11-06-2007 Pinchao hunde a 'Trinidad'

Jhon Frank Pinchao nunca imaginó que la osadía de escapar de las Farc lo llevaría tan lejos. Foto: John Wilson Vizcaíno.

EN UNA CASA DE seguridad situada muy cerca del cuartel general del FBI en las inmediaciones de Washington, Estados Unidos, está hoy bajo protección de las autoridades estadounidenses Jhon Frank Pinchao, el policía colombiano que hace pocos días fue noticia mundial por la impresionante historia de su fuga de un campamento de secuestrados de las Farc, tras casi ocho años de cautiverio.

Pinchao viajó a Estados Unidos por petición de un fiscal para que sea testigo de excepción en un segundo juicio por conspiración y secuestro que una corte de Columbia le sigue al guerrillero de las Farc Ricardo Palmera, más conocido como Simón Trinidad. El policía puede demostrar ante el tribunal que preside el juez Royce Lamberth, que no sólo Trinidad es miembro principal del grupo guerrillero, sino que participó activamente en el secuestro de tres contratistas estadounidenses, tras ser derribada la avioneta en que viajaban, en febrero de 2003, en las selvas del Caquetá.

Las autoridades estadounidenses pusieron la mira en Pinchao pocos días después de su fuga, porque en los relatos privados que hizo a las autoridades colombianas y en diversas entrevistas con los medios de comunicación no sólo reveló pormenores de la dura experiencia que vivió en las selvas de Caquetá y Putumayo, sino que había tenido contacto directo con los militares , y .

Conocida esta primera información, funcionarios del Departamento de Justicia que tienen oficina en la Embajada de Estados Unidos en Bogotá, entraron en contacto con el Ministerio de Defensa y la cúpula de la Policía para que les autorizaran entrevistarse con el policía y evaluar su testimonio. El ministro Juan Manuel Santos y el general Óscar Naranjo dieron el visto bueno, y tras un primer encuentro con Pinchao que se prolongó varias horas, los funcionarios judiciales llegaron a la conclusión de que lo que el policía sabía sobre la participación de Trinidad en el secuestro de los tres contratistas podría hundir al jefe guerrillero en el nuevo juicio que empieza esta semana.

En noviembre del año pasado, el juez federal Thomas Hogan suspendió el primero, porque el jurado no pudo llegar a una decisión debido a la fragilidad de las pruebas presentadas por la Fiscalía para vincular al jefe guerrillero con el secuestro. El caso sufrió un nuevo traspié en marzo pasado, cuando Hogan debió renunciar a presidir el segundo juicio porque la defensa de Trinidad demostró que había privilegiado a la Fiscalía al permitir entrevistarse con algunos de los jurados que participaron en el primer juicio.

El episodio se convirtió muy pronto en un escándalo en el que también terció Tom Burke, vocero del Comité Nacional por la Libertad de Palmera, quien sostuvo que la renuncia del juez Hogan "confirma todo lo que hemos estado diciendo: Palmera debería quedar en libertad. Palmera no ha cometido delito alguno. Palmera es un preso político, un revolucionario colombiano que lucha por la justicia social".

El nuevo juicio

Pinchao voló a Washington el sábado 2 de junio en la mañana en un avión del FBI. Doce agentes especiales lo recogieron en la base Antinarcóticos de la Policía en el Eldorado. Viajó acompañado por el coronel Javier Álvarez Ochoa, comandante de los comandos Jungla de la Policía Antinarcóticos, quien también declarará en la audiencia contra Trinidad: aportará testimonios y grabaciones que revelan las condiciones infrahumanas en que las Farc mantienen a los secuestrados.

Horas después, el general Naranjo confirmó el sorpresivo desplazamiento del policía a la capital estadounidense y resaltó la importancia de su testimonio. "Jhon Frank Pinchao ha sido requerido por la Fiscalía norteamericana. Se ha trasladado a Washington el día sábado -sostuvo el oficial-. Permanecerá allí tres o cuatro semanas y evidentemente ha sido solicitado por la Fiscalía para que sea un testigo excepcional de cargo de los casos que se adelantan contra miembros de las Farc en los Estados Unidos".

En este segundo juicio, por cosas del azar -nadie contaba con la fuga de Pinchao y la posibilidad de un testimonio de primera mano-, la Justicia norteamericana tendrá un testigo clave contra el guerrillero.

La semana pasada, el juez Lamberth terminó las audiencias de selección de los 16 miembros del jurado -11 mujeres y cinco hombres- que deberá dar su veredicto entre el 3 y el 10 de julio. El juez los instruyó sobre sus funciones y aclaró que, de ser necesario y si la Fiscalía lo solicita, permitirá que el jefe guerrillero declare en el juicio. Luego enumeró los cargos contra Trinidad: "Hay un cargo por conspiración en el secuestro de tres ciudadanos estadounidenses; hay tres cargos de secuestro por cada uno de los tres secuestrados, y hay otro cargo por darle ayuda material a una organización que el Gobierno de Estados Unidos ha calificado como terrorista".

Después tomó la palabra el fiscal del caso, John Crab, quien durante 50 minutos expuso los argumentos básicos de la acusación, pero no mencionó a Pinchao. "Los estadounidenses Keith Stansell, Thomas Howes y Marc Gonsalves, han sido rehenes en durante 1.574 días, y Simón Trinidad, como cabecilla de la organización terrorista, es responsable", dijo Crab, y señaló con el dedo al guerrillero, vestido de negro y con corbata verde, que tomaba notas en un cuaderno mientras tres intérpretes le traducían los pormenores de la audiencia.

Acto seguido, Crab mostró un video en el que aparecían los tres estadounidenses secuestrados y Trinidad vestido con uniforme de fatiga y fusil al hombro, y luego describió cómo fue derribada la avioneta en la que viajaban con otro compañero estadounidense y un colombiano. "Esos empleados trabajaban para detener en Colombia el tráfico de cocaína e impedir que la droga llegara a las calles de Estados Unidos -dijo el Fiscal-.

Dos de los tripulantes fueron ejecutados por las Farc y los otros tres siguen como rehenes de esa organización terrorista". Y luego agregó: "Ustedes escucharán que la defensa hablará de 'prisioneros' (...). Las Farc son una organización ilegal que no tiene título ni derecho alguno a tomar prisioneros. Es una organización que toma rehenes para obtener recompensas o para presionar al Gobierno de Colombia".

Luego el turno fue para Bob Tucker, defensor de Trinidad, quien repitió los mismos argumentos que le sirvieron en el primer juicio para confundir al jurado. Insistió en que el guerrillero, miembro de una acaudalada familia, se vio obligado a ingresar a la guerrilla porque los dirigentes del partido al cual pertenecía fueron asesinados por grupos paramilitares. "Cuando otros dirigentes de la Unión Patriótica, amedrentados por los asesinatos, abandonaron Colombia, Trinidad envió a su esposa y sus dos hijos a México y decidió quedarse en el país que él ama", dijo Tucker.

Para terminar su intervención, Tucker aseguró que Trinidad no fue un comandante importante de las Farc y que nunca vio o habló con los tres secuestrados. Y remató diciendo: "Cuando fue detenido en Ecuador, en 2004, no fue porque iba a negociar la liberación de los rehenes. De hecho, tal como lo dijo a sus interrogadores, ni siquiera sabía dónde estaban o si estaban vivos esos detenidos".

Qué dirá Pinchao

En la casa de seguridad donde permanece custodiado por agentes del FBI, el intendente Pinchao ha repasado una y otra vez lo que va a decir cuando el juez Lamberth lo llame al estrado de los testigos.

Según el relato que les hizo a los funcionarios del Departamento de Justicia que lo entrevistaron en la Embajada en Bogotá, duró largas temporadas con los militares secuestrados a pesar de que con frecuencia eran cambiados de campamento. Pinchao asegura que Stansell, Howes y Gonsalves nunca intentaron escapar porque no conocían la zona y carecían de los elementos básicos para sobrevivir en la selva, y que por esa razón los guerrilleros ni los ataban ni les ponían cadenas como a los otros secuestrados. Según Pinchao, los norteamericanos estaban convencidos de que la única manera de recuperar la libertad era mediante una negociación.

La cercanía entre Pinchao y los estadounidenses permitió que le enseñaran algo de inglés y a identificar la hora por el movimiento del sol. Y según cuenta el policía, Simón Trinidad los visitaba con alguna frecuencia. Una de esas visitas fue en junio de 2003, en el campamento donde el periodista Jorge Enrique Botero hizo un video que mostraba las dramáticas condiciones en que vivían los secuestrados. Según Pinchao, cuando llegó Trinidad estaba Germán Suárez Briceño, Grannobles, hermano el Mono Jojoy.

En su relato a las autoridades colombianas y estadounidenses, el policía contó sobre los desplazamientos de Trinidad a otros campamentos a donde fueron llevados los secuestrados y aseguró que el guerrillero estaba pendiente de que le dieran a Gonsalves la medicina para tratar una hepatitis. "Lo que nos ha quedado claro después de escucharlo es que ese policía tiene en sus manos el futuro de Trinidad -explicó a CAMBIO una fuente judicial estadounidense-. Si es tan claro y contundente en el juicio como ha sido con nosotros, al jurado le quedará muy difícil no hallarlo culpable".

Para los investigadores, el silencio de las Farc frente a lo que ha contado Pinchao es muy significativo. "Si hubiera entrado en contradicciones o dicho alguna cosa que no es cierta, lo hubieran desmentido -le dijo a CAMBIO un oficial colombiano-. Por eso la información que tiene Pinchao es tan importante para la Justicia norteamericana".

El intendente de la Policía, Jhon Frank Pinchao, nunca imaginó que su traumática experiencia en los campamentos de concentración de las Farc se convertiría en la prueba reina que permitiría vincular directamente a Simón Trinidad con el secuestro de los tres contratistas estadounidenses. El fiscal Crab está convencido de que el testimonio del policía será definitivo para hundir al jefe guerrillero.

DE CARAMBOLA

Los funcionarios del Departamento de Justicia de Estados Unidos que la semana pasada trasladaron a Washington a Jhon Frank Pinchao, tienen la esperanza de que el testimonio del policía les ayude a convencer al juez James Robertson de imponerle una elevada pena de cárcel a la guerrillera Nayibe Rojas Valderrama, Sonia.

A finales de febrero pasado, la subversiva fue hallada culpable del delito de narcotráfico por un jurado, pero semanas después la defensa solicitó la nulidad del fallo porque uno de los testigos clave habría mentido sobre sus relaciones con la guerrillera.

En desarrollo de la audiencia pública, la Fiscalía presentó un acta de septiembre de 2005, en la que Juan Valdés aparecía como resinsertado de las Farc, dependiente de Sonia y vinculado con ella en algunas tareas relacionadas con el tráfico de drogas.

No obstante, Karen Hernández, apoderada de la subversiva, aportó otro documento según el cual Valdés se reinsertó en 2003 y por ello no podía haber conocido a Sonia y mucho menos haber traficado con ella. Después de estudiar la petición, el juez Robertson admitió la queja y anunció que el 20 de junio próximo tomaría una decisión final.

La Fiscalía estadounidense pretende influir en el juez que decidirá la suerte de Sonia, una vez se conozca el testimonio de Pinchao en el juicio de Simón Trinidad. Se trata de una jugada a tres bandas en la que la Justicia de ese país busca una condena ejemplar de los dos guerrilleros de las Farc.