El Credo Estético De Mathias Goeritz N Cristóbal Andrés Jácome Moreno
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El credo estético de Mathias Goeritz n Cristóbal Andrés Jácome Moreno El legado de sus obras, y más aún de sus ideas, han redefinido el concepto de la escultura pú- blica abstracta y propuesto la arquitectura escultórica, la llamada arquitectura emocional. Goeritz es también valorado como fuerte detonante en el movimiento de la Ruptura... Cristóbal Andrés Jácome Moreno. Licenciado en salvación de su tiempo y circunstancia. Su Manifiesto de Historia del Arte. Actualmente alumno de la la arquitectura emocional se ha tomado dentro de un res- maestría en Historia del Arte de la Universidad Nacional tringido margen explicativo que ha servido como base Autónoma de México y coordinador del Centro de para comprender las posibilidades abiertas que tenían Documentación del Museo de Arte Moderno. la arquitectura y la escultura para el artista alemán. En el considerable número de artículos y reseñas es- critos últimamente con motivo de la reinauguración Para Ida Rodríguez Prampolini, antes y después del mar de El eco, es nula la mención del estadio espiritual que supone el experimento y su vínculo con la tradición ger- Cada época debe reinventar para sí misma el mánica de la reunificación de las artes.3 proyecto de “espiritualidad”. El descuido de esta mirada a profundidad se debe SUSAN SONTAG1 quizás a la contundente huella que deja en términos arquitectónicos El eco (los cuales están contrapues- Debido a la recuperación que hiciera la UNAM del tos a la escuela funcionalista) y a la conglomeración museo experimental El eco en septiembre de 2005, la de artistas que Goeritz convocó para su realización. obra de Mathias Goeritz ha concentrado la atención Carlos Mérida, Rufino Tamayo, Henry Moore, Luis de círculos artísticos y académicos, reivindicando con Buñuel y Lan Adomian se evocan dentro del panteón ello el papel que desempeñó el artista alemán en el que escuchó resonar la idea de Goeritz. Si bien ha ambiente cultural mexicano. El legado de sus obras, habido momentos en que la crítica ha disertado sobre y más aún de sus ideas, han redefinido el concepto lo espiritual en la obra de Goeritz no ha habido una de la escultura pública abstracta y propuesto la ar- correspondencia directa con El eco y se ha centrado en quitectura escultórica, la llamada arquitectura emocional. Goeritz es también valorado como fuerte detonante 1 Susan Sontag, Estilos radicales, Punto de lectura, Madrid, en el movimiento de la Ruptura y como maestro de 2000, p. 13. los consagrados Sebastián, Helen Escobedo y Pedro 2 Religión popular de los judíos del Este propagada en el siglo Friedeberg. Sin embargo este recuerdo que se tiene de XVIII, zona cercana a donde nació Goeritz. Para un acercamiento Goeritz no ha puesto el énfasis necesario en el papel más profundo sobre la influencia de esta religión en Goeritz, véase que tiene dentro de la vanguardia la actitud espiritual Diana Briuolo, “Hitlahavut, Avodá, Cavaná, Schiflut: Religión en del artista frente a la obra de arte. Mathias Goeritz, la obra de Mathias Goeritz”, Los ecos de Mathias Goeritz. Ensayos y un hombre formado en el protestantismo, identifica- testimonios, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto do con el judaísmo, influenciado por el hasidismo2 y de Investigaciones Estéticas, México, 1997, pp. 131 - 141. convertido al catolicismo; representa un eslabón entre 3 Un estudio más detallado sobre la postura espiritual de creencias que queda impreso en cada obra de arte. El Goeritz en El eco puede ser leída en mi artículo “El eco como resti- trabajo de Goeritz es, ante todo, una búsqueda por tución espiritual”, Arquitectónica, Universidad Iberoamericana, no. restituir el espíritu del hombre, una apuesta hacia la 10, otoño 2006. ARTES • 43 La propia Bauhaus en su nacimiento fue presentada bajo el emblema de una catedral, obra elaborada por Feininger que representaba la hermandad entre las artes y la unidad espiritual. Dadá por su parte presentaba intenciones de reacomodo espiritual: que el arte debía mostrar una nueva moral y una nueva fe. firme propósito de renovación trascendió incluso la espiritualidad para convertirla en una mística religiosa propia de unos cuantos, como es el caso de Johannes Itten y de Walter Gropius, quienes, herederos y partí- cipes del expresionismo, adoptaron en la Bauhaus los preceptos del mazkadismo.6 La propia Bauhaus en su nacimiento fue presentada bajo el emblema de una catedral, obra elaborada por Feininger que represen- taba la hermandad entre las artes y la unidad espi- ritual. Dadá por su parte presentaba intenciones de reacomodo espiritual: que el arte debía mostrar una nueva moral y una nueva fe.7 El ascetismo tomado por el poeta dadá Hugo Ball al final de su vida puede Mathias Goeritz, El eco, 1952. verse como una condición de recogimiento espiritual llevada al límite en un tiempo que excluía al arte y a aquellas que aguardan un sentido religioso explícito o la oración, en fin, dos actividades espirituales. No es en las ubicadas en recintos sagrados. casual que tanto en el expresionismo como en dadá el El desarrollo de la conciencia de Goeritz se ubi- rumbo tomado haya sido el místico-espiritual. Ambos ca en Berlín durante las décadas de 1920 y 1930, años dotan de amplio sentido a la conciencia del hombre, en que el temblor expresionista agitaba las calles y ya sea por medio de un estallido de reclamos o por un difuminaba los rostros a la par que adquiría tintes derroche de ironías, el arte debería estar sujeto a la de dadá. Tanto el expresionismo como el dadaismo emoción, la cual constituye uno de los rasgos primario estaban cargados altamente de un sentido espiritual. de la esencia humana. De la emoción parte el deseo de El expresionismo explora el interior del alma del in- refugio, esperanza y redención; circunstancias propias dividuo para vivir y crear, actitud teorizada por Kan- del endeble periodo entre guerras. Goeritz, presente dinsky en su legendario texto De lo espiritual en el arte, en en este desolado panorama en el que la promesa de la el que habla de la “época de la gran espiritualidad”4 y modernidad se contrapone a la incertidumbre, forja que Herwarth Walden en su libro publicado en 1918, desde sus inicios la postura ética que determinará su Expressionismus, llamó Durchgeistigung, que quiere decir obra posteriormente: el credo en la salvación. que cada acción debe de estar marcada por un sentido Werner Mathias Goeritz Brünner nace en la ciu- espiritual, del alma.5 Partiendo de estos principios, el dad de Danzing, Alemania, en 1915, y a los cuatro expresionismo se abocó a una discusión y reestructura- años se traslada a Berlín. En 1931 se inscribe en la ción del orden de la vida siguiendo estancias espiritua- carrera de medicina de la cual estudia sólo un año. les de creación y destrucción, génesis y apocalipsis. Un Posteriormente, ingresa en la Escuela de Artes y ofi- cios (Kunstgewerbeschule) de Berlín-Charlottenburg 4 Wassily Kandinsky, De lo espiritual en el arte, Barral editores, donde transcurren sus estudios de historia del arte, Barcelona, 1977, p. 122. doctorándose con una tesis sobre Ferdinand von 5 Norbert Lynton, “Expresionismo”, Conceptos de arte moderno, Rayski, pintor del siglo XIX. En 1941 huye de la he- N. Stangos, comp., Alianza Forma, Madrid, 2000, p. 33. catombe propagada por la II Guerra Mundial y se 6 De esta fijación por la secta se desprende el hecho de que refugia en Tetúan, provincia de Marruecos. Después Itten se haya uniformado como monje y el registro de tal se en- de pasar cuatro años en territorio africano viaja a Es- cuentre plasmado en la famosa fotografía donde se le observa a él delante de uno de los cuadros realizados en la Bauhaus. Elaine S. paña, país en el que despertará su conciencia artísti- Hochmann, La Bauhaus. Crisol de la modernidad, Paidós, Barcelona, ca con plenitud. De 1949 hasta su muerte en 1990, 2002, p. 172. Goeritz vive en México produciendo su obra mejor 7 Ida Rodríguez Prampolini, El arte contemporáneo. Esplendor y lograda. En sus primeros trabajos, aquellos realizados agonía, Pormaca, 1964, p. 56. en Marruecos, es clara la influencia de los pintores 44 • LA PALABRA Y EL HOMBRE expresionistas, sobre todo en la temática trabajada: la ciudad. Delaunay, Klee, Feininger, Kirchner, Mei- dner, Heckel, Grosz, Kandinsky, Macke y Beckman, plasmaron la vida nerviosa citadina, proporcionando en el mayor de los casos visiones de agonía. Goeritz mantiene vivas estas imágenes e irrumpe en una “geo- grafía emocional, en la mirada de Europa vista desde el otro lado”.8 Las vistas de ciudad plasman una inten- ción de reordenamiento del territorio, aquel en el que Goeritz dijo sentirse sobre un vacío temporal. En una carta a su madre, el autoexiliado escribió: “Me sien- to como andando a través de un pasado remoto, en un extraño ambiente bíblico y no se cómo coordinar esta nueva realidad con aquella otra de la cual estoy huyendo”.9 La disidencia territorial de la que habla Mathias Goeritz, Gibraltar en noche de guerra, 1942. Goeritz revela la presente fisura trazada en las líneas de la historia. Una nueva guerra había comenzado La propuesta de Goeritz no hubiera sido posible sin el y no había restricción al anunciar que era la peor de cuestionamiento del papel que tenía la existencia del todas. La obra Gibraltar en noche de guerra (1942), impri- hombre en el universo: ¿Cuál era el rumbo que debía me en el cielo la angustia generada por el fuego de la seguir la humanidad? De este momento de duda, el batalla, arrojando deliberadamente restos de paisaje. cual remite a las preguntas filosóficas básicas, surge la A su arribo a la ciudad de Granada, España, Goeri- obra El ser y el cosmos (1948),11 la cual señala el instante tz desarrolla su primera serie de acuarelas y dibujos en que Goeritz se enfrenta al absoluto, una actitud con impronta religiosa.