La nobleza asturiana ante la revolución Traslámara. El caso de Gonzalo Berna/do de Quirós

CRISTINA GRANDA GALLEGO

Los enfrentamientos entre Pedro 1 de Castilla y su hermano Enrique de ‘Irastámara, la guerra civil y el asentamiento del nuevo régimen triunfador son fenómenos suficientemente estudiados. No obstante, y el papel que desempeñan los nobles asturianos en estos conflictos han sido casi siempre eludidos por la historiografia. ¿No existen datos para su estudio? nos preguntamos, ¿es tan secundaria la actividad de Asturias que carece de interés? Nuestro objetivo en estas páginas es ofrecer una visión del comportanuen- to de la nobleza asturiana en los enfrentamientos civiles entre don Pedro y don Enrique, basándonos para ello en la actuación de uno de los más destacados cabecillas del bando de los rebeldes en Asturias: Gonzalo Remoldo de Quirós. No se trata más que de un esbozo, de un proyecto de estudio de temas sobre los que no se ha insistido den]asiado. Por un lado, como se ha dicho, el papel de Asturias en la guerra civil; por oto lado, el estudio de la nobleza laica en Asturias, que hasta la fecha se ha circunscrito siempre a la casa de Noreña, o a una familia como los Quiñones, con intereses en Asturias, pero con solar y proyección exterior’. La mayor incidencia que la toma de postura haya podido tener en su supervivencia como privilegiado&, o la real recompensa que familias como los

Nos estana u’> re firi endc, a la cíOca de Acv-sci’,, C. : El O ‘onclcíclo dc’ Limo en /t, Bu/ti L’cicccí Mc¿lío, León 1 982v u la de ti ¿lá M Ac>c A. J -: scki (‘oncie don Alibnso,s, A sr,u,-ieos’ic, A-fc-clic’ í-culic,. 2. 0v edo

1 975, pp, 1 77—238 - Tcunit,i Ón U <1A Río, ]- : 17sf, it/es’> sobre ¡ci Bojo EtIcítI Mc-tIlo .1 sr,,c’icu,uo. . 1 979; cii esia reeop¡ ación de articulo’> se recogen alguno> de interés para ci estudio cíe la casa de Norena.

ti> ¡ci /(spohcí A’IecIh’í’>cI --——- Ni’ 12—1991 Eclilcsuial tlni’.”crsidad t”cnuípluuuence—7tíadrid 222 (i’,-is’/ina C,-c,nck, Gcr/lc’go

Quirós consiguen de su lealtad incondicional, es lo que vamos ahora a presentar>.

ASTIJRJAS EN LA GUERRA CIVIL DEL XIV

No poscémos demasiada información sobre el comportamiento regional en 105 enfrentamientos entre Pedro 1 y Enrique de Trastámara. Varias fuentes se ocupan de ello, pero los datos que nos suministran son siempre los mismos. Por un lado, las Crónicas de los Reyes de Castilla nos dejan entrever alguna referencia aislada; por otro, Trelles o Carvallo, desde Asturias, nos proporcio- nan más información siguiendo una fuente común, el Memorial del abad de San Vicente, don Diego>; esta fuente, perdida en la actualidad, es la que sistemáticamente es repetida por otros autores, si bien, como Liria sostiene, no es demasiado fiable hasta época de Enrique IlI~. Ruiz de la Peña distingue dos períodos en el comportamiento de los asturianos; por un lado, las hostilidades anteriores a la guerra civil, en las que el conde don Enrique elige a Asturias como base de sus actividades (fase ésta en la que los trastamarístas toman la delantera en la región); por otra parte, los años del enfrentamiento civil, en los que Asturias pierde protagonismo y los petristas destacan con más fuerza; llegan éstos, incluso, a rebelarse ante el triunfo de Enrique después de Montiel. y a provocar graves disturbios durante tinos meses>. Un testimonio de dudosa veracidad ha llevado a algunos autores a asegurar que la postura general en Asturias era favorable a don Pedro: la existencia de una Hermandad en la que los presentes se habían conjurado para defender a su legítimo señor». Sin embargo. gran parte de la historiotzrafla es reticente a la hora de aceptar este testimonio>. Valdeón, que si menciona la existencia de

Sobre cl linaje (fe los Quitó’>, en el cc,ííiexto cíe la uuobie,a usihur¡an;u ba¡ouncciievai. e>iauiios pu-e para ido ntucstr;u lesis doctcír,ui. y en elia pro liundi‘aremos nici elio’> cíe lo> aspeelo’> ¿lite acu iii no valí a quedar más que c¡’bo,adus. La ¡-, Vs í), -sc Pi. Ñ~s, J - 1,: sAstciria’> en la 3aja Edad Media» scitaíci V de la Vis/orlo dc’ A s/íí,ltcc. Aya1 ga, Sal ¡vis 1 t)79 - pp. 29—39. No van, os a relatar 1ci’> aeouítee mieníos. uanuo ¿le ia ¡‘che i ón cíe1 eouude en Asta rla’> como de la guerra civil - cicle latuecleul 1 eerse eu (‘¡uva lío ti eu Aal a. asuu i cíe ¡ o»leía más ubrc~’i ada, ilí síus Ru-vs so, 1£’ /Ic’,’mcuot/t,t/c’,s c.-n ,js’/oí’/ccs tlou’cín‘e Icí Fc/cuí -‘X-fc’c¡icí II.)LA- que se esítísi itu¡rl;> cii II eriiiaiid’>ici, y se eomprcímelerían a 1dc liar pcír el un u ti íó peuri síu. u£sl sí lleva a Beni lo a Ial’, lar de la «lelia, fidel iciad cíe Asíuri a’>. cia prlui’,er íéruii ¡ lío, a la causa 1cg¡II iiia del rey si, tui Pedro» - Llt¿.’s Ríe, en su esíuiteslaeióix u Licí» lieuíittí, ob. ¿-it. atila mii,,, 20>, p. 73. había del reecití eriuico c}uc- es-la I-ieruiíaííciaci lía suseilacis, en Isis hi’>uor¡adt’>res usturiansis. lulilca ptír it, auipiccí ti»’stu ceiebuacióíí, comas psir lo ilseturtí cíe su traui’>íisu’>ícin. Lc¡ noblc’z¿r as’tu/’ianc~ ante lci reu’oluc’ion Tras/úrnara.. 223 la Junta, siguiendo a Vigil. reconoce que hay indicios de que cl bando trastamarista en Asturias debió ser más fuerte de lo que en apariencia pudiera ereerse>. ¿Qué fundamentos puede tener el petrísmo en Asturias’? ¿Cuál es el poder de las ciudades? ¿Se sienten los mercaderes asturianos comprometidos con el rey legítimo? ¿hay quizá. un sector judío lo suflcientemente poderoso como para apoyar con fuerza a su rey protector’? ¿Temen los nobles, de pequeño alcance, que Enrique, señor de Noreña, dueño de importantes territorios en Asturias, incluido el estratégico puedo de Gijón, acabe con sus pequeñas parcelas de poder? Parece que la población asturiana en el siglo XIV tenía un marcado carácter rural, y no encontramos, pese a que la fundación de las polas o villas huevas, había alentado el crecimiento urbano, unas villas poderosas. No existen como en otras franjas de la Cornisa Cantábrica (caracterizadas por su legitimismo) esos importantes núcleos dedicados al comercio maritímo; sólo Avilés, próspera villa comerciante, tiene una cierta categoría urbana y un grupo social que podamos considerar burgués. El otro foco urbano digno de consideración, con importante de comerciantes, muchos de ellos extranjeros, y burgueses consolidados, es Oviedot Son igualmente Avilés y Oviedo los dos núcleos que albergan una mayor comunidad judía, junto con Cangas de Narcea y Luarca’>. L-a impresión más generalizada es que, curiosamente, son Avilés y Oviedo los dos municipios más claramente legitimistas dentro de Asturias, Esto nos haría pensar en la tesis tradicional de la adscripción petrista de la burguesía y los judíos, Sin embargo, las pruebas de esta lealtad no son concluyentes, al menos, uío para asegurar que la sociedad turbana en su conjunto adoptara una ‘5 postura unanime -

Los Petristas

Las referencias a los que «siguieron la voz del rey don Pedro» y a sus actuaciones son del todo imprecisas. Hemos intentado localizar a los personajes que se citan en la narración del abad don Diego. Entre ellos tenemos tres

ísíí’sN. 13-2 isLas ssíc¡edades urbauías cuí la auerra civIl sic CasI¡lía ¿le mediados dci si gisí XIV o. Mtíí’n,-cja u ó iii - 22, ‘e el seilía R 121/ ¡¡<- 1 ‘>2 ssS síu¡cii’> liisió ric;í s scíbre los j cid ¡sí’> cuí A’>sarlass, cuí FcÑu/ios. - . ufi ml a que ci ííóííí crí’, cíe ticí ¡ci’> en el igíci XV; eciulící ya es sabidcí. iuuuiebos cte elisis se dcci ¡ e ;ub¡ííí a la í’ee;ítudae¡ (iii cíe ¡ mpsuesí ci’>, PP - 1 53 y ‘>s. Es iii u-uy posible ‘u tic el-u A salrías dicti l’rie’>e sí iii suíící »~cie se ñ;-sia Vsc¡.,s -.0» cuí isla’> ti y leí-a ecíncilci cíííada ‘,cir la obeclienela qcíe sigí.ílerauí los perscauajes uiciiab le’> cíe la zsiuia, L,a fraslic¡siíiai vIsión cíe (‘aruncio Viñas ‘>tíbre el eííirensatnienucí cuitre la Cuslilla nsilíiliar y csíiiservadc,ra y- la borguesa y- csíinei’eiauile. tasi uciilaclcira ¿le aplicar en el castí ;usuturnuiici, uio parece pi si ble psi r st ueí’,cieííc¡ a a si mpli Iicar couiceplc« e iii eluso pcír sacan sí’> cíe sí.u csuiitexlsí iii ssíSrlecí, 224 (“eh/loo C,’t,,,do (it>lic-go familias claramente prestigiosas en el comunto de la nobleza asturiana, los González de Oviedo, los Valdés y los Mirandaí>. Los González de Oviedo son activamente leales a Pedro 1; Diego González de Oviedo (y según Carvallo, también Suer Martinez de Oviedo), pertenece a una familia agraviada por Alfonso XI que mandó diccutar a su padre, Gonzalo Martínez de Oviedo, maestre de Alcántara’’. Fn 1351 ya se había mostrado contrarío a don Enrique cuando no le permitió rclbgíarse en Oviedo de las persecuciones de su hermano Pedro. Pasados los años, estaría con su señor en Montiel, junto con otro asturiano Garci Morán, alcaide del castillo y Fernando de Castro, poseedor dc significativos dominios también en Asturias’4. Tras la victoria de Enrique tuvo que marcharse del reino y parte de sus bienes contiibtuyeron al engrandecimiento de una familia fielmente trastamarista: los Quiñones’5. Sin embargo, muy mal no le debieron ir las cosas a los González de Oviedo cuando en 1383 Juan ¡ llama a un Diego González de Oviedo como «su vasallos>, para que permanezca leal al obispo don Gutierre. en su disputa con el conde de Noreña”>. La familia de Valdés muestra una clara inclinación petrista. El Memorial del abad don Diego nos habla de Fernando de Valdés, dc San Vicente; Juan Fernández de Valdés y Diego Menéndez de Valdés, de San Cucao. Este debe ser el personaje más destacado, de bastantes influencia en la zona central de Asturias, Parece que es el máximo cabecilla de esa discutida [-lermandad antes mencionada, y será también responsable de los disturbios provocados en Astttrias después de la muerte dc Pedro 1; tras la derrota tendrá que mareharse, aunque poco después será perdonado por Enrique, que le restituirá sus bienes’7. Desde luego. su familia no ocupa nunca un papel secundario: en época del obispo don Gutierre, su mujer, doña Mencia, tiene derecho a presentar la parroquia de San Maniés de Aguero’5. También son comenderos del obispo de Oviedo; en 1380 Pedro Meléuidez de Valdés tiene la encomienda (le Llanera y lis Regueras, Fn 1383 Juan Fernández de Valdés es también mencionado

1 os Ii-,u u cíe 1 cís segtí ¡ciares de Pecirsí u y ¿<,‘>~.i.ss,55/, iii’ pl’,. 393 394 y pssi u ss.’’s .í—s - ss/í. ¿-Ii- PP. 1 99 y ‘><. ¡ lay algu íís’,s uioíii bres c~tic uit> cc’,i nei den. pe rcí ni, lisis n casi idétisica. ¡sin c ti tic’! Res’ ¡3 .4 Ifssus-ss ¿-1 <)íí c-t-’sío - Madrid 1 787, pp - 377—386 - Lis’> iii A-vs~.’s: ( ‘<-ÑUco dcl ss-e sst’t’oíiieíus cíe Isis Reves sic Castilla». Madrid 1779 p 555. x’s1 >, (Y o!,. ¿-1/. indIca í¿‘e a 5tuer Pére, sic Qtu ¡fisines le ‘u ucucín esíncecl¡cisí’> u~is t’,¡clic 5 ti tiC el cis. ¿sic’> ¿lila cuí el valle del rcír¡cs. tErcilales, uaiulal ¿leí Re». i3erciaiists, Sauiua M’ ¿leí Páraííiss y Ssii’, irrí 1’, u \rcliu’>sí (‘auccirul dc vi oit. s’ií. p. 4l’l4. tui tc’>tií’,’,ssí’,ics piatuadís cíe errsíu’cs. ‘,eí’sí sigíiifieauivti. es el sic (.iscss-í.-s ¡,rS o .s> ‘5 L ¡ci.’>’ B¡t’sst,as/csss:os’ c’ /¿ss-uuíssso’. isimti IV, cd. Angel Rtidrígcíe~ u icurersí, ifiibat’, 1967. p, 1 62. N sí’> dice c) uuc’ era íD ¡egsí ba siarcicí de Nlel éu’, Su:ures cíe \>a 1 dés. desie ‘racisí cii é ps,ca cíe sicííí Enrl ci sic, ‘tic eaballercs de S;uuiia (‘al.aliuia y’ pasó u 1;>’> bicHas sic). basla cftte síu’,iuuvc, el líerdóuí. A - (‘‘iii cdea1 cíe c1 olasps.írciaE’~l’,t’,rads’,[V,’ANi’sl’>psi”t.t luden‘‘<5»> E’,],.’¿leí sí¡oh¡ ‘>pí/elc-.s-icss cíe 1U litiO ti ti/lic’ /ti i’c VOl?

V ( Yíie»irai cíe 0 h ccitt Líl’,usí Bceerrcí. sfstc. v=ucilacicí dci 21 de jcuuíis’, dci 83, (+sItl .xsc R«’¡-s~, Nl cUí it 5/u> t c’¡ Pt’iutc-~í¿u¿lcs s/c -‘lsdst,’icis o fóic’s s/e ¡sí ¡=1/tic!Mt’tjlcu. ¿‘Lsfsídicts..-s p, 78. indica qae liada 1350 no hay nadie sic ¿sc íícííííhe - ‘4 ‘Isiuí¡ca dcl rs.5 dciii i ccircíí’ p 548. ( ‘.sss-.s¡ st. sil;

Los Trastamaristas

¿Quiénes pueden tener interés en Asturias en sublevarse contra Pedro 1? En primer término tenemos a todos los vinculados vasalláticamente a don Rodrigo Alvarez de las Asturias, que, como es conocido, dejó su herencia a don Enrique. Los Quiñones. como señores de importantes dominios en Asturias. también estarán directamente vinculados con la causa del Trastámara. El obispo de Oviedo, en este caso don Sancho, también se apunta a la causa rebelde, y con él los comenderos de las tierías dependientes de la mítra. Si analizamos a continuación el bando de los que «siguieron la voz de don Enrique» nos encontraremos en situación muy parecida a la que nos ocurría con los petristas: nombres conocidos, junto a personajes dificiles de identificar, El más importante gmpo tiene mucho que ver con la casa de Noreña. Además de Gonzalo Bemaldo de Quirós, el trastamarista más activo de cuantos tenemos referencia en el marco de la nobleza asturiana, serían los Alvarez de Nava, sobrinos del fallecido Rodrigo Alvarez de las Asturias, los más destacables. Fernando Alvarez de Nava y Asturias es mencionado en la Crónica de Pedro 1 como participante activo en la rebelión de don Enrique en los años 50: será entregado en Cígales en 1353 como rehén a Pedro íl Sin embargo, no pudo participar en la contienda civil porque falleció antes de su comienzo, dejando hijos menores2>’. También es mencionado Rodrigo Alvarez de Nava corno trastamarista; por ello, no cabe duda de la lealtad dc esta familia, que, por otra parte, ha estado siempre vinculada al conde de Trastámara. Suero Gutiérrez de Nevares pertenece a una familia que tiene vinculación también con la casa de Nava y Noreña. Lope de Salazar dice que los Nevares, «perversos y agoreros», verán cómo su linaje se deshace después de heredarlo Pedro de Nava27. Otra referencia más segura nos habla de un Alfonso Ferrándíz de Nevares, cuyos hijos tienen el derecho de presentar la parroquia de San Martín de Cuadroveña, junto con el señor de Noreña«. Carvallo nos sitúa a este personaje como escudero dc la reina doña Blanca, contrario a don Pedro’”, Otro caballero destacado es Juan Martínez de Huergo, que partícipa en la entrevista de Tejadillo y según Carvallo figura en la Crónica de Pedro 1 junto con Alvaro Carreño”’. Este puede pertenecer a la lhmília Carreño que desarrolla sus actividades en el concejo del mismo nombre, y junto con los Alas desempeñará actividades comerciales, muy próximas a los burgueses en el XV; una rama residente en Oviedo acabará emparentado con los Quirós. También relacionados con los Quirós, en este caso con cl concejo, pueden estar los

s(’róííieaii p. 93,

2’’ As ¡ sc deja ver cuí uu dsícuuííeuílcí de Sauí Ha ricíisííííé sic Nava, reccugidcí psír To~s¡ut’.s - L: 2/

¿/rías lisio cts’! Moíua=sis’í’,uí¿le Sois B¿o’ro/siííic sic’ Ms ‘sí’ (4v’ ¡ edís 1 982, a péííd i ce cicie tíuííeuíua 1, cloe - Li diii 67. ssi’3ic;ianclauí,asss p. 162- ‘Ii’,ve inri sí de parrciqu ¡a’> ‘,. 1 42. (‘ssv’s[Á e. o/u. ¿‘ji p)t137 (‘255< Al]>”, <>1;. <-Ii. 393 - l>cse a esIs~ u’,o aparceelí ambos nt’,níbre=

Cienfuegos, si seguimos a Tirso de Avilés, de los cuales tenemos un representante trastamarísta. Martín González de Cienfuegos; esta familia tendrá años más tarde encomiendas en los territorios de la catedral de Oviedo”. Otro persona¡e destacado es Boyso Suárez del Corral. Se le ha identificado tradicionalmente con el Mayordomo mayor de Rodrigo Alvarez, que figura en su testamento como Boyso Suárez de Aher; más tarde nos encontramos a otro personaje del mismo nombre, representante del concejo de Aller en la Junta que se reúne contra el conde don Alfonso’2. Tenemos unos cuantos nombres más de díficil identificación: Pero Díaz puede ser cualquiera, desde un «caballero» morador de San Eníctuoso, a Pero Dia.z de Salas, procurador en la Junta que se reúne en 1378». Otros son tan poco conocidos que el propio Carvallo reconoce que no hay nadie principal en su tiempo con ese nombre; sin embargo, uno de ellos es Menén Pérez de Baldieno ¿puede ser un error y tratarse de Menén Pérez de Valdés, que aparece con frecuencia en la documentación? Si fuera así, veríamos cómo no todos los Valdés adoptaron de forma unánime el partido del legitimismo. Si consideramos quiénes son los petríslas y qtíiénes los del Trastámara, podremos observar cómo en los dos bandos tenemos grandes familias, dentro de la órbita asturiana, por supuesto, y también personajes de mucha menor relevancia. En los dos nos encontramos nobles que más tarde se vincularían con sectores burgueses, los Valdés y los Carreño. En ambos bandos hay fanilias que se enriqtíecíeron. otras que se mantuvieron, y otras que desapare- cíeron sin dejar huellas profundas. Los más beneficiados por la guerra civil van a ser personajes ajenos a Asturias, como el conde don Alfonso o los Quiñones, y los que desde dentro mejoran con claridad, como es el caso de los Quirós, no hacen más que culminar una carrera social en ascenso.

GONZALO BERNALDO DE QUIROS ¿UN MIEMBRO DE LA NUEVA NOBLEZA? Gonzalo Bemaldo de Quirós es el primer señor de Valdecarzana desde ¡372 por donación de Enrique Itt Por ello, es considerado en muchas

Av ‘ís s, T de: As-nutís iis a/es ¿<‘5’ ,ts(ii,’óss- u’ ‘tn¿igtlc’dadc’s de! Pí-i’neí»csc/si. Fdicióíi y unías de Maresis ti Mautine,, Oviedo 1956, p. 59 No heíiios encsiíicrado ningulící cutre la docuuíieuítación del cciiiee¡o dc Quiros relativa a estas fechas. 1.-a rererencia a la cncoííuiendíu e’> de Can-alio, p. 494 E íitrc ci cicís. uruiclílcí cíe i 33 u - copi adcí por Ji ‘vi-.,., .ANt <‘>2 <.‘ss/c’c’cioO ¿It’ A 5/arias - [Ecl. y notas Ni eí’cecics (iii lira u’> Madrid 1 947’ ‘rs’,n’,a II nóísí. 1 1 6. y la referelie ia a la Junta que recoge (‘arvuui it’, p. 41’13. ‘un p. - dc’> casi cincuenta a6os, psídenios dudar cíe que sea la uiiisma persouia.. aunque no Sea ¡ hipos;bis. L,s su ni iii tíd dcl uiciuiibrc y el 1sigíur nos hacen, al níelicí’> emparentarios, (‘cm ello. se ecsuíí prsíb uit u ¿u lid vez iii,)’> cómo lo’> representsíiites cíe 1 ci’> ccinee¡ ci’> de los grandes conísí e’> este caso. ¡55 NS ‘it / C sss os -.—Ts uss’s l-:s » — N> ‘y.-’>‘.= LI A-fssístisse,-jo dc’ .S’¿ssí I’elssso tic- G cneral ¿le Simalucas, Regi liereciercis de Ouaii Beruia cío y Martin VíL.qcucz de Qn lucís 1 u c luí 1 dc Fn ricinc Ii cuí la c)tic sc cílcírga la ccincesióui - -228 Cuí”> o óua Gro sí dcí Gcs llego ocasiones cabeza de linale, como nos demuestran las repetidas tablas genalógicas, y sus antecesores quedan casi siempre oscurecidos por su propio prestigio». No vamos a dudar aquí del importante papel que las donaciones de Enrique II desempeñan en la consolidación de muchas familias nobles, incluida la de Gonzalo J3ernaldo de Quirós, pero si quisíeramos presentarlas en este caso como un paso más de una carrera de adquisiciones y ascenso social que se va produciendo en el linaje de los Quirós desde finales del XIII>».

Una familia en ascenso

En la primera mitad del XIV nos encontramos con vaíios Quirós cuyo parentesco nadie puede asegurar con certeza. Si seguimos las genealogías de Trelles, Gonzalo Bernaldo sería hijo de Gutierre González de Quirós, nieto de Arias Cionzález de Quirós, y bisnieto de Gonzalo Bernaldo de Quirós”. Sin eunbaí’go, todo esto nos ofrece algunos puntos osetíro?’. Vamos a intentar reconstruir los parentescos: en 1270, un Gutierre González de Quirós y su esposa doña Aldara hacen una donación a San Pedro de a cambio de oraciones; en 1292, es Gonzalo Bernaldo, quien dona a San Pedro una viña en la Vega del Rey. No parece aventurado afirmar que son padre e hijo>. Varios poderosos personajes de la Asturias de la primera mitad del XIV, todos ellos vinculados a la órbita de Rodrigo Alvarez de las Asturias, pueden ser hijos de ese Gonzalo Bernaldo. El que más nos interesa es Gutierre González de Quirós que desde 1314 recibe del obispo de Oviedo la encomienda de las tierras de Teverga y Quirós, , los celleros de Agtiera, San Pelayo, Varcena, Palacio y el préstamo de Se¡’andí de la Síera y otras

-> Real Aeídeníia cíe la Ilisisiria Col Salazar D—26 fi 251 y D—35, Ii 158v. ‘i’auíít’,ién tEcísc Rs.: ssRasgo hisiórico—geuiealógieo de la (sus u tic X suidecarzana O siglo’> XIV y XX’)ss. Luí Esríss/isss. ~p, 19’?— 2 it). se cíetipa de 1ci’> desee ns.iicuí 5cs dc (icín ,-ulo de [3erIal ídsí, ‘1»]-~2 ss Ncubi1ezaPu-iruc.-¡,oo¿loy psíder rs.sIcsil Acuísi irIisc?’>C ensi ¡líaprensa),cíe los poneiiimerosen cl’>ícla‘Irastáníartísíque se -l’,sit’,iptil;cuueracíaprs.~dstcipresendotcucitíuu’, al Ji~ (‘c’ísic’uucíu’¡cs sic’ taíaíiue cairbicí cuí ci pantiranítí ncibíiu Sr c usucil ¡luís c’sin ci a¿fve,i;uuí;icntsi cíe la iicícv;i diuia’>ci;u. ci u .‘.s:s Vits.-xí¡¡-.sís sc’ s.s, 13- M ‘ls/sss <¿u’> I/i¿stí-¿is/¡.-i. cd - facsini ¡1 Ay aig;u - pp- 779 y’ ‘>s. La ¡uiexael¡ u ud cíe Tu-eile’> cl’, aigu iii’,’> citítcí’> está aiii pi u unicuilc cciii Iiruííada, cuí ciirs.>’> es sólo tina ciirs.ce dadas: su ex¡suene¡tu en épsíca de Al ¡msa Xl cutí ita esp;ue it’, eeneracucín;tl tt las 5 gcuu-as ¿ducís. cii’> Ncí p;írece ¡ísi’>i1,1e c~cíe cutre ( cinza sí Beintí dc, dc Qu ¡it’>

tic aparccc a it u, cíe1 XIII y u tíe’>crcí ( ís.í nz’, sí Bernal dci, del tic iciienios referene ¡a ~cir vez ‘,ríulíertí cuí u 348 0A( Os u ¿cío Regía (‘cílcinuda uf 9Sr 96~ ) h;íya s tic’, partí cuatí-o geííeraci cines. Su ti síuíítire allera canil,í cuí i u ss.ucc sion geneu-ticis’,nsíi dc It>’> unísííísís. ci u-le cuí esia huíiii» p;í ‘eec ser alteruial ¡s- aulíen Le U tul¡erre (¡c’,tsaík ¡ y ( cia/,u lo Beru’,a¡da - t”slsi cciiííc ícluría cc’,’u Is, que lis.,’> s.l ¡ce 5 \su‘sí’, 5<>.», R - - de la es>’> u s.uuíí bre q se se geuicral ii--u en el Xiii dc s.iesíguuiir ‘si pu; iii u>gén itci esmuí ei nsíuíí bre del a bs.tciii paieriio - <‘¿s/íss/¡s’s’íuí liiuss« c sí la Sc ls//sí Mc-sl/e ;—tsl, Scs ulla 1 989 p 42 s¡it mu’’> al,, c’ii, tounsí II reccíge dsucuiui’,cntacióuí cíe Sun i’cdrsí de ‘res-crea, del l;íiii;udui ssi ¡bici del ( ícís.icí’s PP 1 43 y 147 respel - Vhs. íííos u íuííl’,ié u s.j tic (Sc> ii-sil su 13 crí,tul dc’, u ¡clic alía niacíre ‘m Suc se ll;-tuiitt Aldaííu si c~s.ic ctiíiliríiiaria la liluíis.uciii ps.rcu ¿y’ ‘>í.í e’>psíss> Aria’> (‘isiíizálcz cíe Valdés s.ftiC C’turvtullui uiíeíí cuculí í< Par alisura ao ps>decn cus prs.¿usar sí cs un ‘>egtulícisu n’,;uu rl lucíaiii, ti tuti si un pie curar- La ííob/ez¿i trs/uírit,na aa/e’ la r¿’volsíeión irasit¡mtara-,, 229 tierras””. Su creciente poderio territorial se ve acrecentado en 1325, con motivo de su boda con María Cifuentes, pues el poderoso Rodrigo Alvarez de las Asturias le otorga la villa de Vílloria, en Lavíana41. Tenemos conocimiento también de stís problemas con los vecinos de Quirós, por los abusos cometidos en la recaudación de fonsaderas, infurciones y mañerías4>. Finalmente, sus buenas relaciones como leal servidor de Alfonso Xl le proporcionan el nombramiento de Caballero de la Banda en l344~’. Otro de los hijos de Gonzalo Bernaldo puede ser Lope González de Quirós, del cual tenemos algunos documentos en el archivo Municipal de Avilés que ponen de manifiesto sus malas relaciones con el concejo44. Más significativo es el hecho dc que Rodrigo Alvarez le nombre en su testamento apoderado de sus bienes, como su vasallo y alférez4<. Finalmente, antes de llegar al Gonzalo Bernaldo señor de Valdecarzana, hay que ocuparse de otra figura de su familia que plantea algunos interrogantes. Nos referimos a Pedro Bemaldo de Quirós, que en 1289 aparece mencionado en el testamento de don Pedro Díaz de Nava, como futuro esposo de su hija Teresa Pérez, entonces menor de edad4<. En 1314. ambos ya deben estar muertos como consta en la documentación de San Pelayo, y su hermana María de Trubia, figura como hija de Gonzalo de Quiros, lo que nos da una indicación clara de la filiación de Pedro47. Sin embargo, más que fijar los parentescos exactos, ya que aquí no pretendemos hacer un estudio genealógico, lo que queremos exponer aqni es que los diferentes miembros de la familia Quirós o Bernaldo de Quirós que nos

Archivo cíe la Catedral de Oviedo. Serie A. carp. 14, núuíí. 6, Usi .s -cecige la relérencia de la dcinación. ccuntiruiiada cuí 1351 pcr Fnricjcue dc Trascámara. o!,, cii. p. 60. - A -cii¡vsi de la (‘aledra 1 cíe ’ us «/i. sIl. l.cíííísí i u ó lii. (‘LXXV - - ‘aun liiéuí en el i - ib ‘ci Recerrc’,, pulí ietícisí pcír Li.»’,, ,-=s’¡’í., F-, (‘4v edo i966. Scílíre esle uit’, vimicuí Idi cíe re’>i‘>Senc ¡‘u esíncej 1 al pcicicr ¿leí encouiicuicí ero lis’, hemos cncs’,nuracicí mis reltu-cuíc ¡ti’>. percí a j cuzgar pcír ci’> di“cr’>c,s ícstini un¡ci’> que se repi cuí en esta pe’>q tuii [iii lícitalíe parsi la yida de Quulrós.

~‘ Arcliivcí Municipal de Avilés. i>erg;iuíiinc’>s, í’ ahuso’> dc Lope (is~nzáIez de Quirós, y iiítis larde de Pedro Bernaldo. su hijo. e’>cahieeiendsi escriccírtus de cou-uccírdia que parecen u-cpel¡daíííeííte incumplida’> o pidiendo prcicección a ituidrigci Alvarez. Dsíctuludíso perienee ¡ente tul M cinasteridi de Sai y cciile cíe . ¿‘ji. 5s,ííís, ti ííóín. 1 16. Are liiyo dci Mouia sleriu’, de San ‘elaytu, F. dsíc tuuííensíu cíe San y edite, 1cg - XLI, u óííí - 12 1 9. ‘cilii esícisí uisír 1 “usí’’.s ‘u.: 17/ s/ooíin¡o sic’1 A-/csn¿cc/s’í’io sic SY,,u Ba,’tsslo,iu¿ sIc’ ¡‘>¡¿5 ‘si 0<3 cdc’, 1 982, pp. 2 1 6— 22(1. -r ii ¡u’> —bsusí (‘¾‘»‘í-’—1’> ssc¡-.r’>--r u.’—Ni sv,sI -: s>lu. sil. ‘I’csuíící 1~ dcies. 224 y 225. 1 ‘Isíci isis es’,loca si Pedro esuíuucu hcalíauit, sic l.,cípe y ( utierre BerííalcIc’, cíe Qtiiuós y vinetu ¿udc,, eouíídu elIcís la estarisín uííás larde, la etíse cíe N ava - cuí esie castí psir ínatrimciii ¡sí- Siu cuí’, bsírgsí. stí í>rcnisil tira cuí tracia en eseeuía íící’> hace pci sar ctue Pedí rsí e’> iii nclic, ma ysír de cclii d c 1tue líeíííía isis. que tend rian casi la cci ací dc sus hijci. usiiíit’,iéii lI»unsaclsi Pedís’> Berr;iIdisi de Quirós. ¿Ls liijí.i cíe ciii priíííer iíissirinicinisi sepsunadsi cuí el uiei’npd, sic ci’> deiiiá’>’?. ¿es ciii errcír y’ Isis tía ci’> Isis estam cus ¡ iiter1’,i-etai,slo Cd] ti~vucadaníente’? ‘lecícmos ah a retsnicuíts’, cuí u tu esírs’ lisvu.ur: ci’, 1 3 u 4, cuí,> uicicí Oilciiiel-re recibe la clícdíiii e ida dc It;’> u ¡erras de Qtuirós, ‘res-crea y cierísís cellersís. se iuidica cuuue ‘hiles su llevaba su sobritící Pecirsí Bernaidci ¡1W!. huila íd>,,, 41)). 230 Cristina Gí-ancla Gal/ego encontramos en el siglo XIV, antes de llegar a nuestro Gonzalo Bemaldo de Quirós, están en un proceso de Franco crecimiento, económico y social, Estos hermanos (o parientes muy próximos, en todo caso), están todos vinculados de forma directa al más poderoso señor de Asturias, don Rodrigo Alvarez, de él reciben donaciones de tierras, como Villoria, se casan con mujeres de su familia y son considerados como sus vasallos, y como en el caso de Lope, testamentario y alférez. También existe una vinculación con el otro gran señorio de Asturias. la mítra ovetense: sabemos que Pedro Bernaldo tiene encomendados territorios del obispo de Oviedo como Quirós, ‘Feverga y otros muchos antes de 1314, fecha en que pasan a su tío Gutierre González, hasta 1348, momento en que se encarga de la encomienda Gonzalo Bernaldo de Quirós. Por esta encomienda, la relación que los Quirós tienen con el obispo es claramente vasallática, San Pedro de Teverga, San Vicente de Oviedo y San Pelayo conocen la presencia de esta familia como comenderos y arrendadores de tierras. Finalmente, la monarquia de Alfonso Xl les distingue con el orden de la Banda, y se sabe que participan activamente junto a él. Cuando Gonzalo Bernaldo de Quirós se defina claramente a favor de la causa trastamarista, nadie puede afirmar que los Quirós fueran en Asturias unos desconocidos; son una familia en claro proceso de ascenso y consolidación.

Gonzalo Bernaldo de Quirós: su papel en la contienda y su recompensa

Podríamos, parafraseando a Lope González de Salazar, hablar de las bienandanzas y fortunas de este caballero leal a la causa rebelde, de la que siempre se muestra activo defensor. Empezaremos con sus andanzas, en las que siempre hay que tener presente la estrecha relación de dependencia que la familia tiene con los dos grandes trastamarístas de Asturias, la casa de Noreña y la mitra ovetense. Su actuación pública en favor de don Enrique comienza ya en los primeros años de conflictos. El hecho de que la Crónica de Pedro 1 nos hable varías veces de él ya nos sitúa al de Quirós en un plano superior a la mayoría de los nobles asturianos del momento, cuyo nombre no ha traspasado los límites de la historiografia local. Sabemos que en 1351 don Enrique estaba en Asturias buscando protección contra su hermano, que descontento con su boda con Juana Manuel, le perseguía. En el mes de unayo, posible- mente acogido ya en sus señoríos, los cuales visitaba por primera vez, confirma una donación anterior a Gutierre Gonzalez de Quirós, padre dc Gonzalo, que probablemente contribuiria a reforzar los lazos de dependencia de los Quirós con su causa4».

(Ecu ííící heredersí de Rcudri gsu Alvíurez de la’> Asturias, dciii Fund tic cciii Ii riiíl la dsíuísíe ióuí que »uquíé1 hab la lee lísí a (3sstieíue (bu «Ile, de la s’illss cíe Vil1 oria. u u la ss(‘ riíuí iea del Rey dciii Pedí’,’,». hícíla ini’,’,. 4. p 43. 1.ci /uohiI¿’zti astu,’,c¡tua atufe’ It, ,‘evo/uú’ión ‘Tícis tinca-a. -‘ 231

En 1353 Gonzalo Bernaldo acude junto a su señor a Cigales, donde estaba don Pedro, y es entregado a éste cotno rehén en prueba de buena voluntad, junto con otros caballeros que se habían destacado en la rebelión de Asturias; se intentaba garantizar asi que el conde de Trastámara no se levantaría contra su hermano y la entrega a éste de varios castillos que Enrique poseía en Asturias”>”. Volveremos a ver a Gonzalo de mediador en la entrevista de Tejadillo, de parte de la reina doña Blanca5’>. Durante los tres años de la guerra civil, Asturias no fue escenario de las operaciones militares entre los dos hermanos (si bien no podemos descartar que hubiera enfrentamientos locales entre los partidarios de ambos). Ni siquiera don Fní’ique se acercó a pacificaría en 1368 aunque «ovíeron entre sí muchas peleas»5’. Pese a esto Gonzalo Bernaldo de Quirós desempeña un papel muy activo, superando los marcos regionales y actuando, podríamos decir, a escala castellana. Su más significativa acción comprobada es su alineamiento con los caballeros de la Banda, distinción que, como hemos dicho, ya tenia su padre, en la batalla de Nájera>2. Tras la muerte de don Pedro, Asturias conoció, según el Memorial del abad unos meses de tensión, al sublevarse los caballeros leales a don Pedro; se ha hablado incluso de una particular guerra civil de ámbito regional. La pacificación de Asturias fue realizada por Pedro Suárez de Quiñones y por el adelantado mayor de Galicia, Pedro Ruiz Sarmiento, pero desde dentro, el encargado de custodiar la ciudad de Oviedo para entregársela al nuevo rey, pues el obispo se la entregará en tenencia mientras tanto, será Gonzalo Bernaldo de Quirós, lo que prueba que es el más poderoso de los trastamarístas que se encuentran en la región». Otros hechos de la actuación de Gonzalo Bemaldo no se han podido comprobar pero resultan muy sugerentes. En su tumba, en el antiguo convento de San Francisco de Oviedo, hoy en el Museo Arqueológico de dicha ciudad, figura un epitafio en el que se indica que acompafló a don Enrique cuando tuvo que ausentarse de Castilla>4. Más interesante es la idea de que Gonzalo Bernaldo fuera enviado como representante del Trastáinara en una embajada a Inglaterra’». De ser ciertas estas afirmaciones, la colaboración del de Quirós con don Enrique hubiera sido todavía más estrecha, lo que no parece reflejarse en las recompensas posteriores. Sí son falsas, nos demostrarian los intereses de la fhmílía por mostrar un antepasado ctíyo timbre de uiobleza y prestigio ftuera aún más alto.

~‘ Ibis!, p - 93-

ss(Eróíiieti.. R 521, ViiI, p. 441, C..-sss-.-x¡.í su, ob. dii,. p, 40)1 - Vs ‘í -. ú’ - M .: Asíiis’lsí.s M»>uunosesuisíl, flip!oíuíciiic-si ;‘ Epigí’c¡fic’ti. ‘isirno 1~ Oviedo 1 887. p. 1 64, ‘cAqui ia~e el íícílle caluuilersi (3cinyalo Benialdo de Qcsirós ci Viejo,.. criado quhe ‘sic dcl señor rei don [Enri cjcte ¡ le sirvió cuí esísís re¡ nc’,s y luiení de Isis lodo cl tienpcí qtic and tilis> auu’>euílc pcír uciíicír al re ¡ don i’edu’o síu lieruíituuisi.. sí. -- RAL], (‘al, Salazar. D-26 fI 251, 232

¿Por qué este claro compromiso político con los ‘irastámara? Siempre es dílicíl entender las razones concretas de una toma de postura. En el caso de Gonzalo Bernaldo de Quirós, aún desconociendo los motivos más profundos, tenemos bastantes motivos de índole vasallátíco, y por tanto de poder economíco. Sí analizamos los documentos procedentes de la catedral de Oviedo, vemos como las obligaciones de Gonzalo Beinaldo como comendero de la catedral, llevan implícitas la representación militar del obispo de Oviedo>. Sabemos que éste, como casi todo el episcopado. adoptó una postura favorable al de Tíastámara, con lo cual el dc Quirós podia estar representándole en muchos momentos de la guerra por deber vasalláticos7. Deber qtie también tenía contraído directamente con don Enrique. señor de Noreña. como continuador de las relaciones que don Rodrigo Alvarez tenía establecidas con su padre Gutierre González de Quiros. Ser vasallo de los dos poderes más fuertes en la región, uno de ellos el hijo de Aliboso Xl, a cuyo servicio ya se había distinguido su lhmilia, supone una apuesta relativamente segura, porque sucediera lo que sucediera en el reino, las principales posesiones del de Quirós dependían de su fidelidad al obispo y a don Enrique. Sin embargo, no debemos pensar que esta lealtad haya sido siempre interesada; la trayectoria posterior de los Quirós continuará siendo ‘neprochablemente fiel a la nueva dinastía y al obispo durante la rebelión del conde don Allbnso7». Como colofón a esta- actitud, Gutierre González de Quirós, primogénito de Gonzalo Bernaldo, va a morir en la batalla de Aljubarrota>”. Pasamos finalmente a analizar los resultados prácticos que (jonzalo Bernaldo de Quirós obtuvo como premio a sus servicios. Dos tipos de beneficios podemos encontrarnos, por un lado, la donación de señoríos nuevos por parte del rey, y. por otro, la consolídación y mejora de los $euque ya poseía Gonzalo Bernaldo. Entre las concesiones nuevas nos encontramos en 1354 con la abadía de San Antolin, según consta en una carta de confirmación””. La concesión debió realizarse como pago a los buenos servicios del de Quirós entre 1351 y 1353’ La verdadera «merced» enriqueña que consolida el prestigio de la familia es el señorío de Valdecarzana. Pertenece ésta a las mercedes concedidas desptíés de las Cortes de Toro en 1371, fecha en que las donaciones de

ASiC). Regí;’ ( ‘s~fssracl:í fíE 95i Qós Fui re,-us’> suf~lig»ucicíuíe’> el sibis;’,si le niansia cuí f;u cariLs cíe i.Euiecíuiiieu’,cf;u cíe 1348 ss.. ‘>i hícíesirsí sciwsu cl rcí iii.>’> llauííau’e pal-a sc; serv¡9idi diule vayticies ediuiiitiscsi psir lisis, sí cciii íítuesuícu peiicisiíui ‘s, (¡cliii- ildi s st’ ve>’, se ccíuíípi’siuiieue ;s sss—sus ayuidar e a citiieii s’sís iii,iuiciardes cciii dsíííííc’s el ecín »iriil,i’> qts,uiicls’> s.»ís iiiesier fuer, el » 1uutiiicisi s-sis iiie í’etituiu’aclesss. Vsi ‘i¡-”uc. 1.: /lísí’/s/ui¿’ 1/ It ( sss/sl/u lss ,giis-í-i’si »-is’/! Isí csvussílis/ac’i¿iuu sIc’! í’cg/ííic’íu. Vallsscicilicl 1966, pp. 9t)-92. Ssilrc este ¡nucuesa ile pcrsdhuía1 c y sss u-ele1 ¡¿iii sétí sc U ss’ Ms>’-’>: sc FI cciii cíe dciii Aliiiuissi» - A.’»>s> ‘u’s’ís.s/sí .-i-/cvl/c s-culisí - 2. ’ u’»-. Av.-s¡.t u’.: Si ‘u-siíu¡c’sí s/s’l Rs-> cío,> Jíísoí 1 sIc’ (‘‘susiil/su. ¡i. 1116. Retil Ac;scieíííiss cíe l;í llislcíri;s. (“cuí. 5»ulsu»’.ar NI—37 II’. ‘‘36—737 233

Enrique II se detuvieron casi por completo. ¿Por qué realizar tan tarde, en ¡372, la donación, siendo como lo fíe Gonzalo fiel a su causa desde el principio? Valdeón piensa que el objeto de estas mercedes tardías es crear clientelas en las zonas más peligrosas para eí nuevo rey. Galicia por su petrísmo (de ahi las mercedes a Fernán Pérez de Andrade) y Asturias por el peligro que representa el conde don Alfonso”’. No obstante, el conde don Alfonso tenia a la sazón diecisiete años y aún no parecía un peligro para los intereses de su padre. y el petrismo asttíriano. ya hemos visto, parecía definitivamente sofocado. La donación del señorío de Valdecarzana se hace, como es habitual, por juro de heredad, con cesión de la jurisdicción civil y criminal por parte del rey. No vamos a citar los territorios que se entregan, sólo mencionar que la donación incluye además de Valdecarzana, Soto de los Infhntes, algtinas aldeas en Babia, y el derecho de presentación de la iglesia del Monasterio de Teverga. Estos bienes pertenecen, como es habitual en las mercedes enriqueñas. a territorios incautados a sus más directos enemigos, en este caso a Isabel Ponce y a su hijo Fernando de Casti-o, uno (le los más firmes puntales del petrísmo que continuo durante cierto tiempo capitaneando la insumisión desde Galicia. Pero esto no justifica el que Gonzalo, leal a Enrique desde el principio, no recibiera una donación en fecha más temprana»2. Entre las posesiones que Cionzalo Bernaldo tenia antes de la guerra, aparte dc la villa de Villoria. que tenía ya su padre desde 1325, las más significativas cran las’ que se derivaban de su condición de comendero del obispo de Oviedo. [Isla dignidad, que ya sabemos tenía su padre desde 1314, y ya antes estaba vinculada a la familia de Quirós. experimentó algunas modificaciones después dc 1372. Tenemos dos cartas de eiicouníenda otorgadas a Gonzalo Bernaldo, una en 1348 y owa en 1372. Si las analizamos vemos que existen, entre otras, las siguientes diferencias de consideración: en la carta dc 1372 los territorios encomendados son más numerosos que en 1348. En esta ¡beha, se hace refe- rencia expresa a la liliación, como prueba de que Gonzalo Bernaldo recibe la encomienda por ser hijo de Gutierre González de Quirós, vasallo del obispo, mientras que en 1372 se indica que la recibe «como meced» en premio a los buenos servicios prestados a la mitra ovetense. Finalmente, en 1348, se mencionan las obligaciones que el comendero tiene, entre ellas la de defender militarmente al obispo; en 1372 las obligaciones se mantienen pero se específica claramente que esa defensa no puede ir nunca contra el rey don Enrique o el infante don Juan. ¿Teme el rey que las obligaciones de fidelidad dcl comendero con el obispo lleguen a tal extremo que le obliguen a rebelarse contra él’? Es posible. puesto que ya se ha visto cómo el propio Enrique II se

‘u’-¡‘u» .1.:” N tít;>’> suilire las iii ereecies cíe L inc 1uíe ui cje C asuiilss’, en 1lis/idus ‘sí, XXVIII, 1 968, pp- 38-55. -- - l/s!, lítica ní;íii. 34. 234 Cris-Una (¡<‘¿¡nt/a Ga//ei’4.

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Nos preguntábamos al comenzar a hablar de Gonzalo Bernaldo de Quirós, si podiamos considerarle corno un miembro de la nueva nobleza, Para ello debemos ver si se ajusta a las características que acompañarían a ese nuevo grupo social surgido de los conflictos del XIV»». Gonzalo Bernaldo se ha enriquecido tras la guena, beneficiándose del trasvase de bienes dc los vencidos a los vencedores. 1-la consolidado la fuerza de su linaje y su prestigio: su condición de caballero noble se pone de manifiesto en los documentos y en el orgullo familiar con que sus descendien- tes le mencionan corno vasallo del rey. Las batallas desgraciadas para los Trastámara de Nájera y Aljubarrota han contado con representación activa de la familia Quirós y eso es un timbre de gloría para cualquier nuevo linaje. En el XV en torno suyo se aglutinarán clientelas y capitanearán numerosos conflictos intestinos dentro del Principado>’. Se enterrarán con toda pompa en el convento de San Francisco, con esculturas funerarias que insisten en su condición de caballeros»7.. Sin embargo, su radio de acción díficilmente va a superar el mareo asturiano y, en concreto, la zona centro, El disfrute de cargos públicos va a ser ocasional, dominados siempre por los poderosos Quiñones. Su patrimonio va a crecer, pero la (budación de mayorazgo será tardia (1474) y antes, el

¿XC’. Oviedo, Regia t’cíiorada, ‘1’. 95r-96v y III 96v-97v. Vn el Arch¡vc’, de la catedral cíe cic’,cuí’,’,eíiso’> cuí íd’>’> qtsc Lii’> iqule II y .1ulan 1 ni’> ísucii a dciii tul ¡erre cíe Tcíicdi’, para las cííccím¡cuicias q tic di’> ¡‘ulala Ccuuiza ci Beni sil dci pasen a sus líijcus - tiste e’> cuí ;uspccicí ciii cii dc ccíííí prcuícier dcii crsí cíe luí cii iíauii ch gcíícr,í 1 dc ¡ u chis.duiiiuuntití ci veteuí sc Psir cmtsé íttu’cLs i;uuitcí ci sil,u spci cuí reuícív;sr la’> ehíccíhí’, ¡ cuida’> si Isis Qu urdís Isis lis.ncuí ds.sclc aíítigtící: si el prcíp¡sí rey se o pidc pcir uscrl tcí si ci’> Qn iréis ‘>uí;u los pri líe¡pal cs ds.fu uíscírcs dc Li iii IIr í lcdhile al ecíííde cíe N sureñ tu: si uncí sic u lIsis Lupe. está casasicí cciii su líerííía si tic) oh ‘>psu N u cuí Ss’> ‘‘‘s Dí.”>,: La s’i-ic’ssiuu,e,usí¿u s/c.’ iuioiu¿us/c’í-sos síu lcd Csuu-ss,so sIc C’tcs’uil/sí, Mtídrisi 1961 ‘>muc pícuisa cítíc Ii euicu’,mieuiciuí asíulructuia tic-nc uina pcrson.hIidsud s.s-pee sil, iii cuí Fi - si’)’>’> ni., ti>’~», ‘¡ - Óiíiíeru’c- de 101< sí» ¿1)0 sIc’ O;‘(¿‘5/o- Rc/óí’,us¿s c’c‘/c-’sisis’tis ‘sí tIc lsd Awssí cuse op iii pu cci‘«iiiciitc lo cciiiIrtíri ti, líeuííc;’> eiicsuuitruudsi uhuid ucplsu scuuííu st;uicienhc. ‘In íítuc’>irts hesis iííicuít uhciiios ‘,ícífuuidsz sí cuí csia auióíiitsl¿s etu-e c’i si -luis. la - Sects; hnos a’> pustilas de Ms’’»», 5’ dc: su De la uisílí eza vieja u la u ahí eza otic va - i,ti lían sioruiisue ióii uioliiiurus castclLiií 5 cuí luí Baja Vcltsd Medi;sí’>. C’íssis/s’u’,so,c ¿1»’ lI/s’io,’s’s¡, 3, 1969 pp. 1—120. Tauíít’,iéíí ssLss uícíi’,ie, u casIs.11 uncí lecíuicsuu cuí su [Edad Media. Pucilienis¡uicus cuse issí u scucí 1’>’> tIi’>yísuuiisi, CXIV. 1970. p~ 5—68. ScílTs. cl icma cte Icís laudos se es-pera la psílii ¿síeiáíí cii lech’>’> próxiíiía cíe las actas del ccíioquui5’> Bsia¿s’o’ » 5 Qssc < c lIc 5 cli 7ssi-’>’5i¿/uics cus L’s¡uga¿ sí ¡sí - fi>; sus A-los--ea Agc’, O Ini versite de i1ari s. Ssirbciiiiíc. luisuictil Si t;lctírs.i ¡ spsígíícíi. Maycu 1987. - A¡ ‘‘‘sss’ ,X~ sx’>í.,, 11.:’>tui c-secsliursí luhíersuria Baiciuíicciieval uuscuírianss>,, BibliA uis’uii’,s’ 129—13Si). oviedo 1959 L¿í no/,Iezti asíu,’iaimti ¿¡aId’ Ití sc’v¿aiuc’ión Trasláína,-a. -‘ 235 señorío de Valdecarzana se desgajará de los otros bienes de los Quirós para pasar por matrimonio a unirse con la casa de Miranda. Y las encomiendas, ya hemos visto, serán renovadas con extraña dificultad por parte del obispo de Oviedo. El salto hacía adelante de los Quirós no es tan espectacular; segttirán ascendiendo poco a poco durante todo el siglo XV. Reúnen la mayor parte de los rasgos de la nueva nobleza. sí, pero hay que dejar constancia de que desde finales del XIII ya han emprendido su ascenso y el impulso que la guerra y Enrique II les otorga es menos importante de lo que pudiera parecer.

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Sería arriesgado afirmar, para concluir, que la guerra civil del XIV afecta poco a la evolución del estamento nobiliario en la región. La progresiva influencia de los Quiñones, y sobre todo la vinculación a la corona del señorío más poderoso de Asturias, son consecuencia directa del cambio del orden establecido. No obstante, la nobleza asturiana, la que vive y actúa normalmente en el exclusivo ámbito regional, no experiménta demasiadas modificaciones. Hemos visto que las razones para aliarse con tino u otro bando venían dadas sobre todo por viejas lealtades previamente establecidas, como el caso de los Quirós, o por ofensas que vengar, como los González de Oviedo. Los resultados definitivos cambiaron muy poco las cosas: los que llevaban un camino ascendente lo mantuvieron y consolidaron. Otros, se quedaron unos años estancados y luego resurgieron. La tendencia al perdón y a la restitución de los bienes incautados fue la que predominó después de los años de conflictos. Finalmente, familias con poco peso regional. trastamarístas y petristas, quedaron con los años cmi el olvido.