo que consumen y lo codifican hacia las experticias, pues las creencias representan la realidad que se construye pues “son ideas estables que forman parte del pensamiento y tienen un valor interpretativo y evaluativo. Tienden a estar limitadas por la cultura en la que se mueve el individuo, son resistentes al cambio, pero no son inamovibles” (Rabelly, 2017, p.7), influyendo de manera directa con los valores y actitudes de las situaciones que rodean al individuo.

La sexual al ser un discurso que se nutre por el contexto y se manifiesta de distintas formas, según la edad, las creencias y las necesidades de la persona. En un estudio realizado por Julieth Rabelly (2017) para la Universidad Externado de Colombia, 44,5% de los jóvenes entrevistados se motivan por la curiosidad y el 47,2% observan la pornografía de forma regular y la vinculan con la cotidianidad. La inconsistencia y desinformación que se genera alrededor de la sexualidad y las maneras en cómo se desarrollan las relaciones sexuales guían a los jóvenes a indagar en plataformas de internet sobre el sexo, “tanto mujeres como hombres coinciden en que la educación sexual debe ser impartida desde la básica primaria y que aún existen muchos tabúes al respecto” (Rabelly, 2017, p.40). El testimonio de Lina Castaño revela cómo la indagación sobre el sexo y las dudas sobre él, cómo realizar el acto sexual se vincula con el consumo de pornografía, “como que me despierta mucho a la curiosidad y encuentro

89 también lo que te decía … como una forma de aprender cosas, que uno dice: “marica, yo nunca me hubiera imaginando esto”. Entonces yo creo que por eso también me gusta” (L. Castaño, comunicación personal, 05 de octubre de 2020).

En el estudio de Rabelly (2017) se menciona que la principal razón para dar inicio a la vida sexual de parte de los hombres es la misma curiosidad que inspira ver pornografía, pero, por parte de las mujeres es el amor, sin embarago, para ambos casos se menciona la necesidad de tener una pajera estable para obtener satisfacción en las relaciones sexuales. Pero si la satisfacción se obtiene de manera completa cuando existe amor de por medio. Para el consumo de pornografía el sentimiento queda aún lado y se vinculan otras motivaciones como el placer, así lo menciona Alejandro Fierro “también por curiosidad he consumido pornografía, no solamente por temas de placer o algo así” (A. Fierro, comunicación personal, 26 de septiembre de 2020).

En ese caso, tendríamos las dos principales motivaciones del consumo pornográfico: la curiosidad y el placer. La primera se da al inicio de la vida sexual o antes de tener relaciones sexuales, como lo menciona Carlos Contreras, “hoy en día digamos que es solo por placer y solo por hacerlo…Siento que es una ansiedad que puede tener el hombre y la mujer … porque digamos que antes lo hacía por curiosidad” (C. Contreras, comunicación personal, 01 de octubre de 2020). El inicio de la vida sexual de un joven es determinante para la vinculación a una pareja, debido a que el sexo con amor y el amor con sexo son necesarios para llevar un noviazgo. Según lo mencionaron en las entrevistas, el salto de la curiosidad al placer se da con el aumento de la edad y la exploración que se realiza con el material que se consume.

Las imágenes que se presentan se constituyen de signos, ubicándonos en estas perspectivas podemos “ocuparnos de la pornografía como un régimen semiótico, partiendo de la idea de que en él se pone al cuerpo y al sexo en exhibición de forma muy particular”, una manera que incita el placer y la estimulación en el cuerpo. Gubern (2006) menciona que el ser humano busca estímulos para provocar vivencias con el miedo, la excitación y el placer que llega con la conducta que surge buscando una emoción violenta, pues se presentan respuestas fisiológicas que resultan placenteras en el instante que se controlan las emociones, por su parte Freud (1920) menciona que el instinto de procreación genera un impulso de gozo en la

90 estimulación sexual.

En las 10 entrevistas realizadas se confirmó que su consumo se orientaba de manera específica a la potencia de placer. De las siete entrevistas, tres hombres hablaron de una búsqueda de excitación aumentada cuando no se tenía pareja; por parte de las tres mujeres que afirmaron consumir pornografía por placer, sus testimonios estuvieron más orientados hacia la búsqueda del placer propio y la exploración corporal, como lo menciona Laura Guasca, “dependiendo de cómo me sienta, pero usualmente, para alcanzar como un mayor placer” (L. Guasca, comunicación personal, 29 de septiembre de 2020).

El propósito principal de la pornografía es generar una excitación debido a que no censura la información visual que se transmite, con el primer plano de los genitales “su carácter perverso está dado por el hecho de que es impúdica. Esa sería la razón por la que el espectador puede estar tan atento: sólo mira objetos que son la condición para la excitación sexual” (González,2008, p.41), alternando el realismo de las escenas conduce al aumento del deseo que se da por la observación y la vinculación de los sentidos con el deseo de obtener aspiraciones por los estímulos.

Debido que:

La pornografía es un régimen semiótico que pone al cuerpo y al sexo en exhibición de forma muy particular. Lejos de circunscribirse a una experiencia del deseo, la imagen “porno” anuncia que el sexo ha quedado detenido en una relación simbólica que se caracteriza por la promesa del fetiche, por la posibilidad de la excitación y por la compulsión de ver. (Gonzáles,2008, p.42)

Encarnando en el arquetipo de sexo el simulacro de una posibilidad de una relación sexual, lo que lo lleva a ser atractivo para el consumidor, como lo menciona Lina Castaño “por placer, más que todo por placer, me gusta generalmente mastúrbame mucho y hay días en que solo lo hago sin ver nada, pero constantemente digo voy a ver esto y lo otro y me gusta ir de categoría en categoría, siento que son infinitas” (L. Castaño, comunicación personal, 05 de octubre de 2020).

Ver a un sujeto realizar algo que es posible, pero en una ilusión simulada, alimenta la

91 idealización del sexo. Estas fantasías que se nutren al ver la hiperrealidad produce pulsiones sexuales es un tema que no se comparte, debido a que la narrativa manejada en el porno puede entrar en señalizaciones. El miedo, la vergüenza o la asociación de la pornografía con el acto masturbatorio relega su consumo a la soledad, sin embargo, teniendo en cuenta que el primer acercamiento a la sexualidad se da por medio del porno, compartir la experiencia de este estimulo audiovisual puede ser fundamental para el desarrollo de la relación de pareja.

Por otro lado, el consumo de pornografía se puede ver alterado por la relación y viceversa, pues los celos, la fidelidad y las practicas comunicativas que desembocan en la sexualidad y el amor se vinculan con las razones por las cuales la pareja se excita y el placer que recibe por medio de estímulos que se salgan del vínculo monógamo entre la unión de dos individuos.

5.1.1. Placer compartido: Consumo en pareja

Los jóvenes prefieren mantener el porno y su consumo en la esfera privada, el sexo en solitario y la masturbación son la principal razón de su consumo. El ver pornografía educa, genera vínculos con el descubrimiento sexual y proyecta fantasías en las relaciones sexuales posteriores, sin embargo, no es frecuente que exista un disfrute en conjunto o que las prácticas de curiosidad o de aprendizaje se compartan dentro de los estamentos creados en un principio dentro de la relación.

En los últimos tres siglos se ha transformado de manera continua el discurso que gira al rededor del sexo, generando cambios en su estructura y entendimiento es “posible que haya habido una depuración —y rigurosísima— del vocabulario autorizado. Es posible que se haya codificado toda una retórica de la alusión y de la metáfora” (Foucault, 1976, p.13) generando nuevas reglas en la manera en cómo se habla del sexo, tema que no era común en épocas anteriores.

A pesar de que se han encontrado maneras para hablar e introducir el sexo en la correlación y en la interacción de las relaciones sociales, el tacto y la medición del tema sigue siendo primordial para la sexualidad. De las 10 entrevistas realizadas, siete mencionaron el compartir la experiencia sexual con diálogo, pero solo dos mujeres comparten el consumo de pornografía dentro de su relación de noviazgo. Aunque de estas siete personas no todas habían

92 consumido porno con su pareja más reciente o con su pareja actual, sí han planteado la posibilidad de compartir intereses con ella para construir confianza y nuevas dinámicas en su relación.

En el caso de Ana María Murcia, mencionar que “hemos visto, los dos hemos visto… pero de ahí a todos los días o de vez en cuando, no. Eso que uno está pasando canales y ahí ven mira, miremos” (M. Murcia, comunicación personal, 14 de septiembre de 2020) quien comparte la curiosidad de la que muchos se invaden con el porno para poder compartir y hablar de sexo con su pareja. Sin embargo, el caso de Ana María es aislado frente al resto de entrevistas realizadas, pues la materia prefiere consumir pornografía en solitario para luego poder interactuar con su pareja como menciona el testimonio de Daniel Gutiérrez “uno aprende como posiciones ahí y después cuando esta con la pareja imita eso” (D. Gutiérrez, comunicación personal, 26 de septiembre de 2020) y Laura Guasca, aquien al preguntarle si había llevado alguna practica del porno a sus relaciones sexuales comentó “Sí lo he hecho, y obviamente conscientemente y consensuadamente pues con mi pareja” (L. Guasca, comunicación personal, 29 de septiembre de 2020).

El consumo excesivo de pornografía tiende a afectar la percepción de la realidad, limitando las posibilidades de los encuentros sexuales en la vida cotidiana “se debe a que el cerebro de los consumidores se ha vuelto tan dependiente de la pornografía que puede empezar a hacerlos pensar que serán más felices viendo pornografía que participando” (Volkow y McLellan,2016, p.364), es por ello que algunos testimonios van orientados a la disminución de consumo pornográfico cuando se tiene una pareja estable, así lo afirma Lina Castaño “ahorita que uno se manda fotos, entonces como que muchas veces esas fotos sexuales que uno se envía, remplaza muchas veces el porno, porque ver una foto del pene de tu novio reemplaza 10 videos porno... porque sabes que si es algo que puedes tener” (L. Castaño, comunicación personal, 05 de octubre de 2020).

Generalmente la pornografía se asocia más a la privacidad, a la sociedad y a la masturbación que, como afirma Thomas Laqueur (2003), es profana y se asocia a personas que tienen fallas en la moral o implicaciones éticas negativas. Se limita la sexualidad en privado aún en las conversaciones cotidianas y se normaliza cuando se hace de manera conjunta con la

93 pareja.

El sexo va a convertirse en un poder público, de análisis en los discursos, saberes y comunicaciones:

El Estado sepa lo que sucede con el sexo de los ciudadanos y el uso que le dan, pero que cada cual, también, sea capaz de controlar esa función. Entre el Estado y el individuo, el sexo ha llegado a ser el pozo de una apuesta. (Foucault, 1976, p.18)

Sin embargo, la discusión se sigue limitando a unas imágenes especificas del sexo, de la sexualidad y de la manera de vivirla.

La sociedad ha censurado la exploración personal y limitado la interacción a partir de este aspecto hacia otros indicios. El sexo que se ha puesto en imágenes y de manera lingüística, a disposición de las personas se ha enfocado en una narración homogénea en donde intentar, experimentar u conversar sobre las fantasías silenciosas continúan siendo un tabú. Entender el sexo en pareja es más sencillo que imaginarlo de manera solitaria pues “esa parte de la vida sexual humana en la que el placer potencialmente- ilimitado encuentra su censura social donde el hábito y la promesa de una "última vez" luchan contra los dictados de la conciencia y la sensatez” (Laqueur, 2003, p.10).

Daniel Gutiérrez en su testimonio nos cuenta cómo se emplea esa curiosidad en solitario por medio de la comunicación para cambiar las relaciones sexuales en la relación “Sería como ¿qué te interesa?, sería como más curiosidad, porque si está viendo algo que le gusta seria como algo que podríamos implementar en la relación, sin embargo, no se genera una práctica de consumo en pareja, sino que, a partir de los establecidos en solitario, se crean consensos para poder continuar con las normas instauradas en la relación”.

Los jóvenes entrevistados disminuyen su consumo cuando la pareja reemplaza la necesidad de ver porno, afirmando que son los productos pornográficos los que suplantan la compañía de una persona, como lo menciona Carlos Contreras “cuando tienes pareja ya no le ves la necesidad de tener eso… porque con tu pareja ya satisface la necesidad que tiene el cuerpo…

94 las hormonas, tú solo… ya teniendo pareja ya no tienes necesidad del porno” (C. Contreras, comunicación personal, 01 de octubre de 2020). El testimonio de Carlos se complementa con la idea que presenta Santiago Ángel, “Yo creo que el deseo sexual se te va todo... o casi todo con esa persona, o por lo menos a mí me pasa que ni siquiera te provoca o piensas en eso” (S. Ángel, comunicación personal, 06 de octubre de 2020) quien también afirma que el consumo de pornografía está directamente relacionado con el estado en el cual se encuentra su relación.

Es interesante observar cómo los jóvenes entrevistados coinciden en la disminución del consumo y en sus prácticas aun siendo de distintas edades y profesiones. Si bien el consumo del sexo se planea en términos culturales y normalizados para los hombres, las mujeres también tienen un papel importe en el margen de los espectadores de pornografía.

Un artículo publicado por la revista Soho llamado Los riesgos de ver porno en pareja revela que el 70 % de los hombres y 40 % de las mujeres ven pornografía de manera habitual, contrastando esta afirmación con las entrevistas realizadas podemos ver que coinciden con los testimonios recogidos y las mujeres, al igual que los hombres, regulan su consumo cuando se comprometen.

Ahora bien, las prácticas de consumo se ven afectadas porque las necesidades de proyectar sus fantasías se ven nubladas por la existencia de una persona real, como menciona Lina Castaño “una foto del pene de tu novio reemplaza diez videos porno... porque sabes que si es algo que puedes tener” (L. Castaño, comunicación personal, 05 de octubre de 2020). Sin embargo, otras personas regulan su consumo porque su pareja se puede llegar a sentir incómoda, insegura o celosa por el consumo habilitado por medio del porno, como lo afirma Ana María Murcia en su testimonio “No pues, yo creería que me darían celos y pues la desconfianza de él porque está viendo esto, desde cuando…. Bueno muchas preguntas se me vendrían a la mente” (M. Murcia, comunicación personal, 14 de septiembre de 2020).

Organizaciones como la Fight the New Drug (FTND) hacen una relación directa sobre los efectos negativos del consumo de contenidos pornográficos con las relaciones interpersonales, específicamente las relaciones de parejas heterosexuales, ellos afirman que las expectativas que generan los videos porno crean desilusiones más rápido y generar problemas internos en la relación. Por un lado, la parte que no consume pornografía se siente traicionada

95 por la que lo hace y más si es en exceso y genera baja autoestima, pues se cree incapaz de producir las mismas reacciones que las actrices porno, en conciencia también la parte que consume frecuentemente pornografía se siente decepcionada pues su pareja no tiene ni el cuerpo ni la capacidad física del actor o de la actriz, lo cual puede llevar a la decepción y al igual que el mito del amor romántico crea falsas ilusiones basadas en el mito.

Este tipo de inseguridades creadas por medio del consumo de pornografía se pueden vincular al momento en el cual la otra persona esté ausente y puede fallar a su fidelidad, exclusiva o pacto realizado para formalizar su relación. Ninguna de las entrevistas muestran o catalogan el ver o excitarse con pornografía como un acto de infidelidad, sin embargo sí presentan inseguridades cuando saben que alguien cercano o con características específicas producen estímulos eróticos en su pareja, así lo cuenta el testimonio de “La verdad es que eso me pasó en una relación, como que tal vez en ese momento... como hace cierto tiempo llegó a molestarme precisamente por eso, porque no veía la necesidad o el gusto y tal vez hubo un conflicto en ese momento”

Es allí donde entra en conflicto el sexo en compañía, los acuerdos, lo que se planea en conjunto y lo que se comparte dentro de los pilares que anteriormente se mencionaban, se consideraban fundamentales en la relación como el sexo o el hacer el amor. Es el momento en el cual no se puede contra la excitación, el sexo solitario, el que prima en el consumo de la pornografía y el que algunas veces genera cambios en las dinámicas de la relación, pues la masturbación y el momento de sexualidad en solitario no se comenta dentro de la comunicación de pareja y se omite la posibilidad de esa otra manera de vivir el sexo como individuo que se une a otro sujeto para formar un vínculo amoroso.

5.1.2. El goce de la privacidad: consumo en solitario

La masturbación es la manera más común en la que los jóvenes viven la pornografía, independiente de que posean una pareja estable las necesidades sexuales se enfocan en realizar un consumo de manera intima, centrada a satisfacer necesidades propias y exploraciones íntimas.

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Dentro de las prácticas comunicativas de las parejas se omite la parte sexual y la exportación que se realiza por fuera de su momento de intimidad. Los jóvenes comparten un instante o momentos que denominan hacer el amor, el sexo que tienen no se enfoca en las exploraciones externas que se hacen. Los placeres mostrados en las producciones pornográficas generalmente se enfocan en el placer masculino y llegan hasta el punto en el que este alcanza el clímax y la masturbación se hace para estimular, pero no como herramientas para llegar al orgasmo.

El problema de hablar sobre la masturbación en la esfera pública, del mismo modo como el sexo llegó a instaurarse en las discusiones fuera de la esfera privada, es el tabú que se originó alrededor de 1700 en donde referencias médicas mencionaban la angustia al “creer que la masturbación podía causar tuberculosis espinal, pústulas, locura y otros trastornos mentales” (Laqueur, 2003, p.221). El problema con la masturbación permeó otra discusión más allá de la salud, generando rechazo por problemas éticos morales, pues se creía que era “un serial de algo terriblemente impropio sobre una persona, una institución o toda una cultura.” (Laqueur, 2003, p.221).

Con la revolución sexual cambió un poco la perspectiva acerca de la necesidad de la masturbación enfocándola al descubrimiento individual y acercamiento a una sexualidad distinta, así lo menciona Laura Guasca quien combina el concepto de sexualidad con el sexo en solitario y su disfrute “es algo que uno cultiva con la relación de uno mismo primero, y que de ahí en adelante uno ha tomado el rumbo de cómo quiere relacionarse con el otro, entonces la sexualidad es una parte primordial de la identidad, cómo me desarrollo, cómo me involucro yo como mujer con el mundo y cómo interacciona el mundo conmigo, y yo conmigo misma” (L. Guasca, comunicación personal, 29 de septiembre de 2020).

Mientras el mundo genera discusiones en torno a la manera de entender la sexualidad, la intimidad y el autodescubrimiento, el capitalismo impone desde su posibilidad de sistema económico dominante la tendencia sobre qué se puede hacer, moldeando desde las prácticas y los símbolos que transmite en sus diversas industrias culturales.

Es importante resaltar que las ansiedades, angustias, miedos y mitos que cada individuo crea, si bien son subjetivos sí tienen un punto en común, según su entorno, porque “las

97 relaciones de intercambio'', las de compra y venta, han impregnado casi todos los aspectos de la sociedad" (Bell, 1976, p. 14) cambiando y transformando los pensamientos individuales que se potencian en los círculos sociales y se modifican según lo visto.

En los productos que consumen de manera regular los jóvenes, la masturbación se muestra de manera jocosa, ligada a la soledad, al aislamiento y vinculada a personas que presentan problemas para relacionarse con otros sujetos y así poder tener relaciones. Es el caso de la película American Pie (1999) del director Paul Weitz en donde se muestra a Jim Levenstein como un joven que se cobija en la masturbación y la pornografía para camuflar su falta de encanto con el sexo opuesto, dejando la idea clara de asociar la masturbación con la prevención y el desespero.

Las emociones se vinculan a prácticas públicas, por lo que en el momento en el que hablar de sexo de manera colectiva crea una puerta para entender fenómenos individuales y ponerlos en discusiones, “hoy en día aceptan la existencia de un lazo entre la cultura y las emociones, se muestran más reacias a reconocer el vínculo entre amor y economía. Como el arte y la religión” (Illouz, 2009, p.20) o como el sexo vinculado al amor y a su vez, a la economía, pues la emoción tiene relación directa con la sociedad y la cultura.

Una de las razones por las cuales considero que la masturbación se asocia con una ruptura es porque no se ha involucrado en la discusión pública como alguna vez lo hizo el sexo al ponerse ellas pantallas. El sexo en pareja está presente en las canciones, romantizados en las comedias, expuesto en los libros, pero la masturbación permanece presente y oculta en las habitaciones de los jóvenes que la viven, a través de fantasías que despiertan por medio de la pornografía, como lo comenta Camilo Mogollón en su testimonio “en teoría sólo tiene un fin que es simplemente estimularme para tener una erección diría y ya pues lo que haga ahí depende de lo que consiga o si es para tener un orgasmo o para practicar” (C. Mogollón, comunicación personal, 28 de septiembre de 2020).

El problema de la masturbación se vincula al peligro que puede correr el procrear, por eso la ridiculización de la masturbación y del poder de explorarse en el ámbito sexual y solitario “la masturbación aparece y decae en relación inversa con la disponibilidad de algo mejor; es una alternativa barata y rápidamente disponible en las épocas malas” (Laqueur,

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2003, p.224), se ha incrementado en la modernidad la masturbación por las pasividades de entablar relaciones con otras personas y vincula a una alternativa rápida para generar placer sexual.

Pero esta sustitución del sexo en solitario por el sexo social comienza a crear rupturas en las dinámicas de la mentalidad, pues despertar el deseo de manera temprana estaba aumentando los nacientes fuera del matrimonio. Además, se plantean tres inconvenientes alrededor del sexo en solitario como actividad antinatural que Laqueur (2003) clasifica de la siguiente manera: el primero es el deseo por medio de la fantasía, el segundo es que el sexo era social y la masturbación privada, lo cual la hacía perversa porque no tenía supervisión de los adultos y por último, la necesidad masturbatoría no podía ser regulada por la naturaleza de la soledad.

Además, se vinculaba como una actividad sin control, que podía estar presente siempre y traer adicciones a futuro, María Paula Osuna en su testimonio vincula el consumo y la masturbación con el ocio más allá de una necesidad de generar placer una actividad para poder distraerse. “Es que no es llenar un vacío. Es que hay más tiempo libre y uno lo puede hacer de manera de ocio en diferentes momentos” (M. Osuna, comunicación personal, 06 de octubre de 2020).

En la actualidad, la masturbación se ha intentado reconciliar con la idea de la necesidad para conocer el cuerpo, los gustos, los límites y las maneras de vivir la sexualidad, así lo expresa Lina Castaño en su testimonio “pensaría que la sexualidad es la forma en la que desarrollas los deseos de ti, tu cuerpo, y los deseos de tu mente. En la cual expresas o buscas la forma de sentir placer tanto sea con alguien o sea solo, también lo encuentro como un vínculo muy personal en el cual te conoces a ti mismo” (L. Castaño, comunicación personal, 05 de octubre de 2020). Sin embargo, no se ha llegado a normalizar el sexo en solitario para poder introducirse en las discusiones de la esfera pública, aún pertenece a la esfera privada y no se reconoce su existencia de manera orgánica en las narraciones simbólicas que producen lo medios.

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El problema de no vincular la masturbación en las discusiones colectivas como un acto natural es que crea desinformación y miedo en los jóvenes que se introducen a esta práctica por medio de estímulos pornográficos, Carlos Contreras menciona que el consumo de pornografía era más frecuente cuando tenía 15 años que en la actualidad, “Cuando joven, o sea, digamos como tres años atrás … harto, yo creo que la mayoría de los días. Ahorita, yo creo que de vez en cuando, tres días por mucho” (C. Contreras, comunicación personal, 01 de octubre de 2020).

Así como Carlos la mayoría de los jóvenes entrevistados comentan que la exploración sexual, la masturbación y el primer acercamiento con el sexo se dio por medio de los videos porno, lo cual revela una problemática en la educación sexual que reciben los jóvenes a edades tempranas y como luego esto se vincula con el consumo de pornografía y posteriormente el desarrollo de las relaciones amorosas.

5.2. El arte de amaestrar: La educación sexual en los jóvenes

La relación que tienen los jóvenes con su vida sexual se vincula directamente a la calidad de vida que desarrollan, es por ello que la esfera pública tiene un interés en poder educar la manera en cómo se vive el sexo desde una edad temprana. El limitar la masturbación, como veíamos en el capítulo anterior, por ser un aspecto del cual no se tiene control en la persona, o poder central la moralidad, según las necesidades del entorno, son discusiones necesarias y reguladoras que rigen los comportamientos individuales.

Sin embargo, en Colombia, la manera de disfrutar la sexualidad está limitada por la desinformación y factores ligados a la tradición que limitan la posibilidad de ejercer de manera consciente una relación sexual. La educación sexual implica “. El derecho a obtener información que posibilite la toma de decisiones libres e informadas sin sufrir discriminación, coerción ni violencia” (Poveda, 2015, p.12), además de aspectos como la conciencia que se crea para eliminar la violencia sexual que afecta directamente la salud.

El tema de la educación sexual y reproductiva está compuesto además por “el acceso a servicios y programas de calidad para la promoción, detección, prevención y atención de todos los eventos relacionados con la sexualidad y la reproducción” (Poveda, 2015, p.12), lo cual la

100 hace un problema de salud pública. En las instituciones educativas el proyecto que se maneja para poder llevar información a los adolescentes cuenta con una limitación muchas veces, pues según la instrucción educativa se realiza un programa distinto y no se garantiza que temas subjetivos como la religión limiten datos o sean omitidos para que no se reciba de una manera libre la información.

El proceso de entender las relaciones humanas, específicamente las relaciones sexuales, se debe realiza de manera integral para poder otorgar a los estudiantes de forma clara y completa sobre la salud sexual y reproductiva acertada, además de incluir responsabilidad afectiva y equidad de género en las cátedras se den sobre el tema.

El contexto familiar y de socialización de los jóvenes se basa en una distribución tradicional de roles en función del género, en el cual, el posicionamiento y rol tradicional de la mujer, como cuidadora, está muy interiorizado en la sociedad colombiana. (Poveda, 2015, p.14).

En Colombia los y las jóvenes enfrentan diferentes realidades y las condiciones familiares y escolares varían según las posibilidades socioeconómicas, sin embargo, de manera general los programas se enfocan en hablar de métodos anticonceptivos y embarazos no deseados, pero se omiten “las consecuencias sociales, económicas y de salud que conllevan los embarazos a temprana edad. Todos los factores que forman parte del patrón cultural en salud reproductiva de algunas regiones y grupos sociales merecen especial atención” (Poveda, 2015, p.14), sumado a eso, no se tratan temas que rodean la experiencia sexual como la relación de pareja, la inteligencia emocional, la masturbación y la exploración por cuenta propia.

El embarazo no deseado: Se ha convertido en un problema de salud pública que requiere especial atención, según el DANE, una de cada cinco adolescentes entre 15 y 19 años ha estado embarazada alguna vez, ya es madre o está embarazada, el 16% de estas jóvenes ya son madres y el 4% está esperando su primer hijo. (Poveda, 2015, p.14)

Pero por otro lado, es necesario tener en cuenta los ámbitos que giran en torno a la relación sexual que también afectan a la esfera pública, quizás no de manera directa como ocurre con los métodos anticonceptivos y las enfermedades de transmisión sexual pero sí en

101 términos sociales y psicológicos.

El incluir educación sexual integral y completa en el currículo de los colegios permitirá que la sexualidad se limite al consumo de pornografía. De las 10 entrevistas realizadas, siete mencionan que su primer acercamiento al sexo de manera directa fue con la pornografía y que desde estos productos pudieron obtener respuesta a las preguntas que quizás en otros lugares no pudieron resolver.

La primera relación sexual que tienen los jóvenes se construye a partir de expectativas que se muestran en las industrias culturales. Por un lado, se tienen las películas románticas, los programas de televisión y las canciones que romantizan los encuentros sexuales sacándolos de la realidad, y por otro lado, está el porno que desde el mismo lenguaje de la ficción narra situaciones erróneas que pueden causar problemas en la manera en la cual se llevan a cabo las relaciones sexuales en los adolescentes.

Películas románticas para adolescentes como Tres metros sobre el cielo (2010) del director español Fernando González Molina, muestra a la protagonista Babi teniendo su primera relación sexual de manera irreal, donde el concepto de virginidad se pone en discusión para ir formando limitaciones en el erotismo, la sexualidad y la religión, ligando el valor de la mujer a las parejas que posea pues “los significados relacionados con la actividad sexual de parte de las mujeres que no hablan de su propio deseo sexual ni de las sensaciones placenteras, ni de la excitación” (Díaz, Reyes, 2012, p.34 ), yendo de la mano con el significado de pureza que se le otorga a la mujer ideal para una relación formal.

Mientras las ideas de romantizar el sexo se difunden por las películas para adolescentes, ellos buscan las explicaciones del sexo en los video porno que muchas veces narran situaciones irreales y omiten partes que se deberían incluir dentro de un acto sexual normal, como los actos previos. Daniel Gutiérrez comenta en su testimonio cómo en la pubertad fue la imitación la cual lo orientó en sus encuentros sexuales “… tal vez si, por lo menos en mi caso uno empieza más adolecente como más chiquito, cuando los amigos como que también a eso y creo que es como el primer acercamiento que uno tiene a ese tipo de cosas y uno aprende como posiciones ahí, y uno después cuando está con la pareja imita eso” (D. Gutiérrez, comunicación personal, 26 de septiembre de 2020).

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La feminista Mariana Marroquí menciona que los hombres se educan principalmente con los productos pornográficos, mientras que las mujeres se nutren de los productos románticos, en donde la primera vez consta de significados culturales limitantes como lo es la virginidad, esta dualidad causa una ruptura en la relación de pareja heterosexual cuando se realiza la intimidad se apelan a exceptivas distintas y convenciones que entran en conflicto. Carlos Contreras menciona en su entrevista que al salir de un colegio católico su acercamiento al ámbito sexual se dio por medio de la pornografía y de allí fue descubriendo su sexualidad e intereses “uno descubre eso muy joven, uno descubre su sexualidad … o sus gustos, o sus fetiches jovenmente mediante esos videos, o mediante esas películas” (C. Contreras, comunicación personal, 01 de octubre de 2020), lo cual puede ser problemático en el momento en el que se consuma la relación formal y se vinculan los fetiches aprendidos en los videos pornográficos a las situaciones reales.

La incertidumbre de la primera vez permea las relaciones de amor, pues el miedo y las inseguridades sobre la información hacen que no se tengan conversaciones previas al encuentro sexual. Además, se es indispensable satisfacer a la pareja así no se tenga conocimiento previo sobre cómo llevar acabo las relaciones sexuales “la satisfacción sexual y la felicidad, especialmente en la forma fantasiosa del romance o de la novela, quedan presuntamente garantizadas por la fuerza erótica que produce el amor romántico” (Giddens, 1992, p.40). En las relaciones de amor romántico se pretende que el placer sexual sea recíproco, un punto clave para que la relación perdure.

Sin embargo, en el momento en que se educa desde la pornografía es difícil que la reciprocidad se mantenga cuando los contenidos son enfocados al placer masculino, “el cultivo de las habilidades sexuales, la capacidad de dar y experimentar la satisfacción sexual, por parte de ambos sexos, se organiza reflexivamente, por la vía multitudinaria de las fuentes de información, consejo y formación sexual” (Giddens, 1992, p.40).

Lastimosamente no se garantiza la reciprocidad si la información se recibe desde la ficción narrada en los contenidos pornográficos, como indica Lina Cataño sobre su experiencia al acercase a información sobre cómo llevar acabo las relaciones sexuales en su vida personal, “tú ves dos videos porno y ya sabes qué tienes que hacer, entonces yo creo que, por ayudarme a

103 dar ese primer paso, creo que fue un primer paso de manera tranquila siendo que ya tenía un historial académico de porno, creo que sí ... sí podría decir que fue fundamental”, dejando la idea de consumir porno con un escenario vital y necesario para instruirse viendo a otras personas teniendo relaciones sexuales.

En la sociedad occidental, además se le ha limitado a la mujer el acceso a su placer, a su intimidad y al sexo. La manera en la que los hombres se relacionan con sus cuerpos vería de manera notable a como sucede con las mujeres en las relaciones de pareja de los jóvenes “ideales del amor romántico han influido más, durante mucho tiempo, en las relaciones de las mujeres que en las de los hombres; aunque éstos, desde luego, también hayan sido condicionados por ellos” (Giddens, 1992, p.4), debido a que el ethos del amor ha causado un impacto mayor en las mujeres.

Los roles de género dentro de las relaciones de amor romántico se han visto marcadas, delimitándola a las labores del hogar, la pornografía no tiene un discurso muy distinto al que da el amor romántico. Las tensiones que se generan en los roles de género dentro de las dinámicas del sexo y el amor se reproducen al igual que los discursos que abarcan las relaciones interpersonales, el consumo frecuente de pornografía y la educación a partir de ésta genera, además de las falsas exceptivas y la maña información, relaciones inequitativas y códigos machistas en las relaciones que llevan los jóvenes entrevistados

5.3. Una pareja desigual: Del machismo, el poder y otras adicciones

A las mujeres se les ha negado el disfrute sexual, designando los roles de género de manera contundente en donde ella cumplía el papel de la procreación en el sexo, mientras que el hombre era quien disfrutaba su cuerpo de una manera distinta, “Lo que Foucault denomina poder —este "poder" que misteriosamente hace las cosas por propia volición— es en algunos aspectos fundamentales poder de los roles sociales de los sexos” (Giddens, 1992,p.104), la vida íntima y de pareja entonces se iba regulando según las discusiones que se daban en la esfera pública, es por ello que es fundamental al analizar los signos y símbolos que circulan entre los jóvenes como educación y marco de referencia.

Foucault menciona que la sexualidad no es un impulso ajeno o relación a la naturaleza, es por ello que no debe someterse, pero sí permite que se creen relaciones de poder alrededor

104 de la manera en cómo se entiende el cuerpo y el placer. Lina Castaño en su testimonio menciona cómo las producciones pornográficas que consume se enfocan en el placer masculino y relegan el orgasmo femenino “todo es mostrar a la mujer como un objeto que es destinado a dar placer, tanto en los títulos de los videos como en los comerciales, la mujer es la herramienta que se usa para que el hombre sienta placer… la herramienta para mostrar cómo satisfacer a un hombre” (L. Castaño, comunicación personal, 05 de octubre de 2020).

Podemos ver que los jóvenes son conscientes de las dinámicas narrativas en la pornografía, de las 10 entrevistas realizadas siete coinciden con la idea de que los contenidos que se proyectan poseen prioridad sobre la penetración y la eyaculación masculina. Sin embargo, coinciden en que el contenido puede ser consumido tanto por cualquier sujeto sea hombre o mujer como afirma María Paula Osuna “Yo considero que están hechos para ambos géneros, no veo porque discriminarlos. No veo porque discriminar a ninguno de los dos géneros” (M. Osuna, comunicación personal, 06 de octubre de 2020).

En los videos pornográficos el falo es el protagonista, el deseo del hombre siempre queda satisfecho “toda la filmación comienza y finaliza con la erección masculina y, finalmente, las prácticas sexuales representadas giran en torno a los deseos y fantasías sexuales masculinas” (Burillo,2019, p.27). La estimulación masculina fue la dirección en la cual se comenzaron a crear los productos pornográficos pues desde antes a la mujer se prohibió su estímulo sexual. El orgasmo femenino es relativamente moderno, al igual que la imagen de la mujer consumiendo pornografía en el testimonio de Lina Castaño podemos ver cómo identifica las problemáticas sobre las prioridades dentro del porno “todo es mostrar a la mujer como un objeto que es destinado a dar placer, tanto en los títulos de los videos como en los comerciales, la mujer es la herramienta que se usa para que el hombre sienta placer… la herramienta de como mostrar cómo satisfacer a un hombre” (L. Castaño, comunicación personal, 05 de octubre de 2020).

Las representaciones que se dan en las producciones pornográficas “serán incorporadas por los jóvenes y buscarán la aceptación de sus demandas y particularidades en posibles experiencias sexuales futuras” (Burillo,2019, p.27), haciendo que las ideas y actitudes mostradas en el porno se normalicen y se apropien por los consumidores, en este caso, los

105 jóvenes:

Como la extensa idea de que la dominación sobre la mujer es algo placentero y positivo en el deseo femenino. Es interesante percibir cómo esta mirada pornográfica omite totalmente la expresión del deseo femenino, no tiene lugar ni cabida, no existe”. (Burillo,2019, p.27) En las narrativas que se construyen alrededor del porno, la mujer se presenta como un agente pasivo y receptivo mientras que el hombre es sexualmente activo.

Las representaciones ficticias además, reflejan fantasías desde la visión masculina dejando a la mujer de manera vulnerable en cuanto al consumo, en el testimonio de Laura Guasca podemos notar cómo pone en discusión la desigualdad en los roles de género en la intimidad “yo creo que es incluso muy reciente la conversación en el mundo sobre el placer femenino, siento que lo que ha estado acostumbrado el mundo siempre es a cómo enfocarse en la sexualidad del disfrute del hombre, o cómo llegar a pensar que llegar al orgasmo solamente cuando el hombre lo logra en una relación sexual” (L. Guasca, comunicación personal, 29 de septiembre de 2020), este problema además crea relaciones de poder inequitativas dentro de la relación romántica.

Por medio de las relaciones sexuales, la dominación hacia los cuerpos se hace evidente, Foucault (1976) menciona que la sexualidad puede aparecer como un pasaje para las relaciones de poder, entre hombres y mujeres, jóvenes y viejos, educadores y alumnos, gobierno y población, etc. Si bien no existe una manera de vivir la sexualidad o definir el sexo de manea global, las políticas sexuales y la difusión de contenido en torno al tema generan dominación, como sucedió con la histerizacion del cuerpo de la mujer.

En el proceso de la histerización del cuerpo de la mujer, su cuerpo “fue integrado, bajo el efecto de una patología que le sería intrínseca, al campo de las prácticas médicas; según el cual, por último, fue puesto en comunicación orgánica con el cuerpo social” (Foucault, 1976, p.62) además, vinculando con la imagen de una mujer nerviosa de manera negativa. De la mano, la dominación de la categorización del placer como un aspecto perverso hace que la preocupación por el sexo ascienda, para dar privilegios al hombre blanco, pues:

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La mujer histérica, el niño masturbador, la pareja malthusiana, el adulto perverso; cada uno es el correlativo de una de esas estrategias que, cada una a su manera, atravesaron y utilizaron el sexo de los niños, de las mujeres y de los hombres. (Foucault, 1976, p.63)

Las relaciones de sexo en la sociedad crearon un sistema de dominación al redor de esta dicotomía, desde el matrimonio hasta la masturbación de viene y luego las relaciones sexuales vinculadas al dominio. En el caso de la pornografía el consumidor despliega sus deseos en la búsqueda que realiza al momento de consumir pornografía y en las categorías presentadas en las plataformas de videos de este tipo son escazas las que plantean temas que tengan respeto por la mujer, Santiago Ángel cuenta en la entrevista cómo se manifiestan conductas violentas dentro de la industria “Yo creo que la mayoría sí está hecho para hombres y pues muestran vainas muy paila, perdón por la palabra. Pero sí muestran mucho machismo, hacen apología a la violación en muchas ocasiones, pienso es una industria que debe ser reevaluada” (S. Ángel, comunicación personal, 06 de octubre de 2020)

Las ideas que se plantean en la búsqueda de pornografía no son una acción aislada solo en el consumo, sino que se transgrede a las ideas que se plantean en las relaciones reales, en la mirada pornográfica:

Reside la connotación del cuerpo femenino que más adelante ahondaremos. La mirada tiene la potencialidad de cambiar de perspectiva, si aceptamos la pornografía como un modelo que establece formas discriminatorias de percibir el cuerpo femenino y en general de tratar a la mujer. (Burillo, 2019, p.23)

Si los referentes modifican discursos que apelan al disfrute de hombres y mujeres, la educación sexual que se recibe por medio de los videos pornográficos, a la vez que la mirada individual de los consumidores.

El imaginario común y colectivo se alimenta de los símbolos, en el momento de cambiar la connotación y el significado de cada uno se puede modificar cómo el espectador se relaciona con los videos y las imágenes, las creencias de la pornografía “configuran la concepción de significados y le dicen al espectador qué definición atribuir estéticamente,

107 culturalmente y políticamente” (Burillo, 2019, p.23). Camilo Mogollón menciona en su testimonio cómo percibe la mirada que narra el cuerpo femenino dentro de la industria (C. Mogollón, comunicación personal, 28 de septiembre de 2020) acompañando la idea de Burillo en su artículo “siempre ha sido la industria machista, pues siempre ha sido para, o su público objetivo siempre ha sido hombre. Claramente varias mujeres ven porno y es totalmente normal, pero siempre he sentido que… es una industria hecha para los hombres. Está hecha para visualizar cómo a esta mujer perfecta y a este hombre perfecto”

El patriarcado configura los símbolos que reproduce por medio de imágenes, en los cuales las consecuencias se ven reflejadas cuando el consumidor genera vínculos con lo visto en la pantalla y lo vivido en situaciones de la vida real “la mujer, ante esta situación puede acabar conviviendo y asumiendo esta validación a través de su cuerpo, o puede rebelarse y vivir su propio cuerpo como un espacio subjetivo, pero pagar el precio de la exclusión” (Burillo, 2019, p.24), en cuanto los discursos circulantes en una de las industrias audiovisuales más poderosas se atribuyen a símbolos peligrosos que generan dominio masculino reflejado en la manera en que se viven las relaciones de pareja.

Los jóvenes entrevistados afirman que por medio de la pornografía crean su primer vínculo sexual, pues el sistema de educación no posee información clara sobre cómo se vive el sexo y la sexualidad. Como mencionaba Foucault (1976) la dominación se acrecienta cuando los cuerpos y la sexualidad se toman como un problema del Estado, del hombre o de los colegios. Sin embargo, el problema no está en las relaciones de poder que se crean en torno al sexo y las relaciones amorosas sino en la manera como se lleva este privilegio frente a los otros.

Lo ideal sería considerar los cuerpos y las maneras de entenderlos en el marco de la sexualidad y el amor de manera libre para que así las relaciones de poder inevitables no sean nocivas para ninguna de las partes. La comunicación es primordial para poder entablar acuerdos, para así poder desarrollar de una manera sana y consciente las relaciones afectivas. El machismo, los celos, las inseguridades y la falta de confianza circulan mientras se siguen reproduciendo los mismos discursos de manera reiterativa, analizarlos y cuestionarlos es el primer paso para poder generar un cambio en el desarrollo de la comunicación de pareja.

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La construcción social de símbolos, código y discursos, afecta de manera directa la comunicación que se desarrolla en la esfera privada, es por ello que la comunicación intersubjetiva surge como un problema de análisis. La necesidad de entender al sujeto y su subjetividad en las relaciones que genera afecta de manera continua a la esfera pública y esa así vez modifica los comportamientos en la privada.

En el caso de la pornografía, siendo un discurso instalado en construcciones sociales y reproducido de manera masiva a través de imágenes, se convierte en la interacción principal que los jóvenes tienen con el sexo, eso quiere decir la fuente primaria de símbolos y signos que forman significados que se fortalecen con la comunicación colectiva.

El sexo es uno de los pilares principales que los jóvenes bogotanos mencionan para constituir una relación de noviazgo, es por ello que la pornografía vincula directamente con la manera en cómo se vive la afectividad. Las prácticas comunicativas en las relaciones juveniles están alimentadas por un lado por el consumo de películas, canciones y literatura, por otro lado, los videos pornográficos. Mientras se aprende con el porno la manera de vivir la sexualidad, en la relación se niega o se omite la posibilidad de integrar a la pornografía porque el concepto de fidelidad se interpone a la realidad de las necesidades sexuales.

6. Conclusiones

El presente trabajo de grado aborda el problema de la relación entre las prácticas comunicativas de los jóvenes, el amor y la sexualidad. El vínculo entre los tres aspectos mencionados es la pornografía, para encontrar las dinámicas que alteraban los acuerdos de comunicación dentro del noviazgo y las relaciones interpersonales se realizaron entrevistas semi estructurales a jóvenes de clase media y alta entre 18 y 25 años residentes de la ciudad de Bogotá.

Los jóvenes mencionan que las relaciones amorosas se establecen en prácticas comunicativas en las que se negocian los términos bajo los cuales se llevará la relación. Según la información recolectada se puede evidenciar que las prácticas de consumo pornográfico también se instalan en prácticas comunicativas en las que los sujetos pactan su uso. Por otro

109 lado, los ideales de amor romántico y la sexualidad se ven alimentados por los imaginarios

A pesar de que los y las entrevistadas se encuentran en diferentes etapas de su vida y varia su profesión y oficio, para los jóvenes sigue siendo importante la exclusividad sexual. Las definiciones de amor para los entrevistados fueron similares, dando entender que la monogamia era un punto fundamental para definir una relación estable frente a un encuentro informal o un “cuento”. Esto debido a que los cinco hombres y cinco mujeres entrevistadas mencionaron el amor de romántico requiere de sexo para poder proyectarse y del mismo modo el sexo con amor genera un vínculo de confianza que las relaciones sexuales que se realizan fuera de los términos no garantiza.

Las relaciones sexuales se categorizan en niveles lingüísticos distintos, se puede ver como una misma actividad como el tener sexo cambia de sentido para los jóvenes cuando se nombra de forma distinta. Los encuentros sexuales casuales no tienen tanta validez emocional como ocurre con el que denomina “hacer el amor”, romantizar el sexo se vuelve una dinámica recurrente entre las discusiones de los jóvenes.

Además, la confianza que mencionan como un pilar fundamental se fortalece cuando se realizan encuentros sexuales en las relaciones de noviazgo, de la misma manera si no encuentran satisfacción sexual óptima no ven viable continuar con la relación afectiva pues es un punto clave para continuar con una conversación sincera y abierta en el vínculo. Es decir, tener sexo mejora la comunicación de pareja y con ello el placer sexual dentro de la relación.

Las expectativas de hombres y mujeres heterosexuales contienen estabilidad económica, mental, física y sexual. Los sujetos buscan una pareja que comparta sus metas a largo plazo, pues el diálogo se facilita cuando van orientados a una dinámica similar. Aunque en la edad muestra un cambio en la búsqueda de beneficios en una relación amorosa, todos y todas coinciden en que la fidelidad y la monogamia como mencionaba anteriormente son el punto de inflexión de formalización del vínculo. Para llegar a este acuerdo los jóvenes plantean diálogos y preguntas certeras en las cuales de manera similar a un contrato se aceptan y se cumplen para no entrar en conflicto o crear tensiones en la relación en los términos pactados.

La fidelidad, la establecen como un término maleable que varía con cada pareja. A la vez este término posee características inamovibles como el respeto y la responsabilidad afectiva.

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Los jóvenes le atribuyen a la fidelidad gran relevancia para determinar si se termina la relación de noviazgo, pues la confianza que se otorgó desde que se decidió crear el acuerdo se ve traicionada. Los acuerdos comunicativos que se dieron se forman como un juramento de palabra y al igual que este es fundamental seguir los pactos generados al inicio de la relación, es decir para los entrevistados los diálogos y la comunicación son la base para construir una relación sexual y afectiva sólida.

Además, la fidelidad está generalmente vinculada con la sexualidad, pero los jóvenes hacen una distinción importante en donde se categoriza en una traición física y una traición emocional. Es importante aclarar que cuando la infidelidad contiene ambos elementos se vuelve aún más grave, es decir cuando una traición es emocional y física es causal inmediata para terminar la relación y el dolor posterior por el sentimiento de traición se acrecienta.

El amor y la sexualidad hacen parte de una experiencia social y siendo parte de una comunicación intersubjetiva el contexto interfiere en cada uno de los acuerdos que se acepten, para el caso de la fidelidad y de su construcción en pareja se ve ligada a la manera en cómo se construye la sexualidad de manera individual y luego se comparte en un noviazgo.

La sexualidad se explora desde la pubertad, de manera individual y las entrevistas revelaron que la mayoría de los jóvenes se habían acercado a esta por medio de videos pornográficos. Su primera clase de educación sexual fue otorgada por plataformas en Internet de videos porno, algunos incluso admiten replican aún en la actualidad lo que continúan aprendiendo en los videos pornográficos. A pesar de que se tiene clara una distinción entre la realidad y la ficción narrada en la pornografía las exceptivas y las maneras de vivir el sexo por medio de estos videos se vuelve casi imposible, pues el sujeto es una carga de su contexto y una experiencia del mismo.

Los hombres hablan de manera más cómoda de sus experiencias iniciales con la pornografía y se sienten más confiados con la idea de obsérvala, en las entrevistas las mujeres son más rehacías al tema. Se evidencia que los videos porno tienen una naturaleza machista y esto puede influir en los sujetos y la forma en cómo viven su sexualidad. Los entrevistados mencionan que pese al contenido falo-céntrico, el consumo no disminuye y los fetiches y fantasías siguen estando orientados hacia estas narrativas, pues son ilusiones que se crean por

111 el imaginario planteado en esta industria.

Al igual que las películas crean y refuerzan las creencias en el amor romántico, la pornografía lo hace en la sexualidad, siendo sujetos sociales todos y todas se ven afectados por la manera en que los símbolos y signos comunicativos circulan en su entorno. Para muchos la primera escuela del sexo se da en la pornografía y de manera solitaria, en algunos de los pactos comunicativos que hacen las parejas se convierte en una actividad para compartir y vivir la sexualidad de manera conjunta, pero no es muy recurrente.

Se menciona que cada uno vive y entiende sus gustos y fetiches en las páginas de pornográfica de manera reversada y muy pocas veces se comunica con el otro. El consumo en solitario y la masturbación, se acuñan en los jóvenes como una manera de vivir su sexualidad, pero no como la única, pues ver pornografía es una herramienta de exploración en soledad, que no se comunica.

Lo interesante es ver como una actividad en solitario, se socializa con la pareja de manera implícita, en acciones y no con diálogos. En los pactos establecidos en la comunicación inicial de la relación no se estipula cómo se relacionarán cada individuo que compone el vínculo con la sexualidad en solitario. Sin embargo, si se dialoga sobre la naturaleza de la pornografía pues no es lo mismo excitarse con una actriz famosa que con alguien con quien que ha tenido una cercanía o un vínculo, esta comunicación se hace importante pues puede poner en peligro el pacto inicial de la relación sobre monogamia.

Por otro lado, la educación sexual que reciben los jóvenes en su mayoría se da por medio de la pornografía lo cual muestra falencias en la manera en cómo se da la información desde los hogares y escuelas respecto al tema de la sexualidad. Cuando los adolescentes se acercan al sexo a través de narrativas irreales y que, además, contiene conductas machistas en los códigos transmitidos, peligra la responsabilidad sexual y afectiva de las relaciones de los jóvenes. Las subjetividades comunicativas de cada sujeto se alimentan de su contexto, en este caso las realidades de los jóvenes en las relaciones sexuales dentro de su noviazgo se estarían basando en falsas narrativas que muestra la pornografía.

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Es importante resaltar cómo las industrias culturales y los medios de comunicación alimentan las realidades de cada joven, pues de este modo se siguen reproduciendo mensajes negativos que cosifican a la mujer, crean relaciones de poder inequitativas y generan relaciones poco sanas de noviazgo. Además, se ven afectados los pactos comunicativos sobre los cuales se construye la relación de pareja.

La comunicación interpersonal y la comunicación intersubjetiva en relación con el entorno en el cual se está sumergido de manera constante juegan un papel fundamental en los pactos iniciales del noviazgo, pues esta comunicación es la que trazará la forma en cómo se entiende el amor y la sexualidad dentro del vínculo. Debido a que existe una relación inherente entre la fabricación de símbolos sociales y la acción de comunicación, la construcción argumentativa y los consensos del noviazgo giran alrededor de la racionalidad de la acción comunicativa.

Finalmente, los jóvenes generan prácticas comunicativas y códigos en sus relaciones monógamas. En las relaciones heterosexuales se crean pactos que vinculan amor romántico y sexualidad, estos pactos están basados en los signos y símbolos lingüísticos que se reproducen en el cine, la música, la literatura, la pornografía y los medios de comunicación. Los términos que se realizan por medio de una comunicación intersubjetiva coinciden para el tipo de relación y la edad de los jóvenes, pues todos y todas comparte un contexto en el cual la fidelidad, el compromiso y el sexo monógamo priman dentro de los noviazgos o relaciones serias.

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