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• BIBLIOTECA DE MEXICO. ,

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Tip. de S. Jhnua. Exconvento de Sta. Mari:!. de Graci:!. . • • 1879. - • , l . • "Caiga el pueblo mexicano de rodillas ante Dios, que se ha dig-nado coronar nuestras armas con él triunfo. Gracias á su divina voluntad, nos ha sido conce­ dido recuperar el tesoro inestimable ct e nllestm in - dependencia. . Ha afligido aJ extranjero' que 1I 0r,; opriluü\' y u]­ trajaha, ll ene; d0 soberhi a. Ha. afirmado en i';U salJ 1,u lugar ~í, e::; te su puehlo. Porque Aquel misU\o que tiene e l! 1m, cielos su mora,da, e: el vi:;itador.y protector do Ilu e~t i ·:t pa­ tria, que hi ere y III"t«( dIos rr¡¿¡ ¡ 1'1'('/l I ~ /' d e ':/l f- eldo á ¡1((cel'/1os m.al . . El solo cxct.: lelltc, el 8010 j usto y todopoderoso y tieruo, es el q ne ha dispersado la::; naciunes l{ue, como buitres, cayeron sobre México, el que permi­ tió despues, que nuestras virtudes, apagadas con la­ va del volean de nuestras discordias intestinas, rea­ p¡\,recieseu eu el crisol de reveses espantosos, para purifica,r nuestros hogares, para hacernos lllas dig­ nos de sus premios y coronaR, y para que sepan los monarcas q ut" el mislQ o t] ue libró á, I srael de todo mal, es el Diol5 que santitica y guarda la porcion del Anáhuac. ¡Mexicanos! El mundo a,tónito os contempla., I 4

~i bien fraccionado e n dos bandos que debeis dis­ ting-uir y conocer. El uno se encuentra identificado con]a gran na­ cion cuyos destinos en el Gólgota 11' e confió la Pro­ viden(~ia, para representarla, con su divina ayuda, en el Tabor. A este bando pertenecen todos los que ha,bf' is, con el valor y abnegacion, revindicado el derecho inalienable de existir como un pueblo sobe­ rano, independiente y gobernado bien o mal, por vuestros prop'ios compatriotas; 108 que idolatran la libertad con todos !:iUH tropiezos y peligros, y C011 , todas las cruentas expiaciones que ant es ae organi- zarse, exijen en holocausto; los que 110 han degene­ rado de nuestros héroes primitivos, que rompieron las cadenas que nos tenian maniatados al vil poste del ~ i stema colonial, tan ar bitrario como absurdo; los ciudadanos de todas las nuevas repúblicas de A mérica, que en medio ¡lel funesto desgobierno con que los malos hábitos de raza los aflij e, se re­ sisten á dar como perdidos los torrentes de sa,ngre con que tantas naciones independiente!::! se funda­ ron en la mitad primera de este siglo; en fin, per­ tenecen á este bando, todos 10R que en ambos he­ misferios han simpatizado con nosotros en la hora olemne en que se nos presentó el duro trance, al parecer inevitable, de tener que entregar nue, tro sueÍo, nuestro hogar, nuestros hienes, nuestra inde­ pendencia y nuestras glorias, á un extranjero dinás­ , • tico que os6 deci r a' un pueblo libre: "la umision 6 .it' ... 1a VI'd a. "

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El otro, bando es aquel que fundó el orden en la fuerza, y con la fuerza eFltorsiona, tala y mata: el que deifica n.! hombre autoridad y detesta el prin­ cipio bueno ó malo; pero ostensiblemen te acoje \ll principio, bueno ó malo, -general ó limitado. acepta­ • do por civilizaclon sin discrepancia, por relegado á las aitas regiones de la utopia, cada vez que le conviene valerse de las armas que blande su ene­ migo, para apellidarle inconsecuente, para desaCl'e­ ditar astutamente sus victorias, ó desau toriza.r con improperios sus castigos. A este bando perte n ~ c e n los que emplean el ter­ ror como legítimo medio de gobierno: los que per­ siguen por siAtema a h democraeia y sus buenos defensores: los que presentan los cauones cumo la ultima l'aZún de la,; grandes monarquías de la Euro­ pa: los que pretenden que el derecho internacional • fija reglas :'\010 para. las nacionos poderosas entre sf : .. los que en nuestra América han apo:-:tatauu de la política religiosa. de su ' mayores, por traicion Ó por ódios de partido, ó por el desali ento que ill spi - 1'a,n las revueltas continuada::;; IOR que l~si desespe­ rados, atribuyen tí las santa.s institucione:; demo­ crátieas los vi cios y desgracias que solo procede u de 1013 hombre::! y dan el mismo resultad,> en las co rrompi.d::~s 1l10IUl.rfluias; en fin, pertenecen :l eRte bando, lus

hoy• ]a li Lo l-tad. Ni el oscuro aholicionista, de "\ ü'- gini:t pudo va nacrl0riarse de la muerte de aquelJa abominable institucion, lli 'yo puedo decir q\le p0r • mí ,- iv~ la libf'rtad de nue!'hn patria. ¡Ujalá fuera eieltol La, vida de la independen­ cia es la que con vue:-5tra heroica ayuda he recupe­ rado. I ¡Esto es grandel . , Sin duda. que]o es, y al conseguirlo, pretendie­ ron inculcarme los filántropos, que los lobos roba­ dores, que las fieras que acaudillaron estos lobos para as<ar pérfidamente con talas y degüellos diez millOlies de habitantes" sin sujecion a regla al­ guna, son nada mas que "violadores de principios, que un principio ha de s:11v:1r; perseguidores de un derecho, que un derecho ha de abrigar." Recla­ maron para el jefe' de esas fieras el carácter de simple usurpador, como fué por ejemplo el grall Napoleon para la Europa, y tambien Hucesor Cl/UIl­ do di6 muerte á la ultima repúbli t.:a fml1L"csa. L le­ garon hasta el vicioso' extremo de íll vocal' en su favor el gran precepto de Dios " IIU ro atul':Í,s, " ]Jara concluil' qu e yo, como vuestro presiden te, debía en "nugu ·ta estupidez;"solo sabei' que la vida human:1 es inviolable. J :1más p:1ra el político han sido !'azoa las bellas fhises. La sublime poesía las lleva al corazon pa­ , ra atacarle y conmoverle; pero el sano entendi­ miento no }lodrá nunca tornarla como ciencia, ni como principio saludable para el cristiano régimen del mundo. Por esto, la nacion, al sonar la hora del gran juicio, juzgó y castig6. . • Los rancios estadistas y la prensa monárquica me han llenado á una voz de maldiciones, :11 de­ cirles el cable submarino: "los que o~aron asaltar la nacion del Anáhuac; los que encabezaron el crimen 8 espantoso de .aherrojar su independencia, talando, incendiando, degollando, ya no existen; México triunfante usó de sus derechos." La opinion predominante en ese antiguo inun­ do, en que el derecho está identificado eon los re­ yes, y considera á los pueblos como carne de cañon únicamente, se ha levantado en masa contra nues­ tro~ castigos nacionales. Su estupor, su indigna­ cíon debía esperarse; es la exaltacion de la injusti­ cia que se encuentra extrangulada en el lazo mis­ mo armado eontl'a. el inocente que convierte en e­ nemigo de su maldad. N os ha dirigido por tanto su . calldepte improbacion. Háse dicho en Ingla­ terra, en plClIO parlamento, que los anales de la historia no registran un acta mas odioso que "el suplicio de Q uerét.aro:" en Francia" que ha' sido tan inútil como cruel, y <{ue 110 debe extrañarse en un pueblo de salvajes. L a cólera del Aust.ria ha ido mas Jéjos: establece que los traidores, que los malvados que ti. sabiendas empleó la llamada inter­ vencioll , es el pu eLlo mexicano; y l:OIl est.e snpue:,l­ to tan absurdo, hace resjJoD sable á la nacion de ha­ ber llamado :í. un príncip e~traI0ero para entre­ garle una corona, y de haberle abandonado con en- • g-año, hasta el punto de impedirle que abdicase, cualldo l ~s tropas francesas le dejaron :,lín medios de prolongar por ruucho tiempo su obra de destruc­ cioll eu nuestra patria. He Jicho suplicio de Querétaro, porque U1io solo • es el que ha levantado las iras de Europa: ~n uno solo es en que ellos ven violados todo~ los dere­ chos: su pretendida humanidad protesta contra él solo. Su moral cristiana decantada, solo dá fueros al advenedizo empt3rador, víctima de una cruzada criminal acometida por linajes que han perdido la verdadera nocion del cristianismo. Para los esta- • • distas y la prensa monárquica de Europa, no hay • cuestion respecto a los traidores que sirvieron de • instrumento á. un archiduque de antiquísima pro- sapia. No tienen para aquellos ni dtrechos, ni moral, ni religion; no a.pelan al principio, sino cuando una "estirpe divina" lo hace necesario. iCompatriotas! En este dja solemne en que Mé· xico ve flotar de nuevo su verdaderó pa:bellon, cumple á, mi deber de alto magistrado, demostra- • ros que sus colores .no se' han manchado con san- gre alguna derramada por crÍlDen Laeional; y que los castigos que la conciencia pública dictó, que su . tribunal sancionó y yo hice ejecutar con fórIllulas legales, no violan la moral del Eva~gelio, y mucho menos, por consiguiente, los principios sanos mas trillados de la legislacion universal. . Establt::cel'é con toda claridad los precedentes y los hechos, para poder juzgarlos con acierto. , . •

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. • ..•• • II. • • La sana opinioll del mundo jamás podrá negar que México es un Estado protejido por el derecho de las gentes, porque a. pesar de sus periódicas re­ vueltas y los desordenes de todo linaj~ que acar- • rean, no es una "voluntaria asociacion de ladrone:; y piratas" para su particular provecho organizada. Asi es que México puede pel'f~ ctamente distinguir­ se do las "hordas salvaj es ambulantes," porque constituye una sociedad civil detenninada, cuyos miembros obedecen ue ordinario a autoridades cons- • tituidas, con ciudades de civilizadoll adelantada y con circunscrito y defi nido territorio que los uemas Estados han reconocido. • Tambien es innegable <{uc México es "nacion" en el t écnico sent ido de est a, ~1 0Z , porque formal ­ roen te no somos como Rusia, Austria., Prusia Ó los imperios otomanos, que se han compuesto ó s~~ eúlllponon todavía "de varias Ilaciones sometidas" • á. un ·superior por la fuerza, ó con derechos incues- tionables ó legitimos. Heredamos la nacion ~li¡]ad aboriginal de los aztecas, y en el pleno goce dt' t: . lla, no reconocemos ni soberanas, ni jueces, ni :lr­ bit ros extraños. Esta independencia, cimentada con todas las re­ queridas condiciones por el derecho de gentes para II exigir á los . demas Estados respeto y sumision á los principios, ha sido blanco de ataques para las . . . monarqmas europeas. Al efecto han apelado al derecho de intervencion, "interpretado excepcional­ mente para la ~ mérica latinít . . El derecho d.e intervencion en su otígen tuvo solo por ebjeto limitar el ensanche de territorio y poderlo que por "medios ilícitos" trata de conse­ guir una nacion ó soberano. Como lícitos se vie­ ron los empleados para colonizar Loda la América y una gran porcion de la. India. Asiática; pero li9il::<'t se consideró ig ualmente la. intervencíon "dentro de Europa," para sujetar la ambicion de Cárlos V, y para. po~er a raya 10R prillcipios revolucionarios de la república francesa y su creciente fuerza militar. En ] 827 rné que la Europa pensó en interve­ nir para otroR fines rl esconocidol' en lo antiglJ.o. Cuando 10 ~ griego:,; sacudi eron el yugo otomano, se creyó qUtl lll::; intereses ele la. humanidad, oprimi­ dos por un gobierno despotico exigían de las nacio- nes extrañas oficios protectores. \ Pero al mismo tiempo la Europa civilizada ha convenid o con evidente inconsecuencia, en que era necesario lIintervenir para conservar y protejer" el imperio otomano, que desconoce la moral del cristia­ nismo, que funda su gobierno en la violacion de to­ dos los derechoR, que escandaliza la actual civiliza ~ cÍon con sus costumbres relajada.s y revueltas es­ pa,ntosas, que castiga el sober:J no con toda la cruel­ da.d que inspira la pasion desenfre,narlo.

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Justificase en los libros de la ciencia Gsta evi~ dente inconsecuencia, por la necesidad urgente que tiene de conservarse cada Estado, la cual lleva á los monarcas al extremo de sostener en pié "el es­ cándalo del mundo cristiano, para el efecto de con: servar intacta" la balanza del pode·r ("honesty a­ mong tieves") especie de equilibrio que rompen las potestades europeas cuando pueden. ' , Asi encontra.ron extendido y ejercido el derecho I de intervencion las déhiles republicas de .A mérica; pero sus intermmables revoluciones militares han inducido á las grandes naciones de Europa á dar mas alOplitud á este derecho. La propia conser­ vacion ya le diera orígen de lo antiguo para limitar el espítitu de conquista. Cuando una potencia pretendía engrandecerse' á costa de una débil, otra fuerte, para impedirlo, tenia derecho á intervenir "dentro de Europa." y solo allí porque el engran­ decimiento por colonias en pa.ises apartados, se consideró natural y muy legítimo. Así quedó so­ metida á la fuerza únicamente la sujecion de todo el mundo, americano y asiático, i los soheranos europeos. La iDsurreccion de las colonias españo­

las levantó las miras de las testas coronadas. , Se • a.liaron contra aquellas, a.l ega~do que en trece a­ ño no habían podido establecer su independencia, y que por tanto era necesario afir mar á la España en sus dominios trasatlintico. La Gran-Brotaña entónces declaró que se mantendria neutral mien­ tras la guerra nacional se "prolongase:" pero que 13 al irltervenir en ella cualquier poder extraño, obra­ ria segun sus' intereses, esto es, intervendria. De­ claróen ]'823 que la paz y el bienestar de la repú­ blica no permitia que la Europa tratase de exten­ der su sistema poUtico 'á este continente. Las colonias ~spaño las al fin lograron sellar su inde­ pendencia, y , se presentaron ante el mundo como naciones soberañas-. - .. Cesó ola guerra con la Españá; pero ha continua­ do la intestina con intérvalos mas Ó' menod prolon- • gados. Durante medio siglo, una ~érie de gober- nantes, IDas Ó menos ava.J.'Os Ó ambiciosos, han he­ cho de Centro y S ur-América "el escándalo del , mundo," permítaseme eRta expresion exagerada para formular el CltrgO como nuestros enenúgos la. - , establecen. • E se cscá.ndalo ha prodtlcido doble efect,o:' la cor- l'upcion en los 'gobiernos, y con ella la eorrnpciQll de ]os extra.njeros, que tratan de explotar nú es~ ra maja. situacion, '; ", De aquí, ¡aH indemnizaciones fabulosas recli ma­ da$ por ]a,8 naciones europeas, para enriquecimie'n '~ tú de sus subdit08 y ruina de Centro y Snr-Amé- rIca.• No b:l..Gtaba verse e] fin: necesitábase tambiell le- • gitimal' el medirl. , E ntonces los modernos monarcas europeos, rece­ losos de ]as instituciones libres de la América, i­ dea ron para soj uzgarla ó explotarh, un derecho "sui 1 góneriR' (IlIÚ no dió la antigúedad á los imperios

• 14 mas pod~rosos. Antes pretendióse vanamente in- • ter"enir, .p,orque las antiguas-colonias españolas no habian logrado afirmar su independencia dentro del término breve de trece años. .Ahora que nuestra independe'lcia es un hecho consun;¡ado, se pretende igual derecho por no ha­ ber est.a,s repúblicas · organizado la libertad en ~lle­ dio siglQ, que es un instante en el cómputo comun de las nacionel". Ese derecho, he dicho es "sui géneris" y tiene • por objeto exijir un orden permanente a las nue- • vas republicas de Centro y Sur-America, para el efecto de' situar á los extranjeros residentes en en mejor condicion que la de sus propios ciudada­ nos; pero no 8in precauciones, porque los monarcas europeos han juzgado q ne ese derecho "sui generis-' era peligrosísimo aceptarlo al1:i en Europa, respecto de la s monarqllias en ella constituidas. El Austria, la Rusia, ]a Francia y la misma Es­ paña, por medio de sus respectivos miniAterios ó de la pt~en8a semi-oficial, á. una voz han aceptado la dotrina que un diario defensor del gobierno de )1¡:¡,.:irid· recapituló en 1852 con la siguiente lucida E'XpOE.1• ClOn:• " Q uien abandona su país para ir á establecerse en uno extraflO, a. donde le lleve'l los negocios de su comercio, Ó cualquiera otros, sin perder su na.­ t.uraleza, renuncia a. las Jeyes de su nacion y se co­ loca al amparo de la'3 de su nueva patria, mientras tanto viva en Po lla. · EstaR podrian ser mas ó me- •

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HOS et}uitativa~, mas ó menos duras, mas ó me­ nos dignas de una tierra civiliza,da; todas estas son consideraciones que debe tener en cuenta quien se traslada á. un país extranjero. Del mismo modv que ,; us climas, sus usos ó sus costumbres. Po­ • dria un gobierno acudir en auxilio de sus represen­ tantes o cónsules, porque estos estan siempre colo­ eados 'bajo su proteccion inmediata, y bajo la saJ- . vaguardia de la fé que entre ¡sí se deben las na­ ci(jJnes; tambien podrian intervenir en favor de liUS naturales ó subditos, en el caso de que éstos hubies¡;n recibido, en calidad de tales, al gun a~ gravio de los representantes del Estado donde 1'e­ iiiden; pero fuera de estos casos, los extranjeros es­ tán en la misma situacion que los demas ciudada­ nos, viviendo todos baJo el -patrocinio de la misma justicia y de las mismas leyes. U na excepcion re­ conoce ~l derecho de gentes, y es la de los pueblos bárbaros, como se ha. considerado que lo son los de la costa septentrional del Afrieli, donde los em ('peos han solido vivir bajo capitulaciones especiales. I'Se nos podra. citar, y de hecho se ha citado en un periódico español, un caso reciente que está en contradiccion con nuestra doctrina; este caso es la Gran-Breta.ña, qúe en una ocasion reciente exi­ gio del gobierno griego, por la fuerza de sus escua­ dras, la indemnizacion de los daños sufridos por un súbdito inglés (D. Pacífico, cJIyo nombre se ha he­ cho famoso) á. consecuencia de un moti n popular. No negaremos la semejanza.de.. este caso con el de I - nuestras recientes reclamaciones; mientras. D!ayor sea la similitud, mas coadyuva á nuestro propó• sito. liLa Europa entera., con una!1imidad raras veces vista, ha condenado el abuso qu.e en aquella ocasion hizo la Gran-Bretaña de ~u incontrastable poder marltimo; no fué solo en el continente, dentro de la misma Inglaterra se vio justamentel:onqenada de~ mi~isterio \Vhig: la cámara de los LoreH lanzó . • COlltra él un voto de censura; y si una mayoría po- . lítica, iml;lUida del orgullo de las pasiones del pue­ blo, absolvio en la cáma.ra de los comunes á'lorel • • • • Palmerston, justo es recordar que el nom\>re dI¡: est.e es t adi~ ta , desde ent6nces mas impopu)ar que nunca. en E uropa, quedó aSIélciado con el nombre dé "D. P acifico, " y con el recuerdo de las inicuas exi­ gencias del Pireo, haqta el dja en que su caida sir­ vi6 d.; satisfaccion ;;í 10R derechos vulnerados de las • • • nacioned. Documentos diplomáticos mas recien ~ te. , y á los cuales pudieramos referirnos, demues-' tran con igual evidencia, que la Europa entera re­ conOCtl como nn principio ir.cnn ClI Sv del derecho de gentes, la sumision de todo e.·tranjero ti la ~ leyes y tribunale ' del paí:; donde hahita.·· , / R e guardados los monarcas entre sí, eou tan só· lidaB doctrinas, juzgaron que podrian ~Íl) peligr<;>. introducir la contraria en nuestra América, esta­ bleciendo en ella la excepcion, que sin 1!ÍnguQ. in- conveniente practican en el Africa. . . Así, pudieron uniformarse potenpias de prm- . - • •

• cipios contrapuestos. España invito a. Franciá, y )'rancia ~ Inglaterra para ponerse de acuerdo, co­ mo en efecto se pusieron, con el fin de hacer valer . en México el derecho sni yelleris.

Los Estados-Unidos, que podian impedir tama- I ña iniquidad, se hallaban comprometidos en una guerra intestina de proporciones c?losides. En 1823, por un fuerte contrapeso, la santa a­ lianza no pudo, como quiso, sofocar el grito de in­ dependencia de las colonias españolas. Por falta de un fuerce contrapeso en 1861, la triple alianza trató de Tefarma'/' el derecho de gen- \ tes con el fin de cohonestar una interv~ncion excep- cional. Aun admitida la legitimidad de los reclamos, y .suponiendo la denegacion abierta de Mhico á sa­ tisfacerlos, despues de esteri19s negociaciones, las potencias agraviadas no t.enían otros medios lici- • tos de ol;ltener justicia, sino las represalias, como apremio, y la guer'ra 1'egular, como definitivo resul- tado. . Se abandono, sin embargo, esÍ,t.:! legitimo camino, para tomar.el de la 1'nten;el/ciuli armada, que ja- más puede dar buenos resultados en nuestro vasto continente, aun prescindiendo de las doctrinas de Monl'oe, por los obstaculos y LI t.! opoue la naturale- • za tropical, cuyo clima, sol, torrentes, desiertos y llanuras inclémentes, no serán nunca derrotados por fuerza alguna material de las antiguas monar­ quías. Las potencias recla.mantes, al iniciar la interven- 3 • ciol1, discordaron en el modus O'pe?,(tndi; porque siendo ilícitos sus fin es, ~ us réBpeetivos intereses se encontraron en el aeto contrlltpuestos. Entónces el emperado!' de los fral,lceses asumIó solo toda la responsabilidad de la medida, compro­ metiendo en ella contra la opinion sana de la Fran­ cia, su pabellon, su teso't'o y sus tropas afamadas. Entonces tambien tomó la intervencion la UltÍ­ ma faz que debia presentar: en la forma, un enga­ ño para la Francia y el mundo todo, y en el fondo, d acto mas odioso que haya visto la moderna cris­ tiandad. Fuerza· e::l quitarle el yelo con que han tratado de ocultarla vanas frases diplomáticas: esa escanda­ losa iniquidad no ha sido juzgada todavia, porqu~ la voz moná.rquica de Europa y algunos tl'8.idores en América, prestaron sU' apoyo moral á la medida. Es verdad que han protestado contra ella los elo­ cuentes defensores del verdadero honor de Fran­ cia y nuestra ilustrada democracia; pero ninguno ha podido hasta hoy hacer la aptosia del insólito a­ tentado. Al discutirlo Mr. Seward coñ Mr. Drouyn de Lhuys el 21 de Febrero de 1866, por respeto y amistad hácia la Francia, tuvo que recqnocer el derecliO que tenia de interpretar, para su propio u­ so, 101:> objetos de la expedicion y el conj Lillto de sus actos en México. Ademá.s, no le competía 1.~1 exponer lo que á. la U níon le interesaba, tO Ctl. l' lu ue tion de fondo que corresponde á. México pre­ entar en toda. su fealdad .••..•.. • 19 • En sustancia, ' el ministro francés pretendió jus-

tificar el atentado de este modo. • "La líniea mira del gobierno del emperador al nevar adelante su empresa en México; se dice fué • procurarse la satisfaccion de legitimos reclamos .

. Apeló á ,medida s violentas despues . de' haber ago- tado las pacíficas. El ejército no llevó tradiciones monárquicas antre los pliegues de su bandel~ . Cier­ tos hombres influyentes (así se llaman los traido­

res, instrumentos cua,ndo están' de acuerdo con las, miras del mandante), desesperados de ver resta- blecido el orden en su patria, llamaron al pueblo mexicano al tiempo de la invasionfrancesa (que perJlitio la .entrada de los traidores), en favor do las instituciones monárquicas. El gobierno del emperador no creyó de su deber desanimar a~uel supremo esfuerzo de wn pa1,tido pode1'oilo (el de al­ gunos traidores). El pueblo mexicano habló,'y a. RU voz Maxi¡niliano de Hapsburgo se constituyó su emperador. " El mismo ministro fi'ancés l'tlasume la cuestioll de este modo: ' • "La Francia fué á México á ejercer el derecho de guerra y no ti fundar una monarquía; de ningun modo con miras de intervencion. Su verdadero objeto fué obtener reparacion y garantías á que te­ nia derecho, y una vez en México, sostuvo con su reconocimiento el gobierno fundado por el pueblo. (Por los traidores)." .. Queda el sentido moral del mundo estupefacto

• 20 ante ia impasibilidad con que niegan los políticos, hechos notorios que el hombre de mad oscura con­ dicion no se atrevería a tergiversar en un tribunal • ordinario. A la. verdad, al gabinete francés uo le em dado sostener su atentado en un debate diplomático con ]a nacíon de contrapeRo; el haber invocado su de­ recho á intervenir para obtener reparaciones y ga- / rantías. habría dado al contendor las mismas ar- • mas. Se situó en el t.errenn firme de la guerra, y as! se confirma mi e xposicion del ünico derecho pr~s\1n ­ to que tenia con tra México, por razon de reclamos de sus súbditos. . Ahora por mi p<:Lrt€, yo tambien fijo y reasumo la cuestion resp8cto h :México. Los con están de acuerdo en lus principio.<; del derecho de gentes aplicables ~ hs reparaciones reclamada. La discrepancia versa l'micamellte Robre los hechos y no sobre el de1"('cho. Así, pueR, la Fran c ir~ ni ega lo que nosotros 80S- tenemo , á. saber: ' 1. o Que los hombrea de e perado de México, lo traidore; tiempo hacia que olicitaban parA. RU patria ~ l e tablecimiento de una monarquia aborre· ida. por el puehlo. 2. o Que el gobi fIIU d E~p~üa convidó n.1 de Francia á intervenir en México, para el obj ~ to d obtener ati. faccion e. efectivas por inoemnizO-cio ­ nes debidas a. ua subdito ; y que InglatelTa u- • 21 nió 'a este concierto en el sentido de la intervencion, no en el de la g ue rra, como se hizo cOlsta,r en clausulas secretas f{ue despuef\ vierQn la luz pú- blica. ' 3. o Que:lJ mismo tiempo que las expedicio­ nes interventoras se aprestaban, la prensa inglesa a­ nunciaba los o~jetos reservados que respectivamen­ te movian á los gabinetes de Madrid y las Tulle­ flas; pretendiendo el uno monarquizar á México con Prirp. a la cabeza, y el otro con un príncipe tu- • deseo, cuyo Jlombre no pudo reservar la mul titud de agentes que al efedo necesitó poner en juego la palaciega. . 4. o Que la Gran-Bretaña abandonó la inter­ vencion al conocer que sus ohjetos reales, eran los ostensibles constantes de ht cunvcncion de 186!. 5. o Que la España ta.mbien se Re paró al pal­ par que sus arrllas se halht,ban al servicio de las miras secretas de la Francia,; y I t 6. o En fin: (Iue los extralljeros y los t raido- res mexicanos, luego que se vieron posesionados de nuestro territorio, a favor de una triple interven­ cion de naciones rod ~ r osaR, supusieron elecciones populares para presell t.:u CvlllO emperador de Mé­ xico al príncipe Maxill1ilialllJ, qUlJ con mucha an­ telacion habia designado el soberano de Francia . • Con estos hechCl8 que a.testiguan el j urado llni­ versal, por IlH1f> que la. dipl":lln.eia frap.c- -sa los ocul- te, se ha cUllsumado no simplemente "Ull horrible asesinato con vio1a.cion del derecho de gentes y dol

• • - 22 derecho de la g uerra," sino asesinatos ~ spantQsos de millares de mexicanos, franceses y alemanes, que solo pueden compararse con b s ca Utstrofes que a­ hora dos mil años ej ecutaba el paganismo. Maxiruiliano de H apsburgo, solo por la geogra­ fía conocianuestra patria. A este extranjero ni bienes ni males le deLíamos. Solo la historia n08 decia que el representante de su ascendiente Citlos V" quemó á mi progenitor G uatimoctzin, convir­ tiendo en crimen su J.1Dor patrio, L · ámbicion del prlncipe aJeman llcg6 hasta el extremo de ('reer que la nacion mexicana, acometida. de improviso con 30,000 bayonetas francesa... al costado, podía pensar en e l ecc i o n e ~ ; y aun pensando, ejercer el d - Te'cho de sufragio li bremente, y ejerciéndolo, fij a r sus votos en un extranj ro segundon de la inlpf' ­ rial casa de L orena. Así se unió ::t la at rocidad del crímen, el escar­ nio. E l rostro (le la u:1cion so abofeteaba, v e~ c u - ~ pia en la cruz de su pasion, y al mismo t iempo " 6 le apellidaba soberana. Si fuera cie¡,to que un E stado debien\. perder Sil independencia por lo' excesos de sus pr0l" go­ bernantes, a la republica de \" a hiugton tocari:t h oy inten -enÍl' para poner nn gran d mócrata á. la, eabt>za de Fran -ia ó ello- la Espaua. Empero, es n e C Cf~ano permitir que .l\Ia.ximiJi.auú pudo ere rl!l(' "l' herallo" l~gí tiU1 o de .l\f l-x iro, por­ que iml)Orta apurar las concesiones para poner nue tm d ere ~ho en viden 'ia. I •

Al palpar que su pretendido il11perio necesitab ~L sostenerse con ejércitos fuertes de franceses y ale · manes, ¿,cómo no vió patente entonces su error, su engaño ó su ambicion? Y cuanclo se le presentó organizada. nuestra resistencia heroicamente con todas las circunstancias de una guerra nacional, ~ proclamando "indepenclencia," ipor qué, en vez de enaltecer su raza rechazando el papel innoble. de instrumento, se obstino en imponernos sumision, • declarando una sal,aje guerra i muerte, con mani- fiesta violacion de los deberes que el derecho de genü::s ordena observar á todo bando contendor? y cuando el ::le udo emperador se yió absoluta­ rnente abandonado p0l: las numerosas fuerzas del ~ mandante, iPor qué no siguió HU YOIUlltad, nsí ('f) ~ mo antes por ella se prestó a. sacrificar á un a n a ~ cion que ningun agravio le deLia? Apu raré las concesiones, para permitir y. ue el falso honor que tanto preocupa y alucina á la s ra­ zas dinásticas de Eul'úpú., pudo obligarle á conti­ nuar la guerra por su propia cuenta sin esperanza de buen éxito. El ridículo que en el mundo civi­ lizado le aguardaba era tremendo para un prfncipe, aunque para un :patriota cristiano, despreciable. Con tan avieso móvil, se concibe que pudo poner á prueba su valor en las batallas, su grandeza de al­ ma en la desgracia; pero el sentido moral del mUll­ do culto jamás admitirá que debió llevar el falso honor. hasta el extremo de entregar los 30,000 ha~ bitantes de Queretaro y los 200,000 de México tí • les horrores de un asedio, tan solo por satisfacer su loca vanidad ó su amor propio. La situacion de N apalean 1, despues de la bata­ lla de WaterIoo, no puede compararse con la de Maximiliano despues de la evacuacion de los fran­ ceses. Aquel, aunque usurpador á los oj os de la Euru- • pa, "era el elegido y aceptado soberano de la Fran- cia, que le entregó sus libertades á títulos de glo­ rias." E ste, no fué mas que el primer represen­ tante de una farsa eleceionaria, llevada á cabo por traidores mexicanos bajo la presion de 30,000 ba­ yonetal:; extranjeras. Aquel, despues de sus desastres, contaba con la pujant ~ UIJÜÜOll de un pueblo ebrio de triunfo, y con tropas lllultiplicadas por el prestigio del caudi­ llo. Este, rodeado ue un puñado de traidores, la escoria del país, pOI' sus malos precedentes y prin ­ cipios' des pues de la evacuacion de los franceses, no pudo, sin incurrir en idiotismo, l'lIntar con la nacían que habiendo lenl.ntaJo Ja eerviz ante los vencedores de Solferino y Je Magenta, imposible era esperR.l' la doblegase ante escasas tropas ener- vadas por el tósigo del crímen. . N apaleon, en fin, era un so berano francés, que pudo rechazar hasta el "extremo artículo de muer­ te," una invasion l'x tl'allgera que llevaba la mision de dictar leyes á l>U patria. Maximiliano no fué mas que un ~o ldado suizo que sostuvo el pirático • proyecto de cambiar nuestras instituciones nacio- 25 o nales contra la voluntad expresa del pals, tan solo para satisfacer sus personales intereses con la Imi- sion de su mandaute. . El grande hombre, sin embargo, no cedió á la tentacion del vulgar batallador: brilló su abn~ga­ cion d~spues de \Vaterloo, y evitó a París las ca­ lamidades de un asedio, y á su patria los horrores de una guerra civil que habría sido encarnizada é infructífera. iPor qué? Porque el gran conquista­ dor, ant.es que tod@, era. "patriota," ;Y en su patria, para su patria y por su patria, y amaba la na­ cion, cuya ex.pléndida bandera vió al nacer sobre su cuna. . Para la historia, pues, jamás será dudoso que la resistencia de Maximiliano, despues de la evacua­ cion ,de los franceses, fué punible: en Querétaro tambien Iv hubiera sido, aun defendiendo otra cau- o sa mejor que la que tuvo. La guerra, cuando pierde de vista sus lícitos • objetos, es vituperable. No es posible convertir en virtud la estéril destruccion de la vida humana. Maximiliallo pretendió honrarse con una defensa valerosa y obstinada, y puede creerse que en su desesperacion, el infeliz aspÍl"ó unicamente a suici­ darse, antes que negase la hora de la inevitable rendicion, y por esto, tal vez, la Providen..:ia le sal­ vó de la niuerte, que solicitaba con anhelo, p&ra que recipiese el solemne castigo nacional que le es­ taba reservado. Establecidos ya .los hechos que oonstituye el • 4 •

• gran crimen cometido contra México, muy fácil es calificarlo y d emostrar el derecho aplicable á su castigo. . •

• • III. ,

El crimen de Maxiiniliano contra M~xico , ,inspi­ ra tal horror ;~ los que imparcialmente lo juzgan, que la revelion en lo político, 1a traicion en' lo ('0- mun, el í\.sesinato en lo personal y el robo á ma­ no armada on lo real, }liorden su importancia, su gravedad y el espanto que l)roducen, al compararse .con el atentado del príncipe alerna lJ , E l derecho criminal da el nombre lic (}1-¡'II1e1l á e- • sos actoR inmorales; porque ,atendido el alarma que ocasionan, 11 0 pueden tener superiores en mal­ dad: "SI ,n el ultimo grado de perversidad, y hie­

l'en al hOI1l bre ,y , :i la sociedad en su ::; maR caros ob- j etos de una manera repugnante y aleyoHa." El conjunto de hechos materiales que ha envuel­ to eL) ruina .v sangTe a todu ~Ié li: i.t:O , "iPodra ser a­ cas o l?omprendidlJ eU 111 l'fltegol'ín .l e CROA ('rime-

11 e!-\'(' ]".¡o" inUleH::la d ~iStt'uct;io n de vida h\lllhUJa II Lit-' hil • causado: las inrnen.'3.-'l riquezas que h¡l Cunl'lIlll id, .; la perversion político-- lll:0ral gll ~ el acto prc ' lIIH)tJ,~ , . y..,1 alarma e pantosa que ofrece al porvenir, ja· más podrán equipararse por la (;onéiencia humana,

• • I -- 27 al simple crímen comun, y mucho menos al" delito • poUtico. . Si Francia ha tenido el derecho de interpretar :í

su manera tales aetos, I con fin- particular, mejol" lo tiene México para calificarlos segun su especial na­ turaleza, no pwra 'US9 propi~ si n,? para satisfacer, <>n iuicio nacional, la moral publica. )igo yo, pues, á nombre del pueblo mexicano, que las calamidades que en cinco años ha sufrido, no procedieron de una gtlerra contra la Francia. . El mundo sabe que su solJerano no cumplio con

• ninguna de las condiciones que el derecho de .gen­ tes establece para lucerla. La, g uerra püblica es la contienda armada entre dos independientes sobe­ ranOI$, y mal podria NapolcoJl nI declarar la g uer­ ra á :México, cuundo al traer aqui :" U8 armas su­ puso pro den:Zi¡;lu 1 territoriu pam entronizar en él un príncipe :tustriaco de su eleccion )Jw'Úcu'lal'. Tampoco fu é lIna intervencion armada. La Fntn­ cía o~cialmente 16 ha negado. Las depredacioneR de )faxirni]iaI'ln no ti0nen nombre en la nomenclatura antigua de los críme• nes. Tan solo la voz .filibusterismo dá de ellos idea aproximada. En tiempos remotos llamáronse piratas á los que sin autorizacion ó comision de soberano, robaban en el mar. Primero desolaron las costas de Grecia, del Africa y de España; despues el Báltico, el mar - del Norte y el Atlántico; y mas tarde, el terrible a- zote proeedió de los pueblo. berberiscos. Al descubrirse la América, se hicieron filibuste­ ros los piratas, extendiénd9se sus saqueos y sus a­ sesinatos á las colonias españolas. Asi el inglés Morgan.se apoderó de Panamá, y el francés Mom­ bars, de Cartajena. Independizada nuestra América, el filibusteris­ mo se propuso por objeto la moralizacion de nues­ tra raza. Se trató de regenerar primero á Cuba, despues á Centro-América, y últimaIIlente á la re­ pública de México. Esta nueva faz ha sido representada por ~l fili­ busterismo regen6!rador, dentro de las dos últimas décadas. - López y Walker fueron protejidos por los Esta­ dos del Sur, en la U nion Americana: Maximiliano pór la Francia. . Con un mismo pretesto por principio, se han to­ cado dos extremos. Lopez tuvo en mira. dar libertad á Cuba, como WaIker regenerar á Centro-América, como Maxi- • miliano fundar e~ México un imperio, que diese al mundo civilizado garantías. Con el mismo maléfico principio han procedido todos tres, llevando por mote en la bandera: "pro_ clamamos un buen fin de buena fe, y todo medio que, ~ará justificado." Igual teoría inventó el tiranicidio, poniendo Ja vida de los reyes á merced del fanatismo; á su vez los monarcas ponen hoy nuestra v,ida de nacion in- o dependiente á merced del fin de sus apetecidas ga­ rantía.s. •

• 29

• El filibusterismo en su faz última, aunque ha tra- tado de encubrirse con el escudo de la libertad:y la moral; ha sido declarado pOl' la Union Americana, oficialmente, y por el mundo civilizado, moralmen­ te, una piratería del peor linaje.

• De los tres precedentes conocidos, el primero tuvo por objeto levantar sobre Cuba un Estado"fe­ deral, la Estrella solitaria. Se proyectó rOba7" á España, no mata1"la. La Europa. quedo con el a­ ten tado extremecida. y satisfecha de que los Esta­ dos-U nidos lo hubiesen condenado. • En los dos tlltimos casos, al robo de -una nacion - se ha añadido el asesinato de la propia vida nacio- nal. El extranjero ha proyectado, primero, robar • todos sus bienes, apoderándose de su bandera des- de luego; segundo, asesinar á los dueños de la ca­ sa independiente, objeto del asalto, y tercero, esta­ blecerse en el mismo ' terreno de la catástrofe, ape­ llidánd\!)se seI101:, usufn1ctua~do los dominios del difunto, y hasta usando los vestidos con que fuera sepultado. ' El derecho penal carece para este crimen de voz técnica. En)o antiguo no se imaginó el filibusté­ rismo: Colon dió el mundo para el cual debia inven­ tarse. - La muerte de reyes en guerra galana, justa ó injusta, jamás se lh~mó ni pudo llamarse regiddio. Esta voz se reservó para el asesinato de los sobe­ ranos por derecho di vino. Como los I hebreos per­ dieron la idea de. :Oi98, aunqne trasmitida por sus, 3-0 paares, así ]a Europa moderna perdia la idea de ]a soberanía popular. Refundido el E stado en el monar-ca, no pudo la ciencia del otro continente imagll;lar et asesin ato de toda, una nacion. Los dos precedentes de '~N alker y Maximiliano, hacen necesario hoy calificar como naciollicidios verdaderos, los actos SlJ,i géne1'is por ellos perpetra· dos co'n la misma buena fé de Clement, Ravaillac, Louvel y ]fies~hi. . Se mata á un rey sobre seguro. L a conciencia humano. vé este crimen con horror. Un sistema penal absurdo, descuartizaba antiguamente al regi­ cida, y lo hacia múrir con mil' horrores. Hoy se ]e considera unicamente parricida, y con razono Pues bien, el regicidio grave, gravísimu com() es, puesto en la escala de medida de la iniuoralidRd de los delitos, queda figurando por lo bajo al compa­ rarse con un nacionicidio: .. Nada. importa. que la Europa monarquica no lo vea con horror; materia de polltica hay paga- msmo• en su conCIen• CIa.• ' Es la America. sí, IR, jóven América, la llama.rla á repeler en masa ese crímell que aunque earece de nombre. allá en Europa, se encuentra perfect,a,. mente bien calificado por el derecho moderno de nuestra de mocracia. • Walker sentó reale, s con ejército $U,yo t n San Juan de Nicaragua (Diciembre de 1857.) - Maximiliauo se apoderó de México con un ejér- cito ext·ral1Jm·o . • •

El uno figuró el llamamiento ,de Jos' pueblos. El otro, creyó ó aparentó creer el figurado por un mo- narca, nuestro enemigo declarado. . Ambos tomaron la bandera del país respectiva­ mente atacado, para destruir su independencia.. Walker pretendió mejorar las instituciones de­ mocraticas de Centro-América; Maximiliano mo­ narquizar:i México y dar á los ungidos de 'Euro­ pa las garantías que ex:igian en nuestro territorio. E l nacionicidio de Walker fué un contacto que no tuvo trascendentales consecuencias. .La U niún , Americana, la Inglaterra, todo el mundo' sensato cre,vó entonces que tenia contra ese .malhechor ac­ eioñ universal. El comodoro Poulding, en efecto, • solo, aunque el inglés le ofreció ayuda, ll evó esa accion hasta el ex tremo de invadir el ageno terri- torio para salvarlo de' sus asaltadores. ' Maximiliano consumó el nacionjcidio contra Mé­ xico, porque no pudo impedirlo la Union America- • na como Jo hizV en Nicaragua, Tres monarcas eu - ropeos entran elltonces de paz en nuestra patria, y euando vi eron maniatada la víctima inoceRte, al favor de sus ~sfu erzo s reunidos, dos de los agentes del nacÍonieidjo, se retiran diciendo al principal: Frlites 'l'ot'l"C ~t¡(lúe . H !:l.('eu vuestro negocio. ¡Santo Diosl ¡Yesos monarcas son cristialloS y se jactan de ser civilizados: ¡Yesos soberanoo, no sus pueblos, á una voz con sus estir-pes reales y lacayos, me llaman aeeain,? porque México castiga un nacionicidio nunca ·visto • en un prlncipe. imperial, que vino· deliberadamen­ te á. perpetrarlo en nuestro propio territorio. Iy el emperismo moral ó filantrópico se hace éco de esas maldicionesl i Y por qué? Porque habla, sin querer, a.bsolutismo; porque no sabe todavia lo • • que es nacioaicidio, al paso que conserva en todo su vigor el horror que su anciana madre le inspira­ ba al regicidio. De aquí sus declaraciones insensatas, babiloni­ ess: Que la vida del hombre es inviolable: Que la Republica no podía fusilar como el impe- no• : Que d~spues de la victoria no podia haber reta­ liacion: Que el derecho de gentes dizque salva al empe­ rador que ordena y practica . una guerra de salva- Jes:• Que teniendo nuestra lucha por objeto estahle­ cer la democraci , cifrada segun los declamadores, en la inviolabilidad del homLre, nuestro triunfo no podria celebrarse co n cada/. os: En fin, que México d~bió prescindir de todo, ol­ vidar todo: carácter de nacíon , código de gentes, autorizada~ r pre alias, poder social, derecho de castigo, ju ticia humaua, óruen público, opinion na ­ cional, afianzamiento de su porvenir, con el fin u­ ruco de salvar la vida de un príncipe uropeo, Ó de no lastima.r el COl'azon de 108 que pri vadamente se conduelen como deben condoler e de su muerte •• 33 Compatriotasl Esa vana fraseología ha perdido su valor en el exámen de la verdadera naturaleza de los hechos con los cuales se ha atentado contra nuestra independencia y las institucion ~s del país. Empero me res~a demostrar los principios sa­ nos que han· debido presidir, yen efecto han presi­ dido, en los castigos nacionales de Queretaro. La opinion pública de México y la conciencia humana, no necesitan para tranquilizarse del pre­ sente manifiesto. Importa, sin embargo, abrumar en esta ocasion á nuestros enemigos con todo el pe­ so que la razon, el derecho y las leyes nos ofrecen.

IV. Aunque la lógica me obliga á desentenderme de las declamaciones filosóficas, quiero hacerles el ob­ sequio de tocar aquí ligeramente su cuestion: la pe­ na de muerte. Si no estd abolida en México, es insania preten­ der que la voluntad del pueblo expresada por sus leyes, se anonade ante un deseo filantrópico que no han satisfecho todavía, . ni la ciencia, ni las prikti- • cas de las naciones civilizadas de la tierra. ' El gran crimen que México ha tenido que juz­ gar, no es un simple "delito político," para el cual en algunos países se ha abolido la pena capita), y IjSO, cuando no concurre con excesos de otro géne- ro. • 5 34 -

o El rigicidio, con el nacionicidio, aunque por su respectiva gravedad incomparables, se castigan en Europa y América, "segun legislaeion ,igente," o COll 1ft pena capital. En las dos Ó t.res débiles re- pnblicas que la han abolido en lo absoluto, falta ver ('I)lisumados algunos "nacionicic1ios repetidos," pa­ ra. aprobar la eficacia de la filantropía en repeler­ los. "La historia nos bnsciía que el uso de la pena de muerte ha sido universal: encuéntrasela establecida en todas épocas, y en todos los pueblos de la tierra. Solo en estos últimos tiempos se ha pensado en a­ bolirla en algunos Estados; pero, estas resoluciones, las unas no han sobrevivido á sus autores, y las o­ tras se han reducido á proyectos sola~ente. La. \ autoridad de estos ejemplos ha sido vária a los 0- o jos del público europeo; algunos teol'icos y filántro­ pos han visto en ellos una confirmacion patente d.e ~us doctrinas y de la legitimidad de sus deseos. . Los practicas, pol.'" el contrario, no han apreciado tales hechos; y solo los han reconocido como actos de una política hábil, ó de una intempestiva y mal entendida humanidad. Lo pueblos, aun aquellos en cuyo seno se ha efectuado esta grande altera- •

cion del sistema penal, han parecido no hacer alto o en la medida: la abolicioll y el orestablcc imient() de la pena de muerte, han sido para ellos medidltS d.é gabinete unicamente.

"Distantes estamos de querer prejuzgar por \;!3- tos hechos la cuestion de la pena. de muerte. Sin , 3S embargo, importa no perderlos de vista. Impor­ ta saber que la opinion que ataca dicha pena, co­ mo ilegítima de suyo, está contradicha en el terre­ no de la práctica, por el parecer casi unánime de los legisladores y de los pueblos. Importa saber que si la aplicacion de esta pena es un crimen, un asesinato juridico, esta atrocidad no ha conmovido todavia la conciencia humana y provocado sus re­ mordimientos. N o seria lógico alegar contra este asenso universal, la indignacion y el horror que puede haber ocasionado el abuso 'de la pena capi­ tal. "Lo repetimos; aplicada hi pena de muerte á los parricidas, asesinos y envenenadores, ha obtenido la aprobacion de las naciones. Las exepciones que , pudientn alegarse no destruyen este hecho gene- ' ral. , "Tampoco puede desvirtuarse tal consentimien- to general con el ejemplo de muchos errores popu­ lares y generalmente esparcidos. "Algunos de estos errores proceden de la igno- ' l'ancia de los pueblos, la cual ha llegado hasta el extremo de haber creido, como creen algunos to­ davía, que el sol gira al rededor de la tierra. Só• crates y Ciceron lo creian como ellos. La propo­ sicion contraria es una verdad de opservacion y no tiene su fundamento en la conciencia. Los demas errores, es verdad, son falsas aplica­ ciones de los principios de la ley moral. Unos han tenido por causa la ignoranl.:i,, dI' los herhos, otros •

• han sido exageraciones parcia.les de un princtipio moral, cuyos límites no eran bien determinados. Aquel Que inmolaba su hija á. los sacerdotes de un dios enojado, no obraba por interés personal; no ignoraba el deber que manda á. los padres protejer á. sus hijos; pero creia en las revelaciones de 108 ministros del culto, y pensaba que el deber de so­ meterse a. su mandato no admitía ningun límite.

"De todas maneras, la aplicacion de la pena de , m~eite, particularmente á. ciertos cnmenes, es un hecho que se distingue de aquellos á. que acaba.mos .' de aludir, por BU generalidad y pOJ;' la adhesion ca- si unánime que ha recibido de todos los hombres, los mas sabios y los mas civilizados. Este hecho ha resistido las mas poderosas crísis que la civili. zacion ha atravesado: emigraciones de pueblos, cambios de religion, revoluciones polltic8.l:!, nada ha podido destruirlo hasta ahora. La pena de muerte no ha sido abolida Elif. las naciones civiliza­ das del mundo." Apresúrome á. salir del campo de la utopía para entrar en el mundo pI'áctico de lleno, y con la le­ gislacion de México en la mano, preguntar á 108 monarcas europeos y á. su prensa, icon qué título "huma.no" que sepa, pretenden ellos excluir a Mé­ xico del derecho de imponer la pena de muerte vi­ gente en Europa. y en la. república modelo? Si fuera dado á. la justicia nacional que yo inter­ preto, justifioo.\Se con las ilícitas represalias, 6 los verdadern· . jurídicos que la Europa. ha • 37 ,

• cometido y comete todavía, seria intemÚnable su tarea, porque su propia historia nos los presenta á manos llenas', de dos clases: I Abuso del -ierecho de represalias, ó,de la justi- cia social, á nombre de los reyes: Abuso de la justicia socia..l, á nombre de los .pue­ blos. De los reyes. , Ayer no mas, la India Oriental era objeto espe- cial de "regeneracion" para Inglaterra, como las repúblicas latinas lo son hoy para la Europa. El . general Matews, en guerra con el indio, pereció con su ejército e~l medio de suplicios horrorosos. Este suceso dió lu gar á terribles crueldades des­ pues de la toma de Hydernagore. Los ingleses asesiI}aron allí á las mujeres del sulta.n, despues de haberlas ultrajado. Tipo-Saeb defendió la capital de su reino May­ sore, no con el derecho de Maximiliano en Queré­ taro, sino con el que tendrian los respectivos sobe­ ranos 'europeos para sostener a L6ndres ó París contra un enemigo eitiador. La columna del mar­ qués de Wel1 esley (despues lord Welington), al fin tomo á ~1aysor e, y el "príncipe" .Tipo-Saeb no fué 'juzgarlo, "murió asesinado" rendida ya la plaza. El p,woroso ns p- sinato del duque de Enghien, u­ surpó en F raneia el nombrü de justicia social. No era -ext.ranjero para Francia; no atento contra ella como el extranjero l\:íaximiliano contra México, y se hallaba fuera de la jurisdiccion del gobierno .. 38 francés. Pues bien, solo porque Bonaparte "juz­ gó incompatible con el órden publico existente" la vida del jóven hijo -de Candé, ordenó su prision, y • para cumplirla se violó el ajeno tenitorio. En se- guida, la sentencia de un breve é ini.euo juicio mi­ litar condenó a muerte al príncipe "francés." Se pronunció a la una de la noche: á. las dos se ejecu­ tó en uno de los fosos de Vincenes. Los asesinos no eran indios, sino generales y duques de encum­ brada posiciono El lenguaje diplomático de Euro­ pa, lejos de desatarse en insultos contra el jefe del gobierno francés, ahogó la sensacion publica ('on , fórmulas muy graves. El Troplong de aquellos • tiempos no manifestó siquiera el horror con que el actual presidente del senado francés anunció al • cuerpo. la muerte de Maximiliano. . La Fra.ncia de Luis Felipe "regeneró" á los á­ rabes de Argelia.. Su gobernador general. el ma­ riscal Bugeaud, creyo.. tener el "derecho de exter­ minio contra un pueblo independiente," y lo delegó al coronel Pelissier (despues duque de M nlakoff) para asediar mil individuos de una tribu que se ha­ hia refugiado. en una caverna inexpugnable con mujeres, niños, animales y algunas provi siones. P e­ lissier juzgó la dilacion de forruar un cerco, peli g-ro- • sa; y mas expeditivd creyó ent6nces cerrar las sali- das de aquel antro y quemar tí los sitiados como en horno. La opinion sana de Francia se indigno contra aquella mas que salvaje atrocidad. R uge­ itud la J efendi6 y la elogi6, jusLificl1 w.!o (..J I l1I ediu 39 por el fin. Así el general Escobedo, con un dere~ " cho mejor que al de Francia contra la Argelia,

• habria 'podido quemar los 30,000 habitantes de Querétaro, para hacer morir con ollas á Maximilia­ no y los traidore~ mexicanos. . Tambieu los pueblos europeos han abusado del derecho que tiene toda nacían de hacer justida. Toda la pompa del tribunal cO:lvencional que juzgó a. Luis XVI, no impedirá llau{'ar"su muerte un asesinato judicial, con que la revolucion quiso castigar en un r~y justo los pecados nefandos de sus antepasados. P uedo citar otro ejemplo mas horrendo todavia. Tolon habia reconocido la autoridad de aquel, su ll'yítúno monarca, y abierto su puerto á los ingle­ ses. Los republicanos franceses tomaron a Tolon, contra el inglés, como los republicanos mexicanos á Querétaro, contra elaustriaco. Los delegados del gobierno de París levantaron los cadalsos. Ocho ~ cientos prisioneros fueron reunidos en el campo de Marte para morir ametrallados. Bonaparte man- • dó la, ejecucioll. Y como no todos los reunidos perecieron por la descarga, los comisarios gritaron á sus víctimas: "que los que no hayan muerto se levanten; la re publica los perdona." Los que se le­ vantaron aun heridos, fueron horrendamente ase- sinados. . " No es con estos cnmenes, autorizados por la Eu­ ropa moderna, que pretendo justificar los legítimos y medidos castigos nacionales de Querétaro.

" 46 . , El mundo polltico de Europa es un magnífico e- dificio carcomidopoJ: el gusano de la inmorali- dad. . . La América por esto no debe aceptar sus ejem- • plos sin examinarlos á la luz del cristianismo y de la ciencia que su civilizacion nos ha legado . • De otro modo, las repúblicas latinas no podrían dar un paso, sino al través de contradicciones, dudas y embarazos. Todo seria para ellas confusion.

Se les dice del otro lado del Atlántico, : La vida del hombre es inviolable: y los 160 mi- • • Hones de europeos, salvo 30, nada, nada tienen que no sea inviolable ante el poder de sus dOlllinado- res. Ama a tu prójimo, como á tí ~ismo; y ~n~ieron a. sus prójimos, aprisionandolos en Afl'ica, para es­ clavizarlos en América, y hacernos responsables de la mism~. maldicion que nos legaron. La paz en el mundo, se dice en los congresos de Europa, y sus guerras desastro~as no tiene", de ordinario, por obj eto los verdaderos intereses de los pueblos, sino medios per!:!onales de viciosu:; 8obe ra­ nos, ó intrigas que sabe vestir la diplomacia con el disfra.z del bien procomunal. • . Tan pronto reclaman el respeto á las nacionali­ dades como las atacan a. mansalva, si se les presen­ ta la ocasiono Cua.ndo la Polonia se revela, se ~ata y se venera - la justicia 80ci&1 de Rusia con todos sus horrores, - y S8 Diega la. de México al castigar á los encargados • I 41 • de maniatarlo y degollarlo. Toda la ' Europa se pone de rodilla¡,; ante el César, aunque viole loa Illas sagrados fueros de los hombres; pero el prilJler magi~tlado de una República de América, ¡,;i casti - • ga á uu prlnciptl europeo por atentar contra la vi - da nacional de todo un .puemo, i quien utlg üella, • debe ::;er te\lido como excomulg'i1do.- . 1'Úo}ldn all~ e n Europa por la goberllante parellte: a real ó imperial del delincuente. Los actos de justicia con que se ametralló al pueblo d€ París para cimentar un 'imperio con ca­ dáveres, y los del gobierno de Madrid, ayer no mas, a:l castigar· con cien fusila mientos un simple desór- - den de l'uartl: l, fu eron en Inglaterra reputados ase- si natos mil ¡tares. Lo tJu e es ó .. den publi<.:o para la dinastía de Bo- ' Ilaparte (muerte de Enghien), es un crÍfllen para el lina;je de Borbon; y lo yue es justicia \l ecesaria para este (nllwrte ue ~Iutat), es para aquella un • el nelo uni \-e I'8al. • Lu que pa l'a: la Europa t'8, ell LÚ)Jéz, traieio\l a­ • borrecible, es, e\l Almollte y ~ llS cómpli ces, lauda­ ble patriotismo, Durante el lal'g'v periodo de o­ cho años (desde 1859 hasta la toma de Querétaro), se aprovechó en pll!/Ict puz eVIi lIu::;ol)'us, del crlmen de los últin lOS, h onra ndo y no detestando á los trJj­ dores; pero la moral de los 1l10 1l a rcas.... y liUS pl'O.::léli'- ' tos, se sublevo contra el primero, y acaso contra México, porque en f}lIe¡'¡'(( CO¡tlI'O s(/.z.i'aj es extra'I/­ j eros, se aprovecho de una traicion que no tuvo , mru:; efeetn que precipitar una l'endicion in evita- ble. , ¿Será, cierto que el mundo de civilizacion tan decantada, tielle mas de una conciencia, tiene 'mu- o chas1 Es la verdlld. Los mismos sábjo¡;¡ europeos, al juzgar los actos de aquella.s monarquías, á la luz del Evangelio, uo han podido lUenos que confe­ sar: "su ci vilizaciou 'oiO'i'al ei:ltá en la cuna." Ha.y, pues, una doctrina, la divina que unifor­ mando las conciellcia;" uo establece dos justicias, u- 11_a li(·ita en Europa que es crimiual en nuestra A '" mériea. y lllla licita L'll AmériGa qll~ sea crjminal

e lt el 0[1'\) cont in, ente. Ll~g ( ' ,\'

que la ojusticia . ocial que México La ejercido,, res- pecto ti los r eOE de Querétaro-, no t:!,; la de aquella~ que tienen dm; medidas. U na sola es la. aplicaciou: la que Dios ha seria­ lado á los poderes constituidos como México.

• v.

, En este eoaran d b~tt::, es preciso partir de bases qlle no puedan Se r negadas por nuestro 3 1 ! IILUigo ~ . Como todo Jo confunden, como olyidan lo (1ti..: sa­ ben, es necesario deseJ.nedar 10:3 hilos del niterio, que enmarañan de buena ó mala fe, para tomar el - • 43 cabo que ha de g uiarlo en el laberinto de las pre- cauciones de la Europa. , Así como nadie pu ~de negar la creacion, e l ól'den físico, desplegado á nuestra vista, asimismo nadie puede negar ~ l ól'den -moral, eterno, inmutable preexistente a. todo, y extensivo :i los hombres de los cinco continentes, sean reyes ó labriegos. Este órden moral lo palpan nflestros sentidos y la ·razon. Sin revelacion, sin libros V sin ciencia, • lo percibe el ignorante, á veces mejor que 10s sábios • que tienen pervertidas aquellas facultades. • D e su concurso nace la conáencla "enca,rgada de , avisarnos con sus voces, estimularnos con sus te-­ mores, recompensamos ~on su so~ j ego, y castigar- . . , nos con s us angustIa!'. - L a responsabilidad del der moral es una conse­ cuencia del órde ll . .\ - la, n~ spo n sab iJirl R d no SR conci he sin jusúá,., . • Entónce¡.; la jUl'lt.if'ia ulOral. I~ abf'olula, 1ft rl e Dios, Po /J 1l 0R pn>sent.:l con tilda. 811 sl,he rhill llI ::tj~':,; ­ tan, y nos prosternarnos ante ella CulUO la única perfecta, la única infalible al aplicar sus leyeR in ­ mutable!;. Esta justicia no es la qu e las soci edades admi- • n j;:.;tran, comruesta. de hombrefi reuuidos para. 10- ¡¿ral" !m felicidad bir; /I entendic1a: Cfi aqHelln que fo;Ulje del rí1'tlrm ([lW fijD, SliS l e~' es , ,v dp. I pOI te r que 10 :-: proteje. LOB asociados J P, un eFipH c' lo dad" .Y definido Hama.n po..t·ria :Lqllcl tl' rl'('1 '" 11' 11 ' l"f'I'oje Jo .. restos morl.ales do sus pndres ." 1'1'1 ' H~ II ('i lt S\,.' jueg0,-; ,

44 , • infantiles y sus dichas y des!{racias, ~egun las vlci­ sj tudes mundanales, 6 ~Og' un las virtudes 6 los vi- eios de sus propios .rn·vtectores. , • E sta justicia, H.~í n la Europa COl)10 en la A mé- r ica, no puede menos q ue ser muy imperfecta. Dicil>lloo <111e es d lIomlu'e" est.i dicha h~ razono Per l esa justicia, :l.unl"J l1 ' imperfecta, ta.mbien tie­ lIe RUS ley s no suj eta.<; al albedrío el e la pren, a mo­ nár<1uil'a de Europa. Su tin dir cto es re tablecer I órd n s ocia~ cuan­ do el delito ó el lo alt ra en al­ guno de HU,' elemento, EntOnces la. .iu sticia 80- cial10 restablece pellct11du. ~a ju.ticia P Hnl 110 pll ede !lle n OS C¡UC p OIIl'\1'8 'n acciol1, cualldo 10 ' xijc 1::1. CO II RC I'\'a.c io!l del órrt n ''0 ·ial. • • i omu Y cuándo? La ju ticia p e n~l ll() j 'I'('~ 1'1 1\ ;w\·iou, tiiuo Cl1 LIl­ do p. ra la. Hoci da.d , urj' l '/(' /'('c/w ti" ('flsfi!fl/I', li­ lIIita.d ,s 'g'un prillcipioH ('olloeidu . o la oJ 1'l.:e, sill e/l vent'~jl\ tI 1 órd t:1I (,..i",,1. o la j r e, sillo 'lIanrtu 11 ('('cHi la lograr ¡.IU, ~ f c­ to, lIaturales: iU fo! lnll' '('ion, illt i.llIidl\.(· ioll . enmi 'o , • tia.

La jnstil'ia !-l()('ial , lo fU iRmo IJ lIC 111 d' Di u., 11 - <'c ita \. 'f'(laJ \Iloral () intenuI-l'il'lllul. pOI' Iq H1 ' 11 d pnrt d ,1 hUllIur' que In, eje\' ·l'. \ ,nlllJ, r pe oto al h >('h ·) pUllibll'. y rJ¡ul, relu.tiYUIII nt ' iÍ ~1I auto\'. V t: rdud, '11 ,. I\l 'diul Ó propurC'i, 11 d I '1\ tigo. • \ 45 , El sondeo de e¡;;tas profundidas de la ciencia se necesita para reconocer un fondo firme. Se encuen- • tra que no lo es, cuando toca la plomada el delito político. . El delito político d e ayer, mañana es herois- , mo. Hoy que los pllehlos, no Jos nobles como antes, son 108 que consideran \?o n ~ndera falsa ó verda­ d era, está. recono{·ido que sus Jevantamient,os jamás pueden sofocarse t'on la muerte de los .i efes del par­ tido re vol toso. • A sí queda eliminada esa cuestion, de la princi­ pal en que m e ocupo. \ Establezco, en conscecuen­ cia, como debo esta.hbcer, . que al poder social·en JI u( ,stros tiempo:->, no le es cIado castigar con la pe­ na capital lr , m e ros ·d elit.os politicos, porque son de flpí nion IIll i('H mente, j lIstificada. de antemano con la connlleta de rnalos gobernante!". : Conforme al 1lloderno si, t ema libera 1, guerra y solo g uerra es la relaciun del Estado contra cUales­ quiera cilldadanus disidentes. Cuando estos son des- , cubiertos y allfesados, ft(luel no tiene otros dere- chos que los gun le clarin un prisionero cojido en

, m edio ne la I id. Al J'C'ndido no se mat.'l en guerra • •

Pero no riellsan así lo!" soheranos e llrop eo~. Coo - villiélldolcs In id ea que en lo antiguu se t.eni:t de las conf'pi ra (·joll e ~ , ¡;ll. qu de 11 a, e d 'prencl 11. . ;f' u rra ei ,- j 1: ~í. la el . un U f':lfl 'un do!': ' Rra~ : l'I Hm- l"MJ, para l'I U rjminah.-¡., pnHrl'jid ¡.;, ' ·llHncl ..

!'aeo, t'(,~lIn 11 ) prin ipio suno:- ft\l~ a-ohn.: l·ahtlgu ti 1 el >lito político ha propaU'oo o' qu! In Ji Ttflll: 1 47 reverso, para América, cuando extranjeros crimi­ nales, asumiendo falsamente la autoridad de la na­ cion,. ponen a premio la cabeza del qu e legítima• mentl3 la representa, y ordena fusilar en breves ho­ - rRB á tod0 mexiCiino que ama á 'su patria, hasta. el punto de entregarle. su vida en holocausto. N o es tarea fácil jugar con 10i! PI i Dci pios li bera­ les. Tienen dos filos para 'los que sin aceptarlos, pretenden con ellos ag redir. Diga la parcial Europa lo que quiera, pero la A ­

mérica COIl toda la autoridad de los pT"i nci'pios afir- I mara.: que no fué gueITa cívílla yu e ~1éx.il:ú ~OStll- \ '0 en estos últimos cinco años. . Asombra ver lo contra.rÍo pl'odall1udu por nUes ­ tros enemigos; pero la fingi¡;la igno ro.neia .tiene <.:x ­ plicacion: siempre tuerce los principivs el que oscu­ rece la verdad para ocultar su falta en las tinieblas. Como he dicho, la g uerra pública siempre sUlJo­ ne soberanos independientes en combate: y entón­ ce. llamase perfecta porque toda la nacíon está con otra en guerra. La priyada es la ci ,...¡ 1, pOl'q ue jamás tiene lu­ gar sino entrc miembros de una misma sociedad. Paru, rechazar In, asercion impugnada, bastaria obs~rvar que M . Drou.,n de Lhuys ha confesado otlciallllt::nte que la Francia vino á México á e.J'e?-cer el derecho de la gueí'1'({, a esta no pudo st:: r sino la publica, á. menOd que de igual ruodo se sostenga que eran mexicanos los soldados franceses de Forey y Bazaine.

• • 48 Empero, se dirá, el gabinete de las Tullerías ha encontrado el medio de convert.i l' la guerra publica en civil. • Acoje, por ejeluplo, dtmidore:s i rlaudese, , apres- ta tropas francesas que desemJ¡a rean en la bahía de Dublin, con t:iércitos de dos gral1de:s ]Jotencia8: Itos: ingleseR rechazan la invasion extranjera; en hora buena, pero en guer ra ri'ái con los irlande es. Es­ tablece en Lóndres un gobieruo con un prineipe d Indosta.n á la cabeza; ,y despues de degüellos y sa­ queos y forzadas elecciones, aeoU1 et~ p la árdua em­ p,resa de pacificar el pai:s, con los franct:!ses sola­ mente, por haberlo ~b a ndollad () las otras dos Il acio­ nes auxiliares. El príncipe indio d c1árase sulta,n, • y al eneolltmr 13 11 los ingleses una heroica resisten- cia, pone Ü, precio la cabeza de 1a reina, retirada á , las lllontañas de la Escocia co n sus danes , y decla­ ra guerra á muerte en un bar baro d ecret~ ), Pere­ cen en patíbuJo!,'! , eu calidad de reu·didQ8 pri ione' ro', lores de Inglaternt, la e, pel' fl nza de ~ u trilt. Traidore:s irlandeses, de llllly lualus ]J ru ('f~ d e r es, son los tenientes del sultan. P or fin , la Fruncia, te­ niendo que habérselas cou pOO ) '0:,108 aliados el ' I n ­ g laterra, deja al sube¡'ano dí::::;u creaciun, a ban'do­ nado, sin recurso:;. E ste, sin embargo, ll eva la, l'ti­ ¡.¡ ' hasta la temeridad. S e t' lI cierra eH Lón• dre .. , e ll doudt:l al fin He entreg'a. :i l o~ ejércitus triun­ fa.nte ' de la reina. • 1 nterróg uese la coucieucia de Eu I'Op. ohr el ut­ o) Y dirá á grito h · .. ido: " E ¡.¡a no e; yuwra ci-cil; 49 • (fho/'(~(td, {(l/oread :tI sultan de farf'::t del gabinete de París y ninglln ll1unUl:ea Yi~t e luto; .y en la capital mi8meL J e Francia las di \- er:-,;ion e¡,; del verdadero 8ultan siguen :s il Cl1l'~u. Y lus castig!li'\ ele J llglater ­ ra no se .venín como el'ueldau iUlI ccesaria; y final- • lile n tI", )1() se exigirá U, la (:ran-Bl'eb,lta, en v¡-,z de jlllst1'cio míe¡ollal, inmullidad pam Al I.l l'in cipe de .Ganjel:!. • .' Ahora. biell, ¿tenicL M BXi('o d¡Jl'(-! ch(, á :1,Jmini!'<- trar esa justicia nacional, desput's de la toma de Querétaro? . • i Quién podrá. negárselo á una republica sobera- na, independiente, ndmitida hace mas de medio si ­ glo e.n la g ralJ familia de las naciones? l Necesitaba hacer justicia? Patentemente lu demuestran los principios in- concusos que acabo tl e exponer. La proteccion del óruell social es "término final y el principio de la. legitimidad tie la justicia humana. " J ustieia y no defensa es lo qu~ México ha ejer- • • cido. Defenderr;c y castigar son cosaR esencial- mente diferentes: no pueden confundirse. La pro­ pia defensa repele el ataque actual ó inminente. La imágen del derecho indiyidual aplicada al GU€H'': po social, no se encuentm en la. J11Sf'l'cia penal, sino en la. guerra.. En el hombre, lu mismo yuc en el cuerpo político que se detlende, no hay, respecto del a,grt:sor, esa supe1'i01"idad que se exige t'D el poder qu ~ castiga: la superioridad del j-u ez. . El • que se defiende es solo parte. Al ejercer el dere- - 7 , ,

eho de defensa, el ataque [lC'nbH, ¡-d t.erminflJ' la re­ s cia. (~Iliell Re defiellclf' L'st:l oJ,ligado á. r eR - • pdar la viua del ; tgT e~or desde 1·111lO1llCntn IlllRII10 _ ~11 <-¡ue !-)e e nCUl'n tra de¡;a rlllado. M é .. ico, asistido lll1 ic:\ IIl L' llte del dtwechn de de­ fensa, habria. debi do del·ir al príncipt' rendjdo y.í. SU:-I <:/',wpliees, t/"I'u"d(ll·('.~: idoR e ll ]lRZ. l'"'(llollltbri:t t enido cúidado dI' ;lIht'ltirJl'~, lju t.; no I"l ·itt:rasell t,1 a.taque, POl"llUU SI" l'nll"llraria. al n pderlos otra vez, pón e rlo ~ ('n la ilUposibilidad du n:incidil". .J ustiei;t IHlL' iomd y llo I t.; ] )r c ~a li as , e¡; b ~u e ~fL: ­ x leo ha e.i ercido d e-;:;-pUl..! !-) Je l..1 tullla d8 Querétaru. Lo¡.; LJu e h :1 11 pretendido \'n EUJ"0pfl, !lU ju.tifi car, si Ll o pet/id/ el fu .. il:lIo icntu dt..: _ [a,xi lllilianu, me hall concedido l'l:ite derudw. _ léxic() ' le. dJ las gra c i a~ 1:>01" llIi órgano) pero de Ilin ~t llll modo n ·eü• sita dé su l,olldadusa (·ol¡ic esion. Alguna l HH:ioll\.. j d~ b ll J"upa , E sp:lua éntre e­ llas, se han arrugadu d derel'ho ae g uerra á muer· te. al deda;rúrsela {l S \U'; s úLd ¡ to ~; ~lhico, cn gty:lr­ r públiccl COll Francia, :1u .\. iliaJ.l por t raidoJ"(' '" • m ex i ca tl o~, pudo imi ta.r :~ 11. Europa, resistit: udo eon prácti.:as salvaje:;. ~ -(1 11) hizo. ¡Honor á la nacionr La Fnwcia J e,·hl'j) la gllcr m á mUf'rte por órdCll de su 1¡¡f! l/(l"! dJ ,'" [ll'il!\:ipal, ¡D eshonra para ( sh :' SIl llHllH[;¡ llle: _\Jaxi lUili ano de 'pues ('ay6 rendido u h,,, ¡J ;" ;o; Jt:" la nUl'in lJ , ::\[.:\ j ." " i l/J polia. (·jercc l" contra del de!"echo de fE'pl ó <1 !i:..t '. (l ­ doptado y practicado solo ,como n:<1ccio:J 1II 'l"l:, :U i ~t en guerra actual, pero no por la. raZOll de Y,llü tUl!- 51

fa. reconocido emperador solo por las grandes na­ cione¡.: europeas. E soi'; reco!1 oclmientns no impri­ men \';¡r; í,(,ter al que ll u (>~ sr',he rallo; :r ::ul ellJ :ls, el derecho ti !" g'entes 110 exceptüa de lrlS represali as i los re.ve, ' verdaderos. ,'i por crueldad en la g uerra la s merecen. La razon única a tendihle (.'~, que laR represalia, h;m de t ener lug<1r en el L' I! I'SU de l.a f!!!f' /' /'((, para que t engan objeto lÍC'lto: nunca OPi"­ p\l e~ de t,erm inada con la capt ura del j efe !" n e mi ~~o 'y la nc upaei( 11I del tcrri tononaclOnaJ . 1'a'\ fué el caso de :\1éxico, y por tant-(l Uaximi­ liano compareció a.nte el gran tribunal el e la nacinn, no COn1 f' 111'i"ionero, sino COUII) rpo el e Il acionicidio, h;¡ !'ita d. II lde pudo consn marl o" , tOlli:! Me>_ I( '/) '-~t tl el'ccho elc a.c1mini st. r il r la. justi­ • cia wlcional par 1 prole.jet' su órdoll social, pi o[un­ daID cllte atacado ('o n ::'OlITa. de iniquidad y aloYo­ !'oJa, y ,' n (:' 1 ~1 .··t() .... C' Cli'.!i, ·, en üil,uwt!. v ' • ~i :¡l g n nn veL: la.i ust ieia social ha podido CrCf'1' i" e honr:lda pOI' '-. !1 ~l pr r) :o,.;lr ~H' i,Jl'I ;i la de Dios es el1· el - gran juicio de ~ax i , m ili; mo de Hapsburg o. , V(~ /'(til. d resp ectu ~l l aímell . Un nacioni ~ idio. ('on .-,umndo. ha"b . donde pudo ' l'O lJ suma rse ron i ri.audi f.;1s circunsta.ncia.s ngra. Yi1ntes. ~() ¡.:e ;Lti cnda al at.entalÁu de la Francia : fué uno de tant.() ~ por !-oms ,-.(¡ heranos en In, corriellte de l o ~ .. ~iglos; ru é una g U 0 \' cOl1 CJuist.a que CO II la fu er- Z~L y el HscntinJÍentu de 10:'5 reye-; ,\Ve nirlo !:! pudo darfO'l'1Iw, tl'f/. li ~i ll)l' '-(l;1 un ~i lJl ll1al..' /' () ridlrulo de lUl- peno.•

f - - 52 ;/ Pero ausente ya esa fuerza, ¿qué quedó a lit faz de )I[óxico .. ,nacion? · Filibusteros, foragidos, fuera de la proteccion del d'Jrecho de gentes/que hicieron ; mor'r de hambre y sed al hombre, a la muj er,~ al nillO y a:l aneiano, y e8 to :~ en numero de doscientos treinta mil tnexi­ cán'J;'i i lld c fenso ~ . Y como si no fu era esto bas­ tante para att: rrar la humanidad, en nuest.ra capital se presenüí la del bandido exasperada hasta el extrelllo_d e privar dtl lecho, luz y alimento en • • las prisiones de Santiago it las víctimas que tenían' que dar oro por sus vidits. Este conjunto de crímenes complexos tan inau­ ditos, tan enormes, son 108 que no tienen preceden­ tes en los anales criminales de la Europa. A Wal­ ker la triste gloria de haber ideado el nacionicidio para l'egenerar ~í Nicaragua, á Maximiliano' de Hapsburgo, la de haberlo coneumado en la Repu­ blica de México hasta donde pudo llegar su volun- tad desenfrenada. . Hé aquí por :qué respecto al actor del crímen eH nuestra justicia social, se presenta i gna,lm~n te la verdad con el carácter que tiene la de Dio!!, ~léxico e n\ Querétaro ~ triunfante, no había tenido • guerra civil, porque los mexicanos! en lllasa sostu- vieron su independencia contra la Francia en guer- ra pública: los traidores ' de ser mexicanol§ al apoyar al extranjero. • México en Queretaró triunfante, ' tampoco di6 conclusion Lt la guerra publica, porque la Francia habia desaparecido con SUB armas l1umilladas.

I -

• • 53 México en Querétaro t riunfante, no dió térmi-

no sino á una g uerra de bandidos. • La nacional de España, cuando defepdi o su in­ dependenci a contra el primer emperador de los franceses, g lori ús:l com o fué, no puede compararse COD' la nuestra. La C(l ITupcion de la corte del Ya­ lido, no diré d ~ Ctrlos IV, entregó el, territorio, segun. t1'atado. F ernanJo VII renunció S il coro­ na en su padre y éste en el autócrata. Ambos re­ nunciaron tambien los derechos de :" u clin fll't.ía. e nn titulo, al menos aparente, ~ i1 poleon 1 nnpuso á la E spaña un soberano: ~- la f~m; a aprobad.a por t ra­ tados públicos s(,]emncR, fué, sin embargo, l' p.<.:ha­ - zada por los des('cndienks de P elayo . . AIl:í hubo tambien (/ji' ((I7C ,-socllIS, ('om o los hemos tenido en ~'l éxi c l) ; pero n o fu é f:.· II(·rra ele ],;\nc1idos, :=:;i no guer­ ra de Francia cor; t ra. E~p:lña, ~T despues tamhicn contm, l11glat<.: rhL Fllé urw g ll (; ITa reg ular on la que Francia ni por las m.Í cnte¡;; le pas?, expedir IIn dec reto corrw el o uc ~Ia :\. i lr. ili:l ·1() fnlminó el ;¡ rk' Octubre de 186, .

.Jusé RunH}larte fil e sobcr:trl o 8 lt Esp:lú:-l en 1111:1 guerra de l'Olllfllista.

)/L),xilllili¡Ll1o. , e ll (JI fuu do ,v (' 11 la fonua, JI\) ru é mas que el .i d 'e de ll lliL g Ut-' rra de ba. ndidus, C lli;ll! ­ do se pre:;en t.t\ pu c~ , rl::lldjd,) ;¡ .\f éxit:t) tl'iunt~U1t v, su gobiel'llu ::;c halh h;¡ .'I i I (¡ .~e "iúll de estmj do ::; grandes verdades:

La de sn crllllell " in audito: v . La de su l'es}lollSaltdiJad in cuestionable. •

54 •

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, VI. •

La obcecacion d ~ la prensa llionárquic.1 de Eu- o • TU rango &:11a en Eu­ rupa, ni en Miramon, ni en Mejla su alta ·cualidad de meXiCá?08, y sus !'ervÍ(·ios anteriores al país; el segundo, sobre t.odo, que para nosotros 'era mns que hijo de r ey.es: ~X - Jm:. side Dte de la Repúblirl' de ·México. . • La juslici:l tla.ci ona! se o poderó' d , la balaD7.ll.. que le es propia pum pesa r Aolo lrt pcnn ('{U€; el cri­ m-en inaudito merecía. i,Dóride unruntr:n Irl proporc.ion! En la l1at,u,­ ¡'aleZ((. !/ (/I'c/' I'edud rlel arto imputable. "Son lus t.érm ino de una ec urtcion: no hay verdad, sino ('uullcl., I'} UIlO C~ equivalente a.lotro." Oja p01' (~ju, dieuf~' PI//' c/iell.it:, son toscas expresiones, pero revelan en caJa. e1\.l:iU, ~ogun el derechu criminal, • 55 la medida tal cual la ha r e~o nfJ c ido la concieucia humana en todos tiempos y lugare.;;. • • - Así planteaua la. cuestioll por ul I'onsejo de San Luis, faltaba resolverla conforme :1. los salios prill­ cipios del derecho penal. Es en la conciencia donue ha. encontrado este .. derecho la medida. cabal de la w(pia.cion. Pres­ cindiendo ue toua. ley po~iti va, la m lwi encia huma­ na sefu\la, sill estudio detenido, la pSl":t la de los erl­ menes, y de a.bajo para IlIT1!)H indica el rubo, d ~ij­ pues el homieidio voluntario, y lOas alto que tod () .~ los crlmenes comunes, el horrendo panicidio: Pre- / g úntese al hombre mas rtlstic() la. pe ll a ue e~té crl - mt;!n y responuerit; . " L a mas g l'¡),\" e de lns p e llH'; pusihl es: ltl Illu~ r - t e. " ~i el consejo de Sall Luis hubiera lJreguntúdu a la cólera del pueblo mex.icano, la clase do muel te . aplicable a l criminal, Ull grito horruroso de ven­ ganz~ h a.bría Tesonado en toda la nacíon. Ese gri­ tu ¡'ué el II L1 e oyó la sábicr le!lis ZClc ill ll de Europa en . otro tiempo, cuando en ella se dISpuso que el par, l'Ícida espirase ('on mutihu.·iones y tol;mentos. . La AlnéricLl latina, que ahre sus ojos ú la luz de la dodrina salvadora, á p éS ..U d~ SU i:l revueltas ince­ :sautt.:s, 'pu es tan bárbara W IUO el ru uudo de l o~ reyes cristiano:;, tll1 dandI:: todavía hoy se castiga ·asl al parricida. Ha ij uprimido JUi:l manifcstac.:Ío­ nes judiciales de lo:; ódios y vengam:a::; populares, como medios ilegítimos, que lejos J t;! a. um~ntar la. • •

- • o fuerza moral de la justicia, le a.rrebatan su calma y dig nidad, j' l::\, reduce n á J;:t 'condicion de un mal­ h echor. • 1 .. a Amel'ica delllf'H.'rata a l miRmo tiempo ha eo- contl'H-do en 11\ escala dd 10k <'l'll1lt'n os el mayor de ~ los erímenes posibles, :i sa.be)': _ " El nacioni(' i4io pÚl'pt'tnuJo en la R ep(lblica de "".!\'i 15, X ICo O. " - ' , ¡Acaso 11 0 hu, sitlo aualizado en Europa con la d ~Lidn, oetencioll, lo que ~ i g' nifi cn. es::\, fechorla co- losal? • :Robar d oro y ~ungl'e de tre int-<.~ j' seis millones de habitanteH, J)nra robar y asesinar á diez millo­ nes constituidos en nacíon: Tal era el crimen que la Rep~b Jí cu t enia que \lzcrur y l'u::;tio'fir- V en teoría como se \oÚ no ha- j t').. o' lO J , - bria otra pena aplicable que la, del ultüno suplicio, r\. un cuanoo :\féxieo hubiese Bido sorprendido por ~t:Ulejan t es criminales COIl una legislacíon abso­ lutamente prohibitiva de la. pena capital, habria po­ d i~o, habria debido, cun l,!cna, y pUfJlica co n clü n ci~ , ocurrir al derecho de gedas pora declararlos eneuii- o gos, i no del gén~ro hUOllLllÜ, cuando menos de 1~ América, excepto del imperio del Brasil. ¡,Y quién no ~be ' la pena con que todo el mundo • culto castiga á lo piratas y á Jos filibusterQS'! ~ Qu 6 ll ac- ion reprobo n E spalia cuando agarrotó á Nan:iRo Lopéz en la Habana? No la tomemos por ejemploj'porque sus gobernantes son en la mate­ ria inimitablt:l:i. Por elelito poUt'ico; el de una oons- • -_. I piraC'iOn de caída d!na'3üa.' ¿,no. fusi io a Ortega, al capturarlo; poniendo en libertad al priú..:ipe, co-reo principaPAmbos debieron <.:a:;tig-arsr.; peTo no con penas de muert ~ La atTo, ~Ilj ll S tl cih com-ll'hÓ el :;acrificÍo de Or1,eg, ,en un yerdadero :.t3a ' ~ ¡nato: pe­ 'ro calló em ón <.:e ' la Europa , porqu.: p} f'u .;\bm;entu de un pl¿be ~-o ser"j:.l. para sah'a J' la ,,-ida ¿t ldl príu- • l'1}1€.-' , Hay ·ot.r o p p~ é edenr t · llld " I:ILn,ol" zad .,. ljuE:: el cite López por Espf:\.fía, y qUe' cnadnl <Í la cLl2;;tiOl. pOI' todos 1lllS Tf';;pP.C10. , ' .

, ~ i Cal'a.gll a captura al fin al tenaz \Valker, y' eH • el acto rindio la "ida en un patíbulo, _. o era príu- ripe. y' la Emopa monárqu';!--!

üei'o de 186:2, dictada (';)11 el fin de ('f'stigar la Pj ­ dtica inv

.. "'I~ ' - - • • dere ~no pa;ra dlCt!.tT en extr" 0r,t~naru:. ::: C lrC,--,~~3t<:.n - 'ciüs, hasta. ias ley€' bárbara. :> penale~ q;¡ e.- e.n ordi­

narias., sancion6 A lfonso el- s-áhio en "' us Pa.rtidas_ Maxirniliano pudo- e'V'itar.la aplica-cion i él de 8 • . 58

aquella ley, \lO prestandose á ejecutar el crimen qu'e apoleon HIle indicó, ó evacuando el Mrritorio. con ~ l1 S paiRanos los austriacos, al retirarse los fran- • • ceses_ • • •, ,. No lo hizo_ • - • - . y porque M~xil1liliallo criminalmente obligó á la nacion á juzgarle y penarle, idebia aquella crimi­

nalmente reRistir. sc :1 llenar su altísima, inisioll, solo . paTa complacer á los monarcas europeos? Sus maldiciones han dejada tra~ltlcir el procedi­ miento que habrian querido ver en México adop­ ladO: el de España, ál castigar en el ~eneral Orte­ ga la conspimcion del heredero de D. Oírlos. Muerte· ptll'í.L los traidores mexicanos: paI-a el pseudo eruperador, salida franca del país. • • D e otro modo consideró la cuestion el consejo de S. Luis. A primera vista pareció que Miramon y • • _M6jia , annyut': p'r1:ncipcdes culpables en el cr~~n. 10 eran en segundo grado solamente, pJles sin l\{a­ ximiliano en el pais no hubieran delinquido. Por otra parte, ellos no habian hecho mas que .ayudar- . le ó asistil'le. Sin embargo, en el consejo prevale-o ci6la doctrina de Inglatem·l., que en el crimen de traiciou no distingue. al participante del ('u~pable principal, p ropter odium delicti. .~ . . - • Así pasadas y r~sueltas á la luz de toq.,(IS Jos d~- rechos, el de ge~tes, el politico y. p~nia~ · teóri -9 y patrio, icua.l po~a,. c~a.l ~eb~a; ser ~a decisi.on del , c.on~ej() ~e S: L~iS . queJepres~n~b~ la nacio.u?- .

I ,

• • • 59 Dígalo la América. No: su voto pued~ conside-~ rS+Tse interesado. . Dígalo la Europa misma, tan ciega., tan parcial en este juicio. • La coriciencia pública del Iliundo habría procedi- do como el gobierno mexicano, organizaudo inme- • diatamente el trihunal militar de la sentencia. A sí ha pr~cedido la Europa, así la Amcrica (la, gran república inclusive), cada vez que se le ha.pre- sentado la ocasiono . • Murat,

(El duque de Enghien ... r • : •••• no es de ciror- se, porque fu.e asesinado y juzgado.) . • Iturbide,

L ópez, • • • vVu.lker, • Orte(rab , . y los cómplices de. Booth, entre los cuales s~ vio una mujer, no comparecieron sino ante tribu- nales militw'es. I Si algun crimen del mundo hl:\. exigido la abrevía• cion de las formas tutelares, es el de Maximilano de Hapsburgo. , Las actas del proceso se hallaban en la prensa universal. . . Su prueba en el testimonio del mundo con Slll'l mil.millones de almas. : .. El acusador, la moral del cristianisnlo. • • y el juez, no un -consejo de g uo1'l'a, sino el sentido . JDoral de la hUlOanid~, que húrrorizado en el curso

. • . 60 de cinco .años: con calam,idndes espantosas, reveló la sentencia. uo ,,010 al consejo de S . Luis, no solo nI tribunal eAtraol'dinMió, sino tambien á toda la nacion, cuando sonó la hor.a.del sacrificio expiato- no.• . Sonó y'el cu:mplimrent0 de nuestra justicia naJ ciona l satisfizo la conciencia 'p(lblica de América, ql1€' i!Hperrosamente lo exigía,. ' , A f.. í ~e logró el r(.cono :do' etticto y f3n de la pe­ na., ~ue prorülment o :~o tiende ái reparar el"mal causado por el c!'im(,YI, pe!'o s:!. ha de ofrecer la jus- . ta garantia cont!'a su repeticior.: en Jo ,futuro, y esa garantía debe ~e~ proporcionada á la magnitud del mal adjetit:o, colosal para México y 1&::; repúblicas hermanas. Mientras nias precio;o es el hien ame­ ]lazado, ID9Jyor t.emor hay de perderle. Por tanto. la garantía. llub exigin la independeu­

óa de l E\, Améri, ca, dió :1.. nuest.ra justicia penal la ' maertü -de l\laximiliano, como justa, necesaria, ur- gente é inevitable. , .. ' . • , , • •

, , , , I VII. • " • . j • 'l' , • • . ; Compatriota.sl El poder social es muy fa;liblé;'· pero en esta vez no ' ;:;~ ' ha m:Ígaña.do. :.t • )~ t:\ justa. la pena que \,~fri.¡j :MaÚmiliaJlO, por- que pe~ 'obre un crimen inavdito. , , ;., J

, • 61 / Fué just a la pena, porqu.e la ill stici.a moral nos

dió exactamente la medida • . • F ué justa ]ft pena, porqlle a~í ha. podiJc h na­ cion concili:'!.r la clemencia respecto ~ mllltitlfd de criminales, con la impasible sev-eri dad rie }¡:¡ jllF' i- , -1' .dominio PI I la, AmérICa latina . • De hoy 1)1(.1 :-\ r¡uedar6 I: l FU I'OI'H a~H.¡ollltif<üJ. l:On - vencida de y U E' lcL g onu in;.! d : 11 )111 'J'3 ' 'ia. ~'OI' ~cr 1i­ "'pral en ';Uf- principlO¡" , no r eIlUll',j:1 10'- Iki lo¡,; "!l S' tigos que para ":-on ervarse ti ene lodu h:üirr)(J (;,)­ bienIO. :\ 1111 1(1" de 1:1" rléb\l(;" repllblil;;" dI-' ~ \ nl é - , )"J ea, , :<.\(l[ II f'>ltriuta , ~ " ", det~II~H de , ' II~'tr '· I'r¡rn,; 1' lIl ag j ~t r ¡id\) l'" hl rí e Me" i. '(" ." 1" .k \I t:x i,'o', ~ ' ~ la del mUlI dc , do, \\· a~ lliII R t ' \) lI . I li.lalg·u, ,\ rt. t'a ,~· u . Bl\ ­ lí V:tl', :-;an Yl artin y ln~ mil " é rne~ tIue Ji(' I'IJII pa­ tria ; illdl ' I Jl'lI d"llI' i,, · ;~ h1~ ;tll lt! l'i. :aJlll ~ ,

, , I 62 •

• . Entronizar9is. la lihertad, 'presa codicia.da. de los déspotas, cuando vuestros gobiernos cimentados

• por, vuestras. cívicas virtudes, sean para la demo- cracia, lo que la Republica del Norte, el expléndi- do fruto de su gloria. ,

• México, Julio 17 de 1867. - • · to JUs,rez. · • •

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