Tecnologías sig y patrones de organización espacial entre cazadores recolectores: un caso de estudio arqueológico de meridional (extremo sur de sudamérica)

GIS technologies and spatial organization patterns among hunter-gatherers: an archaeological case study from Southern Patagonia (southern )

María Cecilia Pallo Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas Instituto Multidisciplinario de Historia y Ciencias Humanas (CONICET - IMHICIHU), [email protected]

Recibido: 20-06-2014 Aceptado: 10-11-2015

Resumen Este trabajo discute algunos aspectos de la organización geográfica de las poblaciones de cazadores recolectores en el extremo sur de Patagonia Meridional, en tiempos posteriores a los 10.000 años cal AP. Distintos métodos de análisis espacial, elaborados con un Sistema de Información Geográfica (SIG), fueron aplicados al patrón de distribución de los sitios arqueológicos que cuentan con dataciones radiocarbónicas. El cambio en el patrón de distribución de la informa- ción cronológica se evaluó en conjunto con otras líneas de evidencia dentro de un marco biogeográfico. De acuerdo con esto, los grados variables de ocupación e integración de los espacios costeros e interiores en la organización espacial humana se explican de manera asociada con las estrategias adaptativas que los cazadores recolectores desarrollaron a lo largo del tiempo. Ambos son parte de una misma respuesta humana a las variaciones del riesgo y la incertidumbre en la región en términos de disponibilidad de recursos y dinámica ambiental.

Palabras clave: análisis espacial, SIG, cazadores recolectores, Patagonia Meridional, organización geográfica.

Abstract This paper discusses some aspects of hunter-gatherer spatial organization in southern South Patagonia, in later times to 10,000 cal yr BP. Various methods of spatial analysis, elaborated with a Geographic Information System (GIS) were applied to the distributional pattern of archaeological sites with radiocarbon dates. The shift in the distributional pattern of chronological information was assessed in conjunction with other lines of evidence within a biogeographic framework. Accordingly, the varying degrees of occupation and integration of coastal and interior spaces in human spa- tial organization are explained in association with the adaptive strategies hunter-gatherers have used over time. Both are part of the same human response to changes in risk and uncertainty variability in the region in terms of resource availability and environmental dynamics.

Key words: spatial analysis, GIS, hunter-gatherers, Southern Patagonia, geographical organization.

Complutum, 2015, Vol. 26 (1): 71-90 71 ISSN: 1131-6993 http://dx.doi.org/10.5209/rev_CMPL.2015.v26.n1.49341 María Cecilia Pallo Tecnologías sig y patrones de organización espacial...

1. Introducción Aquí presentamos una discusión en la que se contextualizan e interpretan los cambios en los La forma en la cual se organizaron los grupos hu- patrones de organización espacial humana de los manos en la Patagonia Meridional extra-andina últimos 10.000 cal AP. Para ello, distintos pro- (extremo sur de Sudamérica) implicó un proce- cedimientos de análisis espacial desarrollados so lento y discontinuo de ocupación del espacio, en SIG son aplicados a la distribución de sitios que comenzó, al menos, a fines del Pleistoceno arqueológicos que cuentan con dataciones radio- (Borrero 1989-90; 1994-95). Este proceso está carbónicas. La información cronológica procede relacionado con la dispersión de cazadores reco- de una región entre Argentina y de 20.000 lectores que hasta tiempos históricos sostuvieron km2, en donde predominan grandes planicies con sistemas de baja demografía y alta movilidad, y vegetación de estepa. Estas planicies están di- redes de intercambio de bienes e información a sectadas por el manto de lavas basálticas actual- grandes distancias. La dieta de estos grupos es- mente inactivas del Campo Volcánico Pali Aike taba orientada al consumo de recursos terrestres, (CVPA), en cuyas diversas cuevas y aleros han principalmente el , con un componente quedado las principales evidencias de la ocupa- menor de recursos marinos (Barberena 2002; ción humana. El contexto geográfico se completa 2008; Borrero 2014; Borrero y Barberena 2006). con ambientes de costa sobre el océano Atlánti- El patrón regional da cuenta de ocupaciones co y el estrecho de Magallanes, y el denomina- intensas en sectores puntuales (e.g. en cuevas do sector de los Morros al oeste (Charlin et al. del interior o en dunas de la costa marina), ocu- 2011), con ambientes ecotonales entre la estepa y paciones efímeras y dispersas a cielo abierto o el bosque pericordillerano (Figura 1). en aleros pequeños, y una baja o nula señal ar- El clima en estos espacios está condicionado queológica en grandes espacios de ambientes de principalmente por los fuertes vientos del Pa- ecotono estepa-bosque y bosque sobre la margen cífico y la cordillera de los Andes, que a modo oeste (Borrero et al. 2008b; Borrero y Charlin de barrera topográfica controla la humedad que 2010; Charlin et al. 2011; Gómez Otero 1991). acarrea el viento. Esta combinación de factores Dentro de un esquema temporalmente prome- genera un ambiente semidesértico con escasas diado, estos distintos niveles de variabilidad ha- precipitaciones anuales, entre los 400 y los 200 brían constituido sectores nodales y marginales mm/año de oeste a este, y temperaturas medias dentro de los mismos sistemas humanos de orga- anuales relativamente bajas, entre los 7° y 5° C nización espacial durante el Holoceno (Barbere- (Oliva et al. 2001). A nivel regional, las fuentes na et al. 2004; Borrero y Charlin 2010; Charlin de agua temporaria junto con los recursos alimen- et al. 2011). ticios y minerales se distribuyen de manera relati-

Fig. 1. Área de estudio con localizaciones, sitios arqueológicos y ambientes citados en el texto. Referencias: 1-Laguna Potrok Aike, 2- Cueva Fell, 3- Península de Brunswick; ambientes de estepa (claro); ecotono (estampado en gris) y bosque (gris oscuro).

Complutum, 2015, Vol. 26 (1): 71-90 72 Tecnologías sig y patrones de organización espacial... María Cecilia Pallo vamente homogénea. Sin embargo, los reservorios ción humana de un espacio. Dado que tales da- de agua permanentes son pocos y dispersos. Este taciones representan eventos ocupacionales, pue- último factor sumado a las escasas lluvias, que se de asumirse que son una medida de intensidad correlacionan positivamente con la productividad de ocupación espacio-temporal. Es decir, pese primaria (Paruelo et al. 1993), otorgan al agua un a ciertos sesgos inherentes y manteniendo otros papel central en la supervivencia humana. La au- factores constantes, es esperable que a medida sencia de barreras geográficas indica que toda la que aumenten los eventos de ocupación humana región está potencialmente disponible, aunque de- también ocurra un aumento de las dataciones ra- bió tener diferentes costos en términos de riesgo, diocarbónicas (Holdaway et al. 2002; Rick 1987; incertidumbre y retorno energético (Kelly 1995). Surovell et al. 2009; Williams 2012). Desde un marco biogeográfico, el uso humano Este trabajo evalúa la distribución de los even- discontinuo de estos espacios se entiende como el tos ocupacionales para tiempos posteriores al resultado de la distribución y el funcionamiento 10.000 cal AP. Otras ocupaciones previas que de las poblaciones humanas en relación con las proceden de la cueva Fell (Bird 1988) sólo fue- propiedades del paisaje a lo largo del tiempo (Bo- ron integradas al análisis de manera cualitativa. rrero 1989-90; Yellen 1977). Bajo este marco de Las dataciones radiocarbónicas (143) proceden referencia serán discutidos algunos aspectos de la de variados contextos de depositación (sitios su- dinámica espacial de los cazadores recolectores en perficiales y subsuperficiales a cielo abierto o en el extremo sur de Patagonia, como aquellos vincu- reparos rocosos) de diferente funcionalidad (en- lados con procesos de cambio o estabilidad en los terramientos humanos, sitios de actividades múl- espacios ocupados, reocupación o integración de tiples o restringidas de acuerdo con la amplitud nuevos lugares y variaciones en el patrón de agru- de conductas humanas que han quedado refleja- pamiento o dispersión de los sitios arqueológicos. das, sensu Borrero 1987). Cada una de las data- ciones radiocarbónicas fue calibrada en un sigma (68.2%) en el programa OxCal 4.2 (Bronk Ram- 2. Aspectos metodológicos sey 2009) utilizando la curva ShCal13 (Tabla 1). La información cronológica resultante se orga- 2.1. Eventos ocupacionales nizó en segmentos temporales de mil años, utili- zando la mediana que arroja el programa OxCal Distintos estudios han demostrado que las data- como punto medio del rango temporal calibrado. ciones radiocarbónicas son una herramienta útil Si bien los intervalos son unidades de análisis para evaluar patrones de largo plazo en la ocupa- arbitrarias, su uso tuvo como objetivo reconocer

Calibrado (1 sigma AP) Sitio Datación Material Cod. Lab. Cita rango mediana σ Alero 46 moderno - - 2,3 Bahía Laredo 1 A moderno - - 2,3 Bahía Laredo 5 moderno - - 2,3 Cabo Vírgenes 5 moderno - - 2,6 Cerro Mulato moderno - - 2,3 Cerro Norte 11 moderno - - 2,3 Dinamarquero moderno - - 2,3 Dungeness 5 moderno - - 2,3 Dungeness 7 moderno - - 2,3 Juni Aike 3 moderno - - 2,3 Kolk Kaike moderno - - 2,3 Laguna Cerro Sota moderno - - 2,3 Laguna Cóndor moderno - - 2,3 Posesión Olimpia 1 moderno - - 2,3 San Gregorio 8 moderno - - 2,3

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OB 1 490±130 Mytilus sp. AC-1736 … 97 61 64 2,3 Dungeness 7 725±100 Mytilus sp. AC-0003 … 111 70 71 2,3 Don Ariel 100±50 - Beta-43038 7 245 97 80 2,3 Cabo Vírgenes 8 120±55 carbón GX-25774 5 250 106 83 2,6 OB 1 620±200 Mytilus sp AC-1735 … 185 108 100 2,3 Cabo Vírgenes 7 160±40 óseo GX-25773 ... 268 118 86 2,6 187±41 óseo AA-91423 Laguna Cóndor (*) 145 283 190 71 5,3 220±41 óseo AA– 91422 Pali Aike 2 220±45 carbón DIC-2321 143 299 190 81 2,3 Cabo Vírgenes 8 240±40 óseo GX-27868 151 300 200 73 2,6 Thomas Gould 470±130 carbón Gak-9193 ... 439 235 136 2,3 250±90 carbón Gif-1036 Bahía Munición 3 (*) 148 439 277 113 2,3 290±90 carbón Gif-1035 200±100 - GX-16883 Don Ariel (*) 275±70 - GX-16881 159 439 317 79 2,3 330±50 Beta-43040 Dungeness 2 360±90 carbón Gak-8284 306 486 378 103 2,3 350±90 óseo B-5013 Cerro Johnny (*) 390±60 óseo humano B-4996 330 497 430 57 2,3 480±70 óseo humano B-5006 Thomas Gould 250±120 carbón Gak-9194 324 549 449 123 2,3 Cabo Vírgenes 1 1380±180 Mytilus sp. AC-1523 295 642 469 183 2,6 Don Ariel 495±105 - GX-16882 328 558 480 97 2,3 Dungeness 7 (CV9) 475±45 óseo humano Ua-22946 462 525 493 54 2,6 530±100 carbón Gif-1040 Bahía Munición 3 (*) 491 625 527 63 2,3 550±100 carbón Gif-1041 Posesión 3 550±110 carbón Gak-8286 460 646 528 95 2,3 Cabo Vírgenes 22 660±50 óseo GX-32586 555 644 603 35 2,3 Trampa Mala Cueva 660±40 carbón Beta-259595 556 640 604 32 3 Fell 685±90 carbón I-5139 554 664 613 58 2,3 CEM04CAN 710±40 carbón LP-201 566 663 615 36 2,3 670±60 carbón Beta-71985 Las Buitreras (*) 565 665 616 36 2,3 750±60 carbón Beta-71984 Cabo Vírgenes 2 1050±70 pinnípedo GX-25276 553 666 618 58 2,6 Cabo Vírgenes 20 733±47 óseo AA86454 568 674 639 43 3

HST01AM 750±70 carbón LP-479 565 720 653 57 2,3 Don Ariel 770±70 - Beta-43041 572 725 669 60 2,3 Potrok Aike 740±180 carbón AC-2588 522 796 670 152 2,3 740±110 carbón Gif-1037 Bahía Munición 3 (*) 570 729 672 63 2,3 800±100 carbón Gif-1038 Cabo Vírgenes 6 1160±70 pinnípedo Beta 144999 649 775 715 69 2,6 Juni Aike 1 850±40 carbón Pitt- 680 740 719 33 2,3 Cabo Vírgenes 17 900±40 óseo humano GX-27867 724 798 762 51 2,6 HST01AM 890±90 carbón LP-454 677 900 772 82 2,3

Complutum, 2015, Vol. 26 (1): 71-90 74 Tecnologías sig y patrones de organización espacial... María Cecilia Pallo

900±45 carbón DIC-2168 Pali Aike 2 (*) 733 899 787 57 2,3 1040±100 carbón Gak-9187 Cabo Vírgenes 20 1256±50 pingüino AA86453 743 869 801 58 3 Cóndor 1 965±40 óseo Ua-24658 789 906 841 49 2,3 CEM02LPM 1060±50 carbón LP-187 815 964 921 63 2,3 La Carlota 1070±40 óseo Beta 215184 823 969 935 54 2,3 Don Ariel 1120±50 - Beta-43039 930 1054 983 55 2,3 EF-Palermo Aike 1120±50 óseo humano LP-1083 930 1054 983 55 2,3 Cerro Norte 3 1120±60 carbón LP-1764 929 1056 986 69 2,3 Pali Aike 2 1140±55 carbón DIC-2167 956 1059 1006 61 2,3 1170±50 carbón Beta 144998 Cabo Vírgenes 6 (*) 976 1064 1024 52 2,6 1190±60 carbón GX-25772 Markatch Aike 1 1230±60 óseo Beta-71986 991 1180 1102 78 2,3 San Gregorio 5 1260±100 carbón Gak-120 995 1268 1130 101 2,3 Thomas Gould 1280±130 carbón Gak-9196 991 1279 1143 126 2,3 1290±110 carbón Gak-8287 Posesión 3 (*) 1092 1283 1187 90 2,3 1380±150 carbón Gak-8288 Cóndor 1 1360±65 óseo Ua-23835 1181 1301 1224 68 2,3 Bahía Laredo 1 A 1540±45 carbón PITT.0342 1320 1415 1382 52 2,3 San Gregorio 5 1530±100 carbón Gak-80 1301 1508 1396 100 2,3 Cóndor 1 1550±60 carbón GX-32280 1315 1468 1399 63 2,3 Bahía Laredo 5 1570±100 Carbón - 1321 1523 1433 100 2,3 Dungeness 2 1590±110 Carbón Gak-8285 1320 1539 1454 113 2,3 Cueva de los Chingues 1625±40 Dusision abus UA-24686 1426 1525 1472 48 7 Cerro Norte 7 1640±70 Carbón GX-32607 1408 1566 1488 82 2,3 Posesión 3 1640±170 Carbón Gak-8289 1320 1699 1517 182 2,3 Bahía Munición 3 1680±140 Carbón Gif-1039 1382 1702 1551 152 2,3 Pali Aike 2 1700±100 Carbón Gak-9189 1430 1700 1564 117 2,3 Cañadón Leona 5 1740±70 Carbón GIF-10789 1539 1701 1611 86 2,3 OB1 1760±70 Carbón LP-1462 1545 1707 1634 84 2,3 1840±120 Carbón Gak-9192 Pali Aike 2 (*) 1743 1917 1838 90 2,3 1990±90 Carbón Gak-9190 Bahía Munición 3 1990±110 Carbón Gif-1042 1745 2013 1903 140 2,3 Cabo Vírgenes 4 2000±40 Óseo GX-27864 1841 1994 1913 52 2,6 Cerro Norte 2 2070±80 Carbón GX-32608 1891 2092 1997 110 2 Río Chico 1 2070±80 - - 1891 2092 1997 110 2 Posesión 3 2080±200 Carbón Gak-8290 1752 2306 2022 248 2 Cañadón Leona 5 2130±80 Carbón GIF-10236 1934 2290 2076 112 2 Cerro Norte 3 2160±60 Carbón GX-32606 2010 2292 2110 94 2

2270±50 Carbón GIF-10790 Cañadón Leona 5 (*) 2161 2326 2234 57 2 2280±60 Carbón GIF-10791 Pali Aike 2 2480±100 carbón Gak-9188 2357 2699 2525 130 2 RUD02FOI 2550±50 carbón LP-499 2493 2731 2583 96 2 Don Ariel 2590±50 - Beta-54775 2503 2748 2616 94 2 Don Ariel 2760±80 - Beta-54774 2752 2920 2837 89 2 San Gregorio 2 2830±150 Carbón Gak-8293 2753 3137 2934 190 2 RUD01BK 3050±60 Carbón LP-192 3077 3330 3192 96 2

75 Complutum, 2015, Vol. 26 (1): 71-90 María Cecilia Pallo Tecnologías sig y patrones de organización espacial...

Don Ariel 3070±60 - Beta-64023 3084 3342 3220 93 2 Laguna del Mosquito 3890±70 Mytilus sp LP-1635 3080 3367 3225 141 2 Cóndor 1 3100±70 Carbón LP-1670 3174 3359 3255 97 2 RUD01BK 3200±80 Carbón LP-160 3250 3464 3374 104 2 Bahía Munición 3 3200±450 Carbón Gif-1043 2791 3921 3418 581 2 Cerro Sota 3380±70 Óseo humano OxA-2850 3477 3680 3574 92 2 RUD01BK 3400±60 Carbón LP-521 3484 3689 3597 85 2 Cóndor 1 3440±70 - GX-32281 3561 3820 3650 98 2 Abrigo de los Pescadores 3462±51 Óseo AA91427 3588 3815 3675 79 2 Cañadón Cóndor 3475±100 Carbón I-5147 * 3578 3831 3697 129 2 Cueva de los Chingues 3510±45 puma UA-24683 3648 3827 3741 68 7 3490±75 Óseo LP-1681 OB1 (*) 3490±50 Óseo Ua-21901 3700 3827 3758 55 2 3565±45 Óseo humano Ua-23097 El Volcán 4 3600±100 carbón AC-0566 3704 3976 3853 140 2 Cerro Sota 3645±65 Óseo humano AA-7788 3830 4070 3912 101 2 RUD01BK 3690±80 carbón LP-533 3864 4087 3974 119 2 Cañadón Cóndor 3725±100 carbón I-5147 * 3869 4154 4027 149 2 Cerro Sota 3755±65 Óseo humano AA-7789 3932 4153 4058 103 2 Laguna del Mosquito 3920±70 Óseo LP-1643 4182 4416 4299 106 2 Thomas Gould 4280±50 carbón Dic-2320 4650 4860 4752 86 2 Las Buitreras 4310±110 carbón GAK-6051 4619 5030 4831 182 2 Thomas Gould 4560±130 carbón Gak-9195 4970 5437 5165 181 2 Don Ariel 4760±100 - Beta-54777 5324 5582 5445 128 2 Potrok Aike 11 4879±58 Óseo AA91428 5478 5645 5567 80 4 Pali Aike 5020±150 carbón Gak-8294 5595 5899 5732 172 2 Don Ariel 6360±170 - Beta-54776 7020 7422 7213 186 2 6485±115 carbón I-5140 Fell (*) 7311 7467 7386 78 1,2 6560±115 carbón I-5141 Fell 6740±130 carbón I-5138 7460 7670 7570 114 1,2 Cueva de los Chingues 6795±45 carbón UA 32862 7578 7655 7611 39 7 Don Ariel 6930±190 - Beta-54778 7581 7930 7746 170 2 Las Buitreras 7670±70 carbón CSIC-372 8375 8517 8433 69 2 Pali Aike 7830±60 Óseo humano Beta-99066 8460 8631 8565 90 2 Fell 8180±135 carbón I-5142 8786 9303 9082 205 1,2 Fell 8480±135 carbón I-5143 9269 9547 9416 164 1,2 Pali Aike 8639±45 Óseo C-485 9521 9607 9556 49 1,2 9030±230 carbón I-5145 Fell (*) 9921 10379 10175 198 1,2 9100±150 carbón I-5144 Fell 10080±160 carbón I-5146 11275 11805 11606 272 1,2 10720±300 carbón W-915 Fell (*) 12692 12952 12813 134 1,2 11000±170 carbón I-3988 Tabla 1. Dataciones radiocarbónicas empleadas en el análisis. También se mencionan los eventos previos al 10000 cal AP registrados en la cueva Fell. Referencias: (*) dataciones combinadas. En las citas de la tabla se mencionan las publicaciones en las que puede encontrarse la referencia bibliográfica original para cada datación radiocarbónica: (1) Bird 1988, (2) Barberena 2008, (3) Pallo y Ozán 2014, (4) Borrero et al. 2013, (5) Charlin et al. 2011, (6) Borrero et al. 2008a, (7) Martin 2013.

Complutum, 2015, Vol. 26 (1): 71-90 76 Tecnologías sig y patrones de organización espacial... María Cecilia Pallo procesos significativos de cambio y continuidad tos ocupacionales y la tasa de reocupación de los en los patrones de la organización espacial huma- sitios para cada período. na. El uso de bloques temporales también posi- Esta información se completó con un cálculo bilitó la incorporación de dataciones imprecisas, de la distancia promedio al vecino más cercano con sigmas mayores a 200 años, o cronologías (Average Nearest Neighbor Distance). Esta herra- relativas consignadas como “modernas” (últimos mienta estima que si la distancia promedio entre 200 años). Para los sitios con dataciones sobre los puntos es menor que la correspondiente a una valvas se utilizó el valor de efecto reservorio lo- hipotética distribución al azar del mismo número cal conocido de 516±85 (Cordero et al. 2003) y de objetos en un área equivalente (Distancia Me- para las dataciones sobre mamíferos marinos se dia Esperada), se considera que la distribución de utilizó el valor de efecto reservorio estándar de los objetos tiende al agrupamiento, mientras que 400 años. En los casos en que hay muestras de un si es mayor tiende a la dispersión. El Índice de mismo sitio cuyos rangos temporales se superpo- Vecino más Cercano nos permitió cuantificar la nen, se optó por trabajar con edades combinadas relación entre los sitios arqueológicos por bloque para evitar sobrerrepresentar determinados seg- temporal, evaluando su distribución como aleato- mentos de una secuencia que hayan sido repetida- ria, agrupada o dispersa dentro del área máxima mente datados. Este procedimiento fue realizado ocupada (ca. 20.000 km2) durante los últimos con la función R-Combine del programa OxCal. 10.000 cal AP, también ponderada en función del número de eventos ocupacionales por sitio. 2.2. Análisis espacial El supuesto que rige este análisis es que a menor distancia promedio entre los sitios involucrados, Los eventos ocupacionales para cada bloque más integrado será el sistema de ocupación del temporal fueron ingresados a una base de datos espacio. A su vez, es esperable un aumento en la georreferenciada. En el análisis espacial se em- concentración de los sitios a medida que crece la plearon las herramientas Mean Center, Standard demografía y se alcanzan las etapas finales del Deviation Ellipse y Average Nearest Neighbor proceso de poblamiento regional (Borrero 1989- Distance que provee el programa ArcMap 9.3 90; 1994-95). software de ESRI dentro del campo de la geoes- Un análisis de este tipo tiene ciertas limita- tadística y la estadística descriptiva (Conolly y ciones. Posibles sesgos debido a las agrupacio- Lake 2006:164-186; Schwarz y Mount 2006) nes de sitios en relación con la escala o con los El método de Barycenter o media central con- muestreos diferenciales y factores que, sin impli- siste en identificar la media geográfica o baricen- car distancia, afectan la conectividad del paisaje tro de un conjunto de entidades espaciales, que o la interacción social (e.g. rasgos topográficos, eventualmente pueden ser ponderadas (Zaninetti aspectos simbólicos, territorialidad; ver Conolly 2005). En este caso la media geográfica represen- y Lane 2006) son algunas de ellas. Si bien las ta el punto medio de la distribución de sitios para prospecciones realizadas no son equivalentes en cada período de 1.000 años, ponderados en fun- su intensidad, en conjunto ofrecen un escenario ción al número de ocupaciones que cada uno de que da cuenta en buena medida de la arqueología ellos presenta durante el período. regional. A su vez, el paisaje de semidesierto con Por su parte, la elipse de desviación estándar escasos contrastes topográficos, permite sostener permite medir la dispersión de los sitios alrede- condiciones relativamente homogéneas en térmi- dor de la media central, mientras que el eje lar- nos de la circulación humana durante buena parte go de esta elipse indica la dirección de la mayor del año. En última instancia, ambas situaciones variabilidad entre la dispersión de sitios. Las he- nos ofrecen motivos para defender un buen grado rramientas Mean Center y Standard Deviation de comparabilidad de los datos analizados. Ellipse se utilizaron para obtener medidas com- parables e interpretar procesos de cambio entre distintos bloques temporales del Holoceno en re- 3. Resultados lación con áreas centrales en la ocupación del es- pacio, desplazamientos, direccionalidad y grado Para cada segmento cronológico de 1.000 años, de dispersión de las zonas ocupadas. De manera la Figura 2 muestra la distribución de los sitios complementaria se tomaron medidas de distancia arqueológicos y su media central, ponderada en de las medias centrales con la porción de costa función de la cantidad de eventos de ocupación más cercana, junto con el promedio de los even- que los sitios registran durante el período.

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Fig. 2. Eventos de ocupación por sitio para cada uno de los bloques cronológicos, incluyendo la media central de su distribución.

La cercanía espacial entre las medias geográ- nos traducirlo certeramente en un cambio del pa- ficas permite identificar tres grandes grupos, que trón de asentamiento. El segundo grupo (5 y 4) se a su vez poseen continuidad cronológica, por lo asocia con los sectores próximos a la naciente del que podrían estimarse dos grandes cambios en río Chico entre los 5.000 y los 3.000 cal AP. En los patrones de ocupación del espacio (Figura 3). tercer lugar, las medias centrales luego del 3.000 El primer grupo de medias centrales (10, 9, 8 y 6) cal AP (3, 2, 1) se ubican en el sector meridional se circunscribe a la cuenca media del río Chico de la región, implicando una mayor dispersión hasta el 5.000 cal AP. La posición más alejada entre sí pero una más alta cercanía al estrecho de del centroide del bloque 8.000-9.000 cal AP con- Magallanes. formaría una excepción, aunque la información Los cálculos derivados del Standard Devia- cronológica es muy escasa como para permitir- tion Ellipse (Figura 4) y del Average Nearest

Complutum, 2015, Vol. 26 (1): 71-90 78 Tecnologías sig y patrones de organización espacial... María Cecilia Pallo

Fig. 3. Medias centrales correspondientes a cada uno de los bloques cronológicos.

Neighbor Distance (Tabla 2) corresponden a los bloques posteriores al 6.000 cal AP, dado que los lapsos previos poseen un muy bajo número de casos (2 sitios ocupados). Incluso entre el 6.000 y el 4.000 cal AP el número de casos por bloque cronológico continúa siendo bajo (4 sitios ocupa- dos), por lo que entendemos que las tendencias observadas son menos confiables que aquellas posteriores al 4.000 cal AP. No obstante, la elip- se de la distribución de sitios del bloque 6.000- 5.000 cal AP sostiene una estrecha relación espa- cial con los sitios ocupados previamente, dando a entender una mayor profundidad temporal del patrón observado. Dicha elipse, relativamente perpendicular a la media central y al río Chico, acentúa su orientación en el bloque posterior, aunque sumada a una expansión y corrimiento hacia el norte del área. Luego del 4.000 cal AP y hasta el 1.000 cal AP, los sitios se distribuyen siguiendo el valle del río Chico y cubriendo mayores sectores del in- terior y la costa marina. Las variaciones que se registran en cada caso se vinculan con el grado de reocupación de los espacios y la incorporación de otros nuevos (Tabla 3). En el último milenio la elipse cubre un área máxima, contiene la más alta frecuencia de sitios y retoma un sentido perpen- dicular al río Chico, debido a un mayor número de reocupaciones en sentido noroeste-sudeste. Fig. 4. Elipses de distribución de sitios por los De manera conjunta, la evaluación de estos datos bloque cronológico.

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Average Nearest Neighbor Summary 6000- 5000- 4000- 3000- 2000- 1000- Bloque cronológico 5000 4000 3000 2000 1000 0 N_casos (sitios) 4 5 11 7 18 43 Patrón Agrupado Agrupado Agrupado Agrupado Agrupado Agrupado Observed Mean Distance 15488.09 26956.04 20658.48 47873.44 12277.31 7585.99 Expected Mean Distance 112621.68 10731.89 67913.43 85133.99 53090.37 34349.29 Nearest Neighbor Ratio 0.137523 0.267602 0.304188 0.562331 0.231253 0.220849 Z Score -3.299957 -3.1330220 -4.414879 -2.215267 -6.239510 -9.774328 p-value: 0.000967 0.001730 0.000010 0.026742 0.0000001 0.0000001

Tabla 2. Patrón de agrupamiento de sitios por bloque cronológico de acuerdo al área máxima ocupada du- rante el Holoceno.

Bloques cronológicos 10000- 9000- 8000- 7000- 6000- 5000- 4000- 3000- 2000- 1000- (mil años cal AP) 9000 8000 7000 6000 5000 4000 3000 2000 1000 0 Sitios ocupados 2 2 3 0 4 5 11 7 18 43 Eventos de ocupación 3 2 5 0 4 5 16 9 24 58

Sitios reocupados 1 0 2 0 0 0 3 2 5 10

Tasa de reocupación de sitios 0.5 0 0.67 0 0 0 0.27 0.29 0.28 0.23 Frecuencia de ocupaciones promedio por sitio 1.5 1 1.67 0 1 1 1.6 1,45 1.33 1.35

Distancia de la media central a la costa (km) 40.5 51 47.5 - 47.9 33.5 38 37 10.2 16.3

Tabla 3. Datos sobre eventos de ocupación, tasas de reocupación de sitios y distancia de la media central a la costa por bloque cronológico. espaciales nos permite elaborar un modelo regio- sitios y las altas tasas de reocupación constituye nal del patrón de organización humana durante el una medida de la importancia de un área relati- Holoceno que esbozamos a continuación. vamente pequeña dentro de los sistemas de orga- nización humana (Figura 5). A nivel local, tam- bién quedan incluidos los eventos ocupacionales 4. Patrones de organización espacial durante previos al 10.000 cal AP de la cueva Fell (Bird el Holoceno 1988). Bajo estas condiciones, la primera etapa de la colonización del extremo sur de Patagonia 4.1. 10.000 – 5.000 cal AP pudo sostener el uso persistente (sensu Schlanger 1992) de unos pocos sitios geográficamente cir- Un nivel de análisis general sobre la información cunscriptos a la cuenca media del río Chico. cronológica permite identificar un primer perío- La abundancia de espículas de carbón en di- do en el patrón de asentamiento regional desde ferentes columnas de sedimentos continentales iniciada la ocupación hasta el 5.000 cal AP. A entre el 11.700 y el 5.500 cal AP ha sido inter- pesar de la escasez de sitios para estos momen- pretada como una etapa de ocurrencia de fuegos tos, la correspondencia entre la distribución de intensos y periódicos en toda Patagonia Meri-

Complutum, 2015, Vol. 26 (1): 71-90 80 Tecnologías sig y patrones de organización espacial... María Cecilia Pallo

Fig. 5. Distribución de los eventos de ocupación por sitio para cada uno de los bloques cronológicos entre los 10000 y el 5000 cal AP, incluyendo la elipse de distribución de los sitios durante el lapso 6000-5000 cal AP. dional (Huber et al. 2004), asociada con condi- el grado de conocimiento del paisaje y los recur- ciones principalmente cálidas y secas (Huber sos disponibles entre los cazadores recolectores et al. 2004; Markgraf 1988; Markgraf y Huber que colonizaron el área funcionó en una escala 2010; Prieto et al. 1998; Whitlock et al. 2007). mucho mayor. Escasos restos de fauna proceden- En ambientes desérticos o semidesérticos como te del mar para el 7.500 cal AP (Bird 1988) en la Patagonia meridional, la organización geográfi- cueva Fell refuerzan la existencia de un contacto ca de las poblaciones de cazadores recolectores temprano con el ámbito marino. También, la pre- suele asociarse a la necesidad de disponer de sencia de obsidianas no locales ha sido vinculada fuentes de agua (Borrero 1994-95; Gould 1980; con la existencia de interacciones, aunque pro- Veth 2004). Algo esperable es que los períodos bablemente muy esporádicas, que involucraron de aridez acentúen esta necesidad hacia la bús- grandes distancias al menos desde el 9.500 cal queda de fuentes de agua altamente confiables. AP (Stern 2000). Esta dinámica espacial a gran Dicho requerimiento fundamentaría los lugares escala debió ser un componente clave de la adap- óptimos para la ocupación humana y en el lar- tación humana en Patagonia, vinculada con la go plazo de un momento de aridez, los lugares existencia de sistemas de grupos pequeños con persistentes en el paisaje arqueológico (Pallo y alta movilidad (Borrero 1994-95). La movilidad Ozán 2014). Una situación de este tipo explicaría en grupos pequeños habría permitido un cono- la redundancia ocupacional en aleros y cuevas de cimiento más eficiente de los lugares más aptos Pali Aike, sobre las márgenes o en lugares próxi- para la instalación humana (Borrero 1989-90). Al mos al río Chico y con acceso a la Laguna Potrok mismo tiempo, habría facilitado la creación y el Aike, que posiblemente haya sido la única laguna mantenimiento de redes sociales a escala amplia permanente disponible a nivel local durante todo como reaseguro de la obtención de recursos en el período (Zolitschka et al. 2006). El mismo he- ambientes que pudieron verse empobrecidos (e.g. cho también podría dar cuenta de la ausencia de Borrero et al. 2011; Gamble 1997; Riede 2009; evidencias humanas en otros reparos del campo Whallon 2006; Wobst 1974) volcánico, a pesar de que los mismos estuvieron En términos tafonómicos, la preservación de disponibles para ser ocupados durante todo el huesos en superficie en Pali Aike es mala, por Holoceno (Barberena 2008). lo que son los reparos rocosos y en especial las Aún así, el registro arqueológico procedente de cuevas grandes, los que ofrecen mayores posibi- las secuencias estratigráficas permite inferir que lidades de reconstruir la historia de ocupación del

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área (Martin y Borrero 2010). Bajo estas condi- gente con mucho espacio disponible, podrían ciones, los aleros y cueva de Pali Aike para la resultar en esta clase de hiatus cronológico. No primera mitad del Holoceno son parte esencial de obstante, la probada existencia de consecuencias lo que ha sido la geografía cultural de los tempra- multicausales producto de los eventos catastrófi- nos pobladores de Sudamérica (Borrero 2014). cos sobre las poblaciones de cazadores recolecto- Esto es, que los mayores hallazgos correspon- res (e.g. reemplazos tecnológicos, cambios en la derían a los sitios arqueológicos tempranos con- dieta, interrupción de los intercambios, ver Riede siderados first class, (incluyendo) (...) extensive 2009), vuelve necesario un tratamiento de este unoccupied lands, which were rarely visited, and tema a la luz de otros marcadores arqueológicos that only with the passing of time was some con- que pudieran ofrecer otra clase de evidencias que tinuity in the distribution of settlement achieved no han quedado reflejadas en las secuencias cro- (Borrero 2014: 6). nológicas (e.g. Collard y Shennan 2000; Hermo 2008; Stern 2000; Grattan y Torrence 2007). 4.2. ¿Silencio arqueológico? 4.3. Período 5.000 – 3.000 cal AP El primer patrón de asentamiento regional inclu- ye una ausencia de dataciones entre los 7.000 y Entre los 5.000 y los 3.000 cal AP el patrón de los 6.000 cal AP. En muchos casos los hiatus ocu- distribución de los sitios registra una mayor va- pacionales han sido interpretados como la conse- riabilidad en términos de orientación y extensión cuencia del abandono, reorganización o distribu- de la elipse con respecto a las medias centrales, ción de los cazadores recolectores en otras áreas, localizadas próximas a la naciente del río Chico. debido a la ocurrencia de importantes cambios En particular con posterioridad al 4.000 cal AP, ambientales y/o eventos catastróficos, aunque re- se manifiesta un proceso de inclusión lenta pero gresando a los lugares previamente abandonados sistemática de los ambientes costeros a los rangos (e.g. Borrero y Franco 2000; Jones et al. 1999; de acción (Borrero y Barberena 2006), con cons- Miotti 2010; Núñez y Santoro 1988; Torrence et tantes reocupaciones en sectores puntuales de las al. 2000). costas del estrecho de Magallanes y el Atlántico En Patagonia Meridional los principales even- (Mansur et al. 2004; Massone 1979). A su vez, tos catastróficos durante la instalación humana aumentan las evidencias de contacto con el mar han estado vinculados con las erupciones volcá- en los sitios del interior, incluyendo los prime- nicas (Kilian et al. 2003; Markgraf et al. 2007; ros restos óseos humanos con valores de isótopos Stern 2008). Su alto impacto ha quedado eviden- estables asociados con dietas mixtas (Barberena ciado en los niveles de cenizas contenidas en di- 2008; Borrero y Barberena 2006). (Figura 6) versos sitios arqueológicos a distintas latitudes de La línea de costa ha sido cambiante a lo lar- Patagonia (e.g. Barberena 2008; Cardich y Pau- go del Holoceno, siendo la transgresión del Ho- nero 1992; Durán 2000; Massone 1991; Mena loceno Medio (ca. 7.000-6.000 AP) el evento 1983; Prieto 1997), dando motivos para sostener de mayor magnitud, al que le siguieron escasas su influencia en posibles cambios observados en variaciones durante el Holoceno Tardío (Codig- la organización espacial de distintos grupos (Bo- noto et al. 1992; Rostami et al. 2000). Paralela- rrero 1994-95; Duran 2000; Hermo 2008). mente, los depósitos de origen marino en Punta A nivel de Pali Aike, las secuencias radiocar- Dungeness-Cabo Vírgenes, como cordones lito- bónicas permiten estimar que en caso de ser una rales y marismas, habrían comenzado a formarse influencia, la actividad volcánica debió tener un a partir del Holoceno Medio (Codignotto 1990; efecto negativo de corto plazo sobre la movilidad Colombo et al. 1996; Uribe y Zamora 1981). y la disposición de los asentamientos (Borrero En relación con esto, las limitadas evidencias de 2001). Tampoco hasta el momento, ha sido posi- elementos marinos en el interior advierten que ble asociar el hiatus cronológico con la ocurren- el proceso de conocimiento del ámbito costero cia de un evento catastrófico que pudiera derivar y sus recursos comenzó mucho tiempo antes del en un cambio ocupacional o demográfico. En úl- 4.000 cal AP. Pero aún cuando las costas tomaron tima instancia, los efectos de la tafonomía regio- su forma actual y estuvieron disponibles para su nal y el muestreo diferencial, sumados a la forma ocupación, éstas no fueron definitivamente inte- en la cual se fue poblando Patagonia en particular gradas a la organización espacial sino a partir de (Borrero 1989-90; 1994-95) y Sudamérica en ge- este momento (Barberena 2008; Borrero y Bar- neral (Borrero 2014), con movimientos de poca berena 2006; L´Heureux 2008). Las condiciones

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Fig. 6. Distribución de los eventos de ocupación por sitio para cada uno de los bloques cronológicos entre los 5000 y el 3000 cal AP, incluyendo la elipse de distribución de los sitios para cada lapso de 1000 años. más frías y húmedas junto con los consecuentes 4.4. Últimos 3.000 cal AP cambios en la vegetación (Glasser et al. 2004; Heusser 1974; Huber et al. 2004) y el inicio de Durante los últimos 3.000 cal AP, las medias los avances Neoglaciarios en Patagonia Meridio- centrales indican una mayor relevancia del sec- nal hacia los 5.400 años cal AP (e.g. Aniya 1995; tor meridional de la región, incluyendo variacio- Glasser et al. 2004; Mercer 1968) pudieron ser nes en la dispersión de los sitios de acuerdo con la factores que alentaran la mayor dispersión de los incorporación de nuevos espacios sobre las costas sistemas de movilidad y asentamiento. marinas y el ecotono estepa-bosque (Figura 7). A

Fig. 7. Distribución de los eventos de ocupación por sitio para cada uno de los bloques cronológicos de los últimos 3000 cal AP, incluyendo la elipse de distribución de los sitios para cada lapso de 1000 años.

83 Complutum, 2015, Vol. 26 (1): 71-90 María Cecilia Pallo Tecnologías sig y patrones de organización espacial... partir de los 2.000 cal AP y en particular durante ecotono podría ser un área buffer o marginal que los últimos 1.000 cal AP la frecuencia de eventos marcaría el límite noroccidental de los rangos de ac- de ocupación aumenta notablemente, asociada con ción de los grupos asentados en Pali Aike (Gómez una mayor variabilidad de situaciones en términos Otero 1991; Charlin et al. 2011) y cuya ocupación de conductas generales representadas en los sitios estaría motivada por la necesidad de obtención de costeros e interiores (Barberena 2008; Borrero y recursos de subsistencia en momentos de la Peque- Charlin 2010; Borrero et al. 2008a y b). ña Edad de Hielo (Pallo 2012). Para fines del Holoceno, la mayor intensidad de Arqueológicamente, los asentamientos boscosos ocupación registrada en distintos sitios al sur de son más difíciles de reconocer, debido a la posible Pali Aike ha sido vinculada con una más alta pro- explotación generalizada del bosque, el carácter lo- ductividad del sector en relación con otros espacios gístico de las ocupaciones en espacios con mayor del campo volcánico (Barberena 2008). Es posible estacionalidad y su condición de ambientes sedi- que las condiciones generales de mayor humedad mentarios (Borrero 1994-95). Hasta el momento, luego del 5.500 cal AP también hayan favorecido las evidencias directas e indirectas (e.g. restos de una mayor disponibilidad de fuentes de agua y en huemul en sitios actualmente esteparios) de explo- consecuencia una menor dependencia de este recur- tación del bosque o el ecotono a nivel regional son so como factor crítico para la instalación humana. escasas (Prieto 1989-90; Gómez Otero 1991; Bo- Por su parte, los recursos costeros mantuvieron un rrero 1994-95; Charlin et al. 2011). Las distintas rol complementario en la dieta de los cazadores líneas de evidencia sostienen una incorporación de- recolectores, producto de movimientos logísticos finitiva de estos ambientes a los rangos de acción en habituales pero transitorios desde el interior hacia tiempos tardíos y con características de uso logísti- la costa marina (Barberena 2002, 2008; Borrero cas y esporádicas (Borrero 1994-95; Charlin et al. y Barberena 2006). Tal como expresan Borrero y 2011). No obstante, la grave contracción del bosque Barberena (2006), la ausencia de ocupaciones per- andino patagónico, producto del sobrepastoreo y la manentes en la costa y la continuidad de sistemas deforestación antrópica de los últimos años (Moy et de alta movilidad en el extremo sur de Patagonia, al. 2009), ha dejado como consecuencia una mayor contradicen lo observado en otras partes del mun- visibilidad arqueológica que permitirá continuar do (e.g. Clark 1983; Orquera y Piana 1999; Yesner ajustando la escala temporal de la incorporación del 1980). Bajo estas condiciones, las estrategias de mi- bosque a la organización espacial de las poblaciones nimización del riesgo y la incertidumbre pudieron de cazadores recolectores (Pallo y Borrero 2014). estar más vinculadas con la obtención del guanaco, como presa principal de los cazadores recolectores, 4.5. Grado de integración y reocupación de si- antes que con la disponibilidad de fuentes de agua tios: estrategias adaptativas y demografía hu- altamente confiables, como debió ocurrir en mo- mana mentos previos de mayor aridez. En particular durante el bloque 2.000-1.000 cal De acuerdo con el área máxima ocupada, los sitios AP, la media central se ubica muy próxima a la cos- siempre tendieron a distribuirse de manera agru- ta del Estrecho, dado que todos los eventos ocupa- pada (Tabla 2). Dicho patrón se fue acentuando a cionales se localizan al sur del río Chico (Tabla 3). lo largo del tiempo, alcanzando un máximo nivel También se alcanzan los límites más orientales (Bo- de integración de los sitios para los últimos 1.000 rrero et al. 2008a) y occidentales (Prieto 1988) de cal AP y, por lo tanto, cumpliendo las expectativas la adaptación terrestre sobre el Estrecho. Esta com- vinculadas con las etapas finales del poblamiento pleta integración de la costa marina a la ocupación regional (Borrero 1989-90; 1994-95). A pesar del efectiva del espacio (Borrero 1989-90, 1994-95) mayor agrupamiento de los últimos años y el con- debió ser parte del proceso de intensificación de las siderable aumento de la frecuencia de los eventos redes de alcance regional y extrarregional registra- ocupacionales, las tasas de reocupación son relati- do para los últimos 2000 años entre los grupos con- vamente más bajas que en períodos previos. Ade- tinentales, del Archipiélago Chileno y la Isla de Tie- más exite una tendencia moderada que sugiere un rra del Fuego (Charlin 2009a; Morello et al. 2012). mayor nivel de reocupación de sitios hacia los ini- Por su parte, el último milenio da cuenta de una cios del poblamiento regional (Tabla 3). máxima expansión de la organización geográfica, Estos datos avalarían que el mantenimiento de volviéndose a registrar ocupaciones hacia el norte, los sistemas de alta movilidad y la integración de mientras que el sector de Morros comienza a ser nuevos espacios a los rangos de acción han sido ocupado. Al respecto, ha sido mencionado que el estrategias adaptativas predominantes entre las po-

Complutum, 2015, Vol. 26 (1): 71-90 84 Tecnologías sig y patrones de organización espacial... María Cecilia Pallo blaciones de cazadores recolectores del extremo las costas marinas a los rangos de acción a par- sur de Patagonia. Por su parte, la disminución de la tir del 4.000 cal AP y con la mayor intensidad de movilidad o la permanencia en los sitios ocupados ocupación del sector meridional durante los últi- pudieron tener una menor jerarquía dentro de las es- mos 3.000 cal AP. En particular para este último trategias humanas. Este aspecto de la organización sector, se cree que la presencia de ambientes alta- espacial no parece haberse modificado hasta tiem- mente productivos debió promover la intensidad pos muy tardíos o históricos del poblamiento re- de su ocupación (Barberena 2008). En relación gional, tal vez vinculado con el establecimiento de con esto, el clima más benigno de los períodos fronteras o una territorialidad más marcada (Goñi húmedos debió significar un cambio en térmi- 2013; Martinic 1992; Martinic et al. 1995). nos de factores claves de riesgo e incertidumbre. En términos demográficos, establecer tendencias Antes que las fuentes de agua permanentes, la generales implica generar inferencias a partir de productividad diferencial de los ambientes como múltiples líneas de evidencias y considerar el sesgo medida de disponibilidad de la presa principal de- tafonómico producto de diferencias en el muestreo bió tomar un papel clave para sopesar las áreas o en la probabilidad de destrucción de los sitios en términos de riesgo e incertidumbre. También el arqueológicos (Surovell et al. 2009). Aunque esto aumento de la movilidad logística vinculada con trasciende el alcance de este trabajo, a partir de los la ocupación del ecotono estepa-bosque pudo ser- datos presentados, hipótesis vinculadas con una si- vir como reaseguro de la obtención de recursos en tuación de discontinuidad poblacional a través del momentos húmedos y fríos (Pallo 2012). tiempo conformarían alternativas válidas a evaluar Este proceso también genera expectativas de (Barberena 2008; Borrero 1989-90; Pallo y Ozán diferentes situaciones demográficas en una escala 2014). regional (Borrero 1989-90). A partir de aquí, los estudios sobre la secuencia cronológica y el po- sible hiatus ocupacional, necesitan ser profundi- 5. Conclusión zados para poder interpretar los posibles cambios en términos demográficos, o bien asociados con Del patrón de distribución de los sitios se han po- eventos de la dinámica ambiental (e.g. Barberena dido extraer diferencias significativas en la orga- 2008; Goñi et al. 2006; Neme et al. 2005; Pallo y nización espacial de las poblaciones de cazadores Ozán 2014). recolectores que colonizaron la región. En términos En términos de expectativas para el registro biogeográficos, estas diferencias han podido ser ex- arqueológico, las dataciones radiocarbónicas pro- plicadas por la flexibilidad en el comportamiento de vendrán usualmente de los sitios más obstrusivos estos grupos frente a la dinámica ambiental del ex- o intensamente ocupados, en particular para tiem- tremo sur de Patagonia. El comportamiento flexi- pos tempranos. Es probable que su distribución ble parece haber tomado la forma de un grado alto refleje en mayor medida segmentos temporales de movilidad y búsqueda de nuevos espacios para significativos en el nivel más acotado de la movi- ser ocupados como medidas relativamente cons- lidad de los cazadores recolectores, asociado a la tantes en el sistema de organización geográfica. obtención de los recursos de subsistencia (Binford De manera particular para los inicios del pobla- 1980). La integración de otras líneas de eviden- miento, la circunscripción geográfica en la cuenca cia nos permitió superar esta posible limitación, media del río Chico, muestra que la instalación dando cuenta de un panorama relativamente com- en ambientes con fuentes de agua confiables y pleto de lo que ha sido la organización geográfica la mantención de redes de interacción en escala de los cazadores recolectores en el extremo sur de amplia, han sido parte fundamental de las estra- Patagonia. Finalmente, aunque aquí no han sido tegias para minimizar el riesgo y la incertidumbre explorados, un acercamiento metodológico de este en períodos de mayor aridez (ver también Pallo y tipo también puede contribuir al futuro tratamiento Ozán 2014 para momentos de aridez del Holoce- arqueológico de otros factores de la organización no tardío). espacial de estos grupos, como la marcada fluidez Luego, una mayor humedad ambiental pudo de los espacios regularmente habitados por los in- promover transformaciones organizacionales vin- dividuos durante su vida y de los territorios que culadas con un proceso definitivo de inclusión de definen su pertenencia social o identitaria.

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Agradecimientos

A Luis Borrero por su constante estímulo, lectura y comentarios, a Ivana Ozán por su lectura y ayuda con el tratamiento de la información radiocarbónica. También a los evaluadores de este trabajo, cuyos comentarios han sido de gran utilidad para mejorarlo.

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